Visitando nuevos lugares

Siguiendo su visita a tantos lugares, allí estaba él, en aquel nuevo paisaje. Aunque, esta vez, apenas le prestaba atención a lo que se le presentaba ante los ojos. No, esta vez pensaba en sus cosas, estaba más sumido en sus pensamientos que otra cosa.

En realidad no pensaba en nada en concreto, se limitaba a recordar cosas del pasado. No sabía muy bien por qué, pero estaba algo meláncolico. Echaba de menos a su amiga la fantasma, pero ya empezaba a olvidarla. Estaba acostumbrado a olvidar a la gente, y ella no iba a ser un caso aparte... aún por muy especial que fuera el caso.

Caminaba a paso lento pero firme, sin prestar atención a ningún camino, y eso que el camino era digno de ver. Numerosos picos de montañas se erguían sobre el paisaje en el que se encontraba. Inluso se sabía que habí varios volcanes por esa zona. Pero al demonio no le interesaba el paisaje en esos momentos, no le interesaba nada, casi prefería ser capaz de poner la mente en blanco... y descansar.

Y, sin más, sin casi ni pensarlo, al lado de una gran roca que había justo a su izquierda, se sentó. Apoyó su espalda en la roca, echó su cabeza hacia atrás, y cerró los ojos.

Cualquiera que pasara por allí podría pensar que duerme, pero no es el caso tratándose de un demonio.

-¿Dónde demonios estoy?

Hyou caminaba lentamente observando todo con atención. Había estado descansando en el agua como siempre y la corriente lo había arrastrado hasta aquella isla. No hacía mucho que se había despertado y no tenía ni idea de donde se encontraba. Estaba tan cansado que había estado durmiendo un par de días en el agua y ahora se encontraba perdido en aquella isla sin saber quien la habitaba, en que punto se encontraba, ni de que forma podría salir de allí y volver a su tan querida y cuidada caverna en el bosque de Valanderiel.

-Supongo que un poco de turismo nunca viene mal.

Se encontraba bastante optimista porque a pesar de estar algo preocupado por no estar ubicado, podría disfrutar de un par de días viendo cosas nuevas. Había pasado casi toda su vida en aquella caverna y llevaba poco tiempo fuera, en el mundo exterior. Echo un ligero vistazo a su alrededor pero nada, no sabía donde estaba, y tampoco veía a nadie. Se quitó su capucha dejando su azulada melena secarse al cálido viento y aligeró un poco la marcha.

-Brrrrrrrrrrrr

Hyou se giró rápidamente para ver de donde provino aquel extraño ruido hasta que finalmente descubrió que era su tripa. “Uhm, creo que va siendo hora de comer algo” pensó y echó otro ligero vistazo.

-No parece mal sitio.

Hyou fijó su vista en una roca bastante grande, a un lado del camino. Decidió que comería allí arriba y ya de paso miraría a ver si podía ver algún poblado o algo. Se acercó rápidamente y cuando se encontraba frente a la gran roca, de un salto se subió encima, se descolgó su bolsa y saco un pedazo de carne y otro de pan. Tenía bastante hambre así que no tardo en comerse la carne y cuando se iba a comer el pan, que no le agradaba demasiado, vio una figura apoyada contra un lado de la roca. Aquel sujeto parecía dormido. Hyou le arrojó el pedazo de pan y se tumbó, quien sabe, a lo mejor también se había perdido y tenía hambre...

Tras un buen rato sentado sin más, con la mente en blanco, abrió los ojos. Justo entonces, oyó ruido. En un primer momento, pensó que sería cualquier animal de la tierra o del aire, pero instantes después un chico joven con el pelo de color azul se sentó no muy lejos de él.

El jove aún no le había visto, pero Luthys a él sí. Le observó comer desesperadamente un buen trozo de carne, y cerró los ojos.

El chico ahora sabía de su presencia allí, y Luthys no quería que le pillara infraganti, tenía suerte de haber podido cerrar los ojos a tiempo y seguir simulando que dormía.

Llegados a este punto, no se fiaba de nadie. ¿Quién le decía a él que no era cualquier idiota dispuesto a matarle?

