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La hora del té
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Re: La hora del té
Sonrió con ternura cuando oyó a Dul decir que había sido muy especial para ella y le dedicó una mirada que decía con claridad “tú también eres muy especial para mí” El encuentro con la niña por si sólo habría hecho valer la pena el viaje hasta ese claro, pero debía admitir que tanto Miyuki como Altair eran personas muy interesantes y la reunión había sido muy placentera.
Tanto, que el tiempo había pasado sin que se diera cuenta y el ocaso ya se aproximaba, situación que constató con una mezcla de sorpresa y preocupación. Había contado con regresar antes que Akira a casa para evitar que se inquietara, pero ya no sería posible. Sólo le quedaba no tardar demasiado, para aminorar el tiempo de intranquilidad del semielfo, pero antes tenía que cerrar el tema que acaba de abrir con la estrella.
Intentando no dar muestras de desasosiego, se concentró en escuchar la respuesta de Altair a su pregunta y asintió al oírla. Si la muchacha podía comer, beber y dormir, seguramente podía soñar también.
- Podríais saberlo si recordarais situaciones que vivisteis o cosas que visteis mientras dormíais, aunque puede que no lo recordéis y por eso no sepáis si tenéis sueños.
Muchas personas recordaban poco o nada de sus sueños al despertar y creían que no soñaban, pero todas lo hacían aunque el rastro de sus sueños se esfumara al despertar. Seguramente a la estrella le pasaba lo mismo.
- Lo pregunto porque a veces es posible recuperar los recuerdos a través de los sueños. Los recuerdos nunca se pierden del todo, sólo permanecen guardados en algún sitio inaccesible para la mente despierta. A veces los sueños permiten encontrar el camino que lleva a esa cámara secreta.
Sonrió al escuchar la melodía de los cascabeles agitados por el viento. Sin duda, Miuyki tenía un gran sentido de lo estético, pero lo de la fogata no era algo para tomar a la ligera estando en un bosque.
- Tendremos que asegurarnos de despejar de hierba un sector del claro, si no queremos incendiar el bosque con la fogata.
Tanto, que el tiempo había pasado sin que se diera cuenta y el ocaso ya se aproximaba, situación que constató con una mezcla de sorpresa y preocupación. Había contado con regresar antes que Akira a casa para evitar que se inquietara, pero ya no sería posible. Sólo le quedaba no tardar demasiado, para aminorar el tiempo de intranquilidad del semielfo, pero antes tenía que cerrar el tema que acaba de abrir con la estrella.
Intentando no dar muestras de desasosiego, se concentró en escuchar la respuesta de Altair a su pregunta y asintió al oírla. Si la muchacha podía comer, beber y dormir, seguramente podía soñar también.
- Podríais saberlo si recordarais situaciones que vivisteis o cosas que visteis mientras dormíais, aunque puede que no lo recordéis y por eso no sepáis si tenéis sueños.
Muchas personas recordaban poco o nada de sus sueños al despertar y creían que no soñaban, pero todas lo hacían aunque el rastro de sus sueños se esfumara al despertar. Seguramente a la estrella le pasaba lo mismo.
- Lo pregunto porque a veces es posible recuperar los recuerdos a través de los sueños. Los recuerdos nunca se pierden del todo, sólo permanecen guardados en algún sitio inaccesible para la mente despierta. A veces los sueños permiten encontrar el camino que lleva a esa cámara secreta.
Sonrió al escuchar la melodía de los cascabeles agitados por el viento. Sin duda, Miuyki tenía un gran sentido de lo estético, pero lo de la fogata no era algo para tomar a la ligera estando en un bosque.
- Tendremos que asegurarnos de despejar de hierba un sector del claro, si no queremos incendiar el bosque con la fogata.
