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Viejas historias, lugares nuevos.
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Viejas historias, lugares nuevos.
Alma flotaba tranquila, en silencio. Sonreía. Disfrutaba con la luz del sol del amanecer, de la sensación que le producía. Disfrutaba sintiendo la hierba, notando las gotas de rocío que recubrían los tallos de las plantas a los lados del camino, la tranquilidad de las aguas del lago que dejaban a un lado... No hacía más de un día que se habían separado de Sophitia. El canto de algún que otro pájaro era lo unico que rompía el silencio de aquella mañana tan hermosa a ojos de la fantasma. Más hermosa de lo que recordaba ninguna mañana. Se sentía pletórica, se sentía más tranquila de lo que se había sentido en mucho tiempo. Como si se hubiese quitado un gran peso de encima.
Por su cabeza pasaban miles de pensamientos, miles de cosas por decir, pero sentía que ninguna era lo suficientemente importante para romper aquella paz. Hablar en voz alta supondría traer de vuelta recuerdos dolorosos, seguramente estaría mcho tiempo repitiendo excusas y palabras que no tenía ningún sentido decir. Mejor no decir nada. No por ahora.
El mero hecho de estar ahí, de nuevo con él, era suficiente. El que estuvieran viajando juntos, sin rumbo definido, era suficiente. El haberse pueso en camino, juntos, sin que siquiera hiciese falta hablar sobre su destino, era suficiente. A la fantasma no le importaba hacia donde fueran, no le importaba a dónde llegaran, no le importaba el silencio. Sólo había una cosa importante, sólo una, y ya la tenía. Después de una eternidad en la oscuridad, volvía a ver la luz. Y eso era suficiente. Se recereba en aquella sensación, sin poder apartar la vista de él que caminaba a su lado. y un poco por delante.
Al poco rato de seguir andano llegaron a un camino más amlio y mejor cuidado, que se cruzaba en perpendicular con el suyo. Alma siguió su recorrido y quedó impresionada: el camino subía hacia arriba, hacia una plataforma sobre el lago en la que la fantasma no había reparado antes. Parecía una ciudad enorme desde la distancia a la que se encontraban, y relucía tras las brumas de la mañana.
La fantasma se paró, mirándola asombrada. Había llegado el momento de romper el pacífico silencio que los envolvía.
<< Es... es fantástica... >>
Bajó la vista para encontrarse con aquellos ojos rojos tan característicos que una vez la asustaron y a los que se había terminado acostumbrando. Hasta le parecían bonitos, a su manera. No pudo evitar sonreir de nuevo.
Por su cabeza pasaban miles de pensamientos, miles de cosas por decir, pero sentía que ninguna era lo suficientemente importante para romper aquella paz. Hablar en voz alta supondría traer de vuelta recuerdos dolorosos, seguramente estaría mcho tiempo repitiendo excusas y palabras que no tenía ningún sentido decir. Mejor no decir nada. No por ahora.
El mero hecho de estar ahí, de nuevo con él, era suficiente. El que estuvieran viajando juntos, sin rumbo definido, era suficiente. El haberse pueso en camino, juntos, sin que siquiera hiciese falta hablar sobre su destino, era suficiente. A la fantasma no le importaba hacia donde fueran, no le importaba a dónde llegaran, no le importaba el silencio. Sólo había una cosa importante, sólo una, y ya la tenía. Después de una eternidad en la oscuridad, volvía a ver la luz. Y eso era suficiente. Se recereba en aquella sensación, sin poder apartar la vista de él que caminaba a su lado. y un poco por delante.
Al poco rato de seguir andano llegaron a un camino más amlio y mejor cuidado, que se cruzaba en perpendicular con el suyo. Alma siguió su recorrido y quedó impresionada: el camino subía hacia arriba, hacia una plataforma sobre el lago en la que la fantasma no había reparado antes. Parecía una ciudad enorme desde la distancia a la que se encontraban, y relucía tras las brumas de la mañana.
La fantasma se paró, mirándola asombrada. Había llegado el momento de romper el pacífico silencio que los envolvía.
<< Es... es fantástica... >>
Bajó la vista para encontrarse con aquellos ojos rojos tan característicos que una vez la asustaron y a los que se había terminado acostumbrando. Hasta le parecían bonitos, a su manera. No pudo evitar sonreir de nuevo.
Alma Swann- Cantidad de envíos : 300
Re: Viejas historias, lugares nuevos.
Tras aquellos días con Sophitia, volvían a estar solos: Luthys y Alma. Y paseaban en silencio. El demonio no tenía nada para decir que fuera bueno para romper el silencio, y sabiendo que la tenía al lado y que no estaba solo, le daba igual. Casi prefería el silencio, ya que le permitía pensar en sus cosas, en ella, en Alma, en su tiempo... en miles de cosas.
De vez en cuando, Luthys lanzaba miradas de reojo a Alma, como para asegurarse de que seguía a su lado y que estaba bien. El encontronazo con aquellos demonios junto a Sophitia, le había producido un miedo horroso de perderla. Ella, que no tenía ninguna culpa, había estado a punto de tener que servir a esos malditos... No se lo hubiera perdonado nunca y se hubiera odiado para siempre.
Caminaban junto a un lago, cuyo murmullo del agua producido por el suave viento, llegaba a sus oídos. No prestaba atención al paisaje, pues iba mirando al suelo, sumido en sus pensamientos. Él siguió el camino que llevaban, hasta que se percató de la fantasma, que se había parado y miraba fascinada otro camino que cruzaba con el suyo. La oyó aclamar la vista que contemplaba y Luthys quiso comprobar con sus ojos lo que ella decía. Se trataba de una ciudad que se extendía tras subir por ese camino nuevo.
El demonio miró a Alma. Verdaderamente, a él no le llamaban la atención las ciudades: demasiada gente, demasiados riesgos. Sin embargo, sonrió a la fantasma y le dijo:
- Vamos allá, ¿no?
No iba a negarse a ese gesto de felicidad del espectro, no podía. La contempló durante unos instantes, observó sus rasgos, semitransparentes, y a los que no podía acceder para acariciarlos. Se sorprendió a sí mismo pensando eso, pero era la verdad. Sólo había dos personas en el mundo que le habían inspirado ser más cariñoso de lo que es un demonio normal, y Alma era una de ellas. Y eso le dolía. Aella sí que había podido acariciarla y ya nunca más iba a poder hacerlo. Y a Alma, la cual podía compartir sus momentos, reemplazar el lugar que ella dejó, era un fantasma.
Bah, tenía que olvidarse de ello. Alma era su amiga, su compañera, y debía aceptar que nunca podría ocupar el vacío que la muerte de su esposa había dejado en él.
Apartó la mirada del espectro y miró hacia la ciudad.
De vez en cuando, Luthys lanzaba miradas de reojo a Alma, como para asegurarse de que seguía a su lado y que estaba bien. El encontronazo con aquellos demonios junto a Sophitia, le había producido un miedo horroso de perderla. Ella, que no tenía ninguna culpa, había estado a punto de tener que servir a esos malditos... No se lo hubiera perdonado nunca y se hubiera odiado para siempre.
Caminaban junto a un lago, cuyo murmullo del agua producido por el suave viento, llegaba a sus oídos. No prestaba atención al paisaje, pues iba mirando al suelo, sumido en sus pensamientos. Él siguió el camino que llevaban, hasta que se percató de la fantasma, que se había parado y miraba fascinada otro camino que cruzaba con el suyo. La oyó aclamar la vista que contemplaba y Luthys quiso comprobar con sus ojos lo que ella decía. Se trataba de una ciudad que se extendía tras subir por ese camino nuevo.
El demonio miró a Alma. Verdaderamente, a él no le llamaban la atención las ciudades: demasiada gente, demasiados riesgos. Sin embargo, sonrió a la fantasma y le dijo:
- Vamos allá, ¿no?
No iba a negarse a ese gesto de felicidad del espectro, no podía. La contempló durante unos instantes, observó sus rasgos, semitransparentes, y a los que no podía acceder para acariciarlos. Se sorprendió a sí mismo pensando eso, pero era la verdad. Sólo había dos personas en el mundo que le habían inspirado ser más cariñoso de lo que es un demonio normal, y Alma era una de ellas. Y eso le dolía. Aella sí que había podido acariciarla y ya nunca más iba a poder hacerlo. Y a Alma, la cual podía compartir sus momentos, reemplazar el lugar que ella dejó, era un fantasma.
Bah, tenía que olvidarse de ello. Alma era su amiga, su compañera, y debía aceptar que nunca podría ocupar el vacío que la muerte de su esposa había dejado en él.
Apartó la mirada del espectro y miró hacia la ciudad.
Luthys- Cantidad de envíos : 890
Re: Viejas historias, lugares nuevos.
Alma no respondió enseguida. Se limitó a mirar al demonio, y su sonrisa. Le observó mientras él la miraba a ella. Se sorprendió recordando cada uno de sus rasgos, como si los conociera de memoria. Aquellos ojos que al principio le habían dado miedo y en los cuales ahora era capaz de leer como en un libro abierto. Los hoyuelos que se le formaban junto a las comisuras de los labios cuando sonreía...
Aquella sonrisa hizo que la fantasma no pudiera evitar sonreir también. Le entraron ganas de acercarse más a él y abrazarle. Agradecerle lo que hacía por ella. Nadie, nunca, le había cuidado tanto como aquel demonio, y eso que apenas haían pasado un puñado de días juntos. Hubiese querido mostrarle su agradecimiento de alguna forma, pero las palabras no serían capaces de transmitir lo que de verdad sentía. Y palabras era lo único que tenía.
Aquella sombra pasó por su cara durante un instante, y le pareció percibir algo similar en el rostro de él, pero no podría asegurarlo. Sacudió la cabeza y sonrió de nuevo.
Olvidó todo aquello, los imepedimentos, las tristezas y la soledad. Imaginó que nunca se habían separado, que todo iba como el día que se conocieron y que aquello era otro lugar nuevo más que visitaban juntos. Otra cosa más que podían compartir. A pesar de ello, dudó antes de adentrarse por el camino.
<< Si lo prefieres podemos ir a otro sitio >>
Sabía que el demonio no gustaba de multitudes. Y aunque aquella ciudad le pareciera extrañamente intrigante y hermosa, no la disfrutaría sabiendo que el demonio no estaba bien. Si él no iba a disfrutarla, entonces buscarían otro lugar que disfrutar juntos. Eso era lo único que le importaba a Alma ahora: que estaban juntos.
Aquella sonrisa hizo que la fantasma no pudiera evitar sonreir también. Le entraron ganas de acercarse más a él y abrazarle. Agradecerle lo que hacía por ella. Nadie, nunca, le había cuidado tanto como aquel demonio, y eso que apenas haían pasado un puñado de días juntos. Hubiese querido mostrarle su agradecimiento de alguna forma, pero las palabras no serían capaces de transmitir lo que de verdad sentía. Y palabras era lo único que tenía.
Aquella sombra pasó por su cara durante un instante, y le pareció percibir algo similar en el rostro de él, pero no podría asegurarlo. Sacudió la cabeza y sonrió de nuevo.
Olvidó todo aquello, los imepedimentos, las tristezas y la soledad. Imaginó que nunca se habían separado, que todo iba como el día que se conocieron y que aquello era otro lugar nuevo más que visitaban juntos. Otra cosa más que podían compartir. A pesar de ello, dudó antes de adentrarse por el camino.
<< Si lo prefieres podemos ir a otro sitio >>
Sabía que el demonio no gustaba de multitudes. Y aunque aquella ciudad le pareciera extrañamente intrigante y hermosa, no la disfrutaría sabiendo que el demonio no estaba bien. Si él no iba a disfrutarla, entonces buscarían otro lugar que disfrutar juntos. Eso era lo único que le importaba a Alma ahora: que estaban juntos.
Alma Swann- Cantidad de envíos : 300
Re: Viejas historias, lugares nuevos.
No, no iban a cambiar de rumbo por el miedo que le daban las ciudades. No podía permitir que aquellos ojos, aunque translúcidos, dejaran de brillar expectantes y emocionados.
- No, Alma, iremos a esa ciudad.- dijo con una casi inapreciable sonrisa en los labios mirando a la fantasma. - Sólo tenemos que intentar no meternos en ningun lío, es todo.
Echó a andar camino de esa ciudad que veían a lo lejos. El camino estaba cuesta arriba y era prácticamente en línea recta. Allí la vegetación no era demasiado abundante, sin embargo, el camino estaba rodeado de árboles y plantas.
- ¿Quieres ver algo en particular aquí, Alma? ¿O es simple curiosidad de humano?
Sí, los humanos eran curiosos, mucho, y aunque Alma ya no fuera estrictamente humana, lo era en rasgos generales.
En ese momento, oyó gente que se acercaban. Miró a Alma y le guiñó un ojo. Se trataba de una mujer mayor con un niño y una muchacha. Las dos damas saludaron a Luthys cortesmente y siguieron su camino. Sus ropas no parecían de alto coste, por lo que imaginó que serían mujeres de clase media o baja.
Por un momento, quisó reír, pero esas damas estaba aún cerca y podían oírlo. Cuando se alejaron lo suficiente, Luthys se giró hacia la fantasma y le dijo:
- Tengo que tener cuidado a la hora de dirigirme a ti, o me trataran de loco.- Podría decirse que el asunto le resultaba cómico, a juzar por su tono de voz y la sonrisa que intentaba disimular.
- No, Alma, iremos a esa ciudad.- dijo con una casi inapreciable sonrisa en los labios mirando a la fantasma. - Sólo tenemos que intentar no meternos en ningun lío, es todo.
Echó a andar camino de esa ciudad que veían a lo lejos. El camino estaba cuesta arriba y era prácticamente en línea recta. Allí la vegetación no era demasiado abundante, sin embargo, el camino estaba rodeado de árboles y plantas.
- ¿Quieres ver algo en particular aquí, Alma? ¿O es simple curiosidad de humano?
Sí, los humanos eran curiosos, mucho, y aunque Alma ya no fuera estrictamente humana, lo era en rasgos generales.
