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Cacería
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Cacería
El casi inexistente relieve de Thialir hacía de esta isla un lugar aburrido y extraño a ojos del Taibanr, para quien una montaña era un hogar y una acumulación rocosa un refugio, pero al mismo tiempo le permitía controlar la caza hasta muy lejos. Notaba el aire frío de aquella isla deslizándose bajo sus alas y acariciándole el rostro, penetrante pero agradable. En él comenzaba a adivinar la llegada de la primavera antes de que los Humanos lo hicieran, lo cual para el Taibanr sólo podía significar que pronto su dieta se diversificaría. Mientras tanto el presente no cambiaba, y varios días de caza infructuosa animaban a Raij a mantenerse al acecho.
No le gustaba acercarse al núcleo más poblado de la isla, Ashper, pues no se fiaba de sus habitantes. Los Humanos de esta isla se le aparecían como especialmente asustadizos... Sus principales actividades parecían el cuidado de ovejas, tejer y cuidar de algunos campos, y parecían poco inclinados a la guerra, como si todos ellos fueran en realidad simples polluelos. Y Starkad había aprendido que muchos Humanos asustadizos juntos solían atacar incluso antes de que él se posara, mientras que si sólo eran un puñado, preferían huir.
Pero nada de esto hacía que Starkad cambiara su actitud cuando se aproximaba a un Humano, en general fuera de las urbes, en una pradera isolada en el que el pastor vigilara sus ovejas. Se posaba y le anunciaba tranquilamente que no había venido a hacer mal ni a atacar a sus reses, y que le dijera a su clan que no tenían motivos para atacarle si le veían. Entonces volvía a alzar el vuelo, o incluso antes si el perro del pastor le atacaba, y se dedicaba a vigilar su territorio de caza. Nunca estaba seguro de si el Humano le había escuchado de verdad, pero al menos nadie le había atacado cuando le veían sobrevolar sus aldeas y campos, ni en las ocasiones en las que había visitado brevemente una aldea para pedir que le remendaran un trozo de tela a cambio de un zorro, o cuando, impulsado por el hambre, se volvía carroñero e intentaba encontrar algo para sí de la comida que desechaban los Humanos. Le parecía ridículo estar pasando hambre con tantas ovejas sueltas, y una parte de su mente se volvía loca y se preguntaba alarmada por qué no podía llevarse una de esas. Pero se cuidaba de robar o atacar a los Hombres hasta que no resultara imperante, porque sabía que el hacerlo significaría tener que cambiar de isla y no volver a pisar aquella.
Sus pupilas, cubiertas por unas membranas que protegían los ojos del intenso viento de las alturas, se movieron cuando identificó un zorro, olisqueando el suelo en la pradera por debajo de él, quizás buscando una presa igual que hacía el Taibanr. El sol al frente impedía que el zorro pudiera notarle por su sombra y Starkad aprovechó la oportunidad para caer en picado hacia él, preparándose para agarrarlo fuertemente.
Era su mejor oportunidad. Si el zorro se libraba de un primer ataque resultaría mucho más difícil de atrapar, y Starkad tenía hambre.
No le gustaba acercarse al núcleo más poblado de la isla, Ashper, pues no se fiaba de sus habitantes. Los Humanos de esta isla se le aparecían como especialmente asustadizos... Sus principales actividades parecían el cuidado de ovejas, tejer y cuidar de algunos campos, y parecían poco inclinados a la guerra, como si todos ellos fueran en realidad simples polluelos. Y Starkad había aprendido que muchos Humanos asustadizos juntos solían atacar incluso antes de que él se posara, mientras que si sólo eran un puñado, preferían huir.
Pero nada de esto hacía que Starkad cambiara su actitud cuando se aproximaba a un Humano, en general fuera de las urbes, en una pradera isolada en el que el pastor vigilara sus ovejas. Se posaba y le anunciaba tranquilamente que no había venido a hacer mal ni a atacar a sus reses, y que le dijera a su clan que no tenían motivos para atacarle si le veían. Entonces volvía a alzar el vuelo, o incluso antes si el perro del pastor le atacaba, y se dedicaba a vigilar su territorio de caza. Nunca estaba seguro de si el Humano le había escuchado de verdad, pero al menos nadie le había atacado cuando le veían sobrevolar sus aldeas y campos, ni en las ocasiones en las que había visitado brevemente una aldea para pedir que le remendaran un trozo de tela a cambio de un zorro, o cuando, impulsado por el hambre, se volvía carroñero e intentaba encontrar algo para sí de la comida que desechaban los Humanos. Le parecía ridículo estar pasando hambre con tantas ovejas sueltas, y una parte de su mente se volvía loca y se preguntaba alarmada por qué no podía llevarse una de esas. Pero se cuidaba de robar o atacar a los Hombres hasta que no resultara imperante, porque sabía que el hacerlo significaría tener que cambiar de isla y no volver a pisar aquella.
Sus pupilas, cubiertas por unas membranas que protegían los ojos del intenso viento de las alturas, se movieron cuando identificó un zorro, olisqueando el suelo en la pradera por debajo de él, quizás buscando una presa igual que hacía el Taibanr. El sol al frente impedía que el zorro pudiera notarle por su sombra y Starkad aprovechó la oportunidad para caer en picado hacia él, preparándose para agarrarlo fuertemente.
Era su mejor oportunidad. Si el zorro se libraba de un primer ataque resultaría mucho más difícil de atrapar, y Starkad tenía hambre.
Última edición por Starkad el 05/09/12, 11:57 am, editado 1 vez
Starkad- Cantidad de envíos : 18
Re: Cacería
Una dulce muchacha caminaba sola por uno de las tantas praderas de Thialir, llevaba un hermoso vestido blanco, con una guarda de frutillas en la parte de abajo, sostenido con dos finas cintas de los hombros. Su pelo blanco y perfectamente peinado era agitado por el viento, o al menos, eso vería cualquier humano que pudiera por casualidad pasar por allí, una chica que no superaría los quince años, de piel blanca y grandes ojos color naranja oscuro.
Esa era la imagen que había elegido con sumo cuidado para ese día Miyuki, le gustaba ver como las puntas de su vestido se movían de un lado a otro y como su pelo parecía jugar con la brisa. Claro que cualquier humano que tuviera dos dedos de frente se preguntaría que hacia una chica sola en ese lugar desolado y al parecer solo parada mirando.
En realidad, por debajo de la ilusión, había una zorra colorada, muy limpia y prolija para ser un animal común y corriente, sin contar con que tenía tres colas y no una. Estaba olfateando el piso con atención, buscando un rastro que parecía haber desaparecido, no hizo sonido alguno, pero el haber perdido a su presa la irritaba.
Le había pedido unos días a su Señora para poder andar por su cuenta, quería conseguir una planta bastante rara que los humanos en general desconocían, aunque algunos que eran especialistas en el tema podían recordar tal vez, de textos antiguos. Pero tampoco quería pasar tanto tiempo lejos de Ethel, bastante había tardado ya en encontrar cual era la isla correcta.
Un sonido llamó su atención, se quedo totalmente quieta para prestar mas atención, moviendo las orejas para intentar captarlo de nuevo, conocía ese sonido, era como el de alas, pero ningún pájaro se atrevería a atacarla ¿Entonces?
Levanto la vista solo para ver un horroroso hombre pájaro gigante, dio un chillido corto, con los pelos de la espalda erizados por el miedo. De inmediato empezó a correr a toda velocidad, zigzagueando en un intento de que no la atrapara, si tan solo lograra que no la atrapara en el primer envión, tendría que volver a subir para poder tomar impulso.
La ilusión desapareció de inmediato, producto del miedo, aunque al parecer a ese ser no lo había afectado, o gustaba de comer niñas humanas. Miyuki corría con todas sus fuerzas, pero sus intentos eran en vano, el ser ya estaba encima de ella, no podía superarlo en velocidad.
- ¡Por favor Señor Aguila, no me coma, le aseguro que no tengo buen sabor! – Suplico en un último intento para que no la agarre y la vuelva parte de su dieta.
Esa era la imagen que había elegido con sumo cuidado para ese día Miyuki, le gustaba ver como las puntas de su vestido se movían de un lado a otro y como su pelo parecía jugar con la brisa. Claro que cualquier humano que tuviera dos dedos de frente se preguntaría que hacia una chica sola en ese lugar desolado y al parecer solo parada mirando.
En realidad, por debajo de la ilusión, había una zorra colorada, muy limpia y prolija para ser un animal común y corriente, sin contar con que tenía tres colas y no una. Estaba olfateando el piso con atención, buscando un rastro que parecía haber desaparecido, no hizo sonido alguno, pero el haber perdido a su presa la irritaba.
Le había pedido unos días a su Señora para poder andar por su cuenta, quería conseguir una planta bastante rara que los humanos en general desconocían, aunque algunos que eran especialistas en el tema podían recordar tal vez, de textos antiguos. Pero tampoco quería pasar tanto tiempo lejos de Ethel, bastante había tardado ya en encontrar cual era la isla correcta.
Un sonido llamó su atención, se quedo totalmente quieta para prestar mas atención, moviendo las orejas para intentar captarlo de nuevo, conocía ese sonido, era como el de alas, pero ningún pájaro se atrevería a atacarla ¿Entonces?
Levanto la vista solo para ver un horroroso hombre pájaro gigante, dio un chillido corto, con los pelos de la espalda erizados por el miedo. De inmediato empezó a correr a toda velocidad, zigzagueando en un intento de que no la atrapara, si tan solo lograra que no la atrapara en el primer envión, tendría que volver a subir para poder tomar impulso.
La ilusión desapareció de inmediato, producto del miedo, aunque al parecer a ese ser no lo había afectado, o gustaba de comer niñas humanas. Miyuki corría con todas sus fuerzas, pero sus intentos eran en vano, el ser ya estaba encima de ella, no podía superarlo en velocidad.
- ¡Por favor Señor Aguila, no me coma, le aseguro que no tengo buen sabor! – Suplico en un último intento para que no la agarre y la vuelva parte de su dieta.
Miyuki- Cantidad de envíos : 156
Re: Cacería
Para Starkad aquella caza era importante, pero él era lo suficientemente experimentado como para apartar su mente de las presiones y mantener la sangre fría. Sus brazos estaban tensos y listos, preparados para agarrar y golpear; su pensamiento perfectamente centrado en la caza no intentaba proyectarse más allá del presente, al momento de la comida, porque sabía demasiado bien que el zorro podía escapar y privarle de sustento. Era importante ser consciente de cada segundo de la cacería para poder disfrutar más tarde cada segundo de la subsiguiente comida.
Se abatió sobre su presa. Era cuestión de habilidad y cuestión de suerte; sus pupilas se contrajeron y él, tras seguir el zigzagueo del zorro, consiguió atraparlo con ambas manos por el lomo y costado. Sintió la carne caliente del animal bajo sus manos y casi adivinó los latidos de su corazón, amplificados por el miedo... pero además de aquello escuchó otra cosa.
Las poderosas alas del Taibanr batieron para elevarse, pero una ligera desincronía le hizo zozobrar. Planeó durante unos metros casi a ras del suelo y consiguió estabilizarse a tiempo para esquivar un árbol; una de sus alas rozó la tierra y Starkad tuvo que tocar suelo con los pies para evitar descontrolarse y dañarla, aprovechando que no llevaba demasiada velocidad.
El motivo de su sorpresa no era otro que las palabras que le había escuchado al zorro. Su intención no había sido rendirse a aquel suceso inesperado; sentía hambre como para comerse a un zorro hablara o no, y sus partes más utilitaria y desesperada incluso le decían que más valía matarlo antes de que algún imprevisto le arrebatara aquel bocado. Pero la parte sensata indicaba todo lo contrario, se sorprendió al escuchar una voz femenina saliendo del animal y le instó a que se detuviera rápidamente. Sabía lo que pasaba si se comía las reses que cuidaban los Humanos. Aún no sabía qué pasaba si se comía un zorro parlante, y podía ser peor.
No soltó al animal: mantuvo su presa con las manos en tensión, lejos de donde el zorro pudiera optar a morderlas o arañarlas con facilidad, pero le dedicó una mirada intencionadamente inquisitiva e involuntariamente extrañada, a la espera de que volviera a hablar. Pero su sorpresa fue ya mayúscula cuando se dio cuenta de que las rarezas de aquella presa iban más allá, y fue entonces cuando no pudo evitar hablar él.
