Wilhemina Melisende

Nombre del personaje:
Wilhemina Melisende.

Edad:
21 años.

Raza:
Humana.

Profesión:
Ayudante en la enfermería de la Orden. Aunque también trabaja como camarera en banquetes o incluso hace el trabajo de campesina si es necesario.

Descripción física:
A primera vista, Wilhemina no parece tener ningún atractivo. No es fea, pero su belleza no se puede describir como deslumbrante. Su rostro expresa determinación, pero a la vez tristeza y sumisión. A los lados de éste caen siempre mechones rubios y ondulados que quedan recogidos detrás, a la altura de la nuca, en un moño. Su frente amplia y lisa, y sus ojos azul oscuro, denotan una gran inteligencia, pero su nariz y sus labios tienen la seriedad de la costumbre de acatar siempre órdenes.

Sus andares y formas son gráciles y hermosas, pero pierden toda la gracia bajo su largo y recto uniforme de trabajo. Atuendo que pocas veces se quita por carecer de otro más apropiado. Sus manos están curtidas por el duro trabajo, así que distan mucho de ser las de una señorita de clase alta (a pesar de que la familia de su padre lo fuera) por lo que, avergonzada de su condición, suele esconderlas cuanto puede siempre que se cruza con alguna señorita de Rhylia. A ojos del mundo de aquel pequeño enclave que es Lytenberg y Rhylia en general, ella no es más que una de las muchas sirvientas que tienen los miembros de la Orden a su disposición.

Spoiler:

Descripción psicológica:
Si hay algo que destaca de Wilhemina es su inexpresividad. Salvo la Sra. Doyle que puede ver dentro de ella con una facilidad pasmosa, el resto del mundo no sabría determinar su estado de ánimo ya que su rostro no variar demasiado en un caso u otro. Así, acata las órdenes sin rechistar, y agacha la cabeza sumisa si es reprendida por hacer algo mal. Apenas dirige la palabra a sus superiores (la mayoría de los habitantes de Lytenberg), exceptuando a la Sra. Doyle a quien considera casi una madre. Por lo general debe permanecer amable, pero sobre todo atenta y servicial. Algunas personas se ganan su simpatía y pueden incluso llegar a ver el indicio de una sonrisa en su rostro, de lo contrario no es más que una muñeca que dice sí a todo lo que se le mande sin dar muestras de estar de acuerdo o en contra.

Interiormente es una chiquilla soñadora, ingeniosa e infantil, pero solo la Sra. Doyle conoce esta faceta. Es inteligente y muy despierta, pero estas habilidades apenas consigue practicarlas. A veces, cuando tiene un rato libre, observa escondida detrás de los árboles a los caballeros y a las señoritas que pasean por los jardines, aunque teniendo cuidado de no ser descubierta ya que algunos jóvenes se divierten torturándola y humillándola por las faltas cometidas por sus tíos a los que ni tan si quiera conoció. Nunca fue caprichosa, pero de serlo sus caprichos no se verían resueltos. Sus únicos tesoros son los libros que consigue sacar de la biblioteca, y solo por un pequeño periodo de tiempo pues todos ellos los debe devolver.

No tiene con quien hablar, salvo la Sra. Doyle y ésta no puede atenderla siempre que quiera, así que muchas de las horas libres las pasa rezando, contándole a la Dama todos y cada uno de sus secretos, que por otro lado no son demasiados.

Su mayor temor es quedarse completamente sola. Es completamente fiel a su tío a pesar de comportarse con ella como si no fuera más que una rata, pues considera que la salvó dos veces de la muerte y se merece toda su atención. Además, si su tío desapareciera posiblemente no le permitirían continuar en Lytenberg y posiblemente tampoco en Rhylia. Y salvo la capital, a la que ha ido un par de veces con la Sra. Doyle, Wilhemina no conoce nada del resto de Jaspia, ni tiene nada propio que le pudiera servir. Así que vive resignada aceptando y agradeciendo lo poco que tiene porque siempre podría ser peor.

Armas y/o habilidades:
Nunca lleva encima ninguna arma, salvo quizás un pequeño cuchillo de cocina pensado únicamente para las urgencias. Todas sus habilidades, a pesar de ser ágil, están basadas en el trabajo que realiza. Se le da bien el campo y las plantas, sobre todo las medicinales, además de saber bastante sobre sanación (podría decirse además que tiene algo de cirujana). Sabe limpiar, cocinar y tiene un cierto don para las manualidades.

Historia:
Wilhemina Melisende nació en Trinacria, la capital, en una pequeña pero humilde casa de campesinos. Pero lo cierto es que para explicar su historia hay que remontarse varios años antes de su nacimiento y viajar a la Isla de Rhylia. Fue allí donde sus padres se conocieron. Él era un ilustre escriba de la Cábala de la Vara, perteneciente a una célebre familia que había dedicado siempre su vida a la Orden de la Dama. Ella, sin embargo, pertenecía a una oscura familia que siempre había permanecido alejada de la vida de la isla, ocupándose de faenar y trapichear con comerciantes extranjeros. Unos años antes de conocer al padre de Wilhemina, uno de sus hermanos murió y los otros dos fueron arrestados por traición y asesinato de dos caballeros de la Orden. El suceso no se esclareció demasiado, pero todo el mundo estuvo de acuerdo en que aquellos hombres no eran más que demonios cuyo único propósito era acabar con la Dama y con sus fieles. Meses después fueron ahorcados delante de todos.

