Naufragio

Las olas golpeaban suavemente la orilla de la playa, tal y como el mar acostumbraba. En su relación invariante, el mar acostumbraba también a llevarle regalos, quizás como muestra de aprecio por el estar ahí, para evitar que sus olas choquen entre ellas y se odien mutualmente. Si alguna vez escuchaste los mitos de algunas criaturas del mar, debes saber que, cuando las olas se odian mutuamente, las tormentas se hacen presentes.

Cada cierto tiempo, estas llevaban regalos a la playa por su labor. La mayoría de las veces, eran regalos indeseados, como basura o desechos de otras islas. Muy pocas veces eran agradables, como animales o seres vivientes.

Ese día, Satsuki fue la excepción de los regalos indeseados.

Aún cuando la marea estaba baja, el cuerpo de la joven fue adentrado hacia la playa. Solo sus pies permanecían húmedos debido a las constantes olas que llegaban a abrazar la isla. Parecía un cuerpo sin vida desde la lejanía, ya que nisiquiera los cangrejos curiosos lograban quitarla del sueño, si es que soñaba, que estaba sumergida. Algunas partes de su ropa estaban secas debido al tiempo que permaneció bajo el sol.

Un movimiento involuntario sorprendió a los cangrejos y otros animales curiosos que estaban cerca, espantándolos de la escena. Su mano derecha fue a parar a su hombro izquierdo, muy lentamente. Pronto, la mano también comenzó a teñirse de color escarlata que salía de la herida.

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*10 horas antes*
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La joven luchaba, junto con el resto de los marineros, por mantenerse a salvo del salvajismo que el mar mostraba en aquella tormenta. Muchos eran viejos "perros de agua", quienes jactaban de sobrevivir una y mil veces de este tipo de situaciones. Tal y como lo veía, no mentían. Sin embargo, el solo hecho que un barco pirata también asaltara la integridad del barco hacían algo más que imposible la supervivencia en ese hostil ambiente.

- ¡Eso pasa por traer mujeres en el barco!

Aún cuando las palabras de un marinero cercano a Satsuki la sacaba de sus casillas, era mucho más que un mito. Era una verdad aceptada por quienes viajaban en el mar.

Una embestida debió derribar a uno o dos marineros, sacandolos del barco, perdiendose en las marejadas. En cada embestida, sin embargo, dos o tres piratas subían a la borda, lo que convertía la supervivencia en un juego de mantenerse al barco sin caer, y el no ser asesinado por los piratas.

Aún así, para todos era raro el hecho que los piratas atacaran tan enérgicamente en medio de una tormenta.

- ¡A su espalda, Capitán!

La advertencia de la joven sacudió al capitán de la nave, haciendolo reaccionar y evitando una herida mortal propinada por un ataque cobarde por parte del sable de un pirata. Un golpe de sus fuertes brazos envió directamente al ladrón del mar directamente a este.

- ¡Son demasiados! - exclamó el capitán de la nave, mientras se sujetaba a una cuerda cercana.

- ¡¿Usted cree, Capitán?! - ironizó uno de sus subordinados más cercanos.

Pronto, la tripulación se vió sobrepasada por ambos frentes: el clima y los piratas. No parecían poder escapar por los botes salvavidas, y la carga comenzaba a escapar por uno de los agujeros que sufrió el barco carguero. En un punto, se perdió las esperanzas de salir vivos de esa situación. Sin embargo, poco a poco, la cantidad de piratas comenzó a reducirse en la borda...

- ¡Pelirroja! - exclamó el Capitán desde su puesto.

Parecía de advertencia, pero más bien era de asombro. La joven cargaba a Ragnell con su mano derecha, mientras que sus pies, fuera de cualquier explicación de los testigos, brillaban tenuemente de color celeste. Concentrando su energía espiritual en sus pies, lograba el equilibrio que el clima, y los constantes choques entre barcos, le impedían obtener. Los Piratas que podían, se lanzaban contra ella, pero encontraban a Ragnell en medio, siendo golpeados por la espada.

Todos los que se enfrentaban a ella, salían disparados por la borda, sin ninguna herida cortante. La joven mantenía a raya a quienes deseaban pasar de ahi. Sin embargo, aún cuando poseía la ventaja del equilibrio, su energía se agotaba más rápidamente de lo que necesitaba, cansandola en el proceso de defensa de la nave.