- ¡¿Tres colas?!
Se abatió sobre su presa. Era cuestión de habilidad y cuestión de suerte; sus pupilas se contrajeron y él, tras seguir el zigzagueo del zorro, consiguió atraparlo con ambas manos por el lomo y costado. Sintió la carne caliente del animal bajo sus manos y casi adivinó los latidos de su corazón, amplificados por el miedo... pero además de aquello escuchó otra cosa.
Las poderosas alas del Taibanr batieron para elevarse, pero una ligera desincronía le hizo zozobrar. Planeó durante unos metros casi a ras del suelo y consiguió estabilizarse a tiempo para esquivar un árbol; una de sus alas rozó la tierra y Starkad tuvo que tocar suelo con los pies para evitar descontrolarse y dañarla, aprovechando que no llevaba demasiada velocidad.
El motivo de su sorpresa no era otro que las palabras que le había escuchado al zorro. Su intención no había sido rendirse a aquel suceso inesperado; sentía hambre como para comerse a un zorro hablara o no, y sus partes más utilitaria y desesperada incluso le decían que más valía matarlo antes de que algún imprevisto le arrebatara aquel bocado. Pero la parte sensata indicaba todo lo contrario, se sorprendió al escuchar una voz femenina saliendo del animal y le instó a que se detuviera rápidamente. Sabía lo que pasaba si se comía las reses que cuidaban los Humanos. Aún no sabía qué pasaba si se comía un zorro parlante, y podía ser peor.
No soltó al animal: mantuvo su presa con las manos en tensión, lejos de donde el zorro pudiera optar a morderlas o arañarlas con facilidad, pero le dedicó una mirada intencionadamente inquisitiva e involuntariamente extrañada, a la espera de que volviera a hablar. Pero su sorpresa fue ya mayúscula cuando se dio cuenta de que las rarezas de aquella presa iban más allá, y fue entonces cuando no pudo evitar hablar él.
- ¡¿Tres colas?!
Starkad- Cantidad de envíos : 18
Re: Cacería
Estaba sumamente contenta de que sus palabras le hicieran perder el equilibrio al Señor Pájaro, aunque si eso significaba aterrizar con la cara entonces no le parecía tan buen plan. Sentía las manos del hombre que la sujetaban con fuerza, en verdad parecía un águila, sus manos tenían una dureza y una firmeza que no había notado jamas en un humano.
Miyuki se tapo la cara con las patas mientras dejaba que el ser se encargara de lo que sea que iba a hacer, por lo tanto no vio lo del árbol ni todo lo demás. Cuando sintió que estaba por fin quietos se animo a quitar las patitas y mirar tímidamente.
Bueno, la kitsune era una persona muy educada, y sabia perfectamente, todos lo sabían, que señalar los particularidades ajenas no era para nada cortés, y mucho menos si era la primera vez que se hablaban. Miyuki se enfurruño y solo no agrego un gimoteo por que estaba en su forma de zorro e iba a sonar mas como una especie de gruñido raro.
- ¿Alas? - Dijo en una imitación de su tono - Nunca había visto a un humano con alas - Y era cierto, si había visto a algunos que decían ser magos y que tomaban forma de animales, hacían sus trucos en las ferias y en las calles pero Miyuki era una chica lista, y se había dado cuenta que en realidad solo eran mentirosos que timaban a los humanos ingenuos para quitarles su dinero.
Pero estas eran bien reales, y ahora que estaban mas cerca, también podía notar otros detalles que mostraban claramente que no era ningún humano, pero entonces ¿Qué era? En ningún momento la kitsune hizo intento alguno de resistirse o de morder, era una muchacha muy bien portada, y siempre intentaba evitar las peleas.
- ¿Podemos negociar este asunto de comerme, Señor? Si quiere, puedo ayudarlo a buscar algo mas apetitoso - Dijo ahora de modo mas tierno y encantador - Mi nombre es Miyuki, y mi Señor es... ?
Miyuki se tapo la cara con las patas mientras dejaba que el ser se encargara de lo que sea que iba a hacer, por lo tanto no vio lo del árbol ni todo lo demás. Cuando sintió que estaba por fin quietos se animo a quitar las patitas y mirar tímidamente.
Bueno, la kitsune era una persona muy educada, y sabia perfectamente, todos lo sabían, que señalar los particularidades ajenas no era para nada cortés, y mucho menos si era la primera vez que se hablaban. Miyuki se enfurruño y solo no agrego un gimoteo por que estaba en su forma de zorro e iba a sonar mas como una especie de gruñido raro.
- ¿Alas? - Dijo en una imitación de su tono - Nunca había visto a un humano con alas - Y era cierto, si había visto a algunos que decían ser magos y que tomaban forma de animales, hacían sus trucos en las ferias y en las calles pero Miyuki era una chica lista, y se había dado cuenta que en realidad solo eran mentirosos que timaban a los humanos ingenuos para quitarles su dinero.
Pero estas eran bien reales, y ahora que estaban mas cerca, también podía notar otros detalles que mostraban claramente que no era ningún humano, pero entonces ¿Qué era? En ningún momento la kitsune hizo intento alguno de resistirse o de morder, era una muchacha muy bien portada, y siempre intentaba evitar las peleas.
- ¿Podemos negociar este asunto de comerme, Señor? Si quiere, puedo ayudarlo a buscar algo mas apetitoso - Dijo ahora de modo mas tierno y encantador - Mi nombre es Miyuki, y mi Señor es... ?
Miyuki- Cantidad de envíos : 156
Re: Cacería
Se mantuvo en silencio, pensando y asimilando cuando el zorro que no era zorro le respondió en una imitación de lo que había preguntado él. No iba a dejarse llevar más por la sorpresa. Por algún motivo aquel ser tenía tres colas y hablaba, pero aquello en sí no era lo importante, sino las consecuencias de cazarlo y si debía comerlo o no.
- ¿Qué eres? ¿Una mascota de los Hombres?- le preguntó, en un principio insensible a las propuestas de ella.
Pero empezaba a sentir que le había dejado hablar demasiado para comérsela ahora. Si no comía Humanos, si ni siquiera lo había hecho cuando aniquiló aquella granja, no le parecía que debiera comer ningún otro animal con el que pudiera mantener conversaciones en un idioma fluido. No era éste un pensamiento racional que se hubiera expresado tal cual en su mente, sino una sensación en las entrañas. La consideró con otros ojos, moviéndola en sus manos como el pequeño zorro que era para él. Veía la presa pero entendía que era otra cosa diferente, y la dejó en el suelo. Si no era comida, pensó, tendría que buscar otra cosa.
Estiró un poco las alas y después las plegó, algo decepcionado con la caza del día. De nuevo, sospechaba, tendría que visitar las aldeas de humanos en busca de restos o perseguir con pocas probabilidades de éxito una fibrosa liebre que no calmaría toda su hambre.
- Soy Raij Starkad, o Alado, si para ti como para los Humanos es más fácil recordar eso. No voy a comerte. ¿Tenéis aquí los seres como tú una madriguera?
Aunque ya había decidido buscar otra comida, la información le sería útil en un futuro. Quizás aquel fuera territorio de aquellos seres, y además de los Humanos tuviera que lidiar también con ellos. Al menos, si bien había podido sentir su pánico natural cuando la atrapó entre sus manos, ahora no parecía que Miyuki tuviera miedo, lo cual libraba a Starkad de tener que estar en una alerta excesiva por si decidía atacarle.
- ¿Qué eres? ¿Una mascota de los Hombres?- le preguntó, en un principio insensible a las propuestas de ella.
Pero empezaba a sentir que le había dejado hablar demasiado para comérsela ahora. Si no comía Humanos, si ni siquiera lo había hecho cuando aniquiló aquella granja, no le parecía que debiera comer ningún otro animal con el que pudiera mantener conversaciones en un idioma fluido. No era éste un pensamiento racional que se hubiera expresado tal cual en su mente, sino una sensación en las entrañas. La consideró con otros ojos, moviéndola en sus manos como el pequeño zorro que era para él. Veía la presa pero entendía que era otra cosa diferente, y la dejó en el suelo. Si no era comida, pensó, tendría que buscar otra cosa.
Estiró un poco las alas y después las plegó, algo decepcionado con la caza del día. De nuevo, sospechaba, tendría que visitar las aldeas de humanos en busca de restos o perseguir con pocas probabilidades de éxito una fibrosa liebre que no calmaría toda su hambre.
- Soy Raij Starkad, o Alado, si para ti como para los Humanos es más fácil recordar eso. No voy a comerte. ¿Tenéis aquí los seres como tú una madriguera?
Aunque ya había decidido buscar otra comida, la información le sería útil en un futuro. Quizás aquel fuera territorio de aquellos seres, y además de los Humanos tuviera que lidiar también con ellos. Al menos, si bien había podido sentir su pánico natural cuando la atrapó entre sus manos, ahora no parecía que Miyuki tuviera miedo, lo cual libraba a Starkad de tener que estar en una alerta excesiva por si decidía atacarle.
Starkad- Cantidad de envíos : 18
Re: Cacería
La idea de que un kitsune fuera mascota de los humanos resultaba sumamente chistosa, en general resultaba ser al revés, Miyuki pertenecía a una extraña raza de espíritus protectores, en general sus vidas transcurrían entre el descubrimiento de nuevos conocimientos y la protección de algún grupo de humanos de su elección.
Eran ellos los que tendrían que ser sus mascotas, no Miyuki, de donde venia, solían dejarle ofrendas y regalos de todo tipo para que los protegiera y que consagrara las cosechas.
- Yo no soy ninguna mascota - Protesto - Y mucho menos de los humanos - Levanto la cabeza de modo altivo - Yo soy una kitsune, y una muy hermosa por cierto - Dijo y se empezó a reír, es que comenzaba a parecerle algo chistoso que ambos se sorprendieran de que el otro no era lo que parecía ser.
- No señor Raij Starkad, los seres como yo no tenemos madrigueras por aquí, en general andamos solos, o con una pareja - Los kitsunes no eran de tener algo como una manada, estaban en general solos hasta que encontraban a su par y tenían crías - En mi caso, soy sola - Agrego por si le quedaba alguna duda.
Ya en el piso, la kitsune se sentía algo mas tranquila, se sacudió para poner su pelo nuevamente en orden. Luego se sentó y miro a Starkad mas en detalle, parecía todo un guerrero, o al menos la idea que tenia Miyuki de un guerrero, con su porte tan regio, esa cicatriz tan particular. Tomo nota de eso último, la próxima vez se haría una hermosa marca como esa, seguro le daría un toque de actitud interesante.
- ¿Usted esta juntando alimento para sus crías, Señor Raij Starkad? - Lamentaba el tener que dejar a unos pequeños sin comida, pero aun quería vivir varios años mas - ¿Y como se dio cuenta que no era una humana? ¿O creía que estaba raptando a una muchacha y no a un zorro? - Y ese punto si que era importante, Miyuki casi se había pasado por alto eso y era fundamental saberlo, tal vez estaba perdiendo su habilidad con la magia por la falta de practica.
Eran ellos los que tendrían que ser sus mascotas, no Miyuki, de donde venia, solían dejarle ofrendas y regalos de todo tipo para que los protegiera y que consagrara las cosechas.
- Yo no soy ninguna mascota - Protesto - Y mucho menos de los humanos - Levanto la cabeza de modo altivo - Yo soy una kitsune, y una muy hermosa por cierto - Dijo y se empezó a reír, es que comenzaba a parecerle algo chistoso que ambos se sorprendieran de que el otro no era lo que parecía ser.
- No señor Raij Starkad, los seres como yo no tenemos madrigueras por aquí, en general andamos solos, o con una pareja - Los kitsunes no eran de tener algo como una manada, estaban en general solos hasta que encontraban a su par y tenían crías - En mi caso, soy sola - Agrego por si le quedaba alguna duda.
Ya en el piso, la kitsune se sentía algo mas tranquila, se sacudió para poner su pelo nuevamente en orden. Luego se sentó y miro a Starkad mas en detalle, parecía todo un guerrero, o al menos la idea que tenia Miyuki de un guerrero, con su porte tan regio, esa cicatriz tan particular. Tomo nota de eso último, la próxima vez se haría una hermosa marca como esa, seguro le daría un toque de actitud interesante.
