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En busca de la Sirena Varada
5 participantes
Mar de Jaspia :: DUCADO DE CESSELE :: Kuzueth :: Daosh
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En busca de la Sirena Varada
Atardecía y soplaba una brisa fresca cuando el barco arribó al puerto del pequeño pueblo de pescadores de Daosh. La pequeña embarcación no acostumbraba a llevar pasajeros, pero cedieron un sitio a la mujer que les preguntó amablemente si podían transportarla. No había sido mucho tiempo de viaje, pero los marineros se habían acostumbrado a sus grandes ojos casi ciegos y al sonido de cascabeles que la acompañaba, al ayudarse de su bastón para no tropezar con las cajas, cuerdas y distintos arreos esparcidos por cubierta. Sobre todo, se habían acostumbrado a sus historias, conocía más historias sobre aquellos mares que ellos mismos, y eso que presumían de conocer todas las leyendas del mar.
Pero el viaje llegaba a su fin, y la extraña mujer que decía era conocida como Story se encontraba en cubierta, con sus ojos ciegos mirando al mar. El barco atracó y uno de los marineros se ofreció a acompañarla a la taberna local, "La sirena Varada". Era allí donde los marineros pasarían la noche antes de descargar las bodegas y partir de nuevo, y ella les había prometido una bonita historia, la última para ellos, esa misma noche. Ella pensaba quedarse allí unos días antes de buscar otro barco que la llevara.
El marinero que la acompañó por las calles del muelle hasta la posada, no pudo evitar preguntar qué rumbo llevaba.
- No tengo un rumbo fijo, me quedo en los lugares lo que la gente me demande o lo que crea conveniente. Además me gusta visitar lugares nuevos, y es la primera vez que vengo a las tierras del Mar de Jaspia - respondió ella con una sonrisa. El marinero la miró.
- Es un bonito lugar, aunque no creo que hayáis llegado en buen momento. Se habla de que se está fraguando una guerra y la gente está nerviosa y asustada. No sabemos hasta qué punto es verdad o cuándo podría estallar el conflicto...
- Los tiempos de conflicto son la época en que más se necesitan los cuentos, las leyendas y las historias. - comentó ella con su voz tranquila. - Porque es cuando la gente que sufre necesita la esperanza y la guía que éstos ofrecen.
El marinero entendió que tenía razón. Él no había vivido una guerra en sus carnes, pero había viajado mucho, había oído hablar a gente que sí la había sufrido... y entendía que lo que Story decía era la pura realidad. Aquella mujer le intrigaba de sobremanera, pero no podía evitar querer hablar con ella, porque cada vez que lo hacía aprendía algo. Cuando llegaron a la posada, la dejó allí y volvió a ayudar en el barco con la promesa de que volvería esa noche para oír la historia que Story les había prometido.
La mujer se adentró en la posada a tientas, moviendo su bastón ante ella entre ruido de cascabeles. Cuando dio con una persona borrosa le preguntó amablemente por el posadero del lugar. Una joven de voz dulce la guió hacia una mesa en una esquina de la amplia habitación y le dijo que buscaría al posadero y lo llevaría para que ella no tuviese problemas, y desapareció entre un montón de manchas oscuras que Story suponía gente. Agradeció con una sonrisa y esperó, mientras tocaba la mesa, la silla y la pared con los dedos, haciéndose una idea del lugar.
Pero el viaje llegaba a su fin, y la extraña mujer que decía era conocida como Story se encontraba en cubierta, con sus ojos ciegos mirando al mar. El barco atracó y uno de los marineros se ofreció a acompañarla a la taberna local, "La sirena Varada". Era allí donde los marineros pasarían la noche antes de descargar las bodegas y partir de nuevo, y ella les había prometido una bonita historia, la última para ellos, esa misma noche. Ella pensaba quedarse allí unos días antes de buscar otro barco que la llevara.
El marinero que la acompañó por las calles del muelle hasta la posada, no pudo evitar preguntar qué rumbo llevaba.
- No tengo un rumbo fijo, me quedo en los lugares lo que la gente me demande o lo que crea conveniente. Además me gusta visitar lugares nuevos, y es la primera vez que vengo a las tierras del Mar de Jaspia - respondió ella con una sonrisa. El marinero la miró.
- Es un bonito lugar, aunque no creo que hayáis llegado en buen momento. Se habla de que se está fraguando una guerra y la gente está nerviosa y asustada. No sabemos hasta qué punto es verdad o cuándo podría estallar el conflicto...
- Los tiempos de conflicto son la época en que más se necesitan los cuentos, las leyendas y las historias. - comentó ella con su voz tranquila. - Porque es cuando la gente que sufre necesita la esperanza y la guía que éstos ofrecen.
El marinero entendió que tenía razón. Él no había vivido una guerra en sus carnes, pero había viajado mucho, había oído hablar a gente que sí la había sufrido... y entendía que lo que Story decía era la pura realidad. Aquella mujer le intrigaba de sobremanera, pero no podía evitar querer hablar con ella, porque cada vez que lo hacía aprendía algo. Cuando llegaron a la posada, la dejó allí y volvió a ayudar en el barco con la promesa de que volvería esa noche para oír la historia que Story les había prometido.
La mujer se adentró en la posada a tientas, moviendo su bastón ante ella entre ruido de cascabeles. Cuando dio con una persona borrosa le preguntó amablemente por el posadero del lugar. Una joven de voz dulce la guió hacia una mesa en una esquina de la amplia habitación y le dijo que buscaría al posadero y lo llevaría para que ella no tuviese problemas, y desapareció entre un montón de manchas oscuras que Story suponía gente. Agradeció con una sonrisa y esperó, mientras tocaba la mesa, la silla y la pared con los dedos, haciéndose una idea del lugar.
Story- Cantidad de envíos : 18
Re: En busca de la Sirena Varada
- Daosh, por aquí podría comenzar. Parece bastante pequeño pero si Finagle lo quiere así, así será. - Una mujer rubia hablaba consigo mismo. Portaba una capa con el emblema de los Jueces de Finagle, ondeando en el viento y una llamativa armadura, la cual parecía estar hecha de plumas de acero azuladas, brillando bajo la luz del poco Sol que quedaba .
Se encontraba de pie en el puerto llevando una bolsa sobre su hombro y su lanza Cassius cruzada en la espalda. Aun no se acostumbraba a viajar tanto, mas allá de tener el privilegio de estar siendo guiada por Finagle, seguía sin gustarle. No era venganza lo que la movía, tal vez un poco, pero lo que realmente la mantenía en la busqueda era un gran sentido de justicia, esa entidad malvada no podría escapar del castigo divino que Finagle le iba a propinar por medio de Vera.
La paladina salió del puerto y comenzó a caminar por las calles de Daosh, mirando todo a su alrededor. Tenía pinta de ser un pueblo algo humilde, la gente no iba vestida de la manera mas lujosa posible, pero tampoco con trapos. La gente parecía desanimada e iba algo cabizbaja por las calles.
Siguió caminando hasta encontrarse con lo que parecía una taberna, el letrero decía "La Sirena Varada". La joven entró y se buscó un asiento para luego pedir una cerveza. Ya sabía lo que tenía que hacer, tomar tranquilamente, escuchar y luego preguntar sobre cualquier extraño acontecimiento que este sucediendo.
- Señorita Vera, recuerde que no puede tomar mucho alcohol, la última vez fue bastante peligroso. - La lanza de Vera brillaba tenuemente en blanco cada vez que se escuchaba una suave voz de tenor proveniente de Cassius.
- Demonios Cassius, ya se, no es la primera vez que bebo. - Dijo Vera mientras veía a una extraña chica que sobresalía del resto, entrar a la taberna. Estaba usando un bastón para ubicarse y luego de preguntarle a una chica algo, esta la llevó a una mesa cerca de Vera, en una esquina en la cual se quedó sentada, tanteando las cosas con las manos.
La mujer en cuestión no parecía pasar los 25 pero tenía el cabello totalmente blanco, como si fuese una anciana. Un aro de metal adornaba su labio inferior y alrededor de sus ojos ciegos estaban tatuadas unas extrañas marcas. Vera no pudo evitar quedarse mirandola fijamente durante un largo rato, olvidandose de su cerveza, dado que esa extraña persona irradiaba un aura de extrañez, de anormalidad, que la paladina no podía discernir con claridad.
Se encontraba de pie en el puerto llevando una bolsa sobre su hombro y su lanza Cassius cruzada en la espalda. Aun no se acostumbraba a viajar tanto, mas allá de tener el privilegio de estar siendo guiada por Finagle, seguía sin gustarle. No era venganza lo que la movía, tal vez un poco, pero lo que realmente la mantenía en la busqueda era un gran sentido de justicia, esa entidad malvada no podría escapar del castigo divino que Finagle le iba a propinar por medio de Vera.
La paladina salió del puerto y comenzó a caminar por las calles de Daosh, mirando todo a su alrededor. Tenía pinta de ser un pueblo algo humilde, la gente no iba vestida de la manera mas lujosa posible, pero tampoco con trapos. La gente parecía desanimada e iba algo cabizbaja por las calles.
Siguió caminando hasta encontrarse con lo que parecía una taberna, el letrero decía "La Sirena Varada". La joven entró y se buscó un asiento para luego pedir una cerveza. Ya sabía lo que tenía que hacer, tomar tranquilamente, escuchar y luego preguntar sobre cualquier extraño acontecimiento que este sucediendo.
- Señorita Vera, recuerde que no puede tomar mucho alcohol, la última vez fue bastante peligroso. - La lanza de Vera brillaba tenuemente en blanco cada vez que se escuchaba una suave voz de tenor proveniente de Cassius.
- Demonios Cassius, ya se, no es la primera vez que bebo. - Dijo Vera mientras veía a una extraña chica que sobresalía del resto, entrar a la taberna. Estaba usando un bastón para ubicarse y luego de preguntarle a una chica algo, esta la llevó a una mesa cerca de Vera, en una esquina en la cual se quedó sentada, tanteando las cosas con las manos.
La mujer en cuestión no parecía pasar los 25 pero tenía el cabello totalmente blanco, como si fuese una anciana. Un aro de metal adornaba su labio inferior y alrededor de sus ojos ciegos estaban tatuadas unas extrañas marcas. Vera no pudo evitar quedarse mirandola fijamente durante un largo rato, olvidandose de su cerveza, dado que esa extraña persona irradiaba un aura de extrañez, de anormalidad, que la paladina no podía discernir con claridad.
Vera Swift- Cantidad de envíos : 10
Re: En busca de la Sirena Varada
Al fin habia tocado tierra. era una suerte que los marineros no se hayan dado cuenta que viajaba de contrabando en su deposito de cargas, alimentandome de unos panes que traia en mi bolso y de la carne salada que llevaban, o tal vez habian sido bondadosos sabiendo que era un exiliado.
cuando lo marineros se bajaron rapidamente sali y puse mi mejor cara de nada, para no levantar sospechas. Lo primero que necesitaba era cambiar mi poco dinero a la moneda local, para poder ir urgentemente a un bar, 2 semanas sin una gota es mucho para un herrero.
luego de pasar por la casa de cambio le pregunte a unos hombres donde habia un bar, ellos me indicaron uno llamado "la sirena varada", tipico nombre de lugar de marinos. camine unos cientos de metros hasta encontrar un cartel de madera con una sirena bastante fea tallada en él.
entre y observe unos segundos el lugar, todos parecian ser habitantes o marinos salvo dos mujeres bastante llamativas. Una de ellas tenia una lanza y la tipica mirada de un paladin, con esta gente no solia llevarme muy bien, demasiados habitos religiosos y honores. La otra muchacha era sumamente extraña y note como muchos marineros la miraban, pero no con los ojos de estar viendo algo desconocido, sino de espera. le pregunte a un enano que se encontraba a mi izquierda quien era y me dijo que era un contadora de historias, algo que me parecia sumamente interesante.
me diriji a la barra y me sente , le pedi al dueño de la taberna una botella de ron con hierbas y algo de pan, ya que tenia hambre.
Mi botella ya se encontraba por la mitad y estaba bastante aburrido asi que decidi hablarle a la joven de cabellos grises, en parte por los efectos del alcohol y en parte por la curiosidad que provocaba esa figura y la atencion que le daban los marinos. me encamine hacia su mesa y me puse delante de ella.
-disculpe que la moleste, pero tuve un viaje largo y beber solo me parece bastante deprimente asi que le pido permiso para tomar asiento , le ofrezco un vaso de ron con hierbas a cambio, es bastante bueno.
.¿ Es usted nueva por aqui? ya se habra dado cuenta que tiene muchas miradas posadas en su persona.
cuando lo marineros se bajaron rapidamente sali y puse mi mejor cara de nada, para no levantar sospechas. Lo primero que necesitaba era cambiar mi poco dinero a la moneda local, para poder ir urgentemente a un bar, 2 semanas sin una gota es mucho para un herrero.
luego de pasar por la casa de cambio le pregunte a unos hombres donde habia un bar, ellos me indicaron uno llamado "la sirena varada", tipico nombre de lugar de marinos. camine unos cientos de metros hasta encontrar un cartel de madera con una sirena bastante fea tallada en él.
entre y observe unos segundos el lugar, todos parecian ser habitantes o marinos salvo dos mujeres bastante llamativas. Una de ellas tenia una lanza y la tipica mirada de un paladin, con esta gente no solia llevarme muy bien, demasiados habitos religiosos y honores. La otra muchacha era sumamente extraña y note como muchos marineros la miraban, pero no con los ojos de estar viendo algo desconocido, sino de espera. le pregunte a un enano que se encontraba a mi izquierda quien era y me dijo que era un contadora de historias, algo que me parecia sumamente interesante.
me diriji a la barra y me sente , le pedi al dueño de la taberna una botella de ron con hierbas y algo de pan, ya que tenia hambre.
Mi botella ya se encontraba por la mitad y estaba bastante aburrido asi que decidi hablarle a la joven de cabellos grises, en parte por los efectos del alcohol y en parte por la curiosidad que provocaba esa figura y la atencion que le daban los marinos. me encamine hacia su mesa y me puse delante de ella.
