¿Mamá?

Devin asintió desapcio, aunque notaba como su estómago se retorcía intentando expulsar la piedra. Un pequeño eructo salió de entre sus labios, algo que le bastó al pirata para sonreir.

- Ya queda poco muchacho- Comentó mostrando su boca desdentada y negra.

El abrazo de la joven fantasma le reconfortó y cuando el susurro llegó a sus pensamientos, el pequeño dirigió sus ojos directamente a los de Alma. En el fondo de estos crecía un extraño brillo de crueldad que nadie esperaría ver en los ojos de un chiquillo de 5 años y que resultaba bastante inquietate.

Devin volvió a asentir levemente. Observó entonces al pirata que en aquel momento parecía entretenido quitándose la roña de las uñas con la punta de un cuchillo y luego comenzó a retorcerse, como si algo desde su interior estuviera agujereándole las entrañas. Arriba el fragor de la batalla ahogaba los falsos gritos de Devin que intentaba por todos los medios que el pirata fuera lo suficientemente tonto como para abrir la celda e intentar echarle el guante.

- ¡Quieres hacerle callar!- Le gritó el pirata a Alma acercándose a los barrotes de la celda sin poder apartar la vista del pequeño y de su contorsiones. Pero parecía imposible que nadie pudiera pararlo, el pirata lanzó su cuchillo entre los barrotes con intención de asustar a Devin. El pequeño no pareció inmutarse mientras veía como el cuchillo pasaba a escasos centímetros de su cuerpo y se clavaba en la pared.

- ¡Maldita sea! Me vas a hacer ir a buscarlo y despiezarte yo mismo- El pirata se acercó un poco más a la celda, dudando si debía entrar o dejar que el niño se retorciese tanto como quisiera.

Un escalofrío recorrió la espalda de la fantasma cuando observó aquel brillo cruel en los ojos del niño. Era pequeño, sí, pero parecía crecer desde el fondo de su mirada. Aquello asustó de algún modo a Alma.

El pirata le sacó de sus pensamientos cuando le gritó que le hicera callar. Se acercó a Devin,aunque el niño, con sus movimientos bruscos apenas le dejó. Miró al pirata, y le hizo un gesto que daba a entender que no podía hacer nada.

Tenía que reconocer que Devin era un gran actor. El pirata no sólo estaba perdiendo los nervios: estaba cayendo en la trampa. Alma se apartó un poco, disimuladamente, como si no supiera dónde meterse. Tenía al pirata cerca, la espada al alcance de su mano, pero no se atrevía. Cada vez estaba más nerviosa y eso la hizo dudar.

EL cuchillo que casi se clava en el chiquillo la hizo reaccionar. Gritó contra el pirata todo tipo de imprecaciones, le llamó loco por intentar aquello con el niño. El pirata se acercó aún más como si no supiera si entrar. Alma se había pegado a los barrotes para gritarle y lo tenía ahora muy cerca.NO sabía si esperar, pero no quería abusar del pobre Devin, así que se lanzó a por él. Estaba suficientemente cerca como para pasar el brazo entre los barrotes y sujetarle. Le apretó con fuerza gracias a la capacidad de tocar que tan extraña le resultaba y que tenía desde que entró en ese barco. LE quitó la espada y le acercó el filo al cuello.

<< Ahora vas a sacarnos de aquí, ¿Está claro? ¿dónde están las llaves? >>



(fdi: te dejo que sigas tú porque igual a tí se te ocurre algo para ponerle emoción.. no estoy en mi mejor momento XD)

De espaldas a Devin, ninguno de los dos vio como el pequeño dejaba de gritar y se ponía en pie con esfuerzo. Dentro de su barriga, la piedra seguía luchando con su estómago a pesar de que el objetivo de ambas partes era el mismo. Hizo una mueca de dolor, pero Devin no era un chiquillo que se quejara en situaciones así.

Alma mantenía sujeto al pirata por entre los barrotes, ambos mirando en dirección a la entrada al calabozo. El pirata, sin su espada, no pareció tan valentón como antes y miraba por el rabillo del ojo la expresión de Alma en un intento por adivinar sus intenciones.

- ¡Eh! ¿¡Qué está pasando aquí?!- Llegó una voz desde las escaleras. Otro pirata, alertado por las voces de Devin, había bajado a comprobar que todo estaba bien. Cuando vio la situación se quedó de piedra durante unos segundos, hasta que por fin reaccionó. Sus intenciones parecían claras; dar la voz de alarma para que un par de piratas alejaran de la mente de Alma la idea de matar a uno de lo suyos.

En el momento en el que se giró, un cuchillo pasó volando por entre los barrotes clavándose en su espalda. Cayó inerte al suelo y resvaló por las escaleras hasta los pies del otro pirata. Devin había arrancado el cuchillo de la pared, y con una sangre fría impropia de un niño de 5 años, lo había lanzado dispuesto a acabar con la vida de aquel hombre. Sin más dilación el pirata sacó las llaves del bolsillo del pantalón y se las tendió a Alma mientras observaba al muchacho.

