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De vuelta a la aventura
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De vuelta a la aventura
El día se estaba comportando y la brisa fresca y agradable aliviaba el calor que desprendía la armadura de Lyuben Glarondar, la cual brillaba con fuerza bajo el sol mientras cabalgaba a paso lento sobre Pistreyu, su blanco corcel.
Caballero y caballo cruzaban sin prisa alguna la verde llanura, pues no tenían destino. Simplemente se dejaban llevar por la brisa sin preocupación.
Durante el trayecto, a uno de los lados del camino, Lyuben se encontró con un grupo de jóvenes campesinos descansando de sus arduas tareas agrarias y disfrutando del día. Entre ellos había dos jóvenes bellezas cuyas largas y voluminosas cabelleras llamaron la atención del hombre, quién no dejo pasar la oportunidad de hacerse notar.
Lyuben espoleó a Pistreyu quién, sin comprender muy bien por qué, se echó a la carrera en dirección al grupo. El jinete cabalgó a toda velocidad junto a los jóvenes campesinos agitando el cabello de las muchachas, y una vez las hubo pasado giró la cabeza para sonreírlas.
El único que lo vio venir fue Pistreyu, que al no comprender my bien cuáles eran las intenciones de su amo, continuó avanzando al mismo trote en dirección a un árbol de bajas ramas.
Por otro lado lo único que vio Lyuben al darse la vuelta, antes de caerse del caballo, fue una mancha marrón que se acercaba a gran velocidad hacia su cara. El caballero se resbaló del dorso del caballo pasando por la grupa, y una vez tendido en el suelo a sus oídos llegaron las risas de los jóvenes, quienes se alejaban después de aquel ridículo espectáculo.
Lyuben intentó levantarse in éxito dado que el golpe le había dejado realmente confuso y mareado, así que se quedó ahí tirado esperando recuperarse. Al menos el árbol hacía sombra.
–¡…Pistreyu! –exclamó el caballero entre dientes mientras se frotaba la dolorida frente–. Vieja mula traidora… Lo sabías, ¿verdad? Claro que lo sabías… Siempre lo sabes.
El caballo contestó a su amo resoplando y dándose la vuelta.
Caballero y caballo cruzaban sin prisa alguna la verde llanura, pues no tenían destino. Simplemente se dejaban llevar por la brisa sin preocupación.
Durante el trayecto, a uno de los lados del camino, Lyuben se encontró con un grupo de jóvenes campesinos descansando de sus arduas tareas agrarias y disfrutando del día. Entre ellos había dos jóvenes bellezas cuyas largas y voluminosas cabelleras llamaron la atención del hombre, quién no dejo pasar la oportunidad de hacerse notar.
Lyuben espoleó a Pistreyu quién, sin comprender muy bien por qué, se echó a la carrera en dirección al grupo. El jinete cabalgó a toda velocidad junto a los jóvenes campesinos agitando el cabello de las muchachas, y una vez las hubo pasado giró la cabeza para sonreírlas.
El único que lo vio venir fue Pistreyu, que al no comprender my bien cuáles eran las intenciones de su amo, continuó avanzando al mismo trote en dirección a un árbol de bajas ramas.
Por otro lado lo único que vio Lyuben al darse la vuelta, antes de caerse del caballo, fue una mancha marrón que se acercaba a gran velocidad hacia su cara. El caballero se resbaló del dorso del caballo pasando por la grupa, y una vez tendido en el suelo a sus oídos llegaron las risas de los jóvenes, quienes se alejaban después de aquel ridículo espectáculo.
Lyuben intentó levantarse in éxito dado que el golpe le había dejado realmente confuso y mareado, así que se quedó ahí tirado esperando recuperarse. Al menos el árbol hacía sombra.
–¡…Pistreyu! –exclamó el caballero entre dientes mientras se frotaba la dolorida frente–. Vieja mula traidora… Lo sabías, ¿verdad? Claro que lo sabías… Siempre lo sabes.
El caballo contestó a su amo resoplando y dándose la vuelta.
Lyuben- Cantidad de envíos : 38
Re: De vuelta a la aventura
Después de las calles de Trinacria y del bosque de Valanderiel, Zeiss había decidido extender lo que él llamaba cariñosamente sus dominios hacia el sureste, hacia las tierras de Moramaile. Había oído decir que era una zona bien poblada de tierras labradas salpicadas por granjas, y pronto se decidió a ir hacia ese lado más que hacia Tinaraith. La nube de ceniza que había visto cubriendo la tercera isla no le convencía. Pensó que era un lugar demasiado misterioso y lúgubre como para que fuera gracioso explorarlo sólo... pero lo haría en cuanto encontrase a alguien a quien coger del brazo y tirar distraídamente hacia allí.
Además, lo de las granjas le traía buenos recuerdos. Le hacía pensar en deliciosa comida casera recién hecha y en personas con alas.
Tras mucha marcha había distinguido unas cuantas granjas, y otros tantos grupos de labradores, algunos en plena tarea bajo el sol, pero la mayoría acordándose un merecido descanso y disfrutando de la brisa. Zeiss se acercó a algunos a saludar, a comentar la calidad de la tierra, el buen tiempo, y cualquier tontería que se le pasara por la cabeza y que - él parecía pensar - pudiera hacerle pasar por un aficionado del tema que entendía más o menos de qué hablaba. Nada más lejos de la realidad.
Quizás porque no había estado recorriendo caminos principales y bien marcados sino que casi había ido campo a través, no había visto hasta entonces a ningún jinete por la zona. Se estaba acercando a otro grupo de simpáticos locales cuando vio pasar frente a ellos al primero de ellos, con armadura, y el aspecto que todo caballero andante querría tener. Y sólo con verle pronto decidió - en algún momento entre la sonrisa del desconocido a las campesinas y su aterrizaje en el suelo después de haberse dado un buen golpe contra una rama baja - que aquel tipo solo le interesaba más que todo el grupo de labradores unido.
Sonrió con exagerada e infantil alegría; como aún le separaba una buena distancia de él decidió recorrerla corriendo, y no tardó en encontrarse en pie junto al caído, con el pelo algo revuelto por la carrera. Había venido por él, asi que lo primero que hizo fue mirarle desde arriba, con una bonita sonrisa en la cara.
- ¡Uf! - dejó escapar con buen ánimo algo de aire, como si se hubiera cansado por haber corrido, aunque no era el caso - Este caballo me recuerdo a uno que conocí. Se llamaba Ian, y tenía mal genio. No hay quien se fíe de ellos, la verdad; menudos son. Espero que no te hayas hecho daño.
