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A paso de tortuga (aveces de caracol)
4 participantes
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Re: A paso de tortuga (aveces de caracol)
El modo de mirarla que tenía ese ser era de las cosas más desagradables que Miyuki había sentido, era como ser un pequeño ratón a merced de un enorme gato hambriento, pero de alguna manera la kitsune se las arregló para mantener la compostura y no temblar, ella era depredadora también, y sabía perfectamente que no había nada que hiciera hervir las sangre más que una presa asustada, era una invitación directa al ataque.
Fue tan solo un pestañeo, menos de un segundo, y el ser con apariencia de tigre estaba detrás suyo, todos los sentidos de la muchacha le gritaban que corriera de allí, su parte de zorro la instigaba a que buscara algún hueco donde esconderse, algún lugar donde ese enorme animal no pudiera entrar. Pero la parte racional de Miyuki le decía que esa clase de cosas no servirían, porque no estaba ante un tigre de verdad.
- Su.. territorio? - Por un segundo el miedo había hecho que olvidara de qué estaban hablando, pero rápidamente lo recordo - Yo...ammm... Es cierto ¿Como pude olvidar algo así? - Se dio la vuelta, no quería que ese ser estuviera a sus espaldas ni un segundo más - No se cómo disculparme de tan terrible equivocación.
¿La disculpaba? No pudo evitar levantar una ceja a modo de interrogación ¿Qué era lo que pretendía?
- Bueno, dígame como puedo desagraviarme, como bien dijo no era mi intención, no sabía yo que este territorio ya estaba tomado - hizo una pequeña reverencia sin sacarle los ojos de encima y agrego - ¿En qué puedo serle útil, Señor…? – Tantas sensaciones extrañas la habían hecho olvidar algo tan básico como el preguntar por su nombre.
Fue tan solo un pestañeo, menos de un segundo, y el ser con apariencia de tigre estaba detrás suyo, todos los sentidos de la muchacha le gritaban que corriera de allí, su parte de zorro la instigaba a que buscara algún hueco donde esconderse, algún lugar donde ese enorme animal no pudiera entrar. Pero la parte racional de Miyuki le decía que esa clase de cosas no servirían, porque no estaba ante un tigre de verdad.
- Su.. territorio? - Por un segundo el miedo había hecho que olvidara de qué estaban hablando, pero rápidamente lo recordo - Yo...ammm... Es cierto ¿Como pude olvidar algo así? - Se dio la vuelta, no quería que ese ser estuviera a sus espaldas ni un segundo más - No se cómo disculparme de tan terrible equivocación.
¿La disculpaba? No pudo evitar levantar una ceja a modo de interrogación ¿Qué era lo que pretendía?
- Bueno, dígame como puedo desagraviarme, como bien dijo no era mi intención, no sabía yo que este territorio ya estaba tomado - hizo una pequeña reverencia sin sacarle los ojos de encima y agrego - ¿En qué puedo serle útil, Señor…? – Tantas sensaciones extrañas la habían hecho olvidar algo tan básico como el preguntar por su nombre.
Miyuki- Cantidad de envíos : 156
Re: A paso de tortuga (aveces de caracol)
Los ojos felinos del tigre se clavaron en los de Miyuki por un momento tan tenso como el silencio que reinó en él. Pero luego sonrió, con amabilidad, se podría decir que con elegante cortesía.
- Ya veo - siseó. Le hizo un ademán a ella para que avanzara hacia el interior de las falsas ruinas, una caminata para conversar. Esperaba que las afiladas uñas que coronaban sus dedos fueran suficiente para evitar el rechazo. Además, la kitsune se veía tan adorable y encantadora que seguro no tenía reparo.
- Si no sabes tú como desagraviarme, cómo lo sabré yo? - preguntó jovial - En qué puedes serme útil...? - repitió meditativo. se detuvo de pronto y chasqueó los dedos peludos de sus garras con una chispa de audacia - Se me ocurre algo. Como has abierto mi apetito, me ayudaras a cazar algo para comer - miró los conejos en sus garras y sonrió - Imaginaras por mi tamaño que no me sacio tan fácilmente - su sonrisa volvía a ser intimidatoria, sus ojos la miraban como alimento.
- Y necesito algo mas que carne - le pasó el brazo por encima del hombro, pero sentiría como si lo hiciera sobre el lomo en su forma animal, con camaradería - Lo que haremos será lo siguiente. Yo tengo un grupo de... personas[/i] que me rinden culto. No quiero parecer pretencioso ni petulante, pero una de las formas en que me veneran es alimentándome a través de sus ofrendas - su voz seguía siendo un ronroneo - las cuales hacen cuando han cazado ellos, así... yo me quedaré con uno de tus conejos, no quiero que tú pases hambre y ellos, gracias a tu ayuda me darán mi sustento espiritual a través de su propia cena - sonrió aguardando, alimentándose de su reacción.
- Los ayudarás a cazar, entregándoles a los humanos que acampan contigo para su cena y yo, te dejaré ir después. Eso es lo harás - en su última frase, fue enfático
FDI: Por esta vez, necesito que Miyuki responda primero para poder continuar
- Ya veo - siseó. Le hizo un ademán a ella para que avanzara hacia el interior de las falsas ruinas, una caminata para conversar. Esperaba que las afiladas uñas que coronaban sus dedos fueran suficiente para evitar el rechazo. Además, la kitsune se veía tan adorable y encantadora que seguro no tenía reparo.
- Si no sabes tú como desagraviarme, cómo lo sabré yo? - preguntó jovial - En qué puedes serme útil...? - repitió meditativo. se detuvo de pronto y chasqueó los dedos peludos de sus garras con una chispa de audacia - Se me ocurre algo. Como has abierto mi apetito, me ayudaras a cazar algo para comer - miró los conejos en sus garras y sonrió - Imaginaras por mi tamaño que no me sacio tan fácilmente - su sonrisa volvía a ser intimidatoria, sus ojos la miraban como alimento.
- Y necesito algo mas que carne - le pasó el brazo por encima del hombro, pero sentiría como si lo hiciera sobre el lomo en su forma animal, con camaradería - Lo que haremos será lo siguiente. Yo tengo un grupo de... personas[/i] que me rinden culto. No quiero parecer pretencioso ni petulante, pero una de las formas en que me veneran es alimentándome a través de sus ofrendas - su voz seguía siendo un ronroneo - las cuales hacen cuando han cazado ellos, así... yo me quedaré con uno de tus conejos, no quiero que tú pases hambre y ellos, gracias a tu ayuda me darán mi sustento espiritual a través de su propia cena - sonrió aguardando, alimentándose de su reacción.
- Los ayudarás a cazar, entregándoles a los humanos que acampan contigo para su cena y yo, te dejaré ir después. Eso es lo harás - en su última frase, fue enfático
FDI: Por esta vez, necesito que Miyuki responda primero para poder continuar
Dulfary- Cantidad de envíos : 1481
Re: A paso de tortuga (aveces de caracol)
Pues de momento no tengo mucho que añadir a lo dicho, así que pueden considerar mi turno ya terminado... Ya saben, Lohengrin y Dul charlan amigablemente...
Turno de Miyuki !!!
Turno de Miyuki !!!
Lohengrin- Cantidad de envíos : 1179
Re: A paso de tortuga (aveces de caracol)
Estaba paralizada, pero los intentos que hacia por calmar su corazón no rendían frutos, parecía que iba a salir de su cuerpo en cualquier momento, odiaba la pelea, temía ser lastimada, la simple idea de sentir dolor la hacia temblar. Se dejo llevar por el extraño tigre mirando del modo más disimulado que pudo las garras, " grandes y afiladas garras", pensó.
Cada palabra que decía le sonaba a teatro, no podía imaginarse en qué podía serle útil, no había nada que ella pudiera hacer y él no. Escucho callada pero con fingida amabilidad las explicaciones de su…¿Anfitrión? Pero en toda su ingenuidad no se imaginaba para donde podía llevar esa charla.
-Oh, claro, imagino, si me permite decirlo, que es de buen comer – Dijo sonriendo con toda la dulzura de la que era capas – Como notara, yo soy pequeña, tan solo con dos conejos me basta, pero estaría encantada en ayudarlo.
Hasta ese momento imaginaba Miyuki que tal vez se había encontrado con uno de esos espíritus de los bosques especialmente perezosos, quizás no tenía ganas de cazar su propia comida, ella podía hacer eso, no era su costumbre ir por animales grandes, pero de algún modo se las arreglaría.
Un escalofrió le recorrió el cuerpo cuando sintió su brazo pasar casi con cariño por encima de su hombro, la explicación continuaba, y al mismo tiempo se volvía más extraña, si ya tenía gente que cazara por él ¿Para qué la necesitaba? Todo lo dicho le recordó por momentos a su aldea, a las ofrendas de frutas y carne que le daban sus propios seguidores, pero su sustento espiritual eran sus rezos, o sus muestras de cariño ¿Qué tanto más podía necesitar?
Cuando por fin el tigre termino de decirle su gran idea la kitsune tuvo que utilizar toda su fuerza de voluntad y sus artes en la ilusión para evitar el reflejar su espanto. Traicionar a la señorita Dulfary y al Señor Lohengrin era algo imposible, no estaba bien, ellos habían sido amables con ella, parecían buenas personas. Pero el rechazar la propuesta solo tenía un final posible, y era el que la matara sin mas en ese instante.
-De… De acuerdo, lo haré – Dijo sonriendo como si estuvieran hablando de ir de picnic al campo – Solo dígame donde están sus cazadores, de seguro deben ser todos unos expertos, ojalá sea así porque no son presas fáciles las que se propuso – Sus colas delataban su nerviosismo, pero confiaba en que su ilusión con forma humana las cubriría - ¿Esta seguro que no prefiere algo más fácil de cazar? – Pregunto con algo de ilusión, con la esperanza de que se retractara.
Cada palabra que decía le sonaba a teatro, no podía imaginarse en qué podía serle útil, no había nada que ella pudiera hacer y él no. Escucho callada pero con fingida amabilidad las explicaciones de su…¿Anfitrión? Pero en toda su ingenuidad no se imaginaba para donde podía llevar esa charla.
-Oh, claro, imagino, si me permite decirlo, que es de buen comer – Dijo sonriendo con toda la dulzura de la que era capas – Como notara, yo soy pequeña, tan solo con dos conejos me basta, pero estaría encantada en ayudarlo.
Hasta ese momento imaginaba Miyuki que tal vez se había encontrado con uno de esos espíritus de los bosques especialmente perezosos, quizás no tenía ganas de cazar su propia comida, ella podía hacer eso, no era su costumbre ir por animales grandes, pero de algún modo se las arreglaría.
Un escalofrió le recorrió el cuerpo cuando sintió su brazo pasar casi con cariño por encima de su hombro, la explicación continuaba, y al mismo tiempo se volvía más extraña, si ya tenía gente que cazara por él ¿Para qué la necesitaba? Todo lo dicho le recordó por momentos a su aldea, a las ofrendas de frutas y carne que le daban sus propios seguidores, pero su sustento espiritual eran sus rezos, o sus muestras de cariño ¿Qué tanto más podía necesitar?
Cuando por fin el tigre termino de decirle su gran idea la kitsune tuvo que utilizar toda su fuerza de voluntad y sus artes en la ilusión para evitar el reflejar su espanto. Traicionar a la señorita Dulfary y al Señor Lohengrin era algo imposible, no estaba bien, ellos habían sido amables con ella, parecían buenas personas. Pero el rechazar la propuesta solo tenía un final posible, y era el que la matara sin mas en ese instante.
-De… De acuerdo, lo haré – Dijo sonriendo como si estuvieran hablando de ir de picnic al campo – Solo dígame donde están sus cazadores, de seguro deben ser todos unos expertos, ojalá sea así porque no son presas fáciles las que se propuso – Sus colas delataban su nerviosismo, pero confiaba en que su ilusión con forma humana las cubriría - ¿Esta seguro que no prefiere algo más fácil de cazar? – Pregunto con algo de ilusión, con la esperanza de que se retractara.
