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Las coincidencias no existen...
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Las coincidencias no existen...
Un carruaje dejaba oír su traqueteo por las calles de la ciudad de Adysium, los caballos trotaban agitados, mientras el conductor los espoleaba con la fusta. Las personas se apartaban apuradas para evitar ser atropelladas, la reciente lluvia había dejado enormes charcos en las empedradas calles, y quien se descuidara corría riesgo de ser empapado.
Sobre el techo de un negocio, una sombra espera escondida tras una pequeña pared, su rostro esta tapado por unos trapos, lleva una camisa color vino, y unos pantalones negros con botas acorde aunque gastadas, una tela del mismo color que su camisa le sostiene el largo pelo negro. Sonríe con ese modo entre pícaro y socarrón que tiene ella, lo que esta a punto de hacer es una locura, y lo sabe.
Mira una vez más por el costado del paredón, la carroza se acerca, ha llegado el momento, la muchacha toma impulso y salta para subir a la pared del edificio que está justo al lado, empieza a correr por el techo. Salta de nuevo cuando se le termina el camino, unas sabanas que estaban colgadas secándose al sol le tapan la vista, las corre de un manotazo, y sigue corriendo, mira de vez en vez a la calle, si llega a perder de vista su objetivo ya no tendrá otra oportunidad.
Pero las oportunidades solo aparecen si uno las busca, y en ese mismo momento encontró la suya, un techo bajo, y un pedazo de fierro que alguna vez debió sostener un farol. De haber tenido más aliento se hubiese reído, por fin la suerte le era propicia, sin pensarlo más tiempo dio un largo salto, flexionando las piernas un poco para no lastimarse, cayó sobre el pequeño techo, tomó impulso y volvió a saltar, pero esta vez para agarrarse del fierro, justo a tiempo pasaba la carroza.
Simplemente se dejó caer arriba de la misma, sin tomar en consideración que era un objeto en movimiento, que si fallaba se mataría, que aunque cayera arriba podía salir disparada producto de la velocidad a la que iba... Y sobre todo, sin calcular que el techo del transporte no era tan sólido como se veía, la tela se rompió bajo sus pies, dejándola mal sentada dentro del mismo.
El pasajero era un muchacho de unos 17 años, de pelo lacio negro, piel blanca, y grandes ojos verdes, solo bastaba una mirada rápida para darse cuenta que no había trabajado en su vida, y ahora se encontraba cara a cara con una pirata que según su perspectiva, había caído del cielo o algo similar. Sus reacciones fueron lentas producto de la sorpresa, y la muchacha una vez más iba a aprovechar su buena suerte, se quitó la tela que cubría su rostro y le sonrió.
- Hola lindo muchachito, no te haré daño, solo quédate quieto y no hagas escándalo - Mientras decía esto agarró un pequeño cofre que había en el asiento - Si, tal como me dijeron - Agregó muy satisfecha, luego volvió a fijar su vista en el otro ocupante del carro, se acerco lentamente - Oye, pero si tienes unos ojos preciosos... - Lo agarró por la nuca y lo acercó casi a la fuerza para besarlo con pasión, mientras su mano libre le quitaba el ostentoso collar que llevaba puesto.
Para entonces el vehículo se había detenido, y algunos guardias se acercaban, más dispuestos a usar sus espadas que a hablar. Sophitia se separó del muchacho y guardó todo el botín en una bolsa que colgó tras su espalda.
- Fue un placer, muchacho, pero lamentablemente,este es el adiós - Dijo mientras pateaba la puerta, la que cayó sobre los primeros guardias que se estaban acercando. Recién entonces el dueño de las joyas amago a decir algo.
- ¡¡Ladrona!! ¡¡Atrapen a la ladrona!! - Gritó con todas sus fuerzas mientras se asomaba por la ventana.
La pirata pateó a los guardias que ya había aplastado con la puerta, un golpe en el mentón a uno de los que se acercaba, una patada a otro que intentó emboscarla. Pero no estaba hecha para la pelea tan directa, y la superaban en número ampliamente. Su única opción era correr, y a toda la velocidad que le dieran las piernas, empujo a uno de los hombres que le impedía el paso y escapo del lugar.
Las personas miraban asombradas cómo transcurrían los hechos, Sophitia corría mientras ocho guardias la seguían, y sin duda se irían agregando más mientras fuera pasando el rato.
- ¡Esto me pasa por planear los robos, pero no las huidas! - Se reprocho a si misma mientras doblaba en una esquina.
Sobre el techo de un negocio, una sombra espera escondida tras una pequeña pared, su rostro esta tapado por unos trapos, lleva una camisa color vino, y unos pantalones negros con botas acorde aunque gastadas, una tela del mismo color que su camisa le sostiene el largo pelo negro. Sonríe con ese modo entre pícaro y socarrón que tiene ella, lo que esta a punto de hacer es una locura, y lo sabe.
Mira una vez más por el costado del paredón, la carroza se acerca, ha llegado el momento, la muchacha toma impulso y salta para subir a la pared del edificio que está justo al lado, empieza a correr por el techo. Salta de nuevo cuando se le termina el camino, unas sabanas que estaban colgadas secándose al sol le tapan la vista, las corre de un manotazo, y sigue corriendo, mira de vez en vez a la calle, si llega a perder de vista su objetivo ya no tendrá otra oportunidad.
Pero las oportunidades solo aparecen si uno las busca, y en ese mismo momento encontró la suya, un techo bajo, y un pedazo de fierro que alguna vez debió sostener un farol. De haber tenido más aliento se hubiese reído, por fin la suerte le era propicia, sin pensarlo más tiempo dio un largo salto, flexionando las piernas un poco para no lastimarse, cayó sobre el pequeño techo, tomó impulso y volvió a saltar, pero esta vez para agarrarse del fierro, justo a tiempo pasaba la carroza.
Simplemente se dejó caer arriba de la misma, sin tomar en consideración que era un objeto en movimiento, que si fallaba se mataría, que aunque cayera arriba podía salir disparada producto de la velocidad a la que iba... Y sobre todo, sin calcular que el techo del transporte no era tan sólido como se veía, la tela se rompió bajo sus pies, dejándola mal sentada dentro del mismo.
El pasajero era un muchacho de unos 17 años, de pelo lacio negro, piel blanca, y grandes ojos verdes, solo bastaba una mirada rápida para darse cuenta que no había trabajado en su vida, y ahora se encontraba cara a cara con una pirata que según su perspectiva, había caído del cielo o algo similar. Sus reacciones fueron lentas producto de la sorpresa, y la muchacha una vez más iba a aprovechar su buena suerte, se quitó la tela que cubría su rostro y le sonrió.
- Hola lindo muchachito, no te haré daño, solo quédate quieto y no hagas escándalo - Mientras decía esto agarró un pequeño cofre que había en el asiento - Si, tal como me dijeron - Agregó muy satisfecha, luego volvió a fijar su vista en el otro ocupante del carro, se acerco lentamente - Oye, pero si tienes unos ojos preciosos... - Lo agarró por la nuca y lo acercó casi a la fuerza para besarlo con pasión, mientras su mano libre le quitaba el ostentoso collar que llevaba puesto.
Para entonces el vehículo se había detenido, y algunos guardias se acercaban, más dispuestos a usar sus espadas que a hablar. Sophitia se separó del muchacho y guardó todo el botín en una bolsa que colgó tras su espalda.
- Fue un placer, muchacho, pero lamentablemente,este es el adiós - Dijo mientras pateaba la puerta, la que cayó sobre los primeros guardias que se estaban acercando. Recién entonces el dueño de las joyas amago a decir algo.
- ¡¡Ladrona!! ¡¡Atrapen a la ladrona!! - Gritó con todas sus fuerzas mientras se asomaba por la ventana.
La pirata pateó a los guardias que ya había aplastado con la puerta, un golpe en el mentón a uno de los que se acercaba, una patada a otro que intentó emboscarla. Pero no estaba hecha para la pelea tan directa, y la superaban en número ampliamente. Su única opción era correr, y a toda la velocidad que le dieran las piernas, empujo a uno de los hombres que le impedía el paso y escapo del lugar.
Las personas miraban asombradas cómo transcurrían los hechos, Sophitia corría mientras ocho guardias la seguían, y sin duda se irían agregando más mientras fuera pasando el rato.
- ¡Esto me pasa por planear los robos, pero no las huidas! - Se reprocho a si misma mientras doblaba en una esquina.
Sophitia- Cantidad de envíos : 955
Re: Las coincidencias no existen...
Le habían hablado muy bien de la ciudad de Adysium. Contaban que en ella había algo muy especial, algo que había llamado la atención del demonio: lo llamaban la Torre de Marfil. Según había escuchado, se trataba de un enorme colmillo, sobresaliendo por lo alto de la ciudad. Decían que en ese lugar tenían su refufio los Altos Magos. Y ese era el motivo de que Luthys quisiera conocer ese lugar.
Hacía años que no veía a ningun mago, y se encontraba en una etapa de su vida en la que tenía la impresión de que explicaciones mágicas era lo que necesitaba. Dado que cada vez se sentía menos demonio, seguía desterrado sin posibilidad de volver, y tras la "posesión" que había sufrido por parte de miembros de su propia raza en Trinacria y otros acontecimientos ocurridos, estaba tan perdido que necesitaba encontrar a alguien que le dijera qué estaba ocurriendo, y, lo que era más importante, qué opciones tenía.
Cuando le hablaron de Adysium brotó de él una repentina gota de esperanza, algo a lo que poder recurrir. Y allí estaba. Ante él se extendía la ciudad de Adysium, la que, comparada con Trinacria, no era demasiado grande. Se adentró en la ciudad en busca de la plaza principal, pero antes de llegar a ella ya pudo contemplar el gran colmillo blanco: la Torre de Marfil. Las calles que conducían hacia la plaza principal eran anchas, muy bien iluminadas por la luz del sol, con edificios no demasiado grandes contribuyendo así a que la luz penetrará mejor por encima de ellos. La gente que le rodeaba no era muy diferente de la que vió en Trinacria, en su mayoría era gente trabajadora y con un aire de frescura y simpatía. Él siempre intentaba caminar cabizbajo, o con la vista fija en algún lugar alejado, para evitar así el contacto visual con la gente.
Vió unos pasos más adelante un puesto de una mujer mayor, con el pelo canoso y bastante rellenita. El puesto ofrecía hiervas de muchos estilos, al parecer todos cultivados por la señora que los vendía. Decidió acercarse a comprar regaliz, le gustaba el sabor y le servía de relajación al ir chupando mientras caminaba.
- Buenas, venía buscando un poco de regaliz.- preguntó al acercarse al puesto. La señora lo miró con una amplia sonrisa en los labios.
-¡Buenas, señor! Por supuesto, no probará mejor regaliz en ningún otro lugar de esta ciudad.
Intentó mantener una leve sonrisa en el rostro, así como mostrar una simpatía de la que, normalmente, carecía. Cuando hubo obtenido su palito de regaliz, se despidió de la anciana, y siguió caminando. Se acercó el palito a la nariz para olisquearlo antes de meterselo en la boca. Sabía bien, algo de razón tenía la señora cuando dijo que era un buen regaliz. Sin duda lo era.
Con el regaliz en la boca y disfrutando de la tranquilidad de sus pasos y de sus pensamientos, se dispuso a doblar una esquina. Pocos pasos dió tras doblarla cuando algo o alguien chocó contra él con violencia. El regaliz de su boca cayó al suelo. Sin embargo, el atacante salió corriendo, y Luthys observó que unos cuantos hombres iban tras de él. Entonces se dió cuenta de que no se trataba de él, sino de ella. Vió que la que corría era una chica, con una larga cabellera oscura, joven. Sin saber muy bien por qué, salió tras ella también.
Si algo bueno tenía ser un demonio era su velocidad. Llevaba mucho tiempo sin correr, pero lo que es innato, es innato siempre. Corrió todo lo que pudo hasta que se colocó al lado de la chica.
- ¡Eh! ¿Qué ocurre?- preguntó intentando mantenerse a su altura mientras ambos seguían corriendo. Y justo en ese momento, en un movimiento de cabeza de la joven, supo quien era. - ¿Sophitia?- Sin más la agarró del brazo izquierdo, y la arrastró hacia un lado, tirando de ella sin dejar de correr. Atravesaron varias calles y llegaron a unos callejones. Miraba de vez en cuando atrás para comprobar cuán lejos iban ya los hombres que los seguían. Cuando llegaron a uno de los callejones vió que al final no había salida. Sin embargo, antes de llegar vió una ventana, a Sophitia podría alzarla fácilmente para que entrara por ella, él iba a tener que recurrir a otra cosa. Alzó a la chica con toda su fuerza, la adrenalina consiguió que no diera cuenta del peso de la chica y la alzara sin apenas dificultad. Oía a los hombres cada vez más cerca, pero aún no habían llegado a ese callejón. Miró a Sophitia, la cuál se encontraba asomada a la ventana. Saltó un poco, aferrándose con los pies a la pared, y alzó los brazos hacia ella.
- Vas a tener que ayudarme a subir.
Hacía años que no veía a ningun mago, y se encontraba en una etapa de su vida en la que tenía la impresión de que explicaciones mágicas era lo que necesitaba. Dado que cada vez se sentía menos demonio, seguía desterrado sin posibilidad de volver, y tras la "posesión" que había sufrido por parte de miembros de su propia raza en Trinacria y otros acontecimientos ocurridos, estaba tan perdido que necesitaba encontrar a alguien que le dijera qué estaba ocurriendo, y, lo que era más importante, qué opciones tenía.
Cuando le hablaron de Adysium brotó de él una repentina gota de esperanza, algo a lo que poder recurrir. Y allí estaba. Ante él se extendía la ciudad de Adysium, la que, comparada con Trinacria, no era demasiado grande. Se adentró en la ciudad en busca de la plaza principal, pero antes de llegar a ella ya pudo contemplar el gran colmillo blanco: la Torre de Marfil. Las calles que conducían hacia la plaza principal eran anchas, muy bien iluminadas por la luz del sol, con edificios no demasiado grandes contribuyendo así a que la luz penetrará mejor por encima de ellos. La gente que le rodeaba no era muy diferente de la que vió en Trinacria, en su mayoría era gente trabajadora y con un aire de frescura y simpatía. Él siempre intentaba caminar cabizbajo, o con la vista fija en algún lugar alejado, para evitar así el contacto visual con la gente.
Vió unos pasos más adelante un puesto de una mujer mayor, con el pelo canoso y bastante rellenita. El puesto ofrecía hiervas de muchos estilos, al parecer todos cultivados por la señora que los vendía. Decidió acercarse a comprar regaliz, le gustaba el sabor y le servía de relajación al ir chupando mientras caminaba.
- Buenas, venía buscando un poco de regaliz.- preguntó al acercarse al puesto. La señora lo miró con una amplia sonrisa en los labios.
-¡Buenas, señor! Por supuesto, no probará mejor regaliz en ningún otro lugar de esta ciudad.
Intentó mantener una leve sonrisa en el rostro, así como mostrar una simpatía de la que, normalmente, carecía. Cuando hubo obtenido su palito de regaliz, se despidió de la anciana, y siguió caminando. Se acercó el palito a la nariz para olisquearlo antes de meterselo en la boca. Sabía bien, algo de razón tenía la señora cuando dijo que era un buen regaliz. Sin duda lo era.
Con el regaliz en la boca y disfrutando de la tranquilidad de sus pasos y de sus pensamientos, se dispuso a doblar una esquina. Pocos pasos dió tras doblarla cuando algo o alguien chocó contra él con violencia. El regaliz de su boca cayó al suelo. Sin embargo, el atacante salió corriendo, y Luthys observó que unos cuantos hombres iban tras de él. Entonces se dió cuenta de que no se trataba de él, sino de ella. Vió que la que corría era una chica, con una larga cabellera oscura, joven. Sin saber muy bien por qué, salió tras ella también.
Si algo bueno tenía ser un demonio era su velocidad. Llevaba mucho tiempo sin correr, pero lo que es innato, es innato siempre. Corrió todo lo que pudo hasta que se colocó al lado de la chica.
- ¡Eh! ¿Qué ocurre?- preguntó intentando mantenerse a su altura mientras ambos seguían corriendo. Y justo en ese momento, en un movimiento de cabeza de la joven, supo quien era. - ¿Sophitia?- Sin más la agarró del brazo izquierdo, y la arrastró hacia un lado, tirando de ella sin dejar de correr. Atravesaron varias calles y llegaron a unos callejones. Miraba de vez en cuando atrás para comprobar cuán lejos iban ya los hombres que los seguían. Cuando llegaron a uno de los callejones vió que al final no había salida. Sin embargo, antes de llegar vió una ventana, a Sophitia podría alzarla fácilmente para que entrara por ella, él iba a tener que recurrir a otra cosa. Alzó a la chica con toda su fuerza, la adrenalina consiguió que no diera cuenta del peso de la chica y la alzara sin apenas dificultad. Oía a los hombres cada vez más cerca, pero aún no habían llegado a ese callejón. Miró a Sophitia, la cuál se encontraba asomada a la ventana. Saltó un poco, aferrándose con los pies a la pared, y alzó los brazos hacia ella.
- Vas a tener que ayudarme a subir.
Última edición por Luthys el 04/05/13, 06:52 am, editado 2 veces
Luthys- Cantidad de envíos : 890
Re: Las coincidencias no existen...
Sophitia miraba hacia atrás, los guardias no estaban lejos, si no encontraba el modo de perderlos la atraparían, y su estadía en las celdas no sería para nada agradable… Si es que llegaba viva a la celda… Ofender al hijo de un alto mandatario podía simplificar mucho las cosas, siquiera tendría una ejecución pública.
-Lástima, con todas las cosas interesantes que tengo para decir antes de morir – Se lamentaba.
El choque con el extraño fue bastante violento, el sujeto estaba comiendo algo y todo, pero ¿Quién lo mandaba a estar parado como tonto justo a la vuelta de la esquina? El pensamiento de Sophitia nunca podía ser de auto recriminación.
