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Aterrizaje imprevisto
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Re: Aterrizaje imprevisto
Su primera reacción fue de sorpresa. Sorpresa por la irrupción del vociferante y amenazador, pero reducido grupo y sorpresa por la actitud de Sophitia al ir a encararlos sin más, estando sola y desarmada. ¡Qué mujer tan valiente era!
Su segunda reacción fue desaparecer mimetizándose con el ambiente. No tenía la menor intención de huir dejando a la pirata abandonada a su suerte, todo lo contrario. No ser vista representa una ventaja inapreciable en una pelea y ella estaba dispuesta a usarlas todas contra esos energúmenos. Sin pensarlo dos veces, enfurecida por la visión de su amiga atacada por una turba, dejó velozmente su carga sobre la arena, recogió una piedra de buen tamaño y se dirigió corriendo al lugar de la refriega.
Si los cinco atacantes no hubiesen estado tan pendientes de reducir a Sophitia, primero, y de prepararse para disfrutar del espectáculo de su martirio, después, tal vez hubiesen notado que una roca volaba en el aire hacía ellos y se hubiesen hecho alguna pregunta al respecto. Tal como estaban las cosas, no se dieron cuenta de nada hasta que una roca de buen tamaño cayó desde el aire sobre la crisma del tipo que se proponía romperle las manos a la pirata, el que se desplomó sobre la arena como un saco de papas. Acto seguido, el mazo se desprendió de las manos del caído y, cobrando vida propia, se descargó sobre la mollera del que sujetaba a la muchacha, el que fue a hacerle compañía a su compinche sobre la arena.
Decir que los restantes atacantes estaban sorprendidos sería quedarse cortos. Estaban paralizados por el estupor y eso les costó caro. El mazo anhelaba el sonido de huesos rotos para saciar su sed de venganza. Implacable, revoloteó en el aire, golpeando a diestra y siniestra, moliendo costillas, brazos y clavículas, hasta que satisfecho y agotado cayó también en la arena.
Sostenida aún por la energía de su furia y la adrenalina del reciente combate, por llamarlo de alguna manera, Florangél se acercó a su amiga.
- ¡Cómo te han dejado estos bárbaros! – exclamó, aguantando apenas el deseo de aplicarles otra buena tunda a los desalmados. En lugar de eso, creó un poco de agua en la palma de su mano y mojando con ella el sangrante rostro de la pirata - ¿Crees que puedas caminar? Tenemos que irnos de aquí.
Estaba decidida a irse de esa isla de inmediato. Ya no era un sitio agradable. Todavía no podía transformarse, pero podían usar el bote que había visto para esperar en el mar el tiempo que fuera necesario. Nunca se había robado nada en su vida, pero esto era una causa de fuerza mayor. Recogerían las provisiones que habían encontrado y los utensilios que habían sacado del propio bote y se irían. Los campesinos estaban demasiado contundidos para provocarles problemas.
Su segunda reacción fue desaparecer mimetizándose con el ambiente. No tenía la menor intención de huir dejando a la pirata abandonada a su suerte, todo lo contrario. No ser vista representa una ventaja inapreciable en una pelea y ella estaba dispuesta a usarlas todas contra esos energúmenos. Sin pensarlo dos veces, enfurecida por la visión de su amiga atacada por una turba, dejó velozmente su carga sobre la arena, recogió una piedra de buen tamaño y se dirigió corriendo al lugar de la refriega.
Si los cinco atacantes no hubiesen estado tan pendientes de reducir a Sophitia, primero, y de prepararse para disfrutar del espectáculo de su martirio, después, tal vez hubiesen notado que una roca volaba en el aire hacía ellos y se hubiesen hecho alguna pregunta al respecto. Tal como estaban las cosas, no se dieron cuenta de nada hasta que una roca de buen tamaño cayó desde el aire sobre la crisma del tipo que se proponía romperle las manos a la pirata, el que se desplomó sobre la arena como un saco de papas. Acto seguido, el mazo se desprendió de las manos del caído y, cobrando vida propia, se descargó sobre la mollera del que sujetaba a la muchacha, el que fue a hacerle compañía a su compinche sobre la arena.
Decir que los restantes atacantes estaban sorprendidos sería quedarse cortos. Estaban paralizados por el estupor y eso les costó caro. El mazo anhelaba el sonido de huesos rotos para saciar su sed de venganza. Implacable, revoloteó en el aire, golpeando a diestra y siniestra, moliendo costillas, brazos y clavículas, hasta que satisfecho y agotado cayó también en la arena.
Sostenida aún por la energía de su furia y la adrenalina del reciente combate, por llamarlo de alguna manera, Florangél se acercó a su amiga.
- ¡Cómo te han dejado estos bárbaros! – exclamó, aguantando apenas el deseo de aplicarles otra buena tunda a los desalmados. En lugar de eso, creó un poco de agua en la palma de su mano y mojando con ella el sangrante rostro de la pirata - ¿Crees que puedas caminar? Tenemos que irnos de aquí.
Estaba decidida a irse de esa isla de inmediato. Ya no era un sitio agradable. Todavía no podía transformarse, pero podían usar el bote que había visto para esperar en el mar el tiempo que fuera necesario. Nunca se había robado nada en su vida, pero esto era una causa de fuerza mayor. Recogerían las provisiones que habían encontrado y los utensilios que habían sacado del propio bote y se irían. Los campesinos estaban demasiado contundidos para provocarles problemas.
Florangél- Cantidad de envíos : 216
Re: Aterrizaje imprevisto
Sophitia se resistía con toda su fuerza a que la llevaran hacia la roca, la misma que momentos antes le había parecido maravillosa para sentarse a mojarse los pies. Pero el hombre la tenía fuertemente sujetada, y le torcía los brazos como un animal cada vez que trataba de resistirse.
Finalmente llegaron al lugar y también a la fuerza le extendieron la mano derecha, un profundo odio se reflejaba en la mirada de la pirata, un desprecio sin igual por todo y por todos, estos granjeros no eran ya solo ellos, eran la representación de todos los que la habían juzgado a lo largo de su vida, todos los que habían intentado dañarla, y todos de los que se vengaría.