Un rayo que cayó en el mastil del barco contrario cayó en medio del barco atacado, fracturando fuertemente la estructura del barco, logrando que comenzara a hundirse debido al daño. Muchos decidieron saltar y desear que el océano decidiera sus destinos, mientras que otros se quedaron, intentando salvar algo de lo que existía, o de quienes todavía estaban vivos. Pero pronto las estructuras comenzaron a fallar, y la caída del propio mástil mató a gran parte de quienes se quedaron en el lugar.

Un pedazo de madera fue a parar al hombro izquierdo de la joven, enterrandose sin piedad en la carne. Un grito de fuerte dolor emitió, pero no pudo ser escuchado entre la catástrofe, mientras era expulsada de la borda del barco por la ruptura del barco por la mitad.

Aún tenía fuerzas, así que intentó sujetarse con su brazo derecho del resto de nave que todavía permanecía en pie. Pero no podía aguantar. El intenso dolor de su hombro mermaba su fuerza física, mientras que el intento por mantenerse cuerda en esa locura mermaba su fuerza psicológica.

Solo alcanzó a ver una silueta oscura antes de olvidar todo lo que pasó después...

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*Presente*
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El pedazo de madera no estaba en su hombro, pero la herida se mantenía abierta y sangrando. No lo recordab, pero usó los vestigios de lo que le quedó de energía para cerrar la circulación de aquella pequeña zona de su hombro, con tal de contener la hemorragia. Pero aquella no era una solución permanente, debido a que ya había perdido su efecto y ahora sangraba, y dolía, como si aquella herida fuera reciente.

Aún así, apenas se le notaba viva. Respiraba muy en bajo, su presión sanguínea era casi idéntica a la de un moribundo y su energía espiritual era demasiado escasa para intentar ese truco de nuevo.

Y sin embargo, su voluntad de vivir todavía seguía de pie.

-Horas antes...-


-Bien , creo que es todo- Dijo, satisfecho, Kel mientras examinaba cuanto habia podido juntar. -Creo que con esto me alcanzara a mi y a Lin para cerca de unos meses. Luego, debere volver a buscar sustento en lo que encuentre-. Lin, mientras, cantaba nervioso; su partida ese dia era inminente. 4 años no solo no menguaron su curiosidad por el pasado, sino que le prepararon para el viaje que pronto realizaria. Agua, comida, vendajes -pues nunca se sabe cuando puedas necesitarlo-, formaban todo su equipaje. Sacando provecho de sus habilidades, crea una bolsa bastante grande con hojas y ramas, en la que guarda todo esto que junto.

-No creo poder irme sin despedirse...- Se dijo, antes de llamar, con un fuerte aullido, a una gran horda de animales salvajes, a quienes despidio. Se podia notar en sus rostros la tristeza que les producia... pero no podian cambiar su parecer. Los lobos, una gran manada, le acompañaron hasta la salida del bosque, junto con varias aves y pequeños roedores. Pero apenas la frondosidad del bosque fue reemplazada por las arenas de la playa, los animales se detuvieron, sabiendo que era su ultimo adios, y simplemente dieron media vuelta y volvieron a sus respectivos hogares. Lin miraba hacia atras, ya añorandolos, y notando esto Kel acaricio su cabeza y dijo -Calma, ya encontraras otros amigos...-. Asi empieza entonces su viaje, recorriendo las costas sin un objetivo concreto.


-Mas tarde...-


Ya pasadas unas cuantas horas de viaje, en las que nada llama la atencion del joven, un suspiro se libera de el al tiempo que dice -Bueno, tal vez en 4 años tendria que haber pensado un mejor plan... pero no conozco a nadie ni nada en este lugar, asi que no se donde pueda encontrar a alguien que tenga conocimiento de mi problema....-. Mientras su mente se hundia en estas reflexiones, Lin vigilaba desde los aires el horizonte, cuando algo llamo la atencion del ave... y obviamente de su dueño. Una figura acostada en la playa, de rojos cabellos y unas extrañas.... ¿plumas? saliendo de su sabeza. La curiosidad le mueve acercarse, y al verla de cerca puede notar la gran herida en su hombro.

-Pobre, esta muy malherida...- Dice, antes de mirar hacia los lados, como buscando ayuda de alguien mas. Pero esa playa esta completamente vacia, mas alla de los pequeños animales y ellos dos, de modo que decide ayudarle. La toma entonces en brazos y lleva tierra adentro, donde aprovecha la sombra de una palmera para dejarla descansar ahi del sol. Finalmente, cubre su herida con algunas vendas y se sienta. Normalmente seguiria su camino, pero la joven parece apenas viva, de modo que prefiere no correr el riesgo de dejarla alli sola, a merced de la naturaleza.

