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Minuki's incredible shop of inventions (which are constantly destroyed)
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Minuki's incredible shop of inventions (which are constantly destroyed)
El mediodía caía en el pequeño pueblo, aunque el sol se sentía a gusto, como si fuera pleno verano en aquella tierra. Era hora del descanso, y quienes tomaron sus labores en la mañana, se prestaban para tomar un merecido descanso para continuar con tanto o más vigor sus labores restantes.
A diferencia del resto del poblado, una pequeña casa no contenía una particular energía ni alegría. La niña terminaba de vendarse las manos, debido al intenso trabajo que fue víctima aquella mañana. Terminó de cubrir la mayor parte de sus heridas, mientras su madre se acercaba con cuidado a ella. Las labores eran intensas para todos. Desde pequeños, cada habitante de aquel pueblo trabajaba y aprendía todas las labores que correspondían al cultivo y al cuidado de la tierra. Para Minuki, no era una excepción y no podía dejarlo.
-¿Te encuentras bien, mi amor?
Su madre tocó sus hombros y comenzó lentamente a acariciarlos, mientras se acercaba y apegaba su cuerpo con el de ella. Su preocupación era sincera, y aún cuando comprendía que estas labores eran normales para todos, sabía que Minuki no era como todos. La joven asintió, aunque la preocupación de la madre no disminuyó con eso.
-Comprendo que quieras demostrar lo que vales, mi niña... pero existen muchas maneras, y no necesariamente las que todos conocen y aprenden para vivir aquí.
La niña le devolvió la mirada, y le mostró una taza con té verde que poseía en las manos. Su mirada era tierna, aunque podía notarse su cansancio por querer, y necesitar, estar a la par del resto.
-No te preocupes, Madre...
Su madre le rompió el corazón el ver a su hija en esas condiciones. Cuando la veía, se veía a ella misma cuando niña, entre recuerdos de arrar la tierra, cuidar de los animales o los cultivos. Aún cuando en aquel lugar todos estaban, de alguna forma, destinados a dedicarse a la vida de campo, a veces su madre deseaba darle algo más.
-Muchas gracias, mi niña
Recogió aquel té que le ofreció, y depositó lentamente sus labios, tomando un pequeño sorbo. Estaba delicioso a su paladar, pero...
... pronto cayó al suelo.
-Hahahaha! ¡Llegó la hora de desarrollar la tecnología suficiente para conquistar todo!
El té que le entregó tenía una concentración de una planta que paraliza a los insectos. Gracias a una redundancia de partículas volátiles con concentración de componentes carbohídricos, pudo multiplicar la concentración lo suficiente como para dejar paralizada a su madre.
-¡Ahora salgan mis creaciones! - gritó, mientras el cuarto comenzó a llenarse de robots de madera que salían del entretecho, del exterior, e incluso algunos muebles se convirtieron en ellos - ¡Nos largamos de aquí para descubrirtodoloqueexisteenestemundoypoderinventartodoloquequiera!
Ya casi ni respiraba para hablar.
-Y recuerden... ¡nunca me vencerán! - grito al cielo.
No demoró en desarmar una gran cantidad de robots y, en menos de 2 minutos, desarrolló un vehículo largo y estrecho que levitaba en el aire (digamos que una moto sin ruedas que levita, aunque más larga que una), mientras que el resto de los robots que quedaban se subían detrás del asiento del conductor.
-Pero encarguense de ella, mierda! - dijo, apuntando a su madre.
No tardó en salir un robot que parecía un anciano sabio de alguna montaña perdida. Se dirigió al cuerpo paralizado de su madre, y en menos de tres segundos, amarró sus brazos detrás de su espalda, asi como sus pies. Sin olvidar de tapar sus ojos con una venda y colocarle una mordaza para que no hablara, le colocó un letrero en su cuello que decía "Hazme mía". Cuando terminó, la dejó en el dormitorio y volvió con su dueña.
-La pasará bien esta noche, señorita Minuki - mencionó el robot, mientras se subía
-Es buena mujer, aunque demasiado tonta
No bastó un solo segundo para que aquel vehículo despegara a una gran velocidad por las calles de tierra del poblado, llegando casi de inmediato al puerto de esta. Faltaron solo un par de metros para llegar antes de que el vehículo explotara, mandando directamente a Minuki contra una de las construcciones del puerto, derribandola y dejándola en escombros, así como un montón de parte de los robots por todo el puerto.
De los escombros, sale con su ropa medio destruida y completamente negra por culpa de la explosión.
-Que raro... - se limitó a decir
Se encogió de hombros, y vió a su alrededor del puerto, mientras un montón de gente miraba la escena con incredulidad. No le importaba demasiado ese detalle, mientras miraba a su alrededor qué podía hacer. No demoró en tomar las mismas cosas de la casa que destruyó y, en algo más de media hora, terminó de construir otra más de sus aberraciones.
-¡Listo! - gritó, mientras guardaba su martillo - ¡Un propulsor antihídrico propulsado con sodio concentrado que hace repulsión con carburo anhidrico de fosfato annatirico!
Era una bestialidad. Parecía un cañon invertido, en donde (se supone) la energía liberada salía por detrás.
-Ahora necesito un vehículo liviano para evitar una sobrecarga de masa que haga explosión en medio del mar... pero donde lo encontraré...
---
Dos minutos después
---
-¡Listo! :3
Su construcción, de manera ridícula para esta escritora, estaba conectada a... un barco de papel.
-¿Quieren saber cómo se me ocurrió?
---
Minuto y medio antes
---
-¿Que hacen? :3
-Juego con mi barquito de papel :3 - le responde una niña con una apariencia muy tranquila y risueña.
-Ah... ¿se te antoja un poco de té?
---
Minuto y medio después
---
-Creo que no quedaron robots de esa últim--
De pronto, se da vuelta, y su cara cambia a una de completa seriedad.
-Espera... algo no anda bien.... ¿será que...?
De pronto, salta a un lado y extiende sus manos. Casi como si lo hubiera predecido, sus manos atajan un balón, mientras que rueda en el suelo, levantándose inmediatamente en señal de victoria.
-¡Nunca podrás anotar, Oliver!
A algunos metros, un robot, de sospechosa figura, se le nota decepcionado y deprimido.
-Pero el balón es mi amigo...
Acto seguido, explota.
-Acostúmbrense que todo explote aquí, muchachos - dijo, rompiendo con la 4ta pared del teatro.
Después de ese momento al azar que nada tenía que ver con la historia, se sube encima del barco de papel. Debido al peso de su propulsor, casi ni se nota que se haya subido.
-A darle con todo, pibe!!! - grita, accionando una palanca cercana al propulsor que diseñó.
A los primeros 3 segundos, no ocurrió absolutamente nada... aunque al 4to segundo, todo alrededor de ellos desaparece, incluyendo ella y su invención. Una gran humadera se queda en el lugar de ella, lo que puede significar que explotó... como el resto de sus invenciones. Sin embargo, el mar estaba dividido de manera uniforme hacia el horizonte. Se podía perder la percepción de cuán lejos llegaba aquel fenómeno, incluso para un elfo.
-HAHAHAHA!!! - reía la joven, mientras estaba pegada al propulsor sin poder moverse debido a la increíble velocidad a la que iba su barquito de papel - ¡ESTE ES UN NUEVO RECOOOOOOOOOOORD!
Su situación no duró muchos segundos, aunque solo bastaban unos pocos para que islas enormes fueran dejadas atrás como si se trataran de lentas hormigas frente a un maratonista. A esa velocidad, pensaba incluso que había dado la vuelta al planeta un par de veces, como mínimo, aunque esta percepción es completa subjetiva... u objetiva, no me pregunten. No sé a qué velocidad iba esa cosa.
Entonces, ocurrió lo inevitable...
La explosión la terminó lanzando hacia cualquier dirección, mientras que no quedaba rastro del pobre barco de papel y menos del invento...
De cabeza, terminó disparada hacia una isla cercana llamada Denkenia. Aterrizando, y destruyendo 13 árboles altos cercanos a la costa (este dato será relevante en la historia... aunque no se cuál ni cuándo), al fin terminó su viaje por el mundo, y su vida...
... bueno, eso creí por un minuto. Por que se levantó como si nada, aunque completamente magullada, pero intacta como si se hubiera caído de una bicicleta. Corrió hasta la costa, por el camino de destrucción que dejó, y gritó a los cielos, nuevamente:
-Y recuerden... ¡nunca me venceráááááááán!
A diferencia del resto del poblado, una pequeña casa no contenía una particular energía ni alegría. La niña terminaba de vendarse las manos, debido al intenso trabajo que fue víctima aquella mañana. Terminó de cubrir la mayor parte de sus heridas, mientras su madre se acercaba con cuidado a ella. Las labores eran intensas para todos. Desde pequeños, cada habitante de aquel pueblo trabajaba y aprendía todas las labores que correspondían al cultivo y al cuidado de la tierra. Para Minuki, no era una excepción y no podía dejarlo.
-¿Te encuentras bien, mi amor?
Su madre tocó sus hombros y comenzó lentamente a acariciarlos, mientras se acercaba y apegaba su cuerpo con el de ella. Su preocupación era sincera, y aún cuando comprendía que estas labores eran normales para todos, sabía que Minuki no era como todos. La joven asintió, aunque la preocupación de la madre no disminuyó con eso.
-Comprendo que quieras demostrar lo que vales, mi niña... pero existen muchas maneras, y no necesariamente las que todos conocen y aprenden para vivir aquí.