Sin embargo, con todo ello, tras un breve momento, abrió los ojos y vió que a su lado había un trozo de pan. Miró al chico y dijo:

- Perdona, ¿es tuyo?- Justo entonces supuso que lo que había notado cuando había vuelto a cerrar los ojos, posiblemente sería el trozo de pan llegar junto a él. - Te agradezco mucho el detalle del pan, pero estoy bien saciado de comer, no lo necesito. Puedes comerte lo que te pertenece.

Entonces se levantó, se sacudió las ropas, y se acercó a él, quedando por encima de él, mirándolo desde arriba. Le tendió la mano y dijo:

- Mi nombre es Luthys.

Hyou le miró de reojo con una pequeña mueca.

-Yo no lo quiero, no me gusta

A decir verdad, tampoco le disgustaba pero tenía carne y la costa no andaba muy lejos para poder pescar, por lo que realmente, podía prescindir del pan. Aquel individuo le tendió la mano a la par que le decía su nombre. Hyou se termino su cacho de carne, tiro el hueso y sacó otro más, el cual empezó a comer al instante.

-¿Luthys?

Eso creía haber oído pero no estaba seguro y quería asegurarse.

-Esto.... por un casual... no sabras donde estamos ¿no?

Añadió aun con la boca llena, a la par que masticaba. Se terminó su pedazo de carne, tiró el hueso y le dió la mano a Luthys; que parecía haber estado esperandolo, tras lo cual subió donde él se encontraba. Hyou echó un ligero vistezo a su alrededor pero nada, seguía sin ubicarse. Tambien echó un ligero vistazo a Luthys:

-Me quede dormido y aparecí aqui

Su expresión se tornó preocupada mientras esperaba la respuesta de Luthys...

Aún con su mano tendida ante él en señal de saludo, el joven siguió comiendo. No tenía los modales propios del humano medio, lo cual extrañó al demonio.

- Sí, Luthys.- dijo respondiendo a la duda sobre su nombre.

Tras comerse la comida, el joven le tendió al fin la mano, pero sin darle ningún nombre.

- Bueno, yo no llevo demasiado tiempo por aquí, la verdad, pero creo que estamos en las tierras que se llaman Tinaraith, por si te ayuda en algo.- Hizo una pausa.- Disculpa, ¿cuál es tu nombre?

Por el momento no iba a mostrar signo alguno de desconfianza, pero en el fondo de su ser, no se fiaba en absoluto de ese joven, era demasiado peculiar. Y ese pelo azul...


Mientras esperaba la contestación del joven, volvió a sentarse en el suelo, pero a una razonable distancia del chico, no fuera que él tuviera razón y no le diera tiempo a levantarse antes de ser atacado.

"Este sentimiento de desconfianza y temor por mi vida me está volviendo loco. ¡Maldito Lucifer que me marginó!", pensó.

Contemplaba al joven muy atento, tanto a sus palabras como a cada uno de sus movimientos.

Hyou observó vagamente los movimientos de aquel ser. Tampoco le prestaba demasiada atención, pues estaba a lo suyo. Guardó todo en la mochila, se la puso al hombro y de un salto se bajó de donde se encontraba.

-Hyou, me llamo Hyou

Añadió con una despreocupada sonrisa. Se echó la mano a la frente y oteó la lejanía, concretamente el camino que seguía. No parecía haber rastro de gente en las cercanías por lo que se giró hacia Luthys nuevamente, clavando su mirada en él.

-Te veo solo y yo estoy perdido y solo...

Le tendió nuevamente la mano a lo que añadió:

-¿Vienes?

Hyou se giró y tranquilamente inició la marcha siguiendo el mismo camino que le trajó hasta donde se encontraba. Cuando se alejó un par de metros, se paró y esperó la respuesta de aquel individuo que acababa de encontrarse.

-Aunque si no vienes, ¿Puedes indicarme hacía donde hay gente?

El demonio cada vez estaba más confuso con el joven. Se declinaba a pensar que actuaba de tal forma porque era muy joven, pero no le convencía demasiado esta razón.