Además, lo de las granjas le traía buenos recuerdos. Le hacía pensar en deliciosa comida casera recién hecha y en personas con alas.
Tras mucha marcha había distinguido unas cuantas granjas, y otros tantos grupos de labradores, algunos en plena tarea bajo el sol, pero la mayoría acordándose un merecido descanso y disfrutando de la brisa. Zeiss se acercó a algunos a saludar, a comentar la calidad de la tierra, el buen tiempo, y cualquier tontería que se le pasara por la cabeza y que - él parecía pensar - pudiera hacerle pasar por un aficionado del tema que entendía más o menos de qué hablaba. Nada más lejos de la realidad.
Quizás porque no había estado recorriendo caminos principales y bien marcados sino que casi había ido campo a través, no había visto hasta entonces a ningún jinete por la zona. Se estaba acercando a otro grupo de simpáticos locales cuando vio pasar frente a ellos al primero de ellos, con armadura, y el aspecto que todo caballero andante querría tener. Y sólo con verle pronto decidió - en algún momento entre la sonrisa del desconocido a las campesinas y su aterrizaje en el suelo después de haberse dado un buen golpe contra una rama baja - que aquel tipo solo le interesaba más que todo el grupo de labradores unido.
Sonrió con exagerada e infantil alegría; como aún le separaba una buena distancia de él decidió recorrerla corriendo, y no tardó en encontrarse en pie junto al caído, con el pelo algo revuelto por la carrera. Había venido por él, asi que lo primero que hizo fue mirarle desde arriba, con una bonita sonrisa en la cara.
- ¡Uf! - dejó escapar con buen ánimo algo de aire, como si se hubiera cansado por haber corrido, aunque no era el caso - Este caballo me recuerdo a uno que conocí. Se llamaba Ian, y tenía mal genio. No hay quien se fíe de ellos, la verdad; menudos son. Espero que no te hayas hecho daño.
Zeiss Ethesian- Cantidad de envíos : 174
Re: De vuelta a la aventura
El caballero seguía aún tirado bajo el árbol, y es que la sombra de sus ramas resultó ser muy agradable a pesar de que fuesen las culpables de la caída. Tenía los ojos cerrados y disfrutaba de la brisa y de la tranquilidad de aquel lugar cuando una voz masculina le sorprendió y le obligó a enfocar su aún nublada vista a la vez que echaba mano al mango de su espada. Cuando consiguió enfocarla, lo primero que vio fue una amplia y agradable sonrisa que le tranquilizó, por lo que apartó la mano del mango de su hoja y sonrió.
–No, no hay quien se fíe, y menos de este. Pistreyu es demasiado listo y un bribón… –dijo el hombre frunciendo el ceño y el caballo relinchó.
Lyuben procedió entonces a intentar levantarse. Primero se dio la vuelta y desde el suelo hizo fuerza con los brazos. Aquel día andaba más torpe de lo normal.
–Agradezco vuestra… preocupación, pero… soy un… guerrero –dijo entre dientes mientras hacía esfuerzos por levantarse–. Esto… no ha sido… nada.
Un sonido metálico acompañó a sus movimientos hasta que logró ponerse en pie, aunque seguía algo tambaleante y su pasos eran inestables, por lo que decidió que lo mejor era quedarse cerca del tronco del árbol, así podría agarrarse a él en caso de necesidad.
–Tengo cicatrices que lo atestiguan –le dijo tras recuperar el aliento–. Aunque veo que vos también… –Lyuben acaba de percatarse de las cicatrices que cruzaban el rostro de aquel misterioso hombre.
Se podía apreciar con facilidad que el caballero utilizaba viejas formas y maneras de habla, lo cual era un rasgo característico o bien de la nobleza o de alguien que quiere hacerse el interesante.
–¿Puedo saber quién sois?
–No, no hay quien se fíe, y menos de este. Pistreyu es demasiado listo y un bribón… –dijo el hombre frunciendo el ceño y el caballo relinchó.
Lyuben procedió entonces a intentar levantarse. Primero se dio la vuelta y desde el suelo hizo fuerza con los brazos. Aquel día andaba más torpe de lo normal.
–Agradezco vuestra… preocupación, pero… soy un… guerrero –dijo entre dientes mientras hacía esfuerzos por levantarse–. Esto… no ha sido… nada.
Un sonido metálico acompañó a sus movimientos hasta que logró ponerse en pie, aunque seguía algo tambaleante y su pasos eran inestables, por lo que decidió que lo mejor era quedarse cerca del tronco del árbol, así podría agarrarse a él en caso de necesidad.
–Tengo cicatrices que lo atestiguan –le dijo tras recuperar el aliento–. Aunque veo que vos también… –Lyuben acaba de percatarse de las cicatrices que cruzaban el rostro de aquel misterioso hombre.
Se podía apreciar con facilidad que el caballero utilizaba viejas formas y maneras de habla, lo cual era un rasgo característico o bien de la nobleza o de alguien que quiere hacerse el interesante.
–¿Puedo saber quién sois?
Lyuben- Cantidad de envíos : 38
Re: De vuelta a la aventura
Continuó sonriendo de buena gana, aparentemente ajeno al movimiento que había hecho el hombre para asir su espada, pero pronto desvió la mirada; en cuanto escuchó las primeras palabras miró hacia el caballo con una mueca enternecida y comentó superficialmente que se trataba de un buen ejemplar. Cumplida esta formalidad pasó a la siguiente, y decidido a mostrarse aquel día como el epítome de la buena educación, Zeiss se retiró un par de pasos hacia atrás y esperó con las manos cruzadas a la espalda a que el caballero se levantara. La expresión de su rostro y el modo en el que se encogía levemente sobre sí mismo parecían gritar "no quiero molestar; por favor, no me prestes atención, lamento interrumpirte, sé que estás ocupado y no querría..." de una forma que casi parecía levemente insultante, teniendo en cuenta que el desconocido sólo se estaba levantando.
Aunque que para estar simplemente poniéndose de pie... Lo cierto es que parecía haberle costado y, Zeiss consideró, aun se tambaleaba un poco. Por lo que le decía, anotó mentalmente que aquel debía ser un caballero curtido en mil batallas... con un mal día. O eso, o un fanfarrón algo patoso. Jugueteó mentalmente con la segunda posibilidad, pero de forma externa se decantó por la primera. No quería ofender a nadie. Aún. O al menos no de forma tan flagrante.
