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Mensaje por Dulfary 14/11/12, 01:40 pm

"La gente buena, si se piensa un poco en ello, ha sido siempre gente alegre"
Ernest Hemingway


- Ayayai… - se quejó lo bajo, dejando un poco de aire en la nariz que fue expulsado al final, casi como si fuera una risa mal contenida. Pero le dolía. Y ni el Viento, ni la Sombra, ni el Equilibrio o el mejor adivino podrían decir exactamente que le dolía.

Una parte de Dulfary sabía que no solo era una queja de dolor. También era una anticipación a lo que estaba por venir. Tenía un grave problema, demasiado grave. Los ojos de la Orden y ojos que no quería sobre ella, lo estarían porque ya eran demasiados incidentes, en muy poco tiempo y todos relacionados de una forma u otra con ella como para que siguieran pensando que solo era coincidencia el que ella estuviera en tal o cual ubicación.

Estaba preocupada y aun así, al cerrar los ojos, además de sentir que se le irritaban y humedecían, veía la mirada de él, la severidad de su expresión, la satisfacción por lo que hacía. Movió despacio la cabeza para despejar los pensamientos e hizo algo inadecuado: tomó aire de forma profunda, un ademán de confirmación que estaba viva y se sentía feliz por eso.

- Au… - se volvió a quejar por las heridas, pero esta vez se quejó con una risa mezclada con la expresión y reírse también le hacía doler, pero le ayudaba a sanar. Eso explicaba por qué se mordía el labio aun riendo un poco, despacio y con cuidado de no hacerse más daño.

No era que le gustara el dolor, o lo disfrutara. Era algo más sencillo, para Dulfary era más fácil reír que llorar, burlarse de su dolor que simplemente padecerlo y sentirlo. El paladín junto a ella no lo entendía del todo, pero tampoco se complicaba la existencia pensando que fuera malo o bueno. Era su forma de afrontarlo y era tan válida como cualquier otra que no hiciera daño a los demás.

- No son muchos destrozos – dijo él, mirando la paredes ennegrecidas del templo en esa aldea perdida en medio de la isla – y el poblado se ha unido para las reparaciones. – el viento sopló suavemente, revolviendo el cabello de ambos.

Ninguno de los dos diría que si bien los destrozos eran pocos, las perdidas habían sido muchas. Dos paladines, tres guardias, un acolito que estaban ahora enterrados en el cementerio del poblado, mientras se decidía si sería cremados o no. Una acolita herida y en shock, un clérigo herido y sin energía para hacer uso de sus dones espirituales y una Iniciada mal herida.

- Me enviaran a casa? – preguntó Dulfary humildemente, con preocupación, de repente. Sabía que ese poblado, tan pequeño, antes tan pacifico, era y no era el mejor lugar para recuperarse, pero no era eso a lo que se refería.

- A los dos – dijo el paladín con calma.

- Me gustaba este lugar… -

- Es un buen lugar para retirados, pero ambos sabemos no que es para nosotros. A mí me llama el deber a zonas se necesite de más fuerza, de más acción física y menos comunitaria. Y tú… - giró la cabeza para mirarla y sus ojos se encontraron – sino me constara que eres una buena persona diría que tienes… no importa. Tú… - sonrío y le revolvió el pelo ganando otra queja con risa incluida de Dulfary – tienes demasiada energía para tanta paz – sonrío.

- Estarán bien sin nosotros – bromeo. Ya estaban bien, mejor, aunque que ellos dos llegaran hacia cuatro días. Suspiró – Espero que Marie se mejore pronto. Y sí, lo mejor es que regrese a casa, a Lytenberg, me gustaría volver a la biblioteca – agregó mirando el libro que descansaba en su regazo.

El Ángel Sombrío Un nombre que rayaba en la ironía, teniendo en cuenta la situación.

No había seguido con la lectura, le dolía la cabeza y el paladín había venido a visitarla. Ahora ambos miraban desde la colina más cercana, a la sombra de un arbol y recostados a su fuerte tronco, la muralla de madera del pequeño poblado, el camino que conectaba con el templo de la Dama lleno de personas que se movían con toda clase de herramientas para ayudar en su reparación; un poco más lejos, el galpón donde descansaban los caballeros, la guardia y paladines. Aunque la atención de Dulfary estaba en el templo, el cual había sido atacado hacia dos atrás, la noche del segundo día de haber llegado en comisión con el paladín, acompañándolo en una tarea que tenía él “a ver si aprendía algo”.
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Mensaje por Ireth 16/11/12, 10:50 am

Levanto la vista, lo único que había mirara a donde mirara era mar, un océano que parecía eterno, y eso la aterraba. Su nerviosismo era evidente, golpeaba las patas traseras contra las tablas del barco con insistencia, los marineros la miraban al pasar, tanto por el sonido, como por la curiosa imagen que representaba el ver a una mujer mitad caballo en la proa del barco, lo días pasaban, pero seguían sin acostumbrarse, al igual que Ireth no se habituaba a estar en una superficie en constante movimiento.

Se había enterado casi por casualidad, escuchar tras las paredes no era una costumbre que le gustara, y si cualquiera le preguntaba diría que solo pasaba por ahí, que estaba barriendo los pasillos, o limpiando los vidrios, que justo estaba cerca y escucho una conversación, la lectura de una carta recién llegada, los comentarios de los guardias. Los de la orden estaban tan acostumbrados a ignorarla que había veces que en verdad parecía invisible, y eso que por su tamaño nadie diría que podía pasar desapercibida.

Miro una vez mas al mar antes de darse la vuelta, que la única amiga que tenia en la orden se la pasara de problema en problema no le causaba ninguna gracia, mas bien estaba mas cercana a los celos.

- Tonta Arale – murmuro mientras caminaba por el barco – Siempre te vas de aventuras sin mi – frunció el ceño como una niña enojada, pero en seguida cambió a uno de preocupación. En realidad, por mas que había rogado para que la dejaran ir no sabia que tan grave era la situación, ni como estaba ella. La rubia sabia cuidarse bien sola, cuando practicaban siempre le ganaba gracias a su increíble agilidad, así que técnicamente Ireth no debería preocuparse por nada. Pero el mensaje hablaba de un ataque, de una pelea en un santuario, o algo similar, de un incendio... Pero no daban detalles, y eso dejaba a la centauro con mal sabor de boca.

No habían logrado que entrara cómoda en ninguno de los camarotes del barco, así que se había tenido que resignar a ir en una parte de la bodega que llevaba cargamento mas ligero, por las noches la ponía nerviosa estar allí, demasiado cerrado y con mucho peligro de que algo se suelte en cualquier momento y la golpee, pero mejor eso a rodar por la borda mientras dormía.

Ya habían pasado dos días desde que se había subido, no estaba muy segura de las distancias, pero creía que a mas tardar al siguiente día por la tarde tendrían que llegar ¿O no? Ya no se aguantaba estar en un lugar tan pequeño.

Saludo al pasar a uno de los marineros, el hombre se encontraba sentado en una de las barandas, afilando su daga para matar el tiempo, le sonrió y correspondió al saludo. Era el único que se había puesto a hablar con Ireth en todo el viaje, bueno, él y dos de sus amigos, aunque estos últimos mas por seguirle la corriente que otra cosa. No era algo que la deprimiera, bien sabia que si no fuera porque pertenecía a la Orden de seguro siquiera la hubiesen querido llevar, que le hablaran de modo amigable ya era un extra.

Casi llegando ya al castillo de popa encontró por fin al capitán, estaba revisando con unos implementos la dirección, pero la muchacha no entendía nada de esas cosas. Carraspeo para llamar su atención con educación, el hombre se giro y la miro con todo el respeto que era capas de demostrar, el cual no era mucho por cierto.

- ¿Que quiere? – Dijo mientras volvía a sus labores.

- Jaja, buen día para usted también, Capitán! – Respondió la centauro sonriendo contenta, no es que fuera tonta, entendía bien que su presencia molestaba, pero al mal tiempo buena cara, y que los demás fueran mal educados era problema de ellos – Quería saber si ya estamos por llegar... Ammm... Es que ya vamos mucho tiempo viajando, y en verdad tengo una enorme urgencia por llegar – Lo miro aun sonriendo de oreja a oreja – Pero la verdad es que me perdí desde el mismo momento que dejo de verse el puerto, jajaja, así que ¿Ya llegamos? – Casi parecía una niña.

El capitán suspiro agotado antes de contestar.

- Ya estamos cerca, “Señorita” Al parecer le costaba encontrar el termino adecuado para referirse a la muchacha – Ahora, déjame tranquilo, mientras mas tiempo me distraes, mas tardamos en llegar – Hizo un gesto con la mano como despidiéndola.

- A la orden! – Ireth saludo con una especie de reverencia y se alejo del lugar, si ya estaban por llegar pronto podría ver a Arale, y le daría un buen golpe por meterse en problemas todo el tiempo y no invitarla, eso seguro.
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Mensaje por Dulfary 17/11/12, 03:04 pm

El paladín le dirigió una mirada profunda, mientras Dulfary mantenía la suya en las personas que iban a ayudar en las reparaciones. Era consciente de su mirada y aun así no la regresó, no por vergüenza, ni por miedo. Se trataba de algo un poco inaudito, no sabía qué decir, no tenía nada que decir que no fuera un autoreproche y no quería caer en eso

- Dilo de una buena vez - incitó el paladín y Dulfary cerró los ojos, apretando el libro con sus manos. El silencio se hizo entre los dos por un momento más. El paladín esperó con paciencia a que hablara y el viento le acarició la piel dándole ánimos para seguir adelante.

Al abrir los ojos, el viento se volvió a alejar de ellos.