-disculpe que la moleste, pero tuve un viaje largo y beber solo me parece bastante deprimente asi que le pido permiso para tomar asiento , le ofrezco un vaso de ron con hierbas a cambio, es bastante bueno.
.¿ Es usted nueva por aqui? ya se habra dado cuenta que tiene muchas miradas posadas en su persona.
Última edición por burdalesa el 02/01/12, 04:02 pm, editado 1 vez
burdalesa- Cantidad de envíos : 49
Re: En busca de la Sirena Varada
Las manos de Story recorrieron la madera de la mesa, con sus grietas donde el alcohol derramado no había podido limpiarse y hacía que se te pegaran los dedos. Los dedos expertos recorrieron cada mínimo desnivel y cada centímetro de la mesa, y también del respaldo de la silla y un trozo de la pared que tenía al lado. La madera era vieja, muy usada, pero era de roble viejo de muy buena calidad. Las paredes estaban llenas de pequeñas imperfecciones y grietas, seguramente por alguna pelea o algún borracho que estampó no hace mucho, su jarra contra ella. Story se recrea con todo eso, con el olor a alcohol y a la comida que llega desde la cocina, el olor a mar de los marineros, a sudor de los herreros, a perfume de las pocas damas de compañía que había o que habían pasado por allí hacía poco. El oído le decía que la taberna estaba muy llena, oía conversaciones animadas de voces graves y otras cantarinas, casi todas de hombres. Oía la puerta abrirse y cerrarse con gente que entraba o salía y era capaz de oler el frío de la calle cuando eso ocurría.
Ese era su mundo: un tapiz de sensaciones, olores, sonidos, sabores y manchas borrosas que pintaban su vida casi oscura. Sonrió cuando una mancha borrosa se sentó en otra mesa un poco más allá: el aire sabía a metal y olía a la grasa con que se limpian las armas y armaduras para evitar el óxido. Sintió curiosidad cuando en su visión borrosa algo pareció brillar y la mujer (la reconoció como tal por la voz) hablaba con alguien más, una voz que no supo ubicar del todo, con un matiz extraño. Un escalofrió le recorrió el cuerpo: la magia tenía algo que ver con ella, pero no le resultaba amenazador así que se limitó a sonreir a la figura.
Justo en ese momento, escuchó los pasos junto a ella y a alguien que se sentaba. Escuchó antes de girarse.
- Lo lamento, no he podido apreciar esas miradas de las que habláis. - Comentó, con una media sonrisa. - Pero tiene mi permiso para sentarse, si aún lo desea. No es molestia conversar con gente nueva, aunque debo declinar su regalo: no me gustan las bebidas fuertes.
Esperó paciente la reacción del hombre de voz dura que no le había visto las marcas de la cara, ni obviamente sus ojos ciegos, hasta que se giró hacia él.
Ese era su mundo: un tapiz de sensaciones, olores, sonidos, sabores y manchas borrosas que pintaban su vida casi oscura. Sonrió cuando una mancha borrosa se sentó en otra mesa un poco más allá: el aire sabía a metal y olía a la grasa con que se limpian las armas y armaduras para evitar el óxido. Sintió curiosidad cuando en su visión borrosa algo pareció brillar y la mujer (la reconoció como tal por la voz) hablaba con alguien más, una voz que no supo ubicar del todo, con un matiz extraño. Un escalofrió le recorrió el cuerpo: la magia tenía algo que ver con ella, pero no le resultaba amenazador así que se limitó a sonreir a la figura.
Justo en ese momento, escuchó los pasos junto a ella y a alguien que se sentaba. Escuchó antes de girarse.
- Lo lamento, no he podido apreciar esas miradas de las que habláis. - Comentó, con una media sonrisa. - Pero tiene mi permiso para sentarse, si aún lo desea. No es molestia conversar con gente nueva, aunque debo declinar su regalo: no me gustan las bebidas fuertes.
Esperó paciente la reacción del hombre de voz dura que no le había visto las marcas de la cara, ni obviamente sus ojos ciegos, hasta que se giró hacia él.
Story- Cantidad de envíos : 18
Re: En busca de la Sirena Varada
Vera, al ver que la chica le sonrió no pudo evitar devolverle un intento de sonrisa y luego apartar la vista e intentar oir las conversaciones de los presentes mientras bebía su cerveza, la cual le trajo la hermosa camarera pelirroja que atendía las mesas.
- ¿Quiére algo mas con que acompañar su bebida, señorita? - Le preguntó la chica amablemente.
- No, nada. Muchas gracias. - Respondió Vera, para luego dar un pequeño sorbo a su cerveza mientras intentaba escuchar cualquier cosa fuera de lo común.
Notó como un joven de peinado extraño se acercaba a la extraña señorita por lo cual se preparó para levantarse, por si este se pasaba con ella, pero pareció ser aceptado en la mesa, asi que Vera se relajó y siguió atenta a cualquier rumor fuera de lo común.
- ¿Escuchaste lo que esta pasando en las minas? - Escuchó decir un hombre bigotudo a otro con sombrero. - Parece ser que estan desapareciendo los mineros.
- Lo escuché. - Respondió el otro, y luego de tomar un poco de su bebida agregó, con un tono de preocupación. - Me esta comenzando a preocupar, especialmente porque mi primo esta trabajando en ellas, espero que no le pase nada. -
Vera sonrió para si misma y la voz suave de tenor de Cassius sonó de la lanza. - ¿Escuchó eso, señorita Vera? - Pregunta a la cual Vera asintió y luego de tomar un trago contestó.
- Debemos asegurarnos de eso y mañana temprano viajar allí para investigar. - Luego de un momento de silencio agregó algo cansada e irritada. - Necesito descanzar antes, el viaje en barco fue agotador, especialmente por ese marinero idiota que se me acercaba tanto. -
- No debería haberle roto la nariz, señorita Vera. - Dijo Cassius en tono paternal.
- Ese imbecil se lo buscó, ¿Cómo se atreve a insinuar tales cosas a una Jueza de Finagle? - Se quejó la paladina, mientras miraba de reojo a su lanza, la cual había apoyado contra la pared, cerca suyo. - Todos los hombres son iguales, te subestiman solo por ser mujer. Todos se merecen un puñetazo en la nariz. - Dijo al final la rubia, terminante, para luego posar su mirada nuevamente en la extraña mujer y cada tanto en el chico del extraño peinado mientras se decidía acercarse a socializar con ellos o quedarse tranquila en su silla. Algo en común tenía con ellos, por lo menos estaba segura que ellos no eran de allí, como ella.
Nunca había sentido tal curiosidad por alguien, aunque tampoco había visto a una persona tan extravagante y misteriosa como esa mujer.
Vera tomó otro trago de cerveza mientras se decidía en ir o no ir.
- ¿Quiére algo mas con que acompañar su bebida, señorita? - Le preguntó la chica amablemente.
- No, nada. Muchas gracias. - Respondió Vera, para luego dar un pequeño sorbo a su cerveza mientras intentaba escuchar cualquier cosa fuera de lo común.
Notó como un joven de peinado extraño se acercaba a la extraña señorita por lo cual se preparó para levantarse, por si este se pasaba con ella, pero pareció ser aceptado en la mesa, asi que Vera se relajó y siguió atenta a cualquier rumor fuera de lo común.
- ¿Escuchaste lo que esta pasando en las minas? - Escuchó decir un hombre bigotudo a otro con sombrero. - Parece ser que estan desapareciendo los mineros.
- Lo escuché. - Respondió el otro, y luego de tomar un poco de su bebida agregó, con un tono de preocupación. - Me esta comenzando a preocupar, especialmente porque mi primo esta trabajando en ellas, espero que no le pase nada. -
Vera sonrió para si misma y la voz suave de tenor de Cassius sonó de la lanza. - ¿Escuchó eso, señorita Vera? - Pregunta a la cual Vera asintió y luego de tomar un trago contestó.
- Debemos asegurarnos de eso y mañana temprano viajar allí para investigar. - Luego de un momento de silencio agregó algo cansada e irritada. - Necesito descanzar antes, el viaje en barco fue agotador, especialmente por ese marinero idiota que se me acercaba tanto. -
- No debería haberle roto la nariz, señorita Vera. - Dijo Cassius en tono paternal.
- Ese imbecil se lo buscó, ¿Cómo se atreve a insinuar tales cosas a una Jueza de Finagle? - Se quejó la paladina, mientras miraba de reojo a su lanza, la cual había apoyado contra la pared, cerca suyo. - Todos los hombres son iguales, te subestiman solo por ser mujer. Todos se merecen un puñetazo en la nariz. - Dijo al final la rubia, terminante, para luego posar su mirada nuevamente en la extraña mujer y cada tanto en el chico del extraño peinado mientras se decidía acercarse a socializar con ellos o quedarse tranquila en su silla. Algo en común tenía con ellos, por lo menos estaba segura que ellos no eran de allí, como ella.
Nunca había sentido tal curiosidad por alguien, aunque tampoco había visto a una persona tan extravagante y misteriosa como esa mujer.
Vera tomó otro trago de cerveza mientras se decidía en ir o no ir.
Vera Swift- Cantidad de envíos : 10
Re: En busca de la Sirena Varada
-lo lamento, la luz no me permitia ver bien tu rostro-le dije a la joven al percatarme de sus ojos y sus extrañas marcas.
me daba curiosidad saber si habia nacido asi o si habia tenido un accidente pero me parecio una total descortesia viniendo de un completo extraño. la muchacha tenia un aire distinto, interesante. su apariencia me era desconcertante y atrayente.
-Mi nombre es Burdalesa. e llegado a esta isla desde mi tierra natal para hacer mundo y perfeccionar mis habilidades en mi profesion. -no podia contarle a un desconocido sobre mi exilio y sus razones, al menos por ahora
De donde viene señorita? la gente del lugar parece saber de usted pero en su apariencia y en como se desenvuelve que no es de esta tierra
volvi a servir mi vaso y me lo bebi de unos pocos sorbos, el ron no era tan bueno en casa pero tenenemos la mejor cerveza del mundo.¿alguna vez podria volver a casa?pero esta pregunta no se si la continuare haciendo. en mi tierra ya no tengo a nadie, en realidad ya no pertenecia a ningun lugar, nadie lo necesitaba en el mundo.
me daba curiosidad saber si habia nacido asi o si habia tenido un accidente pero me parecio una total descortesia viniendo de un completo extraño. la muchacha tenia un aire distinto, interesante. su apariencia me era desconcertante y atrayente.
-Mi nombre es Burdalesa. e llegado a esta isla desde mi tierra natal para hacer mundo y perfeccionar mis habilidades en mi profesion. -no podia contarle a un desconocido sobre mi exilio y sus razones, al menos por ahora
De donde viene señorita? la gente del lugar parece saber de usted pero en su apariencia y en como se desenvuelve que no es de esta tierra
volvi a servir mi vaso y me lo bebi de unos pocos sorbos, el ron no era tan bueno en casa pero tenenemos la mejor cerveza del mundo.¿alguna vez podria volver a casa?pero esta pregunta no se si la continuare haciendo. en mi tierra ya no tengo a nadie, en realidad ya no pertenecia a ningun lugar, nadie lo necesitaba en el mundo.
Última edición por burdalesa el 02/01/12, 04:02 pm, editado 1 vez
burdalesa- Cantidad de envíos : 49
Re: En busca de la Sirena Varada
Story sonrió al hombre e hizo un ademán con la mano mientras fijaba su mirada casi blanca en él.
-No te preocupes, es normal- le miro amablemente siempre transmitiendo esa calma que la caracterizaba. No podía ver a su interlocutor pero olía a sal y a madera, a lo que se unía el olor del alcohol que estaba bebiendo. Aparte, escuchaba la conversación que la mujer de la otra mesa parecía tener consigo misma, a que no distinguía otra sombra cerca y lo único qeu percibía cuando la voz extraña hablaba era el destello de la lanza. No había podido ver la sonrisa que le devolvió la muchacha, así que de nuevo, centró su atención en el herrero que tenía delante y que se acababa de presentar.
- Has acertado, ya que no soy de aquí. He llegado hace apenas unos minutos en un barco pesquero. Se me conoce como Story, un placer.
Le tendió un a mano lentamente, a ciegas, para evitar tirar el vaso.Al acercarse un poco más a él distinguió el aroma al que se había acostumbrado en las últimas semanas.
- Vaya, parece que ambos acabamos de llegar y ambos viajamos en barcos pesqueros... Que curiosa coincidencia. -comentó sonriendo, sin un atisbo de malas intenciones, sino como si le resultara curiosamente divertido - PEro dígame,¿Qué habilidades son esas que está intentando mejorar y que le llevan a viajar de polizón en un barco hasta un lugar desconocido?
-No te preocupes, es normal- le miro amablemente siempre transmitiendo esa calma que la caracterizaba. No podía ver a su interlocutor pero olía a sal y a madera, a lo que se unía el olor del alcohol que estaba bebiendo. Aparte, escuchaba la conversación que la mujer de la otra mesa parecía tener consigo misma, a que no distinguía otra sombra cerca y lo único qeu percibía cuando la voz extraña hablaba era el destello de la lanza. No había podido ver la sonrisa que le devolvió la muchacha, así que de nuevo, centró su atención en el herrero que tenía delante y que se acababa de presentar.
- Has acertado, ya que no soy de aquí. He llegado hace apenas unos minutos en un barco pesquero. Se me conoce como Story, un placer.
Le tendió un a mano lentamente, a ciegas, para evitar tirar el vaso.Al acercarse un poco más a él distinguió el aroma al que se había acostumbrado en las últimas semanas.
- Vaya, parece que ambos acabamos de llegar y ambos viajamos en barcos pesqueros... Que curiosa coincidencia. -comentó sonriendo, sin un atisbo de malas intenciones, sino como si le resultara curiosamente divertido - PEro dígame,¿Qué habilidades son esas que está intentando mejorar y que le llevan a viajar de polizón en un barco hasta un lugar desconocido?
Story- Cantidad de envíos : 18
Re: En busca de la Sirena Varada
Vera lo pensó un rato mas, la curiosidad la llevó a por fin decidirse y luego de tomar su lanza, la cual estaba contra la pared se acercó al duo.