Éste parecía tan tranquilo como cualquier muchacho, pero en lo más profundo de sus ojos se había acentuado la nube de crueldad y el simple hecho de mirarle ya producía un escalofrío. Aquel mocoso acababa de matar un hombre a sangre fría, sin inmutarse, como si llevara haciéndolo años.

Fdi: podía estar escrito mejor y demás, pero ando estudiando y tengo la cabeza que no se aclara para escribir en condiciones... igual hay cosas sin sentido xD

¿Hechizada?

Maldita sea, pensó Rose. ¿Qué quería decir que estaba "hechizada"? En aquellos momentos, tenía muy poquito margen para pensar, y no lo estaba haciendo de la forma adecuada. Y lo sabía. "Se me está escapando algo", se dijo a sí misma. "Y nos van a matar mientras..."

Ah, no, de éso nada.

Puede que Rose no fuera la mejor estratega del mundo, pero incluso ella sabía una cosa: Que si necesitas margen de actuación, el enemigo no va a ser quien te lo de. De repente, impulsó su espada hacia adelante con ambas manos, partiendo un cráneo en el proceso, y avanzó hacia el espacio dejado por el muerto recién, euh, remuerto para lanzar un barrido muy amplio, primero con la espada, luego con el escudo.

Un par de brazos cayeron al suelo, y un par de tipos cayeron sentados de culo. La pelirroja le dio una somera patada en el abdomen al bicho que había quedado de pie y estaba más cerca de ella, y retrocedió de un saltito. Se dio cuenta de que no podría hacer lo que quería con las manos ocupadas, y su instinto de guerrera...

A veces Rose tenía que bendecir a su instinto de guerrera. La idea fue sencilla y fácil de ejecutar. Rose abrió la mano izquierda, y repitió el barrido. El escudo salió volando a mitad del movimiento de su mano, al no estarlo sujetando, y golpeó con un "clank" terrible entre las mandíbulas de uno de aquellos no muertos, que cayó al suelo con una impagable expresión de sorpresa. Una vez libre del arma, la muchacha agarró a Layla con todas sus fuerzas, y tras echársela al hombro...

Aggggh. Mierda, mierda, mierda. El hombro. A Rose se le escapó un gemido espeluznante de dolor cuando cargó a Layla sobre el hombro, y los ojos le lloraron de inmediato. No la soltó, importante reseñar, pero estuvo a punto. Se dirigió, tambaleante, hacia las escaleras que subían a la zona del timón, y consiguió izar a Layla hacia arriba, tras lo cual subió ella misma.

Tras aquello, la situación había mejorado un poco, en el sentido de que ahora sólo podían atacarlas si subían las escaleras para hacerlo, una zona muy fácil de controlar... Y había empeorado, en el sentido de que Rose no estaba muy segura de poder defenderse mucho tiempo más. Sentía el brazo entumecido, pero éso no era lo que más le preocupaba.

- Layla, ¿Qué quieres decir? - preguntó, frenética. - Dime algo, joder. Nos van a matar. ¡Reacciona!

Alma escuchó bajar al otro pirata y pensó que estaban perdidos. A pesar de todo su expresión era de decisión: saldría de allí con Devin, sí o sí. Cuando llegó abajo, y vio sus intenciones de dar la alarma pensó que mientras iba tendría tiempo de conseguir las llaves, y después se las apañarían. No sabía luchar, nunca en su vida, ni en su no vida, había empuñado una espada, y no se veía capaz de matar a nadie, pero...

Un silbido cortó el hilo de sus pensamientos. El cuchillo voló y se clavó en la esplada del pirata, que cayó al suelo. La fantasma, sin dejar de sujetar al pirata, miró a Devin un momento, sin percatarse de que le tendían las llaves. no le gustó lo que vio en los ojos del pequeño. Aquello no era normal, de ninguna manera. ¿Qué le estaba pasando?
Sin dejar de fijar su percepción n él, recogió las llaves y le impulsó con todas sus fuerzas hacia los barrotes, dejándolo inconsciente para su sorpresa.

Abrió la celda y luego se volvió al pequeño. Se agachó junto a él y le miró a los ojos. Aquellos ojos no eran los de un niño de cinco años.

<< ¿Te encuentras bien? >>

le miró preocupada.

<< Devin, ¿Qué te pasa? >>

El niño pareció volver en sí cuando la joven fantasma insistió en si se encontraba bien. La nube de sus ojos se retrajo, ocultándose aún más en el interior del muchacho. Devin sonrió como cualquier otro niño. Algo que no acabaab de resultar tranquilizador teniendo en cuenta lo que había hecho minutos antes.

- ¿Nos vamos?- Preguntó- Me duele la tripita, quiero irme con mamá-.

