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Bitácora de mi primer guarda.
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Bitácora de mi primer guarda.
Es difícil apreciar la vida del modo que un Pequeño Dragón de la guarda lo haría. Quizás ya han oído decir que estos seres carecen del sentido común o de la conocida "inteligencia" en sí misma, pero apartado de estas insignificantes dificultades, estos pequeños se las "arreglan" para ayudar, claro está que a su manera…
-¡Excelente sí, pero mucho más que excelente!- El día esta soleado y no caen del búbú (cielo) esas gotas gigantes que tanto nos dificultan volar.
Hoy es el día, por fin ha llegado, hoy, no mañana ni pasado, hoy. Porque siempre es mejor que sea hoy, de otro modo habría que esperar y no creo que exista criatura en este nuestro mundo que se aprecie a sí misma y que encuentre grata la agonía de esperar.
Al llegar al árbol madre, todos estaban allí, Itzuki, Midori, Tklabean y Goru… y por su puesto nuestro mentor, Tunus el gigante. Las practicas eran dictadas dentro del gran árbol y estaba terminantemente prohibido divulgar el arte de nuestras habilidades.
-Deucalionte Ufére… Memo… pasa al frente- me dijo el gran Tanus y mis alas temblaron como las de una riquísima mariposa que está a punto de ser devorada, y así me sentí. -Su graduación se encuentra detrás de esa puerta y antes de que…- no llego a terminar la frase, que tres de los cinco dragones ya estaban afuera, incluido Memo. Con cara de resignación, el maestro prosiguió -Y antes de que salgan afuera déjenme decirles que es en sentido FIGURADO- dijo mientras ingresaban nuevamente a la sala los caris bajos pequeños.
-Debo asignarles tan solo por una hora el cuidado de cinco almas que al parecer están carentes de conciencia propia. Su deber será aconsejarlos y guiarlos por el buen camino, utilicen todo lo aquí enseñado por mí, quién les habla, yo, Tunus el gigante, cumplan su labor, ayuden estas personas y enorgullézcanme con sus actos. Al cabo de una hora yo mismo acudiré a evaluar su desempeño-. Ahí nomás se bajó el telón de este acto hasta que se me chamuscaron un poco las escamas debido a que Tunus me arrojó una pequeña bola de fuego sobre mi diminuto cuerpo convertido en piedra.. así es, me había dormido.
Al cabo de cuarenta y cinco minutos, logré encontrar el rojo manzano donde se hallaba a quien yo debía ayudar. ¿Qué sería mejor? aparezco volando justo en frente de sus ojos y digo -¡Hola soy tu nueva conciencia!.. no, mejor no, demasiado clásico. ¡Ya sé! me arrojo desde arriba convertido en piedra y cuando me tome en sus manos, vuelvo a mi forma original al grito de ¡Conciencia y compañía tuya yo seré, ahora y por el resto de estos cortos quince minutos!... tampoco, demasiado sobresalto. Empezaba a ponerme un tanto indeciso cuando de golpe ¡trash! debo de practicar mi trasformación a broche, claro que si, esta es la mejor opción.
El pequeño Memo se encontraba realmente alegre de haber pensado por si mismo tal grandiosa forma de acercarse a su alma encomendada. Al parecer el dragoncito no prestó gran atención a que dicha persona tenía en sus manos un broche opaco, el cual lo hizo recordar que él podía realizar tal proeza.
Volé al árbol, realice mi conjuro y ahí estaba, cayendo velozmente contra la cabeza de mi Guardante, al parecer no calcule bien. Al verla algo parecido a la nostalgia me invadió, jamás en toda mi vida había sentido tal cosa. Una humana muy pequeña, quizás unos 18 años, casi me atrapa un sentimiento similar a la culpa, quizás la lastime con la caída, pues sus ojos estaban llenos de lagrimas. Luego de fregarse el cabello un par de veces y secarse las lagrimas para verme mejor, me tomó en sus manos y quedo asombrada… seré un dragón pero soy muy detallista, abrió la boca como si bostezara y algo parecido a un bostezo sonó suavemente entre sus labios, sin dudas, estaba asombrada por mi bella forma de broche.
Al parecer la niña estaba resfriada, su respiración era pausada y una sustancia aguachenta fluía de su nariz.
