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A paso de tortuga (aveces de caracol)
4 participantes
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Re: A paso de tortuga (aveces de caracol)
Cualquiera diría que la kitsune lo había planeado todo, aunque muchas veces la respuesta correcta no esta en la genialidad, sino en una serie de bien aventuradas coincidencias.
Se encontraba frente a la horrible bestia, con todos esos ojos observándola y sus babeantes mandíbulas a punto de atacarla. Y Miyuki en lo único que podía pensar era en el mal gusto que tenía al mostrarse de ese modo tan descortés, queriendo matarla y todo eso. Su ceño estaba fruncido, y su mirada algo así como decidida, al ver venir el golpe no pudo hacer mas que saltar hacia atrás, puso ambas manos y volvió a ponerse en pie ahora algo mas lejos de él.
Cuando miro de nuevo a su enemigo, pudo ver con claridad a Dulfary dando un salto increíble, en realidad, era una mezcla de salto y trepar a la vez. Había pateado a la criatura repetidas veces, pero esta no se amilanaba.
- Tonto ser testarudo - Dijo Miyuki enojada de que el arácnido no se muriera de una vez.
Estaba zarandeando a su amiga de aquí para allá como si de una muñeca se tratara, pero la muchacha no se quedaba de brazos cruzados, seguía pateándolo sin parar en un intento de que la soltara. La kitsune estaba a punto de acercarse a ayudar cuando, el monstruo la soltó, aunque no del mejor modo posible, sino lanzandola al aire.
- Si, pequeña, de maravilla - Y aunque fuera extraño no lo decía con ironía.
Pero la cosa esa se quedaba quieta durante mucho tiempo, ya estaba avanzando hacia ellas una vez mas. Esta vez Miyuki no retrocedió, rápidamente dio dos pasos hacia atrás, si, pero para tomar carrera, y salió disparada mucho mas veloz de lo que uno supondría dada su contextura.
El ser levanto la lanza, aprovechando eso y que en realidad su cuerpo era mucho mas liviano y ágil de lo que parecía, la kitsune saltó, apoyo la mano sobre el arma, luego el pie y con un gruñido le mordió el cuello.
Sus dientes volvieron a su forma natural, ahora eran puntiagudos y filosos, el instinto que la albergaba era animal. Se agarraba con ambas manos y pies al ser, quien se sacudía de un lado a otro tratando de quitársela de encima, no podía atacarla con un arma de ese estilo, en cierto sentido, la muchacha tenía la ventaja.
El sabor a sangre inundaba su boca, era desagradable, no comía esa clase de cosas por naturaleza, siquiera debía toparse con ellas en su ámbito natural, se agarraba con todas sus fuerzas e intentaba de no pensar que su hermosa ropa se estaba manchando.
Se encontraba frente a la horrible bestia, con todos esos ojos observándola y sus babeantes mandíbulas a punto de atacarla. Y Miyuki en lo único que podía pensar era en el mal gusto que tenía al mostrarse de ese modo tan descortés, queriendo matarla y todo eso. Su ceño estaba fruncido, y su mirada algo así como decidida, al ver venir el golpe no pudo hacer mas que saltar hacia atrás, puso ambas manos y volvió a ponerse en pie ahora algo mas lejos de él.
Cuando miro de nuevo a su enemigo, pudo ver con claridad a Dulfary dando un salto increíble, en realidad, era una mezcla de salto y trepar a la vez. Había pateado a la criatura repetidas veces, pero esta no se amilanaba.
- Tonto ser testarudo - Dijo Miyuki enojada de que el arácnido no se muriera de una vez.
Estaba zarandeando a su amiga de aquí para allá como si de una muñeca se tratara, pero la muchacha no se quedaba de brazos cruzados, seguía pateándolo sin parar en un intento de que la soltara. La kitsune estaba a punto de acercarse a ayudar cuando, el monstruo la soltó, aunque no del mejor modo posible, sino lanzandola al aire.
- Si, pequeña, de maravilla - Y aunque fuera extraño no lo decía con ironía.
Pero la cosa esa se quedaba quieta durante mucho tiempo, ya estaba avanzando hacia ellas una vez mas. Esta vez Miyuki no retrocedió, rápidamente dio dos pasos hacia atrás, si, pero para tomar carrera, y salió disparada mucho mas veloz de lo que uno supondría dada su contextura.
El ser levanto la lanza, aprovechando eso y que en realidad su cuerpo era mucho mas liviano y ágil de lo que parecía, la kitsune saltó, apoyo la mano sobre el arma, luego el pie y con un gruñido le mordió el cuello.
Sus dientes volvieron a su forma natural, ahora eran puntiagudos y filosos, el instinto que la albergaba era animal. Se agarraba con ambas manos y pies al ser, quien se sacudía de un lado a otro tratando de quitársela de encima, no podía atacarla con un arma de ese estilo, en cierto sentido, la muchacha tenía la ventaja.
El sabor a sangre inundaba su boca, era desagradable, no comía esa clase de cosas por naturaleza, siquiera debía toparse con ellas en su ámbito natural, se agarraba con todas sus fuerzas e intentaba de no pensar que su hermosa ropa se estaba manchando.
Miyuki- Cantidad de envíos : 156
Re: A paso de tortuga (aveces de caracol)
La criatura se había girado para encarar a Miyuki, perdiendo de vista temporalmente a Dulfary. Su sorpresa por ver tan cerca de sí a un oponente desarmado duró solo unos segundos, tras los cuales lanzó un golpe recto dirigido al pecho de la kitsune. Ésta no hizo otra cosa que dar un paso hacia atrás, manteniendo una calma absoluta. Parecía que simplemente se había retirado medio metro para poder contemplarse mejor en un espejo. Incluso la vaporosa tela de su kimono se agitó, como si una fresca brisa la meciera con suavidad. La bestia estiró la lanza todo lo que pudo, pero el extremo se quedó a diez centímetros del objetivo.
Justo en ese instante, Dulfary volvió a aparecer en la escena. El arácnido habia girado su cuerpo hacia la derecha, cuando desde la izquierda le llegó un terrible golpe en la cara. La cosa chilló y trató de golpear con sus brazos a Dul, pero ella dio la vuelta alrededor de la criatura, y envió otro certero golpe a las mandíbulas del ser. Miyuki hubiera jurado que, durante un segundo, había visto a Dul apoyando los dos pies, y en perfecto equilibrio, sobre la lanza de su enemigo. Pero ahora ella estaba en el suelo, a varios metros de distancia, después de haber sido violentamente repelida.
- Si, pequeña, de maravilla - respondió mecánicamente ante su pregunta. Avanzó resuelta hacia él, evitó otro golpe, y se pegó a su cuerpo, tan cerca que su lanza resultaba inutil. Y entonces mordió. Con fuerza. Sus dientes penetraron sin dificultad en el cuello de la criatura, era blando. Y sabía mal. Todos los zorros comían insectos cuando no encontraban algo me que llevarse a la boca, pero esto no era exactamente un insecto. Su sangre era espesa y negra, y desagradable. Miyuki apretó aun más los dientes, la criatura emitióun grito ahogado, y dejó caer la lanza para buscar, con todos sus brazos, el cuerpo de la kitsune.
Dulfary, ya en pie, contemplaba el forcejeo. Era sin duda un extraño espectáculo. También vio como las rodillas de la criatura comenzaban a temblar y a flojear.
Mientras tanto, no muy lejos, Lohengrin acababa de perder su espada después de que el monstruo con el que se enfrentaba hiciera una magnífica maniobra de desarme. Por pura lógica, el caballero dio varios pasos hacia atrás, esquivando por poco varios ataques con las cimitarras. La criatura avanzó a la vez que él retrocedía, pero esta vez recibió un fortísimo golpe en la cara, que Lohengrin le propinó con el borde inferior de su escudo. Había saltado sangre. El arácnido agitó la cabeza confundido, tiempo suficiente para que Lohengrin recuperase la daga que colgaba de su cinturón. La horrible bestia volvió a chillar, escupió un borbotón de sangre, y se abalanzó sobre Lohengrin, blandiendo sus cimitarras, y cargando con su enorme cuerpo...
Justo en ese instante, Dulfary volvió a aparecer en la escena. El arácnido habia girado su cuerpo hacia la derecha, cuando desde la izquierda le llegó un terrible golpe en la cara. La cosa chilló y trató de golpear con sus brazos a Dul, pero ella dio la vuelta alrededor de la criatura, y envió otro certero golpe a las mandíbulas del ser. Miyuki hubiera jurado que, durante un segundo, había visto a Dul apoyando los dos pies, y en perfecto equilibrio, sobre la lanza de su enemigo. Pero ahora ella estaba en el suelo, a varios metros de distancia, después de haber sido violentamente repelida.
- Si, pequeña, de maravilla - respondió mecánicamente ante su pregunta. Avanzó resuelta hacia él, evitó otro golpe, y se pegó a su cuerpo, tan cerca que su lanza resultaba inutil. Y entonces mordió. Con fuerza. Sus dientes penetraron sin dificultad en el cuello de la criatura, era blando. Y sabía mal. Todos los zorros comían insectos cuando no encontraban algo me que llevarse a la boca, pero esto no era exactamente un insecto. Su sangre era espesa y negra, y desagradable. Miyuki apretó aun más los dientes, la criatura emitióun grito ahogado, y dejó caer la lanza para buscar, con todos sus brazos, el cuerpo de la kitsune.
Dulfary, ya en pie, contemplaba el forcejeo. Era sin duda un extraño espectáculo. También vio como las rodillas de la criatura comenzaban a temblar y a flojear.
Mientras tanto, no muy lejos, Lohengrin acababa de perder su espada después de que el monstruo con el que se enfrentaba hiciera una magnífica maniobra de desarme. Por pura lógica, el caballero dio varios pasos hacia atrás, esquivando por poco varios ataques con las cimitarras. La criatura avanzó a la vez que él retrocedía, pero esta vez recibió un fortísimo golpe en la cara, que Lohengrin le propinó con el borde inferior de su escudo. Había saltado sangre. El arácnido agitó la cabeza confundido, tiempo suficiente para que Lohengrin recuperase la daga que colgaba de su cinturón. La horrible bestia volvió a chillar, escupió un borbotón de sangre, y se abalanzó sobre Lohengrin, blandiendo sus cimitarras, y cargando con su enorme cuerpo...
Narrador- Cantidad de envíos : 157
Re: A paso de tortuga (aveces de caracol)
No lograba entender, de forma alguna, cómo lograba Miyuki permanecer tan tranquila ante la situación. Es que ni el vestido se le estropeaba, de hecho, estaba segura que si se ponía a mirarlo con detenimiento vería que no tenía ni una arruga o señal de maltrato!!!!.
Simplemente era incomprensible para la niña. Tal vez era la practica con vestidos tan incómodos que el que tenía puesto ella. Si debía ser eso y su tranquilidad... establecer una teoría alocada que fuera una drow haciéndose pasar por alguien mas tranquilo una drow albina no se le antojó tan... fuera de lugar.
Como fuera, pensaba y se asombrara y se confundía al tiempo que se ponía en movimiento. Al colocarse de pie, tras ser arrojada por la criatura, aun se tambaleaba un poco, pero eso no la detenía, menos aun cuando la kitsune le dio la opción de atacar mientras el ser estaba entretenido con ella pegada al cuello.
Que asco, a qué sabría semejante cosa?
El estomago se le revolvía y ella, en plena carrera, recogía del piso la lanza del bicho pasando por entre sus pierna para hacerlo caer ahora que sus piernas parecían flaquear, pero antes de hacer eso, se dejó llevar por el infantil impulso de batir con fuerza el asta, de tal forma que lo impactó entre las piernas con tanta fuerza como pudo, preguntándose muy tarde si acaso eso le dolería como al humanoide promedio, y luego la hizo virar para terminar de quitarle el punto de apoyó, sin dejar de acercase en el proceso para poder patearlo ella en las corvas de las... patas... sobre las cuales tuviera el mayor peso de su figura.