- Me parece que te has dado un golpe en la cabeza - comentó tímidamente con cara de tener toda la buena intención del mundo -. Y lo único que atestiguan mis cicatrices es que hay que hacer caso a las madres cuando te advierten que no pongas los ojos a la altura de los del gato. Estoy seguro de que las tu... ¡ah! - pareció darse cuenta de algo, se sobresaltó, sonrió con picardía, carraspeó, se puso serio y adoptó un porte digno con la cabeza algo echada hacia atrás; todo ello con bastante rapidez. Cuando retomó su frase lo hizo con un aire de parsimonia y una voz más grave y pausada: - Estoy seguro de que las vuestras serán más interesantes.
Se echó la capa hacia atrás con dignidad, y se giró muy poco hacia un lado para que la leve brisa la hiciera ondear mejor. Con una mano apoyada en la cadera, hizo un rápido gesto puramente decorativo con la otra en el aire frente a su pecho.
- Mi nombre es Zeiss Ethesian. ¿Quién sois vos, afable caballero?
Aunque que para estar simplemente poniéndose de pie... Lo cierto es que parecía haberle costado y, Zeiss consideró, aun se tambaleaba un poco. Por lo que le decía, anotó mentalmente que aquel debía ser un caballero curtido en mil batallas... con un mal día. O eso, o un fanfarrón algo patoso. Jugueteó mentalmente con la segunda posibilidad, pero de forma externa se decantó por la primera. No quería ofender a nadie. Aún. O al menos no de forma tan flagrante.
- Me parece que te has dado un golpe en la cabeza - comentó tímidamente con cara de tener toda la buena intención del mundo -. Y lo único que atestiguan mis cicatrices es que hay que hacer caso a las madres cuando te advierten que no pongas los ojos a la altura de los del gato. Estoy seguro de que las tu... ¡ah! - pareció darse cuenta de algo, se sobresaltó, sonrió con picardía, carraspeó, se puso serio y adoptó un porte digno con la cabeza algo echada hacia atrás; todo ello con bastante rapidez. Cuando retomó su frase lo hizo con un aire de parsimonia y una voz más grave y pausada: - Estoy seguro de que las vuestras serán más interesantes.
Se echó la capa hacia atrás con dignidad, y se giró muy poco hacia un lado para que la leve brisa la hiciera ondear mejor. Con una mano apoyada en la cadera, hizo un rápido gesto puramente decorativo con la otra en el aire frente a su pecho.
- Mi nombre es Zeiss Ethesian. ¿Quién sois vos, afable caballero?
Zeiss Ethesian- Cantidad de envíos : 174
Re: De vuelta a la aventura
Lyuben sacó un pañuelo de debajo de su armadura y se secó el sudor de la frente suspirando por el esfuerzo de levantarse. Los años comenzaban a pesarle y ya no era un jovenzuelo lleno de energía, por mucho que le pesase.
–¿Esto…? –se señaló la frente–. Ya se pasará –dijo haciendo un gesto con la mano para no darle importancia.
El caballero escuchó con atención al desconocido y rió al escuchar la historia del gato, que cierta o no, había que admitir que era la explicación que menos se esperaba de una cicatriz de esas características. Lyuben estaba acostumbrado a oír cientos de fantásticas historias de cómo la gente se había hecho las feas cicatrices que adornaban su cuerpo cuando en verdad se habían abierto la piel al caerse de un árbol.
Lyuben miró a aquel joven el ceño fruncido cuando empezó a comportarse de una manera extraña, pero enseguida volvió a sonreír cuando se refirió a sus cicatrices henchido de orgullo. Y es que a pesar de su rostro de hombre maduro y curtido, aquel caballero era bastante inocentón, así que no se percató de cómo aquel joven hombre había cambiado su tono y sus maneras de habla, o al menos no le importó.
–Podría contaros unas cuantas historias, si… –le dijo mirando hacia el horizonte y recordando viejas aventuras– Un placer, Zeiss Ethesian. Mi nombre es Lyuben Glarondar, de los Glarondar de Trinacria.
No esperaba que aquel hombre conociera a su familia, dado que eran de la baja nobleza y no tenían fama alguna, pero a Lyuben le gustaba incorporar esa parte a las presentaciones, para parecer más… importante y darse más renombre.
–Decidme, Zeiss, ¿qué os trae por estas tierras? ¿O sois de por aquí?
–¿Esto…? –se señaló la frente–. Ya se pasará –dijo haciendo un gesto con la mano para no darle importancia.
El caballero escuchó con atención al desconocido y rió al escuchar la historia del gato, que cierta o no, había que admitir que era la explicación que menos se esperaba de una cicatriz de esas características. Lyuben estaba acostumbrado a oír cientos de fantásticas historias de cómo la gente se había hecho las feas cicatrices que adornaban su cuerpo cuando en verdad se habían abierto la piel al caerse de un árbol.
Lyuben miró a aquel joven el ceño fruncido cuando empezó a comportarse de una manera extraña, pero enseguida volvió a sonreír cuando se refirió a sus cicatrices henchido de orgullo. Y es que a pesar de su rostro de hombre maduro y curtido, aquel caballero era bastante inocentón, así que no se percató de cómo aquel joven hombre había cambiado su tono y sus maneras de habla, o al menos no le importó.
–Podría contaros unas cuantas historias, si… –le dijo mirando hacia el horizonte y recordando viejas aventuras– Un placer, Zeiss Ethesian. Mi nombre es Lyuben Glarondar, de los Glarondar de Trinacria.
No esperaba que aquel hombre conociera a su familia, dado que eran de la baja nobleza y no tenían fama alguna, pero a Lyuben le gustaba incorporar esa parte a las presentaciones, para parecer más… importante y darse más renombre.
–Decidme, Zeiss, ¿qué os trae por estas tierras? ¿O sois de por aquí?
Lyuben- Cantidad de envíos : 38
Re: De vuelta a la aventura
- Los Glarondar, por supuesto.
Con aquel comentario Zeiss sólo pretendía hacerse el listillo, dado que en realidad no tenía ni la menor idea de quienes podían ser los Glarondar... Pero igual eran una familia importante, y en tal caso no estaba de más hacer un poco la pelota (aunque no creía que Lyuben de ser así perteneciera a la rama principal) y ya de paso mostrar su conocimiento de las costumbres locales, las principales familias de Trinacria... todas esas cosas fundamentales para la vida diaria, en fin.
En cualquier caso, al hacer aquel último comentario se le olvidó mantener el porte digno, que era muy divertido al comenzar a hacerlo pero enseguida le aburría, y Zeiss volvió a actuar con aquella fingida timidez que le acompañaba aquel día.
