Beck, Wilhelm.

Hola, me presento dejando aquí un personaje que espero que os guste y que me agradará representar en este foro, nuestro pequeño teatro. Aviso para navegantes: La historia es muy larga y no es recomendable que la lea aquel que quiera compartir trama con este personaje, pues quizás pierda parte del misterio. Vamos, que es para la administración y aquellos más aburridos/con más tiempo libre



Nombre: Wilhelm Beck es su nombre ahora. El verdadero, ¿a quién le importa?

Raza: Humano

Edad: 34

Profesión: Un poco de esto, un poco de aquello… Nada sospechoso, para la guardia, espero.

Descripción Física: Wilhelm es un hombre ya algo mayor, con unos ojos grises que le dan un aspecto algo triste por las primeras arrugas. Su pelo se ha quedado notablemente blanco para su edad, quien sabe si por herencia familiar o porque lleva una vida estresante. Sus hombros son anchos, y su cuerpo no destaca por su tamaño ni musculatura, aunque está en forma en todo caso, uno lo tiene que estar para vivir a su manera. Las comisuras de la boca de Wilhelm se tensan con facilidad, para sonreír o para maldecir, y su postura parece siempre algo inquieta, parecida a la del comerciante que se encuentra con que a media feria tiene demasiada mercancía aún por vender.
Su ropa parece desgastada, y la mayoría es de ante y cuero, una ropa notablemente resistente pero poco llamativa, bajo la que suele llevar una simple camisa de tonos ocres. Viste capa y cuando está fuera de la ciudad es de color verde. En la ciudad suele optar por su otra muda, de tono marrón rojizo y de mejor calidad. Sus botas están remendadas con habilidad y esmero.

Descripción Psicológica: Beck es una persona extraña cuanto menos. Es desconfiado, pero amable, y suele ser bastante encantador, cuando se lo propone o se siente tranquilo, que no es a menudo. Es algo solitario y muy independiente, incluso adorando mezclarse con la gente, irascible pero nada pendenciero y de romance fácil y amor difícil. Habla rápido, se muestra nervioso con facilidad y desaparece de escena a la más mínima señal de peligro o de que la situación se vaya a tornar desagradable.


Armas y/o habilidades: Wilhelm tiene un arco, un carcaj con al menos media docena de flechas al hombro y otra docena guardada en su saco de viaje. Es bueno con él, aunque tampoco extraordinariamente. Porta también una falkata, bien cuidada y con puño en verde madera, con su funda de cuero tintado en verde a juego.

Pero bueno, lo de Wilhelm no son las armas, lo de este trotamundos es correr, escalar, saltar, esconderse a dejar que pase tu cazador, o a esperar durante horas a tu presa… en definitiva, sobrevivir. Porque cuando uno lleva huyendo veinte años empieza a cogerle el truco a estas cosas. Si no se lo coge muere o deja de correr y lo atrapan. Pero bueno, no solo de correr se vive, también hay que dar esquinazo, y para eso hay que saber mentir, fingir y disimular. Hay que ser agradable cuando se tiene ganas de gritar y a veces, indignarse y enfurecerse cuando lo que se quiere es salir corriendo. Y en esto Beck sí que es un experto.

La razón por la que huye este hombre es por su habilidad (o maldición). Beck es un enorme imán para toda la energía mágica. Si Beck toca un objeto mágico este languidece y su energía desaparece, a veces temporalmente, a veces para siempre. Si un mago lanza un conjuro cerca suya, sus efectos salen menos vigorosos de lo que deberían. Y si un psíquico se encuentra en su presencia su mente se ve levemente nublada. El efecto es mayor cuando le tocan, el contacto físico produce mayores efectos y no hay energía paranormal que se libre de este efecto, o al menos de momento no se ha cruzado en su camino. Una vez Beck ha absorbido energía sus ojos grises se van volviendo azulados, y finalmente parecen refulgir levemente, como si de fuesen agua cantarina en un río. El problema es que el bueno de Wilhelm no tiene ni idea de cómo funciona esto, y tampoco sabe utilizar la magia, por lo que puede que se descargue inocentemente, quizás toque a alguien y de repente comprenda lo que siente o piensa, o quizás se almacene y se almacene esa energía, hasta que de repente, en un momento en el que Beck esté emocionalmente agitado, todo se descargue en destructiva forma. Sin contacto con objetos mágicos ni personas ni lugares encantados, Wilhelm está seguro, pues aunque él mismo tiene el “Don” y almacena su propia energía, generalmente sucede tan lentamente que se descarga de formas no peligrosas, generalmente dándole al hombre lo que podría ser un pequeño golpe de suerte.
Tiene una cierta resistencia al fuego, pues absorbe naturalmente parte de su energía (¡aunque su cuerpo se quema, como es normal!) y una aún mayor al rayo, que es una forma de energía más pura. Este último puede producirle serios problemas, pues una tormenta eléctrica despliega mucha energía en el ambiente. Alguna vez Beck ha llegado a almacenar demasiada de esta y acabar seriamente herido, algunas veces incluso vomitando sangre y deseando morir por el dolor. Lógicamente, por tanto, tiene auténtico pánico a las tormentas eléctricas, y ver una en el horizonte puede ponerle cuanto menos tenso.
Su forma de vida le ha hecho capaz de mentir y de controlar su miedo, lo que no significa que no lo tenga. También se ha convertido en un auténtico escapista, y un nudo en sus muñecas es probable que no se le resista mucho tiempo. Así mismo, sabe luchar sin armas, aunque todas sus maniobras están centradas en el derribo de su oponente y su desequilibrio, más que en realizar daños, para inmovilizarle y robarle o para salir corriendo aprovechando la oportunidad.



