A paso de tortuga (aveces de caracol)

Fdi: Advertencia a posibles lectores y quienes quieran intervenir, el titulo obedece a la lentitud con la que va avanzar este tema

Había perdido la noción del tiempo. Hacía mucho tiempo que no le pasaba, pero esta vez no se trababa solo del tiempo inmediato, sino del total. No estaba segura de cuanto tiempo llevaba ya en Jasperia, solo estaba segura que los resultados que tenía sobre la tarea encomendada eran practicamente nulos.

Conocía un poco mejor la región y afortunadamente ya se había acostumbrado a los traslados en barco por lo que no se mareaba tanto. Pero empezaba a pensar que su estrategia de conocer primero el terreno y luego encauzar sus esfuerzos hacia obtener información como tal de foco de su interés no era tan productivo como había pensado. Al menos, por una pequeña temporada, no se había metido en problemas de ninguna índole, no había llamado la atención y solo se había camuflado con el paisaje.

Ahora, ahora solo se tomaba un descanso después de una larga caminata obteniendo provisiones antes de lanzarse a una nueva aventura, esta vez en la profundidades de la selva que se abría delante de ella a pocos metros. Alguien le había hablado de ruinas, pensó que eso le daría nociones de antecedentes del lugar. Se veía peligroso. Estaba sola. No se le ocurrió buscar compañía sino que se hizo a los abarrotes que podría necesitar para su excursión e incluso estaba pensando en la posibilidad de dejarse caer en una sombra y ver hasta donde la llevaba.

Pero no, en lugar de eso aguardaba. No estaba segura, tampoco, de qué era lo que esperaba, tal vez la señal de partida, tal vez ese suceso que impidiera que entrara a la selva, soportando el calor humedo del lugar.

- Canibales... - suspiró con cierta resignación y dio ese paso al frente.

Se estaba empezando a estresar. Ya no era la travesía que quería iniciar, sino lo que quería hacer en ese momento. Movía los labios y los ponía en trompa para luego dejar salir el aire a través de ellos, sin lograr su cometido. Tomaba el aire nuevemente de forma resignada y con paso relajado trató de hacerlo de nuevo, esta vez si produjo un sonido mas agudo que el simple correr del aire. Le faltaba toda la musicalidad, pero era un silbido.

Mientras experimentaba, iba caminando siguiendo el borde de la selva, aun determinado cómo entrar en ella, con paso tranquilo, deteniendose solo lo necesario por la curiosidad cuando a lo lejos no solo oyó si no que vio a un grupo de personas que salían del lugar. Tenían cara de cansancio, pero parecían estar felices de regresar a donde fuera que regresaran, o de ir a donde fuera que se dirigieran si es que estaban de ida.

No dejó de caminar por mucho tiempo, estaba casi segura que alguno la habría visto y no quería parecer sospechosa, además, si ellos regresaban o venían de la selva sabrían darle así fuera una pequeña indicación del primer tramo de su recorrido, se conformaba con un: sigue el camino amarillo.

Dada la naturaleza de lo que quería hacer, ya no llevaba su simpático sombrerito para protegerse del sol, sino uno hecho con hojas de palma, aun verdes, triangular, trenzado a mano por las hábiles manos de un pescador en la playa, y que le llegaba poco mas debajo de los ojos. Era fresco y le permitiría ir mirando por entre sus agujeros naturales. Por supuesto tampoco vestía con la ropa que tenía cuando estuvo en Denke, que le ayudaba a a camuflarse con las personas del lugar. Nop, de nuevo parecía la ninja de todos los días y no un marinerito pasando sus días de desembarco.

El grupo se alejaba lentamente, algunos más rezagados que los otros y ella se seguía acercando, hasta que finalmente levantó la mano para saludar. Si bien algunos le devolvieron el saludo, no se detuvieron a hacerle conversación. Tampoco se detuvo ella, al menos no hasta que se topó con la única persona que parecía indecisa a irse del lugar.

- Buenas!! – saludó con una mano, minetras la otra despejaba sus ojos rojo demonio inclinando el sombrero de palma hacia atrás, saludaba con cierta alegría, mientras por dentro rogaba que al encararla, la persona tuviera ojos amables– me podría ayudar con algo? -

Parte de vivir sin medir el riesgo y sin calcular peligros radicaba en detalles como aquel, en los que por ejemplo al acercase a un extraño, al que seguramente estaría tomando por sorpresa, no debaja de caminar en ningun momento.

Por supuesto esta vez hubo un cambio. No por ella, por supuesto, si no porque él sacó parte de espada. Se detuvo de inmediato, notoriamente sorprendida por el asunto del arma, al punto del bajar la mano con la que saludaba, bruscamente, acompañamandolo de una expresión de sorpresa en la que sus ojos se clavaron en la mano que guiaba la espada.

El bajar la mano no solo había sido una respuesta de admitir que se había equivocado, aunque inicialmente había sido así, por precuación, el sentir el frío del metal de kunai bajo la manga ese brazo, rozarle el borde la muñeca le decía que sí la había asustado.