La niña le devolvió la mirada, y le mostró una taza con té verde que poseía en las manos. Su mirada era tierna, aunque podía notarse su cansancio por querer, y necesitar, estar a la par del resto.
-No te preocupes, Madre...
Su madre le rompió el corazón el ver a su hija en esas condiciones. Cuando la veía, se veía a ella misma cuando niña, entre recuerdos de arrar la tierra, cuidar de los animales o los cultivos. Aún cuando en aquel lugar todos estaban, de alguna forma, destinados a dedicarse a la vida de campo, a veces su madre deseaba darle algo más.
-Muchas gracias, mi niña
Recogió aquel té que le ofreció, y depositó lentamente sus labios, tomando un pequeño sorbo. Estaba delicioso a su paladar, pero...
... pronto cayó al suelo.
-Hahahaha! ¡Llegó la hora de desarrollar la tecnología suficiente para conquistar todo!
El té que le entregó tenía una concentración de una planta que paraliza a los insectos. Gracias a una redundancia de partículas volátiles con concentración de componentes carbohídricos, pudo multiplicar la concentración lo suficiente como para dejar paralizada a su madre.
-¡Ahora salgan mis creaciones! - gritó, mientras el cuarto comenzó a llenarse de robots de madera que salían del entretecho, del exterior, e incluso algunos muebles se convirtieron en ellos - ¡Nos largamos de aquí para descubrirtodoloqueexisteenestemundoypoderinventartodoloquequiera!
Ya casi ni respiraba para hablar.
-Y recuerden... ¡nunca me vencerán! - grito al cielo.
No demoró en desarmar una gran cantidad de robots y, en menos de 2 minutos, desarrolló un vehículo largo y estrecho que levitaba en el aire (digamos que una moto sin ruedas que levita, aunque más larga que una), mientras que el resto de los robots que quedaban se subían detrás del asiento del conductor.
-Pero encarguense de ella, mierda! - dijo, apuntando a su madre.
No tardó en salir un robot que parecía un anciano sabio de alguna montaña perdida. Se dirigió al cuerpo paralizado de su madre, y en menos de tres segundos, amarró sus brazos detrás de su espalda, asi como sus pies. Sin olvidar de tapar sus ojos con una venda y colocarle una mordaza para que no hablara, le colocó un letrero en su cuello que decía "Hazme mía". Cuando terminó, la dejó en el dormitorio y volvió con su dueña.
-La pasará bien esta noche, señorita Minuki - mencionó el robot, mientras se subía
-Es buena mujer, aunque demasiado tonta
No bastó un solo segundo para que aquel vehículo despegara a una gran velocidad por las calles de tierra del poblado, llegando casi de inmediato al puerto de esta. Faltaron solo un par de metros para llegar antes de que el vehículo explotara, mandando directamente a Minuki contra una de las construcciones del puerto, derribandola y dejándola en escombros, así como un montón de parte de los robots por todo el puerto.
De los escombros, sale con su ropa medio destruida y completamente negra por culpa de la explosión.
-Que raro... - se limitó a decir
Se encogió de hombros, y vió a su alrededor del puerto, mientras un montón de gente miraba la escena con incredulidad. No le importaba demasiado ese detalle, mientras miraba a su alrededor qué podía hacer. No demoró en tomar las mismas cosas de la casa que destruyó y, en algo más de media hora, terminó de construir otra más de sus aberraciones.
-¡Listo! - gritó, mientras guardaba su martillo - ¡Un propulsor antihídrico propulsado con sodio concentrado que hace repulsión con carburo anhidrico de fosfato annatirico!
Era una bestialidad. Parecía un cañon invertido, en donde (se supone) la energía liberada salía por detrás.
-Ahora necesito un vehículo liviano para evitar una sobrecarga de masa que haga explosión en medio del mar... pero donde lo encontraré...
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Dos minutos después
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-¡Listo! :3
Su construcción, de manera ridícula para esta escritora, estaba conectada a... un barco de papel.
-¿Quieren saber cómo se me ocurrió?
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Minuto y medio antes
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-¿Que hacen? :3
-Juego con mi barquito de papel :3 - le responde una niña con una apariencia muy tranquila y risueña.
-Ah... ¿se te antoja un poco de té?
---
Minuto y medio después
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-Creo que no quedaron robots de esa últim--
De pronto, se da vuelta, y su cara cambia a una de completa seriedad.
-Espera... algo no anda bien.... ¿será que...?
De pronto, salta a un lado y extiende sus manos. Casi como si lo hubiera predecido, sus manos atajan un balón, mientras que rueda en el suelo, levantándose inmediatamente en señal de victoria.
-¡Nunca podrás anotar, Oliver!
A algunos metros, un robot, de sospechosa figura, se le nota decepcionado y deprimido.
-Pero el balón es mi amigo...
Acto seguido, explota.
-Acostúmbrense que todo explote aquí, muchachos - dijo, rompiendo con la 4ta pared del teatro.
Después de ese momento al azar que nada tenía que ver con la historia, se sube encima del barco de papel. Debido al peso de su propulsor, casi ni se nota que se haya subido.
-A darle con todo, pibe!!! - grita, accionando una palanca cercana al propulsor que diseñó.
A los primeros 3 segundos, no ocurrió absolutamente nada... aunque al 4to segundo, todo alrededor de ellos desaparece, incluyendo ella y su invención. Una gran humadera se queda en el lugar de ella, lo que puede significar que explotó... como el resto de sus invenciones. Sin embargo, el mar estaba dividido de manera uniforme hacia el horizonte. Se podía perder la percepción de cuán lejos llegaba aquel fenómeno, incluso para un elfo.
-HAHAHAHA!!! - reía la joven, mientras estaba pegada al propulsor sin poder moverse debido a la increíble velocidad a la que iba su barquito de papel - ¡ESTE ES UN NUEVO RECOOOOOOOOOOORD!
Su situación no duró muchos segundos, aunque solo bastaban unos pocos para que islas enormes fueran dejadas atrás como si se trataran de lentas hormigas frente a un maratonista. A esa velocidad, pensaba incluso que había dado la vuelta al planeta un par de veces, como mínimo, aunque esta percepción es completa subjetiva... u objetiva, no me pregunten. No sé a qué velocidad iba esa cosa.
Entonces, ocurrió lo inevitable...
La explosión la terminó lanzando hacia cualquier dirección, mientras que no quedaba rastro del pobre barco de papel y menos del invento...
De cabeza, terminó disparada hacia una isla cercana llamada Denkenia. Aterrizando, y destruyendo 13 árboles altos cercanos a la costa (este dato será relevante en la historia... aunque no se cuál ni cuándo), al fin terminó su viaje por el mundo, y su vida...
... bueno, eso creí por un minuto. Por que se levantó como si nada, aunque completamente magullada, pero intacta como si se hubiera caído de una bicicleta. Corrió hasta la costa, por el camino de destrucción que dejó, y gritó a los cielos, nuevamente:
-Y recuerden... ¡nunca me venceráááááááán!
Minuki- Cantidad de envíos : 48
Re: Minuki's incredible shop of inventions (which are constantly destroyed)
(Lo que hubiese pasado si en vez de naufragar y encontrar a Tsuki, Ed hubiese naufragado y encontrado a Minuki)
- La oscuridad... ¿Sigo durmiendo o es que... eh muerto? - El chico rubio, tanteando a oscuras, descubre que esta en una caja de madera, rectangular. - Entonces, estoy muerto... esto parece un ataud. -
El viajero, aún tranquilo, se dió cuenta que algo le molestaba a la derecha de su espalda. - ¿Qué es esto? - Se preguntó a si mismo, y luego de tantear un poco se dió cuenta que era su mochila. No enterrarían a alguien con su mochila, eso quería decir que...
Edmund Dyrle entró en un estado de nerviosismo tal que al no poder abrir la puerta del ataud forcejeando, la pateó hasta abrirla luego de lo cual salió de él cual centella.
- ¿Pero qué demonios hacía ahí? - Se preguntó Ed mientras recorría toda la habitación con su mirada, dandose cuenta que estaba en una especie de bodega, y por el ruido del agua, el olor a sal y los movimientos constantes de esta, creía que estaba en la bodega de un barco.
El rubio intentó hacer memoria mientras lentamente subía las escaleras hacia lo uqe el supuso que era la cubierta del barco. Al abrir la puerta el sol lo cegó temporalmente y mientras se frotaba los ojos con una mano se tomaba con la otra de lo que podía, el barco se estaba moviendo bastante.
- Eh, tú, ¿Quién demonios eres? - Le preguntó un hombre con un trapo atado a la cabeza. Ed, luego de terminar de acostumbrarse al sol, fue tomado de un brazo y llevado al capitán del barco, o por lo menos eso parecía.
- ¿Qué significa esto? - Preguntó el capitán. - ¡¿Cómo?!, ¡¿Un polizonte en nuestro barco?!... - Luego de decir esto se acercó a Ed y le habló mientras sonreía. - ¿Sabes lo que le hacemos a los polizontes?... exacto... ¡Tírenlo por la borda con mochila y todo! -
Y dicho y hecho Ed fue lanzado del barco, de cabeza hacia el mar, el cual estaba bastante embravecido y nadó con todas sus fuerzas a la isla que estaba mas cercana.
Luego de un rato largo, el rubio se arrastraba por la orilla de aquella isla, cansado, para luego levantarse con un gran esfuerzo cuando de repente, vió un pequeño objeto volador no identificado aterrizando a gran velocidad en el bosque que se encontraba cerca, tirando abajo unos cuantos arboles y luego estrellandose con una roca o algo contundente.