Miyuki- Cantidad de envíos : 156
Re: A paso de tortuga (aveces de caracol)
Dul estaba más que conmovida por las palabras de Lohengrin. Veía la bondad en su corazón, no solo lo creía, el don de sus ojos se lo permitía ver. Era la clase de frases que siempre había querido escuchar, aun entre su gente. Le faltó muy poco para que sus ojos se humedecieran y aun menos para ceder al impulso de abrazarlo.
Pero mantuvo la compostura.
Desde que había salido de casa, había conocido a muchas personas, a varias de ellas había llegado a quererlas mucho, pero a ninguna otra le había ofrecido tan formalmente esa parte de su ser que la hacía ser quien era. Por eso la reacción de su sombra.
- Que el Viento y la Sombra te protejan siempre, Lohengrin. -
Los grandes acuerdos, entre los suyos, no se sellaban con sangre… se sellaban con algo mas duradero que ésta, con algo que se prolongaba aun más allá de los latidos del corazón. Su sombra tocó la de Lohengrin. Ella, Dulfary, sintió el escalofrío del roce, lo sentía conforme sus palabras de pacto se iban dando, pero no sabía si él también lo sentiría, como una sombra, inerte y muy viva a la vez, se enlazaba con la otra.
- Cuenta tú con mi Sombra y la bendición del Viento -
Él ponía su espada a su servicio, ella sus dones, su sombra y su viento… casi era entregarle la vida al otro y comprometerse a mantenerla ardiendo. Al menos, así era para la niña.
A la conmoción, le siguió un mareo, se sintió débil y tembló ligeramente.
- Empieza a hacer frío, no? – cambio radical de tema. No lo diría, no diría que era por su sombra, pero en el momento de sonreír, su semblante se puso serio.
Lohengrin tuvo que notarlo cuando la kazekage se sintió mareada y no le prestó atención. El bosque, la selva que rodeaba las ruinas, había quedado en un profundo silencio y el viento, que había estado corriendo de aquí para allá, se detuvo.
* * *
El tigre guardó silencio. Su aceptación había sido demasiado rápida. Aun para ser un ser mezquino. Sonrió de nuevo. Su miedo, sus dudas, era tan deliciosas como el festin que se daría a continuación.
- Algo más fácil? No, son las presas así de selectas las que más me alimentan, cuanto más se resistan al final, mejor será para mi. Pero eso es al final, cuando ya no haya nada que hacer, antes tú nos vas a ayudar - su sonrisa se hizo terrible - Podría, tal vez compartir contigo un poco del fervor de los cazadores... si lo haces bien - la mano en el hombro de Miyuki, se deslizó por su espalda, pero no la ilusión humana, si no el lomo del zorro y continuó hasta llegar a la punta de una de sus colas.
- Sin trucos, hermosa. Cuando tu tenías tu primera cola, yo ya me había hecho anciano. Entregamelos, ayúdale a los cazadores y seguirás sin saber lo que es el dolor. Juegame sucio, ayúdale a ellos y tu y yo tendremos una cita que bien podría durar tus próximas tres colas -
La soltó y dio un paso a un lado
- Elige tú cómo hacerlo, mis fieles sabrán reconocerte y esperarán tu apoyo - como el gato de chesire, solo sus bigotes quedaron en el aire, y las ruinas en las que montaban el campamento Dulfary y Lohengrin, estaba justo frente a Miyuki, a escasos metros.
FDI: retomamos el orden común de posteo
Pero mantuvo la compostura.
Desde que había salido de casa, había conocido a muchas personas, a varias de ellas había llegado a quererlas mucho, pero a ninguna otra le había ofrecido tan formalmente esa parte de su ser que la hacía ser quien era. Por eso la reacción de su sombra.
- Que el Viento y la Sombra te protejan siempre, Lohengrin. -
Los grandes acuerdos, entre los suyos, no se sellaban con sangre… se sellaban con algo mas duradero que ésta, con algo que se prolongaba aun más allá de los latidos del corazón. Su sombra tocó la de Lohengrin. Ella, Dulfary, sintió el escalofrío del roce, lo sentía conforme sus palabras de pacto se iban dando, pero no sabía si él también lo sentiría, como una sombra, inerte y muy viva a la vez, se enlazaba con la otra.
- Cuenta tú con mi Sombra y la bendición del Viento -
Él ponía su espada a su servicio, ella sus dones, su sombra y su viento… casi era entregarle la vida al otro y comprometerse a mantenerla ardiendo. Al menos, así era para la niña.
A la conmoción, le siguió un mareo, se sintió débil y tembló ligeramente.
- Empieza a hacer frío, no? – cambio radical de tema. No lo diría, no diría que era por su sombra, pero en el momento de sonreír, su semblante se puso serio.
Lohengrin tuvo que notarlo cuando la kazekage se sintió mareada y no le prestó atención. El bosque, la selva que rodeaba las ruinas, había quedado en un profundo silencio y el viento, que había estado corriendo de aquí para allá, se detuvo.
* * *
El tigre guardó silencio. Su aceptación había sido demasiado rápida. Aun para ser un ser mezquino. Sonrió de nuevo. Su miedo, sus dudas, era tan deliciosas como el festin que se daría a continuación.
- Algo más fácil? No, son las presas así de selectas las que más me alimentan, cuanto más se resistan al final, mejor será para mi. Pero eso es al final, cuando ya no haya nada que hacer, antes tú nos vas a ayudar - su sonrisa se hizo terrible - Podría, tal vez compartir contigo un poco del fervor de los cazadores... si lo haces bien - la mano en el hombro de Miyuki, se deslizó por su espalda, pero no la ilusión humana, si no el lomo del zorro y continuó hasta llegar a la punta de una de sus colas.
- Sin trucos, hermosa. Cuando tu tenías tu primera cola, yo ya me había hecho anciano. Entregamelos, ayúdale a los cazadores y seguirás sin saber lo que es el dolor. Juegame sucio, ayúdale a ellos y tu y yo tendremos una cita que bien podría durar tus próximas tres colas -
La soltó y dio un paso a un lado
- Elige tú cómo hacerlo, mis fieles sabrán reconocerte y esperarán tu apoyo - como el gato de chesire, solo sus bigotes quedaron en el aire, y las ruinas en las que montaban el campamento Dulfary y Lohengrin, estaba justo frente a Miyuki, a escasos metros.
FDI: retomamos el orden común de posteo
Dulfary- Cantidad de envíos : 1481
Re: A paso de tortuga (aveces de caracol)
"Si hay alguna vida que deba ser protegida a cualquier precio, esa es la tuya. Cuenta con mi espada (TM)"
Dulfary se quedó callada. Y al principio no supo qué decir. En ese momento el viento volvió a retorcerse a los pies de la kazekage, y a agitar las llamas de la hoguera. Y las sombras de ambos, bailando junto a las llamas, parecieron juntarse duante un momento.
"Cuenta tú con mi Sombra y la bendición del Viento"
Aunque por un momento se habían unido las sombras de ambos, Lohengrin no se había sentido diferente. Simplemente él había ofrecido su espada, y su vida, en caso de ser necesaria. No necesitaba hacer ninguna clase de juramento formal. Simplemente había empeñado su palabra. Presentía que aquella diminuta joven habría de cumplir un rol determinante en los acontecimientos venideros, y que la Dama le había llevado hasta ella. Tal vez esa era la Misión que había estado esperando desde que dejara la Orden. Lohengrin protegería a Dulfary hasta su último aliento. Se avecinaba una gran Guerra, y si bien quizá no lograrían pararla, al menos debian paliar sus consecuencias. Y como algo más personal, Lohengrin estaba determinado a extirpar la maldad que se había instalado en la Orden de la Dama. Aunque un pequeño remolino de aire se había formado a sus pies, no le prestó ninguna atención.
"Si, empieza a hacer frío", dijo el caballero. "Sigo creyendo que no es del todo prudente hacer fuego, pero necesitaremos cocinar lo que quiera que traiga Miyuki. Luego quizá debamos apagarlo, para no atraer a nadie al campamento. Siéntate un rato cerca de la hoguera, parece que necesitas descansar un poco. Toma una manzana, te sentará bien." Sacó una fruta de la bolsa de provisiones y se la tendió.
Mientras Dulfary terminaba de avivar el fuego, Lohengrin se despojó poco a poco de la venda que tapaba su mano herida. Presentaba un feo corte a lo largo de la palma. "Ahora que te he contado quién soy, no tiene sentido que siga ocultando ciertas cosas." Elevó los ojos al cielo, y musitó una breve plegaria, mientras pasaba las yemas de sus dedos sobre el corte, que comenzó a cerrarse. Pasados unos minutos, éste había desaparecido, y su mano parecía estar tan sana como si nunca hubiera tenido una herida.
"Esto se llama "El Beso de la Dama", y no es nada frecuente entre los miembros de la Orden. Sólo unos pocos resultan bendecidos de esta manera. Puedo curar heridas mías o de otros, eliminar algunas enfermedades, e incluso dañar a cierto tipo de criaturas. Digamos que si tu eres la Sombra, yo soy la Luz." Lohengrin sonrió, divertido por la situación. "Apenas estoy empezando a comprender el Beso de la Dama, pero desde que dejé la Orden, lo siento con más fuerza. Es un poder dificil de controlar, pero... se cuentan historias. Algunos aseguran que vieron a Devan, mi maestro, crear la luz del día en plena noche. Ojalá la Dama me considere digno de merecer este don."
Lohengrin permaneció callado durante unos minutos. Escuchaba a Dulfary, hasta que Miyuki regresó al campamento con un par de conejos que había cazado. Lohengrin se puso en pie y se acercó a ella. "Bienvenida. Parece que has tenido suerte con la caza. Los cocinaremos ahora mismo, y reservaremos las provisiones secas para momentos de mayor necesidad. Has tenido algún problema en la jungla? Todo ha salido bien, Miyuki? Pareces preocupada..."
FDI: Qué épico y bonito nos está quedando este hilo... La gente va a llorar en el cine cuando lo vean... Nos van a llover los premios de la Academia de Cine !!!
- Spoiler:
Este momentazo se merece una banda sonora. Denle aquí, y sigan leyendo...
Dulfary se quedó callada. Y al principio no supo qué decir. En ese momento el viento volvió a retorcerse a los pies de la kazekage, y a agitar las llamas de la hoguera. Y las sombras de ambos, bailando junto a las llamas, parecieron juntarse duante un momento.
"Cuenta tú con mi Sombra y la bendición del Viento"
Aunque por un momento se habían unido las sombras de ambos, Lohengrin no se había sentido diferente. Simplemente él había ofrecido su espada, y su vida, en caso de ser necesaria. No necesitaba hacer ninguna clase de juramento formal. Simplemente había empeñado su palabra. Presentía que aquella diminuta joven habría de cumplir un rol determinante en los acontecimientos venideros, y que la Dama le había llevado hasta ella. Tal vez esa era la Misión que había estado esperando desde que dejara la Orden. Lohengrin protegería a Dulfary hasta su último aliento. Se avecinaba una gran Guerra, y si bien quizá no lograrían pararla, al menos debian paliar sus consecuencias. Y como algo más personal, Lohengrin estaba determinado a extirpar la maldad que se había instalado en la Orden de la Dama. Aunque un pequeño remolino de aire se había formado a sus pies, no le prestó ninguna atención.
"Si, empieza a hacer frío", dijo el caballero. "Sigo creyendo que no es del todo prudente hacer fuego, pero necesitaremos cocinar lo que quiera que traiga Miyuki. Luego quizá debamos apagarlo, para no atraer a nadie al campamento. Siéntate un rato cerca de la hoguera, parece que necesitas descansar un poco. Toma una manzana, te sentará bien." Sacó una fruta de la bolsa de provisiones y se la tendió.
Mientras Dulfary terminaba de avivar el fuego, Lohengrin se despojó poco a poco de la venda que tapaba su mano herida. Presentaba un feo corte a lo largo de la palma. "Ahora que te he contado quién soy, no tiene sentido que siga ocultando ciertas cosas." Elevó los ojos al cielo, y musitó una breve plegaria, mientras pasaba las yemas de sus dedos sobre el corte, que comenzó a cerrarse. Pasados unos minutos, éste había desaparecido, y su mano parecía estar tan sana como si nunca hubiera tenido una herida.
