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Wilhemina Melisende
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Wilhemina Melisende
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Última edición por Wilhemina el 04/06/14, 04:33 am, editado 2 veces
Wilhemina- Cantidad de envíos : 61
Re: Wilhemina Melisende
Querido diario,
ahora eres mi único y más querido confesor. La Sra. Doyle está cada vez peor y temo por su vida. Tengo miedo de que me deje. Ahora mismo es lo único que tengo, el único apoyo que tengo en esta maldita isla.Todas las noches recito una plegaria a la Dama para que la salve, pero en lo más profundo de mi mente y mi corazón hay algo que me dice que esta vez no podrá hacer nada por evitarlo.
Todo comenzó hace ya unos meses, llevaba unos días decaida y no hacia falta que nadie le confirmara que una enfermedad se había instalado en ella. Durante largos días me ocupé de ella día y noche, hasta que se enfadó conmigo por no cumplir con mis obligaciones, mis verdaderasobligaciones. Desde entonces alterné el trabajo con las visitas que le hacía.
Durante unos meses la enfermedad quedó estancada dentro de su cuerpo, incluso llegamos a pensar que era únicamente un fuerte resfriado provocado por los fríos y helados vientos del norte que anunciaban el próximo invierno. Pero lo cierto es que cuando el doctor la vio, confirmó que la enfermedad iría a peor tarde o temprano. Que debíamos rezar a la Dama para que se ocupara de ella ahora, y si se la tenía que llevar de nuestro lado, pedirle que le reservara un lugar especial a su lado.
Al principio me negué a aceptarlo. Pero si algo me ha enseñado la Sra. Doyle durante estos años ha sido a resignarme a la providencia, aceptar mi destino con buena cara y servir a la Dama para que ella siempre me proteja. Y así lo hice, pero no por mí, si no por ella. Quería verla feliz porque había sido como una madre para mí.
Por desgracia el médico no se equivocó. Desde hace unos días apenas puede levantarse de la cama. Su rostro, demasiado pálido, ha perdido la sonrisa que siempre le ha acompañado y sus ojos están cansados. Su cuerpo apenas se vislumbra debajo de las sábanas. Casi no puedo reprimir las lágrimas cuando me siento en su lecho a leerle. Siempre me coge la mano y con las pocas fuerzas que le quedan la aprieta contra sí y aunque apenas pueda sonreir, sé que lo hace.
Anoche me pidió que me sentara junto a ella, que tenía que decirme algo muy importante, pero sus fuerzas la abandonaron y cayó desvanecida. Me asusté y hasta que no conseguí confirmar que seguía viva y despertó, no me retiré a mi habitación. Ella se empeñó en hablarme, me costó mucho convencerla de lo contrario.
- Sra. Doyle, descanse, mañana hablará conmigo. Le prometo que estaré aquí a primera hora, pero ahora descanse. Necesita dormir y reponer fuerzas. Verá como mañana se encuentra mucho mejor- Le dije, pero lo cierto es que no soy capaz de dormir pensando que la Dama se la lleve esta noche.
Debo hacer un intento, por mi bien y por el suyo. Si quiero cuidarla tengo que reponer fuerzas o yo también caeré enferma y no podré ocuparme de la Sra. Doyle. Me voy a dormir, pues. Espero que las cosas mejoren mañana.
Buenas noches.
ahora eres mi único y más querido confesor. La Sra. Doyle está cada vez peor y temo por su vida. Tengo miedo de que me deje. Ahora mismo es lo único que tengo, el único apoyo que tengo en esta maldita isla.Todas las noches recito una plegaria a la Dama para que la salve, pero en lo más profundo de mi mente y mi corazón hay algo que me dice que esta vez no podrá hacer nada por evitarlo.