-¡Ten más cuidado la próxima! – Fue lo único que amago a gritar mientras seguía corriendo, siquiera se dio cuenta que el muchacho la siguió, estaba ocupada apartando gente, niños, animales y todo lo que se le cruzaba. Paso por detrás de unos puestos, esquivando a los enojados dueños, unos caballos se cruzaron de la nada y solo pudo agacharse y pasar casi en cuatro patas para no golpearse.
Lo siguiente que vio es a alguien que la había alcanzado, pero no parecía un guardia, y cuando escucho el “¿Sophitia?” se lo quedo mirando sorprendida de que alguien la conociera, y al verlo lo reconoció de inmediato.
-Luth…Ah! – Fue lo que pudo articular antes de que el demonio la agarrara y la arrastrara lejos de la calle principal. La sorpresa no la dejo reaccionar a tiempo, se había vuelto a encontrar con alguien en una situación tan particular e inesperada, y además la estaba sacando del apuro, la pirata no era del tipo de mujer que gustara del papel de “Dama en apuros”.
Al llegar al callejón Luthys la ayudo a llegar a una ventana abierta, Sophitia iba a quejarse, a decir que no necesitaba ayuda, y que no era ninguna damita en peligro… Pero ciertamente no iba a llegar a esa altura sola, y estaba segura que el muchacho no lo hacía con mala intención.
-¡Venga, dame ambas manos! – Le dijo apurada, se asomo todo lo que pudo por la ventana, lo agarro de ambas manos y apoyando los pies en el marco de la misma tiro con todas sus fuerzas hacia atrás.
Ambos cayeron hacia atrás adentro del cuarto, Sophi quedo debajo del demonio y se reía a carcajadas en una situación en que cualquier otro estaría por lo menos preocupado.
-¡Jajajaja! Mira a quien me vengo a encontrar en pleno robo, jajaja, Luthys amigo ¡Cuánto tiempo! – Le dijo con una sonrisa amplia esperando a que se levante.
El cuarto estaba amueblado de modo simple, seguramente era de alguna familia promedio, y los ruidos que ambos intrusos no habían podido evitar hacer sin duda los alertaría. Robert, el señor de la vivienda, agarro su hacha de mano y le dijo a su esposa que esperara en la cocina mientras se fijaba que eran esos ruidos.
-Lástima, con todas las cosas interesantes que tengo para decir antes de morir – Se lamentaba.
El choque con el extraño fue bastante violento, el sujeto estaba comiendo algo y todo, pero ¿Quién lo mandaba a estar parado como tonto justo a la vuelta de la esquina? El pensamiento de Sophitia nunca podía ser de auto recriminación.
-¡Ten más cuidado la próxima! – Fue lo único que amago a gritar mientras seguía corriendo, siquiera se dio cuenta que el muchacho la siguió, estaba ocupada apartando gente, niños, animales y todo lo que se le cruzaba. Paso por detrás de unos puestos, esquivando a los enojados dueños, unos caballos se cruzaron de la nada y solo pudo agacharse y pasar casi en cuatro patas para no golpearse.
Lo siguiente que vio es a alguien que la había alcanzado, pero no parecía un guardia, y cuando escucho el “¿Sophitia?” se lo quedo mirando sorprendida de que alguien la conociera, y al verlo lo reconoció de inmediato.
-Luth…Ah! – Fue lo que pudo articular antes de que el demonio la agarrara y la arrastrara lejos de la calle principal. La sorpresa no la dejo reaccionar a tiempo, se había vuelto a encontrar con alguien en una situación tan particular e inesperada, y además la estaba sacando del apuro, la pirata no era del tipo de mujer que gustara del papel de “Dama en apuros”.
Al llegar al callejón Luthys la ayudo a llegar a una ventana abierta, Sophitia iba a quejarse, a decir que no necesitaba ayuda, y que no era ninguna damita en peligro… Pero ciertamente no iba a llegar a esa altura sola, y estaba segura que el muchacho no lo hacía con mala intención.
-¡Venga, dame ambas manos! – Le dijo apurada, se asomo todo lo que pudo por la ventana, lo agarro de ambas manos y apoyando los pies en el marco de la misma tiro con todas sus fuerzas hacia atrás.
Ambos cayeron hacia atrás adentro del cuarto, Sophi quedo debajo del demonio y se reía a carcajadas en una situación en que cualquier otro estaría por lo menos preocupado.
-¡Jajajaja! Mira a quien me vengo a encontrar en pleno robo, jajaja, Luthys amigo ¡Cuánto tiempo! – Le dijo con una sonrisa amplia esperando a que se levante.
El cuarto estaba amueblado de modo simple, seguramente era de alguna familia promedio, y los ruidos que ambos intrusos no habían podido evitar hacer sin duda los alertaría. Robert, el señor de la vivienda, agarro su hacha de mano y le dijo a su esposa que esperara en la cocina mientras se fijaba que eran esos ruidos.
Sophitia- Cantidad de envíos : 955
Re: Las coincidencias no existen...
La chica le ofreció sus manos para ayudarle a alzarse hasta la ventana. Luthys apoyó ambos pies en la pared, haciendo de garras, agarró las manos de Sophitia y se impulsó hacia arriba. Uniendo las fuerzas de los dos, no resultó muy complicado y el demonio logró entrar por la ventana. Cayó al suelo de un golpe, igual que la chica. Sin embargo, él se intentaba recuperar de la situación y Sophitia se reía a carcajadas. Al principio, el demonio no entendía qué podía resultarle tan gracioso, pero, después de unos instantes, él también rió. Fue una sola carcajada, por supuesto, pero para ser él, ya era mucho más de lo que se hubiera esperado. Miró a su alrededor y vió que se trataba de una habitación con muebles, estaba claro que allí vivía alguien. Detrás de la chica podía ver una puerta que daría al resto de la casa, cerrada. A la izquierda había un amplio escritorio algo desordenado, y a su derecha tenía un armario y una estantería.
- Me alegro de volver a verte.- Dijo al fin tras colocarse en el suelo, sentado con una pierna estirada y otra doblada apoyando una mano en la rodilla. - ¿Puedes explicarme qué has hecho? Porque, conociéndote, estoy convencido de que has hecho algo.- sonrió. - Te escucho.
Sin embargo, antes de que a la chica le diera tiempo a pronunciar una sola palabra, la puerta se abrió. Por ella apareció un hombre, barbudo, despeinado, con una camiseta blanca algo sucia y, lo que era más importante, un hacha en la mano derecha.
- ¿Quiénes son ustedes?- preguntó el hombre alzando el hacha pero sin moverse del sitio. Parecía bastante enfadado. Luthys se puso en pié de un salto.
- Oh, disculpe, señor, le ruego que nos perdone. Unos bandidos nos perseguían intentando...- comenzó a decir mientras se acercaba a él, con los brazos y las manos extendidas.
- No dé un paso más, ¿me escuchó?- le interrumpió el señor. - Han entrado ustedes por la ventana de mi casa, sin previo aviso, como ladrones,... Exijo una explicación o este hacha les cortará la cabeza a ambos.
Luthys miró a Sophitia, buscando alguna ayuda por su parte para dar una buena explicación, dado que él se había limitado a sacarla de la persecución pero no sabía verdaderamente qué había pasado.
- Señor, le entiendo, de verdad, le entendemos. Somos unos maleducados, pero ya le estaba explicando que unos bandidos nos perseguían con la intención de robarnos el oro. Y creáme, apenas llevamos oro.- Al menos por su parte, no era ninguna mentira. Aunque no tenía ni idea de el oro o la plata que podía llevar Sophitia.
- ¡No me creo nada!- gritó el hombre. Atravesó el marco de la puerta y se acercó a ellos lentamente. Luthys no tenía duda de que no era la primera vez que usaba el hacha. - Tú, niña, ¡habla! Ayuda a tu compañero a evitar que os corte la cabeza.- dijo acercándose a Sophitia, cada vez más cerca. Luthys no se atrevía a moverse. Solo esperaba que la chica tuviera alguna idea sobre qué decirle o estaban perdidos.
- Me alegro de volver a verte.- Dijo al fin tras colocarse en el suelo, sentado con una pierna estirada y otra doblada apoyando una mano en la rodilla. - ¿Puedes explicarme qué has hecho? Porque, conociéndote, estoy convencido de que has hecho algo.- sonrió. - Te escucho.
Sin embargo, antes de que a la chica le diera tiempo a pronunciar una sola palabra, la puerta se abrió. Por ella apareció un hombre, barbudo, despeinado, con una camiseta blanca algo sucia y, lo que era más importante, un hacha en la mano derecha.
- ¿Quiénes son ustedes?- preguntó el hombre alzando el hacha pero sin moverse del sitio. Parecía bastante enfadado. Luthys se puso en pié de un salto.
- Oh, disculpe, señor, le ruego que nos perdone. Unos bandidos nos perseguían intentando...- comenzó a decir mientras se acercaba a él, con los brazos y las manos extendidas.
- No dé un paso más, ¿me escuchó?- le interrumpió el señor. - Han entrado ustedes por la ventana de mi casa, sin previo aviso, como ladrones,... Exijo una explicación o este hacha les cortará la cabeza a ambos.
Luthys miró a Sophitia, buscando alguna ayuda por su parte para dar una buena explicación, dado que él se había limitado a sacarla de la persecución pero no sabía verdaderamente qué había pasado.
- Señor, le entiendo, de verdad, le entendemos. Somos unos maleducados, pero ya le estaba explicando que unos bandidos nos perseguían con la intención de robarnos el oro. Y creáme, apenas llevamos oro.- Al menos por su parte, no era ninguna mentira. Aunque no tenía ni idea de el oro o la plata que podía llevar Sophitia.
- ¡No me creo nada!- gritó el hombre. Atravesó el marco de la puerta y se acercó a ellos lentamente. Luthys no tenía duda de que no era la primera vez que usaba el hacha. - Tú, niña, ¡habla! Ayuda a tu compañero a evitar que os corte la cabeza.- dijo acercándose a Sophitia, cada vez más cerca. Luthys no se atrevía a moverse. Solo esperaba que la chica tuviera alguna idea sobre qué decirle o estaban perdidos.
Luthys- Cantidad de envíos : 890
Re: Las coincidencias no existen...
Sentada de modo desprolijo en el piso, ser delicada no era uno de sus dones, miraba a Luthys de arriba abajo y sonreía, le parecía increíble la coincidencia y hasta le alegraba la repentina intervención.
-Bueno, tu sabes, una chica tiene que mantenerse entretenida… - Pero cuando iba a decir mas en detalle de que se trataba el asunto, un señor irrumpió en el cuarto.
Al contrario del demonio, que casi salto como si tuviera un resorte en lugar de piernas, la pirata se quedo sentada, mirando al desprolijo sujeto, le parecía una escena de lo mas chistosa, y Luthys estaba traspirando la gota gorda, lo dejo excusarse durante algunos segundos mientras el dueño de casa seguía y seguía con sus amenazas… Hasta que la señalo y la llamo “niña”, terrible error el del señor.
-En realidad, acabo de robar al hijo de un importante diplomático y venia escapando de los guardias hasta que mi querido amigo me ayudo – Dijo muy tranquila mientras se levantaba, el desconcierto era su mejor arma, se quito la tierra de las ropas y miro al hombre a los ojos – ¿Pero a ti que mierda te importa lo que yo haga o deje de hacer? Ve a meterte en tus asuntos ¿Reclamas tus derechos sobre esta pocilga? La porquería que evacuo a diario tiene más buena pinta que este lugar.
Lo dijo todo en un instante, sin respirar, y sin dejar de mirarlo fijamente de modo altanero y desafiante, como siempre miraba ella. El rostro del hombre iba tomando cada vez un tono más rojo, mientras apretaba la mandíbula con una fuerza tal que parecía que sus dientes iban a quebrarse.
No articulo palabra alguna, levanto el brazo para descargar la pesada arma sobre Sophitia, con toda su ira totalmente desatada. La pirata salto hacia un lado, por lo que el hacha se clavo profundamente en el marco de la ventana, si la muchacha no se hubiese movido seguramente la habría partido en dos hasta la cadera aproximadamente.
-Caaaasi, pero no… - Se reía la pirata, el hombre se giro hacia ella, tiro del arma para sacarla de la madera y avanzo con ansias asesinas , apoyada con la espalda contra el mueble Sophitia no parecía para nada preocupada, miró a Luthys de modo significativo, el sujeto estaba totalmente distraído con ella, parecía haberse olvidado de que eran dos y estaba dándole la espalda al demonio.
Cualquiera podría pensar que la pirata se lo pensó todo y estaba perfectamente calculado, si se lo preguntaban, ella diría algo relacionado con las casualidades y el arriesgarse para ganar, sin duda. Dejando siempre en misterio sus intenciones…
-Bueno, tu sabes, una chica tiene que mantenerse entretenida… - Pero cuando iba a decir mas en detalle de que se trataba el asunto, un señor irrumpió en el cuarto.
Al contrario del demonio, que casi salto como si tuviera un resorte en lugar de piernas, la pirata se quedo sentada, mirando al desprolijo sujeto, le parecía una escena de lo mas chistosa, y Luthys estaba traspirando la gota gorda, lo dejo excusarse durante algunos segundos mientras el dueño de casa seguía y seguía con sus amenazas… Hasta que la señalo y la llamo “niña”, terrible error el del señor.
-En realidad, acabo de robar al hijo de un importante diplomático y venia escapando de los guardias hasta que mi querido amigo me ayudo – Dijo muy tranquila mientras se levantaba, el desconcierto era su mejor arma, se quito la tierra de las ropas y miro al hombre a los ojos – ¿Pero a ti que mierda te importa lo que yo haga o deje de hacer? Ve a meterte en tus asuntos ¿Reclamas tus derechos sobre esta pocilga? La porquería que evacuo a diario tiene más buena pinta que este lugar.
Lo dijo todo en un instante, sin respirar, y sin dejar de mirarlo fijamente de modo altanero y desafiante, como siempre miraba ella. El rostro del hombre iba tomando cada vez un tono más rojo, mientras apretaba la mandíbula con una fuerza tal que parecía que sus dientes iban a quebrarse.
No articulo palabra alguna, levanto el brazo para descargar la pesada arma sobre Sophitia, con toda su ira totalmente desatada. La pirata salto hacia un lado, por lo que el hacha se clavo profundamente en el marco de la ventana, si la muchacha no se hubiese movido seguramente la habría partido en dos hasta la cadera aproximadamente.
-Caaaasi, pero no… - Se reía la pirata, el hombre se giro hacia ella, tiro del arma para sacarla de la madera y avanzo con ansias asesinas , apoyada con la espalda contra el mueble Sophitia no parecía para nada preocupada, miró a Luthys de modo significativo, el sujeto estaba totalmente distraído con ella, parecía haberse olvidado de que eran dos y estaba dándole la espalda al demonio.
Cualquiera podría pensar que la pirata se lo pensó todo y estaba perfectamente calculado, si se lo preguntaban, ella diría algo relacionado con las casualidades y el arriesgarse para ganar, sin duda. Dejando siempre en misterio sus intenciones…
Sophitia- Cantidad de envíos : 955
Re: Las coincidencias no existen...
El demonio empezó lanzó un suspiro de alivio cuando Sophitia empezó a hablar mientras se levantaba. Estaba comenzando adoptar una postura digna cuando prestó atención a las palabras que salían de la boca de la chica. Se llevó las manos a la cabeza. "No me lo puedo creer. Nos va a llevar a la muerte.". Observó la escena sin ser capaz de moverse o articular palabra. Había olvidado el carácter estúpidamente orgulloso de Sophitia y ella se lo estaba recordando cuando ya era demasiado tarde para hacer nada. El hombre iba enfureciéndose cada vez más por momentos.
Miró hacia atrás, donde tenía la ventana. "¿Podré escapar saltando?", pensó. Pero no iba a dejar a Sophitia sola, y fuera quizá estuvieran los que los habían perseguido un rato antes. Volvió a llevarse las manos a la cabeza. Y fue entonces cuando el hombre intentó golpear a la chica con el hacha. No lo consiguió y ella, lejos de escapar, mostrar respeto o rendición, hizo todo lo contrario y se burló de que hubiera fallado. "Esta chica está más loca que antes".
El hombre empezó a arrinconar a Sophitia contra un mueble, momento en el que la mirada de ella y el demonio se cruzaron. Ese hombre estaba tan ensimismado con ella que se había olvidado de Luthys. El demonio echó una ojeada rápida a la habitación y echó mano a una silla. La alzó rápidamente mientras se acercaba al hombre y la estrelló con fuerza contra él. El hombre emitió un ruidito y cayó al suelo desplomado, mientras el hacha caía a su lado. Luthys miró a Sophitia con un gesto bastante enfadado, pero se le pasó rápido.
- Estás jodidamente chiflada, Sophi.- Miró al hombre en el suelo. Cogió el hacha y dijo mientras se acercaba a la puerta de la habitación: - Espero que no haya más como él en esta casa, porque no quiero matar a nadie. ¡Vámonos de aquí!
Salió con cuidado de la habitación, prestando atención por si oía algún ruido. Fueron avanzando a través del pasillo y llegaron a unas escaleras. Las bajaron con cuidado, y, al llegar abajo, Luthys buscó la puerta de salida. A juzgar por el aspecto de la puerta y luz que entraba por ella, supo que era la del fondo de ese pasillo. Entonces se oyó una voz de mujer:
- ¡Cariño! ¿Estás bien? He oído un ruido...
El demonio se giró, apoyado en la pared, y en un susurro le dijo a Sophitia:
- Es una mujer, parece su esposa. ¿Qué hacemos ahora?
Miró hacia atrás, donde tenía la ventana. "¿Podré escapar saltando?", pensó. Pero no iba a dejar a Sophitia sola, y fuera quizá estuvieran los que los habían perseguido un rato antes. Volvió a llevarse las manos a la cabeza. Y fue entonces cuando el hombre intentó golpear a la chica con el hacha. No lo consiguió y ella, lejos de escapar, mostrar respeto o rendición, hizo todo lo contrario y se burló de que hubiera fallado. "Esta chica está más loca que antes".