- Me gustaría escuchar alguna de esas historias, en realidad... La verdad es que yo no tengo mucho que contar.
A pesar de sus propias palabras, iba a comenzar a hablar de cómo había vuelto a la tierra que le vio nacer tras años de exilio pero que la descubría totalmente cambiada, comentando ya de paso que llegaba con la intención de buscar las ruinas de lo que una vez fue su casa, en cuya parte trasera habían quedado enterrados objetos de gran valor sentimental, cuando al echarle otra ojeada a la armadura del caballero la dirección que tomaban sus pensamientos cambió de golpe.
- Soy de por aquí, aunque en este momento resido en Trinacria - comenzó a decir -. Estoy aquí un par de semanas, visitando a mi madre y mi hermana. Ahora mismo estaba buscando a mi hermana, justamente - se le ensombreció el rostro -, y lo cierto es que estoy algo preocupado por el tema
Por un momento pareció olvidar a Lyuden, y dirigió su mirada hacia el horizonte, con el ceño fruncido.
- Salió ayer algo tarde y no volvió - continuó -. En principio no es grave; es muy suya, una exploradora solitaria, y lo ha hecho otras veces. Pero últimamente mencionaba demasiado los pantanos... creo que tenía curiosidad por ir allí, con todo lo que murmura la gente. Temo que se haya adentrado ella sola.
Con aquel comentario Zeiss sólo pretendía hacerse el listillo, dado que en realidad no tenía ni la menor idea de quienes podían ser los Glarondar... Pero igual eran una familia importante, y en tal caso no estaba de más hacer un poco la pelota (aunque no creía que Lyuben de ser así perteneciera a la rama principal) y ya de paso mostrar su conocimiento de las costumbres locales, las principales familias de Trinacria... todas esas cosas fundamentales para la vida diaria, en fin.
En cualquier caso, al hacer aquel último comentario se le olvidó mantener el porte digno, que era muy divertido al comenzar a hacerlo pero enseguida le aburría, y Zeiss volvió a actuar con aquella fingida timidez que le acompañaba aquel día.
- Me gustaría escuchar alguna de esas historias, en realidad... La verdad es que yo no tengo mucho que contar.
A pesar de sus propias palabras, iba a comenzar a hablar de cómo había vuelto a la tierra que le vio nacer tras años de exilio pero que la descubría totalmente cambiada, comentando ya de paso que llegaba con la intención de buscar las ruinas de lo que una vez fue su casa, en cuya parte trasera habían quedado enterrados objetos de gran valor sentimental, cuando al echarle otra ojeada a la armadura del caballero la dirección que tomaban sus pensamientos cambió de golpe.
- Soy de por aquí, aunque en este momento resido en Trinacria - comenzó a decir -. Estoy aquí un par de semanas, visitando a mi madre y mi hermana. Ahora mismo estaba buscando a mi hermana, justamente - se le ensombreció el rostro -, y lo cierto es que estoy algo preocupado por el tema
Por un momento pareció olvidar a Lyuden, y dirigió su mirada hacia el horizonte, con el ceño fruncido.
- Salió ayer algo tarde y no volvió - continuó -. En principio no es grave; es muy suya, una exploradora solitaria, y lo ha hecho otras veces. Pero últimamente mencionaba demasiado los pantanos... creo que tenía curiosidad por ir allí, con todo lo que murmura la gente. Temo que se haya adentrado ella sola.
Zeiss Ethesian- Cantidad de envíos : 174
Re: De vuelta a la aventura
El caballero no dudó ni por un segundo de las palabras de Zeiss porque era un hombre de primeras impresiones, y aquel extraño le había encandilado con sus gracias y sus buenas formas.
–Oh! ¡Eso es terrible…! –exclamó acercándose a Zeiss con una sincera expresión de preocupación.
Una vez estuvo junto a él, Lyuben puso una de sus manos sobre el hombro del joven intentando reconfortarle y comenzó a asentir mientras escuchaba atentamente su historia, empalizándose con él.
–No me extraña que estéis preocupado. ¡Los pantanos son un lugar terrible para ir a explorarlos solo! Esas tierras son traicioneras: los caminos se mueven y desaparecen. No hay duda de que deberiais ir a buscarla…
Lyuben hizo una pausa y se frotó la barbilla jugueteando con el duro vello de su barba.
–¡Es más…! Me habéis caído extraordinariamente bien, Zeiss. Así que si queréis puedo acompañaros. Y no os preocupéis, no me supone ningún problema, de verdad. Me dedico exactamente a eso.
Silbó entonces y Pistreyu se acercó rumiando algo de hierba fresca que acababa de arrancar. El caballo parecía mirar a Lyuben con reticencia, pues se olía una nueva locura o aventura por parte de su amo, y luego miró a Zeiss casi entrecerrando los ojos. Se podría decir que sabía que aquel nuevo conocido de Lyuben había iniciado lo que fuese a pasar.
–Si os parece bien mi caballo y yo podríamos ayudaros a salvar a vuestra… ¿bella y joven hermana? –dijo alzando una ceja y tanteando el terreno. Después de todo seguía teniendo el corazón de un adolescente sobrehormonado.
–Oh! ¡Eso es terrible…! –exclamó acercándose a Zeiss con una sincera expresión de preocupación.
Una vez estuvo junto a él, Lyuben puso una de sus manos sobre el hombro del joven intentando reconfortarle y comenzó a asentir mientras escuchaba atentamente su historia, empalizándose con él.
–No me extraña que estéis preocupado. ¡Los pantanos son un lugar terrible para ir a explorarlos solo! Esas tierras son traicioneras: los caminos se mueven y desaparecen. No hay duda de que deberiais ir a buscarla…
Lyuben hizo una pausa y se frotó la barbilla jugueteando con el duro vello de su barba.
–¡Es más…! Me habéis caído extraordinariamente bien, Zeiss. Así que si queréis puedo acompañaros. Y no os preocupéis, no me supone ningún problema, de verdad. Me dedico exactamente a eso.
Silbó entonces y Pistreyu se acercó rumiando algo de hierba fresca que acababa de arrancar. El caballo parecía mirar a Lyuben con reticencia, pues se olía una nueva locura o aventura por parte de su amo, y luego miró a Zeiss casi entrecerrando los ojos. Se podría decir que sabía que aquel nuevo conocido de Lyuben había iniciado lo que fuese a pasar.