Lo estaba invitando a ir con él, pero Luthys no sabía muy bien qué decidir. Por un lado, aquel chico ya le había visto y, si iba contra él, no le iba a ser nada complicado seguirle; si iba por libre, él también, por lo que no había impedimento alguno para unirse a su compañía. Prefería tenerle más controlado para no llevarse sorpresas. Hasta ahora, prácticamente sólo había tenido contacto con chicas y ya era hora de cambiar eso.

- De acuerdo- dijo levantándose y acercándose a Hyou.- No es que tenga una idea muy clara de este lugar, pero quizá podríamos caminar y caminar a ver qué nos encontramos. ¿Te parece bien o te gustaría ir a algún lugar en concreto?

Lo cierto es, que él si que preferiría ir a algún lugar más poblado, donde no sea tan fácil atacarle, si es que Hyou quiere hacerlo.

No puede dejar de fijarse en el curioso color de pelo del joven, por lo que se atreve a preguntar descaradamente:

- ¿Eres humano? Lo digo por tu pelo...

Hyou al escuchar que Luthys aceptaba mostró su alegría con una enorme sonrisa. Dio un par de saltos a la par que exclamaba de alegría. El demonio parecía un tanto desconcertado por su forma de ser y la facilidad con la que se dejaba llevar. El demonio pareció sorprenderse por su color de pelo y de hecho no dudó a la hora de cuestionarse su humanidad y preguntárselo directamente a lo que el dragón le respondió:

-¿Te parece raro mi pelo? – Se concentró ligeramente y cambió el color a una tonalidad mas verdosa, podría decirse que pasó a ser turquesa – No, no lo soy

Tras su respuesta, volvió a cerrar los ojos y su pelo volvió a tomar su color anterior. Esperó un poco a ver la respuesta y la reacción de su nuevo compañero, le producía bastante curiosidad.

-¿Sorprendido?

Hyou, intentaba picar un poco a Luthys

-¿Quieres saber lo qué soy?

Hizo una pequeña mueca esperando que Luthys la viese y le siguiese el juego. Aún así, no quería quedarse allí toda la tarde, quería explorar la isla por lo que emprendió la marcha sin más dilación sin mirar atrás, dando por hecho que el demonio le seguiría. Hyou caminaba a un ritmo más bien lento, observando todo a su alrededor y se sentía con ganas de hablar, no le apetecía estar callado;

-Bueno, no se, ¿qué haces tu en esta isla? ¿de dónde vienes? Cuéntame algo de ti.

Era como un niño con un juguete nuevo y no se daba cuenta de que podía resultar un tanto pesado en algunas ocasiones, y probablemente esta fuese una de esas ocasiones....

Vió claramente como el joven cambiaba en un instante el color de su pelo. Luthys se aguantó una carcajada. ¿Qué clase de ser era ese chico? Hubiera resultado un juguete muy divertido para los de su raza...

- ¿Qué eres, exactamente?- lo preguntó mirándolo extrañado, no había visto nada igual en todos sus años, y eran muchos.

Cuando vio que el chico comenzaba a caminar, el demonio no se movió, permaneció quieto, esperando a ver qué hacía. Fuera lo que fuese, ese chico era bastante extraño, y le ponía algo nervioso. Pensó en la idea de seguirle, pero no sabía bien qué hacer. Lo cierto es que no se fiaba de él, y que prefería ir tras su paso e intentar tenerlo vigilado, antes que darle ocasión de hablarle de él a alguien o hacerle algo por la espalda.

Fue entonces cuando lo oyó interesarse por él.

- Eh...¿tienes prisa?- No iba a correr para alcanzarle, y tampoco sabía dónde se dirigía.- No voy a ir detrás tuya como un perro, no me parezco en nada a esos pobre animales. Así que deja de caminar si quieres que viajemos juntos. - Obviamente, el tono empleado en esas palabras fue mucho más brusco de lo que Luthys quería que fuera, pero era un demonio y se había alterado un poco. No había podido controlarse. Esperaba no alertar demasiado al chico o quizá podría tener problemas.

-Mmmmmm perro....

A pesar de aquel pequeño almuerzo, se había quedado con hambre, y la comparación de su nuevo compañero, le había abierto de nuevo el apetito.

-¿Sigues queriendo saber lo que soy? – Se giró bruscamente enseñándole sus verdaderos dientes – Soy lo que te va a comer.