- ¿Usted esta juntando alimento para sus crías, Señor Raij Starkad? - Lamentaba el tener que dejar a unos pequeños sin comida, pero aun quería vivir varios años mas - ¿Y como se dio cuenta que no era una humana? ¿O creía que estaba raptando a una muchacha y no a un zorro? - Y ese punto si que era importante, Miyuki casi se había pasado por alto eso y era fundamental saberlo, tal vez estaba perdiendo su habilidad con la magia por la falta de practica.
Miyuki- Cantidad de envíos : 156
Re: Cacería
Le dejó igual de serio el comentario de Miyuki y su risita. Pero lo que podía traducirse fácilmente como indiferencia o desinterés por lo que ella decía era en realidad que le interesaba más la parte de no ser ni de lejos mascota de los Humanos que lo de ser "muy hermosa", y por ello lo pasaba por alto.
- ¿Convives con los Humanos o eres su enemiga? - quiso saber, y la súbita quietud en la que se quedaron congeladas sus alas y su cuerpo dejaba entrever a quien supiera mirar que Starkad estaba alerta.
Si era enemiga de los Humanos, pensó, y sólo había una, bien podía matarla, comerla y guardar su piel y las tres colas para intercambiarlas por otra cosa. No pensaba en ello en el sentido de que los Humanos se lo agradecerían y se mostrarían tras eso más confiados, sino sólo a nivel del intercambio. A él no se le ocurría considerar como favor que alguien le librara de un enemigo, ni ver como aliado al que lo hiciera; más bien lo consideraría un acto afortunado pero que no merecía que mostrara su agradecimiento, y de la misma forma no esperaba un mejor trato de los Humanos por librarles de quien les hacía mal.
Pero al mismo tiempo aquella sensación intestinal seguía presente, mitigando un poco sus intenciones conscientes. Su excesiva quietud también se vio atenuada cuando Miyuki le preguntó sobre sus intenciones.
- No - respondió, pero lo que vino después fue más extraño y captó su curiosidad - ¿Creerte una humana? ¿Por qué? Soy capaz de distinguir a un zorro de un humano; y ahora a un kitsune de un zorro. No cazo humanos, ni tengo por qué cazar kitsunes, pero cazo zorros.
El hambre que sentía volvió a hacerse presente al decir eso.
- ¿Convives con los Humanos o eres su enemiga? - quiso saber, y la súbita quietud en la que se quedaron congeladas sus alas y su cuerpo dejaba entrever a quien supiera mirar que Starkad estaba alerta.
Si era enemiga de los Humanos, pensó, y sólo había una, bien podía matarla, comerla y guardar su piel y las tres colas para intercambiarlas por otra cosa. No pensaba en ello en el sentido de que los Humanos se lo agradecerían y se mostrarían tras eso más confiados, sino sólo a nivel del intercambio. A él no se le ocurría considerar como favor que alguien le librara de un enemigo, ni ver como aliado al que lo hiciera; más bien lo consideraría un acto afortunado pero que no merecía que mostrara su agradecimiento, y de la misma forma no esperaba un mejor trato de los Humanos por librarles de quien les hacía mal.
Pero al mismo tiempo aquella sensación intestinal seguía presente, mitigando un poco sus intenciones conscientes. Su excesiva quietud también se vio atenuada cuando Miyuki le preguntó sobre sus intenciones.
- No - respondió, pero lo que vino después fue más extraño y captó su curiosidad - ¿Creerte una humana? ¿Por qué? Soy capaz de distinguir a un zorro de un humano; y ahora a un kitsune de un zorro. No cazo humanos, ni tengo por qué cazar kitsunes, pero cazo zorros.
El hambre que sentía volvió a hacerse presente al decir eso.
Starkad- Cantidad de envíos : 18
Re: Cacería
Tanto interés en saber su relación con los humanos era curioso, Miyuki no se imaginaba cuales eran los motivos detrás de las indagaciones de Starkad, ella solo se dedicaba a cazar cosas pequeñas como liebres, ratones, y cosas así, pero en general no tenia necesidad alguna de eso, vivía con su Señora, así que ella la cuidaba.
- No tengo nada en contra de los humanos. Vivo entre ellos, si a eso se refiere, pero no saben que soy una kitsune – Prefería evitar las preguntas y las miradas curiosas, si creían que era humana la dejaban tranquila. Lo que la kitsune no se daba cuenta era que con sus bonitos vestidos y su andar atraía otra clase de miradas indiscretas – Viajo con mi Señora, así que me la paso entre ellos.
Para que todo lo dicho tuviera un poco mas de sentido Miyuki tendría que explicar con mucho mas detalle la situación, de donde venía, como había conocido a Ethel, y varias cosas más. Pero, a menos que Starkad fuera más concreto preguntando, no tenía por que dar datos de mas a casi un desconocido. Bien podía ser un espía, o un asesino, o ambas cosas a la vez ¿Se podía ser una y no otra? Los pensamientos de la kitsune se estaban yendo por las ramas de nuevo.
La respuestas del hombre confirmaban sus sospechas, la ilusión no había funcionado, siempre la había visto como a un zorro ¿Sería por algo de su raza? Si llegaba a tener que pelear iba a ser un gran problema, aunque antes prefería correr, pero como volaba tenía desventaja en eso también. ¿Por qué estaba pensando en las maneras de escapar? “Es por como te mira” Pensó “Te examina como si fueras una presa”.
- Entonces es que mis habilidades no funcionan con usted – Dijo curvando levemente los labios en gesto de molestia - Déjeme intentarlo de nuevo, por favor.
Se concentro unos momentos para visualizar en su mente con detalle la forma que quería tomar, la textura de la piel, la forma de la ropa, colores y la estructura en general del cuerpo. Cuando termino tenia la forma de una humana de unos veinte años, de pelo lacio largo hasta la cintura, el vestido era el mismo que antes, solo que un poco más largo para adaptarse a su nueva altura. Había puesto mas énfasis en esta ilusión, quería averiguar si era una cuestión de concentración, o si simplemente Starkad era totalmente inmune a sus habilidades.
- ¿Y ahora? – Dijo mientras daba un bonito giro que hizo ondear su falda, a los ojos de cualquier humano la ilusión sería perfecta, pero había muchas razas en Jaspia que tenían resistencia a la magia, y todo dato al respecto era importante para la supervivencia de Miyuki.
- No tengo nada en contra de los humanos. Vivo entre ellos, si a eso se refiere, pero no saben que soy una kitsune – Prefería evitar las preguntas y las miradas curiosas, si creían que era humana la dejaban tranquila. Lo que la kitsune no se daba cuenta era que con sus bonitos vestidos y su andar atraía otra clase de miradas indiscretas – Viajo con mi Señora, así que me la paso entre ellos.
Para que todo lo dicho tuviera un poco mas de sentido Miyuki tendría que explicar con mucho mas detalle la situación, de donde venía, como había conocido a Ethel, y varias cosas más. Pero, a menos que Starkad fuera más concreto preguntando, no tenía por que dar datos de mas a casi un desconocido. Bien podía ser un espía, o un asesino, o ambas cosas a la vez ¿Se podía ser una y no otra? Los pensamientos de la kitsune se estaban yendo por las ramas de nuevo.
La respuestas del hombre confirmaban sus sospechas, la ilusión no había funcionado, siempre la había visto como a un zorro ¿Sería por algo de su raza? Si llegaba a tener que pelear iba a ser un gran problema, aunque antes prefería correr, pero como volaba tenía desventaja en eso también. ¿Por qué estaba pensando en las maneras de escapar? “Es por como te mira” Pensó “Te examina como si fueras una presa”.
- Entonces es que mis habilidades no funcionan con usted – Dijo curvando levemente los labios en gesto de molestia - Déjeme intentarlo de nuevo, por favor.
Se concentro unos momentos para visualizar en su mente con detalle la forma que quería tomar, la textura de la piel, la forma de la ropa, colores y la estructura en general del cuerpo. Cuando termino tenia la forma de una humana de unos veinte años, de pelo lacio largo hasta la cintura, el vestido era el mismo que antes, solo que un poco más largo para adaptarse a su nueva altura. Había puesto mas énfasis en esta ilusión, quería averiguar si era una cuestión de concentración, o si simplemente Starkad era totalmente inmune a sus habilidades.
- ¿Y ahora? – Dijo mientras daba un bonito giro que hizo ondear su falda, a los ojos de cualquier humano la ilusión sería perfecta, pero había muchas razas en Jaspia que tenían resistencia a la magia, y todo dato al respecto era importante para la supervivencia de Miyuki.
Miyuki- Cantidad de envíos : 156
Re: Cacería
Y Starkad por su parte no iba a preguntar de más. Le interesaban los kitsune como raza, no las peculiaridades de Miyuki como individuo, y si bien lo de la "Señora" le provocó una sensación de disgusto y malestar, no inquirió más al respecto - por el momento. Miró a su alrededor, hacia las praderas desiertas de Thialir, atento a la posible aparición de otra presa mientras escuchaba a Miyuki. ¿O quizás desentendiéndose de la kitsune para evitar la tentación de cazarla, opción que parecía agradar a algunos de sus instintos y repeler a otros?
Lo que era seguro viendo la hierba alta y las aparentemente vacías copas de los árboles era que no tendría la suerte de distraerse con otra presa. Si quería localizar otra cosa tendría que alzar el vuelo.
- ¿Intentarlo? - preguntó en el momento en el que volvía a mirar a Miyuki. No entendía a qué se refería, pero la incomprensión no se tradujo a su rostro, serio y seguro.
Pudo contemplar la extraña transformación del zorro en humana. Ante él tenía una muchacha, madura y en edad de procrear, de pelo suelto y largo y con un vestido blanco. Pero si bien todo esto era claro, sus rasgos estaban poco definidos; le costaba ver su expresión facial, la tersura de la piel no parecía natural y el vestido le provocaba una sensación de irrealidad en la forma en que se movía.
El cambio de mirar hacia el suelo para ver el zorro a una altura mayor para ver aquel rostro no del todo definido no era despreciable. Mantuvo la mirada fija en ella, intentando captar mejor aquellos rasgos que parecían escaparsele. El hambre se calmó un poco y la tentación de cazarla se apaciguó.
- ¿Cómo has hecho eso? - preguntó inquisitivo, observándola -. Me has dicho que no eras Humana.
Y no lo era, comprendió inmediatamente, pero no había podido evitar decir aquello. Los rasgos animales en la psicología de Starkad salían facilmente a la luz y destrozaban toda la imagen de control de la situación que habría podido dar de otra forma: moderaba su sorpresa, pero sus comentarios, como aquel último, le demostraban mucho más ignorante del mundo de lo que él se podría haber admitido, y poseedor de reacciones guiadas por el instinto más que por la razón.
- Te veo como a una Humana, pero no lo eres - dijo esta vez -. Tus rasgos no son definidos como los de otros seres, tu prenda no se mueve de forma natural. Como Humana pareces más débil que como zorro. ¿Eres real?
Extendió un brazo e intentó tocar algo de aquel rostro o aquel pelo, rozándolo con la segunda falange de la mano.
Lo que era seguro viendo la hierba alta y las aparentemente vacías copas de los árboles era que no tendría la suerte de distraerse con otra presa. Si quería localizar otra cosa tendría que alzar el vuelo.
- ¿Intentarlo? - preguntó en el momento en el que volvía a mirar a Miyuki. No entendía a qué se refería, pero la incomprensión no se tradujo a su rostro, serio y seguro.
Pudo contemplar la extraña transformación del zorro en humana. Ante él tenía una muchacha, madura y en edad de procrear, de pelo suelto y largo y con un vestido blanco. Pero si bien todo esto era claro, sus rasgos estaban poco definidos; le costaba ver su expresión facial, la tersura de la piel no parecía natural y el vestido le provocaba una sensación de irrealidad en la forma en que se movía.
El cambio de mirar hacia el suelo para ver el zorro a una altura mayor para ver aquel rostro no del todo definido no era despreciable. Mantuvo la mirada fija en ella, intentando captar mejor aquellos rasgos que parecían escaparsele. El hambre se calmó un poco y la tentación de cazarla se apaciguó.
- ¿Cómo has hecho eso? - preguntó inquisitivo, observándola -. Me has dicho que no eras Humana.