Se quedó quieta por demasiado tiempo, aun despues que guardara el arma, aun después que que si diera cuenta que solo había sido una reacción. Subió la vista hasta los ojos del hombre y lo miró con recelo y entonces volvió a avanzar, ya no hacia él sino tratando de rodearlo.

- No nada. Ya no importa, yo me las arreglo, no lo quise asustar - para estar nerviosa hablaba de forma pausada, marcando una línea curva que se alejara de él - lo lamento. Mi nombre es...- lo dudó un momento, pero siempre que le habían hecho esa pregunta, en ese tono y no respondía las cosas salían mal - Dulfary - y se apresuró a decir, muy rápido, al igual que sus pasos tomaban velocidad para alejarse de ahí, practicamente huyéndole, rumbo a la selva - Que tenga un buen día - caminó más rápido y empezó a rufunfuñar - un poquito mas y se me tira al cuello - hizo una mueca de preocuapción mezclada con estres - es que hay mucha gente neurotica hoy en día, ni que fuera la que amenaza, habrase visto... - cada vez hablaba mas bajito, siempre consigo misma, mirando al piso y acomodandose de nuevo su sombrero.

Aunque por esta vez seguir la huellas que había dejado era relativamente sencillo, seguirle el rastro no es que fuera algo tan complicado, ya no por sus pasos, si no el murmullo de su voz que se extendía por el lugar mientras seguía refunfuñando sobre la reacción de Lohengrin.

- Es que eso me pasa por andar acercandome de esa forma a la gente, hasta el día que me vuelva a pasar algo malo por estar en esas. Ay si, ya se iba a girar con una sonrisa de oreja a oreja y te iba a decir: claro niña, dime, en que te ayudo, sobre todo porque no pareces una niña y estando sola en un lugar como este eres sospechosa. Pero como se le ocurre que va sacarte un arma!!! si yo no soy ninguna amaneza más que para mi misma, por favor!! y peor yo!! asustandome de eso, pero qué me pasa?? - hablaba bajito, pero muy rápido, por lo bajo, protestando, ligeramente molesta, caminaba rápido por efecto de su enojo, el cual era más consigo misma que contra el caballero que dejara atrás.

Y toda su perolata habría continuado por tiempo jamás, o al menos hasta que encontrara algo mas en lo cual fijar su atención, como el detalle de ser seguida por Lohengrin, de no ser porque se cortó por un grito.

Su propio grito.

Había sido de sorpresa, pero grito al fin y al cabo. Por estar mas atenta a su discución consigo misma, no se dio cuenta de lo que había en su entorno y opr eso cayó con suma facilidad en una trampa de esas que hacen colgar a la persona del pie desde una de las ramas de los arboles. El tirón la había tomado por sorpresa, por eso se habìa asustado y la rápidez con la que había elevado del suelo a unos tres metros de altura, había bastado para acallar el grtipo, por la sensación de vacío.

Así que ahora pendía bocabajo, sujeta de un solo pie, con los brazos desgonzados y todavía pálida por el susto esperando a que apareciera el dueño de la trampa

“F.D.I: Perdón si molesto con mi interrupción, es que me causo mucha gracia este tema y quería participar”

El bosque era tupido, húmedo, molesto para alguien que tuviera un cuerpo humano, por suerte para Miyuki ella no entraba dentro de ese rango. Para cualquiera que la viera en ese momento era solo un lindo y joven zorro rojo. Corría por el bosque, aun escapaba de aquel lugar tan lejano que había sido su hogar durante tanto tiempo, durante tantas generaciones.

Hacia varios días que no veía a ningún humano, en cierto sentido eso la aliviaba, pero ya comenzaba a aburrirse, los animales salvajes no eran muy carismáticos, y definitivamente no se tomaban a bien sus bromas.

Freno en seco un segundo, podía ver los lindes del bosque, probablemente cerca abría alguna ciudad humana o pueblito al menos. No quería encontrarse con tanta gente aun, en cierto sentido tenia algo de miedo, terror de quedarse una vez mas encerrada a alguna población.

Y toda esta explicación resultan en la justificación de porque Miyuki estaba sentada en la rama de un árbol mirando la situación sin interrumpir. Había escuchado al grupo de humanos a cierta distancia, parecían ser alguna clase de grupo de expedición o viajeros casuales. El mas llamativo del grupo era el guía, un experimentado caballero con los nervios de punta, parecía ser muy bueno en su trabajo.

Para su sorpresa la situación se ponía mas interesante aun cuando una mujer de chistoso sombrero se acerco a pedir algo. La kitsune tuvo que taparse la boca con ambas manos para no echarse a reír ante la reacción del caballero, y luego ante la de la muchacha, ahora si se estaba divirtiendo. Pero aun no quería interrumpirlos, dejo que la situación se desarrollara unos instantes mas.