- Cuando regrese a casa, lo mas seguro es que me expulsen de la Orden... si no lo hacen altos mandos lo hará el señor Devan... - tomó aire de forma profunda y volvió a quejarse con una risita que se prolongó esta vez - es un desastre... no habrá quien crea que es solo coincidencia todo lo que ocurre alrededor mío. Si se les da por hacerme alguna prueba ridícula de esas para ver si tengo una maldición encima y eso - la mirada severa del paladín la hizo poner los ojos de vuelta en él

- Disculpa, estoy algo nerviosa. Cada vez que asumo la nariz en algun lugar algo malo pasa. Si no es una pelea con secuestro, es un paladín muerto, o un incendio o... como hoy, un poco de todo... -


- Cual paladín muerto? -

- Ese no es mío!!!! - se defendió rápidamente, con lo que logró que el paladín frunciera el ceño, en particular cuando se sujetó la herida por el repentino movimiento brusco - Con el problema de la taberna y el secuestro de Stregek, fuimos a dar a Kuzueth y encontramos un muerto en los pantanos, un paladín... - la mirada de Dulfary se tornó preocupada al ver el semblante del paladín y como este bajaba la vista con cierta tristeza.

- No solo no te quedas callada ni por equivocación, sino que no tienes una noción clara de lo que es el tacto - lo dijo con una sonrisa triste - me imagino que parte de lo que querían que aprendieras de mi es eso -

Levantó la mano para evitar que se disculpara.

- Supongo que no sabes de quien se trataba - la niña negó despacio con la cabeza, levemente sonrojada - Siempre es lamentable el perder compañeros de armas, hermanos de Orden, pero espero que no se trate de un buen amigo mío que estaba asignado a Daosh... hace varios años no lo veía, pero si fuera él, y con la muerte de Laia, somos cada vez menos los que quedamos con vida, de ese grupo con el que inicié mi vida en la Orden... -

- Lo lamento - dijo con humildad. Dulfary sí que sabía lo que era perder amigos, no solo en el tiempo y el espacio, sino por muerte. También comprendía a la perfección que en Comunidades como la Orden de la Dama, o el Clan Kazekage, siempre se siente y duele que existan bajas - Ojala no lo sea... -

- Sabes, las personas con las que serví en mis primeros tiempos han ido muriendo... solo uno desertó de la Orden y nunca más supe de él. Eso me hace sentir que el tiempo no pasa en vano. No falta mucho para que te asignen a tu propia cuadrilla y dejes de dar tumbos entre islas y, entonces, comprenderás un poco mejor el como se siente - ella ya sabía como se sentía, pero no podía decirlo en voz alta, ni baja.

- Me gustaría que me dejaran contigo más tiempo, pero supongo que hay mas cosas por hacer, asuntos que atender, ordenes que cumplir - Sobretodo las que tenían que ver con recolectar información de la Orden.

- Aun tendré que aguantarte un tiempo, al menos hasta que den respuesta a las cartas o que capturen al atacante. Un ser así no puede esconderse por mucho tiempo -

La sonrisa de entusiasmo que esperaba el paladín no se dio. Ni en ese momento, ni en otro. Al contrario, esa certeza la sumió más en sí misma, conforme los días pasaban, iba saliendo del cascaron de emociones para sentirlas más a flor de piel.

Solo el que la ácolita se levantara de la cama, la hizo entrar de nuevo en actividad, ayudándola en cuanto podía, consolándola en las noches cuando lloraba en silencio por la perdida de su amigo de infancia, aunque Dulfary sospechaba que estaba enamorada de él y por eso le dolía más.

Las conversaciones con el paladín era frecuentes, con la misma dinámica: ya no era ella la que se sentaba en la palabra, sino que él hablaba. Le contaba cosas, de su vida, de la Orden, de sus misiones y la alentaba a seguir adelante con el libro, del cual no había pasado de la pagina 50 en 5 días.

Al tercer día de esa conversación bajo el árbol, volvió el revuelo al poblado. Habían llegado noticias de Lytenberg, un barco estaba en puerto y había que tomar la decisión de quienes irían a recibirla.

La persona encargada, no fue Dulfary. Aun no estaba en condiciones de tomar camino, montar o ir en una carreta.
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Mensaje por Ireth 21/11/12, 11:54 am

¡Podía ver la costa! Ireth se sintió tan feliz al ver ese pequeño porción de tierra, que mas parecía un delgado hilo que una isla, que pensó en gritarlo a viva voz por todo el barco, pero en cuanto vio sus rostros adustos cambio de idea, regreso la vista de inmediato a esa franja marrón que se acercaba mas y mas, pateando las maderas del barco de vez en vez por la emoción.

Su superior estaba durmiendo, siempre estaba durmiendo, al parecer los viajes en barco no le sentaban bien, se la había pasado casi todo el trayecto en su camarote, vomitando, apenas probando bocado, y quitándose el dolor de estomago con vino, lo que lo hacia vomitar nuevamente. La centauro solo se animo a asomar la cabeza una vez, pero entre el olor y el mal humor del señor paladín prefirió no volver a acercarse, ella las tenia complicadas en las bodegas, pero al menos no se descomponía.

- Yo pensaba que los paladines se curaban – Le había comentado a uno de los escuderos del paladín – ¿No se puede sacar las nauseas?
- Puede curarse durante un tiempo, pero luego el mal estar regresa – Le contesto mientras fumaba en la proa del barco – Su única cura es poner los pies en tierra.
- Jajaja, la situación es bastante irónica. Bueno, la Dama sabe porque hace lo que hace – Y era mejor no irse de lengua tampoco.

Lo malo de saber que estas por llegar es que hace la espera mucho mas larga, la centauro no podía estarse quieta mientras veía que se acercaban, caminaba de un lado a otro, y volvía cada tanto a la proa a ver cuando se habían acercado. Ya había revisado su equipaje cientos de veces, aunque llevaba pocas cosas, sus armas, un cambio de ropa, su armadura, un broche con la insignia de la Dama. No necesitaba mas.

El Señor Berengier, el paladín responsable del grupo, salió de su camarote cuando estaban a poco de llegar. Se había arreglado lo mejor posible, llevaba un espeso bigote marrón oscuro, bien recortado y peinado, el pelo largo, atado firmemente, era bastante alto y su edad rondaría los treinta. Llevaba también su armadura brillante con el símbolo de la Dama, sus armas colgadas en el cinto y sus escuderos llevaban sus otras cosas como escudo y bolso. Se movía con mucha soltura considerando lo que debía pesar todo lo que tenia puesto, sin duda era un hombre con experiencia, aun así, podía notarse lo pálido que estaba, producto del viaje.

- Espero que estén listos, en poco mas estaremos tocando puerto – Tenia un leve acento que delataba su ascendencia extranjera, al principio Ireth tenia que hacer fuerza para no reírse como una chiquilla tonta, bastante mal le caía ya sin necesidad de que se sintiera ofendido por una simple risita que se le escapara.

La centauro estaba mas que preparada, si de ella dependiera se hubiese tirado ahí mismo por arriba de la baranda y nadado hasta la orilla. Pero se contuvo y espero a que desembarcaran como correspondía, fueron recibidos por un grupo de caballeros de la Orden, parte del grupo que había ido originalmente a la isla. Para decepción de Ireth, Arale no estaba entre ellos, pero no hizo comentario alguno, su superior estaba al mando y le correspondía a él entablar la charla, pero la centauro no pudo evitar pensar que tal vez no se había presentado porque algo grave le había pasado.

Fue un momento levemente incomodo cuando todos se subieron a las monturas designadas, aunque Ireth se lo tomo a gracia y camino junto a su caballo mientras los demás cabalgaban a paso lento hacia el lugar de los hechos, informándose sobre lo sucedido.
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Mensaje por Dulfary 21/11/12, 02:36 pm

Berengier, quien durante todo el viaje e incluso antes de este se había mostrado con la misma severidad que tenían todos para con Ireth, dejó ver esa faceta que lo delataba como líder del grupo en el que se encontraba la Caballero en el momento en que le hicieron entrega del caballo a Ireth.

El mozo de cuadra no tenía por qué saber que viajaban con un centauro, así que el haber traído montura para ella era un asunto menor. Lo que reprobó, y con mirada que le indicó al pobre chico que era una dicha el hecho que las miradas no mataran pero que a su vez lo dejó helado en e lugar donde estaban, fue que le hicieran entrega de esta.

Por la actitud jovial con la que Ireth se tomó el asunto del caballo, el asunto no llegó más lejos, pero cuando el pobre chico medio miraba a Berengier, esté le regresaba una expresión tan dura que pasaba saliva.

En últimas, hasta que el mozo no fue y pidió excusas a Ireth como era debido, Berengier no dejó de ser hostil con el chico. Centauro o no, cayéndole como le cayera, estaba bajo su mando y era un Caballero de la Orden y por tanto, por ambas cosas, merecía respeto.

El resto del camino, ambos paladines iban con el ceño fruncido. Berengier escuchando a Solydan. Llegó un momento en que Berengier se echó a reír y miró por sobre el hombro a Ireth y entonces Solydan levantó la voz

- Oh no!! Créeme que no! Es más, te la cambio! No creo que imagines – se echó a reír ahora él – a tu Caballero hay que adaptarse, mi Iniciada es un fenómeno atrae problemas –
- Olvídalo! Ya armé mi equipo y no la voy a intercambiar –

Con estas últimas palabras se dejó ver el poblado. Pequeño. Una sencilla empalizada que bordeaba un casería, con una estructura más grande en medio en donde funcionaba algo así como el ayuntamiento-hospital-sala de bailes. La empalizada no tenía portón alguno, solo se interrumpía en un espacio lo suficientemente amplio como para dejar entrar una carreta grande. En otro punto se volvía a interrumpir y dejaba ir un camino que primero pasaba por los sembradíos y luego se perdía en el bosquesillo. En otro punto, diametralmente opuesto a este último, se abría para un camino que luego se bifurcaba en dos, al templo y a la casa de guarnición para las fuerzas de la Dama, bastante alejada tanto del templo como del poblado.