Y no lo era, comprendió inmediatamente, pero no había podido evitar decir aquello. Los rasgos animales en la psicología de Starkad salían facilmente a la luz y destrozaban toda la imagen de control de la situación que habría podido dar de otra forma: moderaba su sorpresa, pero sus comentarios, como aquel último, le demostraban mucho más ignorante del mundo de lo que él se podría haber admitido, y poseedor de reacciones guiadas por el instinto más que por la razón.
- Te veo como a una Humana, pero no lo eres - dijo esta vez -. Tus rasgos no son definidos como los de otros seres, tu prenda no se mueve de forma natural. Como Humana pareces más débil que como zorro. ¿Eres real?
Extendió un brazo e intentó tocar algo de aquel rostro o aquel pelo, rozándolo con la segunda falange de la mano.
Starkad- Cantidad de envíos : 18
Re: Cacería
Como lo suponía, Starkad tenía una gran resistencia a sus ilusiones, aunque no era inmune a ellas, cosa que le daba cierto alivio. Pero eso significaba que para que viera lo que ella quería iba a tener que poner mucho más esfuerzo y energía, y eso la dejaría agotada en poco tiempo. Entonces únicamente podía ser su plan de reserva, por si pasaba algo.
-Jajaja, y no lo soy – Respondió Miyuki mientras se reía tapándose la boca con gesto delicado – Los kitsunes usamos esto para escondernos entre los humanos …
Y el no mencionar que convertirse en humana era solo una de sus habilidades no era casualidad, el efecto sorpresa no sería el mismo si Starkad sabía de antemano que podía hacer ilusiones de cualquier cosa, la información a medias podía salvarle el pellejo.
La kitsune se quedo quieta al ver que acercaba la mano ¿Era buena idea que lo dejara acercarse tanto? A último momento, tal vez llevada por la desconfianza, Miyuki dio un paso atrás y agarro la mano, no de modo brusco, todo lo contrario, con mucha delicadeza y suavidad, acariciando el dorso de la misma para que pudiera percibir que tan real era.
-Como kitsune soy real - Soltó la mano considerando que era suficiente con eso – Al parecer mi ilusión no funciona bien con usted, Señor Raij Starkad ¿Sabe si su raza naturalmente es resistente a la magia? ¿O es tal vez una particularidad suya?
Si se veía más débil o no con esa apariencia no era algo en lo que Miyuki se fijara, no tenía interés en aparentar ser grade y fuerte, o amenazadora y ruda, su primer plan siempre era escapar, y de ser imposible eso, entonces aprovechaba precisamente el aparentar ser pequeña e inocente. Por suerte para ella, no se veía envuelta en esa clase de problemas seguido.
Apoyando las manos sobre su pecho, concentro su poder aun mas en la ilusión, necesitaba saber que tan resistente era, que tanto esfuerzo tenía que hacer para engañarlo.
-No tengo grandes garras, ni colmillos filosos, o mucha fuerza, mi único recurso para sobrevivir es este, aparentar ser lo que no soy, en este caso: humana – Dijo sonriendo inocente – Si lo que quiere es comida, podemos conseguirla en algún pueblo cercano, ningún granjero se negara si le ofrezco monedas de oro por alguno de sus animales
Claro que las monedas serian pura ilusión y mas tarde en la noche tendrían a un granjero muy enojado y con sentimiento de haber sido estafado. Pero Miyuki no se fijaba mucho en esas cosas, solucionaba los problemas a medida que se iban presentando, y lo que pudieran o no sentir los humanos la tenían sin cuidado.
-Jajaja, y no lo soy – Respondió Miyuki mientras se reía tapándose la boca con gesto delicado – Los kitsunes usamos esto para escondernos entre los humanos …
Y el no mencionar que convertirse en humana era solo una de sus habilidades no era casualidad, el efecto sorpresa no sería el mismo si Starkad sabía de antemano que podía hacer ilusiones de cualquier cosa, la información a medias podía salvarle el pellejo.
La kitsune se quedo quieta al ver que acercaba la mano ¿Era buena idea que lo dejara acercarse tanto? A último momento, tal vez llevada por la desconfianza, Miyuki dio un paso atrás y agarro la mano, no de modo brusco, todo lo contrario, con mucha delicadeza y suavidad, acariciando el dorso de la misma para que pudiera percibir que tan real era.
-Como kitsune soy real - Soltó la mano considerando que era suficiente con eso – Al parecer mi ilusión no funciona bien con usted, Señor Raij Starkad ¿Sabe si su raza naturalmente es resistente a la magia? ¿O es tal vez una particularidad suya?
Si se veía más débil o no con esa apariencia no era algo en lo que Miyuki se fijara, no tenía interés en aparentar ser grade y fuerte, o amenazadora y ruda, su primer plan siempre era escapar, y de ser imposible eso, entonces aprovechaba precisamente el aparentar ser pequeña e inocente. Por suerte para ella, no se veía envuelta en esa clase de problemas seguido.
Apoyando las manos sobre su pecho, concentro su poder aun mas en la ilusión, necesitaba saber que tan resistente era, que tanto esfuerzo tenía que hacer para engañarlo.
-No tengo grandes garras, ni colmillos filosos, o mucha fuerza, mi único recurso para sobrevivir es este, aparentar ser lo que no soy, en este caso: humana – Dijo sonriendo inocente – Si lo que quiere es comida, podemos conseguirla en algún pueblo cercano, ningún granjero se negara si le ofrezco monedas de oro por alguno de sus animales
Claro que las monedas serian pura ilusión y mas tarde en la noche tendrían a un granjero muy enojado y con sentimiento de haber sido estafado. Pero Miyuki no se fijaba mucho en esas cosas, solucionaba los problemas a medida que se iban presentando, y lo que pudieran o no sentir los humanos la tenían sin cuidado.
Miyuki- Cantidad de envíos : 156
Re: Cacería
Aquella criatura pertenecía a una raza débil si su única forma de defenderse era el engaño. Raij no veía ningún interés en hacerse pasar por pez para entender dónde van los peces y cazarlos, y no veía cómo iba a alimentarse haciéndose pasar por humano, una criatura que además seguía estando a merced de muchos predadores, que necesita cubrirse con metal y crear largas garras para compensar sus carencias.
- ¿Tu naturaleza es negar tu naturaleza? - concluyó, considerando más y más aquella raza como su antítesis.
Pero al tocarla se sentía como real. Un poco extraña, pero real... Apartó la mano cuando fue obvio que ella deseaba guardar una cierta distancia con él; algo que a Starkad le pareció sabio, pero fútil. Si quisiera atraparla lo conseguiría por mucho que ella se pusiera a la defensiva, estaba seguro de ello.
- ¿Magia? - preguntó, algo confuso por la pregunta de la kitsune. Sabía lo que era la magia porque ya se había enfrentado a ella, pero no era consciente de ser más resistente, ni acababa de comprender que las ilusiones también fueran magia. Más bien había supuesto que se trataba de algo físico, igual que un insecto pretende ser una hoja o un camaleón adapta su color -. Quizás sí. - La miró de arriba abajo. Si aquello era magia no entendía por qué podía tocarla -. O quizás mi vista me permite ver detalles que los humanos pasan por alto.
Si ella conseguía hacerse pasar por uno sin duda debían ser fáciles de engañar... O eso pensó hasta que poco a poco, al colocar Miyuki sus manos sobre el pecho, se fue volviendo más y más difícil de distinguir de un humano. Starkad frunció el ceño, pero no externalizó sus pensamientos. únicamente se alzó de hombros cuando ella habló de conseguir comida, entendiéndolo como un intercambio: le daba comida a él y a cambio él no se la comería.
- Aceptaré la comida que me quieras dar.
- ¿Tu naturaleza es negar tu naturaleza? - concluyó, considerando más y más aquella raza como su antítesis.
Pero al tocarla se sentía como real. Un poco extraña, pero real... Apartó la mano cuando fue obvio que ella deseaba guardar una cierta distancia con él; algo que a Starkad le pareció sabio, pero fútil. Si quisiera atraparla lo conseguiría por mucho que ella se pusiera a la defensiva, estaba seguro de ello.
- ¿Magia? - preguntó, algo confuso por la pregunta de la kitsune. Sabía lo que era la magia porque ya se había enfrentado a ella, pero no era consciente de ser más resistente, ni acababa de comprender que las ilusiones también fueran magia. Más bien había supuesto que se trataba de algo físico, igual que un insecto pretende ser una hoja o un camaleón adapta su color -. Quizás sí. - La miró de arriba abajo. Si aquello era magia no entendía por qué podía tocarla -. O quizás mi vista me permite ver detalles que los humanos pasan por alto.
Si ella conseguía hacerse pasar por uno sin duda debían ser fáciles de engañar... O eso pensó hasta que poco a poco, al colocar Miyuki sus manos sobre el pecho, se fue volviendo más y más difícil de distinguir de un humano. Starkad frunció el ceño, pero no externalizó sus pensamientos. únicamente se alzó de hombros cuando ella habló de conseguir comida, entendiéndolo como un intercambio: le daba comida a él y a cambio él no se la comería.
- Aceptaré la comida que me quieras dar.
Starkad- Cantidad de envíos : 18
Re: Cacería
Sonrió al escuchar la respuesta afirmativa, eso significaba que no sería comida, y en verdad la dejaba aliviada porque tenía muchas cosas importantes por hacer aun, y no quería decepcionar a su señora muriéndose cuando el viaje recién había comenzado. Su problema más inmediato estaba solucionado, ser diplomática y amable había funcionado una vez más, esa sería su respuesta de haber sabido lo que Starkad pensaba, no todo se soluciona viendo quien es el más fuerte.
-Bien, Señor Raij Starkad, tenemos un trato – Sonriendo encantadora como era ella en casi todos sus actos – Aunque si quiere acompañarme tendrá que ocultar esas alas…. Mmm – Pensó apoyando el dedo índice en sus pequeños labios rosados – Haría mucho escándalo que lo vieran así y seguramente algunas personas se asustarían…
Si era un ser resistente a la magia, sería difícil cambiar su apariencia, y seguramente no iba a querer que le estén haciendo cosas raras, se veía tan serio e intimidante, casi no podía imaginárselo sonriendo ¿Sabría lo que era sonreír? Pero más allá de eso, tal vez si no podía disfrazarlo ni disimularlo, lo mejor era simplemente no intentarlo.
-Tengo una idea, aunque creo que no le gustara. Podría hacerse pasar por mi mascota, Señor Raij Starkad – Dijo con el tono más respetuoso que fue capaz de entonar – Entonces podría pasar por entre los humanos sin que lo atacaran ni molestaran, y compraríamos tanta comida como quisiera, con la excusa de alimentarlo.
Bueno, se veía como todo un guerrero, así que tal vez el orgullo y ese tipo de conceptos ridículos no lo dejaran ver lo brillante de su plan, era sencillo y prometía resultados rápidos. Si no le gustaba no tendría más remedio que pensar en otra cosa más acorde a sus gustos.
-Sera solo una actuación, los humanos son muy tontos, y engañarlos es de lo más divertido, ya lo verá - Era un intento por persuadirlo, luego movió las manos e hizo aparecer la ilusión de una cadena con collar – Usaríamos uno de estos para darle más realismo, las mascotas no van sueltas, mucho menos cuando se ven tan amenazadoras.
-Bien, Señor Raij Starkad, tenemos un trato – Sonriendo encantadora como era ella en casi todos sus actos – Aunque si quiere acompañarme tendrá que ocultar esas alas…. Mmm – Pensó apoyando el dedo índice en sus pequeños labios rosados – Haría mucho escándalo que lo vieran así y seguramente algunas personas se asustarían…
Si era un ser resistente a la magia, sería difícil cambiar su apariencia, y seguramente no iba a querer que le estén haciendo cosas raras, se veía tan serio e intimidante, casi no podía imaginárselo sonriendo ¿Sabría lo que era sonreír? Pero más allá de eso, tal vez si no podía disfrazarlo ni disimularlo, lo mejor era simplemente no intentarlo.
-Tengo una idea, aunque creo que no le gustara. Podría hacerse pasar por mi mascota, Señor Raij Starkad – Dijo con el tono más respetuoso que fue capaz de entonar – Entonces podría pasar por entre los humanos sin que lo atacaran ni molestaran, y compraríamos tanta comida como quisiera, con la excusa de alimentarlo.