La señorita se marcho ofendida del lugar, que pena, al parecer no discutirían. Ya que el hombre parecía irse a la ciudad, decidió seguir a la muchacha... Dulfary creía haber escuchado que se llamaba. Pero que simpática y graciosa, hablaba consigo misma completamente ofendida, tenia que conocerla un poco mas.

Mientras Dulfary se internaba en el bosque murmurando ofendida la kitsune iba por los arboles, dando grandes y silenciosos saltos. Casi no podía aguantar la risa, de vez en cuando se le escapaba un leve - “jijijijijiji” – que sin duda la muchacha hubiese oído si no hubiese estado tan ocupada hablándose.

De pronto un grito, Miyuki reacciono como lo haría cualquier zorro... escondiéndose. Luego de unos segundos, asomo la cabeza y para su sorpresa Dulfary estaba colgada de un pie, había caído en una de las típicas trampas que solían dejar los habitantes del lugar.... eso ya era mucho. Lagrimas de risa comenzaron a brotar de los grandes ojos ámbar y tuvo que utilizar todas sus fuerzas para que no la escucharan reir. Aun queria ver a escondidas un tiempo mas.

FDI: A la orden, señor!
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Sus sentidos eran tan sensibles como los de cualquier zorro, no parecía haber nada por los alrededores. Seguramente la trampa seria una de tantas que debían tener por allí abandonada, o la revisarían muy de tanto en tanto, pero había que tener mucha mala suerte para toparse justo con una.

Ahora que sabia que no había peligro, lo siguiente a decidir era qué hacer, no estaba segura si salir o no, hacia mucho tiempo que no hablaba con humanos de modo directo. También podía quedarse mirando como continuaba todo ¡podría ser que hicieran cosas aun mas graciosas! Pero mejor seria salir, si la llegaban a descubrir mirando detrás de los yuyos seria un bochorno.

Se concentro durante algunos segundos y termino de arreglar su imagen, los detalles era lo que más le gustaba retocar, podía pasarse horas sin aburrirse, imaginando sobre su propio cuerpo toda clase de ropas y retoques, como si su ser fuera un lienzo y ella fuera una artista libre.

Sintió un conocido cosquilleo y abrió los ojos, tenia puesto un kimono con varias matices de naranja y unas mariposas de múltiples colores, unas sandalias de madera, el pelo atado en un rodete y perfumado a jazmín. Su cutis era muy blanco, casi tan blanca como la cara de Dulfary colgada de un pie a cierta altura, el guerrero parecía preocupado, ¿calculando quizás como bajarla? Seria buen momento para intervenir.

Lentamente salió de detrás del árbol donde se encontraba escondida, se movía despacio no por que las sandalias le dificultaran caminar o porque se le enredara su complicado atuendo, sino para no asustarlos y provocar confusiones. Casi todo lo que poseía era producto de una ilusión, por lo tanto no tenia los problemas que típicamente le causarían.

Alarmada recordó que se había olvidado de algo, intentando no mostrarse nerviosa llevo una de las manos detrás e imagino su paraguas, no fuera a ser que vieran su sombra. En un grácil y simple movimiento saco el paraguas de detrás suyo en el exacto momento en que el primer rayo de sol iba a tocarla, impidiendo así descubrirse.

- Os saludo viajeros! – Dijo mientras hacia una reverencia – Paseaba por aquí cuando los vi con ciertas dificultades, me pareció correcto preguntar al menos si se encontraban bien.

¿Ese modo de hablar seria muy formal? ¿Los humanos ya no acostumbraban a esa clase de tratos? No estaba segura, pero era el estilo que le salía por el momento. Suponía que su aspecto no era amenazador, quizás si un poco raro al estar ataviada mas para una ceremonia de té que para pasear por el bosque... pero daba igual, a ella le gustaba esa ropa, no la cambiaría.

- Hola - respondió al saludo con una sonrisa radiante, un poco descontextualizada para la situación en la que se encontraba. Pero es que ahora que sabía que no estaba sola, que el desconocido había ido hasta donde ella y se ofrecía a ayudarla, el asunto de la espada y la ira que tenía consigo misma fue relegada a un segundo lugar, casi a un tercero. De hecho le causaba algo de gracia la situación, de no ser porque la sangre se le estaba agolpando en la cabeza hasta se habría reído inmediatamente.

- Si, Lohengrin, lo escuché la primera vez, pero no creí que te gustaran los deconocidos, que mira que esa no es forma de recibir a una ... - dudó un momento pero la frase tenía sentido si tenía en cuenta que parecía una mujercita y no una mocosa - dama - solo que se reservó para si el adjetivo de "pequeña". Aun así, su sonrisa amable y si, por qué no decirlo, encantadora, desmentía que eso fuera un regaño en toda regla.

- Estoy bien, solo un poco sacudida y ni hablar del susto que me llevé jejeje, estaba muy distraida, un día de estos terminaré por hacerme daño de verdad - volvió a reir, sin hacer escándalo, pero si como efecto de la gracia que le causaban sus propias palabras. "Un día de estos " no era la medida de tiempo indicada, incluso era mejor hablarlo en pasado, ya le había costado uno que otro daño serio .