En ese momento, oyó gente que se acercaban. Miró a Alma y le guiñó un ojo. Se trataba de una mujer mayor con un niño y una muchacha. Las dos damas saludaron a Luthys cortesmente y siguieron su camino. Sus ropas no parecían de alto coste, por lo que imaginó que serían mujeres de clase media o baja.
Por un momento, quisó reír, pero esas damas estaba aún cerca y podían oírlo. Cuando se alejaron lo suficiente, Luthys se giró hacia la fantasma y le dijo:
- Tengo que tener cuidado a la hora de dirigirme a ti, o me trataran de loco.- Podría decirse que el asunto le resultaba cómico, a juzar por su tono de voz y la sonrisa que intentaba disimular.
Última edición por Luthys el 18/06/10, 07:12 am, editado 1 vez
Luthys- Cantidad de envíos : 890
Re: Viejas historias, lugares nuevos.
<< Digamos que es curiosidad de fantasma >> - contestó la fantasma, riendo. - << Aunque si lo que quieres es no meterte en lios, has dado con la fantasma equivocada... >>
Sonreía. Las aldeanas pasaron sin siquiera verla, sin notar absolutamente nada, y ella seguía sonriendo. Se quedó quieta, mirando a Luthys, mirando la sonrisa que intentaba esconder. Aquella sonrisa le hacía sentirse bien, era como si el mundo entero girase alrededor de ella, y sólo importara verla ahí,escondida tras la comisura de sus labios, intentando constantemente salir a la luz. disimulada de mil formas sin ser encubierta del todo. Sentía como si aquello fuera lo único que necesitaba para borrar todo lo malo de su existencia y seguir adelante, como su luz en el camino.
Él hizo ademán de continuar, pero ella... se quedó ahí parada mirándole. Durante varios minutos.
Cuando por fin reaccionó, se sintió tonta. ¿Por qué había hecho eso? Intentó no pensar en ello y empezó a hablar, temiendo que Luthys se preocupara si se quedaba ahí callada durante más tiempo.
<< Tienes razón... esta visita pinta divertida, no crees? >> se rió << Vamos, estoy deseando ver la ciudad... y cómo te desenvuelves con la gente >>
flotó hasta su altura y se dispuso a seguir subiendo.
Sonreía. Las aldeanas pasaron sin siquiera verla, sin notar absolutamente nada, y ella seguía sonriendo. Se quedó quieta, mirando a Luthys, mirando la sonrisa que intentaba esconder. Aquella sonrisa le hacía sentirse bien, era como si el mundo entero girase alrededor de ella, y sólo importara verla ahí,escondida tras la comisura de sus labios, intentando constantemente salir a la luz. disimulada de mil formas sin ser encubierta del todo. Sentía como si aquello fuera lo único que necesitaba para borrar todo lo malo de su existencia y seguir adelante, como su luz en el camino.
Él hizo ademán de continuar, pero ella... se quedó ahí parada mirándole. Durante varios minutos.
Cuando por fin reaccionó, se sintió tonta. ¿Por qué había hecho eso? Intentó no pensar en ello y empezó a hablar, temiendo que Luthys se preocupara si se quedaba ahí callada durante más tiempo.
<< Tienes razón... esta visita pinta divertida, no crees? >> se rió << Vamos, estoy deseando ver la ciudad... y cómo te desenvuelves con la gente >>
flotó hasta su altura y se dispuso a seguir subiendo.
Alma Swann- Cantidad de envíos : 300
Re: Viejas historias, lugares nuevos.
Continuaron el viaje, caminando cuesta arriba, cada vez más cerca de esa ciudad a la que se dirigían. El demonio notó que la fantasma quedaba algo rezagada, y justo cuando se disppnía a echar la vista atrás para ver qué ocurría, ella empezó a flotar y a hablar. Luthys la miró y le dedicó otra media sonrisa de esas tan peculiares y tan suyas.
- Así que te va a resultar divertida la visita, ¿no? No sé por qué, me da que me tienes alo preparado...- Calló un momento, sin dejar de dar pasos hacia delante. - Te advierto que no quiero juegos de fantasmitas, ¿vale? No quiero líos, recuerda mi semi mortalidad y mi destierro, ¿de acuerdo?
El tono empleado en las dos últimas frases no había sido demasiado simpático, pero esta vez, el demonio no se había dado cuenta de ello. Por eso mismo, siguió el camino, sin una breve disculpa al espectro. Tras eso, no habló más, quizá esperando una contestación por parte de la fantasma que le asegurara que no iba a haber peligro alguno para su vida.
Realmente le preocuopaba entrar en las ciudades, incluso cuando pertenecía a los demonios en su totalidad, no era su plan favorito. En las ciudades siempre pasan cosas, hay mucha más gente y los malos y los buenos se entremezclan en el bullicio. No es que alguna vez, tras su destierro, le hubiera pasado algo en alguna ciudad, pero había visto grandes conflictos entre humanos provocados por los de su raza y sabía cómo de mal podían acabar las cosas. Más aún si se trataba de un demonio desterrado, semimortal y que contaba con la única compañía y apoyo de una fantasma.
Por fin, tras un rato más caminando, llegaron a la entrada de la ciudad. Aunque aún no había demasiada población a la vista, se veían ya personas de un lado para otro, preocupados en sus quehaceres cotidianos.
Miró a Alma, quería ver su rostro de ilusión.
- Así que te va a resultar divertida la visita, ¿no? No sé por qué, me da que me tienes alo preparado...- Calló un momento, sin dejar de dar pasos hacia delante. - Te advierto que no quiero juegos de fantasmitas, ¿vale? No quiero líos, recuerda mi semi mortalidad y mi destierro, ¿de acuerdo?
El tono empleado en las dos últimas frases no había sido demasiado simpático, pero esta vez, el demonio no se había dado cuenta de ello. Por eso mismo, siguió el camino, sin una breve disculpa al espectro. Tras eso, no habló más, quizá esperando una contestación por parte de la fantasma que le asegurara que no iba a haber peligro alguno para su vida.
Realmente le preocuopaba entrar en las ciudades, incluso cuando pertenecía a los demonios en su totalidad, no era su plan favorito. En las ciudades siempre pasan cosas, hay mucha más gente y los malos y los buenos se entremezclan en el bullicio. No es que alguna vez, tras su destierro, le hubiera pasado algo en alguna ciudad, pero había visto grandes conflictos entre humanos provocados por los de su raza y sabía cómo de mal podían acabar las cosas. Más aún si se trataba de un demonio desterrado, semimortal y que contaba con la única compañía y apoyo de una fantasma.
Por fin, tras un rato más caminando, llegaron a la entrada de la ciudad. Aunque aún no había demasiada población a la vista, se veían ya personas de un lado para otro, preocupados en sus quehaceres cotidianos.
Miró a Alma, quería ver su rostro de ilusión.
Luthys- Cantidad de envíos : 890
Re: Viejas historias, lugares nuevos.
<< De acuerdo, seré buena... >> Alma le quitó importancia al tono de Luthys. LE había sentado un poco mal, pero sabía que no lo había hecho adrede, era esa parte de demonio que de vez en cuando salía a luz. Y estaba demasiado contenta para enfadarse por ello.
Sonrió y siguió flotando cerca del demonio. Cuando llegaron por fin a las puertas de la ciudad, se detuvieron. alma osbervó a la gente que caminaba, inmersa en sus quehaceres, acostumbrada a aquella ciudad que a ojos de la recién llegada era algo impresionante, inmenso y hermoso.
Los ojos semitransparentes de Alma brillaban, mientras ella disfrutaba de esa sensación que le daban las cosas nuevas. Sentía que era capaz de ver más allá de las apariencias, como si todo a su alrededor fuera parte de ella. cerró los ojos, y se guió por su percepción unos segundos. Luego abrió los ojos y sonrió.
Se giró para ver al demonio: él la estaba mirando a ella. Y pensó que era como si él fuese capaz de leer en ella, y deseó poder compartir con él todo lo que estaba sintiendo con algo más que con palabras emocionadas y símiles sin sentido. Sus ojos se curzaron con los de Luthys, y por un momento, le pareció que él era capaz de sentir aquello a través de ella. Aunque no estaba segura, había sido una sensación muy fuerte. Sonrió de nuevo y echó a andar dentro de la ciudad. SE fijaba en los rostros de la gente y en las callesM en los edificios y en los jardines.
La fantasma empezó a habalar como retomando una conversación que había quedado colgada en el aire durante basante rato.
<< Te prometo que no te he preparado nada. Es sólo que me gusa observar a la gente. Me gusta adivinar cmo son o qué les pasa a través de sus caras o sus gestos. Es curiso como ellos son incapaces de observarse los unos a los otros, como cada uno va a sus cosas... a mi siempre me gustó observar a los demás...>>
Sonrió y siguió flotando cerca del demonio. Cuando llegaron por fin a las puertas de la ciudad, se detuvieron. alma osbervó a la gente que caminaba, inmersa en sus quehaceres, acostumbrada a aquella ciudad que a ojos de la recién llegada era algo impresionante, inmenso y hermoso.
Los ojos semitransparentes de Alma brillaban, mientras ella disfrutaba de esa sensación que le daban las cosas nuevas. Sentía que era capaz de ver más allá de las apariencias, como si todo a su alrededor fuera parte de ella. cerró los ojos, y se guió por su percepción unos segundos. Luego abrió los ojos y sonrió.
Se giró para ver al demonio: él la estaba mirando a ella. Y pensó que era como si él fuese capaz de leer en ella, y deseó poder compartir con él todo lo que estaba sintiendo con algo más que con palabras emocionadas y símiles sin sentido. Sus ojos se curzaron con los de Luthys, y por un momento, le pareció que él era capaz de sentir aquello a través de ella. Aunque no estaba segura, había sido una sensación muy fuerte. Sonrió de nuevo y echó a andar dentro de la ciudad. SE fijaba en los rostros de la gente y en las callesM en los edificios y en los jardines.
La fantasma empezó a habalar como retomando una conversación que había quedado colgada en el aire durante basante rato.
<< Te prometo que no te he preparado nada. Es sólo que me gusa observar a la gente. Me gusta adivinar cmo son o qué les pasa a través de sus caras o sus gestos. Es curiso como ellos son incapaces de observarse los unos a los otros, como cada uno va a sus cosas... a mi siempre me gustó observar a los demás...>>
Alma Swann- Cantidad de envíos : 300
Re: Viejas historias, lugares nuevos.
Efectivamente, la fantasma estaba entusiasmada con aquel lugar. Era asombroso como sin vida alguna, era capaz de transmitirle tanto a Luthys. Aquellos ojos le hacían sentirse bien, le agradaba mucho verlos, contemplar cómo se iluminaban y brillaban de ilusión.
Sonrió. Últimamente sonreía mucho, desde que la conoció a ella, y sonreía con sinceridad. Con Alma le pasaba lo mismo. Y le gustaba sonreír, aunque no estaba dentro de sus características más comunes, sonreír le gustaba, significaba que se encontraba bien, agusto.
- Muy bien, jovencita, pues vamos allá. Veamos qué tienen estos ciudadanos para enseñarnos. - Guiñó un ojo a la fantasma y echó un pie adelante para caminar.
La entrada a la ciudad era totalmente normal, sin nada estrambótico no demasiado viejo. Varios hombres pasaron a su lado y saludaron a Luthys de forma cortés. El demonio saludó como buenamente pudo, pues su rostros no demostraba agradecimiento por el gesto de los hombres, sino desconcierto. No estaba acostumbrado a ello, nunca antes le habíans saludado al entrar en una ciudad. Posiblemente se tratara de un saludo meramente amable y educado. Sin embargo, no le gustaba. Su rostros se había descompuesto por unos instantes, y miró a Alma extrañado. Ella era humana, igual lo comprendía mejor que él.
Siguió caminando e iba observando a la gente que a su lado pasaba.
- ¿Sabes? A mí también me gusta observar a la gente... claro que los demonios siempre lo hacen, en busca de alguna "víctima". - Su intención había sido decir una tontería para darle alegría al momento, pero su tono dejaba mucho que desear para conseguirlo. Él se había dado cuenta y se sintió estúpido. En muchas cosas era prácticamente un humano corriente, pero seguía teniendo muchos rasgos de demonio común, y era una lucha constante entre ambas razas dentro de él.
Sonrió. Últimamente sonreía mucho, desde que la conoció a ella, y sonreía con sinceridad. Con Alma le pasaba lo mismo. Y le gustaba sonreír, aunque no estaba dentro de sus características más comunes, sonreír le gustaba, significaba que se encontraba bien, agusto.
- Muy bien, jovencita, pues vamos allá. Veamos qué tienen estos ciudadanos para enseñarnos. - Guiñó un ojo a la fantasma y echó un pie adelante para caminar.
La entrada a la ciudad era totalmente normal, sin nada estrambótico no demasiado viejo. Varios hombres pasaron a su lado y saludaron a Luthys de forma cortés. El demonio saludó como buenamente pudo, pues su rostros no demostraba agradecimiento por el gesto de los hombres, sino desconcierto. No estaba acostumbrado a ello, nunca antes le habíans saludado al entrar en una ciudad. Posiblemente se tratara de un saludo meramente amable y educado. Sin embargo, no le gustaba. Su rostros se había descompuesto por unos instantes, y miró a Alma extrañado. Ella era humana, igual lo comprendía mejor que él.
Siguió caminando e iba observando a la gente que a su lado pasaba.
- ¿Sabes? A mí también me gusta observar a la gente... claro que los demonios siempre lo hacen, en busca de alguna "víctima". - Su intención había sido decir una tontería para darle alegría al momento, pero su tono dejaba mucho que desear para conseguirlo. Él se había dado cuenta y se sintió estúpido. En muchas cosas era prácticamente un humano corriente, pero seguía teniendo muchos rasgos de demonio común, y era una lucha constante entre ambas razas dentro de él.
Última edición por Luthys el 05/07/10, 03:45 pm, editado 1 vez
Luthys- Cantidad de envíos : 890
Re: Viejas historias, lugares nuevos.