-¿Porqué no pudo ser él?- se preguntaba ella en voz alta.
- ¿Él quién?- Dije sin pensarlo dos veces.
-¿Por qué escucho voces en mi cabeza?-
-¿Por qué no?- Dije en tono amable.
-Esto no es normal, estoy volviéndome loca- Dijo impaciente.
-Desviarse no es perder el camino, hay caminos cortos y largos, pero lo importante es disfrutar el andar y aprender en el paso- Memo reflexionó un segundo y acotó velozmente -Y la comida, siempre importa llevar comida-
-¿De qué camino me hablas? yo no estoy perdida, simplemente no puedo decidirme-.
-Pues claro, a eso iba, a eso iba… y… ¿qué es esta decisión tan difícil?-
-Pero si hablo conmigo misma, ¿porqué no lo sabes?-
-Es que lo he olvidado…- Solo eso se me ocurrió, maldita mantis que me distrajo al pasar.
-¿Entonces no recuerdas que Juan es el noble del pueblo? y Héctor… Héctor es mi amor eterno, él me regaló este broche-. Dijo mientras intentaba sacarle al menos algo de brillo a esa cosa, a mi notar, tarea imposible. -Lo hizo con sus propias manos- Adoso. -En cambio Juan, me ha propuesto casorio con este costoso anillo- Pronunció mientras sacaba de un bolsillo un anillo de oro con una gigantesca gema de zafiro.
-Ah pero qué diablos… estemm, digo claro.. el anillo, el anillo- Debo ser más cauteloso. -¿Y cuál es el problema? si el anillo es precioso-. Dijo el dragoncito dubitativo.
-¿Acaso no lo entiendes? Yo no deseo casarme con Juan pero Héctor es pobre y su oficio de herrero recién comienza, no puedo alimentar mi vida solo de vanas ilusiones. Si le digo que no a Juan estaré destinada a la hambruna y con ello mi familia-.
Memo intentó con todas sus fuerzas resolver el dilema, realmente lo intentó.
Creo que en algún momento la charla comenzó a complicarse, por lo que solo vino a mi mente las palabras que mi madre siempre decía al acostarme de cachorro… -"Divina inspiración que me rodeas… dale un giro de suerte a mi destino y crea un sueño de sueños infinitos"-
-¿Estás diciendo que luche por mis sueños?- dijo seriamente y continuó. -Yo anhelo vivir con Héctor y mi familia siempre ha sido pobre pero digna, debo seguir a mi corazón, no dejar que la suerte me abandone por dejar mis sueños de lado, pues mi inspiración es el amor que siento y quizás este broche no brille como el oro y no posea la profundidad del zafiro, pero está hecho con amor y ese material escasea en estos días… gracias, solo puedo dar las gracias- La joven se levantó de un brinco y sin más salió corriendo. Olvidando por cierto el exquisito anillo.
-¡Que lo he echado a perder! ¡pero por las barbas de la vieja del agua lo he echado a perder!- Dijo Memo mientras tomaba el anillo y se retiraba para regresar.
Al regresar al árbol madre los cinco Pequeños Dragones De La guarda se encontraban decepcionados de sí mismos. Tanus los esperaba con la misma cara de serio que lo caracterizaba.
-Bien, ahora pasare a evaluarlos- Dijo el gigante. -Primero Itzuki… Debías de ayudar a una anciana a superar sus miedos y que logre caminar hasta la tumba de su hermana para ponerle flores- respiro profundamente y prosiguió en tono un tanto agresivo. -¡Casi matas a la anciana del susto! ¿Realmente pensaste que volar hacia su rostro diciendo "hazme caso, yo sé lo que te digo" era la solución?- Itzuki solo se reía mientras decía -Lo importante es que camino, de veras camino... bueno hasta corrió-.
-Continuaré con Midori- Dijo Tunus. -Tu deber era aconsejar a un muchacho de no suicidarse, tarea complicada.. ¡pero casi lo matas tu! realmente no ha sido buena idea perseguirlo por el barranco gritándole "no lo hagas, no lo hagas Tunus se enojará"…-
-Tklabean.. casi lo logras, debías "ayudar" a la hija de la costurera a que decida que su madre ha esperado por mucho tiempo al padre de la muchacha y que seguramente él no regresará, que su madre tiene derecho a rehacer su vida. Pero no… te quedaste dormido en la habitación y al despertar casi te matan a escobazos-.
