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Mensaje por Dulfary 13/09/13, 11:10 am

Cuentan las historias, que había una vez en Ur Shalasti, dos heroínas venidas de tierras lejanas, trataron de someter las sombras y aberraciones que existían en el sombrío lugar llamado el Bosque Aullante, que provenían del desierto del Sur y del mar del Norte, que llegaron en una pequeña galera, miraron al volcán a los ojos y…

- Espera, espera, espera! No me jodas! No me puedes estar hablando en serio!! –

Solydan asintió despacio con la cabeza, no sin una expresión de preocupación

- Serás un paladín, serás mi superior, te verás lindo, me puedo morir de ganas por conocer a tu grifo, pero esto que nos dices va más allá de lo ridículo y lo absurdo! Y no me mires así que te lo mereces. El mismimo Darg pudo mandar la misión, pero es suicida –


- Cuida tus palabras Arale… - advirtió tan severo como siempre, pero aun con los ojos cerrados y tomando aire. Todo un logro para él lograr advertir antes que ella retomara su retahíla

- Oye, no sé si ustedes grandes comandantes lo notaron, pero esa isla pertenece al ducado del Triskel, digo, por si les interesa esos detalles en plena guerra, con las cosas como están, con lo que cuentan del lugar y, nos van a mandar a Ur Shalasti? A nosotras? El dúo maravilla-confío-en-todo-mundo-atraigo-los-problemas? Solitas, a tierras donde comen a la gente de la Dama cuando la guerra no los alcanza?? –

En ese momento, con esa última pregunta, Solydan abrió los ojos y los clavó inquisitivamente sobre Dulfary, Berengier se acomodó mejor desde la posición en la que estaba en la pared. Fue el fin de una discusión que solo estaba llevando Dulfary; para ellos ya estaba decidido.

- Que ha dicho Devan sobre esto? – la mirada de Solydan se hizo aun más acerada y Dulfary contra todo pronostico se la mantuvo. Era la primera vez que usaba la carta del respaldo de Devan, el instante tenso que le siguió fue roto por un suspiro de Solydan.

- Esto nos gusta tan poco, como les puede gustar a ustedes – dijo Berengier, apoyando una mano en el lomo de Ireth – Es una de las academias de Tricarnia la que ha organizado la expedición. Llevan años planeándolo y con la guerra sólo se han retrasado. No irán como miembros de la Orden, inventen nombres falsos, historias creíbles, no se separen de la Expedición y…

- No lo digas… - pidió Solydan casi a modo de agüero, pero Dulfary sí lo dijo

- No se metan en problemas… -

La misión era sencilla, no era vital y estaba pensada en darle a Ireth la oportunidad de probarse en el campo, así solo fuera como acompañante y observadora en una Expedición que había acordado la presencia de Lytemberg desde hacía meses, pero que por la guerra deberían manejar de otra manera. Adicionalmente, y de un modo improvisado, se enfocaba en poner a Arale lejos de todo lo que fuera un potencial desastre. Eso último no era una orden de la Fortaleza, era una idea Solydan y Berengier basados en lo que había ocurrido.

Ese par de muchachas no se quedaban calladas, eran una amenaza para la estabilidad mental de cualquiera, pero eran buenas en lo que hacían, si sacaban un listado de las cualidades y atributos de cada una, se completaban en lo que era una misión riesgosa en términos personales, pero secundaria e intrascendente en términos de consecuencias para Orden si acaso no salía bien: entendiendo “bien” como no culminar la expedición o perder algún articulo de interés arqueológico. Desde la Fortaleza, confiaban en que enviarían a alguien capaz de regresar por sus pies y sin una sola baja.

Se cuidarían entre sí, Arale había dado muestras de su entrega en pro de los compañeros e Ireth era muy hábil, inteligente y astuta.

Fue por esto último que un hombre regordete, con bigote largo y entrecano, vestido para ir a un safari en una zona más desértica o selvática que las áridas y agrestes tierras de Ur Shalasti, batía la mano llamando su atención, la de Ireth, llamándola “mi mercenaria favorita” en un tono y actitud que donataba una antigua familiaridad.

- Creo que es contigo, Jefe – la codeó burlona y señaló en su dirección. Verde como de costumbre, habían pasado de un barco de contrabando a otro y a otro y luego a un barco comercial que las había dejado en el puerto principal de Ur Shalasti.

Subiendo a toda prisa por la pasarela del barco, en contra vía la gran cantidad de personas que bajaban, agarró la mano de Ireth y la palmeó varias veces con emoción

- Que bueno que llegaron, que bueno!! Eh? Y el resto de tu banda? – Dulfary levantó la mano y saludó con una sonrisa que decía desde varios kilómetros: Nop, yo no soy mercenario.
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Mensaje por Ireth 30/09/13, 09:19 am

Sinceramente, la centauro tenía una mezcla de sentimientos en su pecho en cuanto escucho de que se trataba su misión, sorpresa, emoción, preocupación… Se había quedado muda, manteniendo la postura firme que se esperaba de una caballero cuando había un superior presentes. Al mismo tiempo, escuchaba todos los argumentos de su amiga, si, tenía razón en todo lo que decía, era todo cierto, las estaban enviando a un plan suicida, a territorio enemigo, y justamente a ellas que no podían mantenerse lejos de los problemas.

Pero a sabiendas de todo eso, aun así no se opuso, miro a Berengier cuando la toco, como si saliera de su ensimismamiento, luego se giro hacia Arale y esto fue lo único que aportó a la discusión.

-Es nuestro deber si así nos lo ordenan – Y lo afirmo segura, firme, porque eso era en lo que creía, para eso la habían entrenado, si sus superiores le decían que tenía que meterse adentro del volcán mismo solo para ver que había, ella se metería y luego les enviaría el informe.

No es como Ireth fuera el típico soldado que sigue ordenes sin pensar, tenía sus límites bien claros, nunca haría algo que considerada una injusticia, ni se aprovecharía de su poder con fines perversos. Pero si “solo” se trataba de una expedición que le podía costar la vida, entonces no tenía problema alguno en aceptar.

Sus nuevas identidades serían la de dos mercenarias de no tan alto precio, se la pasaron bien durante parte del viaje decidiendo como se querían llamar, cuanto iban a cobrar e inventándose gestos graciosos. Al final Ireth decidió que ella se llamaría “Lidian”, porque le sonaba lindo y que su gesto característico sería relinchar cuando algo le pareciera mal o una tontería.

