Cargamento peligroso

La noche anterior la elfa apenas y si sabía guiarse por la ciudad, inclusive esa misma mañana había pedido ayuda para encontrar los lugares que buscaba. Y sin embargo, ahora era ella la que llevaba a Sophitia a toda velocidad por montones de callejones y recovecos, llamo mucho la atención de la pirata su buen sentido de la orientación.

Estaba cayendo la tarde por fin, si se ponía a pensarlo, la muchacha no podía creer la cantidad de cosas que habían hecho en un solo día, aunque a decir verdad la mayoría habían sido puras tonterías para matar el tiempo, distracciones momentáneas sin mucha importancia, sobre todo para Sophitia que no había tenido ni que pensar una estrategia, o planear plan alguno. Así y todo la había pasado muy bien, quería concluir el día golpeando a algunos idiotas.

Cuando llegaron a la taberna varias personas estaba saliendo, estaba llegando la noche, lo cual significaba que cierta clase de gente se marchaba y otra tanta llegaba, en un constante intercambio. Yshara se sentó de inmediato en una mesa junto a la ventana, la pirata la siguió sin mas, cualquier lugar estaba bien, aunque suponía que desde allí tendrían una buena vista de todo lo que pasara en las calles.

- Genial – Dijo recostándose haragana en la silla – Ya era hora de dejar de correr de un lado a otro – Agrego riendo – eh! Mecera!

La mujer que había conocido años mejores se acerco, una larga jornada de trabajo la tenía agotada, y aun quedaba gran parte de la noche por delante. Pero apenas y si le presto atención a esto, Sophitia quería beber algo, y la botella de licor que había robado ya hacia un tiempo que estaba vacía.

- Trae cerveza y.... – Miro un segundo a Yshara intentando adivinar - ¿Vino?

Seguía pareciéndole sacrílego que no le gustara la cerveza, pero allá ella, gustos eran gustos. Agarro una silla de la mesa de al lado, sin pedir permiso como era de esperarse, y apoyó los pies en ella. Normalmente lo hubiese hecho directamente sobre la misma mesa, pero no sabía que tanto podía molestar eso a la elfa, y prefería no tentar a su suerte.

Yshara sonrió.

- Por ejemplo - respondió. - Que sea vino.

No había nada que hacer en éso; si podía elegir, prefería el vino. Podía soportar la cerveza, pero no conseguir que le gustara. Sophitia no sería la primera ni la última que lo considerase una especie de sacrilegio, pero dentro del campo de las ofensas a los dioses, Yshara las había hecho bastante peores, literal y figurativamente.

De todas formas el trago era lo de menos, así como la posada. El dinero que cambió de manos ésta vez era "normal", no convenía que, cuando mirasen ésa posada, encontrasen un distintivo.

A Yshara se le había pasado por la cabeza que la táctica de los... ¿Mercenarios?, pudiera no ser exactamente la misma que la noche anterior, o que pudieran tener un as en la manga. Por éso, de momento, pretendía estar en lugares públicos; precisamente, porque no había descartado que, en un momento concreto, se repitiera la escena de la otra noche. Es decir, tomadas por sorpresa. Claro que, también sería menester que no levantasen el mismo revuelo que la noche anterior.

Así pensando, seguramente le habría dado igual que Sophitia le pusiera los pies sobre el regazo. Era un momento divertido, un momento pacífico antes de la noche que...

... ya se aproximaba.

La elfa entrecerró los ojos. Y a través de la ventana, se fijó en un hombre vestido de oscuro, que caminaba con gesto no tan distraído por entre los habitantes de la noche que comenzaban a... maldita sea, no era su rostro, no era su atuendo. Eran sus movimientos lo que le sonaba a Yshara. Pero estaba solo, como cabía esperar.

- ¿Estás lista? - preguntó, sin mirar hacia adentro. - Ha sido una tarde magnífica, pero es posible que nos toque... bailar, ahora.

Ya con las bebidas en la mesa, Sophitia se dedico a lo que era su especialidad, es decir, beber. Pero no se le olvido en ningún momento por que estaba allí, en su relajada y despreocupada posición siguió mirando alrededor, casi como esperando que en cualquier momento volviera a pasar lo de la noche anterior, que un grupo de extraños entrara de improviso al lugar buscando a las dos muchachas.

Con la mano que no estaba sosteniendo el jarro de cerveza (obviamente no iba a soltarlo), palpo al costado de su cuerpo, allí estaba su cuchillo, el que la había acompañado toda la vida, regalo de su padre, si era necesario no iba a dudar en usarlo. Matar no era una de las cosas que a Sophitia mas le gustara, pero sabía como eran las cosas en el mundo real, sabia perfectamente que la otra parte no dudaría al momento de acabar con su vida, ella misma no sería menos.