Bueno, se veía como todo un guerrero, así que tal vez el orgullo y ese tipo de conceptos ridículos no lo dejaran ver lo brillante de su plan, era sencillo y prometía resultados rápidos. Si no le gustaba no tendría más remedio que pensar en otra cosa más acorde a sus gustos.
-Sera solo una actuación, los humanos son muy tontos, y engañarlos es de lo más divertido, ya lo verá - Era un intento por persuadirlo, luego movió las manos e hizo aparecer la ilusión de una cadena con collar – Usaríamos uno de estos para darle más realismo, las mascotas no van sueltas, mucho menos cuando se ven tan amenazadoras.
Miyuki- Cantidad de envíos : 156
Re: Cacería
La respuesta de Starkad fue inmediata e incontrolada. Batió las alas con fuerza y dejó escapar un grito de indignación, un rugido con los ecos del agudo chillido del águila; una declaración de superioridad cargada de amenaza. El movimiento súbito provocó una ráfaga de aire contra Miyuki.
- ¡Quieres jugar conmigo, kitsune! - se exclamó - Olvidas quién es el predador y quién la presa que se esconde hasta de los Humanos. Yo no tengo que esconderme.
Sus ojos ardían, avivados por el odio que una vez sintió por los humanos, revivido en aquel instante por la mera idea de hacerse pasar por una mascota ante ellos. Aquella posibilidad le traía en mente demasiadas cosas malas, demasiadas muertes y una rendición que él nunca había aceptado. Starkad estaba furioso.
- Me darás de comer, kitsune, pero no me harás pasar por tu criatura. Menos aún me atarás - advirtió, y al hacerlo sus ojos se desviaron hacia el collar que sostenía Miyuki. Lo vio y algo pareció volver a recorrerle por dentro, quedando sustituida la furia ardiente por una furia fría y más controlada. Starkad emitió lo que pareció un chasquido de desprecio y le arrebató aquella cadena de las manos a la kitsune.
La habría roto de haber podido, pero en lugar de eso la mantuvo en su mano, bien agarrada. Hizo un esfuerzo consciente por replegar las alas, que parecían negarse a ello, y finalmente lo consiguió; su gesto transmitía advertencia, pero dejó de ser iracundo una vez hubo podido controlarse.
- Guíame, kitsune. Pero no te atrevas a proponer algo como eso otra vez.
- ¡Quieres jugar conmigo, kitsune! - se exclamó - Olvidas quién es el predador y quién la presa que se esconde hasta de los Humanos. Yo no tengo que esconderme.
Sus ojos ardían, avivados por el odio que una vez sintió por los humanos, revivido en aquel instante por la mera idea de hacerse pasar por una mascota ante ellos. Aquella posibilidad le traía en mente demasiadas cosas malas, demasiadas muertes y una rendición que él nunca había aceptado. Starkad estaba furioso.
- Me darás de comer, kitsune, pero no me harás pasar por tu criatura. Menos aún me atarás - advirtió, y al hacerlo sus ojos se desviaron hacia el collar que sostenía Miyuki. Lo vio y algo pareció volver a recorrerle por dentro, quedando sustituida la furia ardiente por una furia fría y más controlada. Starkad emitió lo que pareció un chasquido de desprecio y le arrebató aquella cadena de las manos a la kitsune.
La habría roto de haber podido, pero en lugar de eso la mantuvo en su mano, bien agarrada. Hizo un esfuerzo consciente por replegar las alas, que parecían negarse a ello, y finalmente lo consiguió; su gesto transmitía advertencia, pero dejó de ser iracundo una vez hubo podido controlarse.
- Guíame, kitsune. Pero no te atrevas a proponer algo como eso otra vez.
Starkad- Cantidad de envíos : 18
Re: Cacería
La respuesta de Miyuki fue más bien instintiva, al ver el movimiento repentino de Starkad dio una salto hacia atrás, aun conservando la forma humana, pero parada en pies y manos, con el pelo levemente erizado, y un gesto entre amenazador y asustado, en guardia, por si al ser alado se le ocurría atacarla.
Se dio cuenta que había tocado un tema sensible, que suerte la suya, tenía que tocarle justo el pájaro mas sensible e irritable de Jaspia, y además macho, eran tan poco razonables, ahora pretendía que hiciera magia para conseguirle alimento.
-No, caballero, no me olvido de que sigo siendo la potencial cena de hoy – Respondió la kitsune aun parada en cuatro patas – Pero me parece que usted se olvida que con toda su fuerza de predador aun así no puede contra una aldea entera de humanos, así que - Se dio el lujo de esbozar una pequeña risita burlona – Si vamos a los hechos, la que tiene mas posibilidades de sobrevivir es la que es inteligente y engaña a los humanos, y no quien usa la fuerza bruta – Se puso de pie nuevamente sobre sus pies humanos y se paso las manos por la ropa como si fuera real y en verdad pudiera ensuciarse.
No hizo nada por impedir que se quede con la cadena, al fin y al cabo, no era real, para romperla Miyuki tendría que haber hecho la ilusión de una cadena rompiéndose, si la forzaba lo más probable era que simplemente se esfumara. Pero a estas alturas la kitsune pensaba que su nuevo compañero de viaje era algo lerdo de pensamiento para decirlo de modo educado, no iba a tomarse el trabajo de explicarle todo eso.
-De acuerdo, Señor Raij Starkad - Dijo mientras hacia una inclinación, como de quien solo cumple ordenes – Se hará como usted lo desea, iremos al poblado humano, lo verán con ese aspecto tan raro y los comercios cerraran sus puertas frente a nosotros por miedo a que los ataque, las madres agarrarán a sus hijos y se marcharan, los hombres buscaran lo que tengan más a mano para poder atacarle… Pero no será mi problema, ya que me veo adorable, incluso puede que piensen que me secuestro y tienen que rescatarme
Estaba siendo melodramática, era cierto, pero lo consideraba el medio más efectivo para que ese ser comprendiera cual era su situación.
Se dio cuenta que había tocado un tema sensible, que suerte la suya, tenía que tocarle justo el pájaro mas sensible e irritable de Jaspia, y además macho, eran tan poco razonables, ahora pretendía que hiciera magia para conseguirle alimento.
-No, caballero, no me olvido de que sigo siendo la potencial cena de hoy – Respondió la kitsune aun parada en cuatro patas – Pero me parece que usted se olvida que con toda su fuerza de predador aun así no puede contra una aldea entera de humanos, así que - Se dio el lujo de esbozar una pequeña risita burlona – Si vamos a los hechos, la que tiene mas posibilidades de sobrevivir es la que es inteligente y engaña a los humanos, y no quien usa la fuerza bruta – Se puso de pie nuevamente sobre sus pies humanos y se paso las manos por la ropa como si fuera real y en verdad pudiera ensuciarse.
No hizo nada por impedir que se quede con la cadena, al fin y al cabo, no era real, para romperla Miyuki tendría que haber hecho la ilusión de una cadena rompiéndose, si la forzaba lo más probable era que simplemente se esfumara. Pero a estas alturas la kitsune pensaba que su nuevo compañero de viaje era algo lerdo de pensamiento para decirlo de modo educado, no iba a tomarse el trabajo de explicarle todo eso.
-De acuerdo, Señor Raij Starkad - Dijo mientras hacia una inclinación, como de quien solo cumple ordenes – Se hará como usted lo desea, iremos al poblado humano, lo verán con ese aspecto tan raro y los comercios cerraran sus puertas frente a nosotros por miedo a que los ataque, las madres agarrarán a sus hijos y se marcharan, los hombres buscaran lo que tengan más a mano para poder atacarle… Pero no será mi problema, ya que me veo adorable, incluso puede que piensen que me secuestro y tienen que rescatarme
Estaba siendo melodramática, era cierto, pero lo consideraba el medio más efectivo para que ese ser comprendiera cual era su situación.
Miyuki- Cantidad de envíos : 156
Re: Cacería
Predador y presa, el uno frente al otro, la presa en guardia y el predador tranquilo, pero superior. Una parte de la mente de Starkad no podía evitar ver la escena de esta manera; y en efecto el modo de reaccionar de ambos había sido muy animal, por mucho que los dos lo ocultaran en mayor o menor grado bajo palabras y modales. La furia de Starkad, que había sido impulsada por su naturaleza orgullosa, se había apagado cuando el hacerse pasar por mascota dejó de ser una opción propuesta explícitamente, y el alado volvía a observar a Miyuki con severidad pero calma.
- Quién sobrevive y quién no es algo que sólo puede verse al final del día - respondió.
Decidió ahorrarse las explicaciones que debería haberle dado a Miyuki para sacarla de los muchos errores que había en su discurso. En lugar de aquello batió las alas, elevándose unos metros, y lanzó la cadena lejos. El sentir el aire ayudó a que reordenara sus ideas.
- Te ofreciste a darme comida - comenzó tras una breve pausa cuando hubo vuelto a tocar tierra -. Y si me la das, te lo agradeceré. Si no, volveré a tomar vuelo para encontrar otra presa. No te comeré, kitsune Miyuki, a no ser que el hambre me ciegue: tenemos demasiadas cosas en común a pesar de otras tantas diferencias. Si vamos a una aldea humana no aseguro si me atacarán o no, pero soy rápido y sí puedo asegurar que no me alcanzaran si no quiero que me alcancen.
- Quién sobrevive y quién no es algo que sólo puede verse al final del día - respondió.
Decidió ahorrarse las explicaciones que debería haberle dado a Miyuki para sacarla de los muchos errores que había en su discurso. En lugar de aquello batió las alas, elevándose unos metros, y lanzó la cadena lejos. El sentir el aire ayudó a que reordenara sus ideas.
- Te ofreciste a darme comida - comenzó tras una breve pausa cuando hubo vuelto a tocar tierra -. Y si me la das, te lo agradeceré. Si no, volveré a tomar vuelo para encontrar otra presa. No te comeré, kitsune Miyuki, a no ser que el hambre me ciegue: tenemos demasiadas cosas en común a pesar de otras tantas diferencias. Si vamos a una aldea humana no aseguro si me atacarán o no, pero soy rápido y sí puedo asegurar que no me alcanzaran si no quiero que me alcancen.
Starkad- Cantidad de envíos : 18
Re: Cacería
La subestimaba, y mucho, lo podía ver en la manera en que la miraba, en verdad se creía superior a ella, eso le daba un poco de risa, la confundía tal vez con un zorro cualquiera, y no había nada más alejado de la realidad. Mejor para ella, escaparía cuando menos lo imaginara y lo dejaría a su suerte entre medio de un grupo de humanos enojados.
-Soy una persona educada, si ya me ofrecí a hacerlo, cumpliré mi palabra – Dijo mientras se sentaba como si estuviera en su forma de zorro – Y también creo que tenemos algunas cosas en común, yo también lo comería a usted si fuera más pequeño – Eso lo entendía, si tenía hambre las líneas entre su parte animal y su parte kitsune se volvían más endebles.
Se puso en pie y dio la vuelta, mirando hacia donde sabía que estaba la ciudad, no era muy lejos, seguramente volando llegarían en unos minutos, pero si querían ser algo mas disimulados era mejor llegar caminando.
-Le ruego me siga, Señor Raij Starkad, caminemos … - Dicho eso comenzó a andar, estiro el brazo derecho y en su mano se materializo una sombrilla individual, estaba hecho de papel de arroz y llevaba unos complejos dibujos con forma de mariposas y flores. De inmediato cubrió del sol su delicada piel imaginaria, caminando coqueta, no porque quisiera llamar la atención del ser alado, sino porque le gustaba imitar esas costumbres humanas.
El paisaje estaba totalmente despejado, había un camino cerca, pero no era muy transitado, lo que hacía que todo el lugar estuviera en un extraño silencio. A la kitsune le parecía de pésima anfitriona el dejar que el silencio se adueñara de la situación, no podía evitar hablar de lo que fuera.
-¿Y qué hace por aquí, Señor? Es la primera vez que veo a alguien de su raza – La cual siquiera sabía que existía en realidad hasta que lo vio, aunque no le extrañaba, no conocía mucho de ese continente.
Aun tenía tiempo, podía conseguir comida para ambos, encontrar la planta y regresar con su Señora antes de que su desaparición llamara excesivamente la atención, prefería evitar que ella la llamara.
