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Mensaje por Kara Naraggandu 28/12/11, 01:12 pm

Me parece que hace siglos que no entraba en una taberna. Me parece increíble que haya pasado tanto tiempo desde que abandoné “La cabeza del Dragón”, pero es la primera vez que visito una taberna desde entonces.
Abro con cuidado la enorme puerta de madera y saboreo el olor a alcohol que se escapa desde dentro. Huele a historias, a familia, a infancia. Llevo el casco en la mano y el hacha a la espalda, evitando toda actitud amenazadora, pero aun así muchas cabezas se vuelven hacia mí cuando entro. No me molesta. Es normal. Ahora sé cómo debió sentirse Bauroth cuando llegó a la taberna. No debería haber pensado en eso. Los mejores momentos de mi vida se vivieron en la taberna, pero también los peores…
Por dentro, la taberna, es toda de madera. Una chimenea está encendida al fondo de la estancia y en las vigas de madera que sujetan el techo se leen múltiples carteles de mercaderes ofreciendo sus productos. Se nota que esta es una ciudad con movimiento.
Hay varias mesas repartidas por la estancia, abarrotadas, al igual que la barra tras la cual una muchacha regordeta y con una rizada melena rubia sirve jarras sin descanso. Tiene las mejillas coloreadas por el calor y el trabajo. Los hombres beben grandes jarras de cerveza mientras ríen y bromean entre ellos, incluso hay algunos a los que el alcohol ya les está empezando a afectar de más. Un hombre sale corriendo a mi lado y escucho como vomita al otro lado de la puerta. A otros podría resultarles repugnante, pero a mí me parece entrañable.
Encuentro una mesa apartada al fondo, cerca de la chimenea y me siento allí, dejo mis cosas cerca y me acomodo en el banco de madera. Levanto la mano en dirección a la chica rubia, que se da por enterada de mi presencia, y me pide que espere.
Me recuesto contra la pared mientras espero, y observo el ambiente de la taberna. Cerca de mi mesa hay otra ocupada por cuatro hombres. Todos ellos son corpulentos y visten cuero poco trabajado. Sus caras están cubiertas por mullidas barbas y en los ojos de los cuatro se ve ya el brillo de quien ha bebido de más. Se me escapa una sonrisa cuando uno da un golpe a otro y este se atraganta. Entonces uno da un codazo a otro y me señala con la cabeza.
- Hola, preciosa. ¿Cómo una niñita como tú, con tan poca ropa, en una taberna de mala muerte como esta? –dice con zalamería el que ha recibido el codazo.
Entonces llega la chica rubia, con las manos en sus anchas caderas.
- ¿Cómo que “taberna de mala muerte”? Mala muerte es lo que te mereces tú, borracho. Deja a la chica en paz.
Los otros sueltan una carcajada, y la chica se vuelve hacia mí.
- ¿Qué vas a tomar?
- Una cerveza, por favor.
Con una sonrisa se da la vuelta para dirigirse hacia la barra, pero justo uno de los hombres le da un pellizco en el culo. Ella se vuelve y le arrea una bofetada.
- Mueve el culo fuera de aquí, o te juro que mi padre se encargará de que no entres más aquí.
Todos se ríen mientras el otro se toca la mejilla magullada. La chica se va hacia la barra de nuevo.

- ¡UNA MIERDA! ¿Me oyes, niña? Que venga tu padre a echarme.
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Mensaje por Emilie Woodsen 28/12/11, 02:23 pm

Mi camino me ha llevado hasta las puertas de una taberna, un lugar oscuro y maloliente. Delante de la puerta hay un hombre vestido con pobres ropajes inclinado sobre un charco de vómito con un color sospechoso. Jadea mientras le vienen más arcadas. Giro la cabeza asqueada y oigo el asqueroso sonido que producía el contenido de su estómago al caer sobre el suelo de tierra.
Entro empujando suavemente la puerta.
El barullo de dentro es intenso y se me taponan los oídos por el contraste de sonido.
A mi alrededor hombres embrutecidos por la bebida vociferan pidiendo más comida que echarse al gaznate. La camarera no da a basto y suspira desesperada mientras corretea de una mesa a otra cargada de bandejas, esquivando las manos y los comentarios lascivos.
Me acomodo en la barra pegajosa teniendo un campo de visión amplio de la taberna. Veo cómo la camarera se dirige a una mesa cercana a la chimenea donde se encuentra una mujer joven semidesnuda con armas enormes. Acto seguido los hombres de la mesa más cercana comienzan a importunarla, a ella y a la camarera que les contesta de mala manera.
Uno de los hombres grita con bravuconería que no piensa marcharse acompañado de las voces de afirmación de los demás.
Me levanto en tensión de mi asiento. El chulo que gritó se ha levantado con un brazo en alto, parece dispuesto a darle un bofetón a la chica que lleva la bandeja. Ésta lo mira horrorizada.
- ¡No te atrevas a tocarme!
Retrocede y tropieza con la pata de la mesa que se encuentra a su espalda y se tambalea peligrosamente. El hombre avanza.
- No te atrevas tú a volver a amenazarme
Esboza una sonrisa mellada. Qué asco, le fatan los dientes de delante. Él vuelve a coger impulso con el brazo. Salto por encima de las sillas y lo aferro del brazo que se disponía a dejar caer encima de la indefensa camarera.
- Eh, será mejor que te relajes antes de que se arme mucho follón en un sitio tan pequeño.- Entrecierro los ojos para que vea que voy enserio.
El bruto se gira hacia mí con una mirada furibunda en los ojos.
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Mensaje por Kara Naraggandu 30/12/11, 06:44 am

