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En busca de un barco a cualquier parte
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En busca de un barco a cualquier parte
El sol comenzaba ya a ponerse sobre Trinacria, tiñendo el cielo de tono anaranjados y rojizos, pero todavía quedaba una notable actividad en el mercado y, sobre todo, en los muelles. Algunos puestos comenzaban ya a recoger, mientras los transeúntes hacían sus últimas compras del día y valiosas cargas eran movidas de los barcos a tierra y de la tierra a los barcos. Desde el elevado tejado de un edificio de aduanas, un joven elfo, sentado sobre las tejas con despreocupación, observaba la escena.
Había subido allí para tener una perspectiva del puerto completo. Y lo cierto es que era impresionante. Sin duda, el más grande de todos en los que había estado, aunque eso no debería ser ninguna sorpresa. Al fin y al cabo, si la capital de un reino insular no tenía un buen puerto desde el que desplegar su marina, las aspiraciones que pudiera tener de mantener sus dominios quedaban bastante mermadas.
Había contado un total de 57 barcos en el puerto, de los cuales la absoluta mayoría eran militares o diplomáticos. No había nada que pudiera hacer con esos: una cosa era emplearse al servicio de un capitán mientras dudara su viaje, y otra muy distinta era convertirse en un perro del ejército o de algún noble de provincias.
Descartó inmediatamente tanto unos como otros, fijándose sólo en los mercaderes civiles. Uno, dos, tres... quince. Bueno, no era para nada un mal número, pero la verdad era que había esperado más. Fijó en su mente sus aspectos y localizaciones y luego, con la gracia de un artista de circo, descendió por una canaleta de agua hasta el nivel del suelo, con tanta facilidad como si acabara de levantar el vaso para beber. Bien. Tenía quince oportunidades de irse de aquella ciudad pronto. ¿Conseguiría que le aceptaran en alguno? Si no era así, no sería por falta de conocimiento del oficio de marinero.
Dio una palmadita a la bolsa donde guardaba sus "herramientas". Aquella misma tarde, después de la conversación con Eleazar, había decidido apostar fuerte y se había gastado el dinero que teóricamente debía haber sido para alojamiento en un juego nuevo de ganzúas. Si no había ningún barco entre aquellos quince que le aceptara en su tripulación, tendría que ser imaginativo para encontrar un lugar donde pasar la noche. No importaba. No sería la primera vez, y seguro que tampoco la última.
Con una sonrisa en los labios y el paso seguro y decidido, se encaminó hacia el primero de esos quince barcos mercantes. Ya casi podía sentir el vaivén de las olas de nuevo bajo sus pies, y aquel pensamiento le ponía de buen humor.
Había subido allí para tener una perspectiva del puerto completo. Y lo cierto es que era impresionante. Sin duda, el más grande de todos en los que había estado, aunque eso no debería ser ninguna sorpresa. Al fin y al cabo, si la capital de un reino insular no tenía un buen puerto desde el que desplegar su marina, las aspiraciones que pudiera tener de mantener sus dominios quedaban bastante mermadas.
Había contado un total de 57 barcos en el puerto, de los cuales la absoluta mayoría eran militares o diplomáticos. No había nada que pudiera hacer con esos: una cosa era emplearse al servicio de un capitán mientras dudara su viaje, y otra muy distinta era convertirse en un perro del ejército o de algún noble de provincias.
Descartó inmediatamente tanto unos como otros, fijándose sólo en los mercaderes civiles. Uno, dos, tres... quince. Bueno, no era para nada un mal número, pero la verdad era que había esperado más. Fijó en su mente sus aspectos y localizaciones y luego, con la gracia de un artista de circo, descendió por una canaleta de agua hasta el nivel del suelo, con tanta facilidad como si acabara de levantar el vaso para beber. Bien. Tenía quince oportunidades de irse de aquella ciudad pronto. ¿Conseguiría que le aceptaran en alguno? Si no era así, no sería por falta de conocimiento del oficio de marinero.
