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Luthys
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Luthys
Bueno, al final he decidido empezar yo también un diario de personaje, porque necesito escribir ( y Luthys necesita desahogarse xD ). Así que nada, aquí doy comienzo a ello ^.^
1.Personaje
2.Dos entes y un objetivo
( Esta es la historia que viene de Cascadas. )
3.Junto al mar de nuevo
4.Viejas historias, lugares nuevos
5.Visitando nuevos lugares
6.El Vals de los Enmascarados
7.Trama: Tempestad
1.Personaje
2.Dos entes y un objetivo
( Esta es la historia que viene de Cascadas. )
3.Junto al mar de nuevo
4.Viejas historias, lugares nuevos
5.Visitando nuevos lugares
6.El Vals de los Enmascarados
7.Trama: Tempestad
Última edición por Luthys el 20/06/10, 11:51 am, editado 2 veces
Luthys- Cantidad de envíos : 890
Re: Luthys
Y ahí estaba yo. Buscando un lugar lejos de todo. Aunque ninguno encontré que pudiera mantener los problemas lejos de mí.
Fuera donde fuese ella seguía en mi cabeza. Por más que intentara sacarla de mi mente y de mis pensamientos, ella no me abandonaba. Y con su recuerdo venía todo lo demás.
Me sentía tan sumamente solo... Más solo de lo que ningún humano puede llegar a imaginar. Y, por todos es sabido, los demonios no soportan la soledad.
Por ese entonces aún pertenecía fielmente a mi raza. Aunque, en parte, eso me servía un poco de ayuda.
Con todo, seguía buscando un lugar al que ir, donde poder olvidar, donde poder empezar una nueva vida lejos de ella, de mi raza, del mundo que había conocido.
Y así fue como llegue al Reino de las Cascadas. Y allí fue donde la conocí a ella. Justo en la entrada de aquel reino, en el momento en el que más perdido me encontraba, la hallé a ella. Se trataba de una fantasma con el nombre más peculiar que podía tener: Alma.
Debo reconocer que, después de tantos siglos conviviendo con fantasmas por todos lados, cada uno con sus obsesiones, problemas, gritos, locuras y demás, presentes en cualquier parte del mundo, odié que fuera un jodido fantasma el primer ser con el que me encontrara allí.
Supongo que estaba tan obsesionado con cambiar de aires, con conocer gente y lugares nuevos que aquel simple detalle me molestó bastante. Aún así, me mantuve con un carácter lo suficientemente agradable con ella, tal y como había aprendido en mis años conviviendo entre humanos.
Y, sin saber cómo, cuándo, ni por qué, hallé en Alma una parte que me faltaba.
Fuera donde fuese ella seguía en mi cabeza. Por más que intentara sacarla de mi mente y de mis pensamientos, ella no me abandonaba. Y con su recuerdo venía todo lo demás.
Me sentía tan sumamente solo... Más solo de lo que ningún humano puede llegar a imaginar. Y, por todos es sabido, los demonios no soportan la soledad.
Por ese entonces aún pertenecía fielmente a mi raza. Aunque, en parte, eso me servía un poco de ayuda.
Con todo, seguía buscando un lugar al que ir, donde poder olvidar, donde poder empezar una nueva vida lejos de ella, de mi raza, del mundo que había conocido.
Y así fue como llegue al Reino de las Cascadas. Y allí fue donde la conocí a ella. Justo en la entrada de aquel reino, en el momento en el que más perdido me encontraba, la hallé a ella. Se trataba de una fantasma con el nombre más peculiar que podía tener: Alma.
Debo reconocer que, después de tantos siglos conviviendo con fantasmas por todos lados, cada uno con sus obsesiones, problemas, gritos, locuras y demás, presentes en cualquier parte del mundo, odié que fuera un jodido fantasma el primer ser con el que me encontrara allí.
Supongo que estaba tan obsesionado con cambiar de aires, con conocer gente y lugares nuevos que aquel simple detalle me molestó bastante. Aún así, me mantuve con un carácter lo suficientemente agradable con ella, tal y como había aprendido en mis años conviviendo entre humanos.
Y, sin saber cómo, cuándo, ni por qué, hallé en Alma una parte que me faltaba.