- ¿Qué fue eso? - Se preguntó Ed, mientras inconcientemente se dirigía a la zona del desastre.
- Y recuerden... ¡nunca me venceráááááááán! - Comenzó a escuchar, mientras veía a una pequeña niña correr hacia la costa.
- Que día tan particular... - Pronunció luego el joven, mientras se sentaba en una gran roca en la playa y observaba al OVNI corretear hacia donde él estaba.
- La oscuridad... ¿Sigo durmiendo o es que... eh muerto? - El chico rubio, tanteando a oscuras, descubre que esta en una caja de madera, rectangular. - Entonces, estoy muerto... esto parece un ataud. -
El viajero, aún tranquilo, se dió cuenta que algo le molestaba a la derecha de su espalda. - ¿Qué es esto? - Se preguntó a si mismo, y luego de tantear un poco se dió cuenta que era su mochila. No enterrarían a alguien con su mochila, eso quería decir que...
Edmund Dyrle entró en un estado de nerviosismo tal que al no poder abrir la puerta del ataud forcejeando, la pateó hasta abrirla luego de lo cual salió de él cual centella.
- ¿Pero qué demonios hacía ahí? - Se preguntó Ed mientras recorría toda la habitación con su mirada, dandose cuenta que estaba en una especie de bodega, y por el ruido del agua, el olor a sal y los movimientos constantes de esta, creía que estaba en la bodega de un barco.
El rubio intentó hacer memoria mientras lentamente subía las escaleras hacia lo uqe el supuso que era la cubierta del barco. Al abrir la puerta el sol lo cegó temporalmente y mientras se frotaba los ojos con una mano se tomaba con la otra de lo que podía, el barco se estaba moviendo bastante.
- Eh, tú, ¿Quién demonios eres? - Le preguntó un hombre con un trapo atado a la cabeza. Ed, luego de terminar de acostumbrarse al sol, fue tomado de un brazo y llevado al capitán del barco, o por lo menos eso parecía.
- ¿Qué significa esto? - Preguntó el capitán. - ¡¿Cómo?!, ¡¿Un polizonte en nuestro barco?!... - Luego de decir esto se acercó a Ed y le habló mientras sonreía. - ¿Sabes lo que le hacemos a los polizontes?... exacto... ¡Tírenlo por la borda con mochila y todo! -
Y dicho y hecho Ed fue lanzado del barco, de cabeza hacia el mar, el cual estaba bastante embravecido y nadó con todas sus fuerzas a la isla que estaba mas cercana.
Luego de un rato largo, el rubio se arrastraba por la orilla de aquella isla, cansado, para luego levantarse con un gran esfuerzo cuando de repente, vió un pequeño objeto volador no identificado aterrizando a gran velocidad en el bosque que se encontraba cerca, tirando abajo unos cuantos arboles y luego estrellandose con una roca o algo contundente.
- ¿Qué fue eso? - Se preguntó Ed, mientras inconcientemente se dirigía a la zona del desastre.
- Y recuerden... ¡nunca me venceráááááááán! - Comenzó a escuchar, mientras veía a una pequeña niña correr hacia la costa.
- Que día tan particular... - Pronunció luego el joven, mientras se sentaba en una gran roca en la playa y observaba al OVNI corretear hacia donde él estaba.
Edmund Dyrle- Cantidad de envíos : 158
Re: Minuki's incredible shop of inventions (which are constantly destroyed)
-Últimamente la gente es tan inconsciente con el medio ambiente... - dijo, mientras miraba la cantidad de árboles destruidos por su aterrizaje. Obviamente, estaba ignorando, adrede, que esa fue consecuencia de sus actos.
No pudo evitar soltar un suspiro al estilo "Hasta donde llegaremos...", mientras desviaba la mirada hacia otro lado de la costa. Ignoraba si la isla estaba habitada--mentira, ya lo sabía :3--Bueno, no ingnoraba si la isla estaba habitada, pero a lo lejos pudo observar a un joven que descansaba en una roca cerca al lugar del descenso.
-Bien. El mandril sabrá quién ocasionó esto :3
Es de mala educación decirle "mandril" a las personas...
Cuando puedan construir un modelo hibrido de correlación hidroquímica hidrocarbura, ahí dejaré de decirle mandril :3
*suspiro* Entonces, se dirige hacia él y comienza a corretear donde el--
Espera, espera!
¿Que?
¿Por que tengo que ser YO la que corretea alrededor de él? El es el mandril que debiera besar mis pies por solo ver mi presencia
Pues, en su--
-¡Oye, mandril rubio! - le grita de donde está - ¡Ven y ten el honor de conocerme! :3
No es un honor conocerte, sabes...
No pudo evitar soltar un suspiro al estilo "Hasta donde llegaremos...", mientras desviaba la mirada hacia otro lado de la costa. Ignoraba si la isla estaba habitada--mentira, ya lo sabía :3--Bueno, no ingnoraba si la isla estaba habitada, pero a lo lejos pudo observar a un joven que descansaba en una roca cerca al lugar del descenso.
-Bien. El mandril sabrá quién ocasionó esto :3
Es de mala educación decirle "mandril" a las personas...
Cuando puedan construir un modelo hibrido de correlación hidroquímica hidrocarbura, ahí dejaré de decirle mandril :3
*suspiro* Entonces, se dirige hacia él y comienza a corretear donde el--
Espera, espera!
¿Que?
¿Por que tengo que ser YO la que corretea alrededor de él? El es el mandril que debiera besar mis pies por solo ver mi presencia
Pues, en su--
-¡Oye, mandril rubio! - le grita de donde está - ¡Ven y ten el honor de conocerme! :3
No es un honor conocerte, sabes...
Minuki- Cantidad de envíos : 48
Re: Minuki's incredible shop of inventions (which are constantly destroyed)
Edmund, aún sentado, vió como la niña entablaba una conversación consigo misma, también podía ser que, por su edad, tuviese una especie de amigo imaginario, o que derribar tantos arboles con la cabeza, le hubiese producido un grave daño cerebral. Se asombraba en solo pensar que una niña tan pequeña como ella pudiese soportar tantos golpes, no parecía estar herida ni sangrar, era practicamente un milagro.
-¡Oye, mandril rubio! - Gritó la niña mirando a la dirección donde estaba Edmund. - ¡Ven y ten el honor de conocerme! -
El viajero no pudo evitar mirar detras suyo, pensando que no se refería a él, pero la playa estaba completamente vacía, así que se preguntó si la pobre niña alucinaba que había un mandril rubio allí o, que por el golpe lo viera a él como un mandril rubio. En el mejor de los casos estaba bromeando, por lo menos eso esperaba Ed, porque tratar con locos no le agradaba mucho. Ya había tenido la experiencia de conocer a los amigos de su madre, poderosos pero excentricos magos, tal vez demasiado excentricos.
Edmund se levantó de la roca con algo de esfuerzo, dado el cansancio de haber nadado por la aguas turbulentas por tiempo indeterminado, miró a la niña, hizo un leve movimiento de mano para saludarla y luego abrió su mochila y comenzó a dejar sus pertenencias sobre la gran roca, la cual estaba bastante caliente dado el día soleado que hacía.
- Tal vez pueda salvar algo aún, aunque séa alguna provisión. - Se dijo el chico mientras intentaba hacer memoria de como había llegado a aquel ataud.
-¡Oye, mandril rubio! - Gritó la niña mirando a la dirección donde estaba Edmund. - ¡Ven y ten el honor de conocerme! -
El viajero no pudo evitar mirar detras suyo, pensando que no se refería a él, pero la playa estaba completamente vacía, así que se preguntó si la pobre niña alucinaba que había un mandril rubio allí o, que por el golpe lo viera a él como un mandril rubio. En el mejor de los casos estaba bromeando, por lo menos eso esperaba Ed, porque tratar con locos no le agradaba mucho. Ya había tenido la experiencia de conocer a los amigos de su madre, poderosos pero excentricos magos, tal vez demasiado excentricos.
Edmund se levantó de la roca con algo de esfuerzo, dado el cansancio de haber nadado por la aguas turbulentas por tiempo indeterminado, miró a la niña, hizo un leve movimiento de mano para saludarla y luego abrió su mochila y comenzó a dejar sus pertenencias sobre la gran roca, la cual estaba bastante caliente dado el día soleado que hacía.
- Tal vez pueda salvar algo aún, aunque séa alguna provisión. - Se dijo el chico mientras intentaba hacer memoria de como había llegado a aquel ataud.
Edmund Dyrle- Cantidad de envíos : 158
Re: Minuki's incredible shop of inventions (which are constantly destroyed)
Me ignoró :3
Lo llamaste mandril. No creo que sea el mejor adjetivo para referirse a otros...
Creo que el pobrecito no me escuchó :3
Puede ser, pero eso no quita qu--
O es tímido. De todas formas, se lo quitaré de una :3
Ignorando lo que dije (y lo que iba a decir), se dirigió hacia la gran cantidad de árboles que hizo caer en su llegada. De sus dos bolsillos, sacó un martillo y un destornillador, los que comenzó a usar para cortar parte de los troncos que derribó.
Es un cincel, por cierto :3
Ohh... disculpa.
De todas formas, no demoró mucho. Cada martillazo que daba parecía bastante preciso, con una pequeña pero certera fuerza, la que cómodamente daba forma a su creación. Dejaba huecos, así como despedazaba, y unía todos los trozos para forjar algo nuevo que también despedazaba un poco. Con la misma madera, hacía huecos que se acoplaban entre los pedazos de madera, fijandolos a falta de un pegamento o algo adhesivo que los uniera fuertemente.