Alma sintió una extraña paz cuando vio al demonio sonreir. Pensó que le gustaba ser la causa de aquella sonrisa,aunque no tuviera a buen seguro que así fuera. Echaron a andar entrando en la ciudad, y miraban a la gente. Alma pudo observar una niña que se peleaba con dos chicos y volvía llorando a su madre, que la acurruba en sus brazos después de una reprimenda. Vio a gente a la que le brillaban los ojos observando las mercancías de las tiendas, con el anhelo de conseguirlas algún día pintado en la cara. Vio a una chica que caminaba deprisa por la calle con los ojos vidrioso y una cesta en la mano, que respiraba hondo y se limpiaba los ojos cada vez que entraba en una tienda. Se preguntó qué le habría pasado, y sintió lástima porque lo escondía de todo el mundo.
Se giró para mirar a Luthys cuando le saludaron y se rió ante su expreisión un tanto desencajada.
<< Sólo intentan ser amables. Es posible que sepan que eres de fuera y por eso te han saludado, para que te sientas más a gusto aquí. Claro que también pueden haberte confundido con alguien conocido, pero no lo creo..>>
... Eres demasiado único para confundirte con otra persona.
SIguieron andando,Alma empezó a observar más al demonio que a la gente que pasaba, aunque como para ello no le hacía falta mirarl directamente, él no se dio cuenta. Entonces él hizo un comentario que, al principio, descolocó a la fantasma. Pensar que hubo un tiempo en el que Luthys se había cobrado "víctimas" de la forma en la que los demonios lo hacían, engañando e intentando que la gente cometiera malas acciones, la hizo estremecerse. PEro fue solo un segundo, luego le rió la gracia, a pesar de queel tono no había sido de tal. todo aquello había quedado para él atrás.
<< Que suerte entonces de que no haya ninguno por aquí... >> Le miró y le guiñó un ojo. << PEro mantengamos los ojos abiertos, no vaya a ser que alguno nos esté acechando... >>
Se giró para mirar a Luthys cuando le saludaron y se rió ante su expreisión un tanto desencajada.
<< Sólo intentan ser amables. Es posible que sepan que eres de fuera y por eso te han saludado, para que te sientas más a gusto aquí. Claro que también pueden haberte confundido con alguien conocido, pero no lo creo..>>
... Eres demasiado único para confundirte con otra persona.
SIguieron andando,Alma empezó a observar más al demonio que a la gente que pasaba, aunque como para ello no le hacía falta mirarl directamente, él no se dio cuenta. Entonces él hizo un comentario que, al principio, descolocó a la fantasma. Pensar que hubo un tiempo en el que Luthys se había cobrado "víctimas" de la forma en la que los demonios lo hacían, engañando e intentando que la gente cometiera malas acciones, la hizo estremecerse. PEro fue solo un segundo, luego le rió la gracia, a pesar de queel tono no había sido de tal. todo aquello había quedado para él atrás.
<< Que suerte entonces de que no haya ninguno por aquí... >> Le miró y le guiñó un ojo. << PEro mantengamos los ojos abiertos, no vaya a ser que alguno nos esté acechando... >>
Alma Swann- Cantidad de envíos : 300
Re: Viejas historias, lugares nuevos.
Sí, Alma tenía razón, posiblemente esos hombres sólo habían querido ser amables. Esperaba que no fuera lo segundo, que no le hubieran confundido con nadie, porque le ponía algo nervioso esa posibilidad. A su pesar, se había convertido en un ser desconfiado, preocupado y miedoso, siempre con miedo de que pudiera pasarle algo. Y no le gustaba sentirse así, como a cualquier demonio...
Tras sus pensamientos, oyó a Alma hablar. Y no le gustó lo que hizo penetrar la fantasma en su mente. Se giró de golpe hacia ella, y con un gesto muy serio y un tono que dejaba claro que no le había gustado el comentario, le dijo:
- No sé qué gracia tiene burlarte así de mi situación. Tú ya estás muerta y no hay mucho que hacer por ti, pero te recuerdo que yo aún puedo vivir toda la eternidad si no ocurre cualquier encontronazo desagradable...
Como era de esperar, instantes después se dió cuenta de que había ido demasiado lejos contestándole a la fantasma. Pero, como siempre, era tarde para remediarlo, pues ya había abierto su bocaza para hacer daño. Miró a Alma con gesto de culpa y se acercó a ella. Pérdoname, pronunciaron sus labios, pero no salió aire alguno de su boca. Sabía que Alma había leído la palabra, sabía que había captado sus disculpas, pero también sabía que eso no iba a ser suficiente.
- Está bien, está bien, perdóname, Alma. No sé que me pasó, ya sabes que no puedo controlarlo y también sabes que este miedo no se me va. Iba justo pensando en ello cuando has hablado.- Hizo una pausa. No había dirigido una sola mirada al espectro desde su "perdóname" en silencio. Le daba verguenza hacerlo.- No sabes lo horrible que es para un demonio estar siempre alerta, asustado, con miedo a que aparezca alguien y acabe con tu vida para siempre. Me cuesta mucho controlar todo esto.
Sus palabras eran sinceras, pero no eran suficientes para reparar el daño causado otra vez por su mal humor. No era la primera vez que pasaba, y ya la había perdido una vez por su carácter demoníaco. ¿Cuándo iba a darse cuenta de que ella era humana, de que le hacía daño? ¿Y él? ¿Cuándo iba a darse cuenta de que sin ella era infeliz, que la necesitaba?
Sus pasos no dejaron de avanzar, adentrándose cada vez más en la ciudad. Aunque iban más lentos, debido a la conversación que intentaba mantener con Alma, no cesaban. En cierto modo, la ciudad les vendría bien, a los dos. Necesitaban adentrarse en el mundo, no estar tanto tiempo a solas, sin entretenimiento alguno. Tenía la esperanza de calmar las cosas y apaciguar el daño.
Tras sus pensamientos, oyó a Alma hablar. Y no le gustó lo que hizo penetrar la fantasma en su mente. Se giró de golpe hacia ella, y con un gesto muy serio y un tono que dejaba claro que no le había gustado el comentario, le dijo:
- No sé qué gracia tiene burlarte así de mi situación. Tú ya estás muerta y no hay mucho que hacer por ti, pero te recuerdo que yo aún puedo vivir toda la eternidad si no ocurre cualquier encontronazo desagradable...
Como era de esperar, instantes después se dió cuenta de que había ido demasiado lejos contestándole a la fantasma. Pero, como siempre, era tarde para remediarlo, pues ya había abierto su bocaza para hacer daño. Miró a Alma con gesto de culpa y se acercó a ella. Pérdoname, pronunciaron sus labios, pero no salió aire alguno de su boca. Sabía que Alma había leído la palabra, sabía que había captado sus disculpas, pero también sabía que eso no iba a ser suficiente.
- Está bien, está bien, perdóname, Alma. No sé que me pasó, ya sabes que no puedo controlarlo y también sabes que este miedo no se me va. Iba justo pensando en ello cuando has hablado.- Hizo una pausa. No había dirigido una sola mirada al espectro desde su "perdóname" en silencio. Le daba verguenza hacerlo.- No sabes lo horrible que es para un demonio estar siempre alerta, asustado, con miedo a que aparezca alguien y acabe con tu vida para siempre. Me cuesta mucho controlar todo esto.
Sus palabras eran sinceras, pero no eran suficientes para reparar el daño causado otra vez por su mal humor. No era la primera vez que pasaba, y ya la había perdido una vez por su carácter demoníaco. ¿Cuándo iba a darse cuenta de que ella era humana, de que le hacía daño? ¿Y él? ¿Cuándo iba a darse cuenta de que sin ella era infeliz, que la necesitaba?
Sus pasos no dejaron de avanzar, adentrándose cada vez más en la ciudad. Aunque iban más lentos, debido a la conversación que intentaba mantener con Alma, no cesaban. En cierto modo, la ciudad les vendría bien, a los dos. Necesitaban adentrarse en el mundo, no estar tanto tiempo a solas, sin entretenimiento alguno. Tenía la esperanza de calmar las cosas y apaciguar el daño.
Luthys- Cantidad de envíos : 890
Re: Viejas historias, lugares nuevos.
Le dolió. Le dolió mucho que el demonio hablara sobre su muerte con tanta ligereza, casi con desprecio. Sabía que no lo había hecho para herirla, sabía que lo sentía, y escuchó sus disculpas con atención sabiendo que tenía motivos para estar enfadado.
<< Tranquilo, no pasa nada. Es normal que tengas miedo y yo no debería haberme burlado de tu situación. Lo siento >>
A pesar de todo su voz sonaba triste. La frase del demonio había quedado grabada en su cabeza.
"estás muerta y ya no hay mucho qeu hacer por tí."
Era cierto. No había nada que hacer por ella, no había manera de cambiar el hecho de que estaba muerta. Lo sabía desde hacía tiempo, y también que nada cambiaría eso, pero que fuera él el que lo dijera le había hecho pedazos por dentro. Y no entendía por qué.
La fantasma recordó aquella vez que no pudo abrazarlo.La espinita que tenía clavada en su corazón se removió y le hirió de nuevo después de todo aquel tiempo. ¿Por qué? ¿Qué era lo que hacía tan importante cada palabra y cada gesto del demonio? ¿Y por quéno era capaz de, simplemente, enfadarse con él y marcharse?
No podía, ella tenía parte de culpa por aquel comentario. El malestar por c´mo lo había tomado el demonio a pesar de su intento de hacer una inocente broma se unía a lo demás, acrecentando su agitación. Se detuvo un momento. SU cabeza era un torbellino dep ensamientos que la mareaban, la maquinaria que había comenzado a girar en su cabeza con el comentario del gitano antes de que se separaran del grupo empezaba a funcionar a pleno rendimiento y Alma se sentía cada vez más incapaz de cntrolar todo aquel caos.
En un momento dado, levantó la cabza y miró a Luthys directamente y dijo lo primero que se le pasó por la cabeza, como si necesitara decir algo, lo que fuera, para que aquellas sensaciones y pensamientos no la destrozaran por dentro.
<< Tú no sabes lo horrible que es para un fantasma ver día a día cómo la gente vive sus vidas sin valorarlas, sin saber lo que tienen mientras tú ves cómo desperdician lo más bonito del universo. No sabes lo que es que todo te recuerde que tú eras igual, que desperdiciaste tu vida y sentir que todo es un castigo por no haber aprovechado lo que tenías. Todas las personas están bajo la constante amenaza de morir y eso es el mayor regalo que tienen, porque es lo que les impulsa a disfrutar de cada día. Tú no estás acostumbrado a ello porque para tí la eternidad estaba garantizada, igual que lo está para mí ahora, pero tienes que dejar ese miedo a un lado, y aprovechar, porque tú por lo menos puedes disfrutar del tiempo que tienes. Preferiría sentir la amenaza constante de morir maña, pero pudiendo disfrutar de hoy, que sentir como siento la certeza de que me mantendré seimpre en este mundo, sin que nunca estará a mi alcance nada de lo que quiero. >>
<< Tranquilo, no pasa nada. Es normal que tengas miedo y yo no debería haberme burlado de tu situación. Lo siento >>
A pesar de todo su voz sonaba triste. La frase del demonio había quedado grabada en su cabeza.
"estás muerta y ya no hay mucho qeu hacer por tí."
Era cierto. No había nada que hacer por ella, no había manera de cambiar el hecho de que estaba muerta. Lo sabía desde hacía tiempo, y también que nada cambiaría eso, pero que fuera él el que lo dijera le había hecho pedazos por dentro. Y no entendía por qué.
La fantasma recordó aquella vez que no pudo abrazarlo.La espinita que tenía clavada en su corazón se removió y le hirió de nuevo después de todo aquel tiempo. ¿Por qué? ¿Qué era lo que hacía tan importante cada palabra y cada gesto del demonio? ¿Y por quéno era capaz de, simplemente, enfadarse con él y marcharse?
No podía, ella tenía parte de culpa por aquel comentario. El malestar por c´mo lo había tomado el demonio a pesar de su intento de hacer una inocente broma se unía a lo demás, acrecentando su agitación. Se detuvo un momento. SU cabeza era un torbellino dep ensamientos que la mareaban, la maquinaria que había comenzado a girar en su cabeza con el comentario del gitano antes de que se separaran del grupo empezaba a funcionar a pleno rendimiento y Alma se sentía cada vez más incapaz de cntrolar todo aquel caos.
En un momento dado, levantó la cabza y miró a Luthys directamente y dijo lo primero que se le pasó por la cabeza, como si necesitara decir algo, lo que fuera, para que aquellas sensaciones y pensamientos no la destrozaran por dentro.
<< Tú no sabes lo horrible que es para un fantasma ver día a día cómo la gente vive sus vidas sin valorarlas, sin saber lo que tienen mientras tú ves cómo desperdician lo más bonito del universo. No sabes lo que es que todo te recuerde que tú eras igual, que desperdiciaste tu vida y sentir que todo es un castigo por no haber aprovechado lo que tenías. Todas las personas están bajo la constante amenaza de morir y eso es el mayor regalo que tienen, porque es lo que les impulsa a disfrutar de cada día. Tú no estás acostumbrado a ello porque para tí la eternidad estaba garantizada, igual que lo está para mí ahora, pero tienes que dejar ese miedo a un lado, y aprovechar, porque tú por lo menos puedes disfrutar del tiempo que tienes. Preferiría sentir la amenaza constante de morir maña, pero pudiendo disfrutar de hoy, que sentir como siento la certeza de que me mantendré seimpre en este mundo, sin que nunca estará a mi alcance nada de lo que quiero. >>
Alma Swann- Cantidad de envíos : 300
Re: Viejas historias, lugares nuevos.
La fantasma estuvo callada un buen rato. Luthys caminaba sin mirarla ni de reojo, no sabía qué podría leer en sus ojos, y no quería llevarse sorpresas. La notaba flotar junto a él, quizá un poco más atrás, pero igual que él, no se detuvo ni una vez.
Sabía perfectamente que su comentario de antes le había dolido, por mucho que dijera que lo entendía. No era la primera vez que hacía daño a alguien que quería, y aunque dijeran lo contrario, nadie llegaba jamás a entenderlo del todo. La mente de los humanos era mucho menos compleja que la de los seres superiores y, en casos como este, se dejaba notar. Ellos nunca entendían todas los entresijos de la vida de un demonio. Los demonios estaban en el mundo para sembrar el caos, molestar a los humanos, aprovecharse de ellos, divertirse a su costa, y demás cosas consideradas "malas". Y tenían su carácter. Era muy fácil que un humano se llevara bien con un ángel, sin problemas de comunicación ni nada parecido, aunque muy pocas veces se daba el caso. Pero no era lo mismo hablando de un demonio, ellos eran diferentes.