"Esto se llama "El Beso de la Dama", y no es nada frecuente entre los miembros de la Orden. Sólo unos pocos resultan bendecidos de esta manera. Puedo curar heridas mías o de otros, eliminar algunas enfermedades, e incluso dañar a cierto tipo de criaturas. Digamos que si tu eres la Sombra, yo soy la Luz." Lohengrin sonrió, divertido por la situación. "Apenas estoy empezando a comprender el Beso de la Dama, pero desde que dejé la Orden, lo siento con más fuerza. Es un poder dificil de controlar, pero... se cuentan historias. Algunos aseguran que vieron a Devan, mi maestro, crear la luz del día en plena noche. Ojalá la Dama me considere digno de merecer este don."
Lohengrin permaneció callado durante unos minutos. Escuchaba a Dulfary, hasta que Miyuki regresó al campamento con un par de conejos que había cazado. Lohengrin se puso en pie y se acercó a ella. "Bienvenida. Parece que has tenido suerte con la caza. Los cocinaremos ahora mismo, y reservaremos las provisiones secas para momentos de mayor necesidad. Has tenido algún problema en la jungla? Todo ha salido bien, Miyuki? Pareces preocupada..."
FDI: Qué épico y bonito nos está quedando este hilo... La gente va a llorar en el cine cuando lo vean... Nos van a llover los premios de la Academia de Cine !!!
Lohengrin- Cantidad de envíos : 1179
Re: A paso de tortuga (aveces de caracol)
Que ser tan desagradable, aunque educado, de eso no quedaba duda y hubiese disfrutado de tener largas charlas con él si no hubiese sido en esas circunstancias. Lo que en general sería una agradable caricia se volvió una escalofriante sensación de amenaza, tuvo el impulso de quitarle sus lindas colas de la mano de mala manera, pero no estaba en posición de hacerse la rebelde.
- ¿Trucos? Por supuesto que no, ni se me ocurriría – Dijo poniendo un gesto supuestamente ofendido, pero terriblemente adorable a la vez – No habrá problemas – La referencia a sus colas la ponían nerviosa, no le gustaba que alguien supiera tanto de ella, menos alguien así ¿Qué clase de ser era? No había escuchado nunca a sus padres hablar de criaturas que fueran más antiguos que los kitsune, tal vez su juicio era ofuscado por la grandiosidad del mito sobre su propia especie.
No se había equivocado de dirección después de todo, dijo algo... ¿Melancólica? Eso sería lo más cercano en términos humanos “Ojalá me hubiese confundido, y perdido en el bosque, no estaría en este dilema”, pensaba Miyuki. No quería traicionarlos, pero tampoco quería sufrir a manos de esa educada bestia.
Dio unos pocos pasos inseguros, luego suspiro, y recompuso su imagen que había comenzado a verse más borrosa producto de su desconcentración, si no se ponía sería arruinaría todo para el grupo entero, no solo para ella misma. Entró al claro con una sonrisa y los conejos que después de todo le había quedado en la mano, aunque para ese momento el hambre había desaparecido.
- Perdonen mi tardanza, pero resultaron ser más rápidos de lo que esperaba – Dijo sonriendo y levantando su trofeo de casería – Con esto... ¿Será suficiente?
Sus colas se agitaban con violencia, usaba todo su esfuerzo para controlarse, para no decirles todo lo que sucedía a los gritos y salir corriendo de ahí. Quizás no fuera visible su nerviosismo animal, pero al parecer ni todos sus poderes podían lograr que disimulara su inquietud humana, aun así, tenía que hacer un esfuerzo y pensar en algo.
- No, no pasa nada, solo me canse por correr tanto – Dijo mientras apoyaba los conejos cerca de donde se estaba preparando la comida – Le agradezco que se preocupe por mi persona – Dijo mientras hacia una reverencia y sonreía nuevamente.
Se acerco a lo que alguna vez había sido una pared, hoy era solo algunas piedras apiladas, y se sentó para esperar la comida, distraída en sus pensamientos, si Dulfary Y Lohengrin estaban hablando no los escuchaba, ensimismada en sus ideas.
- ¿Cuánto falta para que terminen con lo que tienen que hacer aquí? – Pregunto Miyuki algo distraída aun, era notorio que estaba pensando en otra cosa, ya que se había olvidado de preguntar con los modales usuales.
El viento, al contrario que a sus compañeros, le traía una mala impresión, una sensación de estar siendo vigilada, la corazonada de que los hechos que iban a acontecer no traerían nada bueno. Tragó saliva y miro por arriba de su hombro, luego prefirió enfocar si mirada al piso, sentía como si por el simple hecho de estar presente en ese lugar ya los estuviera traicionando.
- ¿Trucos? Por supuesto que no, ni se me ocurriría – Dijo poniendo un gesto supuestamente ofendido, pero terriblemente adorable a la vez – No habrá problemas – La referencia a sus colas la ponían nerviosa, no le gustaba que alguien supiera tanto de ella, menos alguien así ¿Qué clase de ser era? No había escuchado nunca a sus padres hablar de criaturas que fueran más antiguos que los kitsune, tal vez su juicio era ofuscado por la grandiosidad del mito sobre su propia especie.
No se había equivocado de dirección después de todo, dijo algo... ¿Melancólica? Eso sería lo más cercano en términos humanos “Ojalá me hubiese confundido, y perdido en el bosque, no estaría en este dilema”, pensaba Miyuki. No quería traicionarlos, pero tampoco quería sufrir a manos de esa educada bestia.
Dio unos pocos pasos inseguros, luego suspiro, y recompuso su imagen que había comenzado a verse más borrosa producto de su desconcentración, si no se ponía sería arruinaría todo para el grupo entero, no solo para ella misma. Entró al claro con una sonrisa y los conejos que después de todo le había quedado en la mano, aunque para ese momento el hambre había desaparecido.
- Perdonen mi tardanza, pero resultaron ser más rápidos de lo que esperaba – Dijo sonriendo y levantando su trofeo de casería – Con esto... ¿Será suficiente?
Sus colas se agitaban con violencia, usaba todo su esfuerzo para controlarse, para no decirles todo lo que sucedía a los gritos y salir corriendo de ahí. Quizás no fuera visible su nerviosismo animal, pero al parecer ni todos sus poderes podían lograr que disimulara su inquietud humana, aun así, tenía que hacer un esfuerzo y pensar en algo.
- No, no pasa nada, solo me canse por correr tanto – Dijo mientras apoyaba los conejos cerca de donde se estaba preparando la comida – Le agradezco que se preocupe por mi persona – Dijo mientras hacia una reverencia y sonreía nuevamente.
Se acerco a lo que alguna vez había sido una pared, hoy era solo algunas piedras apiladas, y se sentó para esperar la comida, distraída en sus pensamientos, si Dulfary Y Lohengrin estaban hablando no los escuchaba, ensimismada en sus ideas.
- ¿Cuánto falta para que terminen con lo que tienen que hacer aquí? – Pregunto Miyuki algo distraída aun, era notorio que estaba pensando en otra cosa, ya que se había olvidado de preguntar con los modales usuales.
El viento, al contrario que a sus compañeros, le traía una mala impresión, una sensación de estar siendo vigilada, la corazonada de que los hechos que iban a acontecer no traerían nada bueno. Tragó saliva y miro por arriba de su hombro, luego prefirió enfocar si mirada al piso, sentía como si por el simple hecho de estar presente en ese lugar ya los estuviera traicionando.
Miyuki- Cantidad de envíos : 156
Re: A paso de tortuga (aveces de caracol)
La joven parecía impresionada. Lo veía curarse, con el don de la Luz que seguramente le había dado su Señora. Lo observaba con un reverencial silencio, como siempre había hecho al observar ese tipo de manifestaciones.
Estuvo realmente tentada a decirle la verdad, que su sombra la odiaba y que la afinidad que sentía hacia luz solo abría un poco la brecha infranueable que existía entre las dos. Así guardó silencio. Hasta el señor Lohengin, que mas bien pco sabía de ella, estaba al tanto que tendría que ser la Sombra y no ese incomodo punto intermedio. Esta vez no fue su sombra la que se tensó, su corazón y con él, se hizo un nudo en la garganta.
Aun así, sonrió ante su expectativa de ser merecedor de más dones de la Dama.
- El ser un faro en medio de la noche... - su minusculo instante de inspiración se cortó con la llegada de Miyuki. Perdió la idea y luego no supo como terminar la frase, sonrojandose por esto - No te preocupes!! es más que suficiente, con eso podremos hacer la cena y hasta guardar un poco para el desayuno - dijo totalmente animada, una noche de campamento bastante alejada a la realidad que se cernía sobre ellos.
- segura que estas bien? - preguntó notoriamente preocupada - No hagas tan lejos, puede ser peligroso - le extendió la mano para que se acercara. La tarea de desollar a los conejos se la dejó al caballero, ella guisaría, pero tanto como desollarlos.... no.
Los sonidos en la jungla se reanimaban, pajaros distantes, algun predador siguiendo a su presa, insectos aquí y allá... sonidos pidiendo señales a Miyuki para proceder, sonidos interrumpidos de forma un tanto grosera por el rugido del estomago de Duldafy cuando el olor de los conejos en su guiso se hizo notar.
- Jeje, perdón. La cena, está lista - dijo triunfal, repatiendo los platos. El conejo había quedado en su punto, tres cuartos si hubiese sido asado. Solo le fataba el té. - Miyuki, tienes que reponer tus fuerzas, si te cansaste así con una carreita.... - le restaba hierro al asunto, buscando distraer su atención de aquello que le preocupaba - Señor Lohengrin, su cena. Yo epero llegar a las ruinas mañana, revisarlas rápidamente y regresar, no le pongo más que un par de días, sino nos salen mas arañas horribles, claro esta - con el habre que tenía, por fin guardó un poco de silencio para devorar su plato.
Alrededor de la ruina, del campamento, todo era quietud... una perturbadora clama.
Estuvo realmente tentada a decirle la verdad, que su sombra la odiaba y que la afinidad que sentía hacia luz solo abría un poco la brecha infranueable que existía entre las dos. Así guardó silencio. Hasta el señor Lohengin, que mas bien pco sabía de ella, estaba al tanto que tendría que ser la Sombra y no ese incomodo punto intermedio. Esta vez no fue su sombra la que se tensó, su corazón y con él, se hizo un nudo en la garganta.
Aun así, sonrió ante su expectativa de ser merecedor de más dones de la Dama.
- El ser un faro en medio de la noche... - su minusculo instante de inspiración se cortó con la llegada de Miyuki. Perdió la idea y luego no supo como terminar la frase, sonrojandose por esto - No te preocupes!! es más que suficiente, con eso podremos hacer la cena y hasta guardar un poco para el desayuno - dijo totalmente animada, una noche de campamento bastante alejada a la realidad que se cernía sobre ellos.
- segura que estas bien? - preguntó notoriamente preocupada - No hagas tan lejos, puede ser peligroso - le extendió la mano para que se acercara. La tarea de desollar a los conejos se la dejó al caballero, ella guisaría, pero tanto como desollarlos.... no.
Los sonidos en la jungla se reanimaban, pajaros distantes, algun predador siguiendo a su presa, insectos aquí y allá... sonidos pidiendo señales a Miyuki para proceder, sonidos interrumpidos de forma un tanto grosera por el rugido del estomago de Duldafy cuando el olor de los conejos en su guiso se hizo notar.
- Jeje, perdón. La cena, está lista - dijo triunfal, repatiendo los platos. El conejo había quedado en su punto, tres cuartos si hubiese sido asado. Solo le fataba el té. - Miyuki, tienes que reponer tus fuerzas, si te cansaste así con una carreita.... - le restaba hierro al asunto, buscando distraer su atención de aquello que le preocupaba - Señor Lohengrin, su cena. Yo epero llegar a las ruinas mañana, revisarlas rápidamente y regresar, no le pongo más que un par de días, sino nos salen mas arañas horribles, claro esta - con el habre que tenía, por fin guardó un poco de silencio para devorar su plato.
Alrededor de la ruina, del campamento, todo era quietud... una perturbadora clama.
