Lisandot

Lisandot

Nombre: Lisandot Eclath

Edad: Aparenta 17 años, pero pasa ligeramente de los 100.

Raza: Es mitad humana, mitad hada.

Origen: Proviene de un pueblo montañés, situado en un país al sur del mundo.

Aspecto físico: Lisandot mide 1,55 metros y pesa 42 kilos muy bien distribuidos. Tiene la tez pálida, el cabello muy largo y de color plata, ojos grandes y grises que cambian su tonalidad según su estado de ánimo (muy claros cuando está alegre y serena, oscuros si está triste o enojada), rasgos finos y armoniosos. Posee una delicada belleza.
Acostumbra llevar el pelo recogido en una trenza; suelto le llega más abajo de las rodillas. Viste habitualmente pantalones y túnica, siendo el azul su color preferido; le gusta adornar su cabello con flores.

Descripción psicológica: Lisandot es naturalmente sociable, pero las malas experiencias con la gente la han vuelto reservada y cauta. Es paciente y perseverante; suele estar de buen humor, pero ocasionalmente tiene arrebatos de furia tan intensos como fugaces. Suele ser muy asustadiza, prácticamente todo puede inspirarle temor. Sin embargo, aunque con esfuerzo, nunca ha dejado que sus temores la dominen y le impidan hacer lo que debe o quiere; después de todo, podríamos decir que es una chica valiente. Es inquisitiva y curiosa, lo que la ha hecho meterse en más de un lío. Algo insegura, sopesa las cosas una y otra vez antes de tomar una decisión; pero una vez tomada, sigue adelante sin importar los obstáculos. No obstante, es capaz de reconocer sus errores y trata de corregirlos; no le importa cambiar de opinión si le demuestran o se da cuenta que está equivocada. Estando muy alegre y en confianza, le gusta cantar y bailar, lo que hace con gracia. El dolor más grande de Lisandot es su naturaleza híbrida, que le impide encontrar un lugar entre los humanos o entre las hadas.

Habilidades: Lisandot es muy ágil y tiene gran coordinación, pero no tiene mucha fuerza física.. No sabe manejar armas y nunca ha querido aprender; para ella la mejor defensa es una huída oportuna. Tiene un profundo conocimiento del arte de curar usando hierbas.
Pero el don que la hace diferente a los demás, tiene que ver con los sueños. Lisandot puede dormirse a voluntad, en cualquier momento y por el tiempo que quiera. Cuando duerme, puede desprender su espíritu de su cuerpo y viajar, a la velocidad del pensamiento, a lugares muy distantes; así puede saber casi instantáneamente lo que sucede en lugares muy lejanos de donde está su cuerpo físico y comunicarse con las personas que están en esos lugares entrando en sus sueños. Es capaz también de inducir sueños en personas despiertas sólo mirándolas y puede modificar los sueños de quienes duermen. Por medio de sus sueños, puede también tener presagios de lo que ocurrirá en el futuro, si logra interpretar los símbolos que en ellos aparecen. Si se lo propone, logra que sus sueños y las personas, animales y cosas que están en ellos, se materialicen en el mundo físico por períodos variables de tiempo (desde minutos a horas) y, bajo algunas circunstancias, que lleguen a formar parte de él.
El don de los sueños le ha sido muy útil, pero también reviste peligro para ella. Cuando duerme, está completamente indefensa; si su cuerpo físico fuera destruido durante un viaje, su espíritu vagaría eternamente.

Historia: La madre de Lisandot nació como una mujer humana normal. Pero habiendo incurrido en la cólera de las hadas, fue condenada a vivir en el mundo de ellas. Con el tiempo, se convirtió en un hada más. Una vez al año, en una fecha especial, le era permitido tomar su antigua forma por algunos días y visitar a su familia. En una de esas visitas conoció al padre de Lisandot, el orfebre del pueblo y vivió con él un breve y apasionado romance. Al regresar al mundo de las hadas iba, sin saberlo, encinta. Cuando su estado se notó, la ira de la hadas fue tremenda; a duras penas le consintieron tener a la criatura. Cuando hubo parido, debió retornar al mundo humano para entregar la niña a su padre y ya nunca más pudo abandonar el mundo de las hadas. Sin saber que hacer con una criatura recién nacida, el padre de Lisandot (como llamó a la bebé) recurrió a la tía de la niña para que le ayudara a criarla y con el tiempo acabaron casándose y teniendo otros hijos. Lisandot creció rodeada del inmenso amor de su padre…y de los celos y el resentimiento de su tía-madrastra y sus medio hermanos. Como si esto fuera poco no tardó en suscitar la curiosidad del pueblo con su particular apariencia y habilidades, las que no se cuidaba de ocultar siendo como eran, naturales para ella. Paulatinamente la curiosidad se convirtió en temor y el temor en hostilidad. Aunque con el tiempo comprendió que sus habilidades no eran comunes y procuraba ocultarlas, ya era demasiado tarde…un muro de rechazo la rodeaba. La hostilidad se trocó en odio cuando la gente vio que parecía no envejecer (de su madre hada, Lisandot heredó una gran longevidad: por cada 6 años humanos, ella envejece sólo uno.)
Al morir su padre, se rompió el único lazo que la ataba a su pueblo natal. Marchó, pues, al exilio. Largo ha sido su peregrinaje en busca de un hogar. En su caminar ha visto diversos lugares y gentes y encontró, vivió y perdió un gran amor, pero nunca ha hallado un lugar que pudiera sentir como propio. Ha sufrido también persecuciones, al creer la gente que practica la brujería.
Supo del Reino de las Cascadas por medio de sus viajes astrales y ha llegado aquí esperanzada en que, en un lugar donde hay tantos seres especiales, ella pueda por fin ser sólo una más.