Por fin Alma habló. Y Luthys la escuchó atentamente sin mirarla. Tenía razón. Se sintió mal por haberle recordado de forma tan brusca que está muerta y que eso es lo único que le espera el resto de la eternidad. Sí, se había pasado bastante. Y no era la primera vez. Aunque se percató de que sus malas palabras iban en aumentao, cada vez le hacía más daño. ¿Cómo iba a arreglar todos y cada uno de los golpes que le asestaba?
Caminó en silencio, sin atreverse a contestar al espectro, ya que tampoco sabía qué decir. Miraba al suelo, hasta que alzó la vista tras unos treinta pasos y se encontró la ciudad hacia la que se dirigían. Aunque no estaba seguro de si Alma habría cambiado de idea y ya no querría estar allí. Fue entonces cuando la miró. Podía verse en sus ojos una gran culpabilidad, algo que Luthys, como buen demonio, siempre ocultaba. Pero, ¿qué más le daba ya? Hacía tiempo que estaba empezando a ser casi un humano, y eso también formaba parte de esa conversión.
- ¿Qué quieres que visitemos primero?- Tras decir la frase, se sintió estúpido, de haber podido, se hubiera ruborizado. Había sido una frase que no venía a cuento, hubiese sido mejor romper el hielo y cambiar el tema de una forma más sutil. Al menos sus ojos daban a entender que le importaba el tema, que no le era indiferente.
Sabía perfectamente que su comentario de antes le había dolido, por mucho que dijera que lo entendía. No era la primera vez que hacía daño a alguien que quería, y aunque dijeran lo contrario, nadie llegaba jamás a entenderlo del todo. La mente de los humanos era mucho menos compleja que la de los seres superiores y, en casos como este, se dejaba notar. Ellos nunca entendían todas los entresijos de la vida de un demonio. Los demonios estaban en el mundo para sembrar el caos, molestar a los humanos, aprovecharse de ellos, divertirse a su costa, y demás cosas consideradas "malas". Y tenían su carácter. Era muy fácil que un humano se llevara bien con un ángel, sin problemas de comunicación ni nada parecido, aunque muy pocas veces se daba el caso. Pero no era lo mismo hablando de un demonio, ellos eran diferentes.
Por fin Alma habló. Y Luthys la escuchó atentamente sin mirarla. Tenía razón. Se sintió mal por haberle recordado de forma tan brusca que está muerta y que eso es lo único que le espera el resto de la eternidad. Sí, se había pasado bastante. Y no era la primera vez. Aunque se percató de que sus malas palabras iban en aumentao, cada vez le hacía más daño. ¿Cómo iba a arreglar todos y cada uno de los golpes que le asestaba?
Caminó en silencio, sin atreverse a contestar al espectro, ya que tampoco sabía qué decir. Miraba al suelo, hasta que alzó la vista tras unos treinta pasos y se encontró la ciudad hacia la que se dirigían. Aunque no estaba seguro de si Alma habría cambiado de idea y ya no querría estar allí. Fue entonces cuando la miró. Podía verse en sus ojos una gran culpabilidad, algo que Luthys, como buen demonio, siempre ocultaba. Pero, ¿qué más le daba ya? Hacía tiempo que estaba empezando a ser casi un humano, y eso también formaba parte de esa conversión.
- ¿Qué quieres que visitemos primero?- Tras decir la frase, se sintió estúpido, de haber podido, se hubiera ruborizado. Había sido una frase que no venía a cuento, hubiese sido mejor romper el hielo y cambiar el tema de una forma más sutil. Al menos sus ojos daban a entender que le importaba el tema, que no le era indiferente.
Luthys- Cantidad de envíos : 890
Re: Viejas historias, lugares nuevos.
El silencio que siguió a sus palabras hicieron a la fantasma pensar que había hablado demasiado. Miraba a Luthys, se entretenía n contemplar sus alas de oscuridad mientras se sentía culpable. Lo había sacado todo fuera de golpe y , aunque en realidad no había dicho nada que amenazara directamente al demonio, quizá su tono había sido demasiado duro.
Cuando el demonio la miró, detectó en seguida la culpabilidad en sus ojos. Se asustó, porque nunca había visto un sentimiento tan claro en aquellas brasas ardintes y pensó que quizá le habçía hecho más daño que él a ella. La culpabilidad sustituyó rápidamente la tristeza que le habían causado sus palabras y se acercó un poco a él. No sabí qué decir para arreglarlo, pero entocnes él habló y le preguntó a dónde quería ir primero.
Alma se dio cuenta de que estaban casi en la ciudad que había querido ir a visitar. Y quería hacerlo aún, pero no con la situación tan tensa como estaba. Sabía que a pesar de todo a los dos les importaba y les afectaba lo que acababa de pasar.
Sin contestarle, se acercó un poco más a él.
<< Luthys, escúchame. Sé que noes fácil ser lo que eres. en realidad sólo me lo imagino y seguramente nome acerque ni un poco a cómo te sientes. Sólo quería hcerte ver que con carácter demoniaco o sin él, tú eres tú y puedes ser lo que quieras y como quieras. Por muy demonio que seas puedes ser "bueno" igual que lo fuiste con ella y lo estás siendo conmigo. Yo sé que a veces no puedes controlar tu carácter, pero eso es algo que forma parte de tí, y de verdad que cualquier daño que puedas hacerme con tus palabras es sólo superficial, porque en tus ojos veo que en realidad no querías hacerlo. Sé que una vida distinta da miedo, pero puedes sacar mucho de tu mortalidad. Sólo tienes que intentarlo y dejar de preocuparte, porque si nos encontramos con und emonio a la vuelta de la esquina, ya habrá momento para preocuparnos. Incluso puede que en lugar de n demonio nos espere un ladrón dispuesto a llevarse lo poco que tengas. Todo te amenaza, pero no por ello tienes que vivir temiendo cada paso.Te mereces dejar eso a un lado y disfrutar. Y no te preocupes porque vigilaré las esquinas antes de que pases para que nadie pueda hacerte daño. ¿De acuerdo? >>
La fantasma sonrió de corazón.
<< Somos un equipo ¿no? >>
a continuación señaló un edificio grande qcuyo tejado sobresalía entre las casas.Y puso cara de enfado mal fingido.
<< Ahora, vamos a hacer turismo en condiciones. Quiero ver aquel edificio. ¿Vamos? >>
Se sentía bien. Había dicho lo que quería decir, aunqeu le daba un poco de miedo que tanta palabrería aburriera al demonio o le resultara cursi o pueril. Ahora mismo sólo quería disfrutar de aquel día, con Luthys, igual que antes. Como cuando se conocieron.
El corazón le dio un vuelco al pensar que podía ser como entonces...
Cuando el demonio la miró, detectó en seguida la culpabilidad en sus ojos. Se asustó, porque nunca había visto un sentimiento tan claro en aquellas brasas ardintes y pensó que quizá le habçía hecho más daño que él a ella. La culpabilidad sustituyó rápidamente la tristeza que le habían causado sus palabras y se acercó un poco a él. No sabí qué decir para arreglarlo, pero entocnes él habló y le preguntó a dónde quería ir primero.
Alma se dio cuenta de que estaban casi en la ciudad que había querido ir a visitar. Y quería hacerlo aún, pero no con la situación tan tensa como estaba. Sabía que a pesar de todo a los dos les importaba y les afectaba lo que acababa de pasar.
Sin contestarle, se acercó un poco más a él.
<< Luthys, escúchame. Sé que noes fácil ser lo que eres. en realidad sólo me lo imagino y seguramente nome acerque ni un poco a cómo te sientes. Sólo quería hcerte ver que con carácter demoniaco o sin él, tú eres tú y puedes ser lo que quieras y como quieras. Por muy demonio que seas puedes ser "bueno" igual que lo fuiste con ella y lo estás siendo conmigo. Yo sé que a veces no puedes controlar tu carácter, pero eso es algo que forma parte de tí, y de verdad que cualquier daño que puedas hacerme con tus palabras es sólo superficial, porque en tus ojos veo que en realidad no querías hacerlo. Sé que una vida distinta da miedo, pero puedes sacar mucho de tu mortalidad. Sólo tienes que intentarlo y dejar de preocuparte, porque si nos encontramos con und emonio a la vuelta de la esquina, ya habrá momento para preocuparnos. Incluso puede que en lugar de n demonio nos espere un ladrón dispuesto a llevarse lo poco que tengas. Todo te amenaza, pero no por ello tienes que vivir temiendo cada paso.Te mereces dejar eso a un lado y disfrutar. Y no te preocupes porque vigilaré las esquinas antes de que pases para que nadie pueda hacerte daño. ¿De acuerdo? >>
La fantasma sonrió de corazón.
<< Somos un equipo ¿no? >>
a continuación señaló un edificio grande qcuyo tejado sobresalía entre las casas.Y puso cara de enfado mal fingido.
<< Ahora, vamos a hacer turismo en condiciones. Quiero ver aquel edificio. ¿Vamos? >>
Se sentía bien. Había dicho lo que quería decir, aunqeu le daba un poco de miedo que tanta palabrería aburriera al demonio o le resultara cursi o pueril. Ahora mismo sólo quería disfrutar de aquel día, con Luthys, igual que antes. Como cuando se conocieron.
El corazón le dio un vuelco al pensar que podía ser como entonces...
Alma Swann- Cantidad de envíos : 300
Re: Viejas historias, lugares nuevos.
Cuando oyó lo que Alma le dijo se quedó aún más mudo que antes. ¿Qué podía decir ahora? Ella le estaba dando una lección de cómo ser mejor... eh... ser. Y encima tenía toda la razón. Y no sólo eso, sino que además le estaba ofreciendo su protección.
Permaneció sin caminar, mirando al suelo, un largo rato, hasta que suspiró y miró al espectro.
- Está bien, Alma. Sé que tienes razón, no sé disfrutar de los momentos que la eternidad puede ofrecerme. Y sé que vas a protegerme, y te lo agradezco de verdad.
Por supuesto que se lo agradecía, nadie más haría eso por alguien como él, y mucho menos tras hacerle daño. No creía del todo lo que dijo la joven sobre que sus palabras no la herían tanto. ¿Cómo no iban a herirla? Ella confiaba en él y no paraba de soltar barbaridades por su boca. Pero estaba bien, él también había mentido, pues aunque no quisiera hacerlo iba a seguir preocupado por su vida, por su tranquilidad, con miedo continuo porque apareciera algún demonio o alguien enviado por ellos. Por lo que, aunque intentaría disimular tranquilidad con Alma, seguiría muy pendiente de su alrrededor. No quería sorpresas.
- Humm... me gusta ese sitio, al menos parece grande. - Miró al lugar que Alma había señalado, y comprobó que debía ser algo importante allí. Quizá una iglesia, un palacete, un colegio, o alguna otra cosa. Aunque... - Querida, solo espero que no se trate de una iglesia porque entonces no pienso entrar. ¡Por favor! ¿Olvidas acaso que soy un demonio?- El tono empleado había sido burlón, como interpretandose a sí mismo muy melodramático. Y le sonrió levemente a Alma. Y dejó que sus ojos mostraran una disculpa nuevamente.
Echó a andar de nuevo, esta vez algo más animado, y comenzó a contemplar el paisaje y las gentes que les empezaron a rodear.
Permaneció sin caminar, mirando al suelo, un largo rato, hasta que suspiró y miró al espectro.
- Está bien, Alma. Sé que tienes razón, no sé disfrutar de los momentos que la eternidad puede ofrecerme. Y sé que vas a protegerme, y te lo agradezco de verdad.
Por supuesto que se lo agradecía, nadie más haría eso por alguien como él, y mucho menos tras hacerle daño. No creía del todo lo que dijo la joven sobre que sus palabras no la herían tanto. ¿Cómo no iban a herirla? Ella confiaba en él y no paraba de soltar barbaridades por su boca. Pero estaba bien, él también había mentido, pues aunque no quisiera hacerlo iba a seguir preocupado por su vida, por su tranquilidad, con miedo continuo porque apareciera algún demonio o alguien enviado por ellos. Por lo que, aunque intentaría disimular tranquilidad con Alma, seguiría muy pendiente de su alrrededor. No quería sorpresas.
- Humm... me gusta ese sitio, al menos parece grande. - Miró al lugar que Alma había señalado, y comprobó que debía ser algo importante allí. Quizá una iglesia, un palacete, un colegio, o alguna otra cosa. Aunque... - Querida, solo espero que no se trate de una iglesia porque entonces no pienso entrar. ¡Por favor! ¿Olvidas acaso que soy un demonio?- El tono empleado había sido burlón, como interpretandose a sí mismo muy melodramático. Y le sonrió levemente a Alma. Y dejó que sus ojos mostraran una disculpa nuevamente.
Echó a andar de nuevo, esta vez algo más animado, y comenzó a contemplar el paisaje y las gentes que les empezaron a rodear.
Luthys- Cantidad de envíos : 890
Re: Viejas historias, lugares nuevos.
Alma se rió con la broma e hizo un gesto casi imperceptible para que supiera que había captado sus disculpas de nuevo y que no eran necesarias.
<< Perdona, eres tan bueno que se me olvida >> Contestó, con un finjido tono compungido qeue oculta broma, siguiendo la suya.
La fantasma le guñó un ojo y se dirigió por las calles. DE repente se sentía ligera. Ligera y contenta, como si aquella broma hubiese borrado todo lo anterior. Mientras caminaban, Alma empezó a pensar en ello. Por alguna razón cuando estaba con Luthys todo le afectaba más, lo bueno a ponía eufórica y cualquier cometntario que hiriese al demonio la hacía sentir muy muy culpable. Lsos engranajes de su cabeza empezaban a funcionar, llevándola por un camino por el que no sabía si quería avanzar. Había demasiadas cosas implicadas, podría hable multitud de razones para que la hicera sentir así, empezando por que era la primera persona con la que mantenía una estrelcha relación desde que estaba muerta.