El granjero levanto la maza por encima de su cabeza, Sophitia lo miro fijamente, no cerraría los ojos ni un instante, y gracias a eso pudo ver a la piedra voladora que se acercaba por detrás del desprevenido, por un segundo la imagen la sorprendió, pero en seguida entendió de que se trataba. El que sujetaba el mazo en cambio, se quedo sorprendido al ver una sonrisa en donde debería haber una cara de terror, la pirata sonreía, y lo hacia con ganas, como quien ha ganado la batalla.
Callo al suelo seco, seguramente estaba muerto, su arma comenzó a flotar también, golpeando a todos los amigos del primero. Sophitia solo atino a agacharse un par de veces, preocupada de que en el apuro, su amiga terminara golpeándola. Finalmente todos estaban en el piso, y no se levantarían por un rato, los que no estaban inconscientes tenían varios huesos rotos, no tendrían ganas de ponerse en pie.
Su aspecto no era el mejor, pero había estado peor en otras circunstancias, solo tenía el labio roto y un ojo algo hinchado. Acepto el agua que le ofrecía su amiga, bebió apenas y se mojo con lo que quedaba el rostro, para quitarse la sangre que le había quedado. Luego no pudo evitar darle un abrazo a Florangel, la situación no era la adecuada, tenían que correr de ahí antes de que alguno cambiara de opinión y se levantara o que vinieran mas de ellos, pero era mas fuerte que ella.
- Es la primera vez que alguien me ayuda así.... – En el mundo pirata no hay espacio para débiles, ni para las amistades profundas, o la lealtad incondicional. Sus peleas siempre habían sido suyas, y siquiera su padre movía un dedo salvarla, no por que no se preocupara por su bien estar, sino porque Sophitia nunca lograría ganarse el respeto de la tripulación si andaba necesitando ayuda del capitán. Pero por primera vez, alguien preocupada por que le hicieran daño, había puesto en peligro su bien estar para salvarla.
Sus piernas no habían sido gravemente afectadas en la pelea, así que en respuesta se puso en pie de un solo movimiento. Quito la arena de mas que tenía en la ropa y el cabello y sonrió, aunque eso hizo que el labio le volviera a sangrar.
- Estoy mas que lista, salgamos de este apestoso lugar – Dijo mientras se sacaba con la manga la mancha de sangre.
Comenzó a marchar a paso acelerado hacia donde su amiga había ido a buscar provisiones momentos antes. Cuando pasaba vio a los cangrejos que antes cazara corriendo lejos del lugar “Por esta vez han salvado”, se dijo sonriendo la pirata.
Finalmente llegaron al lugar y también a la fuerza le extendieron la mano derecha, un profundo odio se reflejaba en la mirada de la pirata, un desprecio sin igual por todo y por todos, estos granjeros no eran ya solo ellos, eran la representación de todos los que la habían juzgado a lo largo de su vida, todos los que habían intentado dañarla, y todos de los que se vengaría.
El granjero levanto la maza por encima de su cabeza, Sophitia lo miro fijamente, no cerraría los ojos ni un instante, y gracias a eso pudo ver a la piedra voladora que se acercaba por detrás del desprevenido, por un segundo la imagen la sorprendió, pero en seguida entendió de que se trataba. El que sujetaba el mazo en cambio, se quedo sorprendido al ver una sonrisa en donde debería haber una cara de terror, la pirata sonreía, y lo hacia con ganas, como quien ha ganado la batalla.
Callo al suelo seco, seguramente estaba muerto, su arma comenzó a flotar también, golpeando a todos los amigos del primero. Sophitia solo atino a agacharse un par de veces, preocupada de que en el apuro, su amiga terminara golpeándola. Finalmente todos estaban en el piso, y no se levantarían por un rato, los que no estaban inconscientes tenían varios huesos rotos, no tendrían ganas de ponerse en pie.
Su aspecto no era el mejor, pero había estado peor en otras circunstancias, solo tenía el labio roto y un ojo algo hinchado. Acepto el agua que le ofrecía su amiga, bebió apenas y se mojo con lo que quedaba el rostro, para quitarse la sangre que le había quedado. Luego no pudo evitar darle un abrazo a Florangel, la situación no era la adecuada, tenían que correr de ahí antes de que alguno cambiara de opinión y se levantara o que vinieran mas de ellos, pero era mas fuerte que ella.
- Es la primera vez que alguien me ayuda así.... – En el mundo pirata no hay espacio para débiles, ni para las amistades profundas, o la lealtad incondicional. Sus peleas siempre habían sido suyas, y siquiera su padre movía un dedo salvarla, no por que no se preocupara por su bien estar, sino porque Sophitia nunca lograría ganarse el respeto de la tripulación si andaba necesitando ayuda del capitán. Pero por primera vez, alguien preocupada por que le hicieran daño, había puesto en peligro su bien estar para salvarla.
Sus piernas no habían sido gravemente afectadas en la pelea, así que en respuesta se puso en pie de un solo movimiento. Quito la arena de mas que tenía en la ropa y el cabello y sonrió, aunque eso hizo que el labio le volviera a sangrar.
- Estoy mas que lista, salgamos de este apestoso lugar – Dijo mientras se sacaba con la manga la mancha de sangre.
Comenzó a marchar a paso acelerado hacia donde su amiga había ido a buscar provisiones momentos antes. Cuando pasaba vio a los cangrejos que antes cazara corriendo lejos del lugar “Por esta vez han salvado”, se dijo sonriendo la pirata.
Sophitia- Cantidad de envíos : 955
Re: Aterrizaje imprevisto
No se imaginó que alguno de los campesinos podría haber muerto producto de sus golpes. Lo cual fue muy bueno para ella, ya que la sola idea la hubiera aterrorizado hasta paralizarla. La muerte no le era ajena; había visto morir gente por enfermedad o vejez y también había visto matar, pero la mera posibilidad de matar ella a alguien le provocaba escalofríos. Ni siquiera le resultaba simple matar a las aves de corral que proveían a la mesa familiar.