- Si me pusidieras facilitar algo con filo, te lo agradecería, que no sea tu espada!! eh? mira que... - se quedó callada rascándose la punta de la nariz mientras el otro brazo permancía desgonzdo .

La entrada de la muejer, vestida en un kimono interrumpió su perorata, de forma abrupta. Si su sonrisa mientras colgaba de la trampa estaba fuera de lugar, sun duda ella le ganaba por mucho.

Primero la miró con sorpresa, luego fue frunciendo el ceño. ~como las nobles empirifolladas de mi tierra ~ el pensamiento se acalló con otro: de esta agua habrás de beber. Sacudió la cabeza.

- Si, si, todo bien - dijo tratando de retomar la neutralidad, en lo que su mente encajaba a la recién llegada en una posición social y su estado civil y solo por el tipo de kimono que traia. Kimonos... cuántas veces se había rehusado a llevar uno de esos? tendría que ser algo demasiado especial para que se lo pusiera - éste valiente caballero llegó en mi auxilio y me iba a ayudar a bajar - giró la vista, y al mover la cabeza, giró todo el cuerpo pendiento de la cuerda, hacia Lohengrin mirándolo con picardía, aun con su sonrisa encantadora, formulando una pregunta que sus labios no: cierto?

La entrada había salido a la perfección, sentía que la miraban algo raro, pero no era de extrañarse, estaban en un lugar bastante peligroso, y ella salía de la nada, vestida formal y sin el menos rastro de haber pasado malos ratos en un bosque espeso... Pero la verdad era que le encantaba llamar la atención, así pues, estaba de lo mas feliz por la impresión que causaba.

Ahora que miraba con mas mejor a sus interlocutores, se veían muy valientes y aguerridos, hacia mucho que no veía esa clase de gente, en el pueblo que vigilaba eran todos campesinos. Las charlas con Dulfary y Lohengrin serian de lo más interesante. Miyuki sonrío contenta mientras veía girar a la chica sobre si misma, y decidió terminar con lo que había empezado.

- Mi nombre es Miyuki, actualmente vivo en este bosque – Esto ultimo no era tan alejado de la realidad, ya que había tenido que dormir varias noches en el para poder cruzarlo de lado a lado.

Bajar a la chica no seria tan difícil si pudiera imaginar algunos elementos, pero por el momento no quería llamar tanto la atención, o que le hagan preguntas incomodas.

- Como al parecer este valiente caballero tiene las cosas bajo control, no tengo mucho mas que ofrecerles – Camino unos pasos a una piedra algo grande que había cerca, se sentó con delicadeza, asegurándose de que su kimono no se doblara, y se dedico a mirar.

¿Seria que querían cruzar el bosque? No había gran cantidad de cosas, pero debían tener sus motivos. En cualquier caso quería acompañarlos, no iba a perderse la oportunidad de pasar un buen rato con gente tan interesante...

Jugueteo un rato con su paraguas mientras esperaba a que terminaran de bajar a la Dulfary, y aprovecho para pensar como continuaría la tarde. Miro la copa de los arboles unos minutos, que hermosa que era la naturaleza, tan pura, tan dulce, tan fresca y maternal, casi podía escuchar a los arboles susurrando su nombre. Las ciudades serian divertidas, pero los bosques eran su hogar... Quizás eso les serviría...

- Si piensan estar en el bosque, quizás podría ayudarlos en algo, lo conozco muy bien...- No era del todo cierto tampoco ¿Pero que tan difícil podía ser para un zorro el cruzar un bosque? En eso pensaría luego, un paso a la vez era su lema, pasara lo que pasara improvisaría.

- Ahh - exclamó con una graciosa sonrisa de burla - esta insinuando el señor que no... conoce muchas damas entonces?? - preguntó con picardía en lugar de protestar por la posibilidad que pusiera en duda que fuera una dama. Es más, se guardó para sí el pensar ~soy un tipo de dama que prefiere no comportarse como dama~

Recibió la daga agarrando sin dificultad aparente en el aire y de inmediato, como si se tratara de una de sus armas, la hizo girar en la mano mirando hacia abajo, arriba... hacia la cuerda, evaluando cómo cortar la soga, mientras pensaba que, apesar de su vestimenta, se había puesto un poco en evidencia al tomarla así.

La pregunta de él la sacó de sus pensamientos e incluso del hecho que era extraña la presencia de la otra chica en el lugar y entonces si surgió una pregunta importante: cómo iba a bajar? No lo había pensado siquiera, su plan había quedado en cortar la soga sin visualizar lo que vendría después.

- No es necesario - le respondió por fin a Lohengrim - creo que podré sola - y literalmente era eso, creer, cero certeza, cero seguridad - Hola Miyuki - dijo con todo el encanto del que era capaz aun para estar todavía boca abajo y colgando - Mi nombre es Dulfary y el este galante caballero es Lohengrim. Tienes trampas muy curiosas en stu casa, eh? - sin esperar a que respondiera tomó aire, tomó impulso balancenadose un poco y se irguió tanto como pudo. Le costó trabajo, sobre todo por la forma tan inestable como se movía a causa de tener solo un pie anclado, aun así eso fue una ventaja porque le permitió mayor movilidad e ¿inercia? para llegar hasta la cuerda de la que pendía su tobillo.

