Completar la tarea

Shade...

Eso es lo que pone. Una sola palabra. La palabra que me persigue desde hace... ¿cuánto? ¿año y medio? ¿acaso importa?

Shade...

Guardo la pluma y el tintero. Pronuncio en silencio la palabra que he escrito, una vez más. Levanto la vista del papel sucio, y observo a mi presa. Duerme. Solo. Tranquilo. La víctima perfecta. Últimamente todos son víctimas perfectas. Se llama Cristopher Raccoon y dirige un tráfico de esclavos a pequeña escala. Últimamente ha tenido pérdidas económicas importantes, lo cuál le ha llevado a súbitos ataques de ira contra su mercancía. Mercancía que grita impotente. No quiero seguir pensando en eso. Al fin y al cabo, hoy va a perder algo más que dinero.

En silencio, abro los cajones de la mesilla, me agacho, miro bajo la cama, bajo la mesilla... Ahí esta. Un puñal. Siempre hay uno. Deslizo mis dedos por la hoja. No sé si está frío o no. Cada vez siento menos. Creo que me he hecho un corte. Creo. Sigo sin acostumbrarme a ver a través de mi piel. El destino me dio una segunda oportunidad, pero yo nunca quise perder la primera.

No es momento para lamentarse. Con cuidado, pongo boca arriba al interfecto. Le tapo la boca, coloco el mensaje. Shade, sigue poniendo. Me recorre un escalofrío. Mis músculos se tensan por vete tú a saber qué magia oscura. Mi brazo se contrae. El traficante ejecuta su último intercambio. Y creo que sólo ha ganado algo de acero en su interior. Bien, mensaje enviado.

Le tomo el pulso. Está peor que el mío. Miro por la ventana por la que he entrado. La luna. Bonito. Frugal. Innecesario. Habrá tiempo de lamentarse cuando cobre. Me deslizo al exterior, me agarro a un saliente... lo hago mal. Cae gravilla al suelo. Unos quince metros de caída. Podría resistirlo, pero me agarro con la otra mano. Escalo con dificultad, y llego al tejado. Me dispongo a saltar al siguiente cuando se me crispa todo el cuerpo. Lo que le pasa a todo cazador cuando sabe que ha sido descubierto. O peor, lo que siente un cazador que sabe que se ha convertido en la presa.

Y es que aquí arriba, no estoy solo.

Hace poco que llegué a Jaspia, y en cierto sentido me alegro de estar por fin en tierra firme. He pasado demasiado tiempo debajo de las ropas de la princesa del desierto, tapada hasta las cejascon sus guardaespaldas todo el día tras de mí, sin poder salir. Esto es como un renacer: por fin he podido deshacerme de ellos. He vuelto a ponerme mis ropas de cuero blando y tela, mi capa y mis espadas, y me siento otra vez yo. He estado todo el día buscando por la ciudad, pero tampoco sé qué buscar así que no he avanzado mucho.

A pesar de todo, decido tomarme la noche para mí, para disfrutar de mi recién recuperada libertad. La noche es fresca, la luna menguante apenas alumbra, medio tapada por las nubes. Esta semioscuridad es como un regalo para mí.. Merodeo por callejones, sin rumbo fijo. Cuando las calles empiezan a estar desiertas, aprovecho para deambular sin la capucha, con estas sombras me dará tiempo a ponérmela antes de que nadie pueda distinguir mis rasgos. Sentir el viento en la cara es como un bálsamo.

Camino perdida, hasta que me encuentro con un grupo de hombres, posiblemente borrachos, que intentan rodearme. Casi me resulta divertido, pero no quiero llamar demasiado la atención, así que simplemente, me aprovecho de unas cajas y me encaramo en uan ventana. A partir de ahí, escalo apoyándome en grietas de la pared y en el resto de las ventanas hasta que alcanzo el tejad. Con una sonrisa divertida, salto un par de casas más allá con agilidad. La sensación es magnífica, lo echaba de menos. Por mis venas empiez a acorrer la adrenalina generada por el ejercicio de saltar de tejado en tejado, llevo demasiado tiempo quieta.

Me paro en uno de los tejados y me siento, contenta y renovada. Miro a la luna, o lo poco que se puede ver de ella y agradezco que apenas alumbre. Luego Me asomo, preparada para bajar otra vez a suelo firme, ya que seguramente una chica corriendo de tejado en tejado es susceptible de llamar demasiado la atención. Al sasomarme, veo como una silueta se encarama a una ventana y decidio quedarme quieta, vigilando. Más vale prevenir que curar.

