Kirill "Mano Dorada" Skatha

Nombres, mote y apellido: Kirill Shaun “Mano Dorada” Skatha
Edad: 25, pero no envejece desde hace 3 años.
Raza: Hechicero sempiterno por pacto de sangre; a pesar de todo sigue siendo humano.

Descripción física: Ver foto
Antes era mucho menos pálido, pero su color de pelo siempre ha sido el mismo. Debido a las circunstancias en las que consiguió la “inmortalidad”, ha permanecido con un cuerpo de aspecto parecido al de algunos vampiros. Sus ojos son negros, el punto más oscuro de todo su rostro.

Descripción psicológica:

Irascible, rencoroso y a veces un poco infantil, pero correcto, respetuoso e incluso agradable mientras no se le provoque directa o indirectamente. Le obsesiona el estudio de la magia en cualquiera de sus formas, y por mucho tiempo quiso convertirse en un hechicero que dominase todas sus ramas. Ahora eso es algo imposible para el.
Su principal rasgo radica en que es incapaz de ser realmente independiente; en realidad, prefiere servir a una persona que pueda reconocer como superior por su inteligencia, sus habilidades y poderes, o simplemente por su sangre y ascendencia. Sirviendo a esa persona, la defenderá ante cualquier cosa, a veces incumpliendo sus órdenes directas si lo considera indispensable para la seguridad de su señor.
Es mas admirativo que envidioso; se esfuerza por conseguir mas poder, pero no tiene reparos en admitir que alguien es superior a el; al contrario, le admira y le pide consejo. A no ser que ese alguien sirva a la misma persona que el y tenga un mejor puesto ante su jefe. En tal caso, Kirill hará lo que pueda para quitarle de en medio y hacer ver su superioridad. Le gusta sentirse necesitado y ver que su labor es reconocida.
Cuando se le provoca le cuesta mantener la calma, y es mas de acciones que de palabras. Quizás porque no suele reflexionar en demasiada profundidad antes de actuar, es bastante directo y en ocasiones algo brusco.
Cabe añadir que suele fijarse poco en su alrededor, adoptando una actitud confiada y superior.



Habilidades:

Ha crecido versándose en la magia y los hechizos ofensivos que radicasen en el fuego y la luz, pero perdió esos poderes para siempre. Ahora pretende remplazarlos por el frío y la oscuridad, cuyos hechizos esta solo comenzando a aprender. Aunque antes nunca se intereso en la defensa, ha aprendido a crear barreras en el aire que le sirven como escudo. De momento solo se mantienen unos pocos segundos por su falta de práctica, pero Kirill pretende seguir mejorando rápidamente.
Su condición le obliga a aferrarse a cada gota de su sangre; por ello ha practicado un hechizo que le permite parar hemorragias, pero no curar las heridas ni anular el dolor.
Como aun esta recuperando su poder mágico, por el momento depende bastante de sus habilidades con la espada. Nunca pensó que agradecería las clases y el entrenamiento que su familia le obligo a hacer de pequeño. De cualquier forma quiere poder dejar de recurrir pronto a su espada, pues considera que la magia es una mejor forma de lucha.

El control del frío es lo que menos domina; casi nada en realidad, porque con su poco control sus habilidades solo sirven para refrescar, y por lo tanto no los usa, de lo cual que no las mejore. En cuanto a la oscuridad, en base es una magia cuya forma puede moldear y que tiene por propiedad el ser lo contrario a la vida. En el estado en la que la usa Kirill (la forma prácticamente "cruda") aplicada a la carne la lacera en superficie, y su esencia hace que las heridas causadas por la oscuridad sean más dolorosas. Bien aplicada podría matar a animales pequeños (cuyo consumo en tal caso no seria recomendable), pero no es algo que Kirill se haya molestado aun en dominar. Y más útil sería que aprendiese a usar la magia oscura bajo otras formas...