-Apenas ha comenzado mi viaje y ya debo hacer un alto en el camino... mala suerte, supongo.- Penso, antes de acostarse en la arena y quedarse mirando hacia las nubes, perdiendose una vez mas en sus pensamientos.

No tenía idea de cuánto tiempo había pasado desde la última vez que estuvo consciente. A ratos, parecía una hermosa ilusión que llamaba su ser a una tranquilidad superior y trascendente. Su hombro no dolía en aquellas circunstancias, como si nunca hubiera existido aquel incidente en mar abierto. Tampoco pesaba su corazón, como si aquella mochila que cargaba durante años no existiera.

Por primera vez en años, se sentía... bien. Se sentía como si aquel lugar que se le presentaba era su verdadero hogar. Probablemente su padre también estaba ahí, con su madre y el resto de quienes conocía... hasta el olor que existía en el ambiente era delicioso. ¿Como no quedarse en ese lugar?

Pero antes de seguir, antes de dar un paso más... inexplicablemente se dio un golpe en su hombro izquierdo, seguido de otro y uno más que se infringió. Dentro de ella, sentía que algo no estaba bien. Se suponía que ahí existía una herida de gravedad. El dolor lo recordaba, aún cuando la herida no estaba ahí, ni las manchas de sangre, ni el pedazo de madera que tuvo enterrada durante horas mientras viajaba en el mar.

Aún lo recordaba. Todo eso había pasado, y muchas cosas antes también ocurrieron que desencadenaron el que estuviera en ese lugar. Se tomaba el hombro, en esa planicie celestial... ¿Significaba que había llegado su hora? ¿Solo hasta acá podía llegar...?

¿... o esta indecisión y angustia, significaba que todavía podía escoger?

(...)

No supo exactamente cuantas horas pasaron desde que naufragó y llegó a la isla. Quizás eran muchas, o solo minutos desde la última vez que perdió el conocimiento. Solo con claridad, sabía que por ese dolor intenso en su hombro... seguía en el mundo de los vivos.

Abrió lentamente sus ojos. El dolor estaba ahí, pero se sentía infinitamente menor a cuando estaba en la orilla de la playa. Cuando se dio cuenta, tenía algo cubriendo su herida. Se sentía suave y confortante. Así también se sentía su cuerpo, el que estaba debajo de una palmera, refrescando su cuerpo que tomaba sol indiscrimidamente en la playa. ¿Se había movido hasta aquel lugar sola, en un momento que no recordaba? ¿Sería ella la que se atendió en un momento desesperado?

Sus ojos semiabiertos se toparon con una silueta en la playa. Pensaba que estaba, nuevamente, alucinando, debido a que esa silueta poseía orejas de gato y una cola. Concentró su mirada, y se dio cuenta que no era una ilusión. Al menos, no una que se marchara fácilmente con el viento, o con un pestañeo.

-Disculpa... -dijo en voz baja.

No lo mencionó en forma de disculpa, sino más bien como llamándolo para que se acercara. No sabía qué tan efectivo podía ser, dado que sus energías estaban bajas como para hablar más fuerte.

En su mente se repitieron unas extrañas escenas que no sabia si se trataban de sueños o recuerdos: atravesaba unas rejas, hablaba de el lugar en que se encontraba... intentaba en esos momentos encontrar los puntos en común en las imágenes, es decir, buscaba el porque de que aparecieren en su mente tales cosas, y que relación pudieran tener con su perdida de memoria.

Pero en vano; por más que intentaba, solía dar un retroceso de vuelta a la escena cuando creía recordar algo, a la vez que sentía un fuerte dolor de cabeza, como si una barrera invisible le impidiera avanzar más allá de lo que veía. Era bastante molesto; no era la primera vez que intentaba tan infructuosamente de acceder a esos secretos que no conocía. El sello, o pared, o lo que fuere que le impedía conocer su pasado, era en verdad mucho mas fuerte que el.

A pesar de esto, el seguía intentando e intentando, con la posiblemente falsa esperanza de que el sello alguna vez se encontrara débil como para permitirle cruzar. No era algo infundado; algunas veces, lograba ver unos retazos muy pequeños de lo que sucedió, aunque no solía recordarlos luego, pero el sabia que pudo encontrarlos. Y sabía que pudo verlos porque se encontraba más débil de lo usual.