El hombre empezó a arrinconar a Sophitia contra un mueble, momento en el que la mirada de ella y el demonio se cruzaron. Ese hombre estaba tan ensimismado con ella que se había olvidado de Luthys. El demonio echó una ojeada rápida a la habitación y echó mano a una silla. La alzó rápidamente mientras se acercaba al hombre y la estrelló con fuerza contra él. El hombre emitió un ruidito y cayó al suelo desplomado, mientras el hacha caía a su lado. Luthys miró a Sophitia con un gesto bastante enfadado, pero se le pasó rápido.
- Estás jodidamente chiflada, Sophi.- Miró al hombre en el suelo. Cogió el hacha y dijo mientras se acercaba a la puerta de la habitación: - Espero que no haya más como él en esta casa, porque no quiero matar a nadie. ¡Vámonos de aquí!
Salió con cuidado de la habitación, prestando atención por si oía algún ruido. Fueron avanzando a través del pasillo y llegaron a unas escaleras. Las bajaron con cuidado, y, al llegar abajo, Luthys buscó la puerta de salida. A juzgar por el aspecto de la puerta y luz que entraba por ella, supo que era la del fondo de ese pasillo. Entonces se oyó una voz de mujer:
- ¡Cariño! ¿Estás bien? He oído un ruido...
El demonio se giró, apoyado en la pared, y en un susurro le dijo a Sophitia:
- Es una mujer, parece su esposa. ¿Qué hacemos ahora?
Luthys- Cantidad de envíos : 890
Re: Las coincidencias no existen...
Sophitia no solo era estúpidamente orgullosa, también carecía del sentido del riesgo, y no valoraba su vida más que lo que pudiera apostar en una noche, era el único modo de sobrevivir, dar el todo por el todo, si uno estaba con miedo constante de que lo colgaran en el siguiente puerto al que llegara, la única manera de mantenerse cuerdo era quitarle importancia. La muerte era un juego de cartas para la pirata, si eras listo y sabias jugar lo que tenias, ganabas…
Al ver que Luthys agarraba una silla miro al dueño de casa sonriendo
-Buenas noches, grandote jaja – Luego, devolvió la mirada enojada del demonio con una alegre – ¡Bien hecho! ¡Sabía que captarías la indirecta jaja! – No se consideraba una chiflada, sino una oportunista – Puedes cuestionar mis métodos, pero no los resultados, no? – Le guiño un ojo mientras salían del cuarto.
Iba caminando con cuidado por la escalera, aunque si de ella dependiera hubiese bajado corriendo ¿Qué más daba si los escuchaban? Bien podrían terminar con varios mas como el de arriba, además que ahora tenían un hacha. La vida y el bien estar de los demás era algo que a Sophitia no solía preocuparle, excepto por Florangel, pero eso era diferente.
Se quedo mirando a Luthys apoyado contra la pared como escondiéndose, luego torció la boca como meditando el asunto.
-Yo me encargo, tranquilo – Le susurro sonriendo de modo bribón
Luego se agacho esperando a que la mujer se acercara un poco más, mientras llevaba una mano a la daga que tenía en el cinturón. Cuando la esposa del dueño se asomo por el marco de la puerta Sophitia se lanzó hacia ella, una de las manos tapándole la boca, la de la daga apoyada contra el cuello. La mujer miraba a la pirata con ojos exorbitados, y sin duda hubiese gritado con toda su fuerza si no tuviera la boca tapada.
-Shhh, calma, calma, aquí no va a pasar nada si se porta bien, camine hacia atrás y no intente nada estúpido - A través de la puerta se iba a una cocina, su decoración de madera la hacía muy acogedora, fuera podían escucharse aun los gritos de los guardias que se repartían ordenes de ir por una calle o por otra en busca de la ladrona. Pero ajena a todo esto, Sophitia mantenía la mirada fija en la mujer – Bien, sigue retrocediendo, un poco mas… - Le dio un último empujón para meterla en el armario de la comida y luego cerro con traba - ¡Listo! - Guardo la daga en su funda – Quédese tranquila, Señora, su esposo está bien y nosotros nos iremos… en breve … - Dijo al ver un gran pedazo de queso a medio cortar en la mesa
Se acerco y agarro un poco para probarlo.
-¡Mmm! ¡Esto sabe a gloria! ¿Quieres un poco? Tenemos que apurarnos – Pero contradiciendo sus palabras seguía comiendo tranquila.
Al ver que Luthys agarraba una silla miro al dueño de casa sonriendo
-Buenas noches, grandote jaja – Luego, devolvió la mirada enojada del demonio con una alegre – ¡Bien hecho! ¡Sabía que captarías la indirecta jaja! – No se consideraba una chiflada, sino una oportunista – Puedes cuestionar mis métodos, pero no los resultados, no? – Le guiño un ojo mientras salían del cuarto.
Iba caminando con cuidado por la escalera, aunque si de ella dependiera hubiese bajado corriendo ¿Qué más daba si los escuchaban? Bien podrían terminar con varios mas como el de arriba, además que ahora tenían un hacha. La vida y el bien estar de los demás era algo que a Sophitia no solía preocuparle, excepto por Florangel, pero eso era diferente.
Se quedo mirando a Luthys apoyado contra la pared como escondiéndose, luego torció la boca como meditando el asunto.
-Yo me encargo, tranquilo – Le susurro sonriendo de modo bribón
Luego se agacho esperando a que la mujer se acercara un poco más, mientras llevaba una mano a la daga que tenía en el cinturón. Cuando la esposa del dueño se asomo por el marco de la puerta Sophitia se lanzó hacia ella, una de las manos tapándole la boca, la de la daga apoyada contra el cuello. La mujer miraba a la pirata con ojos exorbitados, y sin duda hubiese gritado con toda su fuerza si no tuviera la boca tapada.
-Shhh, calma, calma, aquí no va a pasar nada si se porta bien, camine hacia atrás y no intente nada estúpido - A través de la puerta se iba a una cocina, su decoración de madera la hacía muy acogedora, fuera podían escucharse aun los gritos de los guardias que se repartían ordenes de ir por una calle o por otra en busca de la ladrona. Pero ajena a todo esto, Sophitia mantenía la mirada fija en la mujer – Bien, sigue retrocediendo, un poco mas… - Le dio un último empujón para meterla en el armario de la comida y luego cerro con traba - ¡Listo! - Guardo la daga en su funda – Quédese tranquila, Señora, su esposo está bien y nosotros nos iremos… en breve … - Dijo al ver un gran pedazo de queso a medio cortar en la mesa
Se acerco y agarro un poco para probarlo.
-¡Mmm! ¡Esto sabe a gloria! ¿Quieres un poco? Tenemos que apurarnos – Pero contradiciendo sus palabras seguía comiendo tranquila.
Sophitia- Cantidad de envíos : 955
Re: Las coincidencias no existen...
Cuando escuchó decir a la chica "yo me encargo", no fue tranquilidad lo que sintió el demonio. Sabía que los métodos que Sophi usaba, eran totalmente opuestos a los que usaba él. Sin embargo, ella les había metido en ese lío y, llegados a ese punto, poco más podía empeorar. Por suerte, si de algo estaba seguro era de que la chica no era ninguna asesina, por lo que, al verla sacar la daga del cinturón, Luthys no se soprendió. Ella mostraba sus armas con mucha falicidad, pero no era algo que preocupara al demonio, hasta donde sabía, no solía usarlas de mala manera.
Cuando se abalanzó sobre la mujer, Luthys aprovechó para echar un vistazo alrededor, intentando averiguar si había alguien más al que no había descubierto aún. A simple vista, no lo parecía.
Siguió a Sophi y a la mujer, la cual tenía la mirada llena de espanto. El demonio evitó a toda costa el contacto visual con esa mujer, esas escenas le ponían nervioso, y tampoco quería que esa mujer viviera con el recuerdo de sus ojos, pues estaba convencido de que ese día permanecería en la memoria de ella mucho tiempo.
Vió como Sophitia encerraba a la mujer en un armario. A pesar de que trabó la puerta del mismo, Luthys se acercó a comprobarlo. Luego se giró y vió como la chica le pedía que se dieran prisa mientras comía un trozo de queso y le ofrecía a él un poco.
- Tengo el estómago cerrado, no sé cómo puedes comer en esta situación.- se movió nervioso, echando ojeadas a la puerta y ventanas.- Guárdate un trozo y vámonos de aquí.
Las palabras de Sophitia se entremezclaban con los gritos, amortiguados gracias al mueble en el que se encontraba, de la mujer que habían encerrado. Sabía perfectamente que lo acababa de decir a Sophitia le traía sin cuidado. Conociéndola, no se movería de allí hasta que saciara las ganas de comer ese queso que había encontrado. Por eso mismo, Luthys se aproximó a una ventana que había justo detrás de la chica, la cual se encontraba cerrada. Tenía unas cortinas blancas muy translucídas, por lo que antes de tocarlas, intentó ver algo a través de ellas. No vió nada. Tampoco se escuchaba nada. Se colocó a un lado de la ventana y, muy despacio, apartó un poco la cortina para alcanzar a ver algo más fuera. A pesar de que, momentos antes, se había oído a sus perseguidores alrededor de la casa, ahora no se escuchaba nada parecido. Al menos en la calle a la que daba esa ventana no había nadie. Soltó la cortina y apoyó la espalda contra la pared.
- Vamos a salir por esta ventana.- dijo en tono firme. Esperaba que Sophitia no le discutiera la decisión, porque no estaba dispuesto a cambiar de idea.- Apenas tiene altura y no parece haber nadie fuera. No estoy seguro de que se hayan marchado pero no podemos permanecer aquí más tiempo.
En esas se encontraban, cuando llamaron a la puerta y una voz de hombre hablo en voz bastante alta:
- ¡Abran la puerta, venimos en busca de dos ladrones!
A Luthys se le cayó la tranquilidad al suelo. Miró a Sophitia con los ojos abiertos como platos.
- ¡Mierda!- exclamó en un susurro. -Ahora sí que estamos jodidos. No sé yo si lo de la ventana ahora es tan buena idea...- Se acercó a la puerta de la cocina, justo al lado de la cual se encontraba la de la calle. La mujer, desde dentro del armario, seguía gritando, y Luthys esperaba que no se oyera lo suficiente. Miró al armario y dijo: - Hay que salir de aquí antes de que entren por la fuerza o la oigan.
Justo en ese momento, alguien se colocó al otro lado de la ventana en la que, un momento antes, el demonio había estado asomado.
- Sophi, vamos a echar un vistazo al resto de la casa. Buscaremos otro sitio por el que huir.
Cuando se abalanzó sobre la mujer, Luthys aprovechó para echar un vistazo alrededor, intentando averiguar si había alguien más al que no había descubierto aún. A simple vista, no lo parecía.
Siguió a Sophi y a la mujer, la cual tenía la mirada llena de espanto. El demonio evitó a toda costa el contacto visual con esa mujer, esas escenas le ponían nervioso, y tampoco quería que esa mujer viviera con el recuerdo de sus ojos, pues estaba convencido de que ese día permanecería en la memoria de ella mucho tiempo.
Vió como Sophitia encerraba a la mujer en un armario. A pesar de que trabó la puerta del mismo, Luthys se acercó a comprobarlo. Luego se giró y vió como la chica le pedía que se dieran prisa mientras comía un trozo de queso y le ofrecía a él un poco.
- Tengo el estómago cerrado, no sé cómo puedes comer en esta situación.- se movió nervioso, echando ojeadas a la puerta y ventanas.- Guárdate un trozo y vámonos de aquí.
Las palabras de Sophitia se entremezclaban con los gritos, amortiguados gracias al mueble en el que se encontraba, de la mujer que habían encerrado. Sabía perfectamente que lo acababa de decir a Sophitia le traía sin cuidado. Conociéndola, no se movería de allí hasta que saciara las ganas de comer ese queso que había encontrado. Por eso mismo, Luthys se aproximó a una ventana que había justo detrás de la chica, la cual se encontraba cerrada. Tenía unas cortinas blancas muy translucídas, por lo que antes de tocarlas, intentó ver algo a través de ellas. No vió nada. Tampoco se escuchaba nada. Se colocó a un lado de la ventana y, muy despacio, apartó un poco la cortina para alcanzar a ver algo más fuera. A pesar de que, momentos antes, se había oído a sus perseguidores alrededor de la casa, ahora no se escuchaba nada parecido. Al menos en la calle a la que daba esa ventana no había nadie. Soltó la cortina y apoyó la espalda contra la pared.
- Vamos a salir por esta ventana.- dijo en tono firme. Esperaba que Sophitia no le discutiera la decisión, porque no estaba dispuesto a cambiar de idea.- Apenas tiene altura y no parece haber nadie fuera. No estoy seguro de que se hayan marchado pero no podemos permanecer aquí más tiempo.
En esas se encontraban, cuando llamaron a la puerta y una voz de hombre hablo en voz bastante alta:
- ¡Abran la puerta, venimos en busca de dos ladrones!
A Luthys se le cayó la tranquilidad al suelo. Miró a Sophitia con los ojos abiertos como platos.
- ¡Mierda!- exclamó en un susurro. -Ahora sí que estamos jodidos. No sé yo si lo de la ventana ahora es tan buena idea...- Se acercó a la puerta de la cocina, justo al lado de la cual se encontraba la de la calle. La mujer, desde dentro del armario, seguía gritando, y Luthys esperaba que no se oyera lo suficiente. Miró al armario y dijo: - Hay que salir de aquí antes de que entren por la fuerza o la oigan.
Justo en ese momento, alguien se colocó al otro lado de la ventana en la que, un momento antes, el demonio había estado asomado.
- Sophi, vamos a echar un vistazo al resto de la casa. Buscaremos otro sitio por el que huir.
Luthys- Cantidad de envíos : 890
Re: Las coincidencias no existen...
Y la pirata no podía entender como Luthys desperdiciaba la oportunidad de comer gratis, se encogió de hombros ante el comentario y agarro no uno, sino dos pedazos mas de queso, mientras iba comiendo uno miraba la casa y las posibles salidas.
-Estas exagerando, Lut, saldremos de esta, ya veras, solo tenemos que dar algunas vueltas de mas, pero no te compliques… -
Justo cuando estaba diciendo esto se empezaron a escuchar los gritos en la puerta, la pirata miro curiosa mientras masticaba su queso, luego miro a la ventana, tuvo la prudencia suficiente como para no dejarse ver.
-No lo sé… Podríamos salir por esa puerta de todos modos… corrección, me gustaría salir por esa puerta – La idea de pasar de todos modos, dando tumbos y repartiendo golpes se le antojaba mucho más entretenida que andar a las escondidas, aunque seguramente su acompañante no sería de la misma idea – Bien… busquemos otra salida… - Respondió resignada.
Dejo la cocina, el queso y a la mujer gritando en el closet, como si fuera lo más normal del mundo empezó a caminar por la casa, había una puerta que llevaba a una especie de sótano pequeño, y un pasillo que iba por debajo de la escalera que iba hacia el callejón por el que habían llegado. Eso no dejaba muchas opciones…
-Bueno, genio ¿A dónde ahora? – dijo Sophitia mientras se cruzaba de brazos, los golpes en la puerta eran cada vez más insistentes, no les quedaba más que algunos segundos para poder decidir qué hacer.
La pirata miro alrededor, buscando ideas, chasqueo los dedos cuando por fin se le ocurrió algo.
-¡Sígueme! – Le dijo mientras corría escalera arriba de a tres escalones a la vez, volvió a entrar al cuarto por donde habían entrado, el dueño de casa se movía, agarrando donde lo habían golpeado, pero aun parecía algo atontado. La pirata siquiera lo miro, siguió de largo y miro por la ventana, abajo estaba lleno de guardias, miro arriba y de inmediato se paro en el marco, se puso de espalda a la calle y empezó a trepar al techo.
-¡Apúrate Lut! – Dijo ya desde arriba, debajo tanto en la entrada de la casa, como en la puerta de atrás se escuchaba a los soldados entrando, y algunos más que avisaban a sus compañeros que la ladrona estaba en el techo ahora.
-Estas exagerando, Lut, saldremos de esta, ya veras, solo tenemos que dar algunas vueltas de mas, pero no te compliques… -
Justo cuando estaba diciendo esto se empezaron a escuchar los gritos en la puerta, la pirata miro curiosa mientras masticaba su queso, luego miro a la ventana, tuvo la prudencia suficiente como para no dejarse ver.
-No lo sé… Podríamos salir por esa puerta de todos modos… corrección, me gustaría salir por esa puerta – La idea de pasar de todos modos, dando tumbos y repartiendo golpes se le antojaba mucho más entretenida que andar a las escondidas, aunque seguramente su acompañante no sería de la misma idea – Bien… busquemos otra salida… - Respondió resignada.
Dejo la cocina, el queso y a la mujer gritando en el closet, como si fuera lo más normal del mundo empezó a caminar por la casa, había una puerta que llevaba a una especie de sótano pequeño, y un pasillo que iba por debajo de la escalera que iba hacia el callejón por el que habían llegado. Eso no dejaba muchas opciones…
-Bueno, genio ¿A dónde ahora? – dijo Sophitia mientras se cruzaba de brazos, los golpes en la puerta eran cada vez más insistentes, no les quedaba más que algunos segundos para poder decidir qué hacer.
La pirata miro alrededor, buscando ideas, chasqueo los dedos cuando por fin se le ocurrió algo.
-¡Sígueme! – Le dijo mientras corría escalera arriba de a tres escalones a la vez, volvió a entrar al cuarto por donde habían entrado, el dueño de casa se movía, agarrando donde lo habían golpeado, pero aun parecía algo atontado. La pirata siquiera lo miro, siguió de largo y miro por la ventana, abajo estaba lleno de guardias, miro arriba y de inmediato se paro en el marco, se puso de espalda a la calle y empezó a trepar al techo.
-¡Apúrate Lut! – Dijo ya desde arriba, debajo tanto en la entrada de la casa, como en la puerta de atrás se escuchaba a los soldados entrando, y algunos más que avisaban a sus compañeros que la ladrona estaba en el techo ahora.