Simplemente era incomprensible para la niña. Tal vez era la practica con vestidos tan incómodos que el que tenía puesto ella. Si debía ser eso y su tranquilidad... establecer una teoría alocada que fuera una drow haciéndose pasar por alguien mas tranquilo una drow albina no se le antojó tan... fuera de lugar.
Como fuera, pensaba y se asombrara y se confundía al tiempo que se ponía en movimiento. Al colocarse de pie, tras ser arrojada por la criatura, aun se tambaleaba un poco, pero eso no la detenía, menos aun cuando la kitsune le dio la opción de atacar mientras el ser estaba entretenido con ella pegada al cuello.
Que asco, a qué sabría semejante cosa?
El estomago se le revolvía y ella, en plena carrera, recogía del piso la lanza del bicho pasando por entre sus pierna para hacerlo caer ahora que sus piernas parecían flaquear, pero antes de hacer eso, se dejó llevar por el infantil impulso de batir con fuerza el asta, de tal forma que lo impactó entre las piernas con tanta fuerza como pudo, preguntándose muy tarde si acaso eso le dolería como al humanoide promedio, y luego la hizo virar para terminar de quitarle el punto de apoyó, sin dejar de acercase en el proceso para poder patearlo ella en las corvas de las... patas... sobre las cuales tuviera el mayor peso de su figura.
Dulfary- Cantidad de envíos : 1481
Re: A paso de tortuga (aveces de caracol)
Nota: Voy a unir en la misma Respuesta la parte de Lohengrin, y la del Narrador, a ver si esto avanza un poco mas rapidito... Despues de esta Respuesta le tocaría a Miyuki, por supuesto...
Lohengrin, con la daga en una mano y el escudo en la otra, consideró sus opciones. Tal vez el golpe con el escudo en el rostro de la criatura resultó mucho más doloroso de lo esperado por la criatura, pues ésta había perdido el control de sus acciones, y ahora, en lugar de enfrentarse a un formidable y calmado guerrero, estaba siendo atacado por un monstruo rabioso e inconsciente. El aracnido cargaba contra él, abriendo y cerrando sus mandíbulas, y Lohengrin, cubriéndose con su escudo, se hizo a un lado en el último instante, para lanzar una patada al tobillo de su agresor. El arácnido entonces perdió el equilibrio y cayó al suelo de bruces, recibiendo un fuerte impacto.
Dos opciones, Lohengrin podía correr y recoger su espada, o...
Dejó caer el escudo al suelo, y aferrándo fírmemente su daga, saltó sobre el monstruo, que ya estaba tratando de levantarse. Clavó su arma dos veces en la espalda de la criatura, pero ésta se revolvía tanto, que logró darse la vuelta. El arma del caballero apenas podía arañar el pecho óseo del engendro, así que buscó su cuello, y allí hundió el acero, una, dos, hasta tres veces...
Al otro lado, las cosas iban bastante mejor para Dulfary y Miyuki. Gracias a la valerosa Kitsune, estaban dando buena cuenta de su enemigo, que trataba de zafarse del mordisco que lo atenazaba. No vio llegar a Dulfary, con su lanza en las manos. El asta estaba hecha de metal y estaba fría. Y pesaba mucho, hacía falta ser una persona muy fuerte para manejarla con efectividad, pero en una situación como aquella, tampoco estaban las cosas como para hacer demostraciones de habilidad. La exploradora golpeó violentamente las rodillas del ser, y éste soltó un gruñido apagado, pues los dintes de Miyuki le impedían respirar. Al verlo tambalearse, Dul golpeó de nuevo, y después metió el asta de la lanza entre als dos piernas de la criatura, e hizo palanca para derribarlo, de manera que ésta dio con sus huesos en tierra.
Ahora le toca a Miyuki, después a Dulfary, y luego a Lohengrin+Narrador... Les parece apropiado el cambio?
Lohengrin, con la daga en una mano y el escudo en la otra, consideró sus opciones. Tal vez el golpe con el escudo en el rostro de la criatura resultó mucho más doloroso de lo esperado por la criatura, pues ésta había perdido el control de sus acciones, y ahora, en lugar de enfrentarse a un formidable y calmado guerrero, estaba siendo atacado por un monstruo rabioso e inconsciente. El aracnido cargaba contra él, abriendo y cerrando sus mandíbulas, y Lohengrin, cubriéndose con su escudo, se hizo a un lado en el último instante, para lanzar una patada al tobillo de su agresor. El arácnido entonces perdió el equilibrio y cayó al suelo de bruces, recibiendo un fuerte impacto.
Dos opciones, Lohengrin podía correr y recoger su espada, o...
Dejó caer el escudo al suelo, y aferrándo fírmemente su daga, saltó sobre el monstruo, que ya estaba tratando de levantarse. Clavó su arma dos veces en la espalda de la criatura, pero ésta se revolvía tanto, que logró darse la vuelta. El arma del caballero apenas podía arañar el pecho óseo del engendro, así que buscó su cuello, y allí hundió el acero, una, dos, hasta tres veces...
Al otro lado, las cosas iban bastante mejor para Dulfary y Miyuki. Gracias a la valerosa Kitsune, estaban dando buena cuenta de su enemigo, que trataba de zafarse del mordisco que lo atenazaba. No vio llegar a Dulfary, con su lanza en las manos. El asta estaba hecha de metal y estaba fría. Y pesaba mucho, hacía falta ser una persona muy fuerte para manejarla con efectividad, pero en una situación como aquella, tampoco estaban las cosas como para hacer demostraciones de habilidad. La exploradora golpeó violentamente las rodillas del ser, y éste soltó un gruñido apagado, pues los dintes de Miyuki le impedían respirar. Al verlo tambalearse, Dul golpeó de nuevo, y después metió el asta de la lanza entre als dos piernas de la criatura, e hizo palanca para derribarlo, de manera que ésta dio con sus huesos en tierra.
Ahora le toca a Miyuki, después a Dulfary, y luego a Lohengrin+Narrador... Les parece apropiado el cambio?
Lohengrin- Cantidad de envíos : 1179
Re: A paso de tortuga (aveces de caracol)
Miyuki se agarraba con todas sus fuerzas a la horrible criatura, y apretaba sus pequeños dientes, desgarrando la carne cada vez que el ser se movía, al final también necesito sus garras para que no la lograra lanzar.
Apenas podía ver lo que Dulfary hacia con el ir y venir de la bestia, pero le pareció ver que agarraba la lanza, lo lamentaba por... Fuera lo que fuera esa cosa, pero eso de seguro le iba a doler. No vio ninguno de los golpes, pero si se dio cuenta cuando el arácnido comenzó a caer, apoyo ambos pies sobre el torso del animal y soltándolo por fin dio un largo salto hacia atrás para alejarse lo mas posible.
Dio una vuelta y freno contra el suelo con pies y manos ¡Sus hermosas manos! Tuvo que aguantarse un llanto al pensar en lo que le iba a costar arreglarse las uñas luego de eso. Al levantarse su piel parecía aun mas blanca por el contraste de la sangre algo mas oscura de lo normal de la bestia. Aun tenia los dientes en su forma original, y las uñas bastante mas crecidas, sus ojos eran los de un zorro sin lugar a dura.
El caballero estaba dándole los golpes finales al arácnido con el que se había enfrentado, aunque era obvio que ya no representaría problemas. Dulfary en cambio era mas perspicaz, la kitsune se dio vuelta asustada de que la vieran e hizo un intento lo mas rápido que pudo por arreglar su aspecto.
Intentando calmar su respiración, y concentrandoce minimamente cambio sus ojos, dientes y uñas al modo humano. La sangre la dejo por que no tenia sentido que desapareciera (¿Porque todo lo demás si?), e intento volver a su sonrisa acostumbrada... No sabía qué habían visto, o qué podían sospechar, por primera vez Miyuki supo lo que se sentía estar nerviosa, y.... en cierto modo.... era agradable...
Apenas podía ver lo que Dulfary hacia con el ir y venir de la bestia, pero le pareció ver que agarraba la lanza, lo lamentaba por... Fuera lo que fuera esa cosa, pero eso de seguro le iba a doler. No vio ninguno de los golpes, pero si se dio cuenta cuando el arácnido comenzó a caer, apoyo ambos pies sobre el torso del animal y soltándolo por fin dio un largo salto hacia atrás para alejarse lo mas posible.
Dio una vuelta y freno contra el suelo con pies y manos ¡Sus hermosas manos! Tuvo que aguantarse un llanto al pensar en lo que le iba a costar arreglarse las uñas luego de eso. Al levantarse su piel parecía aun mas blanca por el contraste de la sangre algo mas oscura de lo normal de la bestia. Aun tenia los dientes en su forma original, y las uñas bastante mas crecidas, sus ojos eran los de un zorro sin lugar a dura.
El caballero estaba dándole los golpes finales al arácnido con el que se había enfrentado, aunque era obvio que ya no representaría problemas. Dulfary en cambio era mas perspicaz, la kitsune se dio vuelta asustada de que la vieran e hizo un intento lo mas rápido que pudo por arreglar su aspecto.
Intentando calmar su respiración, y concentrandoce minimamente cambio sus ojos, dientes y uñas al modo humano. La sangre la dejo por que no tenia sentido que desapareciera (¿Porque todo lo demás si?), e intento volver a su sonrisa acostumbrada... No sabía qué habían visto, o qué podían sospechar, por primera vez Miyuki supo lo que se sentía estar nerviosa, y.... en cierto modo.... era agradable...
Miyuki- Cantidad de envíos : 156
Re: A paso de tortuga (aveces de caracol)
Con la criatura caída al piso, la kazekage le dio otro golpe, esta vez en la sien a pa espera que quedara inconsciente y solo inconsciente, razón por la que buscó como tomarle el pulso, cosa que le tomó su tiempo.
Tal vez por esto, fue que no notó que Miyuki se daba la vuelta ocultándose de ella, pero algo si le daba vueltas en la cabeza, en la parte más recóndita de su ser: tenía las uñas mas largas de lo que creyó inicialmente que las tenía. Algo que le pareció en un primer momento útil para poder atacar al ser como lo hizo, pero que no supo asociarlo a cambia formas o mejor aun, a seres fantásticos.
De inmediato su vista se fue hacía Lohengrin y sus problemas con la otra araña, pero parecía tener la situación bajo control, al punto de crearle a ella nauseas. La saña con la que clavaba y clavaba la daga en al cabeza del ser la obligaron a mirar hacia Miyuki para pensar en otra cosa y fue haciendo eso que cayó en cuenta.
- Estas bien? te cayó algo de ese bicho en los ojos? - preguntó preocupada y entonces soltó un gritico de angustia y se lanzó sobre el hombre araña, empujándolo con las dos manos, con la poca fuerza que tenía hasta que logró hacerlo rodar y rescató lo que buscaba: su sombrero de ramas verdes.
- Basta Lohengrin!! ya está muerto!! - no lo pudo soportar mas y eso que no estaba mirando.
Tal vez por esto, fue que no notó que Miyuki se daba la vuelta ocultándose de ella, pero algo si le daba vueltas en la cabeza, en la parte más recóndita de su ser: tenía las uñas mas largas de lo que creyó inicialmente que las tenía. Algo que le pareció en un primer momento útil para poder atacar al ser como lo hizo, pero que no supo asociarlo a cambia formas o mejor aun, a seres fantásticos.
De inmediato su vista se fue hacía Lohengrin y sus problemas con la otra araña, pero parecía tener la situación bajo control, al punto de crearle a ella nauseas. La saña con la que clavaba y clavaba la daga en al cabeza del ser la obligaron a mirar hacia Miyuki para pensar en otra cosa y fue haciendo eso que cayó en cuenta.