- Disculpen, no pude evitar escuchar que no son de aquí, yo tampoco lo soy. - Dijo la paladina y luego preguntó. - ¿Podría sentarme con ustedes? -
- Mi nombre es Vera - dijo luego - ¿Cuál es el suyo? -
FDI: Mmm, mucho itempo para una respuesta realmente corta, disculpen, la proxima será mucho mejor u.u
- Disculpen, no pude evitar escuchar que no son de aquí, yo tampoco lo soy. - Dijo la paladina y luego preguntó. - ¿Podría sentarme con ustedes? -
- Mi nombre es Vera - dijo luego - ¿Cuál es el suyo? -
FDI: Mmm, mucho itempo para una respuesta realmente corta, disculpen, la proxima será mucho mejor u.u
Vera Swift- Cantidad de envíos : 10
Re: En busca de la Sirena Varada
antes de que contestara las preguntas las la joven paladin se levanto de su asiento y se dirigió hacia nosotros, preguntando nuestros nombres y preguntando si podia sentarse.
-Mi nombre es Burdaldesa, pero pueden llamarme Burd. El nombre de nuestra acompañante no lo se todavia. si quieres sentarte aqui, tendras que pedirselo a ella ya que ella estaba sentada aqui desde un principio.
Recien habia llegado y ya entablaba conversacion otros recien llegas. Jaspia parece una tierra propera en la que abunda los extranjeros como yo y como otros mas. Por lo que escuche justo esta isla es una de las mas olvidadas por el rey, pero lo prefiero asi. Un lugar con menos controles y con menos guerra, ademas tal vez pueda desarrollar mis actividades casi sin molestias.
-Joven -en ese momento me dirigia a la mujer ciega- ¿ Como sabes que vine de polizon en un barco pesquero? me andas vigilando, mi persona te atrae de sobre manera gracias a mis encantos- lo ultimo dicho con ironia una habla muy comica- o tienes poderes?
Me sorprendio en bastante que la joven supiera que estaba de contrabando, tal vez se dio cuenta cuando bajaba del barco o los hombres del rey o algunos marinos furiosos me estaba buscando. Mis paranoias me nublaban asi que trate de ahogarles tomandome el vaso de ron de un solo saque, las penas y las preocupaciones no saben nadar en alcohol.
-Mi nombre es Burdaldesa, pero pueden llamarme Burd. El nombre de nuestra acompañante no lo se todavia. si quieres sentarte aqui, tendras que pedirselo a ella ya que ella estaba sentada aqui desde un principio.
Recien habia llegado y ya entablaba conversacion otros recien llegas. Jaspia parece una tierra propera en la que abunda los extranjeros como yo y como otros mas. Por lo que escuche justo esta isla es una de las mas olvidadas por el rey, pero lo prefiero asi. Un lugar con menos controles y con menos guerra, ademas tal vez pueda desarrollar mis actividades casi sin molestias.
-Joven -en ese momento me dirigia a la mujer ciega- ¿ Como sabes que vine de polizon en un barco pesquero? me andas vigilando, mi persona te atrae de sobre manera gracias a mis encantos- lo ultimo dicho con ironia una habla muy comica- o tienes poderes?
Me sorprendio en bastante que la joven supiera que estaba de contrabando, tal vez se dio cuenta cuando bajaba del barco o los hombres del rey o algunos marinos furiosos me estaba buscando. Mis paranoias me nublaban asi que trate de ahogarles tomandome el vaso de ron de un solo saque, las penas y las preocupaciones no saben nadar en alcohol.
burdalesa- Cantidad de envíos : 49
Re: En busca de la Sirena Varada
... Si, recuerdo aun ese dia. tal como cualquier otro, para que mentir. Yo aun era "joven", no tenia ni idea de mi condicion, y solo me interesaba en el dinero. Era un dia bastante soleado, aun si algunas nubes surcaban el cielo; diria que habian unas, cuanod menos, 23 personas en la calle. Miraba hacia las precarias casas de la zona; solia pensar que debia haber un mejor sitio para las reuniones. En fin, camine al bar de siempre, "La Sirena Varada", donde solia esperar por los pagos y demas. Al entrar, pude notar vrias miradas; algunas simplemente curiosas, y otras algo nerviosas, como si me reconocieran. Nada de que preocuparse, realmente.
Mire hacia el lugar que suelo usar en cada oportunidad. Estaba ocupado por un tipo de peinado ridiculo, una mujer que parecia ser guerrera y otra de muy extraña apariencia. Los mire unos segundos, antes de cerrar mis ojos en un suspiro de decepcion. Estaba de un humor algo mejor de lo habitual ese dia, de modo que decidi no molestarles. Simplemente me limite a sentarme en la barra y pedir una cerveza; todos los sitios restantes eran menos comodos que el que me quitaron, algo indigno de la imagen que de mi tenia.
Pude escuchar claramente las conversaciones de la gente: -¿Estas seguro de que quieres hacer esto...?- Decia una dama a su futuro prometido, -Hay otros mundos ademas de este, se los juro- profirio un borracho a sus burlones compañeros, que se limitaban a reir de sus habladurias, -... entraremos a la mansion, iremos a su habitacion, y antes de que se de cuenta, estara muerto. Asi de simple.- murmullaba un asesino que, unos años despues, veria en prision. Cada quien en su tema, si fuera por mi no recordaria todo eso, tan inutil me es saberlo... pero en fin, en ese entonces no me molestaba en lo mas minimo.
La curiosidad pudo conmigo, tambien, pues preste especial atencion a la charla que tenian esos tres que ocupaban mi asiento. Recien se presentaban, al parecer eran todos extranjeros. Como no les miraba no sabia realmente quien decia que, aunque llegue a saber el nombre de Burdalesa, al parecer el tipo raro, y el nombre de alguna de ellas dos, "Vera". -Interesante grupo se ha armado alli... oh, bueno, mientras no llegue el estupido de Frei, no tengo porque quedarme sin hacer nada.- Pense en ese momento, en que decidi que me quedaria escuchando la conversacion. Aunque claro, desde mi sitio y sin que lo noten, porque no queria gastar aire en una conversacion con tales personas. No todo mundo tenia derecho a que les diriga la palabra siquiera. Si, solia ser muy engreido... tiempos pasados.
Mire hacia el lugar que suelo usar en cada oportunidad. Estaba ocupado por un tipo de peinado ridiculo, una mujer que parecia ser guerrera y otra de muy extraña apariencia. Los mire unos segundos, antes de cerrar mis ojos en un suspiro de decepcion. Estaba de un humor algo mejor de lo habitual ese dia, de modo que decidi no molestarles. Simplemente me limite a sentarme en la barra y pedir una cerveza; todos los sitios restantes eran menos comodos que el que me quitaron, algo indigno de la imagen que de mi tenia.
Pude escuchar claramente las conversaciones de la gente: -¿Estas seguro de que quieres hacer esto...?- Decia una dama a su futuro prometido, -Hay otros mundos ademas de este, se los juro- profirio un borracho a sus burlones compañeros, que se limitaban a reir de sus habladurias, -... entraremos a la mansion, iremos a su habitacion, y antes de que se de cuenta, estara muerto. Asi de simple.- murmullaba un asesino que, unos años despues, veria en prision. Cada quien en su tema, si fuera por mi no recordaria todo eso, tan inutil me es saberlo... pero en fin, en ese entonces no me molestaba en lo mas minimo.
La curiosidad pudo conmigo, tambien, pues preste especial atencion a la charla que tenian esos tres que ocupaban mi asiento. Recien se presentaban, al parecer eran todos extranjeros. Como no les miraba no sabia realmente quien decia que, aunque llegue a saber el nombre de Burdalesa, al parecer el tipo raro, y el nombre de alguna de ellas dos, "Vera". -Interesante grupo se ha armado alli... oh, bueno, mientras no llegue el estupido de Frei, no tengo porque quedarme sin hacer nada.- Pense en ese momento, en que decidi que me quedaria escuchando la conversacion. Aunque claro, desde mi sitio y sin que lo noten, porque no queria gastar aire en una conversacion con tales personas. No todo mundo tenia derecho a que les diriga la palabra siquiera. Si, solia ser muy engreido... tiempos pasados.
Grim- Cantidad de envíos : 10
Re: En busca de la Sirena Varada
Story mantenía su atención fija ensu interlocutor, pero no perdía de "vista" a la chica de la mesa cercana, porque sentía su mirada fija en ellos. No se equivocaba, al poco oyó los pasos en su dirección y la voz de la muchacha que se presentaba y pedía permiso para sentarse. Al decir Burdalesa que le pidiera permiso a ella, hizo un ademán con la mano para indicar que sin problema, mientras sonreía ante las preguntas del herrero.
- Se me conoce como Story .- dijo, respondiendo a la pregunta del nombre .- Y no tengo poderes, ni le he estado vigilando. Puede tranquilizarse, Burdalesa, porque no voy a delatarle ni nada. Si he sabido que viajó de polizón es por su aroma a madera y a pescado. Huele como la bodega del barco que me ha traido aquí, sin el persistente olor a salitre de los marineros que están todo el día entrando y saliendo de la cubierta y la bodega. Es cuestión de sentidos y lógica, no de magia.
le resultaba gracioso que le llamara "joven", pero no dijo nada al respecto. SAbía que su apariencia era extraña, y algunos la veían joven y otros vieja... cosas que pasaban.
Entonces, sintió una mirada clavada en ella.No la mirada esporádica de los marinos que la observaban de reojo, esperando a que contase su historia, sino una mirada inquisitiva, como un escalofrío, pero no se inmutó e hizo como que no pasaba nada. Ella siempre mantenía la calma, y esperaba a ver qué ocurría a continuación.
Y lo que ocurrió fue que el posadero apareció con la camaera, por fin.
- Disculpad la espera, pero tenemos mucho trabajo. ¿Puedo ayudarla en algo? Mi camarara me ha dicho que quería hablar conmigo.
Story giró la cabeza hacia él con su expresión tranquila.
- Gracias por acudir tan rápido a atender mi petición, es usted muy amable. - su forma de hablar rechazaba las disculpas del posadero sin dejarlo en mal lugar.- Lo cierto es que qeuría proponerle un trato.
No veía la cara del hombre, pero supo que su expresión se tornaría asombrada con un toque despectivo.
- Verá, viajo sola y no tengo mucho dinero, y me gustaría saber si estaría dispuesto a darme algo de comida y un alojamiento sencillo a cambio de contar mis historias en su posada. - Hizo una demán con la mano para detener al posadero, que parecía a punto de echarse a reir. - Antes de que diga nada, le propongo algo: yo cuento una historia ahora, y si le parece que el canje le merece la pena, puede decírmelo cuando acabe.
El posadero se quedó perplejo, pensativo. No aprecía el tipo de persona que se aprovecharía de una mujer tan extraña, pero no creía que aquel trato fuese a dar buen resultado. Se quedó mirando al grupo, un tanto desconfiado. ¿Y si eran ellos los que querían aprovecharse de él? Aquel trato le sonaba estúpido. Pero finalmente se encogió de hombros.
- Está bien. Espero que no intenten tomarme el pelo, señores, o lo lamentarán. So quiere usted contar una historia, cuéntela. Nadie la obliga a no hacerlo. Lo que no le garantizo es que me guste tanto como para aceptar su trato, téngalo presente.
Story sonrió igual de calmada que siempre.
- Muchas gracias, no se arrepentirá.
El posadero se marchó y ella se volvió a sus acompañantes.
- ¿Por dónde íbamos? Ah, si, nos estábamos conociendo. – Se giró a Vera – Me preguntaba de quién es esa voz tan curiosa que he oido cuando estaba sentada en la otra mesa. ¿Un acompañante, tal vez? O quizá me confundí, en este lugar hay demasiada gente…– Su tono daba a entender que sabía que no era una persona, pero aún así era amable al dejar que Vera se explicara por sí misma o no hablara si no quería. Era simple curiosidad la que movía las preguntas de la mujer, que necesitaba la información para suplir lo que sus ojos no podían ver. Le gustaba analizarlo todo a fondo.
- Se me conoce como Story .- dijo, respondiendo a la pregunta del nombre .- Y no tengo poderes, ni le he estado vigilando. Puede tranquilizarse, Burdalesa, porque no voy a delatarle ni nada. Si he sabido que viajó de polizón es por su aroma a madera y a pescado. Huele como la bodega del barco que me ha traido aquí, sin el persistente olor a salitre de los marineros que están todo el día entrando y saliendo de la cubierta y la bodega. Es cuestión de sentidos y lógica, no de magia.
le resultaba gracioso que le llamara "joven", pero no dijo nada al respecto. SAbía que su apariencia era extraña, y algunos la veían joven y otros vieja... cosas que pasaban.
Entonces, sintió una mirada clavada en ella.No la mirada esporádica de los marinos que la observaban de reojo, esperando a que contase su historia, sino una mirada inquisitiva, como un escalofrío, pero no se inmutó e hizo como que no pasaba nada. Ella siempre mantenía la calma, y esperaba a ver qué ocurría a continuación.
Y lo que ocurrió fue que el posadero apareció con la camaera, por fin.
- Disculpad la espera, pero tenemos mucho trabajo. ¿Puedo ayudarla en algo? Mi camarara me ha dicho que quería hablar conmigo.
Story giró la cabeza hacia él con su expresión tranquila.
- Gracias por acudir tan rápido a atender mi petición, es usted muy amable. - su forma de hablar rechazaba las disculpas del posadero sin dejarlo en mal lugar.- Lo cierto es que qeuría proponerle un trato.
No veía la cara del hombre, pero supo que su expresión se tornaría asombrada con un toque despectivo.
- Verá, viajo sola y no tengo mucho dinero, y me gustaría saber si estaría dispuesto a darme algo de comida y un alojamiento sencillo a cambio de contar mis historias en su posada. - Hizo una demán con la mano para detener al posadero, que parecía a punto de echarse a reir. - Antes de que diga nada, le propongo algo: yo cuento una historia ahora, y si le parece que el canje le merece la pena, puede decírmelo cuando acabe.
