Secretos revelados

Aguardó tranquila la respuesta de Delin, aparentemente sin notar que éste tardaba demasiado en contestar una pregunta tan sencilla y sin dar ninguna señal de que percibía la breve lucha que se libraba en el interior del muchacho. Tampoco dejaba traslucir lo que sentía en esos momentos: un intenso odio hacia quienes habían tomado a un pequeño niño indefenso y lo habían modelado para transformarlo en una máquina de matar, mutilándolo para cosas tan simples de la vida como recibir un beso o dar de comer un bebé; ni siquiera a Angus había odiado tanto la selkie como odiaba entonces a los desconocidos maestros y tutores del ex capitán.

- Sosteniéndola tal como lo haces ahora – contestó – mientras yo le doy la comida. Así será más fácil para mi.

Luego de atar un babero en torno al cuello de su pequeña, se sentó frente a ellos y tomando una porción de la comida con la cuchara, la acercó a la boca de Álainn, introduciéndola en ella con delicadeza. La niña reaccionó al comienzo con cierta sorpresa al sentir ese objeto, tan distinto al pezón de su madre en la boca, pero su sabor le pareció interesante y luego del primer momento de vacilación se tragó la pequeña cantidad de puré, terminando la operación con un gorjeo de contento.

- Mira, le gusta – comentó complacida la selkie, mirando sonriente a Delin – Esta es su primera comida.

Cucharada a cucharada, con calma y dulzura, consiguió que su pequeña comiera feliz la mayor parte del puré, hasta que Álainn empezó a esquivar la cuchara dando vuelta la cara, señal de que ya había comido lo suficiente.

- Ya es suficiente por hoy, ¿verdad? Has sido una niña muy buena – dijo, inclinándose y besando a la pequeña.

Luego de colocar plato y cuchara en una mesa, se acercó de nuevo a Delin extendiendo los brazos para tomar a la bebé.

- La acostaré para que duerma su siesta y prepararé nuestra comida. Comerás conmigo, ¿verdad?

No creía que él fuera a rechazar su invitación, no ahora, pero necesitaba oír de sus labios que se quedaría junto a ella.