Sophitia- Cantidad de envíos : 955
Re: Las coincidencias no existen...
Mientras Luthys recorría la casa desesperado por encontrar un buen lugar por el que escapar, Sophitia iba tan tranquila tras él. Desde luego no podía haber compañeros más diferentes, pero allí estaban: una pirata y un demonio.
Los golpes en la puerta cada vez eran más fuertes, y las voces aumentaban en número, si no se daban prisa acabarían pillándoles. Mientras tanto, la mujer, que seguía en el armario, gritaba como una loca. Sin embargo, no podía culparla, de hecho el que se sentía culpable era él porque no sólo la habían encerrado en un armario de su propia casa, sino que su marido se encontraba en el piso de arriba tirado en el suelo gracias a un golpe asestado por él mismo.
En ese momento, Sophitia pareció tener una idea, así que la siguió escaleras arriba corriendo lo más que podían. La pirata entró en la habitación en la que habían dejado al dueño de la casa, el cual se empezaba a mover, lo que a Luthys le produjo cierta tranquilidad al saber que no se había pasado con el golpe. Vió como Sophitia se aproximaba a la ventana, se subía al alfeizar, se agarraba del marco y se alzaba hacia arriba. No podía creerse que iba a tener que trepar. Sabía que por su condición de demonio no debería resultarle demasiado complicado, sin embargo, esa era sólo la teoría. Por otro lado, si la casa estaba tan vigilada más lo iba a estar si veían a dos personas trepando por la pared y subiendo al tejado. Y, efectivamente, no se equivocaba:
- ¡Por allí! ¡Van hacia el tejado! - oyó gritar desde la calle.
"Mierda.". Sin más, echó un último vistazo al señor que seguía en el suelo, y actuó de igual forma a Sophitia momentos antes. Se impulsó para comenzar a trepar y llegó al tejado, que no estaba demasiado lejos de la ventana. Allí estaba Sophitia que, lejos de estar preocupada, hasta parecía divertida.
- Recuérdame, cuando salgamos de esta, que jamás vuelva a intentar salvarte de algún lado. - le dijo a la pirata con tono cansado.
Miró alrededor y supo por qué la chica había decidido subir allá arriba: era muy fácil pasar de un edificio a otro a través de los tejados.
- Está bien, iremos de tejado en tejado hasta alejarnos un poco de la zona y buscaremos cómo volver abajo. ¡Vamos!
Echó a correr hacia el tejado que estaba justo detrás de la chica. Solo había que saltar un poco más de lo normal para llegar al siguiente tejado, y así hizo. Cuando calló de pie en el suelo, siguió corriendo en busca del siguiente y así con unos 6 tejados más. En ningún momento se paró a mirar si Sophitia lo seguía pues sabía de sobra que la chica no iba a tener ningún problema con eso, en todo caso, estaba seguro de que si alguien tenía un problema sería él.
Cuando llegó al sexto tejado al que saltaban, comprobó que un lado de éste había un árbol bastante grande y frondoso. No solo podían bajar por él sin problema, sino que además les serviría de camuflaje para pasar desapercibidos y poder acabar con ese apuro de una vez por todas.
Se aproximó al árbol, se giró y le dijo a Sophitia:
- Bajaremos por él, y esperaremos abajo a que las cosas se calmen.
Se agarró a una de las ramas y empezó a descender por el árbol. Cuando llegó abajo, se sentó en el suelo al pie del tronco, apoyó la cabeza en él y suspiró. Cuando Sophitia llegó junto a él, le dijo:
- ¿Has tenido bastante movimiento por hoy o todavía tienes ganas de más? - Aunque el comentario sonó en un tono algo brusco, en el fondo, Luthys se sentía aliviado y contento. Empezaba a darse cuenta de que se alegraba de haberse encontrado con la chica y de saber que estaba bien.
Los golpes en la puerta cada vez eran más fuertes, y las voces aumentaban en número, si no se daban prisa acabarían pillándoles. Mientras tanto, la mujer, que seguía en el armario, gritaba como una loca. Sin embargo, no podía culparla, de hecho el que se sentía culpable era él porque no sólo la habían encerrado en un armario de su propia casa, sino que su marido se encontraba en el piso de arriba tirado en el suelo gracias a un golpe asestado por él mismo.
En ese momento, Sophitia pareció tener una idea, así que la siguió escaleras arriba corriendo lo más que podían. La pirata entró en la habitación en la que habían dejado al dueño de la casa, el cual se empezaba a mover, lo que a Luthys le produjo cierta tranquilidad al saber que no se había pasado con el golpe. Vió como Sophitia se aproximaba a la ventana, se subía al alfeizar, se agarraba del marco y se alzaba hacia arriba. No podía creerse que iba a tener que trepar. Sabía que por su condición de demonio no debería resultarle demasiado complicado, sin embargo, esa era sólo la teoría. Por otro lado, si la casa estaba tan vigilada más lo iba a estar si veían a dos personas trepando por la pared y subiendo al tejado. Y, efectivamente, no se equivocaba:
- ¡Por allí! ¡Van hacia el tejado! - oyó gritar desde la calle.
"Mierda.". Sin más, echó un último vistazo al señor que seguía en el suelo, y actuó de igual forma a Sophitia momentos antes. Se impulsó para comenzar a trepar y llegó al tejado, que no estaba demasiado lejos de la ventana. Allí estaba Sophitia que, lejos de estar preocupada, hasta parecía divertida.
- Recuérdame, cuando salgamos de esta, que jamás vuelva a intentar salvarte de algún lado. - le dijo a la pirata con tono cansado.
Miró alrededor y supo por qué la chica había decidido subir allá arriba: era muy fácil pasar de un edificio a otro a través de los tejados.
- Está bien, iremos de tejado en tejado hasta alejarnos un poco de la zona y buscaremos cómo volver abajo. ¡Vamos!
Echó a correr hacia el tejado que estaba justo detrás de la chica. Solo había que saltar un poco más de lo normal para llegar al siguiente tejado, y así hizo. Cuando calló de pie en el suelo, siguió corriendo en busca del siguiente y así con unos 6 tejados más. En ningún momento se paró a mirar si Sophitia lo seguía pues sabía de sobra que la chica no iba a tener ningún problema con eso, en todo caso, estaba seguro de que si alguien tenía un problema sería él.
Cuando llegó al sexto tejado al que saltaban, comprobó que un lado de éste había un árbol bastante grande y frondoso. No solo podían bajar por él sin problema, sino que además les serviría de camuflaje para pasar desapercibidos y poder acabar con ese apuro de una vez por todas.
Se aproximó al árbol, se giró y le dijo a Sophitia:
- Bajaremos por él, y esperaremos abajo a que las cosas se calmen.
Se agarró a una de las ramas y empezó a descender por el árbol. Cuando llegó abajo, se sentó en el suelo al pie del tronco, apoyó la cabeza en él y suspiró. Cuando Sophitia llegó junto a él, le dijo:
- ¿Has tenido bastante movimiento por hoy o todavía tienes ganas de más? - Aunque el comentario sonó en un tono algo brusco, en el fondo, Luthys se sentía aliviado y contento. Empezaba a darse cuenta de que se alegraba de haberse encontrado con la chica y de saber que estaba bien.
Luthys- Cantidad de envíos : 890
Re: Las coincidencias no existen...
Claro que la pirata estaba divertida, le encantaba causar disturbios de modo totalmente aleatorio, era lo que le ponía algo de sabor a su vida, y le costaba entender que los demás no lo vieran así, que pensaran solo en los riesgos y no en lo divertido que era, que prefirieran conformarse con una vida tranquila y monótona.
-Que yo recuerde no te pedí que me salves – Dijo y se empezó a reír – Vamos, no seas amargado, seguro que cuando te levantaste hoy temprano no pensabas que el día iba a ser así ¿O no? – Ajusto su morral mientras Luthys daba instrucciones – ¡A la orden capitán!
Tomo impulso y salto tras el muchacho al techo que estaba justo detrás de ella, gracias a que se la pasaba trepando en los barcos, su estado físico era bueno. Era una cuestión de supervivencia, los piratas eran sobre todo oportunistas, no guerreros, llegaban, te robaban y salían lo más rápido posible del barco abordado, antes de que llegaran los navíos de la guardia. El ser rápida y ágil la mantenía con vida en su profesión.
Al saltar los primeros techos Sophitia vio pasar algunas flechas, por suerte para ella ninguna dio en el blanco, una piedra si le dio en el costado, pero no sería nada grave, al parecer a algunos niños les causaba gracia el juego de atrapar a la ladrona.
-Bien, esperemos que no nos delaten los vecinos – Respondió ante la propuesta de Luthys. Salto a una de las ramas y se quedo colgando de ella un momento para darle espacio a su compañero a que baje, luego fue pasando de rama en rama hasta llegar al piso, se sentó junto al demonio y sonrió con el comentario.
-Más bien creo que tu tuviste suficiente por hoy, jajaja – Se puso de pie de un salto, como si el cansancio no hiciera mella en su cuerpo – No se tu, pero yo estoy que me muero de sed, y ese pedazo de queso se me quedo totalmente atorado – Se daba unos golpecitos en el pecho para representarlo – ¡Necesito unas buenas cervezas! En primera para festejar por un robo bien hecho, y en segunda por que volví a encontrar a un amigo que pensé que no volvería a ver – Le ofreció la mano para que se levante, las manos de una mujer que se paso la vida trabajando, no de una princesita, la pirata estaba orgullosa de su porte.
-¿Aceptas tomar algo conmigo? Prometo no meterte en más problemas – Promesa que con el correr del día no iba a poder cumplir, porque los problemas recién empezaban, aunque ninguno de los dos lo sabía.
-Que yo recuerde no te pedí que me salves – Dijo y se empezó a reír – Vamos, no seas amargado, seguro que cuando te levantaste hoy temprano no pensabas que el día iba a ser así ¿O no? – Ajusto su morral mientras Luthys daba instrucciones – ¡A la orden capitán!
Tomo impulso y salto tras el muchacho al techo que estaba justo detrás de ella, gracias a que se la pasaba trepando en los barcos, su estado físico era bueno. Era una cuestión de supervivencia, los piratas eran sobre todo oportunistas, no guerreros, llegaban, te robaban y salían lo más rápido posible del barco abordado, antes de que llegaran los navíos de la guardia. El ser rápida y ágil la mantenía con vida en su profesión.
Al saltar los primeros techos Sophitia vio pasar algunas flechas, por suerte para ella ninguna dio en el blanco, una piedra si le dio en el costado, pero no sería nada grave, al parecer a algunos niños les causaba gracia el juego de atrapar a la ladrona.
-Bien, esperemos que no nos delaten los vecinos – Respondió ante la propuesta de Luthys. Salto a una de las ramas y se quedo colgando de ella un momento para darle espacio a su compañero a que baje, luego fue pasando de rama en rama hasta llegar al piso, se sentó junto al demonio y sonrió con el comentario.
-Más bien creo que tu tuviste suficiente por hoy, jajaja – Se puso de pie de un salto, como si el cansancio no hiciera mella en su cuerpo – No se tu, pero yo estoy que me muero de sed, y ese pedazo de queso se me quedo totalmente atorado – Se daba unos golpecitos en el pecho para representarlo – ¡Necesito unas buenas cervezas! En primera para festejar por un robo bien hecho, y en segunda por que volví a encontrar a un amigo que pensé que no volvería a ver – Le ofreció la mano para que se levante, las manos de una mujer que se paso la vida trabajando, no de una princesita, la pirata estaba orgullosa de su porte.
-¿Aceptas tomar algo conmigo? Prometo no meterte en más problemas – Promesa que con el correr del día no iba a poder cumplir, porque los problemas recién empezaban, aunque ninguno de los dos lo sabía.
Sophitia- Cantidad de envíos : 955
Re: Las coincidencias no existen...
Se quedó pasmado de ver cómo Sophitia se levantaba como si nada hubiera pasado, tan fresca como una lechuga, sin muestra alguna de cansacio. Sonrió.
- Tú y las cervezas.- Cuando ella le ofreció su mano, él la contempló brevemente, notando que no eran, en absoluto, unas manos delicadas y elegantes, sin embargo, no dudaba en que fueran rápidas, silenciosas y ágiles. Se aferró a su mano y se levantó. - Déjame que ponga en duda eso de que no me vas a meter en más problemas, juraría que es una de las cosas que más te gustan de tu vida.- le guiñó un ojo y le sonrió.- De todas formas, acepto esas cervezas. Eso sí, el que hace la paga, así que en este caso, pagas tú.
Se sentía agusto con la pirata, se alegraba de haberse encontrado con ella, sobre todo ahora que estaba solo y un poco perdido. Recordó que la última vez que estuvo con Sophitia, Alma también estaba, y que, de hecho, sus caminos de separaron pero no el suyo con la fantasma.
"Está bien, lo mejor será no pensar demasiado en esas cosas."
Sin embargo, sí que había notado el cambio en su humor. De un tiempo a esta parte, sus sonrisas no eran tan difíciles y, aunque seguía algo paranoico con que los demonios le persiguieran o alguien le matara, había disminuído considerablemente este miedo. Cierto era que con la pirata, con la cual chocaba tanto en carácter y forma de ser, esto tampoco había sido nunca demasiado notorio...
Echaron a andar, comprobando cuidadosamente que no había guardias ni chivatos cerca que les pudieran echar el plan por alto. Caminaron tranquilamente, sin prisa, sin llamar la atención, por las calles de Adysium. Serían ya pasado el medio día y Luthys sentía hambre. Desde que fue desterrado poco a poco se le fueron despertando deseos humanos como hambre, sueño y demás, y esperaba acompañar la cerveza con algo de comida.
- Bueno, ¿qué has estado haciendo? Ponme un poco al día.- dijo con tono tranquilo y amistoso.
- Tú y las cervezas.- Cuando ella le ofreció su mano, él la contempló brevemente, notando que no eran, en absoluto, unas manos delicadas y elegantes, sin embargo, no dudaba en que fueran rápidas, silenciosas y ágiles. Se aferró a su mano y se levantó. - Déjame que ponga en duda eso de que no me vas a meter en más problemas, juraría que es una de las cosas que más te gustan de tu vida.- le guiñó un ojo y le sonrió.- De todas formas, acepto esas cervezas. Eso sí, el que hace la paga, así que en este caso, pagas tú.
Se sentía agusto con la pirata, se alegraba de haberse encontrado con ella, sobre todo ahora que estaba solo y un poco perdido. Recordó que la última vez que estuvo con Sophitia, Alma también estaba, y que, de hecho, sus caminos de separaron pero no el suyo con la fantasma.
"Está bien, lo mejor será no pensar demasiado en esas cosas."
Sin embargo, sí que había notado el cambio en su humor. De un tiempo a esta parte, sus sonrisas no eran tan difíciles y, aunque seguía algo paranoico con que los demonios le persiguieran o alguien le matara, había disminuído considerablemente este miedo. Cierto era que con la pirata, con la cual chocaba tanto en carácter y forma de ser, esto tampoco había sido nunca demasiado notorio...
Echaron a andar, comprobando cuidadosamente que no había guardias ni chivatos cerca que les pudieran echar el plan por alto. Caminaron tranquilamente, sin prisa, sin llamar la atención, por las calles de Adysium. Serían ya pasado el medio día y Luthys sentía hambre. Desde que fue desterrado poco a poco se le fueron despertando deseos humanos como hambre, sueño y demás, y esperaba acompañar la cerveza con algo de comida.
- Bueno, ¿qué has estado haciendo? Ponme un poco al día.- dijo con tono tranquilo y amistoso.
Luthys- Cantidad de envíos : 890
Re: Las coincidencias no existen...
Una vez que el muchacho estuvo en pie, Sophitia sonrió y apoyo la mano en sus caderas, como ofendida con el comentario, aunque era evidente que bromeaba.
-¿Yo? ¿Disfrutar de meterme en problemas? Pero que feo piensas de mi, no me explico de donde sacas esas ideas tan raras – Se dio la vuelta y empezó a caminar con las manos en los bolsillos - Claro que pagaré yo, hoy es día de cobro, así que despreocúpate – movió un poco el pequeño bolso que llevaba atado y se escucho claramente el ruido de algunos objetos metálicos – Jajaja, al final todo salió a pedir de boca.
Claro que podría gastar el dinero que consiguió en algo productivo, por supuesto que podría conseguir ropa nueva, mejorar su apariencia conseguir un trabajo digno, tal vez ganarse la confianza del dueño y tarde o temprano quedarse ella con el negocio y vivir así, tranquila por el resto de su corta vida humana… Pero antes que hacer eso Sophitia prefería estar muerta. El dinero sería gastado en lo mismo que siempre: Puro libertinaje.
Los ánimos en la ciudad seguían caldeados, de vez en vez se podía ver pasar a un grupo de soldados hacia algún lado corriendo y gritándose cosas, si no encontraban a la ladrona rápido de seguro iban a rodar algunas cabezas dentro de la guardia. A la pirata no podría importarle menos, en su opinión, mientras menos agentes de la ley hubiesen en las calles, más seguros estaban en realidad.
-Veamos… Tengo una larga lista de cosas, como bien sabes, no me puedo quedar sin hacer nada – Ya entrando en charla seria no podía negar que era así – Poco después de separarme de ustedes me encontré con una chica que me ayudo con unas heridas que tenia… Bien, en realidad, estaba tirada en un callejón luego de una golpiza, y ella se paró a ayudarme, es un encanto de persona – Cuando hablaba de ella Sophitia no podía evitar sonreír de modo algo tonto – Así que con el tiempo se volvió como mi hermana, es en verdad una mujer increíble – Dobló en una esquina para ir a una zona menos agradable de la ciudad – Además de eso, hice tratos con brujas, volé, naufragué, me atacaron, me salve por un pelo en más de una oportunidad, y ya sabes… Me dedique a vivir la vida, y a buscar nuevas experiencias… - Recién entonces miro a su compañero de nuevo, hasta entonces estaba con la vista al frente, algo avergonzada de hablar sobre ella – ¿Y tú qué? El tiempo parece que te pasa por alto, estás exactamente igual a como te recordaba.