El posadero se quedó perplejo, pensativo. No aprecía el tipo de persona que se aprovecharía de una mujer tan extraña, pero no creía que aquel trato fuese a dar buen resultado. Se quedó mirando al grupo, un tanto desconfiado. ¿Y si eran ellos los que querían aprovecharse de él? Aquel trato le sonaba estúpido. Pero finalmente se encogió de hombros.
- Está bien. Espero que no intenten tomarme el pelo, señores, o lo lamentarán. So quiere usted contar una historia, cuéntela. Nadie la obliga a no hacerlo. Lo que no le garantizo es que me guste tanto como para aceptar su trato, téngalo presente.
Story sonrió igual de calmada que siempre.
- Muchas gracias, no se arrepentirá.
El posadero se marchó y ella se volvió a sus acompañantes.
- ¿Por dónde íbamos? Ah, si, nos estábamos conociendo. – Se giró a Vera – Me preguntaba de quién es esa voz tan curiosa que he oido cuando estaba sentada en la otra mesa. ¿Un acompañante, tal vez? O quizá me confundí, en este lugar hay demasiada gente…– Su tono daba a entender que sabía que no era una persona, pero aún así era amable al dejar que Vera se explicara por sí misma o no hablara si no quería. Era simple curiosidad la que movía las preguntas de la mujer, que necesitaba la información para suplir lo que sus ojos no podían ver. Le gustaba analizarlo todo a fondo.
Story- Cantidad de envíos : 18
Re: En busca de la Sirena Varada
Vera se sentó y escuchó los dos extranjeros, uno dijo llamarse Burdalesa, un nombre tan llamativo como su extraño peinado, y la extraña mujer se presentó como Story. Realmente le sorprendió lo que esta última podía saber sin utilizar su vista, con solo aquellos aromas supo que el chico de peinado llamativo había llegado de polizón en un barco pesquero.
Luego llegó un señor que dijo ser el posadero y que Story quería hablar con él, esta le propuso alojamiento y algo de comida por historia. Vera miró a la mujer al rostro, intentando disernir si realmente hablaba en serio. Le dijo que iba a contar una historia y que si el canje le parecía que merecía la pena, que acepte.
El hombre se quedo visiblemente perplejo, como Vera lo estaba también, y los miró a los 3 mientras dudaba, luego, para el asombro de Vera pareció aceptarel trato. Story pareció complacida y mientras sonreía le agradeció.
Al rato que el posadero de marchase, Story retomó la conversación del grupo y girandose a Vera le preguntó de quien había provenído aquella voz con la que estaba hablando la paladina.
La rubia se quedó un rato en silencio y luego miró a su lanza, la cual había apoyado en la pared y le asintió para que hablase.
- Me presento, mi nombre es Cassius, soy un arma consagrada a la diosa de la justicia y de todo lo correcto, Finagle. - Habló una suave voz de tenor que provenía de la lanza, mientras que por cada palabra dejaba un tenue brillo blanco. - Disculpen la descortecía de no haberlo hecho antes, no creí que fuese el momento correcto. Algunas persona tienden a asustarse un poco al oir a una lanza hablar. -
Luego llegó un señor que dijo ser el posadero y que Story quería hablar con él, esta le propuso alojamiento y algo de comida por historia. Vera miró a la mujer al rostro, intentando disernir si realmente hablaba en serio. Le dijo que iba a contar una historia y que si el canje le parecía que merecía la pena, que acepte.
El hombre se quedo visiblemente perplejo, como Vera lo estaba también, y los miró a los 3 mientras dudaba, luego, para el asombro de Vera pareció aceptarel trato. Story pareció complacida y mientras sonreía le agradeció.
Al rato que el posadero de marchase, Story retomó la conversación del grupo y girandose a Vera le preguntó de quien había provenído aquella voz con la que estaba hablando la paladina.
La rubia se quedó un rato en silencio y luego miró a su lanza, la cual había apoyado en la pared y le asintió para que hablase.
- Me presento, mi nombre es Cassius, soy un arma consagrada a la diosa de la justicia y de todo lo correcto, Finagle. - Habló una suave voz de tenor que provenía de la lanza, mientras que por cada palabra dejaba un tenue brillo blanco. - Disculpen la descortecía de no haberlo hecho antes, no creí que fuese el momento correcto. Algunas persona tienden a asustarse un poco al oir a una lanza hablar. -
Vera Swift- Cantidad de envíos : 10
Re: En busca de la Sirena Varada
La joven llamada Story explico que por una simple deduccion sabia que yo era un polizon pero al no querer ondar mas en porque viajaba asi me tranquilizo, llegar a tierras lejanas y ya tener problemas graves no era algo que me apeteciera.
Luego de una pequeña charla insinuante con Vera la lanza de la joven comenzo a hablar. Mis ojos se abrieron mas de lo normal y clave mi mirada en la lanza.
-Disculpen mi sorpresa pero estoy muy impresionado. Verán, mi oficio es el de Herrero y aunque se algo de encantamientos sobre metales forjados nunca habia visto algo parecido. Tenia conocimiento que los grandes magos podian encerrar almas en las armas y darles personalidad pero no que llegaran a hablar, esto es obra de un "Dios" o criatura semejante. Aunque dios es algo mucho mas poderoso de lo que nosotros llamamos dioses, deberian ser llamados criaturas legendarias o a lo sumo semidioses.Algo que es mortal y tactil para mi no es un dios.-Hice una breve pausa para no soltar un monologo-
Me interesaria saber sobre esta lanza y como la obtuviste pero no creo que hacer hablar a una lanza en una taberna sea prudente, hay muchos ojos indiscretos y no todos son confiables.
Mi interes en la Lanza era grande, pero tambien me interesaba saber que tipo de historia iba a relatar la mujer de cabello gris al posadero por la estadia. A mi tambien me gustaria hacer ese tipo de tratos.
Luego de una pequeña charla insinuante con Vera la lanza de la joven comenzo a hablar. Mis ojos se abrieron mas de lo normal y clave mi mirada en la lanza.
-Disculpen mi sorpresa pero estoy muy impresionado. Verán, mi oficio es el de Herrero y aunque se algo de encantamientos sobre metales forjados nunca habia visto algo parecido. Tenia conocimiento que los grandes magos podian encerrar almas en las armas y darles personalidad pero no que llegaran a hablar, esto es obra de un "Dios" o criatura semejante. Aunque dios es algo mucho mas poderoso de lo que nosotros llamamos dioses, deberian ser llamados criaturas legendarias o a lo sumo semidioses.Algo que es mortal y tactil para mi no es un dios.-Hice una breve pausa para no soltar un monologo-
Me interesaria saber sobre esta lanza y como la obtuviste pero no creo que hacer hablar a una lanza en una taberna sea prudente, hay muchos ojos indiscretos y no todos son confiables.
Mi interes en la Lanza era grande, pero tambien me interesaba saber que tipo de historia iba a relatar la mujer de cabello gris al posadero por la estadia. A mi tambien me gustaria hacer ese tipo de tratos.
burdalesa- Cantidad de envíos : 49
Re: En busca de la Sirena Varada
Esa voz... una voz tan llamativa como ella. Si, definitivamente me convenci de que la rubia era "Vera", y esa mujer debia ser "Story", la que hablaba en ese momento. Y no estaba errado en lo absoluto. Debia ser una persona cuando menos interesante, viendo el trato que ofrecio al cantinero. Este estaba algo perplejo; paso a mi lado, y, aunque obviamente me reconocio, no me dirigio la palabra. Claro que no soporte demasiado que me faltara el respeto que creia merecer de esa forma, pero me limite a simplemente golpear suavemente la mesa para sacarlo de la abstraccion. Me dio una mirada rapida y sirvio a las apuradas un tarro de cerveza; sin duda no queria ningun inconveniente conmigo.
Repentinamente, una voz mas, muy distinta a la de los que ocupaban mi asiento, se hizo escuchar. era algo baja, pero recuerdo perfectamente oirla; venia del sitio ocupado. Di una fugaz mirada, y note cierto brillo en esa lanza tan rara que llevaba la paladina. La voz parecia provenir de ahi. resultaba sin duda extraño, pero no me inmute en lo mas minimo. aun en esas epocas, habia visto demasiado en mi vida, una lanza parlante no era ni la menor de las sorpresas. Tambien oia el corto relatode el tipo raro... en ese momento, tal como ahora, pense que hablaba mas de lo que pensaba. Como sea, ese no es el punto de esta narracion...
Mientras seguia distrayendome escuchando en secreto esas charlas ajenas, entro al bar un conocido mio. ¿Su oficio? era basicamente un mensajero, uno que generalmente no quieres ver por las malas noticias que trae. Pero bueno, se suele decir "no mates al mensajero", no?... Se acerco a mi, se sento, y, procurando que la charla no llegue a oirse donde no convenia, dijo:
-Lamento avisarte que Frei no llegara hasta mañana, debido a unos problemas con unos guardias.-
-¿Y ahora se te ocurre avisarme? no robe esos caballos para que les dieras de comer, sino porque se supone son los mas veloces...-
-Lo son, pero la distancia no me permitio llegar antes. Mis disculpas-
Acto seguido, se pone de pie y se marcha como llego. Solo atine a maldecir en voz baja mi suerte; por ciertos problemas en el trabajo, no podria volver sin llevar ya las pociones que vine a buscar, de modo que era o dormir en alguna de esas horrendas casas, o en la calle. Ninguna era una buena opcion, y me quede pensando en que hacer, hasta que se me ocurrio algo.
-Eh, tu. Cantinero...-
Dio una rapida mirada hacia mi y se me acerco -¿Que se le ofrece, señor Grim?-
-¿Tendra por casualidad algo de espacio en este sitio para que pueda pasar la noche? debo quedarme aqui hasta mañana...-
-En realidad si, pero esa señorita...-
-¿Story?-
Miro con evidente asombro, aun si ya estaa acostumbrado el a ello -¿La conoce...?-
Sin responder siquiera, dije -Pude oir el trato que le ofrecio. Hagamos esto, si ella no te convence con su historia, me quedare con la habitacion, ¿bien?- a la vez que, en la mesa, le aproximaba una pequeña cantidad de monedas. -Y si estas indeciso, tal vez esto te ayude a decidir.-
Sin mas palabreria, el hombre asintio y siguio en lo suyo, guardando disimuladamente el dinero. Toda la conversacion, en voz algo baja, para evitar que ellos me escucharan. No creia que fuera buena idea una discusion en estos momentos... aun si facilmente la hubiere ganado. o al menos, eso crei.
Repentinamente, una voz mas, muy distinta a la de los que ocupaban mi asiento, se hizo escuchar. era algo baja, pero recuerdo perfectamente oirla; venia del sitio ocupado. Di una fugaz mirada, y note cierto brillo en esa lanza tan rara que llevaba la paladina. La voz parecia provenir de ahi. resultaba sin duda extraño, pero no me inmute en lo mas minimo. aun en esas epocas, habia visto demasiado en mi vida, una lanza parlante no era ni la menor de las sorpresas. Tambien oia el corto relatode el tipo raro... en ese momento, tal como ahora, pense que hablaba mas de lo que pensaba. Como sea, ese no es el punto de esta narracion...
Mientras seguia distrayendome escuchando en secreto esas charlas ajenas, entro al bar un conocido mio. ¿Su oficio? era basicamente un mensajero, uno que generalmente no quieres ver por las malas noticias que trae. Pero bueno, se suele decir "no mates al mensajero", no?... Se acerco a mi, se sento, y, procurando que la charla no llegue a oirse donde no convenia, dijo:
-Lamento avisarte que Frei no llegara hasta mañana, debido a unos problemas con unos guardias.-
-¿Y ahora se te ocurre avisarme? no robe esos caballos para que les dieras de comer, sino porque se supone son los mas veloces...-
-Lo son, pero la distancia no me permitio llegar antes. Mis disculpas-
Acto seguido, se pone de pie y se marcha como llego. Solo atine a maldecir en voz baja mi suerte; por ciertos problemas en el trabajo, no podria volver sin llevar ya las pociones que vine a buscar, de modo que era o dormir en alguna de esas horrendas casas, o en la calle. Ninguna era una buena opcion, y me quede pensando en que hacer, hasta que se me ocurrio algo.
-Eh, tu. Cantinero...-
Dio una rapida mirada hacia mi y se me acerco -¿Que se le ofrece, señor Grim?-
-¿Tendra por casualidad algo de espacio en este sitio para que pueda pasar la noche? debo quedarme aqui hasta mañana...-
-En realidad si, pero esa señorita...-
-¿Story?-
Miro con evidente asombro, aun si ya estaa acostumbrado el a ello -¿La conoce...?-
Sin responder siquiera, dije -Pude oir el trato que le ofrecio. Hagamos esto, si ella no te convence con su historia, me quedare con la habitacion, ¿bien?- a la vez que, en la mesa, le aproximaba una pequeña cantidad de monedas. -Y si estas indeciso, tal vez esto te ayude a decidir.-
Sin mas palabreria, el hombre asintio y siguio en lo suyo, guardando disimuladamente el dinero. Toda la conversacion, en voz algo baja, para evitar que ellos me escucharan. No creia que fuera buena idea una discusion en estos momentos... aun si facilmente la hubiere ganado. o al menos, eso crei.
Grim- Cantidad de envíos : 10
Re: En busca de la Sirena Varada
Story se quedó mirando el resplandor proveniente de la lanza y sonrió al reconocer la voz. Suponía que sería algo raro, aunque no se esperaba un arma parlante.
- ¿Puedo tocarla? - Preguntó a vera, ya que el tacto era la única manera para ella de ver realmente la lanza, de tener una imagen de ella que saciara su serena curiosidad.
Luego escuchó la exposición de Burdalesa mientras sentía el escalofrío que le indicaba que seguían mirándolos. Podía oír su voz susurrando al posadero, el cual estaba siendo mucho menos discreto que el hombre, pero si prestó atención a la conversación, no lo demostró.Aún así no hizo nada al respecto, todo tenía su momento. Igual que la historia que había prometido al posadero. Si seguía con la conversación con sus nuevos acompañantes no era por nada, sino porque la hora de la historia aún no había llegado.
Esperaba atenta la respuesta de Vera a Burdalesa mientras recorría el borde de la madera con sus expertos dedos.