Sus dientes volvieron a ser normales y acto seguido se tiró al suelo riéndose. No había visto la expresión del demonio, pero solo con imaginársela, le era suficiente para no poder parar de reír. Al rato, el dragón se calmó y se levantó.

-Eres un tipo muy gracioso – se le escapó otra pequeña risa – pero está bien, te enseñare lo que soy.

Hyou volvió corriendo a donde Luthys se encontraba y se subió a la piedra, donde echó un pausado vistazo en todas las direcciones para asegurarse de que nadie se encontrase cerca. Bajó de nuevo y se puso frente a Luthys, al cual inspeccionó de arriba abajo. El joven se concentró y se transformó en una copia de Luthys.

-Soy.... tú

Y tras esas palabras volvió a tirarse al suelo riéndose, nuevamente imaginándose la expresión de su compañero. Se lo estaba pasando realmente bien.

-En serio, eres genial Luthys. Pero ahora ya en serio, prometeme que no dirás nada de lo que verás a continuación.

Y sin esperar la respuesta del demonio, Hyou comenzó a deshacer el hechizo y poco a poco, su forma iba cambiando. Su piel comenzaba a tornarse turquesa mientras que poco a poco se iba escamando dando la impresión de que su cuerpo era agua cristalizada, un agua cristalina realmente pura y bella. Sus se volvieron de color jade, y de su espalda aparecieron dos alas, y una cola un poco más abajo. Aumentó ligeramente su tamaño, el hechizo estaba totalmente deshecho y allí se encontraba con su verdadero aspecto frente al demonio.

-Este soy yo.

Minutos después, rehizo el hechizo y volvió a ser aquel joven de cabello azul y tatuaje en la cara...

Cuando el demonio vio a ese chico enseñar sus dientes empezó a comprender más o menos de qué podría tratarse. ¡Maldita su mala suerte! Al menos, esperaba que no fuera peligroso, ya que más bien parecía un niño divirtiéndose con la situación.

Cuando se vió a sí mismo justo delante, su gesto se torció en una mueca al principio sorprendida, más tarde pensativa. Aunque había pensado en reñir al joven juguetón, ahora su mente barajaba otras posibilidades. ¿Tan fácil le era pasar de una forma a otra? Eso le podría servir de ayuda. El único problema es que tenía que hablar claro a ese chico.

Momentos más tarde, el chico se transformó en lo que Luthys ya estaba sospechando: un dragón. Sí, un dragón como los de los chinos...

- Está bien, ya puedes acabar con el numerito - dijo cuando había visto totalmente al dragón. Pero se percató de algo - ¿Me has pedido que te prometa que no voy a decir nada al respecto de lo que acabo de ver? ¿Puedo preguntar el motivo?

Ajá, ahí tenía una pequeña esperanza para aprovecharse, en pequeñas dosis, de ese joven. Sí, extrañamente, su vena demoníaca había vuelto sin previo aviso.

La pregunta le resulto un tanto extraña. Era evidente lo que su compañero pretendía, pero en ese estado de jubilo, el dragón era demasiado inocente. Aun así, le sonó un tanto extraña la pregunta y opto por seguir bromeando un rato. Su cara se tornó totalmente sería:

-Si, porque me temo que si no lo haces, tendré que comerte, y creó que eso no te gustará.

Hyou volvió a su expresión alegre de siempre y se dio la vuelta para proseguir con la marcha.

-¿Vamos?

A un par de metros, vió una piedra, fue corriendo hacia ella y se subió. Echo un ligero vistazo y vió bastante a lo lejos un pequeño poblado que parecía dedicarse a la agricultura. Echó la mirada atrás hacia donde se encontraba el demonio y de un salto bajó. Se acercó a él y le dijó jubilosamente:

-Allí hay un poblado, vallamos a verlo porfa.

No le contestó. Ese maldito chico que en realidad era un dragón no contestó a su pregunta. Y no sólo eso, sino que además parecía querer amenazarle con ser su aperitivo si abría su bocaza.

