Fallo de cálculo.

La noche reinaba sobre la isla de Rhylia, clara y cuajada de estrellas. La luna nueva permitía verlas todas, y gracias a esa falta de luna, cualquiera que estuviera mirando al cielo habría visto lo que ocurrió justo antes de que las primeras luces del alba empezaran a clarear el cielo.

Una estrella fugaz recorrió el firmamento. Era difícil saber de dónde provenía, porque ya se sabe que las estrellas fugaces aparecen de repente, pero para alguien que hubiese estado observando el triángulo de verano le habría sido fácil distinguir que provenía de la constelación del Águila. Y también habría notado que la misma se quedaba un tanto... extraña.

En realidad aquella no era una estrella fugaz normal. Su brillo era más intenso de lo normal. Y además no parecía cruzar el firmamento sin rumbo: parecía saber exactamente dónde iba. Ciertamente estos matices eran imposibles de verse desde la tierra, pero eso no quitaba que fuera exactamente eso lo qeu estaba ocurriendo.

¿La explicación a todo esto? Altair, una de las estrellas más brillantes del cielo, acababa de desaparecer de su lugar de honor, a la cabeza del Águila. Ahora se dirigía, cruzando el firmamento, hacia el Mar de Jaspia. Por desgracia era la primera vez que hacía un viaje similar. Sabía a dónde tenía que ir, dónde estaba la persona a la que tenía que entregarle el paquete, pero no calculó bien la distancia. No pudo cambiar la dirección y por ello aterrizó en la isla de Rhylia, y como no había podido frenar a tiempo tampoco, dejó un hoyo bastante grande a su alredor, como un mini cráter. Y en mitad de él, el punto de luz brillante cambió de forma y se convirtió en una figura humana. Por suerte al haber chocado como estrella haberse transformado después resultó ser una ventaja: no le dolía nada excepto un poco la cabeza. Comprobó que el paquete que tenía que entregar estaba en su sitio y que su "tiara" también, se colocó el traje bien y emprendió la marcha.

Salió del cráter con un poco de dificultad. Una vez fuera miró a su alrededor, desconcertada: aquel lugar escarpado no le sonaba demasiado como el lugar al que tenía que ir a parar. Cuando pensó dónde quería haber aterrizado, se dio un buen susto: no lo recordaba. El ajuste de memoria de sus conocimientos de estrella para no destrozar el cerebro de su forma humana había salido un poco trastocado: recordaba información de los humanos y demás razas, pero apenas recordaba la geografía del mundo (un poco mejor la del Mar de Jaspia que había estado observando desde hacía un par de años antes de iniciar su viaje) y lo que no recordaba era a quién tenía que entregarle el paquete.

eAunque - pensó - por lo menos recuerdo que tengo que entregarlo... Debería ir a un sitio con gente, seguro que cuando le vea le recordaré.

Así que se dirigió, decidida, hacia el lugar habitado más cercano. Su misión era muy importante, y tenía que llevarla a buen término fuera como fuese.

-¡¡En el nombre de Amaraia!!
Morgurth tropezó con un extraño nido, a muchos les sucede cuando a trote desquiciado ante tan poca luz se atina con desgano contra suelo resbaloso. Eso no sería tan malo de no ser por el tedioso hastío de despertar al vigilante del nido…

-Uups, perdone usted señora ave- se irguió lentamente el embarrado tarugo de otra dimensión mientras notó el enojo del plumífero entre las grises plumas, y con una sonrisa acomodó el huevo que había azotado sin querer de su lugar. Error fatal…

-No tenía pensado correr, sólo trotar- se mentalizaba Morgurth dada su nueva situación donde a crudo esfuerzo escapaba de su agresor, el ave chillona; ya era hora de hacer amigos. Rezando a todo lo divino que conocía no pasaron segundos que notó una luz forjar tenue fervor de su esencia a la pequeña lejanía; con un poco de esfuerzo podía llegar, ha no ser que no resistiere más ataques de ese ruidoso pico.