No demoró mucho tiempo cuando terminó, creando un largo y complejo mecanismo ovalado, con un centro hueco y con una gran extensión, la que comenzaba con una pequeña abertura y terminaba con una gran abertura (Offtopic: Una vuvuzela gigante).
-Con esto me escuchará perfecto :3
Era mucho más fácil dirigirse hacia él, y preguntarle cara a car--
¡Es hora de experimentar! :3
Solo su voz normal, diciendo "¿Me escuchas ahora?" bastó para desatar el experimento, aunque, en vez de salir su voz amplificada, un sonido sordo salió del mecanismo, el que levantó una cantidad absurda, aunque para nada letal y menos que pudiera lastimar, de arena que terminó por encima del joven, en un viaje inevitable a quedar completamente "arenado" por culpa de la pequeña.
Lo llamaste mandril. No creo que sea el mejor adjetivo para referirse a otros...
Creo que el pobrecito no me escuchó :3
Puede ser, pero eso no quita qu--
O es tímido. De todas formas, se lo quitaré de una :3
Ignorando lo que dije (y lo que iba a decir), se dirigió hacia la gran cantidad de árboles que hizo caer en su llegada. De sus dos bolsillos, sacó un martillo y un destornillador, los que comenzó a usar para cortar parte de los troncos que derribó.
Es un cincel, por cierto :3
Ohh... disculpa.
De todas formas, no demoró mucho. Cada martillazo que daba parecía bastante preciso, con una pequeña pero certera fuerza, la que cómodamente daba forma a su creación. Dejaba huecos, así como despedazaba, y unía todos los trozos para forjar algo nuevo que también despedazaba un poco. Con la misma madera, hacía huecos que se acoplaban entre los pedazos de madera, fijandolos a falta de un pegamento o algo adhesivo que los uniera fuertemente.
No demoró mucho tiempo cuando terminó, creando un largo y complejo mecanismo ovalado, con un centro hueco y con una gran extensión, la que comenzaba con una pequeña abertura y terminaba con una gran abertura (Offtopic: Una vuvuzela gigante).
-Con esto me escuchará perfecto :3
Era mucho más fácil dirigirse hacia él, y preguntarle cara a car--
¡Es hora de experimentar! :3
Solo su voz normal, diciendo "¿Me escuchas ahora?" bastó para desatar el experimento, aunque, en vez de salir su voz amplificada, un sonido sordo salió del mecanismo, el que levantó una cantidad absurda, aunque para nada letal y menos que pudiera lastimar, de arena que terminó por encima del joven, en un viaje inevitable a quedar completamente "arenado" por culpa de la pequeña.
Minuki- Cantidad de envíos : 48
Re: Minuki's incredible shop of inventions (which are constantly destroyed)
El joven depositó sus cosas en la roca, las cuales estaban totalmente empapadas, como él mismo. El cielo estaba despejado y el sol iba a ayudar a secar.
Miró detras, por pura curiosidad y vió que la niña estaba ocupada con algo lo cual Edmund no estaba seguro por la distancia. Parecía estar haciendo algo con madera.
El rubio no pudo contener la curiosidad y comenzó a acercarse hasta que estuvo a unos 10 pasos de ella, cuando ésta, luego de darse vuelta, accionó un aparato que hizo un ruido sordo.
Una gran cantidad de arena se movió directo a Ed, el cual por la misma sorpresa cayó sentado al suelo, algo aturdido y lleno de arena la cual se pegó a su ropa y un poco a su cara por el agua que tenía.
- ¿Era... era realmente necesario hacer eso? - Preguntó el viajero mientras se quitaba la arena de la cara y se levantaba del suelo. - ¿Cuál es tu nombre pequeña? El mío es Edmund. - Dijo luego Ed, intentando parecer lo mas amable posible, aunque quisiera tirar a la pequeña al mar.
Miró detras, por pura curiosidad y vió que la niña estaba ocupada con algo lo cual Edmund no estaba seguro por la distancia. Parecía estar haciendo algo con madera.
El rubio no pudo contener la curiosidad y comenzó a acercarse hasta que estuvo a unos 10 pasos de ella, cuando ésta, luego de darse vuelta, accionó un aparato que hizo un ruido sordo.
Una gran cantidad de arena se movió directo a Ed, el cual por la misma sorpresa cayó sentado al suelo, algo aturdido y lleno de arena la cual se pegó a su ropa y un poco a su cara por el agua que tenía.
- ¿Era... era realmente necesario hacer eso? - Preguntó el viajero mientras se quitaba la arena de la cara y se levantaba del suelo. - ¿Cuál es tu nombre pequeña? El mío es Edmund. - Dijo luego Ed, intentando parecer lo mas amable posible, aunque quisiera tirar a la pequeña al mar.
Edmund Dyrle- Cantidad de envíos : 158
Re: Minuki's incredible shop of inventions (which are constantly destroyed)
Al ver que al fin era notada, sus deseos de ser el centro de atención de alguien, o algo, al fin se calmaron. Pronto esbozó una sonrisa amigable, aunque no era por conocer a una persona nueva, precisamente...
Asintió a la primera pregunta del joven, pero pareció ignorar el hecho que le molestó. También que estaba cubierto de arena, y que mucha de ella se había pegado por culpa del agua que tenía en su cuerpo.
Era la idea :3
No se por qué lo presentí...
Hizo una reverencia, como si se tratara de una dama, y pronto alzó su mano, al estilo "puedes besarme la mano, mi noble caballero", y esperó el beso de Edmund.
-Mi nombre es Minuki, mi estimado Edmund - dijo, mientras con su otra mano tapaba discretamente su sonrisa - Un gusto conoceros
Mentirosa...
Asintió a la primera pregunta del joven, pero pareció ignorar el hecho que le molestó. También que estaba cubierto de arena, y que mucha de ella se había pegado por culpa del agua que tenía en su cuerpo.
Era la idea :3
No se por qué lo presentí...
Hizo una reverencia, como si se tratara de una dama, y pronto alzó su mano, al estilo "puedes besarme la mano, mi noble caballero", y esperó el beso de Edmund.
-Mi nombre es Minuki, mi estimado Edmund - dijo, mientras con su otra mano tapaba discretamente su sonrisa - Un gusto conoceros
Mentirosa...
Minuki- Cantidad de envíos : 48
Re: Minuki's incredible shop of inventions (which are constantly destroyed)
El rubio se quedó mirando a la niña mientras esta le tendía la mano para que, supuso Edmund, la besase como si se tratase de una princesa*. Había leido que a las niñas les encanta que las traten como princesas, asi que no pudo evitar sonreir y seguirle el juego.
Ed luego se acercó, se arrodilló, tomó la mano de Minuki con su diestra, la cual estaba seca y sin arena, y la besó.
- El gusto es mío, milady. - Dijo el chico, luego de haber besado la mano de la pequeña princesa. - ¿Sabe dónde estamos? - Preguntó luego el rubio, aún manteniendo el tono cortez.
*Mi hermana me insistió en que suba esta imagen
Ed luego se acercó, se arrodilló, tomó la mano de Minuki con su diestra, la cual estaba seca y sin arena, y la besó.
- El gusto es mío, milady. - Dijo el chico, luego de haber besado la mano de la pequeña princesa. - ¿Sabe dónde estamos? - Preguntó luego el rubio, aún manteniendo el tono cortez.
*Mi hermana me insistió en que suba esta imagen
Última edición por Edmund Dyrle el 02/01/12, 09:21 pm, editado 1 vez
Edmund Dyrle- Cantidad de envíos : 158
Re: Minuki's incredible shop of inventions (which are constantly destroyed)
Dentro de si, estaba completamente satisfecha por la acción del joven. En parte, por que era una de esas niñas que le encantaban esos gestos. En otra parte, por su muy aparente y cierto egocentrismo innato. Era ese gusto de ser el centro de atención del resto, aunque "el resto" solo se compusiera de una persona.
Su mano extendida regresó a su cuerpo, depositándose en su pecho mientras su otra mano rescataba a la mano besada, acogiéndola y pareciendo una tonta enamorada que acaba de encontrar a su príncipe azul.
Él no está nada de mal, narradora
No es de mi particular gusto, pero me alegra saber que te llama la atención.
Lo decía para experimentar mi circuito centrífugo de condensación cíclica. Si sus tripas no salen por su boca, significa que podrá viajar a cientos de kilometros por segundo :3
...
Al menos, pregúntale si quiere.
-No lo sé, joven delicioso - respondió, mirando con una sonrisa inocente (de apariencia) y con unos ojos grandes - Llegué acá por accidente
Que explote tu experimento en altamar no es precisamente un accidente...
-¿Tú como llegaste a este lugar?
No tenía mucho interés sincero en saber cómo había llegado, o en qué condiciones o circunstancias. Solo estaba interesada en la persona delante de ella, hablando estrictamente en el sentido de ser un sujeto de pruebas de sus experimentos, y que no perdiera su atención en ella, como es de esperar.
Su mano extendida regresó a su cuerpo, depositándose en su pecho mientras su otra mano rescataba a la mano besada, acogiéndola y pareciendo una tonta enamorada que acaba de encontrar a su príncipe azul.
Él no está nada de mal, narradora
No es de mi particular gusto, pero me alegra saber que te llama la atención.