¡Diantres! Sin lugar a dudas iba a tener que parecer bueno e intentar no enfadar a ese chico. Sin embargo, algo le decía que no iban a llevarse mal, aunque estaba claro que no era la compañía más apropiada para Luthys, principalmente porque parecía llamar demasiado la atención.

Cuando lo vió subirse a la piedra y pedirle que fueran al poblado que había visto, Luthys quiso soltar una carcajada. No lo hizo. Se limitó a suspirar cansadamente y decir:

- Está bien. Pero, ¿te importaría caminar como las gente normal y charlar tranquilamente conmigo?

Ese chico le ponía nervioso, era hiperactivo y muy alegre. No tenía problemas en saltar o gritar, de eso estaba seguro, aunque hubiera un gran peligro justo delante de sus narices.

El demonio agachó la cabeza y, resignado, echó a andar hacia donde Hyou había señalado. Era como tratar con un niño pequeño... con la diferencia de que este podía expulsar fuego por la boca y comerle.

El dragón se bajo de la piedra de un salto y se puso al lado de su compañero.

-Excuse moi, señorito Luthys.

Su expresión se tornó fría y sería, cómo si de otra persona se tratase. Quería un tipo serio, pues ahí lo tenía, ademas se acercaban al poblado y no podía llamar la atención ya que al mínimo indició de que era un dragón, todos irian tras él a cazarle. Por otra parte, esperaba que la pequeña “amenaza” hubiese surtido efecto, y a Luthys no se le ocurriera delatarle.

-Luthys, ¿tú de dónde vienes? Quiero decir, no es por molestar ni nada, pero ya que vamos a viajar juntos, me gustaría saber algo mas que tu nombre.

A decir verdad, algo de razón llevaban sus palabras. Estaba viajando con él y lo único que sabía era su nombre. Desde luego solo con eso, no se puede confiar en alguien, ahora empezaba a arrepentirse del numerito de hace un rato. Se había delatado él solo ante un desconocido, y si no se andaba con cuidado eso podría pasarle factura.

-Ya nos estamos acercando al poblado, allí podremos pregutar donde nos encontramos.

FDI: Lo siento, lo siento, lo siento y mil veces lo siento :S Se me olvidó que me tocaba postear a mí en este tema, como tuviste problemas con tu pc y tal, asumí que te tocaba escribir a ti y estaba a la espera de que me apareciera como nueva respuesta en este tema... ¡Ouch! Perdona.

DDI:

Por fin había conseguido que Hyou se tranquilizara, aunque solo fuera por un momento. Caminaban juntos ahora, tranquilamente, en dirección a ese pueblo que el chico dragón había señalado y al que Luthys era algo reacio a ir, pero que, sin embargo, accedió a ir sin rechistar. No tenía nada mejor que hacer, y aunque lo tuviera, prefería no llevarle la contraria a ese chico mientras pudiera evitarlo. Total, ¿qué malo podría ocurrirles en aquel lugar?

No tenía muy claro el nombre del lugar al que se dirigían pero era lo de menos, si ese sitio era nuevo para sus ojos, él estaba contento pues no había nada en el mundo ahora mejor que conocer nuevas zonas y paisajes.

- ¿De dónde vengo? - Vaya, esa era una pregunta algo difícil para contestar, pero algo tenía que decir. Pensó durante unos instantes y dijo: - LLevo algun tiempo aquí mismo, por este reino. Pero no creas que conozco apenas nada de él, a la vista está que no sé ni dónde estamos en este momento ni a dónde nos dirigimos. - Hizo una pausa. Había intentado desviar el tema, pero no estaba muy seguro de que Hyou no se diera cuenta, aunque parecía algo infantil, era obvio que no era tonto. Suspiró. - Pero bueno, yo puedo preguntarte lo mismo, ¿no? Aunque hay algo que me da más curiosidad que el saber de dónde vienes: tu soledad. Es decir, ¿cómo que estás solo? ¿No tienes familia? ¿Ni amigos? ¿Ni siquiera algún compañero de viaje?

Lo cierto era que ese era uno de los motivos por el que no se fue de su lado, le pareció extraño que alguien joven y alegre como ese chico estuviera solo. Sin embargo, alguien como él tampoco debería estar solo, y lo estaba desde hacía mucho tiempo...