Veo que el tío alza la mano. Todos mis músculos se tensan en el preciso momento en el que un fugaz rayo rojo aterriza justo al lado de él. Es una chica con el pelo rojo chillón y con unas extrañas ropas blancas que no he visto entrar, lo cual es extraño, pues tanto su color de pelo como su vestimenta llaman mucho la atención.
-Eh, será mejor que te relajes antes de que se arme mucho follón en un sitio tan pequeño.
La chica lo mira, amenazadora, mientras le sujeta la mano en el aire. La tensión se podría cortar con un cuchillo.
Entonces el hombre enseña los dientes. Puedo incluso ver el exceso de saliva que se va acumulando entre sus dientes. Se gira hacia la pelirroja despacio gruñendo como un perro.
-Suéltame. ¿Cómo te atreves a tocarme si quiera? Me relajaré cuando me tenga que relajar.
De un tirón se suelta. La camarera está con la boca entre abierta, como intentando decir algo que relaje el ambiente, sin éxito.
Sonrío un poco, supongo que la chica de blanco no frecuenta lugares de estos. En toda la taberna se ha hecho un silencio incómodo, aunque es extraño, porque en “La cabeza del Dragón” esta situación habría sido motivo de risas y todo el mundo habría opinado. Estos mercaderes de ciudad…
Dirijo la mirada hacia la chica, tratando de quitar importancia al asunto.
-Oye, chica, déjalo. Es normal, está borracho –ahora vuelvo la mirada, esta vez casi de reproche, hacia el borracho-. Y tú, haz el favor de irte y dejarnos en paz a todas. Que tu señora esposa te estará esperando.
“Y pobre de ella si así es…” pienso.
El hombre ahora se vuelve hacia mí con la misma mirada de perro hambriento. Pero entonces la camarera reacciona y empieza a hablar muy rápido y con un tono muy agudo y chillón.
-Venga, hombre, ya has bebido suficiente. Vamos, a casa. –y le empuja un poco por la espalda.
Pero no se mueve. Es más, los otros tres hombres se levantan y se ponen a sus lados.
-Ninguna mujer me dice cuando tengo que dejar de beber. ¿Me has entendido? Ninguna zorra como tú me dice que estoy borracho. ¿Quién te crees que eres?
Hablaba mirándome directamente a los ojos, con una mirada de furia y rencor, le había herido directamente en su orgullo. Entonces me pongo en pie y me acerco a él, señalándole con un dedo. Lo que antes me había parecido gracioso ahora hace que me hierva la sangre.
-Ningún hombre, ninguno en este mundo, me llama zorra. ¿Me has entendido, cabrón? Ninguno.
Cargo el puño y le doy un golpe en la nariz.
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Mensaje por Emilie Woodsen 30/12/11, 12:40 pm

La chica del hacha le ha golpeado la nariz.
La camarera chilla y se arma un revuelo en el bar. Los hombres que acompañaban al que ahora está sangrando por el golpe se levantan a socorrerlo.
Me meto de un salto en medio de la pelea (cómo me gustan los fregaos XD)
- Me ha pegado! Esa loca me ha dado un puñetazo! Ahora te voy a enseñar yo lo que es un buen puñetazo
Me abalanzo encima suya antes de que lanze su mano contra el cuerpo de la chica. Los otros me enganchan de los brazos. Pataleo y consigo darle a uno de una manera muy poco femenina en un lugar muy doloroso. Me suelta, caigo al suelo y salgo disparada entre sus piernas para hacerlos tropezar.
Algunos se tambalean.
Me levanto jadeante con dolor en brazo. Cuando miro descubro que debía de haber un cristal en el suelo que se me ha clavado. La sangre se desliza entre mis dedos. Uno de los hombres se acerca a mí preparado para darme un golpe. Rápida, giro una pierna y le doy en la parte posterior de la rodilla. Él brama cuando le flaquea la pierna.
(Kara la siento no me da tiempo a escribir más en este post, sigue tú y te prometo una espectacular ^^)
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Mensaje por Kara Naraggandu 02/01/12, 08:54 am

(Don't worry Wink )

La taberna es un caos. Ahora todo el mundo se tira copas, comida, incluso sillas a la cabeza. La pobre tabernera se ha escondido debajo de la mesa, repitiendo como una oración "Mi padre me va a matar, mi padre me va a matar". Las blasfemias y maldiciones, junto al crujido de las copas y platos al chocar contra el suelo, o contra las cabezas conforman la banda sonora de la escena.
La pelirroja da buenos palos. Aunque parece realmente ofendida...
Uno de los hombres acaba de caer al suelo tras una patada en la parte de atrás dela rodilla de la chica. Grita, no de dolor, sino de enfado. Parece que se va a lanzar contra ella, pero al pasar por su lado de doy una patada en la cabeza, dejándolo inconsciente en el suelo. Dirijo una mirada a la chica.
-Para ya. La tabernera no tiene culpa de esto, y es quien lo va a pagar.
Sigo caminando hasta la mesa donde se esconde la chica.
- Oye, chica, lo siento. Voy a sacar a todo el mundo de aquí, ¿vale?
La chica sale de debajo de la mesa, tiene la cara roja y parece a punto de explotar.
-¡¡¡¡FUERA DE AQUÍ AHORA MISMO!!!! Maldita sea, ¡todo es culpa tuya! ¡Tuya y de la chica rara del pelo rojo! ¡FUERA DE AQUÍ!
Doy unos pasos hacia atrás. Parece que va a morderme.
Me dirijo hacia mi mesa y mientras cojo el casco y el hacha me subo encima y me dirijo hacia la gente.
-¡Quien quiera seguir peleando, a la calle, y quien no, que se tenga la decencia de ayudar a recoger este estropicio.
No me había dado cuenta de que llevaba el hacha en la mano. Todo el mundo había desaparecido por la puerta antes de terminar la última palabra. Si no era por miedo, sería por vagancia. Solo quedan algunos borrachos que no pueden ni moverse, otros que no se mueven por la cantidad de palos recibidos, la chica pelirroja, la tabernera y yo.
La camarera ha desaparecido tras la barra y vuelve con una fregona, y resignada se pone a limpiar. Bajo de la mesa y se la quito de las manos para ponerme a limpiar yo misma.
-De verdad, lo siento. No pensaba que se nos fuese a ir tanto de las manos.
La chica me mira airada y se da la vuelta para irse.
Miro a la pelirroja.
-Gracias. Soy Kara, Kara Naraggandu.
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Mensaje por Emilie Woodsen 02/01/12, 12:57 pm