- Estas bien? te cayó algo de ese bicho en los ojos? - preguntó preocupada y entonces soltó un gritico de angustia y se lanzó sobre el hombre araña, empujándolo con las dos manos, con la poca fuerza que tenía hasta que logró hacerlo rodar y rescató lo que buscaba: su sombrero de ramas verdes.
- Basta Lohengrin!! ya está muerto!! - no lo pudo soportar mas y eso que no estaba mirando.
Dulfary- Cantidad de envíos : 1481
Re: A paso de tortuga (aveces de caracol)
"Basta, Lohengrin... Ya está muerto..." Las palabras de Dulfary resonaron en lo oídos del caballero.
En efecto, estaba muerto. Lohengrin dejó de apuñalar el cuello de la criatura, y se dejó caer, exhausto. Resbaló por el costado del enorme cuerpo del monstruo, y quedó boca arriba en el suelo, respirando aceleradamente. Sus ropajes estaban cubiertos por una mezcla de sangre roja y negra, y tenía varios cortes superficiales en los brazos. Apoyándose en el pecho de su enemigo caído, consiguió sentarse y respirar hondo. Recogió la daga del cuerpo de la criatura. Ésta había atravesado el amuleto hecho con cristales que pendía de su cuello, e incluso había roto el cordón de cuero que los mantenía unidos.
Luego, se incorporó trabajosamente y se dirigió al encuentro de sus dos compañeras. Afortunadamente, ellas también habían logrado deshacerse del otro arácnido. No pudo menos que sonreír al ver a una compungida Dul tratando, una vez más, de arreglar su sombrero verde, ya casi inservible. "Parece que hemos tenido una baja", comentó, señalándolo, a modo de broma.
Luego miró con preocpación a Miyuki. La inocente jovencita estaba también cubierta de sangre. Había tratado en vano de limpiarse la cara, y además el cuello de su kimono también estaba manchado. Toda la sangre era negra. Miró de reojo a Dulfary, como buscando una explicación. "Me alegro de que no estéis heridas... Al menos no de gravedad. Creo que debemos irnos de aquí cuanto antes y buscar un lugar seguro para acampar y pasar la noche..."
Rcogió del suelo la lanza con la que Dulfary había golpeado las piernas del monstruo y se apoyó en ella, como si fuera un bastón, cosa que agradeció su cansado cuerpo. Toda ella era de metal oscuro, el asta y la cabeza eran parte de la misma pieza, y la parte central estaba grabada con un intrincado diseño geométrico. Pesaba bastante más de lo normal, y había que tener una gran fuerza para manejarla con efectividad.
FDI: De momento el narrador se calla. Ya volveré a sacarlo en otro momento, por ahora, le toca a Miyuki, y después a Dulfary.
Lohengrin- Cantidad de envíos : 1179
Re: A paso de tortuga (aveces de caracol)
Suspiro aliviada, al parecer no se había notado nada comprometedor, o el calor de la batalla había tapado todos sus errores. Cuando tuvieran tiempo de descansar y detenerse a pensar probablemente surgirían preguntas, pero para entonces ya tendría alguna buena escusa.
- Solo me he manchado un poco con la sangre de ese desagradable ser, Señorita Dulfary - Dijo mientras se volteaba sonriendo amable - Pero no parece ser nada de que preocuparse.
Miro llegar a su lado al caballero, parecía algo más dañado que ellas dos, pero resumiendo, ninguno de los tres estaba en peligro, lo cual era algo más que loable considerando la cantidad de seres que habían enfrentado.
- Bien, entonces sigamos por aquí por favor - Dijo señalando un camino que no era tal, ya que el bosque era completamente salvaje.
Como hicieran antes, Miyuki iba adelante caminando con delicadeza, como si nada hubiese pasado, sonriendo amena a sus acompañantes. La idea era avanzar lo más que se pudiera antes de que terminara de oscurecer, los grandes y frondosos árboles tapaban la luz, y hacían parecer a la noche mucho más cercana.
Caminando a buen paso no tardaron en alejarse del lugar de la pelea, de algún modo la kitsune se las arreglaba para ir a la misma velocidad que el resto. Al final, señalo un sitio con una gran sonrisa adornando el gesto. Eran los cimientos derruidos de lo que alguna vez había sido un edificio, una casa, o algo similar. Ahora no quedaba mas que una de las paredes por la mitad, y los bordes de todo el resto de la estructura.
- Ya avanzamos mucho hoy, si quieren podemos descansar aquí - Sugirió de modo cortes.
- Solo me he manchado un poco con la sangre de ese desagradable ser, Señorita Dulfary - Dijo mientras se volteaba sonriendo amable - Pero no parece ser nada de que preocuparse.
Miro llegar a su lado al caballero, parecía algo más dañado que ellas dos, pero resumiendo, ninguno de los tres estaba en peligro, lo cual era algo más que loable considerando la cantidad de seres que habían enfrentado.
- Bien, entonces sigamos por aquí por favor - Dijo señalando un camino que no era tal, ya que el bosque era completamente salvaje.
Como hicieran antes, Miyuki iba adelante caminando con delicadeza, como si nada hubiese pasado, sonriendo amena a sus acompañantes. La idea era avanzar lo más que se pudiera antes de que terminara de oscurecer, los grandes y frondosos árboles tapaban la luz, y hacían parecer a la noche mucho más cercana.
Caminando a buen paso no tardaron en alejarse del lugar de la pelea, de algún modo la kitsune se las arreglaba para ir a la misma velocidad que el resto. Al final, señalo un sitio con una gran sonrisa adornando el gesto. Eran los cimientos derruidos de lo que alguna vez había sido un edificio, una casa, o algo similar. Ahora no quedaba mas que una de las paredes por la mitad, y los bordes de todo el resto de la estructura.
- Ya avanzamos mucho hoy, si quieren podemos descansar aquí - Sugirió de modo cortes.
Miyuki- Cantidad de envíos : 156
Re: A paso de tortuga (aveces de caracol)
Con el sombrero en la mano, se había dejado caer al suelo. Lo miraba con tanta tristeza, que si los presentes se fijaban bien, entonces verían qué tan húmedos tenías los ojos. No era un sombrero costoso, pero era bonito, intrincado y a ella le gustaba mucho, en especial para estar en esas islas.
Los escuchaba hablar: el uno estaba bien, el otro... Lohengrin hizo que levantara a vista hacía él, descorazonada, sosteniendo la devastada prenda comosi de un ser vivo se hubiese tratado. Pero no le dijo nada en reproche, solso soltó un tristisimo suspiro y lo guardó al fondo de su bolsita.
Aunque Miyuki había hecho la parte mas complicada del trabajo, al tumbar esa criatura, la verdad era que Dul estaba muy cansada, a duras penas si podía mantenerse en pie y dado que Lohengrin había ganado la lanza no tenía un bastón. No importaba, ella no caminaría con una de esas. En su lugar, se dispuso a recuperar los cuchillos lanzados y perdidos y fue haciendo eso que se percató de cuanto le dolía la cabeza. Lo que no era un impedimento inmediato para darse cuenta de algunas cosas que no eran propias del bosque, ademas de sus armas y la sangre de los bichos, como por ejemplo, el disco con el que habían atacado a Miyuki.
Se acercó curiosa hasta él y lo examinó con una ramita tomada del suelo, por si acaso este le brincaba encima. Pero, efectivamente, estaba innerte. El disco era de madera negra y estaba tallado con motivos geometricos a los que la niña no supo darles sentido en su momento; las cuchillas de metal a los lados no estaban dispuestas al azar o con el fin solo de herir, la distribución y filos de estas le permitian al arma mantenerse en el aire y no solo eso, Dulfary, con el amplio conocimiento del viento y lo relacionado con este, sabía que estaba hecho para deslizarse a mucha distancia con equilibrio.
- Vaya - susurró. Para ese momento, ya tenía el amra en sus manos, le había dado varias vueltas entre estas, con cuidado de no cortarse, detallandola de cerca, muy cerca, pasando el dedo por el filo las hojas y... aumentado su dolor de cabeza.
No sabía si debía quedarselo, pero dejarlo ahí, al alcance de quien sabe quien, tampoco era una opción.
Se sentía no solo cansada, si no zarandeada y de momento, lo ultimo que quería era caminar. Se soltó el cabello y con cuidado volvió a atarlo en una cola alta, de modo que no representara mas calor, y entonces se sentó en el tocon de un arbol sin telarañas.
- No quiero - dijo infantil mente, con puchero incluido - quiero descan... - parpadeó varias veces, la kitsune había seguido el camino y lo primero que hizo fue mirar en dirección al caballero que valientemente se había ofrecido a acompañarlas (o al menos eso era lo que ella recordaba), buscando una explicación al respecto.
Los escuchaba hablar: el uno estaba bien, el otro... Lohengrin hizo que levantara a vista hacía él, descorazonada, sosteniendo la devastada prenda comosi de un ser vivo se hubiese tratado. Pero no le dijo nada en reproche, solso soltó un tristisimo suspiro y lo guardó al fondo de su bolsita.
Aunque Miyuki había hecho la parte mas complicada del trabajo, al tumbar esa criatura, la verdad era que Dul estaba muy cansada, a duras penas si podía mantenerse en pie y dado que Lohengrin había ganado la lanza no tenía un bastón. No importaba, ella no caminaría con una de esas. En su lugar, se dispuso a recuperar los cuchillos lanzados y perdidos y fue haciendo eso que se percató de cuanto le dolía la cabeza. Lo que no era un impedimento inmediato para darse cuenta de algunas cosas que no eran propias del bosque, ademas de sus armas y la sangre de los bichos, como por ejemplo, el disco con el que habían atacado a Miyuki.
Se acercó curiosa hasta él y lo examinó con una ramita tomada del suelo, por si acaso este le brincaba encima. Pero, efectivamente, estaba innerte. El disco era de madera negra y estaba tallado con motivos geometricos a los que la niña no supo darles sentido en su momento; las cuchillas de metal a los lados no estaban dispuestas al azar o con el fin solo de herir, la distribución y filos de estas le permitian al arma mantenerse en el aire y no solo eso, Dulfary, con el amplio conocimiento del viento y lo relacionado con este, sabía que estaba hecho para deslizarse a mucha distancia con equilibrio.
- Vaya - susurró. Para ese momento, ya tenía el amra en sus manos, le había dado varias vueltas entre estas, con cuidado de no cortarse, detallandola de cerca, muy cerca, pasando el dedo por el filo las hojas y... aumentado su dolor de cabeza.
No sabía si debía quedarselo, pero dejarlo ahí, al alcance de quien sabe quien, tampoco era una opción.
Se sentía no solo cansada, si no zarandeada y de momento, lo ultimo que quería era caminar. Se soltó el cabello y con cuidado volvió a atarlo en una cola alta, de modo que no representara mas calor, y entonces se sentó en el tocon de un arbol sin telarañas.
- No quiero - dijo infantil mente, con puchero incluido - quiero descan... - parpadeó varias veces, la kitsune había seguido el camino y lo primero que hizo fue mirar en dirección al caballero que valientemente se había ofrecido a acompañarlas (o al menos eso era lo que ella recordaba), buscando una explicación al respecto.
Dulfary- Cantidad de envíos : 1481
Re: A paso de tortuga (aveces de caracol)
El caballero se dejó caer lentamente en el suelo, mientras la kitsune exploraba los alrededores buscando un lugar hacia donde ir.