Ahora, una cosa es lo que las muchachas planean, y otra muy distinta la que llevan adelante, quedó bastante claro desde el mismo momento que empezaron a actuar su papel que serían conocidas como las mercenarias mas charlatanas y simpáticas de todo Jaspia. Así es que fue trotando muy alegre hacia el hombre regordete, palmeándole la espalda en cuanto estuvo al alcance.

-Pues… ¡Aquí la tienes! – Dijo señalando a Arale – ¡Somos todo un grupo elite! – Agrego sonriendo de oreja a oreja, cosa que no cuadraba bien con la mercenaria dura y responsable que se suponía que era.

Llevaba puesta una chaqueta de cuero oscuro sobre una camisa blanca, sus superiores se habían encargado de las ropas, si hubiese dependido de ella seguramente se habría puesto hasta un parche en el ojo (aunque eso era pirata, pero a Ireth le resultaba maravilloso). Llevaba una espada corta en el cinturón y no había la más mínima marca que la señalara como enviada de la Orden, aunque en secreto la centauro llevaba su placa, bien envuelta y guardada en el fondo de su mochila.

-Somos tan buenas que no necesitara más que a nosotras – Afirmo orgullosa y dejando de lado la humildad.
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Mensaje por Dulfary 28/10/13, 05:53 pm

Dulfary se había quedado mucho tiempo mirando por la borda, pensativa, analizando bien lo que le diría a Ireth sobre lo que sería su coartada de cara a los arqueólogos e incluso a los Oficiales de puerto. Durante ese tiempo que estuvo tan meditativa, por alguna extraña razón no sintió las nauseas y mareos normales.

En cuanto tuvo claro lo que quería hacer, se volvió a acercar a la centauro y con una sonrisa empezó a narrar

- Bien, mi nombre es Dulfary y provengo de un Clan oculto a los ojos de todos pero que busca el Equilibrio, conocido por unos, odiado por los seguidores del Caos, desconocido para la gran mayoría y que es más antiguo que los ancianos ninjas - la mirada roja como demonio de la niña se quedó fija en Ireth por un instante antes de continuar. Le mencionó que se encontraba en el reino por orden de sus superiores, que venía de otro lugar, lejano, no dio el nombre, pero mencionó que un rey tirano había tomado el control y ahora todo era oscuridad y desolación en donde antes eran colore y alegría, que un grupo de su Clan, mejor capacitado que ella se estaba haciendo cargo de la situación, que ella misma estuvo ahí por error, que su hermano mayor estaba al frente de este grupo, pero desde el Consejo de Ancianos del Clan había llegado la orden de enviarla a un lugar menos complacida de tratar así que se embarcó al Mar de Jaspia a cumplir con la misión de recabar información, pero entre las cosas que pudieran pasarle, se encontró en la situación de necesitar dinero, así que, mientras ejerce de mercenario y guardaespaldas a quien pueda pagar, va cumpliendo con lo que le pidieron - Y si te preguntan, que no creo, ni siquiera a ti te he dicho cual es la información que estoy buscando - había sonreído, satisfecha y aliviada de contarle a su amiga la verdad a través de lo que debía ser una mentira.

Y aun así, era lo mejor, porque ya no tenía que explicarle a ella con historias forzadas, el porque en el momento de bajar de la rampa del barco, vestía a la usanza del Clan, un shozoku en tonos azul oscuro que le ayuda a su sigilo, llevando, como era su costumbre, la mascara de tela pendiendo del cuello y su fiel bolsita de armas ajustada a la cadera.

Con paso ligera le dio alcance al grupo y la cara del hombre que encabeza la expedición, que no te precio en su expresión de incredulidad, empezó a esbozar una sonrisa.

- Eh... bien, bien, tanto que mejor, prefiero las cosas sencillas. Pongamos en marcha, quiero empezar cuanto antes con el trabajo - la sonrisa ganó confianza en su cara y Dulfary aprovechó para hacer lo mismo.

- Nosotras también. Cuando partimos rumbo a lo desconocido? -
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Mensaje por Ireth 05/11/13, 10:02 am

Ireth escucho atentamente toda la historia de su amiga, haciendo gestos de sorpresa con cada nueva arista de la historia, cuando termino de contar no pudo mas que aplaudir emocionada, para luego echarse a reír.

-Jaja, nunca hubiese imaginado que tenias tanta imaginación! Es increíble! Deben ser esos libros que te mandan a leer, más que estrategia te están enseñando a crear muy buenas historias – La centauro siquiera sospechaba que la supuesta historia inventada de Arale, era en realidad su vida, le hubiese costado creerlo aunque se lo dijera en serio por varios motivos… Pero el principal era que no podía imaginar que su amiga le mintiera.

La centauro ajustaba las correas de su arma y su bolso mientras caminaban tras el rosillo caballero, ajustando el paso para que el pobre hombre no tuviera que correr, que apenas habían hecho unos metros y ya estaba traspirando. Por un lado a Ireth le causaba curiosidad saber cuánto aguantaría el hombre estando en ese estado físico, aunque tal vez sus ánimos fueran la energía que necesitaba para soportar.

-Espero que la respuesta sea “ya mismo” – Agrego Ireth al comentario de su amiga, no se aguantaba las ganas de poder conocer todos esos lugares ocultos y potencialmente peligrosos. Le daban ganas de empujar al grupo para que se apuren, sus dos piernas eran muy lentas a comparación de las cuatro de Ireth, Arale era la única que le mantenía el paso sin dificultad.

Miro a su amiga y le sonrió, estaban por emprender una gran aventura, lo sabían, seguramente sería algo que no olvidarían. Los riesgos eran inevitables, pero bajo ningún motivo dejaría que algo malo le pasara a Arale, ni al grupo que estaba bajo su cargo (aunque fuera con engaños), ese era su juramento silencioso.
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Mensaje por Dulfary 05/11/13, 01:53 pm

- No es lo desconocido, jovencita! - reprendió el hombre, sin dejar de caminar - Conocemos lo que puede haber allí, es una investigación arqueológica!! es que el jefe de su banda no le dijo nada? -

- Sí, cuando nos dieron el primer adelanto nos dijo eso, pero si es investigación es lo desconocido o si no, no estarían investigando. Quien es tan tonto de investigar lo que ya conoce? - se rió un poco y ni la mirada fulminante que le dirigió el hombre la cortó.