El corte fue hecho con rapidez y bastate presición, en especia si se tenía en cuenta que no contaba con mucho tiempo por el esfuerzo que requerìa su posición. Lo ideal era agarrar la cuerda y sujetarse de ella para luego dejarse caer, no... bueno, no eso que pasaba en realidad. La cuerda se corto entre el filo y el propio peso de Dulfary y la gravedad, a falta de algo que lo evitara hizo su trabajo como estaba acostumbrada, dejando que se desplomara como un saco de papas contra el suelo, y cayendo, por supuesto, sobre su adoro sombrero de palma.

Soltó un gemido de dolor, que duró un poco mas que el sonido seco del golpe contra el suelo, pero no gritó. Por mas que creyera que la trampa era de Miyuki, aun cabía la posibilidad que fuera de alguien y no quería atraer otro poco la atención.

- Au... - susurró una vez estuvo en el suelo, desde donde podía ver a donde daba la cuerda y lo sencillo, mucho mas senillo que habría sido soltarla con cuidado desde ahi.


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Esto no tiene nada que ver con el tema pero no tengo donde anotar, luego lo borro
esta es la pagina de la U donde encuentras la informacion y el pensum: http://www.usbbog.edu.co/index.php?option=com_content&task=view&id=213&Itemid=227
y esta es la de medellin:
http://www.upb.edu.co/portal/page?_pageid=1054,32442675&_dad=portal&_schema=PORTAL
internacional estan:
en Argentina:
http://www.frh.utn.edu.ar/... Universidad Tecnologica Nacional
universidad nacional de cordoba: http://www.unc.edu.ar/academicas/de-grado/carreras-de-grado/por-facultades-y-escuelas/facultad-de-ciencias-exactas-fisicas-y-naturales/escuela-de-ingenieria-mecanica-aeronautica/ingenieria-aeronautica-1
en mexico: http://www.ipn.mx/wps/wcm/connect/IPN%20HOME/ipn/estructura+principal/oferta+educativa/superior/ingenieria+y+ciencias+fm/tituloacademico_upiig_ing_aero
en españa: en el politecnico de madrid: http://www.upm.es/portal/site/institucional/menuitem.fa77d63875fa4490b99bfa04dffb46a8/?vgnextoid=6fa749adba120210VgnVCM10000009c7648aRCRD

Sus interlocutores se habían presentado formalmente por fin, cada dialogo que lograra mantener con estos humanos la acercaban más a su meta de quedarse cerca de ellos. Si lograba que confiaran, tendría un pasatiempo muy interesante por varios días, la idea le agradaba mucho, sin duda.

La jovensita Dulfary, no se había confundido al escuchar su nombre, se veía muy graciosa ahí colgada de una pierna, pero Miyuki logró no reírse haciendo uso de toda su fuerza. Mas allá de todo, que simpática y dulce se presentó, de seguro podía ser toda una dama si se lo proponía.

Luego de la presentación la kitsune solo sonrió y asintió, dando a entender que había oído bien, y acompaño el gesto con una pequeña reverencia, lo cual le parecía de buena educación.

- Se confunde joven - Dijo refiriéndose al comentario de Dulfary - Esta trampa no es mía, aunque en cierto sentido si es verdad que este es mi hogar. Debe haberla dejado olvidada alguno de los múltiples seres que viven por aquí.

No había preocupación en el tono de vos de Miyuki, ni gesto alguno de temor, es que la idea de la muerte o siquiera del dolor le eran casi ajenas. Para su raza aun era muy joven, le faltaba mucho por vivir, y no había tenido problema alguno hasta el presente que le sirviera de experiencia. Conocía por supuesto la idea, o mas bien la teoría del dolor, pero solo eso.

Cuando dirigió su atención hacia el caballero, vio algo de duda en su mirada. Sin duda era un humano muy inteligente, sus disfraces no lo engañarían por mucho tiempo. Daba igual, si se veía en la necesidad de decir la verdad, la diría... Esperaba no equivocarse.

- Mi querido caballero, tienes toda la razón al dudar. Sin duda mis atuendos no son los indicados para la situación - Dijo sonriendo solicita -Pero, sepa usted, que me encontraba paseando tranquilamente cuando me pareció escuchar sonidos de humanos. Poseo también muchas otras vestimentas más acordes al lugar donde vivo.

Esa parecía una historia mínimamente más coherente, aunque sin duda cuando se lo pensaba a fondo tenia agujeros por varios lugares. "No importa, no importa" pensaba fuerte Miyuki, más allá de todo, se estaba divirtiendo mucho.