Luthys- Cantidad de envíos : 890
Re: Luthys
Recuerdo cuánto sufría. Era horrible el solo imaginar los años que me quedaban sin ella. Y, junto a Alma, no dejaba de recordar a cada instante todo lo que ella me hizo sentir alguna vez. En mi mente la veía dibujada a cada rato, veía su sonrisa de ilusión, sus ojos alegres cuando conseguía algo, su rostro enfadado mientras me reñía, su formar de andar y de echar a correr cuando se emocionaba, su cuerpo desnudo moviéndo su caderas debajo de mí, su hermoso rostro al despertar, sus graciosos gestos al quemarse la lengua con algún alimento, sus abrazos, sus besos,... Y nada de eso iba a volver.
Por si fuera poco, a ese mal había que añadir el de sentirse totalmente fuera de lugar. Mi raza me había desterrado, me habían rechazado por haberme enamorado. Sí, los demonios no se enamoran. O eso alegaban. Pero, ahora, sé que no es cierto. Sé que para los demonios también existe ese milagro en la vida. Sé que para ellos también existe ese placer, que no se limitan al placer carnal. Sé que muchos demonios más habrán sentido alguna vez algo parecido a lo que yo sentí, aunque nunca lo hayan demostrado. Yo, sin embargo, era incapaz de ocultarlo, no me pregunten por qué.
No voy a ocultar el hecho de que me negué a aceptar lo que estaba sucediéndome. Mi mentalidad de demonio no quería reconocer que se estaba enamorando. Sabía perfectamente que estaba poniendo en peligo mi lugar entre los de mi raza.
Pero, amigos, quien haya probado en propia piel esto de lo que hablo, sabrá que es demasiado difícil negarse, conseguir olvidar. Y juro que lo intenté. Me repetía constantemente: "¿Qué haces junto a ella? Imagina tu vida, no va a tener sentido si lo haces" Pero sabía que ya había algún que otro demonio enterado del asunto, por lo que, ya que casi me era imposible evitarlo, decidí arriesgarme. Sí, prácticamente di todo lo que tenía por entregarme a ella.
Poco tardé en perder mi sitio entre los demonios, recibir el destierro por parte de Lucifer y en ser rechazado y menospreciado por todos y cada uno de los demonios, tanto mis allegados, como los desconocidos.
Sin embargo, nunca me arrepentí de lo que hice.
Por si fuera poco, a ese mal había que añadir el de sentirse totalmente fuera de lugar. Mi raza me había desterrado, me habían rechazado por haberme enamorado. Sí, los demonios no se enamoran. O eso alegaban. Pero, ahora, sé que no es cierto. Sé que para los demonios también existe ese milagro en la vida. Sé que para ellos también existe ese placer, que no se limitan al placer carnal. Sé que muchos demonios más habrán sentido alguna vez algo parecido a lo que yo sentí, aunque nunca lo hayan demostrado. Yo, sin embargo, era incapaz de ocultarlo, no me pregunten por qué.
No voy a ocultar el hecho de que me negué a aceptar lo que estaba sucediéndome. Mi mentalidad de demonio no quería reconocer que se estaba enamorando. Sabía perfectamente que estaba poniendo en peligo mi lugar entre los de mi raza.
Pero, amigos, quien haya probado en propia piel esto de lo que hablo, sabrá que es demasiado difícil negarse, conseguir olvidar. Y juro que lo intenté. Me repetía constantemente: "¿Qué haces junto a ella? Imagina tu vida, no va a tener sentido si lo haces" Pero sabía que ya había algún que otro demonio enterado del asunto, por lo que, ya que casi me era imposible evitarlo, decidí arriesgarme. Sí, prácticamente di todo lo que tenía por entregarme a ella.
Poco tardé en perder mi sitio entre los demonios, recibir el destierro por parte de Lucifer y en ser rechazado y menospreciado por todos y cada uno de los demonios, tanto mis allegados, como los desconocidos.
Sin embargo, nunca me arrepentí de lo que hice.
Luthys- Cantidad de envíos : 890
Re: Luthys
Viajar con Alma era bueno para mí, y aunque me daba cuenta de ello, no supe aprovecharlo.
Me gustaba estar en su compañía. Aún recuerdo áquel día en la cascada, no fue un encuentro simpático, pero tampoco puedo negar que fuera divertido.
Alma era así: sencilla, alegre e impulsiva. Y todo junto conseguía hacerme sonreír bastante y sentir bien en casi todo momento. No podía olvidarla a ella, pero sí que Alma conseguía colocar un fino velo sobre su recuerdo.