–Si os parece bien mi caballo y yo podríamos ayudaros a salvar a vuestra… ¿bella y joven hermana? –dijo alzando una ceja y tanteando el terreno. Después de todo seguía teniendo el corazón de un adolescente sobrehormonado.
Lyuben- Cantidad de envíos : 38
Re: De vuelta a la aventura
Zeiss pareció no notar la mano de aquel desconocido sobre su hombro, y continuó hablando igual. Pero en cuanto dejó de hacerlo y escuchó las palabras nada alentadoras del caballero, se decidió a mirarle con una acentuada preocupación en el rostro.
- ¿Vos lo pensáis también...? - dijo - Pensé que como hermano mayor preocupado estaría exagerando las cosas; pero no, mi hermanita debe de estar en todo un apuro, quizás perdida... ¡o peor! Imaginad que encuentra a feas criaturas del pantano por el camino. Oh, no puedo ni pensarlo.
Había estado a punto de iniciar una serie de gestos trágicos que acompañaran a sus palabras, pero tuvo que cambiar de maniobra y morderse el labio inferior en su lugar. Lyuben ya le había ofrecido su ayuda, pensó, no valía la pena insistir en aquel sentido; se decantó por una expresión dubitativa que parecía casi culpable.
Zeiss miró hacia el caballo, y se vio tentado de saludarle con la mano. No habría sido buena idea hacer algo tan excéntrico y alegre en un momento como aquel, y solo este pensamiento le retuvo. Volvió a girarse hacia Lyuben, y al hacerlo había abandonado algo de su gesto de preocupación por el camino.
- Bella y joven hermana - asintió, sintiendo por donde iban los tiros -. Una mujer ya, aunque hace nada yo aun la consideraba una niña. Ha crecido... mucho en los últimos años, casi no la reconozco... Pero no querría obligaros a acompañarme, quizás sea un lugar peligroso - combatió débilmente...
Pero estaba seguro de que Lyuben se negaría a irse y dejarlo en la ficticia estacada. Aquello no tendría gracia, con lo que esperó que el caballero rebatiese sus palabras con todo el vigor del mundo; entonces podrían iniciar una alegre... no, una apresurada carrera cubierta de angustia y expectación hacia los pantanos.
- ¿Vos lo pensáis también...? - dijo - Pensé que como hermano mayor preocupado estaría exagerando las cosas; pero no, mi hermanita debe de estar en todo un apuro, quizás perdida... ¡o peor! Imaginad que encuentra a feas criaturas del pantano por el camino. Oh, no puedo ni pensarlo.
Había estado a punto de iniciar una serie de gestos trágicos que acompañaran a sus palabras, pero tuvo que cambiar de maniobra y morderse el labio inferior en su lugar. Lyuben ya le había ofrecido su ayuda, pensó, no valía la pena insistir en aquel sentido; se decantó por una expresión dubitativa que parecía casi culpable.
Zeiss miró hacia el caballo, y se vio tentado de saludarle con la mano. No habría sido buena idea hacer algo tan excéntrico y alegre en un momento como aquel, y solo este pensamiento le retuvo. Volvió a girarse hacia Lyuben, y al hacerlo había abandonado algo de su gesto de preocupación por el camino.
- Bella y joven hermana - asintió, sintiendo por donde iban los tiros -. Una mujer ya, aunque hace nada yo aun la consideraba una niña. Ha crecido... mucho en los últimos años, casi no la reconozco... Pero no querría obligaros a acompañarme, quizás sea un lugar peligroso - combatió débilmente...
Pero estaba seguro de que Lyuben se negaría a irse y dejarlo en la ficticia estacada. Aquello no tendría gracia, con lo que esperó que el caballero rebatiese sus palabras con todo el vigor del mundo; entonces podrían iniciar una alegre... no, una apresurada carrera cubierta de angustia y expectación hacia los pantanos.
Zeiss Ethesian- Cantidad de envíos : 174
Re: De vuelta a la aventura
-¡No sigáis, no sigáis hablando de eso y diciendo esas cosas horribles! –exclamó aún con la mano en el hombro del chico-. Tenéis que ser fuerte y tener fe. Encontraremos a vuestra hermana.
El caballo seguía rumiando y se limitaba a observar a ambos humanos porque aquella escena la había visto ya cientos de veces. Lyuben era un buen samaritano y un adicto al reconocimiento a partes iguales, por lo que no podía rechazar aquella oferta, así que dio un par de palmadas en el cuello del caballo y sonrió a Zeiss mientras le oía hablar de su bella y joven hermana.
-Debe ser una mujer de gran de gran belleza por lo que contáis… -Lyuben volvió a juguetear con su barba-. ¡Sin duda es mi deber rescatarla sea cual sea el peligro mi joven amigo! Los pantanos no serán nada para mí, y sus criaturas menos aún. Conmigo y con mi espada, tú y tu hermana estaréis a salvo.
El caballero parecía estar en su salsa y se auto complacía así mismo mientras que el caballo seguía rumiando.
-Estoy preparado…. No, mejor… Siempre estoy preparado. Así que, Zeiss, voy a acompañaros queráis o no. Mi destino obedece a fuerzas superiores y definitivamente está escrito que debo rescatar a vuestra hermana.
El caballo seguía rumiando y se limitaba a observar a ambos humanos porque aquella escena la había visto ya cientos de veces. Lyuben era un buen samaritano y un adicto al reconocimiento a partes iguales, por lo que no podía rechazar aquella oferta, así que dio un par de palmadas en el cuello del caballo y sonrió a Zeiss mientras le oía hablar de su bella y joven hermana.
-Debe ser una mujer de gran de gran belleza por lo que contáis… -Lyuben volvió a juguetear con su barba-. ¡Sin duda es mi deber rescatarla sea cual sea el peligro mi joven amigo! Los pantanos no serán nada para mí, y sus criaturas menos aún. Conmigo y con mi espada, tú y tu hermana estaréis a salvo.
El caballero parecía estar en su salsa y se auto complacía así mismo mientras que el caballo seguía rumiando.
-Estoy preparado…. No, mejor… Siempre estoy preparado. Así que, Zeiss, voy a acompañaros queráis o no. Mi destino obedece a fuerzas superiores y definitivamente está escrito que debo rescatar a vuestra hermana.
Lyuben- Cantidad de envíos : 38
Re: De vuelta a la aventura
Zeiss balbució algo por lo bajo, pobres excusas sin forma alguna para impedir que Lyuben se uniera a él en tan arriesgada misión, pero sin llegar a formar nada concreto. Pareció que los argumentos de su nuevo amigo eran irrebatibles para alguien como él, por mucho que se esforzara. Pronto Zeiss vio el momento ideal para insertar aquellos aspevientos trágicos que tanto le gustaban.