Dulfary- Cantidad de envíos : 1481
Re: A paso de tortuga (aveces de caracol)
El caballero tomó los conejos del suelo y los examinó brevemente. Lo más sencillo sería quitarles la piel, extraer la carne, y cortarla en pequeños pedazos para que Dulfary la cocinara en el pequeño hogar que habían encendido dentro del refugio. Quizá sería prudente apagar después el fuego, pues la noche no era demasiado fría. Además, no había nubes, y las estrellas podían verse a la perfección. Se quedó un momento ensimismado, mirando las formas que dibujaban las estrellas, y buscó con los ojos la Espada de la Dama para dirigirle una silenciosa oración.
"Qué raro, falta la cabeza del Águila..." dijo en voz alta... Pero en aquel momento tenía otras preocupaciones más terrenales, comer y dormir. Volvió su atención hacia los dos conejos, y algo raro llamó su atención. No obstante, sacó su cuchillo de caza, los desolló, los cortó, y fue hacia Dulfary para entregarle la carne.
"Dul... Estos animales tenían el espinazo partido por la mitad, y la piel agujereada y con marcas de dientes. Y ambos hemos visto más cosas durante la batalla con las arañas... Creo que lo mejor será que seas tu quien hable con ella... ¿No tendrás nada de plata encima, verdad?", susurró mientras miraba de reojo a Miyuki.
Mientras Dul terminaba de cocinar los conejos, Lohengrin preguntó una o dos cosas a Miyuki sobre su incursión en el bosque. Después, agradeció efusivamente el esfuerzo de Dulfary para cocinar, y elogió también las habilidades de caza de su otra compañera. Después, comió en silencio y rápidamente, casi sin hablar. Y al final se dirigió de nuevo a sus compañeras.
"Necesito dormir al menos tres horas, o de lo contrario mañana no seré capaz ni de levantar el brazo de la espada. Despertadme dentro de ese tiempo, y podréis dormir todo lo que quede de noche, de acuerdo? Yo no necesito más que eso para mantenerme en buena forma, así que podré hacer las dos últimas guardias. Y si ocurre algo malo, gritad fuerte... tengo el sueño algo pesado..." Lohengrin sonrió.
Aquello era en gran parte cierto. Si bien podría utilzar el Beso de la Dama para eliminar la fatiga de su cuerpo* , no había nada que pudiera reemplazar unas horas de sueño verdadero. Y de ese modo, Dulfary y Miyuki se quedarían un momento a solas.
Dicho todo esto, Lohengrin se despidió por un rato de sus acompañantes, y se dirigió hacia el refugio, dejándose caer pesadamente, aunque con sus armas a mano. Pronto se quedó dormido.
*Restablecimiento Menor, conjuro de paladín de nv 1, pg 285 del Manual del Jugador de D&D 3.5... Parece mentira que no me conozcan uds...
"Qué raro, falta la cabeza del Águila..." dijo en voz alta... Pero en aquel momento tenía otras preocupaciones más terrenales, comer y dormir. Volvió su atención hacia los dos conejos, y algo raro llamó su atención. No obstante, sacó su cuchillo de caza, los desolló, los cortó, y fue hacia Dulfary para entregarle la carne.
"Dul... Estos animales tenían el espinazo partido por la mitad, y la piel agujereada y con marcas de dientes. Y ambos hemos visto más cosas durante la batalla con las arañas... Creo que lo mejor será que seas tu quien hable con ella... ¿No tendrás nada de plata encima, verdad?", susurró mientras miraba de reojo a Miyuki.
Mientras Dul terminaba de cocinar los conejos, Lohengrin preguntó una o dos cosas a Miyuki sobre su incursión en el bosque. Después, agradeció efusivamente el esfuerzo de Dulfary para cocinar, y elogió también las habilidades de caza de su otra compañera. Después, comió en silencio y rápidamente, casi sin hablar. Y al final se dirigió de nuevo a sus compañeras.
"Necesito dormir al menos tres horas, o de lo contrario mañana no seré capaz ni de levantar el brazo de la espada. Despertadme dentro de ese tiempo, y podréis dormir todo lo que quede de noche, de acuerdo? Yo no necesito más que eso para mantenerme en buena forma, así que podré hacer las dos últimas guardias. Y si ocurre algo malo, gritad fuerte... tengo el sueño algo pesado..." Lohengrin sonrió.
Aquello era en gran parte cierto. Si bien podría utilzar el Beso de la Dama para eliminar la fatiga de su cuerpo* , no había nada que pudiera reemplazar unas horas de sueño verdadero. Y de ese modo, Dulfary y Miyuki se quedarían un momento a solas.
Dicho todo esto, Lohengrin se despidió por un rato de sus acompañantes, y se dirigió hacia el refugio, dejándose caer pesadamente, aunque con sus armas a mano. Pronto se quedó dormido.
*Restablecimiento Menor, conjuro de paladín de nv 1, pg 285 del Manual del Jugador de D&D 3.5... Parece mentira que no me conozcan uds...
Lohengrin- Cantidad de envíos : 1179
Re: A paso de tortuga (aveces de caracol)
Aun con todo el hambre que tenía, la kitsune no podía ni pensar en probar un bocado, no estaba bien lo que estaba haciendo, y todos sus sentidos se lo decían. Que la señorita Dulfary se preocupara por su bien estar no ayudaba a su conciencia, mientras escuchaba las señales para actuar a su al redor, hacia lo posible por ignorarlos.
- No, arañas no van a salir – Comento intentando que notaran la indirecta para no tener que decirlo en vos alta – Gracias por la comida – Dijo en un intento de volver a su habitual calma.
Comió varios bocados, por mas que el estómago se le revolvía, no quería llamar mas la atención o quienes estuvieran alrededor o se darían cuenta de sus intentos infructuosos por decir mensajes cifrados.
Siquiera registro los comentarios del caballero, aunque le hubiese causado algo de gracia que la compararan con los salvajes hombres lobos. No le gustaba el tener que pensar cosas tan rebuscadas ¿Y si se paraba y lo decía de una vez? Saltarían todos los cazadores, los degollarían en un instante y al final no hubiese ayudado en nada a sus compañeros.
- No fue la gran cosa, solo cuestión de instinto y saber buscar - Dijo como comentario ante los halagos de Lohengrin, pero no deseaba hablar mucho del asunto, con los nervios podía delatarse.
Comenzó a levantar los platos sucios mientras el caballero les explicaba que necesitaba dormir un poco, lo cual era mas que comprensible después de todas las peleas que habían tenido que pasar. Ella misma estaba cansada de mantener las ilusiones durante tanto tiempo, pero no podía ponerse a descansar en ese momento.
-- Que descanse entonces, noble caballero – Dijo usando todos sus trucos en ilusión para no mostrarse preocupada porque ahora tenían un soldado menos de su bando.
Se sentó nuevamente mirando los alrededores, agitando las colas, que por suerte los demás no veían, de modo violento.
-- Si quiere puedo ser la primera en vigilar, Señorita Dulfary… - Pero los puntos suspensivos delataron su indecisión -¿O prefiere hablar tal vez, para no dormirnos?
- No, arañas no van a salir – Comento intentando que notaran la indirecta para no tener que decirlo en vos alta – Gracias por la comida – Dijo en un intento de volver a su habitual calma.
Comió varios bocados, por mas que el estómago se le revolvía, no quería llamar mas la atención o quienes estuvieran alrededor o se darían cuenta de sus intentos infructuosos por decir mensajes cifrados.
Siquiera registro los comentarios del caballero, aunque le hubiese causado algo de gracia que la compararan con los salvajes hombres lobos. No le gustaba el tener que pensar cosas tan rebuscadas ¿Y si se paraba y lo decía de una vez? Saltarían todos los cazadores, los degollarían en un instante y al final no hubiese ayudado en nada a sus compañeros.
- No fue la gran cosa, solo cuestión de instinto y saber buscar - Dijo como comentario ante los halagos de Lohengrin, pero no deseaba hablar mucho del asunto, con los nervios podía delatarse.
Comenzó a levantar los platos sucios mientras el caballero les explicaba que necesitaba dormir un poco, lo cual era mas que comprensible después de todas las peleas que habían tenido que pasar. Ella misma estaba cansada de mantener las ilusiones durante tanto tiempo, pero no podía ponerse a descansar en ese momento.
-- Que descanse entonces, noble caballero – Dijo usando todos sus trucos en ilusión para no mostrarse preocupada porque ahora tenían un soldado menos de su bando.
Se sentó nuevamente mirando los alrededores, agitando las colas, que por suerte los demás no veían, de modo violento.
-- Si quiere puedo ser la primera en vigilar, Señorita Dulfary… - Pero los puntos suspensivos delataron su indecisión -¿O prefiere hablar tal vez, para no dormirnos?
Miyuki- Cantidad de envíos : 156
Re: A paso de tortuga (aveces de caracol)
- La qué? – preguntó extrañada, sin entender el cometario del águila. Ella sabía de estrellas, sabía ubicarse, pero desconocía las constelaciones que lograban verse desde esa parte del mundo, Apenas las estaba aprendiendo a distinguir, con el tiempo, tal vez, su pregunta no se habría formado. Así que no dirigió una mirada al cielo que le ayudara a comprender, sino que lo miró a él, recibiendo los conejos par a hacer con ellos el rico guiso.
Los examinó con cuidado. Sí, ambos tenían las marcas a las que refería el caballero, y de no ser porque los dos las tenían, habría supuesto que Mikuyi se les había quitado a algún otro predador, basando en la supremacía de astucia que le daba el ser humana. Era raro, lo dijo con su expresión pero no con su boca y ante la pregunta de plata, posó los ojos en los de Lohengrim y luego buscó a Miyuki con estos.
Ella sabía para qué era la plata. Podría ser cierto que se tratara de un licántropo? Era muy extraño, porque el donde sus ojos rojos solía detectarlo y hacer la erizar advirtiendo de la amenaza. Se preguntó que pasaría si por “accidente” la cortara con una de sus armas? Dulfary no lo sabía, pero aquello poco grato que pasaría si tal cosa ocurría, no tenía nada que ver con la licantropía, sino con el principio de caos que rodea a los kitsune.
- No. Tengo algo más efectivo, pero no creo que sea una amenaza real… es decir… es Miyuki – sonrió azorada – es adorable y está más preocupada por su vestido que por ser… ains… no creo que sea peligrosa, nos habría lastimado antes si acaso, no? – preguntó, entre susurros, con su ingenuidad de siempre. Pero se concentró en la comida, en que quedara sabrosa, y fuera suficiente para aplacar el hambre y los instintos de Miyuki en caso de ser necesario.
La comida, deliciosa, la charla que le esperaba tras esta, complicada. Una vez el caballero se fue a dormir, se sentó junto a Miyuki, en silencio, cansada.
- No tienes sueño? – preguntó un poco preocupada, parecía estar rara… como si efectivamente algo le pasara – hacer la primera guardia siempre se me ha dado bien, pero ya que quieres conversar… Eres muy buena cazadora – dijo con sinceridad – atrapar conejos es mucho más complejo de lo que parece a primera vista y mira que atrapar dos, has de tener muy buen olfato. Donde aprendiste a cazar de forma tan eficiente? – preguntó al paso, una buena forma de abrir la conversación.
Los examinó con cuidado. Sí, ambos tenían las marcas a las que refería el caballero, y de no ser porque los dos las tenían, habría supuesto que Mikuyi se les había quitado a algún otro predador, basando en la supremacía de astucia que le daba el ser humana. Era raro, lo dijo con su expresión pero no con su boca y ante la pregunta de plata, posó los ojos en los de Lohengrim y luego buscó a Miyuki con estos.
Ella sabía para qué era la plata. Podría ser cierto que se tratara de un licántropo? Era muy extraño, porque el donde sus ojos rojos solía detectarlo y hacer la erizar advirtiendo de la amenaza. Se preguntó que pasaría si por “accidente” la cortara con una de sus armas? Dulfary no lo sabía, pero aquello poco grato que pasaría si tal cosa ocurría, no tenía nada que ver con la licantropía, sino con el principio de caos que rodea a los kitsune.