Mientras esta batalla interna proseguía, en el exterior lo único que parecía perturbar algo a Kel eran las brisas que consigo traían algo de arena. Es curioso, uno, mirándole en ese momento, bajo ninguna premisa diría que pelea como lo hace en su interior, aun si le dijeran que disimula.

También, aun si supiera el mismo observador que Kel y Lin son parte de lo mismo, tampoco lo hubiera dicho: Lin revoloteaba alrededor de la muchacha, intentando ver si le despertaba, y curioso a mas no poder. A veces se posaba sobre el rostro de ella, otras, junto a este; o en el hombro sano, o en su pecho. Parecía muy ansioso por ver si estaba viva, y no tenia reparos en despertarle para saberlo.

Entonces, Lin se poso sobre Kel y le saco de su abstracción, pues noto que la chica movía un poco los ojos; sin decir nada, miro hacia ella, con el mismo gesto curioso que el ave, y pudo ver como con lentitud despertaba. Fue un alivio; se preocupaba de saber si había o no llegado tarde. Escucho como en voz baja le llamaba la joven, y, de rodillas, se le acerco para poder oírla mejor.

- Me empezaba a preguntar si despertarías...- Dijo, como intentando animarla. - En verdad tienes mucha suerte; si hubiera tardado un poco mas, probablemente no me estarías hablando ahora. -.

Aún cuando le costaba abrir un poco más sus ojos, pudo notar con claridad la persona que estaba delante de ella, así como la pequeña ave que revoloteaba en el lugar. Solo cuando se acercó y conversó con la joven, se convenció que no era producto de algún hechizo o una jugarreta mental producto de su herida.

El dolor de su hombro era insistente, sentía su boca seca, su pelo se sentía dañado debido a la exposición prolongada de agua de mar y el sol. Sus músculos se sentían adormecidos debido al esfuerzo que hizo para llegar a la orilla (y el posterior descanso), y su energía espiritual apenas llegaba para mantenerla despierta. Aún así, dentro de ella, se alegraba de poder sentir todas estas sensaciones al mismo tiempo. Significaba que su cuerpo todavía aguantaba para seguir en este mundo, y que su espíritu no se había rendido a permanecer aquí.

No pudo evitar sonreír después de las palabras del joven, quién, en efecto, parecía sinceramente preocupado por ella. Lo miró a los ojos, y pudo notar que poseía un parche en su ojo izquierdo. Probablemente lo perdió, o estaba enfermo. Su único ojo color escarlata era profundo, pero no parecía existir dureza en su corazón como para demostrarlo en su mirada. Sin embargo, lo que más resaltó para ella en ese momento fueron las orejas del muchacho. Era un híbrido, o una especie de animal que podía convertirse en humano. Si no fuera por que le habló, bien pensaría que es producto de su imaginación, y que en realidad la persona delante de ella fuera un humano común y corriente.

-Muchas gracias... -dijo en voz baja, aunque intentando ser audible para el joven.

Llevó su propia mano a su hombro, tocándolo en búsqueda de lo que tenía que evitaba el desangramiento. Pero el dolor le evitaba tocar demasiado, o presionar la herida. No había necesidad, de todas formas, así que prefirió dejarlo para evitar más complicaciones. Si ya no se desangraba, era bueno y prefería mantenerlo de esa forma.

No pudo evitar mirar hacia su alrededor de manera lenta, como si buscara a alguien o algo en el lugar. El joven no quedaría con la duda, pues pronto la joven dirigió su mirada cansada a sus ojos, al poco tiempo.

-¿No... sobrevivieron más...?

La joven se refería al resto de los náufragos del incidente de anoche. Anoche fue un verdadero caos, y nisiquiera recordaba si alguna de las personas con las que viajaba siquiera había sobrevivido.

(aqui Kel xDU perdona por tardar en responder... y feliz halloween ;3)

Con mirarla, no tuvo demasiada dificultad Kel en notar que se encontraba debil... aunque conservaba la vida. Tanto tiempo al sol a nadie podria hacerle bien. Por otro lado, la herida debio permanecer mucho tiempo expuesta a la intemperie, por lo que podria encontrarse enferma. Todas estas preocupaciones rondaban su cabeza, mientras le observaba.