- Bienvenidos dijo tan solemne como era de esperarse.

El templo, aun desde esa distancia, dejaba ver que había sido atacado con fuego. Que alguien o algo, trató de quemarlo hasta sus cimientos y casi tuvo éxito. Había aldeanos trabajando muy juiciosos en la reconstrucción.

Un clérigo de la Dama, con el brazo en un estibo daba indicaciones. Junto a él, una acólita que miraba en dirección contraria, a una de las colinas, relativamente cercana, a un árbol, en donde Dulfary estaba leyendo el libro que le dieran y no parecía haberse dado cuenta que había llegado la comitiva, la cual fue recibida y guiada a donde podían desmontar.

El libro que lía, El Ángel Sombrio bien podía pasar por una novela, pero Solydan había insistido en que lo leyera, ficción, novela histórica o mera literatura, era un buen texto para que empezara a tener nociones sobre estrategias militares y de guerra.

Básicamente trataba sobre la toma a una ciudad por parte de una cultura que tenía una creencia religiosa diferente y la forma en que ellos iban a resistir. El paladín quería que prestara atención a lo que se decía y ocurría con ambos bandos. Era ameno de leer, pero Dulfary no tenía cabeza para tal cosa.

Lo curioso era que ahora, que por fin se concentraba en el libro, encontró que de fondo tenía una historia de amor, entre nobles y se quedó a medio enganchar…
Spoiler:
Fue el turno de Dulfary para sonrojarse. Cerró el libro con aire compunjudo y prácticamente lo aporreó contra su regazo. Volvía a doler.

Levantó la vista del vacío en donde la tenía perdida y se fijo en la llegada de la comitiva. Era lo propio ir donde ellos y hacer acto de presencia. Sin embargo, lo único que impidió que se levantara perezosamente, fue notar entre ellos un caballo que no era caballo. De inmediato olvidó lo que acababa de leer y empezó a caminar a paso rápido hacia la caseta de guarnición, con una sonrisa por delante.

- Anda!!! Pero mira lo que trajo el oso! – dijo a voz en cuello, alegremente, cuando ya estuvo cerca.

- De donde sacas esos dichos – preguntó entre extrañado y divertido, uno de los soldados que también se acercaba.
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Mensaje por Ireth 23/11/12, 10:05 am

Ireth trotaba orgullosa junto al resto de los caballeros de la Orden, le encantaba ser parte de semejante grupo, tenían sus diferencias, si, pero aun así la centauro sabia que en cuanto la conocieran un poco mejor dejarían los recelos de lado. Al ver el gesto ofendido de Berengier la centauro confirmo su teoría, no importaba que tan enojados se vieran los humanos, al final se podía confiar en ellos, al menos como compañeros.

Sonrió de ese modo entre dulce e inocente que tenia ella pero no hizo comentario alguno, la defendió no una, sino dos veces, Ireth estaba a reventar de orgullo, hasta caminaba con la espalda mas erguida y todo. Ella no causaba problemas, o al menos no demasiados, seguía ordenes, y peleaba bastante bien, estaba segura que su presencia en el grupo era de valor. Pero sabia quien si los atraía como si fuera un imán, y era por ella que había hecho todo ese viaje, al escuchar el comentario del paladín le dieron ganas de empezar a trotar y empujar a los demás para que se apuren y llegar así mas rápido al encuentro con su amiga.

Aunque no se echo a correr si llegaron relativamente rápido al pequeño pueblo donde todo había pasado, parecía uno de esos lugares donde nunca pasaba nada, en contraste ahora todo el lugar estaba con mucho movimiento, entre la reconstrucción del lugar quemado y la cantidad de personas de la Orden que daban vueltas por todos lados.

Ireth miraba para todos lados, buscando a una muchacha de cabellos rubios y sonrisa alegre, y por suerte para ella no tardo en encontrarla. La centauro sonrió de oreja a oreja en cuanto la vio, separándose un poco de la comitiva para ir en pos de ella.

- Jajaja, oye, que a mi no me trae nadie, vine solita con mis cuatro patitas – Se reía mientras hablaba, acercándose a Dulfary contenta – Que fácil resulta encontrarte, Arale, solo tengo que ir a donde están los problemas, jajaja!

El comportamiento de ambas estaba por fuera de lo que los modales indicaban, pero las dos se caracterizaban por tener una interpretación muy libre de las reglas y lo que era socialmente bien visto. Cuando la centauro la tuvo al alcance le dio un coscorrón en la cabeza.

- Y eso es por irte de aventuras y no invitarme – Se cruzo de brazos, fingiendo estar ofendida – Yo muerta de aburrimiento entrenando en la Orden y tu aquí agregando hazañas a tu ya larga lista.

Era una envidia sana, resultado de las múltiples fantasías que tenia la muchacha. Una vez pasada la primera impresión hizo una revisión general de cómo se encontraba su amiga, y no le gusto lo que vio, no estaba herida de muerte, pero si debía dolerle bastante. Ireth frunció el ceño.

Los jefes de ambas las miraban algo mosqueados de que rompieran con los protocolos y poco faltaba para que las llamaran al orden.
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Mensaje por Dulfary 12/12/12, 03:51 pm

Los soldados y demás guardias asignados a la pequeña población, no tardaron en ponerse manos a la obra con el recibimiento de los enceres y vivieres que traían los recién llegados. Tras las presentaciones formales, quienes no se conocían entre sí ahora lo hacían y todos se pusieron manos a la obra.

Todos menos Dulfary que, en lugar de acercarse a saludar o colaborar, estaba conversando despreocupadamente con Ireth. Si Solydan iba a decir algo al respecto, se lo calló y desvió toda atención de su superior hacia el par de jóvenes, con tal de mantener en su sitio la sonrisa animada que por fin lucía la Iniciada, tras varios días de verla tan decaída. Sin embargo esta luminosa sonrisa no duró demasiado, lo que llevó al paladín a palmear en el hombro a su camarada, un mudo agradecimiento, del que Berengier no se dio por enterado, por traer consigo una amiga que le diera soporte mejor que él.

Pero, nos estamos adelantando un par de minutos en nuestra historia.

Dulfary, con su sonrisa por delante, casi se ríe con la respuesta de Ireth, lo que le hizo doler un poco claro está, y se olvidó por completo del descargue.

- Que va!! me vas a decir que nadaste desde tan lejos con tus patitas - dijo en son de broma, haciendo un mohín de inmediato - Oye!!!! que los problemas no vienen conmigo, solo llegan a donde estoy! pero no es que los invoque - no lo decía ofendida, solo se defendía jovialmente.

Prueba de su estado físico, fue que no esquivó el golpe que le dio Ireth, y no fue porque no lo intentara. Sólo no alcanzó a quitarse. Iba a protestar con su actual buen animo, pero un rápido análisis de lo que decía Ireth contra lo ocurrió, lo que realmente ocurrió yno la versión superficial que tenían todos, apagó por un momento la luz en sus ojos, cosa de la que se dio cuenta Solydan, a pesar que fue algo muy fugaz

- Por esta vez preferiría cambiarte el aburrido entrenamiento en Lytemberg por el ataqué que hizo, que nos hicieron - sonrió nuevamente, pero ya no era la sonrisa alegre y desbordada, aunque era franca y genuina llevaba un aire de pena, de la carga de un secreto que no se va a contar - además, no fue ninguna hazaña, si Solydan no interviene también me cortan la cabeza a mi - se acarició la nuca un poco incomoda - es definitivo, empiezo a creer que la estrategia de entrar por la puerta de enfrente, pateándola y a lo loco, no funciona - no lo pudo evitar, rompió a reír.

- Yo nunca tengo un plan, pero esta vez me pasé, menos mal bastó para darle tiempo a los verdaderos paladines -

Enfrentarse con alguien que se suponía era de su presente, ella no lo consideraba una hazaña, no había sido divertido y definitivamente, no era una aventura. Le dolía, su mirada, su ataqué, el que la hiriera y las heridas. Hablaba totalmente con la verdad, al decirle que prefería mil veces estar entrenando en algo aburrido en la Fortaleza, que el haber estado en ese poblado, en ese templo, en ese momento...

- Marie, está viva - lo dijo en voz alta, pero se lo decía a sí misma, mas que a la centaruo - se cumple de nuevo, lugar equivocado, momento indicado ... - suspiró sin mas.
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Mensaje por Ireth 18/12/12, 12:30 pm

Aun con la mano apoyada en la cabeza de Arale, ejecutando el golpe fingido, se dio cuenta que algo andaba mal, y no solo eran las heridas físicas. Tal vez era un sexto sentido, o intuición, quizás la sinceridad de la rubia era demasiado evidente a veces, como sea que fuere, Ireth se percato de que algo de lo que había dicho estaba mal, aunque no sabia que parte ni porque.

- Sin duda tienes que cambiar de estrategia, dicen que el humano es el único animal que se tropieza dos veces con la misma piedra, y eres el ejemplo perfecto de eso, jajaja – La primer idea de la centauro era que quizás Arale se sintiera culpable por no haber cumplido con su deber como correspondía, tal vez se sentía que había fallado.

Ireth miro alrededor y se dio cuenta que eran las únicas que se habían quedado hablando sin hacer nada, pero no podía evitarlo, hacia mucho que no veía a su amiga, y en ese mismo momento el deber quedaba en segundo plano en comparación.