Mientras contestaba esto a Lohengrin, vio claramente como Dulfary caía duramente de la trampa donde había estado colgada. Miyuki se quedo unos segundos asombrada, para luego intentar con todas las fuerzas de las que era capas el contener la risa. Por suerte para ella el caballero se encontraba de espaldas mirando a la muchacha, hubiese sido considerado de muy mala educación reírse de algo así. Solo una leve sonrisa asomo a su rostro, eso y dos pequeñas lágrimas que limpio rápidamente antes de que la vieran y se enojaran.

Ante el gesto del humano se acerco tranquila al lugar, sus pasos eran cortos, pero extrañamente rápidos y no hacia mucho ruido al pisar.

- ¿Se encuentra bien señorita? - Le tendió una mano, por si quería levantarse - Sepan disculpar mi intromisión, ¿puedo saber a donde se dirigían? Este no es un lugar que las personas suelan elegir para pasear.

Si acaso fue consiente de algún aspecto de su entorno, sin duda el de la daga cayendo peligrosamente cerca a ella no fue uno de ellos hasta que fue muy tarde y el corazón le dio un vuelco al darse cuenta que el arma también debió caer.

La buscó con la vista, inicialmente, por absurdo que pareciera, en el aire en el punto donde la había utilizado, luego cerca a ella y entonces lo vio. EL filo estaba cerca, pero no causó daño, lo que le arrancó un suspiro, y un símbolo que ya había visto antes acuñado en ella. Sin embargo, dadas las circunstancias no supo contextualizar lo que vio ni en donde lo había visto, y pronto pasó a un segundo plano.

Miró con cierta vergüenza a Lohengrim, no porque la examinara, no vio mayor malicia en eso, sino por dejarse caer de esa forma. Se quedó muy quieta dejándolo hacer, haciendo ella misma un auto examen basada en lo que sentía y no de su cuerpo, y en los dolores.

- Toda una experta, lo sé - susurró con sarcasmo pero sin hostilidad, aunque tampoco con una sonrisa. De verdad le dolía la caída, sin embargo parecía estar bien, mas allá del golpe no tenía nada roto

Ante la pregunta de Miyuke, asintió con la cabeza. Fue algo espontaneo no premeditado, pero de alguna forma le sirvió para darse cuenta que el cuello estaba bien. Nada roto. Se lo su propio conocimiento, pero por estar segura, no perdió detalle de la expresión de Lohengrim por si el encontraba algo que ella, por obvias razones, estaba dejando pasar.

- Quiero ir a mirar un asunto en una de las ruinas que se encuentran en el bosque. No, no es un paseo turístico, aunque tampoco puede catalogarse - ¿catalogarse? de donde había sacado esa palabra? - como trabajo. -
La trampa debía ser de algún cazador... o al menos eso quiso creer.

- Lastima que estés vestida de forma tan compleja, porque tu guía, siendo esta tu casa, habría sido fantástica - sonrió, una sonrisa pequeña, pero muestra que empezaba a estar mejor. Por otro lado, no lo decía como una forma de discriminar, solo era que ella le parecía una forma incomoda para estar en el bosque, mas aun, para adentrarse.

"Bueno... ¡Arriba, señorita ! Parece que no tienes nada roto, así que no tienes nada de lo que preocuparte." El caballero ayudó a Dulfary a levantarse, y después recogió del suelo su curioso sombrero. Trató de recomponerlo, sin demasiado éxito, y al final se lo devolvió a su dueña.

"¿Y qué has perdido en esas ruinas? No sé si sería mejor dejarlas como están, tengo entendido que son una especie de lugar sagrado... Si es que existen realmente..."

Miró alternativamente a las dos mujeres. De alguna manera, Miyuki le hacía sentirse inquieto. Su apariencia, sus modales, su jovialidad... Su intuición le decía que no había maldad dentro de ella, pero no por eso podría ser menos peligrosa. ¿Si no, cómo se las arreglaría para vivir en el bosque?

"Gracias por tu oferta... Dime una cosa, si esta trampa no te pertenece... ¿Quién crees que puede haberla dejado? ¿Qué clase de habitantes tiene este lugar...?" Y además quiso preguntar "¿Cómo te proteges de ellos?", pero se guardó muy bien de hacerlo. Esperaba no tener que descubrirlo.

Ya empezaba a arrepentirse de haberse quedado en el bosque más tiempo del necesario, tenía un dinero que cobrar de manos del alcalde en Daosh, y, maldición... Realmente no le apetecía tener que matar nada aquel día...

Si quería que la tomaran como guia seria mejor que mostrara que seria útil de algún modo, pero, al estar en su forma original no había prestado mucha atención a los habitantes del bosque, tenia una idea general por supuesto, y alguna vez los había visto, solo eso.

- Pues no veo cómo mis vestimentas puedan ser un problema, pero si me esperan unos minutos, podría cambiarme a alguna vestimenta que a la señorita Dulfary le pareciera más correcta - No había ni un mínimo de ironía en su decir, en verdad ofrecía ir a cambiarse. Pero las sutilezas del lenguaje humano a veces se le escapaba.