-Goru… mi querido Goru… amenazar a la gente de que los convertirás en pasto no soluciona nada, el hombre nunca hubiera aceptado compartir su cosecha de ese modo-.
-Pero si hay alguien que me sorprendió y debo decirlo abiertamente-. Al escuchar esto cerré los ojos esperando otra bola de fuego en mi cabecita, cosa que no sucedió. -Memo, has logrado ayudar correctamente y dando un sabio consejo que acompañará la entera vida de tu Guardada, has obrado bien y…- Dejo de hablar cuando vio el precioso anillo que el dragoncito traía consigo, miro hacía ambos lados y dijo -y.. como muestra de que lo has logrado, me quedare el anillo y lo pondré como trofeo, sí, eso mismo haré-.
Todos ovacionaron al pequeño Deucalionte, el primer dragón de su camada en recibirse. Los celos no invaden las nobles almas de los dragones de la guarda y de este modo, todos festejaron el triunfo.
Luego de un tiempo se enteraron que la anciana asustada por Itzuki luego de correr por la casa, se dio cuenta que si podía correr, también podía caminar y despedirse de su hermana, antes que el destino vuelva a unirlas en otro plano.
Que al muchacho que Midori debía ayudar, luego de caer por el barranco y fracturarse tres costillas, comenzó a valorar su vida y la de sus allegados.
Que la niña y la madre luego de perseguir al dragoncito al quedar agotadas entablaron una conversación en la cual ambas lograron una unión más fuerte.
Y que paradójicamente el hombre que debía ser disuadido de compartir su cosecha por Goru, fue socorrido en sus gritos por quienes más la necesitaban, por lo que el hombre se compadeció y terminó compartiéndola de todos modos. Por todos estos motivos es que la los cinco dragones terminaron consagrándose y recibiendo su título oficial de Pequeños Dragones De La Guarda.
Y es por eso que siempre oirán decir que estos preciosos seres quizás no sean inteligentes, quizás no logren ayudarte con eficacia, quizás te den el peor consejo de tu vida ó simplemente no te aconsejen, pero algo es seguro, cuando aparecen dan lo mejor de si mismos, y muy probablemente, la suerte te visite.
-¡Excelente sí, pero mucho más que excelente!- El día esta soleado y no caen del búbú (cielo) esas gotas gigantes que tanto nos dificultan volar.
Hoy es el día, por fin ha llegado, hoy, no mañana ni pasado, hoy. Porque siempre es mejor que sea hoy, de otro modo habría que esperar y no creo que exista criatura en este nuestro mundo que se aprecie a sí misma y que encuentre grata la agonía de esperar.
Al llegar al árbol madre, todos estaban allí, Itzuki, Midori, Tklabean y Goru… y por su puesto nuestro mentor, Tunus el gigante. Las practicas eran dictadas dentro del gran árbol y estaba terminantemente prohibido divulgar el arte de nuestras habilidades.
-Deucalionte Ufére… Memo… pasa al frente- me dijo el gran Tanus y mis alas temblaron como las de una riquísima mariposa que está a punto de ser devorada, y así me sentí. -Su graduación se encuentra detrás de esa puerta y antes de que…- no llego a terminar la frase, que tres de los cinco dragones ya estaban afuera, incluido Memo. Con cara de resignación, el maestro prosiguió -Y antes de que salgan afuera déjenme decirles que es en sentido FIGURADO- dijo mientras ingresaban nuevamente a la sala los caris bajos pequeños.
-Debo asignarles tan solo por una hora el cuidado de cinco almas que al parecer están carentes de conciencia propia. Su deber será aconsejarlos y guiarlos por el buen camino, utilicen todo lo aquí enseñado por mí, quién les habla, yo, Tunus el gigante, cumplan su labor, ayuden estas personas y enorgullézcanme con sus actos. Al cabo de una hora yo mismo acudiré a evaluar su desempeño-. Ahí nomás se bajó el telón de este acto hasta que se me chamuscaron un poco las escamas debido a que Tunus me arrojó una pequeña bola de fuego sobre mi diminuto cuerpo convertido en piedra.. así es, me había dormido.