- Tienes que contarme como sucedió todo – Dijo la centauro sonriendo – La información que tengo es muy escasa – Bajo el tono un poco y agregó – Se ponen muy pesados con eso de mantener todo en secreto – Concluyo la oración con una risita.

Tenían trabajo que hacer, sobre todo Ireth que no había sido enviada tan lejos solo para que se la pasara cotilleando, pero si bien la muchacha podía ser la más entusiasta y decidida de las trabajadoras, también podía ser la primera en escabullirse si consideraba que había cosas más importantes, y en ese mismo momento Arale era mucho mas importante que repartir provisiones o ayudar con los arreglos de los edificios.

- Creo que hasta Marie sabe cuidarse mejor que tu - Bromeo Ireth en un intento de quitarle ese aire entre apagado y nostálgico que tenia su amiga - Vamos, busquemos algún lugar tranquilo antes de que me atrapen para hacer algún trabajo pesado. – Imaginaba que por sus características tranquilamente alguien podría proponer usarla como animal de tiro – Ya me imagino arrastrando un arado – pensó en voz alta, pero la idea resultaba tan chistosa que se le escapo una risa.

Miro a ambos lados y como quien no quiere la cosa empezó a caminar hacia el templo preparado para los acólitos de la orden. Iba con gesto distraído, como si quisiera pasar desapercibida siendo una centauro en un pueblo de humanos. Pero la maniobra tenia una pequeña falla, y esa falla se llamaba Berengier, quien no tardo en darse cuenta lo que planeaba su caballero a cargo.

- Señorita Cillaro, a donde se dirige? Hay mucho trabajo por hacer, por la noche ya tendrá tiempo de hablar con su amiga – La distracción había funcionado durante algunos minutos, pero el paladín era implacable al momento de cumplir con su deber, y también, de hacer que los demás lo cumplan.

La centauro miro a Arale con gesto triste, casi parecía una niña haciendo berrinche, pidiendo ayuda para escapar, pero con un suspiro resignado cedió a la demanda.

- Será cosa de un momento nada mas... – Dijo para su amiga, aunque más parecía que se estaba consolando a sí misma.
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Mensaje por Dulfary 07/01/13, 09:05 pm

Dulfary no lo pudo resistir y estalló en risas con el comentario de la piedra. Ella era consciente que la gran mayoría de los humanos no solían aprender de sus errores, en parte por ello su Clan tenía trabajo. Pero no era esa triste cualidad de los humanos lo que hacía gracia

- No tienes idea de qué tan literal es esa frase conmigo - volvió a reír - en casa nunca me pasó, pero antes de llegar aquí, puedo decir a mi favor que no iba por el camino ni por un sendero y que a media luz todos los claros en un bosque se parecen y a nadie se le ocurrió quitar esa piedra del paso!!! - se quedó callada un momento - hablará muy mal de mi si digo que no fueron dos si no tres y qué estaba sola? - se sonrojó y volvió a reír

La sonrisa que siguió a la risa se fue haciendo cada vez más tenue, según como iba ordenando en su cabeza el cómo contar lo ocurrido, pero el solo hecho de echarles a perder sus ideales de conspiración, el buen animo se mantuvo.

- No es nada que deba mantenerse en secreto o que se deba estar ventilando. Debe ser vergonzoso para algunos, sería la segunda vez que se le escapa un agresor, solo que esta vez no fui a perseguirlo. Sin embargo, en tiempos de guerra, tampoco tiene nada de raro semejante ataque, creo, verás... - tomó impulso para continuar, asintiendo a la propuesta de ir a un lugar más tranquilo, ajena a la forma en que un soldado dio vueltas sobre sus talones, haciendo una mueca de "ok, mejor no lo hago" llevándose junto con él el arnés y las sogas con la que pensaba equipar a Irteh para que se uniera al trabajo antes que cualquiera de las dos (sobre todo la centauro) le diera una patada por la ofensa.

- Marie está en shock, no me extrañaría si después de esto viera su presencia en la Orden de otra manera... y ... - bajo ahora ella la voz - aquí entre nos, para ser una acólita es una histérica gritona, cuidado hace algo más que lloriquear - protestó a sabiendas que no era su opinión real sobre la futura cleriga.

Sus ojos rojos, ahora irritados, miraban fijamente el templo al que se dirigían y empezó a hablar despacio y en voz baja.

- Manejaba magia de sombras, no me atrevo a llamarla oscura... no quiero... además no es mago... sólo es parte de sí y... - calló cuando el paladín interrumpió con su llamado. Se giró hacia él y le sonrío, sin recibir una sonrisa a cambio - Oye, al menos tu puedes trabajar, a mi me obligan a tomar descanso y leer sobre estrategia militar en una novela casi rosa - la palmeó en el lomo para darle ánimos.

- Este lugar es divertido, ya lo verás. Muy tranquilo para mi gusto, pero divertido. Yo iré a ver a Marie, así no te interrumpo el trabajo -

Se quedó de pie en donde estaba, acariciando de forma distraída su costado más dolorido,mirando al grupo, la sincronía entre ellos a pesar que no siempre habían trabajando juntos. A un nivel en el que no distinguían los rangos ni los títulos, solo un equipo, manos laborando.

Las horas dieron paso a la noche y la reunión de los miembros de la Orden en el gran comedor asignado (que no obligatorio) para ellos tuvo como añadido, una Marie caminando como un pegote junto a Dulfary, quien sin ningún tipo de tapujo se fue directo a donde estaba Ireth

- Esssstoy - le sacó la lengua
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Mensaje por Ireth 24/01/13, 08:35 am

La primera impresión que tuvo Ireth es que Dulfary no solo no estaba siendo del todo sincera, sino que además pensaba con demasiado cuidado las palabras que iba a utilizar, dos signos que eran extraños de ver en su despreocupada amiga que siempre decía lo primero que se le venia a la mente. La centauro no era ninguna paladina, no podía saber si la gente le mentía como ellos, pero esto era una charla informal, no un interrogatorio, y aun así alcanzó para que las dudas y las sospechas surgieran a montones.

- ¿Por qué no quieres llamarla magia oscura...? ¿Qué es lo que te traes? – Pregunto Ireth con el ceño fruncido, no por estar enojada, sino por lo extraño que sonaba todo.

Pero tuvo que marcharse sin poder escuchar la respuesta, miro curiosa a Dulfary unos segundos mas, luego sonrió y agrego.

- Entonces ve y lee tus novelas cursis, y dale un saludo a Marie, ya la veré a la noche. – Dijo sonriendo como siempre, archivo la lista de preguntas que tenia en la punta de la lengua para mas tarde, cuando pudieran estar a solas.

Las ideas de Ireth estaban bastante acertadas, en verdad les servía mucho el tener a un animal de tiro que además podían decirle exactamente cuanto y como querían que se moviera sin tener que temer de que se asuste y corra o golpee a alguien. Claro que se lo pidieron muy amablemente, sin intenciones de ofenderla en lo mas mínimo. La centauro se empezó a reír sin mas y acepto, si en verdad podía ser de ayuda no tenia queja alguna.

Le colocaron unos arneses, ajustando bien el petral y la barriguera, aunque miro de modo asesino a cualquiera que se acercara a las riendas. De esa manera ayudo a correr algunos escombros, ramas grandes, y a levantar las vigas de las nuevas construcciones. Luego ya pudo sacarse el equipo y ayudar como todos los demás, transportando y repartiendo alimentos, mantas, e incluso divirtiendo a algunos niños que al principio la miraban con miedo, pero en cuanto se acostumbraron ya no la querían dejar ir.

Por la noche no solo estaba cansada, también estaba hambrienta, aunque nada de eso afectaba su estado de humor y cualquiera diría que tenia energía como para seguir toda la noche. Su llegada al gran comedor no paso desapercibida, como siempre, las mesas y bancos humanos no le servían de nada, así que prefería irse a un lado y comer de pie con su tazón en la mano. La perspectiva no la entristecía, al contrario, al ver llegar a su amiga considero que era lo ideal para que pudieran estar tranquilas.

- Jajaja, ya veo que estas, y acompañada! – Le dio la mano a Marie a modo de saludo – Lamento no haber podido ir durante el día a verte, me mantuvieron ocupada contra mi voluntad -–Miro a los lados, en un acto mas que obvio de secreto – Me debes un montón así de respuestas! – Dijo mientras levantaba la mano bien alto, para mostrar hasta donde le debía - Prepárate para no dormir en toda la noche – Agrego mientras le sacaba la lengua también.
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Mensaje por Dulfary 24/01/13, 08:31 pm

- No, no, no - dijo tímidamente una retraída Marie - la señorita Arale tiene que descansar, para que el resto de sus heridas se terminen de curar - protestó la acolita.

- Estoy bien, no te preocupes, en serio. Una noche de charla real no me vendrá mal... - sonrío de oreja a oreja viendo la expresión señuda de Marie - prometo que dormiré un algo y que me estaré tan quieta como se pueda para no dañar nada mas -

Marie abrió los labios para decir algo pero Dulfary la atajó

- Mira, ella es Caballero, así que tiene mas rango que nosotras, yo prefiero verlo como una petición y no como una orden como bien podría hacerlo y entonces no podrías hacer nada por evitar una laaaargo interrogatorio - codeó muy sutilmente a Ireth para que la siguiera en la idea - Eso sí! no haré nada para que me ponga la pata en el ... - miró a Ireth y cayó en cuenta que lo de pata aplicaba un poco raro en ella - no se vale!!! a ti te queda muy fácil ponerme una pata al cuello y no caerte si trato de hacerte un barrido!! Noo Marie! - se llevó la mano al afrente en posición dramática cuando Marie trató de nuevo de decir algo - no querrás que algo así pase - sonrío perspicaz, pero su sonrisa se borró de inmediato cuando vio los ojos de la futura clérigo llenos de lágrimas.