En la cubierta el jaleo parecía haberse intensificado, lo que posiblemente anunciaba que el enfrentamiento estaba casi a punto de acabar, cuando ambas partes entregan todo lo que tienen y se prestan a luchar aunque tengan las de perder.

Si querían salir de allí, debían hacerlo cuanto antes, mientras los ojos no estuvieran relajados y dispuestos a verlos huir. Quizás podían tomar un bote o tirarse al mar... Cualquier cosa menos permanecer en aquel barco.

Alma se tranuqilizó un tanto al volver a ver la sonrisa del pequeño. A pesar de todo seguía inquieta por lo que había visto. ¿Qué era lo que ocultaba Devin? ¿sabía siquiera lo que era capaz de hacer?

REspiró hondo y decidió que más tarde podría pararse a penasarlo, pero que ahora era mejor salir de allí, o too habría sido para nada. El ruido en cubierta era cada vez mayor, y eso significaba que pronto reinaría el silencio.

Cogió a Devin de la mano y se dirigió a las escaleras. Las subió deprisa, pero al llegar al final se detuvo. Echó un vistazo al pasillo. No parecía haber nadie, así que siguió. NO sabía bien en qué dirección estaba la puerta, pero se djó llevar por su percepción y la encontró.

Detrás de ella se oían ruidos y gritos. Alma se agachó junto a DEvin y le miró a los ojos.

<< Pase lo que pase, cuando salgamos por esa puerta no te separes de mí a no ser que diga lo contrario, ¿De acuerdo? >>

SE deslizó flotando a la cubierta, con el pequeño detrás. La fantasma buscó rápidamente un sitio donde esconderse, pero no había nada. PEro advirtió el otro barco, pegado al barco fantasma. Si pudiese llevar a DEvin allí...

Cogió la mano del pequeño y bordeó la cubierta por donde menos lucha había. A mitad de camino, la fantasma escuchó un grito. Su percepción le indicó que no demasiado lejos había dos chicas que luchaban contra los piratas. Estaban siendo rodeadas y parecía que no iban a aguantar mucho. La fantasma se quedó quieta. Por un lado quería sacar a Devin de allí cuanto antes pero... no podía dejar que aquellas dos mujeres murieran a manos de aquellos asquerosos zombies. PEro de todas formas ella nosabía luchar...

Fnalmente decidió hacer algo. Miró a Devin y le señaló una pila de cadáveres que había allí. Le dijo que se escondiera. NO le parecía un buen sitio, pero no había ninguno mejor allí cerca.

<< Espérame allí, de acuerdo? Siocurre algo, grita. >>

Y después se acercó gritando a las dos mujeres, para atraer la atención de los piratas que las rodeaban.

(fdi: espero queno pase nada po habernos vueto a juntar tan deprisa... >.<)

Layla siguió moviéndose en brazos de Rose, aunque por dentro se sentía muy preocupada, más aún después del grito de la pelirroja. Eso no podía ser bueno. Incluso una vez en el sitio donde la había dejado Rose siguió haciendo movimientos extraños y al azar.

Interiormente suspiró al oír la pregunta de la muchacha, esperaba que eso le permitiera una explicación razonable que la hiciera entender la situación. No podía controlar lo que decía, notaba que sus cuerdas vocales vibraban, notaba que sus labios se movían, oía su voz, pero no podía controlarlos, no sabía lo que iba a decir hasta que lo decía, ella misma se sorprendía a sí misma a veces.

- Quiero decir que estoy hechizada por un duende, hace mucho tiempo, por venganza, el hechizo se activa con una palabra

Mierda, pensó, no había podido decirle cómo funcionaba, ni que ella tenía el control ahora, que si no la daba una orden no podría ayudarla.

- Algo, joder

Dio gracias de las pocas escapatorias que tenía a la hora de seguir órdenes, gracias a que muchas palabras tuvieran muchos significados. Se acogió a uno de ellos ante la orden de reaccionar y empezó a defenderse de los ataques.

En ese momento vio que alguien… ¿traslúcido? Que había salido del interior del barco pirata, decidía echarlas una mano, sin embargo no veía al pequeño… ¿Dónde estaría? ¿Estaría bien?

Pasaron varias cosas.

Layla volvió a hablar, para explicarle... sobre su hechizo. Pero no le dijo gran cosa. "Se activa con una palabra", y a continación siguió con un "algo, joder" que...

Tardó un momento en darse cuenta de que habían sido sus propias palabras. Y cuando lo comprendió, se avergonzó bastante de haberlas pronunciado, en primer lugar. Bueno, seguramente no se le podía culpar, habida cuenta de la situación, pero no se sintió cómoda con ello. Mas allá de aquello, ¿Por qué había repetido lo que...? "Dime algo, joder". Espera, ¿Layla...?