Convencida de que su acometida había dejado sólo heridos, comprobó con alivio que su amiga no tenía lesiones de gravedad y podría caminar sin problemas. Correspondió a su abrazo con afecto y una buena dosis de sorpresa. ¿Era la primera vez que alguien la ayudaba así? Por boca de la propia Sophitia sabía que ella había estado metida en no pocos problemas, ¿ni siquiera su padre le había ayudado? No podía comprenderlo. Conmovida, estrechó aún más el abrazo, antes de soltarla para emprender la marcha.
No pensaba dejar tirados sobre la arena ni los mariscos que había recolectado ni los utensilios que había sacado del bote, así que dejó que Sophitia se adelantara mientras recogía las cosas con rapidez. Tan pronto tuvo todo en su poder, la alcanzó con una breve carrera y guió la marcha al bote.
- Encontré un bote no muy lejos de aquí – explicó – De él tomé prestadas estas cosas – le mostró el cesto, los jarros, platos, cucharas y el perol – Podríamos irnos en él y esperar en el mar hasta que pueda trasformarme de nuevo.
Ni el pavoroso mareo que sufriera la noche anterior ni su absoluta falta de conocimientos náuticos le parecieron obstáculos serios para su plan. Confiaba en las habilidades marineras de su amiga y esperaba haberse inmunizado contra los mareos. De todos modos, siempre podía intentar dormir hasta que llegara la hora de partida, si era necesario, o incluso usar una burbuja, aunque los recién descubiertos efectos colaterales de esta última no la hacían una alternativa muy atractiva.
- Mira, ahí esta nuestra embarcación.
Desplazándose con agilidad, dejó su carga sobre el bote y se aprestó a empujarlo para echarlo al mar, según creía hacían los pescadores, pero la súbita visión de los rostros admonitorios de sus padres frenó su intento. Retrocediendo un poco, dejó sobre la arena el saquito en que llevaba su dinero y con toda naturalidad volvió a la tarea.
Convencida de que su acometida había dejado sólo heridos, comprobó con alivio que su amiga no tenía lesiones de gravedad y podría caminar sin problemas. Correspondió a su abrazo con afecto y una buena dosis de sorpresa. ¿Era la primera vez que alguien la ayudaba así? Por boca de la propia Sophitia sabía que ella había estado metida en no pocos problemas, ¿ni siquiera su padre le había ayudado? No podía comprenderlo. Conmovida, estrechó aún más el abrazo, antes de soltarla para emprender la marcha.
No pensaba dejar tirados sobre la arena ni los mariscos que había recolectado ni los utensilios que había sacado del bote, así que dejó que Sophitia se adelantara mientras recogía las cosas con rapidez. Tan pronto tuvo todo en su poder, la alcanzó con una breve carrera y guió la marcha al bote.
- Encontré un bote no muy lejos de aquí – explicó – De él tomé prestadas estas cosas – le mostró el cesto, los jarros, platos, cucharas y el perol – Podríamos irnos en él y esperar en el mar hasta que pueda trasformarme de nuevo.
Ni el pavoroso mareo que sufriera la noche anterior ni su absoluta falta de conocimientos náuticos le parecieron obstáculos serios para su plan. Confiaba en las habilidades marineras de su amiga y esperaba haberse inmunizado contra los mareos. De todos modos, siempre podía intentar dormir hasta que llegara la hora de partida, si era necesario, o incluso usar una burbuja, aunque los recién descubiertos efectos colaterales de esta última no la hacían una alternativa muy atractiva.
- Mira, ahí esta nuestra embarcación.
Desplazándose con agilidad, dejó su carga sobre el bote y se aprestó a empujarlo para echarlo al mar, según creía hacían los pescadores, pero la súbita visión de los rostros admonitorios de sus padres frenó su intento. Retrocediendo un poco, dejó sobre la arena el saquito en que llevaba su dinero y con toda naturalidad volvió a la tarea.
Florangél- Cantidad de envíos : 216
Re: Aterrizaje imprevisto
Al final los pobres cangrejos no escaparon, peor para ellos, mejor para el estomago de Sophitia, que aunque no se había quejado, sentía un hambre voraz, tanta agua y pelea habían hecho mella en su estomago. Ayudo a su amiga a juntar unos pocos que se le habían escapado y siguió caminando a paso acelerado.
La buena noticia lleno de alegría a la pirata, una pequeña embarcación les podía ser de mucha ayuda en una situación así. Le sonrió a la hechicera, había hecho un excelente trabajo.
- ¡Buena idea! - Miro adelante a la espera de que el bote apareciera a la vista, y de hecho, si se podía ver claramente una forma negra algo mas lejos.
Era un barco pequeño de pescadores, con dos remos, una vela triangular y lugar para unas pocas personas. Era perfecta, podía conducirla sin problema y sin ayuda alguna, llegarían a destino en un santiamén. Dejo las pocas cosas que habían juntado arriba y comenzó a mirar si no estaba rota en ningún lado, si la tela estaba bien, hasta los remos reviso por las dudas, no quería tener ninguna clase de contratiempo en lo que quedaba del viaje.
Observo con una mezcla de gracia y ternura como Florangel dejaba algo de dinero en lugar del barco. Era difícil de entender como una chica tan honesta se juntaba con alguien como Sophitia, que robaba y engañaba para sobrevivir a diario. Pero así era de hecho, y funcionaban muy bien juntas, ya eran varias de las cosas que se habían salvado gracias a trabajar juntas. Funcionaba, así que no había que tocarlo.
- En cuento notes que no toca la arena, sube, yo empujare un poco mas y subiré luego - Quería estar segura de salir al primer intento, para no retrasar más la huida.
Ambas empujaron el pequeño barco pesquero un buen trecho, cuando Sophitia estaba segura que aguantaría a ambas se subió y agarro sin mas los remos, manteniendo la vela cerrada. Las ola podían se un gran problema si había mucho viento, pero aun así, no era imposible.