- ¡Oh, tenéis razón, para qué negarlo! - exclamó - Nadie puede combatir el destino, y no querría alejaros de uno tan noble como el vuestro.
Con un gesto más serio y movimientos bruscos que pretendían demostrar resolución y nobleza a partes iguales, apartó la mirada hacia el suelo y extendió el brazo derecho.
- A mi gran pesar deberé aceptar, pues, que me ayudéis en mi búsqueda... yo sólo no podré hacerlo. Estoy seguro de que mi hermana os lo agradecerá... ¡A mis brazos, camarada!
Sintió el impulso de abrazarle, tanto para su pequeño teatro como porque aquel tipo era encantadoramente engañable , y le iba cayendo muy bien. No era poco frecuente que la gente que a Zeiss le caía bien acabara persiguiéndole con el arma desenfundada, eso sí, y podía ser que aquella vez acabaran igual, pero por el momento se lo estaba pasando bien. A pesar de todo se contentó con imponerle un brazo alrededor del cuello con camaradería, que se quedó allí unos buenos segundos.
- Estoy seguro de que, con tu ayuda, todo saldrá bien. ¿Puedo montar en el caballo contigo? Sería poco heroíco ir a pie.
- ¡Oh, tenéis razón, para qué negarlo! - exclamó - Nadie puede combatir el destino, y no querría alejaros de uno tan noble como el vuestro.
Con un gesto más serio y movimientos bruscos que pretendían demostrar resolución y nobleza a partes iguales, apartó la mirada hacia el suelo y extendió el brazo derecho.
- A mi gran pesar deberé aceptar, pues, que me ayudéis en mi búsqueda... yo sólo no podré hacerlo. Estoy seguro de que mi hermana os lo agradecerá... ¡A mis brazos, camarada!
Sintió el impulso de abrazarle, tanto para su pequeño teatro como porque aquel tipo era encantadoramente engañable , y le iba cayendo muy bien. No era poco frecuente que la gente que a Zeiss le caía bien acabara persiguiéndole con el arma desenfundada, eso sí, y podía ser que aquella vez acabaran igual, pero por el momento se lo estaba pasando bien. A pesar de todo se contentó con imponerle un brazo alrededor del cuello con camaradería, que se quedó allí unos buenos segundos.
- Estoy seguro de que, con tu ayuda, todo saldrá bien. ¿Puedo montar en el caballo contigo? Sería poco heroíco ir a pie.
Zeiss Ethesian- Cantidad de envíos : 174
Re: De vuelta a la aventura
El caballero ignoraba totalmente que las palabras de Zeiss no eran tan ciertas como sonaban. Allí solo su corcel parecía sospechar algo, pero no parecía por la labor de poner pegas por ahora.
Cuando el hombre de pelo largo efectuó aquel gesto de camaradería masculina, Lyuben no supo bien cómo reaccionar en un principio. No se esperaba un gesto tan efusivo por parte de aquel que acababa de conocer. Sin embargo, tras mirarle extrañado, levantó también su brazo para posarlo sobre el hombro más alejado de Zeiss y agitarlo unos segundos. Seguía sin sospechar nada.
–¡Claro que sí! ¿Cómo es que pensabais que iba a dejaros ir a pie? –se rió–. Seguro que a Pistreyu no le importa, ¿verdad, viejo amigo?
El caballo agitó la cabeza y relinchó. Aquello era un “me importa” grande como un castillo, y es que el caballo tenía calado a aquel hombre desde el principio.
–¡Veis! No le importa –dijo Lyuben malinterpretando totalmente el gesto de advertencia del corcel–. Así que mejor nos ponemos en marcha…
El caballero se acercó a la silla y subió sin mucha dificultad a pesar de su torpeza innata, aunque si es verdad que le faltó algo de impulso. Una vez bien colocado sobre el caballo, sacó el pie del estribo para que Zeiss pudiese hacer pie y después le tendió la mano desde lo alto.
–¡Vuestra hermana nos espera!
Cuando el hombre de pelo largo efectuó aquel gesto de camaradería masculina, Lyuben no supo bien cómo reaccionar en un principio. No se esperaba un gesto tan efusivo por parte de aquel que acababa de conocer. Sin embargo, tras mirarle extrañado, levantó también su brazo para posarlo sobre el hombro más alejado de Zeiss y agitarlo unos segundos. Seguía sin sospechar nada.
–¡Claro que sí! ¿Cómo es que pensabais que iba a dejaros ir a pie? –se rió–. Seguro que a Pistreyu no le importa, ¿verdad, viejo amigo?
El caballo agitó la cabeza y relinchó. Aquello era un “me importa” grande como un castillo, y es que el caballo tenía calado a aquel hombre desde el principio.
–¡Veis! No le importa –dijo Lyuben malinterpretando totalmente el gesto de advertencia del corcel–. Así que mejor nos ponemos en marcha…
El caballero se acercó a la silla y subió sin mucha dificultad a pesar de su torpeza innata, aunque si es verdad que le faltó algo de impulso. Una vez bien colocado sobre el caballo, sacó el pie del estribo para que Zeiss pudiese hacer pie y después le tendió la mano desde lo alto.
–¡Vuestra hermana nos espera!
Siento la tarzanda : ( Ayer solo me dio tiempo a conectarme para leer. Por cierto, al volver a leer he vistoo un error mio o de mi word que me ha hecho mucha gracia... "empalizándose con él" Ahí se supone que debía ir "empatizándose" con él xD
Lyuben- Cantidad de envíos : 38
Re: De vuelta a la aventura
FDI. No te preocupes, no tardaste... y tienes razon, es una errata bien graciosa xD aunque yo lei empatizandose.
Rió débilmente, encantado con la situación, y retiró su brazo pronto para fijarse en Pistreyu - estuvo tentado de hacer un comentario al respecto de aquel nombre - y en su reacción a las palabras de Lyuben. Por alguna razón, él también pareció interpretar el relincho como una aprobación incondicional; sonrió mostrando todos los dientes, celebró la ocasión con un feliz e infantil "¡bieeen!" y siguió al caballero obedientemente. A un segundo de poner el pie en el estribo, dedicó una mirada más hacia la cabeza de Pistreyu y con el gesto del que trama algo, o quizás del que huele que otro se trama algo, comentó sin acabar de venir a cuento:
- Me encantan los caballos inteligentes.