- No. Tengo algo más efectivo, pero no creo que sea una amenaza real… es decir… es Miyuki – sonrió azorada – es adorable y está más preocupada por su vestido que por ser… ains… no creo que sea peligrosa, nos habría lastimado antes si acaso, no? – preguntó, entre susurros, con su ingenuidad de siempre. Pero se concentró en la comida, en que quedara sabrosa, y fuera suficiente para aplacar el hambre y los instintos de Miyuki en caso de ser necesario.
La comida, deliciosa, la charla que le esperaba tras esta, complicada. Una vez el caballero se fue a dormir, se sentó junto a Miyuki, en silencio, cansada.
- No tienes sueño? – preguntó un poco preocupada, parecía estar rara… como si efectivamente algo le pasara – hacer la primera guardia siempre se me ha dado bien, pero ya que quieres conversar… Eres muy buena cazadora – dijo con sinceridad – atrapar conejos es mucho más complejo de lo que parece a primera vista y mira que atrapar dos, has de tener muy buen olfato. Donde aprendiste a cazar de forma tan eficiente? – preguntó al paso, una buena forma de abrir la conversación.
Dulfary- Cantidad de envíos : 1481
Re: A paso de tortuga (aveces de caracol)
[En este momento Lohengrin está profundamente dormido, así que no tengo mucho que añadir... Despertará dentro de un par de turnos, ok...? ]
Lohengrin- Cantidad de envíos : 1179
Re: A paso de tortuga (aveces de caracol)
El gesto extrañado de Dulfary fue el primer indicio, si recién el primero, que le indico que no se estaba mostrando tan calmada y apacible como creía, resultaba un poco decepcionante el saber que no era un ser con temple de acero. Tenía que modificar eso, y lo mas pronto posible, no solo porque era necesario en su vida en general, sino porque la vida de sus dos nuevos compañeros dependía ahora de que ella mantuviera el control de la situación.
- ¿Sueño? No, para nada, aunque debo admitir que me había desacostumbrado al esfuerzo físico que hicimos hoy – Le encantaba como la Señorita Dulfary hablaba y hablaba como si no necesitara del respirar, era como... Si, muy similar, eso podía ayudarla a desviar el tema - ¡Jajaja! Aprendí a lo largo de mi vida, por una cuestión de... Supervivencia. Me cautiva su modo de hablar, Señorita, es como el de una niña, llena de dudas y curiosidad por un mundo maravilloso que se abre ante sus ojos. – Su respuesta era lo suficientemente evasiva, sin dejar de por eso ser cortes y a la vez, cambiar el eje de la charla para que dejara de centrarse en ella.
Por supuesto que Miyuki no tenia la menor idea de cual era la posición de Dulfary, ni de la maldición, ni cual era su verdadera apariencia, tan solo había sido un comentario oportuno que servia a sus intereses: Dejar de indagar sobre ella. Abría la conversación, pero lejos de su persona, el único problema que le faltaba es que se pusiera en duda su identidad.
No dejaba de escuchar los sonidos del bosque ni un instante, la apuraban para que actuara, para que les diera la señal, querían entrar en acción, pero ella no estaba lista aun, ya había decidido cual sería su modo de actuar, pero necesitaba algo mas de tiempo. Comenzó con lo que esperaba fuera un plan maestro que terminaría de la mejor manera, concentrando apenas, empezó a cambiar el ambiente del claro muy de a poco.
La idea era crear un entorno algo mas acogedor, mas suave y apacible, donde el sueño fuera algo inevitable. No tenía somníferos, ni polvos que causan sueños, pero si podía crear la atmósfera para que todo se diera naturalmente. El claro donde estaban acampando resultaba a cada instante mas acogedor, cálido, cómodo, hasta dormir en el piso no parecía tan mala idea de pronto. Mientras, la kitsune continuaba con la charla, como si nada pasara, tan solo esperando.
- ¿No cree que ya es hora de dormir, Señorita Dulfary? – Dijo Miyuki a una interlocutora que a esa altura ya debería sentirse los párpados pesados.
- ¿Sueño? No, para nada, aunque debo admitir que me había desacostumbrado al esfuerzo físico que hicimos hoy – Le encantaba como la Señorita Dulfary hablaba y hablaba como si no necesitara del respirar, era como... Si, muy similar, eso podía ayudarla a desviar el tema - ¡Jajaja! Aprendí a lo largo de mi vida, por una cuestión de... Supervivencia. Me cautiva su modo de hablar, Señorita, es como el de una niña, llena de dudas y curiosidad por un mundo maravilloso que se abre ante sus ojos. – Su respuesta era lo suficientemente evasiva, sin dejar de por eso ser cortes y a la vez, cambiar el eje de la charla para que dejara de centrarse en ella.
Por supuesto que Miyuki no tenia la menor idea de cual era la posición de Dulfary, ni de la maldición, ni cual era su verdadera apariencia, tan solo había sido un comentario oportuno que servia a sus intereses: Dejar de indagar sobre ella. Abría la conversación, pero lejos de su persona, el único problema que le faltaba es que se pusiera en duda su identidad.
No dejaba de escuchar los sonidos del bosque ni un instante, la apuraban para que actuara, para que les diera la señal, querían entrar en acción, pero ella no estaba lista aun, ya había decidido cual sería su modo de actuar, pero necesitaba algo mas de tiempo. Comenzó con lo que esperaba fuera un plan maestro que terminaría de la mejor manera, concentrando apenas, empezó a cambiar el ambiente del claro muy de a poco.
La idea era crear un entorno algo mas acogedor, mas suave y apacible, donde el sueño fuera algo inevitable. No tenía somníferos, ni polvos que causan sueños, pero si podía crear la atmósfera para que todo se diera naturalmente. El claro donde estaban acampando resultaba a cada instante mas acogedor, cálido, cómodo, hasta dormir en el piso no parecía tan mala idea de pronto. Mientras, la kitsune continuaba con la charla, como si nada pasara, tan solo esperando.
- ¿No cree que ya es hora de dormir, Señorita Dulfary? – Dijo Miyuki a una interlocutora que a esa altura ya debería sentirse los párpados pesados.
Miyuki- Cantidad de envíos : 156
Re: A paso de tortuga (aveces de caracol)
Le parecía extraño que no estuviera cansada. No lo pensaba solo por sus palabras diciendo que no tenía sueño, sino porque en su carita había cualquier otra expresión más que cansancio. Era raro. Era como si el señor Lohengrin tuviera razón.
Iba a contarle un poco sobre el estilo de caza en su tierra, pero antes de eso debía aclarar la duda sobre su forma de habar, sobre todo antes que le sacara una de dos o los colores, o una expresión de contradicción por su maldición.
- Uno de mis maestros, quizá el único que me ha caído bien, me dijo alguna vez que todos somos como niños y que el mundo se vuelve un lugar muy aburrido cuando dejamos de percibir el mundo con los ojos de estos Cada parte del mundo es maravillosa, no crees Miyuki? Con cada misterio, cada nueva cosa por descubrir, en las personas, en el paisaje, en la historia. Todos tienen siempre algo que contar. También me decía que por perder esa facilidad para ver el mundo como niños y comportarnos con la inocencia de niños es que ocurren los grandes conflictos, surgen y se posesionan seres malévolos, claro que yo creo que las guerras si vienen de portarnos como niños, hacemos berrinche y no recurrimos al dialogo, el colmo! – protestó, con una sonrisa.
Pero la sonrisa se fue apagando.
- Muchos aparentan ser algo que no son – dijo solemne, sin mirarla, con la vista fija en el fuego, en la calidez de las llamas, en lo confortables que resultaban las ruinas a la luz fantasmagórica de la danza de la hoguera – en un pasado cercano yo me preguntaba el por qué hacían eso, porque no tener el coraje de decirlo y no actuar, pero ahora entiendo las circunstancias lo llevan a uno callar algunas cosas, por el bien propio, por el bien de los demás, pero sin el deseo de hacer daño. Los casos son contados, algunos son malos, pero yo he tenido la suerte de encontrarme siempre con los que tienen razones y buenas intenciones con estas – sonrió de nuevo.
La forma en que dijo “malos” bien que podía confirmarle a Miyuki que hablaba con alguien mucho menor que la jovencita a su lado, había sonado cargado de ingenuidad más propia de los niños que están descubriendo que esos conceptos son demasiado subjetivos, que de un adulto que no cuenta con el criterio para catalogar las cosas.
Vino un momento de silencio, apacible. Ajustado a esa conversación en voz baja que estaban teniendo, respetando los sonidos del bosque
- Peeeero!! – dijo mucho más fuerte, su tono se alzó casi como si necesitara hacer oír en una taberna – nos estamos desviando del tema, hablamos de la caza. Si, supervivencia. En mi casa también hay cazadores, no muchos y de dos tipos, pero me refiero a los que cazan para proveer alimentos. No estoy segura que pueda describirte la forma en que ellos se mueven, son casi como leonas en manada, para lograr grandes presas, porque es raro que cacen animales pequeños. Para conejos como esos se valen de pequeñas trampas o de sus armas arrojadizas y en algunas ocasiones de sus dones, como el uso del viento para atrapar grandes aves – no le dijo nada de las horrendas trampas hechas con sombras que le veía a su hermano Nassem utilizar.
La atmosfera era perfecta, invitaba al sueño, pero por alguna razón no lograba que Dul se callara, si estaba adormilada, pero seguía hablando y hablando, contándole sobre las excursiones de caza de su gente, que ella nunca aprendió a cazar, le pedía su opinión a Miyuki y en más de una ocasión mencionó a los cambia formas, tratando de medir su reacción al respecto, direccionó el tema hacia allá.
- … seguro, si yo fuera un cambia formas, creo que será un… mmm no sé, tal vez un hurón o una marta, sí, eso – soltó la risita, bajita, adormilada. El problema no era la ilusión, el problema era que Dul era una niña, una niña que había tenido pocas amigas y una infancia diferente y esa conversación entre las ruinas, era lo más parecido que había tenido jamás a una pijamada, por eso se resistía al sueño, aun cuando este la estaba venciendo – y tú Miyuki, qué serías? – preguntó abiertamente.
- Ay, lo siento, te estoy aburriendo con tanta cháchara – se disculpó sin ningún tacto, después de todo, los modales no eran lo suyo.
Iba a contarle un poco sobre el estilo de caza en su tierra, pero antes de eso debía aclarar la duda sobre su forma de habar, sobre todo antes que le sacara una de dos o los colores, o una expresión de contradicción por su maldición.
- Uno de mis maestros, quizá el único que me ha caído bien, me dijo alguna vez que todos somos como niños y que el mundo se vuelve un lugar muy aburrido cuando dejamos de percibir el mundo con los ojos de estos Cada parte del mundo es maravillosa, no crees Miyuki? Con cada misterio, cada nueva cosa por descubrir, en las personas, en el paisaje, en la historia. Todos tienen siempre algo que contar. También me decía que por perder esa facilidad para ver el mundo como niños y comportarnos con la inocencia de niños es que ocurren los grandes conflictos, surgen y se posesionan seres malévolos, claro que yo creo que las guerras si vienen de portarnos como niños, hacemos berrinche y no recurrimos al dialogo, el colmo! – protestó, con una sonrisa.
Pero la sonrisa se fue apagando.
- Muchos aparentan ser algo que no son – dijo solemne, sin mirarla, con la vista fija en el fuego, en la calidez de las llamas, en lo confortables que resultaban las ruinas a la luz fantasmagórica de la danza de la hoguera – en un pasado cercano yo me preguntaba el por qué hacían eso, porque no tener el coraje de decirlo y no actuar, pero ahora entiendo las circunstancias lo llevan a uno callar algunas cosas, por el bien propio, por el bien de los demás, pero sin el deseo de hacer daño. Los casos son contados, algunos son malos, pero yo he tenido la suerte de encontrarme siempre con los que tienen razones y buenas intenciones con estas – sonrió de nuevo.
La forma en que dijo “malos” bien que podía confirmarle a Miyuki que hablaba con alguien mucho menor que la jovencita a su lado, había sonado cargado de ingenuidad más propia de los niños que están descubriendo que esos conceptos son demasiado subjetivos, que de un adulto que no cuenta con el criterio para catalogar las cosas.
