Los buenos mensajeros no se entretienen en las entregas

FDI: Yo acabo de pasar por la cocina para picar algo... no te digo mas.

La verdad es que no tuvo fuerza mental como para resistirse a la propuesta de Sam, y comenzó a comer con fruición. Disfrutó terriblemente con su parte, y mientras comía decidió aparcar todos los procesos mentales que solía tener en segundo plano y pasárselo bien. Se rió alegremente con Sam y le repitió a Lola cada vez que pasó delante de su mesa lo excelente que era todo. En una ocasión, después de haberse atrevido a pedir un poco de aquella masa de hojaldre rellena con crema de almendras, estuvo a punto de ponerse en pie para ir a coger a Lola de los hombros y darle dos besos. Se retuvo.

- ¿Sabes por qué te preguntaba lo de la apuesta? Porque ya la has ganado. La ganaste con salir del alcantarillado por un agujero que no había visto en mi vida. Pero... esto tampoco lo conocía, y me da en la nariz - y se quitó un poco de hojaldre que se le había quedado adherido en la punta de la nariz al pegarle un buen ñasco - que esto es cien veces mejor. La apuesta era fácil de ganar para alguien como tú; me he investigado un poco la ciudad, pero no he vivido aquí el tiempo suficiente como para conocer todos sus secretos y trucos... Creo que he comido demasiado; me voy a empachar.

Frunciendo el ceño, pero a pesar de sus palabras, le dio otro sorbo a su taza de chocolate.

- Y puestos a comentar: me has tenido un rato dudando si eras chico o chica. Por eso te pedí el pañuelo, porque con solo la mitad de la cara no pude estar seguro. Y tienes una voz que podría ser las dos cosas. Te he comentado que te trataba como a una "hija" y no has reaccionado, pero aquí te llaman "mi rey"... (Espera - y miró con desconfianza la taza de chocolate - esto lleva un poco de licor, ¿verdad? ¿Por qué está tan bueno?) De cualquier forma, eso es muy útil. Yo si me disfrazo cuelo con dificultades como mujer, y mira que me gustaría tenerlo tan fácil como tú. ¿Alguna vez has considerado el espionaje como profesión? Alguien un poco ambiguo es todo lo que hace falta para revitalizar el sector. ¡Lola!

En aquel momento la buena mujer pasaba por delante de su mesa. Tal como había pensado hacerlo antes, Zeiss se puso en pie y tomándola por los hombros le dio un beso en cada mejilla.

Estaba claro que iba a ganar, la única duda posible era si lo reconocería, pero parecía que los dulces le habían soltado la lengua. Es que dulces tan buenos, se encontraban pocos y menos a los precios que me los ponían a mí. Por qué me negaba a que me invitaran, sino lo harían, y eso no esta bien, necesitan beneficios. Es demasiado buena esta mujer.

"Jajaja, yo ya tenía claro que iba a ganar!" faltaría "Y no te preocupes que me lo cobraré antes o después, quien sabe, quizás te obligue a Tinaraith conmigo como pago, me lo pensaré bien, jajaja"

"Este amigo tuyo Sam, es un amor, ¡traételo cuando quieras! O te vienes tu si Sam no quiere venir (¡que ya me extrañaria, jajaja), tu ya sabes donde esta la puerta para entrar a verme"

No sé como mantiene a flote el negocio, si tiene tanta gente gorroneando por detrás. Pero esto la hace mucho más feliz que el dinero, me parece perfecto. Cuanta alegría lleva siempre esta mujer encima, me encanta.
...

No me acordaba de lo oportuno que es Tipo Raro-Zeiss. A ver, si aquí me llaman "Mi rey" será porque creen que soy un chico, y si yo no digo lo contrario, o bien soy un chico o será por algo ¿no? pero no le voy a montar yo follón a Lola.

"Si fuera una señorita estaría profundamente ofendida por llamarme poco femenina" en Casa Ronnie siempre se sonríe, ¿se llamaba así por el marido? Ni idea, por mucho que sonría si no capta que no les estoy mirando con mi simpatía me lo cargo " Tienes suerte de que no sea así"

Los enfados se me pasan enseguida, pero enseguida puede ser tarde. Que suerte que ya acabé mi pastelito. Pero antes tengo que hablar con Lola, siempre lo hago, pregunto por la quemadura de la semana pasada, como estan los nietos (Sandi es dulcisima) y esas cosas, en cuanto la deje Zeiss.

"Bueno, como veo que te lo pasas bien, quedate aquí si quieres, yo tengo que entregar un paquete"

Fuera. Me apetecería pegarle una patada a una piedra. Me alegró de haber visto lo ridículo que queda desde fuera para controlarme.

¿Se había ofendido? Lo admitía: no había tenido mala intención con su comentario, no aquella vez en particular. Había concluído que Sam era un hombre, pero acababa de cambiar bruscamente de impresión con su respuesta. Y el ánimo de la ¿chica? había cambiado también de repente; sólo hacía falta mirarla para darse cuenta.

- He metido la pata, ¿verdad? - aventuró tímidamente.

Sam salió un poco precipitada. Zeiss se quedó un momento atrás para pagar la cuenta, pero pronto quiso seguirla. Mientras tanto le dio tiempo a pensar un poco: "Claro" se dijo "estará mosqueada con el tema porque siempre la confunden... igual en el fondo es tímida y no se atreve a decir la verdad".

Salió del local, y la vio un poco más adelante.

- Eh, Sam - llamó con precaución -. Perdona. ¿Puedo acompañarte hasta la calle Valanderiel? No diré nada más insensible. Iba con buena intención, un halago. De verdad.

¡Ah!¡Joder! Al menos podía haber tenido la decencia de hacerlo a mala leche y habría podido empujarle o cabrearme bien, de verdad. A hostias es lo mejor. Nooooo, encima tenía que ir con buena intención y yo soy una maldita alarmista. Loca paranoica.