Ni bien su llegada viró su torso por el suelo con astucia evadiendo la envestida del hostil alado; allí vio a esa hembra humana extraña con brevedad pues, el ave tornó su ataque en acrobático giro aéreo…
-¡¿Y si me ayudas?!- sin mucha cortesía por el estrés, el manchado joven violáceo así le expresó a la quien creyó era un ángel, aunque sin darle tiempo ya el ave había cambiado su rumbo de regreso al nido… -Deberé rezar más seguido a los dioses… al parecer dos erguidos persuaden a una madre protectora de no dejar a su familia tan lejos de su cuidado, al menos si la madre tiene plumas no.

De todos modos Morgurth no dejó de creer ingenuamente en la posibilidad más seductora: la señorita había utilizado sus dones celestiales para alejar al ave enojada. Eso era visible en sus acuosos ojos, abiertos de admiración, ansioso por agradecer, y disculparse por atravesarse como bruto frente a ésta.

Altair caminaba despacio, sin fijarse mucho si segía un camino o no, sólo intentando lelgar a algún sitio. Oía ruids que le eran un tanto extraños, pero no tenía miedo. Después de todo, era una estrella.

En mitad de su camin, se tropezó con un ser extraño que parecía huir de un ave, y le pidió ayuda, no de las mejores formas posibles, pero Altair comprendió que no estaba en su mejor momento. No sabía qué podía hacer para ayudar al desconocido, además tenía una misión que cumplir, pero no hizo falta porque mientras se debatía en si ayudarle o no y cómo, el ave se retiró de nuevo a su nido.

La estrella se acercó al extraño ser. No recordaba haber visto personajes así en desde el cielo. Era cierto que había olvidado algunas cosas respectivas al mundo al convertirse en humana, pero definitivamente no tenía constancia de una raza con tentáculos en la cabeza. Se le acercó lentamente, mirándole fijamente, examinándole con la mirada. Apenas apreció su mirada de admiración, estando fascinada como estaba por aquel personaje.

- ¡Hola! Me llamo Altair - dijo, ya que no podía olvidar sus buenos modales.- ¿Esos tentáculos son tuyos o esque te ha pasado algo que ha hecho que te crezcan?

Quizá demasiado directa, la estrella estaba tan interesada en descubrirlo que no se le ocurrió pensar que era una falta de educación.

El pequeño Morgurth no esperaba de una criatura que conceptuaba tan altísima a nivel existencial, comentarios informales, para él: imaginar que fue una especie de compasión sería una buena respuesta que ayudaría a comprenderla...

Pero al segundo que el violáceo analizó lo que la joven le dijo, arrasó con su gesto de estupefacción modificandolo a una inaudita carcajada, pues de seguro fue un chiste tal saludo de introducción...

Spoiler:

...Pero al revisar con su ojo izquierdo el rosro de la chica, allí mismo comprendió al instante: "romper el hielo" ha de ser, y con suavidad calmó su euforia mientras pensaba con creativa imaginación, alguna forma de explicarle sin perturbar, desagradar o disgustar:

Spoiler:

Morgurth no era muy bueno con las palabras aveces a pesar de su buena oratoria, además su escencia infantil le entorpecía ostentarse, ¿cómo transformar imágenes en palabras? los idiomas restringen la comuniación en este Mundo Nuevo. Pero antes que nada, se acomodó sus túnicas para volver a cubrir su torso embarrado en lodo ante tan celestial Ángel.

-Bueno, haber, ¡no sé por donde empezar Señorita Altair!- se expresó dando algunos saltitos recto sobre su eje con apostura infantil, para así luego continuar:
-...Me llamo Morgurth- con una galanura en reverencia añade -...pero Usted Grandioza Luz, porfavor, dígame Morg: de cariño, eh- y giña el ojo derecho.
-No soy humano, bueno casi; yo... No importa ahora ¡Quiero ayudarte! tú me ayudaste y no quiero que sea futíl, tanto de mis exigencias para algo tan simple, en el nombre de la deshonra ahora le sigo, aficionado ¡En apoyo a su...! Emmm, pues lo que la haya traído a este Mundo material, superficial, tangible e impuro ¡¡Díme que sí!!- sin derjarle mucho tiempo a responder, Morg le proyectó toda su madeja de palabras con dulce voz y ansiedad juvenil, en vez de resumir con delicadeza al menos.