El sol comenzaba a moverse,y a la vez la kitsune, de modo casi imperceptible, iba rotando, evitando así que éste revelara su secreto, aun no quería decírselos.

- No aconsejaría que fuéramos a las ruinas, nada bueno encontraran allí - solo la había visto de lejos, ni siquiera en forma de zorro se animaba a ir por esos lugares. Por ser en cierto modo un espíritu, era muy sensible a ellos y había muchos en las ruinas.

El caballero de nuevo le hacia preguntas, pero siempre mantenía un brillo de desconfianza en los ojos.

- Este lugar le pertenece al tipo de habitante que no desea ser visitado. No soy de estar cerca de ellos y los he cruzado muy poco, por suerte - Miro a ambos fijamente, pero sin dejar de tener una sonrisa en el rostro, quería ver como tomaban las nuevas, pero siempre tranquila, no se inmiscuiría en los temas humanos en exceso.

Se alistaba a defenderse de su comentario contra la ropa, no lo decía de mala fe, sino todo lo contrario, para que estuviera mas cómoda, no para que fuera correcto, pero cuando se ofreció a cambiarse, suso jos brillaron con el optimismo e siempre y una sonrisa radiante de emoción por asumir que contaba con ella para ir al sitio donde creyó iría sola se dibujó en sus labios.

- En serio?? Buenisimo!! perfecto!! - con mucho entusiasmo tomó la mano del caballero y se puso de pie de un brinco que ponía entre idho que hacia unos minutos se hubiera caido de una altura considerable, pero que por supuesto pasó factura y le sacó una mueca de dolor que prnto pasó a segundo plano al dar palmas con infantil emoción, aunque Lohengrin aun no estaba del todo convensido de ir.

- No se me perdió nada, la verad, ni me interesa irrespetar lo que otros consideran sagrado, pero si debo hacer una inspección precisamente por lo que menciona Miyuki. Yo te creo lo que me dices - dijo girandose a ella, apagando lentamente su sonrisa a medida que ganaba seriedad en lo que decía - pero bien dicen que hay que conocer el pasado para entender el presente - no dijo nada del futuro.

Aun así, le preocupaban un poco las palabras de la muchacha y por estar inmersa en como solventar preguntas no se percató de como se movía eludiendo el sol y aun no veía importante anailzar las sombras de cada quien.

- De acuerdo, toca tener cuidado entonces - miró a uno y luego al otro, esperando su aprobación por larte de Lohen y que Muyiki se cambiara de ropa o que desistiera de eso y simplemente avanzara, en lo que su sonrisa de "vamos a la aventura!!!" volvia a adornar su expresión.

Miyuki podía no saber mucho del mundo de los humanos, se le solían escapar varios detalles en la interacción con ellos, pero sí comprendía varias cosas de los espíritus y sabia perfectamente que muchas veces no era una cuestión de que se sintieran "ofendidos" o que los humanos "profanaran" sus tumbas, simplemente les causaba curiosidad... ¿No pasaba igual con los humanos? Desde tiempos inmemoriales las personas han sentido curiosidad por lo que parece paranormal, y no pueden evitar curiosear por aquí y por allá...

Por algún extraño motivo los seres humanos creían que con los fantasmas era diferente, pero no era así. Ellos tenían su mundo tambien, uno bastante monótono compuesto de energías positivas y negativas, violentas y pasivas. Cuando lograban ver a un humano y a la vez éste verlos a ellos no pueden evitar la curiosidad de ir a ver qué pasa. Así pues, se producían muchos de los encuentros con ellos, pero eso las personas comunes no lo sabían.

- Me encantaría acompañaros y ayudarlos en lo que me sea posible - Dijo Miyuki sonriendo amable, ella entendía todas esas cosas, pero no sabia si seria correcto decírselos, ni si le creerían - Lo que si quiero advertiros es que la pelea no es mi campo, como podrán notar. Los ayudare a encontrar el camino, y a evitar las trampas, pero no puedo hacer mucho mas.

Si la situación la apremiaba podía pelear al menos un poco, lo suficiente como para poder huir. Pero en realidad no le gustaba hacerlo, siempre y cuando pudiera solucionar las cosas desapareciendo, no recurriría a su cuchillo.

- Hay varios lugares abandonados en este lugar, ¿a cual se dirige exactamente, Señorita Dulfary?-

La civilización que vivía en el bosque estaba aquí desde hacia muchísimos años, como suele suceder, habían realizado varias construcciones y las habían ido abandonando a medida que pasaban los años por diferentes motivos, así que no era extraño encontrar ruinas.

Miro lo poco que le dejaban ver los arboles del cielo, aun tendrían luz del día durante varias horas, podrían caminar un trecho antes de tener que acampar.

Profanar? De verdad tenía la imagen de alguin que iba por la vida profanando lugares sagrados o que en otro momento lo fueron?

- Pero yo no voy hacer nada malo... - puso su m ejor expresión de inocencia, bastante convivnete, pero tambien a todas luces engatuzadora - solo quiero ir a ver... ya les dije - por otro lado, hablaba con la verdad.