- Mañana a primera hora... - le respondió a Ireth, retomando su semblante amable, ignorando por un momento a Dulfary y agregó - Esperemos que en caso de necesitarlo, sus habilidades sean tan filosas como lenguas -

- Lo son señor, lo son - respondió Dul, aunque el apunte fuera hacia Ireth.

El grupo bajo su cuidado no lo estaba con engaños. Ellos, al menos el hombre regordete que las guiaba hacia la posada en la que estaba hospedada el resto de la expedición, sabía quienes eran. Tal vez no a profundidad, pero conocía que venían de la Orden, que estaban bajo sus ordenes en misión secreta, por cumplimiento de su palabra respecto a ese proyecto. Así como ese par de jovencitas tenían la misión de mantenerlos a salvo y apoyarlos en nombre de la Dama, el tenía el deber y responsabilidad de mantenerlas a salvo de ser descubiertas, no se fuera a agudizar el conflicto actual.
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Mensaje por Ireth 06/11/13, 02:22 pm

La centauro hizo gesto a Arale de que mejor no agregara nada mas, aunque luego se le escapo una pequeña risa por lo acertado del comentario, pero se suponía que ella era la más responsable del par (lo cual no era decir mucho), así que tenía que comportarse… Dentro de sus capacidades.

Se entretuvo el resto del trayecto siguiendo al grupo con paso alegre, mirando el poblado en el que habían desembarcado. Era un lugar humilde, no recibían muchas visitas, o al menos no tantas como las capitales, aunque algún que otro aventurero nunca faltaba. Comentaba con su amiga cada vez que veía algo interesante, con lo que lo último que podía quedar de sus fachadas de mercenarios se cayó por completo.

Y al llegar al lugar donde se iban a alojar surgió el mismo problema que tenia la centaura cada vez que salía: “¿Dónde iba a dormir ella?” Si bien estaban al tanto de su llegada, no era tiempo suficiente como para hacer un cuarto entero, así que fueron a la solución sencilla y ambientaron un poco el establo.

-No tienen porque preocuparse, es solo una noche, y dormir bajo las estrellas también se me da bien, de hecho, creo que se me da mucho mejor que dormir bajo techo como hacen ustedes, jaja – dijo Ireth para no preocuparlos.

Aceptaron la respuesta de la centauro, y es que en realidad no había mucho mas remedio, el lugar donde se quedaban era muy sencillo, con dos pisos, vidrios mal terminados, pisos de madera que nunca habían sido encerados y una viuda flaca y pálida como un fantasma como dueña. Lo primero que pensó Ireth era como lograba mantener el lugar ella sola, si parecía que se podría partir si respiraba muy fuerte, se lo pregunto a Arale, claro, entre murmullos mal disimulados lo que no les gano los favores de la Señora, por cierto.

Luego de una divertida cena con los arqueólogos, Ireth se fue a los establos, como no podía ser de otra manera su amiga la siguió y se quedaron hablando hasta muy entrada la noche, incluso cuando todas las luces se apagaron y solo se podía escuchar a los grillos cantando, ambas jóvenes intercambiaban pareceres, preocupaciones sobre la misión, sobre el futuro… Finalmente la centauro tuvo que echar a Arale, con la excusa de que si no dormía no tendría fuerza al día siguiente.

Poco después del amanecer estaban ya todos levantados y listos para partir, los exploradores rezaban para que nada pase, las muchachas tenían una sensación ambivalente, ya que una aventura sin riesgos no era aventura, pero que saliera alguien lastimado tampoco tenía gracia. Sea como fuere, lo que tuviera que pasar iba a pasar, no había como evitarlo.
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Mensaje por Dulfary 02/12/13, 12:24 pm

La travesía prometía aventuras. De todo tipo y eso, en cierta forma, tenía tensa a Dulfary.

La charla de la noche anterior había ayudado y mucho a sus nervios, pero el resto de la noche, tumbada en el sencillo catre, prácticamente la pasó en vela. No era un lugar desconocido relativamente peligroso. Era Ur Shalasti... el lugar donde el cuerpo de su amiga hacía cosas raras, lugar de cultistas, de criaturas raras

~ donde lo mataron a él, vale que no está muerto, si no, no habría hablado con él, pero casi... es un cascaron de odios vengazas que no lo llevaran a ningún lado ~ en ese punto había cambiado de posición en la cama y ya poco antes del alba, estaba sentada en la mitad de la camita mirando lejos.

Entendía que eso afectaría sus reflejos, pero simplemente no había logrado dormir.

Se unió al resto del grupo con una sonrisa fresca y tranquila que parecía reforzar la confianza del Líder del grupo y con las monturas emprendieron el camino. Sin poderlo evitar entabló conversación con las personas de la expedición, aprendiendo de ellas un detalle que jamás habría creído de otra forma: los suelos de Ur deberían ser los más fértiles ya que la actividad volcánica ayudaba a esto.

Pero lo cierto era que algo más ocurría en esa isla tan grande, ya que su cielo plomizo, sus tierras áridas y la sensación que se te secaban los pulmones de solo respirar su aire, desvirtuaba eso de tierras volcánicas tierras fértiles

- Tal vez si fuera solo un volcán, sería diferente, no? - le preguntó a Ireth en cuanto volvió a estar junto a ella y tras ponerla al tanto de lo que había aprendido.

Salir de la ciudad e internarse en el yermo, en sus exóticas dunas de ceniza, cada vez más lejos de la civilización, cada vez requiriendo mayor atención y concentración de las enviadas de la Orden, al menos hasta que llegaran a la primera parada segura, una pequeña aldea al interior de la isla, de los que otrora fueron otro más de los tantos grupos nómadas de la isla.
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Mensaje por Ireth 13/01/14, 11:06 am

Mientras su amiga charlaba con el resto del grupo, Ireth miraba los alrededores, cosa rara en ella, no buscaba charla, estaba alerta, a la espera de posibles  sorpresas. Decidió caminar despacio hasta poder quedarse  atrás de todo en el grupo, tenía sobre todo dos motivos, uno de ellos es que temía que los siguieran, y otro era que había notado varias plantas interesantes por el  camino y se detenía de vez en vez para recogerlas.