Por otro lado, vivía con el miedo constante de encontrarme con alguno de los de mi raza, o con algún ángel en su defecto, pero no fue así. Aunque ocurriera después, era al principio de mi relación con Alma cuando estaba verdaderamente aterrado porque me vida corriera peligro.
Otro tema doloroso y con el que sufrí bastante era precisamente el problema de mi mortalidad. No estaba acostumbrado a ella. Siempre había tenido sumo cuidado en no meterme en problemas con ángeles y demonios superiores, pero eso de un día para otro volverme semimortal... Fue muy duro.
En cierto modo, estoy convencido de que me hizo más humano, es decir, me sentía más hombre, menos demonio, pues sin inmortalidad total cada vez quedaba más lejos pertenecer a mi raza. Posiblemente fue la razón por la cual me era más sencillo socializar con el mundo, ya fueran humanos, fantasmas o cualquier otro ser. Era mucho más fácil entender a la gente, y eso se notaba bastante.
Quizá con Alma me pasó lo mismo. Quizá quería acercarme a la fantasma porque temía ver llegar el momento en el que pasaría por algo parecido a lo que había pasado ella hacía tiempo.
Me gustaba estar en su compañía. Aún recuerdo áquel día en la cascada, no fue un encuentro simpático, pero tampoco puedo negar que fuera divertido.
Alma era así: sencilla, alegre e impulsiva. Y todo junto conseguía hacerme sonreír bastante y sentir bien en casi todo momento. No podía olvidarla a ella, pero sí que Alma conseguía colocar un fino velo sobre su recuerdo.
Por otro lado, vivía con el miedo constante de encontrarme con alguno de los de mi raza, o con algún ángel en su defecto, pero no fue así. Aunque ocurriera después, era al principio de mi relación con Alma cuando estaba verdaderamente aterrado porque me vida corriera peligro.
Otro tema doloroso y con el que sufrí bastante era precisamente el problema de mi mortalidad. No estaba acostumbrado a ella. Siempre había tenido sumo cuidado en no meterme en problemas con ángeles y demonios superiores, pero eso de un día para otro volverme semimortal... Fue muy duro.
En cierto modo, estoy convencido de que me hizo más humano, es decir, me sentía más hombre, menos demonio, pues sin inmortalidad total cada vez quedaba más lejos pertenecer a mi raza. Posiblemente fue la razón por la cual me era más sencillo socializar con el mundo, ya fueran humanos, fantasmas o cualquier otro ser. Era mucho más fácil entender a la gente, y eso se notaba bastante.
Quizá con Alma me pasó lo mismo. Quizá quería acercarme a la fantasma porque temía ver llegar el momento en el que pasaría por algo parecido a lo que había pasado ella hacía tiempo.
Luthys- Cantidad de envíos : 890
Re: Luthys
Y, llegado el momento, decidí que lo mejor era dejar a Alma atrás.
La situación que viví con los pegasos fue extraña, pero me convenció de que lo que verdaderamente necesitaba era estar solo. Alma no podía darme lo que yo necesitaba... y yo a ella tampoco. Hacía tiempo que no iba a poder darle a nadie nada, se lo había dado todo a ella. Del mismo modo en que nadie iba a poder darme nada a mí.
Antes de conocer a Alma quería morir. No me sentía nada bien conmigo mismo. No era un demonio, ni un humano, ni era nada. Me sentía solo y desesperado. Los demonios nunca han soportado la soledad, y yo no iba a ser menos, por muy poco demonio que fuera entonces. Quise morir de nuevo cuando comprobé que ni siquiera Alma, con la que tenía tanto en común y con la que me sentía tan lleno podía hacerme feliz, podía llenar el hueco que hacía tiempo vaciaron.
Debo reconocer que me sentí un estúpido por haberle hecho tal cosa a los de mi raza. Sí, me refiero precisamente a lo que ustedes piensan: me arrepentí de todo lo que viví con ella. Si me hubiese comportado como era mi deber, nada de lo que estaba ocurriendo habría pasado nunca. Aunque eso significara acabar con todos y cada uno de mis recuerdos de esa parte de mi vida de un plumazo. ¿Por qué no era un demonio normal?
LLegué a pensar incluso en rogarles a los de mi raza mi perdón. Pero estaba convencido de que nunca me lo darían, y además, no estaba dispuesto a rebajarme a semejante cosa.