Palpó su cuerpo, sin encontrar ninguna herida severa, pero también se hallaba al borde del agotamiento. Le dolía mucho su mano derecha. La verdad es que hacía ya bastante tiempo que no se veía obligado a combatir, y menos aún contra enemigos tan formidables. Reconoció que había sido su buena fortuna la que le había hecho ganar el combate, o al menos salir de él sin heridas de especial gravedad. La más fea era el corte que tenía en el dorso de su mano, y dolía. No podía cerrarla bien, por lo que pensó que tal vez se había roto alguno de los tendones. Sacó unos vendajes de su mochila y se los colocó con la otra mano lo mejr que pudo, sin permitir que Dulfary lo ayudara.
"Miyuki tiene razón. Si nos quedamos aquí más tiempo, podrían atacarnos de nuevo... Parece que ella conoce alguna clase de refugio o algo parecido, quizá deberíamos seguirla..." Pronunció el nombre de su acompañante con cautela, pues había una multitus de detalles que no encajaban, y él estaba seguro de que Dulfary había advertido también algunos de sus extraños comportamientos... El caballero no había acabado de hablar cuando un pequeño ruido le hizo levantar la cabeza. La araña más grande de todas, aquella a la que Miyuki había hecho escapar, estaba de nuevo sobre ellos, aunque a gran altura en los árboles, ignorando por completo al grupo. Parecía muy afanada en buscar un lugar donde tejer una nueva tela.
Luego de haber descansado un momento, se incorporó utilizando la lanza como apoyo, y examinó los cuerpos de los arácnidos, mirando con curiosidad algunas de sus pertenencias, y recogiendo otras. Cuando le llegó el turno al que había sido el dueño original de la lanza, Lohengrin se percató de que respiraba con dificultad y se estremecía a veces. Se agachó junto a él y murmuró unas palabras breves y rápidas. Luego sacó su daga con la mano izquierda, y segó su vida de la manera más rapida que fue capaz.
Volvió a levantarse, y revisó el contenido de una especie de bandolera de cuero que había quitado al mayor de los dos monstruos. "Huesos de animales, bolas de pelo, las dos patas de... algo... ¿Qué es esto?" Tomó una pequeña bolsita, también de cuero, y sacó de ella varias gemas, seis en total, tres de color rojo muy intenso, una de color verde brillate, y dos anaranjadas, con reflejos muy vivos. Las mostró a sus acompañantes. "Parece que tenemos aquí una pequeña compensación por las molestias. ¿Y esto qué es? Vaya, un estuche de pergaminos, con tres rollos, esto debe ser magia, pero yo no sé leerla. Todo esto, junto con las dos cimitarras, esta lanza, y el disco que tienes en tus manos, Dul, hacen un interesante botín de guerra que debemos repartir cuidadosamente, aunque sinceramente, hubiera preferido no encontrarme con estos engendros... Ah, y este extraño amuleto de cristales... pero está roto."
Tendió su mano izquierda a la exploradora para ayudarla a levantarse. "Adelante, Dul, Miyuki tiene razón. Debemos irnos, ya casi es de noche. Si encontramos un buen lugar para descansar, yo haré tu turno de guardia. ¿Qué me dices?"
La kitsune parecía haber encontrado un sendero por el que seguir. " Bien, entonces sigamos por aquí por favor ", había dicho ella.
Palpó su cuerpo, sin encontrar ninguna herida severa, pero también se hallaba al borde del agotamiento. Le dolía mucho su mano derecha. La verdad es que hacía ya bastante tiempo que no se veía obligado a combatir, y menos aún contra enemigos tan formidables. Reconoció que había sido su buena fortuna la que le había hecho ganar el combate, o al menos salir de él sin heridas de especial gravedad. La más fea era el corte que tenía en el dorso de su mano, y dolía. No podía cerrarla bien, por lo que pensó que tal vez se había roto alguno de los tendones. Sacó unos vendajes de su mochila y se los colocó con la otra mano lo mejr que pudo, sin permitir que Dulfary lo ayudara.
"Miyuki tiene razón. Si nos quedamos aquí más tiempo, podrían atacarnos de nuevo... Parece que ella conoce alguna clase de refugio o algo parecido, quizá deberíamos seguirla..." Pronunció el nombre de su acompañante con cautela, pues había una multitus de detalles que no encajaban, y él estaba seguro de que Dulfary había advertido también algunos de sus extraños comportamientos... El caballero no había acabado de hablar cuando un pequeño ruido le hizo levantar la cabeza. La araña más grande de todas, aquella a la que Miyuki había hecho escapar, estaba de nuevo sobre ellos, aunque a gran altura en los árboles, ignorando por completo al grupo. Parecía muy afanada en buscar un lugar donde tejer una nueva tela.
Luego de haber descansado un momento, se incorporó utilizando la lanza como apoyo, y examinó los cuerpos de los arácnidos, mirando con curiosidad algunas de sus pertenencias, y recogiendo otras. Cuando le llegó el turno al que había sido el dueño original de la lanza, Lohengrin se percató de que respiraba con dificultad y se estremecía a veces. Se agachó junto a él y murmuró unas palabras breves y rápidas. Luego sacó su daga con la mano izquierda, y segó su vida de la manera más rapida que fue capaz.
Volvió a levantarse, y revisó el contenido de una especie de bandolera de cuero que había quitado al mayor de los dos monstruos. "Huesos de animales, bolas de pelo, las dos patas de... algo... ¿Qué es esto?" Tomó una pequeña bolsita, también de cuero, y sacó de ella varias gemas, seis en total, tres de color rojo muy intenso, una de color verde brillate, y dos anaranjadas, con reflejos muy vivos. Las mostró a sus acompañantes. "Parece que tenemos aquí una pequeña compensación por las molestias. ¿Y esto qué es? Vaya, un estuche de pergaminos, con tres rollos, esto debe ser magia, pero yo no sé leerla. Todo esto, junto con las dos cimitarras, esta lanza, y el disco que tienes en tus manos, Dul, hacen un interesante botín de guerra que debemos repartir cuidadosamente, aunque sinceramente, hubiera preferido no encontrarme con estos engendros... Ah, y este extraño amuleto de cristales... pero está roto."
Tendió su mano izquierda a la exploradora para ayudarla a levantarse. "Adelante, Dul, Miyuki tiene razón. Debemos irnos, ya casi es de noche. Si encontramos un buen lugar para descansar, yo haré tu turno de guardia. ¿Qué me dices?"
La kitsune parecía haber encontrado un sendero por el que seguir. " Bien, entonces sigamos por aquí por favor ", había dicho ella.
Última edición por Lohengrin el 23/08/10, 04:28 pm, editado 2 veces
Lohengrin- Cantidad de envíos : 1179
Re: A paso de tortuga (aveces de caracol)
Grande fue su sorpresa al darse vuelta y ver que sus compañeros no solo se habían quedado atrás ¡Sino que siquiera la habían seguido! La desilusion se pinto en su rostro ¿Tan rápido había perdido a sus nuevos amigos? Siquiera había tenido tiempo de conocerlos y ya habían desaparecido.
No es que les tuviera genuino afecto, aun necesitaba conocerlos un poco mas, pero desde que se los había encontrado solo sucedían hechos interesantes y entretenidos, no quería dejar de vivir aventuras, no quería caer nuevamente en las garras del aburrimiento.
Se acerco al camino por el que había venido, y por donde pensaba que la estaban siguiendo, no vio ni rastros de ellos, olió el aire en busca de alguna señal. Logró captar un poco, el olor masculino de Lohengrin era bien diferente al del resto de los seres del bosque, pero lo leve que era le decía que estaban muy lejos de donde ella se encontraba.
Frunció el ceño molesta por los inconvenientes, ahora tendría que desandar el camino. Miro su forma humana, resultaba molesta para caminar largas distancias, no podía correr mucho y tenía que mantener las apariencias. Cerro los ojos y se concentro un segundo, se ilumino levemente, sus manos se volvieron patas, su rostro tenia hocico ahora, el pelaje naranja brillante la cubrió por completo, y una hermosa cola termino de dar forma al zorro que en realidad era.
Para ser exactos, no solo una cola adornada su figura, sino que eran tres, pero la kitsune estaba más preocupada en llegar pronto a donde se encontraban los demás, así que las dejo como estaban. Levanto la nariz para estar segura de que seguía el rastro correcto y comenzó a correr a una velocidad asombrosa. Con su tamaño real no medía mas que un perro mediano, sus reflejos eran excelentes y podía pasar por huecos y senderos que de otro modo no podía.
Acorto la distancia antes de lo que esperaba, pero aun faltaba para llegar, aunque la idea era encontrarlos por el camino en la medida de lo posible. Ya podía olerlos a ambos, estaban muy cerca, se detuvo un en seco ¿Qué era mejor hacer? Tomar su forma humana era lo mas razonable, aunque quedándose así tampoco haría ningún mal.
Mientras meditaba esto, Miyuki no se había dado cuenta que la punta de sus tres colas eran claramente visibles para cualquiera que pasara cerca.
No es que les tuviera genuino afecto, aun necesitaba conocerlos un poco mas, pero desde que se los había encontrado solo sucedían hechos interesantes y entretenidos, no quería dejar de vivir aventuras, no quería caer nuevamente en las garras del aburrimiento.
Se acerco al camino por el que había venido, y por donde pensaba que la estaban siguiendo, no vio ni rastros de ellos, olió el aire en busca de alguna señal. Logró captar un poco, el olor masculino de Lohengrin era bien diferente al del resto de los seres del bosque, pero lo leve que era le decía que estaban muy lejos de donde ella se encontraba.
Frunció el ceño molesta por los inconvenientes, ahora tendría que desandar el camino. Miro su forma humana, resultaba molesta para caminar largas distancias, no podía correr mucho y tenía que mantener las apariencias. Cerro los ojos y se concentro un segundo, se ilumino levemente, sus manos se volvieron patas, su rostro tenia hocico ahora, el pelaje naranja brillante la cubrió por completo, y una hermosa cola termino de dar forma al zorro que en realidad era.
Para ser exactos, no solo una cola adornada su figura, sino que eran tres, pero la kitsune estaba más preocupada en llegar pronto a donde se encontraban los demás, así que las dejo como estaban. Levanto la nariz para estar segura de que seguía el rastro correcto y comenzó a correr a una velocidad asombrosa. Con su tamaño real no medía mas que un perro mediano, sus reflejos eran excelentes y podía pasar por huecos y senderos que de otro modo no podía.
Acorto la distancia antes de lo que esperaba, pero aun faltaba para llegar, aunque la idea era encontrarlos por el camino en la medida de lo posible. Ya podía olerlos a ambos, estaban muy cerca, se detuvo un en seco ¿Qué era mejor hacer? Tomar su forma humana era lo mas razonable, aunque quedándose así tampoco haría ningún mal.
Mientras meditaba esto, Miyuki no se había dado cuenta que la punta de sus tres colas eran claramente visibles para cualquiera que pasara cerca.
Miyuki- Cantidad de envíos : 156
Re: A paso de tortuga (aveces de caracol)
Simplemente no se dio cuenta.
Estaba demasiado embotada para notar algunas cosas. No se dio cuenta que lohen se vendaba la mano, ni que Miyuki se había ido, que la araña, molesta, rehacía su telaraña. Solo las cosas notó cuando fue muy tarde y habían ocurrido y no podría notar algunas, como la mano vendada de Lohengrin.
Solo volvió en sí cuando cortó su frase y entonces, se dio cuenta que Lohengrin estaba rezando, al parecer, sobre el cuerpo de la criatura que las había atacado a ellas y dandole una muerte piadosa... no creyó que estuviera tan mal. Lo miraba con compasión, a los dos, tanto el bicho horrible como al caballero, pero su expresión fue cambiando cuando empezó a esculcar a las criaturas.