Se le ocurrió una idea. ¿Layla... tenía que seguir sus órdenes? ¿O las de cualquiera? Se estaba defendiendo, así que parecía una teoría tan buena como otra cualquiera. Al menos, podría evitar que las mataran a ambas. Rose se volvió, dispuesta a volver a abrirse paso y buscar a Devin, cuando --

-- de repente había algo ahí. Algo... parecía una chica, pero como si... estuviera y no estuviera. Rose pestañeó. Había visto algo parecido antes, o eso le decían sus sentidos, pero no tenía ni idea de por qué. ¿Formaba parte de aquella banda de malnacidos? No lo parecía. No les atacaba.

- ¿Qué...? - balbució, pero no estaba segura de cuál era la pregunta exacta que quería formular. - ¿Puedes oírme?

Aún no estaban a salvo, maldita sea. Se podían defender mucho mejor con los enemigos retenidos en las escaleras, pero éso no significaba que sus problemas hubieran terminado.

Devin hizo justamente lo que le habían pedido y fue a esconderse tras la pila de cadaveres sin que nadie pudiera ver si el material de aquel cobijo le afectaba o no. De vez en cuando sacaba la cabeza buscando a Alma o a cualquiera de las dos mujeres que antes habían estado con él, pero pronto estaría aburrido de la espera y acabaría saliendo de nuevo en busca de algo que investigar.

Fdi: Os dejo a vuestras anchas para que sigais dando leches =P Saltadme hasta que querais que Devin vuelva a aparecer (y así aprovecho y estudio en estos días xD).

Alma no estaba acostumbrada a poder pegar. Y tampoco a poder recibir. Al principio, cuando llamó la atneción de los piratas, ninguno pareció hacerle mucho caso y se volvieron de nuevo a las dos mujeres, así que la fantasma tuvo que hacerse valer. Recogió una tabla del suelo, a falta de otra cosa, y empezó a pegarles, con movimientos torpes. Menos mal que aún podía flotar, porque no habría pasado mucho tiempo antes de que se cayera por la borda.

<< Puedo oírte, a ambas, y vosotras a mí, por lo que parece. >> - comentó, m ientras esquivava una estocada, flotando por encima del pirata.

Otro pirata se lanzó hacia ella. Alma tenía miedo, porque ni siquiera sabía si podía morir. En aquel barco todo era distinto pero... ¿Hasta qué punto? A pesar de todo tenía que ayudar a las mujeres y al pequeño Devin a salir de allí. Ella no tenía nada que perder, ya lo había perdido todo, pero ellos teían aún cosas por salvar.

Este pensamiento le dio nuevas fuerzas. Se agachó, el pirata tropezó con ella y se cayó de bruces hacia delante, llevándose por el camino a otros dos zombies. La fantasma se incorporó de nuevo. Ahora estaba junto a la pelirroja.

<< ¿Qué hacéis aquí? Deberíais volver a vuestro barco antes de que sea tarde >>

Escuchaba y se defendía, mientras su mente pensaba en otras cosas. Era un autómata siguiendo las órdenes, asique podía permitirse el lujo de divagar mientras su cuerpo se movía solo, incluso más allá del agotamiento, después llegaría todo junto, pero ahora mismo, era como si alguien tirara de ella con unos hilos invisibles.

Unos giros, unas volteretas, movimientos como de un baile, pero ni un solo ataque, al menos podía defenderse y no ser un estorbo para Rose, ahora que había llegado una extraña ayuda, estaba ligeramente más tranquila, pero no lo suficiente. Esperaba que Rose dijera algo más dirigido a ella, algo como ataca, aunque esperaba que especificara, porque podía atacar a cualquiera, fuera zombi o no.

¿Dónde estaba el pequeño? No le veía por ningún lado ¿aún estaría en poder de aquellos piratas muertos? Deseó poder preguntar por él, deseo, realmente hacer algo más de lo que hacía… Maldijo la suerte que había hecho que precisamente ahora saliera a la luz la palabra que activaba el conjuro.

Maldición.

La situación estaba empezando a hacerse un poco más de lo que podía afrontar. Rose no estaba en las mejores condiciones para seguir la batalla; entregarse a su 'lado oscuro' era algo que le exigía, entre otras cosas, dejar la mente en blanco. Y no podía parar de pensar.

No es que fuese manca mientras no le cedía el control a Riadh, como le gustaba llamar a la parte de su yo que sabía combatir. Solo que no era tan efectiva. Seguía atacando, y entre éso y la sorpresa que pareció causar la muchacha fantasmal entre sus filas, pudieron mantenerlos a raya un poco más.

Pero, ¿Quién era ella? Otra incógnita que añadir a las muchas que ya tenía. Layla parecía estar defendiéndose correctamente, o al menos no dejándose matar. Pero no estaba atacando, y aquello no las estaba ayudando. Se le ocurrió que quizás Layla estaba esperando otra orden, y quiso probar suerte.

- ¡Layla! - le espetó. - ¡A mi lado! ¡Tenemos que abrir un camino!

Parece ser que iba a tener que tomar el mando.