Ahora, pasado el tiempo, me averguenzo profundamente de todo lo que pensé entonces. La odié, tanto a ella como Alma. Las odié con todas mis fuerzas. Ellas y lo que me hacían sentir y ser habían sidos las culpables de que ahora me encontrara de esa forma: solo y desesperado. Pensaba en todos los años que me quedaban por delante y creía que no iba a poder soportalos...
Sin embargo, no recuerdo cómo ni exactamente cuándo, mis pensamientos cambiaron de rumbo. Era consciente de mi separación de la fantasma, pero también era consciente de todo lo que había vivido yo una vez. Y quería seguir viviendo. ¿Desde cuando un demonio se lamentaba tanto? ¡Diantres, los demonios no erámos así! Iba a seguir el camino, visitando lugares, conociendo gente, aprovechando el tiempo que me quedara por vivir. Y lo haría aún sin Alma, aún echándola de menos, aún arrepintiéndome de haberme ido de su lado.
La situación que viví con los pegasos fue extraña, pero me convenció de que lo que verdaderamente necesitaba era estar solo. Alma no podía darme lo que yo necesitaba... y yo a ella tampoco. Hacía tiempo que no iba a poder darle a nadie nada, se lo había dado todo a ella. Del mismo modo en que nadie iba a poder darme nada a mí.
Antes de conocer a Alma quería morir. No me sentía nada bien conmigo mismo. No era un demonio, ni un humano, ni era nada. Me sentía solo y desesperado. Los demonios nunca han soportado la soledad, y yo no iba a ser menos, por muy poco demonio que fuera entonces. Quise morir de nuevo cuando comprobé que ni siquiera Alma, con la que tenía tanto en común y con la que me sentía tan lleno podía hacerme feliz, podía llenar el hueco que hacía tiempo vaciaron.
Debo reconocer que me sentí un estúpido por haberle hecho tal cosa a los de mi raza. Sí, me refiero precisamente a lo que ustedes piensan: me arrepentí de todo lo que viví con ella. Si me hubiese comportado como era mi deber, nada de lo que estaba ocurriendo habría pasado nunca. Aunque eso significara acabar con todos y cada uno de mis recuerdos de esa parte de mi vida de un plumazo. ¿Por qué no era un demonio normal?
LLegué a pensar incluso en rogarles a los de mi raza mi perdón. Pero estaba convencido de que nunca me lo darían, y además, no estaba dispuesto a rebajarme a semejante cosa.
Ahora, pasado el tiempo, me averguenzo profundamente de todo lo que pensé entonces. La odié, tanto a ella como Alma. Las odié con todas mis fuerzas. Ellas y lo que me hacían sentir y ser habían sidos las culpables de que ahora me encontrara de esa forma: solo y desesperado. Pensaba en todos los años que me quedaban por delante y creía que no iba a poder soportalos...
Sin embargo, no recuerdo cómo ni exactamente cuándo, mis pensamientos cambiaron de rumbo. Era consciente de mi separación de la fantasma, pero también era consciente de todo lo que había vivido yo una vez. Y quería seguir viviendo. ¿Desde cuando un demonio se lamentaba tanto? ¡Diantres, los demonios no erámos así! Iba a seguir el camino, visitando lugares, conociendo gente, aprovechando el tiempo que me quedara por vivir. Y lo haría aún sin Alma, aún echándola de menos, aún arrepintiéndome de haberme ido de su lado.
Luthys- Cantidad de envíos : 890
Re: Luthys
Caminé solo durante días. No me importaba nada ya, sólo quería que el tiempo pasara y que llegara mi fin algún día. Solía caminar de noche si me encontraba en sitios habitados o transitados, aunque me gustaba más hacerlo de día para evitar encontronazos inadecuados. Así llegué a un nuevo lugar, tropezando de lleno con Trinacria. Seguía solo y ya no me importaba nada, nada en absoluto Había decidido hacer borrón y cuenta nueva.
Pero alguien se cruzó en mi camino.
Se trataba de una pirata. Una joven bastante atractiva con la que establecí contacto. No se muy bien por qué seguí con ella, quizá porque necesitaba compañía, no lo sé. El caso es que, cuando decidí marcharme, llegaron los demonios.
Pero alguien se cruzó en mi camino.
Se trataba de una pirata. Una joven bastante atractiva con la que establecí contacto. No se muy bien por qué seguí con ella, quizá porque necesitaba compañía, no lo sé. El caso es que, cuando decidí marcharme, llegaron los demonios.
Luthys- Cantidad de envíos : 890
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