- No, no señorita Arale - sollozó y Dul volteó a mirar a Ireth y su expresión fue transparente "metí la pata, yo! no tú que tienes cuatro, YO!!! que solo tengo dos" - Yo no quiero que nadie más vuelva a tener el pie de otro encima - rompió a llorar y Dulfary de inmediato la abrazó para confortarla.

- Sí señorita Ireth... no creo que durmamos esta noche hasta se respondan todas las preguntas - suspiró con una tranquilidad que le supo extraña a sí misma, la misma paz, armonía mas bien, también fue afectando a Marie, sin que ninguna de las dos se diera cuenta.

Mas calmada la acólita y tras la comida, fue la misma Dulfary quien buscó un lugar en el que pudieran hablar tranquilamente, eligiendo la colina en la que había estado leyendo en días anteriores. Sabiendo que sería una noche larga llevó mantas, un poco de heno, bebidas calientes en un termo con piedra en su interior para conservar el calor y unos pocos bocadillos para pasar la velada. Le dio la mitad de las provisiones a Ireth y tras acomodarse ambas, guardó silencio por un momento.

Sería más fácil si le hacía preguntas... no sabía por donde empezar sin comprometerse.
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Mensaje por Ireth 25/01/13, 10:39 am

Sin duda era cierto que Marie se había vuelto excesivamente precavida y sensible, en cuanto empezó con sus reprimendas Ireth se la quedo mirando, no sabia si decirle que no exagerada y darle argumentos validos para defender su postura... O simplemente echarse a reír. Pero se contuvo y escucho los reclamos de la acolita con gesto de respeto y comprensión.

- Señorita Marie, le juro que no haremos nada que pudiera afectar o agravar las heridas de Arale, pero es que hace mucho que no nos vemos, por faaaavooor – Pidió la centauro juntando las manos como en una suplica, no podía esperar hasta la mañana siguiente, de seguro la harían trabajar de nuevo y otra vez no podría ver a su amiga, tenia que ser ahora.

Los rangos la tenían sin cuidado, y estaba a punto de protestar hasta que sintió los codazos de Dulfary, rápidamente cerro la boca, se cruzo de brazos en pose de “persona exigente” y asintió a todo lo que la rubia dijo. Pero tenia que protestar...

- Oye! ¿Y que culpa tengo yo de que seas pequeña y bípeda? – En tono indignado, aunque se olvido del asunto en cuanto vio que la muchacha empezaba a sollozar – No se ponga mal, Señorita Marie, yo no haría nada que pudiera lastimar a mi amiga, solo tendremos una charla informal, incluso podría servir para distraerla un poco, que cuando Arale esta sin hacer nada por mucho tiempo se enferma de puro aburrimiento – Abrazar le resultaba algo complicado en ese lugar, así que tuvo que conformarse con apoyar una mano en la espalda de la acólita, en un intento por consolarla también – Responderá solo lo que quiera, y quien sabe, tal vez sirva como un modo de quitar el veneno de la angustia que lleva dentro...

No había mucho mas que pudiera hacer o decir, terminaron con lo que quedaba de la comida, más tranquilas, en un silencio en cierto modo confortable. Luego siguió a Dulfary a la colina, se sentó semi recostada con las patas traseras hacia uno de los costados, agarro la manta y la puso en su mitad equina porque de vez en vez corría una brisa fría que la hacia tiritar.

Miro a su compañera, esperando quizás a que comenzara por algún lado, pero como los segundos pasaban y no parecía muy dispuesta, Ireth decidió darle una ayuda.

- Sabes, todos hablan “de un atacante”, pero nadie le pone siquiera un nombre, una raza o algo... Es como si una sombra los hubiese tomado por asalto y siquiera llegaron a reaccionar o algo similar... – A medida que hablaba, Ireth miraba de reojo a su amiga, fijándose en sus reacciones, y gestos – Tu estuviste ahí ¿Qué era exactamente? ¿Alguien sabe porque estaba atacando?

No le interesaba tanto la información, sino mas bien el que Dulfary hablara, que saliera de ese semi hermetismo en el que estaba desde que la encontrara mas temprano en la mañana.
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Mensaje por Dulfary 25/01/13, 02:14 pm

- Ja! es que te aprovechas de mi tamaño! - alcanzó a bromear sobre el asunto de bípedos y cuadrúpedos antes que Marie se pusiera dramática, a ojos de Dul. Por suerte se había calmado rápidamente y por suerte les había dejado ir a conversa a solas.

Ya en la colina se había sentado con la manta a sus pies, pero las rodillas recogidas a y abrazadas por sus brazos (que donde las abrace con la cabeza...) para poder apoyar el mentón en estas.

- De hecho así fue, los tomó por sorpresa. Yo solo estuve como siempre en el lugar equivocado en el momento indicado. Aunque fue un poco tarde para el acólito. - suspiró y se quedó pensando en la analogía de la sombra y no pudo evitar amagar una mueca de confusión, mirado al vacío, pero solo hasta que frunció el ceño ligeramente divertida continuó hablando.

- Naahg, esta vez no fue una sombra, la tunda que le hubiera dado sería mayúscula - dijo sin falsa modestia, más pecando de arrogante y confiada - y no solo yo, o quien quita, tal vez los muertos habrían sido más - Nadie sabe por qué atacó, no se llevó nada, no logró mas que generar miedo, es como si todo lo que quisiera fuera quemar el templo con las personas que se encontraran dentro, pero el acólito se defendió y los guardias y luego llegué yo -

No era toda la verdad. Sabía por qué los estaba atacando, porque odiaba todo lo que tuviera que ver con los dioses, la religión y derivados, porque siempre dijo que el mejor monaguillo era el que estaba carbonizado... estaba segura que lo decía de broma. Creía conocerlo bien, pero tras esa permanente mirada en donde no había piedad sino ira y odio ya no estaba tan segura

- Marie dijo que se trataba de un ángel caído, uno mutilado, pues solo tenía un ala - no admitiría que conocía la raza, no había forma de justificar el que tuviera dicho conocimiento - Tal vez la atacó a ella por preguntarle qué le pasó a su otra ala - escondió levemente el rostro entre sus rodillas para que una burlona sonrisa que contrarrestaba con lo vidrioso de sus ojos aflorara pensando en la posibilidad que así hubiera sido.

Sacó la cabeza despacio de donde la tenía, ya sin la sonrisa, pero si con los ojos vidriosos. Era una posibilidad remota lo del ala, pero sin duda Marie tuvo que hacerlo enojar, de lo contrario no la habría atacado. El recuerdo de las chismas de su kunai al cruzar su filo levemente con la espada de Kelisay la sacó de su ensoñación.

- No sé lo que era, pero tampoco llevaba una capa negra o hacía ademanes muy pronunciados de hechicero, por eso te decía que no era magia negra - esta vez si mintió; con alevosía y premeditación, pero el ritmo de sus palabras camuflaba muy bien la mentira - Todos los que practican magia oscura se parecen, no? -
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Mensaje por Ireth 06/02/13, 09:11 am

Ireth escuchaba con atención la historia de Arale, por suerte para ambas la noche estaba preciosa, podían pasar allí tanto como quisieran, aprovechando el silencio y la soledad que su acogedor rincón les brindaba. Susurro unos rezos en nombre del acólito caído cuando la rubia lo menciono, esperaba de corazón que su alma estuviera junto a la Dama ahora. Había dado su vida por la Orden, ya fuera en un ataque heroico, o porque no tuvo tiempo de reaccionar, no importaba eso, sino que una vida menos brillaba ahora en la tierra.

- ¡Que desalmado! – No pudo contenerse la centauro – ¡No solo había personas de la Orden, sino también gente inocente, y por como lo dices todo fue producto de un capricho! Espero que la Dama lo juzgue como corresponde – Los siguientes comentarios de Arale la hicieron ladear la cabeza mientras las pensaba.

Por momentos la historia le parecía muy coherente, pero por otro lado, siempre habían cosas que no terminaban de encajar, aunque Ireth no habría sido capaz de decir porque exactamente, movía la cola dando latigazos, espantando a algún insecto casual.

- No se mucho de razas, tal vez era un medio hombre pájaro lastimado... – Miro a su amiga algo sorprendida – Eso no justifica nada, Arale, es como si yo me pusiera a golpear gente cada vez que me preguntan por mi mitad equina, hay que aceptar que uno es como es, ya sea que tienes un ala o dos, da igual, lo que importan son tus actos, no como te ves... Y esta persona lo demostró con muchas cosas...

No era que pretendiera retar a su amiga, ni darle un sermón, pero tenia algo así como una indignación infantil dirigida hacia ese atacante misterioso que se había atrevido a lastimar inocentes sin motivo aparente. Todo podría haber terminado mucho peor, pero eso no quitaba lo malo que de hecho había sido.

Apoyó una mano en la espalda de su amiga, no podía acercarse mucho porque tenia que mover toda la parte de atrás y eso era incomodo, pero quería reconfortarla de alguna manera, decirle que nada de lo que había pasado era su culpa, y que la vida en la Orden era así. Pero no dijo nada de eso, solo alcanzó a darle unos mimos, en silencio, las palabras no podían en realidad reconfortarla, no podían curar lo que, para empezar, la centauro siquiera sabia.