Lisandot- Cantidad de envíos : 941
Re: La hora del té
Entre el tintineo que producía el algo de la ilusión que mantenía Miyuki y la forma suave en que soplaba el viento, confabulándose con todo, a Dulfary la empezó a embargar una sensación de somnolencia
Las palabras entraban por sus oídos, se procesaban en su cabeza, se archivaban de alguna manera y salían en forma de expresiones no verbales de asentimiento, negación, ladeo de cabeza siguiendo las ideas y de fondo las campanillas.
Desvió su atención a los faroles. Le recordaban tanto a su hogar, le recordaban los momentos felices, festivales Suspensivos pasados, de hecho estaba que Lisandot recordaría los faroles del sueño de Dulfary, pues eran los que iluminaban las calles de Klokoff antes del ataque.
- Pasaremos la noche aquí? - quiso saber, con curiosidad y el hablar la despabiló un poco. No era la primera vez que las ilusiones de Miyuki la hacían dormir, aunque esta vez no fuera intencional.
- Yo sé encender fuego, me ha tocado aprender - dio con sencillez ante la pregunta de Altair, sin caer en cuenta que lo que Miyuki tenía en mente era otra ilusión, algo mas acorde a todo lo demás y no un fuego que tal vez se fuera a descontrolar o a crear mas hollín del deseado - si quieren, voy por algo de leña - se ofreció.
Las palabras entraban por sus oídos, se procesaban en su cabeza, se archivaban de alguna manera y salían en forma de expresiones no verbales de asentimiento, negación, ladeo de cabeza siguiendo las ideas y de fondo las campanillas.
Desvió su atención a los faroles. Le recordaban tanto a su hogar, le recordaban los momentos felices, festivales Suspensivos pasados, de hecho estaba que Lisandot recordaría los faroles del sueño de Dulfary, pues eran los que iluminaban las calles de Klokoff antes del ataque.
- Pasaremos la noche aquí? - quiso saber, con curiosidad y el hablar la despabiló un poco. No era la primera vez que las ilusiones de Miyuki la hacían dormir, aunque esta vez no fuera intencional.
- Yo sé encender fuego, me ha tocado aprender - dio con sencillez ante la pregunta de Altair, sin caer en cuenta que lo que Miyuki tenía en mente era otra ilusión, algo mas acorde a todo lo demás y no un fuego que tal vez se fuera a descontrolar o a crear mas hollín del deseado - si quieren, voy por algo de leña - se ofreció.
Dulfary- Cantidad de envíos : 1481
Re: La hora del té
Por lo que Lisandot decía tenía alguna clase de manejo con los sueños, a la kitsune le resulto sumamente curioso ¿Sería algo que todas las semi hadas tenían? ¿O era algo particular en Lis? Le hubiese encantado que se fijara que había en sus sueños y le dijera qué encontraba, Miyuki no recordaba que fueran importantes, pero tal vez no podía evocarlos en toda su complejidad. La curiosidad innata en ella la llevaba a preguntar.
- Entonces, sean humanos o no ¿Todos podemos tener sueños que no recordamos? – Pregunto ladeando levemente la cabeza hacia un costado, lo que hizo que se le cayera una de las orejas de modo muy tierno.
A diferencia de la primera vez que había estado con Dulfary en un bosque, esta vez la reunión era todo un éxito, y si bien a Miyuki le hubiese gustado decir que era todo gracias a ella, tenía que admitir que las invitadas habían tenido mucho que ver también.
- Podemos pasar la noche aquí si así lo quieren, Señorita Dulfary – Dijo sonriéndole, lo cual quedaba muy curioso estando en su forma de zorro - Pero no me atrevería a asegurar que todas disponen del tiempo libre como para hacer algo como eso – Para ella era muy sencillo, en la actualidad no tenía mas que hacer que pasear, conocer, probar cosas ricas y buscar lindos vestidos.
Se acostó sobre su panza y apoyo la cabeza sobre sus patas extendidas hacia delante, giraba las orejas escuchando los diferentes comentarios.
- Podemos hacer el fuego o imaginarlo... Me gusta mas imaginar las cosas – Y tenía varios motivos que lo justificaban a su parecer – Es menos peligroso, mas limpio y mas perfecto – La perfección era algo casi obsesivo en ella.