-No quiciera contarle a esta sugestiva dama la verdad sobre mi raza de melkores y peisithanatos o la Caótica Ærëadén de los ærgøthors... - pues claros sus objetivos en mente tenía el fulero cuerpo que escondía cierta madurez doblada por simbiótica inocencia. Y se los reservaba.

Aún así y todo, ahí esperaba casi invandiendo con su rostro de molusco...

Spoiler:

...el espacio personal de la luminosa extraña; esperando una respuesta positiva así tuviere que usar su efusiva, cálida y sensible afectividad afectuosa (sinvergüenza y manipuladora duplicidad). Sonriendo y sacando con tonta ingenuidad su lengua.

Altair se asombró de lo rápido que podía hablar Morgurth. Entendío lo que le estaba diciendo sólo a medias, debido a que le dio demasiada información de golpe. Aún con todo, sonrio. Curiosamente, a pesar de haber observado desde hacía milenios a la humanidad, y el resto de razas de la tierra, conociendo la cantidad de personajes mamnipuladores o aparentemente buenos que mostraban después su verdadero rostro, Altair era ingenua. Estaba emocionada por estar en la tierra, a la par que nerviosa por haber olvidado al destinatario de su encargo. Sabía que Morgurth no era, pero quizá podría ayudarla. Además le resultaba extrañamente simpático.

- Por favor, llamame Altair, Morg. - le había abrumado con extraños títulos que no le pertenecían para nada. - Te agradezco que quieras ayudarme, aunque yo no he hecho nada por tí. Te estaría eternamente agradecida si me ayudaras a encontrar a alguien... - hizo una pausa. - Bueno, en realidad con que me dijeras cómo llegar a algún pueblo sería suficiente...

Spoiler:

Morgurth aún estimulado por la idea de que Altair era una criatura superior a los humanos proveniente de algún mundo etéreo y seráfico, bendito y divino; pues concluyó que ella era modesta, por eso no aceptaba agradecimientos.

-Yo conozco dos lugares Señorita Altair, hay una villa por ahí y no sé si es una villa o un grupo de gente sin rumbo: con pueblo que llega y se va...- apuntó con su dedo que parecía como de molusco con seguridad a esa dirección de la cual sin pausa la omitió con su segunda opción:

-...Lytenberg... creo que así le llaman todos, de ese estoy más seguro y es por ahí, Altair; es por ahí- le toma la mano y con su dedo señala la segunda dirección; ella era de estatura mayor y al joven cabeza de sepia, le costaba sostenerle la mirada.

-¡Pero...!- interrumpió con apuro cualquier posible accionar parándose frente a ella, le suelta su mano mientras limpiándose algo de lodo en su ropa esconde las suyas tras su espalda.
-...¿Me dejaría ir con usted, Señorita Altair? ya me aburrí de andar solito y prometo ser de ayuda- con carita de cariñoso eso era lo que él quería, su dramática actuación mezclaba la cortesía de un caballero pero, infantil aún; y no le quitaría los ojos de los de ella hasta obtener la respuesta.

Spoiler:

De hecho la soledad le es ajena al violáceo manipulador, busca encaminarse a un propósito interesante en realidad; además la fragancia de Altair es impropia a los gustos alimenticios de Morgurth pero, junto a ella se le haría más fácil entreverarse entre bípedos no tan inhumanos como él para así acechar víctimas con mayor facilidad.

La estrella escuchó pacientemente al ser tentacular, pensativa. Luego le dirigió una sonrisa ante su petición.