-Soy una persona educada, si ya me ofrecí a hacerlo, cumpliré mi palabra – Dijo mientras se sentaba como si estuviera en su forma de zorro – Y también creo que tenemos algunas cosas en común, yo también lo comería a usted si fuera más pequeño – Eso lo entendía, si tenía hambre las líneas entre su parte animal y su parte kitsune se volvían más endebles.
Se puso en pie y dio la vuelta, mirando hacia donde sabía que estaba la ciudad, no era muy lejos, seguramente volando llegarían en unos minutos, pero si querían ser algo mas disimulados era mejor llegar caminando.
-Le ruego me siga, Señor Raij Starkad, caminemos … - Dicho eso comenzó a andar, estiro el brazo derecho y en su mano se materializo una sombrilla individual, estaba hecho de papel de arroz y llevaba unos complejos dibujos con forma de mariposas y flores. De inmediato cubrió del sol su delicada piel imaginaria, caminando coqueta, no porque quisiera llamar la atención del ser alado, sino porque le gustaba imitar esas costumbres humanas.
El paisaje estaba totalmente despejado, había un camino cerca, pero no era muy transitado, lo que hacía que todo el lugar estuviera en un extraño silencio. A la kitsune le parecía de pésima anfitriona el dejar que el silencio se adueñara de la situación, no podía evitar hablar de lo que fuera.
-¿Y qué hace por aquí, Señor? Es la primera vez que veo a alguien de su raza – La cual siquiera sabía que existía en realidad hasta que lo vio, aunque no le extrañaba, no conocía mucho de ese continente.
Aun tenía tiempo, podía conseguir comida para ambos, encontrar la planta y regresar con su Señora antes de que su desaparición llamara excesivamente la atención, prefería evitar que ella la llamara.
Miyuki- Cantidad de envíos : 156
Re: Cacería
Starkad no sentía que estuviera subestimando a nadie, y por eso mismo no podía leerse altanería en su mirada. El orden natural de las cosas era simplemente eso: el orden natural, pero que él tendiera a predador de Miyuki y ella a presa de Starkad no significaba que ninguno de los dos fuera superior al otro. Como ya había expresado en voz alta, el quién sobrevive y quién no era algo que sólo se vería cuando terminara el día.
- "Persona" - repitió, considerando que él no usaría aquel apelativo para definirse a sí mismo. Pero se distrajo con una breve carcajada cuando Miyuki habló de comerle a él: - Me confundirías en tal caso con un polluelo**; de otra forma la diferencia de tamaño es demasiado grande. Pero no hablemos más de comernos el uno al otro.
La sonrisa volvió a convertirse en calma cuando comenzó a seguir a Miyuki - andando, como ella sugería. No le molestaba utilizar sus piernas para una distancia media como aquella, sino todo lo contrario, ya que así las ejercitaba. El camino estaba tranquilo, y Starkad, con su mirada penetrante, no distinguía en el horizonte ondulado más presencia humana que la que denotaban unas columnas de humo a lo lejos.
- Mi raza no habita estas islas; por eso no nos has visto nunca.
Fue un comentario poco reflexivo que soltó distraídamente mientras seguía evaluando los alrededores; le pareció entonces que la kitsune se distraía haciendo cálculos mentales. Aprovechó para mirarla fijamente, determinando otra vez hasta qué punto su aspecto humano era real, o al menos creíble. No apartó su mirada cuando ella le miró a él, si es que lo hizo, sino que continuó:
- Vengo de allí donde sale el sol, y he vivido aquí un tiempo ya sin haber encontrado nunca un kitsune. Tu raza, ¿es nativa de aquí, a diferencia de la mía?
** ... *pia*
- "Persona" - repitió, considerando que él no usaría aquel apelativo para definirse a sí mismo. Pero se distrajo con una breve carcajada cuando Miyuki habló de comerle a él: - Me confundirías en tal caso con un polluelo**; de otra forma la diferencia de tamaño es demasiado grande. Pero no hablemos más de comernos el uno al otro.
La sonrisa volvió a convertirse en calma cuando comenzó a seguir a Miyuki - andando, como ella sugería. No le molestaba utilizar sus piernas para una distancia media como aquella, sino todo lo contrario, ya que así las ejercitaba. El camino estaba tranquilo, y Starkad, con su mirada penetrante, no distinguía en el horizonte ondulado más presencia humana que la que denotaban unas columnas de humo a lo lejos.
- Mi raza no habita estas islas; por eso no nos has visto nunca.
Fue un comentario poco reflexivo que soltó distraídamente mientras seguía evaluando los alrededores; le pareció entonces que la kitsune se distraía haciendo cálculos mentales. Aprovechó para mirarla fijamente, determinando otra vez hasta qué punto su aspecto humano era real, o al menos creíble. No apartó su mirada cuando ella le miró a él, si es que lo hizo, sino que continuó:
- Vengo de allí donde sale el sol, y he vivido aquí un tiempo ya sin haber encontrado nunca un kitsune. Tu raza, ¿es nativa de aquí, a diferencia de la mía?
** ... *pia*
Starkad- Cantidad de envíos : 18
Re: Cacería
¡Increíble! Después de todo si podía reír, la kitsune tuvo que hacer un gran esfuerzo para no quedarse mirándolo sorprendida ante el sonido que escuchaba salir de esos labios que hasta hace algunos segundos solo parecían poder hacer un gesto, el de tosca seriedad.
Pero no era educado quedarse mirando así, cosa que sin duda el Señor Starkad ignoraba, sino no se explicaba cómo podía mirarla de modo tan fijo, por no decir descarado. Se lo quedo mirando luego de la respuesta, tan fijamente como él a ella.
-No debería verme de esa forma, Señor, es muy poco educado – Dijo moviendo el dedo índice como corrigiendo a un niño – Debe pensar un poco en cómo se puede sentir la otra parte al sentirse observado tan fijamente – Dicho eso aparto la vista del ser alado para fijarla en el camino.
Para la mayoría de los humanos las reglas de conducta no eran más que meras formalidades, pero para Miyuki eran mucho más que eso, era su brújula de lo que se podía considerar normal, un parámetro a seguir que le había permitido moverse en el mundo humano sin llamar mucho la atención (o al menos eso creía ella).
-Mi raza no es de aquí, ni de ningún lado – Fijo la mirada en un punto no muy concreto del horizonte – Somos seres casi espirituales, muy pocos de nosotros existen actualmente en la tierra, y menos aun se dejan ver … - Levanto un poco el paraguas y miro a su compañero de charla, sonriendo de modo encantador – Los que estamos aquí muchas veces somos adorados por los humanos como seres protectores y de buena suerte… Otros, como yo, simplemente viajamos todo el tiempo…
Los Kitsunes no tienen algo como “sentido de pertenencia”, eran de aquí, de allá y de ningún lado… Podía ser una existencia muy solitaria a menos que se tuviera la suerte de encontrar a otro igual, cosa que no pasaba muy seguido. En ese sentido, Miyuki estaba muy feliz de haber encontrado a Su Señora, alguien con quien compartir una existencia tan larga y aburrida era como una bendición.
-Espero no pasarme de curiosa, pero… Si su raza no habita estas islas ¿Qué hace usted aquí? – Una piedra se puso en su camino, pero en lugar de rodearla la saltó con una gracia que hacía dudar que tocara en realidad el suelo – ¿O es que también sintió la necesidad de conocer nuevas tierras como me paso a mi?
Pero no era educado quedarse mirando así, cosa que sin duda el Señor Starkad ignoraba, sino no se explicaba cómo podía mirarla de modo tan fijo, por no decir descarado. Se lo quedo mirando luego de la respuesta, tan fijamente como él a ella.
-No debería verme de esa forma, Señor, es muy poco educado – Dijo moviendo el dedo índice como corrigiendo a un niño – Debe pensar un poco en cómo se puede sentir la otra parte al sentirse observado tan fijamente – Dicho eso aparto la vista del ser alado para fijarla en el camino.
Para la mayoría de los humanos las reglas de conducta no eran más que meras formalidades, pero para Miyuki eran mucho más que eso, era su brújula de lo que se podía considerar normal, un parámetro a seguir que le había permitido moverse en el mundo humano sin llamar mucho la atención (o al menos eso creía ella).
-Mi raza no es de aquí, ni de ningún lado – Fijo la mirada en un punto no muy concreto del horizonte – Somos seres casi espirituales, muy pocos de nosotros existen actualmente en la tierra, y menos aun se dejan ver … - Levanto un poco el paraguas y miro a su compañero de charla, sonriendo de modo encantador – Los que estamos aquí muchas veces somos adorados por los humanos como seres protectores y de buena suerte… Otros, como yo, simplemente viajamos todo el tiempo…
Los Kitsunes no tienen algo como “sentido de pertenencia”, eran de aquí, de allá y de ningún lado… Podía ser una existencia muy solitaria a menos que se tuviera la suerte de encontrar a otro igual, cosa que no pasaba muy seguido. En ese sentido, Miyuki estaba muy feliz de haber encontrado a Su Señora, alguien con quien compartir una existencia tan larga y aburrida era como una bendición.
-Espero no pasarme de curiosa, pero… Si su raza no habita estas islas ¿Qué hace usted aquí? – Una piedra se puso en su camino, pero en lugar de rodearla la saltó con una gracia que hacía dudar que tocara en realidad el suelo – ¿O es que también sintió la necesidad de conocer nuevas tierras como me paso a mi?
Miyuki- Cantidad de envíos : 156
Re: Cacería
Volvió a sonreír cuando Miyuki respondió a su mirada con otra igual de fija. Pasó por alto la posterior regañina: habría preferido un silencio desafiante, pero los humanos enfrentados a una mirada, y al parecer también aquella kitsune, tendían a responder con palabras en lugar de dejar que aquella hablase. Al menos Miyuki no se había sentido, a diferencia de tantos otros, incómoda, ni había desviado la mirada, ni temblado o mostrado irritación.
No comentó lo que pensaba: que tenía más en cuenta a la otra parte de lo que ella creía. Cuando Miyuki apartó la mirada él también lo hizo, con la leve sonrisa en la comisura de los labios. A pesar del hambre podía ver a aquel zorro como a un igual en capacidad de raciocinio y en su naturaleza de extranjero animal entre la sociedad de los hombres, lo cual le animaba, paradójicamente, a tratarla de forma más humana.
- Ser adorado por Humanos no parece una vida plena - comentó, mientras vigilaba su corazón para asegurarse de no sentir una oleada del ya superado odio. Quería hablar desde la tranquilidad, y sintió que así lo hacía. - Deduzco que así lo consideráis los que viajáis. El corazón busca el aire y la libertad.
Observó cómo ella miraba al horizonte, lo cual leyó como un gesto nostálgico. Sintió algo de la soledad que suponía para la kitsune el que hubiera tan pocos de su especie, y lo comparó con la propia situación en la que se encontraba él. Pero de una situación a otra debía guardar distancias.
- No. Mi corazón tenía todo lo que ansiaba entre los míos, hasta que unos extranjeros mataron a mis crías - relató, tranquilo pero habiendo abandonado el inicio de sonrisa -. Mi compañera me retiró su confianza, y los míos - se interrumpió: no, lo que iba a decir no era justo; debía corregirse -... Los míos me apoyaron al principio en mi búsqueda de venganza, pero cuando murió el Taib aquel que le sucedió acordó una rendición. Yo no tenía posición para retarle, así que pedí que me marcaran para no tener que acatar una decisión que no compartía.
Se refirió a la marca que tenía en la cara sin señalarla de forma alguna. La historia seguía, claro: la historia seguía hasta que cumplió su venganza, pero no hablaría de aquella parte si no le preguntaban, porque era consciente del miedo que podía infundir.
- Marcar significa exiliar. Por eso estoy aquí.
No comentó lo que pensaba: que tenía más en cuenta a la otra parte de lo que ella creía. Cuando Miyuki apartó la mirada él también lo hizo, con la leve sonrisa en la comisura de los labios. A pesar del hambre podía ver a aquel zorro como a un igual en capacidad de raciocinio y en su naturaleza de extranjero animal entre la sociedad de los hombres, lo cual le animaba, paradójicamente, a tratarla de forma más humana.