Alzó la vista. La muchacha estaba a su lado, y no estaba segura de por qué podía verla, u oírla. Pero no había muchas cosas en aquel barco que fueran lógicas, de todos modos. Frunció el ceño. No podía dejar de pelear, porque aquellas cosas no mermaban en número, y tampoco se cansaban. Ahora era el momento de todo o nada; tenían que sacar a Devin de ahí, aprovechar, avanzar, hacer algo antes de ser vencidas por estar simplemente a la defensiva.

- No - negó, enfadada, categórica, dándole la espalda a la chica fantasma. - No se quien eres ni por qué quieres que nos vayamos, pero no voy a darte ése gusto. No sin Devin.

¿Un fantasma en un barco de... muertos vivientes? Debía estar de su lado. No la había visto antes. Más que aceptar su consejo, aquello forzó que Rose se volviese momentáneamente hostil hacia Alma, aun sin conocer sus intenciones. Creyó que era un espíritu que... pretendía disuadirla, y punto.

Seguían en el emplazamiento del timonel, pero no lo estarían por mucho tiempo. Una vez que Layla estuvo a su lado, Rose abrió una ofensiva nueva. Cargó en dirección a las escaleras, abriéndose paso y derribando a los dos o tres zombies que comenzaban a subirlas; luego se dejó caer a la parte inferior, y presionó hacia un lado, esperando que Layla presionase hacia el otro y pudiesen crear suficiente espacio como para entrar en las dependencias.

La fantasma empezaba a desesperar. Si seguían así la volverían a capturar, y también a aquellas dos mujeres. No sabía cuánto más aguantaría esquivando y lanzando golpes sin sentido, y le daba mucho miedo averigüar qué podía pasarle si le clavaban una de aquellas oxidadas espadas. Pero tenía que convencerlas de alguna manera, porque no podría marcharse dejándolas allí, ni a ellas ni a...

- No sin Devin...

Las palabras de la pelirroja la sacaron de sus pensamientos. ¡Acababa de nombrar al pequeño!

<<¿ Conocéis a Devin? ¿Sois su madre? >> Un pirata se lanzó a por ella y tuvo que abandonar sus preguntas por un rato. Cuando consiguió deshacerse de él empujándole por la borda decidió que no era momento de preguntas, sino de explicaciones.

LAs justas para entenderse y salir de allí lo más aprisa posible.

<< ¡¡Devin está a salvo!! ¡¡Está escondido en la cubierta, si nos encaminamos hacia el otro barco podremos recogerle!! PEro si entráis en el barco sólo conseguiréis que os capturen o que os maten!! >>

Layla suspiró por dentro al oír las órdenes de Rose, o la chica se había dado cuenta o había sido casualidad, no importaba podía reunirse con ella y empezar a pelear, aunque fuera solo para abrir camino, una vez abierto volvería a quedarse totalmente parada.

La única cosa buena que agradecía en aquellos momentos es que por mucho dolor que sintiera, por muy herida que estuviera si podía moverse podía pelear, daba igual que por dentro estuviera gritando de dolor, mientras su cuerpo funcionara su cuerpo se movía, más tarde ya lamentaría el dolor en el hombro y el cansancio y las agujetas por la piruetas que habitualmente ella no hacía pero que su cuerpo hechizado se empeñaba en hacer porque “sabía” que podía hacerlas.

No sin cierta dificultad se abrió se abrió paso esquivando muertos vivientes a su paso hasta llegar al lado de la pelirroja, mientras escuchaba la conversación que mantenían ella y la fantasma. Creía que entendía la negativa de Rose, pero no estaba de acuerdo, aquella muchacha las estaba ayudando, o quizá es que ella era demasiado confiada… ¿aún no había aprendido que las apariencias podían engañar? De todos modos solo podía especular mientras su cuerpo se movía, puesto no que no podía hablar o contestar sin una orden directa.

Una vez junto a la mujer, empezó a pelear contra los zombis, por fin podía entrar de nuevo en acción, el lugar donde le habían dado el golpe empezada a dolerla con intensidad, pero no importaba, empezó a golpear con una furia salvaje, con una fuerza que ni siquiera ella creía tener, pateando golpeando y empujando a cuanto zombi se ponía a su alcance. Con su cuerpo empleado al 100% la ventaja empezaba a estar de parte de los vivos y no de los muertos. Ellos ganaban en número pero no en habilidad.

¿¿Su madre??

El repentino ataque del pirata valió para sacar tanto a Alma como a Rose de su estupor. La medio elfa derribó a un enemigo más, y lanzó una patada a un segundo, pero luego retrocedió, aún perpleja.

- ¿Cómo que...? - murmuró. - ¡No soy su madre!

¿Tenía pinta de ser la madre del chico...? Bueno, supuso que, si nadie más se estaba haciendo cargo de él, bien podrían tomarla por tal. De repente se le vinieron a la cabeza un puñado de miradas que le habían dirigido en el otro barco, mientras buscaba a los padres de Devin. Ahora encajaban unas cuantas cosas. Apretó los dientes.