"Vamonos de aquí"

Lejos lejos. Mierda, por aquí no voy a Valanderiel. Céntrate. Relájate. No puedo pegar a nadie asi que el cabreo no me va a durar nada y para eso prefiero calmarme y no ha pasado nada. Joder, es una tontería como otra cualquiera. No para mí supongo. He andado rápido. Ya estoy lo suficientemente lejos. Para, respira. Mirale. No ha hecho nada, así que deja de mirarle con rabia. ¿El pañuelo? ¿Es eso? A la mierda el pañuelo. Aunque apenas puedo creer que note el aire en el cuello.

"No quiero que ella se entere ¿vale? ¡Por favor! No te creas que me importa de verdad que la gente se piense que soy un chico, para algo visto así ¿sabes? A mí nadie me tiene que decir si soy femenina o no, o lo feo que eso pueda quedar ¡Tengo un espejo! " Por la Dama, ¿que leches estoy diciendo? Ni tan siquiera en mi pubertad me volví tan imbécil "No es nada de eso... Solo..." Respira, volvamos al inicio, paso, me voy a apartar el pelo de la cara que estoy nerviosa, otra cosa buena de este pelo que con que lo revuelva se me coloca bien despejado, lo dificil es como lo llevo, para parecer un chico... me... voy.... "No quiero que ella se entere, es más feliz así ¿vale?"

A la calle Valanderiel pues. Se me va enseguida todo desaparece en un minuto, y parezco incluso un poco deshinchada, encima con el pañuelo en la mano y la cara despejada, creo que muchos de mis amigos no me reconocerían.

"Perdona, se me ha ido, que descontrol ¿no? Jajaja" un poco forzado diria yo "Te lo agradezco, quizás algún día me meta a espía, es uno de los trabajos que me falta en mi lista" y eso que es bien larga "Vamos a ver si entrego esto de una vez por todas, aun te enseñare una cosa por el camino que no creo que hayas visto, vamos"

"Cielos" pensó Zeiss. "Realmente tengo un don para sacar a la gente de sus casillas. Ya lo hago hasta sin querer". La sorpresa y la duda se leían en su rostro, y esta vez no estaba finjiendo nada.

- Yo no le voy a decir nada. Está convencida de que eres un hombre.

"Y por un rato yo también lo creí" añadió para sí. Pero lo cierto es que sin el pañuelo y con el pelo revuelto saltaba a la vista que era una mujer un poco masculina (y bastante atractiva, juzgó Zeiss). Estaba bastante impresionado por el don metamórfico del que aquella chica parecía gozar. Una peluca larga, un poco de maquillaje, un buen vestido, podrían chaberla convertido en la alegría de la fiesta... o all menos eso juzgaba por su cara, porque comenzaba a pensar que la ropa ancha no era porque estuviera rellenita sino para ocultarse. Y que podía hacerse pasar por un hombre... ya lo había demostrado de sobra, sólo tenía que elminar un par de malos hábitos que la delataban como un tanto femenina.

De cualquier forma parecía que la chica después del ataque se había desinflado (algo bastante caricaturesco, pero al verla, además con el pelo revuelto, es en lo que uno pensaba), y recuperaba su alegre forma de ser. Zeiss sintió la situación un poco tensa aunque Sam intentó aliviarla por la risa. Aunque seguía entre sorprendido, impresionado, y frustrado porque aquella chica era un vulgar chico de los recados, decidió hacer él también un esfuerzo y sonrió con una calidez aparentemente sincera.

- Ya te debo una por la apuesta, no lo olvides.

"Ojalá fuera al revés" reflexionó. "La cogería y vería cómo queda cuando le cambias la ropa por algo más femenino".

"Jajaja, por eso ni te preocupes, yo no olvido si he ganado a alguien en una apuesta" mentira, al menos por la noche luego me cuesta reconocer a la gente, soy capaz de verlo por la mañana con el labio roto y pensar lo desgraciado que debe ser.

La verdad es que si esta entrega fuera de vida o muerte, había arrasado Trinacria, me lo estoy tomando con una tranquilidad. Con todo el tiempo que he perdido me había dado tiempo ha recorrerme la ciudad de punta. Y sin embargo, será que me lo paso bien, no parece tanto como marca el sol (esa cosa rara de ahí arriba). Y ya tengo ganas de entregar el paquetito de las narices, que encima me hace unos ruidos...

"Ya verás que esto está roto" espera... no tengo que liarle para que lo entregue por mi, ¡me debe algo! "¿Sabes? Ya sé lo que quiero por la apuesta. Vas a entregar este paquete por mí, porque curiosamente, si te echan a tí, no creo que pase nada, jajaja" Las cosas que tiene lo de no estar contratado.

Bueno, el mundo sigue ahí delante, así que pañuelo al cuello, aunque me da pereza peinarme bien y se me nota bastante sin todo el pelo en la cara. Me cortaría las pestañas, pero es que me encantan.

Bueno aun sigue quedando a una distancia media, no lejos, ni cerca. No hemos avanzado demasiado. Podiamos pasar por un pasaje muy gracioso, que contruyeron una asociacion de padres para que sus hijos volvieran bien a casa cuando anocheciera y estuvieran jugando en la plaza... No, tengo una idea mejor. Y no no estoy enferma ni loca. Todo va bien mientras gane, no es ningun problema.

"Quizás hayas notado que me gustan las apuestas, dime... ¿que tal se te da correr?" Creo que a veces con estas cosas parezco una niña.

- Sí que parece roto - corroboró Zeiss -. Pero la verdad es que eso de entregarlo puedo hacerlo; no es muy difícil.

Por un momento se le había ocurrido que Sam podía pedirle las ganzúas o las llaves... aquello no le habría gustado nada, pero habría tenido que cederlo de todas formas... o salir corriendo con tal de evitarlo.

Porque, sí: correr era algo que se le daba especialmente bien... Correr, escurrirse, esquivar, trepar, saltar al río y nadar con un estilo propio e improvisado a lo largo de los años... y si había dado pronto la primera apuesta por perdida, no así con ésta.

- Años de salir corriendo en los momentos más peliagudos me avalan. ¿O lo dices porque al entregarles un paquete roto vayan a querer lanzarse sobre mí?