Las palabras llegarían en el momento adecuado. Story sabía que llegaría pronto, pero aún se tenían que hacer de rogar. Las palabras son caprichosas y necesitan, ante todo, la atención de la gente.
Story empezó a pensar en cómo haría para atraer la atención.
- ¿Puedo tocarla? - Preguntó a vera, ya que el tacto era la única manera para ella de ver realmente la lanza, de tener una imagen de ella que saciara su serena curiosidad.
Luego escuchó la exposición de Burdalesa mientras sentía el escalofrío que le indicaba que seguían mirándolos. Podía oír su voz susurrando al posadero, el cual estaba siendo mucho menos discreto que el hombre, pero si prestó atención a la conversación, no lo demostró.Aún así no hizo nada al respecto, todo tenía su momento. Igual que la historia que había prometido al posadero. Si seguía con la conversación con sus nuevos acompañantes no era por nada, sino porque la hora de la historia aún no había llegado.
Esperaba atenta la respuesta de Vera a Burdalesa mientras recorría el borde de la madera con sus expertos dedos.
Las palabras llegarían en el momento adecuado. Story sabía que llegaría pronto, pero aún se tenían que hacer de rogar. Las palabras son caprichosas y necesitan, ante todo, la atención de la gente.
Story empezó a pensar en cómo haría para atraer la atención.
Story- Cantidad de envíos : 18
Re: En busca de la Sirena Varada
Vera escuchó a Burdalesa hablar para luego de un rato en silencio, responder.
- Verás, Bolognesa... - Comenzó a decir Vera pero fue interrumpido por Cassius.
- Su nombre es Burdalesa, señorita Vera. - La corrigió en tono paternal.
- Pff, es igual. - Se quejó Vera para luego proseguir. - Cassius es una de las cinco armas creadas por la misma Finagle para proteger de la maldad. Son cinco las armas y por lo tanto cinco las familias que las tienen, todas descendientes de los primeros paladines elegidos para portarlas.
Yo la heredé de mi padre, el cual la heredó de su madre, la cual de su padre y así sucesivamente. - Explicó la rubia lentamente, para luego beber un poco de se cerveza.
Luego miró a Story, aún intentando definir esa extraña presencia que tenía.
- No tengo problema, Starry. - Respondió Vera, para luego ser corregida nuevamente por Cassius.
- Su nombre es Story, señorita Vera. - Dijo la lanza, nuevamente en aquel tono paternal, como si estuviese corrigiendo a una hija.
La paladina tomó a Cassius y se la acercó a la cuenta cuentos, mientras murmuraba por lo bajo algo así como "Es lo mismo". La lanza medía casi los 2 metros y estaba hecha enteramente de un material parecido al marfil, indestructible dado su naturaleza divina. Tenía adornos en dorado sobresaliendo ligeramente, haciendola ver bastante bonita a la vista.
- Verás, Bolognesa... - Comenzó a decir Vera pero fue interrumpido por Cassius.
- Su nombre es Burdalesa, señorita Vera. - La corrigió en tono paternal.
- Pff, es igual. - Se quejó Vera para luego proseguir. - Cassius es una de las cinco armas creadas por la misma Finagle para proteger de la maldad. Son cinco las armas y por lo tanto cinco las familias que las tienen, todas descendientes de los primeros paladines elegidos para portarlas.
Yo la heredé de mi padre, el cual la heredó de su madre, la cual de su padre y así sucesivamente. - Explicó la rubia lentamente, para luego beber un poco de se cerveza.
Luego miró a Story, aún intentando definir esa extraña presencia que tenía.
- No tengo problema, Starry. - Respondió Vera, para luego ser corregida nuevamente por Cassius.
- Su nombre es Story, señorita Vera. - Dijo la lanza, nuevamente en aquel tono paternal, como si estuviese corrigiendo a una hija.
La paladina tomó a Cassius y se la acercó a la cuenta cuentos, mientras murmuraba por lo bajo algo así como "Es lo mismo". La lanza medía casi los 2 metros y estaba hecha enteramente de un material parecido al marfil, indestructible dado su naturaleza divina. Tenía adornos en dorado sobresaliendo ligeramente, haciendola ver bastante bonita a la vista.
Última edición por Vera Swift el 12/02/12, 02:35 am, editado 1 vez
Vera Swift- Cantidad de envíos : 10
Re: En busca de la Sirena Varada
La joven explico el origen de su arma, como yo pensaba tenían un origen místico aunque todavía no sabia porque hablaba el arma. Esto era lo mas extraño, debia ser la única lanza que conocia que podía hablar como un humano.
Bebí un gran trago de mi bebida y me puse a pensar en que pasaría ahora. Acababa de llegar a un lugar completamente desconocido y habia entablado conversacion con dos desconocidas. Lo primero era conseguir un trabajo y un lugar para hospedarme.
-¿Ustedes ya tienen donde quedarse o están tan perdidas como yo? creo que lo ideal seria encontrar hospedaje- Todo esto lo dije para apurar a Story para que cuente su historia al dueño del bar para ver si ella lograba hospedarse gratis, esta era la gran intriga de la noche. Habia una vaga chance de que tambien nosotros nos quedaramos gratis.
Bebí un gran trago de mi bebida y me puse a pensar en que pasaría ahora. Acababa de llegar a un lugar completamente desconocido y habia entablado conversacion con dos desconocidas. Lo primero era conseguir un trabajo y un lugar para hospedarme.
-¿Ustedes ya tienen donde quedarse o están tan perdidas como yo? creo que lo ideal seria encontrar hospedaje- Todo esto lo dije para apurar a Story para que cuente su historia al dueño del bar para ver si ella lograba hospedarse gratis, esta era la gran intriga de la noche. Habia una vaga chance de que tambien nosotros nos quedaramos gratis.
burdalesa- Cantidad de envíos : 49
Re: En busca de la Sirena Varada
(y segundos antes de que explota la bomba, el heroe... deja un escudo a las victimas(?) xD perdon por la tardanza, no se me ocurria nada, y como me voy el martes la presion no ayudaba... pero justo a tiempo, he podido dejarles con una respuesta )
No creo recordar mucho mas...
has el favor de no tomarnos por tontos. Sabemos ya todo sobre los tuyos... incluyendo que no pueden olvidar. De aqui no sales hasta escupir todo, asi que habla, anciano.
-con los ojos cerrados, tras un suspiro- si asi ha de ser...
"Bueno, ahora que dices eso, creo recordar algo mas. Tras ofrecer ese trato -¿y obligar a aceptar?-supongo... tras decir eso al cantinero, me quede prestando atencion a la charla que sostenian esos 3. Los tres eran extranjeros sin lugar donde quedarse; probablemente, pense, se ampararian en la esperanza de que esa chica, Story, les consiguiera habitacion. Imposible, me dije, no era de juzgar por las apariencias, y por mas rara que se viera, no crei que la historia de una -probablemente vieja- mujer fuera a ser tan impresionante como para conseguir nada.
Confiado entonces, tome un trago y segui escuchando como hasta ahora. Por alguna razon, senti un minimo impulso por entrar a hablarles... impulso que apenas llegue hasta que fue reprimido. Es decir... ¿Como reaccionarias tu ante un tipo que aparece de la nada, te interrumpe, y empieza a decir que ha estado escuchando desde que la conversacion empezo? a eso, suma que empieze a pavonearse...
- -entre risas- probablemente, con un puñetazo en la cara.-
Exacto. Aunque claro, en ese momento, no pense en ese motivo. realmente, no me uni a ellos por pedancia. Es decir... ¿ellos lo merecian? no, claro que no, estaba seguro de que nunca habian hecho nada por mi..."
No creo recordar mucho mas...
has el favor de no tomarnos por tontos. Sabemos ya todo sobre los tuyos... incluyendo que no pueden olvidar. De aqui no sales hasta escupir todo, asi que habla, anciano.
-con los ojos cerrados, tras un suspiro- si asi ha de ser...
"Bueno, ahora que dices eso, creo recordar algo mas. Tras ofrecer ese trato -¿y obligar a aceptar?-supongo... tras decir eso al cantinero, me quede prestando atencion a la charla que sostenian esos 3. Los tres eran extranjeros sin lugar donde quedarse; probablemente, pense, se ampararian en la esperanza de que esa chica, Story, les consiguiera habitacion. Imposible, me dije, no era de juzgar por las apariencias, y por mas rara que se viera, no crei que la historia de una -probablemente vieja- mujer fuera a ser tan impresionante como para conseguir nada.
Confiado entonces, tome un trago y segui escuchando como hasta ahora. Por alguna razon, senti un minimo impulso por entrar a hablarles... impulso que apenas llegue hasta que fue reprimido. Es decir... ¿Como reaccionarias tu ante un tipo que aparece de la nada, te interrumpe, y empieza a decir que ha estado escuchando desde que la conversacion empezo? a eso, suma que empieze a pavonearse...
- -entre risas- probablemente, con un puñetazo en la cara.-
Exacto. Aunque claro, en ese momento, no pense en ese motivo. realmente, no me uni a ellos por pedancia. Es decir... ¿ellos lo merecian? no, claro que no, estaba seguro de que nunca habian hecho nada por mi..."
Grim- Cantidad de envíos : 10
Re: En busca de la Sirena Varada
Encontrar un trabajo estable en las islas era complicado. Desde que llegó a las islas, el aire del conflicto inundó los ánimos de la gente normal, junto con la confianza hacia el resto. No había mucho más que agregar si eras una cara poco familiar, o una extranjera, ambos aplicables a la Celestia. Es por eso que muchos trabajos que la ayudaba a mantenerse con dinero en sus bolsillos, dependía completamente de personas cuyas misiones carecían de la legalidad del mundo de la luz: asesinatos, robos y amenazas a otras personas, preferentemente humanos de estrato social alto. Definitivamente no era lo suyo.
A veces, sin embargo, tenía la suerte de buscar personas que solo buscaban guardaespaldas o gente capacitada para aguantar o proteger personas o tesoros. A veces no corría con tanta suerte, puesto que sus objetivos a proteger eran niños, que por experiencia sabe que son complicados de proteger, pero al menos la paga la ayudaba a mantener sus cosas en orden y en completa normalidad.
A veces, los mercantes se aventuran a Daosh con muchos guardespaldas encima para proteger su mercancía. Aquella fue una ocasión de empleo para Satsuki, la que aprovechó para viajar desde Denke hasta aquel puerto. Fue un trabajo tranquilo y sin peligros, cosa que no sucedía a menudo, y la paga era la suficiente como para mantenerse un par de días más, máximo 3. No había viaje de vuelta, por lo que tocaba caminar y descubrir aquel lugar por si misma.
"La Sirena Varada" fue su primera parada para buscar algún trabajo que pudiera ayudarla a sobrevivir el resto de la semana. Le disgustaba sentirse como una mercenaria, ya que no lo era, pero era inevitable por esos momentos. Ya encontraría algo mejor, más estable y que dependiera menos de la ilegalidad. Al menos, mantenía esa esperanza y se animaba hacia el futuro con ella.
Entró a la taberna, y se fijó en la cantidad de personas que había. Aunque no eran demasiadas, estaban reunidas en un tumulto que resaltaba a una persona en particular. No parecía alguien normal. Desde su apariencia, hasta la impresión que daba, incluso el flujo de su energía espiritual. Podía sentirlo, destacaba cómo un dragón entre humanos.
Aún así, dejo a los presentes en su universo y se acercó a la barra, solicitando un vaso de vino para justificar su estancia en ese lugar. No era amiga del licor, pero sabía que ella si era amiga de estos centros, que atraían potenciales clientes.
A veces, sin embargo, tenía la suerte de buscar personas que solo buscaban guardaespaldas o gente capacitada para aguantar o proteger personas o tesoros. A veces no corría con tanta suerte, puesto que sus objetivos a proteger eran niños, que por experiencia sabe que son complicados de proteger, pero al menos la paga la ayudaba a mantener sus cosas en orden y en completa normalidad.
A veces, los mercantes se aventuran a Daosh con muchos guardespaldas encima para proteger su mercancía. Aquella fue una ocasión de empleo para Satsuki, la que aprovechó para viajar desde Denke hasta aquel puerto. Fue un trabajo tranquilo y sin peligros, cosa que no sucedía a menudo, y la paga era la suficiente como para mantenerse un par de días más, máximo 3. No había viaje de vuelta, por lo que tocaba caminar y descubrir aquel lugar por si misma.
"La Sirena Varada" fue su primera parada para buscar algún trabajo que pudiera ayudarla a sobrevivir el resto de la semana. Le disgustaba sentirse como una mercenaria, ya que no lo era, pero era inevitable por esos momentos. Ya encontraría algo mejor, más estable y que dependiera menos de la ilegalidad. Al menos, mantenía esa esperanza y se animaba hacia el futuro con ella.
Entró a la taberna, y se fijó en la cantidad de personas que había. Aunque no eran demasiadas, estaban reunidas en un tumulto que resaltaba a una persona en particular. No parecía alguien normal. Desde su apariencia, hasta la impresión que daba, incluso el flujo de su energía espiritual. Podía sentirlo, destacaba cómo un dragón entre humanos.
Aún así, dejo a los presentes en su universo y se acercó a la barra, solicitando un vaso de vino para justificar su estancia en ese lugar. No era amiga del licor, pero sabía que ella si era amiga de estos centros, que atraían potenciales clientes.
Satsuki- Cantidad de envíos : 29
Re: En busca de la Sirena Varada
(fdi: perdón por la tardanza. Quería currármelo. Espero no decepcionar a nadie =) al final no parece taaaan largo como esperaba, aunque no sé si eso es bueno o malo xD)
Cuando le tendió la lanza, Story alargó sus manos y empezó a recorrerla con sus finos dedos. El tacto era frío y liso, y tenía adornos en relieve que la narradora supo que debían de ser pintados o de un material distinto porque el tacto era ligeramente irregular. Se hizo una imagen mental de la lanza.
- Gracias - comentó, devolviéndosela a su dueña. Anotó mentalmente que Vera confundía los nombres, simplemente como un dato que daba una pincelada más al cuadro de la situación que dibujaba en su mente para sustituir lo que la vista no le proporcionaba.