Con ambos remos comenzó a llevar la embarcación lejos de la costa, aceleraba el ritmo para agarrar las olas antes de que rompieran sobre ellas y dejaba que el mar las absorbiera cuando las mismas ya habían pasado. Cuando ya estaba lo suficientemente mar adentro, dejo de remar y abrió por fin la vela.
- Esto me hace acordar a cuando era una niña - Dijo feliz de estar en el mar una vez mas, con timón en mano se sentía la reina del mundo.
La buena noticia lleno de alegría a la pirata, una pequeña embarcación les podía ser de mucha ayuda en una situación así. Le sonrió a la hechicera, había hecho un excelente trabajo.
- ¡Buena idea! - Miro adelante a la espera de que el bote apareciera a la vista, y de hecho, si se podía ver claramente una forma negra algo mas lejos.
Era un barco pequeño de pescadores, con dos remos, una vela triangular y lugar para unas pocas personas. Era perfecta, podía conducirla sin problema y sin ayuda alguna, llegarían a destino en un santiamén. Dejo las pocas cosas que habían juntado arriba y comenzó a mirar si no estaba rota en ningún lado, si la tela estaba bien, hasta los remos reviso por las dudas, no quería tener ninguna clase de contratiempo en lo que quedaba del viaje.
Observo con una mezcla de gracia y ternura como Florangel dejaba algo de dinero en lugar del barco. Era difícil de entender como una chica tan honesta se juntaba con alguien como Sophitia, que robaba y engañaba para sobrevivir a diario. Pero así era de hecho, y funcionaban muy bien juntas, ya eran varias de las cosas que se habían salvado gracias a trabajar juntas. Funcionaba, así que no había que tocarlo.
- En cuento notes que no toca la arena, sube, yo empujare un poco mas y subiré luego - Quería estar segura de salir al primer intento, para no retrasar más la huida.
Ambas empujaron el pequeño barco pesquero un buen trecho, cuando Sophitia estaba segura que aguantaría a ambas se subió y agarro sin mas los remos, manteniendo la vela cerrada. Las ola podían se un gran problema si había mucho viento, pero aun así, no era imposible.
Con ambos remos comenzó a llevar la embarcación lejos de la costa, aceleraba el ritmo para agarrar las olas antes de que rompieran sobre ellas y dejaba que el mar las absorbiera cuando las mismas ya habían pasado. Cuando ya estaba lo suficientemente mar adentro, dejo de remar y abrió por fin la vela.
- Esto me hace acordar a cuando era una niña - Dijo feliz de estar en el mar una vez mas, con timón en mano se sentía la reina del mundo.
Sophitia- Cantidad de envíos : 955
Re: Aterrizaje imprevisto
- De acuerdo.
Obedeció fielmente las instrucciones de Sophitia y se subió al bote apenas éste entró al agua, acomodándose en un extremo. No había viajado por mar en embarcaciones de ningún tipo hasta el día anterior, pero alguna vez había navegado en un pequeño bote en el lago en el que se asentaba su ciudad natal. Había sido un paseo delicioso, en el que ni siquiera se le había ocurrido que pudiera marearse, quizás por lo calmas que eran aquellas aguas.
Soplaba en aquellos momentos una brisa moderada que rizaba la superficie del mar y hacía bambolearse al barquichuelo. No temía que se diera vuelta y naufragara, confiaba en la pirata; en el que no confiaba era en su estómago, temía que fuera a rebelarse ante tanto movimiento.
Tanto por mantener a su mente alejada de los desagradables pensamientos de náuseas y mareos como porque era incapaz de mantenerse quieta mientras había alguien activo a su lado y también porque tenía un hambre feroz, se dio a la tareas de preparar la comida mientras Sophitia se encargaba de las labores náuticas.
Lo primero fue llenar de agua el perol, lo que requirió de varios conjuros ya que sólo podía crear el equivalente a un par de vasos cada vez. Lo segundo, fue hacer el fuego; como era creado por magia no necesitaba leña, yesca ni pedernal para hacerlo. Simplemente lo invocó en medio del brasero y puso el agua a hervir; cuando estuvo a punto, echó en ella todo el contenido de la cesta y se dispuso a esperar, vigilando que perol y brasero no fueran a volcarse. No tenía nada para sazonar o condimentar la comida, pero no dudaba de que con el hambre que tenían iban a encontrarla deliciosa.
La notoria felicidad de su amiga la hizo sonreír; la pobre la había pasado muy mal con el ataque de los granjeros y le alegraba que pensara en cosas más agradables.
- ¿Cuándo eras niña también manejabas botes como éste?
Escuchó la respuesta mientras miraba el contenido el perol y determinaba que la comida estaba lista. Apagó el fuego, sirvió cangrejos, mejillones y almejas en dos platos, llenó dos jarros con agua, dispuso todo en el centro del bote y le hizo una reverencia a Sophitia.
- El almuerzo está listo, capitana.
Oficiaría de navegante después de almorzar. Tenía que intentar determinar la probable ubicación del barco en el que habían viajado para que la pirata dirigiera el bote hacia él. Con suerte, podría ahorrarse una o dos transformaciones, si no todas.
Obedeció fielmente las instrucciones de Sophitia y se subió al bote apenas éste entró al agua, acomodándose en un extremo. No había viajado por mar en embarcaciones de ningún tipo hasta el día anterior, pero alguna vez había navegado en un pequeño bote en el lago en el que se asentaba su ciudad natal. Había sido un paseo delicioso, en el que ni siquiera se le había ocurrido que pudiera marearse, quizás por lo calmas que eran aquellas aguas.
Soplaba en aquellos momentos una brisa moderada que rizaba la superficie del mar y hacía bambolearse al barquichuelo. No temía que se diera vuelta y naufragara, confiaba en la pirata; en el que no confiaba era en su estómago, temía que fuera a rebelarse ante tanto movimiento.
Tanto por mantener a su mente alejada de los desagradables pensamientos de náuseas y mareos como porque era incapaz de mantenerse quieta mientras había alguien activo a su lado y también porque tenía un hambre feroz, se dio a la tareas de preparar la comida mientras Sophitia se encargaba de las labores náuticas.