- Qué es lo que estas haciendo?? - a pesar de parecerlo, no era una pregunta retorica. Era mas bien de incredulidad. Estaba esculcandolos, quitandoles sus pertenencias, haciedo un inventario como si fuera un... - Botín de guerra? - cada vez estaba más perpleja, no podía hablar en serio y aun así lo estaba haciendo - que clase de persona... - fue solo un murmullo, desconcertada. Entendía que las cimitarras dejadas al abandono eran un peligro potencial para quien las encontrara, pero... sus bolsas? Se estaba indignando - Yo tampoco sé leerla - dijo tajante y apartó la mirada en otra dirección.
Donde se había metido Miyuki. Ese chica era mas extraña que ella misma en ocasiones, pero en ese momento, tal vez si se sentía apoyada por ella tendría el valor para hacerle el reclamo al caballero por despojar a los muertos de sus pertenencias. Las había ayudado, se había arriesgado y estaba profundamente agradecida, por eso no podía decirle nada. Aunque ganas no le faltaban hasta de darle un cocotazo por tal conducta.
Volvió la vista a él cuando le ofreció la mano y suspirando resignada a que hiciera lo que quisiera, se la tomó, con firmeza y confianza. Al tomarla no lo hizo como lo haría una señorita, sino como un aventurero màs. Hizo apoyo y cuandotomó impulso para levantarse abrió los ojos de par en par.
Algo iba mal. Algo no estaba bien. Le miró la mano, la izquierda, por qué? Estaba segura que era diestro, Algo se removió dentro de ella, pero terminó de levantarse y luego tomó el disco.
- Es mejor que alcancemos a Miyuki, no sea que se meta en problemas - dijo desconcertada, pero de pronto sonrió, con timidez - gracias... por todo y por... - movió la mano replicando el gesto de ayudarla a levantar, lo hizo con la izquierda, mientras caminaban por el sendero que había seguido la kitsune - no sé si en tu cultura, pero en la mía dar la izquierda es simbolico - volvió a sonreir.
Lo decía por un principio muy sencillo entre los suyos. Al dar la izquierda desprotejes el corazón y quedas a la merced de quien te la recibe, por tanto, hacerlo, implica una gran confianza que no se tiene ni con la propia familia. Debió ser un error, un descuido de parte de Lohengrin, pero le pareció curioso... a parte, no le encontró otra explicación.
Caminaba a paso lento por el sendero. Miyuki teníamucha razón al decir que noera seguro permancer ahi, Lohengrin lo había dicho y hasta ella, tan imprudente y poco precavida ante el peligro, se daba cuenta.
- No te preocupes por el turno de la guardia. Creo que puedo hacerla, si podemos encender fuego hasta haré té para todos y así el que esté de guardia se mantendrá despierto... si es prudente hacer fuego? - la pregunta era para ambos. Entonces la vio, a lo lejos, la silueta de lo que creyó era Miyuki.
- Eh!! Miyuki!!! espera!!! - gritó con toda la tranquilidad del mundo.
Estaba demasiado embotada para notar algunas cosas. No se dio cuenta que lohen se vendaba la mano, ni que Miyuki se había ido, que la araña, molesta, rehacía su telaraña. Solo las cosas notó cuando fue muy tarde y habían ocurrido y no podría notar algunas, como la mano vendada de Lohengrin.
Solo volvió en sí cuando cortó su frase y entonces, se dio cuenta que Lohengrin estaba rezando, al parecer, sobre el cuerpo de la criatura que las había atacado a ellas y dandole una muerte piadosa... no creyó que estuviera tan mal. Lo miraba con compasión, a los dos, tanto el bicho horrible como al caballero, pero su expresión fue cambiando cuando empezó a esculcar a las criaturas.
- Qué es lo que estas haciendo?? - a pesar de parecerlo, no era una pregunta retorica. Era mas bien de incredulidad. Estaba esculcandolos, quitandoles sus pertenencias, haciedo un inventario como si fuera un... - Botín de guerra? - cada vez estaba más perpleja, no podía hablar en serio y aun así lo estaba haciendo - que clase de persona... - fue solo un murmullo, desconcertada. Entendía que las cimitarras dejadas al abandono eran un peligro potencial para quien las encontrara, pero... sus bolsas? Se estaba indignando - Yo tampoco sé leerla - dijo tajante y apartó la mirada en otra dirección.
Donde se había metido Miyuki. Ese chica era mas extraña que ella misma en ocasiones, pero en ese momento, tal vez si se sentía apoyada por ella tendría el valor para hacerle el reclamo al caballero por despojar a los muertos de sus pertenencias. Las había ayudado, se había arriesgado y estaba profundamente agradecida, por eso no podía decirle nada. Aunque ganas no le faltaban hasta de darle un cocotazo por tal conducta.
Volvió la vista a él cuando le ofreció la mano y suspirando resignada a que hiciera lo que quisiera, se la tomó, con firmeza y confianza. Al tomarla no lo hizo como lo haría una señorita, sino como un aventurero màs. Hizo apoyo y cuandotomó impulso para levantarse abrió los ojos de par en par.
Algo iba mal. Algo no estaba bien. Le miró la mano, la izquierda, por qué? Estaba segura que era diestro, Algo se removió dentro de ella, pero terminó de levantarse y luego tomó el disco.
- Es mejor que alcancemos a Miyuki, no sea que se meta en problemas - dijo desconcertada, pero de pronto sonrió, con timidez - gracias... por todo y por... - movió la mano replicando el gesto de ayudarla a levantar, lo hizo con la izquierda, mientras caminaban por el sendero que había seguido la kitsune - no sé si en tu cultura, pero en la mía dar la izquierda es simbolico - volvió a sonreir.
Lo decía por un principio muy sencillo entre los suyos. Al dar la izquierda desprotejes el corazón y quedas a la merced de quien te la recibe, por tanto, hacerlo, implica una gran confianza que no se tiene ni con la propia familia. Debió ser un error, un descuido de parte de Lohengrin, pero le pareció curioso... a parte, no le encontró otra explicación.
Caminaba a paso lento por el sendero. Miyuki teníamucha razón al decir que noera seguro permancer ahi, Lohengrin lo había dicho y hasta ella, tan imprudente y poco precavida ante el peligro, se daba cuenta.
- No te preocupes por el turno de la guardia. Creo que puedo hacerla, si podemos encender fuego hasta haré té para todos y así el que esté de guardia se mantendrá despierto... si es prudente hacer fuego? - la pregunta era para ambos. Entonces la vio, a lo lejos, la silueta de lo que creyó era Miyuki.
- Eh!! Miyuki!!! espera!!! - gritó con toda la tranquilidad del mundo.
Dulfary- Cantidad de envíos : 1481
Re: A paso de tortuga (aveces de caracol)
Respondiendo a la pregunta (ya la vez al reproche) de Dulfary, Lohengrin simplemente dijo: "Soy un soldado. Entre otras cosas. A lo largo de mi carrera, he aprendido que a veces un puñado de monedas pueden significar la diferencia entre el éxito y el fracaso de una misión. Cuando estemos de vuelta en la ciudad trataremos de convertir todo esto en dinero contante y sonante, que repartiremos entre los tres a partes iguales."
Guardó cuidadosamente el estuche de pergaminos mágicos, y despés ayudó a Dulfary a levantarse para continuar la marcha. Esperaba que Miyuki no estuviera demasiado lejos. Aún confiaba en ella como guía, pero tendría que dar algunas explicaciones...
"Lo siento. No conozco tu cultura, y espero no haberte ofendido. La mano derecha me duele un poco, pero estará bien dentro de un rato. Sigamos."
Como Miyuki había partido tan decidida, parecía estar algo lejos del grupo, así que Lohengrin trató de seguir su pista. No era un rastreador experto, pero sí competente, por lo que le sorprendió mucho la extrema dificultad que le supuso la tarea. Si los pies de Dulfary eran ligeros como los de un explorador entrenado durante años, los de Miyuki parecían más el rastro de una leve brisa. Ni una flor rota, ni una rama quebrada, ni siquiera la más pequeña huella de sus sandalias.
Dulfary creyó verla, pero el caballero no vio nada en la dirección en que ella señalaba, salvo un pequeño movimiento en los arbustos que flanqueaban el camino, y que a veces hasta se colaban dentro. "Fuego... realmente no se lo que puede ser mejor. Por un lado mantendría alejados a los depredadores y a la mayoría de los animales. Por otro, podría atraer más cosas de estas" Señaló a los dos muertos. "Deberiamos preguntarle a nuestra compañera qué es lo más prudente. Parece ser que ella conoce este lugar bastante bien."
"Miyuki!" llamó el caballero, tratando de no alzar demasiado la voz. "Estás por aqui?" Recordaba que ella había hablado de una especie de refugio, que era justo lo que más necesitaban en ese momento.
Guardó cuidadosamente el estuche de pergaminos mágicos, y despés ayudó a Dulfary a levantarse para continuar la marcha. Esperaba que Miyuki no estuviera demasiado lejos. Aún confiaba en ella como guía, pero tendría que dar algunas explicaciones...
"Lo siento. No conozco tu cultura, y espero no haberte ofendido. La mano derecha me duele un poco, pero estará bien dentro de un rato. Sigamos."
Como Miyuki había partido tan decidida, parecía estar algo lejos del grupo, así que Lohengrin trató de seguir su pista. No era un rastreador experto, pero sí competente, por lo que le sorprendió mucho la extrema dificultad que le supuso la tarea. Si los pies de Dulfary eran ligeros como los de un explorador entrenado durante años, los de Miyuki parecían más el rastro de una leve brisa. Ni una flor rota, ni una rama quebrada, ni siquiera la más pequeña huella de sus sandalias.
Dulfary creyó verla, pero el caballero no vio nada en la dirección en que ella señalaba, salvo un pequeño movimiento en los arbustos que flanqueaban el camino, y que a veces hasta se colaban dentro. "Fuego... realmente no se lo que puede ser mejor. Por un lado mantendría alejados a los depredadores y a la mayoría de los animales. Por otro, podría atraer más cosas de estas" Señaló a los dos muertos. "Deberiamos preguntarle a nuestra compañera qué es lo más prudente. Parece ser que ella conoce este lugar bastante bien."
"Miyuki!" llamó el caballero, tratando de no alzar demasiado la voz. "Estás por aqui?" Recordaba que ella había hablado de una especie de refugio, que era justo lo que más necesitaban en ese momento.
Lohengrin- Cantidad de envíos : 1179
Re: A paso de tortuga (aveces de caracol)
Miyuki seguía pensando tranquila cuando escuchó los llamados, dio un brinco por la sorpresa de ver que estaba tan cerca, instintivamente ambas orejas se alzaron y agacho el cuerpo para esconderse. Pero en seguida reacciono, negó con la cabeza, un gesto muy humano, pero que viniendo de un zorro quedaba algo extraño. No había mas tiempo que perder, tenia que volver a su forma humana y presentarse para seguir siendo guía, no es que ellos no pudieran llegar a destino solos, pero... Solo para estar seguros...
Corrió tras in árbol para asegurarse de que nadie la viera, olfateo una vez mas para estar segura de que estaba donde creía que estaban, conforme con los resultados, cerro los ojos y concentro su magia en una imagen, en la imagen que tanto le gustaba tomar con cada uno de sus detalles, el largo pelo blanco, los ojos de mirada inocente color ámbar, su extraña y compleja ropa, sus bonitas sandalias de madera. Oculto las orejas, el pelaje, las colas y dar forma de a poco a lo que sería una joven humana de gesto sonriente.
Abrió los ojos y contemplo el resultado, al parecer estaba todo bien, contó los dedos de las manos para estar segura de que estaban todos, tenia dos piernas, correcto. Recordó a ultimo momento que se suponía tenia manchada parte de la ropa con la sangre del ser repulsivo, muy a su pesar imagino la mancha a la altura del cuello, donde se había derramado antes, que espanto, le daban ganas de llorar. Suspiro resignada y emprendió la marcha los pocos metros que le faltaban para encontrarse con ellos.