El cabello que antes le permitio llegar a ella, era bastante largo, aunque ahora parecia algo fragil. Aunque no los dejaba ver al completo, sus ojos parecian ser de color verdoso, lo que parecia algo raro teniendo en cuenta el color de cabello. La piel, igual de extraño: era bastante palida, aun tras haber estado unas, calculo al menos Kel, 3 o 4 horas al sol. Pero ni todo esto junto superaba al rasgo mas extraño, que Kel acababa de notar: Las plumas que tenia la joven en la cabeza, las cuales, aunque ya las habia notado antes, hasta el momento pensaba algun animal dejo caer sobre ella.

Entre la curiosidad y la preocupacion, no sabia realmente que decir... para su suerte, ella hablo primero.-No hay de que- Respondio con una simple sonrisa, mientras dirigia la mirada hacia la herida. -En lo posible no la toques... te he puesto una venda, y es mejor que la dejes ahi un buen tiempo.- Advirtio cuando la vio acercar la mano hacia alli.

Entonces, dijo la joven algo que lo dejo (mas) extrañado:-¿que quieres decir? te he encontrado completamente sola en esta playa... ¿acaso... habia alguien mas contigo?-. Se empezo a preocupar por el destino de los posibles acompañantes...

-Maldita sea mi tendencia a preocuparme por lo ajeno...- Se dijo a si mismo, como regañandose por haber pensado en eso. Noto entonces que parecia algo deshidratada... era logico, bajo el sol estaba resecandose, y el mar que mojaba sus pies no ayudaba de mucho... de modo que de su bolsa saco un pequeño recipiente con agua y se lo ofrecio. -Pareces sedienta... ten, toma un poco de agua. Luego me diras algo acerca de ese barco. A proposito...- Dijo, notando entonces que no se habia presentado antes. Entonces continuo -Soy Kel, un gusto conocerte.- a la vez que sonreia nuevamente.

(Gracias :3 Disculpa la demora ^^U)

Evitó tocar la herida, obedeciendo la indicación del joven. Aún así, tocó parte de su hombro que no estaba herido, calmando un poco el dolor que sentía. Se sentía más tranquila, aunque no podía evitar preguntarse el cómo se encontraba su herida después de aquella odisea, o de si dejaría alguna cicatriz permanente en el lugar de la herida.

No pudo evitar preguntarse cuánto tiempo tendría que estar así, después de escuchar las palabras del joven... Se miraba a veces la herida, sin tocarla todavía, aunque a ratos lo deseaba. Se volvía a abstener, y la tentación volvía nuevamente. Su sentimiento de intranquilidad, aunque muy poco, existía. No deseaba ser una carga para alguien, si es que podía sanarse rápidamente. Pero aquello parecía improbable, sobre todo por la debilidad de su cuerpo.

La joven desvió la mirada hacia la playa. Sus aguas parecían cristalinas y puras, aún cuando naufragó durante horas en ella, y aún después del naufragio del barco en el que iba. Daba la impresión de que anoche no fue más que una pesadilla, como si las muertes y el horror de anoche no hubieran ocurrido. Su mirada débil prontamente se entristeció, mientras tomaba un poco del agua que le entregó el joven, calmando un poco su sed.

-Gracias... - dijo, tomando un pequeño sorbo que casi la atraganta - ... Mi nombre es Satsuki

Miró a su ojo por un momento, e hizo una leve reverencia en señal de agradecimiento. Pero pronto volvió a mirar el mar, mientras su memoria recordaba los sucesos de anoche y su corazón deseaba que alguno de la tripulación estuviera vivo.

Tardó algunos minutos, pero volvió a mirar fijamente al ojo de Kel, aunque con un cansancio que se mantenía en su mirada.

-Anoche... sufrimos la emboscada de... una tormenta... -se detuvo un minuto para volver a tomar un poco más de agua, aunque esta vez tomó un poco más que antes - ... También... estaban los piratas... ahí...

El mar se encontraba silencioso en ese momento, aunque las olas rompían con su leve sonido el silencio del ambiente. Casi se podían escuchar los revoloteos de la pequeña ave que acompañaba a Kel. De no ser por la escena de ambos jóvenes, cualquiera creería que era un lugar realmente idóneo para pasar el resto de su vida ahí, sin hacer nada, sin estresarse por nada.

-Nuestro barco... terminó despedazo... -retomó el relato la joven.

-Tendre que postergar el viaje por ahora... tardara en curarse y no pienso dejarla a merced de la naturaleza.- Pensaba Kel, para intentar convencerse de, aunque muy a su pesar, quedarse a cuidarla.

Llevaba cuatro años planeando este viaje, cuatro años recolectando frutos del bosque, buscando agua, haciendo lo que pudo por juntar provisiones para tal viaje.