Historia: Wilhelm Beck, que por entonces tenía un nombre distinto y también muy diferente aspecto, era un chico normal de la pequeña aldea de Bergnor, en las verdes praderas orientales, hará ya 24 años. Ayudaba a su padre y a su madre y rara vez causaba problemas, aunque pronto llamó la atención de unos monjes locales, que le habían enseñado lo básico de ortografía y geografía y que habían manifestado que el niño tenía unas formas un tanto extrañas.
A los doce años fue cuando Beck tuvo su primer problema. Acudió con su padre a vender la siega de la estación junto a varios hombres más y muchos bueyes a la ciudad feudal de Tyrna, que estaba cerca y donde se podían conseguir buenos precios. Tyrna era famosa por su barrio de alquimistas comerciantes. Estos, como muestra de su poder, habían hecho crear unas antorchas eternas, que alimentadas de magia y de espíritus benignos, ardían perpetuamente en la calle y frente a la sede del gremio de alquimistas. Sucedió que las lámparas perdieron fuerza cuando Beck pasó por allí con sus bueyes y su padre y vecinos, camino de la plaza del pueblo. Nadie le dio mayor importancia, salvo un monje de una secreta orden que pasaba cerca y que vio el suceso.

A la hora, los amigos de su padre y éste mismo vendían la siega en la plaza. Como hacía calor, encomendaron a Beck que buscase algún mozo que pudiese ayudarle a traer agua para los bueyes y para ellos mismos desde el pozo de la ciudad, dándole unas monedas junto al encargo, para que pagase a quien fuese necesario y para que comprase un buen cubo de madera en el que transportar el agua. Beck fue a buscar, con tan mala fortuna que preguntó a un ratero y este, viendo que solo era un crío, trató de aprovecharse y le arrebató de las manos las monedas, amenazando a Beck, que se sintió aterrorizado y se disponía a huir, deseando acudir al refugio de su padre, cuando notó como algo “crujía” en su cabeza. Todo se volvió demasiado brillante un momento y el sol pareció crecer en tamaño, ahí arriba sobre sus cabezas. Wilhelm se sintió desorientado y cuando consiguió enfocar la vista y recobrar el equilibrio descubrió que el matón se había arrodillado y se sujetaba la cabeza, con la nariz sangrándole profusamente, de una manera realmente aterradora. El pilluelo había soltado la bolsa, así que Beck la cogió antes de salir corriendo, sintiendo que todos los que lo miraban al pasar lo hacían acusadoramente.

La vida de Beck fue de mal en peor. A los catorce años recién cumplidos hubo una terrible tormenta eléctrica. El chaval sintió como se le erizaban todos los pelos del cuerpo, se le secaba la garganta y sus oídos le zumbaban, mientras miraba asustado por el ojo de buey de su habitación (que era una pequeña buhardilla) que compartía con su hermano mayor, que estaba fuera trabajando en otra granja aquella semana. Cada vez Beck se sentía peor, hasta que cayó al suelo, con los oídos tronándole y la garganta tan seca como un desierto, haciéndole imposible gritar. Se sentía mareado y con náuseas y aterrorizado como solo un niño lo puede estar ante lo desconocido. Un dolor terrible fue creciéndole en el pecho, desgarrándole por dentro, y así estuvo durante largos minutos, hasta que se pudo oír un crujido y entonces fue cuando el niño que sería Wilhelm Beck algún día gritó. Aunque a aquello no se lo podría definir como un grito, pues el mismo sonido pareció tomar la consistencia de una maza, chocando contra las paredes de la buhardilla y destrozando el tejado , derrumbando cascotes sobre el asustado niño que se libró de ser sepultado por estar junto a una viga principal de la casa, que aguantó el envite.