- Ciertamente, sería un placer que me acompañáses Morg.- Estaba aliviada de que se hubiese ofrecido él. NO habría sabido como pedirle más favores.

Miró a la última dirección que había señalado y respiró hondo.

- Creo que si estás más seguro de esta dirección, será mejor ir por ahí. ¿Vamos?

Sin esperar respuesta echó a andar. Tenía un andar grácil y paciente, aunque no por ello demasiado lento.

Alma se sentía un poco mal. No debía haberse ido sin decirle nada a Luthys, no tenía que haber desaparecido. Pero empezaba a darse cuenta de los sentimientos que el demonio le despertaba, y no se veía capaz de ocultarlos, como tampoco de reconocerlos delante de él. No quería hacerle daño, no más del que ya le había hecho. Siendo como era una fantasma, el decire lo que empezaba a sentir no habría servido de mucho. Incluso si él le correspondía, ¿Qué futuro podían tener? Era incorpórea, no podría estar a la altura de las circunstancias aunque quisiera.

Pero aquel recuerdo del Mar, en aquel barco pirata, abrazada al pequeño Devin... si allí había sido posible ser corpórea sin serlo realmente, tenía quehaber una forma de volver a serlo. Aunque quedara maldita, aunque se mantuviera el resto de su existencia como algo extraño a a vida y extraño a la muerte, y extraño a todo, tenía que intentarlo. Tenía qu averigüar cómo podía conseguir aunque solo fuera aquella capacidad. Era capaz de limitar de forma exagerada su existencia como fantasma. Tenía que hacerlo, que intentarlo.

Y no había sido capaz de despedirse del demonio. No, habría pedido demasiadas explicaciones. Tenía que hacer aquello sola, y confiaba en que cuando lo consiguiera, cuando encontrara al demonio de nuevo, podría abrazarle, pedirle perdón y explicarle por qué lo habría hecho. Todo se solucionaría, de una forma u otra, pero no podía mantenerse a su lado por más tiempo sintiendo lo que sentía y siendo como era.

Había estado investigando, no sabía de dónde provenían aquellos piratas zombies y en los lugares en los que había escuchado sólo habían rumores y fantasías. No podía fiarse de aquello. Por eso, cuando escuchó acerca de la Orden de la Dama, pensó que quizá allí podrían darle alguna explicación. Eran la máxima autoridad religiosa en el Mar de Jaspia. Había oído que había estudiosos, eruditos, y también había soldados. Si la orden religiosa luchaba por el bien de sus gentes, tend´ría que saber algo sobre aquellos extraños piratas, y si no sus eruitos eran la mejor opción. Por eso se había encaminado hacia aquella isla recóndita, de accesos escarpados, que por suerte eran perfectamente salvables para la fantasma.

Iba de camino a la sede de la Orden, cuando se encontró con un panorama extraño: un ser con tentáculos en la cabeza como un molusco y una mujer que desprendía luz parecían estar entablando una conversación.

Alma se acercó, sopesando si podrían verla. Aquella mujer le llamó la atención más que el molusco, ya que era capaz de ver, con su percepción fantasmal, la pureza y la energía que desprendía. Nunca había visto nada igual, ni siquiera cuando de ángeles se trataba. ¿Qué sería aquella mujer?

Tras examinarla atentamente, se centró en el otro personaje. Tenía una cara inocente y risueña, pero a la fantasma le pareció percibir algo que enturbiaba su presencia, claro qeu tampoco era capaz de distinguirlo. Decidió que aquello le intrigaba demasiado como para pasarlo por alto.

<< Hola... ¿Hola? No sé si podréis verme... mi nombre es Alma.... >>

Dejó la propuesta en el aire, resonando en las mentes de ambos personajes, o eso esperaba. Sabía que para que la escucharan, o la vieran, tendrían qeu creer en algo más allá de sus ojos. Esperó.


fdi: me meto con el permiso de Altair, y espero no molestar. Dejaré claro que elegí este tema porque quiero avanzar con la trama de Alma y creo qe un ser proviniente de otra dimensión como es Mog y una estrella como Altair serán capaces de ver a un simple fantasma =)

La estrella reaccionó inmediatamente a la voz de alma en su cabeza. Entre las estrellas es normal el tipo de comunicación telepática, así que se sintió realmente cómoda de poder utilizar esa comunicación con alguien en la tierra.