Vino un momento de silencio, apacible. Ajustado a esa conversación en voz baja que estaban teniendo, respetando los sonidos del bosque
- Peeeero!! – dijo mucho más fuerte, su tono se alzó casi como si necesitara hacer oír en una taberna – nos estamos desviando del tema, hablamos de la caza. Si, supervivencia. En mi casa también hay cazadores, no muchos y de dos tipos, pero me refiero a los que cazan para proveer alimentos. No estoy segura que pueda describirte la forma en que ellos se mueven, son casi como leonas en manada, para lograr grandes presas, porque es raro que cacen animales pequeños. Para conejos como esos se valen de pequeñas trampas o de sus armas arrojadizas y en algunas ocasiones de sus dones, como el uso del viento para atrapar grandes aves – no le dijo nada de las horrendas trampas hechas con sombras que le veía a su hermano Nassem utilizar.
La atmosfera era perfecta, invitaba al sueño, pero por alguna razón no lograba que Dul se callara, si estaba adormilada, pero seguía hablando y hablando, contándole sobre las excursiones de caza de su gente, que ella nunca aprendió a cazar, le pedía su opinión a Miyuki y en más de una ocasión mencionó a los cambia formas, tratando de medir su reacción al respecto, direccionó el tema hacia allá.
- … seguro, si yo fuera un cambia formas, creo que será un… mmm no sé, tal vez un hurón o una marta, sí, eso – soltó la risita, bajita, adormilada. El problema no era la ilusión, el problema era que Dul era una niña, una niña que había tenido pocas amigas y una infancia diferente y esa conversación entre las ruinas, era lo más parecido que había tenido jamás a una pijamada, por eso se resistía al sueño, aun cuando este la estaba venciendo – y tú Miyuki, qué serías? – preguntó abiertamente.
- Ay, lo siento, te estoy aburriendo con tanta cháchara – se disculpó sin ningún tacto, después de todo, los modales no eran lo suyo.
Dulfary- Cantidad de envíos : 1481
Re: A paso de tortuga (aveces de caracol)
Al discurso que llego como respuesta ante su comentario Miyuki entendió a medias, era cierto que el querer descubrir y mantener una visión quizás algo inocente del mundo eran cosas muy valiosas, y su maestro debía ser una persona muy sensata si le había dado ese consejo. Pero la parte de la guerra no resultaba tan sencilla, ya que en la mente de un ser que no estaba del todo en la tierra, y que vivía tanto como los kitsune, resultaba difícil entender el porque los humanos peleaban tanto.
- Sin duda que lo es, cada planta, cada paisaje, cada maravilloso animal y ser vivo que nace y crece en la tierra es digno de admiración, me deleito observando a los humanos transcurrir sus existencias con tanta intensidad, pero a la vez tan finita. Es apenas un pestañeo en la larga línea del tiempo ¿No es así? Pero pueden cometer actos que duran mucho más allá de su existencias... Las personas no dejan se sorprenderme – Había sido totalmente sincera con su respuesta, una de las cosas que más le fascinaba de los humanos eran sus constantes cambios, y su capacidad para sorprenderla continuamente.
Personas que aparentan ser quienes no son, le hacia acordar a alguien, pero no podía darse el lujo de transmitirle ese pensamiento a la joven, decir que entraba en la clasificación de las personas que por necesidad se mantienen ocultas no era decir la verdad, ya que Miyuki lo hacia en mayor medida por gusto que por necesidad, pero si era cierto que los kitsune eran seres muy raros, que no era normal, ni conveniente el ir por la calle mostrándose con su forma... Pero sí le hubiese gustado aclarar de ser posible que no lo hacia porque era mala, aunque varias de las acciones que iba a llevar acabo esa noche podrían convencer a la rubia de que eso ultimo no era cierto.
- Las circunstancias son muchas, estoy segura que la mayoría de las veces las personas tienen sus motivos para hacer las cosas que hacen – Dijo apretando las manos sobre su regazo – Incluso puede pasar que en el momento no se entienda, y que uno comprenda los verdaderos motivos mucho después... – Seguramente resultaban extrañas sus palabras, es que no podía evitar el intentar justificarse antes de tiempo – Nunca pierda la fe en las personas.... Señorita....-
Luego de eso un poco de nostalgia se apodero de su animo, aunque por fuera solo sonreía y escuchaba con atención todas las historias y comentarios que tenia Dulfary, de mas esta decir que Miyuki no tenía idea de cómo se ponía una trampa, ya que nunca había tenido necesidad de una. Así que siendo precavida cuando hablaban del tema, no opinaba sobre trampas, y si le pedía consejo sobre algo respondía con estrategias de cacería conocidas, cómo encontrar madrigueras, cómo hacer salir a los animales, tiempos y modos de espera, etc. Y los comentarios sobre los cambia formas.... La kitsune esquivaba el tema con toda habilidad, hacerse la tonta era una técnica bien aprendida por ella.
Pero la preocupación mayor de Miyuki era que la muchacha no parecía afectada por el sueño, de vez en vez veía como se le escapaba un bostezo, o se refregaba los ojos, pero luego seguía como si nada, y los minutos corrían, si Dulfary no se dormía no sabia que iba a hacer. Por estar pensando en esto, la pregunta de la rubia la tomo por sorpresa, y tartamudeo un poco al momento de contestar.
- ¿Qué? ¿Yo? Bu-bueno.... emmmm... – Penso unos segundos – Un gato tal vez .... O un tigre, algo grande y que llene de miedo a quienes lo vean, así nunca tendría problemas con nadie, y podría defender a quienes son importantes para mi – Su comentario estaba plagada de indirectas, información que muy probablemente Dulfary no captara, por el obvio motivo que no tenía idea de lo que había pasado.
Y la respuesta podría haber sido simplemente guiada por los modales, una respuesta pre diseñada, un “Para nada, continúe”, pero Miyuki empezaba a encariñarse con la mujer que tenia en frente, y no le resultaba sencillo hacer nada de lo que estaba haciendo, mentir de semejante manera, sentía la necesidad de ser sincera el menos en algo.
- No diga eso, jamas podría aburrirme el hablar con usted, sea tan amable de continuar, cuénteme mas... – Dijo con gesto tierno, y una mirada que reflejaba ese cariño que comenzaba a emerger en ella, dejando un poco (pero solo un poco) las formalidades, se acerco a Dulfary, acomodándose, diciendo con sus acciones "Vamos, cuéntame mas"
- Sin duda que lo es, cada planta, cada paisaje, cada maravilloso animal y ser vivo que nace y crece en la tierra es digno de admiración, me deleito observando a los humanos transcurrir sus existencias con tanta intensidad, pero a la vez tan finita. Es apenas un pestañeo en la larga línea del tiempo ¿No es así? Pero pueden cometer actos que duran mucho más allá de su existencias... Las personas no dejan se sorprenderme – Había sido totalmente sincera con su respuesta, una de las cosas que más le fascinaba de los humanos eran sus constantes cambios, y su capacidad para sorprenderla continuamente.
Personas que aparentan ser quienes no son, le hacia acordar a alguien, pero no podía darse el lujo de transmitirle ese pensamiento a la joven, decir que entraba en la clasificación de las personas que por necesidad se mantienen ocultas no era decir la verdad, ya que Miyuki lo hacia en mayor medida por gusto que por necesidad, pero si era cierto que los kitsune eran seres muy raros, que no era normal, ni conveniente el ir por la calle mostrándose con su forma... Pero sí le hubiese gustado aclarar de ser posible que no lo hacia porque era mala, aunque varias de las acciones que iba a llevar acabo esa noche podrían convencer a la rubia de que eso ultimo no era cierto.
- Las circunstancias son muchas, estoy segura que la mayoría de las veces las personas tienen sus motivos para hacer las cosas que hacen – Dijo apretando las manos sobre su regazo – Incluso puede pasar que en el momento no se entienda, y que uno comprenda los verdaderos motivos mucho después... – Seguramente resultaban extrañas sus palabras, es que no podía evitar el intentar justificarse antes de tiempo – Nunca pierda la fe en las personas.... Señorita....-
Luego de eso un poco de nostalgia se apodero de su animo, aunque por fuera solo sonreía y escuchaba con atención todas las historias y comentarios que tenia Dulfary, de mas esta decir que Miyuki no tenía idea de cómo se ponía una trampa, ya que nunca había tenido necesidad de una. Así que siendo precavida cuando hablaban del tema, no opinaba sobre trampas, y si le pedía consejo sobre algo respondía con estrategias de cacería conocidas, cómo encontrar madrigueras, cómo hacer salir a los animales, tiempos y modos de espera, etc. Y los comentarios sobre los cambia formas.... La kitsune esquivaba el tema con toda habilidad, hacerse la tonta era una técnica bien aprendida por ella.
Pero la preocupación mayor de Miyuki era que la muchacha no parecía afectada por el sueño, de vez en vez veía como se le escapaba un bostezo, o se refregaba los ojos, pero luego seguía como si nada, y los minutos corrían, si Dulfary no se dormía no sabia que iba a hacer. Por estar pensando en esto, la pregunta de la rubia la tomo por sorpresa, y tartamudeo un poco al momento de contestar.
- ¿Qué? ¿Yo? Bu-bueno.... emmmm... – Penso unos segundos – Un gato tal vez .... O un tigre, algo grande y que llene de miedo a quienes lo vean, así nunca tendría problemas con nadie, y podría defender a quienes son importantes para mi – Su comentario estaba plagada de indirectas, información que muy probablemente Dulfary no captara, por el obvio motivo que no tenía idea de lo que había pasado.
Y la respuesta podría haber sido simplemente guiada por los modales, una respuesta pre diseñada, un “Para nada, continúe”, pero Miyuki empezaba a encariñarse con la mujer que tenia en frente, y no le resultaba sencillo hacer nada de lo que estaba haciendo, mentir de semejante manera, sentía la necesidad de ser sincera el menos en algo.
- No diga eso, jamas podría aburrirme el hablar con usted, sea tan amable de continuar, cuénteme mas... – Dijo con gesto tierno, y una mirada que reflejaba ese cariño que comenzaba a emerger en ella, dejando un poco (pero solo un poco) las formalidades, se acerco a Dulfary, acomodándose, diciendo con sus acciones "Vamos, cuéntame mas"
Miyuki- Cantidad de envíos : 156
Re: A paso de tortuga (aveces de caracol)
Dulfary estaba medio dormida, su mente estaba medio apagada y sin embargo algo no pudo escapar a su audacia. Humanos y existencia. La miró con creciente interés.
- No estoy segura de eso, a mi edad, la vida parece tan larga que a veces creo que todos somos inmortales mientras no nos topemos con alguna eventualidad trágica - se parecían a las palabras de Nassem más que a las de ella misma, esa parte de la eventualidad trágica. Siempre la usaba para referirse a quienes se topaban con él y salían bastante lastimados. Aun así el asunto de humanos, personas y existencia seguía dándole vuelta a su cabeza, solo que como la conversación continuó no pudo regresar sobre sus palabras para indagar más.
Tendría razón el señor Lohengrin?
- Todos tienen un motivo - susurró adormilada. Algunos loables, otro ególatras, otros psicópatas. No podía evitar sentir un escalofrío aun antes de darle una imagen personal a cada uno de los motivos, porque en cada imagen los motivos no eran ciertamente lo más altruistas y los resultados en ella habían estado acompañados de dolor, pero si pudo darle el rostro de otras personas, de otros seres, que traían calma y felicidad. De verdad esperaba, deseaba con el corazón que los motivos de Miyuki fueran benignos, le dolería más el corazón que el cuerpo en caso contrario.
Por eso las palabras de la kitsune no le resultaban extrañas, se estaba justificando, tratando de explicar su posición de licantropia sin tener que entrar en el tema abiertamente, sintió compasión y al mirarla a los ojos, los suyos empijamados, sonrió con dulzura.
- No puedo perder la fé en las personas, mucho menos en quienes tienen mi afecto por la razón que sea y como dijo mi hermano mayor alguna vez, eso me llevará a la desgracia, pero simplemente no lo puedo evitar, es mas fuerte que yo el creer en los otros - se sonrojó. Lo que estaba haciendo, diciendo, era la peor traición contra sí misma, algo que sin duda, si en verdad era un horrible licantropo, usaría en su contra.
