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Mensaje por Alexandra Whiskers 07/08/16, 02:14 am


Día 0 - Esa ciudad innatural -








Spoiler:

Sus pasos hundían la nieve que cubrían la calle desalojada de habitantes. Las luces de neon eran las usuales acompañantes de ese sector, mientras que algunos animales posaban sus miradas desconfiadas en la extraña, aunque atentos estaban ante cualquier pedazo de comida que pudiera caer de sus bolsillos o manos. Desafortunadamente para ellos, solo una cajetilla de cigarros era envuelta entre sus dedos

3:12 am

Solo había nevado un par de horas, pero fue lo suficiente para decorar la estéril ciudad. Hacía hace tiempo que la iluminaria nocturna era innecesaria para guiar a los transeúntes en la oscuridad de la noche. No desde las iluminarias de neón, promocionando objetos en rebajas y servicios de dudosa legalidad, plagaban cada edificio de la ciudad

El movimiento de gente era denso, gracias a la prohibición de mantener los expendios de bebidas alcohólicas cerrados más allá de las 3 de la mañana. Muchos de los transeúntes tenían más alcohol que sangre en sus venas, sin impedir ello que entraran a otros edificios en donde podrían continuar con sus vicios, aún con la prohibición a cuestas. Entre los desafortunados de la noche, los que tenían más suerte se verían arrastrados a los pasillos olvidados del sector, solo para ser removidos de sus créditos, con alguna que otra paliza que era opcional, aunque muchos no se daban tanto esfuerzo con tipos que solo tocándolos podían perder el balance. Los que menos tenían suerte, serían atrapados por la policía en alguna de las usuales redadas nocturnas a bares clandestinos

No importaba la hora, era una ciudad que nunca dormía

3:15 am

Apoyó su espalda en la estructura metálica, mientras de la puerta salían algunos últimos clientes. El humo de cigarro era una ínfima capa de humo que se perdía entre el vapor de las máquinas. Algunos refunfuñaban mientras otros parecían querer continuar con sus asuntos en otro lado. Inhaló un poco más mientras miraba el, en comparación con otros, humilde letrero que daba a conocer el bar

Z-3N0-N BAR

No era un nombre al azar. El sector Z de la ciudad, distrito 3N0, calle N. No tenía un misterio detrás, como podría sugerir la moda de otros bares de llamar sus locales como "El paraíso del Whisky", "Alcohol Kaleidoscopico" o "Sinsed Bar"

Le gustaba

Cuando volteó levemente su cabeza para ver la puerta, solo había un sujeto mirándola fijamente, como si esperara que su atención hacia el letrero volviera con él. Era alguien de estatura media, de unos 1,80 metros, siendo de cabello blanco y corto, y tez blanca. No parecía un anciano, sugiriendo además que trabajaba en un local nocturno, sino más bien sus cabellos blancos engañaban al resto: era albino. Vestía unos zapatos color marrón, mientras sus pantalones eran grises con unas rayas color marfil que iban hacia lo largo de su pantalón. De la cintura hacia arriba, vestía una especie de gabardina muy elegante que acompañaba con una bufanda que tapaba por completo su cuello. De hecho, tapaba hasta un poco más abajo de su nariz, ocultando parte de su rostro

- Samantha, ¿no?

Asintió, mientras el cigarro que estuvo alguna vez en su boca terminó en el suelo, siendo aplastado al poco tiempo por su bota. Su cabello era de un color "azul medianoche" que se le conocía, el cuál parecía un negro muy oscuro cuando no había iluminación. Estaba amarrado por una coleta en la parte de atrás, mientras dos coletas a los costados de sus ojos llegaban hasta un poco más abajo de su cuello, siendo el espacio intermedio entre las dos ordenado hacia su costado izquierdo. Sus ojos eran de un color marrón oscuro, y su tez era blanca, aunque de un tono más bronceada que el albino. Medía 1.65 metros, y vestía en aquella noche una gabardina para protegerse del frío, la cual era llevada con el viento muy fácilmente en la parte de su cola. llevaba una blusa de color cobrizo, con un cuello de tortuga y sus pantalones de color marino terminaba con sus botas del mismo color

El sujeto solo le hizo una seña mientras salía al exterior, guardando que la puerta no se cerrara. La mujer entró sin decir una sola palabra, mientras era seguida por su anfitrión. La puerta de metal, como era de esperar, cerró apenas ambos sujetos estuvieran dentro del edificio

El pasillo era corto, pero muy oscuro. Las luces delataban la sala a la que se dirigían. Todo el lugar estaba construido a base de metal, incluyendo las mesas y sillas, aunque estas últimas tenían un respaldo cómodo en el cuál apoyarse. La barra estaba a la derecha del pasillo de donde salieron. Era bastante grande para un bar promedio de aquellos años, siendo decorado por estanterías llenas de vidriosos objetos de diversa índole y objetivo: mientras los vasos estaban ordenados de menor a mayor, y en diferentes formas, algunas botellas conteniendo diferentes alcoholes estaban en el mostrario para el deleite visual del público. La barra, además, tenía diferentes asientos para situarse frente o detrás de ella, ya fuera para conversar con la persona encargada de los alcoholes, conversar entre si, o mirar los monitores que estaban frente a la barra. Mientras, un gran salón reunía aproximadamente 20 mesas, las cuales se encontraban tanto en el centro del lugar como las que estaban pegadas en las paredes. Diferentes cámaras de seguridad vigilaban desde todos los rincones, algunas de ellas eran estáticas, mientras otras mantenían vigilancia a cualquiera que se moviera

Aunque la joven miró hacia su alrededor, no parecía sorprendida por el tamaño del local. Más bien, se dio cuenta que la cantidad de gente que había salido del bar apenas era la mitad de lo que podría haber aguantado el bar en su máxima capacidad, quizás un poco menos

- Toma asiento

El tipo se había acomodado a detrás de la barra, mientras que tomaba una pequeña tablet que se encontraba descansando junto a algunos vasos. Sin decir mucho, acató y se acomodó delante de él. No se había fijado antes, pero una puerta quizás algo pequeña para el albino estaba al costado de las botellas. El tipo comenzó a leer el texto que el pequeño aparato imprimía delante de sus ojos, solo interrumpiendo su lectura ocasionalmente con su dedo que deslizaba la pantalla de izquierda a derecha, como si se tratara de un periódico

- Samantha Busters... - murmuró. Por su voz, la chica rápidamente se hizo la idea de que el albino poseía al menos 40 años

Por su parte, la entrevistada no parecía muy nerviosa ante el poco hablador entrevistador. Sus manos estaban escondidas en sus bolsillos, producto del frío que había hecho en el exterior

- 2 años de experiencia en el bar "ilusiones alcohólicas"

- Si - finalmente habló, seca y cortante como si solo le importara responder al tipo

- Eso es en el sector Z-3NP-KI117

- Así es

La tablet contenía información curricular de Samantha, enseñando sus años de servicio y trabajo en distintas localidades. El caballero de cabellos blancos solo necesitaba tocar de los nombres que consultaba a la peliazul para que, paralelamente, apareciera una ventana que desplegara la foto del lugar, información relacionada a su lugar y años, y adicionalmente, el expediente policial del lugar

- ¿Razón de la discontinuidad del trabajo?

- El bar cerró por una orden del gobierno municipal por no renovación de la patente de trabajo - su tono de voz no cambiaba al responder, cosa que fue notada a lo largo de la entrevista

El sujeto no pareció darle mucha importancia, mientras seguía mirando su artefacto electrónico

- 6 meses en el bar "Libidinoso Trago"

- Así es

- ¿Motivo de la desafiliación laboral?

- El encargado del local me mantenía a contrata de medio tiempo, pero decidió cambiarme a full time cuando renunció parte del staff. Eso, sin intención que la paga fuera acorde al nuevo horario

Su mirada dejó de mirar el equipo electrónico para encontrarse con sus ojos

- ¿Cuánto era la paga cuando trabajabas part time?

- 600 créditos

Por un momento, parecía que iba a decir algo más, pero ninguno de los dos parecía tener el interés de ahondar más en ello. Por lo mismo, nuevamente las imágenes en la tablet comenzaban a cambiar. Se mantuvo en silencio por algunos segundos, cunado decidió volver a preguntar

- ¿Te encuentras desempleada en estos momentos?

- Así es

- ¿Disponibilidad inmediata?

- Así es

Parecía que la noche estaba condenada a ir entre silencios incómodos y respuestas secas, cuando el albino decidió salir de la barra, dejándola con la pequeña puerta abierta para que pudiera entrar

- Prepáreme un Ruso Verde, con dos de hielo

Aún cuando fuera una entrevista laboral para el puesto de barman, no parecía que la entrevista acercara a ambos durante ella. En una situación normal, incluso un acercamiento cínico podía nacer de un montón de preguntas y respuestas, ya fuera por la entrevistada y su interés por conseguir un puesto de trabajo, o el entrevistador para conseguir a alguien con el menor costo posible. A diferencia de todo lo mencionado, ambos se mantenían tal y como se habían conocido en la puerta del bar. Es por eso que, para dos sujetos normales, el invitar a una extraña que podía romperte la cabeza con una botella y robarte todo, o un extraño que podía esperar el mejor momento para secuestrarte y ponerte en el mercado de tráfico humano, no hubieran tenido las agallas para seguir como si todo fuera lo normal

Sin decirlo, y sin saberlo, se tenían confianza. O quizás, confiaban en ellos mismos

Dejando su abrigo a un lado, y acomodándose detrás de la barra, miró los alcoholes que se desplegaban para la vista de quienes buscaban un buen trago. Aunque no pudo ser vista por el dueño, Samantha mostró un gesto leve de asombramiento al descubrir que el sujeto ordenó los alcoholes de forma alfabética a lo que eran. Así, el whisky se encontraba de las últimas botellas en la parte más baja de la estantería, mientras que otros destilados, como el Brando podían ser encontrados en la parte superior. Curiosamente, ninguno de estos alcoholes se encontraba lejos de su alcance, aún cuando el mueble permitía el almacenamiento de más alcoholes arriba

En una pequeña jarra metálica, depositó un poco de aguardiente, mientras que llenaba hasta 1/4 de la jarra con jugo de frutilla. Comenzó a batir firme y constante, aunque no violentamente, el interior, mezclandolo en un semicírculo que lograba con las manos. Su entrevistador, mientras, solo se dedicaba a mirar su aparato electrónico, como si no tuviera real interés en ver qué hacia con sus manos

Eso, hasta que de la nada habló

- ¿"Ilusiones alcohólicas" estaba administrada por el Viejo Joe cuando te contrataron?