Además, le gustaba correr. Sentir el pelo que por la velocidad se te echaba hacia atrás, el viento en la cara y las piernas agotándose al verse forzadas al máximo de su potencia. De vez en cuando tomaba cualquier excusa, una cara conocida entre la multitud para ir a por ella, y en otras ocasiones provocaba intencionadamente que alguien le persiguiera para huir, escurrirse ente sus dedos, y dejarles allí plantados.
Bueno, mentía. Eso último hacía ya unos años que no lo hacía. Te imposibilitaban la feliz convivencia en una misma ciudad en cuanto te hacías a demasiada gente que quiere pillarte, y que te persigue en los momentos más inoportunos. Todos malos perdedores.

- ¿En qué consistirá la apuesta?

La verdad es que no es lo más difícil que he pedido. Bueno, tampoco suelo pasarme, no soy tan cabrona la verdad, pero si que había pensado alguna que otra cosa, que bueno, tampoco quiero molestar quitándole nada. Pero quizás me he pasado de fácil, tienes razón, creo que de todas maneras lo habría podido liar para que lo entregara él. Tsk.

"Jajaja, espero que no, que tampoco estaré lejos y no quiero salpicarme" que va, que va, solo quiero apostar. A veces puedo ser buena persona, pero no tanto para prepararle para que corra 'por si acaso' se le echan encima. Nop. "Si, huir o que te persigan siempre es un buen entrenamiento... pero no es el caso"

Por suerte. Últimamente corro más que nada por apuestas, es genial, por supuesto, pero también era divertido de la otra forma, aunque pensándolo con tranquilidad... No hace tanto que tengo que correr para que no me pillen. ¿Por qué será que casi todos mis problemas son con malos perdedores? Se sobreentiende que si gano un juego haciendo un trampas y no me pillan, ha sido mi trabajo (bien hecho) y por tanto merezco ganar. Me sorprende que el resto del mundo no lo vea así. Las cartas. Que quizás no se me dan tan bien.

"Tenemos que llegar a Valenderiel, según esto... al número uno, ¡guau!" me encantan estos números tan graciosos, ¿quien será el nº 1? "El que llegue antes, gana, misma apuestas, lo que tu quieras por lo que yo quiera a decidir cuando queramos, todo claro ¿no? Jajaja"

Y seamos lógicos, ya está todo dicho. A correr.

- Estaba pensando justamente en lo entretenido que es... menos cuando resulta que al final te pillan. Auch.

Pero se quedó en silencio, reprimiendo lo que quiso considerar como atroces recuerdos, con tal de escuchar las indicaciones de Sam. Número uno de la calle Valenderiel... parecía fácil de recordar, al menos.

Sin duda la chica conocía mejor que él la ciudad, y posiblemente supiera de un infalible pasadizo que la llevara más rápido... Pero... Mentalmente Zeiss pensó en el paquete. Si ella lo cargaba, aquello anulaba un poco la diferencia inicial al imposibilitar algunas maniobras que requerían ambas manos. Le pareció justo, así que no se quejó. Y seguía confiando más en sus brazos y piernas en lo que a agilidad, y no fuerza, se refería que en los de cualquier otra persona.

- Todo dicho, pues. Prepárate para correr. ¿Salida a la de tres? Toquemos los dos este muro con una mano, sólo para hacerlo más legal. Uno... dos... ¡tres!

Al darse la orden Zeiss salió disparado en lo que por un momento pareció una dirección perpendicular a la recta que les unía con la calle Valanderiel. Corrió con rapidez contra un muro, se giró al último momento y al saltar se impulsó contra la pared para poder alcanzar el alféizar de una ventana. Haciendo fuerza con los brazos se elevó, y de nuevo saltando y haciendo fuerza consiguió elevarse y desaparecer de la vista de cualquier viandante.

¿El motivo de estas molestias? La zona en la que estaban en aquel momento la conocía peor (si no no se habría perdonado pasar por alto la tienda de dulces y pasteles), y estaba seguro de que Sam conocería un camino óptimo por el que adelantarle... por ello debía recurrir a los tejados. Subir requería la inversión de unos pocos preciados segundos, pero luego podías avanzar con mucha mayor seguridad sin tener que esquivar a gente o seguir calles que a veces daban un pequeño rodeo. Y Zeiss no se iba a permitir parar entonces. No estaba tan empachado como había declarado; al contrario, se sentía revitalizado después de la comida.

Sin pausa alguna continuó corriendo, saltando de tejado en tejado.

¡Oh! ¡Yo también quería ir por las azoteas y tejados! Claro que que él vaya por allí no me lo impide es más... que dudo que si me meto el paquete en la camiseta aguante esos saltos... o que no me lo clave a mitad, y eso no sería nada agradable. No me hace falta. Puedo ganar corriendo a ras de suelo. Además me consuela pensar que habrá una calle que tenga que bajar... a no ser que sepa saltar dos metros y medio hacia arriba... porque si fuera hacia abajo, es otra cosa. Creo que hay un tablón que la cruza, puesto por algún asiduo del camino, pero para cogerlo hay que desviarse aunque... sale poco mas o menos igual que bajar a la calle. Derecha.

A mí también me tocara cruzarla, es peor por abajo, aun hay algo de gente, pero subir y bajar me da segundos. Se me da bien esto, correr, correr mucho. Pero ahora estoy pensando. Quiero decir estoy corriendo pero no me estoy matando. Eso lo haré cuando crucé la calle. Ningún humano me gana en velocidad explosiva, pero resistencia no tengo tanta.

Veo la calle. ¡Oh por favor! ¡Quien me ha bendecido poniendo tan poca gente hoy, porque lo adoro! Pasa antes de que venga un río de gente. Corre.

Calle pasada. Una pena no poder verle. Es rápido, es más divertido correr sabiendo como va el otro. Más rápido, queda poco, calles anchas, poca gente. Esquiva. Sigue.

Maldito bastardo imbécil, cretino graciosillo, me he quedado con su cara. No puedo arreglársela ahora pero no pasara muchas noches con esa sonrisa. A ver cuanta gracia te hace hacerle la zancadilla a alguien más cuando corra. Suerte tendrá si le pillo antes de beberme unas cervezas. He perdido segundos.

La calle está ahí, la veo. Falta poco, me tiran las piernas. un último esfuerzo, corre.

