Story

(Esta no es una ficha al uso... pero espero que no haya problema. He resaltado las distintas partes cruciales para que sea fácil encontrarlas para quien no quiera o no pueda leerla entera ^-^ Faltan dos aspectos de los básicos: La historia, ya que considero que la ficha en sí sirve como tal, y la edad que... bueno leed la descipción física y lo entenderéis)

La posadera, una chica pequeña que ya no era joven pero tampoco había perdido atractivo, se acercó al juglar con una pinta de cerveza negra. Sabía que era la favorita del hombre. Él sonrió y bebió un trago con los ojos azules clavados en los ámbar de ella.

- Ha sido una bonita canción. – dijo ella, ruborizándose – y este es un obsequio de los presentes que os piden a cambio que nos contéis una de vuestras historias.

El juglar, coqueto, le guiñó el ojo, se levantó de un salto, le dio un largo trago a la jarra y se puso de pié en la mesa mientras hacia una exagerada reverencia.

- Si lo que queréis son historias, no hay mejor narrador que yo, os lo garantizo…

Una estruendosa y ronca carcajada interrumpió el discurso del juglar. Todos se giraron para ver a un hombre anciano sentado en una de las mesas más alejadas, bebiendo una copa de vino dulce. Miró por un momento al juglar.

- ¿Narrador de Historias? ¿Tú? Eso si que ha sido una gran broma, chico. Tú ni siquiera sabes lo que es eso… - Hizo un ademán despectivo con la mano antes de volver a centrar su atención en su vaso. El trovador, ofendido, no se movió.

- ¿Me estáis diciendo que no soy alguien que recorre los caminos, contando historias, haciendo malabares y alegrando las noches frías con cálida música y hermosos versos? ¿Qué no soy alguien que les enseña moralejas a los niños con sus cuentos, que mantiene vivas viejas leyendas y que ensalza las hazañas de los que viven nuestro tiempo?

Hubo un incómodo silencio. Por fin, el viejo se volvió a girar y miró al hombre a los ojos a través de la distancia que los separaba.

(PROFESIÓN)- No sabes nada, chico. Los Narradores de Historias… decir que son simples juglares ávidos de mujeres y de fama, es una ofensa a todo lo que representa ese nombre. Los Narradores no cuentan historias para entretener o para llevarse a la parte de atrás a una posadera de amplias caderas. Los Narradores de Historias viven por y para las historias que cuentan. No tienen que ver con los juglares, Cuentacuentos, y demás bufones que pueblan los caminos…

Esta vez el que rió fue el joven juglar.

- ¡Eso son historias de viejas! – dijo despectivamente – No existen los Narradores de Historias a los que os referís. Por lo menos ya no. Nunca he visto a ninguno, y he recorrido mucho mundo. En algunos lugares he encontrado historias sobre ellos, pero a nadie que haya visto alguno, mucho menos a uno de verdad. Sólo son otra leyenda más, como tantas otras…

- Te equivocas de nuevo, chico. – La voz del anciano había bajado considerablemente de tono, pero reverberaba en el silencio que se había hecho en la gran sala. El hombre no apartaba la vista de su copa. – Yo conocí a una. – El silenció que siguió fue aún más denso, si eso era posible. – Era extraña, como narran las historias…- el anciano pareció sumirse en su propio mundo cuando prosiguió.