La pirata no tomaba en cuenta el origen de Luthys, al principio estaba algo sorprendida, pero ahora, luego de tantas cosas, ya no le resultaba extraño.
Mientras hablaban Sophitia se dirigía a la parte menos comercial y más oscura de la ciudad, si quería desaparecer ese era el lugar correcto, podrían beber algo, comer, y para la noche cuando todo el revuelo hubiese pasado, podría caminar de nuevo por la ciudad como si nada.
-¿Yo? ¿Disfrutar de meterme en problemas? Pero que feo piensas de mi, no me explico de donde sacas esas ideas tan raras – Se dio la vuelta y empezó a caminar con las manos en los bolsillos - Claro que pagaré yo, hoy es día de cobro, así que despreocúpate – movió un poco el pequeño bolso que llevaba atado y se escucho claramente el ruido de algunos objetos metálicos – Jajaja, al final todo salió a pedir de boca.
Claro que podría gastar el dinero que consiguió en algo productivo, por supuesto que podría conseguir ropa nueva, mejorar su apariencia conseguir un trabajo digno, tal vez ganarse la confianza del dueño y tarde o temprano quedarse ella con el negocio y vivir así, tranquila por el resto de su corta vida humana… Pero antes que hacer eso Sophitia prefería estar muerta. El dinero sería gastado en lo mismo que siempre: Puro libertinaje.
Los ánimos en la ciudad seguían caldeados, de vez en vez se podía ver pasar a un grupo de soldados hacia algún lado corriendo y gritándose cosas, si no encontraban a la ladrona rápido de seguro iban a rodar algunas cabezas dentro de la guardia. A la pirata no podría importarle menos, en su opinión, mientras menos agentes de la ley hubiesen en las calles, más seguros estaban en realidad.
-Veamos… Tengo una larga lista de cosas, como bien sabes, no me puedo quedar sin hacer nada – Ya entrando en charla seria no podía negar que era así – Poco después de separarme de ustedes me encontré con una chica que me ayudo con unas heridas que tenia… Bien, en realidad, estaba tirada en un callejón luego de una golpiza, y ella se paró a ayudarme, es un encanto de persona – Cuando hablaba de ella Sophitia no podía evitar sonreír de modo algo tonto – Así que con el tiempo se volvió como mi hermana, es en verdad una mujer increíble – Dobló en una esquina para ir a una zona menos agradable de la ciudad – Además de eso, hice tratos con brujas, volé, naufragué, me atacaron, me salve por un pelo en más de una oportunidad, y ya sabes… Me dedique a vivir la vida, y a buscar nuevas experiencias… - Recién entonces miro a su compañero de nuevo, hasta entonces estaba con la vista al frente, algo avergonzada de hablar sobre ella – ¿Y tú qué? El tiempo parece que te pasa por alto, estás exactamente igual a como te recordaba.
La pirata no tomaba en cuenta el origen de Luthys, al principio estaba algo sorprendida, pero ahora, luego de tantas cosas, ya no le resultaba extraño.
Mientras hablaban Sophitia se dirigía a la parte menos comercial y más oscura de la ciudad, si quería desaparecer ese era el lugar correcto, podrían beber algo, comer, y para la noche cuando todo el revuelo hubiese pasado, podría caminar de nuevo por la ciudad como si nada.
Última edición por Sophitia el 24/07/13, 08:55 am, editado 1 vez
Sophitia- Cantidad de envíos : 955
Re: Las coincidencias no existen...
Al principio de que Sophitia empezara a hablar sobre lo que había estado haciendo, el demonio abrió la boca, sorprendido por la cantidad de líos en los que se había metido. Cuando Sophitia terminó de hablar, sonrió. Era obvio que ella era feliz así, era su forma de ser, su forma de vivir, y lo cierto era que la admiraba por ello. La fuerza y la valentía que la caracterizaban era algo que no todos los humanos tenían, y que él como demonio tampoco.
- Como supondrás, este tiempo ha pasado con mucha más calma para mí, aunque aún así ha sido más animada de lo que me hubiera gustado.- recordó el incidente en la biblioteca.- Alma y yo tuvimos un encontronazo con unos demonios, pero conseguimos salir del paso.- Dudaba si comentarle algo más sobre Alma, pero decidió que lo mejor era que no lo hiciera.
Mientas charlaban, se habían adentrado en una zona algo más oscura y menos transitada. Se había dejado guiar por la chica así que no era de extrañar que eso hubiera ocurrido, pues con valentía o sin ella, la pirata era inteligente e imaginó que habría decidido apartarse un poco de la vista de cualquiera tras lo ocurrido antes. Aunque, por otro lado, podría ser que ella buscara una taberna en particular, y ni siquiera hubiese pensado en otra cosa. Con esa chica nunca sabía qué pensar, lo desconcertaba un poco.
- Ojalá podamos encontrarnos durante muchos años más y me puedas seguir diciendo que no he cambiado nada.- dijo Luthys en un tono de burla, guiñándole un ojo a la chica.- Lo cierto es que, si algo de bueno tiene ser un demonio, es no envejecer, nunca morir... o casi, ya sabes que lo de morir yo no lo cumplo del todo...- ¡Y cuánto había cambiado su vida ese detalle! Sin embargo, ya estaba bastante más adaptado a ello que cuando él y Sophitia se encontraron por primera vez. -Tengo hambre y, si no es molestia, me gustaría pasar unos días contigo por aquí. ¿Dónde te alojas?- Justo delante de ellos había una posada bastante grande con un cartel color rojo y morado en la puerta. - ¿Entramos aquí o tienes alguna otra preferencia?
- Como supondrás, este tiempo ha pasado con mucha más calma para mí, aunque aún así ha sido más animada de lo que me hubiera gustado.- recordó el incidente en la biblioteca.- Alma y yo tuvimos un encontronazo con unos demonios, pero conseguimos salir del paso.- Dudaba si comentarle algo más sobre Alma, pero decidió que lo mejor era que no lo hiciera.
Mientas charlaban, se habían adentrado en una zona algo más oscura y menos transitada. Se había dejado guiar por la chica así que no era de extrañar que eso hubiera ocurrido, pues con valentía o sin ella, la pirata era inteligente e imaginó que habría decidido apartarse un poco de la vista de cualquiera tras lo ocurrido antes. Aunque, por otro lado, podría ser que ella buscara una taberna en particular, y ni siquiera hubiese pensado en otra cosa. Con esa chica nunca sabía qué pensar, lo desconcertaba un poco.
- Ojalá podamos encontrarnos durante muchos años más y me puedas seguir diciendo que no he cambiado nada.- dijo Luthys en un tono de burla, guiñándole un ojo a la chica.- Lo cierto es que, si algo de bueno tiene ser un demonio, es no envejecer, nunca morir... o casi, ya sabes que lo de morir yo no lo cumplo del todo...- ¡Y cuánto había cambiado su vida ese detalle! Sin embargo, ya estaba bastante más adaptado a ello que cuando él y Sophitia se encontraron por primera vez. -Tengo hambre y, si no es molestia, me gustaría pasar unos días contigo por aquí. ¿Dónde te alojas?- Justo delante de ellos había una posada bastante grande con un cartel color rojo y morado en la puerta. - ¿Entramos aquí o tienes alguna otra preferencia?
Luthys- Cantidad de envíos : 890
Re: Las coincidencias no existen...
Escucho a su compañero con atención mientras caminaban, era evidente que la historia estaba contada a medias, que dejaba muchos detalles fuera, pero tal vez Luthys no estaba listo para decirlos aun, y la pirata no tenía problemas con eso, todos tenían sus secretos al fin y al cabo. Cuando menciono a Alma no pudo evitar mirar a los lados, como pensando que la fantasma podría estar ahora mismo siguiéndolos y ella siquiera percatarse.
-Momento, hablas en pasado ¿Dónde está ella ahora? – Su bien el demonio no había dicho concretamente si aun estaban juntos o no, Sophitia estaba segura que de haber estado Alma ya se lo hubiese comunicado - ¿Tomaron caminos diferentes luego del encuentro con tus perseguidores? Por cierto, que insistentes son, espero no cruzarlos hoy, tengo ganas de beber algo en paz.
Las calles se volvieron de tierra irregular, los días de tormenta debía ser un lodazal, pero por suerte estaba seco. Las casas, tabernas, negocios y cabarets, estaban hechos en su mayoría por manos no muy expertas, lo que las hacia irregulares y mas para salir del paso que otra cosa. Las muchachas ofrecían placer por módicas sumas desde algunas ventanas, y siendo Luthys un muchacho muy atractivo no tardo en recibir varios gritos solicitando su visita. Las cantinas estaban atiborradas de borrachos de todas las edades, algunos trabajadores dándose un gusto, otros simples vagos que no tenían donde caerse muertos.
Sophitia disfrutaba de ese tipo de barrios por varios motivos, en primera, porque se sentía como parte de ellos en cierto modo, en segunda, adoraba el aire de libertinaje que exhalaba cada rincón de esas calles, acorde con su caótico modo de ser.
-Mmmm, no tengo problemas con que te quedes, pero hospedaje lo que se dice hospedaje no tengo, me quedo donde me agarra la noche, jaja – Miro el lugar que señalaba y negó con la cabeza – Créeme, no quieres probar lo que preparan aquí dentro, sígueme unas pocas cuadras mas, juro que no está lejos – Le dijo mientras lo agarraba del brazo – Lo bueno de que seas demonio es que no hay nada aquí que pueda espantarte ¿cierto? – Le comento bromeando en tono más bajo, se empezó a reír – Al menos si todas las historias que se cuentan sobre los demonios son ciertas, si ahora me vengo a enterar que en realidad son un montón de puritanos me llevare una decepción.
Y por cierto, Luthys no era el único que recibía invitaciones, varios y varias le hicieron comentarios a la pirata, pero en su caso era distinto, la llamaban muchas veces por su nombre, era evidente que se paseaba seguido por allí. Ella contestaba a los saludos y daba respuestas ambiguas o con chistes de doble sentido que harían sonrojar a la mayoría de las damas, pero en ese ambiente solo causaba carcajadas.
-Lo que te puedan contar sobre los barrios bajos no les hace justicia – Dijo riéndose – Son mucho mas divertidos de lo que la gente cree una vez que te acostumbras – Un borracho salió volando por una vidriera y estuvo a poco centímetros de golpearlos, pero siguió de largo, estrellándose contra unos barriles. Nadie fue a ayudarlo, y la pirata siguió caminando como si nada pasara – Si ves a una muchacha con poca ropa, de unos diecinueve años, pelo rojo y ojos verdes, me avisas, tendremos que empezar a correr de nuevo – Le advirtió mientras miraba a los costados, luego contesto a una de las propuestas que le hacían al demonio desde una ventana del segundo piso de un cabaret – No Mary, lo lamento, hoy está conmigo, te lo presto más tarde si quieres – Le respondió a la chica de interesantes atributos mientras empujaba a su compañero dentro de una taberna de aspecto algo más respetable que las de alrededor.
-Momento, hablas en pasado ¿Dónde está ella ahora? – Su bien el demonio no había dicho concretamente si aun estaban juntos o no, Sophitia estaba segura que de haber estado Alma ya se lo hubiese comunicado - ¿Tomaron caminos diferentes luego del encuentro con tus perseguidores? Por cierto, que insistentes son, espero no cruzarlos hoy, tengo ganas de beber algo en paz.
Las calles se volvieron de tierra irregular, los días de tormenta debía ser un lodazal, pero por suerte estaba seco. Las casas, tabernas, negocios y cabarets, estaban hechos en su mayoría por manos no muy expertas, lo que las hacia irregulares y mas para salir del paso que otra cosa. Las muchachas ofrecían placer por módicas sumas desde algunas ventanas, y siendo Luthys un muchacho muy atractivo no tardo en recibir varios gritos solicitando su visita. Las cantinas estaban atiborradas de borrachos de todas las edades, algunos trabajadores dándose un gusto, otros simples vagos que no tenían donde caerse muertos.
Sophitia disfrutaba de ese tipo de barrios por varios motivos, en primera, porque se sentía como parte de ellos en cierto modo, en segunda, adoraba el aire de libertinaje que exhalaba cada rincón de esas calles, acorde con su caótico modo de ser.
-Mmmm, no tengo problemas con que te quedes, pero hospedaje lo que se dice hospedaje no tengo, me quedo donde me agarra la noche, jaja – Miro el lugar que señalaba y negó con la cabeza – Créeme, no quieres probar lo que preparan aquí dentro, sígueme unas pocas cuadras mas, juro que no está lejos – Le dijo mientras lo agarraba del brazo – Lo bueno de que seas demonio es que no hay nada aquí que pueda espantarte ¿cierto? – Le comento bromeando en tono más bajo, se empezó a reír – Al menos si todas las historias que se cuentan sobre los demonios son ciertas, si ahora me vengo a enterar que en realidad son un montón de puritanos me llevare una decepción.
Y por cierto, Luthys no era el único que recibía invitaciones, varios y varias le hicieron comentarios a la pirata, pero en su caso era distinto, la llamaban muchas veces por su nombre, era evidente que se paseaba seguido por allí. Ella contestaba a los saludos y daba respuestas ambiguas o con chistes de doble sentido que harían sonrojar a la mayoría de las damas, pero en ese ambiente solo causaba carcajadas.
-Lo que te puedan contar sobre los barrios bajos no les hace justicia – Dijo riéndose – Son mucho mas divertidos de lo que la gente cree una vez que te acostumbras – Un borracho salió volando por una vidriera y estuvo a poco centímetros de golpearlos, pero siguió de largo, estrellándose contra unos barriles. Nadie fue a ayudarlo, y la pirata siguió caminando como si nada pasara – Si ves a una muchacha con poca ropa, de unos diecinueve años, pelo rojo y ojos verdes, me avisas, tendremos que empezar a correr de nuevo – Le advirtió mientras miraba a los costados, luego contesto a una de las propuestas que le hacían al demonio desde una ventana del segundo piso de un cabaret – No Mary, lo lamento, hoy está conmigo, te lo presto más tarde si quieres – Le respondió a la chica de interesantes atributos mientras empujaba a su compañero dentro de una taberna de aspecto algo más respetable que las de alrededor.
Sophitia- Cantidad de envíos : 955
Re: Las coincidencias no existen...
- Hablo en pasado, porque es pasado. Alma no está con nosotros, de hecho, no sé dónde está.- Intentó que no se le notara que estaba algo preocupado por lo que había pasado entre ellos.- Así que tengo todo el tiempo para ti- sonrió.
La taberna que Luthys había señalado a Sophitia no le pareció lo suficientemente buena, por lo que el demonio se dejó guiar por ella hasta otra de mejores características.
- Bueno, mientras que no haya demonios o seres parecidos portando armas, puedo defenderme perfectamente. Así que en ese aspecto, todo lo que sabes sobre nosotros es cierto.- le guiñó un ojo.
No se encontraban en una zona que a Luthys le agradara, sabía qué se cocía en esos lugares, entendía cómo pensaba y vivían las gentes de zonas como aquella. Sin embargo, problemas serios que preocuparan al demonio, no creía encontrar allí. Era lugares algo oscuros, en los que se oían voces de personas por todos los rincones. Un hombre casi les cae encima desde una ventana, borracho. Luthys lo miró con un poco de repugnancia, los humanos caían en unos vicios que, aunque a él también le gustaban, a ellos les afectaba de forma diferente. Observó que Sophitia conocía y saludaba a muchas personas de por allí, como también se dió cuenta de la cantidad de mujeres que intentaban llevarse a Luthys a un lugar apartado. En otros años, el demonio hubiera hecho de ellas mujeres satisfechas sin lugar a dudas, pero esos años habían pasado, era hora de serenarse un poco. Además, como bien dijo la chica pirata a una mujer de pechos generosos, ahora estaba con ella. Se le hacía un poco extraño caminar con Sophitia del brazo, con Alma había pasado mucho tiempo juntos pero, obviamente, con ella no podía haber roce ninguno. Sin embargo, iba cómodo con la chica así, había confianza suficiente y un cierto cariño como para sentirse seguro.
Hizo pasar a Luthys a una taberna que bien era cierto que tenía mejor aspecto que las otras tabernas que les rodeaban, aunque no por eso dejaba de ser del estilo de la zona en la que se encontraban. Penetró a la estancia y encontró una barra a todo lo largo de la estancia, con un hombre y una chica joven detrás de ella. Al otro lado, había dos hombres, uno en una esquina, y el otro a mitad de la barra. El de la esquina parecía feliz, observando a la chica de detrás de la barra, seguramente imaginando cómo sería llevársela a la cama. El otro hombre, por el contrario, estaba cabizbajo, no se sabría muy bien si sumido en sus pensamientos o durmiendo. Había tres ventanas en la taberna, separadas entre sí, y abiertas, permientiendo el paso de la luz de las calles hacia el interior. La taberna disponía de tan sólo cuatro mesas, cuadradas y no muy grandes, no para más de cuatro personas cada una. Y tan solo una de ellas estaba ocupada por tres hombres que estaban jugando a algún juego sobre ella. Los tres hablaban bastante alto. Luthys se acercó a la barra, a la esquina que permanecía libre y saludó al hombre y a la chica que estaban detrás de ella.
- Muy buenas, mi amiga y yo queríamos algo de beber y algo de comer. No somos delicados, nos conformaremos con lo que nos sirvan.- El hombre parecía algo serio, sin embargo, la joven no tardó en empezar a servirles dos jarras de cerveza, sonriendo y mostrando unos dientes bastante más blancos de lo que Luthys hubieses esperado. Cuando les sirvió las jarras, Luthys cogió la suya y se dirigió a una de las mesas, siendo cuidadoso de dejar una entre las que ocupaban los tres hombres y la que él estaba soltando su jarra. Se sentó en la silla, apoyó su espalda en el respaldo de la silla y estiró las piernas. Mientras hacía todo eso, no pudo dejar de observar cómo la joven no dejaba de mirarle, sin dejar de sonreír, y con un gesto bastante pícaro. De primeras, Luthys pensó que estaría asombrada por él, gustosa, pero empezaba a dudar si quizá habría otra razón para tanta mirada.