Lo decía para experimentar mi circuito centrífugo de condensación cíclica. Si sus tripas no salen por su boca, significa que podrá viajar a cientos de kilometros por segundo :3
...
Al menos, pregúntale si quiere.
-No lo sé, joven delicioso - respondió, mirando con una sonrisa inocente (de apariencia) y con unos ojos grandes - Llegué acá por accidente
Que explote tu experimento en altamar no es precisamente un accidente...
-¿Tú como llegaste a este lugar?
No tenía mucho interés sincero en saber cómo había llegado, o en qué condiciones o circunstancias. Solo estaba interesada en la persona delante de ella, hablando estrictamente en el sentido de ser un sujeto de pruebas de sus experimentos, y que no perdiera su atención en ella, como es de esperar.
Minuki- Cantidad de envíos : 48
Re: Minuki's incredible shop of inventions (which are constantly destroyed)
Edmund no era un mal actor, es mas, cualquiera que no supiese el contexto y lo que realmente estaban pensando aquellos dos, pensaría realmente que se trataba de una princesa y de su leal subdito, aunque la realidad era diferente. El rubio no pudo evitar sonreir al escuchar el halago de Minuki, parecía como si realmente creyese ser una princesa. Ya se esperaba lo que le siguió a la respuesta, la niña parecía haber llegado volando y, por lo que parece, por accidente.
- Es lamentable, señorita Minuki, pero parece que estamos en la misma situación. - Dijo Edmund, y luego de una pausa continuó. - Desperté en una bodega de carga, dentro de un ataud en un barco. Me acusaron de polizón y me tiraron al mar, por suerte pude encontrar esta isla y nadar hasta aquí. Realmente no estoy seguro que pasó antes de esto, cada vez que intento recordar me da vueltas la cabeza, como si se me hubiese borrado de la memoria. -
El sol estaba realmente fuerte y el cielo libre de nubes, no parecía que iba a dar una tregua, así que se levantó, hizo una reverencia y dijo - Si me disculpa, guardaré mis cosas y buscaré la ciudad mas cercana. - Pensó un rato y no pudo evitar decir lo siguiente, aunque realmente no estaba seguro si sería buena idea. - Si quiere, puede acompañarme, me sentiría realmente mal dejandola aquí totalmente sola, señorita Minuki. -
Esperó la respueste de Minuki y luego se dirigió a sus cosas, las cuales estaban, gracias al sol tan fuerte, afortunadamente secas, por lo menos las que no estaban totalmente arruinadas. Las guardó en su mochila y comenzó a caminar hacia el bosque, los arboles lo... los protegerían del sol.
- Es lamentable, señorita Minuki, pero parece que estamos en la misma situación. - Dijo Edmund, y luego de una pausa continuó. - Desperté en una bodega de carga, dentro de un ataud en un barco. Me acusaron de polizón y me tiraron al mar, por suerte pude encontrar esta isla y nadar hasta aquí. Realmente no estoy seguro que pasó antes de esto, cada vez que intento recordar me da vueltas la cabeza, como si se me hubiese borrado de la memoria. -
El sol estaba realmente fuerte y el cielo libre de nubes, no parecía que iba a dar una tregua, así que se levantó, hizo una reverencia y dijo - Si me disculpa, guardaré mis cosas y buscaré la ciudad mas cercana. - Pensó un rato y no pudo evitar decir lo siguiente, aunque realmente no estaba seguro si sería buena idea. - Si quiere, puede acompañarme, me sentiría realmente mal dejandola aquí totalmente sola, señorita Minuki. -
Esperó la respueste de Minuki y luego se dirigió a sus cosas, las cuales estaban, gracias al sol tan fuerte, afortunadamente secas, por lo menos las que no estaban totalmente arruinadas. Las guardó en su mochila y comenzó a caminar hacia el bosque, los arboles lo... los protegerían del sol.
Edmund Dyrle- Cantidad de envíos : 158
Re: Minuki's incredible shop of inventions (which are constantly destroyed)
Lo miraba mientras se dirigía hacia el bosque. A sus ojos, parecía un sujeto de esos afables aunque abusables. Era de esos que te encariñabas con el tiempo, de esos que podía abrir tu corazón aunque fuera de piedra, aunque primero sufriría decepciones, engaños, altibajos amorosos, toda una telenovela digna de escribir y vender. Es un best seller instantáneo, como no tomasldkaldnaiosdna-- ¡Minuki, suelta el teclado!
Está bien, está bien, sigue narrando tu :3
*suspira*
Ella miraba desde donde está. Aunque no le importaba demasiado, si veía que Ed estaba algo afectado. Después de todo, no todos los días despertabas en un ataúd y te lanzaban por altamar a tu suerte. Se preguntaba si se había topado con pirañas--
No hay pirañas en el océano, sabes...
Si modificas genéticamente a una, por supuesto
...
Bueno, se preguntaba por pirañas genéticamente modificadas y tiburones que pudo toparse. Al menos, llegó sano y salvo a este lugar, más allá del susto, las dudas en su mente y con sus pertenencias encima.
- Pobre... debería hacer algo por él para levantarle el ánimo
Se cruzó de brazos, y pensó... ¿que les gusta hacer a los jovenes de hoy? ¿Aparte del sexo? Pensó por un rato relativamente corto para los estándares de otros, aunque largo para otros. Además de querer buscarle a una chica Apuesto a que le gustan de pelo azul, pensó que quizás querría un abrazo, un beso en la mejilla y algo de chocolate que vaya directo a su corazón y lo anime de todas estas desgracias que le estaban ocurriendo.
- ¡Y venganza!
... ¿venganza?
Sep
Eh... no, creo que con los abrazos y chocolate estará más que bien.
Lo que pasa es que usté nunca le ha dado espacio a esas cosas en su vida.
No, eso es... malvado.
No tanto, mire esto:
Ohh... una tabla de alineación.
Según esto, usted sería Neutral Buena
Oh...
Y yo caigo acá :3
¿Caótica buena? Nah... tu vas acá
¿Caótica Malvada? Eso es mentira, soy más dulce que un chocolate derretido en una fábrica de galletas >_<
....
En vista que deseaba la venganza para que su alma, no la de Ed, sanara después de tantos dilemas, fue directamente a donde habían caído los árboles y tomó todos los troncos posibles de los árboles caídos. También tomó un poco de arena, agua, algunos cocos y todo lo que tenía a mano. Si alguna vez Ed estaba cerca o no, Minuki nunca le prestó atención...
... no al menos, hasta que un enorme robot de tres metros estaba listo y completamente operativo en la playa.
- Este es Invasor de Barcos 7000 - dijo con cierto orgullo en sus ojos - . Equipado con un distrinador sónico, alcance de ondas sónicas de más de 7.3 kilómetros, cohetes propulsores a base de agua y arena, y un parecido enorme a Hello Kitty, es el robot perfecto para cumplir la... venganza
No me gusta donde va esto...
Pronto, el robot tomó a Minuki y a Ed, independiente de si estaba cerca o no, y sus pies de esquí pronto tomaron impulso mientras en su espalda se abrían dos propulsores que llevaron a ambos jovenes por encima del agua, navegando a una velocidad increíble por los mares.
- Orgullo de la ingeniería robótica, acércanos a donde está el maldito barco de la discordia!
Y en efecto, los tres no demoraron en divisar un barco en la lejanía. Al ver que estaban en la distancia correcta, los propulsores se inclinan levemente hacia abajo, levantandolos en el aire y con trayectora en el barco. Los pies del robot cambiaron a unos pies normales, así que cuando cayó en la proa del barco, enterró sus extremidades con fuerza.
El impacto fue improvisado y nadie de los tripulantes lo veía venir, aún cuando estaban en vigilia. Nunca antes se habían encontrado a una criatura de madera como esta, arrasando todo con golpes que lanzaban al mar a los marineros que intentaban hacerle frente valientemente. El resto miraba estupefacto y con miedo al robot, y cuando ya más de la mitad de la tripulación estaba en el agua, Minuki, desde el cuello de su robot, sonreía.
- Así que les gusta botar a la gente que viaja en sus barcos... - se reía - . Veamos si les gusta hacerlo... ¡en el infierno!
La risa de la pequeña podía infundir un miedo a los corazones de quienes la escuchaban. Era de alguien psicótica, que no importaba razones o entendimientos, solo la destrucción. Pronto, la risa se llenaba de maldad y deseos de destrucción...
... esta risa siguió, mientras estaba en la playa, imaginando de cómo sería construir el robot, subirse a él y destruir al barco que botó a Ed.
Está bien, está bien, sigue narrando tu :3
*suspira*
Ella miraba desde donde está. Aunque no le importaba demasiado, si veía que Ed estaba algo afectado. Después de todo, no todos los días despertabas en un ataúd y te lanzaban por altamar a tu suerte. Se preguntaba si se había topado con pirañas--
No hay pirañas en el océano, sabes...
Si modificas genéticamente a una, por supuesto
...
Bueno, se preguntaba por pirañas genéticamente modificadas y tiburones que pudo toparse. Al menos, llegó sano y salvo a este lugar, más allá del susto, las dudas en su mente y con sus pertenencias encima.
- Pobre... debería hacer algo por él para levantarle el ánimo
Se cruzó de brazos, y pensó... ¿que les gusta hacer a los jovenes de hoy? ¿Aparte del sexo? Pensó por un rato relativamente corto para los estándares de otros, aunque largo para otros. Además de querer buscarle a una chica Apuesto a que le gustan de pelo azul, pensó que quizás querría un abrazo, un beso en la mejilla y algo de chocolate que vaya directo a su corazón y lo anime de todas estas desgracias que le estaban ocurriendo.