Aquellas palabras lograron que detuviera el movimiento por algunos segundos, pero cuando se recompuso, prosiguió con la preparación

- Así... si, así es. En realidad, no lo conocimos como tal hasta algunos meses después que nos contratara

- Ya veo. ¿Como lo llamaban antes?

- Le gustaba que le dijeran Jonathan, simplemente

Aquel comentario hizo que esbozara una sonrisa en sus labios, el primer gesto que había hecho desde que la peliazul llegara al lugar

- El Viejo Joe siempre fue así. Pensaba que no lo tomarían en serio con un apodo así, por lo que evitaba que lo llamaran de esa forma - también, de forma cambiante a como había sido anteriormente, dejó la tablet en la mesa de la barra - Pensaba que no lo respetarían si lo llamaban de forma tan cercana como esa

No podía sacarse esa extraña sensación al verlo hablar tan sueltamente, como si en realidad no buscara alguna asistente o barman para su lugar. Sus manos siguieron sirviendo el trago, pero su mente lentamente divagaba en otro horizonte, en parte por sus recuerdos

- Todos lo hacían, sin embargo. No importaba si fuera con Jonathan o con "Viejo Joe"

- ¿Tenía a mucha gente a su cargo?

Ladeó levemente su cabeza hacia la derecha, mientras sus ojos intentaban desentrañar en el pasado que no muchas veces se ponía a pensar que existía

- Eramos 5 personas en total. El Viejo Joe se encargaba de las finanzas, mientras que me desempeñé como camarera - rápidamente vio en su frase un error, por lo que no tardó en intentar corregirlo - Aunque no demoré en atender la barra y comenzar a preparar tragos

No dudaba de ello, ya que miraba las manos de la joven acarrear diferentes destilados sin mayores complicaciones, y de una forma natural que le indicaba que venía de una buena escuela. No pensaba, específicamente, en las escuelas donde se pagaba para estudiar materias inútiles para el negocio. Pensaba en aquella "escuela de la vida", en donde años de experiencia forjaban las destrezas de los más jóvenes, mientras los más viejos transmitían sus conocimientos a mentes hambrientas de saber

- Fue bastante buena la enseñanza que te dejó, por lo que veo

- Era una persona exigente, pero paciente y comprensiva. Siempre notó que me esforzaba, y cada vez que le pedía una nueva oportunidad, el probaba si era capaz de corresponder - en un momento de humildad, reconoció - No podría estar más agradecida de las oportunidades que me dio

El albino sonrió al escuchar las palabras de Samantha, como si se alegrara de escuchar eso

- El... - aunque no demoró en borrar su sonrisa de su rostro - En realidad, fue una mentira lo del permiso

Por primera vez durante la noche, la joven detuvo su atención en todo lo que hacía. Pronto se olvidó que estaba en una entrevista de trabajo, sirviendo un trago, estando en el sector Z-3N0-N

- ¿Qué?

- Su esposa sufrió de un envenamiento por manipuleo de robots con alimentación gama en el puerto

Intentaba recordar si hubo un evento como aquel en el tiempo que ella trabajaba, pero no recordaba mención alguna en las noticias o en algún lado de la prensa

- Cuando supo que el tratamiento costaría 300 millones de créditos, apeló al servicio de salud para hacer uso del beneficio otorgado a familiares de quienes lucharon en la guerra de las confederaciones -  su voz cambiaba lentamente de un tono neutral que intentaba mantener, a un tono de amargura y resentimiento -. Sin embargo, le fue negada

- ¿... Pero por qué? - preguntó extrañada, sin entender mucho - ¿No se supone que las familias de las personas que lucharon en esa guerra tenían beneficios extendidos que liberaban pagos de tratamientos médicos?

- Por supuesto, pero para hacer uso de ese beneficio, primero habrían tenido que admitir públicamente sobre el accidente

El peso económico que collevaba mantener las instituciones de salud había llegado a un punto en donde ya no era viable para ellos el intentar mantenerlas. Lentamente, y con el paso de las décadas, se realizaron movimientos en los congresos para que el estado al fin pudiera liberarse de estas cargas, y fue cuando las empresas privadas entraron en el tablero. Para la última década, muchas corporaciones globales eran las responsables de la administración de la salud en los países. Y no solo eran empresas que controlaban la salud. Eran las mismas que controlaban los medios de comunicación, la prensa, las radios, lo que pudieras pensar. Y aún cuando aceptaron las condiciones gubernamentales para el trato con los veteranos de antiguas guerras, desembolsar 300 millones para un tratamiento que el mismo gobierno quería mantener en secreto no iba a ser una posibilidad. No al menos, una sin las repercusiones mediáticas que iba a tener

- Es por eso que no hubo noticias ni fue cubierto por otros medios - murmuró para si

- La opinión pública es susceptible a... - se calló apenas pensó en la posibilidad - A quién engaño, la opinión pública no importa. El trabajar con ese tipo de maquinaria hubiera sido riesgoso para la inversión de la confederación asiática en el país. No se arriesgarían si supieran que existía riesgo de contaminación

Pensó por algunos segundos sobre toda la situación, mientras sus manos instintivamente seguían preparando el trago solicitado

- Entonces, el Viejo Joe...

- ... decidió vender todo para pagar el tratamiento de su esposa

- Si, puedo entenderlo

Su visión sobre su antiguo jefe cambió de forma muy radical cuando terminó de escuchar. Su imagen de él era de una persona muy trabajadora y honesta, pero no muy concentrada. Se distraía demasiado, y a veces cometía errores tontos que era muy difícil de explicar por qué los hacía. Era como si su mente viajara a sus tiempos de novato y la torpeza de uno lo dominaba. Pero tenía un gran corazón, y se encargo siempre de hacerla bienvenida al lugar, independiente de si lo conocía por alguno de sus apodos

Dos copas fueron servidas frente al entrevistador, quien sostenía su tablet sin mirarla. Sus ojos se posaban en los tragos servidos. Le gustaba lo que veía, tenían buen aroma cuando acercaba su nariz, y su sabor se encontraba en el punto justo, en donde ningún sabor opacaba al otro. Además la cantidad no era demasiada, lo que era bueno para mantener las ganancias al tope

La joven, sin embargo, todavía se encontraba espaciada en otro lado. Al menos, en su mente

- ¿Y su señora? ¿Y él?

Se quedó completamente en silencio ante sus preguntas. Cerró sus ojos, y por un momento, dudó de si era buena idea. Pero finalmente, dejó que la verdad fuera la que hablara en aquella nevada noche.

Tomó su tablet con ambas manos, entregándosela en las manos a Samantha, quien la recibió por un poco de duda al principio. Finalmente se concentró en el contenido. Sus ojos se deslizaban por la iluminada pantalla, siendo asistida ocasionalmente con su dedo, que se deslizaba desde abajo hacia arriba de manera ocasional

Su reacción fue muy cerrada para si. Frunció el ceño, mostrando un enojo que quizás era la punta del iceberg de lo que realmente sentía. No demostró la tristeza como para llorar, manteniéndose estoica mientras leía. Pronto olvidó, nuevamente, que se encontraba en una entrevista de trabajo y tomó una de las copas servidas

Su entrevistador no opuso resistencia ni dijo reclamo alguno ante su acción. Más bien, tomó la segunda copa que había servido, y levantó levemente su contenido hacia el cielo, mientras que, en una sincronizada reacción, la joven hizo lo mismo

El alcohol entró a sus cuerpos de manera lenta y progresiva. Con rabia. Con rencor. Sus sentimientos estarían guardados durante la noche, más no eran lejanos entre si. Las corporaciones quizás podían controlar lo que pensaba la gente, quién recibía salud y quién no, o la información que decidían que podían leer, pero los sentimientos siempre serían personales, algo intrínseco e intangible, algo que, en un mundo donde cada vez se perdían más cosas, jamás podrían ser arrebatadas

Era poético, en cierto sentido, que la ciudad innatural almacenara seres tan naturales...
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Mensaje por Delin 13/08/16, 02:42 pm

Muy buen texto, la historia triste, pero era de esperar y quien sabe si no estamos tan lejos de ese planteamiento que haces. Me ha gustado mucho. Solo un pequeño apunte, revisa un poco el texto hay algunas frases mal construidas, nada importante sin embargo.
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Mensaje por Alexandra Whiskers 15/08/16, 10:18 pm

Delin escribió:Muy buen texto, la historia triste, pero era de esperar y quien sabe si no estamos tan lejos de ese planteamiento que haces. Me ha gustado mucho. Solo un pequeño apunte, revisa un poco el texto hay algunas frases mal construidas, nada importante sin embargo.