Y lo dicho, la conversación continuó.
Cuando regresaron al asunto de los cambios de forma, ya no le entendió. No podía verla como un tigre intimidante, tal vez como un tejón, incluso un mapache y por qué no, una ardilla, es más un lindo lobito le pegaba, pero un gato tan grande....
- No - dijo finalmente, bostezando - creo que si voy a dormir, despiertame cuando sientas sueño - le propuso y alejándose a gatas, se acercó a lo que quedaba de la lumbre, dejándose caer para dormir, ajena a los zapatos hechos de pieles y hojas que se asomaban por una de las paredes de la ruina, cerca a ellos, a los colgandejos que sin sonar, se dejaban ver en la paredes cercanas, ni en la sombra de la lanza que se deslizaba a su paso hacia la hoguera.
Estaban rodeados, ubicados sobre las derruidas paredillas de la ruina había al menos media docena de siluetas listas para atacar, una de estas, con otra lanza de madera, le señalaba abiertamente la espada de Lohengrin a Miyuki para que hiciese algo al respecto.
Si habían más, estaban ocultos en las sombras y restos de la antigua edificación, no se dejaban ver, mucho menos sentir.
- No estoy segura de eso, a mi edad, la vida parece tan larga que a veces creo que todos somos inmortales mientras no nos topemos con alguna eventualidad trágica - se parecían a las palabras de Nassem más que a las de ella misma, esa parte de la eventualidad trágica. Siempre la usaba para referirse a quienes se topaban con él y salían bastante lastimados. Aun así el asunto de humanos, personas y existencia seguía dándole vuelta a su cabeza, solo que como la conversación continuó no pudo regresar sobre sus palabras para indagar más.
Tendría razón el señor Lohengrin?
- Todos tienen un motivo - susurró adormilada. Algunos loables, otro ególatras, otros psicópatas. No podía evitar sentir un escalofrío aun antes de darle una imagen personal a cada uno de los motivos, porque en cada imagen los motivos no eran ciertamente lo más altruistas y los resultados en ella habían estado acompañados de dolor, pero si pudo darle el rostro de otras personas, de otros seres, que traían calma y felicidad. De verdad esperaba, deseaba con el corazón que los motivos de Miyuki fueran benignos, le dolería más el corazón que el cuerpo en caso contrario.
Por eso las palabras de la kitsune no le resultaban extrañas, se estaba justificando, tratando de explicar su posición de licantropia sin tener que entrar en el tema abiertamente, sintió compasión y al mirarla a los ojos, los suyos empijamados, sonrió con dulzura.
- No puedo perder la fé en las personas, mucho menos en quienes tienen mi afecto por la razón que sea y como dijo mi hermano mayor alguna vez, eso me llevará a la desgracia, pero simplemente no lo puedo evitar, es mas fuerte que yo el creer en los otros - se sonrojó. Lo que estaba haciendo, diciendo, era la peor traición contra sí misma, algo que sin duda, si en verdad era un horrible licantropo, usaría en su contra.
Y lo dicho, la conversación continuó.
Cuando regresaron al asunto de los cambios de forma, ya no le entendió. No podía verla como un tigre intimidante, tal vez como un tejón, incluso un mapache y por qué no, una ardilla, es más un lindo lobito le pegaba, pero un gato tan grande....
- No - dijo finalmente, bostezando - creo que si voy a dormir, despiertame cuando sientas sueño - le propuso y alejándose a gatas, se acercó a lo que quedaba de la lumbre, dejándose caer para dormir, ajena a los zapatos hechos de pieles y hojas que se asomaban por una de las paredes de la ruina, cerca a ellos, a los colgandejos que sin sonar, se dejaban ver en la paredes cercanas, ni en la sombra de la lanza que se deslizaba a su paso hacia la hoguera.
Estaban rodeados, ubicados sobre las derruidas paredillas de la ruina había al menos media docena de siluetas listas para atacar, una de estas, con otra lanza de madera, le señalaba abiertamente la espada de Lohengrin a Miyuki para que hiciese algo al respecto.
Si habían más, estaban ocultos en las sombras y restos de la antigua edificación, no se dejaban ver, mucho menos sentir.
Dulfary- Cantidad de envíos : 1481
Re: A paso de tortuga (aveces de caracol)
[Muy breve, sí... Pero ya estoy de nuevo con ustedes...]
El caballero se revolvió en su jergón. Dulfary debía despertarlo para que él comenzara su turno de guardia, pero no fue necesario, él mismo se desveló cuando escuchó el cuerpo de su compañera dejarse caer en el suelo. Ordenó sus pensamientos, recordó donde estaban y qué hacían, y entonces le vino a la cabeza el recuerdo de Miyuki, la supuesta cambiaformas.
Estaba claro que si ella dormía a su lado, su compañera no la había atacado. Se preguntó si habrían hablado sobre el asunto. De cualquier manera, era hora de despertarse. Aún sin abrir los ojos, buscó a tientas su espada...
El caballero se revolvió en su jergón. Dulfary debía despertarlo para que él comenzara su turno de guardia, pero no fue necesario, él mismo se desveló cuando escuchó el cuerpo de su compañera dejarse caer en el suelo. Ordenó sus pensamientos, recordó donde estaban y qué hacían, y entonces le vino a la cabeza el recuerdo de Miyuki, la supuesta cambiaformas.
Estaba claro que si ella dormía a su lado, su compañera no la había atacado. Se preguntó si habrían hablado sobre el asunto. De cualquier manera, era hora de despertarse. Aún sin abrir los ojos, buscó a tientas su espada...
Lohengrin- Cantidad de envíos : 1179
Re: A paso de tortuga (aveces de caracol)
El confiar en las personas, el dejarse llevar por el afecto, en ese mismo momento Miyuki entendió el significado de esas palabras, Dulfary iba a confiar en ella, estaba confiando en ella en ese mismo instante, y la kitsune quería responderle como correspondía, tenía que llevar acabo su plan como lo tenía pensado, para que así pudieran salir todos juntos de ese bosque, para no lastimar en ningún sentido los sentimientos que pudieran surgir en la kazekage.
- Tu hermano debía ser una persona muy sabía, pero parece que le faltaba corazón – Dijo Miyuki de modo algo pausado, intentando no faltar el respeto a un familiar tan directo como era un hermano.
Por fin la muchacha se iba a dormir, le respondió tan solo con una sonrisa, en gesto afirmativo y dejo que se acostara sin moverse de su lugar, manteniendo la calma con todas sus fuerzas. Vio como las silenciosas sombras que los habían estado vigilando durante todo el trayecto de a poco se dejaban ver, humanos salvajes que se dejaban guiar por su instinto de caza, la kitsune tuvo que hacer un esfuerzo para no arrugar la nariz al verlos, resultaban la encarnación misma de todo lo que le desagradaba.
Sin decir ni una palabra se acerco a la espada del caballero, había entendido el mensaje, al parecer querían evitar la pelea, tenía mucho sentido, aunque fueran mayoría, Lohengrin era un guerrero de temer, y no se dejaría capturar así como así, por mas que perdieran unos pocos hombres, lo mas inteligente era intentar no perder ni uno. Miyuki se acerco al caballero, con el silencio que era característico en alguien que apenas tocaba el piso, tomo la espada con ambas manos, su primera impresión fue que era increíble que moviera algo tan pesado con tanta precisión y velocidad.
Luego se dirigió a la kazekage, se veía tan linda dormida, se agacho y busco armas, con toda la delicadeza desabrocho el cinturón y busco a tientas alguna otra arma, tenía muchas escondidas, que mujer peligrosa, pensó Miyuki. Por fin concluyo con la búsqueda, y entrego todas las cosas a sus supuestos cómplices, solo que oportunamente, por “distracción” fruto de su inexperiencia, había olvidado quitarle uno de los cuchillos a Dulfary, “Un descuido lo tiene cualquiera” Pensó la kitsune, y rogaba por dentro que entre eso y su ayuda desde afuera pudieran salir de ese enorme aprieto.
El caballero ya estaba moviéndose, buscando su arma, la pelea iba a empezar, hubiese preferido que siguiera durmiendo un poco mas, hizo una seña a los cazadores, lo mejor era que lo dejaran inconciente, por el momento.... Era lo mejor... Esperaba que lo entendiera....
- Tu hermano debía ser una persona muy sabía, pero parece que le faltaba corazón – Dijo Miyuki de modo algo pausado, intentando no faltar el respeto a un familiar tan directo como era un hermano.
Por fin la muchacha se iba a dormir, le respondió tan solo con una sonrisa, en gesto afirmativo y dejo que se acostara sin moverse de su lugar, manteniendo la calma con todas sus fuerzas. Vio como las silenciosas sombras que los habían estado vigilando durante todo el trayecto de a poco se dejaban ver, humanos salvajes que se dejaban guiar por su instinto de caza, la kitsune tuvo que hacer un esfuerzo para no arrugar la nariz al verlos, resultaban la encarnación misma de todo lo que le desagradaba.
Sin decir ni una palabra se acerco a la espada del caballero, había entendido el mensaje, al parecer querían evitar la pelea, tenía mucho sentido, aunque fueran mayoría, Lohengrin era un guerrero de temer, y no se dejaría capturar así como así, por mas que perdieran unos pocos hombres, lo mas inteligente era intentar no perder ni uno. Miyuki se acerco al caballero, con el silencio que era característico en alguien que apenas tocaba el piso, tomo la espada con ambas manos, su primera impresión fue que era increíble que moviera algo tan pesado con tanta precisión y velocidad.
Luego se dirigió a la kazekage, se veía tan linda dormida, se agacho y busco armas, con toda la delicadeza desabrocho el cinturón y busco a tientas alguna otra arma, tenía muchas escondidas, que mujer peligrosa, pensó Miyuki. Por fin concluyo con la búsqueda, y entrego todas las cosas a sus supuestos cómplices, solo que oportunamente, por “distracción” fruto de su inexperiencia, había olvidado quitarle uno de los cuchillos a Dulfary, “Un descuido lo tiene cualquiera” Pensó la kitsune, y rogaba por dentro que entre eso y su ayuda desde afuera pudieran salir de ese enorme aprieto.
El caballero ya estaba moviéndose, buscando su arma, la pelea iba a empezar, hubiese preferido que siguiera durmiendo un poco mas, hizo una seña a los cazadores, lo mejor era que lo dejaran inconciente, por el momento.... Era lo mejor... Esperaba que lo entendiera....
Miyuki- Cantidad de envíos : 156
Re: A paso de tortuga (aveces de caracol)
Faltar corazón. Nunca había pensado en Sheik como una persona falta de corazón. Nassem tal vez, pero no Sheik. Era su hermano, su hermano mayor, tal vez no era su héroe, como Yato, pero sí el modelo a seguir según los ancianos del consejo y sus padres, cuando era más chica.
Pensando en esto, el sueño la venció y quedó profundamente dormida. Lo suficiente como para no darse cuenta de la punta de lanza que se ubicó en línea recta a su garganta, como seguro por si despertaba antes que todos los demás se ubicaran en sus lugares.
La misma estrategia se usó para tratar de neutralizar a Lohengrin, uno de ellos, ubicado en la paredilla más cercana al caballero, alistó un hacha de piedra que daría directo a su cabeza en caso de despertar antes de tiempo, mientras dos caníbales más bajaban de otros puntos o se acercaban desde las sombras para hacerse a sus presas.
Las armas eran tan diversas como rudimentarias. Lanzas afiladas pero hechas de madera en su totalidad, hachas de piedra y de metales reutilizados, cuchillos más filosos que cualquiera que utilizara un soldado e incluso un asesino. Armas usadas como implementos de caza, artículos perfeccionados generación tras generación, acomodados para ellos aun cuando por comercio podría tener algo mejor.
Se movían con mucho sigilo, expertos cazadores. De cada grupo que los iban rodeando, uno alistaba las lianas que harían las veces de sogas para inmovilizarlos. Sin embargo, Lohengrin empezó a buscar su espada antes que estuvieran del todo listos, así que tuvieron que pasar a movimientos de mayor efectividad.