Había un buen cacho de terreno que no había explorado más que por encima, y confió en la suerte para no encontrarse con obstáculos imprevistos mientras la cruzaba. La hubo: ni tejados atacados por el tiempo y el descuido que se hundieran bajo los pies, ni superficies resbaladizas o tejas sueltas, ni grandes espacios imposibles de saltar. Con bastante rapidez salió de la terra ignota, de nuevo en sus parajes habituales. Conocía aquel callejón, aquella estatua, y ya se había tropezado antes con aquel desnivel del terreno que no había visto la primera vez.

Tuvo que hacer un pequeño desvío ya conocido para esquivar una altura demasiado alta, que habría sido demasiado tediosa de escalar en aquel momento. Mientras corría, con la respiración acelerada, los músculos en máximo rendimiento, con el ojo avizor, pero lloroso por el viento, veía a su izquierda a la gente pasar por una calle más amplia, una calle que tenía que cruzar. Un poco más adelante había una pequeña caballeriza, anexo de una posada, de techo más bajo al que saltar, y desde el mismo de nuevo hasta el suelo.

Sintió la piedra de la calle asfaltada bajo su mano al amortiguar la caída, y con nuevo impulso, casi como un resorte, volvió a salir corriendo esquivando a la gente. La calle Valanderiel estaba justo delante; un pequeño atajo a la izquierda y unos metros más siguiendo la calle a la derecha fue lo único que necesito para desembocar a la intersección de calles en la que nacia la calle Valanderiel.

¡Mierda! ¡No sabía por qué lado estaba el número 1! He salido por el lado contrario al aserradero, ¡Joder! ¿Quien me iba a decir que la calle nacía en un aserradero? Me parecía demasiado triste. ¡Pero no es demasiado larga! ¿Entonces la entrega es al mismo aserradero? Curioso. Corre, un poco más.

¡No! ¡Aaah, que mal! ¡Ha salido justo por el otro lado! ¡Menuda suerte ha tenido! No podía saberlo. Mierda, aparte de la ciudad ahora me voy a tener que conocer hasta los números. Un segundo, dos como mucho. Es la puerta del aserradero. Puf, casi se le ha borrado el 1, ¿a que huele? Que asco, ya lo conocía pero aun no tengo ni idea de que leches hacen en ese aserradero para que apeste tanto. Mierda.

"Me ha faltado poco" tenía que haber dicho solo la calle, no el número, creo que he asomado algo antes "Supongo que has ganado, ey debes tener muchos enemigos para haber ganado esa velocidad, je" que asco, me he manchado los pantalones, solo tierra, se sacude y ya está.

Me gustan las carreras. Me gustan cuando acaban también. Se oye tan bien el corazón, parece que estés palpitando entera, aunque este camino no ha sido en exceso largo, tampoco corto. Tengo que organizar más carreras. Por alguna extraña razón, hay más gente dispuesta a darse de hostias que no a correr, encima de noche, que las calles estan tan despejaditas y bien.

"Una pena que ya no quieras mi pañuelo" hablando del rey de roma, que favor me hizo esa colonia ahora cuando tienes tan agradables olores alrededor "¿Ya sabes qué? Yo quiero revancha, ¿eh?"

Es más fácil perder cuando vas sobrio, me parece. Que no deja de dar un poco de rabia, pero me es más fácil sonreír y reírme, y mucho más divertido, por supuesto, también será la costumbre, hace todo más fácil.

Se apoyó teatralmente contra una pared para recuperar el aliento, y se dejó caer, resbalándose, hasta el suelo, donde se quedó tendido hasta que la chica llegó hasta él. Rió ante el comentario, algo que acabó de vaciarle de aire... Había sido una risa sincera, casi una carcajada, que venía a demostrar que en aquel momento Zeiss se encontraba bastante alegre.

- Los justos y necesarios - respondió sonriente -, aunque muy puntuales. No tengo ningún archienemigo que siempre aparezca para perseguirme, pero un guardia aquí, un desconocido enfurecido por mis comentarios acá... Ya sabes.

Aquello de ir corriendo de lado a lado era bastante agotador, pero el ladrón encontró fuerza suficiente como para levantarse. Él también se había llenado de polvo y algo de serrín, que con gesto de experto habituado se sacudió con pequeños golpecitos de la mano. Le dedicó una nueva sonrisa, entre aviesa y traviesa, a Sam.

- Es posible que tenga algo pensado para ti... Aunque me divido entre varias posibilidades. Así que lo dejaremos como sorpresa. Entonces - se llevó un puño a la cadera, levantó la vista y expiró profundamente -, ¿es aquí donde tengo que entregar el famoso paquete? ¿A nombre de quién?

"Por supuesto, el pan de cada día" tengo una preocupante facilidad para reírme, claro que si no tengo un problema con el juego, con esto menos.

Bueno al menos no me equivocaba en lo que no me iba a aburrir en el camino a Valanderiel, y hacer una carrera había hecho avanzar mucho el tiempo, luego ya podría pensar con tranquilidad que hacer... aunque, claro, es la primera entrega de la jornada, una entrega al día no debe ser nada rentable, aunque otros días entrego más de lo normal, vaya, son cosas como estas las razones por las que acaban echando de los trabajos. Bueno, tampoco hay que ser tan pesimista, que este aun lo conservo y con suerte me durara aun un poco más de todas maneras... lo bueno de esto es que tengo excusa para estar en todos los sitios, y aun me faltan una pequeñísimas zonas por explorar en la Plataforma. Eso no puede quedar así.

"Creo que me acabas de dar un poco de miedo, jaja" maneras de hablar, pero menuda sonrisa ha puesto, me hace gracia en realidad "Sí, aquí mismo" Un lugar feo con ganas para que negarlo, y encima maloliente, pero bueno, tampoco nada tan raro en esta ciudad "Roch Atadhiel, en serio habría que mirar en que piensan los padres para poner estos nombrecitos" es que todos comparados con el mío, parecen complicados "Y nada, entegalo... a ser posible sin moverlo a ver si no parece roto..." mmm, si, aun hace ruidos, creo que ahora esta peor que antes de hecho "y tiene que firmar aq..." ¿Donde? Ouch "Vaya, genial, lo olvidé, bueno da igual, al final la mitad de las firmas son cruces así que... nada, a la divertida y ardua tarea de entregar un paquete, ánimo" ahora que lo suelto me doy cuenta de que tenía razón antes, pesa un horror, debe ser un paquete de piedras o algo así.