-Gracias. Soy Kara, Kara Naraggandu
Kara se alza amenazante con el hacha apoyada en su hombro. Sonrío irguiéndome mientras me tapo la herida.
-Yo soy Emilie, pero supongo que después de toda esta pelea en el mismo bando me puedes llamar Em.
Deslizo mi mano hasta la espalda donde llevo el armazón para la cicatriz y quito un trozo de las hierbas curativas para aplicármela en el brazo. Enseguida deja de sangrar. Me escuece.
La camarera nos mira indignada.
- y ahora ¿qué puedo hacer yo?
Parece estar a punto de echarse a llorar.
-No llores mujer, esto es normal en una taberna en un lugar tan alejado. Se junta toda la chusma violenta de los tugurios. A tu padre seguro que le ha pasado algo parecido.-Le arranco la fregona de las manos.-Y cuidado con echar la culpa a la gente que no ha hecho nada.
Parpadeo angelicalmente. Ayudo a quitar los restos de sangre y diversas sustancias que se han aposentado en las tablas y en las juntas de madera mientras tarareo divertida una canción animada.
Al cabo de un poco he limpiado la roña de varios años de una parte del suelo cercana a la chimenea. Espera... ¿he oído algo? Me dirijo a la ventana a asomarme en el sucio cristal empañado. Me había parecido haber oído un caballo en el exterior. Desde luego el barullo de los que, hasta hacía escasos minutos, eran los clientes de la taberna había amainado hasta reducirse a dos hombre cantando cerca de un farolillo en al puerta.
Nada sospechoso.
Aún así sigo con la mosca detrás de la oreja y me quedo tensa, prevenida contra cualquier posible ataque no esperado.
Vuelvo a oír el relinchar del supuesto caballo y yo, otra vez, me asomo en la ventana. Nada, ni un alma. Quizás estén fuera de mi ángulo de visión. Me dirigo a la puerta.
- No sé vosotras chicas, pero creo que hay un caballo fuera y dudo que esté solo.
Pongo un dedo indecisa, a saber que hay allí fuera o simplemente me estoy empezando a imaginar cosas. Tengo los sentidos en tensión por la pelea, seguramente sea eso y no un caballero oscuro o un noble en busca de pele en una taberna de mala muerte como esta. Puede ser que los hombres a los que les hemos dado una tunda sean sus allegados y venga en busca de venganza. Sacuda la cabeza. Ya estoy con mis tonterías. Agarro el pomo y tiro de la puerta de madera oscura.

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Mensaje por burdalesa 02/01/12, 05:14 pm

OFF: si no es problema, me incluyo en esta historia


ON:
era mas de media noche cuando desembarque en adysium. sentia que el olor a pescado de la barca que me trajo se me habia impregnado en la ropa, estaba echo un asco.
el viaje a la ciudad lo habia echo para encontrar a un mago elemental , el famoso Melkerynks, que me enseñara el arte de encantar con los elementos, un area de la herreria magica en la cual yo estaba atrasado. pero a esas horas no se podia molestar a un mago, y en especial a un mago tan hermitaño como melkerynks, asi que le pedi a un hombre que estaba con su caballo que me llevara a la taberna mas barata con hospedaje que conociera. el hombre acepto por unas cuantas monedas y me dejo en la puerta de lo que imaginaba, una taberna de aspecto poco agradable y con varios borrachos en la puerta discutiendo.
me sacudi un poco y entre en el lugar, que aparentaba ser mas chico desde afuera. el lugar, a pesar de ser bastante pobre, presentaba el aspecto de abrir sufrido una pelea y en el habia tres chicas limpiendo aunque dos de ellas no parecian trabajar en el lugar y eran bastante exoticas.

me dirigi a la que tenia aspecto de camarera:

-disculpe señorita, le quisiera pedir una botella de ron con hierbas y si es posible hospedaje. me han dicho que tiene usted unos cuartos arriba.

la chica se encontraba sumerjida en sus cavilaciones, seguramente acerca de como arreglar el desastre de la taberna, pero yo no podia esperar para mojar mi garganta con algun alcohol.

-señorita, me ofrezco a limpiar su taberna si me da la botella la botella que solicito y el hospedaje, no se haga problemas puede confiar en mi. Me presento, mi nombre es Burdalesa- dije esto haciendo una reverencia muy exagerada para lograr sacarle al menos una sonrisa.

tome una escoba que estaba apoyada en la pared y me diriji a las otras muchchas ya que la camarera seguia bastante aturdida

-¿que a pasado aqui?¿ porque tantos destrozos?
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Mensaje por Kara Naraggandu 03/01/12, 07:41 am

OFF: No problem Smile Nos has cambiado un poco la trama que teníamos pensada, pero no pasa nada.

"-Yo soy Emilie, pero supongo que después de toda esta pelea en el mismo bando me puedes llamar Em."
Sonrío. Me gusta esta chica. Y de momento hemos hecho un buen equipo.
Se acerca a la camarera que está al borde del llanto. Pobre chica. En fin...
Reprimo una carcajada con el "parpadeo angelical" (OFF: anda que...)
Seguimos limpiando. La verdad es que hacía falta limpiar desde mucho antes de que la pelea se iniciase. Bajo las capas de mugre descubro una madera bastante bonita. Recojo algunas sillas rotas y otras cosas. De pronto veo que Emilie se pone alerta. Ha debido escuchar algo, así que presto atención.
Sí. Son los cascos de un caballo.