- Mmmm, no creo que los magos oscuros vayan por ahí haciendo ademanes extraños, o con un cartel que los identifique – Retiro la mano y se cruzo de brazos, pensando – Bueno, de todos modos, investigar no es nuestra tarea, y al parecer la cosa esa se fue, así que tienes que recuperarte y dejar atrás lo que ya paso. Que de todos modos no tiene motivo de ser que te sigas torturando.
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Mensaje por Dulfary 10/02/13, 10:02 pm

Dulfary sonrió de forma serena, perdiendo la mirada en un horizonte lleno de verdes capos, suaves colinas y un cielo purpura salpicados de estrellas allí donde no pegaba la luz de las tres lunas, cada una de ellas en una fase diferente.

- No, por fortuna no había civiles, era muy tarde en la noche yyyyyy - soltó una risita - antes que preguntes si estaba haciendo cosas indebidas por fuera del barracón, sí, lo estaba haciendo. Seguía al perro de una niña que había escapada y lloró toda la tarde y... espera!! río con mas ganas estas insinuando que los de la Orden no son inocentes? volvió a reír, interrumpiendo con un "au" que se unía a otra risa solo para no quejarse otro poco.

Escuchando sus palabras, su mano en la espalda, ya que Ireth no podía moverse lo hizo ella, acercándose. Eso era lo que le faltaba, una amiga. Cuando se separó de Dante no tuvo con quien llidiar la perdida y ahora que sin duda se separaba de Kelisay no podía expresar en voz alta lo que sentía, el cómo la carcomían sus sentimientos, pero entre más lo pensaba, más notoria era para ella la mano de Ireth confortándola y como esa sensación iba pasando, se alejaba de ella y traía solo calma.

No era paz como tal, algunas ideas seguían revoloteando en su mente, pero se sentía tranquila a pesar de ellas, como si todo fuera a pasar, en algún momento, como si tal como decía la centauro: pudiera dejarlo atrás...

- Seguir... - susurró antes de tomar aire profundamente - Alguna vez alguna ve alguien te ha odiado porque de un momento a otro pasaste a representar todo cuanto esa persona detesta? Alguien que conocieras y que creías que te estimaba, quiero decir - no había tristeza en su tono, solo el inicio de una conversación
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Mensaje por Ireth 13/02/13, 01:41 pm

Al verla reír Ireth se sintió algo mas tranquila, ver a Arale seria era algo a lo que no estaba acostumbrada, y no quería acostumbrarse tampoco, si había algo que pudiera hacer para calmarla, lo haría sin pensarlo.

-Si estabas buscando el cachorro de una pobre niña entonces en mi opinión no estabas haciendo cosas indebidas, en lo absoluto. La tarea de una buena seguidora de la Orden es hacer el bien, sea en la medida que sea – Sonrió Ireth al decir eso, ya que más allá de que la Orden tuviera toda una serie de leyes y normas a seguir, ella tenía además su código personal, que estaba por arriba de todo eso – Jajaja, oye ¡No tergiverses mis palabras, malvada!

Se quedo pensando en las palabras de Arale, era una pregunta importante para la muchacha, eso era evidente, así que no quería responderla sin pensar cuidadosamente cada palabra. ¿Había pasado por algo así alguna vez? Siquiera se preguntaba porque su amiga tenía una duda como esa, y es que en ese mismo momento no le interesaba saciar su curiosidad, sino ayudar a alguien que necesitaba consuelo.

-Pues, lo más cercano que se me puede ocurrir es en las personas de mi tierra… Sé que me querían, y sé que preferían que me quedara con ellos, estoy segura que nunca entendieron del todo el porque me fui… Pero no podría asegurar que me odian, o que me volví algo que detestan… - Negó con la cabeza mientras decía esto – Creo que después de todo el ejemplo no es el correcto… Ellos no lo comprenden, pero no me odian por eso.

Ahora que su amiga estaba más cerca la centauro se animo a revolverle el pelo, intentando animarla un poco, aun con la mano apoyada en su cabeza bajo la vista para fijarla en los ojos de Arale, su mirada era amistosa, con un poco de ternura.

-Estas perdiendo tu centro, amiga, piensa en cuál es tu objetivo en este mundo, cual fue el camino que elegiste y porque. Si estás segura de tus motivos, entonces no tienes que amargarte – suspiro y torció la sonrisa - A muchos no les gustara, otros tantos te dirán que estas equivocada, y unos pocos lo aceptaran pero… La única que tiene que estar segura de todo eres tú, fija tu mirada en un objetivo y no mires atrás.

Como si quisiera seguir su propio ejemplo levanto la vista hacia el horizonte, algo perdida en sus pensamientos y recuerdos, muchos recuerdos.
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Mensaje por Dulfary 14/02/13, 02:48 am

Una frase resonó con fuerza y varias veces, de forma rápida, en la cabeza de la niña: Ellos no lo comprenden, pero no me odian por eso.

En su Clan, en su verdadera casa, tampoco lo comprendían. La forma en que Dulfary trataba de tomar camino, de encontrar su propia senda como le había aconsejada su madre, era un misterio para unos, desconcertante para otros, inapropiada para alguien más. Mucho de su comportamiento no lo entendían, y no solo ellos, por fuera, quienes habían conocido, tampoco lo entendían muy bien, pero lo respetaban de alguna manera o, por lo menos, no manifestaban en voz alta su preocupación al respecto.

Eso era lo que pasaba con el Clan. No la odiaban por ser diferente dentro de un grupo que ya de por sí tenía miembros muy diferentes. Se preocupaban por su diferencia y la repercusión que tendría para ella misma y para el Clan.

Solo que la forma de expresar esa preocupación era diferente. Si se miraba superficialmente (e incluso con un poco de profundidad) podía confundirse con desaprobación. Por eso Dulfary misma creía que lo desaprobaban.

- En casa se esfuerzan por comprender, pero no les queda muy claro. Esperaban que me dedicara al campo con la misma pasión y, que mi habilidad con el arado y el mimbre de encestar fuera tan alta como el tejido a dos agujas o la facilidad para correr - tal vez lo del arado y el mimbre se alejara un poco en analogía con el manejo y control de la Sombra y la determinación para segar una vida cuando esta amenaza el Equilibrio, pero en ese preciso instante no se acordó de la hoz para cortar el trigo que encajaba mejor con todo ello que el asunto de las cestas - Y aun así no le vieron problema a que aprendiera todo lo que quisiera enseñarme mi tío, creo – por un segundo dudó e incluso hizo una mueca de tal - Simplemente se preocupan, lo dejan ver de una forma que Ay VDama, a veces dudo mucho que lo comprendan -

En ese punto, iba a entrar a comparar con lo que vio en los ojos del atacante, pero guardó silencio y los ojos de ambas se encontraron.

La escuchó con cuidado. Palabras más, palabras menos, con lo engañosa que puede ser la memoria de alguien en la temprana infancia, no se alejaba mucho de lo que le había dicho su mamá. Tener clara la meta, pero escoger su camino, porque siempre existen mil formas de hacer una misma cosa.

Se quedó en silencio un momento. Más largo de lo que ella misma hubiera esperado. Acomodándolo todo en su interior, volviendo la vista al pasto, a una lombriz que tras asomarse se escabullía de nuevo hacía la seguridad de una tierra más profunda.

Silencio en la noche. Por un rato.

- Te voy a fastidiar con un secreto - miró a su amiga de reojo, casi como si esperara un regaño que no tenía porqué darse, sin embargo también era cierto que no le estaba pidiendo permiso para cargarla con lo que le iba a decir - no espero que me entiendas, pero... - el suspiro hondo le llenó los pulmones y la obligó a cerrar los ojos por un breve instante.

El aire la quemaba por dentro, la presión que ejercía el aire dentro de ella la ahogaba un poco, pero le devolvía la claridad de las ideas, de las emociones. Sabía que la tristeza que sentía (y en ese momento estaba adormecida) no pasaría en varios días, que a la menor oportunidad estaría decaída. Pero ahí, en ese instante, con el aliento pugnando por salir por donde fuera, no había un nudo en la garganta, no había el malestar de sus heridas en proceso de cicatrización, solo el suave viento nocturno, el arrullo de las cigarras en la lejanía y, contrarrestando el clima, el calor corporal (y emocional) que manaba de Ireth. Y diminuto y breve Edén nocturno.

Levantó la cabeza dejando ir el aire por la boca, mirando fijamente las estrellas como si acaso buscara en ellas la respuesta a una pregunta que nadie había expresado en voz alta. Y con mucha calma cerró sus ojos.

- La raza se llama kamael. -lo dijo despacio y con total suavidad - Y es una historia que no debió empezar, o que tuvo que terminar después que comenzó - se mordió ambos labios y pasó saliva - no aquí, no así -

La miró casi de frente y luego volvió la vista al frente, perdida varios grados por encima del lejano horizonte y el aire empezó a correr lentamente, antes de volver a entrar en un respiro mucho más normal y una sonrisa de alegre añoranza amenazó con convertirse en risita, sin llegar a lograrlo.

- Ahora es un punto que se suma a ese mapa que dedujimos y que me trajo hasta aquí. Una bifurcación que a fuerza de él y no nuestra, pues yo no impulsé, como debió ser, evoluciona las cosas y hacer avanzar la historia, la de él y mi camino, aunque... - volvió a mirarla y ahora la sonrisa fue traviesa, casi burlona - no puedo perder un centro que aun no he adquirido y ahí - le sacó la lengua - ya tengo ganancia -

Se estiró un poco acomodándose

- No puedo estar segura de nada, tampoco es que tenga que estarlo, apenas estoy tratando de plantearme para mí misma un camino, pero tengo fe ciega en el objetivo, sé que es correcto, aunque yo misma no lo sepa expresar para que otros lo entiendan. Pero como no estoy tan de acuerdo con algunos puntos del objetivo, estoy segura que las condiciones que quiero poner para ese camino, las herramientas con las cuales no me quiero apoyar está bien dejarlas a un lado. Mamá me dijo alguna vez eso mismo, tal vez con menos claridad que tú. Es solo que... no me importa que se haga más difícil, pero sí se hace un poco más solitario y no porque otros no quiera compartirlo sino porque no se puede abarcar todo y tarde temprano... unos se irán aunque no lo quieran y otros, te miraran con el desprecio con el que ya me han mirado... - hablaba tranquila, con ese ritmo relativamente rápido con el que parecía no faltarle el aire nunca, pero sin ningún tipo de entonación de angustia o tristeza, como si sólo, y en efecto así lo hacía, estuviera exponiendo un punto.