Todo comenzó hace ya unos meses, llevaba unos días decaida y no hacia falta que nadie le confirmara que una enfermedad se había instalado en ella. Durante largos días me ocupé de ella día y noche, hasta que se enfadó conmigo por no cumplir con mis obligaciones, mis verdaderasobligaciones. Desde entonces alterné el trabajo con las visitas que le hacía.
Durante unos meses la enfermedad quedó estancada dentro de su cuerpo, incluso llegamos a pensar que era únicamente un fuerte resfriado provocado por los fríos y helados vientos del norte que anunciaban el próximo invierno. Pero lo cierto es que cuando el doctor la vio, confirmó que la enfermedad iría a peor tarde o temprano. Que debíamos rezar a la Dama para que se ocupara de ella ahora, y si se la tenía que llevar de nuestro lado, pedirle que le reservara un lugar especial a su lado.
Al principio me negué a aceptarlo. Pero si algo me ha enseñado la Sra. Doyle durante estos años ha sido a resignarme a la providencia, aceptar mi destino con buena cara y servir a la Dama para que ella siempre me proteja. Y así lo hice, pero no por mí, si no por ella. Quería verla feliz porque había sido como una madre para mí.
Por desgracia el médico no se equivocó. Desde hace unos días apenas puede levantarse de la cama. Su rostro, demasiado pálido, ha perdido la sonrisa que siempre le ha acompañado y sus ojos están cansados. Su cuerpo apenas se vislumbra debajo de las sábanas. Casi no puedo reprimir las lágrimas cuando me siento en su lecho a leerle. Siempre me coge la mano y con las pocas fuerzas que le quedan la aprieta contra sí y aunque apenas pueda sonreir, sé que lo hace.
Anoche me pidió que me sentara junto a ella, que tenía que decirme algo muy importante, pero sus fuerzas la abandonaron y cayó desvanecida. Me asusté y hasta que no conseguí confirmar que seguía viva y despertó, no me retiré a mi habitación. Ella se empeñó en hablarme, me costó mucho convencerla de lo contrario.
- Sra. Doyle, descanse, mañana hablará conmigo. Le prometo que estaré aquí a primera hora, pero ahora descanse. Necesita dormir y reponer fuerzas. Verá como mañana se encuentra mucho mejor- Le dije, pero lo cierto es que no soy capaz de dormir pensando que la Dama se la lleve esta noche.
Debo hacer un intento, por mi bien y por el suyo. Si quiero cuidarla tengo que reponer fuerzas o yo también caeré enferma y no podré ocuparme de la Sra. Doyle. Me voy a dormir, pues. Espero que las cosas mejoren mañana.
Buenas noches.
Wilhemina- Cantidad de envíos : 61
Re: Wilhemina Melisende
Querido diario,
hoy Salvador, la señorita Northanger y yo hemos ido a la capital. Ya sabéis lo revoltosa y caprichosa que es esa niña y cuánto le gusta presumir delante de los desconocidos, no es de extrañar que su coquetería y palabrería nos haya causado un buen susto; ¡Han intentado secuestrarla! Menos mal que se encontraba el señor Seizan con nosotros y ha podido detener a los secuestradores antes de que causaran males mayores… El señor Seizan es un joven fantástico, muy educado y agradable… ¡Y atractivo también! Es increíble, ¡ha visto mundo!
Perdonadme, me comporto como la señorita Northanger, me consuela que nadie más que yo lea estas páginas… ¡pero estoy tan emocionada! Hemos quedado en unos días para volver a vernos ¿creéis que aparecerá?
¡Buenas noches!