La figura sube al tejado y luego se queda inmóvil, seguramente se ha percatado de mi presencia. Ahora la oscuridad no me parece tan divertida, pero igual así él no puede verme bien tampoco.

No dejo de vigilarle pero no tiene sentido mantenerme escondida, así que me pongo de pie para que se distinga mi silueta, aunque sin molestarme en ponerme la capucha, con esta oscuridad lo más que va a poder distinguir bajo mi pelo es el resplandor de mis ojos verdes.

- Bonita noche. - comento como si fuese lo más normal del mundo encontrarse en un tejado a varios metros de altura. Estoy de buen humor esta noche.

Off: si molesta mi post, dime y lo borro cariño.

On: Maldicion, que fuertes que son las bebidas en esta isla, no tanto como en mi pueblo pero se defienden. Lo que pasa es que no tienen ese sabor a alcohol puro del Licor de mi lugar, este parece no tener nada y esta hasta la coronilla, buena borrachera me e agarrado.

Todo esto me hace pensar en cuando era una niña, fuerte y musculosa. Solia golpear a mis hermanos y vecinos y subir a los arboles y tejados para escapar, esos torpes no podian seguir o temian hacerlo y ser golpeados en las alturas. Como me gustaria ser pequeña de nuevo... pero, ¿porque no puedo?

me subi a unas cajas apiladas, agarre el marco de una ventana y me subi en ella, luego gracilmente subi al tejado de una casa antigua, sus tejas eran rojas. muy bonitas. (Nota del editor: no fue gracilemnte, casi parecia un simio con problemas motrices)

comence a saltar por los techos pero al escuchar los gritos de los palurdos habitantes del lugar, seguramente elfos homosexuales, quejandose del ruido me sente en una cornisa, saque la ultima notella de champán robado y comence a beber.

Mientras entonaba unas canciones de leñadoras sensuales compuestas por mi, mis ojos se posaron en una figura negra que andaba por los techos, pero no parecia un niño. cerca de esta figura hay otra, de una mujer probablemente, reconozco las figuras de la zorritas a distancia.

-eeeeeeh, compañero de ..... techos ....... deseas beber un...¿trago? con esta damiselga??? -la cabeza me daba vueltas

Tuerzo el cuerpo, rápido. La cabeza, más rápido, ocultando mi naturaleza. Quizá demasiado tarde.

Parece mujer. Joven. Más que yo. Encapuchada. Muy probablemente armada. ¿Distancia? No la suficiente para un ataque. Desde ninguno de los dos bandos. No parece sorprendida, pero tampoco amenazadora. ¿Me estaba esperando? Lo dudo. El que acabo de matar ni siquiera era inteligente. Esto no es más que una infeliz coincidencia. Procuro tranquilizarme... ¿qué hago apretando el mango de la espada? Suéltalo. Despacio...

- Bonita noche.

Je, una noche perfecta para morir, pienso. Abro la boca con ademán de responder y...

-eeeeeeh, compañero de ..... techos ....... deseas beber un...¿trago? con esta damiselga???

¿Dos? ¿Otra? ¿Rodeado? Tranquilo, has matado a muchos hombres y nunca ha pasado nada. Hoy no tiene por qué ser diferente. De todas formas, es un contratiempo... hay un hombre muerto tres o cuatro metros por debajo de mi posición. Con mi nombre. Más o menos. Nombre que nadie conoce... No es tan grave. Pero me han visto salir. Podrían delatarme si se diera el caso. Huir no sirve de nada. Habría que trabas amistad con...

Idiota, ¿cuánto tiempo llevas pensando? Parece que ha pasado una eternidad. Y todavía no has visto al hombre... o mujer... o ser que está detrás de ti. Tenía una voz curiosa, ciertamente.

Mantengo nervios de acero. Me giro, ésta vez lentamente, procurando mantener oculta mi... ehem... personalidad. Hurm. ¿Semiorca? Corpulenta. Y andando por los techos. Bueno. "Bamboleándose", por los techos. Me acerco y le agarro la mano, intento que se mantenga en equlibrio. Pero sin mirarla. Tengo otro lugar adónde mirar...

- Creo que permanecer en el tejado a altas horas de la noche no es el pasatiempo más adecuado para una dama...

Probablemente la semiorca piense que se lo he dicho a ella. Pero yo sé a quién estaba mirando. Esos ojos verdes. Verdes y brillantes. Me pierdo en ellos. Je, dos contra uno, no vale.

(fdi: zach, no llevo la capucha, pero aún así no se me ve la cara XD)

No puedo evitar sonreir (sin mostrar los dientes, ya que mis colmillos serían una evidencia de que no soy del todo normal) cuando noto el nerviosismo del hombre. Aún así no quiero problemas así que espero. Tuece el cuerpo rápido, como intentando ocultar algo. Me parece ver cierta cosa extraña en él, pero la luz es escasa y no puedo asegurar que no sean imaginaciones mías.