Lo primero fue llenar de agua el perol, lo que requirió de varios conjuros ya que sólo podía crear el equivalente a un par de vasos cada vez. Lo segundo, fue hacer el fuego; como era creado por magia no necesitaba leña, yesca ni pedernal para hacerlo. Simplemente lo invocó en medio del brasero y puso el agua a hervir; cuando estuvo a punto, echó en ella todo el contenido de la cesta y se dispuso a esperar, vigilando que perol y brasero no fueran a volcarse. No tenía nada para sazonar o condimentar la comida, pero no dudaba de que con el hambre que tenían iban a encontrarla deliciosa.
La notoria felicidad de su amiga la hizo sonreír; la pobre la había pasado muy mal con el ataque de los granjeros y le alegraba que pensara en cosas más agradables.
- ¿Cuándo eras niña también manejabas botes como éste?
Escuchó la respuesta mientras miraba el contenido el perol y determinaba que la comida estaba lista. Apagó el fuego, sirvió cangrejos, mejillones y almejas en dos platos, llenó dos jarros con agua, dispuso todo en el centro del bote y le hizo una reverencia a Sophitia.
- El almuerzo está listo, capitana.
Oficiaría de navegante después de almorzar. Tenía que intentar determinar la probable ubicación del barco en el que habían viajado para que la pirata dirigiera el bote hacia él. Con suerte, podría ahorrarse una o dos transformaciones, si no todas.
Florangél- Cantidad de envíos : 216
Re: Aterrizaje imprevisto
Florangel no era de que darse con los brazos cruzados, era una costumbre muy útil. Así que mientras la pirata guiaba el pequeño bote, observaba como su amiga trabajaba, atisbaba que siguieran buen curso, y luego volvía a contemplarla. Tenía habilidad para eso de cocinar, a ella nunca se le había dado demasiado bien, por pocos meses había trabajado con el cocinero del barco. Pero las comidas en alta mar no eran exactamente exquisitas.
El movimiento del bote era suave ahora que habían pasado la rompiente, de a poco la isla iba desapareciendo en la distancia, y Sophitia la despedía con todo gusto. Esa maldita isla solo le había traído problemas desde el comienzo, tenía que recordar no volver a ella en largo tiempo... Tal vez cuando volviera sería ya como capitana de un barco, y esa vez no pediría permiso, invadiría y robaría medía isla sin piedad.
Con tan grata idea en la cabeza la pirata siguió guiando el barco con brazo firme y absoluta seguridad, es que estaba en su elemento.
- Mi padre me enseño a manejar diferentes tamaños de barcos y botes, uno nunca sabe en qué situación lo puede necesitar - Y sin duda que había tenido razón, si no hubiese sabido del tema podrían haberse hundido al poco de subir.
Contemplo con alegría, y un rugido de su hambriento estomago, la comida que su amiga había preparado.
- ¡Se ve delicioso! - Ya estaba saboreando el plato con solo verlo.
Como aun no sabía hacia donde iban y ya estaban lejos de las islas, dejo enganchado el timón para que siguieran mas o menos en linea recta, era como una improvisación momentánea para tener las manos libres, luego ya verían para donde ir. Tomo el cuenco con rapidez y comenzó a devorar, tarde se acordó de lo modales y que la gente normal no se atraganta con la comida, lo recordó en el exacto momento que terminaba de hecho.
- Lo siento - Dijo tragando apresurada - ¡Gracias por la comida! ¡Es lo mejor que he probado en mi vida!
A estas alturas de seguro Flor ya sabía que era una bestia en lo que respectaba a los modales, no se asustaría. Pero de todos modos le gustaría recordarlo para la próxima vez de ser posible.
El movimiento del bote era suave ahora que habían pasado la rompiente, de a poco la isla iba desapareciendo en la distancia, y Sophitia la despedía con todo gusto. Esa maldita isla solo le había traído problemas desde el comienzo, tenía que recordar no volver a ella en largo tiempo... Tal vez cuando volviera sería ya como capitana de un barco, y esa vez no pediría permiso, invadiría y robaría medía isla sin piedad.
Con tan grata idea en la cabeza la pirata siguió guiando el barco con brazo firme y absoluta seguridad, es que estaba en su elemento.
- Mi padre me enseño a manejar diferentes tamaños de barcos y botes, uno nunca sabe en qué situación lo puede necesitar - Y sin duda que había tenido razón, si no hubiese sabido del tema podrían haberse hundido al poco de subir.
Contemplo con alegría, y un rugido de su hambriento estomago, la comida que su amiga había preparado.
- ¡Se ve delicioso! - Ya estaba saboreando el plato con solo verlo.
Como aun no sabía hacia donde iban y ya estaban lejos de las islas, dejo enganchado el timón para que siguieran mas o menos en linea recta, era como una improvisación momentánea para tener las manos libres, luego ya verían para donde ir. Tomo el cuenco con rapidez y comenzó a devorar, tarde se acordó de lo modales y que la gente normal no se atraganta con la comida, lo recordó en el exacto momento que terminaba de hecho.
- Lo siento - Dijo tragando apresurada - ¡Gracias por la comida! ¡Es lo mejor que he probado en mi vida!
A estas alturas de seguro Flor ya sabía que era una bestia en lo que respectaba a los modales, no se asustaría. Pero de todos modos le gustaría recordarlo para la próxima vez de ser posible.
Sophitia- Cantidad de envíos : 955
Re: Aterrizaje imprevisto
Los modales o, más exactamente, la falta de ellos, de Sophitia, la tenían sin cuidado. Contempló con una ancha sonrisa de satisfacción como su amiga devoraba la comida y la imitó con entusiasmo. No estaba nada de mal, no podía estarlo tratándose de cangrejos, almejas y mejillones – sabrosos por sí mismos – y con el hambre que tenían, pero estaba segura de que podía hacer cosas mejores; su madre la había entrenado cuidadosamente para eso. Había consentido en que acompañara a su padre en sus viajes, oficiando de enlace, a cambio de que aprendiera a ser una excelente ama de casa; la pobre soñaba con verla casada y debidamente establecida en su ciudad natal. Esos sueños eran muy ajenos a Florángel, pero había aceptado el trato y se había esmerado en el aprendizaje porque eso le daba oportunidad de viajar y conocer mundo, que era lo que más deseaba. Y en el curso de eso viajes y de las aventuras que había vivido, no habían sido pocas las ocasiones en que había agradecido las enseñanzas que su madre le había dado, como ahora.