Se asombró un poco al ver a la chica translúcida, pero enseguida el asombro pasó a ser emoción. No le costó nada relacionarla con los espectros, también llamados fantasmas, que aparecían en tantas historias y que había visto desde el cielo, por no decir que había visto algunos de camino a.... "ese" lugar

Apenas acababa de llegar y ya había conocido parte de la diversidad de las especies qeu habitaban el planeta. Sonrió.

- Por supuesto que puedo verte, pequeña. Soy una estrella, veo más de lo que muchos seres son capaces de ver. - Su comentario no sonaba prepotente, sino informativo e incluso con un toque de broma. soltó una risita clara, como campanillas. - es un placer conocerte Alma. mi nombre es Altair y éste es Morg...

Cuando la estrella se giró, el extraño ser tentaculado ya no estaba allí donde señalaba. se extrañó al punto y se adelantó un poco para ver si n se había dado cuenta de la presencia de la fantasma y había seguido caminando, pero no estaba por ningún sitio. Cuando altair constató este hecho, aunque sin porello dejar de estar extrañada, volvió junto a la fantasma.

- Vaya, parece que mi nuevo amigo se ha extraviado de alguna forma... - Comentó. Pero al punto miró a Alma y sonrió de nuevo. - Supongo que habrá ido a algún sitio o que ha recordado algo. Al menos me dijo la dirección a seguir, aunque no parecía demasiado confiado.... bueno, perdona por estas divagaciones, me ha extrañado porque se ofreció a llevarme a un lugar habitado y ahora no está... Extraño, ¿no te parece?

Alma miró a la mujer luminosa. Se quedó completamente fascinada por ella, por su risa de campanillas y por su resplandor. Durante el tiempo que Altair estuvo buscando a su compañero, ella se mantuvo inmóvil, mirando fijamente al lugar donde la estrella había estado.

En su cabeza se agolpaban miles de preguntas. ¿De verdad era una estrella? ¿De las que brillaban en el cielo? Altair... ese nombre le sonaba mucho... pero no podía pensar el por qué. Ella decía la verdad, si era una estrella la pureza y la luz que percibía cobraban un sentido completamente claro.

Altair...

¿Vega? ¿Vega y Altair? ¡¡Sí!! Era eso. Recordaba la historia. La leyenda de Vega y altair, dos estrellas que representaban a dos enamorados.... formaban un triángulo con otra estrella... ¿Denoi? No... ¡¡Deneb!! Eso es, formaba el triángulo de verano con Deneb. Las tresconstelaciones más visibles en verano: El Cisne, la Lira y EL águila....

El Águila....

El rostro de Alma se ensombreció por momentos. Aquella constelación le trajo el recuerdo de Luthys a la memoria. había sido la constelación favorita de su amada, se lo había dicho la primera vez que se conocieron... Luthys...

Las disculpas de la estrella la sacaron de su ensimismamiento, por suerte, porque había estado a punto de caer de nuevo en la espiral de pensamientos y sentimientos contradictorios que toda la situación con el demonio le provocaban. Al volver a la realidad y encontrarse con la sonrisa de Altair, se olvidó de todo por un momento y sonrió ella también.

<< Sí, ciertamente es extraño. Pero seguro que no le ha pasado nada. Si se ha ido tendrá sus razones ¿No es cierto? >> Sentía el impulso de no preocupar a la estrella. y dado que el que se hubiese ido sin más podía ser una explicación plausible, dado lo que había percibido al verlo la primera vez, no había motivo para sopesar otras cosas.