Entonces, oigo la otra voz. Me giro un poco para mirar. ¿qué demonios es eso? ¿Un orco? No, parece más humana.. quizá un semiorco... semiorca, aunque no sabría decirlo seguro. Sólo se que no me hace ninguna gracia. Además, está borracha. Su forma de hablar y la forma en que se mueve la delatan. La primera figura se acerca y la sujeta... No sé si se conocen o no, aunque lo dudo por la frase de la... mujer. A pesar de sujetarla a ella, me mira directamente a mí, y me recorres un escalofrío. sólo puedo distinguir uno, pero su brillo púrpura no es normal, y eso me inquieta. Siento algo extraño en él, aunque no sabría decir exactamente el qué.

Mentalmente, le digo a Sish que se acerque y sea mis ojos, y la serpiente se desliza por mi espalda hasta el tejado y aprovecha desniveles y salientes para escabullirse sin que la vean. Sé que dentro de poco escucharé su voz diciéndome qué ve. Mientras tanto, atiendo a mis... ¿Cómo dijo la semiorca? ¿Compañeros de tejado? Sí, creo que puedo llamarlos así. Suelto una carcajada al oír al hombre (deduzco que es un nombre por su voz) llamarme "dama"

- Tampoco es un lugar apropiado para un caballero - comento, no sin cierta ironía. Me hubiese gustado decirle que no sabe si soy o no una dama, pero sonará demasiado a amenaza. No quiero problemas hoy, estoy de buen humor. - Pero gracias por la advertencia. Quizá deberíamos bajar al suelo. Sería un lugar más apropiado para todos nosotros, al parecer. - echo una mirada desaprobatoria a la semiorca, borracha y en ese estado no debría sin duda andar por los tejados. Aunque no sea asunto de mi incumbencia, el hombre me resulta intrigante. Y, además, estome está resultando hasta divertido.

Espero pacientemente, sin apartar mis ojos del hombre. Sish está tardando demasiado, pero no tengo prisa. Sé que aprovecha par aesconderse bien, y quizá vuelva a mí para evitar que los desconocidos oigan sus siseos.

-Escuchame mujercita, este apuesto joven me esta hablando a mi asi que no te entrometas.

La joven intenta robarme a mi hombre, aunque aun no lo eh visto, pero esta chica ya me da mala espina.

-apuesto caballero, mi nombre es monti y le ofrezco mi dulce compañia ¿que hace usted en los techos? yo revivia mis tiempos de erotica niña.

Mis ojos lanzan rayos de ira hacia la mujerzuela barata, todo da vueltas pero me doy cuenta que clase de chica es: de las rapidas.
Le gruño un poco intento agarrar al hombre con mis poderosos y turjentes brazos y de un salto caer ambos al suelo

aunque sea romantico una cita en los tejados prefiero el suelo, firme y dulce suelo

Spoiler:

- Tampoco es un lugar apropiado para un caballero, pero gracias por la advertencia. Quizá deberíamos bajar al suelo. Sería un lugar más apropiado para todos nosotros, al parecer.

Qué voz tan... Para, no pienses en eso. ¿Bajar al suelo? Sí, bueno, no es lo usual, pero nadie sabe quién soy... supongo que entre la multitud también podré camuflarme, no lo he intentado nunca.

-Escuchame mujercita, este apuesto joven me esta hablando a mi asi que no te entrometas.

Contengo una carcajada, pero me contengo al ver que se dirige a mí...

-apuesto caballero, ¿Apuesto? mi nombre es monti y le ofrezco mi dulce compañia ¿Qué? ¿que hace usted en los techos? yo revivia mis tiempos de erotica niña. ¿QUÉ?

No hay tiempo para pensar, la... mujer casi se abalanza sobre mí. No me causa repulsión ni nada, no tengo nada en contra de las muestras de cariño, pero... esa tal monti tiene toda la pinta de ser capaz de troncharme los huesos de un solo abrazo. Y me estoy acostumbrando a mis huesos.

Como si estuviera bailando, me aparto grácilmente de un salto. Un mal salto. Tropiezo con algo y percibo un minúsculo "crac", y caigo. Por el borde del tejado. A la calle. No hay tiempo para pensar, sencillamente actúa, idiota.