Me asomo tras Emilie a la puerta. Un muchacho baja del caballo y se dirige hacia la taberna con paso decidido, observando a algunos cuyas mentes nubladas aun no han encontrado el camino a casa.
Entra en la taberna. Es un chico con piel pálida y un peinado extraño. De primeras no me da mucha confianza, pero creo que hoy ese tío ha hecho que todo el género masculino me repugne.
Emilie y yo continuamos barriendo mientras lo miramos, acercándose a la chica. Le pide alcohol y posada. Luego se presenta con una reverencia que hace que se me escape una risa. Se llama Burladesa.
Se acerca hacia nosotras y pregunta:

- ¿Qué ha pasado aquí? ¿Por qué tantos destrozos?

Lo miro un segundo y me acerco, tratando de mostrar una actitud desafiante, dejo a un lado la escoba e inclino la cabeza minimamente, en señal de saludo.

-Ha habido una pelea de taberna. Lo normal. Pero ya que he sido responsable de ella, me siento con la obligación de ayudar a reparar los daños causados.

Me doy cuenta entonces de que el chico va armado. Dirijo una mirada rápida a Emilie, y luego dirijo la mirada al hacha que está un par de mesas más allá, junto a mi casco. No tengo que precipitarme. Él no ha hecho nada, todavía. Aunque la verdad es que tampoco sé nada de Emilie. Solo que ella me ha ayudado. Quizás lo mejor sea...

-Un momento. Aquí ninguno sabemos nada de nadie. ¿Qué tal una ronda de presentaciones?

Miro a los otros con una sonrisa.

-Yo me llamo Kara Naraggandu. Soy la última de mi familia. Me crié en la taberna de mis padres y busco la manera de ganar algo de dinero para poder viajar. Tengo interés en conocer las tierras sometidas. Me gustaría encontrar al maldito rey que dio la orden de asesinar a mi maestro, y a todo el que se cruzara en su camino, pues fueron mis padres los que se cruzaron.

Miro al suelo un segundo. Este sitio ya me trae suficientes recuerdos...

-Y tú, Em, ¿qué te trae por aquí?


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Mensaje por Emilie Woodsen 06/01/12, 12:46 pm

Ha entrado un muchacho en la taberna. Es un tanto extraño, lo rodeo un aura que no inspira demasiada confianza y lo miro curiosa.
Al poco se pone a limpiar con nosotras y mi mente se distrae. Oigo que hablan con Kara, que intenta entablar una conversación forzada que no tenga posibilidad de desembocar en más problemas. La miro de reojo sonriente. Qué maja es esta chica, si se pusiera más ropa seguramente evitaría más trifulcas, claro ir provocando es lo que tiene. Y yo de eso sé, mi trabajo en el circo se reducía a provocar que salieran a la luz instintos básicos del público. Silbo suavemente mientras muevo la escoba que acabo de adquirir con brío, meciéndome con delicadeza sobre la punta de los pies. Me pongo a escuchar a medias la conversación.
-Yo me llamo Kara Naraggandu. Soy la última de mi familia. Me crié en la taberna de mis padres y busco la manera de ganar algo de dinero para poder viajar. Tengo interés en conocer las tierras sometidas. Me gustaría encontrar al maldito rey que dio la orden de asesinar a mi maestro, y a todo el que se cruzara en su camino, pues fueron mis padres los que se cruzaron.
La observo por el rabillo del ojo y la veo dispuesta a dirigirse a mí.
-Y tú, Em, ¿qué te trae por aquí?
Me quedo un poco pensativa. Me está preguntando por mi pasado. En realidad no conozco a los presentes y está claro que, al no sabes yo sobre sus creencias, no puedo hablar libremente sobre mi poder. Igual me lapidan o algo similar. Encarno una ceja y pienso rápido una respuesta coherente y cuando me dispongo a responder el polvo del suelo que estaba barriendo se me mete en la nariz.
-A...a...a... ACHÚSSSSSSSSSSS
El cosquilleo en mis fosas nasales no cesa y me pongo a estornudar una y otra vez hasta que mi cara ha enrojecido y me escuece la nariz.
[-Oh, disculpadme. Quizás me da alergia hablar de mi pasado.
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Mensaje por burdalesa 06/01/12, 02:00 pm

La pelirroja empieza a estornudar y la joven de ligeras ropas nos pregunta sobre nuestra vida. Esta parece odiar al rey, algo en comun tenemos aunque yo odio a todos los reyes y amos. Solo esto hace que me caiga bien. Pero tampoco puedo revelar que estoy aqui en posicion de exiliado.

-Mi nombre ya lo saben, vengo de unas tierras lejanas a perfeccionar mi profesion, La de herrero-algo que no es totalmente mentira- Ahora mismo ya estoy medianamente instalado con una familia que aloja personas por unas pocas monedas, estas pueden alojarlas a ustedes tambien si lo necesitan. llegue aqui a estas horas porque vine a buscar a un mago elementista pero siendo tan tarde no creo que le alegre mi visita, esperare hasta el mediodia de mañana para buscarlo.

seguimos limpiando un par de horas hasta quedo todo limpio. la joven agradecida por nuestra tarea nos dijo que pidieramos algo, que iba por cuenta de la casa.

¿que les parece pedir una picada frugal y un ron o unas cervezas? aunque espero no esta abusando de la hospitalidad. sentemonos a conversar y comer que nos lo hemos ganado

dicho esto tome una silla y me sente mientras la joven preparaba nos traia una picada sencillita y unas cervezas.