Intentaré revisar un poco más mis textos. A veces no me doy cuenta de mis errores >_<

Pero gracias por leer el texto, y me alegra saber que te gustó =D

Este texto está separado de las historias que coloco en el otro tema, más que nada porque tienen más continuidad entre si
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Mensaje por Alexandra Whiskers 15/08/16, 10:43 pm

Día 1 - Ocultandose de una distopía -









La puerta de metal lentamente se cerró a medida que ambos entraban por el largo y oscuro pasillo. Era un camino recto, por el que se podían sentir las paredes que encerraban el lugar. Tenía 1 metro y medio de ancho, y algo más de 2 metros de altura, por lo que era realmente incómodo para las personas altas el caminar por ahí. Afortunadamente, el camino no era muy largo. El ruido de la gente en el salón principal anunciaba mucho más pronto la llegada al lugar que el mismo alcohol

10:55 pm

La clientela del lugar era algo ya tradicional. En cada rincón, habían rostros conocidos. No necesariamente se trataban de personas que conversaban entre si, sino gente que parecía ya parte de los adornos por las veces que podías verlas en una noche. Sin embargo, alguien que nunca habían visto anteriormente los hizo detenerse por algunos segundos

Era una chica, que quizás llegaba a los 30 por su apariencia, vestida muy formalmente. Su cabello era de un color azulado, atado por dos coletas detrás de su nuca, vistiendo además otras dos a los costados de sus ojos, mientras que el cabello intermedio era peinado hacia el costado derecho de la dama. Sus ropas consistían de una blusa blanca manga larga, acompañada de una sobria corbata escarlata, mientras que un saco de manga corta, de un color curiosamente parecido al de sus cabellos, abrochado a la altura de su abdomen le daba un toque realmente elegante para un lugar que quizás no estaba a la altura de ello. Aún cuando solo era posible ver su figura desde la cintura para arriba, complementando su vestimenta usaba una falda que llegaba algunos centímetros más arriba de su rodilla, y unos zapatos de tacón con el mismo tono que el saco, los cuales eran más fáciles de adivinar debido a los pasos que realizaba

Sus mentes se volvieron bobas ante la mujer, pero no tardaron en sonreír con gracia mientras caminaban hacia la barra

- Por fin ese testarudo nos hizo caso y contrató a una mujer

Sin duda, más que el haber contratado a alguien, estaban contentos que era una mujer

No lo habían notado antes, pero cuando se acomodaron en los largos asientos, pudieron notar que la mujer llevaba en el saco una identificación

- Samantha... Busters -  murmuró uno de ellos

No hubo una respuesta por parte de la encargada de los tragos. Aunque no los perdía de vista, sus manos se encontraban ocupadas secando un pequeño vaso, usando un delgado paño blanco creado específicamente para esa tarea

Ambos tenían alturas dispares. Mientras que uno era un poco más alto que ella, con un 1.75 metros, el otro podía llegar a la altura del pasillo que hacía llegar al lugar sin problemas, con 2 metros a su haber. Ambos eran de tez blanca. Uno de ellos tenía tanto sus ojos como cabellos de color castaño, mientras que el otro sujeto usaba lentes oscuros que impedían saber qué color de ojos tenía, aunque sus cabellos eran oscuros, por lo que era fácil asumir que eran castaños también. Ambos tenían una contextura delgada, algo avejentada y no tenían menos de 50 años. En especial, el de los anteojos usaba una barba muy mal arreglada

- Es un lindo nombre, sabes - habló el más alto, dueño de los anteojos - Me imagino que de origen de la confederación americana, ¿no?

No hubo una respuesta verbal, más solo asintió la cabeza

- De las calladas, ¿no? - prosiguió con su inquisición - Es mejor así, este sector solo trae escoria, borrachos y muertos de hambre

- Y tu eres el ejemplo honorario de nuestro sector 3N0 - interrumpió su acompañante, lanzando una risotada. Aún cuando el buen humor del tipo era más que palpable, no sacó reacciones de la chica

- Ja... Ja... me encanta tu humor pre-borrachera, Thomas - respondió con un tono sarcástico -, al menos tienes el potencial de hacer reír a alguien, a diferencia de cuando te emborrachas. Ahí, solo eres un triste sujeto que parece camionero intentando manejar la taza del baño

- Oh, vamos, ¿piqué algún nervio sensible? - respondió golpeándolo suavemente con el codo

- Siempre te pones así con las nuevas caras, ¿crees que vas a impresionar a alguien haciéndote el gracioso?

- Soy gracioso todo el tiempo, tu problema es que a ti no te saldría ni aunque un trasplante de corneas dependiera de tu vida

- Si llamas a hacerte el payaso como "gracioso", es realmente patético. Tu sabes bien que das risa de pena cuando sueltas alguna de tus mierdas, ¿verdad?

Ambos sujetos parecían llevar una conversación bastante densa, y Samantha no sabía si iban a solicitar algo, o si pronto, debido a los trapos sucios que se sacaban, iba a pasar a mayores. Afortunadamente, una presencia masculina llegó a un costado de ellos, aunque no originalmente para conversar con ellos

- Me imagino que en vez de venir a pelear, vinieron a pedir algo para tomar, ¿no?

Ambos voltearon para ver a quienes les interrumpían, pero ya habían reconocido la voz desde un inicio

- Si, Jefe - respondieron al unísono, de manera sumisa, como si les hubieran coartado cualquier tipo de acción diferente a lo que uno hacía en un bar

- Samantha - dejó de prestarles atención para extender su mano y entregarle dos papeles -, en la mesa 5 dos cervezas medianas, y en la mesa 6 un whisky en las rocas, y un Bloody Mary

- Entendido, jefe

Era una coincidencia que ambos sujetos se refirieran al que los interrumpió como "jefe". El dueño del lugar, un albino con ropas muy elegantes, solo era conocido por aquel pseudónimo entre los clientes del bar. Ello hacía una gran diferencia entre quienes le decían "jefe" como parte de un apodo, y Samantha, quién lo trataba como la palabra correspondía

Y aún más curioso que aquel pseudo-nombre, era el hecho de que nunca se le veía sin su bufanda, la cual escondía la parte inferior de su rostro

- Listo, jefe - los 4 vasos de alcohol fueron servidos con efectiva rapidez, las cuales se posaron en una bandeja de metal. El albino no tardó en desaparecer de la barra, tan rápido como había llegado a solicitar las órdenes

Ambos sujetos se miraron mutuamente, y soltaron un suspiro como si hubieran aguantado el aire por algunos segundos

- Jefe no tendría que estar regañandonos si te comportaras mejor - murmuró uno de ellos. Su acompañante estuvo a punto de responderle de manera pesada, pero dudó por algunos segundos, lo que consiguió que se arrepintiera de expresarse

- Iré a ver qué hay en la rocola, esto está más muerto que... - no alcanzó a terminar su frase cuando un tic en el ojo de su amigo hizo que recapacitara - ... olvídalo, viejo amargado

Suspiró, mientras se acomodaba en el asiento

- ¿Primer día trabajando en el Bar Zenon?

Sus palabras hicieron que se interesara más en lo que decía, mientras su mirada mostraba extrañeza

- ¿Bar Zenon?

- ¿Jefe no te contó que ese es el apodo cariñoso del Bar?

Negó con la cabeza, mientras el acompañante parecía indeciso entre las canciones que aparecían para escoger

- El decir "el Bar Zeta-Tres-Ene-Cero-Ene" hace muy largo, enredado e impersonal. Muchos de acá les encanta el bar, pero el nombre deja mucho que desear

Cuando lo pensaba, sentía que tenía sentido que lo llamaran así. El tres parecía una E invertida, mientras que las diferencias entre un cero y la O eran aún menores

- Suena... mucho mejor, si, es verdad - la joven asintió

Un grito interrumpió la charla, el cuál venia de la rocola. Cuando ambos ojos cambiaron de destino, el viejo parecía danzar feliz y moviendo las caderas animadamente según el ritmo. Se dio media vuelta, moviendo sus brazos, mientras movía sus labios como si supiera la letra de la canción

- ¿Que estará escuchando este viejo histérico? - murmuraba, mientras llevaba su dedo índice hacia su oído derecho, presionando suavemente la piel externa de este. Aunque tardó algunos segundos, lentamente entendió - Ahh, es "esa" canción

La acción había sido imitada por algunos clientes, incluyendo a Samantha. No era un gesto hecho al azar. La rocola, aún cuando era un objeto que trascendía ya más de 100 años de existencia, se encontraba alterada para transmitir señales de radio por el aire, en vez de transmitir sonidos. Estas señales podían ser capturadas por cualquier dispositivo autorizado para recibirlas, las que eran usualmente implantes que se encontraban muy cerca del oído de las personas. Solo bastaba presionar el dispositivo levemente para activarlos, cosa que habían hecho una cantidad no menor de personas cuando vieron al tipo gritar y bailar frente a la rocola

- Tiene un rato con eso - se giró nuevamente a la mujer encargada de los tragos -. Sirveme una cerveza mediana, no creo que tome más que eso por esta noche

La joven asintió y, como si fuera un ritual ya casi perdido, colocó un vaso de mediano tamaño delante de una pequeña caja rectangular de metal, mientras jalaba una manilla, consiguiendo que de una pequeña abertura, comenzara a salir el espumeante líquido marrón, llenando el vaso en algunos segundos

- Son 100 créditos - Samantha le dio el precio, y antes de entregarle la jarra, una pequeña pantalla se abrió delante del viejo. Era una de color verde, con letras oscuras que indicaban un precio y solicitaban la confirmación del cliente. Por un momento, pareció extraño el que colocara su dedo índice de su mano izquierda en la pantalla, en vez de la derecha, para confirmar mediante su huella dactilar. Por un momento, lo había asociado a que podía ser zurdo, pero la forma en que colocaba sus brazos le daba a entender que no era así

Cuando el trato estuvo cerrado, la pequeña pantalla se ocultó en la barra tal y como había llegado, no sin antes mostrar una cara feliz con el texto "GRACIAS POR SU COMPRA"

- Grac... - apenas pudo expresarse cuando dudó por un momento antes de recibir la jarra - Esa jarra, ¿está hecha de...? Pues, tu sabes, eso de... - parecía más duditativo mientras dejaba con la mano estirada a la joven

- ¿Se refiere a...? - se extrañó por un momento ante su reacción - ¿... si tiene certificación A2-2177?