De los que estaban cerca a Lohengrin, uno se apresuró a pisarle la mano, mientras el más cercano a Dulfary la tomó por el cuello, relevando la punta de lanza, sólo en ese momento empezó a recuperar conciencia.
fdi: después de la sorpresa... INICIATIVA! supongo. Siento lo cortito para la larga espera
Pensando en esto, el sueño la venció y quedó profundamente dormida. Lo suficiente como para no darse cuenta de la punta de lanza que se ubicó en línea recta a su garganta, como seguro por si despertaba antes que todos los demás se ubicaran en sus lugares.
La misma estrategia se usó para tratar de neutralizar a Lohengrin, uno de ellos, ubicado en la paredilla más cercana al caballero, alistó un hacha de piedra que daría directo a su cabeza en caso de despertar antes de tiempo, mientras dos caníbales más bajaban de otros puntos o se acercaban desde las sombras para hacerse a sus presas.
Las armas eran tan diversas como rudimentarias. Lanzas afiladas pero hechas de madera en su totalidad, hachas de piedra y de metales reutilizados, cuchillos más filosos que cualquiera que utilizara un soldado e incluso un asesino. Armas usadas como implementos de caza, artículos perfeccionados generación tras generación, acomodados para ellos aun cuando por comercio podría tener algo mejor.
Se movían con mucho sigilo, expertos cazadores. De cada grupo que los iban rodeando, uno alistaba las lianas que harían las veces de sogas para inmovilizarlos. Sin embargo, Lohengrin empezó a buscar su espada antes que estuvieran del todo listos, así que tuvieron que pasar a movimientos de mayor efectividad.
De los que estaban cerca a Lohengrin, uno se apresuró a pisarle la mano, mientras el más cercano a Dulfary la tomó por el cuello, relevando la punta de lanza, sólo en ese momento empezó a recuperar conciencia.
fdi: después de la sorpresa... INICIATIVA! supongo. Siento lo cortito para la larga espera
Dulfary- Cantidad de envíos : 1481
Re: A paso de tortuga (aveces de caracol)
FDI: Disculpen lo breve de la respuesta, es que no me termino de encontrar a mi mismo... :\
La mano de Lohengrin alcanzó el lugar donde debía estar su espada, pero no la encontró. Al entreabrir los ojos, vio a Miyuki tomar su arma y alejarla de él, y aún peor, vio los pies de varios desconocidos. Por qué Dulfary no lo había despertado para su guardia? Cuando uno de los salvajes pisó su mano, el caballero ya estaba preparado. Con gran celeridad, recogió la daga de su cintura, y la clavó hasta el fondo en la rodilla de la sorprendida criatura, que dejó caer su hacha con un grito. Era uno de aquellos salvajes de la jungla, con sus más de dos metros de altura, piel azulada, y grandes colmillos.
La criatura perdió pie, quedando casi arrodillada, y en un rápido movimiento, volvió a clavar la daga, esta vez en el cuello de la criatura. Al desplomarse esta, todos los demás se sobresaltaron. El que estaba amenazando a Dulfary, un humano con la cabeza rapada y un collar de huesos, golpeó a Lohengrin con el extremo de su lanza, arañándole el rostro. Sin tiempo para contar a sus atacantes, el caballero se preparó para recibir una gran cantidad de ataques. Su escudo se encontraba a sus pies, y su espada, en manos de la... ¿cambiaformas?
Si lograban sobrevivir, ya habría tiempo de ajustar cuentas con ella.
La mano de Lohengrin alcanzó el lugar donde debía estar su espada, pero no la encontró. Al entreabrir los ojos, vio a Miyuki tomar su arma y alejarla de él, y aún peor, vio los pies de varios desconocidos. Por qué Dulfary no lo había despertado para su guardia? Cuando uno de los salvajes pisó su mano, el caballero ya estaba preparado. Con gran celeridad, recogió la daga de su cintura, y la clavó hasta el fondo en la rodilla de la sorprendida criatura, que dejó caer su hacha con un grito. Era uno de aquellos salvajes de la jungla, con sus más de dos metros de altura, piel azulada, y grandes colmillos.
La criatura perdió pie, quedando casi arrodillada, y en un rápido movimiento, volvió a clavar la daga, esta vez en el cuello de la criatura. Al desplomarse esta, todos los demás se sobresaltaron. El que estaba amenazando a Dulfary, un humano con la cabeza rapada y un collar de huesos, golpeó a Lohengrin con el extremo de su lanza, arañándole el rostro. Sin tiempo para contar a sus atacantes, el caballero se preparó para recibir una gran cantidad de ataques. Su escudo se encontraba a sus pies, y su espada, en manos de la... ¿cambiaformas?
Si lograban sobrevivir, ya habría tiempo de ajustar cuentas con ella.
Lohengrin- Cantidad de envíos : 1179
Re: A paso de tortuga (aveces de caracol)
La kitsune miro impotente como poco a poco iban rodeando a sus compañeros, sostuvo la espada con fuerza contra su pecho, no para asegurarse de no perderla, sino para lograr dominarse a si misma y no utilizarla allí mismo contra los salvajes que atentaban contra su bien estar.
Miro estupefacta lo rápido que reaccionaba el caballero, dejando fuera de combate a uno de los agresores en cuestión de segundos, cuanta habilidad de pelea, en cierto modo Miyuki lo envidiaba, si fuera así de fuerte no tendría que haber puesto en ese aprieto a todos.
- Por favor, no se resistan, nos lastimaran más si no obedecemos – Es que ¿Qué otra cosa podía decirles? Ellos no sabían del otro ser, estos salvajes no eran nada, de ser ellos la única amenaza resistirse hubiese sido su primera opción... Bueno, no, quizás correr, pero de seguro luego hubiese entrado en razón y hubiese regresado.
Todo el aura apacible y casi soñadora que había formado para provocar el sueño de Dulfary había desaparecido, es que la preocupación no dejaba que la kitsune se concentrara, y ¿Para que ocultar la verdad? Estaban siendo secuestrados en plena noche para probablemente ser comidos, ni mas, ni menos, no había nada de encantador y soñador en eso.
Así y todo la culpa que sentía la kitsune era enorme, pero en lugar de pelear, de gritar o de oponer resistencia tan solo cayo de rodillas, dejando caer la espada al piso y tapandose los ojos, como negando lo que estaba sucediendo, mordiéndose el labio inferir con fuerza e intentando no hacer nada, por mas que todos sus instintos y principios le decían que haga algo.
Miro estupefacta lo rápido que reaccionaba el caballero, dejando fuera de combate a uno de los agresores en cuestión de segundos, cuanta habilidad de pelea, en cierto modo Miyuki lo envidiaba, si fuera así de fuerte no tendría que haber puesto en ese aprieto a todos.
- Por favor, no se resistan, nos lastimaran más si no obedecemos – Es que ¿Qué otra cosa podía decirles? Ellos no sabían del otro ser, estos salvajes no eran nada, de ser ellos la única amenaza resistirse hubiese sido su primera opción... Bueno, no, quizás correr, pero de seguro luego hubiese entrado en razón y hubiese regresado.
Todo el aura apacible y casi soñadora que había formado para provocar el sueño de Dulfary había desaparecido, es que la preocupación no dejaba que la kitsune se concentrara, y ¿Para que ocultar la verdad? Estaban siendo secuestrados en plena noche para probablemente ser comidos, ni mas, ni menos, no había nada de encantador y soñador en eso.
Así y todo la culpa que sentía la kitsune era enorme, pero en lugar de pelear, de gritar o de oponer resistencia tan solo cayo de rodillas, dejando caer la espada al piso y tapandose los ojos, como negando lo que estaba sucediendo, mordiéndose el labio inferir con fuerza e intentando no hacer nada, por mas que todos sus instintos y principios le decían que haga algo.
Miyuki- Cantidad de envíos : 156
Re: A paso de tortuga (aveces de caracol)
De alguna manera los salvajes se esperaban una reacción hostil por parte de su cena, en parte por eso habían rogado a un espíritu para que les ayudara y se suponía que dicha ayuda provenía de Miyuki. Pero la respuesta, rápida y contundente del paladín era superior a lo que habían pensado. En dos movimientos había dado cuenta de uno de ellos.
Si todo salía bien, sería más comida.
Fue sólo para ese momento en que Dulfary volvía en sí. Vio el filo muy cerca a ella y como este, en lugar de acercarse, se alejaba para golpear a Lohengrin. El atontamiento pasó rápidamente, no tuvo que apoyar la mano en el piso para ponerse en pie, estando en el piso estaría aun en más desventaja. No entendía que pasaba, al menos no del todo, pero sí que estaban en peligro, que estaban siendo atacados, que por alguna razón no los habían matado mientras dormían y que el caballero era considerado la mayor amenaza pues tres de los que aun quedaban trataban de someterlo a base de golpes, que en si no eran a matar, solo a debilitarlo para cumplir con su cometido.
Aun así, ella tenía sus propios problemas. El hombre de la lanza se giró hacia ella y la trató de golpear en el estomago, esquivándolo por muy poco, tuvo tiempo de darse cuenta que a Miyuki no la agredían en lo más mínimo y lo que era peor, tenía la espada de Lohengrin.
Los otros tres, estaban concentrados en el caballero, con sus armas rudimentarias trataban de no arruinar mucho la comida, debía deshacerse pronto del tipo de la lanza, si quería ayudarlo, al siguiente golpe, en lugar de retroceder, se hizo a un lado, tomó el arma con su escasa fuerza y lo atrajo a ella, dándole un puño que impactó contra la nariz y su argolla de huesos, para cuando fue a dar el siguiente golpe, el soltó la lanza, le sujetó la muñeca de la misma forma en que ella había agarrado el arma, la hizo girar le quitó la lanza y uso su asta para sujetarla por el cuello.
De inmediato empezaron a forcejear y ahora tenía una mejor panorámica de la situación de todos, la kitsune de rodillas, ¿llorando?, Lohengrin tratando de ser golpeado repetidas veces por otro de estos seres azules, mientras los otros dos buscaban inmovilizarlo primero a golpes, luego agarrándolo.
Si todo salía bien, sería más comida.
Fue sólo para ese momento en que Dulfary volvía en sí. Vio el filo muy cerca a ella y como este, en lugar de acercarse, se alejaba para golpear a Lohengrin. El atontamiento pasó rápidamente, no tuvo que apoyar la mano en el piso para ponerse en pie, estando en el piso estaría aun en más desventaja. No entendía que pasaba, al menos no del todo, pero sí que estaban en peligro, que estaban siendo atacados, que por alguna razón no los habían matado mientras dormían y que el caballero era considerado la mayor amenaza pues tres de los que aun quedaban trataban de someterlo a base de golpes, que en si no eran a matar, solo a debilitarlo para cumplir con su cometido.
Aun así, ella tenía sus propios problemas. El hombre de la lanza se giró hacia ella y la trató de golpear en el estomago, esquivándolo por muy poco, tuvo tiempo de darse cuenta que a Miyuki no la agredían en lo más mínimo y lo que era peor, tenía la espada de Lohengrin.
Los otros tres, estaban concentrados en el caballero, con sus armas rudimentarias trataban de no arruinar mucho la comida, debía deshacerse pronto del tipo de la lanza, si quería ayudarlo, al siguiente golpe, en lugar de retroceder, se hizo a un lado, tomó el arma con su escasa fuerza y lo atrajo a ella, dándole un puño que impactó contra la nariz y su argolla de huesos, para cuando fue a dar el siguiente golpe, el soltó la lanza, le sujetó la muñeca de la misma forma en que ella había agarrado el arma, la hizo girar le quitó la lanza y uso su asta para sujetarla por el cuello.
De inmediato empezaron a forcejear y ahora tenía una mejor panorámica de la situación de todos, la kitsune de rodillas, ¿llorando?, Lohengrin tratando de ser golpeado repetidas veces por otro de estos seres azules, mientras los otros dos buscaban inmovilizarlo primero a golpes, luego agarrándolo.
Dulfary- Cantidad de envíos : 1481
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