Tenía que admitir que terminar esa reunión iba a causarle cierta pena, o lo mas parecido que una kitsune pudiera sentir, una parte suya preferiría que siguieran allí durante al menos unos diez años, un parpadeo en la vida de Miyuki, aunque tal vez algo mas de tiempo en las vidas de las demás. Sonrió para si misma, todo se terminaría dentro de muy poco, era mejor concentrarse en el presente y disfrutarlo que distraerse en pensamientos vanos.
- Entonces, sean humanos o no ¿Todos podemos tener sueños que no recordamos? – Pregunto ladeando levemente la cabeza hacia un costado, lo que hizo que se le cayera una de las orejas de modo muy tierno.
A diferencia de la primera vez que había estado con Dulfary en un bosque, esta vez la reunión era todo un éxito, y si bien a Miyuki le hubiese gustado decir que era todo gracias a ella, tenía que admitir que las invitadas habían tenido mucho que ver también.
- Podemos pasar la noche aquí si así lo quieren, Señorita Dulfary – Dijo sonriéndole, lo cual quedaba muy curioso estando en su forma de zorro - Pero no me atrevería a asegurar que todas disponen del tiempo libre como para hacer algo como eso – Para ella era muy sencillo, en la actualidad no tenía mas que hacer que pasear, conocer, probar cosas ricas y buscar lindos vestidos.
Se acostó sobre su panza y apoyo la cabeza sobre sus patas extendidas hacia delante, giraba las orejas escuchando los diferentes comentarios.
- Podemos hacer el fuego o imaginarlo... Me gusta mas imaginar las cosas – Y tenía varios motivos que lo justificaban a su parecer – Es menos peligroso, mas limpio y mas perfecto – La perfección era algo casi obsesivo en ella.
Tenía que admitir que terminar esa reunión iba a causarle cierta pena, o lo mas parecido que una kitsune pudiera sentir, una parte suya preferiría que siguieran allí durante al menos unos diez años, un parpadeo en la vida de Miyuki, aunque tal vez algo mas de tiempo en las vidas de las demás. Sonrió para si misma, todo se terminaría dentro de muy poco, era mejor concentrarse en el presente y disfrutarlo que distraerse en pensamientos vanos.
Miyuki- Cantidad de envíos : 156
Re: La hora del té
La estrella escuchó atentamente la explicación de Lis. Entonces cayó en la cuenta de algo.
- Vaya, Lis. Tu teoría es ciertamente interesante, y no dudo de su veracidad. ES decir, es lógico que todos tengais recuerdos en algún lugar de vuestro cerebro al que no sois capaces de acceder. Pero en mi caso es más complicado que eso.
Hizo una pausa, en la que se acomodó mejor, cruzando las piernas, estirando la espalda y apoyando las manos en el regazo.
- Con una estrella encarnada como yo es algo muy complicado. Como ya os he comentado antes, cuando bajé a la tierra, parte de mí quedó en el cielo, la mayoría de esa parte está formada por recuerdos de mis miles de años de vida. este cuerpo no podría soportarlo. Lo más básico, como quién soy y demás, es un conocimiento tan inherente a mí que no podía perderlo al cambiar de forma. Pero el resto de los recuerdos, se entremezclan. Cuando partes, tienes que pensar en las cosas que quieres recordar, porque normalmente son los recuerdos a los que accedes de forma más reciente los que permanecen contigo en tu viaje. Pero no siempre es así.... y yo creo que me emocioné tanto que empecé a rememorar lo que sabía sobre este lugar... y eso me hizo dejar atrás la información que debería haber recordado.
Miró a Lis con una sonrisa.