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Mensaje por Kara Naraggandu 09/01/12, 01:25 pm

Me siento en una silla tras haber dejado la fregona. Es tarde. Tengo los huesos molidos. Pero antes no he tenido tiempo de beberme la cerveza y no me importaría charlar un poco antes de volver a los caminos a buscar un árbol al que arrimarme para dormir. No me apetece encerrarme en una casa y seguir debiendo favores. Necesito un poco de vida salvaje.
-Recuerdo que los bárbaros con los que viví durante un tiempo solían dormir al raso cuando estaban muy cansados. Decían que dormir sobre un lecho de hojas es menos reconfortante para los huesos, pero mucho más sano para el alma, que al fin y al cabo es la que controla el cuerpo.
La chica nos ha servido unas cervezas. No está contenta, pero seguro que no volverá a echarnos en cara nada. Hemos pagado nuestros destrozos.
Parece que quiere decir algo, pero no sabe cómo. Se rasca la cabeza y me mira. Sus mejillas llenas de pecas están sonrosadas.
-Siento haberte gritado antes. Y… gracias por ayudarme a limpiar.
-Tranquila. Siéntate y descansa. ¿Cómo te llamas?
-Ynne.
-Encantada Ynne.
Apoyo la espalda en el respaldo de la silla y dejo escapar un suspiro. Miro a los otros que están sentados en la misma mesa que yo. Formamos un extraño grupo, al calor de la chimenea, con las jarras llenas de cerveza y tras haber limpiado profundamente una taberna. La chica pelirroja no quería hablar de su pasado y el chico busca un mago… Sin duda alguna, a nadie le cuadraría ver a tal tropa juntos.
Entonces Ynne llama nuestra atención con un carraspeo.
La miramos y ella parece no encontrar las palabras exactas.
-Yo… Bueno. Ya que, bueno, habéis mostrado ser buena gente, me habéis ayudado y eso… Además, os he visto pegar a esos hombre –dice mirando a Em- y vais armados –dice ahora mirándonos a Burdalesa y mí- quería pediros ayuda.
Me echo hacia adelante en mi asiento mostrando interés. Ella se levanta rápido y va hacia las ventanas y cierra las contraventanas de madera. Cuando se sienta se acerca mucho para hablarnos de cerca.
-Hace unas semanas que un hombre viene por la taberna muy tarde. Me extraña que esta noche no se haya dejado caer por aquí. Cuando escuché los cascos del caballo me eché a temblar, como siempre que viene. No consigo acostumbrarme. Es de alta cuna, eso está claro por las ropas que lleva y su forma de hablar. El primer día que vino parecía muy cortés y amable. Me dijo cosas muy bonitas antes de pedirme posada. Cuando le dije que no podía ofrecérsela me miró con unos ojos que me persiguen en las pesadillas. Me agarró y me hizo daño. Tengo aun la sensación de su puño cerrándose en torno a mi brazo –esto lo dijo mientras se arremangaba la camisa, mostrando una enorme moradura justo encima del codo- se metió en mi cama y me dejó fuera de la habitación. Tuve que dormir acurrucada cerca del fuego. Me habría gustado que siguiese así. Los últimos días que ha venido me ha obligado a meterme en la cama. Cuando aparece sé que me espera una noche terrible, pero cuando no viene tampoco puedo dormir, aterrada por si escucho a su caballo.
Creo que no he parpadeado durante todo su relato, y cuando calla me doy cuenta de que he cerrado el puño tan fuerte que me he clavado las uñas en la palma de la mano. Entonces Ynne cae de rodillas al lado de Emilie que es la que más cerca de ella se sienta.
-Por La Dama, ayudadme. No puedo vivir así. Me ha amenazado mil veces diciéndome que si trataba de huir me encontraría, y que nadie se atrevería jamás a blandir una espada contra él, pues si lo hiciera no viviría para contarlo. Pero yo tampoco viviré mucho más si tengo que seguir soportando esto.
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Mensaje por Emilie Woodsen 11/01/12, 12:40 pm

Me limpio la nariz después de mi ataque alérgico.
Tomo asiento encima de una mesa con los pies colgando en el aire pues mi estatura no es suficiente para alcanzar el suelo. La camarera ha llegado y le ha comenzado a agardecer a Kara nuestra ayuda. Ynne, la posadera se llama así, nos cuenta una historia espeluznante. Coloco mi cara entre las manos apoyando los codos en mis rodillas elevadas escuchando atentamente, sorbiendo de vez en cuando el líquido violeta de mi vaso de cristal rayado.

--Hace unas semanas que un hombre viene por la taberna muy tarde. Me extraña que esta noche no se haya dejado caer por aquí. Cuando escuché los cascos del caballo me eché a temblar, como siempre que viene. No consigo acostumbrarme. Es de alta cuna, eso está claro por las ropas que lleva y su forma de hablar. El primer día que vino parecía muy cortés y amable. Me dijo cosas muy bonitas antes de pedirme posada. Cuando le dije que no podía ofrecérsela me miró con unos ojos que me persiguen en las pesadillas. Me agarró y me hizo daño. Tengo aun la sensación de su puño cerrándose en torno a mi brazo. Se metió en mi cama y me dejó fuera de la habitación. Tuve que dormir acurrucada cerca del fuego. Me habría gustado que siguiese así. Los últimos días que ha venido me ha obligado a meterme en la cama. Cuando aparece sé que me espera una noche terrible, pero cuando no viene tampoco puedo dormir, aterrada por si escucho a su caballo.

Entonces se derrumba llorando a mi lado, meciéndose desesperada.

-Por La Dama, ayudadme. No puedo vivir así. Me ha amenazado mil veces diciéndome que si trataba de huir me encontraría, y que nadie se atrevería jamás a blandir una espada contra él, pues si lo hiciera no viviría para contarlo. Pero yo tampoco viviré mucho más si tengo que seguir soportando esto.

Un escalofrío me recorre el cuerpo al oir la invocación a la deidad contraria a la naturaleza oscura de mi poder. No es normal que sólo por el simple nombramiento me ponga la piel semejante a la de un ave y el vello de la nuca erizado. Antes no me pasaba, esto está yendo a pero, tengo que encontrar una solución.
Ynne sigue derramando amargas lágrimas a mi lado. Me bajo de la mesa de un salto cayendo con elegancia en la punta de un pie. Le acaricio el pelo suavemente.