Spoiler:

La centauro no sabía mucho sobre plantas, pero había dentro de los estudios de la Orden una enseñanza básica sobre hierbas curativas de las distintas zonas de Jaspia,  nunca se sabía cuándo podría ser útil.  Cuando Arale  se acerco a hablar, Ireth estaba guardando una planta con flores fucsias.

-Quien sabe, tal vez la isla no existiría si solo fuera un volcán, estaría sumergida en el mar y tendríamos… ¡Aguas termales! ¡Eso sería increíble! Pondría a descansar mis patitas -  La capacidad de la muchacha para imaginar no tenia limites – Me sorprende como a pesar de ser un paraje tan desolado, la vida se abre paso ¡Mira qué bonita flor! Y si la aplastas bien puedes hacer un ungüento que sirve contra el ardor de las quemaduras -  También le sorprendía que los humanos hicieras asentamientos en una isla así, eran una raza maravillosa sin duda.

Tal vez las muchachas no se vieran como las típicas guardias, las que uno elegiría normalmente para que sirvan como protectoras de una caravana que irá por tierras peligrosas y desconocidas,  pero los títulos de caballero no se regalaban, y si habían llegado hasta allí era porque algo sabían hacer bien. Quizás ese aire infantil les sirviera después de todo… Ya que el peligro se acercaba.

Spoiler:

Dentro del corazón del volcán nada podía sobrevivir, nada que fuera de este mundo, sin embargo, había algo, aparentaba dormir tranquilamente, pero en realidad estaba observando, no necesitaba sus ojos para ver, el tiempo iba hacia atrás y hacia delante en su mente, revelándole lo que había sido, y lo que podía ser. Iba a ser necesaria su intervención, la situación se volvería peligrosa si no desviaba los acontecimientos.

Sus vasallos recibieron la orden de inmediato y comenzaron a moverse, el capitán del grupo, de un rojo oscuro como la sangre se veía complicado por las aclaraciones del mandato: “Tenían que atacarlos y desviarlos, pero de ninguna manera matarlos”, eso era algo que resultaba difícil de prevenir en una batalla, pero si su Señora así lo ordenaba, no había lugar para dudas .

Spoiler:

Spoiler:
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Mensaje por Dulfary 17/01/14, 06:15 pm

Aguas termales.

Tan solo Ireth hizo la mención, Dulfary saltó como un resorte de tal forma que al caer al suelo lo hizo de tal manera que ahora caminaba de lado junto a su amiga, dando pequeños saltitos de emoción

- Uyyy sí!!! eso sería fantástico! le montaría la competencia a Shamatawn... bueno, ya no, pero lo hubiera hecho, sería una delicia, calentitas con un poco de lodo para la piel y podríamos usar esas flores para los que se les va la mano - seguían dando brinquitos y pese a su alegría, no dejaba de prestar atención a lo que le contaba sobre la flor y sus aplicaciones curativas.

Sin duda sería prudente llevar una o dos en su atado de hierbas, solo por si acaso, aunque

- Y solo sirve cuando está fresca? si se seca aun funciona, me gustaría llevar una entre mis cosas, seguramente me sería muy útil en algún momento - Esta vez no le hizo ojitos de perro huérfano para salirse con la suya. Le interesaba de verdad el uso que se le pudiera dar en el estado más optimo.

Y así, a primera vista, parecía ser la personas más despreocupada por el entorno y lo que pudiera ocurrir, incapaz de fijarse en ese grupo de ojos que los iban siguiendo, esperando el mejor momento para atacar, eso sí, antes de llegar a la primera aldea.
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Mensaje por Ireth 20/01/14, 10:39 am

Como ya era costumbre en ellas, hablaban al mismo tiempo, una encima de la otra pero aun así ambas de alguna manera que nadie entendía, se escuchaban y seguían lo que la otra decía. Era una habilidad que habían adquirido con los meses… No, no era cierto, por lo que recordaban era así desde el primer día que hablaron.

-Son más útiles si están frescas, es decir, siempre puedes agregar algo de liquido para que igual funcione, pero si están recién salidas de la tierra es mucho mejor, en todo caso, puedes recordar bien la flor y buscarla cuando la necesites, así que mírala con atención – Dijo Ireth mientras ejemplificaba mirando con mucho detalle a la planta, por lo que las dos estaban observando con atención una flor mientras la caravana las observaba y se ponían nerviosos.

Quien estaba delante de todo se paró de pronto, levantando la mano para que los demás se detuvieran también, hizo una seña a las muchachas para que se acercaran y miraran.

-¿Ven allí a lo lejos? ¿Esa nube de polvo que se levanta? Va muy rápido como para ser un grupo de comerciantes que está de viaje… - Era cierto, muy lejos a la distancia se veía una mancha negra de polvo que se levantaba, debían ser caballos galopando a gran velocidad, pero al estar en una llanura podían verlos aunque estuvieran lejos.

-Bueno, si era un ataque sorpresa fallaron estrepitosamente - Bromeo la centauro quien no perdía el humor aun en una situación de potencial peligro. Al resto del grupo le hubiese gustado poder ser tan positivo, se habían puesto nerviosos, y habían empezado a cerrar filas, haciendo un circulo para defenderse – No se asusten todavía, no sabemos lo que es… - Miro un momento más a la nube de polvo – No sé si sirva de algo, pero bien podemos intentar llegar al pueblo antes de que se nos vengan encima sean lo que sean.

Si eran enemigos, tal vez no entraran al pueblo, aunque bien podía importarles poco y que arrasaran con todo el lugar, y si solo resultaba ser un grupo apurado, entonces se los cruzarían en el poblado y hablarían amigablemente sin mayores problemas.
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Mensaje por Dulfary 21/02/14, 02:20 pm

Todos en el grupo asintieron a las palabras de Ireth. Era justo por eso que habían pedido apoyo de la Orden, para que alguien de cabeza templada tomara el mando en las situaciones de presión como esta en la que podían estar amenazados. Todos menos Dulfary que se quedó mirando fijamente la nube de polvo. Fuera lo que fuera se movía rápido y esperaba de corazón que fuera eso, porque sino, se trataba de algo grande y pesado que sería difícil de neutralizar en caso que les dieran problemas.