PEro quizá...
No, alma sacudió la cabeza, intentando no pensar en más posibilidades. Se conocía, y aquello podría estropearlo todo si era mentira y se autoconvencía de lo contrario. POr suerte, llegaron al edifico y pudo mantener su atención fija en otra cosa.
<< Es precioso... >>
Por suerte no era una iglesia, sino una especie de palacete de piedra y mármol bien conservado y cuidado y muy grande. Alma se quedó boquiaierta, no sólo era precioso por fuera...
<< ¡¡Es una biblioteca!! >> exclamó, emocionada, al reparar en el cartel que colgaba de la fachada principal, justo entre dos enormes columnas talladas. << Es la más grande que he visto nunca!! ¿Crees que nos dejarán entrar?? si es así por fuera, imagínate como debe ser por dentro... y todo ese espacio... ¿existen tantos libros como para llenarlo? Tiene que ser impresionante ver tantos libros juntos.... >>
De nuevoe staba eufórica, y pletórica. Miró al demonio con los ojos brillantes y algo la sacudió por dentro. Volvió su atención al hermoso edificio admirando los tejados de pizarra para acallar una vocecita en su conciencia qu le decía que seguramente al demonio le parecería una reacción demasiado tonta e infantil.
<< Perdona, eres tan bueno que se me olvida >> Contestó, con un finjido tono compungido qeue oculta broma, siguiendo la suya.
La fantasma le guñó un ojo y se dirigió por las calles. DE repente se sentía ligera. Ligera y contenta, como si aquella broma hubiese borrado todo lo anterior. Mientras caminaban, Alma empezó a pensar en ello. Por alguna razón cuando estaba con Luthys todo le afectaba más, lo bueno a ponía eufórica y cualquier cometntario que hiriese al demonio la hacía sentir muy muy culpable. Lsos engranajes de su cabeza empezaban a funcionar, llevándola por un camino por el que no sabía si quería avanzar. Había demasiadas cosas implicadas, podría hable multitud de razones para que la hicera sentir así, empezando por que era la primera persona con la que mantenía una estrelcha relación desde que estaba muerta.
PEro quizá...
No, alma sacudió la cabeza, intentando no pensar en más posibilidades. Se conocía, y aquello podría estropearlo todo si era mentira y se autoconvencía de lo contrario. POr suerte, llegaron al edifico y pudo mantener su atención fija en otra cosa.
<< Es precioso... >>
Por suerte no era una iglesia, sino una especie de palacete de piedra y mármol bien conservado y cuidado y muy grande. Alma se quedó boquiaierta, no sólo era precioso por fuera...
<< ¡¡Es una biblioteca!! >> exclamó, emocionada, al reparar en el cartel que colgaba de la fachada principal, justo entre dos enormes columnas talladas. << Es la más grande que he visto nunca!! ¿Crees que nos dejarán entrar?? si es así por fuera, imagínate como debe ser por dentro... y todo ese espacio... ¿existen tantos libros como para llenarlo? Tiene que ser impresionante ver tantos libros juntos.... >>
De nuevoe staba eufórica, y pletórica. Miró al demonio con los ojos brillantes y algo la sacudió por dentro. Volvió su atención al hermoso edificio admirando los tejados de pizarra para acallar una vocecita en su conciencia qu le decía que seguramente al demonio le parecería una reacción demasiado tonta e infantil.
Alma Swann- Cantidad de envíos : 300
Re: Viejas historias, lugares nuevos.
Al demonio le dejó algo más tranquilo que Alma respondiera a la broma como si nada e incluso dejara entrever que aceptaba de nuevo sus disculpas. Al menos no lo odiaba... todavía.
Se acercaron al edificio alto y grande que Alma había señalado. Las calles estaban atestadas de gente, cual ciudad capital. Había gente de todas las razas, estilos y edades. Niños en grupos jujaban a grito pelado, lo cual Luthys odiaba, pues era demasiado escandaloso para un demonio. Sin embargo, el ambiente de aquella ciudad le gustba, si, le gustaba bastante, cuando estuvo allí con Sophitia no llegó a pisar la capital del todo, se separaron antes, y ahora era la primera vez que veía ese lugar. Las mujeres iban y venían con pescados, carnes y verduras bajo los brazos, de regreso a casa tras una mañana ajetreada. Sí, pronto sería la hora de comer, y eso a él y a su fantasma sólo les dejaba más tranquila la ciudad para disfrutarla prácticamente solos.
Eso era algo que le gustaba de los humanos: sus horarios. Siempre tenían su vida ordenada, cronometrada y al día. Comían a tal hora, salían a tal otra, se acostaban siempre en el mismo momento... Y las ciudades permanecían esperándoles para el día siguiente.
Cuando llegaron delante del edificio, Luthys lo contempló. No era una iglesia, afortunadamente. Era un palacete. Había sido construido en piedra y mármol, y el demonio presuponía que no era demasiado antiguo. Posiblemente más de la mitad de los habitantes de la ciudad lo habían visto nacer y crecer.
Y entonces fue cuando la oyó. La miró boquiabierto mientras ella exclamaba casi como si diera saltos de alegría en el aire, con una asombrosa felicidad en el rostro y los ojos brillantes. Se giró para mirarle y luego volvió de nuevo la mirada hacia el edificio. Luthys no pudo resistirse y soltó una carcajada, aunque de corta duración.
- Está bien, visitaremos esta biblioteca por dentro. Aunque quisiera no podría negarme, sería como enseñarle un caramelo a un niño y luego quitárselo sin más. - Hizo una pausa y se quedó como pensativo, pero con una leve sonrisa en los labios.- ¿Tú también llorarías?
Se echó a reír en otra carcajada, pero calló de pronto, pues se dió cuenta de que los fantasmas no podían llorar. Obviamente, esta vez ni siquiera estaba enfadado para soltar algo así, era simplemente dejar notar la mínima sutileza de la que gozan los demonios... Se maldijo a sí mismo, y rogó para que Alma no lo tomara a mal.
Para no llegar a algo más grave, volvió a abrir su bocaza:
- ¿Sabes? A muchos demonios les gusta leer, obviamente, no pienses que leen cualquier cosa, pero sí están al día en la lectura. Pocos hay que no hayan cogido un libro alguna vez.- y dicho eso, empezó a caminar hacia dentro del edificio.
Se acercaron al edificio alto y grande que Alma había señalado. Las calles estaban atestadas de gente, cual ciudad capital. Había gente de todas las razas, estilos y edades. Niños en grupos jujaban a grito pelado, lo cual Luthys odiaba, pues era demasiado escandaloso para un demonio. Sin embargo, el ambiente de aquella ciudad le gustba, si, le gustaba bastante, cuando estuvo allí con Sophitia no llegó a pisar la capital del todo, se separaron antes, y ahora era la primera vez que veía ese lugar. Las mujeres iban y venían con pescados, carnes y verduras bajo los brazos, de regreso a casa tras una mañana ajetreada. Sí, pronto sería la hora de comer, y eso a él y a su fantasma sólo les dejaba más tranquila la ciudad para disfrutarla prácticamente solos.
Eso era algo que le gustaba de los humanos: sus horarios. Siempre tenían su vida ordenada, cronometrada y al día. Comían a tal hora, salían a tal otra, se acostaban siempre en el mismo momento... Y las ciudades permanecían esperándoles para el día siguiente.
Cuando llegaron delante del edificio, Luthys lo contempló. No era una iglesia, afortunadamente. Era un palacete. Había sido construido en piedra y mármol, y el demonio presuponía que no era demasiado antiguo. Posiblemente más de la mitad de los habitantes de la ciudad lo habían visto nacer y crecer.
Y entonces fue cuando la oyó. La miró boquiabierto mientras ella exclamaba casi como si diera saltos de alegría en el aire, con una asombrosa felicidad en el rostro y los ojos brillantes. Se giró para mirarle y luego volvió de nuevo la mirada hacia el edificio. Luthys no pudo resistirse y soltó una carcajada, aunque de corta duración.
- Está bien, visitaremos esta biblioteca por dentro. Aunque quisiera no podría negarme, sería como enseñarle un caramelo a un niño y luego quitárselo sin más. - Hizo una pausa y se quedó como pensativo, pero con una leve sonrisa en los labios.- ¿Tú también llorarías?
Se echó a reír en otra carcajada, pero calló de pronto, pues se dió cuenta de que los fantasmas no podían llorar. Obviamente, esta vez ni siquiera estaba enfadado para soltar algo así, era simplemente dejar notar la mínima sutileza de la que gozan los demonios... Se maldijo a sí mismo, y rogó para que Alma no lo tomara a mal.
Para no llegar a algo más grave, volvió a abrir su bocaza:
- ¿Sabes? A muchos demonios les gusta leer, obviamente, no pienses que leen cualquier cosa, pero sí están al día en la lectura. Pocos hay que no hayan cogido un libro alguna vez.- y dicho eso, empezó a caminar hacia dentro del edificio.
Luthys- Cantidad de envíos : 890
Re: Viejas historias, lugares nuevos.
La carcajada del demonio resonó en la percepción de Alma, llenándolo todo de una claridad inesperada. EL demonio prácticamente no reía nunca, que ella recordara, y como mucho le había sacado sonrisas. Pero aquella risotada había sido espontánea y real, y de repente la fantasma se sintió feliz. Todo lo que había pasado antes quedó completamente velado y se sintió... feliz.
Tanto que ni siquiera tuvo oportunidad de pensar mal del comentario bromista de Luthys. Le miró con falsa seriedad cuando él dejó de reirse de repente.
-<< Por supuesto, lloraría tanto y tan fuerte que acabaríamos volviendo en menos de dos minutos >>
Mantuvo su pose seria sólo unos segundos después de hablar y acto seguido se empezó a reír ella también. Siguió al demonio, interesada en lo que le estaba contando.
<< Vaya, eso es impresionante. ¿ y sobre qué leen exactamente los demonios?>> hizo una pausa, pensativa, y luego añadió << ¿Sabes? Con el tiempo que tenéis para estudiar y aprender, seríais unos médicos impresionantes. Tenéis todo lo que hay que tener: capacidad para estudiar, tiempo para hacerlo, destreza... que lástima que los de tu raza prefieran dedicarse a fastidiar, serían de gran ayuda a la humanidad. Aunque supongo que ahí está la gracia ¿no? >>
sonrió mientras seguía al demonio al interior del edificio. Era inmenso: una recepción cuyo techo llegaba muy por encima de sus cabezas, con multitud de arcos ycolumnas de sujección que daban paso a distintas salas pequeñas como archivos y salas privadas de lectura. Al fondo, una enorme puerta de roble abierta dejaba entrever una enorme sala repleta de estanterías hasta un techo al que la vista no alcanzaba. Al entrar vieron que la sala principal de la biblioteca tenía más de dos pisos de altura y, aparte de la estanterías que forraban sus paredes, había multitud de estanterías en mitad de la sala que llegaban también hasta el techo. El resto de los pisos contaba con pasarelas que las unían para que los libros fueran accesibles, ya que no existen escaleras tan altas.
<< Woha... >> Fue lo único que alcanzó a pensar la fantasma.
Se sentía pequeña. El sentimiento era fuerte y venía mezclado con el anterior de felicidad que había sentido. sonreía como si aquello fuese la mayor maravilla del universo, pero en el fondo, pensó, no era sólo el lugar lo que la hacía sentirse así. Era Luthys. Era la conversación aparentemente normal que estaba manteniendo con él. Era la sensación de seguridad que le daba tenerlo al lado.
Una parte de su cabeza funcionaba a pleno rendimiento, analizando todas esas sensaciones, buscando una razón para ello, y al mismo tiempo intentando no llegar a un punto del que no podría regresar una vez alcanzado, y que sabía que cambiaría más cosas de las que estaba dispuesta a admitir.
Intentó no pensar más en ello, dejando a esa parte de su cabeza trabajar en solitario, y se dedicó a inspeccionar la estantería que le pillaba más cerca. Luthys tenía que dar parte de quién era al bibliotecario cuyo escritorio se encontraba junto a la puerta, quien también preguntaba si podía ayudarle en algo, pero ella parecía tener vía libre: el bibliotecario no tenía ninguna sensibilidad mágica que pudiera hacer que viera a la fantasma.
Tanto que ni siquiera tuvo oportunidad de pensar mal del comentario bromista de Luthys. Le miró con falsa seriedad cuando él dejó de reirse de repente.
-<< Por supuesto, lloraría tanto y tan fuerte que acabaríamos volviendo en menos de dos minutos >>
Mantuvo su pose seria sólo unos segundos después de hablar y acto seguido se empezó a reír ella también. Siguió al demonio, interesada en lo que le estaba contando.
<< Vaya, eso es impresionante. ¿ y sobre qué leen exactamente los demonios?>> hizo una pausa, pensativa, y luego añadió << ¿Sabes? Con el tiempo que tenéis para estudiar y aprender, seríais unos médicos impresionantes. Tenéis todo lo que hay que tener: capacidad para estudiar, tiempo para hacerlo, destreza... que lástima que los de tu raza prefieran dedicarse a fastidiar, serían de gran ayuda a la humanidad. Aunque supongo que ahí está la gracia ¿no? >>
sonrió mientras seguía al demonio al interior del edificio. Era inmenso: una recepción cuyo techo llegaba muy por encima de sus cabezas, con multitud de arcos ycolumnas de sujección que daban paso a distintas salas pequeñas como archivos y salas privadas de lectura. Al fondo, una enorme puerta de roble abierta dejaba entrever una enorme sala repleta de estanterías hasta un techo al que la vista no alcanzaba. Al entrar vieron que la sala principal de la biblioteca tenía más de dos pisos de altura y, aparte de la estanterías que forraban sus paredes, había multitud de estanterías en mitad de la sala que llegaban también hasta el techo. El resto de los pisos contaba con pasarelas que las unían para que los libros fueran accesibles, ya que no existen escaleras tan altas.
<< Woha... >> Fue lo único que alcanzó a pensar la fantasma.