Pero su natural bondad le impedia dejar sola a una persona herida de gravedad, y mucho menos en donde se encontraban. Bien sabia que en la naturaleza, no existia la misericordia. Era algo que cuatro años de vivir en ella le supieron mostrar.

A la vez de lamentarse el tener que detener su viaje, se preocupaba por el estado de Satsuki.

Pudo estudiar varias hierbas curativas en su estadia en el bosque, pero no trajo ninguna, pensando que las podria encontrar cuando las necesitara. Pero este caso era una excepcion; lo unico de efecto similar en los alrededores, eran los jugos de los frutos maduros que crecian de los cocoteros, asi llamados comunmente.

Para su suerte pudo reconocer que la palmera bajo la que estaba era un cocotero, pero carecia aun de frutos. Una lastima, bien usados pueden acelerar la cicatrizacion de cualquier herida.

Mientras su mente navegaba en mares de pensamientos, escuchaba la historia de, vaya casualidad, mares tormentosos y peleas con piratas. Realmente dudaba un poco si creer su historia, pues su vestimenta no parecia realmente corresponder con cuanto contaba. Pero no se dejo llevar por sospechas, pensando que de seguro podria explicarselo luego. O si en todo caso mentia, tendria sus razones para hacerlo; no tenia porque fastidiarle.

-Veo... de ahi la herida, supongo. Parece que la suerte no estaba de tu lado. Hasta ahora.- Comenta, mirando a sus ojos, con la misma expresion benevola y calmada de siempre. Mientras tanto, Lin, aunque seguia revoloteando alrededor, estaba ya mas calmo, y a la mas minima seña levanto vuelo para explorar los alrededores, en busca de algun sobreviviente.-Si algunos de tus compañeros sigue vivo, Lin lo encontrara... es muy bueno buscando lo que sea.- Dijo, mirando en el horizonte como Lin se alejaba hasta volverse un minusculo punto en el cielo.

La marea comenzó a subir poco a poco en la playa, llevándose poco a poco el rastro de sangre que dejó la joven en las blancas arenas de la isla. Después de unos minutos, no quedó rastro alguno, aunque trozos de madera comenzaron a aparecer para reemplazar los rastros olvidados de la joven. Todos estos, aún cuando eran muy pocos, se mostraban despedazados como si hubieran participado de una cruenta batalla contra el mismísimo mar. Aún cuando vio los trozos, la joven no asimiló que se trataban del barco en el que viajaba.

No pudo evitar sonreír levemente cuando el joven mencionó lo de su suerte. Aún cuando su creencia la ligaba a creer que todo lo que había pasado era parte de lo que el destino deparaba para ella, no pudo evitar sentirse afortunada de que alguien apareciera en la playa para rescatarla de una muerte que, aún en el ambiente, se alejaba poco a poco de querer llevársela.

Pronto alzó la mirada para ver la ave que acompañaba a Kel, y que pronto emprendió rumbo hacia el cielo. Había notado la presencia del pequeño pájaro, pero nunca pensó que se trataba de su compañero o mascota que lo acompañaba. Tal y como se veía, parecía un animal curioso que solo quería conocer más de quién había naufragado.

-No sabía... que eran compañeros... - dijo en voz baja, mientras perdía de vista a Lin.

A simple vista, no parecía haber nada fuera de lo común, más allá de algunos trozos de madera que delataban un naufragio, aunque la cantidad de estos trozos siquiera daba una pista de cuán grande pudo ser el barco en el que viajaba.

Pero en la lejanía, si uno se podía concentrar bien, podía divisar un punto que lentamente se dirigía a la playa, donde estaban los jóvenes. Se trataba de un bote pequeño, en el que cabían, a lo mucho, tres personas. Era difícil ver de quienes se trataban desde donde estaban, pero para la desgracia de ambos jóvenes que se adentraron un poco hacia la isla, se trataban de algunos piratas sobrevivientes de la noche anterior...

-Mas bien es mi "mascota"...- Respondio, pensando en como explicar la conexion entre sus sentidos y los del ave. A pesar de los años, nunca supo explicarselo ni a si mismo; esta era una de las cosas que le incitaban a buscar a quien supiera "curar" su falta de memoria. Tantos misterios rondaban su propia vida... y todos podian tener relacion con 2 simples palabras.

La mar, en gran calma, empezaba a subir ligeramente, lo que indicaba que el sol estaba ya bajando. El atardecer daba al cielo un tono cada vez mas anaranjado, un gran paisaje... aunque no era momento para disfrutarlo. Lo mejor era buscar un refugio, un lugar en que descansar. Pero no era buena idea moverla de donde estaba, ni separarse.