***
Querido diario,
por fin ha llegado de nuevo el día de mi cita con Seizan. ¡Qué hombre tan increíble! ¡Y se porta tan bien conmigo! No sé como ha pasado, pero ha conseguido que le abra mi corazón y, ahora, sabe casi tanto como la Sra. Doyle de mí. La Sra. Doyle se ríe cuando le habló de él, cree que me he enamorado. Yo siempre lo niego, porque no es cierto… O bueno, no lo sé, pero sé seguro que se ha convertido en una persona muy importante para mí. ¡Es mi único amigo! Al menos fuera de estas opresivas paredes. La Sra. Doyle dice que no lo pierda y, que si él está de acuerdo y tengo la oportunidad, deje este lugar y me vaya con él muy lejos… pero yo no quiero abandonarla. Salvador intenta prepararme para lo peor con las mejores palabras, sé que su enfermedad cada día va a peor, pero no puedo perder la esperanza… Es lo único que me queda.
Debo descansar, mañana me espera un día muy duro y tengo que tener fuerzas para ocuparme de todo. Suplicaré de nuevo a la Dama por la Sra Doyle antes de acostarme.
Buenas noches.
***
Querido diario,
la Sra. Doyle nos dejó hace unos días. La Dama no pudo hacer nada por ella.
Sigo rezando, suplicándole a la Dama que la acoja entre sus brazos porque realmente se lo merece. ¡Era tan buena mujer! No soy capaz de describir el dolor que siento, la angustia que oprime mi pecho al saber que no podrá reconfortarme en los malos momentos, que no tendré a nadie a mi lado que me quiera y me proteja tanto como ella lo hacía. Es tan difícil.
Se que ella querría que siguiera adelante, que saliera de aquí y fuera feliz. No veo el día en que llegue mi cita con Seizan, su compañía apacigua mi ánimo y me siento más relajada. Todo irá un poco mejor cuando esté a su lado.
Buenas noches querido diario, y buenas noches Sra. Doyle allá donde estés. Te echaré mucho de menos, pero sé que estarás siempre a mi lado y que tendrás siempre una casa en mi corazón.
***
Querido diario,
no sé que está pasando. Me persiguen y no alcanzo a saber por qué. Todo comenzó hace unas semanas. Salvador me avisó de que unos hombres estaban buscándonos a la Sra. Doyle y a mí tan solo dos días después de su funeral. Tuve que huir. Me embarqué hacia Tinaraith y después de días durmiendo a la interperie como una fugitiva una familia que conocía a mis padres en Kor Naraith me acogió. He tenido suerte.
Me he puesto en contacto con Seizan. Se que he repetido demasiadas veces que no tengo a nadie, que sin la Sra. Doyle lo único que me queda es Seizan, pero ahora me doy cuenta de lo equivocada que estaba. Antes tenía a más gente a mi lado, ahora por desgracia, es cierto. Nadie puede ayudarme y si Seizan tampoco puede tendré que irme sola y esconderme. Se que siempre he querido viajar y descubrir mundo, ahora que tengo la oportunidad tengo un nudo en el pecho que me impide respirar.
Debo descansar, mañana es el día de la cita.
Buenas noches.
***
Querido diario,
llevo días sin abrirte. Han pasado muchas cosas en poco tiempo. Me encuentro de camino a Mosélec con Seizan. Embarcamos hace dos días. Seguían persiguiéndome y hemos descubierto por qué. Es aquel paquete que me dejó la Sra. Doyle; contiene un libro escrito hace demasiados siglos, quizás milenios. Seizan está convencido que es un libro de profecías, yo no puedo creerlo, pero ¡hay tantas coincidencias!. No lo busca solo la Orden, los hombres del Rey también van detrás de él. Debe ser importante, pero no alcanzo a entenderlo. Si de verdad es una profecía, si habla del futuro de estas tierras… ¿quién sería capaz de descifrarlo? Su letra es tosca y rápida, en un lenguaje antiguo del que solo se pueden descifrar algunas palabras… Si no fuera por la promesa que le di a la Sra. Doyle lo quemaría o se lo entregaría a la Orden con tal de poder vivir tranquila. No estoy hecha para esta clase de aventuras.
Voy a intentar dormir, me espera una travesía muy larga.
Buenas noches.
Wilhemina- Cantidad de envíos : 61
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