- Ser adorado por Humanos no parece una vida plena - comentó, mientras vigilaba su corazón para asegurarse de no sentir una oleada del ya superado odio. Quería hablar desde la tranquilidad, y sintió que así lo hacía. - Deduzco que así lo consideráis los que viajáis. El corazón busca el aire y la libertad.
Observó cómo ella miraba al horizonte, lo cual leyó como un gesto nostálgico. Sintió algo de la soledad que suponía para la kitsune el que hubiera tan pocos de su especie, y lo comparó con la propia situación en la que se encontraba él. Pero de una situación a otra debía guardar distancias.
- No. Mi corazón tenía todo lo que ansiaba entre los míos, hasta que unos extranjeros mataron a mis crías - relató, tranquilo pero habiendo abandonado el inicio de sonrisa -. Mi compañera me retiró su confianza, y los míos - se interrumpió: no, lo que iba a decir no era justo; debía corregirse -... Los míos me apoyaron al principio en mi búsqueda de venganza, pero cuando murió el Taib aquel que le sucedió acordó una rendición. Yo no tenía posición para retarle, así que pedí que me marcaran para no tener que acatar una decisión que no compartía.
Se refirió a la marca que tenía en la cara sin señalarla de forma alguna. La historia seguía, claro: la historia seguía hasta que cumplió su venganza, pero no hablaría de aquella parte si no le preguntaban, porque era consciente del miedo que podía infundir.
- Marcar significa exiliar. Por eso estoy aquí.
Starkad- Cantidad de envíos : 18
Re: Cacería
Increíblemente, Starkad había acertado con su comentario, bajo la cara humana imaginaria que Miyuki había creado, el zorro mostraba un gesto de sorpresa que no sería visto por nadie. Le resultaba curioso que minutos antes estuviera intentando comerla y que ahora de la nada hasta pudiera sentir cierto sentimiento de afinidad.
-Así es, está en lo cierto, Señor Raij Starkad, el estar toda mi existencia en un mismo lugar, ser adorada por unos seres que son evidentemente inferiores en muchos aspectos, no me resulta para nada halagador, ni interesante…
Escucho en respetuoso silencio la historia de Starkad, la kitsune nunca había pasado por cosas similares, en realidad, siquiera había estado cerca de tener una familia, crías y una tribu. Por lo tanto, le resultaba difícil el poder comprender los sentimientos de ira e impotencia que su compañero pudiera sentir.
-Nunca forme parte de una tribu – Aclaro sonriendo, más que nada porque la ilusión solía fijarse en un solo gesto – Pero creo entender algunas cosas de ellas, cada una tiene sus reglas estrictas, y si uno acepta vivir con ellos, es porque está de acuerdo con estas. Así que, supongo que considera que su gente fue justa, y que los que arruinaron todo fueron solo los invasores ¿No? – Sin dejar entrever en su tono si ella también lo consideraba así.
Sus vivencias parecían muy dramáticas, pero al mismo tiempo, seguían la lógica del orden natural de las cosas. Un humano de seguro hubiese cargado no solo contra los extranjeros, sino también contra su tribu por desterrarlo, y todo producto de su orgullo y amor propio.
El orgullo le sobraba a Starkad, eso no quedaba lugar a duda, pero parecía estar encaminado de un modo más natural, y al ser más natural, también era más comprensible para Miyuki.
-No creo que le interese mucho mi opinión, pero parece que hizo lo correcto, no abandono sus principios, pero además, quedarse al parecer solo traería problemas para la decisión que había tomado el grupo… Y hay que pensar en el bien de la mayoría, supongo – No era que le daba pena la situación, ese tipo de sentimientos eran algo desconocido para la kitsune, y sus gestos y tonos así lo demostraban.
Comenzaban a verse las primeras casas, en realidad, para la vista humana aun estaban muy lejos, pero ellos no eran humanos.
-Así es, está en lo cierto, Señor Raij Starkad, el estar toda mi existencia en un mismo lugar, ser adorada por unos seres que son evidentemente inferiores en muchos aspectos, no me resulta para nada halagador, ni interesante…
Escucho en respetuoso silencio la historia de Starkad, la kitsune nunca había pasado por cosas similares, en realidad, siquiera había estado cerca de tener una familia, crías y una tribu. Por lo tanto, le resultaba difícil el poder comprender los sentimientos de ira e impotencia que su compañero pudiera sentir.
-Nunca forme parte de una tribu – Aclaro sonriendo, más que nada porque la ilusión solía fijarse en un solo gesto – Pero creo entender algunas cosas de ellas, cada una tiene sus reglas estrictas, y si uno acepta vivir con ellos, es porque está de acuerdo con estas. Así que, supongo que considera que su gente fue justa, y que los que arruinaron todo fueron solo los invasores ¿No? – Sin dejar entrever en su tono si ella también lo consideraba así.
Sus vivencias parecían muy dramáticas, pero al mismo tiempo, seguían la lógica del orden natural de las cosas. Un humano de seguro hubiese cargado no solo contra los extranjeros, sino también contra su tribu por desterrarlo, y todo producto de su orgullo y amor propio.
El orgullo le sobraba a Starkad, eso no quedaba lugar a duda, pero parecía estar encaminado de un modo más natural, y al ser más natural, también era más comprensible para Miyuki.
-No creo que le interese mucho mi opinión, pero parece que hizo lo correcto, no abandono sus principios, pero además, quedarse al parecer solo traería problemas para la decisión que había tomado el grupo… Y hay que pensar en el bien de la mayoría, supongo – No era que le daba pena la situación, ese tipo de sentimientos eran algo desconocido para la kitsune, y sus gestos y tonos así lo demostraban.
Comenzaban a verse las primeras casas, en realidad, para la vista humana aun estaban muy lejos, pero ellos no eran humanos.
Miyuki- Cantidad de envíos : 156
Re: Cacería
Starkad no aparentaba ser un ser empático, tanto por lo serio que solía mostrarse ante los desconocidos como por lo curioso de su forma de hablar: extrañamente pausada, de alguna forma ceremoniosa y algo metafórica. Pero sin embargo era una de sus cualidades, tal como sus interlocutores solían descubrir rápidamente, e identificarse con Miyuki le salía de manera intuitiva. El pensar en comerla ya estaba superado; sólo quedaba olvidar su intento por atarle, algo que Starkad identificaba como un error perdonable debido a diferencias culturales. Quizás los kitsune veían justificable hacerse pasar por mascota con tal de obtener fácilmente sus objetivos. No era extraño, dado que parecían criaturas orientadas al engaño.
Que tratara a los humanos de inferiores provocó un breve silencio en Starkad. Era muy tentador estar de acuerdo, pero no estaba seguro de que fuera cierto.
- Quizás inferiores no sea la palabra, kitsune Miyuki. Ni siquiera la presa es intrínsicamente inferior al predador. Pero es cierto que viven de una forma que ninguno de los dos podemos compartir. Salir al aire libre y abandonar su adoración fue una buena decisión.
Si la observaba por el rabillo del ojo le resultaba extraño que Miyuki pareciera sonreír siempre con la misma expresión, incluso cuando su tono de voz se modulaba con otras variaciones de sentimiento, pero tampoco era capaz de distinguir del todo los rasgos de la ilusión y supuso que a esto se debía la incongruencia.
- Si uno acepta vivir con su "tribu" es porque las acata - corrigió -. Los míos siguieron sus modos en todo momento, y cuando vieron que la lucha no hacía sino traer más muerte tomaron otros medios. No puedo decir que la decisión fuera justa o injusta; simplemente fue una decisión. Tampoco puedo considerar que los humanos arruinaran nada - continuó -, sino sólo que trajeron dolor.
Pensó en las dos plumas que llevaba al cuello, pero no hizo ningún gesto de ir a tocarlas. Sus dos pequeños habían sido vengados, pero seguían igualmente muertos.
- ¿Hice lo correcto? - cuestionó, y se quedó un par de segundos en silencio. - Ni siquiera lo consideré. Sólo pensaba en vengarme. La ira ciega la razón y probablemente me impidió ver opciones mejores.
Que tratara a los humanos de inferiores provocó un breve silencio en Starkad. Era muy tentador estar de acuerdo, pero no estaba seguro de que fuera cierto.
- Quizás inferiores no sea la palabra, kitsune Miyuki. Ni siquiera la presa es intrínsicamente inferior al predador. Pero es cierto que viven de una forma que ninguno de los dos podemos compartir. Salir al aire libre y abandonar su adoración fue una buena decisión.
Si la observaba por el rabillo del ojo le resultaba extraño que Miyuki pareciera sonreír siempre con la misma expresión, incluso cuando su tono de voz se modulaba con otras variaciones de sentimiento, pero tampoco era capaz de distinguir del todo los rasgos de la ilusión y supuso que a esto se debía la incongruencia.
- Si uno acepta vivir con su "tribu" es porque las acata - corrigió -. Los míos siguieron sus modos en todo momento, y cuando vieron que la lucha no hacía sino traer más muerte tomaron otros medios. No puedo decir que la decisión fuera justa o injusta; simplemente fue una decisión. Tampoco puedo considerar que los humanos arruinaran nada - continuó -, sino sólo que trajeron dolor.
Pensó en las dos plumas que llevaba al cuello, pero no hizo ningún gesto de ir a tocarlas. Sus dos pequeños habían sido vengados, pero seguían igualmente muertos.
- ¿Hice lo correcto? - cuestionó, y se quedó un par de segundos en silencio. - Ni siquiera lo consideré. Sólo pensaba en vengarme. La ira ciega la razón y probablemente me impidió ver opciones mejores.
Starkad- Cantidad de envíos : 18
Re: Cacería
Los kitsunes eran una raza muy orgullosa, pero no confundían ser orgullosos con ser tozudos, sabían valorar los pros y los contras de la situación e intentar sacar la mayor ventaja de ella, eran zorros al fin y al cabo. Tal vez a Starkad le fuera imposible verlo así, pero si haciéndose pasar por mascota, Miyuki conseguía comida y hospedaje gratis, consideraba que era muy lista, y los humanos muy estúpidos, así que se sentía orgullosa de sus logros.
-¿No lo cree así? – Pregunto intrigada la kitsune, fijando su mirada nuevamente en Starkad- No tienen garras, no tienen colmillos, si hace mucho frío mueren, no son muy listos, y no resisten ni la ilusión más simple… Su única ventaja es ser muchos, como las hormigas… - La comparación le parecía bastante adecuada, incluso sus ciudades más grandes parecían hormigueros.
Mientras su compañero respondía Miyuki doblo levemente hacia la derecha para entrar por fin en el camino principal que los llevaría al pueblo, esperaba poder conseguir algo de comer antes de que algún campesino gritara y quisiera armar un alboroto por la presencia de Starkad. Los humanos siempre armaban alboroto por todo “Ah! Un zorro parlante!!”, “Ah! Una mujer con cara de bestia!”, “Ah! Ese zorro quiere comerse a mi niño!”, imitaba la kitsune en su cabeza las cosas que había escuchado alguna vez, agregándole cierto toque de humor sarcástico sin saber lo que era eso.
-Fue lo correcto porque usted no está listo para poder vivir cerca de humanos, Señor Raij Starkad, tal vez llegue un día en el que el dolor y la ira hayan desaparecido por completo, y pueda seguir con su vida tranquilo, dejando todo eso atrás… O tal vez no jiji – No era que fuera gracioso, pero muchas veces no se entendía cuando era correcto reírse, los humanos lo hacían a veces cuando estaban contentos y otras triste, y también cuando decían cosas horribles de otra persona, así que Miyuki estaba algo confundida al respecto.
El camino era desigual, y las ruedas de los carros que pasaban dejaban grandes surcos en los que uno podía perder la bota, atrapada por el barro. Pero para la kitsune ese no era un problema, sus bonitos zapatos seguían igual de impecables, no tocaba el piso, no con la ilusión al menos, sus patas ya eran otro cantar, tardaría años en sacarse todo el barro de las uñas, internamente se lamentaba.
-¿No lo cree así? – Pregunto intrigada la kitsune, fijando su mirada nuevamente en Starkad- No tienen garras, no tienen colmillos, si hace mucho frío mueren, no son muy listos, y no resisten ni la ilusión más simple… Su única ventaja es ser muchos, como las hormigas… - La comparación le parecía bastante adecuada, incluso sus ciudades más grandes parecían hormigueros.