-Bien, si no queda alternativa... tendre que usarlo.- Decia, a la vez que se ponia de pie. Un pequeño movimiento de mano, concentrando algo de energia en la palmera, empieza a crecer esta alrededor de ambos, tomando la forma de una "choza" en cuestion de unos pocos minutos. Unas hojas de la palmera crecieron en el lugar de la puerta, formando una especie de cortina que impedia al viento la entrada. -Por ahora descansa; en la mañana vere como estas.- Dijo entonces a Satsuki, dirigiendo la vista hacia ella.

En ese momento, Lin diviso un pequeño barco en el mar, que se dirigia hacia la costa. En el mismo instante lo supo Kel, y mirando en esa direccion, a la vez que esbosaba una sonrisa, dijo: -Bueno, no eres la unica con suerte. Lin ha alcanzado a divisar unos dos hombres mas en un pequeño barco... y se dirigen a nosostros.-. Aun si dijo esto, no podia evitar pensar en que tal vez eran los piratas de los que le conto ella. Si asi era, tendrian un problema seguramente. Sus pocos contactos con la civilizacion no le dejaron una gran impresion de lo que eran los piratas. Y, aun si le faltaba experiencia, tenia mucha razon para pensar mal de ellos.

No entendió en aquel momento la conexión que poseía con Lin, pero asumió que quizás se trataba de un lazo más especial del que él mismo deseaba reconocer ante ella. No tenía por qué saberlo tampoco, si era algo que le incomodaba explicar. Durante muchos viajes, entendió que muchas personas trataban de diferente forma a sus "mascotas", y casi siempre significaba algo más... una criatura invocada, una manifestación de seres del más allá, o incluso extensiones del mismo espíritu de la persona. A veces, recordaba a Ragnell cuando pensaba en ello.

Mientras el joven movía su mano, ramificaciones con forma de raíces comenzaron a crearse a sus pies. La joven no entendía mucho, debido al cansancio, pero pronto se dio cuenta, sorprendida, que Kel formaba y ordenaba aquello que pronto tomó la forma de una choza. Debajo de ella, se formó una cómoda cama que la ayudo a sentirse mucho más cómoda, mientras que el resto de la palmera parecía la de una acogedora casa en la playa.

Antes de poder decirle, sorprendida y maravillada al mismo tiempo, algo al respecto, el joven le comentó sobre el bote que lentamente se acercaba a la playa. Se alegró de saberlo, ya que, en una primera instancia, pensó en que podía tratarse de alguno de sus compañeros del barco que naufragó anoche, aunque pronto pensó que quizás sería regañada por traerles mala suerte. No le importaba, mientras estuvieran bien. Miró hacia la ventana que daba a la playa, pensando en qué podría decirle al capitán del navío a modo de disculpas, cuando pronto notó, antes que el bote llegara a la costa, que no se trataban de ellos.

Así como cambiaba la impresión que daban los piratas al horizonte, pronto la expresión de la joven se volvió preocupada, empalideciendo aún más de lo que ya era. Con su brazo derecho, presionó hacia la cama para sentarse, con un gran esfuerzo. Era mucha más energía de lo que ella pensaba, dado que comenzó a respirar agitadamente.

-Kel... - dijo, entre respiros - ... por favor... escapa...

Apenas pudo, miró fijamente al joven con una cara de preocupación. Intentaba pensar en algo para intentar salvar a ambos de esos dos perros del mar, pero viendo que la choza no era precisamente discreta, la alerta de los piratas podía lograr que los dos fueran capturados irremediablemente.

-Vienen tras de mi... y te lastimarán... si te ven... conmigo... - su respiración era agitada, lo que lograba es que no pudiera hablar de corrido.

(como ya dije en el chatbox... mil perdones y mas si es necesario.-.-U no quise hacerte esperar tanto...)

No tardo en reaccionar al ver la expresion de Satsuki... resultaba ya obvio cual era su suerte. Coloco, como para intentar bloquear la vista por la ventana, su bolsa de provisiones frente a esta, y, conciente de que los piratas ya estaban en la costa, dijo en voz baja a la joven: -Calma, yo me encago de esos dos... tu procura que no te vean.- y asi, sin permitirle el menor de los comentarios, salio de la choza, tomando un bastante improvisado papel de habitante local.