- Señor Lohengrin, Señorita Dulfary, por aquí - Dijo apartando unas plantas como si los hubiese estado buscando.
Sonrió contenta al ver que ambos estaban bien, no se lo habría perdonado si por culpa de su distracción alguno de los dos hubiese tenido problemas.
- No entiendo que sucedió – Agrego una reverencia a modo de disculpa - Seguramente me distraje, camine pensando que estaban detrás y cuando mire estaba sola.
Rogaba que no estuvieran enojados con ella, y es que si había algo que la kitsune temía era ganarse el odio, o el desagrado de alguien. Recién entonces noto que tenían algunos objetos de mas, y si no recordaba mal eran la de esos seres, que interesante, no sabia que los humanos le robaban a los muertos.
Corrió tras in árbol para asegurarse de que nadie la viera, olfateo una vez mas para estar segura de que estaba donde creía que estaban, conforme con los resultados, cerro los ojos y concentro su magia en una imagen, en la imagen que tanto le gustaba tomar con cada uno de sus detalles, el largo pelo blanco, los ojos de mirada inocente color ámbar, su extraña y compleja ropa, sus bonitas sandalias de madera. Oculto las orejas, el pelaje, las colas y dar forma de a poco a lo que sería una joven humana de gesto sonriente.
Abrió los ojos y contemplo el resultado, al parecer estaba todo bien, contó los dedos de las manos para estar segura de que estaban todos, tenia dos piernas, correcto. Recordó a ultimo momento que se suponía tenia manchada parte de la ropa con la sangre del ser repulsivo, muy a su pesar imagino la mancha a la altura del cuello, donde se había derramado antes, que espanto, le daban ganas de llorar. Suspiro resignada y emprendió la marcha los pocos metros que le faltaban para encontrarse con ellos.
- Señor Lohengrin, Señorita Dulfary, por aquí - Dijo apartando unas plantas como si los hubiese estado buscando.
Sonrió contenta al ver que ambos estaban bien, no se lo habría perdonado si por culpa de su distracción alguno de los dos hubiese tenido problemas.
- No entiendo que sucedió – Agrego una reverencia a modo de disculpa - Seguramente me distraje, camine pensando que estaban detrás y cuando mire estaba sola.
Rogaba que no estuvieran enojados con ella, y es que si había algo que la kitsune temía era ganarse el odio, o el desagrado de alguien. Recién entonces noto que tenían algunos objetos de mas, y si no recordaba mal eran la de esos seres, que interesante, no sabia que los humanos le robaban a los muertos.
Miyuki- Cantidad de envíos : 156
Re: A paso de tortuga (aveces de caracol)
La selva era espesa y también húmeda, era calurosa y asfixiante. Hacía bochorno y era poco agradable la forma en que la piel se volvía pegachenta por su clima. Era compleja y entre más se adentraban, más compleja se volvía y menos caminos o rutas se hacían visibles. Sin embargo también, mientras más adentro, más agradable volvía a ser la temperatura, sin dejar de calurosa y humeda.
Tal vez, en la noche cambiara... sólo tal vez.
La fauna presente volvía a emitir sonidos ahora que las arañas y los hombres - araña habían salido de, quiza, la cupula de la cadena alimenticia. Pajaro, animalitos, lagartos. La vida regresaba, los sonidos, el ritmo de la naturaleza.
- No lo sé - confesó sin tapujo alguno Dulfary ante la propuesta de Lohengrin - no me parece correcto, no estoy bien de dinero, pero prefiero tener que trabajar, antes que quedarme con las monedas que esto produzca. OJO!!! No te lo critico - se apresuró a aclarar - tienes más experiencia que yo en estas cosas, por lo visto, y si dices que es cuestión de sobreviviencia yo te creo... solo que no puedo hacerlo, si quieres quedate con mi parte - sonrió con amabilidad. Hablaba rápido, con ritmo, sin ser solemne al mencionar su punto de vista, restandole toda la importancia del caso a su rechazo de un dinero que le seguía pareciendo sucio, por mas que el ex caballero llevara toda la razón.
Lo que si la preocupó, cosa que se vio muy clara en su expresión, fue que estuviera herido. Quizá herido no era la palabra, pero en la mente de la niña se dibujó la peor de las esenas, la cual incluía a su mano colgando tan solo sujeta por un poco de piel y todo lo demas cercenado, pequeños gusanos reptando por la carne y huesos expuesto y.... sacudió la cabeza fuertemente alejando la imagen de sí. Estaba nerviosa. La selva la estaba poniendo nerviosa, más de lo que le hubiese gustado admitir.
- Nahh!! no te preocupes, es algo bueno, muy bueno de hecho, no es una ofensa ni mucho menos. Si tienes la mano herida te la puedo revisar si quieres, no es que sea curandera, sanadora o algo que se le parezca, pero tengo buenas nociones de anatomía y en algo puedo ayudar. Yo cada dos por tres me estoy lastimando, no tanto como para dar la mano izquierda, pero si frecuentemente y eso me da Experiencia en Manejo de Manos Malitas - su tono de voz y la forma en que se refirió a su "titulo" fue teatralmente fingido - en fin, si te molesta mucho no mas es que me avises, es lo mínimo que puedo hacer por ti, pero sin presiones eh? - Por fin se quedó callada, un momento, pensado lo del fuego. Si encontraban ruinas, un claro donde dormir o algo que se le pareciera podría observar las estrellas en esta parte del mundo y...
- Y ya, porque no sé leerlas - sonrió para si misma - Lo que diga señor Lohengrin, segun lo que diga Miyuki, si usted no cree prudente hacer fuego así se hará, yo lo haría, pero lo mío no es del todo ser prudente... Bien!!! ahí esta!! - tiró de la manga de Lohengrin instandolo a correr, soltandolo de inmediato y trotó hasta ella - Te entiendo, a mi me suele pasar, mas veces de las que quisiera admitir, pero no nos dejes solitos, mira que... bueno yo me pierdo. Dependemos de ti ahora -
Eso no era tan exacto, siempre podían regresar, pero esperaba no tener que hacerlo. Ella sabía a donde quería llegar, pero no sabía en donde estaba ubicado ese lugar y si Miyuki conocía la salva, su apresiación, entonces, si era más bien exacta. Le preocupaba la mano del señor Lohengrin, que tuviera más heridas y que no hubiese corrido con tanta suerte como ellas dos. Esperó a que el caballero las alcanzara y entonces le fue contando a Miyuki todo el "tesoro", evaluando su reacción ante esto, no por desconfianza, sino para analizar qué tan extraño era que ella misma no quisiera ese botin.
Hacer el camino que había hecho anteriormente la kitsune, solo tuvo los impedimentos propios del terreno que estaban recorriendo, sin ataques, sin trampas, sin más sobre saltos que tener que variar un poco el rumbo cuando la naturaleza fue más tupida. Y así, llegaron donde un momento antes Miyuki esperaba instalarlos.
Para ser una ruina era... una ruina.
El espacio era amplio, las piedras que formaron sus paredes estaban desperdigadas entre arboles menores y plantas que se notaba habían devorado el claro en el cual se había levantado la edificiación, con el paso de los años y el abandono del lugar. La estructura en sí también era grande, ahora su suelo, también de roca, presentaba plantas, musgo, tierra y deterioro. Las medias paredes, de bloques apilados con menor grosor que las más externas, se alzaban creando diferentes habitaciones, ninguna identificable en función o uso. des fuera de la ruina ya era obvio que entre más se adentraran quiza estuvieran mejor protegidos de la interperie. Pero también planteaba la duda de lo que podrían encontrar.
El sol había descendido bastante, proyectando algunas sobras entre las ruinas que prometían ser mucho mas espesas cuando la luz se terminara de extinguir.
Dulfary miraba en una dirección y otra de forma frenetica. Estaba exahusta tras la larga caminata pero en su cabeza eran otras las cuestiones que se planteaban:
- Cómo harían para traer todas estas piedras hasta aquí para construir?? -
Tal vez, en la noche cambiara... sólo tal vez.
La fauna presente volvía a emitir sonidos ahora que las arañas y los hombres - araña habían salido de, quiza, la cupula de la cadena alimenticia. Pajaro, animalitos, lagartos. La vida regresaba, los sonidos, el ritmo de la naturaleza.
- No lo sé - confesó sin tapujo alguno Dulfary ante la propuesta de Lohengrin - no me parece correcto, no estoy bien de dinero, pero prefiero tener que trabajar, antes que quedarme con las monedas que esto produzca. OJO!!! No te lo critico - se apresuró a aclarar - tienes más experiencia que yo en estas cosas, por lo visto, y si dices que es cuestión de sobreviviencia yo te creo... solo que no puedo hacerlo, si quieres quedate con mi parte - sonrió con amabilidad. Hablaba rápido, con ritmo, sin ser solemne al mencionar su punto de vista, restandole toda la importancia del caso a su rechazo de un dinero que le seguía pareciendo sucio, por mas que el ex caballero llevara toda la razón.
Lo que si la preocupó, cosa que se vio muy clara en su expresión, fue que estuviera herido. Quizá herido no era la palabra, pero en la mente de la niña se dibujó la peor de las esenas, la cual incluía a su mano colgando tan solo sujeta por un poco de piel y todo lo demas cercenado, pequeños gusanos reptando por la carne y huesos expuesto y.... sacudió la cabeza fuertemente alejando la imagen de sí. Estaba nerviosa. La selva la estaba poniendo nerviosa, más de lo que le hubiese gustado admitir.
- Nahh!! no te preocupes, es algo bueno, muy bueno de hecho, no es una ofensa ni mucho menos. Si tienes la mano herida te la puedo revisar si quieres, no es que sea curandera, sanadora o algo que se le parezca, pero tengo buenas nociones de anatomía y en algo puedo ayudar. Yo cada dos por tres me estoy lastimando, no tanto como para dar la mano izquierda, pero si frecuentemente y eso me da Experiencia en Manejo de Manos Malitas - su tono de voz y la forma en que se refirió a su "titulo" fue teatralmente fingido - en fin, si te molesta mucho no mas es que me avises, es lo mínimo que puedo hacer por ti, pero sin presiones eh? - Por fin se quedó callada, un momento, pensado lo del fuego. Si encontraban ruinas, un claro donde dormir o algo que se le pareciera podría observar las estrellas en esta parte del mundo y...
- Y ya, porque no sé leerlas - sonrió para si misma - Lo que diga señor Lohengrin, segun lo que diga Miyuki, si usted no cree prudente hacer fuego así se hará, yo lo haría, pero lo mío no es del todo ser prudente... Bien!!! ahí esta!! - tiró de la manga de Lohengrin instandolo a correr, soltandolo de inmediato y trotó hasta ella - Te entiendo, a mi me suele pasar, mas veces de las que quisiera admitir, pero no nos dejes solitos, mira que... bueno yo me pierdo. Dependemos de ti ahora -
Eso no era tan exacto, siempre podían regresar, pero esperaba no tener que hacerlo. Ella sabía a donde quería llegar, pero no sabía en donde estaba ubicado ese lugar y si Miyuki conocía la salva, su apresiación, entonces, si era más bien exacta. Le preocupaba la mano del señor Lohengrin, que tuviera más heridas y que no hubiese corrido con tanta suerte como ellas dos. Esperó a que el caballero las alcanzara y entonces le fue contando a Miyuki todo el "tesoro", evaluando su reacción ante esto, no por desconfianza, sino para analizar qué tan extraño era que ella misma no quisiera ese botin.