- Si, si, eso - no parecía que quisiera hablar mucho de ello

- Si, en realidad ningún vaso en los que servimos carece de esa certificación - acotó

El anciano pasó de un estado denso a uno más calmado, como si ello le sirviera

- Uff, gracias. La verdad, todavía no me acostumbro - se escuchaba más relajado, mientras tomaba la jarra con su mano derecha

No tardó en beberse la mitad de la cerveza en el primer trago. Parecía contento, después de ese largo trago, como si hubiera extrañado el sabor de la cerveza

- Ahhh, que delicia. Jefe siempre consigue de la buena

Samantha estaba al tanto del cumplido, ya que no era primera vez que se lo hacían. Lo asoció por un momento a que intentaban ligar el cumplido hacia ella, ya que los años como camarera, además de llevar tragos y atender clientela, la habían llevado a conocer gente que podía ir de las poesías más inverosímiles hasta, derechamente, agarrones. Afortunadamente, durante sus trabajos, siempre que ocurría eso, las personas terminaban arrepentidas de esas acciones después que los jefes que tuvo arreglaran sus males con los puños

- Como decía, jovencita - interrumpió el sujeto entre los saboreos de espuma -, ojalá le guste trabajar en el Bar "Zenon". No somos un Bar poblado y vomitando gente, pero los que venimos somos gente buena - miró a su compañero, quién le quitaba una cerveza a un cliente y se hacía el lindo con una chica de alguna mesa de por ahí, lo que consiguió que le dieran tanto una cachetada como un puñetazo debido al robo del alcohol - ... en el fondo

La joven no supo reaccionar de una forma "adecuada" a las palabras. En ningún momento, desde que había solicitado la entrevista de trabajo hasta hace 3 segundos atrás, había pensando que este podía ser más allá de un simple trabajo. Tampoco lo creyó después de sus palabras. Es por eso que no sabía decir nada que no fuera antipática de su parte, o densa. Es por eso que simplemente asintió, mientras el sujeto se daba vuelta, para terminar su cerveza, mientras miraba las pantallas de televisión que se encontraban en el centro del lugar

El reloj del noticiario marcaba la hora

11:31 pm

Presionó su oído para sincronizar la señal hasta la televisión, dejando de escuchar lo que la rocola tocaba en ese momento. No era fanática de escuchar las noticias, las odiaba de hecho, pero no importaba donde estuviera o donde navegaba, el permanente flujo de información no escapaba a los habitantes de esta ciudad distópica

- ... y en noticias nacionales, la protesta convocada por la Federación de Habitantes por Salud Digna culminó con 150 mil detenidos en la Plaza de la Constitución, ubicada en el Sector T-8KI-17L

Una persona con una voz celestial, casi perfecta. Su rostro mostraba a una mujer adulta, de aproximadamente 30 años, con sus cabellos cortos y oscuros, mientras que un saco de color oscuro mostraba parte de su cuello y vestido escotado. Su cuello era adornado por una delgada tela que se pegaba a su piel, y sus ojos estaban pintados alrededor de un tono oscuro

- La marcha fue convocada hace 3 días por el encargado de las Ciencias Políticas del Centro Universitario Profesional DECADES, en respuesta a la indignación causada por la nueva política de salud aprobada por el Gobierno. La protesta, sin embargo, tomó un cauce distinto cuando la Guardia Blanca impidió el acceso de 500 mil personas por la Avenida Icarus, principal arteria urbanística donde el palacio del senado se encuentra

Pronto el buen humor del cliente con el que conversó se esfumó, dejando la jarra con solo un par de sorbos para ser terminada

- Malditos manipuladores - murmuró para si -. Se encargan de mostrar imágenes de gente detenida, protestando, el vandalismo y todo eso, y ni se encargan de decir por qué la gente protestaba inicialmente

Y en esa línea, Samantha le daba la razón. En todo momento que informaban sobre el incidente, la locutora evitó por completo el referirse a aquella ley que sacó a la gente a protestar. Políticos indignados frente a los destrozos, promesas de mano dura ante los llamados delincuentes, pero ninguno de ellos reparó el qué llevó a que la gente se indignara de esa manera. Tampoco hubo una entrevista hacia el responsable de esta manifestación improvisada. Solo una voz dentro de todo este conflicto era la que se mostraba en las pantallas, siendo la otra cada de la moneda completamente silenciada frente a la fuerza comunicacional de cierto poder político

Era claro, para muchos en el bar, que aquel poder político no estaba interesado en representar la opinión de su electorado

02:31 am

El Bar se vació antes de la hora límite que impusieron las autoridades, aunque afortunadamente había sido una buena noche con muchos clientes. Jefe, por su parte, se encargaba de limpiar las mesas mientras Samantha terminaba de limpiar los últimos vasos y guardando los licores abiertos que quedaron con lo suficiente para armar nuevos tragos

Pero la joven se encontraba espaciada, con dudas en su cabeza. No por lo que había visto en el noticiario, sino más bien por algo que le llamó la atención mientras sirvió cerveza a los clientes

- Jefe, le hago una consulta - dijo, mientras dejaba un vaso de lado

No hubo respuesta

La joven se extrañó ante esto, pero lo asoció a que quizás también estaba distraído

- Jefe, una consulta - habló más fuerte esta vez

Sin respuesta nuevamente

De la extrañeza pasó al enojo, cosa que se notó cuando levantó su voz de nuevo

- ¡JEFE!

Como si hubiera despertado de estar caminando dormido, se enderezó y miró con cara de disculpa a la joven, mientras se tocaba ambos oídos para apagar el dispositivo que hacía llegar la música a sus orejas

- Disculpa, estaba pegado con esa canción - se excusó

- ... Eso no parece algo propio a la imagen que da, jefe

- ¿La imagen que doy?

- Si, ya sabe...

- No, no lo sé, ¿qué imagen doy? - levantó una ceja, siendo él quién cambió los turnos en la interrogación

- Pues... ¡espere! - pero la joven se dio cuenta de cómo intentó cambiar el tópico de la conversación - Jefe, no me distraiga de lo que quería preguntarle

- ... pero si no he hecho nada - se le escuchaba honesto, y probablemente no lo había hecho a propósito

- Pues, en realidad, son dos cosas... - salió de detrás del mostrador para sentarse en una de las sillas frontales de la barra, cruzándose de piernas para acomodarse

- Ajam - no pudo evitar que sus ojos bajaran más abajo de la altura de sus caderas

- ... - lo que hizo que la joven se mostrara algo irritada - Mis ojos están arriba, Jefe

- Si, lo sé - aunque no se detuvo

La camarera no pudo evitar negar con la cabeza, y decidió, por su salud mental, proseguir con sus consultas

- ¿Cómo se llama realmente el bar?

- ¿Realmente? - sus ojos se desviaron, algo extrañados ante su pregunta, hacia su rostro - El Bar Z-3N0-N. ¿Por qué lo preguntas?

- Hay gente que lo conoce como "El Bar Zenon"

- Si - asintió

- Ah, ¿estás pendiente de eso Jefe?

- Ajam - asintió

- ¿Pero ese es un nombre que le diste? ¿O...?

- La gente que se encariñó le dio ese nombre - se encogió de hombros -. No es que me importe realmente, pero supongo que es más fácil para la gente recordar un nombre como "Zenon"

- ¿Pero no has pensando en cambiarlo?

- Hmm, no - fue tajante en su negativa, pero más parecía que realmente no lo había pensado seriamente

- ¿Por qué?

- No lo sé - y realmente parecía que no lo había pensado demasiado

- ¿Osea, nunca se le ocurrió, Jefe?

- Hmm... - parecía pensarlo realmente, pero eso solo consiguió que desviara levemente la conversación - Ahora que me doy cuenta, me vas tratando de usted durante la conversación, pero cambias a tutearme

- ¿Ah? - el rostro de la joven mostró una extrañeza que nada de lo que había pasado anteriormente había logrado conseguir

- Ya sabes, "tu", luego "usted", luego "tu"

- Jefe... no tienes que ocultar que tu falta de imaginación te impidió escoger un mejor nombre

- ... - solo consiguió que se acomodara su bufanda a modo de respuesta

- ... - y como respuesta a su gesto con la bufanda, se cruzó de brazos sin decir nada, mirándolo inquisitivamente

- ...

- ...

El silencio fue incómodo por algunos segundos. Al menos, hasta que el albino lo rompió sin anestesia

- ... ¿Y lo segundo que era?

- ¡Ah! Cierto - su cambió de actitud fue casi como si hubiera un giro en 180 grados - Un cliente me preguntó por si teníamos certificación A2-2177 en nuestros vasos

- Pues, si la tenemos - asintió -. ¿Te lo preguntó algún cliente en particular?

- Uno de los sujetos que atendí cuando vino a hacerme unos pedidos, y los regañó

- Ah... Thomas y Matt - no parecía que le costaba recordar mucho -. Si, me imagino que fue Thomas el que preguntó, ¿no?

- Ehhhhhhh..... - se dio cuenta que nunca les preguntó sus nombres, por lo que no sabía quién era quién - ¿S...Supongo?

Al sujeto no parecía importarle realmente. No esperaba que la joven comenzara a relacionarse tan activamente con los clientes. Sobre todo después de su entrevista, donde se hizo una idea de cómo era y como reaccionaba ante las situaciones. Simplemente se sentó a su lado, mientras agarraba un pequeño vaso que estaba al otro lado de la barra. Samantha no lo había notado antes, pero Jefe usaba unos guantes blancos, como si fuera un sirviente o camarero, lo cuál coincidía un poco con sus acciones de llevar los tragos durante la noche

- Hace un par de semanas atrás, Thomas sufrió un accidente industrial. Su brazo derecho sufrió las quemaduras de ácido anhidrico polimetrico desde la zona debajo del codo hasta su mano

Cuando le dijo eso, su rostro cambió a mostrar un dolor empático frente a aquel accidente, mientras dejaba de cruzar sus piernas y con su mano izquierda tocar su brazo derecho, como si la noticia le hubiera hecho doler

- Perdió toda sensación del nervio y movilidad. Básicamente, terminó con un muñón colgando

- Au... de solo pensar en eso...

La camarera miró brazo derecho, oculto debajo de la blusa. Sus dedos se movían como si estuviera haciendo un ejercicio para calmar sus nervios o para estimular sus tendones

- Tu sabes lo que les pasa a quienes tienen ese tipo de accidentes, ¿verdad? - preguntó Jefe, mientras la miraba a los ojos

- ... - la joven cerró su puño, sintiendo levemente cómo sus uñas presionaban la palma de su mano - es por eso que pagó con su huella dactilar izquierda y tomó la jarra con la derecha

El albino dejó el vaso boca abajo del lugar donde lo sacó, junto y ordenado con el resto de sus compañeros ya limpios

- Inicialmente, las personas que reciben prótesis mecánicas tardan en acostumbrarse a la fuerza que deben usar para volver a hacer sus vidas de forma natural. Es por eso que el certificado A2-2177 existe, resguardando que los vasos tengan la suficiente resistencia para las personas que los toman

Mientras que el sujeto se presionaba una sola oreja para volver a escuchar la canción pegadiza que el acompañante de Thomas tanto bailaba y emocionaba. Esta vez, se aseguraba de escuchar en solo una oreja para poder escuchar a la joven por si lo necesitaba nuevamente, mientras volvía a sus quehaceres

Y como adivinó, aquello no tardó mucho

- Se le veía animado - dijo, mientras sonreía levemente mientras miraba su brazo

- Thomas sabe que perder un brazo es duro para cualquiera, pero no deja de ser él mismo por ello - respondió, mientras usaba el paño para dejar la mesa resplandeciente y limpia, aunque era tramposo en ese sentido, ya que aquella mesa apenas había sido ocupada -. Todavía le quedan muchas razones para ser feliz. Supongo que el que una linda camarera le diera una jarra de cerveza fue una más

No pudo evitar sonreír frente a sus palabras. Pero era una sonrisa distinta a las que normalmente daba. Era una sonrisa que fácilmente decía "eres un pervertido" en su cara...
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Mensaje por Delin 17/08/16, 07:21 pm

Mola mola, que me he enganchado y del tirón la he leido. Me gusta tu historia del bar Zenon ;P

Por cierto se me olvido comentarte que el dibujo de la chica me encanta ¿lo has hecho tu?
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Mensaje por Alexandra Whiskers 28/08/16, 10:22 pm

Delin escribió:Mola mola, que me he enganchado y del tirón la he leido. Me gusta tu historia del bar Zenon ;P

Por cierto se me olvido comentarte que el dibujo de la chica me encanta ¿lo has hecho tu?