- ¡Y venganza!
... ¿venganza?
Sep
Eh... no, creo que con los abrazos y chocolate estará más que bien.
Lo que pasa es que usté nunca le ha dado espacio a esas cosas en su vida.
No, eso es... malvado.
No tanto, mire esto:
- Spoiler:
Ohh... una tabla de alineación.
Según esto, usted sería Neutral Buena
Oh...
Y yo caigo acá :3
¿Caótica buena? Nah... tu vas acá
¿Caótica Malvada? Eso es mentira, soy más dulce que un chocolate derretido en una fábrica de galletas >_<
....
En vista que deseaba la venganza para que su alma, no la de Ed, sanara después de tantos dilemas, fue directamente a donde habían caído los árboles y tomó todos los troncos posibles de los árboles caídos. También tomó un poco de arena, agua, algunos cocos y todo lo que tenía a mano. Si alguna vez Ed estaba cerca o no, Minuki nunca le prestó atención...
... no al menos, hasta que un enorme robot de tres metros estaba listo y completamente operativo en la playa.
- Este es Invasor de Barcos 7000 - dijo con cierto orgullo en sus ojos - . Equipado con un distrinador sónico, alcance de ondas sónicas de más de 7.3 kilómetros, cohetes propulsores a base de agua y arena, y un parecido enorme a Hello Kitty, es el robot perfecto para cumplir la... venganza
No me gusta donde va esto...
Pronto, el robot tomó a Minuki y a Ed, independiente de si estaba cerca o no, y sus pies de esquí pronto tomaron impulso mientras en su espalda se abrían dos propulsores que llevaron a ambos jovenes por encima del agua, navegando a una velocidad increíble por los mares.
- Orgullo de la ingeniería robótica, acércanos a donde está el maldito barco de la discordia!
Y en efecto, los tres no demoraron en divisar un barco en la lejanía. Al ver que estaban en la distancia correcta, los propulsores se inclinan levemente hacia abajo, levantandolos en el aire y con trayectora en el barco. Los pies del robot cambiaron a unos pies normales, así que cuando cayó en la proa del barco, enterró sus extremidades con fuerza.
El impacto fue improvisado y nadie de los tripulantes lo veía venir, aún cuando estaban en vigilia. Nunca antes se habían encontrado a una criatura de madera como esta, arrasando todo con golpes que lanzaban al mar a los marineros que intentaban hacerle frente valientemente. El resto miraba estupefacto y con miedo al robot, y cuando ya más de la mitad de la tripulación estaba en el agua, Minuki, desde el cuello de su robot, sonreía.
- Así que les gusta botar a la gente que viaja en sus barcos... - se reía - . Veamos si les gusta hacerlo... ¡en el infierno!
La risa de la pequeña podía infundir un miedo a los corazones de quienes la escuchaban. Era de alguien psicótica, que no importaba razones o entendimientos, solo la destrucción. Pronto, la risa se llenaba de maldad y deseos de destrucción...
... esta risa siguió, mientras estaba en la playa, imaginando de cómo sería construir el robot, subirse a él y destruir al barco que botó a Ed.
Minuki- Cantidad de envíos : 48
Re: Minuki's incredible shop of inventions (which are constantly destroyed)
Ed comenzó a caminar, pero una risa lo hizo darse la vuelta y mirar algo sorprendido a la niña. Esta estaba riendo frenéticamente, como si tuviese un brote psicótico o algo así, lo cual no extrañaría luego de aquel golpe que recibió al caer del cielo, así que el rubio decidió acercarse a Minuki y esperar a que su risa, cada vez mas demencial, parase.
- Mmm... - Aguardó un pequeño momento y luego de pensar bien lo que iba a decir, prosiguió con cuidado. - Señorita Minuki... ¿Se encuentra bien? -
Un traumatismo severo en el cráneo podía causar problemas en los procedimientos mentales, o por lo menos decía aquel libro de medicina de la biblioteca de Khamar.
¿No te das cuenta, Edmund? La niña se está burlando de nosotros... el único castigo posible a tal ofensa es... ¡LA MUERTE!
El chico abrió los ojos lo mas que pudo, sobresaltado y sin entender el origen de aquella voz, la cual le sonaba extrañamente familiar y parecía provenir de los mas profundo de su cabeza.
Úsame, me sentiré orgullosa si lo haces. Derrama su sangre sobre la arena.
Nuevamente la voz de mujer estaba susurrando suavemente en su mente. Era tan armoniosa como bonita, casi como la voz de las sirenas según algunos libros que había leído el viajero.
Recuerdos de aquel día en que sus padres lo habían echado de su casa llegaron a su mente como puntadas. Recordó luego su encuentro con una pelirroja y un pelinegro. La primera era apenas una niña pero tenía sorprendentes habilidades para hacer ilusiones, el otro era un asesino o algo así. Recordó llevando un chico rubio al hospital y luego encontrar la "Espada Fantasma"... en la biblioteca... el libro maldito era la... Mátala.
Ed movió rápidamente su cabeza, intentando ordenar sus pensamientos antes de sucumbir a aquella voz y cometer alguna locura y volvió sus ojos color esmeralda a la pobre niña, la cual Edmund creía que estaba sufriendo los efectos de un golpe muy fuerte en la cabeza.
- ¿Puede caminar, señorita Minuki? - Preguntó el rubio y luego de pensárselo un rato, movido por una extraña sensación de pena por la pobre criatura dijo lo siguiente. - Puedo cargarla si quiere. -
Los niños pequeños eran la gran debilidad de Edmund, logrando despertar un sentimiento paterno oculto dentro de él.
- Mmm... - Aguardó un pequeño momento y luego de pensar bien lo que iba a decir, prosiguió con cuidado. - Señorita Minuki... ¿Se encuentra bien? -
Un traumatismo severo en el cráneo podía causar problemas en los procedimientos mentales, o por lo menos decía aquel libro de medicina de la biblioteca de Khamar.
¿No te das cuenta, Edmund? La niña se está burlando de nosotros... el único castigo posible a tal ofensa es... ¡LA MUERTE!
El chico abrió los ojos lo mas que pudo, sobresaltado y sin entender el origen de aquella voz, la cual le sonaba extrañamente familiar y parecía provenir de los mas profundo de su cabeza.
Úsame, me sentiré orgullosa si lo haces. Derrama su sangre sobre la arena.
Nuevamente la voz de mujer estaba susurrando suavemente en su mente. Era tan armoniosa como bonita, casi como la voz de las sirenas según algunos libros que había leído el viajero.
Recuerdos de aquel día en que sus padres lo habían echado de su casa llegaron a su mente como puntadas. Recordó luego su encuentro con una pelirroja y un pelinegro. La primera era apenas una niña pero tenía sorprendentes habilidades para hacer ilusiones, el otro era un asesino o algo así. Recordó llevando un chico rubio al hospital y luego encontrar la "Espada Fantasma"... en la biblioteca... el libro maldito era la... Mátala.
Ed movió rápidamente su cabeza, intentando ordenar sus pensamientos antes de sucumbir a aquella voz y cometer alguna locura y volvió sus ojos color esmeralda a la pobre niña, la cual Edmund creía que estaba sufriendo los efectos de un golpe muy fuerte en la cabeza.
- ¿Puede caminar, señorita Minuki? - Preguntó el rubio y luego de pensárselo un rato, movido por una extraña sensación de pena por la pobre criatura dijo lo siguiente. - Puedo cargarla si quiere. -
Los niños pequeños eran la gran debilidad de Edmund, logrando despertar un sentimiento paterno oculto dentro de él.
Edmund Dyrle- Cantidad de envíos : 158
Re: Minuki's incredible shop of inventions (which are constantly destroyed)
La pequeña apenas se dio vuelta cuando sintió que le hablaban, deteniendo su risa maníaca y mirando a Ed con su normal cara de :3 que parece estar permanentemente dibujada en su rostro.
- ¿Eh? Si, estoy bien, estoy bien. Lo que pasa es que pensaba en algo gracioso, y no pude evitar reirme
Pero antes de que Ed le pudiera responder algo, pone sus brazos en su cintura, dejandolas en forma de jarra y mira a Ed sin mostrarse molesta ni nada. Cuando la veías de manera normal, sin conocerla, no se te ocurría en que podría estar pensando, o que respuesta articularía. A veces iba desde la más absoluta incoherencia hasta respuestas tan simples que incluso quienes la conocen se sorprenden.
O... comienza un número musical, anda a saber
- ¿Preguntabas porque me reía de esa forma? - pone su dedo índice derecho en el aire, como si explicara - Eso no me gustó. Solo por que me ría distinto no significa que esté enferma o tenga algo en la cabeza. Si fuera por ese razgo tan peculiar, ¿no estaríamos todos mal de la cabeza?
Se separa un poco de Ed y camina unos pasos hacia los árboles
- Bueh, ahora lo importante es que tenemos un mundo de aventuras delante, ¿verdad? ¡Nada de deprimirse, vamoh a conocer toó! -levanta su puño y comienza a andar de manera animada, mientras tararea una canción.
- ¿Eh? Si, estoy bien, estoy bien. Lo que pasa es que pensaba en algo gracioso, y no pude evitar reirme
Pero antes de que Ed le pudiera responder algo, pone sus brazos en su cintura, dejandolas en forma de jarra y mira a Ed sin mostrarse molesta ni nada. Cuando la veías de manera normal, sin conocerla, no se te ocurría en que podría estar pensando, o que respuesta articularía. A veces iba desde la más absoluta incoherencia hasta respuestas tan simples que incluso quienes la conocen se sorprenden.