- Espera a que tenga todos los elementos necesarios y te prepararé algo mejor todavía – señaló sonriendo - ¿Me emplearás como cocinera cuando tengas tu barco?
¿Cómo sería cocinar para un montón de piratas? No debía ser muy distinto a cocinar para un montón de soldados, como hacían en aquel mesón en que había trabajado en Cascadas: ruidosos, zafios, exigentes. No había tenido contacto con ellos en estado visible – la dueña la había mantenido a resguardo en la cocina – pero los había observado a gusto estando mimetizada y había aprendido como las camareras se las arreglaban par mantenerlos a raya; esos conocimientos eran también muy útiles.
Apenas terminaron de comer limpió rápidamente los utensilios y luego se dio a la tarea de intentar determinar donde se encontraba ahora, con exactitud, el barco que buscaban o donde se encontraría al cabo de algunas horas. No lo logró, carecía de preparación como navegante. Lo único que sabía era que el barco se encontraba hacia el sur de la isla donde estaban y que se dirigía hacia el oeste y así se lo informó a la pirata. Confiaba en que los conocimientos marineros de la muchacha las llevaran por buena ruta pero, si no era así, ya encontraría ella el barco cuando pudiera transformarse de nuevo. De todos modos, estarían mucho más cerca.
La moderada brisa hinchaba la vela del barquito, dándole impulso y provocando una inquietante sensación en el estómago de Flor; era mejor tomar algunas precauciones. Con una sonrisa de disculpa, miró a la pirata.
- Yo… voy a tomar una siesta. Despiértame si pasa cualquier cosa.
Con esa vaga petición, se tendió cuan larga era en el fondo del bote y se puso a dormir
- Espera a que tenga todos los elementos necesarios y te prepararé algo mejor todavía – señaló sonriendo - ¿Me emplearás como cocinera cuando tengas tu barco?
¿Cómo sería cocinar para un montón de piratas? No debía ser muy distinto a cocinar para un montón de soldados, como hacían en aquel mesón en que había trabajado en Cascadas: ruidosos, zafios, exigentes. No había tenido contacto con ellos en estado visible – la dueña la había mantenido a resguardo en la cocina – pero los había observado a gusto estando mimetizada y había aprendido como las camareras se las arreglaban par mantenerlos a raya; esos conocimientos eran también muy útiles.
Apenas terminaron de comer limpió rápidamente los utensilios y luego se dio a la tarea de intentar determinar donde se encontraba ahora, con exactitud, el barco que buscaban o donde se encontraría al cabo de algunas horas. No lo logró, carecía de preparación como navegante. Lo único que sabía era que el barco se encontraba hacia el sur de la isla donde estaban y que se dirigía hacia el oeste y así se lo informó a la pirata. Confiaba en que los conocimientos marineros de la muchacha las llevaran por buena ruta pero, si no era así, ya encontraría ella el barco cuando pudiera transformarse de nuevo. De todos modos, estarían mucho más cerca.
La moderada brisa hinchaba la vela del barquito, dándole impulso y provocando una inquietante sensación en el estómago de Flor; era mejor tomar algunas precauciones. Con una sonrisa de disculpa, miró a la pirata.
- Yo… voy a tomar una siesta. Despiértame si pasa cualquier cosa.
Con esa vaga petición, se tendió cuan larga era en el fondo del bote y se puso a dormir
Florangél- Cantidad de envíos : 216
Re: Aterrizaje imprevisto
La promesa de comidas aun mejores a futuro lleno a la pirata de felicidad, no era una persona muy exquisita ni mucho menos, pero si se podía comer bien, mucho mejor. Donde fuera que Flor había aprendido a cocinar, le habían enseñado muy bien.
- Querida, tu no serás algo tan pequeño como una simple cocinera - Dijo mientras la tomaba por los hombros en un gesto de confianza - Tu seras nuestro Capitán, y yo seré la Maestre - Mientras decía esto se levanto e hizo una reverencia - Capitán.
Luego se incorporo y comenzó a reír, no porque fuera imposible que su amiga fuera capitana, sino por el simple echo de que estaba feliz. El puesto de Capitán se solía entregar en los barcos comunes a las personas de la alta alcurnia, que no necesariamente sabían de barcos, pero eran los que lo compraban, por lo tanto, los jefes. Los piratas salteaban esta ridícula regla y directamente tenían a un Capitán-Maestre... Pero, ¿Porque no podía ser diferente?
Soñar era algo que a Sophitia se le daba muy bien sin duda, estaban perdidas en medio del océano, en un pequeño barco que podía hundirse a la menor ola, ella estaba golpeada, y tenían que encontrar su barco antes de que definitivamente desapareciera... Pero nada de eso importaba mucho, estaban sanas, y con fuerza para seguir adelante, podían pelear contra el mundo entero y desear tan alto como quisieran.
Mientras Florangel limpiaba, la pirata volvió a tomar el control del bote, aunque aun no sabia bien a donde iban, así que el acto en si no tenía mucho sentido. No podía saber donde estaba su barco, pero el mismo iba hacia Nehmen, y si podía decir hacia donde quedaba eso, miro un poco hacia el cielo, la posición del sol y calculo con velocidad la dirección del viento. Una brújula le vendría de maravilla en esos momentos, pero improvisando como lo había hecho, al menos podía decidir hacia donde doblar.
La pirata identifico en seguida lo que le pasaba a su amiga, era lo mas normal, no importaba el tamaño del barco, lo que mareaba era el movimiento del mismo. Le sonrió con dulzura y asintió.
- No te preocupes, duerme tranquila -
Mientras la hechicera dormía, Sophitia guió el bote hacia donde pensaba debía estar su destino, a la velocidad que iban y con una embarcación tan pequeña no llegarían muy lejos, pero antes que interrumpir el sueño de su amiga prefería tardar una semana en llegar a la isla.