-No te preocupes. Igual te podemos echar una mano, yo por lo menos estoy dispuesta.- me giro hacia la puerta.-Ese hombre...¿viene todas la noches?
Menudo cretino deberá de ser. Me lo estoy imaginando, seguro que tiene bigote y un porte altanero. Un niño de mamá que se merece que le den dos buenas tortas para que espabile de una vez. Claro esta gente siempre se rodea de leyendas del tipo sanguinarios, pero en realidad los sanguinarios son sus subyugados que le hacen todo el trabajo sucio. La camarera solloza y gime mientras ruega nuestra intervención en su infierno personal.
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Mensaje por burdalesa 11/01/12, 04:30 pm

La joven camarera termina de contar su horrible historia de vida y yo ya tengo la mano puesta en la empuñadura de la espada. Los nobles son escoria, esto lo demuestra con creces por eso hay que eliminarlos a todos. No esperaba llegar y ya tener problemas con ellos pero no puedo deja que una joven sufra tanto por ese malnacido

-No tengo problema en matar a un noble si es necesario, hasta lo haré con gusto.

Me siento en la mesa y espero que pase el tiempo. Continuo bebiendo para calmar mi ira mientras observo a la camarera que esta sumamente nerviosa. Ella no esta segura si hizo bien diciéndonos esto pero su pena es insoportable. Pasan alrededor de dos horas hasta que se escuchan el sonido de un caballo, estos se escuchan cada vez mas espaciados y se frenan al llegar a la taberna, esucho el sonido de un hombre apeandose. Rapidamente me pongo la capucha de mi capa para que no se vea mi rostro y salgo de la taberna.
Al abrir la puerta veo un hermoso y enorme caballo blanco, con una silla llena de detalles dorados y un simbolo verde y rojo que probablemente sea el escudo de la familia. El hombre tambien tiene una capa pero su rostro se puede ver muy bien, rubio ojos celestes y una mirada que dice "soy superior a vos y lo dice mi sangre". Me apoyo en la pared de la taberna al lado de la puerta y miro hacia abajo. El torturador ni siquiera me mira y entra directamente en la taberna.
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Mensaje por Kara Naraggandu 13/01/12, 12:52 pm

Pasamos largo rato esperando. El chico parece bastante impulsivo, pero la verdad es que cortar la cabeza de un asqueroso noble con mi hacha es muy atrayente. Sin embargo... quizás habría que planear algo...
Entonces se escuchan los cascos de un caballo. Me levanto de golpe y veo como Burdalesa se levanta y sale de la taberna. Ni siquiera tengo tiempo de detenerle.
"Mierda, será inconsciente, ni siquiera hemos planeado nada..."
Dirijo una mirada a las chicas y las insto a que se acerquen a mí.
-Bien, si él quiere ir a su aire, genial, pero nosotras tenemos que prepararnos. Para empezar -miro a Ynne- ,tú corre a esconderte. Nosotras -miro ahora a Em- lo esperaremos aquí. Creo que para empezar no debemos ser agresivas. No sabemos como de fuerte es, ni qué intenciones trae. Es más, ni siquiera sabemos si es él...

-Tengo pesadillas cada noche con ese sonido, señora, es él...

Miro a la camarera un segundo y cuando escuchamos al jinete bajar del caballo ella suelta un pequeño gemido y escapa hacia la cocina, luego cierra la puerta con cuidado. Dirijo una mirada a la pelirroja. No la conozco. No sé nada de ella. No sé si tendré que salvarla o ella tendrá que salvarme a mí. No va armada y no sé si puedo confiar en ella.

Entonces escucho los pasos que se acercan. Supongo que Burdalesa aun no ha hecho nada. Estoy a tiempo de detenerle.

-Distráelo, yo me iré preparando. Si te ves mal, haz algún gesto y mi hacha estará en su cuello.

Le dirijo una mirada profunda, tratando de entender su mente a través de sus ojos, tratando de saber si me fallará o me apoyará, pero no me queda más remedio. Debo confiar en ella.

Me voy hacia una mesa apartada, algo escondida tras la barra, me coloco el casco y dejo el hacha preparada.

Entonces la puerta se abre de golpe. Un hombre alto con una armadura de acero decorada con múltiples florituras. Lleva la cabeza alta y un bigote espeso se acumula bajo su nariz.

Una larga espada brilla en el cinto del noble.
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Mensaje por Emilie Woodsen 18/01/12, 03:32 pm

Burladesa sale de la taberna. Qué chico más impulsivo, deberíamos haber pensado un plan. Mi mente ágil salta de una posibilidad a otra pero Kara se me adelanta.

-Bien, si él quiere ir a su aire, genial, pero nosotras tenemos que prepararnos. Para empezar tú corre a esconderte. Nosotras lo esperaremos aquí. Creo que para empezar no debemos ser agresivas. No sabemos como de fuerte es, ni qué intenciones trae. Es más, ni siquiera sabemos si es él...

Ynne sale corriendo, con cierto alivio, por una puerta localizada en el fondo. Mientras, Kara se ha medio ocultado en las sombras de una mesa esquinera, lo suficiente como para no ser lo primero en lo que se fije el hombre cuando entre, pero destacando lo necesario para que el brillo de su hacha sea visible. Me siento en una silla frente al fuego pretendiendo no destacar (cosa imposible debido a mi pelo). Oigo chirriar a la vieja puerta de madera, los goznes chillan debido a la presión ejercida por una mano enguantada en rico cuero decorado con filigranas de oro. Lo observo de reojo, apenas ladeado mi rostro para preciar todos los matices que puedan afectar a una posible lucha. El hombre es tan obviamente adinerado... Viste deslumbrantes ropajes, símbolo del derroche que, seguramente, consume corazón. Sus ojos son pequeños y mezquinos, reflejando las profundidades de su mente. Los ojos son la ventana del alma y ,en este caso, necesitaban un buen limpiacristales. Su porte era altanero y miraba con suficiencia el oscuro lugar.

-YNNE! VEN AQUÍ!- vocea.

Sólo le responde el silencio. Su altanería apenas le ha dejado captar nuestra oresencia. Ynne no responde ni hace acto de presencia, gracias a los dioses (o a quien sea). El noble comienza a sulfurarse, debe ser la primera vez que alguien no acata sus deseos.