- ¿Tienes algun plan para nosotros?- preguntó a la chica pirata.
La taberna que Luthys había señalado a Sophitia no le pareció lo suficientemente buena, por lo que el demonio se dejó guiar por ella hasta otra de mejores características.
- Bueno, mientras que no haya demonios o seres parecidos portando armas, puedo defenderme perfectamente. Así que en ese aspecto, todo lo que sabes sobre nosotros es cierto.- le guiñó un ojo.
No se encontraban en una zona que a Luthys le agradara, sabía qué se cocía en esos lugares, entendía cómo pensaba y vivían las gentes de zonas como aquella. Sin embargo, problemas serios que preocuparan al demonio, no creía encontrar allí. Era lugares algo oscuros, en los que se oían voces de personas por todos los rincones. Un hombre casi les cae encima desde una ventana, borracho. Luthys lo miró con un poco de repugnancia, los humanos caían en unos vicios que, aunque a él también le gustaban, a ellos les afectaba de forma diferente. Observó que Sophitia conocía y saludaba a muchas personas de por allí, como también se dió cuenta de la cantidad de mujeres que intentaban llevarse a Luthys a un lugar apartado. En otros años, el demonio hubiera hecho de ellas mujeres satisfechas sin lugar a dudas, pero esos años habían pasado, era hora de serenarse un poco. Además, como bien dijo la chica pirata a una mujer de pechos generosos, ahora estaba con ella. Se le hacía un poco extraño caminar con Sophitia del brazo, con Alma había pasado mucho tiempo juntos pero, obviamente, con ella no podía haber roce ninguno. Sin embargo, iba cómodo con la chica así, había confianza suficiente y un cierto cariño como para sentirse seguro.
Hizo pasar a Luthys a una taberna que bien era cierto que tenía mejor aspecto que las otras tabernas que les rodeaban, aunque no por eso dejaba de ser del estilo de la zona en la que se encontraban. Penetró a la estancia y encontró una barra a todo lo largo de la estancia, con un hombre y una chica joven detrás de ella. Al otro lado, había dos hombres, uno en una esquina, y el otro a mitad de la barra. El de la esquina parecía feliz, observando a la chica de detrás de la barra, seguramente imaginando cómo sería llevársela a la cama. El otro hombre, por el contrario, estaba cabizbajo, no se sabría muy bien si sumido en sus pensamientos o durmiendo. Había tres ventanas en la taberna, separadas entre sí, y abiertas, permientiendo el paso de la luz de las calles hacia el interior. La taberna disponía de tan sólo cuatro mesas, cuadradas y no muy grandes, no para más de cuatro personas cada una. Y tan solo una de ellas estaba ocupada por tres hombres que estaban jugando a algún juego sobre ella. Los tres hablaban bastante alto. Luthys se acercó a la barra, a la esquina que permanecía libre y saludó al hombre y a la chica que estaban detrás de ella.
- Muy buenas, mi amiga y yo queríamos algo de beber y algo de comer. No somos delicados, nos conformaremos con lo que nos sirvan.- El hombre parecía algo serio, sin embargo, la joven no tardó en empezar a servirles dos jarras de cerveza, sonriendo y mostrando unos dientes bastante más blancos de lo que Luthys hubieses esperado. Cuando les sirvió las jarras, Luthys cogió la suya y se dirigió a una de las mesas, siendo cuidadoso de dejar una entre las que ocupaban los tres hombres y la que él estaba soltando su jarra. Se sentó en la silla, apoyó su espalda en el respaldo de la silla y estiró las piernas. Mientras hacía todo eso, no pudo dejar de observar cómo la joven no dejaba de mirarle, sin dejar de sonreír, y con un gesto bastante pícaro. De primeras, Luthys pensó que estaría asombrada por él, gustosa, pero empezaba a dudar si quizá habría otra razón para tanta mirada.
- ¿Tienes algun plan para nosotros?- preguntó a la chica pirata.
Luthys- Cantidad de envíos : 890
Re: Las coincidencias no existen...
Entro a la taberna con paso decidido, y hasta un poco altanero, la pirata tenia la teoría de que la actitud lo era todo, mucho mas en esos ámbitos, así que miro mal a cualquiera que levantara la vista, se abrió paso sin delicadeza hasta una de las mesas y se sentó, dejando a Luthys la tarea de buscar tragos, sabía que la mesera se lo agradecería.
Mientras esperaba miraba por la puerta a las personas que pasaban, atenta a movimientos extraños… Las calles estaban llenas de oportunistas y vendedores de información, y luego de semejante robo no podía relajarse y suponer que nada iba a pasar. Pensaba eso, pero su postura era muy relajada aun así, con las manos tras la cabeza, balanceándose en la silla.
Vio regresar a su compañero y le sonrió, se acomodo mejor en la mesa y pateo la silla para que se siente junto a ella.
-Si me lo dices así … - Dijo insinuante pero luego se empezó a reír para marcar que era una broma – Yo no sé, pero creo que cierta muchacha ya tiene planes para ti jajaja - miro a la chica una vez más, no estaba mal, podría resultar una linda compañía - Tranquilo, capto las indirectas, cuando llegue el momento voy a desaparecer convenientemente - Le guiño un ojo al demonio y agarro luego la jarra de cerveza para beber un buen trago – Pero no me voy hasta no terminar con varias de estas – Dijo señalando la bebida.
Era muy difícil y a la vez muy fácil hacer sonrojar a Sophitia, pero había que conocer el modo. El pecaminoso estilo de vida que había conocido desde que nació la había convertido en una mujer difícil de impresionar, y hasta descarada en varios sentidos. Un pensamiento lleva a otro y…
-Ja! Mira de lo que me vengo a acordar, la primera vez que nos vimos eras todo un caballero … mas considerando tus orígenes. Ahora tomaste confianza y estas mucho más suelto - Termino su bebida y pidió otra a la muchacha que no tardo en ir, muy contenta de tener otra oportunidad de ver a Luthys de cerca – En todo caso mejor, los hombres con aires de caballero me ponen nerviosa.
Extraña confesión, pero si alguien pudiera leerle la mente de seguro hubiese entendido mucho mejor de donde venia eso.
Mientras esperaba miraba por la puerta a las personas que pasaban, atenta a movimientos extraños… Las calles estaban llenas de oportunistas y vendedores de información, y luego de semejante robo no podía relajarse y suponer que nada iba a pasar. Pensaba eso, pero su postura era muy relajada aun así, con las manos tras la cabeza, balanceándose en la silla.
Vio regresar a su compañero y le sonrió, se acomodo mejor en la mesa y pateo la silla para que se siente junto a ella.
-Si me lo dices así … - Dijo insinuante pero luego se empezó a reír para marcar que era una broma – Yo no sé, pero creo que cierta muchacha ya tiene planes para ti jajaja - miro a la chica una vez más, no estaba mal, podría resultar una linda compañía - Tranquilo, capto las indirectas, cuando llegue el momento voy a desaparecer convenientemente - Le guiño un ojo al demonio y agarro luego la jarra de cerveza para beber un buen trago – Pero no me voy hasta no terminar con varias de estas – Dijo señalando la bebida.
Era muy difícil y a la vez muy fácil hacer sonrojar a Sophitia, pero había que conocer el modo. El pecaminoso estilo de vida que había conocido desde que nació la había convertido en una mujer difícil de impresionar, y hasta descarada en varios sentidos. Un pensamiento lleva a otro y…
-Ja! Mira de lo que me vengo a acordar, la primera vez que nos vimos eras todo un caballero … mas considerando tus orígenes. Ahora tomaste confianza y estas mucho más suelto - Termino su bebida y pidió otra a la muchacha que no tardo en ir, muy contenta de tener otra oportunidad de ver a Luthys de cerca – En todo caso mejor, los hombres con aires de caballero me ponen nerviosa.
Extraña confesión, pero si alguien pudiera leerle la mente de seguro hubiese entendido mucho mejor de donde venia eso.
Sophitia- Cantidad de envíos : 955
Re: Las coincidencias no existen...
Por las palabras de Sophitia, comprendió que las miradas de la chica de la taberna no se las estaba imaginando. Al parecer esa chica estaba interesada en él. Sin embargo, de haber podido sonrokarse, lo hubiese hecho cuando la pirata le dijo: "Tranquilo, capto las indirectas, cuando llegue el momento voy a desaparecer convenientemente". Prefirió beber un trago de cerveza antes de decir nada.
- Eh, no... yo he venido a esta ciudad de visita, y la verdad es que no sabría qué hacer con una mujer en la intimidad después de tanto tiempo...- Evitó mirar a su interlocutora en todo momento, así como evitar también el contacto visual con la tabernera. Era obvio que esa situación le ponía nervioso. Desde ella no había vuelto a tener contacto íntimo con ninguna otra mujer, ni hombre. Y, lo que era más extraño, ni siquiera le apetecía. Allí, en compañía de Sophitia y un par de jarras de cerveza estaba cómodo, seguro, tranquilo. De momento no tenía prisa alguna por irse a otro lugar, podían pasar allí toda la noche y toda la semana. Miró a la pirata y sonrió para sus adentros pensando que ella opinaba lo mismo mientras no le faltara cerveza.
Cuando la tabernera trajo otra jarra a Sophitia, Luthys aprovechó para pedir que les trajeran los platos. Platos que no tardaron en llegar. Se trataba de un estofado de carne. No es que el demonio tuviera hambre, pero comer le sentaba bien siempre, y esperaba que Sophitia aceptara el plato de buena gana.
- Cuando nos vimos por primera vez yo era mucho más inseguro. Y me atrevería a decir que tú eras mucho más niña - sonrió levemente, como siempre, y le guiñó un ojo para hacerle ver que estaba bromeando.- Me alegro de que hayamos cambiado, y no para mal... al menos yo.- Volvió a guiñarle el ojo. Era cierto que se sentía mucho más suelto que cuando conoció a Sophitia. Las cosas habían cambiado, su mundo había cambiado, su vida había cambiado. Una de las cosas que estaba aprendiendo era a conocer a las personas, a las personas que le importaban, a tratar con ellas conociendo su forma de ser, su forma de pensar. Quizá por eso sabía que las bromas a Sophitia no le iban mal, todo lo contrario. Aunque, con el carácter que parecía tener, lo mejor sería tener cuidado de no sobrepasar el límite y crear un malentendido.
En ese momento entraron a la taberna tres hombres rudos, fuertes y borrachos. Sus andares eran inseguros y vacilantes. Los tres llevaban pequeños saquitos colgados del cinturón, y unas barbas sucias y greñosas. Uno de ellos, el que parecía menos borracho, paseó la mirada por toda la taberna, no se sabía muy bien si trataba de buscar un sitio donde colocarse él y sus amigos, o simplemente no buscaba nada y todo se debía a su estado de embriaguez. Se acercó a la barra, seguido de cerca por los otros dos, sentándose cada uno en un taburete de madera, y pidió a voz en grito:
- ¡Tres jarras de la mejor cerveza!- El tabernero y la chica se miraron, con el presentimiento en los ojos de que ese tipo de personas no traían nada bueno. La chica se dispuso a servirles la bebida y cuando se acercó a ellos el más sereno la cogió del brazo bruscamente y le dijo en voz un poco más baja que antes: - Si tú también eres lo mejor de la taberna también puedes venirte con nosotros y enseñarnos lo que sabes. La chica, que al principio se puso algo tensa, se soltó con tranquilidad de él, y hizo caso omiso a su proposición.
Tras ese arrebato, los hombres se limitaron a balbucear entre ellos y seguir aumentando su estado de embriaguez.
Luthys, Sophitia y el resto de los presentes en la taberna habían permanecido atentos al acontecimiento, pero dado que la chica había zafado sin ningún problema, pronto dejaron siguieron con lo suyo.
-La verdad es que llegué a Adysium con la idea de visitar la Torre de Marfil. ¿Sabes algo de ella?- Echó otro trago a su jarra de cerveza mientras lanzaba una mirada de reojo a la tabernera y a los tres borrachos.
- Eh, no... yo he venido a esta ciudad de visita, y la verdad es que no sabría qué hacer con una mujer en la intimidad después de tanto tiempo...- Evitó mirar a su interlocutora en todo momento, así como evitar también el contacto visual con la tabernera. Era obvio que esa situación le ponía nervioso. Desde ella no había vuelto a tener contacto íntimo con ninguna otra mujer, ni hombre. Y, lo que era más extraño, ni siquiera le apetecía. Allí, en compañía de Sophitia y un par de jarras de cerveza estaba cómodo, seguro, tranquilo. De momento no tenía prisa alguna por irse a otro lugar, podían pasar allí toda la noche y toda la semana. Miró a la pirata y sonrió para sus adentros pensando que ella opinaba lo mismo mientras no le faltara cerveza.
Cuando la tabernera trajo otra jarra a Sophitia, Luthys aprovechó para pedir que les trajeran los platos. Platos que no tardaron en llegar. Se trataba de un estofado de carne. No es que el demonio tuviera hambre, pero comer le sentaba bien siempre, y esperaba que Sophitia aceptara el plato de buena gana.
- Cuando nos vimos por primera vez yo era mucho más inseguro. Y me atrevería a decir que tú eras mucho más niña - sonrió levemente, como siempre, y le guiñó un ojo para hacerle ver que estaba bromeando.- Me alegro de que hayamos cambiado, y no para mal... al menos yo.- Volvió a guiñarle el ojo. Era cierto que se sentía mucho más suelto que cuando conoció a Sophitia. Las cosas habían cambiado, su mundo había cambiado, su vida había cambiado. Una de las cosas que estaba aprendiendo era a conocer a las personas, a las personas que le importaban, a tratar con ellas conociendo su forma de ser, su forma de pensar. Quizá por eso sabía que las bromas a Sophitia no le iban mal, todo lo contrario. Aunque, con el carácter que parecía tener, lo mejor sería tener cuidado de no sobrepasar el límite y crear un malentendido.
En ese momento entraron a la taberna tres hombres rudos, fuertes y borrachos. Sus andares eran inseguros y vacilantes. Los tres llevaban pequeños saquitos colgados del cinturón, y unas barbas sucias y greñosas. Uno de ellos, el que parecía menos borracho, paseó la mirada por toda la taberna, no se sabía muy bien si trataba de buscar un sitio donde colocarse él y sus amigos, o simplemente no buscaba nada y todo se debía a su estado de embriaguez. Se acercó a la barra, seguido de cerca por los otros dos, sentándose cada uno en un taburete de madera, y pidió a voz en grito:
- ¡Tres jarras de la mejor cerveza!- El tabernero y la chica se miraron, con el presentimiento en los ojos de que ese tipo de personas no traían nada bueno. La chica se dispuso a servirles la bebida y cuando se acercó a ellos el más sereno la cogió del brazo bruscamente y le dijo en voz un poco más baja que antes: - Si tú también eres lo mejor de la taberna también puedes venirte con nosotros y enseñarnos lo que sabes. La chica, que al principio se puso algo tensa, se soltó con tranquilidad de él, y hizo caso omiso a su proposición.
Tras ese arrebato, los hombres se limitaron a balbucear entre ellos y seguir aumentando su estado de embriaguez.
Luthys, Sophitia y el resto de los presentes en la taberna habían permanecido atentos al acontecimiento, pero dado que la chica había zafado sin ningún problema, pronto dejaron siguieron con lo suyo.
-La verdad es que llegué a Adysium con la idea de visitar la Torre de Marfil. ¿Sabes algo de ella?- Echó otro trago a su jarra de cerveza mientras lanzaba una mirada de reojo a la tabernera y a los tres borrachos.
Luthys- Cantidad de envíos : 890
Re: Las coincidencias no existen...
La pirata no podía explicarse qué motivo podría tener un muchacho para dejar de lado tan placenteras actividades, se lo quedó mirando con sorpresa, pero Luthys se veía incomodo, así que no hizo comentarios al respecto, tal vez había tenido algún accidente que lo incapacitara, o tal vez andaba en busca de jóvenes y no de jovencitas, había muchas posibilidades, y Sophitia no iba a indagar en ellas a menos de que su compañero se abriera al tema. Lo bueno era que estaban allí sentados, tomando una buena cerveza, y en eso Luthys estaba en lo correcto, mientras tuviera algo de beber no le importaba quedarse toda la noche.
Agarro el plato de comida con muchas ganas de hacerlo desaparecer, sus modales ara comer dejaban mucho que desear, por no decir que eran inexistentes, pero en semejante taberna solo era una más del grupo.
-¿Inseguro? Jaja, pero si me hiciste sonrojar a la primera que abriste la boca ¿Lo recuerdas? – Se aclaro la garganta e imito la voz de Luthys en aquella noche en la cueva – “Me gustan tus ojos” – Luego se empezó a reír – En la vida me había avergonzado tanto.
Ella lo recordaba bien, hoy por hoy le daba mucha risa su propia reacción, era una joven muy orgullosa con aires de pirata que se sonrojaba al más mínimo cumplido. Ahora se sentía diferente, un poco menos ingenua, aunque tampoco tanto, menos vergonzosa, pero aun así con sus puntos sensibles.
La pirata miro entrar a los tres sujetos sin inmutarse mucho, bebía y miraba por arriba de la jarra cada uno de sus movimientos. Si buscaban problemas, los iban a encontrar, pero por respeto al encuentro con Luthys no iba a ser ella quien empezara la pelea.
-Se lo mismo que saben todos los que no son magos ni tienen tratos con ellos – No le gustaban los magos, y su tono lo delataba claramente – Es una vieja torre horrible en donde todas los viejos se juntan a practicar la brujería y quien se mete con ellos sufre las consecuencias, dicen por ahí que pueden maldecirte y traerte las desgracias más horribles – Eso era lo que se decía de boca en boca, la realidad podía ser muy distinta, disfrazada tal vez a propósito por los rumores para hacer que la gente desista de ir a molestar a la torre.