Mientras su compañero respondía Miyuki doblo levemente hacia la derecha para entrar por fin en el camino principal que los llevaría al pueblo, esperaba poder conseguir algo de comer antes de que algún campesino gritara y quisiera armar un alboroto por la presencia de Starkad. Los humanos siempre armaban alboroto por todo “Ah! Un zorro parlante!!”, “Ah! Una mujer con cara de bestia!”, “Ah! Ese zorro quiere comerse a mi niño!”, imitaba la kitsune en su cabeza las cosas que había escuchado alguna vez, agregándole cierto toque de humor sarcástico sin saber lo que era eso.
-Fue lo correcto porque usted no está listo para poder vivir cerca de humanos, Señor Raij Starkad, tal vez llegue un día en el que el dolor y la ira hayan desaparecido por completo, y pueda seguir con su vida tranquilo, dejando todo eso atrás… O tal vez no jiji – No era que fuera gracioso, pero muchas veces no se entendía cuando era correcto reírse, los humanos lo hacían a veces cuando estaban contentos y otras triste, y también cuando decían cosas horribles de otra persona, así que Miyuki estaba algo confundida al respecto.
El camino era desigual, y las ruedas de los carros que pasaban dejaban grandes surcos en los que uno podía perder la bota, atrapada por el barro. Pero para la kitsune ese no era un problema, sus bonitos zapatos seguían igual de impecables, no tocaba el piso, no con la ilusión al menos, sus patas ya eran otro cantar, tardaría años en sacarse todo el barro de las uñas, internamente se lamentaba.
Miyuki- Cantidad de envíos : 156
Re: Cacería
La pregunta de aquella kitsune estaba hecha para atraparlo, le pareció. Y él no quería permitir eso. En lugar de responder inmediatamente y sin meditar, reflexionó durante unos largos segundos mientras torcían su camino para dirigirse hacia el pueblo, considerando su visión, sus sentimientos, la realidad, y las razones por las que uno u otro estaban equivocados.
- Todo lo que dices es cierto - admitió finalmente -: no tienen garras ni colmillos, ni alas, ni resisten al frío... Son menos fuertes, más dependientes, más frágiles. Agarrar a un hombre y romperle el cuello o despeñarlo desde las alturas es fácil. Por lo que dices, interceptar a un hombre y engañarle es fácil. Pero eso no nos convierte a ti o a mí en superiores. Las cosas son, y nadie está por encima de nadie sólo por resultar más poderoso. ¿A qué nos llevaría pensar lo contrario? No gano nada útil por despreciar a los Humanos. No les comprendo ni confío en ellos, pero tampoco les desprecio - se giró para mirar a la kitsune -. ¿Puedes tú decir lo mismo? ¿Qué ganas con ello?
Eran más preguntas retóricas que verdaderas preguntas, pero dejó que fuera ella quien determinara si valía la pena responder. De hecho le pareció que si seguía la visión de Miyuki y los humanos eran inferiores a ambos, entonces ella también sería, por el mismo razonamiento, inferior a él. Y en tal caso no tenía sentido que estuviese hablándole como a un igual, con calma y desprecio hacia los que se encontraban por debajo de ambos. Pero se guardó de decir nada de aquello, no fuera a ser que la kitsune lo malinterpretara. El razonamiento, de cualquier forma, podía darse la vuelta de muchas formas. "Quizás siguiendo una idea similar pero en sentido contrario ella me esté despreciando a mí en este mismo momento" pensó.
- Te equivocas al creer que me comprendes en eso, Miyuki. No estoy listo para vivir en la sociedad de los humanos, pero no es cuestión de dolor o ira.
Casi le molestaba que la kitsune pretendiera comprender esa faceta del Alado y que hubiera fallado. Se equivocaba mucho más de lo que ella pensaba, y después de escuchar aquellas palabras Starkad dio por sentado que no encontraría un alma afín en Miyuki, alguien que pudiera comprenderle sólo con intercambiar unas pocas palabras. No era como Tejvrak, su amigo, ni Yahív, su esposa... Era Miyuki, una kitsune que se había ofrecido a compartir comida, un paseo y una conversación, algo que Starkad sí comenzaba a echar verdaderamente de menos, y que por tanto agradecía profundamente. Que no fuera un alma gemela no era motivo por el que despreciarla ni en el más leve de los sentidos. Hizo esta constatación, pero no afectó en lo más mínimo a la visión que tenía de ella.
Y mientras tanto continuaban acercándose al pueblo. Consideró un momento cómo la kitsune pretendía encontrar comida una vez allí. Lo cierto es que el no creía, ni consideraba, que sus habitantes fuesen a lanzarse a atacarle. Starkad ya se había dejado ver alguna vez y no era tampoco un ser tan diferente de ellos, tan monstruoso. De no ser por las alas podría haberse hecho pasar por uno de aquellos humanos, si bien su interior era muy diferente.
- Todo lo que dices es cierto - admitió finalmente -: no tienen garras ni colmillos, ni alas, ni resisten al frío... Son menos fuertes, más dependientes, más frágiles. Agarrar a un hombre y romperle el cuello o despeñarlo desde las alturas es fácil. Por lo que dices, interceptar a un hombre y engañarle es fácil. Pero eso no nos convierte a ti o a mí en superiores. Las cosas son, y nadie está por encima de nadie sólo por resultar más poderoso. ¿A qué nos llevaría pensar lo contrario? No gano nada útil por despreciar a los Humanos. No les comprendo ni confío en ellos, pero tampoco les desprecio - se giró para mirar a la kitsune -. ¿Puedes tú decir lo mismo? ¿Qué ganas con ello?
Eran más preguntas retóricas que verdaderas preguntas, pero dejó que fuera ella quien determinara si valía la pena responder. De hecho le pareció que si seguía la visión de Miyuki y los humanos eran inferiores a ambos, entonces ella también sería, por el mismo razonamiento, inferior a él. Y en tal caso no tenía sentido que estuviese hablándole como a un igual, con calma y desprecio hacia los que se encontraban por debajo de ambos. Pero se guardó de decir nada de aquello, no fuera a ser que la kitsune lo malinterpretara. El razonamiento, de cualquier forma, podía darse la vuelta de muchas formas. "Quizás siguiendo una idea similar pero en sentido contrario ella me esté despreciando a mí en este mismo momento" pensó.
- Te equivocas al creer que me comprendes en eso, Miyuki. No estoy listo para vivir en la sociedad de los humanos, pero no es cuestión de dolor o ira.
Casi le molestaba que la kitsune pretendiera comprender esa faceta del Alado y que hubiera fallado. Se equivocaba mucho más de lo que ella pensaba, y después de escuchar aquellas palabras Starkad dio por sentado que no encontraría un alma afín en Miyuki, alguien que pudiera comprenderle sólo con intercambiar unas pocas palabras. No era como Tejvrak, su amigo, ni Yahív, su esposa... Era Miyuki, una kitsune que se había ofrecido a compartir comida, un paseo y una conversación, algo que Starkad sí comenzaba a echar verdaderamente de menos, y que por tanto agradecía profundamente. Que no fuera un alma gemela no era motivo por el que despreciarla ni en el más leve de los sentidos. Hizo esta constatación, pero no afectó en lo más mínimo a la visión que tenía de ella.
Y mientras tanto continuaban acercándose al pueblo. Consideró un momento cómo la kitsune pretendía encontrar comida una vez allí. Lo cierto es que el no creía, ni consideraba, que sus habitantes fuesen a lanzarse a atacarle. Starkad ya se había dejado ver alguna vez y no era tampoco un ser tan diferente de ellos, tan monstruoso. De no ser por las alas podría haberse hecho pasar por uno de aquellos humanos, si bien su interior era muy diferente.
Starkad- Cantidad de envíos : 18
Re: Cacería
Miyuki no tenía que pensar tanto ese tipo de asuntos, en primera, porque no estaba en una edad en la cual se sintiera tentada por la reflexión y la meditación, era joven, fuerte, y deseaba vivir aventuras, nada más, le dejaba los pensamientos profundos a los ancianos. Sin embargo, eso no quitaba que tuviera más de trescientos años encima, y mucho tiempo libre para sacar conclusiones, aunque básicas. El segundo motivo era que en verdad los kitsunes no solían tener mucho respeto por la vida de los humanos.
-No los desprecio, simplemente me dan lo mismo – Dijo sin ninguna vergüenza – sus vidas pasan como si fueran un pestañeo para mi, son muchos, todos muy parecidos y no viven casi nada de tiempo, no son más importantes que una mota de polen en el aire, hacen a este gran y complejo mundo de la naturaleza, pero no se destacan, por eso creo que son insignificantes – Agrego sonriendo de modo encantador.
Lo cierto es que todo lo que acababa de decir podía ser aplicado a casi todos los seres de la tierra, inclusive Starkad, los kitsunes eran seres espirituales, y por lo tanto, poco arraigados a las cosas de este plano. Si bien Miyuki tenía una extraña inclinación por los objetos humanos que ella consideraba “adorables”, su parte más básica seguía siendo la de un kitsune.
-Es verdad, tal vez me precipite un poco en sacar conclusiones, perdone mi atrevimiento, Señor Raij Starkad – Se disculpo con una leve inclinación de cabeza, tal vez era su impresión, pero sentía que se había metido mas allá de lo permitido en un tema sensible, decidió dejarlo estar, no era educado ir indagando a las personas sobre sus cosas personales.
Ya estaban lo suficientemente cerca del pueblo como para que algunos de los residentes pasaran por al lado de ellos, en general llevaban diferentes cargas, algunos agua, otros comidas, otros pieles, o lana. Algunos era para vender, otros para intercambiar, pero todos parecían personas trabajadoras. Las miradas que les dirigían variaban entre la curiosidad, la desconfianza y la total indiferencia, pero sea como sea que los miraran, Miyuki saludaba de modo alegre, con una sonrisa amable a todo aquel que pasaba.
-La gente aquí parece muy amable – Comento como si todos los que pasaban le devolvieran el saludo del modo más cordial – No será difícil conseguir algo de comer, y tal vez algún lugar donde pasar un rato… A menos que el Señor Raij Starkad este apuro… - Hizo la invitación de modo indirecto – Me encantaría el poder seguir intercambiando pareceres con usted, si no es molestia.
-No los desprecio, simplemente me dan lo mismo – Dijo sin ninguna vergüenza – sus vidas pasan como si fueran un pestañeo para mi, son muchos, todos muy parecidos y no viven casi nada de tiempo, no son más importantes que una mota de polen en el aire, hacen a este gran y complejo mundo de la naturaleza, pero no se destacan, por eso creo que son insignificantes – Agrego sonriendo de modo encantador.
Lo cierto es que todo lo que acababa de decir podía ser aplicado a casi todos los seres de la tierra, inclusive Starkad, los kitsunes eran seres espirituales, y por lo tanto, poco arraigados a las cosas de este plano. Si bien Miyuki tenía una extraña inclinación por los objetos humanos que ella consideraba “adorables”, su parte más básica seguía siendo la de un kitsune.
-Es verdad, tal vez me precipite un poco en sacar conclusiones, perdone mi atrevimiento, Señor Raij Starkad – Se disculpo con una leve inclinación de cabeza, tal vez era su impresión, pero sentía que se había metido mas allá de lo permitido en un tema sensible, decidió dejarlo estar, no era educado ir indagando a las personas sobre sus cosas personales.
Ya estaban lo suficientemente cerca del pueblo como para que algunos de los residentes pasaran por al lado de ellos, en general llevaban diferentes cargas, algunos agua, otros comidas, otros pieles, o lana. Algunos era para vender, otros para intercambiar, pero todos parecían personas trabajadoras. Las miradas que les dirigían variaban entre la curiosidad, la desconfianza y la total indiferencia, pero sea como sea que los miraran, Miyuki saludaba de modo alegre, con una sonrisa amable a todo aquel que pasaba.
-La gente aquí parece muy amable – Comento como si todos los que pasaban le devolvieran el saludo del modo más cordial – No será difícil conseguir algo de comer, y tal vez algún lugar donde pasar un rato… A menos que el Señor Raij Starkad este apuro… - Hizo la invitación de modo indirecto – Me encantaría el poder seguir intercambiando pareceres con usted, si no es molestia.
Miyuki- Cantidad de envíos : 156
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