Dio una palmadita a la bolsa donde guardaba sus "herramientas". Aquella misma tarde, después de la conversación con Eleazar, había decidido apostar fuerte y se había gastado el dinero que teóricamente debía haber sido para alojamiento en un juego nuevo de ganzúas. Si no había ningún barco entre aquellos quince que le aceptara en su tripulación, tendría que ser imaginativo para encontrar un lugar donde pasar la noche. No importaba. No sería la primera vez, y seguro que tampoco la última.
Con una sonrisa en los labios y el paso seguro y decidido, se encaminó hacia el primero de esos quince barcos mercantes. Ya casi podía sentir el vaivén de las olas de nuevo bajo sus pies, y aquel pensamiento le ponía de buen humor.
Eithel Elannon- Cantidad de envíos : 31
Re: En busca de un barco a cualquier parte
La posada en la que Eleazar se había estado alojando estaba anexada a una vieja taberna de los Arrabales. Es más, para poder acceder a las habitaciones era preciso pasar antes por el lugar de encuentro de los fans de la cerveza.
Así hizo el chico, cruzó lo largo del lugar hasta desaparecer por una pequeña puerta. Subió las escaleras hasta llegar a la primera y única altura que tenía la posada y se encaminó hasta su habitación. Allí se cambió de ropa y guardó la sucia junto al resto en una bolsa de tela que se ajustó como bandolera antes de salir de nuevo al exterior.
El camino hacia el puerto se le hizo curiosamente corto, a pesar de haber tenido que desandar todo lo recorrido desde el mercado. La actividad allí era más que evidente, tanto mercantes como militares se movían de un lado a otro, aunque Eleazar no sabía quien se preparaba para irse y quien, en realidad, acababa de llegar.
Se mantuvo alejado del agua, prácticamente en la periferia del puerto. Cualquier gota de agua sería fatal, no era plan de montar un numerito. Buscó con la mirada a Eithel, no encontrándole en un primer momento. Cruzó el puerto todo lo largo que era un par de veces sin llegar a ver al joven elfo. Decidió por tanto esperar en un lugar concreto e inspeccionar desde allí lo que su campo visual le ofrecía. Fue así como distinguió al joven, o al menos una figura que muy posiblemente podía tratarse de él. Aún así ni se movió y desde aquella posición contempló cómo Eithel se acercaba a un barco.
- Suerte, muchacho - murmuró para sí mismo.
Así hizo el chico, cruzó lo largo del lugar hasta desaparecer por una pequeña puerta. Subió las escaleras hasta llegar a la primera y única altura que tenía la posada y se encaminó hasta su habitación. Allí se cambió de ropa y guardó la sucia junto al resto en una bolsa de tela que se ajustó como bandolera antes de salir de nuevo al exterior.
El camino hacia el puerto se le hizo curiosamente corto, a pesar de haber tenido que desandar todo lo recorrido desde el mercado. La actividad allí era más que evidente, tanto mercantes como militares se movían de un lado a otro, aunque Eleazar no sabía quien se preparaba para irse y quien, en realidad, acababa de llegar.
Se mantuvo alejado del agua, prácticamente en la periferia del puerto. Cualquier gota de agua sería fatal, no era plan de montar un numerito. Buscó con la mirada a Eithel, no encontrándole en un primer momento. Cruzó el puerto todo lo largo que era un par de veces sin llegar a ver al joven elfo. Decidió por tanto esperar en un lugar concreto e inspeccionar desde allí lo que su campo visual le ofrecía. Fue así como distinguió al joven, o al menos una figura que muy posiblemente podía tratarse de él. Aún así ni se movió y desde aquella posición contempló cómo Eithel se acercaba a un barco.
- Suerte, muchacho - murmuró para sí mismo.
Eleazar Hertzel- Cantidad de envíos : 23
Re: En busca de un barco a cualquier parte
Los ojos de Eithel estudiaron los alrededores del barco. Había varias personas, transportando carga desde el muelle a la bodega. Bien: aquello era lo que le interesaba. Un barco que estuviera descargando en aquel momento probablemente no saldría hasta el inicio de la semana siguiente, y eso era ya mucho tiempo para el joven elfo.