Hacer el camino que había hecho anteriormente la kitsune, solo tuvo los impedimentos propios del terreno que estaban recorriendo, sin ataques, sin trampas, sin más sobre saltos que tener que variar un poco el rumbo cuando la naturaleza fue más tupida. Y así, llegaron donde un momento antes Miyuki esperaba instalarlos.
Para ser una ruina era... una ruina.
Miyuki escribió:Eran los cimientos derruidos de lo que alguna vez había sido un edificio, una casa, o algo similar. Ahora no quedaba mas que una de las paredes por la mitad, y los bordes de todo el resto de la estructura.
El espacio era amplio, las piedras que formaron sus paredes estaban desperdigadas entre arboles menores y plantas que se notaba habían devorado el claro en el cual se había levantado la edificiación, con el paso de los años y el abandono del lugar. La estructura en sí también era grande, ahora su suelo, también de roca, presentaba plantas, musgo, tierra y deterioro. Las medias paredes, de bloques apilados con menor grosor que las más externas, se alzaban creando diferentes habitaciones, ninguna identificable en función o uso. des fuera de la ruina ya era obvio que entre más se adentraran quiza estuvieran mejor protegidos de la interperie. Pero también planteaba la duda de lo que podrían encontrar.
El sol había descendido bastante, proyectando algunas sobras entre las ruinas que prometían ser mucho mas espesas cuando la luz se terminara de extinguir.
Dulfary miraba en una dirección y otra de forma frenetica. Estaba exahusta tras la larga caminata pero en su cabeza eran otras las cuestiones que se planteaban:
- Cómo harían para traer todas estas piedras hasta aquí para construir?? -
Dulfary- Cantidad de envíos : 1481
Re: A paso de tortuga (aveces de caracol)
El caballero no tardó en llegar a las ruinas a las que les había conducido Miyuki. Como era de esperar, éstas se encontraban en un estado lamentable, apenas unas pocas paredes semiderruídas, y con muchísima imaginación, uno podría llegar a intuir algunas habitaciones y algo parecido a un pasillo. Sin embargo, ninguno de los muros levantaba del suelo más de un metro y medio, y no quedaba absolutamente nada por encima de ellos.
"Sin duda el tejado de la estructura debió ser de madera o ramas, por eso ya no queda nada", comentó más para sí que para sus acompañantes, que charlaban en voz baja a unos pocos pasos de allí. Vio a Dulfary vigilando precavidamente algunos rincones, y pensó que acaso la estructura podría haber tenido un sótano o algo parecido. Esperaba que no fuera así. Se acercó a sus compañeras y consultó con Miyuki sobre la conveniencia o no de encender un fuego. Quería saber cosas sobre el bosque, si alguna vez había visto antes a esos hombres-araña, si vivían otros seres inteligentes allí, si había depredadores grandes y peligrosos...
Finalmente, habló sobre el tesoro que habían recuperado de los monstruos a los que habían matado. Les mostró las joyas, las armas, los pergaminos mágicos, y el amuleto roto.
"En fin... Comprendo tus reparos, Dul, pero estas criaturas no los merecen. Son sólamente alimañas. Respeto a los muertos cuando son enemigos nobles que han caído con valor, pero estos seres son una encarnación del mal. Propongo que convirtamos en dinero contante y sonante la mayoría de estas cosas, cuando hayamos vuelto a la ciudad, y que cada uno guarde dos de estas joyas."
Casi había caído completamente la noche, y todos los sonidos de la selva habían cambiado, pero al menos seguían pareciendo completamente naturales. Lohengrin se levantó, y comenzó a construir un pequeño techado entre dos muros próximos, utilizando ramas y hojas, e incluso las dos espadas de los arácnidos, para soportar el peso de la sencilla estructura.
"Si os parece bien, yo haré la segunda guardia. Estoy acostumbrado a despertarme a mitad de la noche, y no es un esfuerzo para mí. Tengo algo de comida en mi bolsa, así que podremos tomar un bocado, aunque apenas alcanzará para los tres, a menos que tengáis algo más. Ah, y tengo una buena manta, quizá querais compartirla."
Miró a sus compañeras, esperando escuchar sus apreciaciones.
"Sin duda el tejado de la estructura debió ser de madera o ramas, por eso ya no queda nada", comentó más para sí que para sus acompañantes, que charlaban en voz baja a unos pocos pasos de allí. Vio a Dulfary vigilando precavidamente algunos rincones, y pensó que acaso la estructura podría haber tenido un sótano o algo parecido. Esperaba que no fuera así. Se acercó a sus compañeras y consultó con Miyuki sobre la conveniencia o no de encender un fuego. Quería saber cosas sobre el bosque, si alguna vez había visto antes a esos hombres-araña, si vivían otros seres inteligentes allí, si había depredadores grandes y peligrosos...
Finalmente, habló sobre el tesoro que habían recuperado de los monstruos a los que habían matado. Les mostró las joyas, las armas, los pergaminos mágicos, y el amuleto roto.
"En fin... Comprendo tus reparos, Dul, pero estas criaturas no los merecen. Son sólamente alimañas. Respeto a los muertos cuando son enemigos nobles que han caído con valor, pero estos seres son una encarnación del mal. Propongo que convirtamos en dinero contante y sonante la mayoría de estas cosas, cuando hayamos vuelto a la ciudad, y que cada uno guarde dos de estas joyas."
Casi había caído completamente la noche, y todos los sonidos de la selva habían cambiado, pero al menos seguían pareciendo completamente naturales. Lohengrin se levantó, y comenzó a construir un pequeño techado entre dos muros próximos, utilizando ramas y hojas, e incluso las dos espadas de los arácnidos, para soportar el peso de la sencilla estructura.
"Si os parece bien, yo haré la segunda guardia. Estoy acostumbrado a despertarme a mitad de la noche, y no es un esfuerzo para mí. Tengo algo de comida en mi bolsa, así que podremos tomar un bocado, aunque apenas alcanzará para los tres, a menos que tengáis algo más. Ah, y tengo una buena manta, quizá querais compartirla."
Miró a sus compañeras, esperando escuchar sus apreciaciones.
Última edición por Lohengrin el 07/10/10, 11:45 am, editado 1 vez
Lohengrin- Cantidad de envíos : 1179
Re: A paso de tortuga (aveces de caracol)
La dulce Dulfary no solo no se mostró molesta, sino que además mostraba gran predisposición a hablar, Miyuki la escuchaba con atención mientras caminaban de regreso a los restos de la construcción. Encontró así la respuesta a el porque de todos los objetos que llevaban y cuál era el tema de discusión. Para la Kitsune el asunto no era muy complicado, los dejaran o se los llevaran eso no cambiaría en casi nada, si quedaban sobre los cadáveres se llenarían de hierba, hongos, la lluvia las oxidaría y luego desaparecerían, como había visto que pasaba en sus aburridas tardes de vigilancia. Si se las llevaban terminarían igual, solo que dando algunas vueltas más, pero el fin era el mismo en la mente de Miyuki.
Tal como lo había prometido llegaron al lugar, sabía que no era la gran cosa, y de saber leer mínimamente los gestos de los humanos, probablemente hubiese notado la parcial decepción en el rostro de ambos. Pero ese era un problema del cual la Kitsune no sufría.
Recién llegados al claro se dedicó a observar el lugar con atención, ligera atención, muy femenino de hecho. Pero esos leves vistazos le alcanzaron para quedarse tranquila, no veía señal alguna de que hubiesen visitado el lugar seres inteligentes, ni olía o escuchaba nada fuera de lo común.
-Bueno… Supongo que fue piedra por piedra, Señorita Dulfary – Respondió a la muchacha con una sonrisa – Seguramente con ayuda de algunos esclavos.
Y esto último lo dijo sin darse cuenta de lo negativo que podía ser para algunos humanos el tener esclavos, y lo positivo que podía ser para otros. Luego escucho las preguntas del caballero con atención, quería resolver sus dudas rápidamente.
-Creo que podemos hacer un fuego si usamos una de las paredes para que no se note tanto, y hacemos un pozo pequeño. Y con respecto a lo segundo… - Dijo Miyuki pensándolo bien mientras ponía el índice en su mejilla en un gesto teatral, es que no hacia tanto que estaba en ese bosque, pero algo tenía que contestarle – Hay toda clase de seres en este lugar, probablemente esto no sea lo más extraño que nos encontremos – Concluyo con una sonrisa.
El dichoso tema de las armas era algo diferente, en cierto sentido se sentía como la jueza del asunto, la que iba a desempatar.
-Creo que pueden llevarlas y tal vez usarlas si están en apuros – Con personas tan entretenidas probablemente esta sería solo la primera de muchas peleas – Las que sobren luego de eso se las puede llevar el caballero aquí presente, ya que yo no requiero ni dinero, ni armas.
Había intentado resumir cuales eran sus ideas, siempre manteniéndose dentro de los cánones de la educación y sin ofender a ninguna de las partes. En seguida Lohengrin se puso manos a la obra, se notaba que sabía del asunto de acampar, en cambio Miyuki no tenia idea, y es que tampoco había tenido necesidad nunca de armar un techo o prender un fuego. Pero si quería ser humana tenia que seguir todas sus costumbres, incluso comer carne cocida.
-Si lo desean, puedo buscar algo mas abundante para la cena – Se ofreció con alegría de poder ser útil.
Tal como lo había prometido llegaron al lugar, sabía que no era la gran cosa, y de saber leer mínimamente los gestos de los humanos, probablemente hubiese notado la parcial decepción en el rostro de ambos. Pero ese era un problema del cual la Kitsune no sufría.
Recién llegados al claro se dedicó a observar el lugar con atención, ligera atención, muy femenino de hecho. Pero esos leves vistazos le alcanzaron para quedarse tranquila, no veía señal alguna de que hubiesen visitado el lugar seres inteligentes, ni olía o escuchaba nada fuera de lo común.
-Bueno… Supongo que fue piedra por piedra, Señorita Dulfary – Respondió a la muchacha con una sonrisa – Seguramente con ayuda de algunos esclavos.
Y esto último lo dijo sin darse cuenta de lo negativo que podía ser para algunos humanos el tener esclavos, y lo positivo que podía ser para otros. Luego escucho las preguntas del caballero con atención, quería resolver sus dudas rápidamente.
-Creo que podemos hacer un fuego si usamos una de las paredes para que no se note tanto, y hacemos un pozo pequeño. Y con respecto a lo segundo… - Dijo Miyuki pensándolo bien mientras ponía el índice en su mejilla en un gesto teatral, es que no hacia tanto que estaba en ese bosque, pero algo tenía que contestarle – Hay toda clase de seres en este lugar, probablemente esto no sea lo más extraño que nos encontremos – Concluyo con una sonrisa.
El dichoso tema de las armas era algo diferente, en cierto sentido se sentía como la jueza del asunto, la que iba a desempatar.
-Creo que pueden llevarlas y tal vez usarlas si están en apuros – Con personas tan entretenidas probablemente esta sería solo la primera de muchas peleas – Las que sobren luego de eso se las puede llevar el caballero aquí presente, ya que yo no requiero ni dinero, ni armas.
Había intentado resumir cuales eran sus ideas, siempre manteniéndose dentro de los cánones de la educación y sin ofender a ninguna de las partes. En seguida Lohengrin se puso manos a la obra, se notaba que sabía del asunto de acampar, en cambio Miyuki no tenia idea, y es que tampoco había tenido necesidad nunca de armar un techo o prender un fuego. Pero si quería ser humana tenia que seguir todas sus costumbres, incluso comer carne cocida.
-Si lo desean, puedo buscar algo mas abundante para la cena – Se ofreció con alegría de poder ser útil.
Miyuki- Cantidad de envíos : 156
Re: A paso de tortuga (aveces de caracol)
Las palabras de cada uno de sus compañeros no pasó desapercibida para la niña. Había algo que le estaba dando vueltas en la cabeza y era que no había previsto pasar la noche en el bosque...