- Excelente!!! - su animo volvía muy rápido - Entonces contamos contigo - por alguna razón daba por descontado que la kitsune iría con ellos aun antes que ella aceptara.

- No te preocupes por eso Miyuki - sonrió aun mas ampliamente, si es que cabía, y la sonrisa tomó un cariz de burla velada - el señor Lohengrin no dejará que te ocurra nada - asintió varias veces con la cabeza y tomó el sombrero de palma, algo maltratado (muy maltratado) de la mano del caballero. Lo deciá de broma, claro está. Si a Miyuki, una vez declara su falta de pericia en combate, le ocurrñia algo por su culpa, por andar metiendose donde no la llamaron y encima metiendo a otros, ella misma trataría de cuidarla, pero... quería ver como reaccionaba él.

- Bien, iremos a un lugar al que le llaman Narzah - aun pendiente de la reaccion de ellos, solo por confirmar un poco los rumores sobre el lugar y sus canibales, empezó a abrir la marcha hacía el lugar.

F.D.I - Les debía una respuesta, y teniendo un ratito libre, pues...

Después de casi una hora de camino, internándose cada vez más y más en la espesura, todo aquello empezaba a parecerle a Lohengrin una experiencia agradable. Fiel a su costumbre, no hablaba mucho, pero había dado a entender, sin rodeos, que todas sus habilidades estaban a disposición del grupo.

Si bien los tres viajeros caminaban bastante cerca unos de otros, el caballero cerraba la marcha, cubriendo la retaguardia y vigilando atentamente a ambos lados, y hacia arriba, prestando especial atención a las copas de los árboles. De cuando en cuando, alguna de las dos mujeres retrocedía hasta su altura, y entonces intercambiaban algunas impresiones. Lohengrin había visto animales menudos, algún reptil de respetable tamaño, y poco más. Ninguna señal de humanoides en el lugar. Lo cual quería decir, sin duda, que éstos eran especialmente hábiles a la hora de ocultar su rastro.

El grupo tampoco dejaba huellas aparentes. Todos eran capaces de caminar sin dejar señales demasiado evidentes. Esto no le sorprendió en Dulfary, pero le pareció profundamente inquietante en Miyuki, que caminaba con paso vivo, y alegre, yendo y viniendo entre Dulfary y él mismo, pero sin dejar absolutamente ninguna marca en el suelo.

Bien, el viaje parecía de lo más tranquilo y relajado por el momento. Lo que le llevó a pensar en un viejo dicho de su mentor y maestro. "Cuando veas al sol brillar en el cielo, prepárate para la tormenta."

Miyuki no dijo nada al escuchar la declaración de la muchacha, estaba segura de que había escuchado ese nombre hace poco, pero no lograba recordar donde. En cualquier caso, tenia una idea aproximada de en que lugar se encontraba, simplemente irían por el camino menos transitado y con un poco de suerte no pasaría nada.

Se sentía feliz de tener algo para hacer, por lo tanto no se quejaba en lo absoluto, ya fuera que querían ir a Narzah, o al mismísimo cuarto de Googou siempre era mejor que no hacer nada. Hacia ya tiempo que quería tener una aventura, cualquiera fuera, que la sacara de la monotonía y el letargo de existir.

Sus acompañantes parecían especialmente concentrados en el camino, el caballero Lohengrin miraba para todos lados, como si esperara que en cualquier momento llovieran nativos salvajes prestos a masacrarlos. Cualquier persona con un mínimo de sentido común pensaría como él, pero si había de algo de lo cual carecía Miyuki era eso, entre tantas otras cosas.

Por esa misma distracción es que no se fijaba en su caminar, ni se daba cuenta de la extrañeza con que la miraba Lohengrin. Sin advertirlo apenas si se apoyaba en el piso, caminaba feliz mirando algo distraída el camino de vez en vez, su pelo se movía de aquí para allá como siguiendo una tonada imaginaria y jugueteaba con el paraguas que interesantemente no se enganchaba en los arboles, más parecía que estaba dando un paseo que conduciendo a un grupo de aventureros a un templo abandonado. Sin embargo, no equivoco el camino en ningún momento, ni cayeron en trampa alguna mientras caminaban, su olfato la guiaba bien.

- ¿Desean caminar hasta entrada la noche? - Dijo respetuosa la kitsune - Seria importante saber cuándo buscar un buen lugar donde parar, ya que no creo que lleguemos hoy.

Si bien aún tendrían luz durante algunas horas mas, el lugar donde parar a acampar había que buscarlo mientras aun tenían luz. A Miyuki se le ocurrieron algunos lugares respetables para poder pasar la noche, conocía algunas casas semi destruidas que les podrían servir, aunque fuera solo una pared, siempre era mejor que nada, sobre todo cuando no tenias pelo que te cubriera la piel.

- También me gustaría saber más sobre sobre mis acompañantes de viaje - Agregó al comentario una afable sonrisa - Aunque debo admitir que mi primera impresión es más que positiva.