Terminó la comida, pero aun tenía sed, así que pidió más cerveza, la cual hubiese llegado de inmediato, si no fuera porque al ver pasar a la camarera los recién llegados consideraron muy divertido atraparla y quedarse con ambas cosas, con la chica y… Con las cervezas de Sophitia…
-Bien… Esa es una declaración abierta de pelea, y si buscan que les peguen les daré el gusto… - Dijo enojada, ya levantándose para ir a por ellos.
Agarro el plato de comida con muchas ganas de hacerlo desaparecer, sus modales ara comer dejaban mucho que desear, por no decir que eran inexistentes, pero en semejante taberna solo era una más del grupo.
-¿Inseguro? Jaja, pero si me hiciste sonrojar a la primera que abriste la boca ¿Lo recuerdas? – Se aclaro la garganta e imito la voz de Luthys en aquella noche en la cueva – “Me gustan tus ojos” – Luego se empezó a reír – En la vida me había avergonzado tanto.
Ella lo recordaba bien, hoy por hoy le daba mucha risa su propia reacción, era una joven muy orgullosa con aires de pirata que se sonrojaba al más mínimo cumplido. Ahora se sentía diferente, un poco menos ingenua, aunque tampoco tanto, menos vergonzosa, pero aun así con sus puntos sensibles.
La pirata miro entrar a los tres sujetos sin inmutarse mucho, bebía y miraba por arriba de la jarra cada uno de sus movimientos. Si buscaban problemas, los iban a encontrar, pero por respeto al encuentro con Luthys no iba a ser ella quien empezara la pelea.
-Se lo mismo que saben todos los que no son magos ni tienen tratos con ellos – No le gustaban los magos, y su tono lo delataba claramente – Es una vieja torre horrible en donde todas los viejos se juntan a practicar la brujería y quien se mete con ellos sufre las consecuencias, dicen por ahí que pueden maldecirte y traerte las desgracias más horribles – Eso era lo que se decía de boca en boca, la realidad podía ser muy distinta, disfrazada tal vez a propósito por los rumores para hacer que la gente desista de ir a molestar a la torre.
Terminó la comida, pero aun tenía sed, así que pidió más cerveza, la cual hubiese llegado de inmediato, si no fuera porque al ver pasar a la camarera los recién llegados consideraron muy divertido atraparla y quedarse con ambas cosas, con la chica y… Con las cervezas de Sophitia…
-Bien… Esa es una declaración abierta de pelea, y si buscan que les peguen les daré el gusto… - Dijo enojada, ya levantándose para ir a por ellos.
Sophitia- Cantidad de envíos : 955
Re: Las coincidencias no existen...
FDI: Lo siento lo siento lo siento!!! Esta vez he tardado más de la cuenta. Mil perdones
DDI: "Dicen por ahí que pueden maldecirte y traerte las desgracias más horribles" Peor de lo que estaba o, mejor dicho, había estado, no lo iban a poner. Quizá estaría bien dar una vuelta por ese lugar. Se limitó a asentir cuando Sophitia acabó de hablar sobre la Torre de Marfil. Si alguien tenía respuestas quizá podría ayudarle, o por lo menos resolver sus dudas.
Los ojos rojos del demonio se abrieron como platos al ver lo que los recién llegados a la taberna estaban haciendo con la tabernera y, casi aún más importante, con las cervezas de su acompañante. Apenas le dió tiempo a frenar a la pirata, ya que en cuanto vió lo ocurrido se levantó furiosa hablando de pelea. Luthys pudo articular un leve "no" que, en realidad, lo más seguro es que Sophitia ni siquiera hubiera llegado a escucharlo. Estaba casi convencido de que más que por el trato a la chica, la pirata estaba enojada con el "trato" a sus cervezas.
Esperó unos segundos sentado, observando la escena desde lejos, antes de decidirse a ponerse en pie. Sophitia avanzaba con paso firme y fuerte, al menos estaba más sobria que los tres hombres. La tabernera intentaba zafarse de los brazos del que la había agarrado, y los otros dos ya estaban pegando tragos a las nuevas jarras de cerveza mientras reían a carcajadas. Por otro lado, el resto de gente que se encontraba en la taberna parecían ajenos a la situación, aunque Luthys pudo comprobar como la gran mayoría miraba de reojo la escena. Una pareja de hombres salieron de la taberna, como si estuvieran huyendo de lo que pudiera ocurrir. La cosa no pintaba muy bien y Sophitia ya había llegado hasta ellos.
Luthys se levantó, con paso decidido y rápido. Se acercó a ellos, sin prestar atención a lo que Sophitia estaba diciendo, pues, conociéndola, en ningun caso serían palabras amables.
- Disculpen, caballeros- intervino el demonio, colocando una mano en el hombro derecho de Sophitia para detenerla suavemente.
- ¿Caballeros?- dijo uno de ellos. Los tres rompieron a reír a carcajadas de nuevo. Luthys carraspeó y agarró a la tabernera por la espalda, con suavidad para intentar soltarla de las garras de ese desagradable hombre. Por suerte, entretenido como estaba en la risa, ni se percató hasta que la chica no se hubo soltado del todo, y recolocado la falda. - ¡Eh, te ha quitado a tu novia, Ed!- El tal Ed hizo dejó de reír y cambió su gesto, mientras que los otros empezaron una nueva tanda de risotadas.
-Esta chica está trabajando y no debería haberla agarrado de esa forma, incluso debería pedirle disculpas. Aunque dada su... situación, no es necesario, con dejarla en paz bastará.- Luthys se estaba percatando del cambio de color de Ed, nada parecía indicar que estaba de buen humor. Sus mejillas empezaban a encenderse, adoptando un color rojizo. - Y, si me disculpan los señores, querría...- Introduzco parte de su cuerpo entre los hombres y agarró las dos jarras de cerveza que les pertenecían a él y a Sophitia. Una se la dió a ella y la otra la dejó en su mano izquierda. - recuperar mis cervezas. Creo que ha habido un pequeño error a la hora de adjudicarlas.
Llegados a ese punto, los tres hombres se levantaron de las sillas, lentamente y con movimientos torpes y, los tres a la vez, empezaron a gritar. Estaban muy furiosos y Luthys sabía que la bronca era inminente. Las dos cervezas robadas, no iban a llegar al estómago ni de Sophitia ni suyo.
DDI: "Dicen por ahí que pueden maldecirte y traerte las desgracias más horribles" Peor de lo que estaba o, mejor dicho, había estado, no lo iban a poner. Quizá estaría bien dar una vuelta por ese lugar. Se limitó a asentir cuando Sophitia acabó de hablar sobre la Torre de Marfil. Si alguien tenía respuestas quizá podría ayudarle, o por lo menos resolver sus dudas.
Los ojos rojos del demonio se abrieron como platos al ver lo que los recién llegados a la taberna estaban haciendo con la tabernera y, casi aún más importante, con las cervezas de su acompañante. Apenas le dió tiempo a frenar a la pirata, ya que en cuanto vió lo ocurrido se levantó furiosa hablando de pelea. Luthys pudo articular un leve "no" que, en realidad, lo más seguro es que Sophitia ni siquiera hubiera llegado a escucharlo. Estaba casi convencido de que más que por el trato a la chica, la pirata estaba enojada con el "trato" a sus cervezas.
Esperó unos segundos sentado, observando la escena desde lejos, antes de decidirse a ponerse en pie. Sophitia avanzaba con paso firme y fuerte, al menos estaba más sobria que los tres hombres. La tabernera intentaba zafarse de los brazos del que la había agarrado, y los otros dos ya estaban pegando tragos a las nuevas jarras de cerveza mientras reían a carcajadas. Por otro lado, el resto de gente que se encontraba en la taberna parecían ajenos a la situación, aunque Luthys pudo comprobar como la gran mayoría miraba de reojo la escena. Una pareja de hombres salieron de la taberna, como si estuvieran huyendo de lo que pudiera ocurrir. La cosa no pintaba muy bien y Sophitia ya había llegado hasta ellos.
Luthys se levantó, con paso decidido y rápido. Se acercó a ellos, sin prestar atención a lo que Sophitia estaba diciendo, pues, conociéndola, en ningun caso serían palabras amables.
- Disculpen, caballeros- intervino el demonio, colocando una mano en el hombro derecho de Sophitia para detenerla suavemente.
- ¿Caballeros?- dijo uno de ellos. Los tres rompieron a reír a carcajadas de nuevo. Luthys carraspeó y agarró a la tabernera por la espalda, con suavidad para intentar soltarla de las garras de ese desagradable hombre. Por suerte, entretenido como estaba en la risa, ni se percató hasta que la chica no se hubo soltado del todo, y recolocado la falda. - ¡Eh, te ha quitado a tu novia, Ed!- El tal Ed hizo dejó de reír y cambió su gesto, mientras que los otros empezaron una nueva tanda de risotadas.
-Esta chica está trabajando y no debería haberla agarrado de esa forma, incluso debería pedirle disculpas. Aunque dada su... situación, no es necesario, con dejarla en paz bastará.- Luthys se estaba percatando del cambio de color de Ed, nada parecía indicar que estaba de buen humor. Sus mejillas empezaban a encenderse, adoptando un color rojizo. - Y, si me disculpan los señores, querría...- Introduzco parte de su cuerpo entre los hombres y agarró las dos jarras de cerveza que les pertenecían a él y a Sophitia. Una se la dió a ella y la otra la dejó en su mano izquierda. - recuperar mis cervezas. Creo que ha habido un pequeño error a la hora de adjudicarlas.
Llegados a ese punto, los tres hombres se levantaron de las sillas, lentamente y con movimientos torpes y, los tres a la vez, empezaron a gritar. Estaban muy furiosos y Luthys sabía que la bronca era inminente. Las dos cervezas robadas, no iban a llegar al estómago ni de Sophitia ni suyo.
Luthys- Cantidad de envíos : 890
Re: Las coincidencias no existen...
Por supuesto que lo que más le importaba a Sophitia eran sus cervezas, a la muchacha no la conocía de nada y si no era capaz de defenderse sola de un grupo de vagos, estaba en el trabajo equivocado. Algo le decía que su compañero sería mucho más considerado con la situación, mas “blando” en opinión de la pirata, pero venían de mundos diferentes, no podía evitarse.
-No te pases de caballero, nadie te dará medallas por ser el héroe del día – Dijo la muchacha cuando escucho el casi susurrado “no” - A mí nadie me ayudo… -Agrego en tono más bajo antes de encarar hacia los hombres.
La pirata camino furiosa, aunque no apurada, se acomodó las mangas de la camisa como preparándose para dar golpes. Se paro frente a ellos con su habitual postura desafiante, mirándolos con una media sonrisa burlona.
-La cosa es sencilla, montón de mierdas cara de mono, o me compran mas cerveza o les meteré una de esas jarras por… - Entonces llego Luthys con toda su educación y montones de palabras lindas. Sophitia no pudo evitar suspirar molesta, razonar con esa clase de seres era en vano ¿Porque su compañero no lo entendía? Aun así espero con los brazos cruzados y cara de molesta hasta que termino de decir todo ese montón de palabrerías inservibles.
-¿Terminaste? –Dijo mientras agarraba la jarra que le ofrecía – Mira, no sé cómo es que les enseñan a resolver los problemas de dónde vienes, pero aquí las cosas se hacen de otro modo… - Acto seguido le rompió la jarra en la cabeza al hombre que estaba más cerca de ella. El mismo se agarro donde había recibido el golpe, ahora todo mojado por la cerveza que contenía el recipiente, algo atontado, pero por sobre todo molesto –Oh… No te desmayaste, tipo duro … - Dijo casi con ingenuidad, como si fuera una niña, para luego concluir la tarea con un certero golpe en la boca del estomago que lo dejo sin aire en el piso.
Todo había pasado en cuestión de segundos, sus compañeros reaccionaron al ver a su par en el piso, fueron directo a por la pirata, quien los esperaba sonriente como si estuvieran haciendo precisamente lo que ella quería. Cualquier pensaría que lo tenía planeado, se puso en guardia como esperándolos, pero el primero le dio un empujón que la saco volando varios metros y la hizo aterrizar sobre la barra, rompiendo vasos y tirando platos de comida a medio terminar en el proceso… Por lo que toda suposición de actos premeditados quedaba descartada.
Sophitia se incorporo mientras se agarraba la cabeza, todo el cuarto daba vueltas, y sentía vidrios clavados en su espalda, pero eso paso a ser la menor de sus preocupaciones cuando uno de los sujetos se le tiro encima, empezaron a forcejear mientras rodaban por el piso de la taberna, y aunque no era seguro que fuera a ganar, a la pirata se la notaba de lo más divertida.
[FDI: jajaja, tranquila! No hay apuro ^^ ]
-No te pases de caballero, nadie te dará medallas por ser el héroe del día – Dijo la muchacha cuando escucho el casi susurrado “no” - A mí nadie me ayudo… -Agrego en tono más bajo antes de encarar hacia los hombres.
La pirata camino furiosa, aunque no apurada, se acomodó las mangas de la camisa como preparándose para dar golpes. Se paro frente a ellos con su habitual postura desafiante, mirándolos con una media sonrisa burlona.
-La cosa es sencilla, montón de mierdas cara de mono, o me compran mas cerveza o les meteré una de esas jarras por… - Entonces llego Luthys con toda su educación y montones de palabras lindas. Sophitia no pudo evitar suspirar molesta, razonar con esa clase de seres era en vano ¿Porque su compañero no lo entendía? Aun así espero con los brazos cruzados y cara de molesta hasta que termino de decir todo ese montón de palabrerías inservibles.
-¿Terminaste? –Dijo mientras agarraba la jarra que le ofrecía – Mira, no sé cómo es que les enseñan a resolver los problemas de dónde vienes, pero aquí las cosas se hacen de otro modo… - Acto seguido le rompió la jarra en la cabeza al hombre que estaba más cerca de ella. El mismo se agarro donde había recibido el golpe, ahora todo mojado por la cerveza que contenía el recipiente, algo atontado, pero por sobre todo molesto –Oh… No te desmayaste, tipo duro … - Dijo casi con ingenuidad, como si fuera una niña, para luego concluir la tarea con un certero golpe en la boca del estomago que lo dejo sin aire en el piso.
Todo había pasado en cuestión de segundos, sus compañeros reaccionaron al ver a su par en el piso, fueron directo a por la pirata, quien los esperaba sonriente como si estuvieran haciendo precisamente lo que ella quería. Cualquier pensaría que lo tenía planeado, se puso en guardia como esperándolos, pero el primero le dio un empujón que la saco volando varios metros y la hizo aterrizar sobre la barra, rompiendo vasos y tirando platos de comida a medio terminar en el proceso… Por lo que toda suposición de actos premeditados quedaba descartada.
Sophitia se incorporo mientras se agarraba la cabeza, todo el cuarto daba vueltas, y sentía vidrios clavados en su espalda, pero eso paso a ser la menor de sus preocupaciones cuando uno de los sujetos se le tiro encima, empezaron a forcejear mientras rodaban por el piso de la taberna, y aunque no era seguro que fuera a ganar, a la pirata se la notaba de lo más divertida.
[FDI: jajaja, tranquila! No hay apuro ^^ ]
Sophitia- Cantidad de envíos : 955
Re: Las coincidencias no existen...
FDI: ¡Ya! El sábado tuve el exámen de oposición para el que llevaba estudiando todo el año así que he vuelto. Ya habrás pensado que vaya manera de llevar un tema escribiendo una vez cada dos meses U.U ¡Pero ya he vuelto!
DDI:
No entendía por qué, pero Sophitia siempre conseguía dejarlo como en estado de shock. Esa forma de enfrentarse a las situaciones, con violencia, sin que mediaran las palabras, sin pensar en las alternativas, actuando por impulsos,... En el fondo él querría ser así, aunque en menor medida, claro.
Mientras el tabernero y la tabernera gritaban que parasen de destrozar el lugar, la gran mayoría de los clientes disfrutaban del espectáculo que Sophitia y los hombres borrachos estaban haciendo. La chica pirata, a juzgar por sus gestos, parecía estar disfrutando de lo lindo, como si ella misma hubiera actuado para que eso sucediera, lo que él esperaba que no fuera verdad. Pero sí, ella se lo tomaba todo así, igual que un rato antes corriendo por los tejados, o dentro de esa casa donde habían encerrado a esa mujer en un armario de la cocina. Luthys, por su parte, ahí estaba, de pie justo en el mismo sitio en el que le había devuelto su jarra a la pirata y sin ser capaz de reaccionar.
Pero, cuando Sophitia saltó por los aires (aunque más correcto sería decir "la lanzaron por los aires"), él pareció reaccionar y salir de su nube. La chica había acabado encima de la barra, desparramando vasos y platos a su paso, en la otra punta de la taberna y uno de los hombres se le estaba echando encima. Miró alrededor y no vió que nadie más tuviera intención de ayudar, por lo que él solo corrió hacia donde estaba Sophitia y agarró del cuello a aquel hombre, que ya rodaba por el suelo junto a Sophitia mientras se propinaban puñetazos, patadas e incluso, según le pareció ver a Luthys, algún que otro mordisco. Por un momento pensó que los humanos, a veces, eran igual de salvajes que la mayor de las bestias del reino animal. Haciendo uso de su fuerza, algo más elevada que la de un humano medio dado que era un demonio, consiguió separar a los dos de la bola que habían hecho con sus cuerpos mientras peleaban. El hombre era bastante fuerte, sin embargo, el estar borracho no era una baza a su favor por lo que Luthys se aprovechó de tal cosa y consiguió arrastrarlo hasta la puerta de la calle. Propinó una patada a la puerta para lograr abrirla y salió con él afuera. Imaginó que, que como en cualquier ciudad, habría guardias haciendo la ronda, y dado que se habían retirado del lugar de antes, no iban a reconocerlo de su anterior huída con su amiga. La gente de la calle, al contrario que los clientes de la taberna, actuaron diferente y un par de hombres acudieron a su lado para controlar al hombre y una mujer empezó a llamar a los guardias.
Sin embargo, dentro quedaban otros dos, y lo que era peor, Sophitia enfadada y envalentonada.