(ASPECTO FÍSICO)>> Su aspecto era atemporal, como si tuviese varias edades al mismo tiempo. Recuerdo que sus músculos eran firmes y no tenía muchas arrugas, como si fuera una mujer de treinta años curtida y en buena forma física. Aún así era menuda y andaba un poco encovada, su pelo era largo y completamente blanco, lo que le daba un aspecto de anciana. Era como si la rodease un aura de vejez a su alrededor, como… como si hubiese vivido muchísimo tiempo. Tendríais que haberla visto… sus rasgos eran armoniosos y redondeados, con esa nariz grande y esa boca de labios gruesos… Tenía un aro de metal sujeto en mitad del labio inferior, a modo de adorno. Recuerdo que cuando la vi por primera vez en aquella posada, me quedé mirándola fijamente. Tenía un aspecto pobre pero cuidado, llevaba ropas desgastadas pero limpias y junto a ella descansaba un bastón largo adornado con cintas de colores desvaídos, plumas y cascabeles. Me quedé anonadado cuando clavó en mí sus ojos, redondos y grandes: me miraban unos ojos casi ciegos, con el iris y la pupila blancos, aunque aún le quedaban restos de un color anaranjado, como si hubiesen sido de color miel en algún momento. Y lo que más me llamó la atención fue lo que tenía alrededor de los ojos, era como si tuviese tatuadas ramificaciones, como venas, pero parecían más cicatrices, como si se hubiese quemado... eran realmente unas extrañas marcas… Nunca me dijo cómo se las hizo, pero estaba claro que no eran tatuajes. - Se llevó el vaso a los labios con aire ausente, como si estuviera reviviendo aquel momento – Y lo más impresionante… su voz. Jamás en mi vida he oído una voz como aquella, aterciopelada y grave, pero suave y con un tono dulce capaz de cautivar a cualquiera que la escuchaba, hipnotizante… Cuando contaba historias se te olvidaba todo lo demás, era como si las estuvieses viviendo…

El anciano calló y se quedó mirando a la nada, delante de sí. Nadie se movió. Entonces el juglar se bajó de la mesa con un grácil salto y se acercó al anciano.

- Lo lamento si os he ofendido en algo, no era mi intención. Pero no podéis decirme que los Narradores existen, todas esas historias que se cuentan de ellos… son demasiado inverosímiles y fantásticas. No son ciertas, sólo son cuentos para niños, como todos los demás. No dudo que conocieseis a una mujer lo suficientemente hábil para utilizar esas historias y haceros creer que es una de ellos, he visto a muchos de los míos intentarlo para ganarse el respeto o el temor de un pueblo. Pero no son reales.- El anciano, ensimismado, no respondió.

- ¿Qué historias son esas? – una niña pequeña se había adelantado y miraba al trovador desde la altura de la mesa.- ¿Son historias bonitas?

El chico sonrió y se arrodilló para quedar a su altura.

- Mucho se cuenta de los Narradores de historias, pequeña. Más cosas malas que buenas, pero todo depende de cómo lo quieras interpretar...

Antes de que se diese cuenta, la gente de la posada le pedía que les hablara de los Narradores y le miraban, expectantes. Recuperó su laúd y rasgueó las cuerdas para crear una atmósfera misteriosa, los niños se sentaron a su alrededor, los mayores buscaron asiento en mesas cercanas. Todos le miraban.

- Se dice, que desde hace muchísimo tiempo, existen unas personas muy especiales, tocadas con el “don de la palabra”. Nadie sabe por qué, pero se cree que tienen magia, una magia antigua y poderosa que puede manipular la mente para crear imágenes y la conciencia de las cosas. Hay quienes los consideran peligrosos, porque pueden hacer que hagas lo que ellos quieran que hagas, que utilizan sus historias para hipnotizarte y que hagas lo que dicen, como en el cuento del Flautista de Hamelín. – Los niños lanzaron exclamaciones ahogadas, ya que todos conocían ese cuento. Tras una pausa para recuperar por completo su atención, el juglar continuó. – Las historias dicen cosas horribles sobre ellos, pero también dicen cosas bonitas. En un país bastante lejos de aquí, se los admiraba porque decían que podían transportarte a los lugares de las historias para que vivieras feliz como en el cuento. Y también decían que ayudaban a la gente con sus historias. Pero son pocos los que opinan así. En casi todas partes son considerados seres terribles los Narradores, a veces comparados con la misma Muerte, como un mal augurio. Y no es de extrañar, pues siempre aparecen cuando menos lo espera, y algo cambia en los lugares a los que van. Y si preguntas a un Narrador por él mismo no te contará nada. No tienen vida propia, son como los personajes oscuros de las historias: aparecen y desaparecen sin dejar rastro, no provienen de ningún lugar y nadie sabe a dónde van. Se dice que son demonios que devoran las almas de los incautos que se dejan cautivar demasiado por sus historias.

