Talinthraxus

Cronología

*FDI= Quiero aclarar que, más que un diario de las aventuras previas que tuvo Talinthraxus, este diario se concentrará en contar los mitos y leyendas de Werth, la isla de la que provienen Talinthraxus, Daliny y Breigal.*

- Veremos...

- Trama 1 - El comienzo de la guerra

En el origen de los tiempos, existió un poderoso dios cuyo nombre ha caído en el olvido. Este dios ha creado un mundo para que exista vida en algún lugar del universo. Una vez creado este mundo, creó deidades menores para que decidan qué seres debían poblarlo. Con cada pequeña deidad creada por este dios, nació un demonio que tenía por objetivo equilibrar la justicia y el orden.

El dios creó la especie humana, quien sería la especie dominante del nuevo mundo. Ind, la demonio más poderosa, reclamó una pequeña porción de tierra en ese nuevo planeta. El dios se rehusó terminantemente a esto, por lo que atacó a Ind. En ese momento, todos los demonios pequeños acudieron en su ayuda y, entre todos, bajo el mando de Ind, lograron derrotar al dios y quedarse con esa pequeña porción de tierra.

Durante el paso de los siglos, Werth, nombre que tuvo la isla, fue asediada infinidad de veces por las hordas del creador del mundo, pero Ind siempre la protegía, protegiendo a su vez a los reoraf, habitantes del lugar.

Los reoraf fueron creados a imagen y semejanza de los seres humanos, pero crecían mucho más lento para así evitar que la isla esté superpoblada demasiado pronto. Cada reoraf tenía un demonio guardián, los mismos que ayudaron a Ind durante la primera batalla, para que lo proteja en caso de que el dios creador decida atacar nuevamente la isla.

Una vez obtenido el control de Werth, Ind decidió crear tres deidades para que los reoraf sean seres de bien, y puedan llevarse bien con los seres humanos.

Primero creó a Athanexis, la diosa del amor, la vida y la sabiduría. Esta diosa parece un ángel. Tiene el aspecto de una joven de cabello corto de color azul, y ese mismo color se alberga en sus ojos. Tiene dos alas blancas inmensas, que cuando están plegadas parecen ser un abrigo de plumas. Dicen que todo aquel que tenga la fortuna (o la desgracia) de verla con sus propios ojos, caerá perdidamente enamorado de ella, y no tendrá la voluntad de respirar si no tiene posibilidades de volver a verla. Athanexis se convierte en absolutamente todo su mundo.

Después, nació Sast, la diosa del aire, la salud y el coraje. Sast tiene el aspecto de una enorme serpiente roja, con brazos verdes que tienen espinas en sus respectivos codos. Tiene ojos verdes y tres espinas recorren su cuello y su cola, alineadas como si de una cresta se tratase. Su ira es una de las cosas más temidas en Werth, pues su poder es inmenso. Todo aquel que quiera volar sobre Werth, deberá contar con su permiso.

Por último, llegó Husge, la diosa de la tierra, la guerra y el poder. Husge tiene el aspecto de una guerrera de larga cabellera del color del fuego. Sus ojos son rojos y pueden infundir tanto el miedo más irracional como el valor más suicida a aquel que los observa. Tiene una armadura dorada y una espada que desprende un fuego de ese color. Si alguien más se atreve a blandir esa espada sagrada, el arma lo despedazará en mil pedazos para luego enviarlo a arder en la llama de la desesperanza, el peor castigo que alguien pueda imaginar: ese fuego aniquila la esperanza de su víctima y le impide moverse, hasta que llega el día de su muerte, al alcanzar los mil años de vida.

Cuando nace un nuevo reoraf, una de las diosas escoge a ese nuevo ser para que la venere. De acuerdo a la diosa que venera, el reoraf tiene determinado color de ojos y de cabello.

Si venera a Athanexis, sus ojos y su cabello serán azules. Si venera a Sast, sus ojos y su cabello serán verdes. Si venera a Husge, sus ojos y su cabello serán rojos.