-YNNE, YA ESTÁS SALIEDO DE DONDE QUIERAS QUE ESTÉS!!!- Su vozarrón me retumba en los tímpanos.

Se está empezando a sentir incómodo y humillado, además en público. Mira a su alrededor confuso y ,al verme, enrojece de ira. Está quedando a la altura de las pelusas delante de gente "inferior". Decide salirse por la tangente. Esboza una sonrisa estúpida y murmura:

- Estará preparándose.

Lo miro levantando una ceja, respondiendo a su sonrisa con sorna. Esta acción hace que aumente su ira. Lo noto en el cambio de su postura. Se intenta controlar, ya e sun mérito para él. Empieza a moverse cada vez más nervioso y toquetea el pomo de su impresionante espada engarzado en joyas. Me tenso.
Él avanza lentamente hacia la puerta por la que se fue Ynne.
-Tal vez no sea buena idea.
-Quién eres tú para decidirlo?
- Y tú?
-Halius, hijo de Zahfagiel conde le Ýbernan.- se infla como un palomo-y deberías hablar con menos insolencia ante una persona tan importante como yo.
-Debería hacer tantas cosas...
Mi respuesta ha estado muy lejos de lo que él esperaba.
- Pagarás tu descaro!
-Si le pagara a todo el mundo lo que le debo no terminaba nunca.
Halius avanza pesadamente hacia mí.
-Tu poco respeto es propio de una niña, quizás aún ni hayas sentido que es ser una mujer. Pareces más ardiente que Ynne. Ella sólo llora.

Uy, quiere fiesta el hombre. Desde luego conmigo no lo consegguirá. Me levanto veloz y me deslizo, esquivando sus manos que intentan agarrarme del pelo. Mi sitúo a su espalda dejándolo despistado por mi movimiento. Se gira tan rápido como le permiten sus pesadas ropas.
No desenvaina la espda pues no tiene intención de matarme... aún. Pero sí saca un pequeño puñal de hoja fina que me alarma. A saber que sustancia puede impregnar el brillante metal afilado. No saco mi puñal, no lo veo necesario y la planta de la que proviene el paralizante no abunda, no debo malgastarla en una trifulca en la que ni siquiera me han herido. Salto encima de una mesa y justo cuando el noble se abalanza sobre mí salto hacia el techo. Mis rodillas se doblan y los músculos de las pantorrillas se tensan, tendones y carne se anúan mientras recorre mis venas un estallido de fuego y adrenaliza que me disparan hacia mi objetivo. Una viga de madera baja. La agarro con ambas manos. Siento las astillas clavarse dolorosamente en mi piel, haciéndome arañazos que empiezan a sangrar. Siseo de dolor. Ignorando mis cortes balanceo las piernas como un traoecista y enlazo mis tobillos un tramo más adelante de la viga. Al soltar las manos me llevo en ellas un puñado de astillas sangrantes clavadas profundamente en mi piel. No puedo volver a agarrarme sin escurrirme debido al líquido vital que fluye a través de mi heridas. Examinos mis posibilidades y son todas arriesgadas. Finalmente decido que le estoy dejando demasido tiempo para pensar a Halius y me dejo caer. La sensación de caída encoge mi estómago pero dura poco. Mis pies impactan en las tablas de la barra que crujen lastimosamente bajo mi peso.
Halius ha desenvainado por fin su espada y se dispone a atacarme sin ningún tapujo ni temor. Traza un arco encima de su cabeza con los ojos llenos de ira. La espada es muy peligrosa y parece saber blandirla con maestría.
No me queda otra opción.
Una leve música que proviene de mi cerebro inunda mis oídos. Me dejo llevar, como en trance, balanceándome suavemente sobre mis pies.
Poco a poco, con cuidado, elevo mis brazos, echo para atrás mi cabeza... y empieza la danza. Ahora quien maneja la situación soy yo. El hombre me mira embobado, su mente está receptiva al cambio. De repente un dolor agudo y repentino me cruza la espalda como una saeta de fuego. Me desconcentro sorprendida por el dolor más fuerte del que estoy acostumbrada. La ilusión apenas creada empieza a desmoronarse mientras la sangre de mi maldiciñon empapa mi espalda y se desliza por mis piernas.
Halius parapadea como un bobalicón. No he tenido tiempo de manejar su menre y ahora está más enfurecido si cabe. Se tambalea medio mareado por mi intrusión en su ser mental.
Estoy agotada. Mi poder consume mis fuerzas cada vez más rápido. Halius, es un fuerte guerrero después de todo y se repone antes de lo que me esperaba. Me pilla de sorpresa y me agarra por el cuello.
-Es tu fin.
Aprieta su mano que me rodea toda la garganta. Siento la sangre agolparse en mi rostro. Consigo decir con un hilo de voz:
- Kara...ahora!- Y mis ojos empiezan a cubrirse de manchas negras.
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Mensaje por burdalesa 19/01/12, 04:51 pm

La pelea parece estallar en el bar, las jovenes impetuosas no debieron recibir al noble como se debe. No son malas pero uno no puede atacar a un hombre poderoso con gran habilidad en las armas asi como asi. Les faltan años de lucha que yo tengo encima a pesar de mi edad, esto lo se bien ya que todos mis amigos murieron por su pueblo y sus ideales.
Me acerco al caballo y acaricio su crin, hermoso animal que no tiene la culpa, pero no hay otra opcion. Desenfundo mi espada my le corto la garganta, elo animal lanza un grito de dolor que debe entrar con potencia a la taberna.
Dentro del lugar con olor a alcohol parece detenerse el enfrentamiento, el noble sale por la puerta hacia afuera para saber lo que paso con su caballo y yo lo espero con mi ballesta en mano a 15 metros, imposible fallar y el lo sabe.