<< Altair... ¿De verdad eres la estrella más brillante del Águila?¿La que forma el triángulo de verano? ¿Cómo... ¿Cómo puedes estar aquí? ¿no debería estar en el cielo? >>
al punto se dio cuenta de que estaba siendo demasiado grosera y bajó la cabeza, avergonzada.

<< Vaya... lo siento, me he dejado llevar.... He sido una grosera y una desconsiderada. Os pido mil disculpas. Es un placer conocerte, ALtair. >>

Altair volvió a reir. Su brillo osciló durante un momento, intensificándose. La chica fantasma parecía una buena persona.

- Oh, no te preocupes, supongo que es una curiosidad normal. no muchas veces se le permite a una estrella fija bajar al mundo. Lo cierto es que debería estar en el cielo, pero se me ha encomendado una misión que no pude rechazar. Pero me alegra saber que sabes sobre mí y mis hermanas. ¿Te interesa el cielo?

La estrella sonrió. Sabía que había personas que estudiaban el cielo, y otras que buscaban ver cumplidos sus deseos en las estrellas, pero era la prmera vez que tenía la oportunidad de saber más al respecto. Además, era un buen punto de partida para comenzar una conversación...

<< oh, sí. Siempre me ha fascinado el cielo, en especial la noche. Las estrellas siempre han sido como... no sé, como una manera de escapar de mí misma. Siempre me han fascinado, me sentía tan pequeña sabiendo que había tantas en el cielo... Quizá por eso aprendí todo lo que pude de ellas. Aunque tengo que admitir que no esperaba que fuesen... como tú. No me interpretes mal, las veía como puntitos brillantes, algo así como flores luminosas en el campo del firmamento. Nunca pensé que tuvieran conciencia propia...>>

Bajó la cabeza, avergonzada.

<< Lo siento, no quería ofenderte con mis palabras... Pero dime >> Intentó cambiar de tema para sentirse menos incómoda por su comentario anterior << ¿Cómo es vivir allí arriba? Tiene que ser impresionante... ¿Se puede ver todo el universo desde allí? ¿este mundo se ve pequeño o puedes verlo todo con detalle? Me gustaría verlo todo desde allí arriba al menos una vez. tiene que ser fantástico vivir allí arriba... >>

hizo una pausa, mientras miraba al cielo. Era de noche aún, así que se veían las estrellas. Alma se dejó llevar imaginando qué habría allí arriba, cómo podrían seres como aquella chica luminosa vivir allí.

<< Vaya, perdona. Otra vez estoy preguntando demasiado. SErá mejor que olvides eso. Dime, ¿A dónde te diriges? Este lugar no parece el lugar apropiado para alguien como tú. ¿Es aquí donde tienes que llevar a cabo tu misión? Quizá pueda ayudarte. Yo me dirijo a la fortaleza donde tiene su sede la Orden de la Llama, pero si puedo ayudarte en algo lo haré encantada.>>

La estrella miró a la fantasma sonriente, para tranquilizarla pues notaba su nerviosismo.

- Tranquila, la verdad es que no todas las estrellas son como yo. De hecho yo tampoco soy así, es sólo que al venir aquí adopté una apariencia lo más parecido posible a la de la raza más común aquí, en este caso humanos. Tenemos conciencia y una mente analítica y observadora, es cierto, pero es normal que penséis que sólo somos puntos brillantes, porque es exactamente lo que parecemos desde aquí. Así que no podría sentirme ofendida por tu comentario de ninguna de las maneras.

Se rió de nuevo. Ante la siguiente pregunta su rostro se tornó serio por un segundo y miró al cielo.

- Lo cierto es que es un lugar diferente a todo esto. Pero como todos los lugares tiene sus cosas buenas y sus cosas malas, entre las que se encuentra el no tener mucho espacio para moverte, a pesar de lo que aparenta.

Volvió a mirar a la fantasma y recuperó su sonrisa.