Fue a partir de ahí donde las cosas cayeron en picado. Toda la aldea le miraba raro, con temor, los dos monjes insistían en examinarle y su madre le miraba con evidente miedo y recelo. El padre de Wilhelm fue el único que trató de justificar lo sucedido como el impacto de un rayo, a pesar de que no hubo fuego y que el desgarrador grito se pudo escuchar en toda la aldea. El rumor corrió y Wilhelm dejó de sentirse seguro. Su padre, que era un hombre inteligente, le buscó un trabajo como correo y así el futuro Beck salió a los caminos, donde estaba más tranquilo en su soledad y donde aprendió a conocer gente en los viajes y a llevar a cabo efímeras pero fructíferas relaciones de compañerismo.

A penas unos meses antes de cumplir los quince años, Beck pasó por Bergnor. El viento (o quizá uno de esos golpes de suerte frecuentes) hizo que el joven Beck se fijase en un dibujo que colgaba, aleteando en un poste a la entrada del pueblo. Era un dibujo de algún bandido, y durante un segundo, el chico le encontró gracia al hecho de que se le pareciese un poco. Desde donde estaba, mientras entraba en el pueblo, podía ver la plaza, donde le extrañó bastante ver a unos hombres con caballos de guerra y vestidos de tonos oscuros, con una llamativa luna y un cofre rojo ribeteados en sus ropas, en rojo. Soltaban un elocuente discurso, y todo el mundo parecía pendiente, habían detenido a alguien y el chico se paró en seco al darse cuenta, repentinamente, de que había sido a su padre. Prestando atención y ocultándose tras una esquina, pudo escuchar que aquel grupo que por su aspecto eran curtidos guerreros le buscaban a él, por los cargos de brujería, asociación con entes diabólicos y asesinato, entre varios otros. Afirmaban que su padre sería interrogado y sanado de la infección que la relación con un diabolista había supuesto, y que el solo hecho de verme era ya peligroso para las almas de los presentes, y que debían reportarlo de inmediato. Wilhelm no quería oír más, de pronto plenamente consciente de que cualquiera que le viese le reconocería, y un pánico creciente iba en aumento, cuando miró alrededor y vio que un hombre estaba a unos metros. Era un aldeano anciano, que había salido a su puerta a escuchar qué sucedía, y Wilhelm lo reconoció como el viejo Ferguson, estaba un poco ciego y un poco loco, y le miraba. El anciano murmuraba “Ya sabía yo que ese no era un buen chico” y Beck se dio cuenta con alivio que las cataratas le impedían verle, por lo que murmuró un “Desde luego”, y se marchó.

Pronto descubrió que la situación se repetía en las poblaciones circundantes, escapando en todo caso más por suerte e instinto que por habilidad, de un cerco cuidadosamente preparado que le tenía a él por presa y objetivo. La única alegría que tuvo durante el siguiente año fue el enterarse en Tyrna de que su padre había sido liberado sano y salvo. Pronto cambió de nombre, por primera vez, y aún más pronto se cansó de huir, pero aquello no había hecho más que empezar, pues la Orden de la Luna Roja, del Wyrm y de tantos otros nombres nunca se rinde, sus miembros nunca descansan y son implacables y terribles pues poseen la más peligrosa de las energías: La devoción y el fanatismo por una causa. Causa oculta y desconocida, para todos quizás, salvo para ellos y unos pocos eruditos. Wilhelm solo podía sospechar por qué le perseguían, podía suponer que era por los sueños proféticos, el suceso de la buhardilla, la sangre en la cara del ladrón, las llamas que se avivan, las lámparas mágicas que se apagan. ¿Tan horrible era él para que le persiguiesen así? ¿Quizás sería cierto que había algo diabólico en él?