Muchas gracias por el comentario! Me da gusto que fuera lo suficientemente interesante como para leerlo de tirón =D

Sobre el dibujo, no, el dibujo lo encontré en otro foro, y me ha gustado lo suficiente como para inspirarme en como crear a la personaje principal. No he encontrado la fuente, eso si >_>
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Mensaje por Alexandra Whiskers 30/08/16, 12:41 am

Día 2 - Ingenio y Artificio -



Casi podía considerarse como un evocador de recuerdos que, hace ya más de un siglo, habían abandonado este mundo. Aún cuando la rocola también se la podía considerar dentro de esa descripción, fallaba en que había sido adecuada y modificada para transmitir señales de radio. Era un objeto que se adecuaba al siglo en que la gente estaba, con una carcasa retro que hacía recordar viejos tiempos

No, este objeto era distinto. Aún cuando el cuarzo había sido desplazado como el material más exacto para medir la hora, y así también las antiguas baterías pequeñas dejaron de existir en los locales comerciales, el pequeño reloj de forma circular hacía notar su presencia con sus pequeños "TIC TOC". Eso, para quienes no tenían sus sentidos auditivos y visuales concentrados en los monitores que mostraban ya las tragedias del día a día

10:57 pm

- El alcalde de la ciudad, Henry Smith. Se refirió a los hechos ocurrido ayer, en la protesta acaecida en la Plaza de la Constitución, en el Sector T-8KI-17L. Esto, en respuesta de la ciudadanía frente a las medidas de salud implementadas por el gobierno, y que tendrán su completo efecto a partir del 1 de enero del año próximo

La lectora de noticias era conocida como Amanda. Aunque no era una sorpresa, muchos veían las noticias no por que fueran interesantes en si, sino por quién las daba a conocer. Era una musa que inspiraba pasiones en los corazones de algunas personas. Su rostro evocaba clase, elegancia y serenidad. No importaba qué tipo de noticia entregaba, a quién entrevistaba, o la hora de las noticias urgentes, siempre se la veía profesional

- "¡No podemos seguir amparando a personas que desean implantar sus ideas anarquistas en los craneos de las personas más vulnerables!" - se mostraban imágenes de una conferencia de prensa, en donde un sujeto con casi nada de cabello en su cabeza, un bigote que llegaba hasta la barbilla y con un rasurado que delataba levemente lo mal que fue hecho, vestido además de un traje formal que hacía poco en delatar la panza que tenía gracias al buen vivir - "Imaginen si cualquiera atrajera protestas por cada cosa que no le gusta. ¡Estaríamos llenos de delincuentes que buscarían la oportunidad de saquear los pequeños lugares comerciales de la calle que con tanto esfuerzo se intentan mantener!"

Su discurso, por lo menos en el bar, no era compartido por la mayoría de los asistentes, quienes silbaban ante las declaraciones

-  Alan Zhen, capitán del regimiento número trece de las Valkirias, realizó declaraciones sobre el balance de heridos y destrozos ocasionados en la marcha. De acuerdo al balance...

Su atención no duró mucho tiempo, cuando Samantha dirigió sus ojos hacia su jefe. Más bien, se sintió distraída y curiosa por lo que hacía. Su mano derecha se dirigió hacia su oído del mismo hemisferio, apagando el dispositivo implantado para recibir señales, mientras que el albino tomaba una pequeña silla de madera, pegándola contra la pared y apoyándose en ella para quedar frente a frente al reloj. Ahí, lo tomó con ambas manos, despegandolo de la pared. Con un cuidado por el objeto, lentamente abrió el vidrio frontal que protegía las manillas. Ahí, con el cuidado que requería un objeto tan añejo como ese, detuvo el segundero por solo tres segundos, y lo soltó, dejando que volviera a su curso natural de avanzar

- ¿Estaba atrasado? - La joven no tenía idea qué tipo de cambios le hacía al reloj, si adelantando o atrasando la hora, pero se mantenía atenta a lo que hacía

- Adelantado, por algunos segundos - le respondió, mientras que liberaba uno de sus brazos para mirar la hora de su reloj de muñeca. Sus ojos intercalaban entre ambos relojes, y aunque demoró en convencerse, finalmente cerró el vidrio y pegó el objeto nuevamente en la pared

Los ojos de la camarera se quedaron pegados por varios segundos, mirando de manera hipnótica, como avanzaba. La eficiencia de la tecnología había eliminado este tipo de relojes hace muchas décadas, siendo objetos más de coleccionistas o piezas de museo que de uso regular y cotidiano

- Comparándolo con mi reloj de muñeca, está adelantado en... - el sujeto ladeó su cabeza hacia un lado, pensativo - ... ¿quizás 0.3 segundos? Pero no vale la pena el arreglar algo que no muchos se fijarán - y sin embargo, sus ojos parecían concentrarse mucho en ellos mientras decía eso, ya que alternaban entre la hora de la pared y la hora de su muñeca

- ¿Solo se puede arreglar a mano?

- Desgraciadamente, no se puede conectar al servidor informativo como el resto de estos aparatos

Era cómodo recibir las actualizaciones en directo del clima, la hora y la temperatura en los pequeños aparatos que se usaban en el día a día. Incluso predicciones con el 95% de exactitud sobre lluvias o nevazones eran posible saberlas horas antes que ocurrieran

- ... ¿Y cuál fue la razón de adquirir esa antigüedad? - preguntó la joven interrumpiendo el flujo de las miradas de su jefe

- Fue el regalo de mi vecina, por mudanza

- ¿Un regalo? - su mirada mostraba extrañeza, así como su tono de voz - ¿Pero no hubiera salido mejor venderlo a algún coleccionista o casa de subastas?

- Pues, eso pensé al principio - lentamente se sentó en uno de los asientos que daban hacia la barra, mientras se acomodaba su bufanda -, pero ella me dijo que no necesitaba el dinero. Al menos, no donde iba. Y si lo terminaba vendiendo, quizás iría a parar en alguna colección de esas en donde los dejan en mostradores, sin darles uso alguno

Eso tenía sentido. Ella misma tenía una colección que, si tuviera que deshacerse de ella, preferiría botarla a la basura antes que dejársela al mercado tan vacío y mentiroso como era el de los coleccionistas

- Así que terminó regalandomelo, y supuse que, con la rocola, le daría un toque más retro al bar

- Entonces fue eso - comenzó a limpiar un vaso, distraída con la conversación pero con una necesidad fuerte de mantener sus manos ocupadas -. Supongo que fue un compromiso de darle uso

- Si, e incluso fue lo suficientemente como amable para regalarme las baterías que usaba - de su bolsillo, sacó algunas baterías. Eran largas, con forma de un tubo, y no medían más de 5 centímetros de largo

- ... eso es algo que no se ve todos los días - refiriéndose a las baterías

- También me regaló una caja para recargarlos. Ya nadie vende este tipo de cosas hoy en día

- ¿Y no crees que puedas modificar una batería de Elunio para eso?

Por un momento, dejó de prestarle atención a las baterías, a los relojes o al flujo de conversación en si, para apuntar con su dedo índice oculto debajo de su guante de color beige, al cuerpo de Samantha

- Ahí de nuevo el "usted/tú"

La joven camarera no pudo evitar mirarlo con ojos molestos ante su observación

- Jefe...

- Pero el otro día fue igual - se excusó

- ...

- ...

Se podía volver a sentir el silencio incómodo que había entre ambos cada vez que Jefe cambiaba el sujeto de conversación, y además lo cambiaba mediante observaciones realmente fuera de lugar, lo que irritaba aún más a la joven. Más bien, lo que realmente la irritaba era el que nunca le contestara cuando cambiaba el tema. Pero aún cuando este silencio no duraba mucho, esta vez no fue ninguno de los dos el responsable de romperlo

11:12 pm

Eran los pasos que generaba un calzado de tacón. Contrario a lo que podía esperarse, eran apresurados pero a la vez rítmicos. Como si la persona que los usaba diera pequeños saltitos en vez de caminar. Por ello, no tardó en aparecer ante la mirada de varios distraídos que les extrañó el sonido. Pero no fue hasta que la luz del bar iluminara su presencia cuando se robó la atención de muchos ojos

Se trataba de una chica cuyos cabellos eran de un rosado color caramelo, mientras que sus ojos eran de un color escarlata. Su estatura dejaba ver que no medía más de 1.45 metros, mientras que usaba ropas realmente singulares: se trataba de un uniforme escolar de estilo marinero, de un color azul cobalto, con un moño que imitaba a una corbata de un color Azul Alicia. El calzado que poseía coincidía en ser de tacón, aunque se trataban de botas de bajo tacón de color azulado, al igual que su uniforme. Sus cortas piernas eran cubiertas por unas medias que llegaban un poco más arriba de su rodilla, las cuales, combinadas con la altura de la falda, daban a mostrar una zona que mostraba la piel

Sin embargo, no era su apariencia ni sus ropas lo que más llamaba la atención de los presentes, sino que, tanto sus extremidades como su cuello, daban a mostrar sus articulaciones robóticas, así como muy pequeñas separaciones alrededor de su cara, delatando que su condición era más que lejana a de ser una humana por completo

- ¿Es una Lilim? - murmuró uno de los alcohólicos del lugar

- Ese tipo de uniformes no se usan en la ciudad - murmuró otro, en respuesta al comentario

- ¿Estará buscando su Guardían? - hablaba en voz baja uno

- ¿No se supone que el modelo DFC-61 estaba descontinuado? - le comentaba un sujeto a otro

Claro estaba, solo eran comentarios que nadie, de manera definitiva, tenía ganas de aclarar. Eso incluía a la visitante, quien no deseaba perder el tiempo escuchando comentarios en voz baja de los presentes, y caminó, con los mismos saltitos con los que llegó, hacia la barra

Ni el jefe ni Samantha notaron su presencia hasta que, con un salto infantil pero muy femenino, se sentó en una de las sillas de la barra

- MUUUUUUYYYY BUUUEEEENAS NOOOOOCHES - se expresó alegremente, mientras colocaba sus manos a los costados de su rostro, como queriendo dar una cierta espectacularidad a su entrada

Desafortunadamente para ella, ninguno de los dos notó su intención hasta que fueron interrumpidos. Y en realidad, el silencio incómodo que se generó por el cambio de temas entre los dos, se convirtió en un silencio incómodo por la entrada de la joven. Mientras Jefe miraba a la pelirosado, sin saber que ocurría, la encargada de los tragos miraba a la recién llegada sin saber qué había sido eso

- ...