Sonrió a Burdalesa, como si supiera a qué venía su pregunta.
- Aún no tengo nada asegurado, como habrá podido comprobar de mi conversación con el posadero - comentó. - A pesar de todo coincido con usted en que es hora de averiguarlo.
Sonriendo, se levantó apoyándose en la mesa, y luego buscó su bastón con la mano. En el momento en el que lo encontró y los cascabeles resonaron, los marineros que la conocían y que la habían estado mirando de reojo, cesaron sus conversaciones. Poco a poco, arrastrados por el silencio de sus compañeros de mesa y bebida, en la posada se hizo un silencio tenso, como expectante.
Story avanzó entre las mesas con ayuda de su bastón, que tintineaba cada vez que lo movía. Intentaba encontrar un lugar desde el que todos la vieran, calculando las sombras que sus ojos casi ciegos veían a medida que avanzaba. Y también lo hacía para reclamar su atención, la atención que todo Narrador necesita para que sus historias calen hondo.
No tardó en encontrar lo que le pareció un buen sitio, que además estaba en una zona un poco más elevada de la taberna. Sentía la tensión y la expectación de la gente allí sentada. Un marinero se apresuró a cederle su sitio y a ayudarla mientras se acomodaba. Había tardado el tiempo justo para levantar expectación sin perder la atención de la mayoría de la gente que la miraba. Cerró los ojos, respiró hondo y de nuevo levantó la vista y recorrió con ella toda la posada.
- Hace mucho tiempo, cuando las islas del Mar de Jaspia se regían cada una por sus propias normas y costumbres, cuando la más mínima desavenencia entre familias podía suponer el inicio de un batalla campal, en una vasta isla que hoy conocemos como Kuzueth, había una vez...
Sus palabras dibujaron islas vírgenes, llenas de vegetación y selva, en las mentes de los que la escuchaban. Poblados de casas bajas y ciudades donde destacaban palacetes y familias que luchaban entre ellas por ser las más fastuosas, porque la riqueza significaba poder. Un mar lleno de peligros y luchas. Ni siquiera se había presentado, porque muchos de aquellos hombres dejarían de prestarle atención cuando dijera que contaba historias. No, aquella era la mejor manera de que las palabras llegaran allí donde debían llegar. Story sonrió y prosiguió.
- ... un muchacho que odiaba el mar. Sus padres murieron al naufragar su barco de pesca, y Gheert, que así se llamaba el muchacho y que por aquel entonces apenas contaba cinco años, decidió volver la rabia y la cólera que eso le causaba contra el mar. A medida que fue creciendo, esa rabia se empezó a esfumar y en su lugar sólo quedó un enorme vacío, y un miedo terrible al océano.
No necesitaba describir al muchacho, que para cada uno tenía un aspecto diferente. Pero todos podían sentir esa rabia y luego, ese vacío, como si fuese suyo propio. La voz de la Narradora acaparaba por completo la atención de quienes miraban, que sólo eran capaces de llevarse las copas a los labios mientras la historia avanzaba.
– A pesar de todo, el interior de la isla no le permitía hacer mucho, porque la amenaza de los Vashnak se cernía sobre todo aquel que osaba adentrarse demasiado en la selvática isla. Así que cuando alcanzó la mayoría de edad tuvo que buscar una alternativa para vivir, ya que no quería embarcarse en los barcos pesqueros de los que vivía su gente. Intentó dedicarse a la artesanía, a fabricar y arreglar los barcos,… pero no se le daba bien. Tenía madera de cazador del mar, como decían los que habían conocido a sus padres, le venía en la sangre. Tenía que salir a pescar. Pero él no quería, los años habían acrecentado su inquietud y su miedo ante aquella inmensidad de agua. Cuando no le quedó más remedio, accedió a unirse al barco pesquero de su tío.
Hizo una pausa. Su tono moldeaba las sensaciones y las imágenes, variando, volviéndose más suave y adquiriendo intensidad en los momentos propicios. Las palabras acudían a su mente, diciéndole cómo querían ser dichas, cómo debían ser interpretadas.
- Durante todo el día anterior a salir al mar, Gheert no pudo comer, no podía pensar, no podía calmarse. Finalmente, decidió hacer un acercamiento al mar, tenía que enfrentarse a su miedo, a la pérdida de sus padres, así que esa misma tarde se dirigió a la playa. Era una tarde tranquila tarde, las olas iban y venían y Gheert se quedó mirándolas desde el camino que descendía desde el pueblo, lo más lejos posible. Y empezó a bajar lentamente. Tardó toda la tarde en acercarse a la orilla, y para cuando se atrevió a mojarse los pies, la luna ya había salido. Decidido a no echarse atrás a pesar de todo, se dejó alumbrar por la luz de la luna y empezó a caminar por la playa. Al cabo de un rato se encontró con algo que no esperaba: una sirena se mantenía inmóvil en mitad de la playa, a una distancia del mar considerable teniendo en cuenta lo que era. Gheert se acercó, algo temeroso. La sirena no se movía, parecía como si elmar la hubiese llevado hasta allí antes de que bajara la marea, y la marea estaba a punto de subir así que habría sido hacía tiempo. El muchacho se estaba preguntando, desde una ditancia prudencial, si debería acercarse a ver si estaba muerta, cuando la sirena tosió y empezó a contorsionarse, intentando llegar al mar. Gheert no sabía si debería o no acercarse, había oído muchas historias sobre sirenas y era más propenso a creer las malas debido a su dio al mar y a todo lo que suponía. La sirena parecía atontada y se arrastraba por la arena como si no fuese capaz de coordinar bien sus movimientos. El muchacho, finalmente convencido de que no podía dejar a nadie, persona o animal, sufrir de la manera que veía sufrir a aquella sirena varada en la playa, se acercó a ella con ánimo de ayudarla. Ella se revolvió cuando se dio cuenta de su presencia, incluso intentó morderle, pero Gheert la sujetó y la ayudó a llegar a la orilla, desde donde ella se revolvió, cayó al agua y se alejó. A él le pareció ver su cabeza emerger antes de perderse en el horizonte y mirarle, pero no podía estar seguro, así que se dedicó a seguir su paseo. Y se dio cuenta de que, si mantenía su mente pensando en otras cosas, no le costaba permanecer cerca del agua. Y eso le ayudó mucho a habituarse a su nueva vida de pescador.
La Narradora hizo una pausa para que la imagen del hombre a orillas del mar se difuminara poco a poco de la mente de los presentes, antes de proseguir y enlazarla con la siguiente parte de la historia.
- Una tarde, el mar se embraveció mucho y el cielo, que amenazaba tormenta desde la madrugada, descargó una lluvia torrencial acompañada de rayos y truenos. Ese día Gheert no pudo evadirse y no pensar en dónde estaba: toda la tripulación se movía frenéticamente intentando salvar la distancia aún grande que los separaba de la costa, ajustando cabos y achicando el agua que las enormes olas depositaban en cubierta. Gheert estaba empapado, y cada vez más asustado y enojado.
>> “Nunca tenía que haber aceptado esto” – pensó – “El mar me va a llevar como se llevó a mi familia”.
La variación en su tono hizo que pareciera que su voz era en realidad la del joven, por apenas unos matices. Luego retomó el tono inicial, pero esta vez habló un poco más rápido y puso más énfasis en según qué palabras.
- Tenía razón. Una ola de casi diez metros de altura chocó contra la embarcación con tanta furia, que ésta escoró peligrosamente. Todos los marineros corrían asustados, intentando agarrarse a algo. Gheert, presa del miedo, fue incapaz de agarrarse a nada, y la siguiente ola que arremetió contra la cubierta le arrastró hasta el borde, y cayó. Para cuando el barco se recuperó y la tormenta cesó, el muchacho hacía tiempo que se había perdido entre el oleaje de alta mar.
La pausa que hizo a continuación no borró la imagen, sino que sirvió para que todos mantuviesen al muchacho tragado por las olas. Story no entendió bien por qué ese énfasis, pero sabía que esa era la forma correcta de contarlo.
- Casi cien años después del naufragio, cuando todos los que conocían la historia y la cara de Gheert hacía tiempo que habían dejado el mundo, un hombre apareció en la playa, andrajoso y desorientado. Lo encontró una pandilla de niños que jugaban y lo llevaron al puerto de Daosh que, aunque él no lo sabía, había sido su hogar una vez. Gheert no reconocía las caras, y no sabía muy bien cómo ubicarse así que dio por hecho que había ido a parar a un lugar lejos de su casa. Allí todos le recibieron bien al saber que era un náufrago y se ofrecieron a ayudarle en la medida de sus posibilidades. Gheert se intentó adaptar a la vida de la aldea, pero había algo que no le cuadraba, algo que sabía que estaba mal. Se dedicaba a pasear solo por la playa y sentía una especie de vacío cuando miraba al mar. No sabía qué había pasado con su odio ni con su miedo, y eso lo desconcertaba. Tampoco sabía cómo había podido llegar allí vivo, desde alta mar. Las dudas lo corroían por dentro mientras intentaba adaptarse a la vida de la aldea. Incluso se casó con una muchacha que le había pretendido desde que llegó y tuvo una pequeña niña con ella. Pero la melancolía no desaparecía, la sensación de no pertenecer a aquel lugar lo acosaba constantemente, hasta que un día, jugando con su hija en la playa, ella se enterró las piernas y las convirtió en una cola de sirena de arena. Cuando Gheert la vio el recuerdo de esa misma playa, mucho tiempo atrás, más del que creía, y de una sirena varada asaltó su memoria. Entonces miró al mar y recordó.
En algún lugar de la posada, alguien contuvo la respiración. Story empezó a intuir que aquella no era una simple leyenda o un cuento. Las palabras habían decidido contar, como raras veces decidían hacer, una historia real. Y por la fuerza que tenían, la Narradora supo que alguien allí llevaba mucho tiempo esperando para escuchar aquello. Eso la hizo continuar con más fuerza aún. Su voz se volvió más suave.
- En el naufragio, cuando cayó al mar, fue una sirena la que lo rescató del mar embravecido. No era la sirena que él había ayudado, sino otra, la que lo llevó a algún lugar escondido e inaccesible en una costa escarpada y rocosa. Recordó la magia que sentía en el ambiente, oprimiéndole el pecho y haciendo que le picara la piel. Recordó las palabras de su compañero de cautiverio, un hombre anciano que decía llevar allí más de mil años.
>> - Bienvenido al principio del fin, amigo – dijo con voz correosa, como si llevase mucho tiempo sin hablar. Cuando Gheert le preguntó a qué se refería, el añadió – A partir de ahora la magia te ata a este lugar y a la sirena que te capturó. Ahora vivirás tanto como ella y ella te usará, igual que me ha usado a mí todo este tiempo.
>> Gheert recordó como el tiempo había perdido significado, como todo ocurría en una sucesión interminable de rituales que se repetían una y otra vez. Y entre medias, sólo la apatía de quien ve pasar las horas sin que signifiquen nada. Se habían llevado al viejo al día siguiente de llegar allí, y no tenía a nadie con quien hablar. Fue entonces cuando comprendió que había estado allí mucho tiempo, más del que creía posible. Las cosas empezaron a cobrar sentido para él, y la prueba le llegó cuando encontró enterradas junto a la que una vez había sido su casa, una caja llena de recuerdos de sus padres. La enterró allí como homenaje a sus memorias. Y allí seguía desde entonces. Se dio cuenta de que ése había sido su pueblo natal, aunque aún no podía hacerse una idea de cuánto tiempo había estado prisionero de la magia de aquella sirena. Y recordó otra cosa más:
La magia no se había roto sola. Recordó la expresión resuelta y fiera de la sirena que había llegado a aquella cueva a sacarle de su encierro, y en ese momento comprendió que había sido la misma que, tiempo atrás, estuvo varada en la playa e intentó morderle cuando la ayudó. Ella había sido quien había roto la magia y lo había conducido allí, inconsciente cuando la presión de la magia se disipó y le dejó volver a respirar el tiempo, el aire y la vida que quedó suspendida tanto tiempo atrás. Gheert sintió de repente que su vida volvía a tener un sentido, y comprendió que no pertenecía a aquel lugar desde que naufragó aquel barco. Esa misma noche, sin decir nada a nadie, se marchó de ese pueblo para no volver nunca más. Y desde entonces y hasta su muerte, buscó lo único que lo unía con la vida que sentía haber perdido cuando su raptora paró su tiempo: la sirena varada que se había arriesgado para devolvérsela. Aunque ninguna historia cuenta si alguna vez la encontró.
Story dejó que las últimas palabras resonaran y se perdieran poco a poco. El silencio se hizo en la taberna, y la Narradora pudo sentir un corazón que se liberaba de un gran peso cargado por mucho tiempo. Sonrió y se levantó con un ruido de cascabeles que resultó como una señal para los presentes, que parecieron volver a la realidad en aquel momento. Se dirigió con cuidado hacia el sitio que ocupaba al principio, y el aura que la había rodeado durante la historia se desvaneció, dejando tras de sí esa sensación extraña que hacía que, de una u otra forma, todos se fijaran en ella durante un momento cuando la veían. La vida volvió al lugar, y algunos marineros se acercaron para felicitarla. Otros la intentaron invitar, pero ella declinó las ofertas. Por fin, cuando llegó junto a Vera y Burdalesa y la gente parecía absorta de nuevo en sus conversaciones, una mujer anciana se acercó, tomó la mano de Story y murmuró un quedo agradecimiento antes de marcharse.
Con una expresión de iluminada felicidad, una sonrisa dibujada en los labios y envuelta en el tintineo de los cascabeles de su bastón, Story se sentó en su asiento sin decir una palabra, pero evidentemente atenta a las reacciones de sus compañeros de mesa.. y quizás también de la persona que los había estado observando.
Cuando le tendió la lanza, Story alargó sus manos y empezó a recorrerla con sus finos dedos. El tacto era frío y liso, y tenía adornos en relieve que la narradora supo que debían de ser pintados o de un material distinto porque el tacto era ligeramente irregular. Se hizo una imagen mental de la lanza.
- Gracias - comentó, devolviéndosela a su dueña. Anotó mentalmente que Vera confundía los nombres, simplemente como un dato que daba una pincelada más al cuadro de la situación que dibujaba en su mente para sustituir lo que la vista no le proporcionaba.