- Ayy sí, ya sé, soy complicada de entender a veces - aceptó.
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Crisol… Los dos lados del Crisol Empty Re: Crisol… Los dos lados del Crisol

Mensaje por Ireth 18/02/13, 01:24 pm

No sabía mucho sobre los orígenes de Arale, así que la centauro escucho con atención, contenta de poder averiguar algo más sobre su amiga. El asunto tenía mucho sentido en su opinión, era lógico que con padres dedicados a la siembra, esperaran una hija igual, pero los padres eran padres por encima de todo, Ireth imaginaba que habían puesto muchos “peros”, para al final aceptar algo preocupados la decisión de su hija de responder al llamado de la Dama.

-Aunque no lo entiendan, seguro están orgullosos de tener una hija como tu, estoy segura de eso – Su amiga era una mujer muy buena, no se le ocurría ni un solo motivo por el cual los padres podrían no estar gozosos de que sea su hija.

Se quedo mirándola cuando le “advirtió” del secreto, no estaba acostumbrada a que le hablara tan seriamente, en cierto modo se preocupo, pensando que tal vez Arale había hecho algo malo, o que le había pasado algo más de lo que ya sabía.

-Suéltalo, Arale, no debes preocuparte tanto… - Luego se mantuvo en silencio, dejando algo de espacio para que pudiera empezar a hablar cuando quisiera.

A medida que la escuchaba todo empezaba a tomar más sentido, todo lo que había dicho, el cómo se sentía, que pareciera tan deprimida y angustiada por solo un ataque… No era producto de que fuera novata, ni que estuviera solo impresionada por los ataques, o que sintiera remordimiento.

-Lo conocías – Dijo la centauro totalmente sorprendida, aunque luego no la interrumpió mas, es que la conmoción la supero en un primer momento, pero en seguida se calmo, Arale no necesitaba que le lanzaran sermones ahora.

No era el momento, no era el lugar, y sin duda no era el tema, pero Ireth no pudo evitar que se le escapara una risita al verla sacar la lengua, esa chica no tenía remedio, estaba totalmente triste, y sin embargo se levantaba, era digna de admiración.

-No es que seas complicada, es que le estas dando cientos de vueltas a cosas que tal vez son más simples de lo que crees, todo esto de tu… Amigo – Por lo que decía parecía más que amigo, pero al no estar segura, mejor ir en terreno firme – Te tiene muy confundida y hace que pienses tonterías.

Tomo aire para comenzar con el discurso, que si bien Arale era la más charlatana, inmediatamente después en la lista estaba Ireth.

-Puede que no estés segura de muchas cosas, es más, seguro un montón de asuntos los decides en el momento ¿Qué está bien? ¿Qué está mal? Nadie lo sabe, cada uno tiene su propia brújula, aun no encontraste tu meta final, pero sabes bien lo que estas dispuesta a hacer y lo que no ¡Eso es lo que importa! Si haces las cosas bien, nunca estarás sola, porque quienes son tus verdaderos amigos van a saber reconocer en ti la sinceridad y la grandeza que te caracteriza – Acompaño esa última oración con unos golpecitos en la espalda de Arale – Y los que no lo entiendan, con el perdón de la Dama, pero que se vayan al cuerno.

Agradecía el tener pulmones más grandes que los humanos para poder decir todo eso sin detenerse.
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Mensaje por Dulfary 18/02/13, 06:25 pm

El silencio cayó por un momento.

Los silencios con Dulfary eran peligrosos porque eso implicaba una retahíla más larga y/o enérgica. Y aunque en esta oportunidad eso no sería ningún tipo de problema, no fue el caso.

No había escapado a la mente de Dulfary lo primero que dijo Ireth cuando empezó a hablar. Conocerlo. Tampoco había escapado la entonación. No era una pregunta, era una afirmación, pero tampoco era una acusación o reproche. Era la aseveración de lo que ella no había dejado explicito; a su parecer tampoco implícito.

Por eso no asintió ni negó esas dos palabras.

Qué define que se conoce o no a alguien? Saber que existe y hablarle una vez? La relación de cercanía y profundidad en el contacto? No podría responder a la cuestión si le hubiera preguntado. Lo conocía sí... creía conocerlo, también.

Se miró la mano, la palma de la mano como si en ella tuviera lo más interesante de la existencia. La derecha. Sonrió. y su sonrisa se volvió risa. Creía conocerlo y ahora pensaba en la bofetada que le dio por atrevido.

- Me lo crucé un par de veces, sí - aunque no dijo cuanto tiempo duró ese par de veces, ni lo que hicieron en cada una, ni que una de ellas implicó una cena con el plato favorito de él, rissotto - Pasó por casa - mintió - me quise hacer una imagen muy diferente de él - mintió aun más convincente y su consciencia no pudo alargar la mentira aun más a su amiga, además que Ireth ya había tomado impulso para hablar y no quiso interrumpirla, sonriendo apaciblemente a sus palabras.

Pensaba en su brújula de sombras mientras hablaba, pero cuando dijo que se fueran al cuerno soltó la risa, de forma sonora - más bien escandalosa - al punto de hacerle doler todo, pero eso no impidió que se riera de buena gana al punto que alguna lágrima amenazara con salir.

- No puedo mandar a la mierda a mi gfamilia - lo dijo con más desparpajo que Ireth al mencionar "cuerno" - O la Orden o a Devan, pero entiendo tu punto - la miró con ojitos brillantes - Muchas gracias, amiga -
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Mensaje por Ireth 19/02/13, 10:11 am

Arale no parecía querer extenderse mucho sobre el tema, e Ireth no quería presionarla tampoco, era perfectamente entendible que alguna vez se lo hubiese cruzado por ahí, son cosas de la vida, tal vez hablaron un poco, o compartieron una comida y ya. Ahora se lo volvía a encontrar en una situación tan diferente, cualquiera se sorprendería. Para la centauro tenía mucha lógica el asunto así, y aunque intuía que algo mas podía haber, tal vez no era el momento aun de enterarse, tal vez ese momento nunca llegaría, su amiga tenía derecho a tener sus secretos.

-Bueno, si es cierto que no puedes mandarlos a volar, te retarían y se enojarían mucho… Y, no se tu familia, pero cuando Devan se enoja es mejor que corras, ni aunque te separen de él todos los mares de Jaspia estas a salvo – Bromeaba en un intento por relajar el ambiente – No me lo agradezcas, para eso estoy.

Y eso porque Arale era su amiga, naturalmente quería cuidarla y ayudarla en todo lo que pudiera, y además le debía muchas. Cuando había llegado a la Orden, totalmente sola, con muchos humanos prejuiciosos que no le dedicaban siquiera una mirada, la única que se había acercado de modo amistoso y sincero era ella, con ese modo entre gracioso y descarado que tenia de hablar, había visto en Ireth lo que realmente era, y no la había juzgado por su raza.

-Mi turno de quejarme – Dijo con resolución mientras se cruzaba de brazos – Ya estoy cansada de que solo me den misiones pequeñas para hacer ¡Quiero emprender una verdadera misión! Pero de las dos personas que podían recomendarme una ya no está – Su maestro original, el caballero Lohengrin, ya no estaba en la Orden y había perdido todo contacto con él – Y solo con que Devan me recomiende no alcanza –

Su tono era entre divertido y ofendido, en verdad amaba estar en la Orden, y solo por eso soportaba sus constantes agravios, cumplía con su deber a la perfección y sin quejarse. Pero el tiempo pasaba y seguían dejándola de lado, y había veces que en verdad la hacían rabiar.

-Van a dejarme encerrada en la central hasta que ya sea muy vieja como para hacer nada, y terminare mis días trabajando en los establos - Agrego en un tono que casi la hacían parecer una niña, con el ceño fruncido y la boca torcida – Yo podría hacer muchas cosas si tan solo me dieran la oportunidad de demostrárselos.
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Mensaje por Dulfary 20/02/13, 03:36 pm

Dul se rió con ganas de la mención de Devan.

- Créeme, es menos riesgoso decirle a Amaraia que le puede decir a la Torre que se vaya a la p...porra, que mandar al carajo a Devan. Es increíble la agilidad que se gasta para la cantidad tan absurda de años que tiene, au - volvió a reír un poco más y, aunque la risa se fue, la sonrisa se mantuvo cuando Ireth dijo que era su turno.

- Por supuesto, adelante - incluyó un ademan caballeroso que más que invitación a hablar, daba la impresión de invitación a entrar en algún lugar.

La escuchó con atención. Entendía su punto y, de alguna manera, ella misma había pasado por esa clase de situaciones, al menos por un tiempo, con el Clan. Con la Orden no había tenido mucho tiempo y de hecho, lo ideal habría sido estar en una situación como la de Ireth para hacer correctamente su labor de investigación.

Las cosas se habían dado de otra manera, sin buscarlo ni pedirlo (casi). Pero era aburrido, por no decir frustrante, estar en un lugar en donde la acción y las misiones deberían estar a la orden del día, cuando se sabe que se cuenta con las capacidades para hacer frente a lo que se presente, tanto física como mental y emocionalmente y te releguen a los establos solo por discriminación.