- Te agradezco tu ayuda, pero no servirá de nada. Si sueño, podré rememorar la información que traje, pero la que necesito no es accesible para mi cuerpo físico porque no está en mi cabeza humana, sino en mi cuerpo de estrella, demasiado lejos como para llegar a ella desde aquí. La única manera de recordarlo es con un estímulo lo suficientemente fuerte e importante. Tengo fe en que encontrarme frente a frente con la imagen de la persona que tengo que buscar, será suficiente para saber que es ella.
Se encogió de hombros.
- Aún así gracias por ofrecer tu ayuda.
Luego se giró a Miyuki y a su idea de imaginar el fuego.
- ¿se puede ihacer un fuego que caliente sólo imaginándolo?
- Vaya, Lis. Tu teoría es ciertamente interesante, y no dudo de su veracidad. ES decir, es lógico que todos tengais recuerdos en algún lugar de vuestro cerebro al que no sois capaces de acceder. Pero en mi caso es más complicado que eso.
Hizo una pausa, en la que se acomodó mejor, cruzando las piernas, estirando la espalda y apoyando las manos en el regazo.
- Con una estrella encarnada como yo es algo muy complicado. Como ya os he comentado antes, cuando bajé a la tierra, parte de mí quedó en el cielo, la mayoría de esa parte está formada por recuerdos de mis miles de años de vida. este cuerpo no podría soportarlo. Lo más básico, como quién soy y demás, es un conocimiento tan inherente a mí que no podía perderlo al cambiar de forma. Pero el resto de los recuerdos, se entremezclan. Cuando partes, tienes que pensar en las cosas que quieres recordar, porque normalmente son los recuerdos a los que accedes de forma más reciente los que permanecen contigo en tu viaje. Pero no siempre es así.... y yo creo que me emocioné tanto que empecé a rememorar lo que sabía sobre este lugar... y eso me hizo dejar atrás la información que debería haber recordado.
Miró a Lis con una sonrisa.
- Te agradezco tu ayuda, pero no servirá de nada. Si sueño, podré rememorar la información que traje, pero la que necesito no es accesible para mi cuerpo físico porque no está en mi cabeza humana, sino en mi cuerpo de estrella, demasiado lejos como para llegar a ella desde aquí. La única manera de recordarlo es con un estímulo lo suficientemente fuerte e importante. Tengo fe en que encontrarme frente a frente con la imagen de la persona que tengo que buscar, será suficiente para saber que es ella.
Se encogió de hombros.
- Aún así gracias por ofrecer tu ayuda.
Luego se giró a Miyuki y a su idea de imaginar el fuego.
- ¿se puede ihacer un fuego que caliente sólo imaginándolo?
Altair- Cantidad de envíos : 96
Re: La hora del té
Escuchó con mucha atención la respuesta de Altair a su proposición, asintiendo inconscientemente a medida que la estrella hablaba. Jamás antes se había encontrado con una estrella encarnada y lo que decía le parecía no sólo interesante sino, además, muy lógico; era perfectamente entendible que recuerdos almacenados en miles de años de vida no pudieran ser contenidos por la mente de un ser que ni siquiera llegaría al siglo de existencia.
- Bueno, lamento no poder hacer nada por ayudaros, pero agradezco la oportunidad de aprender un poco más. Espero que el estímulo que necesitáis se produzca pronto.
No la sorprendió la curiosidad de la kitsune respecto al tema. Ella misma, que había compartido el mundo onírico con el mundo de la vigilia desde que naciera, tenía aún muchas interrogantes que dilucidar, muchas cosas que aprender.
-Así es, señorita Miyuki – contestó sonriendo ante el tierno aspecto que ofrecía en su forma animal – En mi experiencia, toda criatura inteligente tiene la capacidad de soñar, aunque muchas no pueden recordarlo luego.
Si las ilusiones de la kitsune funcionaban de modo parecido a como lo hacían los sueños, entonces era posible imaginar un fuego que calentara, pero apenas iba a tener la oportunidad de comprobarlo. La cercanía de la noche la inquietaba cada vez más y, pese a lo grato de la compañía y del tiempo compartido, la urgencia de marcharse se hacía mayor para ella.