El paquete algo sí que pesaba, según comprobó Zeiss al ir a cogerlo. Aquella chica era fuerte si había estado cargándolo todo el rato... porque, vale, al principio parecía que no era para tanto, y que la forma más que el peso era lo molesto, pero estaba seguro de que pasado un rato cualquiera tendría ganas de ir dejándolo en el suelo. Y más después de la carrerita que se habían pegado.

Se giró, paquete en mano, de nuevo hacia el aserradero. Lo llevaba con aire digno, casi como si se tratara de una bandeja que tuviera que mantener a dos manos por debajo de la misma por falta de asideros.

- Buscar a Roch, entregar, no hace falta firmar - repitió con lo que pretendía ser seriedad profesional, pero debajo de la cuál se adivinaba un entusiasmo contenido -. Puedes esperarme aquí, o espiarme para asegurarte de que lo entrego. Yo haría lo último; estoy convencido de que haré muy bien mi trabajo y prefiero que seas testigo de mis habilidades como entregador de paquetes.

Dicho lo cual comenzó a andar hacia la entrada principal. El aserradero no era muy grande, pero estaba bien cerrado para evitar incursiones de los que tanto en invierno como en verano buscan material gratuito. El aserradero estaba en silencio, asi que Zeiss dio por supuesto que no haría falta llamar a la campana que había colgada a una altura prudencial a la cual los niños no podían llegar; aseguró el paquete con una mano para poder liberar la otra y llamó con recia seguridad a la puerta. Y ya iba a preguntarle a Sam qué debía hacer en caso de que el destinatario estuviera ausente cuando la puerta se abrió.

FDI. Te lo dejo por si quieres controlar tu a Roch.

Me cae bien Zeiss, me hace reir... aunque eso no tenga demasiado merito si nos ponemos objetivos. Creo que haría mucho mejor mi trabajo que yo, jajaja, mejor no se lo presento a mi jefe.

"Por favor, por nada me perdería tal acontecimiento"

Tampoco es demasiado difícil ver lo que pasa mientras siga en la calle, en la otra acera por ejemplo, ni muy cerca ni muy lejos, toda una pena que me vaya a perder lo que digan. Sería muy útil (y divertido, sobretodo divertido) tener el oído de un perro. Si bueno, tendria sus cosas malas pero ahora me vendría genial. Quizás si el viento sopla hacia aquí... ¿pero que viento?

Menudos días estaba teniendo. Desde el principio supo que trabajar en un aserradero no iba a ser fácil, pero aquello ya pasaba de castaño oscuro, y encima, visita. Podía contar con los dedos de la mano las veces que llamaban en una semana a la puerta, y es que tenía que ser precisamente en ese momento, cuando por fin se dedicaba unos minutos para cerrar los ojos. Abrió la puerta con desgana, tras correr los tres pestillos que la cerraban desde dentro. Era una buena puerta, gruesa de calidad, quizás había estado un poco paranoico al ponerle tantos cerrojos. En ese momento más que seguro, era tremendamente incómodo. Y encima ser amable. Ya se estaba acostumbrando pero cada vez que se miraba en el espejo veía claramente que no era su estilo. Casi dos metros, barba rizada y espesa y manos callosas por el trabajo. Y con esa palabrería que tanto insistían el jefe (y la jefa sobretodo) en que usara.

- ¿Puedo ayudarle en algo?

Los hombres altos no le intimidaban, y aquello era una suerte para Zeiss porque había encontrado muchos en su carrera: tenían una extraña tendencia a ser guardaespaldas, guardias, o tenderos. Cosa rara. De hecho, si producían alguna reacción generalizada en él esta era las ganas que le provocaban de chincharles un poco (siempre en total inocencia, claro), lo que solía llevar a la eterna comprobación de que la fuerza bruta no suele ir acompañada de la agilidad. Y aquel era un arquetipo: alto, barbudo, fornido. Lo que sí que era extraño era aquel tono educado que usaba; algo forzado, vale, pero justamente loable por el esfuerzo que se percibía detrás.

- Buenos días - respondió con educada prudencia el ladrón, y sintiendo que debía igualar el esfuerzo de su interlocutor: - Permítame que le comente que tiene usted una voz agradablemente grave. Venía a entregarle este paquete al señor Roch Atadhiel, ¿esta presente para recibirlo? No tiene que firmar en ningún lado; es algo pesado, así que si puede darse un poquito de prisa, por favor...

Acomodó un poco el paquete, cambiando el peso de mano a mano mientras descansaba una un poco. Por supuesto, era puro teatro... pero se suponía que llevaba horas cargando con aquello, y debía interpretar bien su papel.

La primera pregunta que le vino a la mente fue, ¿este tipo me esta echando los tejos?, pero como luego la conversación fluyó con normalidad se limitó a decir un "Gracias" bastante extrañado ante ese comentario por parte del mensajero. Era un detalle si se pensaba con más frialdad. Un paquete. Podría haber sido peor. Se lo esperaba mucho peor, con posibilidades de largo y tedioso, sobretodo por que tendría que explicar que el jefe no estaba en ese momento que si se lo podía dejar que no, no podía firmar, que sino pasara luego pero... no. No había que firmar. Y lo más sorprendente era que el paquete iba dirigido directamente a él. Lo cual no dejó de extrañarle. Era un trabajador del aserradero, nadie le mandaba nada allí, y más teniendo en cuenta el tipo de trabajador que era, como todos trataba con la madera, pero él solía estar en un contacto más directo, en el bosque.

- Si, soy yo - aun estaba un poco sorprendido cuando cogía el paquete, que tampoco pesaba tanto, pensó - Bueno, gracias por todo - ya iba a cerrar la puerta cuando se volvió como acordándose de algo - Pase un buen día.