- ¿Cómo se que puedo creerte? - preguntó, lo más hostil que pudo.

Que no era mucho.

Estaba cansada, y el ataque no cejaba lo más mínimo. El pensamiento le había hecho devolver su atención al otro barco. ¿Estaría la gente a salvo? ¿Los pasajeros...?

Pero no podía confiar en el primer espíritu que le dijese que se apartara de lo que estaba buscando. No en un barco lleno de... zombies. ¿Y si aquel espíritu era uno de ellos? ¿Y si trataba de desviarla de Devin? ¿Podía correr ese riesgo? Aunque no era la única que estaba en peligro, al parecer.

- ¡Layla, vuelve! - pidió, viendo que la mujer se estaba internando demasiado en las filas de los muertos vivientes.

Pero, ¿Qué hacer ahora? ¿Confiar en el espíritu, o no hacerlo...? Si entraban por esa puerta, cierto era que las perspectivas eran muy oscuras.

La fantasma resopló, o algo parecido ya que no respiraba, ante las dudas de la pelirroja.

<< ¿Acaso crees que tengo una manera de convencerte? ¿Pruebas? >> dijo mirándola después de haber esquivado un ataque. << Ellos me capturaron igual que al chico, y aquí me pasa algo que no me deja ser un espíritu completo. Es posible que esas espadas me hagan daño, pero a pesar de todo estoy aquí luchando a vuestro lado para evitar que os metáis de lleno en una muerte segura. Puedes creerme o no creerme, no hay nada que pueda hacer para convencerte, pero si no haces lo que te pido... >>

Calló un momento. se agachó para esquivar a otro zombie y agarró un madero para pegarle en la cabeza a otro que había detrás.

<< Yo no sé por qué ahora parece que tenga cuerpo, pero no sé cuánto durará.. Si no salís de aquí no podre asegurarme de que el chico esté a salvo. ¡¡Necesita a gente humana que le ayude, yo no puedo! >>

De nuevo se odiaba a sí misma por no poder ayudar a alguien. Como a Luthys. No podía darle lo que necesitaba, y aunque en este barco había cobrad alo parecido a la corporeidad, no sabía si fuera seguiría teniéndola. Ese chico necesitaba a alguien, y ellas parecían conocerle. Además no iba a dejar que esos asquerosos piratas matasen a nadie. Aunque sólo fuera por despecho y venganza por haberse reído de ella... aunque en realidad fuera porque no soportaría saber que ellas habían muerto porque no había intentado hacer nada...

Se despistó un momento. Un pirata que acababa de esquivar a Layla y de burlar a Rose mientras ésta se encaraba con otro zombie, le atacó por la espalda y le clavó una pequeña daga.

Fue como si algo separase las moleculas de su esencia una a una. NO sabía por qué podía sentirlo, pero aquel puñal le hizo daño. Gritó, aunque no sabía si había gritado realmente. Nunca había sentido nada parecido, y se quedó parada, sin ser capaz de reaccionar.

Escuchaba impotente, no podía decir nada ni dar su opinión y no podía más que seguir órdenes, al pie de la letra además, lo cual a veces era una auténtica maldición, más aun en una situación como aquella.

Layla estaba a favor de creer a la fantasma, al fin y al cabo las estaba ayudando y parecía realmente interesarse por el bienestar del niño y el de ellas. Además ella también estaba sufriendo los ataques de los zombis.

Cuando Rose la mandó volver a su lado, maldijo por dentro en todos los idiomas que conocía. Automáticamente dejó de pelear y se colocó al lado de Rose, sin poder de nuevo atacar o defenderse. Daba un paso cuando ella lo daba para no separarse de su lado, pero volvía a permanecer inmóvil rezando porque ningún zombi le acertara.

El grito de Alma la dejó totalmente sorprendida, su cuerpo no lo demostró, pero su mente se estremeció. Era realmente extraño que alguien sin cuerpo pudiera ser herido por algo corpóreo.

Maldita sea, lo que faltaba.

Layla volvió a su lado, y sin entender muy bien por qué, dejó de defenderse y se limitó a esquivar, sin contrarrestar ningún golpe. Y mientras, la fantasma, aparentemente en un descuido, fue... ¿Herida?

¿Cómo hieres a algo incorpóreo?, se preguntó Rose, pero no tenía caso hacerse preguntas cuando ahí estaban los hechos, podía parecer imposible, pero negarlo no iba a borrar la realidad, a no ser que estuviera fingiendo. Su mente no estaba funcionando como debía, y quiso estar a todo al mismo tiempo, sintió un pinchazo sordo en la parte de atrás de la cabeza, no se dio cuenta de que perdía pie, le acababan de golpear con un palo en la parte de atrás del cuello, y se había caído.

- ¡Layla! - gruñó, desde el suelo. - ¡Defiéndete, por favor!