- ...

- ...


Esperó congelada en su entrada, esperando que alguien dijera algo, pero al no ocurrir tal cosa, apoyó sus manos en la silla, abriendo levemente las piernas para darle lugar, mientras su rostro mostraba una expresión de querer hacer un berrinche

- Aw, ustedes no sirven como público de programa de comedia, saben

Tanto el albino como la encargada de la barra se miraron mutuamente ante el comentario, sin entenderlo

- ¿Ha estado como público de programa de comedia antes?

- No que yo recuerde - tan extrañado como la pregunta que le hizo la encargada, miró a la joven recién llegada - ¿Estamos en un programa de comedia?

- ¡No, no! ><- la expresión de berrinche no disminuyó en lo absoluto con sus comentarios - ¡Ustedes son muy densos!

Aunque pudiera tomarse el comentario de forma negativa, el albino estaba al tanto que sus acciones podían ser a veces malentendidas o sus palabras malinterpretadas. Después de todo, la seriedad que estampaba en las impresiones de otros no era algo que se quitaba tan fácilmente.

No obstante, su subordinada si se lo había tomado personal, aunque solo un tic en el ojo delató sus sentimientos

- Tu... eres una Lilim, ¿cierto? - preguntó el dueño del bar, desviando la atención de ambas a ese tópico

- ¡Ajá! - apuntó directamente a la cara, sin ocultar su satisfacción ante la observación de su interlocutor - Eres más observador de lo que aparentas, sabes

- Eso no lo sé - desvió levemente la mirada, aunque no parecía querer ocultar algo con esto -. Supongo que el haber trabajado con Lilims antes me ha hecho reconocerlos donde vayan, aunque no nunca encontré  una tan singular como tu antes

- Ujuu~... - los ojos de la Lilim parecían complacidos ante el halago, lo que ocasionó que, de manera natural y lenta, se acomodara de mejor manera en su silla, cruzando las piernas y descansando sus brazos en ellas, inclinándose levemente - Soy muy singular, ¿sabe? De muchas... maneras~ - terminó su frase con un guiño de su ojo izquierdo

Los ojos de la joven camarera rodaron sin poder evitarse, acompañado con una mueca de cierto desagrado. Era afortunada de no tener que lidiar con ese tipo de experiencias tan seguidamente, pero eso no quitaba de que el verlo le daba nauseas. Para ella, era ver "la crónica de una muerte anunciada": había un poco de coqueteo con el encargado de las bebidas, había cierto juego de seducción, y el paso siguiente, y el real objetivo de muchas de estas seductoras, eran los tragos gratis. Muchos incautos caían frente al juego de seducción, logrando que, de sus propios bolsillos, cancelaran cuanto trago deseaban

- Estoy seguro que si, pequeña - respondió, colocando su mano en la cabeza de la Lilim, y dándole un par de palmaditas muy suaves, le sonrió, aunque su bufanda evitaba ver su gesto

Ese gesto tan curioso, por decirlo menos, sorprendió a ambas damas presentes, aunque sus reacciones fueron dispares a medida que la sorpresa dejaba de lado el bar. Samantha, sobre todo, parecía tener una mueca maquiavélica al ver que el truco no parecía funcionar

- Por supuesto que soy pequeña, pero he hecho sentir grandes a muchas personas, ¿sabes? - aunque se sorprendió al inicio, pronto recuperó su compostura y continuó con sus palabras adornadas con una dulce capa de actuación. La joven bartender, por su parte, no pudo evitar que sus ojos rodaran una vez más

- Pues, considerando que apenas me llegas a la mitad del pecho, eso es fácil - respondió el albino, colocando su mano en el centro de su pecho, con sus dedos estirados, como si tomara la altura

La reacción de la joven camarera valía oro: intentaba aguantarse la risa mientras se tomaba la panza y se tapaba la boca. Lo peor, y lo que hacía más gracioso todo el asunto, es que su jefe hablaba completamente en serio, o al menos así se sentía. Mientras que en la vereda del frente, la joven perdía la compostura tranquila que mostraba, y aunque no mostraba señales exageradas de su estado de ánimo, si en su rostro se mostraba incredulidad a lo que escuchaba

Claro, la noche era joven y aquella conversación no estaba destinada a durar mucho...

Un pequeño ruido de la silla de madera hizo reaccionar al dueño del bar, girando su cabeza y cambiando su estado de ánimo a uno de completa seriedad, rayando levemente en el enojo

- ¡Tom! - gritó, mientras apuntaba hacia la dirección donde se encontraba el reloj - Deja. Ese. Reloj. Donde. Estaba.

Cuando ambas mujeres miraron hacia el lugar donde apuntaba, notaron a un viejo de quizás 60 años, con ropas desastrozamente sucias, barba desarreglada y con una calvicie que imposibilitaba imaginarlo como si alguna vez hubiera tenido cabellos. En sus manos, el reloj que hace poco había colgado el albino. Su cara de culpa lo delataba. Eso, y que el objeto estuviera en sus manos

Por un momento, el sujeto sopesó sus posibilidades, los riesgos, las amenazas, las probabilidades, las recompensas, el ser golpeado por Jefe...

- ¡VUELVE AQUÍ TOM! - lo que finalmente temía el dueño del bar sucedió: el susodicho Tom escapó con la reliquia centenaria por la puerta del bar, lo que consiguió como respuesta que fuera perseguido por el dueño del objeto, gritando como loco mientras le daba persecución

El bar quedó en silencio por muchos segundos. Algunos no creían que un objeto iba a ser robado del bar. Otros no creían que alguien tuviera las agallas de robarle a Jefe. Otros no creían que saldría disparado a dar caza al ladrón. Samantha y la recién llegada estaban en este último grupo

- ... oh, vaya~ Si que es un sujeto singular - con todo el ajetreo, parecía olvidar el enojo que estaba sintiendo gracias a la densidad del albino, consiguiendo que rectificara su postura de coqueteo a una más neutral, mientras giraba hacia la barra

- Si que lo es - murmuraba la encargada del bar, aunque se sentía levemente irritada a medida que pasaban los segundos -. Ahora que lo pienso, me dejó sola a cargo de este lugar

- ¡Pero eso es genial! - consiguió una animada respuesta por parte de su nueva visita - Eso significa que puedes servirte algo sin que naaadie se entere~

Parecía una chica que tenía una curiosa tendencia a mostrar una sonrisa en su boca. Era un contraste muy notorio con Samantha, quién la veía con cierta desconfianza

- No voy a faltar profesionalmente a mi deber, sabes

- Solo digo que nadie se tiene que enterar~

- El contenido de las botellas está cuantificablemente medido cada día, anotando el registro individual de consumo diario para determinar qué tipo de servicio es el que más se repite en una muestra mensual, mientras que diariamente...

- Waa~ - interrumpió a una irritada camarera - Conoces muchas palabras lindas, señorita...

- ... - continuaba irritada, pero no sabía si era por la interrupción, el anterior reto a su probidad, o porque parecía bastante sarcástica en sus palabras - ... Samantha

- Waa~ Es un lindo nombre, cariño - respondió, mientras inclinaba su cuerpo hacia adelante, apoyando su cabeza con ambas manos y apoyando sus codos en la barra

- ... sabes que no te daré alcohol gratis - le sentenció, mientras seguía limpiando un pequeño vaso

- Hai~hai~ No tienes que preocuparte por eso, cariño. Nunca voy a bares con la intención de que me compren cosas para tomar

- Claro, claro - no le creía mucho y eso se notaba en su tono de voz, mientras desviaba sus ojos hacia otro lado -, eso se notó cuando hablabas con Jefe

- Ohhh~ Así que ese era el jefe del bar - sus ojos transformaron su mirada a una inquisitiva, curiosa y juguetona - ¿Acaso mi coqueteo golpeó un nervio amoroso, cariño?

- Claro que no - se escuchaba sincera y molesta, pero más molesta que sincera -, pero es algo bajo que intentes coquetear con el jefe de un bar para conseguir tragos gratis

- Ñaa~~ Como dije, no voy a bares para conseguir tragos gratis - estiró sus brazos, mientras se acomodaba de manera más casual en la silla - Más bien, estaba viendo si era un potencial cliente - mientras decía esto, colocó su dedo índice en su mejilla, pensativa -, pero no parece interesado en chicas que se ven muy jovenes~

- ¿Client...? - aunque preguntó, su mente comenzaba a hilar sus cosas: su conducta, su forma de hablar, de expresarse, y sus últimas palabras - Espera, ¿qué haces exactamente para vivir? ¿Que "Cliente" te refieres?