Vaya, me he pasado mucho mucho de tan fácil que se lo he puesto. La verdad es que es extraño que yo (¡yo, la aspirante a ludópata!) malgaste así una apuesta ganada, ¡yendo sobria!, que cosas, que cosas. La verdad es que por las pintas del tipo que ha abierto esto prometía mucho más pero... bueno, pasa muchas veces, incluso se le ha quedado cara de sorprendido. Vamos vamos, Zeiss ven y cuentame a ver que ha dicho o algo. Aunque la historia parece poco interesante.

¿Otra vez abre la puerta? Ay madre, no me digas que ya se ha dado cuenta de que esta roto, no lo lleva en la mano, ¿lo habrá abierto? Ay, parece enfadado, y Zeiss aun esta cerca (¿cuanto? ¿tres zancadas de ese hombre?), aunque es...

Primero fue la luz, en un segundo una bola de fuego cubrió la puerta del aserradero, y una larga llamarada salió desde allí buscando oxígeno. Después el ruido, seco, ensordecedor de la manera más literal que haya, acompañado de la misma tierra que tembló en esa calle con la fuerza de la explosión. Los pocos cristales que tenía el aserradero estallaron. La explosión hizo que se abrieran las paredes, la onda expansiva llegó al otro lado de la calle, incluso apoyada contra la pared, la fuerza de la onda hizo que chocara contra el muro, golpeándose la cabeza y cayendo al suelo mientras el aserradero se deshacía en llamas.

Ah, la eterna satisfacción del trabajo bien llevado a cabo... y es posible que esta frase se encontrara ya algo trillada, al haber a la mente de Zeiss suficientes veces como para perder su poca originalidad, pero no dejaba de ser acertada. Sin duda te sientes bien cuando has completado algo, y a pesar del esfuerzo y sudor y sangre que requiriera, ha salido... perfecto. Ah: esos tres primeros pasos después de dar media vuelta y dejar con un gesto satisfecho que la capa vuele al viento, con ganas de ser felicitado para poder demostrar lo humilde que es uno mientras repite, imagen misma de la antítesis del orgullo, que no fue nada, que cualquiera podría haberlo hecho igual o mejor... tres pequeñas zancadas que te impulsan hacia delante, quizás demasiado literalmente, al dar de nuevo media vuelta, sorprendido, y observar una expresión de urgencia (enfado o miedo, no es seguro) en el rostro del buen Roch justo antes de que la onda expansiva te impulse, te desequilibre, y te haga caer al suelo donde sólo por un reflejo obtenido tras incontables años de sobresaltos y caídas, puedes volver a colocarte rodando eficazmente en pie, en guardia, y, sobretodo, sumamente sobresaltado y desconcertado.

Aquello, sin duda, había sido una explosión. Y fue una suerte que por un desequilibrio Zeiss rodara fuera del alcance de algunos trozos de piedra que habían saltado, de la misma suerte que maderos prendidos. El aserradero estaba en llamas, y el ladrón no pudo evitar perder un segundo en la contemplación, sorprendido por lo ocurrido. La rápida mirada-barrido que le dedicó al área cuando se dio cuenta de que quedarse boquiabierto no servía de nada no le permitió localizar de primeras a Roch... o quizás es que al ver antes a Sam concentrara su atención en ella.

No la llamó por su nombre con urgencia, pero sí que al ponerse en pie, aún a mitad agachado por alguna arraigada costumbre, corrió hacia ella para ver cómo se encontraba.

- Sam, Sam - llamó sacudiéndola por el hombro, comprobando si estaba consciente. Le movió un poco la cabeza, con delicadeza, al ver que se había hecho una herida... aunque, por suerte, nada demasiado grave.

"Estoy bien, estoy bien" frases automáticas, ¿he abierto los ojos?
Oooh, que dolor de cabeza, ¿me he desmayado? No es la misma sensación, solo un segundo¿Cuanto he bebido? Espera, ¿he bebido? Imposible que me hayan tumbado-
"¿En que taberna estoy?" ¿Estoy en una taberna? No espera... no tengo el culo pegado al suelo por la cerveza derramada "Jajaja, creo que darme golpes contra la pared me sienta peor que beber" ¿He abierto los ojos?

Joder, maldita sea, ¿que narices ha pasado aquí? Menudos ovarios para reírme, ¡maldita sea! Mierda, tampoco debo saltar de repente tras darme un golpe en la cabeza, me lo tatuare en la mano para la próxima, y eso que solo me quería poner en cuclillas. Vale. ¿Qué leches es esto?

"¿Estas bien?" él estaba más cerca pero... parece bien, con tierra, creo que eso no se puede considerar ninguna herida "¿Y el señ...?"

- Aaah. Aaaah. Porf... - Oh, mi Dama, tiene la boca llena de sangre. Hay que ayudarle... si se puede - Forfavor... Ayuda... Yo no... - No puedo oirle.

Yo... esta hecho polvo, demasiado cerca. Aunque la explosión le ha alejado de la puerta esta quemado, todas las piernas, un brazo, un lado de la cara, joder.

- Aaah...Yo no... aag...Leddije que... era estupido... aah, yo no... tontos... ella... - se le cierran los ojos, no sé como puede hablar, es fuerte, quizás pueda resistirlo, no lo sé.

"Ey, ey, quédate conmigo, ey" Mierda yo no sé hacer esto "¡Zeiss! ¿Que... que hacemos?" dicen que quien duerme no despierta... ¿tan malo seria eso? "Ey, Roch, ¿no? Hola, va dime hola, me llamo Sam, tienes que estar despierto ¿vale? haz un esfuerzo" ¿Por qué leches no me saluda? "Zeiss..."

- ¡Aaaah!

¿Qué...? ¡¿Una flecha?! ¡¿Una maldita flecha?! No sé como ha podido siquiera sentirla, en la pierna, espera... otra en el suelo, ¡maldita sea! Hay que llevarlo hasta la pared, vienen de la azotea, flechas buenas, flechas caras, flechas elfas.

FDI. Esto... perdon. De verdad.

- Vaya, parece que la costumbre de recibir golpes en la cabeza te puede - comentó, con una risita nerviosa que dejaba evidente su alivio.