- Está muy borracho y ha empezado a agredir a la tabernera- explicó el demonio a la gente que se había agrupado alrededor de ellos. Algunos asentían con la cabeza mirando con desprecio al hombre borracho, lo que dió entender a Luthys que ya lo conocían. - Dentro hay otros dos, y una chica amiga mía plantándoles cara. Voy a volver dentro.- Entre otras cosas, porque prefería no estar en medio cuando los guardias llegaran.
Entró a la taberna deprisa, temiéndose lo peor y sus ojos se cruzaron con los de la chica nada más entrar.
DDI:
No entendía por qué, pero Sophitia siempre conseguía dejarlo como en estado de shock. Esa forma de enfrentarse a las situaciones, con violencia, sin que mediaran las palabras, sin pensar en las alternativas, actuando por impulsos,... En el fondo él querría ser así, aunque en menor medida, claro.
Mientras el tabernero y la tabernera gritaban que parasen de destrozar el lugar, la gran mayoría de los clientes disfrutaban del espectáculo que Sophitia y los hombres borrachos estaban haciendo. La chica pirata, a juzgar por sus gestos, parecía estar disfrutando de lo lindo, como si ella misma hubiera actuado para que eso sucediera, lo que él esperaba que no fuera verdad. Pero sí, ella se lo tomaba todo así, igual que un rato antes corriendo por los tejados, o dentro de esa casa donde habían encerrado a esa mujer en un armario de la cocina. Luthys, por su parte, ahí estaba, de pie justo en el mismo sitio en el que le había devuelto su jarra a la pirata y sin ser capaz de reaccionar.
Pero, cuando Sophitia saltó por los aires (aunque más correcto sería decir "la lanzaron por los aires"), él pareció reaccionar y salir de su nube. La chica había acabado encima de la barra, desparramando vasos y platos a su paso, en la otra punta de la taberna y uno de los hombres se le estaba echando encima. Miró alrededor y no vió que nadie más tuviera intención de ayudar, por lo que él solo corrió hacia donde estaba Sophitia y agarró del cuello a aquel hombre, que ya rodaba por el suelo junto a Sophitia mientras se propinaban puñetazos, patadas e incluso, según le pareció ver a Luthys, algún que otro mordisco. Por un momento pensó que los humanos, a veces, eran igual de salvajes que la mayor de las bestias del reino animal. Haciendo uso de su fuerza, algo más elevada que la de un humano medio dado que era un demonio, consiguió separar a los dos de la bola que habían hecho con sus cuerpos mientras peleaban. El hombre era bastante fuerte, sin embargo, el estar borracho no era una baza a su favor por lo que Luthys se aprovechó de tal cosa y consiguió arrastrarlo hasta la puerta de la calle. Propinó una patada a la puerta para lograr abrirla y salió con él afuera. Imaginó que, que como en cualquier ciudad, habría guardias haciendo la ronda, y dado que se habían retirado del lugar de antes, no iban a reconocerlo de su anterior huída con su amiga. La gente de la calle, al contrario que los clientes de la taberna, actuaron diferente y un par de hombres acudieron a su lado para controlar al hombre y una mujer empezó a llamar a los guardias.
Sin embargo, dentro quedaban otros dos, y lo que era peor, Sophitia enfadada y envalentonada.
- Está muy borracho y ha empezado a agredir a la tabernera- explicó el demonio a la gente que se había agrupado alrededor de ellos. Algunos asentían con la cabeza mirando con desprecio al hombre borracho, lo que dió entender a Luthys que ya lo conocían. - Dentro hay otros dos, y una chica amiga mía plantándoles cara. Voy a volver dentro.- Entre otras cosas, porque prefería no estar en medio cuando los guardias llegaran.
Entró a la taberna deprisa, temiéndose lo peor y sus ojos se cruzaron con los de la chica nada más entrar.
Luthys- Cantidad de envíos : 890
Re: Las coincidencias no existen...
FDI: Lo que importa es que te quitaste ese peso de encima Que bueno! ^^
DDI:
Luthys tenía mas fuerza de la que Sophitia se imaginaba, saco al hombre que estaba arriba suyo como si no pesara nada, o al menos así lo vio ella desde su desventajosa posición. Estaba cubriendo su rostro con ambos brazos para evitar los golpes cuando su compañero intervino, alcanzo a ver como lo sacaba casi a rastras del lugar, la pirata se empezó a reír, le parecía increíble que en semejante situación se mantuviera tan educado ¿Qué cosa podría sacarlo de sus casillas?
Pero no había mucho tiempo para pensar, en cuanto el muchacho salió del lugar, otro de los compañeros agarro a Sophitia, arrastrándola por el comedor de modo nada amable, haciéndola chocar contra mesas y sillas. La pirata se agarraba de la mano del agresor en un intento por soltarse, finalmente alcanzo a morderlo, con lo que logro estar libre, pero la victoria le duro poco, el tercer hombre la levanto de un tirón y la golpeo en el estomago, dejándola sin aire.
- ¿Se siente bien eso, Zorra? - Dijo en sujeto al devolverle el golpe que antes había dado ella.
En cuanto pudo recuperar un poco el aire, pateo al hombre en la entrepierna, pero el otro que estaba al lado la agarro del cuello, apoyándola contra la pared para que no pudiera escapar. Sophitia sentía como le faltaba el aire, intentaba arañar el rostro y la mano de quien la sofocaba, pero no lograba que soltara. Miro a los que estabas presentes, todos miraban asustados pero nadie se acercaba a ayudarla, vio entrar a Luthys de nuevo y su visión comenzaba a nublarse por la falta de oxigeno.
DDI:
Luthys tenía mas fuerza de la que Sophitia se imaginaba, saco al hombre que estaba arriba suyo como si no pesara nada, o al menos así lo vio ella desde su desventajosa posición. Estaba cubriendo su rostro con ambos brazos para evitar los golpes cuando su compañero intervino, alcanzo a ver como lo sacaba casi a rastras del lugar, la pirata se empezó a reír, le parecía increíble que en semejante situación se mantuviera tan educado ¿Qué cosa podría sacarlo de sus casillas?
Pero no había mucho tiempo para pensar, en cuanto el muchacho salió del lugar, otro de los compañeros agarro a Sophitia, arrastrándola por el comedor de modo nada amable, haciéndola chocar contra mesas y sillas. La pirata se agarraba de la mano del agresor en un intento por soltarse, finalmente alcanzo a morderlo, con lo que logro estar libre, pero la victoria le duro poco, el tercer hombre la levanto de un tirón y la golpeo en el estomago, dejándola sin aire.
- ¿Se siente bien eso, Zorra? - Dijo en sujeto al devolverle el golpe que antes había dado ella.
En cuanto pudo recuperar un poco el aire, pateo al hombre en la entrepierna, pero el otro que estaba al lado la agarro del cuello, apoyándola contra la pared para que no pudiera escapar. Sophitia sentía como le faltaba el aire, intentaba arañar el rostro y la mano de quien la sofocaba, pero no lograba que soltara. Miro a los que estabas presentes, todos miraban asustados pero nadie se acercaba a ayudarla, vio entrar a Luthys de nuevo y su visión comenzaba a nublarse por la falta de oxigeno.
Sophitia- Cantidad de envíos : 955
Re: Las coincidencias no existen...
Se abalanzó hacia el hombre que tenía sujeta a Sophitia del cuello, contra la pared, asfixiándola. Le propinó un codazo en la cabeza y lo empujó a un lado. El otro se levantó del suelo, donde había estado quejándose con la mano puesta en sus partes íntimas, y se acercó a él. Sin embargo, Luthys se había enfadado de verdad ahora. Aquellos hombres habían llegado demasiado lejos y no iba a permitírselo, de ninguna manera, aún le quedaba algo de demonio dentro y... acaba de asomar la cabeza.
Dió una patada en el abdomen al hombre que se le acercó y echó una ojeada rápida al que había golpeado con el codo, que seguía tumbado en el suelo, aunque no alcanzó a ver si consciente o no. Sophitia, por su parte, tosía cada vez menos tras liberar su cuello de las manazas de ese borracho. Se aproximó al hombre, y le propinó una patada con todas sus fuerzas en el costado. Hacía mucho tiempo que Luthys no usaba su aumentada fuerza para pelear, pero en esta ocasión nada se lo impedía. De hecho, no veía más allá de ese y su creciente odio hacia él y su compañero. No se preocupó por la pirata, ni por la tabernera y el tabernero, ni por los clientes, ni siquiera por los guardias que se hallaría en la entrada de la taberna. Siguió golpeando al hombre en el suelo mediante patadas, con tranquilidad pero con fiereza a la vez, mientras el borracho gritaba y se encojía de dolor. No le importaba nada, solamente quería seguir golpeando a ese ser, no por justicia o venganza, simplemente por el placer de la violencia. Quería verlo sufrir, obligarte a rogar piedad, torturarle mediante golpes, matarle si era necesario.
Se agachó y se colocó al lado de su cabeza, observándole en silencio. Mientras tanto, el hombre gemía y se retorcía de dolor, lo cual era tan gratificante para Luthys que una levísima sonrisa asomó en sus labios. Una sonrisa malévola. El rostro del demonio se había tornado diferente, había adoptado una expresión perversa que acentuaba el color rojo de sus ojos. Alzó su puño y lo mantuvo en el aire unos momentos, quería asegurarse de que el hombre veía el movimiento y sabría lo que iba a sucederle, quería hacerle sufrir también con la idea del dolor que iba a provocarle.
Sin embargo, de pronto salió de esa nube de violencia y volvió al presente, a la taberna, con Sophitia y las demás personas de la taberna, los cuales le miraban atemorizados y sin mover un músculo de su cuerpo. El demonio se levantó y vió también dos guardias, poco corpulentos y con el mismo gesto de horror que los demás. Luthys se quedó pasmado, sin saber qué hacer. Todo el mundo había visto su actuación y había comprendido lo que ocurría. Podía notarlo por el horror que se dibujaba en sus caras. Miró al hombre del suelo, que seguía retorciéndose pero había dejado de gritar y sólo gemía levemente.
Tenía que salir de allí, tenía que hacerlo antes de que hicieran preguntas, de que supieran lo que era, de que lo apresaran. Echó a andar, con paso decidido pero tranquilo, hacia la puerta de la taberna. Nadie dijo nada, o al menos él no lo oyó. Cuando se disponía a atravesar la puerta se acordó de que no había llegado allí solo. Se giró y buscó a Sophitia con la mirada y, cuando la encontró, dijo:
- Tengo que salir de aquí.
Dió una patada en el abdomen al hombre que se le acercó y echó una ojeada rápida al que había golpeado con el codo, que seguía tumbado en el suelo, aunque no alcanzó a ver si consciente o no. Sophitia, por su parte, tosía cada vez menos tras liberar su cuello de las manazas de ese borracho. Se aproximó al hombre, y le propinó una patada con todas sus fuerzas en el costado. Hacía mucho tiempo que Luthys no usaba su aumentada fuerza para pelear, pero en esta ocasión nada se lo impedía. De hecho, no veía más allá de ese y su creciente odio hacia él y su compañero. No se preocupó por la pirata, ni por la tabernera y el tabernero, ni por los clientes, ni siquiera por los guardias que se hallaría en la entrada de la taberna. Siguió golpeando al hombre en el suelo mediante patadas, con tranquilidad pero con fiereza a la vez, mientras el borracho gritaba y se encojía de dolor. No le importaba nada, solamente quería seguir golpeando a ese ser, no por justicia o venganza, simplemente por el placer de la violencia. Quería verlo sufrir, obligarte a rogar piedad, torturarle mediante golpes, matarle si era necesario.
Se agachó y se colocó al lado de su cabeza, observándole en silencio. Mientras tanto, el hombre gemía y se retorcía de dolor, lo cual era tan gratificante para Luthys que una levísima sonrisa asomó en sus labios. Una sonrisa malévola. El rostro del demonio se había tornado diferente, había adoptado una expresión perversa que acentuaba el color rojo de sus ojos. Alzó su puño y lo mantuvo en el aire unos momentos, quería asegurarse de que el hombre veía el movimiento y sabría lo que iba a sucederle, quería hacerle sufrir también con la idea del dolor que iba a provocarle.
Sin embargo, de pronto salió de esa nube de violencia y volvió al presente, a la taberna, con Sophitia y las demás personas de la taberna, los cuales le miraban atemorizados y sin mover un músculo de su cuerpo. El demonio se levantó y vió también dos guardias, poco corpulentos y con el mismo gesto de horror que los demás. Luthys se quedó pasmado, sin saber qué hacer. Todo el mundo había visto su actuación y había comprendido lo que ocurría. Podía notarlo por el horror que se dibujaba en sus caras. Miró al hombre del suelo, que seguía retorciéndose pero había dejado de gritar y sólo gemía levemente.
Tenía que salir de allí, tenía que hacerlo antes de que hicieran preguntas, de que supieran lo que era, de que lo apresaran. Echó a andar, con paso decidido pero tranquilo, hacia la puerta de la taberna. Nadie dijo nada, o al menos él no lo oyó. Cuando se disponía a atravesar la puerta se acordó de que no había llegado allí solo. Se giró y buscó a Sophitia con la mirada y, cuando la encontró, dijo:
- Tengo que salir de aquí.
Luthys- Cantidad de envíos : 890
Re: Las coincidencias no existen...
El alivio que sintió la pirata cuando Luthys la libero no tenia modo de describirse, instintivamente se agarro el cuello y sin poder evitarlo empezó a toser hasta que le lagrimearon los ojos. Pero eso fue todo, ya estaba lista para enseñarles a esos idiotas quien era ella. Sin embargo, cuando levanto la vista de nuevo, su compañero parecía tener todo el asunto bajo control, nunca lo había visto pelear así y en cierto modo fue una grata sorpresa.
-¿Por qué no hizo eso desde el principio? – Se le escapo decir.
Los primeros golpes fueron normales, pero los que le siguieron, y los que vinieron después de esos, ya no lo eran, Sophitia reconocía la actitud, ya lo había visto en muchas oportunidades. Cierto, Luthys era un demonio, a veces se le olvidaba, es que era tan bueno que nadie lo creería, pero su reacción actual no necesariamente se relacionaba con su raza, cualquier humano podía ser arrastrado por la misma furia en un descuido, ella misma había veces que no podía controlarse.
Intento acercarse a él, dio un paso y levanto la mano, pero el hombre estaba totalmente ido, y sabía lo que eso significaba, bien podía terminar pegándole a ella por el simple hecho de no reconocerla. Así que mantuvo la distancia, todos miraban horrorizados, pero no la pirata, ella lo había metido en esa situación, no iba a pagarle haciéndolo sentir como un monstruo.
Los guardias estaban ahí, era hora de irse, y al parecer Luthys estaba muy ensimismado, pero no tanto como para que terminara en una celda. Eso la dejo más tranquila, ya se veía a sí misma escapando del lugar y teniendo que encontrar el modo de sacarlo de la cárcel. Cuando vio que se encaminaba hacia la puerta lo empezó a seguir, pero al parecer recién entonces se acordó que ella existía.
-Ambos tenemos que salir de aquí, vamos, date prisa y corre! – Lo agarro de la mano y salieron corriendo del lugar.
Se detuvieron solo cuando estuvieron a varias cuadras de ahí, la pirata estaba con la espalda apoyada contra una pared recuperando el aire.
-Cuantos problemas, no volveré a ir a ese lugar – Cuando por fin pudo respirar con normalidad apoyo una mano en el hombro de su amigo- ¿Te encuentras bien? ¿Tienes algo? – La pregunta no apuntaba solo a lo físico, sino también a lo emocional.
Miro a los lados a ver si nadie los seguía, pero más allá de la gente que pasaba por la calle no parecía haber nada raro, regreso entonces su atención a Luthys.
-Oye esos tipos se lo merecían ¿Si? No le busques más vueltas al asunto – Le dijo intentando calmarlo - ¿Quieres descansar en algún lado? Pongámonos cómodos, conseguiré un cuarto o algo…
-¿Por qué no hizo eso desde el principio? – Se le escapo decir.
Los primeros golpes fueron normales, pero los que le siguieron, y los que vinieron después de esos, ya no lo eran, Sophitia reconocía la actitud, ya lo había visto en muchas oportunidades. Cierto, Luthys era un demonio, a veces se le olvidaba, es que era tan bueno que nadie lo creería, pero su reacción actual no necesariamente se relacionaba con su raza, cualquier humano podía ser arrastrado por la misma furia en un descuido, ella misma había veces que no podía controlarse.
Intento acercarse a él, dio un paso y levanto la mano, pero el hombre estaba totalmente ido, y sabía lo que eso significaba, bien podía terminar pegándole a ella por el simple hecho de no reconocerla. Así que mantuvo la distancia, todos miraban horrorizados, pero no la pirata, ella lo había metido en esa situación, no iba a pagarle haciéndolo sentir como un monstruo.
Los guardias estaban ahí, era hora de irse, y al parecer Luthys estaba muy ensimismado, pero no tanto como para que terminara en una celda. Eso la dejo más tranquila, ya se veía a sí misma escapando del lugar y teniendo que encontrar el modo de sacarlo de la cárcel. Cuando vio que se encaminaba hacia la puerta lo empezó a seguir, pero al parecer recién entonces se acordó que ella existía.
-Ambos tenemos que salir de aquí, vamos, date prisa y corre! – Lo agarro de la mano y salieron corriendo del lugar.
Se detuvieron solo cuando estuvieron a varias cuadras de ahí, la pirata estaba con la espalda apoyada contra una pared recuperando el aire.
-Cuantos problemas, no volveré a ir a ese lugar – Cuando por fin pudo respirar con normalidad apoyo una mano en el hombro de su amigo- ¿Te encuentras bien? ¿Tienes algo? – La pregunta no apuntaba solo a lo físico, sino también a lo emocional.
Miro a los lados a ver si nadie los seguía, pero más allá de la gente que pasaba por la calle no parecía haber nada raro, regreso entonces su atención a Luthys.
-Oye esos tipos se lo merecían ¿Si? No le busques más vueltas al asunto – Le dijo intentando calmarlo - ¿Quieres descansar en algún lado? Pongámonos cómodos, conseguiré un cuarto o algo…
Sophitia- Cantidad de envíos : 955
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