La madre de Wilhemina se recluyó aún más en la pequeña casa que poseía, sola y sin apenas comida, malviviendo con lo poco que tenía... hasta que la encontró por casualidad el padre de Wilhemina. Fue un amor a primera vista y pocos meses después estaban casados y esperaban un hijo. Habían mantenido su amor en secreto, pero el padre de Wilhemina no estaba dispuesto a que su hija y su mujer fueran tratadas como simples rameras por el hecho de desconocer que ambos estaban casados y que era una hija legítima. Y cometió el error que cambiaría la vida de Wilhemina; lo hizo público ante la Orden.
O que ocurrió entonces no tiene importancia, pero el resultado fue que el hermano del padre de Wilhemina tuvo que hacer uso de todas sus influencias para dejarles con vida. El tío de Wilhemina pertenecía a la Cábala de la Torre y era un hombre mucho más respetado e influyente que su hermano, pero ni pudo ni quiso evitar que la pareja fuera desterrada. Fue entonces cuando fueron a vivir a la capital.

Compraron una pequeña casa a las afueras y fue allí, entre pajizos, donde nació Wilhemina. Su infancia fue pobre, pero feliz. Su padre ganaba algunas monedas sirviendo como escriba de títulos y pergaminos de dudosa legalidad, mientras su madre era doncella de una de las casas de la nobleza. Tuvieron que cambiar de apellido y, poco a poco, olvidaron su vida pasada. El padre de Wilhemina comenzó a educarla, enseñándole a leer y escribir (y por supuesto inculcándole las creencias de la Orden de la Dama), mientras su madre la instruía en un intento de convertirla en una buena institutriz algún día.
Pero todo cambió una madrugada cuando sus padres se dirigían al mercado. Un terrible accidente acabó con sus vidas cuando Wilhemina solo contaba con 15 años y ésta se quedó sola y desamparada. La ley no contemplaba que fuera mayor de edad, por lo que era necesario que tuviera un tutor. Después de unos meses en un orfanato, su tío apareció de nuevo en su vida para salvarla.

La llevó a Rhylia y se ocupó de ella. Su vida en la ciudad de Lytenberg no fue nada fácil. Todo el mundo sabía quien era y, a pesar de desear con fervor formar parte de la Orden y tener cualidades para ello, su condición de traidora no se lo permitió. No obstante su tío, a pesar de ser un tirano y tratarla poco mejor que a un simple despojo, pudo encontrarle un trabajo en la enfermería de la Orden como ayudante.

La encargada, una mujer llamada Sra. Doyle que por aquel entonces ya contaba con más de 55 años, pronto la cogió cariño y se convirtió en una de sus preferidas, por no decir la que más. La instruyó y le enseñó absolutamente todo lo que sabía con el pensamiento de que quizás algún día ella pudiera ocupar su lugar. Sin embargo, cuando Wilhemina rozaba ya los 21 años y sabiendo que no le permitirían optar a ese puesto dentro de la Orden, aquella vieja mujer enfermó. Un terrible virus la dejó en cama durante meses y, antes de exhalar su último suspiro, reveló a Wilhemina un secreto que había escondido durante más de 40 años y cuya importancia era tal que el destino de toda Jaspia dependía de él.

Te aplaudo por tan magnifico personaje, sencillamente me canta. Es tan sencillo y al tiempo tiene tanta historia sobre sus hombros (y sus genes). Me encanta!

Sencillamente IMPECABLE!

Muy buen personaje, a mi tambien me encanta!!

Hay que verla en accion ^^

¡Me gusta mucho el personaje! Ante todo su descripción psicológica. Durante toda la ficha la tratas como una persona "normal", con un empleo de servidumbre, atrapada en una dinámica de soledad, y con pocas habilidades... y en la frase final nos desvelas que ahora está en posesión de un "terrible secreto". Eso me ha encantado =D creo que no hay mejor forma de hacer que este personaje se vea obligado a cambiar y evolucionar. Tiene muy buen pasado y mucho futuro por delante ^^.

¡Me gusta que os guste!

Para verla en acción Dul habrá que esperar, supongo que al principio se desarrollará la historia algo lenta (y además todavía hay que concretar cosillas sobre el "secreto")... aunque tengo que reconocer que me muero de ganas de estrenarla!!

Muchas gracias ^^

Wilhemina escribió:¡Me gusta que os guste!

Sí!! tienes mucho talento Wilh, tu estilo es encantador... ¡¡me gustó tu avatar dicho sea de paso!! son de el estilo que más anhelo y además esa joven tiene el mismo tipo de pelo que yo

¡La bienvenida desde aquí te doy ahora que estoy! Que disfrutes.

entonces tendre paciencia... un poco ^^

Muy buen personaje, ya tengo ganas de sacarla con Sophi a dar una vuelta, una noche de diversión le vendría bien, a emborracharse!!!

Ejem, digo, te felicito, espero que empieces pronto! ^^

Me gusta tu personaje

Lohengrin escribió:Errrrr, eso es, todos te damos la bienvenida, chica nueva... Claro que si, euh... :\

Bienvenido a ti también... ejem...


Ains, Sophi que me la vas a turbar antes de empezar si quiera! xD
Y reitero lo de que me gusta que os guste =P

Muchas gracias, jovenzuelos... jijiji