-Saludos, marineros. ¿Dónde está vuestro capitán?
Varias cabezas se alzaron y se volvieron por un instante hacia un hombre alto y mal afeitado, de cabellos morenos y una cicatriz en la ceja.
-¿Quién pregunta por él? -inquirió el hombre, mientras el resto de trabajadore proseguía su labor-. ¿Y por qué motivo?
-"Él" sois vos, ¿verdad? -dijo el elfo, respondiendo a una pregunta con otra con voz burlona.
-¿Y qué si lo fuera? -dijo a su turno el hombre, en idéntica actitud. Eithel no pudo evitar una gran sonrisa. Le gustaba que le siguieran el juego.
-Os preguntaría hacia dónde va el barco, y si necesitáis otro hombre en vuestra tripulación.
-¿Ah, sí? -preguntó el supuesto capitán, acercándose un poco más al elfo y observándolo de arriba abajo. Eithel apenas le llegaba al pecho-. ¿Y dónde piensas encontrar ese hombre?
La sonrisa del joven adquirió un tinte ligeramente lupino. En un movimiento rápido, sacó una de sus dagas y la ocultó en la palma de su mano, dejando que sólo la punta sobresaliera. La apoyó en el cuello del lobo de mar, permitiendo a propósito que viera el reflejo metálico.
-Enfrente de ti -respondió, en tono zalamero y burlón.
Hubo unos instantes de silencio tenso. Eithel mantenía la vista fija en el hombre: aquella era su gran baza. En ese momento, estaba tan cerca de entrar en el barco como de meterse en un buen problema. Si realmente era su capitán (y, si no lo era, se trataba al menos de un segundo o primer oficial, con lo que el resultado era el mismo), aquellos hombres no tardarían en percatarse de que algo iba mal y acudir a defenderle. Finalmente, pero, el hombre de cabello oscuro echó la cabeza atrás y dejó escapar una sonora carcajada.
-Tienes agallas, muchachita -rió. Eithel ignoró el femenino. No era la primera vez que le llamaban "niña", "jovencilla" o algo parecido a causa de su aspecto-. ¿Sabes navegar, al menos? Mi barco se mueve rápido, por rutas peligrosas. No puedo permitirme el lujo de llevar un lastre que nos haga caer en manos de los piratas.
El joven elfo volvió a guardar el arma con la misma sutileza con que la había desenvainado. Nadie aparte del capitán o él llegó a percatarse de lo sucedido.
-Así que es vuestro barco, después de todo... -apuntó, triunfante, volviendo la vista a la embarcación-. Ciertamente, parece una embarcación ágil... ¿pero lo suficiente como para dejar atrás un corsario que viaja sin carga? Lo veo difícil...
-Bueno, a veces lo conseguimos y a veces no... -admitió él, encogiéndose de hombros al tiempo que señalaba la cicatriz sobre su ojo-. Te recomendaría que viajaras armado, pero ya he visto que estás preparado.
-Entonces, ¿el trabajo es mío?
-El trabajo es tuyo -asintió el capitán.
-Saludos, marineros. ¿Dónde está vuestro capitán?
Varias cabezas se alzaron y se volvieron por un instante hacia un hombre alto y mal afeitado, de cabellos morenos y una cicatriz en la ceja.
-¿Quién pregunta por él? -inquirió el hombre, mientras el resto de trabajadore proseguía su labor-. ¿Y por qué motivo?
-"Él" sois vos, ¿verdad? -dijo el elfo, respondiendo a una pregunta con otra con voz burlona.
-¿Y qué si lo fuera? -dijo a su turno el hombre, en idéntica actitud. Eithel no pudo evitar una gran sonrisa. Le gustaba que le siguieran el juego.
-Os preguntaría hacia dónde va el barco, y si necesitáis otro hombre en vuestra tripulación.