- Muévanse - dijo con cierta suavidad, secundando la sugerencia de Ireth y el grupo terminó de obedecer. La meta era llegar a un lugar seguro, donde no estuvieran tan desprotegidos. El viento se movió en la dirección de la nube, pero no llegó con suficiente fuerza para despejarla y poder ver de qué se trataba, se coló entre las patas de lo que se acercaba y obtuvo información demasiado superficial para la niña.

La pequeña aldea a la que se aproximaban, era mas bien un caserío que en su momento fue un asentamiento provisional para las caravanas nómadas de la isla, mucho tiempo antes que se asentaran las primeras ciudades y aun más el puerto de la isla. Tenía una equilibrada mezcla de ruinas y construcciones más solidas, que son el paso de un huracán dejarían de existir pero que brindaban a sus habitante la protección necesaria contra las criaturas circundantes de la región. Al menos hasta que el volcán volviera a hacer erupción.

El paso ligero y ligeramente asustado que llevaba el grupo de arqueólogos puso sobre aviso a sus habitantes que pronto y uno a uno, se fueron refugiando en sus casas, cerrando éstas a cal y canto, a excepción de unos cuantos que, armados con picos, azadones y lanzas rusticas pero afiladas, los esperaron para dar defensa a sus familias.

Dulfary miraba en todas las direcciones, sobretodo hacia atrás, cuidando la retaguardia y lista para hacer su trabajo, no el de la Orden sino el suyo propio, cuando el líder de la expedición dio alcance a los defensores de la aldea. Enjugándose la frente con un pañuelo azul bastante lujoso, trataba de retomar el aire y le explicó a uno de ellos la situación. No estaban seguros de lo que pasaba, pero su escolta contratada - señaló a Dulfary e Ireth - habían anunciado que era mejor ponerse a resguardo y con los peligros que asechan en la isla, ellos se dieron prisa.

La reacción de varios de los aldeanos, lejos de ser hostil contra los académicos, fue mirar por encima de sus hombros más allá de la espalda del grupo, buscando la fuente de su preocupación. Mas de uno, con expresión nerviosa.

- Adelante - dijo el que bien podría ser el líder de esa pequeña avanzada y, atropelladamente, los expedicionarios entraron en la aldea y buscaron donde refugiarse.

- Los siento, pero sigo sin verlos y no te puedo precisar el número, pero son más que nosotras, eso seguro - le dijo Dulfary a Ireth acercándose a esta, con dos filosos kunai listos en cada mano. El viento había corrido en varias direcciones y regresado con la sensación de la amenaza latente, estaban ahí, en alguna parte, aguardando, observando, asechando, pero no le dio la ubicación exacta - Crees que puedan querer una solución negociada y con base en el dialogo? - agregó en voz baja, pero quien le dio paso a los demás respondió

- Muy pocas cosas en esta isla quieren una solución negociada y con dialogo, salvo que sean tus términos de rendición y sacrificio - la forma sombría en que lo dijo le produjo a Dulfary un escalofrío y miró alternativamente al hombre y a su amiga - Ya que nosotros somos uno de esas pocas cosas, lo que los sigue no lo es - la aprendiz de kazekage parpadeó dos veces y recurrió a toda su fuerza de voluntad para no decirle "¿¿¿en serio???". Así que dejó la vista en Ireth, ella era la de mayor rango, con más conocimiento de estrategia y la niña simplemente atraía los problemas y los enfrentaba sin pensarlo mucho, así que esperaba que la centauro le dijera como proceder.

Sin embargo, no solo el grupo de la expedición se había movido. La nube había ganado terreno y efectivamente les estaba pisando los talones. Se posicionaron de tal forma que pudieran cubrir todos los flancos, sin descuidar su propia defensa, seguramente, eran foráneos tan agresivos y hostiles como todos los que llegaban, bajo la creencia que la isla era extremadamente peligrosa y que una actitud así los iba a salvar de sus letales circunstancias.
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Mensaje por Ireth 07/03/14, 10:20 am

Comenzaron a cabalgar hacia la especie de pueblo que estaba cerca, al menos allí no estarían totalmente descubiertos, la centauro pensaba rápidamente algún plan que pudieran utilizar siendo tan pocos, algo que recordara de sus prácticas, algún consejo que le hubiese dado su maestro, una cosa era la teoría y otra muy distinta la aplicación.

Tenía a su disposición a un grupo de arqueólogos que se esconderían sin lugar a duda, a campesinos asustados, muchas palas y rastrillos, y claro, a su amiga. Cuando la muchacha se acerco le apoyo una mano en el hombro, un gesto de seguridad, un gesto de confianza, un poco de agradecimiento también por quedarse tan firme parada junto a ella.

-Creo que son más que nosotras, pero aun así no son un grupo tan numeroso… - Se quedo pensando en ello unos segundos – O nos subestiman o son solo una advertencia…

¿Pero advertencia de qué? ¿De que no se acercaran? ¿De que no siguieran por ese camino? ¿Qué los visitantes no eran bienvenidos? Ireth no tenía idea, solo llegaba a la conclusión de que si querían en verdad acabar con ellos no mandarían solo a un puñado de hombres. Solo por las dudas, y porque la centauro era una persona que creía en la paz, no desenvainó sus armas aun.

-Estamos de acuerdo, Señor – Respondió sonriendo aun, estaba algo nerviosa y preocupada, pero seguía pensando que todo podía salir bien – No me gusta mucho recurrir a engaños, pero necesito que te ocultes – Le dijo a su amiga – Eres silenciosa y precisa con tus armas, es un desperdicio tenerte a plena vista.

Aunque fuera una locura, aunque no sirviera de nada, intentaría hablar antes que pelear, y en el peor de los casos, si no le hacían caso y comenzaban el ataque, al menos tendría a Arale para hacerle de apoyo.

Los jinetes ya podían distinguirse, eran ocho, todos llevaban vestimentas oscuras que no dejaban ver sus rasgos, el único que se distinguía era quien iba a la cabeza, vestía un traje similar pero rojo, denotando así su cargo como capitán del grupo. Aun estaban lejos, Ireth tuvo que utilizar toda su fuerza de voluntad para quedarse callada y esperar con paciencia a que se acercaran, con los brazos cruzados y el gesto serio pero tranquilo.