Al cabo de cuarenta y cinco minutos, logré encontrar el rojo manzano donde se hallaba a quien yo debía ayudar. ¿Qué sería mejor? aparezco volando justo en frente de sus ojos y digo -¡Hola soy tu nueva conciencia!.. no, mejor no, demasiado clásico. ¡Ya sé! me arrojo desde arriba convertido en piedra y cuando me tome en sus manos, vuelvo a mi forma original al grito de ¡Conciencia y compañía tuya yo seré, ahora y por el resto de estos cortos quince minutos!... tampoco, demasiado sobresalto. Empezaba a ponerme un tanto indeciso cuando de golpe ¡trash! debo de practicar mi trasformación a broche, claro que si, esta es la mejor opción.
El pequeño Memo se encontraba realmente alegre de haber pensado por si mismo tal grandiosa forma de acercarse a su alma encomendada. Al parecer el dragoncito no prestó gran atención a que dicha persona tenía en sus manos un broche opaco, el cual lo hizo recordar que él podía realizar tal proeza.
Volé al árbol, realice mi conjuro y ahí estaba, cayendo velozmente contra la cabeza de mi Guardante, al parecer no calcule bien. Al verla algo parecido a la nostalgia me invadió, jamás en toda mi vida había sentido tal cosa. Una humana muy pequeña, quizás unos 18 años, casi me atrapa un sentimiento similar a la culpa, quizás la lastime con la caída, pues sus ojos estaban llenos de lagrimas. Luego de fregarse el cabello un par de veces y secarse las lagrimas para verme mejor, me tomó en sus manos y quedo asombrada… seré un dragón pero soy muy detallista, abrió la boca como si bostezara y algo parecido a un bostezo sonó suavemente entre sus labios, sin dudas, estaba asombrada por mi bella forma de broche.
Al parecer la niña estaba resfriada, su respiración era pausada y una sustancia aguachenta fluía de su nariz.
-¿Porqué no pudo ser él?- se preguntaba ella en voz alta.
- ¿Él quién?- Dije sin pensarlo dos veces.
-¿Por qué escucho voces en mi cabeza?-
-¿Por qué no?- Dije en tono amable.
-Esto no es normal, estoy volviéndome loca- Dijo impaciente.
-Desviarse no es perder el camino, hay caminos cortos y largos, pero lo importante es disfrutar el andar y aprender en el paso- Memo reflexionó un segundo y acotó velozmente -Y la comida, siempre importa llevar comida-
-¿De qué camino me hablas? yo no estoy perdida, simplemente no puedo decidirme-.
-Pues claro, a eso iba, a eso iba… y… ¿qué es esta decisión tan difícil?-
-Pero si hablo conmigo misma, ¿porqué no lo sabes?-
-Es que lo he olvidado…- Solo eso se me ocurrió, maldita mantis que me distrajo al pasar.
-¿Entonces no recuerdas que Juan es el noble del pueblo? y Héctor… Héctor es mi amor eterno, él me regaló este broche-. Dijo mientras intentaba sacarle al menos algo de brillo a esa cosa, a mi notar, tarea imposible. -Lo hizo con sus propias manos- Adoso. -En cambio Juan, me ha propuesto casorio con este costoso anillo- Pronunció mientras sacaba de un bolsillo un anillo de oro con una gigantesca gema de zafiro.
-Ah pero qué diablos… estemm, digo claro.. el anillo, el anillo- Debo ser más cauteloso. -¿Y cuál es el problema? si el anillo es precioso-. Dijo el dragoncito dubitativo.
-¿Acaso no lo entiendes? Yo no deseo casarme con Juan pero Héctor es pobre y su oficio de herrero recién comienza, no puedo alimentar mi vida solo de vanas ilusiones. Si le digo que no a Juan estaré destinada a la hambruna y con ello mi familia-.
Memo intentó con todas sus fuerzas resolver el dilema, realmente lo intentó.