- Otra vez demuestras que no sabes nada de lo que hablas, chico. -La voz del anciano sobresaltó de nuevo a todos. Esa vez no se mantuvo sentado, sino que se levantó y se abrió paso, andando muy lentamente, entre la gente que escuchaba al juglar y que le miraba, extrañados. - Los Narradores no son demonios, ni mucho menos, aunque cualquier individuo de cualquier raza puede despertar como Narrador, cuando lo hacen pasan a ser simplemente Narradores, y se diferencian de los demás por las características especiales que les confiere el estar tocados por la Palabra.

(RAZA) >> La que yo conocía había sido humana una vez, tan humana como tú y como yo, aunque después de que el Don despertó, era de todas las razas y de ninguna en particular, sin dejar de ser humana. Como ya te he dicho, los Narradores dejan atrás su propia identidad, y su única vida son las historias que cuentan. Para ellos las historias de los personajes no son simples palabras sino que es como si ellos se identificaran con esas vidas. Son la única verdad que conocen, y esa forma de vivirlas como si fueran suyas propias, es la que hace que las historias que ellos cuentan sean tan diferentes.- Hizo una pausa para mirarlos a todos. antes de continuar. Clavó su mirada en el juglar. Nadie decía nada, todos lo escuchaban atentos, en un silencio sepulcral.

(HABILIDADES)- Las habilidades que se les atribuyen a los Narradores son fruto de la superstición y la exageración. No tienen magia, ni ninguna de esas tonterías que acabas de decir. Sólo aciertas en una cosa, y es en que son capaces de crear imágenes con su voz. Cuando cuentan una historia, pueden atraparte tanto que parece que ves las imágenes de lo que está pasando en tu mente. Pero no usan magia para eso, sólo usan la voz. Son capaces de usarla de una forma que nadie es capaz de hacerlo, pero no es magia, es simple habilidad, y tienen que tener un público predispuesto a escucharles. Si no captan la atención de la gente sus historias son tan normales como las de cualquier otro. – El anciano se había convertido en el centro de atención. Su voz profunda resonaba en la sala y la gente le miraba en silencio, y de vez en cuando le lanzaba miradas al juglar, esperando su reacción. Pero éste no respondía. El anciano pareció ensimismarse de nuevo, su tono era mucho menos enérgico cuando continuó. – Los Narradores son capaces de llegar a la gente porque pueden deducir la historia que cada persona necesita escuchar y utilizarla como vía para que se de cuenta de lo que necesita o de lo que no sabía ver. “Hay una historia para cada persona y cada momento” decía siempre ella. Era capaz de verlo, y era capaz de hacerme ver la verdad de mi vida a través de sus historias y sus cuentos. Escuchaba el cuento, pero en mi cabeza, lo relacionaba con lugares personas de mi vida, y siempre coincidía. Me abrió los ojos a la verdad, me ayudó a escoger mi camino… Apenas podía distinguir a la gente como manchas borrosas de colores, y sus sentidos estaban más desarrollados de lo normal, como toda persona ciega, pero aquella capacidad era distinta. Siempre decía que las historias la encontraban a ella en el momento, que las palabras acudían sin más y ella sabía qué historia debía contar. Conocía historias que nadie recuerda y otras que nadie ha oído jamás, pero nunca inventaba ninguna… A veces contaba cosas que habían pasado, otras veces contaba historias sin que nadie se diera cuenta de que lo eran...

Hizo una pausa para mirar al bardo a los ojos. Luego desvió la mirada y sus ojos se toparon con los de la posadera, que parecía tan atónita como el resto. Cuando continuó parecía menos ensimismado. Pero nadie le interrumpió.