"Siempre intentan molestarme, tirarme al agua o echarme arena, pero mi mera presencia, sin esfuerzo alguno por mi parte, les incomoda profundamente" debería haber acabado la frase. Y es que a Zeiss comenzaba a hacerle verdadera gracia situaciones como aquella.
Dicho esto, volvió a moverse de forma incontenida, completamente excitado con la idea de subir al caballo (aunque en las historias que se inventaba fuese bastante recurrente la huida al galope, lo cierto es que para Zeiss tener la posibilidad de cabalgar era algo muy raro); aceptó la ayuda de Lyuben, y con más esfuerzo que el caballero se elevó hasta quedar detrás del mismo. Enseguida retiró el pie del estribo pero, sintiéndose en una posición precaria e inestable, se agarró discretamente al caballero.
- ¡Ya verás cuando nos vea aparecer! ¡Menuda sorpresa se va a llevar! O más bien, menudo alivio, quiero decir.
Rió débilmente, encantado con la situación, y retiró su brazo pronto para fijarse en Pistreyu - estuvo tentado de hacer un comentario al respecto de aquel nombre - y en su reacción a las palabras de Lyuben. Por alguna razón, él también pareció interpretar el relincho como una aprobación incondicional; sonrió mostrando todos los dientes, celebró la ocasión con un feliz e infantil "¡bieeen!" y siguió al caballero obedientemente. A un segundo de poner el pie en el estribo, dedicó una mirada más hacia la cabeza de Pistreyu y con el gesto del que trama algo, o quizás del que huele que otro se trama algo, comentó sin acabar de venir a cuento:
- Me encantan los caballos inteligentes.
"Siempre intentan molestarme, tirarme al agua o echarme arena, pero mi mera presencia, sin esfuerzo alguno por mi parte, les incomoda profundamente" debería haber acabado la frase. Y es que a Zeiss comenzaba a hacerle verdadera gracia situaciones como aquella.
Dicho esto, volvió a moverse de forma incontenida, completamente excitado con la idea de subir al caballo (aunque en las historias que se inventaba fuese bastante recurrente la huida al galope, lo cierto es que para Zeiss tener la posibilidad de cabalgar era algo muy raro); aceptó la ayuda de Lyuben, y con más esfuerzo que el caballero se elevó hasta quedar detrás del mismo. Enseguida retiró el pie del estribo pero, sintiéndose en una posición precaria e inestable, se agarró discretamente al caballero.
- ¡Ya verás cuando nos vea aparecer! ¡Menuda sorpresa se va a llevar! O más bien, menudo alivio, quiero decir.
Zeiss Ethesian- Cantidad de envíos : 174
Re: De vuelta a la aventura
El caballero esperó a que Zeiss estuviera bien sentado, y para saberlo tomó como señal su exclamación de alegría. Se sentía eufórico al estar de nuevo en una misión de rescate porque hacía semanas que no tenía nada de acción, y la verdad es que el aburrimiento se estaba apoderando de él.
–¡Agarraos bien! No vaya a ser que os caigáis y al final sea vuestra hermana quién tenga que venir a salvaros –se rió y volvió a mirar hacia delante.
Lyuben tomó aire, cerró los ojos y volvió a abrirlos antes de espolear al caballo.
–¡Arre! –exclamó a la vez que agitaba las riendas.
El caballo, a pesar de que no estaba muy de acuerdo con los últimos acontecimientos, empezó la marcha hacia donde el caballero le indicaba a sabiendas de que no era la correcta; pero él no iba ser quien le iba a hacer ver su error.
Ignorando que aquella dirección no era la correcta, sino que iba en camino contrario, el caballero hizo ir al caballo al galope. A menos que el hombre de la túnica morada dijese algo al respecto, probablemente acabarían en Trinacria… O bueno, más bien si tenían suerte, porque siempre podían acabar en algún lugar peor que los pantanos. Quién sabe.
–¡Agarraos bien! No vaya a ser que os caigáis y al final sea vuestra hermana quién tenga que venir a salvaros –se rió y volvió a mirar hacia delante.
Lyuben tomó aire, cerró los ojos y volvió a abrirlos antes de espolear al caballo.
–¡Arre! –exclamó a la vez que agitaba las riendas.
El caballo, a pesar de que no estaba muy de acuerdo con los últimos acontecimientos, empezó la marcha hacia donde el caballero le indicaba a sabiendas de que no era la correcta; pero él no iba ser quien le iba a hacer ver su error.
Ignorando que aquella dirección no era la correcta, sino que iba en camino contrario, el caballero hizo ir al caballo al galope. A menos que el hombre de la túnica morada dijese algo al respecto, probablemente acabarían en Trinacria… O bueno, más bien si tenían suerte, porque siempre podían acabar en algún lugar peor que los pantanos. Quién sabe.
Lyuben- Cantidad de envíos : 38
Re: De vuelta a la aventura
A pesar de que Zeiss no conocía aquella zona, no habría necesitado mucho más que la posición del sol para darse cuenta de la dirección que tomaban... pero parecía estar demasiado ocupado como para darse cuenta de nada.
En un principio se concentraba en agarrarse. No temía caerse; simplemente prefería evitarlo. En cuanto recibió el permiso del caballero, lo que antes era un agarre discreto se convirtió en uno sin miramientos.
- Tenéis razón, caballero, más vale que me coja bien - se justificó en voz alta, riendo la broma de Lyuben.
La sensación de inestabilidad aminoró (más que nada por la confianza acumulada a lo largo de medio minuto de cabalgata, junto a la experiencia de toda una vida de emociones fuertes y momentos de tensión), y entonces su atención se desvió al viento que le daba en la cara y echaba hacia atrás su pelo y su capa. En aquel momento debió de fijarse también algo en el paisaje, pero no comentó nada. Le pareció que aquello era, como poco, entretenido, y que en realidad no importaba hacia dónde fuesen.
Pasado un rato sí que comenzó a aburrirse. La sensación de velocidad seguía siendo agradable, pero el galope no tanto, y le pareció que el paisaje era bastante monótono y aburrido. En aquel momento quiso ver pantanos. Nunca había visto los de aquella zona, no sabía dónde estaban exactamente, ni si se presentarían de golpe o, de alguna forma, poco a poco. Pero igual tendría que volverse a casa sin ver ninguno.
- ¿Estás seguro de que es por aquí? - se limitó a decir con la mayor tranquilidad, procurando no gritar.
En un principio se concentraba en agarrarse. No temía caerse; simplemente prefería evitarlo. En cuanto recibió el permiso del caballero, lo que antes era un agarre discreto se convirtió en uno sin miramientos.