Cuentan que cuando los primeros reoraf se asomaban a la vida, existió uno llamado Naub' Lonks. Este reoraf era un devoto de la diosa Husge y le practicaba culto intensamente. Cuentan que una noche en que se perdió, llegó a uno de los lugares más peligrosos de Werth: el jardín de Athanexis. Es un prado verde inmensamente hermoso, repleto de flores y animales, los cuales conviven en una armonía digna de un cuento de hadas. En ese jardin es donde Athanexis vive. El joven reoraf, que apenas atravesaba sus 220 años de vida, vio a la diosa y quedó perdidamente enamorado de ella. Sin embargo, ese no fue el verdadero problema. El problema fue que Athanexis también lo encontró atractivo. Esta pareja significó grandes problemas para Werth, pues la diosa no se ocupaba de sus obligaciones. Durante muchos años Athanexis no eligió un sólo reoraf, cosa que terminó por irritar a Ind en demasía. Se presentó ante Athanexis y Naub' Lonks para que se separen, pero, como era obvio que sucedería, el reoraf se resistió rotundamente a eso, sin querer aceptar que si la diosa de la vida no se ocupaba de su trabajo como deidad, Werth acabaría siendo la cuna de la muerte. Por esta razón, Ind transformó a Naub' Lonks en un dragón invisible. Nadie sabe qué aspecto tiene. Sólo se sabe que está junto a Athanexis desde ese momento, pero la diosa, y todo aquel que se enamore de ella, no puede verlo. Debido a que aquellos que se acercan a Athanexis con intención de enamorarla son devorados por Naub' Lonks, éste antiguo reoraf es conocido como "el dragón de la muerte".

No obstante, dicen que cuando llegue la hora de la batalla final con el creador para poder respirar paz en Werth, Athanexis podrá ver a su amado y, juntos, esparcirán la justicia divina a través de todo el mundo, decidiendo quién merece la vida, y quién ha desperdiciado ese hermoso regalo que la diosa le dio.

"Cuando la guerra esté perdida para aquella que arrebató tierras al supremo creador, el fruto del amor entre una diosa y un demonio surgirá para guiar a los suyos a la victoria, sacrificando su propia vida para pasar a ocupar su lugar entre los héroes de leyenda."
Eso es lo que dice un antiguo escrito que estudian los reoraf más ancianos. Cuando el dios creador lance su ataque final e Ind esté a punto de ser derrotada, nacerá un ser conocido como el Werthtrew. Hijo de una diosa y de un demonio, este ser podrá manipular ambas fuerzas y alcanzará un poder con el que el creador o la propia Ind sólo pueden soñar. Dicen que se sacrificará y que cuando su sangre llueva del cielo la guerra habrá acabado para siempre. No se sabe qué diosa será la que dará a luz a esta criatura, y mucho menos se sabe la identidad del demonio. Algunos dicen que el guardián de Naub' Lonks y la propia Athanexis serán los encargados de gestar al poderoso Werthtrew, otros afirman que bien podría ser Husge por tratarse de la diosa de la guerra, o Sast, cuya ira es lo más temido en Werth.

Todo reoraf que alcance la "muerte caminante" es un ser bastante poderoso y peligroso, pues su fuerza aumenta considerablemente y no se anda con titubeos a la hora de asesinar. Sin embargo, cuentan que nacerá algún día un reoraf que, a diferencia de absolutamente todos los otros miembros de su especie, tendrá una cosa de cada diosa. Cuando llegue al temido estado conocido como "muerte caminante", podrá invocar el poder de Athanexis, Sast y Husge en su afán por destruir todo aquello que desee.

No se sabe quién será ese reoraf, no se sabe si será un hombre o una mujer, no se sabe qué es lo que tendrá de cada diosa. Sólo se sabe una cosa: si pierde su voluntad, será el fin.

El abanico de posibilidades para detectar a este poderoso ser da muchas variantes.

De Athanexis, podría heredar su personalidad amorosa, un talento innato para la seducción, gran aprecio a cada nueva vida que llega al mundo, una elevadísima inteligencia, o bien disfrutar de su soledad.