La ventana. Me agarro a la puerta de la ventana. O al menos lo intento, pero sin conseguirlo. Malditos dedos fríos y muertos. Bueno, algo he aminorado. Una farola. Me impulso con las botas contra la pared y me enredo en la farola con el codo, casi como si le hiciera un placaje. Me doy media vuelta en el aire y me deslizo como si bajara por una barra de los bomberos (OFF: a falta de un ejemplo más medieval). No quiero romperme las piernas así que caigo dando una preciosa voltereta y sujetándome el sombrero, que casi vuela.

¿Me ha dado tiempo a hacer todo eso en un par de segundos de caída? Impresionante, estoy ganando facultades. Quizá sea la magia negra que corre por mis venas donde debería haber sangre. Merecerá la pena investigarlo. Pero más tarde. Hay dos damiselas probablemente preocupadas por mí.

Me levanto, me sacudo el polvo y me ajusto la parte superior de la chaqueta. Todavía no quiero revelar mi otra cara.

-Bueno- suspiro, intentando no jadear y parecer sereno. No me he caído. Lo he hecho a propósito. Eso deben pensar. - Creo que os toca.


¿Qué sacaré de esta noche? No lo sé. Tampoco busco nada en particular. De momento, abandonar la escena de crimen. Despertaré menos sospechas en compañía. Claro que probablemente no soy el único al que buscan... no tengo razones para creer que las mujeres estaban en el tejado por las vistas.

[fdi: dooon't worry. Aquí quien más o quien menos tarda un poco en sus respuestas en algún momento ]

Cuando veo al hombre tropezar y caer no muestro más que lo que quizá sería curiosidad por ver qué pasa a continuación. Después de todo, no le conozco, aunque me fastidia porque parecía un tipo interesante. No tengo ningunas ganas de quedarme con la semiorca a solas, pero aún así me acerco a ella para asomarme a la calle por el lado por el que ha caido el hombre. Compruebo, no sin sorpresa, que está ileso. Hasta se permite hacer como que ha sido completamente a propósito. Va a resultar que la diversión empieza a hora...

>> ¡Ese enérgumeno tropezó conmigo!¡Casí me aplasta! <<

No puedo evitar sonreír. Me agacho en el borde del tejado y aprovecho que mi capa se une al suelo para recoger a la pequeña serpiente, que sigue muy indignada. Tanto, que en vez de quedarse enroscada en mi brazo se desliza hasta mi espalda y se queda refunfuñando.

De nuevo una sonrisa aflora a mis labios, aunque me cuido muy y mucho de que se me vean los dientes. Me incorporo y sin mediar palabra con la semiorca, me coloco la capucha para que no se me vea la cara una vez estemos bajo el farol que alumbra la calle, y me asomo decidida al borde. Me dejo caer, después de haber encontrado un par de asideros en colgadores de macetas y alféizares. Me descuelgo con agilidad y, a la altura de la farola, me impulso lejos de la pared, y repito el mismo movimiento que, deduzco, ha hecho el hombre debido a dónde estaba situado cuando me asomé. Sólo que casi a la altura del suelo, me suelto y me dejo caer a un lado, flexionando las piernas como un gato. Me incorporo y le miro. Me resulta bastante extraño, y no puedo evitar fijarme en la pieza de la camisa que le tapa media cara. PArece que no soy la única que esconde algo.

- Parece que también sois ágil - comento como si fuese lo más normal del mundo - aunque sipongo que por eso os atraen tanto los tejados.

No puedo evitar usar un tono algo cómplice. Sish protesta desde el fondo de su escondite pero la obvio. Luego miro al tejado. Mi expresión cambia a la de fastidio.

- Supongo que habrá que esperar a que baje... ¿no?- comento en un susurro, más como pensamiento en voz alta que como pregunta a mi compañero.

La chica se me adelanta y baja gracilmente hacia la calle. La chica seguramente quiere seducir a este sujeto misterioso asi que tengo que actuar rapidamente. Pego un salto y caigo al suelo flexionando las piernas para amortiguar mi caida.

Alrededor de donde caigo se arremolina el polvo y quedan las huellas de mis pies bastantes profundas. Hago una reverencia y me siento en unas cajas porque el alcohol y los saltos no son buena combinacion. me trago un poco de vomito que intenta salir por mi boca lo mas disimuladamente posible.

- Noble señor de los tejados aun no a contestado mi pregunta, pero la calle no es un buen lugar. Recomiendo que me lleve a beber una copa de jerez para aliviar mi estomago... o unas cuantas copas mejor.

me rio como una colegiala y empiezo a bailar agarrando mi pollera con ambas manos, dejando entrever cada tanto un poco de mis carnes. Una debe utilizar todos los recursos que pueda para evitar que las jovenes entrometidas frustren los planes de una gracil y bella leñadora sensualmente seductora.