- Lo cierto es que tenía que haber aterrizado en otro lugar, pero he debido calcular o errar mi ruta inicial. Verás... tengo un mensaje para alguien, pero no recuerdo quién, así que voy a recorrer todos los lugares habitados en su busca. Morg iba a acompañarme al lugar más habitado de por aquí cerca, pero como ahora no está... No tengo ninguna dirección que seguir, sólo encontrar a la persona a quien tengo que entregarle... el mensaje. Si no te molesta demasiado, por supuesto, me gustaría acompañarte.

La fantasma se alegró de que Altair fuera tan conciliadora y tranquila, y que no se hubiese molestado por su interrogatorio.

<< Claro, será un placer tenerte como compañía >> Dijo sonriendo alegremente. La estrella empezaba a caerle bien.

Echó a andar en la dirección del castillo, ya que Alma pensó que aquel sería el lugar más habitado, por lo que había oído. ASí que por el momento, sus caminos discurrían juntos. Cuando estuvieron en camino, Alma reflexionó sobre lo que había dicho su compañera.

<< Entonces, ¿no recuerdas nada sobre la persona a la que buscas? ¿Cómo puede ser eso?¿sabes al menos si es hombre o mujer? >> Se calló súbitamente, de nuevo demasiadas preguntas a la vez. Contó hasta diez mentalmente antes de continuar.

<< Si quieres puedo acompañarte hasta que la encuentres. Yo también estoy buscando algo, aunque es más difícil de encontrar. >> Se calló, recordando a Luthys y los motivos por los que había emprendido esa búsqueda, aunque aparentó que esperaba a que la estrella contestara.

La estrella sonrió amablemente y echó a andar junto a la fantasma.

- No, no recuerdo si era hombre o mujer, pero estoy segura de que en el momento en el que la vea la reconoceré. tengo su imagen grabada en mi memoria, es sólo que ahora mismo está escondida y no logro encontrarla. - respondió a su pregunta, con una confianza plena en lo que decía. - Ya lo verás, sólo tengo que encontrar a esa persona y todo volverá a mi cabeza.

Sonrió.

- Me encantaría disfrutar un poco más de tu compañía- comentó, alegre. Luego hizo una larga pausa.

- Desde que el mundo es mundo, desde que la humanidad existe ha estado inmersa en una búsqueda. Una búsqueda a veces bastante desatinada, ya que lo que realmente busca su corazón, y ellos no han sabido ver, es algo más cercano de lo que creen. La humanidad siempre ha creído que sabía lo que buscaba, pero siempre ha estado tanteando a ciegas. - comentó de repente, como si pensara en voz alta.

- ¿sabes Alma? No me sorprende que andes buscando algo difícil de encontrar. La pregunta es, ¿buscas lo que realmente tienes que buscar? - Mantenía su sonrisa amable, pero en su mirada había un brillo extraño, casi inquisitivo. La estrella había captado algo el aura de la fantasma que le llamaba la atención: aquella mezcla de decisión y culpabilidad, de miedo y determinación que emanaba la fantasma le hacían preguntarse muchas cosas acerca de la fantasma.

Alma se mantuvo pensativa ante la pregunta de la estrella. Era la misma pregunta que ella se había hecho en innumerables ocasiones, y a la que no conseguía darle respuesta.

<< Es complicado. No sé si es lo que realmente tengo que buscar, puede incluso que esté fuera de mi alcance. Hasta puede que lo único que me ha importado en mi vida de verdad lo pierda por culpa de esta búsqueda. Pero sí puedo decir que tenía que intentarlo. Si no, nunca habría estado tranquila y me habría pasado toda mi existencia preguntándome qué habría pasado si lo hubiese buscado, si habría conseguido encontrarlo... Así que supongo que aunque no sé si lo que busco es lo que necesito, sí que necesito buscarlo. Suena extraño, ¿verdad? >>

Sonrió. No sólo sus palabras le parecían extrañas, sino también la situación: la estrella, su aura de calma y de tranquila curiosidad. Sentía como si Altair sólo con su presencia la incitara a pensar. Como cuando miraba las estrellas, que siempre acababa haciéndose preguntas, y meditando las respuestas.