- Yo no puedo pasar la noche aquí – dijo con una breve mirada de disculpa a Dul – De hecho, ni siquiera puedo quedarme mucho rato más, debo regresar pronto a mi hogar o se inquietarán por mi ausencia.
- Bueno, lamento no poder hacer nada por ayudaros, pero agradezco la oportunidad de aprender un poco más. Espero que el estímulo que necesitáis se produzca pronto.
No la sorprendió la curiosidad de la kitsune respecto al tema. Ella misma, que había compartido el mundo onírico con el mundo de la vigilia desde que naciera, tenía aún muchas interrogantes que dilucidar, muchas cosas que aprender.
-Así es, señorita Miyuki – contestó sonriendo ante el tierno aspecto que ofrecía en su forma animal – En mi experiencia, toda criatura inteligente tiene la capacidad de soñar, aunque muchas no pueden recordarlo luego.
Si las ilusiones de la kitsune funcionaban de modo parecido a como lo hacían los sueños, entonces era posible imaginar un fuego que calentara, pero apenas iba a tener la oportunidad de comprobarlo. La cercanía de la noche la inquietaba cada vez más y, pese a lo grato de la compañía y del tiempo compartido, la urgencia de marcharse se hacía mayor para ella.
- Yo no puedo pasar la noche aquí – dijo con una breve mirada de disculpa a Dul – De hecho, ni siquiera puedo quedarme mucho rato más, debo regresar pronto a mi hogar o se inquietarán por mi ausencia.
Lisandot- Cantidad de envíos : 941
Re: La hora del té
- La mente puede ser frágil, más con los sueños - le respondió casi distraída a Miyuki, pero mas allá de eso no podía responder más porque los sueños no era su área de conocimiento, era la de Lis, le correspondía a ella contestar, tal como ocurrió, y, debía admitir, estaba ansiosa por saber, era un conocimiento nuevo.
Tan fascinante como lo que estaba respondiéndole Altair. Dulfary nunca sabía que iba a pasar en su día dos horas después de levantarse y aveces ni eso, pero sin duda, jamás se hubiera imaginada terminar en un claro hermosa, con una estrella que les contara un poco sobre como funciona la fisionomía de las estrellas cuando están en tierra. Era fantástico, simplemente maravillo. Un cuerpo humano en casi toda la extensión de la palabra, estaba completamente que se presiona los puntos nerviosos de aquí o allá se quedaría con los brazos flácidos como cualquier otro. Pero a cambio, la mente, la verdadera mente de Altair debía er algo tan grande, tan extenso que aun quedaba espacio para otros mil años de almacenar información.
Si ella, que solo tenía doce años, creía que tenia muchas cosas en la cabeza, muchos recuerdos y aveces le dolía, como sería una vida de cientos y cientos de años de observar. Sus ojitos, sin perder ese aire somnoliento, se mostraron ensoñadores.
- Yo entiendo a Altair, si tuviera que elegir qué recuerdos conservar, no sabría cuales elegir, al menos no entre los mas bonitos, que siempre eran muchos, además de la información útil y demás -
La propuesta de quedarse lo que restaba de noche, no le parecía tan descabellada, a la mañana siguiente debía retomar su viaje. Sin embargo, si algo tenía a favor Dulfary, era que a veces aprendía de los golpes de la vida y la última que durmió con Miyuki esta los entregó a un grupo de caníbales, por razones que entendía y perdonaba, pero lo había hecho y no estaba muy segura de volverlo hacer, no en un bosque al menos, no estando sola.
~ daah, que carajos, tengo sueñito, me puedo quedar, a no ser que Lis me proponga algo diferente, el lugar se ve cómodo, la brisa es fantástica, Miyuki no me hará malo... ~
No tomó impulso para ir a buscar la leña, entre la propuesta de la kitsune y los comentarios de las demás, al parecer no sería necesario, pero la duda de Altair seguía dándole vueltas en la cabeza.