En momentos, los piratas se le acercaron, con igualmente improvisada buena actitud:-Saludos, señor. Nuestro navio fue destruido por una fuerte tormenta, y hemos encayado en estos lares.-
-Lamento oir eso... ¿buscan acaso un lugar para quedarse?-
-No no, nada de eso. Simplemente andamos en busca de algunos de nuestros compañeros, que tal vez corrieron la misma suerte que nosotros. ¿Ha visto usted a...- A partir de aqui, el pirata comienza a describir, uno a uno, a varias personas que bien cabe sospechar, eran los compañeros de Satsuki. esto solo se confirma cuando describen tambien a una mujer que iba "junto a ellos".

-¿No es acaso un muy mal augurio llevar a una mujer al mar? Pocos son los hombres que se atreven a tratar tal hazaña.-
Mientras el otro rie en voz baja, continua el hombre: -No habia otra opcion; ella era muy necesaria en nuestro viaje.-
-¿Les molestaria decir a donde viajaban?-

En ese momento, para de reirse, y, aunque trata de disimularlo, pone una cara de preocupacion mientras mira a su compañero, que parece haberse quedado sin ideas. Bruscamente, con aspera voz, cambia de tema: -¿Has visto, o no a los marineros que te hemos descrito? es cuestion de vida o muerte...-.

En ese momento, finge hacer memoria unos momentos, y dice con calmada expresion:-Bueno... en realidad recuerdo haber visto a uno de los que me describis, internandose en el bosque, mientras pescaba mi almuerzo. Parecia realmente desorientado, y su vestimenta parecia corresponder a la de un capitan. ¿Puede ser uno de quienes buscan?-
Entre risas de ambos, responden:-Oh, por supuesto que si, ¡es nuestro querido capitan! Se los agradesco, señor...-
-Kel, y no hay nada que agradecer. Espero que encuentren a su capitan en buenas condiciones.-

Tras un apreton de manos, los hombres, entre risas y murmullos, se dirigen hacia el bosque, diciendose uno al otro una forma mas horrible que la anterior en que mataran al "capitan" que buscan.

Solo en cuanto les ha perdido de vista, entra nuevamente a la cabaña, y dice con tranquilidad: -Ha resultado mucho mas facil de lo que esperaba engañar a ese par de tontos... ahora mismo se dirigen al bosque, y puedo jurarte por mi vida que se perderan sin guia alguno.-

Antes de poder reaccionar, se quedó con las palabras en la boca, mientras el joven partió hacia el exterior de la cabaña. Sintió un leve sentimiento de impotencia que le recorría el cuerpo, compartido entre la imposibilidad de poder controlar mejor la situación, la imposibilidad de luchar contra los piratas, y también el tener que delegar el control de todo a Kel.

Intentó levantarse, pero en sus intentos, la herida expandía su orden de no hacerlo, nuevamente delegandola a un rol que le desagradaba aceptar. Gracias a la reacción del joven, los piratas no parecían notar que se encontraba dentro de aquella casa improvisada. Pero eso no la tranquilizaba. En su mente, no podía evitar pensar, una y otra vez, las posibilidades de lo que podía estar sucediendo. "¿Estará bien?", "¿Los piratas lo presionarán?", "¿Lo lastimarán?" eran pensamientos que no podía sacarse de la cabeza.

Intentó tranquilizarse por un minuto, y sentada en el borde de la cama, cerrando sus ojos comenzó a respirar lentamente. Habían pasado algunos minutos desde que Kel salió. Se obligaba a pensar que la situación había salido bien, que Kel controlaba todo. Se tranquilizaba a ratos, pero nuevamente los pensamientos volvían. Cuando intentaba levantarse de su cama, su hombro lastimado le ordenaba que debía permanecer ahí, indiferente de si el pelirrojo llevaba la situación o no.

Entonces, volvió el joven y la encontró en la misma pose con la que la había dejado minutos atrás. Se le notaba preocupada, pero cuando Kel le explicó que los piratas ya no serían un problema, suspiró de alivio.

-Me alegra saber que... - levantó su vista hasta el ojo del joven - ... no te pasó nada malo.

No pudo evitar desviar su mirada hacia la puerta, la que mostraba el bosque al que se internaron los dos piratas. Aún con todo lo sucedido, no pudo evitar sentir pena por ellos. Levantó nuevamente su mirada hacia Kel, y siguió conversando.

-Gracias por... todo... - su voz notaba un cierto cansancio, pero mucho menor al que demostró cuando despertó cerca de la playa.