Se sentía pequeña. El sentimiento era fuerte y venía mezclado con el anterior de felicidad que había sentido. sonreía como si aquello fuese la mayor maravilla del universo, pero en el fondo, pensó, no era sólo el lugar lo que la hacía sentirse así. Era Luthys. Era la conversación aparentemente normal que estaba manteniendo con él. Era la sensación de seguridad que le daba tenerlo al lado.
Una parte de su cabeza funcionaba a pleno rendimiento, analizando todas esas sensaciones, buscando una razón para ello, y al mismo tiempo intentando no llegar a un punto del que no podría regresar una vez alcanzado, y que sabía que cambiaría más cosas de las que estaba dispuesta a admitir.
Intentó no pensar más en ello, dejando a esa parte de su cabeza trabajar en solitario, y se dedicó a inspeccionar la estantería que le pillaba más cerca. Luthys tenía que dar parte de quién era al bibliotecario cuyo escritorio se encontraba junto a la puerta, quien también preguntaba si podía ayudarle en algo, pero ella parecía tener vía libre: el bibliotecario no tenía ninguna sensibilidad mágica que pudiera hacer que viera a la fantasma.
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Re: Viejas historias, lugares nuevos.
Ante el comentario de Alma sobre llorar, Luthys simplemente sonrió, mucho más tranquilo tras comprobar que la chica no lo había tomado a mal.
- ¿Médicos? ¿Quién quiere ser médico? A mí, personalmente, no se me ocurriría ser algo así en la vida... o en la eternidad... Ser médido es mucha seriedad, responsabilidad y, sobre todo, paciencia. No creo que los demonios fueran unos buenos médicos, Alma, piensa que odian a casi todos los seres de este mundo. No sería una profesión compatibles con ellos.- Ese tema le hizo recordar a ella, ningún médico pudo hacer que siguiera con vida unos cuantos años más, lo que Luthys interpretaba como que esa profesión era un timo, que dependía de la suerte que uno tuviera... Antes de que sus pensamientos se reflejaran en su rostro, Luthys cambió el gesto.
Así entraron en la biblioteca. La cual pudo comprobar Luthys que era impresionante. Las estanterías, repletas de libros, eran las más altas que el demonio hubiese visto nunca. En ese lugar debia haber libros de hacía muchisimos años, y d todo tipo de temas.
Miró a Alma de reojo y vió su gesto de impresión en el rostro. Se la veía muy contenta, como pocas veces la había visto. Y eso le hizo recordar a los unicornios... y a la nieve...
Luthys sacudió la cabeza como si quisiera echar esos pensamientos de su mente. Y justo en ese momento oyó una voz a su izquierda. Se giró y se sintió torpre y avergonzado.
- Oh, señor, disculpe. Eh... mi nombre es Jacob. - No pensaba dar su nombre verdadero.- Estoy interesado en algún libro histórico sobre... esta ciudad. Debe tener un pasado histórico precioso y digno de leer...-Sabía que esos comentarios siempre le dejaban bien colocado, y conseguiría caerle bien a ese señor, y eso le permitiría pasar desapercibido por extraño.
El hombre se mostró muy complacido y le indicó amablemente dónde podía encontrar ese tipo de libros que él buscaba, pero también le ofreció recorrer la biblioteca entera ya que esta poseía libros muy variados y dignos de echarles un vistazo. Luthys agradeció el comentario y sonrió levemente al hombre. Justo después buscó a Alma por el lugar. Y ressopló. Acababa de darse cuenta de toda la gente que había en ese sitio, y la fantasma estaba ni más ni menos que bien mezclada entre ellos, justo en el medio. Se abrió paso a través de la gente y al llegar a su lado, dijo en voz baja.
- Intentemos no tener ningún percance...
- ¿Médicos? ¿Quién quiere ser médico? A mí, personalmente, no se me ocurriría ser algo así en la vida... o en la eternidad... Ser médido es mucha seriedad, responsabilidad y, sobre todo, paciencia. No creo que los demonios fueran unos buenos médicos, Alma, piensa que odian a casi todos los seres de este mundo. No sería una profesión compatibles con ellos.- Ese tema le hizo recordar a ella, ningún médico pudo hacer que siguiera con vida unos cuantos años más, lo que Luthys interpretaba como que esa profesión era un timo, que dependía de la suerte que uno tuviera... Antes de que sus pensamientos se reflejaran en su rostro, Luthys cambió el gesto.
Así entraron en la biblioteca. La cual pudo comprobar Luthys que era impresionante. Las estanterías, repletas de libros, eran las más altas que el demonio hubiese visto nunca. En ese lugar debia haber libros de hacía muchisimos años, y d todo tipo de temas.
Miró a Alma de reojo y vió su gesto de impresión en el rostro. Se la veía muy contenta, como pocas veces la había visto. Y eso le hizo recordar a los unicornios... y a la nieve...
Luthys sacudió la cabeza como si quisiera echar esos pensamientos de su mente. Y justo en ese momento oyó una voz a su izquierda. Se giró y se sintió torpre y avergonzado.
- Oh, señor, disculpe. Eh... mi nombre es Jacob. - No pensaba dar su nombre verdadero.- Estoy interesado en algún libro histórico sobre... esta ciudad. Debe tener un pasado histórico precioso y digno de leer...-Sabía que esos comentarios siempre le dejaban bien colocado, y conseguiría caerle bien a ese señor, y eso le permitiría pasar desapercibido por extraño.
El hombre se mostró muy complacido y le indicó amablemente dónde podía encontrar ese tipo de libros que él buscaba, pero también le ofreció recorrer la biblioteca entera ya que esta poseía libros muy variados y dignos de echarles un vistazo. Luthys agradeció el comentario y sonrió levemente al hombre. Justo después buscó a Alma por el lugar. Y ressopló. Acababa de darse cuenta de toda la gente que había en ese sitio, y la fantasma estaba ni más ni menos que bien mezclada entre ellos, justo en el medio. Se abrió paso a través de la gente y al llegar a su lado, dijo en voz baja.
- Intentemos no tener ningún percance...
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Re: Viejas historias, lugares nuevos.
Alma le miró sonriendo traviesa.
<< De acuerdo, lo intentaré >> Se hizo la distraída mientras miraba los títulos de unos libros y luego añadió casi en un susurro. << Lo intentaré >>
Soltó una pequeña risita y siguió mirando los títulos de los libros.
<< Estaba hablando en el hipotético caso de que los demonios no odiaran a la humanidad, cosa que está claro que no ocurrirá >> Se sentía bien con la conversación, y no quería dejar escapar aquel momento. << De todas forma podríais ser experto en lo que quisierais. Por ejemplo, en historia >> Sonrió. Había escuchado lo que le había dicho al bibliotecario. No sabía si lo había dicho como tapadera, igual que su nombre falso, o de verdad le interesaba. Pensó que podía ser un buen tema de conversación para continuar.
mientras tanto, seguía buscando entre los títulos de los libros. Encontró uno con las tapas de cuero rojo que le pareció interesante.
<< Mira ese. Son leyendas e historias sobre la ciudad. Podría ser interesante ¿No crees? >>
Le recordaba a uno que tenía de niña, uno de los primeros que consiguió. Le hubiese gustado abrirlo y hojearlo, pero no podía. Fue a cogerlo, pero a medio recorrido de su mano recordó que era incorpórea. El encantamiento que le había producido aquel lugar se disipó por un momento. se sentía tan bien con Luthys que a veces olvidaba quién era ella, y estaba tan acostumbrada a que nadie la vieran que no lo relacionaba automáticamente. Por un momento se dio cuenta de que estaba rodeada de hermosos libros, de un conocimiento infinito, al que ella nunca podría acceder por sí sola.
A pesar de ello decidió no romper la atmósfera distendida y antes de que el demonio pudiera darse cuenta del gesto, modificó la trayectoria de la mano para señalar otro libro cercano.
<< y ése es sobre la historia de la ciudad. ¿No buscabas algo así? >>
<< De acuerdo, lo intentaré >> Se hizo la distraída mientras miraba los títulos de unos libros y luego añadió casi en un susurro. << Lo intentaré >>
Soltó una pequeña risita y siguió mirando los títulos de los libros.
<< Estaba hablando en el hipotético caso de que los demonios no odiaran a la humanidad, cosa que está claro que no ocurrirá >> Se sentía bien con la conversación, y no quería dejar escapar aquel momento. << De todas forma podríais ser experto en lo que quisierais. Por ejemplo, en historia >> Sonrió. Había escuchado lo que le había dicho al bibliotecario. No sabía si lo había dicho como tapadera, igual que su nombre falso, o de verdad le interesaba. Pensó que podía ser un buen tema de conversación para continuar.
mientras tanto, seguía buscando entre los títulos de los libros. Encontró uno con las tapas de cuero rojo que le pareció interesante.
<< Mira ese. Son leyendas e historias sobre la ciudad. Podría ser interesante ¿No crees? >>
Le recordaba a uno que tenía de niña, uno de los primeros que consiguió. Le hubiese gustado abrirlo y hojearlo, pero no podía. Fue a cogerlo, pero a medio recorrido de su mano recordó que era incorpórea. El encantamiento que le había producido aquel lugar se disipó por un momento. se sentía tan bien con Luthys que a veces olvidaba quién era ella, y estaba tan acostumbrada a que nadie la vieran que no lo relacionaba automáticamente. Por un momento se dio cuenta de que estaba rodeada de hermosos libros, de un conocimiento infinito, al que ella nunca podría acceder por sí sola.
A pesar de ello decidió no romper la atmósfera distendida y antes de que el demonio pudiera darse cuenta del gesto, modificó la trayectoria de la mano para señalar otro libro cercano.
<< y ése es sobre la historia de la ciudad. ¿No buscabas algo así? >>
Alma Swann- Cantidad de envíos : 300
Re: Viejas historias, lugares nuevos.
No se fiaba de Alma, aunque sabía que sólo quería picarle. Esa chica era demasiado traviesa, y él lo sabía. Como también sabía la facilidad que tenía él para meterse en líos, mucho más si iba en compañía de aquella fantasma...
Comprobó junto a Alma que había una gran variedad de libros a su alrededor.
- Sí, lo cierto es que la historia me gusta, quizá porque he vivido mucha de ella, ¿no crees?- miró al suelo pensativo un instante - Creo que soy demasiado viejo como para intentar convertirme en un humano normal, Alma.- su gesto dejaba entrever una especie de pena que también quedó algo reflejada en su voz, pero justo después hizo su movimiento de labios característico que quería ser sonrisa, pero se quedaba a medias.
Observó el gesto de Alma mientras ella miraba los libros, y pensó que igual le gustaría coger alguno para leerlo. O, bueno, que lo cogiera él para leerlo juntos. Sí, eso parecía buena idea: leer juntos un buen libro de historias y leyendas. Esa idea le gustó, y pensó que a ella también le gustaría. Por eso mismo, sacó de la estantería el libro que la chica acababa de señalar y la miró con una sonrisa pícara, aunque como siempre, apenas distinguible.
- ¿No te apetece leerme algo de este libro? Yo odio leer en voz alta, pero tú sí podrías hacerlo. Así compartimos trabajo: yo sujeto el libro y tu lo lees.- acto seguido le guiñó un ojo y señaló con un movimiento de cabeza a la sala contigua. Se trataba de una sala de lectura en la que, aunque había mucha gente, podrían sentarse en el suelo, a la vista de todo el mundo simplemente se trataría de un hombre sentado en el suelo leyendo un libro en una biblioteca abarrotada de gente, no sería extraño. Aunque esperaba que a Alma le gustara el plan.
FDI: Iba a leer el libro yo, pero tengo pendientes más respuestas en temas y mi imaginación no va a dar para inventarme un cuento o algo cortito. a ver si a ti sí
Comprobó junto a Alma que había una gran variedad de libros a su alrededor.
- Sí, lo cierto es que la historia me gusta, quizá porque he vivido mucha de ella, ¿no crees?- miró al suelo pensativo un instante - Creo que soy demasiado viejo como para intentar convertirme en un humano normal, Alma.- su gesto dejaba entrever una especie de pena que también quedó algo reflejada en su voz, pero justo después hizo su movimiento de labios característico que quería ser sonrisa, pero se quedaba a medias.
Observó el gesto de Alma mientras ella miraba los libros, y pensó que igual le gustaría coger alguno para leerlo. O, bueno, que lo cogiera él para leerlo juntos. Sí, eso parecía buena idea: leer juntos un buen libro de historias y leyendas. Esa idea le gustó, y pensó que a ella también le gustaría. Por eso mismo, sacó de la estantería el libro que la chica acababa de señalar y la miró con una sonrisa pícara, aunque como siempre, apenas distinguible.
- ¿No te apetece leerme algo de este libro? Yo odio leer en voz alta, pero tú sí podrías hacerlo. Así compartimos trabajo: yo sujeto el libro y tu lo lees.- acto seguido le guiñó un ojo y señaló con un movimiento de cabeza a la sala contigua. Se trataba de una sala de lectura en la que, aunque había mucha gente, podrían sentarse en el suelo, a la vista de todo el mundo simplemente se trataría de un hombre sentado en el suelo leyendo un libro en una biblioteca abarrotada de gente, no sería extraño. Aunque esperaba que a Alma le gustara el plan.
FDI: Iba a leer el libro yo, pero tengo pendientes más respuestas en temas y mi imaginación no va a dar para inventarme un cuento o algo cortito. a ver si a ti sí
Luthys- Cantidad de envíos : 890
Re: Viejas historias, lugares nuevos.
<< Para ser un experto historiador no hace falta que seas un humano, ¿sabes? Además, no podrías ser un humano normal aunque quisieras, eres demasiado especial para eso >> dijo, para quitarle hierro al asunto. Había notado el tono algo de pena, y no quería que el demonio se apenase. Aunque, ahora que lo había soltado sin pensar, se arrepentía de lo que había dicho, porque se lo había podido tomar mal... o porque ¿qué iba a pensar de aquello? La fantasma se apresuró a añadir algo para evitar que el demonios e centrara en aquella frase. << Pero bueno, la verdad es que es una profesión bastante aburrida, entiendo que no quieras dedicarte en serio a eso. >>
Sonrió. Y esa sonrisa se amplió cuando vio que Luthys cogía el primer libro que le había señalado, el de historias y leyendas de tapas de cuero rojo.