Sonrió a Burdalesa, como si supiera a qué venía su pregunta.
- Aún no tengo nada asegurado, como habrá podido comprobar de mi conversación con el posadero - comentó. - A pesar de todo coincido con usted en que es hora de averiguarlo.
Sonriendo, se levantó apoyándose en la mesa, y luego buscó su bastón con la mano. En el momento en el que lo encontró y los cascabeles resonaron, los marineros que la conocían y que la habían estado mirando de reojo, cesaron sus conversaciones. Poco a poco, arrastrados por el silencio de sus compañeros de mesa y bebida, en la posada se hizo un silencio tenso, como expectante.
Story avanzó entre las mesas con ayuda de su bastón, que tintineaba cada vez que lo movía. Intentaba encontrar un lugar desde el que todos la vieran, calculando las sombras que sus ojos casi ciegos veían a medida que avanzaba. Y también lo hacía para reclamar su atención, la atención que todo Narrador necesita para que sus historias calen hondo.
No tardó en encontrar lo que le pareció un buen sitio, que además estaba en una zona un poco más elevada de la taberna. Sentía la tensión y la expectación de la gente allí sentada. Un marinero se apresuró a cederle su sitio y a ayudarla mientras se acomodaba. Había tardado el tiempo justo para levantar expectación sin perder la atención de la mayoría de la gente que la miraba. Cerró los ojos, respiró hondo y de nuevo levantó la vista y recorrió con ella toda la posada.
- Hace mucho tiempo, cuando las islas del Mar de Jaspia se regían cada una por sus propias normas y costumbres, cuando la más mínima desavenencia entre familias podía suponer el inicio de un batalla campal, en una vasta isla que hoy conocemos como Kuzueth, había una vez...
Sus palabras dibujaron islas vírgenes, llenas de vegetación y selva, en las mentes de los que la escuchaban. Poblados de casas bajas y ciudades donde destacaban palacetes y familias que luchaban entre ellas por ser las más fastuosas, porque la riqueza significaba poder. Un mar lleno de peligros y luchas. Ni siquiera se había presentado, porque muchos de aquellos hombres dejarían de prestarle atención cuando dijera que contaba historias. No, aquella era la mejor manera de que las palabras llegaran allí donde debían llegar. Story sonrió y prosiguió.
- ... un muchacho que odiaba el mar. Sus padres murieron al naufragar su barco de pesca, y Gheert, que así se llamaba el muchacho y que por aquel entonces apenas contaba cinco años, decidió volver la rabia y la cólera que eso le causaba contra el mar. A medida que fue creciendo, esa rabia se empezó a esfumar y en su lugar sólo quedó un enorme vacío, y un miedo terrible al océano.
No necesitaba describir al muchacho, que para cada uno tenía un aspecto diferente. Pero todos podían sentir esa rabia y luego, ese vacío, como si fuese suyo propio. La voz de la Narradora acaparaba por completo la atención de quienes miraban, que sólo eran capaces de llevarse las copas a los labios mientras la historia avanzaba.
– A pesar de todo, el interior de la isla no le permitía hacer mucho, porque la amenaza de los Vashnak se cernía sobre todo aquel que osaba adentrarse demasiado en la selvática isla. Así que cuando alcanzó la mayoría de edad tuvo que buscar una alternativa para vivir, ya que no quería embarcarse en los barcos pesqueros de los que vivía su gente. Intentó dedicarse a la artesanía, a fabricar y arreglar los barcos,… pero no se le daba bien. Tenía madera de cazador del mar, como decían los que habían conocido a sus padres, le venía en la sangre. Tenía que salir a pescar. Pero él no quería, los años habían acrecentado su inquietud y su miedo ante aquella inmensidad de agua. Cuando no le quedó más remedio, accedió a unirse al barco pesquero de su tío.
Hizo una pausa. Su tono moldeaba las sensaciones y las imágenes, variando, volviéndose más suave y adquiriendo intensidad en los momentos propicios. Las palabras acudían a su mente, diciéndole cómo querían ser dichas, cómo debían ser interpretadas.
- Durante todo el día anterior a salir al mar, Gheert no pudo comer, no podía pensar, no podía calmarse. Finalmente, decidió hacer un acercamiento al mar, tenía que enfrentarse a su miedo, a la pérdida de sus padres, así que esa misma tarde se dirigió a la playa. Era una tarde tranquila tarde, las olas iban y venían y Gheert se quedó mirándolas desde el camino que descendía desde el pueblo, lo más lejos posible. Y empezó a bajar lentamente. Tardó toda la tarde en acercarse a la orilla, y para cuando se atrevió a mojarse los pies, la luna ya había salido. Decidido a no echarse atrás a pesar de todo, se dejó alumbrar por la luz de la luna y empezó a caminar por la playa. Al cabo de un rato se encontró con algo que no esperaba: una sirena se mantenía inmóvil en mitad de la playa, a una distancia del mar considerable teniendo en cuenta lo que era. Gheert se acercó, algo temeroso. La sirena no se movía, parecía como si elmar la hubiese llevado hasta allí antes de que bajara la marea, y la marea estaba a punto de subir así que habría sido hacía tiempo. El muchacho se estaba preguntando, desde una ditancia prudencial, si debería acercarse a ver si estaba muerta, cuando la sirena tosió y empezó a contorsionarse, intentando llegar al mar. Gheert no sabía si debería o no acercarse, había oído muchas historias sobre sirenas y era más propenso a creer las malas debido a su dio al mar y a todo lo que suponía. La sirena parecía atontada y se arrastraba por la arena como si no fuese capaz de coordinar bien sus movimientos. El muchacho, finalmente convencido de que no podía dejar a nadie, persona o animal, sufrir de la manera que veía sufrir a aquella sirena varada en la playa, se acercó a ella con ánimo de ayudarla. Ella se revolvió cuando se dio cuenta de su presencia, incluso intentó morderle, pero Gheert la sujetó y la ayudó a llegar a la orilla, desde donde ella se revolvió, cayó al agua y se alejó. A él le pareció ver su cabeza emerger antes de perderse en el horizonte y mirarle, pero no podía estar seguro, así que se dedicó a seguir su paseo. Y se dio cuenta de que, si mantenía su mente pensando en otras cosas, no le costaba permanecer cerca del agua. Y eso le ayudó mucho a habituarse a su nueva vida de pescador.
La Narradora hizo una pausa para que la imagen del hombre a orillas del mar se difuminara poco a poco de la mente de los presentes, antes de proseguir y enlazarla con la siguiente parte de la historia.
- Una tarde, el mar se embraveció mucho y el cielo, que amenazaba tormenta desde la madrugada, descargó una lluvia torrencial acompañada de rayos y truenos. Ese día Gheert no pudo evadirse y no pensar en dónde estaba: toda la tripulación se movía frenéticamente intentando salvar la distancia aún grande que los separaba de la costa, ajustando cabos y achicando el agua que las enormes olas depositaban en cubierta. Gheert estaba empapado, y cada vez más asustado y enojado.
>> “Nunca tenía que haber aceptado esto” – pensó – “El mar me va a llevar como se llevó a mi familia”.
La variación en su tono hizo que pareciera que su voz era en realidad la del joven, por apenas unos matices. Luego retomó el tono inicial, pero esta vez habló un poco más rápido y puso más énfasis en según qué palabras.
- Tenía razón. Una ola de casi diez metros de altura chocó contra la embarcación con tanta furia, que ésta escoró peligrosamente. Todos los marineros corrían asustados, intentando agarrarse a algo. Gheert, presa del miedo, fue incapaz de agarrarse a nada, y la siguiente ola que arremetió contra la cubierta le arrastró hasta el borde, y cayó. Para cuando el barco se recuperó y la tormenta cesó, el muchacho hacía tiempo que se había perdido entre el oleaje de alta mar.
La pausa que hizo a continuación no borró la imagen, sino que sirvió para que todos mantuviesen al muchacho tragado por las olas. Story no entendió bien por qué ese énfasis, pero sabía que esa era la forma correcta de contarlo.
- Casi cien años después del naufragio, cuando todos los que conocían la historia y la cara de Gheert hacía tiempo que habían dejado el mundo, un hombre apareció en la playa, andrajoso y desorientado. Lo encontró una pandilla de niños que jugaban y lo llevaron al puerto de Daosh que, aunque él no lo sabía, había sido su hogar una vez. Gheert no reconocía las caras, y no sabía muy bien cómo ubicarse así que dio por hecho que había ido a parar a un lugar lejos de su casa. Allí todos le recibieron bien al saber que era un náufrago y se ofrecieron a ayudarle en la medida de sus posibilidades. Gheert se intentó adaptar a la vida de la aldea, pero había algo que no le cuadraba, algo que sabía que estaba mal. Se dedicaba a pasear solo por la playa y sentía una especie de vacío cuando miraba al mar. No sabía qué había pasado con su odio ni con su miedo, y eso lo desconcertaba. Tampoco sabía cómo había podido llegar allí vivo, desde alta mar. Las dudas lo corroían por dentro mientras intentaba adaptarse a la vida de la aldea. Incluso se casó con una muchacha que le había pretendido desde que llegó y tuvo una pequeña niña con ella. Pero la melancolía no desaparecía, la sensación de no pertenecer a aquel lugar lo acosaba constantemente, hasta que un día, jugando con su hija en la playa, ella se enterró las piernas y las convirtió en una cola de sirena de arena. Cuando Gheert la vio el recuerdo de esa misma playa, mucho tiempo atrás, más del que creía, y de una sirena varada asaltó su memoria. Entonces miró al mar y recordó.
En algún lugar de la posada, alguien contuvo la respiración. Story empezó a intuir que aquella no era una simple leyenda o un cuento. Las palabras habían decidido contar, como raras veces decidían hacer, una historia real. Y por la fuerza que tenían, la Narradora supo que alguien allí llevaba mucho tiempo esperando para escuchar aquello. Eso la hizo continuar con más fuerza aún. Su voz se volvió más suave.
- En el naufragio, cuando cayó al mar, fue una sirena la que lo rescató del mar embravecido. No era la sirena que él había ayudado, sino otra, la que lo llevó a algún lugar escondido e inaccesible en una costa escarpada y rocosa. Recordó la magia que sentía en el ambiente, oprimiéndole el pecho y haciendo que le picara la piel. Recordó las palabras de su compañero de cautiverio, un hombre anciano que decía llevar allí más de mil años.
>> - Bienvenido al principio del fin, amigo – dijo con voz correosa, como si llevase mucho tiempo sin hablar. Cuando Gheert le preguntó a qué se refería, el añadió – A partir de ahora la magia te ata a este lugar y a la sirena que te capturó. Ahora vivirás tanto como ella y ella te usará, igual que me ha usado a mí todo este tiempo.
>> Gheert recordó como el tiempo había perdido significado, como todo ocurría en una sucesión interminable de rituales que se repetían una y otra vez. Y entre medias, sólo la apatía de quien ve pasar las horas sin que signifiquen nada. Se habían llevado al viejo al día siguiente de llegar allí, y no tenía a nadie con quien hablar. Fue entonces cuando comprendió que había estado allí mucho tiempo, más del que creía posible. Las cosas empezaron a cobrar sentido para él, y la prueba le llegó cuando encontró enterradas junto a la que una vez había sido su casa, una caja llena de recuerdos de sus padres. La enterró allí como homenaje a sus memorias. Y allí seguía desde entonces. Se dio cuenta de que ése había sido su pueblo natal, aunque aún no podía hacerse una idea de cuánto tiempo había estado prisionero de la magia de aquella sirena. Y recordó otra cosa más:
La magia no se había roto sola. Recordó la expresión resuelta y fiera de la sirena que había llegado a aquella cueva a sacarle de su encierro, y en ese momento comprendió que había sido la misma que, tiempo atrás, estuvo varada en la playa e intentó morderle cuando la ayudó. Ella había sido quien había roto la magia y lo había conducido allí, inconsciente cuando la presión de la magia se disipó y le dejó volver a respirar el tiempo, el aire y la vida que quedó suspendida tanto tiempo atrás. Gheert sintió de repente que su vida volvía a tener un sentido, y comprendió que no pertenecía a aquel lugar desde que naufragó aquel barco. Esa misma noche, sin decir nada a nadie, se marchó de ese pueblo para no volver nunca más. Y desde entonces y hasta su muerte, buscó lo único que lo unía con la vida que sentía haber perdido cuando su raptora paró su tiempo: la sirena varada que se había arriesgado para devolvérsela. Aunque ninguna historia cuenta si alguna vez la encontró.
Story dejó que las últimas palabras resonaran y se perdieran poco a poco. El silencio se hizo en la taberna, y la Narradora pudo sentir un corazón que se liberaba de un gran peso cargado por mucho tiempo. Sonrió y se levantó con un ruido de cascabeles que resultó como una señal para los presentes, que parecieron volver a la realidad en aquel momento. Se dirigió con cuidado hacia el sitio que ocupaba al principio, y el aura que la había rodeado durante la historia se desvaneció, dejando tras de sí esa sensación extraña que hacía que, de una u otra forma, todos se fijaran en ella durante un momento cuando la veían. La vida volvió al lugar, y algunos marineros se acercaron para felicitarla. Otros la intentaron invitar, pero ella declinó las ofertas. Por fin, cuando llegó junto a Vera y Burdalesa y la gente parecía absorta de nuevo en sus conversaciones, una mujer anciana se acercó, tomó la mano de Story y murmuró un quedo agradecimiento antes de marcharse.
Con una expresión de iluminada felicidad, una sonrisa dibujada en los labios y envuelta en el tintineo de los cascabeles de su bastón, Story se sentó en su asiento sin decir una palabra, pero evidentemente atenta a las reacciones de sus compañeros de mesa.. y quizás también de la persona que los había estado observando.
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Re: En busca de la Sirena Varada
Vera miró a Burdales y se preguntó a que se refería exactamente con aquella pregunta, ¿Estaría intentando conseguir alojamiento gratis de aquella mujer? ¿Qué demonios pretendería de ella? No no, Vera iba a poner en su lugar a ese extraño tipo de los pelos parados si intentaba algo raro con la pobre cuenta cuentos.