- No te preocupes Lis, es comprensible - sonrió con dulzura restándole toda importancia al asunto, aun cuando se le había hecho muy corto el encuentro y le hubiera gustado saber más de como estaban ellos, donde estaban, y de Lis y de Akira... aunque Akira tenía un kunai, se le podría enviar un mensaje, en cualquier caso, pero luego imaginó la cocina quemada, la casa venida a bajo y desechó la idea con una risita que no pudo contener.
Tan fascinante como lo que estaba respondiéndole Altair. Dulfary nunca sabía que iba a pasar en su día dos horas después de levantarse y aveces ni eso, pero sin duda, jamás se hubiera imaginada terminar en un claro hermosa, con una estrella que les contara un poco sobre como funciona la fisionomía de las estrellas cuando están en tierra. Era fantástico, simplemente maravillo. Un cuerpo humano en casi toda la extensión de la palabra, estaba completamente que se presiona los puntos nerviosos de aquí o allá se quedaría con los brazos flácidos como cualquier otro. Pero a cambio, la mente, la verdadera mente de Altair debía er algo tan grande, tan extenso que aun quedaba espacio para otros mil años de almacenar información.
Si ella, que solo tenía doce años, creía que tenia muchas cosas en la cabeza, muchos recuerdos y aveces le dolía, como sería una vida de cientos y cientos de años de observar. Sus ojitos, sin perder ese aire somnoliento, se mostraron ensoñadores.
- Yo entiendo a Altair, si tuviera que elegir qué recuerdos conservar, no sabría cuales elegir, al menos no entre los mas bonitos, que siempre eran muchos, además de la información útil y demás -
La propuesta de quedarse lo que restaba de noche, no le parecía tan descabellada, a la mañana siguiente debía retomar su viaje. Sin embargo, si algo tenía a favor Dulfary, era que a veces aprendía de los golpes de la vida y la última que durmió con Miyuki esta los entregó a un grupo de caníbales, por razones que entendía y perdonaba, pero lo había hecho y no estaba muy segura de volverlo hacer, no en un bosque al menos, no estando sola.
~ daah, que carajos, tengo sueñito, me puedo quedar, a no ser que Lis me proponga algo diferente, el lugar se ve cómodo, la brisa es fantástica, Miyuki no me hará malo... ~
No tomó impulso para ir a buscar la leña, entre la propuesta de la kitsune y los comentarios de las demás, al parecer no sería necesario, pero la duda de Altair seguía dándole vueltas en la cabeza.
- No te preocupes Lis, es comprensible - sonrió con dulzura restándole toda importancia al asunto, aun cuando se le había hecho muy corto el encuentro y le hubiera gustado saber más de como estaban ellos, donde estaban, y de Lis y de Akira... aunque Akira tenía un kunai, se le podría enviar un mensaje, en cualquier caso, pero luego imaginó la cocina quemada, la casa venida a bajo y desechó la idea con una risita que no pudo contener.
Dulfary- Cantidad de envíos : 1481
Re: La hora del té
El conocer sobre los tipos de memoria de una estrella sin duda no era algo que se hacia todos los días, lo que Altair decía tenia mucho sentido, ella misma viviría unos mil años aproximadamente ¿Sería que en algún momento tendría que elegir entre que recuerdos quedarse y cuales descartar?
Tal vez no si vivía pocas cosas de importancia, pero eso no podía ser, Miyuki se había escapado de sus obligaciones con su pueblo para poder divertirse y vivir la vida, morir sin haber hecho nada hubiese resultado como mínimo decepcionante.
- Se puede hacer lo que sea mientras pueda imaginarlo, Señorita Altair – Contesto alegre Miyuki – Las ilusiones tienen modos muy curiosos de funcionar en la gente – La kitsune cerro los ojos para concentrarse, de pronto parecía tener algo en la boca, al abrir el hocico una llama azul no mas grande que una pelota salió de ella, levanto una pata para sostenerla y jugo con ella unos momentos antes de apoyarla a unos centímetros del suelo - ¿Es real o no? – Pregunto como si de una apuesta se tratara, mas allá de ser azul era una llama normal, despedía calor y se movía de modo realista.