Ya de paso, añadir de forma directa que Kirill, sin ser inmortal, no morirá mientras conserve su sangre... que equivale en cantidad a la de varias personas. Siendo consciente de lo mucho que tardaría en morir le hiciesen lo que le hiciesen, Kirill teme con pavor la posibilidad de la tortura, aunque no lo admita.


Historia:

Hace seis años, el “Emperador” de un pequeño reino reunió junto a el a los tres magos mas poderosos de su territorio, y a cada uno le dio un símbolo de acuerdo a sus habilidades. Kirill Shaun Skatha, procedente de una noble familia, fue el tercero de los elegidos. Como Mago Tercero del Imperio, recibió el apodo de “Mano Dorada” por su capacidad ofensiva y sus ataques de fuego y luz; en efecto, antes de atacar siempre extendía su brazo hacia delante y alzaba su palma, que se tornaba de un color amarillento justo antes de dar inicio al ataque. A partir de aquel día, llevo el símbolo de la mano dorada estampado en la manga izquierda de su túnica.
Bajo las órdenes del Emperador, el y los Magos Primero y Segundo buscaron el camino a la inmortalidad – sin éxito. Sus experimentos, que iban desde la búsqueda de la formula del elixir de la vida a la invocación de demonios, seguían sin dar resultado el día en el que un grupo de insurrectos llego hasta la sala del trono habiendo liderado una inesperada rebelión. Los tres Magos se enfrentaban aun a los lideres de la insurrección, preguntándose como habrían llegado hasta allí, cuando un traidor asesino al emperador a sus espaldas. El Segundo Mago murió en batalla en aquel mismo instante, victima de su propia sorpresa, y el Primer Mago se rindió dispuesto a ser encarcelado de por vida y desprovisto de su magia. Mano Dorada, agotado e indispuesto a abandonar sus poderes o a perder la vida, saltó entonces hacia los jardines, rompiendo la vidriera de la sala del trono.
Huyó, arrancando el símbolo que había sido hasta entonces su orgullo de su túnica, y se refugió en una de las múltiples grutas que había investigado con sus dos compañeros en busca de la inmortalidad. Rebosaban de magia, y le permitirían así conseguir más poder; el suficiente como para llevarse un centenar de enemigos a la tumba, vencer a alguno de sus líderes, o transportarse mágicamente fuera del Imperio.
Sus enemigos le encontraron antes de que pasase el tiempo suficiente; en aquel momento ni siquiera había decidido cual de las tres alternativas elegiría. Plantó todo el combate que le fue posible en su ya agotado estado, pero a pesar de todo recibió una herida mortal. Con sus últimas fuerzas se atrinchero en la más profunda de las cuevas, en la que cayó al suelo, perdiendo su sangre mientras esperaba que sus enemigos quitasen de en medio las rocas que había hecho caer sobre la entrada.
Fue entonces cuando una voz gélida le hablo, ofreciéndole un trato. “El trabajo de tu vida” le dijo “a cambio de tu supervivencia como una existencia casi eterna”.
Con los ojos tornándose vidriosos y su mano cubierta de sangre sobre la herida, Kirill sonrió. Tenía claro que no quería morir. Pocos segundos más tarde había perdido todos sus poderes como hechicero de fuego y luz, pero había recuperado su vida y energía.
Cuando sus enemigos entraron, Kirill ya les esperaba. Le robó la espada a uno de ellos y con ella liquidó al resto, aprovechando su desconcierto al ver que el hechicero permanecía en pie por mucha sangre que perdiese. Una vez hubo caído el último de ellos al suelo, pues Kirill no permitió que ninguno se escapase, la voz volvió a hablarle:
“Me has dado sangre, me has dado tu poder. Te doy una vida que durará mientras la sangre que pierdas no sobrepase en cantidad a la que tu me has ofrecido”.

Como humano, Kirill podía seguir aprendiendo, pero jamás sería capaz de utilizar de nuevo los hechizos que le había cedido a aquella voz junto con su sangre.
Habiendo perdido el motivo de su orgullo, el fuego, la luz y el símbolo de la mano dorada, y muerto su señor, Kirill cambió sus ropas y se exilio de su reino definitivamente.