Story se levantó del asiente y luego de ubicarse en un lugar donde la vieran todos, comenzó a contar un cuento. Pero no cualquier cuento, era uno extrañamente atrapante, uno el cual estaba siendo tan bien contado que se podía imaginar todo como si estuviera pasando delante suyo.
Cuando la mujer terminó el cuento, Vera se quedó sorprendida. Story tomó nuevamente su lugar, con una sonrisa en el rostro y no era para menos, porque tenía habitación asegurada para esa noche.
La paladina estaba de paso en esa taberna, pero si Story iba a permitir que aquel hombre se hospedara en la misma habitación que ella, iba a estar allí también, sin dormir, vigilandolo para que no haga ninguna cosa detestable tipica de los hombre.
- Muy impresionante, señorita Story. Si me permite decirlo, ya debe tener su habitación asegurada. - Dijo Cassius en tono alegre, con su suave vos de tenor, mientras brillaba tenuemente por cada palabra que pronunciaba.
- Concuerdo con Cassius, a sido impresionante Sturdy - Dijo Vera aún asombrada, para luego ser corregida por su lanza.
- Se llama Story, señorita Vera. - Corrigió Cassius a la paladina, con su tono de voz paternal.
Vera no dijo nada, pero en su rostro se podía practicamente leer la frase "Es lo mismo" con la cual siempre respondía al ser corregida por Cassius.
Story se levantó del asiente y luego de ubicarse en un lugar donde la vieran todos, comenzó a contar un cuento. Pero no cualquier cuento, era uno extrañamente atrapante, uno el cual estaba siendo tan bien contado que se podía imaginar todo como si estuviera pasando delante suyo.
Cuando la mujer terminó el cuento, Vera se quedó sorprendida. Story tomó nuevamente su lugar, con una sonrisa en el rostro y no era para menos, porque tenía habitación asegurada para esa noche.
La paladina estaba de paso en esa taberna, pero si Story iba a permitir que aquel hombre se hospedara en la misma habitación que ella, iba a estar allí también, sin dormir, vigilandolo para que no haga ninguna cosa detestable tipica de los hombre.
- Muy impresionante, señorita Story. Si me permite decirlo, ya debe tener su habitación asegurada. - Dijo Cassius en tono alegre, con su suave vos de tenor, mientras brillaba tenuemente por cada palabra que pronunciaba.
- Concuerdo con Cassius, a sido impresionante Sturdy - Dijo Vera aún asombrada, para luego ser corregida por su lanza.
- Se llama Story, señorita Vera. - Corrigió Cassius a la paladina, con su tono de voz paternal.
Vera no dijo nada, pero en su rostro se podía practicamente leer la frase "Es lo mismo" con la cual siempre respondía al ser corregida por Cassius.
Vera Swift- Cantidad de envíos : 10
Re: En busca de la Sirena Varada
La joven se habia lucido con la historia, pero este no era un cuento comun y corriente,l estaba cargado de una poderosa magia. El ambiente se habia enrarecido y las imagenes que provocaban sus palabras y descripciones eran demasiado nitidas para ser simples invenciones de la mente.
La paladina de al lado me miraba bastante mal, seguramente porque sabia que yo intentaba conseguir una habitacion, un descuento o algun agasajo gratis. Lo que ella no sabia era lo desesperada que era mi situacion economica. Ademas siendo un exiliado no era seguro dormir en la calle, quien sabe si alguien me buscaba.
-Creo que cualquier felicitacion no alcanzaria para su historia, me quito el sombrero ante usted bella dama. Pero esta historia no es algo que usted haya inventado, es demasiado real lo que provoco en mi para ser mentira.¿Estoy en lo cierto?
Mientras esperaba su respuesta vi como se acercaba el tabernero a nuestra mesa con la posible solucion a mis problemas o una muy mala noticia para mis bolsillos
La paladina de al lado me miraba bastante mal, seguramente porque sabia que yo intentaba conseguir una habitacion, un descuento o algun agasajo gratis. Lo que ella no sabia era lo desesperada que era mi situacion economica. Ademas siendo un exiliado no era seguro dormir en la calle, quien sabe si alguien me buscaba.
-Creo que cualquier felicitacion no alcanzaria para su historia, me quito el sombrero ante usted bella dama. Pero esta historia no es algo que usted haya inventado, es demasiado real lo que provoco en mi para ser mentira.¿Estoy en lo cierto?
Mientras esperaba su respuesta vi como se acercaba el tabernero a nuestra mesa con la posible solucion a mis problemas o una muy mala noticia para mis bolsillos
burdalesa- Cantidad de envíos : 49
Re: En busca de la Sirena Varada
FDI: Esperaba que Grim respondiera, pero al ver que ha pasado tiempo, pido el turno. Espero que no les moleste.
DDI:
Era una recién llegada a los puertos, por lo que desconocía la gente que se aventuraba en esos lados, sobre todo en la taberna a la que llegó por casualidad. No parecía un lugar fuera de lo común, salvo algunos que destacaban notoriamente por sobre otros. Justamente, una de esas personas, fue el centro de la atención de toda la taberna, incluyendo a la propia Celestia.
Escuchó atentamente la historia, pero aquella no era una historia narrada de forma común y corriente, por lo que su atención también fue particular. Más allá de imaginarse la propia historia, se sentía dentro de ella, como si estuviera en el ambiente, como si el mismo olor del mar estaba a su lado, y junto con ello las vivencias del desafortunado de aquella narración. Es por eso que, cuando terminó, se sentía algo emocionada y con sentimientos encontrados al respecto: empatía por el sujeto como si hubiera sido un conocido, al mismo tiempo que intentaba quitarsela... era una historia, después de todo.
No pudo evitar preguntarse si este era una especie de espectáculo que daba el dueño de la taberna todos los días, o si era algo esporádico, o si Story era una visitante, tal como ella, que aterrizó en aquel lugar por los deseos caprichosos del destino. Independientemente del caso, debía de agradecerle personalmente por aquella noble experiencia que hizo sentir a cada uno de los presentes, por lo que se acercó a paso lento. Estaba con dos personas más, y no deseaba que se tomaran a mal su aproximación.
Cuando estuvo lo suficientemente cerca, hizo una reverencia a cada uno de los presentes, y centró su atención en Story:
- Debo agradecerle por aquella hermosa historia, sobre todo por la forma en que hizo llegar cada palabra al ambiente. Fue muy lindo
No pudo evitar sonreír leve y cortesmente al decirlo.
DDI:
Era una recién llegada a los puertos, por lo que desconocía la gente que se aventuraba en esos lados, sobre todo en la taberna a la que llegó por casualidad. No parecía un lugar fuera de lo común, salvo algunos que destacaban notoriamente por sobre otros. Justamente, una de esas personas, fue el centro de la atención de toda la taberna, incluyendo a la propia Celestia.
Escuchó atentamente la historia, pero aquella no era una historia narrada de forma común y corriente, por lo que su atención también fue particular. Más allá de imaginarse la propia historia, se sentía dentro de ella, como si estuviera en el ambiente, como si el mismo olor del mar estaba a su lado, y junto con ello las vivencias del desafortunado de aquella narración. Es por eso que, cuando terminó, se sentía algo emocionada y con sentimientos encontrados al respecto: empatía por el sujeto como si hubiera sido un conocido, al mismo tiempo que intentaba quitarsela... era una historia, después de todo.
No pudo evitar preguntarse si este era una especie de espectáculo que daba el dueño de la taberna todos los días, o si era algo esporádico, o si Story era una visitante, tal como ella, que aterrizó en aquel lugar por los deseos caprichosos del destino. Independientemente del caso, debía de agradecerle personalmente por aquella noble experiencia que hizo sentir a cada uno de los presentes, por lo que se acercó a paso lento. Estaba con dos personas más, y no deseaba que se tomaran a mal su aproximación.
Cuando estuvo lo suficientemente cerca, hizo una reverencia a cada uno de los presentes, y centró su atención en Story:
- Debo agradecerle por aquella hermosa historia, sobre todo por la forma en que hizo llegar cada palabra al ambiente. Fue muy lindo
No pudo evitar sonreír leve y cortesmente al decirlo.
Satsuki- Cantidad de envíos : 29
Re: En busca de la Sirena Varada
Story se mantenía sentada con la sonrisa en la cara. Agradeció los cumplidos con una inclinación de cabeza respetuosa.
- Yo nunca invento las historias - contestó a burdalesa - todas las historias están ahí, simplemente, y las palabras surgen y la cuentan cuando es el momento, a través de mí.
Enseguida se acercó la chica con las alas en la cabeza. Story no las ditinguía en la mancha borrosa de su silueta, porque podían ser perfectamente mechones de pelo. Pero aún así notó algo en ella. Un olor, quizá, algo en su voz. O algo en el aire.
- Las palabras tienen un significado propio para cada persona que escucha, no tiene que ver conmigo. Son las palabras y tu mente lo que hace que cada historia sea única para cada persona. Pero te agradezco que tengas en cuenta al mensajero - Le sonrió afablemente. Hizo un gesto con la mano a la mesa. - Me preguntaba si querría acompañarnos. Hay algo en usted que me resulta... intrigante. Me gustaría conocerla un poco mejor, si a usted no le importa compartir su tiempo con un grupo tan dispar como el nuestro.
El posadero aún no había hecho su aparición. Story escuchaba a la gente pedir más bebida aquí y allí, así que supuso que tendría trabajo, y algo en que pensar. Sabía que su trato no estaba ni mucho menos cerrado, todo dependería desde qué punto de vista viera las cosas el hombre. Se quedó pensativa mientras esperaba la respuesta de la desconocida.
- Yo nunca invento las historias - contestó a burdalesa - todas las historias están ahí, simplemente, y las palabras surgen y la cuentan cuando es el momento, a través de mí.
Enseguida se acercó la chica con las alas en la cabeza. Story no las ditinguía en la mancha borrosa de su silueta, porque podían ser perfectamente mechones de pelo. Pero aún así notó algo en ella. Un olor, quizá, algo en su voz. O algo en el aire.
- Las palabras tienen un significado propio para cada persona que escucha, no tiene que ver conmigo. Son las palabras y tu mente lo que hace que cada historia sea única para cada persona. Pero te agradezco que tengas en cuenta al mensajero - Le sonrió afablemente. Hizo un gesto con la mano a la mesa. - Me preguntaba si querría acompañarnos. Hay algo en usted que me resulta... intrigante. Me gustaría conocerla un poco mejor, si a usted no le importa compartir su tiempo con un grupo tan dispar como el nuestro.
El posadero aún no había hecho su aparición. Story escuchaba a la gente pedir más bebida aquí y allí, así que supuso que tendría trabajo, y algo en que pensar. Sabía que su trato no estaba ni mucho menos cerrado, todo dependería desde qué punto de vista viera las cosas el hombre. Se quedó pensativa mientras esperaba la respuesta de la desconocida.
Story- Cantidad de envíos : 18
Re: En busca de la Sirena Varada
La paladín no miraba a Burdalesa y los pocos momentos que lo miraba era con una desconfianza casi palpable. En cuanto abrió la boca lo miró aún con aquella expresión, aún sin saber que es lo que aquel hombre quería, pero sabiendo que, siendo de ese genero algo buscaba de la pobre cuenta cuentos.
Cuando la joven respondió, Vera la miró sorprendida, sabía que había algo ciertamente atrapante en la historia que había contado pero, que las historias simplemente surgían y que ella solo era un medio para ser contadas sonaba algo demasiado extraño, pero no podía negar que había sido sorprendente.
Una pelirroja se acercó al grupo y le agradeció a la narradora de historias el espectáculo, la cual contestó con una invitación a la mesa porque, según ella, tenía algo intrigante. Para la Jueza de Finagle, los únicos bichos raros eran el chico de los pelos parados, al cual luego le preguntaría porque demonios aquel peinado tan ridículo; la cuenta cuentos; la pelirroja, la cual parecía venida de algún reino extraño por aquellas ropas y... ¿Eso que tenía en la cabeza eran plumas?. Había un individuo mas que llamaba la atención, pero parecía, por el estilo de vestir, de allí aún teniendo ese extraño parche y ese tamaño gigantesco.
Vera se encogió de hombros cuando la narradora le ofreció a aquella chica sumarse al grupo, le daba lo mismo ya, que vengan mas, aquel borracho también, el del parche, el enano de allí, total, ella solo estaba de paso. Ya tenía la información que necesitaba, podía irse cuando quería y buscar habitación en alguna otra taberna, siempre y cuando Story no aceptase a Burdalesa en su habitación porque, si esto era así, no podría evitar estar allí también, con un ojo pendiente en aquel individuo del pelo parado.
Cuando la joven respondió, Vera la miró sorprendida, sabía que había algo ciertamente atrapante en la historia que había contado pero, que las historias simplemente surgían y que ella solo era un medio para ser contadas sonaba algo demasiado extraño, pero no podía negar que había sido sorprendente.
Una pelirroja se acercó al grupo y le agradeció a la narradora de historias el espectáculo, la cual contestó con una invitación a la mesa porque, según ella, tenía algo intrigante. Para la Jueza de Finagle, los únicos bichos raros eran el chico de los pelos parados, al cual luego le preguntaría porque demonios aquel peinado tan ridículo; la cuenta cuentos; la pelirroja, la cual parecía venida de algún reino extraño por aquellas ropas y... ¿Eso que tenía en la cabeza eran plumas?. Había un individuo mas que llamaba la atención, pero parecía, por el estilo de vestir, de allí aún teniendo ese extraño parche y ese tamaño gigantesco.
Vera se encogió de hombros cuando la narradora le ofreció a aquella chica sumarse al grupo, le daba lo mismo ya, que vengan mas, aquel borracho también, el del parche, el enano de allí, total, ella solo estaba de paso. Ya tenía la información que necesitaba, podía irse cuando quería y buscar habitación en alguna otra taberna, siempre y cuando Story no aceptase a Burdalesa en su habitación porque, si esto era así, no podría evitar estar allí también, con un ojo pendiente en aquel individuo del pelo parado.
Vera Swift- Cantidad de envíos : 10
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