- Lamento escuchar eso, Señorita Lisandot, pero es lógico si en su hogar hay alguien que la espera – La idea de tener un lugar al que volver y alguien esperando por ella era muy tierna, aunque para una kitsune que deseaba fervientemente ser libre resultaba por el momento espeluznante ¿Un día formaría una familia? “Aun tengo muchas cosas que hacer” Pensó Miyuki
Al parecer la reunión se terminaría antes incluso de lo que la kitsune había calculado, era una verdadera pena, aun así su sonrisa no disminuía en lo absoluto, en primer lugar porque conocía pocos gestos humanos aparte de ese, y en segundo lugar porque al fin y al cabo todo había resultado de maravilla, así que no tenia de que quejarse.
- Señorita Altair, Señorita Dulfary ¿Qué desean hacer ustedes? – No quería que se fuera, tampoco que dejaran de lado sus obligaciones, si bien las preguntas tan directas le parecían algo mal educadas, estaban en la suficiente confianza como para darse algunos permitidos.
Tal vez no si vivía pocas cosas de importancia, pero eso no podía ser, Miyuki se había escapado de sus obligaciones con su pueblo para poder divertirse y vivir la vida, morir sin haber hecho nada hubiese resultado como mínimo decepcionante.
- Se puede hacer lo que sea mientras pueda imaginarlo, Señorita Altair – Contesto alegre Miyuki – Las ilusiones tienen modos muy curiosos de funcionar en la gente – La kitsune cerro los ojos para concentrarse, de pronto parecía tener algo en la boca, al abrir el hocico una llama azul no mas grande que una pelota salió de ella, levanto una pata para sostenerla y jugo con ella unos momentos antes de apoyarla a unos centímetros del suelo - ¿Es real o no? – Pregunto como si de una apuesta se tratara, mas allá de ser azul era una llama normal, despedía calor y se movía de modo realista.
- Lamento escuchar eso, Señorita Lisandot, pero es lógico si en su hogar hay alguien que la espera – La idea de tener un lugar al que volver y alguien esperando por ella era muy tierna, aunque para una kitsune que deseaba fervientemente ser libre resultaba por el momento espeluznante ¿Un día formaría una familia? “Aun tengo muchas cosas que hacer” Pensó Miyuki
Al parecer la reunión se terminaría antes incluso de lo que la kitsune había calculado, era una verdadera pena, aun así su sonrisa no disminuía en lo absoluto, en primer lugar porque conocía pocos gestos humanos aparte de ese, y en segundo lugar porque al fin y al cabo todo había resultado de maravilla, así que no tenia de que quejarse.
- Señorita Altair, Señorita Dulfary ¿Qué desean hacer ustedes? – No quería que se fuera, tampoco que dejaran de lado sus obligaciones, si bien las preguntas tan directas le parecían algo mal educadas, estaban en la suficiente confianza como para darse algunos permitidos.
Miyuki- Cantidad de envíos : 156
Re: La hora del té
Ilusiones, sueños, recuerdos. La conversación estaba siendo realmente interesante para la estrella que, encantanda, descubría cosas y más cosas que nunca había llegado a vislumbrar ni de lejos desde su puesto en el cielo.
Meditaba sobre las palabras de la Kitsune, cuando ésta abrió la boca y sacó de ella una bola de fuego azul. Real o no... La estrella alargó la mano para acercarla a la bola y constató que emitía calor, las llamas parecían muy reales, excepto por el tono azul. PEro aún así... La había sacado de su boca, y no creía que un kitsune pudiese hacer eso. Miró a la chica sonriente con curiosidad y luego mantuvo la vista fija en la bola de fuego.