- Je~Je~

Su dedo recorrió lascivamente sus labios, deteniéndose en la comisura de estos. Sus ojos se cerraron levemente, mientras su mirada observaba la inocencia de su interlocutora. Era, en cierto sentido, deliciosa de ver. No de una forma sexual en si, sino en esa ligera falta de toque de la realidad, en ese ápice de madurez que sus ojos necesitaban para ver a través de la ilusión. Era una chica seria, madura y probablemente muy inteligente, pero en cierto sentido, era tan fácil de engañar, tan fácil de introducir una mentira en su mente. Era una inocencia única que excitaba a la Lilim

Lentamente se acercó al rostro de la joven, como si fuera un depredador acosando desde las sombras a una indefensa presa. Aún cuando sus ojos se mantenían serenos, miraban con cierta lujuria a la camarera. Esta última, aunque no inmediatamente, comenzó a sentir cómo su pecho se volvía apretado, mientras su rostro, lentamente, se volvía rojo. El nerviosismo la volvía incapaz de articular palabra alguna, mientras sentía que la temperatura de su cuerpo se elevaba poco a poco. Nunca una Lilim la había hecho sentir antes, y antes que se diera cuenta, los ojos de ambas se miraban de cerca, mutuamente, demostrando el lugar de cada una, como depredador, como presa. Samantha no pudo más que tragar saliva, mientras todo se volvía silencio a su alrededor

- Eso... es un secreto, cariño~

Su voz susurró de manera suave, como si fuera un ronroneo dulce al oído. Las sensaciones en la humana parecían extenderse y congelarse a través del tiempo, como si el bar se hubiera detenido por completo, como si la ciudad se hubiera paralizado debajo de la nieve que caía, como si sus habitantes fueran masas sin importancia en la historia

- Yay~ No pierdo el toque, sobre todo con mujeres~~

La Lilim parecía contenta, mientras hacia girar el asiento como una niña pequeña que había recibido un premio por ser buena niña. Aún cuando las sensaciones vinieron lentamente y parecían congelarse dentro del pecho de la camarera, se fueron como si algo las hubiera sacado de golpe. La sensación de que estaba congelada junto con la ciudad desaparecieron, el sonrojo demoró en apagarse y la temperatura de su cuerpo pronto comenzó a bajar, solo para reemplazar aquellas sensaciones con las de sentirse ridícula y como un juguete

- ... - y sobre todo, irritada

- Aww~ Vamos, cariño. No te sientas así - le daba ánimos que, sorprendentemente, eran sinceros - Soy una Autómata, sabes. Una inteligencia artifical. Literalmente estoy construida para estas cosas~ - contestó, mientras se acomodaba como una niña buena en su asiento - No se puede culpar a nadie más que mis creadores por hacerme tan, pero taaan buena en esto~ - y la sonrisa en su boca demostraba un orgullo que contradecía la parte de la culpa en su discurso

La joven solo pudo suspirar, mientras que el sonrojo finalmente abandonaba su rostro y volvía a sentirse normal. El único sentimiento que no abandonaba su cuerpo era el de estar irritada, aunque iba muy lentamente en descenso

- ... ¿Tomarás algo o simplemente intentarás obtener tragos gratis?

- Que no vengo por eso >< - respondió con una adorable pose, mientras sus mejillas se inflaban

- ...

- ... pero tomaré un "Piano de Mujer"~ - continuó, haciendo otro gesto adorable con sus dedos colocandolos en sus mejillas

El interambio comercial no demoró mucho. Y contra pronóstico de Samantha, la Lilim realmente cumplió su palabra de pagar el trago que pidió, siendo además uno de los más caros que podían servirse en el bar

Ni pudo comenzar a beber del delicioso elixir, cuando sintieron pasos que volvían pesados. Cuando todos los integrantes del bar a esa hora voltearon sus cabezas hacia los pasos, pudieron observar como Jefe volvía al bar, levantando el reloj sustraído como si se tratara de un cinturón de la Lucha Libre. No faltaron los aplausos de los más borrachos, la admiración de las damas presentes y la sorpresa de la camarera, quién no pensaba que realmente iba a conseguirlo

El reloj no tardó en volver a su lugar donde le correspondía estar, mientras que pasaba cerca de la barra

- Pues, esa paliza será algo que no olvidará si quiere volver a robarme algo - dijo, algo molesto, pero victorioso

- Yaay~ Jefe pudo~ - levantó su mano derecha con sus dedos estirados para "chocarlas", cosa que curiosamente recibió, como si el albino supiera que quería felicitarlo

Sin embargo, aquel sonido que originó el choque de manos fue... raro. La joven se dio cuenta, y en un principio, pensó que había escuchado mal, o que otro sonido había interrumpido en el lugar

- Estaré en mi oficina. Cualquier cosa, me avisan - se acomodó finalmente la bufanda, y se perdió por un angosto pasillo que hacía dirigir a las personas a dos puertas. Una era la del baño. Frente a esa, se encontraba la oficina del dueño del bar

- Lastima que no sea un cliente, el tipo es genial~ - se lamentaba, adorablemente

- Hmm...


Última edición por Alexandra Whiskers el 30/08/16, 10:35 pm, editado 3 veces
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Mensaje por Miyuki 30/08/16, 12:06 pm

*Miyu entra en escena*

Yay!~~
¡Pero que bonita versión de mi persona! ¡Casi tan encantadora como la original! :3 Me gusta la Yo-Lilim Wink
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Mensaje por Alexandra Whiskers 26/09/16, 01:04 am

Día tres - Ilusiones





Para ser un sábado, había una tranquilidad inusual en las calles. Normalmente, era en estos días de descanso cuando la gente escapaba de sus oscuras realidades para dejar que un montón de elementos químicos dieran sentido a sus vidas, aunque fuera por algunas horas. Y aún cuando muchas veces no lo lograban, en el intento a veces era todo con lo que se conformaban

Muchos tipos de personas llegaban a los bares de la ciudad. Y tan diversas eran como los motivos que los hacían llegar. Algunos simplemente buscaban un relajo después de un arduo día de trabajo, otros buscaban ahogar sus penas de amor. Los más simples a veces trataban de olvidar las deudas contraídas por algún servicio de salud, otros por costear los reemplazos a sus prótesis, o mantenimiento de estas. Mientras que algunos intentaban olvidar que debían llegar a un hogar en donde sus parejas los esperaban con problemas y peleas, otros escapaban de la realidad, en donde ni una pareja ni problemas los esperaban en casa.

Y por último, estaba la pequeña cuyo día había sido malo. Descansando su cabeza encima de la barra, con una lánguida expresión en su rostro, mientras sus brazos caídos parecían más bien los de un muerto

10:44 pm

- Que día más flojo, awww...

La pelirosado, aquella noche, parecía algo decaída e irritada, mostrando una imagen inexistente, para Samantha al menos, en comparación al día de ayer. La cantinera limpiaba casualmente uno de los vasos mientras la miraba, algo desconfiada. El hecho que mostrara tantas facetas distintas, y en pocos lapsos de tiempo, la hacían sentir incómoda y sin saber si en algún momento se pondría cerca de ella, como lo había hecho antes

- Supongo que no es normal que los principios de mes sean así, ¿o me equivoco?

Uno de los brazos de la Lilim fue reanimado, como si fuera parte de un muerto viviente de alguna película vieja y barata, y su dedo índice se movió un par de veces, en una acción que podía ser entendida como negando lo que preguntaba la joven, para luego dejar caer su brazo en un estado muerto nuevamente

- Supongo que la navidad está consumiendo los ahorros de la gente - prosiguió la dueña de la barra

- ¡Pero el cariño que entrego es tan o más necesario que el óxigeno que respira la gente! - respondió, mientras se levantaba y enderazaba para sentarse como una niña mimada que se encontraba en un lapsus de rabieta que, aunque sabía perfectamente su estado, nada iba a cambiar - Me parece realmente egoísta por parte de ellos

- Pues, siendo justos, la inflación se ha disparado mucho estos meses - respondía, intentando razonar con la inteligencia artificial -. Supongo que ya muchos de esos clientes apenas tienen para comer

- Ese puede ser un problema - su respuesta fue acompañada de sus ojos cerrandose y sus brazos cruzandose, mientras el resto de su cuerpo se ladeaba levemente de lado a lado, como si estuviera de manera pensativa frente a la situación -. Si la gente no come, se morirá. Y si se mueren, no contratarán mis servicios nunca más - aquella realización hizo que se llevara sus manos a sus mejillas y comenzara a deprimirse aún más por la situación - Awww, pobre de mi u_u

Su interlocutora pensaba que era, más bien problemático, que poco a poco el poder adquisitivo de las personas se reduciera a solo alimentos. Todos sabían muy bien qué iba a pasar si eso seguía adelante

- ¿... Pero eso no supone un problema para usted, señorita...?

En ese entonces, se dio cuenta que no le había preguntado por su nombre. Y no tenía culpa de ello, la Lilim no parecía alguien que se presentara de manera formal ante la gente. Al menos, no con la gente que no fueran sus clientes

- ¡Miyuki! - contestó, cambiando su rostro a uno muy iluminado, sonriendo como si nada de las penas pasadas la afectara - Miyuki Haze, a tu servicio cariño~

- ... Miyuki Haze... - se mostraba pensativa - ... ese nombre... - parecía extrañada

- Ohh~ ¿Conoces mi nombre de algún lado, cariño? - decía jugetona, mientras apoyaba su cabeza en sus brazos, los cuales eran apoyados en la barra - ¿Quizás de alguien que hace mis mismos servicios~?

- ... no contrato ese tipo de servicios, señorita Miyuki

- Es algo que imaginé, cariño~ - respondió con una sonrisa, cerrando sus ojos

No entendió a lo que se refería en un principio, pero al ver su adorable cara sonriente, las piezas coincidieron de una forma brutalmente irritadora, solo consiguiendo que sus ojos se dirigieran hacia ella con molestia, mientras su paciencia parecía acabarse

- Pero no te preocupes cariño. Te daré un 20% de descuento como parte de un programa especial impulsado por moi - decía esto mientras colocaba la punta de sus dedos de la mano derecha en su pecho, muy orgullosa - para mis primeros clientes, y así también puedes dar también el datito~

Samantha no sabía en donde partir en el por qué esa invitación estaba mal: no sabía si explicar primero que sus trabajos y servicios no eran algo que ella buscara, el hecho de que fuera una robot con un alto grado de inteligencia artificial ofreciendo "esos" servicios, el que su apariencia fuera cercana al rango de los 10~13 años, y eso sumado a la dudosa salud mental de quienes buscaban a alguien con esa apariencia, que la viera como publicidad ambulante, o que le ofreciera en su horario de trabajo, lo que, claro, no parecía tan grave como las otras razones

- ...