<< Me parece una gran idea. >> Respondió a la propuesta del demonio. Le acompañó hasta la sala de lectura y esperó a que él se sentara. Se colocó junto a él, flotando como si estuviera arrodillada, sentada sobre sus propios pies. De repente no le pareció tan buena idea: para que ella pudiera leer necesitaba acercarse al libro, pero si Luthys lo sujetaba de manera que ella lo viera desde donde estaba, podría llamar la atención de alguien, ya que la posición del libro sería poco normal para alguien que lee solo. La fantasma tuvo que acercarse más a él, tanto que casi le rozaba. Para ocultar un poco su nerviosismo, echó un vistazo rápido al índice y le indicó una página del libro.
<< ¡¡Es una leyenda sobre la biblioteca!! >> Le había llevado a ella la curiosidad por saber cómo podía haber una leyenda sobre la biblioteca cuando saltaba a la vista que era un edificio más bien reciente. Esperó a que el demonio pasara las hojas, mirándole de reojo mientras fingía prestar toda su atención al libro. No sabía muy bien por qué, dio por hecho que era debido a su turbación. En realidad estaba buscando algún signo de turbación en el demonio, pero una parte de ella no era capaz de admitirlo. Lo poco que tardó el demonio en llegar a la página indicada le pareció una eternidad, pero por fin lelgó y pudo dejar de pensar. Se puso a leer.
Alma dejó de leer súbitamente. La siguiente página estaba arrancada.
<< Vaya... >> comentó, desanimada. Le hubiese gustado saber qué pasaba con Cal'shyu y Debus, y qué tenía que ver todo aquello con la biblioteca...
<< Me parece una cosa horrible que alguien arranque páginas de un libro >> dijo, al cabo de unos segundos. << Los libros cuentan historias que nunca podrán ser acabadas si alguien los mutila de esta forma... ¿Por qué crees que arrancarían esas páginas? >>
Alma se había dado cuenta de que, según la numeración, la siguiente página que se veía era la 170 cuando la que había estado leyendo era la 166
Sonrió. Y esa sonrisa se amplió cuando vio que Luthys cogía el primer libro que le había señalado, el de historias y leyendas de tapas de cuero rojo.
<< Me parece una gran idea. >> Respondió a la propuesta del demonio. Le acompañó hasta la sala de lectura y esperó a que él se sentara. Se colocó junto a él, flotando como si estuviera arrodillada, sentada sobre sus propios pies. De repente no le pareció tan buena idea: para que ella pudiera leer necesitaba acercarse al libro, pero si Luthys lo sujetaba de manera que ella lo viera desde donde estaba, podría llamar la atención de alguien, ya que la posición del libro sería poco normal para alguien que lee solo. La fantasma tuvo que acercarse más a él, tanto que casi le rozaba. Para ocultar un poco su nerviosismo, echó un vistazo rápido al índice y le indicó una página del libro.
<< ¡¡Es una leyenda sobre la biblioteca!! >> Le había llevado a ella la curiosidad por saber cómo podía haber una leyenda sobre la biblioteca cuando saltaba a la vista que era un edificio más bien reciente. Esperó a que el demonio pasara las hojas, mirándole de reojo mientras fingía prestar toda su atención al libro. No sabía muy bien por qué, dio por hecho que era debido a su turbación. En realidad estaba buscando algún signo de turbación en el demonio, pero una parte de ella no era capaz de admitirlo. Lo poco que tardó el demonio en llegar a la página indicada le pareció una eternidad, pero por fin lelgó y pudo dejar de pensar. Se puso a leer.
Kenrey, recopilador de historias escribió:La bilbioteca del caminanteTrinacracia ha sido, desde que fue construida, una ciudad dignamente erigida. Palacios suntuosos y grandes viviendas y comercios coronan la parte alta de la ciudad, la plataforma que une las tres islas del archipiélago. Y no sólo eso, también posee una de las más grandes bibliotecas que han existido, por lo que puede presumir de ser una ciudad con un bagaje cultural amplio.
Pero no siempre fue así.
Dicen que, hace tiempo, la sobria ciudad era un nido de mercaderes sin corazón que hacían lo posible por enriquecerse. Dicen que mercadeaban con todo lo que caía en sus manos, legal o no: Mercados de esclavos, tratos con piratas y comercio de objetos robados, precios exorbitados en productos básicos, sustancias de las que gustan los bandidos y que cambian de nombre constantemente para evitar que se conociera su procedencia, prostíbulos… Bajo la elegancia de la ciudad Alta los mercaderes aparentaban normalidad, pero su verdadero feudo eran los arrabales. Las rencillas crecían entre ellos, que intentaban a toda costa pisarse unos a otros. Todos querían tener el palacete más grande, la fortuna más alta, el negocio más enriquecedor.
Y por ello todos tenían su vista puesta en Debus y su casi palacio de mármol blanco. Debus era el mercader más avaricioso, más extravagante y más retorcido de todos los que habitaban Trinacracia, y por ello todos querían ser como él. El viejo Debus llevaba años amasando una fortuna más que considerable, se había hecho construir un palacete de mármol blanco bastante grande, sobornando a unos arquitectos de los pocos capacitados para construir en aquella enorme plataforma. A pesar de su avanzada edad, pues rondaba ya los 90 años, y su casi reclusión en su casa, Debus seguía aferrado a sus negocios y a su dinero y se decía que podía conseguir cualquier cosa que quisiera.
Por aquellos días apareció en la ciudad un hombre. Era un joven de aspecto desgreñado pero limpio, que portaba un bastón ajado por largas caminatas y un gran macuto colgando de su espalda. A pesar de no aparentar más de 25 años, sus ojos denotaban un cansancio de muchos años de lucha, y nada en su aspecto parecía revelarle como elfo o semielfo, o alguna de las distintas razas más longevas de Jaspia. Se hacía llamar Cal’shyu, un nombre curioso que significa “El caminante del saber”. Su llegada pasó desapercibida en la gran ciudad durante un tiempo, hasta que un día apareció junto al palacio de mármol blanco de Debus, se sentó en la escalinata que precedía a la entrada y sacó un pergamino de su macuto, poniéndose a dibujar algo con un carboncillo.
El viejo Debus era muy celoso de sus posesiones, y pensó que aquel extraño estaba allí por orden de alguno de los mercaderes que más le odiaban, para encontrar la manera de entrar en su palacete y acabar con él y su imperio, así que mandó que lo echaran de allí.
Pero el joven volvía, todos los días a la misma hora, y se ponía a dibujar hasta que los matones de Debus le echaban. Un día, cansado de tanto juego, fue el propio mercader quien salió a la escalinata. Con malas formas y sin decir nada, le arrancó a Cal’shyu el pergamino de sus manos, y se extrañó al ver que lo que el joven pintaba no era su palacio, sino otro edificio. Un edificio con la misma planta de su palacete, pero mucho más grandioso, alto, esbelto y hermoso. Cal’shyu no dijo nada. Pero a Debus tampoco le hacía falta que lo hiciera, enseguida quiso para él un palacio tan grandioso como el que veía en el dibujo.
Alma dejó de leer súbitamente. La siguiente página estaba arrancada.
<< Vaya... >> comentó, desanimada. Le hubiese gustado saber qué pasaba con Cal'shyu y Debus, y qué tenía que ver todo aquello con la biblioteca...
<< Me parece una cosa horrible que alguien arranque páginas de un libro >> dijo, al cabo de unos segundos. << Los libros cuentan historias que nunca podrán ser acabadas si alguien los mutila de esta forma... ¿Por qué crees que arrancarían esas páginas? >>
Alma se había dado cuenta de que, según la numeración, la siguiente página que se veía era la 170 cuando la que había estado leyendo era la 166
Alma Swann- Cantidad de envíos : 300
Re: Viejas historias, lugares nuevos.
Se alegró al ver el gesto de felicidad en el rostro fantasmal de Alma al verle sacar el libro de la estantería y proponerle su idea de pasar el rato.
Juntos se dirigieron a una esquina de la sala que Luthys había señalado antes, y se sentaron en el suelo. Bueno, Alma simplemente flotaba... Fue entonces cuando cayó el la cuenta de que iban a pasar el rato que estuvieran allí muy, muy juntos, debido a que aunque la chica fuera un fantasma, no tenía la vista tan buena como para leer desde lejos, por lo que él tendría que acercar el libro pero sin que a ojos ajenos fuera algo anormal. Y Luthys se puso nervioso. Alma, por el contrario, parecía emocionada con leer el libro que él sostenía y se acercó a él buscando leer cada una de las letras. Y Luthys se relajó. No le importaba tenerla tan cerca, todo lo contrario, aunque no pudiera sentir su calor, su aroma o su aliento, algo hacía que pudiera notarla casi rozarle, aunque fuera un fantasma. Y sonrió, aunque escondiendo su cara de ella, orgullosos que son los demonios.
Escuchó a Alma relatar la historia que ella misma había elegido, emocionada, y él había buscado entre las páginas del libro. Le relajaba escuchar su voz, y sabía que ella estaba contenta por poder compartir ese momento, bien sabía que ella ya no podía agarrar un libro y ponerse a leer como lo hiciera cuando era humana. No quería mirarla, pues no quería ponerla nerviosa y a él mismo le daba algo de apuro hacerlo. La escuchó con atención, en silencio, muy concentrado en la lectura, hasta que Alma calló de golpe.
En un primer momento, el demonios giró la página varias veces, como si por hacerlo las páginas que faltaban fueran a aparecer de nuevo. Luego, miró a Alma, la cual hablaba.
- Bueno, jovencita, no te emociones- soltó una breve carcajada. Pero al parecer, Alma no le seguía la broma. Carraspeó y añadió: - Eh, bueno, ¿no estará tu cabecita fantasmal pensando que detrás de este robo de páginas hay algun misterio no? Algo le decía que la chica pensaba así, y algo le decia que con todo lo que él había vivido ya, iguales posibilidades había de que estuviera equivocada, como de que estuviera en lo cierto.
Suspiró.
- ¿Quieres que pregunte al encargado de la biblioteca si sabe algo de las hojas perdidas?
Juntos se dirigieron a una esquina de la sala que Luthys había señalado antes, y se sentaron en el suelo. Bueno, Alma simplemente flotaba... Fue entonces cuando cayó el la cuenta de que iban a pasar el rato que estuvieran allí muy, muy juntos, debido a que aunque la chica fuera un fantasma, no tenía la vista tan buena como para leer desde lejos, por lo que él tendría que acercar el libro pero sin que a ojos ajenos fuera algo anormal. Y Luthys se puso nervioso. Alma, por el contrario, parecía emocionada con leer el libro que él sostenía y se acercó a él buscando leer cada una de las letras. Y Luthys se relajó. No le importaba tenerla tan cerca, todo lo contrario, aunque no pudiera sentir su calor, su aroma o su aliento, algo hacía que pudiera notarla casi rozarle, aunque fuera un fantasma. Y sonrió, aunque escondiendo su cara de ella, orgullosos que son los demonios.
Escuchó a Alma relatar la historia que ella misma había elegido, emocionada, y él había buscado entre las páginas del libro. Le relajaba escuchar su voz, y sabía que ella estaba contenta por poder compartir ese momento, bien sabía que ella ya no podía agarrar un libro y ponerse a leer como lo hiciera cuando era humana. No quería mirarla, pues no quería ponerla nerviosa y a él mismo le daba algo de apuro hacerlo. La escuchó con atención, en silencio, muy concentrado en la lectura, hasta que Alma calló de golpe.
En un primer momento, el demonios giró la página varias veces, como si por hacerlo las páginas que faltaban fueran a aparecer de nuevo. Luego, miró a Alma, la cual hablaba.
- Bueno, jovencita, no te emociones- soltó una breve carcajada. Pero al parecer, Alma no le seguía la broma. Carraspeó y añadió: - Eh, bueno, ¿no estará tu cabecita fantasmal pensando que detrás de este robo de páginas hay algun misterio no? Algo le decía que la chica pensaba así, y algo le decia que con todo lo que él había vivido ya, iguales posibilidades había de que estuviera equivocada, como de que estuviera en lo cierto.
Suspiró.
- ¿Quieres que pregunte al encargado de la biblioteca si sabe algo de las hojas perdidas?
Luthys- Cantidad de envíos : 890
Re: Viejas historias, lugares nuevos.
Alma le miró con una expresión de fingida indignación.
<< ¿Por quién me tomas? Yo no voy buscando conspiraciones detrás de cada página arrancada. >> su tono altivo dejaba de tener validez ante la sonrisa que no era capaz de esconder. Finalmente dejó de intentar esconderla y cambió su gesto por uno de emoción contenida. << Aunque, ahora que lo dices, quizá... Sí sería mejor que preguntaras al bibliotecario. sólo para asegurarnos...>>
Le sonrió mucho más abiertamente. No sabía si creer que realmente había algo extraño detrás de todo eso, pero le gustaba el juego que el demonio había comenzado. Y además, no había razón para pararlo, seguro que salía algo divertido de todo aquello.
Se sentía feliz, con ganas de broma, de aventura o de cualquier cosa. Reflexionó. nunca se había sentido tan viva, y menos aún estando muerta. ¿Qué clase de cosa extraña era aquella?
Decidió no pensarlo mucho, y simplemente dejarse llevar. Por las sensaciones, por la situación. A ver qué ocurría.
Sonrió mientras seguía a Luthys hasta la mesa del bibliotecario.
<< ¿Por quién me tomas? Yo no voy buscando conspiraciones detrás de cada página arrancada. >> su tono altivo dejaba de tener validez ante la sonrisa que no era capaz de esconder. Finalmente dejó de intentar esconderla y cambió su gesto por uno de emoción contenida. << Aunque, ahora que lo dices, quizá... Sí sería mejor que preguntaras al bibliotecario. sólo para asegurarnos...>>
Le sonrió mucho más abiertamente. No sabía si creer que realmente había algo extraño detrás de todo eso, pero le gustaba el juego que el demonio había comenzado. Y además, no había razón para pararlo, seguro que salía algo divertido de todo aquello.
Se sentía feliz, con ganas de broma, de aventura o de cualquier cosa. Reflexionó. nunca se había sentido tan viva, y menos aún estando muerta. ¿Qué clase de cosa extraña era aquella?