De Sast, podría heredar su elevadísimo coraje, una salud de hierro, una gran capacidad para controlar el viento y todo lo que se asocie con él, su inmenso poder cuando se enfurece, o su casi exagerada capacidad de destrucción.

De Husge podría heredar su talento innato para la guerra, su inmensa fuerza, gran capacidad de liderazgo, excelente habilidad para los combates, su humor impiadoso e incluso cruel, o su incapacidad de asentarse durante mucho tiempo en un lugar.

Los más ancianos reoraf trabajaron toda su vida en intentar localizar a este elegido. Cuando logre ser identificado, todos tienen en claro una cosa: debe ser feliz.

Como contraparte del más poderoso de los demonios, aparece en los relatos de la "Guerra Antigua", aquella donde Ind y el creador se enfrentaron, un ritual que debe realizarse el último día de la batalla final. Se dice que el sacrificio del reoraf elegido aplacará la furia del dios y la demonio, creando así una eterna paz entre ambos y garantizando el bienestar de aquellos que nacerán luego.

Según cuentan los relatos, en el centro del jardín de Athanexis, existen tres árboles ubicados de tal manera que forman un triángulo, del que cada árbol es un vértice. En el centro de esos árboles, existe un pedestal que posee una estatua de la diosa Athanexis con las alas expandidas y sus brazos hacia adelante, como invitando a un abrazo. Hay unas escaleras que llevan a la estatua, de tal manera que, una vez arriba, puedes quedar entre sus brazos. Sobre la estatua de la diosa de la sabiduría, se encuentra una estatua de Sast, flotando en el aire. Esta estatua está diseñada de tal manera que forma una "S", y tiene los brazos a un costado, doblados como una "L" y ligeramente inclinados hacia abajo. Detrás de la estatua de Athanexis, se encuentra una estatua de Husge dándole la espalda. Sus cabellos flamean a ambos lados de su rostro, y van hacia adelante. Sostiene su espada frente a su rostro, con ambas manos y la hoja hacia arriba.

El último día, el reoraf que tiene el poder de las diosas deberá subir al pedestal. La estatua de la diosa lo abrazará y sus ojos brillarán en un azul intenso. La estatua de Husge clavará su espada en el suelo y sus ojos brillarán en rojo. La estatua de Sast perderá sus brazos y sus ojos emitirán una luz verde. Luego, la estatua de Sast se envolverá en llamas verdes, un círculo de fuego dorado, nacido de la espada de Husge, se dibujará alrededor del pedestal, y las alas de Athanexis envolverán al reoraf. El fuego dorado lo envolverá todo y la estatua de Athanexis se elevará hasta hacer contacto con Sast. Una inmensa explosión destruirá los tres árboles, las tres estatuas, y al reoraf, cuya sangre se expandirá por todo el mundo, sembrando la paz en cada ser vivo que lo habite.

Este ritual, para iniciar, tiene ciertos requisitos. El reoraf aún debe tener voluntad, y una vez frente a la estatua de Athanexis, le debe susurrar unas palabras al oído. Esas palabras son desconocidas, y se cree que el reoraf sabrá exactamente qué es lo que debe decir. Llegado este día, se conocerá la identidad del reoraf, pues sus ojos y su cabello cambiarán constantemete de color, del azul al verde, del verde al rojo, y del rojo nuevamente al azul.

En agradecimiento por haber sido escogido por la diosa del amor, la vida y la sabiduría, los seguidores de Athanexis realizan cada aniversario de su nacimiento, una ceremonia que tiene por objetivo honrar la vida.

La Ceremonia de Agradecimiento de Athanexis es la que más tiempo lleva, pues debe comenzarse el día anterior al aniversario. El devoto de Athanexis debe recorrer toda la isla Werth en busca de semillas, a las que luego sembrará para crear una nueva vida. Una vez encontrada, debe sembrarla en el suelo y permanecer a su lado hasta la hora en que se produjo el nacimiento del reoraf.