(DESCRIPCIÓN PSICOLÓGICA)- Eso es una verdadera Narradora de Historias, y no lo que se cuenta por ahí. Las historias son verdades maquilladas para embellecerlas y que sean espectaculares. Pero siempre hay una verdad debajo de ellas. Ella me lo enseñó. Es cierto que no tienen historia, renuncian a ella cuando el don se manifiesta en ellos y deciden convertirse en Narradores. Pero son buenas personas. Sólo buscan ayudar a costa de perder su propia identidad. Ella… ella me lo contó. No tenía pasado, no sabía dónde estaría después… pero era una buena persona, era sencilla, amable y dulce, sobre todo con los niños. Tenía una mente abierta a multitud de posibilidades, y siempre tenía una sonrisa para quien la trataba bien. Tenía sentido del humor, aunque solía estar más tiempo seria. Prefería la palabra a los enfrentamientos y siempre intentaba dialogar. Era la calma personificada, nada parecía sobresaltarla, y no porque reprimiera sus emociones, sino que parecía que hubiese vivido todas las situaciones, incluso las peligrosas. Siempre lo analizaba todo antes de hablar, y a veces se quedaba callada, como ausente, y no respondía hasta que no salía de esa especie de trance. Aún así a veces se mostraba dura, siempre decía las cosas tal y como las pensaba. Recuerdo que a veces respondía a cuestiones directas con más preguntas o con una historia, y aunque no tuviese nada que ver yo sabía que había una razón para que dijera eso y no cualquier otra cosa. Era una gran persona…- se hizo el silencio de nuevo, mientras el anciano parecía volver a quedarse pensando en sus asuntos.

El juglar sacudió la cabeza, como si se hubiese despistado y miró a los presentes. Luego fijó la vista en el anciano.

- Sois un hombre extraño, tan extraño como las historias que contáis. No negaré que me dejáis sorprendido, pero no creo lo que me decís. Confundís los hechos con la fantasía. Si de verdad hubieseis conocido a una Narradora de Historias, decidme, ¿cómo se llamaba? ¿O acaso no tenía nombre, igual que no tenía pasado? No podéis decirme nada que no parezca sacado de un cuento, no podéis demostrar que lo que decís es cierto.

El anciano lo miró y por un momento su mirada cambió, como si hubiese más de lo que parecía a simple vista. Su mirada paso otra vez por la posadera, que lo miraba fijamente con los claros y anaranjados ojos muy abiertos desde detrás de la barra, y luego volvió a mirar al juglar. Sonrió con una mueca mezcla de fatiga y simpatía.

(ATRIBUTOS)- Eres más necio de lo que me imaginaba, muchacho. Eres un Cuentacuentos ¿acaso no crees en nada de lo que cuentas? Entonces tus historias están tan vacías como tu cerebro, me extraña que estés tan solicitado. Puedo decirte mil cosas, puedo decirte que era Inteligente(1), carismática(2) y que tenía Habilidad(3) para hacer muchas cosas, puedo explicarte que su Voluntad(4) era tan fuerte como la de cualquiera o que no tenía una Constitución física(5) espectacular, ni mucha Astucia(6). Puedo decirte esas y mil cosas más, o tan sólo que era una Narradora y que era buena, pero no me creerías ni aunque te diera mil detalles, porque eres escéptico y cerrado de mente. Pero si quieres saber su nombre, no lo sé, y dudo que ella misma lo supiera. En su lengua natal se la llamaba Storyteller, que es la palabra para designar a un Narrador de historias.

(NOMBRE) >> Cuando yo la conocí, se hacía llamar Story.

Visto lo visto, yo personalmente voy a tomar la raza de este personaje como "Narrador de Historias" =P.

Francamente me ha gustado la ficha tal como esta puesta, y has señalado bien los apartados correspondientes a los de una ficha tradicional, asi que no hay quejas por mi parte ^^. Me gustaría saber el pasado de Story, cómo se volvió ciega, ¿quizás lo desveles en la interpretación?

Tienes mi aprobación.

Gracias!!!

En un principio omití la raza por esa razón, no tiene una raza concreta, y el ser de una u otra es irrelevante. Lo único importante es que es una Narradora de Historias.
La historia la ampliaré en diario y en interpretación

En cuanto a la posibilidad de que a alguien le choque el nombre de Hamelín... no deja de ser un cuento, tomarlo como un nombre al azar de un cuento xDD

^-^