Beck, desde entonces, ha hecho de todo: Se ha llamado Thor, Niman, Gorthak, Remus... Ha sido ladrón, cazador, rastreador, comerciante, chapuzas, recadero, curtidor... cualquier cosa que le sirviese para salir al paso. Y lo que no ha sido, alguna vez lo ha fingido ser: de noble a mendigo, de guardia a asesino. Se le acusa de asesinato, brujería, demonismo, de ocultar el sol produciendo un eclipse, lesa majestad, falsificación, robos de todos los tipos, asalto armado, resistencia a la autoridad, fuga, estafa, violación, uso de artes prohibidas en lugares públicos, allanamiento y al menos diez cargos menores más. Algunos dicen que le han visto crecer y convertirse en un hombre lobo, y algunos le achacan la matanza de la corte de Tamyrm, en los páramos del norte. Se le acusa de... bueno, de tantas cosas que uno perdería la cuenta fácilmente. Algunas son ciertas, otras tienen algo de base lógica y otras son meros rumores que han ido creciendo con el tiempo, hasta llegar a asegurar que una vez se convirtió en incorpóreo y atravesó los barrotes de la cárcel para escaparse. Se le denomina, generalmente “Niman el Infausto” y por ese nombre es buscado en media docena de Reinos. Por suerte, hay mucho de rumor entre los que le persiguen, y poco de conocimiento real sobre él, por lo que la mayoría de las guardias no se creerían que alguien tan normal como Beck es “Niman el Infausto”. Se preguntarían donde están los estigmas, la mirada diabólica, el corpachón con la fuerza de diez hombres y la enorme espada a juego en su cinto. Porque cualquiera diría que un asesino de cientos, según los rumores, tendría ropa decente, ¡pues bien ha podido coger la mejor de centenares de cadáveres! Beck odia esta situación y a menudo se carcajea, con cierta amargura, diciendo que un día acusarán al tal Niman de hacer que los niños lloren y que en invierno haga frío.

Wilhelm no se ha sentido cómodo desde los catorce años sino en dos ocasiones: cuando a los dieciocho se ocultó en las cordilleras de Lum, donde en el pico de Merz se unió a una pequeña congregación de monjes que no hacían muchas preguntas, y donde vivió dos años y aprendió muchas artes, perfeccionó la lengua, la retórica y la defensa personal, y en la pequeña villa de Naldus, muy al este, al otro lado del mar. De la primera se marchó debido a que echaba de menos los placeres de la vida (y anhelaba encontrar mujeres, en aquellos sus veinte años recién cumplidos), creía que quizás le habrían olvidado y al fin podría vivir en paz. Se equivocó. De Naldus marchó, huyendo como siempre, dejando atrás a una joven mujer, de la que se había enamorado, cuando la Orden del Wyrm comenzó a dejarse mostrar por la zona. Comprendiendo que había acabado de nuevo una etapa de paz, Beck tomó el camino del mar, esta vez, para huir hacia Jaspia, dejando sin embargo falsas pruebas que indicasen que partía hacia tierra adentro. Wilhelm entendía que cuando las gentes del lugar supiesen con quien habían convivido le temerían y señalarían acusadores, y que aquellos por los que quizás sintiese afecto lo trocarían en miedo y recelo. No pudiendo soportarlo, se marchó deseando guardar sólo los buenos recuerdos de aquella pequeña y hermosa aldea ribereña. Entró cual polizón en un barco y partió: Rumbo a Jaspia.

Supongo que te sentirías débil y sin energía xD. Un poquito apática. El contacto "físico" (tan físico como puede ser con un fantasma) podría revelar sorpresas quizás desagradables.

PD: Veo que tienes una notable dosis de paciencia si te has leído todo

La historia es muy larga y no es recomendable que la lea aquel que quiera compartir trama con este personaje, pues quizás pierda parte del misterio. Vamos, que es para la administración y aquellos más aburridos/con más tiempo libre

Bien, me pones en un serio aprieto.

Me gustaría leerme la historia, pero, ¿Sabes? Con ésta presentación, me apetece escribir contigo. Bonita dicotomía... ¿No te da vergüenza? ¡Debería banearte por...!

Nah, bromas aparte: He estado mirando los apartados de armas y habilidades, y la verdad, lo veo bastante correcto, más bien equilibrado. Tengo una protesta, y es lo de los objetos mágicos, tal vez no me parece del todo correcto que tenga la posibilidad de inutilizarlos definitivamente (O al menos, te diría uqe no usases ésta capacidad sin consultar y obtener la aprobación del dueño del personaje sobre el que pretendas usarlo).

Aparte de éso, bueno, voy a no leer tu historia y a romper una lanza sólo en base a que el personaje no me parece "over".

Venga, un saludo. A ver qué dice el resto (Los que se la lean xD)

Jaja, gracias por la respuesta.

Bueno, en cuanto a lo de los objetos mágicos, ya he señalado que su poder languidece a veces temporalmente, a veces definitivamente (a veces se apagan del todo, a veces solo se reduce su poder), en presencia de Beck. Por supuesto, los más poderosos aguantarán mucho más intactos que los menores, e incluso los menores quizás requieran una presencia más o menos prolongada para acabar inútiles.