El sol fue bajando lentamente en un cielo que se volvía cada vez mas rojo "Como si los ángeles prendieran fuego las nubes". La poesía no era lo suyo...
Miro a la dormida muchacha en el fondo del barco y sonrió, había tenido mucha suerte de encontrarla en su camino. El destino le había devuelto algo de todo lo que le había quitado, en cierto sentido, sentía que le habían entregado a la hermana que tanto le hacia falta.
- Querida, tu no serás algo tan pequeño como una simple cocinera - Dijo mientras la tomaba por los hombros en un gesto de confianza - Tu seras nuestro Capitán, y yo seré la Maestre - Mientras decía esto se levanto e hizo una reverencia - Capitán.
Luego se incorporo y comenzó a reír, no porque fuera imposible que su amiga fuera capitana, sino por el simple echo de que estaba feliz. El puesto de Capitán se solía entregar en los barcos comunes a las personas de la alta alcurnia, que no necesariamente sabían de barcos, pero eran los que lo compraban, por lo tanto, los jefes. Los piratas salteaban esta ridícula regla y directamente tenían a un Capitán-Maestre... Pero, ¿Porque no podía ser diferente?
Soñar era algo que a Sophitia se le daba muy bien sin duda, estaban perdidas en medio del océano, en un pequeño barco que podía hundirse a la menor ola, ella estaba golpeada, y tenían que encontrar su barco antes de que definitivamente desapareciera... Pero nada de eso importaba mucho, estaban sanas, y con fuerza para seguir adelante, podían pelear contra el mundo entero y desear tan alto como quisieran.
Mientras Florangel limpiaba, la pirata volvió a tomar el control del bote, aunque aun no sabia bien a donde iban, así que el acto en si no tenía mucho sentido. No podía saber donde estaba su barco, pero el mismo iba hacia Nehmen, y si podía decir hacia donde quedaba eso, miro un poco hacia el cielo, la posición del sol y calculo con velocidad la dirección del viento. Una brújula le vendría de maravilla en esos momentos, pero improvisando como lo había hecho, al menos podía decidir hacia donde doblar.
La pirata identifico en seguida lo que le pasaba a su amiga, era lo mas normal, no importaba el tamaño del barco, lo que mareaba era el movimiento del mismo. Le sonrió con dulzura y asintió.
- No te preocupes, duerme tranquila -
Mientras la hechicera dormía, Sophitia guió el bote hacia donde pensaba debía estar su destino, a la velocidad que iban y con una embarcación tan pequeña no llegarían muy lejos, pero antes que interrumpir el sueño de su amiga prefería tardar una semana en llegar a la isla.
El sol fue bajando lentamente en un cielo que se volvía cada vez mas rojo "Como si los ángeles prendieran fuego las nubes". La poesía no era lo suyo...
Miro a la dormida muchacha en el fondo del barco y sonrió, había tenido mucha suerte de encontrarla en su camino. El destino le había devuelto algo de todo lo que le había quitado, en cierto sentido, sentía que le habían entregado a la hermana que tanto le hacia falta.
Sophitia- Cantidad de envíos : 955
Re: Aterrizaje imprevisto
La idea de ser ella capitán de un barco le causó tanto alborozo que tiñó todos sus sueños. El bamboleo del bote, que tan hostil era con su estómago cuando estaba despierte, fue como el mecer de una cuna cuando se entregó al sueño y el sonido de las olas fue su arrullo. Durmió plácidamente, felizmente inconsciente de la fragilidad de su embarcación en alta mar.
Se soñó capitana de un velero hermoso y grande, donde Sophitia era la maestre y donde la tripulación y los pasajeros eran todas aquellas personas a las que había conocido y querido a lo largo de su vida, con su familia en primerísimo lugar. También se encontraba entre ellos el padre de la pirata, misteriosamente revivido. No lo conocía, jamás lo había visto, pero sabía que era él. Juntos surcaban los siete mares, visitando todos aquellos lugares maravillosos sobre los que leyera en los libros y escuchara en las fábulas. Era un viaje de aventuras, tan emocionante como peligroso. Maniobraban hábilmente para eludir a un kraken cuando la baja en la temperatura, producto de la retirada del sol, la despertó.
El sol había desaparecido en su mayor parte tras el horizonte; la hora ambigua del crepúsculo estaba por iniciarse. Se estiró, desperezándose y sonrió feliz. Ya podía transformarse de nuevo e ir en busca del barco. No la seducía la idea de pasar la noche en el barquito; no tenían nada para abrigarse y la comida se había acabado.
- Ya desperté – le anunció alegremente a su amiga – y estoy lista para transformarme de nuevo. Iré a ver adonde anda el barco y vendré en tu busca. El sur es ese, ¿no?
En cuanto se hubo asegurado de donde quedaba cada punto cardinal, volvió a tomar la forma de un petrel y emprendió el vuelo. No tardó demasiado en encontrar el barco aunque se había movido bastante desde donde lo había visto en la mañana. No le costaría nada hallarlo cuando volviera con Sophitia.
Una hora y una sola transformación le bastaron para ir y volver. Regresó cuando ya las primeras estrellas se insinuaban en el cielo, con el tiempo justo para retomar su forma original en el bote y no sobre el agua.
- Encontré el barco – le informó con ojos brillantes – Volveré a ser un pegaso y te llevaré sobre mi lomo.
Sin esperar el beneplácito de la pirata, se transformó en un bello pegaso blanco… y estuvo a punto de hacer zozobrar el bote bajo su peso. Cuando sintió el agua en sus patas, atinó a batir las alas y alzar vuelo, salvando la situación. Se situó luego junto al bote, volando muy bajo, con las patas en el agua, para permitirle a su amiga subir a su lomo. El mar estaba calmo y ella era un animal fuerte, de poderosas alas, así que pudo mantenerse estable sin problemas.