Noto algo extraño en los jinetes, no parecían humanos, tenían forma de humanos, y se movían como humanos, pero la parte inferior de sus túnicas parecían torbellinos, era eso lo que levantaba tanto polvo, no los caballos, los cuales tampoco parecían animales comunes, sino invocaciones. Ireth podía darse cuenta, tenía cierta afinidad con los equinos, y estos no lo eran, no estaban vivos de verdad, la simple idea hizo que le recorriera un escalofrío por la espalda, eran como marionetas que semejaban ser una montura, en cierto modo, quienes lo cabalgaban le daban la misma impresión.
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Mensaje por Dulfary 25/03/14, 11:42 pm

Dulfary mantenía la mirada en el horizonte y en los problemas por venir. Por qué siempre la seguían los problemas y cuando no la seguían ella se acercaba a estos casi que por su propia voluntad? Con expresión preocupada, no pudo evitar sonreír.

Morderse el labio incluso, para no reírse. Las cosas no podían ser tan graves para tomarlas con tanta seriedad y si lo eran, para amargarse en lugar de disfrutar eses instantes que aun tenían. Levantó la vista despacio hacia Irteh y le sonrió tratando de transmitirle confianza, cuando apoyó la mano en su hombro.

No la dejaría sola en eso…nunca le daba la espalda a los amigos.

- Sólo necesitan ser tres para ser más que nosotras – dijo jovial, pero no se burlaba, solo trataba de quitarle tensión al momento – Yo voto por la advertencia – levantó la mano votando y miró a los aldeanos, esperando que alguien más la apoyara… un joven que se veía particularmente asustado también levantó la mano - Bien, dos votos a favor. No tiene por qué ser diferente, evitemos enfrentarlos – se puso sería por fin – podríamos llevar las de perder – se humedeció los labios y asintió con la cabeza cuando le dijo que se ocultara

Sin pensarlo mucho hizo un delicado movimiento con la mano y el viento reaccionó en forma de un hilo de arena – Alguien vota por control aduanero? – preguntó prácticamente al aire, pero nadie respondió en su lugar, uno de los defensores del caserío dejó caer su “arma” cuando Dulfry hizo otro movimiento, el viento arreció y ella prácticamente despareció ante sus ojos, al saltar en la ráfaga.

Tal y como le dijo Ireth, se ocultó, ahora solo le quedaba esperar alguna señal, tal vez flanquearlos… pero las noticias que le traía su leal amigo eran demasiado confusas… no parecían tener piernas o patas, sino ser etéreos. Qué pasaría si también manejaba el viento como ella?

Ella y ella podrían usar el polvo a su favor y por tanto perder la ventaja que tal vez Ireth quería ganar con su estrategia. De momento, solo le quedaba esperar
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Mensaje por Ireth 29/04/14, 09:20 am

La espera se le hizo eterna, mantener sus nervios bajo control mientras veía acercarse el peligro no era sencillo, sintió una gota de sudor correr por su frente, aunque la seco rápido con la manga antes de que fuera más evidente. Los extraños jinetes se detuvieron antes de entrar a lo que sería el pueblo propiamente dicho, su falta de gesto daba un aire aun más perturbador a su presencia, la perfección de su formación no les dejaba lugar a duda de que no eran seres normales. A pesar de eso, la centauro siempre optaba en primer lugar por la negociación, su experiencia en batalla real era muy poca, aun no había aprendido que en ciertas circunstancia no se podía hablar.

Ireth se adelanto unos pasos y carraspeo un poco antes de hablar.

-Saludos… Caballeros – Esto último lo dijo algo dubitativa, no sabía cómo referirse a cosas como ellos sin ofenderlos - Notamos que se dirigían hacia nosotros y nos preocupamos, somos una expedición pacifica, y no deseamos iniciar confrontación alguna ¿Qué es lo que desean de nosotros?

Al principio le había costado formular las oraciones, pero a medida que hablaba su tono iba volviendo más convincente y su presencia mucho más segura. Tenía gente que confiaba en que ella pudiera solucionar el asunto sin heridos, no podía defraudarlos, cada persona que pudiera salir lastimada en ese altercado pesaría sobre su espalda.

Las silenciosas formas solo observaron a Ireth durante algunos segundos que parecieron horas, uno no podía estar seguro de si en verdad habían escuchado algo, nada en ellos delataba lo que pensaban hacer. Solo hubo un movimiento antes de que se precipitaran los acontecimientos, fue de parte del capitán del grupo, movió apenas la cabeza, como un asentimiento, o algo similar a eso. La centauro sonrió, pensó que lo habían entendido, pero pronto su alegría se esfumo al ver a los oscuros jinetes desplegar sus fuerzas por el pueblo.

Ireth no tardo en sacar una espada, ser buena y conciliadora estaba bien, pero tampoco iba a dejar que hicieran lo que quisieran habiendo tantos inocentes de por medio. El ataque comenzó en un parpadeo, la coordinación que tenían esos seres era imposible de creer, era como si fueran una sola mente. Avanzaron sobre el pueblo y con la fuerza de sus vientos sacaban volando todo aquel objeto que no estuviera lo suficientemente bien sujeto al piso, llevaban sables en sus manos, pero a los aldeanos que se cruzaban no los tocaban, uno de ellos fue directo a Ireth y otro en dirección a Dulfary ¿Cómo sabia donde se encontraba? Era un misterio, pero parecía percibirla.
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Mensaje por Dulfary 30/11/14, 02:10 am

En las noches de luna llena, cuando era más difícil refugiarse entre sombras y por lo tantos sus Sombras eran mucho más fuertes, era muy común que se armaran pequeños corrillos en torno a fogatas en los patios de las casas que podían darse el lujo de tener tal espacio. A veces también, en las calles, en bares o en puestos de comida, sobre todo en ese tipo de noches, las historias llegaban a los labios de los mas versados en contarlas, en convertir palabras en imágenes mentales tan vividas y nítidas que cada cual que escuchaba se sentía transportado a otro lugar, con otro escenario y otros compañeros.