En cualquier caso, no dudes que acudiré a un máster en caso de afectar a un objeto importante o al de un jugador (y también lo consultaré con dicho jugador).

No me da tiempo ahora mismo a leerla entera porque suficiente es que ando aquí antes de que den las siete de la mañana, pero me he leido lo suficiente para dar mi aprobación o no. Y lo cierto es que concuerdo bastante con Yshara.

Salvo la absorción de magia y energía, el resto me parece correcto. En cuanto esto primero pues... Como te dijo Yshara; mientras lo consultes con el otro user o en el caso de ser algo importante con uno de los administradores, bien =)

Mas tarde leo la historia, aqui son las 8am y no me dan las neuronas para leer algo tan largo T.T

Pero lei el principio y me gusto mucho ^^

Saludos!

P.D: Mmmm, recuerdo cierto anillo de cierta mujer/niña que puede verse afectado por los poderes de este pj... Que interesante se va a poner esto!

A mi la ficha me parece muy bien. Coincido en lo relativo a lo de la absorción de magia y energía: debe ir con consulta al otro user y / o a la administración.

PD: Si estás cerca, no podré materializar lo que sueño; nunca me ha pasado antes... podría ser interesante.

Ficha aprobada, pues =)

Gracias, y pido perdón por torturaros con una historia tan larga xD

Por lo general nos tortura muuuuucho más una ficha cortita y sin apenas contenido =P
¡Disfruta del rol!

Salud, maese Beck...

Interesante personaje !

Atte: Lohengrin

Sophitia escribió:
P.D: Mmmm, recuerdo cierto anillo de cierta mujer/niña que puede verse afectado por los poderes de este pj... Que interesante se va a poner esto!

BUAAAAA lloraré donde no pueda revertir la maldición!!!!

En otras noticias.

Ok, muy chevere la ficha, dan ganitas de verdad de ponerse a escribir contigo, pero entonces llega Sophitia y hace ese comenterio y me da un yo no sè que porque, yo protesto, no se vale ICHI

Me ha gustado bastante bienvenido ^^

Dulfary escribió:

Sophitia escribió:
P.D: Mmmm, recuerdo cierto anillo de cierta mujer/niña que puede verse afectado por los poderes de este pj... Que interesante se va a poner esto!

BUAAAAA lloraré donde no pueda revertir la maldición!!!!

En otras noticias.

Ok, muy chevere la ficha, dan ganitas de verdad de ponerse a escribir contigo, pero entonces llega Sophitia y hace ese comenterio y me da un yo no sè que porque, yo protesto, no se vale ICHI

Ahora no me vengan a echar la culpa A mi me va a gustar tu pj aunque estes en niña, vente conmigo que yo te cuido *-*


jijijijiji, Lis tambien estaria en problemas, este chico va a traer guerras al foro, jajaja

Hombre, guerra es una palabra fea, dejémoslo en conflicto, pero tranquilos, hay Beck para todos xD (aunque de momento lo esté disfrutando en solitario)

Voy a estar un poco liado esta semana, pero sin duda buscaré tramas conjuntas a partir de entonces.

Desaparece de escena a la más mínima señal de peligro, ¿eh...? Igual por Jaspia se verá obligado a desaparecer más de una vez ^^.
Me gusta el personaje, sobretodo su lado "superviviente" y su habilidad, que podrá dar juego en la interpretación. Y buena enumeración de delitos xD.
No te preocupes por la longitud de la historia, por cierto. Por un lado las hay mucho más largas, y por el otro no es molestia leerla. Aunque he de admitir que con la advertencia inicial dudé un momento si hacerlo o no... supongo que me pudo la curiosidad =P.

Que buen personaje, me ha encantado y para nada se me ha echo largo de leer. Me gusta mucho tu personaje.

Veo que te has puesto al día con todas las fichas que no habíais leído ;D

Me alegro de que te guste

Ame tu pj!
Enserio dan ganas de escribir contigo!
amé como lo describes y la sensacion que da,enserio que imaginacion tienes.
Me parese que es tan humano y tan diferente que es genial!

espero poder integrarme a tu trama algun dia

Ehteee... tengo que admitir que esto no me lo esperaba. Gracias ^^

La verdad que la trama que llevo ahora es más o menos privada, pero estoy abierto a la posibilidad de abrir otras tramas con más jugadores.

PD: Yo también te quiero nena. (Lohen y a ti tb guapo)