Cuando su jinete estuvo en su debido lugar, emprendió nuevamente el vuelo, mucho más alto esta vez, rápida pero cuidadosamente. Era a su hermana del alma a quien cargaba; no se arriesgaría a que cayera. Transcurridos unos cuantos minutos avistaron el barco que buscaban, abajo y delante de ellas. Muy pronto estaban sobre él. Y en cosa de algunos instantes, pegaso y pirata descendían sobre la cubierta del navío.
Se soñó capitana de un velero hermoso y grande, donde Sophitia era la maestre y donde la tripulación y los pasajeros eran todas aquellas personas a las que había conocido y querido a lo largo de su vida, con su familia en primerísimo lugar. También se encontraba entre ellos el padre de la pirata, misteriosamente revivido. No lo conocía, jamás lo había visto, pero sabía que era él. Juntos surcaban los siete mares, visitando todos aquellos lugares maravillosos sobre los que leyera en los libros y escuchara en las fábulas. Era un viaje de aventuras, tan emocionante como peligroso. Maniobraban hábilmente para eludir a un kraken cuando la baja en la temperatura, producto de la retirada del sol, la despertó.
El sol había desaparecido en su mayor parte tras el horizonte; la hora ambigua del crepúsculo estaba por iniciarse. Se estiró, desperezándose y sonrió feliz. Ya podía transformarse de nuevo e ir en busca del barco. No la seducía la idea de pasar la noche en el barquito; no tenían nada para abrigarse y la comida se había acabado.
- Ya desperté – le anunció alegremente a su amiga – y estoy lista para transformarme de nuevo. Iré a ver adonde anda el barco y vendré en tu busca. El sur es ese, ¿no?
En cuanto se hubo asegurado de donde quedaba cada punto cardinal, volvió a tomar la forma de un petrel y emprendió el vuelo. No tardó demasiado en encontrar el barco aunque se había movido bastante desde donde lo había visto en la mañana. No le costaría nada hallarlo cuando volviera con Sophitia.
Una hora y una sola transformación le bastaron para ir y volver. Regresó cuando ya las primeras estrellas se insinuaban en el cielo, con el tiempo justo para retomar su forma original en el bote y no sobre el agua.
- Encontré el barco – le informó con ojos brillantes – Volveré a ser un pegaso y te llevaré sobre mi lomo.
Sin esperar el beneplácito de la pirata, se transformó en un bello pegaso blanco… y estuvo a punto de hacer zozobrar el bote bajo su peso. Cuando sintió el agua en sus patas, atinó a batir las alas y alzar vuelo, salvando la situación. Se situó luego junto al bote, volando muy bajo, con las patas en el agua, para permitirle a su amiga subir a su lomo. El mar estaba calmo y ella era un animal fuerte, de poderosas alas, así que pudo mantenerse estable sin problemas.
Cuando su jinete estuvo en su debido lugar, emprendió nuevamente el vuelo, mucho más alto esta vez, rápida pero cuidadosamente. Era a su hermana del alma a quien cargaba; no se arriesgaría a que cayera. Transcurridos unos cuantos minutos avistaron el barco que buscaban, abajo y delante de ellas. Muy pronto estaban sobre él. Y en cosa de algunos instantes, pegaso y pirata descendían sobre la cubierta del navío.
Florangél- Cantidad de envíos : 216
Re: Aterrizaje imprevisto
Apoyado en un pequeño banco con las piernas en alto, el capitán del barco miraba, con una sonrisa divertida, el ir y venir de uno de sus pasajeros. Desde que la pirata saliera volando en un extraño Pegaso (cosa que a él le alegraba enormemente, nunca le habían gustado las mujeres a bordo), el pobre tipo no había parado de sudar y pasear, para detenerse unos instante mirar al cielo y maldecir. Y a medida que se acercaban a su destino los paseos eran más y más nerviosos.
Redi no podía para de sudar, cuando creía que llegaría a su destino sin más problemas que una tormenta, la pirata desaparecía en el aire, y de la otra muchacha ¡ni rastro! Y ¿cómo le iba a explicar a Valeska que había dejado que la muchacha volara, literalmente, del barco?
Miró una vez más al cielo, desesperanzado, por algún motivo aquella muchacha rechazaba las órdenes de la jefa, o estaba loca o no quería seguir viviendo relativamente “tranquila”. En medio de las nubes le pareció ver una mancha gris, pero no quiso esperanzarse, posiblemente sería tan solo una gaviota, señal de que su tiempo se acababa, y aún no sabía cómo explicarlo. Sin embargo, poco a poco, la figura se fue perfilando en el cielo, y la esperanza empezó a hacerse hueco en su interior.
Cuando la pirata estuvo de nuevo con los pies sobre el barco, soltó todo el aire que había contenido sin darse cuenta. En ese miso instante el vigía gritaba “¡Tierra a la vistaaaaa!”. Con grandes zancadas se acerco a Sophitia y la agarró del brazo.
- De aquí ya no te mueves, vamos directos a ver a Valeska.
Redi no podía para de sudar, cuando creía que llegaría a su destino sin más problemas que una tormenta, la pirata desaparecía en el aire, y de la otra muchacha ¡ni rastro! Y ¿cómo le iba a explicar a Valeska que había dejado que la muchacha volara, literalmente, del barco?
Miró una vez más al cielo, desesperanzado, por algún motivo aquella muchacha rechazaba las órdenes de la jefa, o estaba loca o no quería seguir viviendo relativamente “tranquila”. En medio de las nubes le pareció ver una mancha gris, pero no quiso esperanzarse, posiblemente sería tan solo una gaviota, señal de que su tiempo se acababa, y aún no sabía cómo explicarlo. Sin embargo, poco a poco, la figura se fue perfilando en el cielo, y la esperanza empezó a hacerse hueco en su interior.
Cuando la pirata estuvo de nuevo con los pies sobre el barco, soltó todo el aire que había contenido sin darse cuenta. En ese miso instante el vigía gritaba “¡Tierra a la vistaaaaa!”. Con grandes zancadas se acerco a Sophitia y la agarró del brazo.
- De aquí ya no te mueves, vamos directos a ver a Valeska.
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