Fuera se veía cada vez menos por la oscuridad que rápidamente se cernía sobre la ciudad, así y todo las antorchas y las luces de los negocios ayudaba un poco. Pero no era la luz lo que evito que Sophitia notara al hombre sospechoso, sino la falta de experiencia. Así y todo noto un cambio en el gesto de la elfa, y eso fue lo que la hizo poner en alerta antes incluso de que hablara, apuro lo que quedaba en su jarro y lo dejo en la mesa.

- Siempre lo estoy – Dijo sonriendo de oreja a oreja – Bailemos entonces, tu guías - Bajó los pies de la silla para poder levantarse en cuanto Yshara diera la señal.

Ya sentía la adrenalina haciendo efecto dentro suyo, como bien había dicho su compañera, la tarde había sido extraordinaria, pero nada era comparado a la sensación de verse incluida en una pelea, conflicto, o disputa de cualquier tipo. Combatir, de eso se trataba su vida, las luchas en las tabernas parecían un chiste, pero eran un fiel reflejo de lo que era su vida.

Todavía no.

Para el baile primero hacía falta que comenzase la música; y para éso hacía falta que llegase la orquesta. Y aunque la pelirroja estaba prácticamente convencida de que había visto al menos a dos 'instrumentistas' - continuando con el símil - todavía no eran suficientes.

Tenía que reconocer que se movían con una profesionalidad enorme, y aquello le despertaba la mayor curiosidad. Parecían acostumbrados a cazar a personas como ella. Entonces, ¿Cómo es que no pudieron detenerla en el barco...? No, inútil pensarlo. No eran los marinos del Titán. Aquella gente estaba entrenada.

Uno de ellos incluso entró en la taberna donde se encontraban. Como quiera que la Providencia quiso que, en ése momento, la camarera les estaba sirviendo la segunda ronda, la conversación se desarrolló apenas a dos pasos de la mesa de la elfa y la pirata, una conversación breve. La mujer no parecía saber nada sobre lo que le estaban preguntando, y el hombre miró en derredor, perdido. Por supuesto que su vista pasó sobre Sophitia e Yshara; en aquel momento, y casi como un acto reflejo, la elfa levantó la mano y le hizo una seña para que se acercase.

- ¿Señora? - preguntó el hombre, suspicaz, acercándose a la mesa.

- He oído parte de la conversación - señaló Yshara, apuntándose con el dedo a las orejas de elfa. - ¿Cuánto ofreces por la información?

El hombre pareció fruncir el ceño un momento, pero luego, aparentemente, se relajó. Se lo pensó un momento, y les enseñó brevemente una moneda de oro fácilmente recnocible, especialmente por Yshara.

- Veinte de éstas - dijo. - Si habéis visto a alguien usando una igual en alguna parte.

Yshara cogió la moneda y la estudió con fingido detenimiento. Pasó un momento largo antes de que alzase la vista.

- Hablemos en otro sitio - dijo, sonriendo.

Y entonces el movimiento comenzó, primero en las calles, entre las personas buscaban alguna señal, alguna pista que los guiara hacia sus presas. La pirata prestó más atención, y tenia que admitir que seguir la mirada de la elfa le ayudaba mucho en su búsqueda, logró notarlos por aquí y por allá, dando vueltas, preguntándole a las personas que pasaban.

Cuando uno de ellos entró en el bar, Sophitia se preparo para lo peor, sin duda las vería en seguida, las reconocería, llamaría a sus amigos y comenzarían de nuevo con las peleas y la persecución ¿Acaso ese era el plan de Yshara? No lo creía, ella se veía muy tranquila, sentada en la mesa bebiendo como si nada estuviera sucediendo, pero su mirada no se apartaba del sujeto que preguntaba en ese momento a la camarera.

El papel de Sophitia era simple, tenia que quedarse callada y observar con atención, intentar no mostrar sorpresa cuando vio que la elfa levantaba la mano, llamando al mismo tipo que las estaba buscando. Ahogo la sorpresa tras la jarra de cerveza, aunque apenas y si quedaban unas pocas gotas en el fondo del tarro. Escucho con atención, y recién entonces entendió a que iba todo eso, no iban a pelear aun, primero había que saber algo más sobre sus oponentes.

Vio la moneda pasar de manos, que buena mentirosa era su compañera, lo tendría en cuenta para futuras charlas, era toda una actriz cuando quería. El “otro sitio” de seguro sería su propio cuarto, aun así, y suponiendo como iba a ser el plan de ahí en adelante, la pirata prefirió no adelantarse a los acontecimientos, si hacia algo mal podría arruinarlo todo. Así que se comporto servicial, y no se levanto de la mesa hasta que no lo hizo Yshara primera, iba en contra de su manera de ser el quedarse callada y comportarse, pero nadie dijo que la tarea iba a ser fácil.