- No sabría decir hasta qué punto es real o no esto. -comentó - Parece real en forma y propiedades, he visto fuego de muchos más colores de los que cabría imaginar, pero su origen es poco realista, casi imposible. ¿Lo que intentas decir es que la imaginación puede ser tan poderosa que lo imaginado puede trascender más allá de ella y convertirse en algo real? Pero.. ¿hasta qué punto es real un objeto producido a raíz de la imaginación?
La mente de Altair, curiosa por naturaleza, trabajaba a toda velocidad, conectando ideas y suposiciones al respecto. Parecía todo my interesante, y las posibilidades que se abrían eran muchas. Pero rompió sus razonamientos al escuchar a Lisandot. La miró y escuchó lo que decían las otras antes de comentar al respecto, justo después de que miyuki preguntara a ella y a Dul qué querían hacer.
- Es una pena que tengas que irte ya, Lis. Pero me alegro de haber compartido contigo este rato. Quizá en otro momento podamos encontrarnos de nuevo. Quizá todas.
Miró a su alrededor y sonrió a las presentes
- Lo cierto es que sería estupendo volver a veros en otro momento. Quizá cuando acabe mi misión, o quizá antes. Pero debo decir que este es uno de los mejores ratos que he pasado desde mi encarnación en un cuerpo humano, y todo lo que decís me parece muy interesante. De hecho preferiría continuar con la conversación y la velada, al menos un rato más, siempre que sea posible. - Miró a Miyuki como para indicarle que esa era su respuesta. - De todas formas, querría decir antes de que alguna os marcheis, que agradezco haberos conocido a las tres. Espero conservar este recuerdo el resto de mi larga vida, aquí o en el cielo
Sonrió, contenta. Ciertamente estaba siendo toda una experiencia.
Meditaba sobre las palabras de la Kitsune, cuando ésta abrió la boca y sacó de ella una bola de fuego azul. Real o no... La estrella alargó la mano para acercarla a la bola y constató que emitía calor, las llamas parecían muy reales, excepto por el tono azul. PEro aún así... La había sacado de su boca, y no creía que un kitsune pudiese hacer eso. Miró a la chica sonriente con curiosidad y luego mantuvo la vista fija en la bola de fuego.
- No sabría decir hasta qué punto es real o no esto. -comentó - Parece real en forma y propiedades, he visto fuego de muchos más colores de los que cabría imaginar, pero su origen es poco realista, casi imposible. ¿Lo que intentas decir es que la imaginación puede ser tan poderosa que lo imaginado puede trascender más allá de ella y convertirse en algo real? Pero.. ¿hasta qué punto es real un objeto producido a raíz de la imaginación?
La mente de Altair, curiosa por naturaleza, trabajaba a toda velocidad, conectando ideas y suposiciones al respecto. Parecía todo my interesante, y las posibilidades que se abrían eran muchas. Pero rompió sus razonamientos al escuchar a Lisandot. La miró y escuchó lo que decían las otras antes de comentar al respecto, justo después de que miyuki preguntara a ella y a Dul qué querían hacer.
- Es una pena que tengas que irte ya, Lis. Pero me alegro de haber compartido contigo este rato. Quizá en otro momento podamos encontrarnos de nuevo. Quizá todas.
Miró a su alrededor y sonrió a las presentes
- Lo cierto es que sería estupendo volver a veros en otro momento. Quizá cuando acabe mi misión, o quizá antes. Pero debo decir que este es uno de los mejores ratos que he pasado desde mi encarnación en un cuerpo humano, y todo lo que decís me parece muy interesante. De hecho preferiría continuar con la conversación y la velada, al menos un rato más, siempre que sea posible. - Miró a Miyuki como para indicarle que esa era su respuesta. - De todas formas, querría decir antes de que alguna os marcheis, que agradezco haberos conocido a las tres. Espero conservar este recuerdo el resto de mi larga vida, aquí o en el cielo
Sonrió, contenta. Ciertamente estaba siendo toda una experiencia.
Altair- Cantidad de envíos : 96
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