¿Y que hago aqui?

Vagando en un callejón de aquella ciudad, caminé a paso lento, era una noche fría levante el cuello de mi largo abrigo negro y dejé que mi pelo se moviera con el suave roce del viento, podía percibir el olor a cerezas que mi cabello desprendía.
Bajo mi abrigo negro había un traje de cuero negro que se amoldaba a mi cuerpo con toda perfección, resaltando mis caderas y muslos, torneados por la danza que era uno de mis vicios.

Moví mis caderas con ritmo constante mientras lo único que se oía era el retumbar de los tacones de mis zapatillas y algunos murmullos no tan fuertes, aunque en ese lugar nunca había momentos muertos al parecer no había mucha gente, algo que a cualquiera podría petrificar, no era una zona para que una señorita anduviera, una sonrisa curva se dibujo en mi rostro, no me daba miedo en absoluto, nadie podía meterse conmigo… quien lo intentara bueno lo descubriríamos que pasaba..

Observé varias siluetas más adelante sonreí de lado mientras deslizaba una mano dentro de la bolsa de mi abrigo donde se encontraba mi confiable amigo, el látigo, siendo bruja y teniendo un don tan poderoso como el mio, se preguntaran ¿por que un látigo?, la respuesta siempre fue no llamar la atención cuando una simple belleza como lo era aquella arma que manejaba a la perfección podría ser tan peligrosa.

- Buenas noches... -

dije sin mirar a nadie cuando pasé a un lado de la multitud, saqué la otra mano del bolsillo la cual era cubierta por un guante el cual quité con mi boca, para después tomarlo con la mano descubierta y guardarlo de nuevo en el bolsillo

Empezaba a pensar que no iba a encontrarle nunca. Ya no tenía confianza en que su instinto le dijera quién era la persona a quien debía encontrar.

La estrella casi no se fijaba en las caras, a esas horas no había mucha gente, y la mayoría eran caras que había mirado demasiadas veces. El desánimo se escapaba a su control cada vez más, y la estrella empezaba a sentirse muy triste, y muy mal. Porque había fallado a la única persona que había confiado en ella.

Quizá debido a ese desánimo, el brillo característico de Altair había disminuido un tanto, aunque en mitad de la noche seguía llamando la atención. Hacía frío, y llevaba un largo abrigo blanco de lana sobre su habitual túnica blanca, un abrigo un tanto asimétrico, pero que cumplía bien su función.

Altair caminaba despacio, más cabizbaja que de costumbre, cuando algo llamó su atención. Un ritmo pausado, con una frecuencia marcada, llegó hasta ella. No tanto el sonido como la sensación de ese ritmo, que hizo que la estrella buscara la fuente: No muy lejos, delante de ella, una chica completamente vestida de negro andaba de forma natural, moviendo las caderas como si bailara una música inexistente. Aquello era lo que había llamado la atención de la estrella: la música que parecía emanar de la persona, el trazo de su aura que la conectaba con la música de una forma más estrecha de lo que había visto antes.

Sintiéndose atraida por aquella musicalidad inaudible, Altair la siguió. La curiosidad la inundó por completo, sumergiendo sus miedos y sus dudas ante el fracaso de su misión.

LE costó un poco alcanzarla, pero cuando lo hizo, aprovechó que acababa de saludar a un grupo de gente, aunque no parecía haber saludado a nadie en particular, para abordarla.

- Quizá demasiado frío para que sean realmente buenas, ¿no cree? - Una sonrisa amable estaba pintada en su cara cuando se acercó, dejando que la desconocida la reconociera como su interlocutora.


(fdi: si molesto o lo que sea, dímelo y borro el post. Por si acaso habías quedado con otra persona para este tema o algo así XD)

Una melodiosa voz me desconcertó un poco para sonar sincera y mi mano apretó con fuerza el látigo como reacción, no esperaba un saludo dirigido a mi, era un cordial saludo a la gente en general, no conocía a nadie y normalmente eran los hombres quienes dirigían ciertos saludos ante mi persona.

Me paré y giré el rostro en busca de la dueña de aquella voz unos segundos antes nombrada, sonreí de lado aquel rostro blanco, cabello largo podría llegar a decir que era rubio y tenía cierta luminosidad, a la distancia en la que me encontraba y la noche cobijandonos no estaba segura si sus ojos eran azules o verdes.

Aun no contestaba su pregunta no me había percatado hasta que analice mentalmente por que había acortado el paso, mi mano se relajo en torno al látigo y una media sonrisa correspondió a la suya.

- Si algo fría pero sigue siendo una noche tranquila y sin mucho movimiento, para mi es buena noche

Sonreí un poco más e incliné levemente la cabeza hacía delante en modo de saludo, no sabía si seguir mi paso o ser cortés y esperar un poco más, no tenía nada que hacer en casa, de hecho nunca había nada que hacer en casa más que estar sola sumida en los recuerdos y la fuerza con la que intentaba no pensar en nada, vivir día por día como había dicho ya hace algún tiempo

Di un paso hacía ella, si se había dirigido a mi era por algo y aunque mi sentido común decía aléjate mi cuerpo hizo lo contrario y es que cabe agregar que tenía mucho tiempo sin hacerle caso a esa voz y hoy no iba a ser la excepción

La chica parecía un poco descolocada, como si no supiese si avanzar o retroceder, pero finalmente se acercó a ella con algo parecido a una sonrisa en la cara.

- Lo cierto es que es en las noches frías cuando mejor se ve el cielo. Aunque desde las ciudades, donde no se apagan las luces, es complicado ver las estrellas de todas formas. - Comentó mientras continuaba acercándose. Cuando por fin estuvieron a la misma altura, Altair le tendió la mano. - Un placer, mi nombre es Altair.

Veía en el aura de la muchacha que no era mala persona, y parecía perdida, así que se propuso intentar ayudarla y hacerla sentir cómoda. Sonrió de nuevo.

- lo cierto es que cuanto más avanza la noche más cómoda me siento porque las luces se van apagando y el cielo se oscurece. Me encanta mirar las estrellas. ¿A tí no?

Mientras hablaba dirigió su vista al cielo y le pareció ver una silueta recortada contra uno de los tejados. NO podía estar segura, pero decidió mantenerse alerta, por si aquella figura las estaba vigilando.