O... comienza un número musical, anda a saber
- ¿Preguntabas porque me reía de esa forma? - pone su dedo índice derecho en el aire, como si explicara - Eso no me gustó. Solo por que me ría distinto no significa que esté enferma o tenga algo en la cabeza. Si fuera por ese razgo tan peculiar, ¿no estaríamos todos mal de la cabeza?
Se separa un poco de Ed y camina unos pasos hacia los árboles
- Bueh, ahora lo importante es que tenemos un mundo de aventuras delante, ¿verdad? ¡Nada de deprimirse, vamoh a conocer toó! -levanta su puño y comienza a andar de manera animada, mientras tararea una canción.
Minuki- Cantidad de envíos : 48
Re: Minuki's incredible shop of inventions (which are constantly destroyed)
La pequeña criatura le causaba mucha ternura y se replanteó, luego de su respuesta, si el golpe había sido la razón de aquel comportamiento particular o si así era ella normalmente.
La vio caminar unos pasos y luego de escucharla por segunda vez no puedo evitar sonreír levemente y levantar una ceja, mientras la veía alejarse y tararear una melodía bastante alegre que le hacía imaginar mundos fantásticos e imposibles donde un individuo de vestimenta particular y bigote espectacular viajase por los lugares mas extraños con la misión de salvar a una princesa de una tortuga gigan... Posteriormente se preguntó si la locura era contagiosa.
Caminó algo distraído a algunos pasos cerca de ella, al amparo de la sombra de los arboles, mientras alguna brisa traía un viento realmente agradable con un ligero olor a sal, el cual suponía que su origen era la playa en la cual habían estado. Tenía muchas cosas en la cabeza en ese momento, la situación le parecía irreal, absurda pero por alguna razón sabía que estaba despierto.
Como era de esperarse, al tener la cabeza en la nebulosa de sus pensamientos trastabilló con algo y cayó de cara al suelo de forma particularmente dolorosa.
- Auch... que caída. - Se incorporó hasta quedar arrodillado en el suelo y se frotó la frente, para luego ver el responsable de su caída. Una gran raíz sobresalía justo en medio del camino.
La vio caminar unos pasos y luego de escucharla por segunda vez no puedo evitar sonreír levemente y levantar una ceja, mientras la veía alejarse y tararear una melodía bastante alegre que le hacía imaginar mundos fantásticos e imposibles donde un individuo de vestimenta particular y bigote espectacular viajase por los lugares mas extraños con la misión de salvar a una princesa de una tortuga gigan... Posteriormente se preguntó si la locura era contagiosa.
Caminó algo distraído a algunos pasos cerca de ella, al amparo de la sombra de los arboles, mientras alguna brisa traía un viento realmente agradable con un ligero olor a sal, el cual suponía que su origen era la playa en la cual habían estado. Tenía muchas cosas en la cabeza en ese momento, la situación le parecía irreal, absurda pero por alguna razón sabía que estaba despierto.
Como era de esperarse, al tener la cabeza en la nebulosa de sus pensamientos trastabilló con algo y cayó de cara al suelo de forma particularmente dolorosa.
- Auch... que caída. - Se incorporó hasta quedar arrodillado en el suelo y se frotó la frente, para luego ver el responsable de su caída. Una gran raíz sobresalía justo en medio del camino.
Edmund Dyrle- Cantidad de envíos : 158
Re: Minuki's incredible shop of inventions (which are constantly destroyed)
Probablemente en la mente de Minu, saltarían las primeras impresiones de inutilidad y torpeza en relación a Ed y su caída. Escribiría un relato digno de genios literarios, en donde el valiente y gran héroe, después de destrozar el barco en el que viajaba y utilizar los restos como montadientes para sacar los huesos de sus víctimas devoratas por este individuo, y después de viajar con una inocente y virgen princesa, se topan con el árbol de la vida. O quizás se reiría hasta el fin con aquella torpeza y lo humillaría un buen rato de manera indirecta, sin que él lo notara.
Pero eso en justicia, es predecible y algo infantil.
Minu, en cambio, se acercó a la raíz responsable de la caída de Ed, y se la quedó mirando un rato. La tocó un par de veces, como quién toca la jalea del refrigerador para ver si está lista, y ladeó levemente su cabeza... lo que podía darle +5 en adorabilidad, dependiendo de quién la viera. Probablemente al espíritu acompañante de Ed le daría un +5 de "quiero rebanarte la cabeza con las uñas de mis dedos".
- Esto es...
Minu siempre se caracterizaba por ser una niña muy, pero muy, dada a no tomarse en serio las cosas. O de bromear, en primera instancia. Pero en ese momento, miró la raíz y se notaba realmente seria, como si hubiera encontrado algo que no se encuentra todos los días. Y, por sobre todo, algo interesante a sus estándares.
Miró hacia varios lados, y por último, miró a Ed.
- Te acabas de tropezar con un árbol Ceridiano, ¿sabías? - hablaba en serio, por cierto - . Es difícil encontrar uno en estos tiempos, están casi extintos
Debido al grosor de la raíz, y al ver qué no habían árboles destacables alrededor de ellos, supo de inmediato que el árbol no estaba encima de ellos. Probablemente a algunos metros de lejanía, como si pudiera extender sus raíces por metros y metros. Entonces, mirando hacia el oeste, notó que habían unas ramas y hojas que destacaban sutilmente en el cielo, por encima de algunos árboles.
- Bien, esa es nuestra dirección entonces - apuntó con su dedo índice hacia el oeste, sonriendo de la emoción mientras hacia esto.
Pero eso en justicia, es predecible y algo infantil.
Minu, en cambio, se acercó a la raíz responsable de la caída de Ed, y se la quedó mirando un rato. La tocó un par de veces, como quién toca la jalea del refrigerador para ver si está lista, y ladeó levemente su cabeza... lo que podía darle +5 en adorabilidad, dependiendo de quién la viera. Probablemente al espíritu acompañante de Ed le daría un +5 de "quiero rebanarte la cabeza con las uñas de mis dedos".
- Esto es...
Minu siempre se caracterizaba por ser una niña muy, pero muy, dada a no tomarse en serio las cosas. O de bromear, en primera instancia. Pero en ese momento, miró la raíz y se notaba realmente seria, como si hubiera encontrado algo que no se encuentra todos los días. Y, por sobre todo, algo interesante a sus estándares.
Miró hacia varios lados, y por último, miró a Ed.
- Te acabas de tropezar con un árbol Ceridiano, ¿sabías? - hablaba en serio, por cierto - . Es difícil encontrar uno en estos tiempos, están casi extintos
Debido al grosor de la raíz, y al ver qué no habían árboles destacables alrededor de ellos, supo de inmediato que el árbol no estaba encima de ellos. Probablemente a algunos metros de lejanía, como si pudiera extender sus raíces por metros y metros. Entonces, mirando hacia el oeste, notó que habían unas ramas y hojas que destacaban sutilmente en el cielo, por encima de algunos árboles.
- Bien, esa es nuestra dirección entonces - apuntó con su dedo índice hacia el oeste, sonriendo de la emoción mientras hacia esto.
Minuki- Cantidad de envíos : 48
Re: Minuki's incredible shop of inventions (which are constantly destroyed)
- Un árbol Ceridiano... - Dijo para si mismo mientras se incorporaba y luego se acomodaba la mochila en la espalda.
¿Qué rayos era un árbol Ceridiano? Edmund no tenía ni idea, pero decidió creer lo que la niña decía. No recordaba haber leído nada sobre esos arboles, pero tal vez eran alguna clase especial que solo estaba en esas tierras.
La niña parecía tener conocimientos en esa área, dado que con solo mirar y tocar un poco aquella raíz había identificado de que era. No estaba seguro de muchas cosas en aquella niña, solo de dos: La primera, es que le causaba mucha ternura y no podría permitirse que algo o alguien le hiciese algún daño; La segunda, que... bueno, en realidad solo estaba seguro de la primera cosa.
Vio como apuntaba hacia algún lado mientras anunciaba que aquella era la nueva dirección a seguir.
Edmund se encogió de hombros, realmente no tenía la mas mínima idea de a donde debía dirigirse cuando uno naufragaba o, en este caso, cuando uno era tirado por la borda de un barco. Decidió que lo más recomendable, en este caso, era seguir a la pequeña que parecía saber lo que hacía.
- ¿A dónde nos estamos dirigiendo exactamente? - No pudo evitar preguntar un Edmund realmente intrigado.
No es que desconfiase en la determinación de la pequeña, sino que creyó normal que surja esa pregunta, ya que estaba completamente perdido y una niña desconocida con pasados episodios de brotes psicóticos lo estaba guiando luego de ver una raíz gigante con la cual había tropezado.
¿Qué rayos era un árbol Ceridiano? Edmund no tenía ni idea, pero decidió creer lo que la niña decía. No recordaba haber leído nada sobre esos arboles, pero tal vez eran alguna clase especial que solo estaba en esas tierras.
La niña parecía tener conocimientos en esa área, dado que con solo mirar y tocar un poco aquella raíz había identificado de que era. No estaba seguro de muchas cosas en aquella niña, solo de dos: La primera, es que le causaba mucha ternura y no podría permitirse que algo o alguien le hiciese algún daño; La segunda, que... bueno, en realidad solo estaba seguro de la primera cosa.