-¿Ah, sí? -preguntó el supuesto capitán, acercándose un poco más al elfo y observándolo de arriba abajo. Eithel apenas le llegaba al pecho-. ¿Y dónde piensas encontrar ese hombre?
La sonrisa del joven adquirió un tinte ligeramente lupino. En un movimiento rápido, sacó una de sus dagas y la ocultó en la palma de su mano, dejando que sólo la punta sobresaliera. La apoyó en el cuello del lobo de mar, permitiendo a propósito que viera el reflejo metálico.
-Enfrente de ti -respondió, en tono zalamero y burlón.
Hubo unos instantes de silencio tenso. Eithel mantenía la vista fija en el hombre: aquella era su gran baza. En ese momento, estaba tan cerca de entrar en el barco como de meterse en un buen problema. Si realmente era su capitán (y, si no lo era, se trataba al menos de un segundo o primer oficial, con lo que el resultado era el mismo), aquellos hombres no tardarían en percatarse de que algo iba mal y acudir a defenderle. Finalmente, pero, el hombre de cabello oscuro echó la cabeza atrás y dejó escapar una sonora carcajada.
-Tienes agallas, muchachita -rió. Eithel ignoró el femenino. No era la primera vez que le llamaban "niña", "jovencilla" o algo parecido a causa de su aspecto-. ¿Sabes navegar, al menos? Mi barco se mueve rápido, por rutas peligrosas. No puedo permitirme el lujo de llevar un lastre que nos haga caer en manos de los piratas.
El joven elfo volvió a guardar el arma con la misma sutileza con que la había desenvainado. Nadie aparte del capitán o él llegó a percatarse de lo sucedido.
-Así que es vuestro barco, después de todo... -apuntó, triunfante, volviendo la vista a la embarcación-. Ciertamente, parece una embarcación ágil... ¿pero lo suficiente como para dejar atrás un corsario que viaja sin carga? Lo veo difícil...
-Bueno, a veces lo conseguimos y a veces no... -admitió él, encogiéndose de hombros al tiempo que señalaba la cicatriz sobre su ojo-. Te recomendaría que viajaras armado, pero ya he visto que estás preparado.
-Entonces, ¿el trabajo es mío?
-El trabajo es tuyo -asintió el capitán.
Eithel Elannon- Cantidad de envíos : 31
Re: En busca de un barco a cualquier parte
Eleazar contempló a Eithel desde una distancia prudencial, la justa para que los mercaderes que descargaban pescado no tuvieran ocasión de salpicarle en su trasiego. Se cruzó de brazos y deseó suerte al elfo, que ya había entablado conversación con un hombre más alto y corpulento. Frunció el ceño cuando vio al muchacho hacer un movimiento rápido y algo brusco. ¿Había sacado algo? No lo llegaba a ver, ya fuese por la distancia o porque Eithel estaba más bien dándole la espalda. Tuvo el impulso de ir y observar más de cerca la situación. Sin embargo, solo parecía una amenaza, una forma de venderse, ya que muy probablemente el capitán dudase de las habilidades de Eithel. A saber lo que el elfo había hecho...
Espero pacientemente a que terminasen de hablar y pudo ver un asentimiento por parte de aquel hombre. ¿Eithel había conseguido entrar en el barco?. Eleazar no estaba del todo seguro, ya que sólo había visto un simple asentimiento que podía ser cualquier cosa.
Se ajustó mejor la bolsa a su espalda y se atrevió a mezclarse entre la gente del puerto, caminando hacia Eithel. El olor a pescado se le metió por la nariz, aunque no era algo que le desagradara, al fin y al cabo su dieta bajo el mar se basaba en eso. Sorteó a un par de marineros que cargaban con unas chorreantes redes y llegó hasta el elfo.
- ¿Cómo te ha ido, pipiolo? - preguntó con una media sonrisa, aunque sin dejar de mirar constantemente a su alrededor, atento a cualquier gota de agua.
Espero pacientemente a que terminasen de hablar y pudo ver un asentimiento por parte de aquel hombre. ¿Eithel había conseguido entrar en el barco?. Eleazar no estaba del todo seguro, ya que sólo había visto un simple asentimiento que podía ser cualquier cosa.