Decidió no pensarlo mucho, y simplemente dejarse llevar. Por las sensaciones, por la situación. A ver qué ocurría.
Sonrió mientras seguía a Luthys hasta la mesa del bibliotecario.
Alma Swann- Cantidad de envíos : 300
Re: Viejas historias, lugares nuevos.
FDI: Puff, perdoname, tia, es que estoy hastar arriba de de todo y no tengo tiempo de ponerme a escribir. Los siento.
DDI:
Luthys suspiró pesadamente, no podía creer que tuviera que ir a interrogar al bibliotecario sobre las páginas arrancadas del libro. No, no le gustaba llamar la atención y con eso iba a hacerlo, aunque solo fuera para que pensaran de él que era un jodido cansino que sólo quería meter las narices donde no le llamaban...
Pero, aún con eso, ahí estaba él, caminando hacia la mesa del bibliotecario seguido de Alma, la cual dejaba ver en su rostro una radiante felicidad. Aunque prefería verla así que triste, no le apetecía nada hacer lo que iba a hacer, se sentí ridículo.
- Está bien, Alma, pero no voy a insistir, ¿de acuerdo?- dijo en voz casi inaudible unos siete pasos antes de llegar a su destino. Le daba igual si ella opinaba lo contrario o no, pero tenía muy claro que no iba a ser demasiado pesado con el tema del libro.
Se colocó delante de la mesa y esperó a que el hombre terminara de atender a una mujer y un hombre, al parecer bastante distinguidos, antes de decir:
- Disculpe, caballero- el hombre saludó de tal manera que dejó claro que sabía que era el mismo de antes.
- Vaya, señor Jacob, ¿ya acabó el libro que eligió?- Sí, se acordaba perfectamente de él.
- Eh, bueno, no exactamente. Verá- Igual cualquiera no lo hubiera notado, pero estaba convencido de que Alma estaba notando su nerviosismo.- el caso es que he cogido un libro que me ha llamado la atención, pero... no he podido terminarlo porque le faltan algunas páginas.
- ¿Faltan páginas?- preguntó el hombre algo extrañado. Hizo un gesto con las manos para que el demonio le mostrara de qué libro se trataba. Así lo hizo Luthys y percibió al instante el cambio en el rostro del hombre. - Eh, bueno, señor Jacob, lo siento mucho, pero este libro debería haber sido retirado de la biblioteca hace mucho tiempo. No sé cómo ha vuelto a la estantería.- el hombre se mostraba abochornado. Justo se disponía a llevarse el libro cuando Luthys habló de nuevo para impedirlo.
- ¿Por qué se lo lleva? Ya que lo he empezado, me encantaría leer algunas páginas más, aunque tenga que dejar a medias esa historia que había comenzado... - Luthys lanzó una mirada fugaz a Alma, para ver si ella también había notado la inquietud del hombre. - Por favor, déjeme el libro, sólo le preguntaba por curiosidad...
- No, no, disculpe, pero no puedo dejarle el libro, lo siento.
- Quiero seguir leyendo ese libro, así que no se ande con tonterías y démelo.- lamentablemente, ese señor estaba enfureciendo levemente a Luthys, y sus últimas palabras había sonado mucho más fuertes de lo que él hubiera pretendido. Quizá fue por este motivo por el que el hombre se puso aún más nervioso y dijo:
-Mire, voy a buscar a mi superiora, ella se encargará de aclararle el asunto. Espere aquí unos instantes.- y el hombre se metió dentro, a buscar a nosequién, dejando allí a Luthys, más enfadado de lo que había llegado.
Miró a Alma de reojo, y murmuró:
- ¿Ves lo que pasa?
DDI:
Luthys suspiró pesadamente, no podía creer que tuviera que ir a interrogar al bibliotecario sobre las páginas arrancadas del libro. No, no le gustaba llamar la atención y con eso iba a hacerlo, aunque solo fuera para que pensaran de él que era un jodido cansino que sólo quería meter las narices donde no le llamaban...
Pero, aún con eso, ahí estaba él, caminando hacia la mesa del bibliotecario seguido de Alma, la cual dejaba ver en su rostro una radiante felicidad. Aunque prefería verla así que triste, no le apetecía nada hacer lo que iba a hacer, se sentí ridículo.
- Está bien, Alma, pero no voy a insistir, ¿de acuerdo?- dijo en voz casi inaudible unos siete pasos antes de llegar a su destino. Le daba igual si ella opinaba lo contrario o no, pero tenía muy claro que no iba a ser demasiado pesado con el tema del libro.
Se colocó delante de la mesa y esperó a que el hombre terminara de atender a una mujer y un hombre, al parecer bastante distinguidos, antes de decir:
- Disculpe, caballero- el hombre saludó de tal manera que dejó claro que sabía que era el mismo de antes.
- Vaya, señor Jacob, ¿ya acabó el libro que eligió?- Sí, se acordaba perfectamente de él.
- Eh, bueno, no exactamente. Verá- Igual cualquiera no lo hubiera notado, pero estaba convencido de que Alma estaba notando su nerviosismo.- el caso es que he cogido un libro que me ha llamado la atención, pero... no he podido terminarlo porque le faltan algunas páginas.
- ¿Faltan páginas?- preguntó el hombre algo extrañado. Hizo un gesto con las manos para que el demonio le mostrara de qué libro se trataba. Así lo hizo Luthys y percibió al instante el cambio en el rostro del hombre. - Eh, bueno, señor Jacob, lo siento mucho, pero este libro debería haber sido retirado de la biblioteca hace mucho tiempo. No sé cómo ha vuelto a la estantería.- el hombre se mostraba abochornado. Justo se disponía a llevarse el libro cuando Luthys habló de nuevo para impedirlo.
- ¿Por qué se lo lleva? Ya que lo he empezado, me encantaría leer algunas páginas más, aunque tenga que dejar a medias esa historia que había comenzado... - Luthys lanzó una mirada fugaz a Alma, para ver si ella también había notado la inquietud del hombre. - Por favor, déjeme el libro, sólo le preguntaba por curiosidad...
- No, no, disculpe, pero no puedo dejarle el libro, lo siento.
- Quiero seguir leyendo ese libro, así que no se ande con tonterías y démelo.- lamentablemente, ese señor estaba enfureciendo levemente a Luthys, y sus últimas palabras había sonado mucho más fuertes de lo que él hubiera pretendido. Quizá fue por este motivo por el que el hombre se puso aún más nervioso y dijo:
-Mire, voy a buscar a mi superiora, ella se encargará de aclararle el asunto. Espere aquí unos instantes.- y el hombre se metió dentro, a buscar a nosequién, dejando allí a Luthys, más enfadado de lo que había llegado.
Miró a Alma de reojo, y murmuró:
- ¿Ves lo que pasa?
Luthys- Cantidad de envíos : 890
Re: Viejas historias, lugares nuevos.
Alma fue la primera sorprendida ante la reacción del bibliotecario. Pero casi le sorprendió más la actitud del demonio. Ella lo había dicho como un juego, pero él ahora estaba molesto.
¿Por qué siempre tenían que torcerse las cosas cuando empezaban a ir bien? ¿Por qué siempre que se sentía a gusto se confiaba y metía la pata otra vez? ¿Por qué?
A veces se odiaba por ser así. Ahora que empezaba a sentirse realmente a gusto otra vez, que había olvidado todo lo malo que había pasado gracias al hecho de haber recuperado a Luthys...
Se maldijo a sí misma, maldijo al bibliotecario, al libro y al maldito mundo que no le daba un respiro.
<< Lo siento. No quería causar más problemas >>
No le dio tiempo a decir más. Una mujer enjuta, con el pelo rubio desvaído recogido en un apretado moño sobre la nuca, se les acercó desde detrás del mostrador. O mejor dicho, se acercó a Luthys, ya que no mostró signo alguno de verla a ella.
- Disculpe, pero mi compañero me ha dicho que tiene ciertos problemas con un libro. Verá el libro del que hablamos tenía que haber sido retirado de la biblioteca hace tiempo, como ya le han explicado, y la verdad no entiendo por qué tiene tanto interés en un libro de cuentos y leyendas. Hay muchos más y mejores en esta biblioteca...
Mientras la mujer iniciaba una serie de descripciones sobre libros similares pero de mucha mejor calidad, la mente de Alma se convertía lentamente en un hervidero de malos pensamientos que se alejaban cada vez más de aquella conversación estúpida. Odiaba ver al demonio tan enfadado, y odiaba más ser la responsable. Cada nuevo pensamiento le daba pie a otro que la hundía cada vez más en una espiral que conocía muy bien. Aquella había sido la misma espiral que la había atrapado cuando dejó que Luthys se marchara.
Porque no era suficiente para él, porque sabía que sólo le causaría problemas con sus caprichos infantiles y su incapacidad para darle alguna muestra física de afecto. Era una egoísta, y una cobarde. Necesitaba a Luthys, necesitaba las muestras de cercanía que le brindaba el demonio, pero no podía soportar verlo distante. Y aunque su culpa hacía que se sintiera incómoda y no supiera tratar con él, no era capaz de desecharla. Y eso la separaba aún más del demonio. Y la hacía sentirse aún peor. Pero a pesar de ello no podía separarse de él, a pesar de que era la causa principal de todos los malos pensamientos que estaba generando, Alma había estado buscándolo desde que se separaron. Porque le necesitaba.
Porque...
El siguiente pensamiento la hizo estremecerse. En su interior, una parte de ella se encogió como un perro asustado. Intentó dejar de pensar, apartar de sí toda aquella oscuridad y centrar su atención en la mujer, que ahora sólo parecía una sombra entre la bruma de su percepción.
No podía seguir pensando porque se estaba destruyendo lentamente por dentro. Tenía que pararlo.
<< Dale la razón, cojamos otro libro y olvidémonos de esto, ¿vale? >>
Su voz sonaba un poco insegura, pero sentía la espiral negra esperando un sólo descuido para atraparla de nuevo, y no se le ocurría otra cosa que hablar. No sabía si habia interrumpido la conversación de Luthys con la mujer, pero sabía que el demonio estaba molesto y no sabía qué otra cosa decir para arreglar la situación cuanto antes.
Necesitaba huir. De sus pensamientos. De sí misma. Y para eso necesitaba volver a tener la sensación de que todo estaba bien, necesitaba que Luthys volviese a sonreirle y así podría refugiarse en aquella sonrisa y en la calidez casi humana que cuando estaba bien emanaba de su mirada.
<< O podemos irnos a otro sitio si prefieres. no hace falta que nos quedemos aquí si estás incómodo... >>
¿Por qué siempre tenían que torcerse las cosas cuando empezaban a ir bien? ¿Por qué siempre que se sentía a gusto se confiaba y metía la pata otra vez? ¿Por qué?
A veces se odiaba por ser así. Ahora que empezaba a sentirse realmente a gusto otra vez, que había olvidado todo lo malo que había pasado gracias al hecho de haber recuperado a Luthys...
Se maldijo a sí misma, maldijo al bibliotecario, al libro y al maldito mundo que no le daba un respiro.
<< Lo siento. No quería causar más problemas >>
No le dio tiempo a decir más. Una mujer enjuta, con el pelo rubio desvaído recogido en un apretado moño sobre la nuca, se les acercó desde detrás del mostrador. O mejor dicho, se acercó a Luthys, ya que no mostró signo alguno de verla a ella.
- Disculpe, pero mi compañero me ha dicho que tiene ciertos problemas con un libro. Verá el libro del que hablamos tenía que haber sido retirado de la biblioteca hace tiempo, como ya le han explicado, y la verdad no entiendo por qué tiene tanto interés en un libro de cuentos y leyendas. Hay muchos más y mejores en esta biblioteca...
Mientras la mujer iniciaba una serie de descripciones sobre libros similares pero de mucha mejor calidad, la mente de Alma se convertía lentamente en un hervidero de malos pensamientos que se alejaban cada vez más de aquella conversación estúpida. Odiaba ver al demonio tan enfadado, y odiaba más ser la responsable. Cada nuevo pensamiento le daba pie a otro que la hundía cada vez más en una espiral que conocía muy bien. Aquella había sido la misma espiral que la había atrapado cuando dejó que Luthys se marchara.
Porque no era suficiente para él, porque sabía que sólo le causaría problemas con sus caprichos infantiles y su incapacidad para darle alguna muestra física de afecto. Era una egoísta, y una cobarde. Necesitaba a Luthys, necesitaba las muestras de cercanía que le brindaba el demonio, pero no podía soportar verlo distante. Y aunque su culpa hacía que se sintiera incómoda y no supiera tratar con él, no era capaz de desecharla. Y eso la separaba aún más del demonio. Y la hacía sentirse aún peor. Pero a pesar de ello no podía separarse de él, a pesar de que era la causa principal de todos los malos pensamientos que estaba generando, Alma había estado buscándolo desde que se separaron. Porque le necesitaba.
Porque...
El siguiente pensamiento la hizo estremecerse. En su interior, una parte de ella se encogió como un perro asustado. Intentó dejar de pensar, apartar de sí toda aquella oscuridad y centrar su atención en la mujer, que ahora sólo parecía una sombra entre la bruma de su percepción.
No podía seguir pensando porque se estaba destruyendo lentamente por dentro. Tenía que pararlo.
<< Dale la razón, cojamos otro libro y olvidémonos de esto, ¿vale? >>
Su voz sonaba un poco insegura, pero sentía la espiral negra esperando un sólo descuido para atraparla de nuevo, y no se le ocurría otra cosa que hablar. No sabía si habia interrumpido la conversación de Luthys con la mujer, pero sabía que el demonio estaba molesto y no sabía qué otra cosa decir para arreglar la situación cuanto antes.
Necesitaba huir. De sus pensamientos. De sí misma. Y para eso necesitaba volver a tener la sensación de que todo estaba bien, necesitaba que Luthys volviese a sonreirle y así podría refugiarse en aquella sonrisa y en la calidez casi humana que cuando estaba bien emanaba de su mirada.
<< O podemos irnos a otro sitio si prefieres. no hace falta que nos quedemos aquí si estás incómodo... >>
Alma Swann- Cantidad de envíos : 300
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