En ese tipo de noches, con los oídos y las mentes más atentas, no era extraño escuchar la historia de alguien, un alguien que conoció a alguien que le contó que en una misión había visto… el amplio y devastador desierto del sur, con sus delicadas y peligrosas dunas de arena tibia aun en las noches, ardientes e idílicas durante el día, un lugar hermoso pero sobrecogedor en el que viajar en yaks o camellos era lo más apropiada, en donde la hora sin sombras se podía extender durante muchísimo más tiempo que en cualquier otra parte del mundo y donde algunas de las leyendas y demonios personales cobran vida bajo el radiante sol. Una de las que más le gustaban a Dulfary era la que hablaba de los torbellinos negros, pequeños tornados, era de las pocas historias que podía hacerla quedar quieta, escuchando fascinada y sobretodo callada… sí, callada

Seres míticos a las que muy pocas veces se había enfrentado su clan, aunque nunca entendió si realmente lo hicieron, tan oscuros como ellos mismos, siempre vestidos de negro a pesar del calor, contados sobre caballos y usando una magia propia que generaba tales torbellinos; vampiros alamutienses los llamaban unos, asesinos los poco creativos, nizaríes quienes entendía que era mejor tocar el tema con respeto.

Eran esas historias las que le recordaba el espectáculo de arena devuelta que se aproximaba a ellos, a la pequeña aldea. Si bien esas historias se decía que por cada torbellino venía un nizarí, podía imaginárselos como tal a los que venían.

Ser el as bajo la mango de Ireth, se le antojó entonces algo de gran responsabilidad y pasó saliva, asustada, difuminada en el viento. Si sus intenciones eran efectivamente hostiles la lucha sería complicada terrible y no estaba segura de cómo lograr que estuvieran neutralizados sin hacerles un daño real o permanente, mucho menos sin herirlos de gravedad o muerte

Los estudió, con atención y aguardó, no podía moverse antes que lo indicara Ireth, podría echar por tierra su primer intento por tratar el asunto en forma diplomática además de poner en riesgo la vida de los arqueólogos

~ saben luchar y luchar en grupo ~ fue el primer pensamiento de Dulfary al verlos acercarse tanto. Aguardó con impaciencia la respuesta a las palabras de Ireth, estaba orgullosa de ella. Si de la niña se hubiera tratado, tal vez jamás habría llegado a pronunciar palabras tan elocuentes y conciliadoras, habría dicho algo impropio, atropellado y tal vez creado un incidente así esa no fuera la intención original de los jinetes. Tal vez no todo estaba perdido

Tal vez seguía siendo demasiado ilusa y optimista por como todo se precipitó.

Lo primero que la tomó por sorpresa fue que uno de los jinetes se enfilara hacia ella. ¿Cómo era posible?

~ Manejan viento ~ fue su propia respuesta, si manejaban viento, entonces tendrían que poder ver entre las hebra de una ráfaga y por tanto a ella. Su corazón dio un vuelco, no los quería combatir.

Sin embargo, no había más remedio, así que salto del viento y le hizo frente a la situación con la determinación y arrojo que la caracterizaba. Cayó directo al caballo, arrojando al jinete del mismo en el proceso, al menos así estarían en igualdad de condiciones. Dulfary rodó por el suelo y se puso en guardia ya con varios cuchillos kunai en las manos, pero el jinete no cayó como plasta como ella creía, el torbellino que se levantaba en su faldón le ayudó con eso para cuando ella fijó sus ojos en él, estaba mucho más preparado que ella para el combate, con espada en la mano.

No dio más espera y atacó.

Dulfary tuvo que hacer lo propio, el filo de ambas armas choco, ganándole en fuerza el jinete no logró meterse dentro de su espacio vital y el viento… el viento parecía tomar distancia de los dos, un leve tregua entre dos luchadores que eran capaces de convocarlo, así que estaba sola, con su habilidad, su elasticidad y su ingenio para hacerle frente. Y estaba asustándose.

Golpe a golpe el jinete ganaba terreno y no podía permitirlo porque pronto serían más, así que tuvo que dejar su estrategia evasiva defensiva pasar al ataque crudo y llano con el fin de ponerle fin cuanto antes a la situación. Saltó a un ráfaga de aire, no por huir o tomarlo por sorpresa, sino por tener una mejor altura y lanzándole un trío de kunai, al momento en que los evadió pateó su cabeza con toda la fuerza y habilidad que pudo, dando un giro completo ene l aire y cayendo sobre sus pies, mientras el otro se desplomaba dejando salir una babasa azulada por su ¿boca? O al menos lo que la niña creía que era la boca.

- Siguiente – dijo con más convicción de la que en realidad tenía en ese instante.
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Mensaje por Ireth 09/12/14, 10:35 am

Sus intentos de negociación habían sido un verdadero fracaso, y su fallo podía costar la vida de alguien, no lo permitiría, los protegería a todos y luego, tarde en la noche cuando estuvieran cenando un delicioso guiso junto a una fogata, les pediría perdón y quedaría arreglado el asunto. De todo se aprendía, eso le habían dicho una vez mientras entrenaba, cuando las posturas de batalla habituales resultaban totalmente inútiles para ella y era constantemente derrotada por sus compañeros, de todo se aprende e Ireth había aprendido bien.

Detuvo el ataque de la cimitarra enemiga pero en lugar de aguantar la desvío hacia la izquierda mientras ella se corría hacia la derecha, bajándolo de un tirón de su montura. Tenía que moverse, todo el tiempo estar en movimiento, porque si se quedaba quieta la rodearían y aprovecharían sus puntos ciegos. Sus patas se desplazaban con precisión para no tropezar, había practicado mucho para no hacer un enredo con ellas. Al tener media espalda de su oponente al alcance le dio con fuerza un golpe con la empuñadura de la espada, pero no escucho que saliera exclamación alguna de ese ser, la desconcertaba, no sabía si lo que hacía estaba logrando algún efecto en él.

El sable curvo del enemigo dibujo un perfecto semicírculo en el aire dirigiéndose directamente hacia el tórax de la centauro. Ireth lo detuvo nuevamente y haciendo un paso hacia atrás lo dejo pasar de largo, completando lo que quedaba del círculo con su espada y girándola luego para asestar un nuevo golpe ahora en la columna del sujeto. Eso solía dejar bastante adolorido a la mayoría de las personas, pero todo indicaba que no estaban tratando con seres normales, y si se trataba de algún tipo de magia oscura entonces la joven no tenía muchas más opciones que rezarle a la Dama para que guíe su arma.