Creo que en algún momento la charla comenzó a complicarse, por lo que solo vino a mi mente las palabras que mi madre siempre decía al acostarme de cachorro… -"Divina inspiración que me rodeas… dale un giro de suerte a mi destino y crea un sueño de sueños infinitos"-
-¿Estás diciendo que luche por mis sueños?- dijo seriamente y continuó. -Yo anhelo vivir con Héctor y mi familia siempre ha sido pobre pero digna, debo seguir a mi corazón, no dejar que la suerte me abandone por dejar mis sueños de lado, pues mi inspiración es el amor que siento y quizás este broche no brille como el oro y no posea la profundidad del zafiro, pero está hecho con amor y ese material escasea en estos días… gracias, solo puedo dar las gracias- La joven se levantó de un brinco y sin más salió corriendo. Olvidando por cierto el exquisito anillo.
-¡Que lo he echado a perder! ¡pero por las barbas de la vieja del agua lo he echado a perder!- Dijo Memo mientras tomaba el anillo y se retiraba para regresar.
Al regresar al árbol madre los cinco Pequeños Dragones De La guarda se encontraban decepcionados de sí mismos. Tanus los esperaba con la misma cara de serio que lo caracterizaba.
-Bien, ahora pasare a evaluarlos- Dijo el gigante. -Primero Itzuki… Debías de ayudar a una anciana a superar sus miedos y que logre caminar hasta la tumba de su hermana para ponerle flores- respiro profundamente y prosiguió en tono un tanto agresivo. -¡Casi matas a la anciana del susto! ¿Realmente pensaste que volar hacia su rostro diciendo "hazme caso, yo sé lo que te digo" era la solución?- Itzuki solo se reía mientras decía -Lo importante es que camino, de veras camino... bueno hasta corrió-.
-Continuaré con Midori- Dijo Tunus. -Tu deber era aconsejar a un muchacho de no suicidarse, tarea complicada.. ¡pero casi lo matas tu! realmente no ha sido buena idea perseguirlo por el barranco gritándole "no lo hagas, no lo hagas Tunus se enojará"…-
-Tklabean.. casi lo logras, debías "ayudar" a la hija de la costurera a que decida que su madre ha esperado por mucho tiempo al padre de la muchacha y que seguramente él no regresará, que su madre tiene derecho a rehacer su vida. Pero no… te quedaste dormido en la habitación y al despertar casi te matan a escobazos-.
-Goru… mi querido Goru… amenazar a la gente de que los convertirás en pasto no soluciona nada, el hombre nunca hubiera aceptado compartir su cosecha de ese modo-.
-Pero si hay alguien que me sorprendió y debo decirlo abiertamente-. Al escuchar esto cerré los ojos esperando otra bola de fuego en mi cabecita, cosa que no sucedió. -Memo, has logrado ayudar correctamente y dando un sabio consejo que acompañará la entera vida de tu Guardada, has obrado bien y…- Dejo de hablar cuando vio el precioso anillo que el dragoncito traía consigo, miro hacía ambos lados y dijo -y.. como muestra de que lo has logrado, me quedare el anillo y lo pondré como trofeo, sí, eso mismo haré-.
Todos ovacionaron al pequeño Deucalionte, el primer dragón de su camada en recibirse. Los celos no invaden las nobles almas de los dragones de la guarda y de este modo, todos festejaron el triunfo.
Luego de un tiempo se enteraron que la anciana asustada por Itzuki luego de correr por la casa, se dio cuenta que si podía correr, también podía caminar y despedirse de su hermana, antes que el destino vuelva a unirlas en otro plano.
Que al muchacho que Midori debía ayudar, luego de caer por el barranco y fracturarse tres costillas, comenzó a valorar su vida y la de sus allegados.
Que la niña y la madre luego de perseguir al dragoncito al quedar agotadas entablaron una conversación en la cual ambas lograron una unión más fuerte.
Y que paradójicamente el hombre que debía ser disuadido de compartir su cosecha por Goru, fue socorrido en sus gritos por quienes más la necesitaban, por lo que el hombre se compadeció y terminó compartiéndola de todos modos. Por todos estos motivos es que la los cinco dragones terminaron consagrándose y recibiendo su título oficial de Pequeños Dragones De La Guarda.
Y es por eso que siempre oirán decir que estos preciosos seres quizás no sean inteligentes, quizás no logren ayudarte con eficacia, quizás te den el peor consejo de tu vida ó simplemente no te aconsejen, pero algo es seguro, cuando aparecen dan lo mejor de si mismos, y muy probablemente, la suerte te visite.
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