Una vez llegada la hora indicada, el reoraf debe regar la semilla utilizando su propia sangre, durante tres horas.

El motivo de esta prueba es el de demostrar que realmente se aprecia la vida que hay en el mundo, y que se está dispuesto a sufrir con tal de conservarla. Se riega la semilla con la propia sangre durante tanto tiempo para demostrar a la diosa la plena confianza que el reoraf tiene en que Athanexis no lo dejará morir.

Es bastante común que los devotos de Athanexis pierdan la conciencia durante esta ceremonia, por lo que siempre van acompañados de sus seres queridos.

En agradecimiento por haber sido escogido por la diosa del aire, la salud y el coraje, los seguidores de Sast realizan cada aniversario de su nacimiento, una ceremonia que tiene por objetivo honrar al viento.

La Ceremonia de Agradecimiento de Sast es la que aparenta mayor seguridad de las tres. El devoto de Sast realiza una danza que dura tres horas, en la que su cuerpo se funde con el viento y encuentra la armonía con dicho elemento.

Para realizar esta ceremonia el reoraf debe cumplir un importante requisito: la ropa suelta y una capa (en el caso de los hombres) o el cabello largo (en el caso de las mujeres). Esto se usa para que el viento pueda jugar alrededor del reoraf y pueda acariciar su cuerpo, para renovar su oxígeno.

Durante la ceremonia, el reoraf debe seguir ciertos pasos específicos que no deben ser conocidos por nadie más hasta ese momento. Cada movimiento realizado simboliza algo que el seguidor de Sast quiere transmitir a quienes lo acompañan. En la mayoría de los casos, esta ceremonia es observada por muy pocos conocidos del reoraf que la realiza, generalmente el número de espectadores no supera los cuatro integrantes, y está penado con la muerte el observar una danza para la que no se fue invitado.

La ceremonia puede parecer bastante inocente, pero lo cierto es que el viento pone a prueba al reoraf. Además de renovar su oxígeno y refrescar el cuerpo para asegurarse de que no sufra demasiado calor, el viento pone a prueba la salud del reoraf, soplando en contra a cada movimiento que el reoraf realiza. Si su agradecimiento es sincero, al terminar la danza no sentirá cansancio.

En agradecimiento por haber sido escogido por la diosa de la tierra, la guerra y el poder, los seguidores de Husge realizan cada aniversario de su nacimiento, una ceremonia que tiene por objetivo demostrar su resistencia.

Esta ceremonia es la más peligrosa, y se dice que son muchos los que han muerto al intentar realizarla. Consiste en depositar una ofrenda a la diosa, una ofrenda que debe ser entregada en el corazón mismo de su morada: el volcán Cenz.

El volcán está activo, y en caso de que el agradecimiento a la diosa no sea verdadero, entrará en erupción consumiendo al reoraf. La ofrenda es siempre la misma: un trozo de nuxo, metal precioso ubicado en lo más recóndito del lago Garz, el cual se encuentra cerca de la costa este de la isla.

El reoraf debe, en un mismo día, obtener el metal, dirigirse al volcán Cenz, descender en el cráter, llegar hasta el pequeño santuario de la diosa, amarrarse con una cadena especial ubicada allí, y arrojar el nuxo al ardiente corazón del volcán. Si el volcán no entra en erupción, la cadena libera al reoraf, quien puede subir con tranquilidad.

El mayor riesgo de esta ceremonia reside en que el reoraf debe luchar contra los enferdos, habitantes del volcán. No son seres particularmente fuertes, pero el gran problema es que no les cuesta mucho hacer perder el equilibrio al reoraf, quien si no es capaz de luchar hábilmente contra ellos, de seguro caerá y formará parte del volcán.

El reoraf es libre se ir acompañado, pero sólo él podrá descender por el cráter, además de que sus acompañantes serán alcanzados por la lava si están cerca del borde y el volcán entra en erupción. Debe ser el reoraf el que obtenga el nuxo del fondo del lago Garz.