Era extraño... pero agradable.

Siguieron caminando un rato en silencio, hasta que vislumbraron, a lo lejos, una fortaleza y un sinuoso castillo que llevaba hacia ella. En la oscuridad de la noche y entre aquellos acantilados afilados y escarpados, tenía un aire muy siniestro.

<< Mira, creo que es allí. Aunque da un poco de miedo >>

La mente humana es mucho más complicada de entender que incluso la de una estrella de miles de años...
La estrella meditó en las palabras de la fantasma mientras hablaba, y escrutó ese aura que la rodeaba. Le pareció que la fantasma se sentía perdida, que aunque mostrara cierta determinación, no dejaba de percibir inseguridad.

- En realidad no es extraño. Muchas personas tienen la necesidad de buscar algo pero muchas de ellas relegan esa necesidad porque no quieren arriesgar lo que tienen por un algo que no saben bien qué es. Creo que eres muy valiente sumergiéndote en tu búsqueda.dejándote llevar por esa necesidad que, de guardarla en el fondo de tí, te habría hecho más mal que bien.

La estrella sonrió justo un instante antes de que la fantasma señalase la fortaleza y el camino.
Altair lo examinó detenidamente: desde la distancia a la que se encontraban calculaba que aún tardarían un rato en llegar. Y ciertamente parecía muy siniestro en la oscuridad.

- Bueno, pero estamos juntas, así que no te preocupes. no vamos a quedarnos paradas ahora que hemos llegado hasta aquí, ¿cierto?- La estrella se acercó un poco más a la fantasma. Le hizo un gesto de ánimo y echó a andar.

Muy arriba de sus cabezas, alguien observaba la brillante luz y el etéreo resplandor caminando por el serpenteante camino. y sonreía.

Alma sonrió. no sabía por qué pero la estrella la tranquilizaba. Era como acercarse a una hoguera un día de mucho frío, resultaba placentero y grato, como si cualquier problema pudiese solucionarse. Su voz clara y suave la acunaban, hacía mucho que no sentía algo parecido. Siguieron caminando las dos juntas, incluso aquella fortaleza parecía menos aterradora estando bajo el suave resplandor de Altair.

<< Gracias. La verdad es que no me considero una persona valiente, creo que esta búsqueda es fruto de mi cobardía. Mi búsqueda está basada en algo que quizá sencillamente, intento evitar y por ello me he embarcado en ella. >>

Alma no se veía capaz de hablar de Luthys por el momento.

<< Pero hablemos de otras cosas. Cuéntame, ¿como se siente uno al ser una estrella? >>

La estrella miró al fantasma fijamente un momento. Sabía que había algo detrás de aquello, lo presentía, pero no quería incomodar a la joven, así que no preguntó. Y dada la forma en que había cambiado de tema decidió seguir su conversación sin replicar a lo que había dicho sobre la valentía. QUizá podría sacar el tema más tarde.

- En realidad me siento rara en este cuerpo. Rara y cómoda a la vez. Sabrás que las estrellas no tienen un cuerpo fijo, somos una masa de gas y luz. Pero en un cuerpo humano... todo es distinto: la manera de sentir, de ver, de hacer... es completmente diferente a flotar inmóvil allí arriba. Pero extrañaente me siento como si éste fuese mi sitio, mi cuerpo. Hace mucho que quería visitar este mundo, levo muchísimo tiempo observándoos desde el cielo. Aunque en esta forma no sea totalmente yo, porque hay conocimientos y cosas que dejé en mi lugar del cielo, me gusta esta forma.

La estrella sonrió.

-Pero dime, qué se siente al ser un fantasma? he visto mucho desde arriba, pero no he tenido oportunidad de preguntar nada nunca, hay miles de pregutnas que quería hacer, miles de cosas que me gustará entender ahora que estoy aquí... aunque no tengo mucho tiempo porque tengo que buscar a mi destinatario, creo que puedo aprovechar momentos como este, ¿no te parece?