Vio como apuntaba hacia algún lado mientras anunciaba que aquella era la nueva dirección a seguir.
Edmund se encogió de hombros, realmente no tenía la mas mínima idea de a donde debía dirigirse cuando uno naufragaba o, en este caso, cuando uno era tirado por la borda de un barco. Decidió que lo más recomendable, en este caso, era seguir a la pequeña que parecía saber lo que hacía.
- ¿A dónde nos estamos dirigiendo exactamente? - No pudo evitar preguntar un Edmund realmente intrigado.
No es que desconfiase en la determinación de la pequeña, sino que creyó normal que surja esa pregunta, ya que estaba completamente perdido y una niña desconocida con pasados episodios de brotes psicóticos lo estaba guiando luego de ver una raíz gigante con la cual había tropezado.
Edmund Dyrle- Cantidad de envíos : 158
Re: Minuki's incredible shop of inventions (which are constantly destroyed)
- Vamos donde sale esa raíz - le contestó, caminando tranquilamente por aquel bosque.
No parecía haber ninguna anormalidad, siquiera mágica, en el ambiente. De hecho, cualquier persona medianamente desconfiada, podría dudar de lo que decía la pequeña y simplemente llevarla a una trampa, quizás donde atacaría una vil planta comepersonas o una sucubbus succiona almas.
Sin embargo, lentamente la forma del bosque comenzó a cambiar. Los árboles lentamente comenzaron a cambiar de forma, como si fueran más robustos, pero también inclinados hacia el sur, como si quisieran dar espacio a lo que estuviera en el centro.
Y entonces, al rato, lo notaron...
Era un árbol enorme, muy distinto de todos los que existían. Su tronco era quizás 8 o 10 veces más robusto que cualquier árbol existente en esa isla, con raíces que brotaban hacia todas direcciones, sus ramas parecían elevarse hacia el cielo mismo, con abundantes hojas que habían, pero sin embargo todavía podían verse los rayos de sol que se filtraban por este.
- Este es - dijo, mientras se aceraba para tocar el árbol
No parecía haber ninguna anormalidad, siquiera mágica, en el ambiente. De hecho, cualquier persona medianamente desconfiada, podría dudar de lo que decía la pequeña y simplemente llevarla a una trampa, quizás donde atacaría una vil planta comepersonas o una sucubbus succiona almas.
Sin embargo, lentamente la forma del bosque comenzó a cambiar. Los árboles lentamente comenzaron a cambiar de forma, como si fueran más robustos, pero también inclinados hacia el sur, como si quisieran dar espacio a lo que estuviera en el centro.
Y entonces, al rato, lo notaron...
Era un árbol enorme, muy distinto de todos los que existían. Su tronco era quizás 8 o 10 veces más robusto que cualquier árbol existente en esa isla, con raíces que brotaban hacia todas direcciones, sus ramas parecían elevarse hacia el cielo mismo, con abundantes hojas que habían, pero sin embargo todavía podían verse los rayos de sol que se filtraban por este.
- Este es - dijo, mientras se aceraba para tocar el árbol
Minuki- Cantidad de envíos : 48
Re: Minuki's incredible shop of inventions (which are constantly destroyed)
El joven siguió a la niña sin dudar un momento, aún cuando no fuese completamente seguro en la situación en la que estaba. Pero, ¿Minuki realmente sabría a donde se estaban dirigiendo? ¿Y si se estaban perdiendo aún mas en la isla? ¿Y si por alguna extraña razón, tenían la mala suerte de encontrarse con alguna criatura quetuviese la habilidad de comer almas?
Tenía que borrar esos pensamientos de su cabeza y reemplazarlos con otros. Pensamientos mas felices o a lo sumo, menos perturbadores. Pero las dudas lo carcomían, cada paso era un suplicio el cual no se notaba realmente porque Edmund tenía una cara de poker realmente efectiva. Sentía un vacío en la boca del estómago al caer en que estaba seguramente muy lejos de Magic Kingdom o de alguna civilización conocida.
Estaba bastante distraido, comiendose la cabeza con pensamientos de tal indole para darse cuenta que la dirección de los árboles y su entorno estaban cambiando. Y entonces, se decidió preguntarle a la pequeña si realmente sabía a donde se estaban dirigiendo.
- Emm, señorita Minuki, está segu... - Comenzó a decir el rubio pero al ver al frente, notó un inmenso árbol como nunca en su vida había visto. Solo en libros de fantasía había leido de algo como eso. Estaba realmente asombrado y se sentía realmente mal por haber dudado de su acompañante.
- Así parece. - Respondió con algo de asombro a Minu, mientras miraba a ese inmenso monumento de la naturaleza. - Entonces... ¿Esto es un árbol Ceridiano? -
Iba a preguntarle cual era la relación entre el árbol y el asentamiento mas cercano cuando una voz asaltó su cabeza.
¿Recuerdas la última vez que me usaste? ¿No te gustó? ¿No se sintió bien liberar tu ira contra aquella alimaña?
Aquella voz, tan bonita y fría. Su dulzura contrastaba con sus peticiones.
No lo niegues, Eddy, la carne siendo cortada, los pequeños huesos sediendo ante el filo. ¿No sentís la llamada?
Edmund se agarró la cabeza con sus dos manos, mientras se sentaba en una de las gigantescas raices del árbol.
Ahora mismo está de espaldas, Eddy. Es fácil, simplemente tomar el libro.
El joven no pudo evitar sacar de la mochila el libro.
Luego, lentamente y con suavidad, abrirlo.
Lo abrió y el viento comenzó a correr las páginas hasta que estas se detuvieron en un lugar en especial, en esa sección donde hablaba sobre la espada. Inconcientemente acarición la imagen, le resultaba abrumadoramente irresistible. Esta por momentos comenzó a mostrarse cada vez mas real, mas palpable. Estaba sucediendo otra vez, pero ahora no estaba Soren para detenerlo.
No te resistas, Eddy. Nadie va a ser testigo, absolutamente nadie. Imaginalo, Eddy, imaginá abrirla en canal. La sangre siendo liberada sobre la tierra de este bosque solitario y abandonado. Es posible que ni siquiera encuentren su cadaver.
El corazón de Edmund cada vez iba mas rápido, como su respiración. Se estaba aferrando a sus escasas pero aún presentes fuerzas de voluntad. Cuanto mas se tardaba en decidirse a cerrar aquel maldito libro, la espada tomaba mas solidéz y comenzaba a salir del libro. Era cuestión de tiempo para que la tomase y cometiese aquellas atrocidades.
Tenía que borrar esos pensamientos de su cabeza y reemplazarlos con otros. Pensamientos mas felices o a lo sumo, menos perturbadores. Pero las dudas lo carcomían, cada paso era un suplicio el cual no se notaba realmente porque Edmund tenía una cara de poker realmente efectiva. Sentía un vacío en la boca del estómago al caer en que estaba seguramente muy lejos de Magic Kingdom o de alguna civilización conocida.
Estaba bastante distraido, comiendose la cabeza con pensamientos de tal indole para darse cuenta que la dirección de los árboles y su entorno estaban cambiando. Y entonces, se decidió preguntarle a la pequeña si realmente sabía a donde se estaban dirigiendo.
- Emm, señorita Minuki, está segu... - Comenzó a decir el rubio pero al ver al frente, notó un inmenso árbol como nunca en su vida había visto. Solo en libros de fantasía había leido de algo como eso. Estaba realmente asombrado y se sentía realmente mal por haber dudado de su acompañante.
- Así parece. - Respondió con algo de asombro a Minu, mientras miraba a ese inmenso monumento de la naturaleza. - Entonces... ¿Esto es un árbol Ceridiano? -
Iba a preguntarle cual era la relación entre el árbol y el asentamiento mas cercano cuando una voz asaltó su cabeza.
¿Recuerdas la última vez que me usaste? ¿No te gustó? ¿No se sintió bien liberar tu ira contra aquella alimaña?
Aquella voz, tan bonita y fría. Su dulzura contrastaba con sus peticiones.
No lo niegues, Eddy, la carne siendo cortada, los pequeños huesos sediendo ante el filo. ¿No sentís la llamada?
Edmund se agarró la cabeza con sus dos manos, mientras se sentaba en una de las gigantescas raices del árbol.
Ahora mismo está de espaldas, Eddy. Es fácil, simplemente tomar el libro.
El joven no pudo evitar sacar de la mochila el libro.
Luego, lentamente y con suavidad, abrirlo.
Lo abrió y el viento comenzó a correr las páginas hasta que estas se detuvieron en un lugar en especial, en esa sección donde hablaba sobre la espada. Inconcientemente acarición la imagen, le resultaba abrumadoramente irresistible. Esta por momentos comenzó a mostrarse cada vez mas real, mas palpable. Estaba sucediendo otra vez, pero ahora no estaba Soren para detenerlo.
No te resistas, Eddy. Nadie va a ser testigo, absolutamente nadie. Imaginalo, Eddy, imaginá abrirla en canal. La sangre siendo liberada sobre la tierra de este bosque solitario y abandonado. Es posible que ni siquiera encuentren su cadaver.
El corazón de Edmund cada vez iba mas rápido, como su respiración. Se estaba aferrando a sus escasas pero aún presentes fuerzas de voluntad. Cuanto mas se tardaba en decidirse a cerrar aquel maldito libro, la espada tomaba mas solidéz y comenzaba a salir del libro. Era cuestión de tiempo para que la tomase y cometiese aquellas atrocidades.
Edmund Dyrle- Cantidad de envíos : 158
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