- Tenéis razón, caballero, más vale que me coja bien - se justificó en voz alta, riendo la broma de Lyuben.
La sensación de inestabilidad aminoró (más que nada por la confianza acumulada a lo largo de medio minuto de cabalgata, junto a la experiencia de toda una vida de emociones fuertes y momentos de tensión), y entonces su atención se desvió al viento que le daba en la cara y echaba hacia atrás su pelo y su capa. En aquel momento debió de fijarse también algo en el paisaje, pero no comentó nada. Le pareció que aquello era, como poco, entretenido, y que en realidad no importaba hacia dónde fuesen.
Pasado un rato sí que comenzó a aburrirse. La sensación de velocidad seguía siendo agradable, pero el galope no tanto, y le pareció que el paisaje era bastante monótono y aburrido. En aquel momento quiso ver pantanos. Nunca había visto los de aquella zona, no sabía dónde estaban exactamente, ni si se presentarían de golpe o, de alguna forma, poco a poco. Pero igual tendría que volverse a casa sin ver ninguno.
- ¿Estás seguro de que es por aquí? - se limitó a decir con la mayor tranquilidad, procurando no gritar.
Zeiss Ethesian- Cantidad de envíos : 174
Re: De vuelta a la aventura
Lyuben estaba acostumbrado a los viajes largos, y si algo había ganado con la madurez, eso era la paciencia, así que el caballero seguí mirando al frente como si nada, al menos hasta que Zeiss preguntó si aquella dirección era la correcta.
-Pues claro. Me conozco estas tierras como la palma de m… -se paró en seco e hizo parar también en seco al caballo-. Ahora que lo dices… Este paisaje no me suena y hace rato que deberíamos haber llegado. Creo que era para el otro lado… -comenta rascándose la barbilla.
Parecía no darle mayor importancia al asunto. Se ve que solía equivocarse a menudo de camino. Lyuben hizo que el caballo se diese la vuelta y esta vez comenzaron a moverse en el sentido correcto.
-¡Vaya despiste! –rió-. Aunque ahora que lo pienso… Esto nos ha retrasado. Espero que vuestra hermana no haya sido atacada… -dijo esta vez algo apesadumbrado-. Bueno, si veis un terreno similar al que describen en los cuentos de terror… Es que estamos llegando a los pantanos. Estaos atento, porque mi vista ya no es lo que era.
-Pues claro. Me conozco estas tierras como la palma de m… -se paró en seco e hizo parar también en seco al caballo-. Ahora que lo dices… Este paisaje no me suena y hace rato que deberíamos haber llegado. Creo que era para el otro lado… -comenta rascándose la barbilla.
Parecía no darle mayor importancia al asunto. Se ve que solía equivocarse a menudo de camino. Lyuben hizo que el caballo se diese la vuelta y esta vez comenzaron a moverse en el sentido correcto.
-¡Vaya despiste! –rió-. Aunque ahora que lo pienso… Esto nos ha retrasado. Espero que vuestra hermana no haya sido atacada… -dijo esta vez algo apesadumbrado-. Bueno, si veis un terreno similar al que describen en los cuentos de terror… Es que estamos llegando a los pantanos. Estaos atento, porque mi vista ya no es lo que era.
Lyuben- Cantidad de envíos : 38
Re: De vuelta a la aventura
- Sí, era por el otro lado - corroboró Zeiss alegremente.
Se alzó de hombros cuando Lyuben le dijo aquello de que su hermana podía estar en peligro. No creía que la cosa fuera por tan poco tiempo, dijo, no había de qué preocuparse. E inmediatamente añadió que, después de todo, igual sí que era mejor que se dieran un poco de prisa, porque no sabía cuánto aguantaría la bella joven en tan peligrosos parajes.
Cabalgaron en silencio durante bastante tiempo. Quizás pasó una hora, quizás más aún, o podía ser que el aburrimiento alargarse las cosas; en cualquier caso Zeiss comenzaba a barajar seriamente la posibilidad de dejarse caer del caballo, rodar por el suelo, y escabullirse rápidamente para volver andando hacia Trinacria. La tarde seguía su avance, y aunque aún faltaba para el anochecer, el sol estaba ya en plena bajada.
Más o menos alrededor de aquel momento varios indicios apuntaron a que se acercaban a los pantanos. Las granjas se hicieron más raras, comenzaron a adentrarse en terrenos de vegetación salvaje que contrastaban con las organizadas plantaciones de las fincas. Alertado por esto, Zeiss puso mayor atención a lo que le rodeaba, y vigiló ambos lados mientras desfilaban rápidamente frente a él. Pero pronto resultó que lo que esperaba ver estaba justo delante de ellos: no demasiado lejos, el sol se reflejaba sobre una extensión de agua... que se perdía rápidamente bajo una pantanosa vegetación.
- Se ve algo en el horizonte- informó Zeiss obedientemente -. Justo delante. Estamos llegando.
Se alzó de hombros cuando Lyuben le dijo aquello de que su hermana podía estar en peligro. No creía que la cosa fuera por tan poco tiempo, dijo, no había de qué preocuparse. E inmediatamente añadió que, después de todo, igual sí que era mejor que se dieran un poco de prisa, porque no sabía cuánto aguantaría la bella joven en tan peligrosos parajes.
Cabalgaron en silencio durante bastante tiempo. Quizás pasó una hora, quizás más aún, o podía ser que el aburrimiento alargarse las cosas; en cualquier caso Zeiss comenzaba a barajar seriamente la posibilidad de dejarse caer del caballo, rodar por el suelo, y escabullirse rápidamente para volver andando hacia Trinacria. La tarde seguía su avance, y aunque aún faltaba para el anochecer, el sol estaba ya en plena bajada.
Más o menos alrededor de aquel momento varios indicios apuntaron a que se acercaban a los pantanos. Las granjas se hicieron más raras, comenzaron a adentrarse en terrenos de vegetación salvaje que contrastaban con las organizadas plantaciones de las fincas. Alertado por esto, Zeiss puso mayor atención a lo que le rodeaba, y vigiló ambos lados mientras desfilaban rápidamente frente a él. Pero pronto resultó que lo que esperaba ver estaba justo delante de ellos: no demasiado lejos, el sol se reflejaba sobre una extensión de agua... que se perdía rápidamente bajo una pantanosa vegetación.
- Se ve algo en el horizonte- informó Zeiss obedientemente -. Justo delante. Estamos llegando.
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