Pero su rostro cambió como si su mente se hubiera ido a blanco por algunos segundos

- ...? - Miyuki la miró curiosa, ladeando su cabeza hacia un lado

- ... oh, vaya - parecía despertar de su trance -, sentí por un momento que mi cerebro se apagó

- ¿Eeehhh? ¡Usted me ha engañado, farsante!

Por primera vez desde que la conocía, la Lilim mostró una faceta muy irregular dentro de su comportamiento. Cruzandose de brazos, y mostrandose bastante molesta con ella, la miraba como si se sintiera insultada, aunque no quitaba que no perdía su "adorabilidad"

- Sepa usted farsante que mi política de trabajo es que mis clientes tienen que ser al menos un 60% biológicos

- ¿...Ah? - la joven parecía bastante perdida en lo que estaba diciendo la Lilim

- Si se le va a andar apagando el cerebro como a una Lilim cualquiera, al menos tenga la dignidad de recargar sus baterías antes de venir a trabajar... ¡Irresponsable! - como "guinda de la torta", terminó sacandole la lengua mientras le daba la espalda

Aunque estuvo algunos segundos interrogativa y perdida frente a las palabras de la robot, pronto su rostro se mostró un poco más esclarecido

- N-no... eso era un decir, no es que sea un robot - intentaba explicarse

- ... ¿ah? - giró levemente la cabeza, mientras la miraba muy confundida

- Es una expresión, me refiero. Por ejemplo, en países del hemisferio sur, cuando alguien se emborracha hasta perder el conocimiento, algunos usan la expresión "se le apagó la tele"

- ¿"Apagar la tele"? - volvió su cuerpo a su dirección, mientras pensativa se mostraba - ¿Pero no la tele tiene que estar apagada cuando no se ocupa? Digo, es irresponsable salir a una fiesta o a tomar y dejar la tele encendida, es un malgasto de energía y de internet

El problema de la conversación es que se encontraba en un punto en que, cada vez que abría la boca, algo más divertía la atención de la Lilim, lo que, como consecuencia, terminaba desviando de cada punto principal que nacía en cada pregunta. Era un eufemismo, eso quería decirle, pero por alguna razón, sentía que eso no iba a funcionar. Sobre todo porque los televisores de la ciudad permanecían encendidos todo el día, mostrando información, publicidad y cualquier cosa que quisieran transmitir quienes dirigían este país

- Es un eufemismo - Samantha sintió una voz masculina y conocida, lo que llevó a sus ojos a encontrarse con un albino adicto a usar bufanda, independiente de si era en interiores o en exteriores

- Ahhhhhhhhhhhhh... ¡Miyuki entiende! - asintió, girandose hacia el dueño del bar y bajando su cabeza, como si agradeciera. Aquello solo hizo que la joven encargada de la barra comenzara a darle una migraña

- Hablando de desviar conversaciones... - murmuró la joven, desviando la mirada

- No es mi culpa que me trates de usted y luego de tu... - murmuró el dueño del bar, desviando la mirada hacia el lado contrario de donde miraba la encargada

No fue hasta ese momento en que la inteligencia artificial miró a los dos, turnandose algunas veces al ver como reaccionaban. No fue hasta un rato cuando solo pudo sonreír levemente mientras estiraba su mano y escondía sus labios, como si hubiera descubierto un secreto del que no se suponía debía saber

- De todas formas - la bartender simplemente continuó, sin notar mucho la reacción de Miyuki. Más bien, la notó, pero no le prestó más atención de lo que quería -, tu apellido, Haze

- ¡Hai!

- ... no combina mucho con tu nombre, a decir verdad

- ¿Ah, no? - por un momento, dejó de sonreír y se mostró curiosa frente a las palabras de su interlocutora

- Me refiero, Miyuki suena a un nombre que puede venir de la confederación asiática--

- Del país nipón, de hecho - interrumpió, mientras inflaba pecho con mucho orgullo -. Tiene un significado muy lindo - cambiaba su expresión de orgullo, a uno de mucha alegría -, significa "hermosa fortuna"

- Oh, eso suena bien  - Samantha parecía realmente impresionada que supiera algo así

- ... aunque también puede significar "nieve profunda", "hermosa felicidad", "hermosa nieve", "hermosa razón para historia" - parecía enumerar con sus dedos cada significado, sin una aparente cara de mostrarse apegada a alguna de ellas

- Esos si son variados significados... - por su parte, la joven pensaba que Samantha, como nombre, no tenía un significado más allá

- ¡Shi! - asintió adorablemente, mientras se sentaba comodamente

- Pero lo que no me calza es por qué el apellido "Haze". Es de origen americano, si mal no recuerdo, y no pega muy bien con un nombre japones

Por unos momentos, no hubo una respuesta. La Lilim se quedó congelada, por algunos segundos, cambiando muy lentamente a un estado pensativo en donde su brazo derecho lentamente alcanzó su barilla, mientras que su izquierdo servía de apoyo

- ¿No lo habías pensado así antes? - consultó una vez más la joven, aunque tenía algo de temor por preguntar algo tan obvio y ver que no se había fijado en ello

- Es que siempre tuve ese apellido, entonces--

Se interrumpió de golpe, y puso ambas manos en su boca. Aunque no quería, su cara delataba que había dicho algo que quizás no debía, o que quizás no quería

- Hoho~ - Samantha no tardó en sonreír, imitando la voz de la Lilim cada vez que quería molestarla - Ya sospechaba que quizás "Miyuki" no era tu nombre de verdad, pero resulta que "Haze" si lo es

- Puede ser, p-puede que no - intentaba ser misteriosa, pero el desviar la mirada a un lado mientras tartamudeaba no ayudaba a armar su caso

Muy confiada, la dueña de los tragos se inclinó hacia ella, colocando su brazo en la barra, como si fuera una detective de películas Noir. Por un momento, se sentía como si tomara una revancha de las molestias que la joven Lilim intencionalmente la hacía sentir. Quizás era algo injusta con Miyuki, porque no parecía que hiciera las cosas de manera intencional, pero se sentía bien el ganarle en un terreno de igual a igual

Pero entonces, la robot se le acercó quedando frente a frente. La sonrisa en sus labios era inconfundible, como si jamás hubiera perdido la compostura

Los ojos cibernéticos se encontraron con los naturales. Pronto, la confianza que adiquirieron unos fue drenada por el par artificial. Así también ocurrió con el resto del rostro, y pronto con el cuerpo de Samantha. Su respiración podía escucharla. Aunque fuera una que no nacía de la naturalidad de un cuerpo cálido, podía sentir como era controlada y acelerada al mismo tiempo

No, no era así. La respiración que sentía era lenta, como si coincidiera con ella de alguna forma que no podía entender. Los latidos de su corazón se sentían lentos, como si el espacio que tardaran entre ellos fuera de minutos. Y sin embargo, sentía al mismo tiempo que eran acelerados, fuera del comando natural de lo que era el día a día

Sentía por un momento que el tiempo se desaceleraba para ambas, como si fuera una jugarreta del padre tiempo, como si quisiera que el centro de atención del mundo no fuera de nadie más que aquel par de jovenes. Quizás, si pudiera extenderlo de manera consciente, podría haber sido una mera espectadora de aquella situación. Pero aquello era lo más lejano de lo que podía ser

- Ahora sabes algo de mi que nadie más sabe - susurró a su oído la Lilim. Su tono de voz era como si disfrutara de ello más allá del plano físico. Era como si el llegar a ese destino fuera la recompensa que ella buscaba

Y en cierto sentido, le encantaba que la joven fuera tan predecible, tan inocente y tan manipulable. Era algo tan delicioso de ver. Quizás era por la rareza de encontrar esos atributos los que hacían que alimentarse de esas emociones fuera algo un plato tan exquisito de degustar

Aunque su suave mano se colocó en su cara, separandolas suavemente entre las dos

- Eso hiciste ayer, y no va a volver a funcionar - y esas eran sus palabras, aunque se escuchaban tímidas y avergonzadas, mientras que su rostro estaba tan rojo como el de un tomate

- Claro, claro~ - respondió, mientras era alejada. Lentamente, ambas podían sentir como el tiempo volvía a coincidir con el resto de los mortales

- ¿No tienes trabajo que hacer? - continuó, mientras se recomponía de la situación

- ¡Oh, cierto! - parecía acordarse "casualmente", ahora que la joven lo mencionaba - El deber llama~

Giró el asiento de la barra, para quedar de espaldas ante Samantha y dio un saltito adorable para caer con ambos pies en sincronía. Lentamente daba sus conocidos saltitos, aunque estos se formaban de forma distinta, como si estuviera contenta de la noche que, hasta el momento, había tenido. Lentamente se perdió por el negro pasillo, mientras se delataba un tarareo que opacaba a los ruidosos artefactos que sonaban en los oídos de los presentes

- ...

La joven, por su parte, sentía que su paciencia había tocado un límite que no pensó que existía antes

- Hey, no te quejes - la voz masculina de su jefe interrumpió el silencio entre ambos - al menos, no hizo como si no existieras cuando dijo lo del apellido - y es que el también lo había escuchado, pero Miyuki no pareció incluirlo entre las personas que supieran esto

- Eso... no es un gran consuelo - quedó mirando un vaso cercano a sus manos por algunos segundos, hasta que parecía despertar de un trance - Espera, ¿trabajo? ¿No que dijo que las cosas estaban...?

Por un momento, una construcción de molestia y enojo comenzaban a acumularse en su interior. Pero curiosamente, tan rápido como se construyó, se desinfló, mostrando a la joven más tranquila de lo que podía esperarse de la situación

- Diría algo, pero dejó buenas propinas - gracias a ese comentario, su jefe no pudo evitar sonreír debajo de su bufanda, aunque fue notorio que el comentario le hizo gracia

- Carpe Diem
Alexandra Whiskers
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Mensaje por Delin 30/09/16, 10:45 am

Por fin he tenido tiempo de ponerme al dia! Me gusta este nuevo personaje que has introducido. Muy buenas historias Very Happy
Delin
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El bar Z-3N0-N Empty Re: El bar Z-3N0-N

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