No sabía lo que pasaba con la chica, pero tenía el funcionamiento básico cogido. Obedecía, por lo que parecía ser. Y tenía que ser muy cuidadosa con lo que decía, porque si no especificaba que se defendiera, no iba a hacerlo... al parecer.

- ¡Oye! - dijo, mirando a la chica espíritu, cuyo nombre ignoraba. - ¿Qué te pasa? ¿Estás bien? ¿Sigues con nosotros?

Y por un momento se olvidó de lo que tenía entre manos.

El escudo la salvó de un golpe que podría haber sido mortal de no haberlo tenido. La chica se hizo un ovillo, y empezó a dar patadas en pantorrillas, tobillos y pies, abriéndose un hueco por el que acercarse a la borda, donde podría apoyarse y levantarse.

fdi: al final posteo, que me aburro xD

Devin no se había movido un ápice de donde se encontraba. No estaba asustado, o al menos, su infantil rostro no parecía demostrarlo. Escondido entre cadáveres y restos de la batalla, contemplaba como se sucedía la escena sin quitar ojo de aquellas tres mujeres a las que acababa de conocer.

Cualquiera que le viese habría jurado que el muchachito parecía esperar una señal para salir en su ayuda. Como si tuviera oculto un as en la manga. Y así, impasible, vio como se desarrollaba la pelea hasta que la daga atravesó el cuerpo translúcido de Alma.

Entonces todo lo que había a su alrededor pareció oscurecerse y nublarse. El escenario del barco se fusionó con una selva cargada de vegetación. Una mujer corría frenéticamente por ella hasta encontrar un frondoso arbusto donde se escondió. Tenía las piernas y los brazos arañados, y una herida cerca del tobillo que la hacía cojear. Llevaba un bulto entre los brazos, un pequeño bulto que no dejaba de llorar. Ella intentaba calmarlo en una lengua que el pequeño hacía demasiado tiempo que no escuchaba:

- Por favor, mi amor, hazlo por mí. No llores, nos encontrarán- Pero el pequeño no parecía dispuesto a hacerlo y la mujer, desesperada, miraba a su alrededor por entre las pequeñas hojas del matorral que los ocultaba. Pronto se escucharon el ruido de pisadas. Estaban cerca, los encontrarían-. Shhhh, pronto pasará todo, solo necesitamos que no nos oigan. Shhhh...- Intentaba mecerlo, acunarlo con toda la dulzura de la que era capaz en aquella situación, pero el pequeño gritó más fuerte y en seguida las pisadas se acercaron hasta ellos.

A partir de ahí las imagenes se sucedieron rápidamente; alguien cogió a la mujer por la melena, arrastrándola fuera del matorral. El bebé que tenía en brazos cayó al suelo sin dejar de llorar y desde allí vio como uno de aquellos seres clavaba a su madre una daga en el costado. En ese instante las lágrimas dejaron de brotar de sus pequeños ojillos, y el llanto se ahogó en su garganta.

- ¡¡¡Mamáaaaaaaaa!!!- Gritó el pequeño, y todo desapareció para volver a la realidad; al barco en el que todavía continuaba la pelea.

Algo dentro del pequeño pareció turbarse. Sus ojos irradiaban una tremenda maldad que hubiera hecho temblar hasta al más valiente de los que allí se encontraban. El barco tembló, primero ligeramente y después mucho más fuerte. Las sacudidas se sucedían y todas parecían surgir del mismo punto; Devin.

Algunos piratas que se encontraban cerca cayeron desplomados. Inertes sacos de huesos que rodaron por la cubierta al ritmo del zarandeo. Los que se encontraban más alejados no salían de su asombro, algunos incluso huyeron. Unos segundos después alguien gritó que se retiraran.

Devin salió de su trance y fue corriendo a donde se encontraba Alma, rodeándola con sus pequeños bracitos y con una carita preocupada que preguntaba si se encontraba bien. Mientras tanto el barco parecía comenzar a undirse en las aguas mientras una todavía más espesa niebla los envolvía. Debían salir de allí cuanto antes si no querían correr la misma suerte que aquellos piratas malditos.

Nunca había sentido un dolor como aquel. La fantasma se revolvió como pudo para quitarse de encima al zombie y la daga e, instintivamente, se llevó la mano al costado. Allí no había herida, ni nada. No sangraba, no fluía ninguna sustacia, ni éter ni nada. Pero dolía, dolía más que cualquier dolor que recordara. A pesar de todo estaba bien y tuvo que volver a la lucha para ayudar a la pelirroja, que había caído al suelo al ser golpeada en un descuido.

Recogió otra madera y empezó a pegar con ella, aunque un segundo después la dejó caer presa del asombro. el grito de Devin la pilló por sorpresa, igual que el extraño temblor del barco. Cuando buscó al pequeño, se asustó.su percepción de fantasma captó un foco enorme de energía, energía negativa, que fuyó por el barco en un abrir y cerrar de ojos. La fantasma la sintió aunque ésta no la golpeó, era como si estuviese dirigida de alguna forma sólo contra el barco y los zombies. Miró a su alrededor: Rose y Layla parecían estar bien.