Se ajustó mejor la bolsa a su espalda y se atrevió a mezclarse entre la gente del puerto, caminando hacia Eithel. El olor a pescado se le metió por la nariz, aunque no era algo que le desagradara, al fin y al cabo su dieta bajo el mar se basaba en eso. Sorteó a un par de marineros que cargaban con unas chorreantes redes y llegó hasta el elfo.
- ¿Cómo te ha ido, pipiolo? - preguntó con una media sonrisa, aunque sin dejar de mirar constantemente a su alrededor, atento a cualquier gota de agua.
Eleazar Hertzel- Cantidad de envíos : 23
Re: En busca de un barco a cualquier parte
-He tenido suerte -respondió el elfo, con una sonrisa de oreja a oreja-. Parece que mi nuevo capitán también tiene un pasado interesante... No piensa como un capitán de navío mercante, si entiendes lo que quiero decir.
La sonrisa de satisfacción de Eithel fue tornándose gradualmente en una mueca de extrañeza ante el extraño comportamiento de Eleazar. La verdad era que aquel chico era bastante raro... ¿qué clase de paranoia le daba ahora? ¿Tenía miedo de encontrarse con alguien en aquel lugar? Supuso que debería darlo por imposible...
-Partiremos esta madrugada -dijo, tratando de ignorar el comportamiento neurótico de su interlocutor-, con la pleamar. Están terminando de cargar las últimas cajas y, según parece, no me necesitan, pero más vale que esté aquí un buen rato antes de la salida del barco o puede que... ¿¿¡¡Se puede saber qué demonios te pasa!!??
[FDI: ¿Dónde quieres ir? XD]
La sonrisa de satisfacción de Eithel fue tornándose gradualmente en una mueca de extrañeza ante el extraño comportamiento de Eleazar. La verdad era que aquel chico era bastante raro... ¿qué clase de paranoia le daba ahora? ¿Tenía miedo de encontrarse con alguien en aquel lugar? Supuso que debería darlo por imposible...
-Partiremos esta madrugada -dijo, tratando de ignorar el comportamiento neurótico de su interlocutor-, con la pleamar. Están terminando de cargar las últimas cajas y, según parece, no me necesitan, pero más vale que esté aquí un buen rato antes de la salida del barco o puede que... ¿¿¡¡Se puede saber qué demonios te pasa!!??
[FDI: ¿Dónde quieres ir? XD]
Eithel Elannon- Cantidad de envíos : 31
Re: En busca de un barco a cualquier parte
Eleazar sonrió a Eithel, aunque su obsesión por el agua no le ayudaba a prestar apenas atencion al chico. Lo único que había captado, y lo que parecía ser lo esencial, es que el barco no saldría hasta la madrugada. Sin embargo, esa abstracción que el chico mostraba no le pasó desapercibida a Eithel.
El joven centró su atención en el elfo, olvidándose por un momento del resto. ¿Tan aparente era su preocupación?
- No me pasa nada, es sólo que... Aghs - se le escaparon de nuevo miradas a su alrededor, aunque volvió a encarar al elfo, visiblemente molesto - Está bien, te lo mostraré, pero aquí no, demasiada gente...
FDI: Continuamos por aquí, que ya abrí post XD:
https://mardejaspia.forosactivos.net/trinacria-f10/descubriendo-sus-origenes-t173.htm
El joven centró su atención en el elfo, olvidándose por un momento del resto. ¿Tan aparente era su preocupación?
- No me pasa nada, es sólo que... Aghs - se le escaparon de nuevo miradas a su alrededor, aunque volvió a encarar al elfo, visiblemente molesto - Está bien, te lo mostraré, pero aquí no, demasiada gente...
FDI: Continuamos por aquí, que ya abrí post XD:
https://mardejaspia.forosactivos.net/trinacria-f10/descubriendo-sus-origenes-t173.htm
Eleazar Hertzel- Cantidad de envíos : 23
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