Las mangas de la ropa eran largas y le impidió ver a tiempo que desde la mano izquierda se asomaba el brillo de una daga que se dirigió en una estocada directa al corazón de Ireth, a lo cual esta golpeo con el pomo del arma nuevamente en la mano del sujeto, desviándolo hacia arriba, el arma llego a hacerle un tajo en el hombro, pero dejo el brazo entero a disposición de la centauro quien no perdió la oportunidad y disloco la articulación del codo para luego dar un golpe en la sien que al parecer funcionó para que se quedara quieto.

Dos más se acercaron pero en lugar de buscar la pelea cuerpo a cuerpo provocaron una fuerte ventisca alrededor de Ireth que no le permitía ver bien. La tierra y la arena se arremolinaba y la cegaba, obligándola a dejar su posición de guardia para taparse la cara y retroceder. Los seres la rodearon, pero la joven no se quedaba quieta y movía su arma para mantenerlos lejos, si sentía que uno de ellos se acercaba por atrás lanzaba patadas mientras que por delante no bajaba ni un instante la espada.
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Mensaje por Dulfary 09/12/14, 06:19 pm

Pero había hablado demasiado pronto.

El jinete se puso en pie, levantándose desde un punto ciego entre su costado y su espalda. Sintió como le recorrió un pequeño escalofrío por toda la columna, aunque se aproximaba otro jinete hacia ella, se giró lentamente al primero.

Sí, estaba atontado; sí, parecía desorientado y que aun no estaba listo para un segundo round, pero se había levantado de lo que creyó sería una neutralización rápida.

- Por qué no te quedas en el piso? – protestó mientras volvía a acercarse, con mucho velocidad, al jinete. Sin darle tiempo a que volviera a estar en posición de defenderse, mucho menos de atacar, su kunai cortó limpiamente a la altura de su muñeca, en donde el tendón hacía la mayor fuerza para sostener u manejar la espada y casi sin pensarlo lo golpeó en lo que esperaba que fuera el estomago con la rodilla, enviándolo de nueva cuenta el suelo

Para ese momento, el segundo prácticamente estaba sobre ella, y con lo único que contó para bloquear el ataque fue con la espada misma del primero, así que haciendo uso del antebrazo de este, interpuso las dos espadas curvan entre sí; sin embargo, por la posición en que estaban los tres, la acción desesperada de Dulfary solo sirvió para desestabilizarla –además de evitar una herida que sería horrenda, así que nuevamente cayó al suelo

Fue el kunai el que paró el siguiente ataque, mientas aun trataba de retroceder en el piso para darse espacio. Un nuevo choque entre metales llevó esta vez el filo de la espada curva más cerca de la ropa de la aprendiz, rasgando un poco aunque sin llegar a lastimarla… aun, pero al menos está vez logró enredarla un poco más de tiempo para darse un respiro para el siguiente ataque.

El problema vino debido a que no tomó ese respiro como era de esperarse. Desde s posición, veía la precaria situación en la que estaba Ireth y eso era algo que no podía dejar pasar, por tanto, en lugar de darse su propio espacio, movió con fuerza el kunai (lo cual también alejó la espada) como parte de una kata rápida que convocó al viento… una kata hecha con la fuerza de la desesperación de no poder ayudar en una forma más directa a su amiga y que desató el viento con violencia, quitándole un poco de equilibrio a quien la acosaba, pero que aplacó el remollino de tierra que la rodeaba.

Por supuesto, esto no quería decir que despejara su vista de inmediato pues el mugre general que tuviera en ojos nariz y boca se mantendría ahí así que la visibilidad bien podría ser exactamente la misma que unos segundos antes, pero al menos había cortado el flujo constante de este polvorín.
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Mensaje por Ireth 16/12/14, 10:55 am

Ireth se sentía extrañamente dividida, no sabía si eso era normal, varias personas le habían contado que una vez envuelto en la pelea uno adquiría una sensación como de calma. Una parte de ella estaba inmersa en una defensa desesperada contra sus atacantes, deteniendo cuanto podía los filos de esos seres extraños. Pero otra parte suya, la que se mantenía más fría, pensaba en como haría para quitarse tanto polvo de las orejas, que su boca parecía tener sabor a metal y arena, una gota de sudor corría por su frente y rápidamente desaparecía por el viento.

La cimitarra enemiga paso muy cerca de su brazo, la centauro lo tomo por la muñeca y aprovechando el propio impulso del golpe lo hizo seguir de largo utilizándolo para golpear a su compañero. Apenas veía algo, pero sabía que un choque así no derrotaría a esas cosas, tal vez tenía unos segundos de ventaja para intentar recomponerse y atacar. Se refregó los ojos con fuerza e intentó ver por donde venían ahora los golpes, percibió apenas a tiempo una figura que se movía a su costado, le dio con su parte equina, desestabilizandolo para luego girar la espada y realizar un amplio corte.

Un chillido extraño salió de la criatura, un líquido que sin duda no era sangre brotaba de la herida, Ireth hizo un gesto de asco, no le gustaba lastimar a ninguna cosa viva, y sin duda no disfrutaba viendo los resultados, humano o no, esa cosa había sentido dolor, en un rápido susurro la centauro pidió a la Dama por el bien de ese ser. Otra de esas sombras envistió contra ella y para detener el golpe tuvo que recurrir en verdad a todas sus fuerzas, apoyó la mano en la hoja de la espada y lo rechazó finalmente con un empujón.

Ahora la palma le sangraba, pero no sentía dolor, tal vez la adrenalina tenía algo que ver con eso. Por primera vez desde que comenzara la pelea pudo darse el lujo de mirar alrededor, los pobladores habían corrido a esconderse, los exploradores no aparecían por ningún lado y su amiga… De verdad estaba en apuros, igual que ella, tenía atacantes por varios flancos a la vez y detenía los golpes con los kunai lo más rápido que podía.

-¡Arale! ¡Atenta! – Grito mientras comenzaba a trotar hacia donde ella estaba, sería una envestida con todas las letras y lo que esperaba es que su compañera se corriera a tiempo, o hiciera algo para evitar quedar incluida en el derribo.
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