-Querido Señor, lamento no haberlo recibido como se debe, perdone a las chicas, ahora vamos a entrar y discutir su situacion. No queremos que pase nada desafortunado verdad?- todo esto se lo digo en un tono ironico y con una sonrisa gigante como la luna.

El noble arroja su espada con una expresion de asco y odio, levanta sus manos y entra a la taberna, conmigo apuntandole, al primer movimiento, mas de un dardo le atravesara la espalda. Les sonrio a las jovenes y todos entramos, El hombre se sienta en una mesa y yo me pongo a cinco metros de el con la multi-ballesta preparada.
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Mensaje por Emmanuel Dorian 21/01/12, 08:32 pm

Off: me gustaría unirme, si no es inconveniente ya que la historia me parece interesante

ON: Me encontraba durmiendo en la calle, después de un largo viaje, cuando un relincho de caballo fuera de lo normal me alertó. Guiándome por el sonido y por mi intuición, llegué a la puerta de una taberna un tanto cochambrosa. En el suelo, tendido estaba el cadáver del caballo al que supongo había oído.

-¿Quién habrá hecho algo tan atroz?

En la escena encuentro una espada tirada en el suelo, pero no parecía la causante de la muerte al caballo. Sin dudarlo, cojo la espada y la guardo colgándola de mi cinturón. Me decido a entrar pero no sin antes tensar mi arco con su respectiva flecha. ¿Quién sabe que puede haber ahí dentro?.
Al entrar me encuentro una escena un tanto extraña:
2 chicas, una de ellas armada con un hacha bastante voluminosa y 2 hombres, uno de ellos sentado en una mesa, y otro apuntándolo con la ballesta.
En un acto de valentía llego a pronunciar:

- Voy a hacer tres preguntas,1º ¿Quién ha matado a un pobre animal indefenso? 2º ¿Por qué lo ha hecho? Y 3º ¿Por qué puñetas estas apuntando a ese hombre con una ballesta?-termino las preguntas mientras me giro hacia el ballestero, esperando la respuesta a la 3ª pregunta rápidamente
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Mensaje por Kara Naraggandu 18/02/12, 07:41 am

OFF: Lo siento, lo siento, lo siento!!! Soy un absoluto desastre, pero ya estoy aquí. =S

ON:
-Kara, ¡ahora!

Mi hacha lleva un rato en mi mano, cargada, en este momento me dispongo a girarla para asestarle con el mango un golpe en la cabeza, solo tengo que esperar a la señal.

-Kara, ¡ahora!

Mi grito de guerra se mezcla con el espeluznante sonido que viene de fuera y que hace que el hombre suelte el cuello de mi compañera. Es un relincho de un caballo, pero no uno normal. Es casi un grito, un último lamento. Mi hacha cae al suelo mientras el hombre que cuyo único objetivo era estrangular a la pelirroja hacía apenas unos segundos, sale disparado por la puerta.

Me acerco a Emilie.
- ¿Estás bien?

Entonces veo que el noble entra con las manos en alto, seguido de Burdalesa que le apunta con una ballesta. No puedo creerlo. Veo por la rendija de la puerta el cadáver del caballo en el suelo y dirijo una mirada de infinito odio al que apunta con su arma.

- ¿Qué se supone que estás haciendo? Lo teníamos controlado. ¡¡¡ESTABA TODO CONTROLADO!!! "Perdona a las chicas", nada tiene que perdonarnos, y tú menos, ¡maldito descerebrado!

Me vuelvo al noble con la furia a flor de piel. Está sentado, contemplando la escena, con una mueca torcida en la cara.
Entonces escucho un sonido. La puerta de la cocina se ha abierto ligeramente y la joven camarera asoma por ella.

- Serás desgraciada... te dije que no pidieras ayuda, o de veras la necesitarías... -dice el noble haciendo ademán de levantarse, como si no viera la ballesta que le apuntaba.
Lo agarro del pelo que lleva un poco largo y tiro hacia abajo para que vuelva a sentarse, echándole la cabeza hacia atrás.

-Aquí el único que necesita ayuda sois vos, caballero, si es que puede llamarse así a un ser tan despreciable como vos.

Se escucha otra vez la puerta. ¿Qué más puede pasar hoy? Por la Dama, ¿qué más?
Al escuchar la puerta la camarera vuelve a cerrar de un portazo y se escuchan unos gemidos antes de que un hombre armado con un arco entre. Sus rasgos son extraños, y no menos extrañas son sus orejas puntiagudas. En sus ojos no hay maldad, y tampoco en sus palabras. No disparará. No creo que lo haga. Y si lo hace creo que ya me da igual, pues no encuentro solución a todo esto. Así que simplemente me acerco con una sonrisa forzada, tras soltar al noble, habiéndole antes dirigido una mirada de advertencia, para que no osara moverse.

-Tomad asiento, señor, únase a la fiesta, pero si no os importa cerraré esa puerta para poder terminar esto sin más incidentes.

Me dirijo hacia la puerta con paso firme y la cierro con una madera que impediría la entrada a cualquiera.

Vuelvo a donde estábamos y dirijo una mirada a Emilie antes de encararme al elfo.

- Ya que sois vos el armado, y yo la indefensa en este momento, creo conveniente explicaros la situación antes de interrogaros. Bien. El caballero que está sentado hace la vida imposible a la tabernera que lleva este local desde hace tiempo. Ella nos pidió ayuda y nuestro compañero ballestero hizo su plan por libre, sin contar con nosotras, que antes de la masacre que habéis visto fuera teníamos todo controlado. En ese momento todo se convirtió en un caos , y como podéis ver, lo sigue siendo.

Hablo gesticulando mucho, moviendo los brazos y señalando a todas partes, sin darme cuenta, todo esto ante la flecha del elfo.

- Y ahora vos, ¿quién sois? ¿qué hacéis aquí? ¿de qué lado estáis? y sobre todo ¿qué pretendéis hacer ahora?
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Mensaje por burdalesa 29/03/12, 12:55 pm

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Mensaje por Kara Naraggandu 30/03/12, 12:31 pm

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