Bonito ver que no perdía el sentido del humor, y le aliviaba comprobar que se encontraba bien. Pero hecha esta comprobación las prioridades eran otras, y no podía evitar fijarse en Roch una vez lo hubo localizado y reconocido. Su volumen era considerable, con lo que sólo podía ser él, pero estaba ennegrecido, sangrante, quemado en cara, espalda y miembros, con heridas por los trozos de pared que habían caído. En aquel momento casi parecía más una masa deforme que un hombre, y el ser bastante apuesto en su fortaleza que le había abierto la puerta segundos antes había sido destruido.

No pudo retener a Sam para que no se acercara demasiado hasta él. El espectáculo era algo desagradable, y no sabía qué experiencia tenía la chica con aquellas visiones. Se acercó él también, manteniendo una distancia que le distanciaba un poco de la lástima que inspiraba. El hombre, intentando hablar, intentando explicarles algo, era patético en su definición primaria: inspiraba verdadera compasión.

- Es posible que tenga alguna herida... interna - apuntó vagamente, intentando resultar útil...

Pero él no sabía de eso, no podía precisar más. Salvo que Roch estaba sufriendo como jamás lo habría hecho en su vida, y si quería que existiera la posibilidad de que alguna vez llegara a sufrir más necesitaba un médico, y rápido.

La flecha le pilló en estas consideraciones. Puso una mano sobre el hombro de Sam, ojo avizor por si llegaban más en su dirección, con intención de apartarla.

- Sam - respondió con sorprendente calma dadas las circunstancias -, prepárate, porque vamos a meternos en un lío. Igual nos ganamos algún enemigo más fiel por esto. Ayúdame a tirar de él.

Y como restantes explicaciones lo único que hizo fue señalar un muro detrás del que podrían ocultarse, y tomar a Roch por uno de sus brazos, dispuesto a arrastrarle; el simple contacto hizo gemir al desgraciado.

- Esto le va a doler, y posiblemente pierda el conocimiento. Pero con suerte también le salve la vida - una flecha silvó junto a ellos y vino a clavarse a pocos centímetros en el suelo -... o acabe con la nuestra. ¡Corre!

Fdi: Nada de que preocuparse, siento la obsesión ignea que pareces inspirar en la gente con que tienes tema xD Sorry.

¿Interna? ¿Que no tiene bastante con las de fuera? ¡Oh, por la Dama! No creo que aguante que lo movamos, que cierre los ojos, yo creo que tampoco lo aguanto, no puede cerrar los ojos, da igual la flecha, tiene que aguantar. ¡Que les jodan a los arqueros! ¡Ya esta muerto si no hacemos nada, maldita sea! Ya ayudo, vámonos de aqui, hay que llegar al muro.

"Por favor, vamos, mírame, aquí, ¡Mírame!" Oh joder, ya apenas se le oye gemir, mierda, estoy perdiendo los nervios no puedo hacer eso, ahora no "Yo... voy"

Me duele el pecho, ¿ese silbido ha sido una flecha? ¡Joder! Soy gafe, maldita mala suerte, hay gente que no ve estas situaciones en toda su vida, yo no puedo. El maldito mundo se esta balanceando. No nos quieren dar, solo tapamos a Roch... espero. Tengo que centrarme, sangre fría, ssssh, no puedo respirar mal si estoy bien, no quiero ver esto. Vamos. Tiene el brazo quemado. No... Mi pañuelo, no quiero hacerle daño, le haré daño, al menos el pañuelo si se lo envuelvo, no pasa nada, vamos.

Me falta fuerza, pesa, falta poco, el muro esta cerca, no queda nada, joder. ¡Pared! Hemos tocado pared. ¡Maldita sea! Nos ha hecho una maldita silueta con flechas, no lo entiendo, no nos ha dado ¿por qué? bueno... ¿Nos ha dado? Joder, menos mal que me sobra camiseta, me la acaban de ventilar a agujeros, nada, pero...

"¡Zeiss! ¿Estas bien?" No ha sido suerte, hemos sido secundarios, no han gastado muchas flechas, no se... "Necesita un médico, hay una nueva, no muy lejos, solo..."

- Nnngh... No... Ella... aaah... ella... abf...abajo - ¿Como puede estar consciente? ¿Como narices puede seguir hablando? ¿Ella? - Ei... ella... afbaj... dzentro... ella... - ¿quien...?

¡Elfos! Dos, entran. No nos ven. No nos miran, seguro que nos han visto, saben que estamos aqui, no entiendo nada... ¡Ella dentro! No puede haber nadie dentro, no había nadie dentro... ¿por qué tiene que haber alguien dentro? No podemos dejarla

"No podemos dejarla" ¿desde cuando soy asi? Hace poco deje que le pegaran una paliza a alguien en un callejón, pero... joder, seguramente lo merecía "Hay que entrar, Roch, mírame, ¿donde está?" No entiendo como puede estar tan lucido.

- Abjaj... Izker... izk... adtrgas e... - se para, respira, quizas quiero alejarme, yo no puedo verlo, no puedo hacer nada. No puedo hacer nada.

Necesito pañuelo... las dagas, un trozo de camiseta, siempre tan larga. Tengo miedo. Muévete.

Acabando de colocar a Roch detrás del muro, le soltó y esperó unos segundos antes de volver a asomar la cabeza hacia el lugar de la explosión a las flechas. Pudo observar a Sam mientras tanto, y comprobar que si no la habían ensartado era de pura suerte, o por la ilusión de un mayor volumen que producían sus ropas... Ahora que las tenía agujereadas quedaba evidente que la persona física se encontraba un poco más en el interior del traje de lo que parecía evidente, pero no era buen momento para andarse con cumplidos de aquella suerte. Supuso que el exceso de capas era otra estrategia ilusoria a la hora de ocultar su género, y funcionaba bastante bien, y una vez concluído esto zanjó el asunto en su mente.

El tema del momento era otro. "Ella" era lo que importaba en aquel momento, una "ella" al parecer en el aserradero. Zeiss volvió a acercarse a Roch y se arrodilló junto a él, intentando comprender lo que decía. Todo lo que le pareció entender fue "abajo izquierda". Eso, y que Roch no tardaría en perder el conocimiento o morir. Era sorprendente que aun siguiera consciente a pesar del dolor. "Ella" debía ser lo suficientemente importante como para que se aferrara a la realidad que tan cruel resultaba en aquel momento en lugar de dejarse ir apaciblemente.