- Tu maestro - dijo casi sin interrumpir cuando enumeró a las personas que la podían recomendar. Esperó a que terminara de hablar y sopesó las opciones que podía tener Ireth frente a su problema.

- No es justo. Estamos de acuerdo, he visto a los más cretinos salir a sitios sorprendentes y solo porque sus padres mueven un poco la ficha, no todo debería moverse por recomendación. Tú crees que tu maestro regrese en algún momento? - por un instante, perdió de vista el hecho que desde hacia tiempo sospechaba que el maestro de Ireth era Lohengrin y solo al terminar la pregunta cayó en cuenta que sería de utilidad para terminar de salir de esa duda.

- Es que... se me ocurre algo mientras él regresa y te sirve de ¿aval? Dejar de esperar a que te den la oportunidad y buscar tú misma esas cosas con las cuales todos se queden con la boca cerrada o mejor aun, abierta -

Se giró hacia ella bastante animada, en un movimiento brusco que le sacó un mueca de dolor

- Hay que partir por lo más básico. Qué clase de misión quieres? - lo preguntaba con la ilusión de quien está totalmente convencido que todo es tan fácil como querer hacerlo para resulte exitoso
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Mensaje por Ireth 21/02/13, 09:16 am

Se sentía mejor luego de poder destapar ese rencor contenido que tenia dentro, y que no podía confiarle a nadie más que a Arale, ya que su posición era lo suficientemente precaria como para que encima se enteraran de que se quejaba. Suspiro aliviada y escucho la pregunta de su amiga mas relajada.

-Pues… No, no creo que vuelva pronto, y es una pena, porque era el mejor maestro del mundo – Miro hacia arriba pensando en el asunto – No me dieron detalles, en realidad, solo me dijeron que había tenido desacuerdos con la Orden y que había escapado, por lo tanto, que era un traidor… - Hizo un chasquido con la lengua, dando a entender lo que pensaba de esa versión – Eso es imposible, mi maestro jamás podría ser un traidor, era todo un caballero, como los de los cuentos!

Sentía en verdad mucha admiración por Lohengrin, era el que le había enseñado a pelear y quien le había prestado atención en los entrenamientos, le había enseñado mucho de su código moral, y más de una lección de vida… era para Ireth como un referente a seguir, como le gustaría ser.

-¿Qué tome la oportunidad en lugar de esperarla? ¡Eso suena bien! - No es que no lo hubiese pensado en las largas noches en vela, pero necesitaba a alguien que le diera el empujón, el sentir que no estaba sola en esa decisión – Me gustaría poder viajar y ayudar a los pueblos que tengan problemas, visitar ruinas abandonadas en busca de documentos secretos, o ir al frente de batalla… Pero por sobre todo el poder ayudar a las personas ¿De qué me sirve ser caballero si no soy útil a la sociedad? – Su idea de lo que era una misión estaba alimentado en su mayoría por los libros de cuentos, con una mezcla tenue de lo que veía al patrullar por la ciudad.

Aunque en realidad no tenía una idea acertada de lo que era tener una misión, si deseaba fervorosamente el poder demostrar todo lo que había aprendido, y que las personas que se habían mostrado amables y habían confiado en ella pudieran sentirse orgullosos.

-Sé que puedo… - Dijo mas para sí misma que para Arale.
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Mensaje por Dulfary 25/02/13, 12:36 am

Dulfary no podía evitar sonreír con la descripción que le daba Ireth sobre su maestro. Cada vez estaba más segura que se trataba de la misma persona que le había ofrecido su espada, solo recordarlo, ese momento, la sonrojaba un poco. Y es que, para la niña, Ireth tenía razón: encajaba perfecto en los cuentos sobre caballeros, sin importar la cultura o el reino, el encajaba.

Con esa misma sonrisa, pensaba en cual sería la princesa de un caballero así. Solo en ese momento cayó en cuenta que no se lo había preguntado, que era muy poco lo que sabía de la vida personal de él y muy seguramente Lohengrin de la ella (no tenía en cuenta los largos monólogos contándole mil cosas para narrar algo sencillo de utilidad).

- Hay un problema con las ruinas. No creo que pases por pasajes muy estrechos - dijo con su ausencia de tacto y diplomacia - pero las zonas aledañas siempre tienen cosas interesantes o eso dicen los libros en la biblioteca. Esa es una buena idea, si maese Darius ya deja entrar al archivo podrías buscar casos que por la guerra no se hayan resuelto o se hayan dejado de lado - cada vez hablaba más emocionada por verle una salida a la situación de su amiga - o ver que pueblos necesitan una mano para que no les caigan encima precisamente por la guerra, porque la verdad no me gustaría que te mandaran al frente de batalla solo por ser Caballero, sería muy triste si te pasara algo. Existen muchas formas de ayudar a las personas y no todas son combatiendo... yo... yo me alegro que Devan me haya prohibido sacar la espada de su vaina, en verdad prefiero no usarla, aun no estoy lista. Eso sí... iría contigo sin dudarlo a Ur Shalasti -

Casi sin darse cuenta, le palmea la mano.

- O puedes pasar tiempo conmigo y tarde o temprano te atraparan los problemas y... bueno, según como se mire te puedes divertir o no - se echó a reír traviesa.
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Mensaje por Ireth 27/02/13, 11:21 am

La falta de sutileza de Arale no hacia más que provocar risas en la centauro, y eso mismo paso cuando dijo que no pasaba por los lugares estrechos, se agarro la panza mientras paraba de reír y la miro muy divertida.

-Que feo de tu parte, ya sé que soy grande, no hace falta que me lo recuerdes, primero que tengo cuatro patas, ahora que no paso por los túneles, me vengare por todo esto – Siguió riendo un poco mas antes de responder - Eso es cierto, estoy segura que algunas cosas se les deben pasar por alto, tendría que buscar más información, mmmmm…

Era cierto que Ireth no estaba pensando en los peligros de la batalla, solo en hacer algo que demostrara que podía ser útil, y los riesgos eran grandes, estaba bien entrenada, y su estilo de pelea era extraño para los humanos acostumbrados a pelear únicamente con otros humanos. Pero aun así, en el campo de batalla la habilidad muchas veces era lo de menos.

-Jaja, tú no quieres que yo me ponga en riesgo, y yo no quiero que tú te metas en situaciones de peligro – La centauro apoyo la mano en el hombro de su amiga con cariño – Devan te dio un excelente consejo, siempre tiene que ser el último recurso al cual acudir.

Ella tampoco era fanática de usar la fuerza, y en realidad nunca había tenido que usarla fuera de los entrenamientos, tal vez alguna vez con algún ladrón o alguna persona que se pusiera excesivamente violenta en la ciudad, pero nunca había tenido que sacar la espada, por lo general bastaba con usar su fuerza equina y su presencia.

-Me encantaría pasar más tiempo junto a ti, así además puedo cuidar que no te metas en problemas demasiado grandes, jaja ¿Pero con qué excusa les digo que me manden a donde a ti te mandan?

Dentro de la Orden no eran libres de decidir a donde se les antojaba estar, una vez que hacían los juramentos correspondientes tenían que servir a la Orden y a su causa, estar listos y dispuestos a ser enviados a donde la organización lo necesitara en el momento que lo consideraran propicio… Claro que eso era en la teoría, luego estaba la realidad, que con la excusa correcta y los contactos correctos podías estar donde quisieras cuando se te antojara.
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Mensaje por Dulfary 02/03/13, 12:26 pm

- Hey!! que no lo digo de mala! - se defendió, un poco entre risas - solo señalo lo obvio... soy la reina de lo obvio - volvió a reír -además, en vez de verlo como un problema, puedes verlo como una oportunidad, no puedes ir a meterte en ruinas estrechas que cualquier hijo de gnomo puede explorar... - sus ojos brillaron con la emoción de la aventura y la ilusión del descubrimiento - ruinas realmente espectaculares, enormes, llenas de grandes cámaras con fascinantes secretos y trampas que sortear son las que merecen que te tomes la molestia de ir a ponerles el pie encima - la miró de soslayo - de hecho, los cuatro pies, no podrán quejarse.

Pasado el instante de risas se quedó pensando en lo que decía Ireth sobre el riesgo y el peligro.

- Siempre queremos cuidar a las personas que apreciamos. Así caigamos en la tontería de no predicar con el ejemplo, como yo... estoy segura que si me llaman al frente, esta vez no saldría con tantos remilgos, sino que pasaría saliva y aceptaría - no se refería a la Orden sino al Clan - jaja, cómo si tuviera opción de no hacerlo. No sé... las excusas sombran, por mi feliz que pasáramos mas tiempo juntas, a veces adentro son tan.... ains, no sé como decirlo sin sonar grosera, despectiva y dis..cri..mi..nan..te... no estaba segura de la última palabra, de hecho, al tratar de decirla y al terminar de hacerlo, se le antojó que la había inventado. Tampoco es que le importara mucho tal cosa.

Pero entones, volvió a su cabeza la razón por la cual estaba en la Orden. No era para formarse como Iniciada y algún día ser caballero o paladín. Tenía una misión doble de investigación y cuanto más tiempo pasara por fuera, metiéndose en sus típicos problemas, menos iba a averiguar.

- Ireth... yo sé que entraste a la Orden por vocación, porque como otros sentiste el llamado de la Dama pero... dejando de lado las actitudes tontas y cerradas de cerebro de algunos, por no decir la mayoría, cómo ves a la Orden? - lo dijo con calma, casi ausente, no por melancolía, sino porque le sabía mal aprovecharse de su amiga para indagar sobre el asunto,, de una forma diferente.

Quien dice que las versiones subjetivas no sirven para completar datos? ~ no respondan ~
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