Entonces sintió los pequeños bracitos de Devin a su alreedor y al mairar hacia abajo vio la cara preocupada del pequeño, preguntándole si estaba bien. El rastro de maldad había desaparecido, anque el barco parecía hundirse. A pesar de todo la fantasma hizo caso omiso de aquello, y miró al pequeño preocupada. Pero no era momento de preguntas sino de escapar de allí. Finalmente se arrodilló y le dio un abrazo.

<< Tranquilo, estoy bien. Ahora tenemos que irnos, ¿vale? Tenemos que ayudar a esas dos chicas a que salgan del barco antes de que se hunda. ¿Vas a ser un niño fuerte y bueno y me vas a ayudar a sacarlas de aquí? >>

Layla comenzó a defenderse, para gran alivio suyo, en cuanto Rose pronunció la orden. Defenderse implicaba que podía repartir algún golpe en defensa propia y eso estaba bien, si lo hacía con fuerza podía derribar a uno o dos de aquellos zombies.

Le hubiera gustado ayudar tanto a Alma cuando la atravesó aquella daga, como a Rose cuando cayó al suelo y se vio rodeada. De todos modos le alegró saber que ambas había salido airosas y estaban enteras.

De haber controlado su cuerpo, al oír el grito del pequeño su pelo se hubiera erizado y su cuerpo se hubiera encogido. Era solo un niño y tener que ver aquella pelea… ni por un momento había vislumbrado su mirada, ni podía imaginar que el niño no estuviera pasándolo mal.

Empezó a preocuparse al ver que el barco comenzaba a hundirse al tiempo que una niebla comenzaba a formarse alrededor de la zona. Hubiera gritado un aviso, pero era imposible. Ardiendo de rabia por dentro por la impotencia que sentía en aquella situación siguió las órdenes al pie de la letra y continuó defendiéndose sin moverse del sitio donde se encontraba.

Justo lo que faltaba.

La situación no estaba haciendo ningún esfuerzo por mejorar, y para Rose lo cierto es que la esperanza se estaba desvaneciendo lentamente. No sabía qué decir para lograr lo que quería de Layla, que era que la ayudase, se defendiese y continuase peleando simultáneamente. El barco hizo un quiebro extraño, y la gravedad lo hizo comenzar a vencer, lo que parecía una señal inequívoca de que les quedaba poco tiempo.

Y no parecía que el problema de los zombies se fuese a resolver antes de que el barco se fuese al infierno. Eran torpes, y eran lentos, y podía moverse entre ellos con relativa facilidad dando golpes en tobillos y espinillas desprotegidos, pero mientras lo hacía, ella misma se llevó unas cuantas patadas.

Enfadada y dolorida a partes iguales, finalmente se revolvió con fiereza. Repartió un par de patadas a distintas alturas hasta que tiró a alguien por la borda, y usó el hueco para ponerse de pie, sin dejar de dar golpes con el escudo, que en aquella situación parecía más útil que la espada, con la que, no obstante, cortó un par de manos, estrategia que parecía la única medio útil contra aquellas cosas. Se estaba acercando al lugar donde había caído la chica espíritu, y--

- ¿¿Devin??

¿Qué diablos estaba...? ¿No había...? Su mente le dijo por un momento, cuidado, puede ser un truco, pero parecía completamente real. Parecía estar intentando socorrer a la chica espíritu, y la pelirroja hizo un esfuerzo más por ponerse a su lado. Cada vez le resultaba más difícil, pero al mismo tiempo la adrenalina jugaba un papel importante en no permitirle ceder.

- ¿Eres tú de verdad, Devin? - preguntó, extrañada. El barco se hundía, se ladeaba, Devin estaba ahí. Parecía el momento oportuno para salir de allí, pero volvían a rodearlas. - ¡Layla! ¡Ábrete paso hasta aquí! ¡Golpea y corre!

Esperó que aquella instrucción fuese suficiente...

El pequeño asintió con la cabeza, convencido de ayudar en todo lo que fuera posible y todavía manteniendo ese extraño brillo en los ojos.

Mientras se llevaba a cabo aquella escena, algunos de los piratas los rodearon. Su salida más cercana, y también la única, se encontraba más allá de un par de filas de esqueletos que blandían sus espadas con tétricas sonrisas. El mar, ese era el único lugar al que podían ir.

Sobre las aguas, rodeándolos, se encontraban los restos del barco mercante. Poco a poco la marea iba llevándoselos. Si se aferraban a uno, llegarían tarde o temprano a una costa.

Nadie podía acertar cuantos eran los supervivientes, pero si no se daban prisa ellos tampoco formarían parte del reducido grupo. Debían acabar con aquel puñado de seres de otro mundo y alejarse del barco antes de que este acabara por undirse y los succionara hasta el fondo del mar.