- Vamos a por ella, entonces. No te preocupes. Pero tú, Roch, morirás si no te llevamos a un médico o hacemos venir a uno.

Era posible que muriera aunque éste llegara pronto. Era posible que los arqueros mataran al médico. Y aun así, valía la pena intentarlo, ¿no?
Se puso en pie y volvió a mirar hacia el aserradero. Al darse la vuelta, volvió a ver a Sam, significantemente afectada por lo que estaba pasando.

- Sam, no sé qué necesito más, que te quedes aquí con Roch o que corras a por un médico. Voy a procurar buscar a esa "ella" que está "abajo". Intenta mover un poco más a Roch, ocúltale si puedes y corre a por un médico. ¿Crees que puedes hacer eso?

Al menos por le momento estamos los dos enteros... Si soy muy objetiva diría que tampoco le falta ninguna parte a Roch pero... no lo puedo asegurar, oh por favor, que alguien me explique si es en verdad existe la posibilidad de que salga de esta. Tengo que calmarme, no sé porque no estoy acostumbrada a estas cosas, en mi memoria todo parece más calmado menos apremiante. Solo tengo que mantener la cabeza fría. No lloro, es la explosión, el fuego, el humo, se me irritan los ojos. Y cada vez que hablo grito por que aun tengo los oídos un poco taponados del ruido seco de la explosión. No se como he podido oír a Roch.

Entra él. Pero no... No es el momento de discutírselo tampoco. De verdad me sobra suficiente para hacer un pañuelo con el bajo de mi camiseta, me alegro de haber afilado las dagas aunque sea una banalidad. Puede preguntarse de donde salen, quizás, pero es obvio, todo esta debajo de la camiseta, cómodo en la zona lumbar. Mecanismos de protección dicen, me estoy alejando poco a poco de la escena. Vuelve.

"Ponte esto" es tan inútil en comparación, pero no se que mas hacer, al menos no le dará tanta tos cuando salga, no debe respirar humo, mi pañuelo esta envuelto en sangre, no sirve. Coge aire "Si, haré cuanto pueda pero volveré pronto, si... si no has salido cuando vuelva, entraré a por ti" y a la mierda ella, no la conozco, y además Zeiss esta aquí por mi culpa... y no quiero que le pase nada.

Va armado al menos, por si hay una puerta o algo... supongo que también el lo tiene presente, que hay gente (peor, elfos) que ha entrado dentro, que posiblemente la buscan y que no estén muy contentos si se intenta meter por medio. Al menos "sabemos" donde esta ¿no? No pasará nada... La explosión la tienen que haber oído en los alrededores, vendrá la guardia... ¿cuanto ha pasado en realidad? ¿Un par de minutos? ¿Tres?

Sé donde esta la médico, puedo ser más rápida que en mi vida, no hay más que pueda hacer por Roch, se remedios para cosas pequeñas pero no para esto y... no, no hay nada más que pueda hacer, lo siento. Se va, tengo que apartar a Roch, no esta muy a la vista, poco que pueda hacer en ese aspecto pronto me iré a buscar a la doctora.

"Ey... Ten cuidado ¿vale?" que infantil, le he cogido de una manga. No me gusta nada donde nos hemos metido.

Consideró un momento a Sam cuando le dijo que entraría a por él is no aparecía. Por un lado, siempre está bien saber que si te ocurre algo malo algien va a enterarse, pero por el otro debía plantearse la posibilidad de que su "ayuda" acabara en "entorpecimiento". No dudaba de muchas de sus habilidades; la carrera con ella había sido totalmente gratificante y la chica corría rápido, pero en aquel estado en el que estaba Sam las probabilidades que tenía de meter la pata aumentaban considerablemente.

Pero el lado positivo venció al negativo, sobretodo cuando le cogió de la manga. Zeiss no pudo evitar sonreir con ternura ante aquel gesto infantil. No era algo que últimamente viera cada dia.

- No te preocupes - respondió, revolviendole el pelo a Sam con la mano libre como respuesta -. Sé lo que hago; me dedico a este tipo de cosas. ¡Corre a por el médico!

Y dicho esto el que comenzó a correr fue él. No había un camino cubierto que pudiera conectarle al aserradero sin suponer una pérdida de tiempo que no podía permitirse, por lo que su mejor opción era atravesar el terreno a descubierto lo suficientemente rápido como para que ninguna flecha fuera a alcanzarle. Los arqueros elfos que les vigilaban (porque, sí, parecía que alguno de ellos era reacio a quitarles el ojo de encima) no se habían relajado añun en sus posiciones, y una flecha salió disparada por reflejo hacia el ladrón cuando salió corriendo de detrás del muro. La siguiente reacción del elfo que disparaba debió de ser "ah, solo es el tipo ese", pero al ver que se dirigía corriendo hacia el aserradero dejó de tomárselo con calma e intentó acertarle de nuevo.

Por suerte, el momento de relajación del arquero fue suficiente para que Zeiss se escondiera detrás de unos escombros, y desde allí consiguió llegar hasta el aserradero, a mitad arrastrándose por el suelo y por el resto rodando y corriendo. Tenía una idea bastante clara de la posición de lo que creyó que eran dos arqueros, en la azotea del edificio adyacente, y con esto no era muy dificil ir moviéndose por sus puntos ciegos. Tuvo que hacerse una última carrera hasta la puerta principal para entrar por ella, pero por suerte no llegó a rozarle ninguna flecha.

Le habría gustado más encontrar otra entrada, pero aunque algunos cristales se habían roto, ninguno lo había hecho lo suficiente como para que Zeiss pudiera pasar sin hacer ruido, y no tenía tiempo para encontrar una entrada secundaria. La puerta delantera había sido su mejor opción... y sin duda también sería la opción del arquero que bajaría de la azotea para ir en su búsqueda. Zeiss dio por sentado que al verle entrar en el aserradero vendría a por él con intención de advertir a sus compañeros, y debía moverse antes de que su llegada le bloqueara la salida.