Los miró detenidamente un momento, aunque su semblante era serio, en sus ojos si se reflejaba la luz del agradecimiento, a la vida, a ellos, a quien fuera, por la fortuna de cruzarselos en el camino y que su travesía, que ahora veía era peligrosa, no fuera tan solitaria.
La cierto es que en cuanto cayera la noche, la cadena alimenticia y sus ocupantes, incluyéndolos a ellos, cambiaría un poco, sería un poco mas pequeña ya que la cantidad de depredadores era mayor, más elaborada, más sagaz... más pesada. Y el fuego, como bien decía Miyuki, era mejor que no se notara y que el rastro de comida o caza, no fuera perceptible sino querían llamar más la atención.
Pero Dul, no estaba pensando en eso. Sonrió, para sí misma y avanzó al interior de la ruina pero las palabras de Lohengrin la hicieron volver sobre sus pasos, literalmente, pues caminó hacía atrás al hacerlo.
- Joyas?? yo nunca he tenido joyas. Lo mas valioso que he tenido conmigo es mi brújula - aun no estaba convencida del botín, pero al menos su atención se había desviado a otras cosas, como joyas y comida.
- Yo tengo un poco de carne seca, tampoco es mucho, y hiervas para té - sonrió con orgullo - Si quieres y no te da miedo si, podríamos completar la cena con algo más, pero no te alejes mucho, eh? - dijo con animo y un poco de preocupación hacia el final de la frase - yo aun tengo mucha energía, puedo hacer la primera guardia y.. tengo una capa de viajes y... yap - su listado, más que una lista de colaboración y previsión, era un emocionante chequeo de elementos para un día de picnic.
- Entonces manos a la obra - mientras Lohengrin hacía el techo y Miyuki iba a por la cena, Dul excavaba el hoyo con ayuda de uno de sus cuchillos. Hablaba y movía las manos, hablaba sobre sus ideas sobre lo que pudo ser la ruina, cada una mas descabellada que la anterior, pasando por ofrecerle una disculpa por el inicio que habían tenido en el lindero de la selva como si fuera una parte conexa a lo que decía de sus teorías, cambiando de tema de nuevo para llegar a incluir en las razones de la existencia de esa ruina la idea de un spa caribeño que no dio frutos financieros y por eso cerraron, sin embargo, entre tanta palabrería en ocasiones se detenía y aunque su vista estaba en el agujero, alguien con el entrenamiento y experiencia del caballero, notaría que estaba prestando atención al ambiente, a los sonidos, a los silencios, aunque de forma especifica, al viento.
Lo que hacía la niña era evitar el silencio incomodo entre ellos dos, sin pasar a lo personal, trataba a demás de calmar sus nervios, de leer entre los susurros de su fiel aliado el viento que hablaba de... de algo que no entendía, pero que la mantenía alerta. Esa sensación en el aire de que algo no estaba bien, sin llegar a ser de peligro.
Para Muyiki, si había partido, la travesía fue algo tranquila, sin mayores sobre saltos, pero con algunos ojos puestos en ella, siguiéndola, la cazadora siendo cazada, ojos naranja que se mantenían a la distancia, observando a su presa, aprendiendo de ella.
Los miró detenidamente un momento, aunque su semblante era serio, en sus ojos si se reflejaba la luz del agradecimiento, a la vida, a ellos, a quien fuera, por la fortuna de cruzarselos en el camino y que su travesía, que ahora veía era peligrosa, no fuera tan solitaria.
La cierto es que en cuanto cayera la noche, la cadena alimenticia y sus ocupantes, incluyéndolos a ellos, cambiaría un poco, sería un poco mas pequeña ya que la cantidad de depredadores era mayor, más elaborada, más sagaz... más pesada. Y el fuego, como bien decía Miyuki, era mejor que no se notara y que el rastro de comida o caza, no fuera perceptible sino querían llamar más la atención.
Pero Dul, no estaba pensando en eso. Sonrió, para sí misma y avanzó al interior de la ruina pero las palabras de Lohengrin la hicieron volver sobre sus pasos, literalmente, pues caminó hacía atrás al hacerlo.
- Joyas?? yo nunca he tenido joyas. Lo mas valioso que he tenido conmigo es mi brújula - aun no estaba convencida del botín, pero al menos su atención se había desviado a otras cosas, como joyas y comida.
- Yo tengo un poco de carne seca, tampoco es mucho, y hiervas para té - sonrió con orgullo - Si quieres y no te da miedo si, podríamos completar la cena con algo más, pero no te alejes mucho, eh? - dijo con animo y un poco de preocupación hacia el final de la frase - yo aun tengo mucha energía, puedo hacer la primera guardia y.. tengo una capa de viajes y... yap - su listado, más que una lista de colaboración y previsión, era un emocionante chequeo de elementos para un día de picnic.
- Entonces manos a la obra - mientras Lohengrin hacía el techo y Miyuki iba a por la cena, Dul excavaba el hoyo con ayuda de uno de sus cuchillos. Hablaba y movía las manos, hablaba sobre sus ideas sobre lo que pudo ser la ruina, cada una mas descabellada que la anterior, pasando por ofrecerle una disculpa por el inicio que habían tenido en el lindero de la selva como si fuera una parte conexa a lo que decía de sus teorías, cambiando de tema de nuevo para llegar a incluir en las razones de la existencia de esa ruina la idea de un spa caribeño que no dio frutos financieros y por eso cerraron, sin embargo, entre tanta palabrería en ocasiones se detenía y aunque su vista estaba en el agujero, alguien con el entrenamiento y experiencia del caballero, notaría que estaba prestando atención al ambiente, a los sonidos, a los silencios, aunque de forma especifica, al viento.
Lo que hacía la niña era evitar el silencio incomodo entre ellos dos, sin pasar a lo personal, trataba a demás de calmar sus nervios, de leer entre los susurros de su fiel aliado el viento que hablaba de... de algo que no entendía, pero que la mantenía alerta. Esa sensación en el aire de que algo no estaba bien, sin llegar a ser de peligro.
Para Muyiki, si había partido, la travesía fue algo tranquila, sin mayores sobre saltos, pero con algunos ojos puestos en ella, siguiéndola, la cazadora siendo cazada, ojos naranja que se mantenían a la distancia, observando a su presa, aprendiendo de ella.
Dulfary- Cantidad de envíos : 1481
Re: A paso de tortuga (aveces de caracol)
Lohengrin y Dulfry terminaron por fin de construir el rudimentario refugio. Si bien no era un prodigio de la comodidad, y el espacio disponible era bastante escaso, la construcción parecía más que capaz de aguantar varios días en pie, aunque en caso de temporal sin duda no era el mejor lugar para refugiarse, pero con tan poco tiempo, al caballero le pareció un trabajo aceptable.
Al principio trató de seguir la charla de Dul, e incluso consiguió averiguar que un spa era una especia de terma para gente adinerada, pero pronto se sintió superado por la conversación y no consiguió seguir el hilo de los razonamientos de su acompañante, hasta que para su satisfacción, Miyuki intervino con una propuesta interesante.
"Si lo desean, puedo buscar algo mas abundante para la cena", dijo alegremente el kitsune.
"Veamos... contando con mis provisiones y con las de la señorit... con las de Dul, tenemos bastante comida para los tres, pero... Sería mejor si de verdad pudieras cazar algo, así podríamos reservar las raciones de viaje para momentos más complicados... Pero deberás darte prisa, ya ha caído el sol, y los animales pequeños pronto se esconderán en sus madrigueras, dentro de un rato será imposible cazar nada. Mira, por aquí hay material de sobra para construir una trampa de lazo como la que... bueno... ya sabeis"
Resuelto el tema del reparto del tesoro, Lohengrin decidió darle los últimos toques al refugio, como un agujero en el techo para permitir la salida del humo de la minúscula hoguera que encenderían, y un pequeño surco alrededor de la cabaña para recoger el agua en caso de lluvia, y que no se inundase el interior. Sopesó la posibiliad de contruir una puerta, pero decidió que era demasiado trabajo.
"Ya solo queda terminar de acomodar el interior y preparar el fuego para calentarnos y preparar lo que traiga Miyuki. ¿Querrás ocuparte de eso mientras termino de asegurar el techo, Dul?"
Y finalmente advirtió a Miyuki: "No te alejes más de lo necesario, por favor. Asegúrate de que podamos oírte si tienes que gritar, y sé muy prudente, por favor. Quizá podrías encaramarte a un árbol una vez que hayas construído las trampas, y esperar. O dejarlas montadas y volver a comprobarlas mañana a primera hora." Desde luego, el caballero daba por hecho que la única manera que tendría Miyuki de atrapar algo sería con trampas de lazo, y aunque Miyuki parecía muy segura, le daba la impresión de que quizá volvería con las manos vacías.
Volvió a ofrecerle su daga por si se veía en alguna clase de apuro, pero al ver de nuevo la mirada de ella, otra vez se la guardó en su lugar. "Ten cuidado, quieres?"
Al principio trató de seguir la charla de Dul, e incluso consiguió averiguar que un spa era una especia de terma para gente adinerada, pero pronto se sintió superado por la conversación y no consiguió seguir el hilo de los razonamientos de su acompañante, hasta que para su satisfacción, Miyuki intervino con una propuesta interesante.
"Si lo desean, puedo buscar algo mas abundante para la cena", dijo alegremente el kitsune.
"Veamos... contando con mis provisiones y con las de la señorit... con las de Dul, tenemos bastante comida para los tres, pero... Sería mejor si de verdad pudieras cazar algo, así podríamos reservar las raciones de viaje para momentos más complicados... Pero deberás darte prisa, ya ha caído el sol, y los animales pequeños pronto se esconderán en sus madrigueras, dentro de un rato será imposible cazar nada. Mira, por aquí hay material de sobra para construir una trampa de lazo como la que... bueno... ya sabeis"
Resuelto el tema del reparto del tesoro, Lohengrin decidió darle los últimos toques al refugio, como un agujero en el techo para permitir la salida del humo de la minúscula hoguera que encenderían, y un pequeño surco alrededor de la cabaña para recoger el agua en caso de lluvia, y que no se inundase el interior. Sopesó la posibiliad de contruir una puerta, pero decidió que era demasiado trabajo.
"Ya solo queda terminar de acomodar el interior y preparar el fuego para calentarnos y preparar lo que traiga Miyuki. ¿Querrás ocuparte de eso mientras termino de asegurar el techo, Dul?"
Y finalmente advirtió a Miyuki: "No te alejes más de lo necesario, por favor. Asegúrate de que podamos oírte si tienes que gritar, y sé muy prudente, por favor. Quizá podrías encaramarte a un árbol una vez que hayas construído las trampas, y esperar. O dejarlas montadas y volver a comprobarlas mañana a primera hora." Desde luego, el caballero daba por hecho que la única manera que tendría Miyuki de atrapar algo sería con trampas de lazo, y aunque Miyuki parecía muy segura, le daba la impresión de que quizá volvería con las manos vacías.
Volvió a ofrecerle su daga por si se veía en alguna clase de apuro, pero al ver de nuevo la mirada de ella, otra vez se la guardó en su lugar. "Ten cuidado, quieres?"
Lohengrin- Cantidad de envíos : 1179
Re: A paso de tortuga (aveces de caracol)
La propuesta de la kitsune había sido gratamente aceptada, por supuesto, entre carne seca y un delicioso conejo la respuesta de qué era preferible era muy obvia, mismo a Miyuki se le hacia agua la boca de solo pensar en un poco de carne fresca. Escucho con atención los consejos de ambos acompañantes, Dul con ese modo dulce que tenía de decir todo, incluso aunque se pusiera sería no se la podía tomar en serio, y los de Lohen, que siempre parecían enmarcados por la experiencia y la sabiduría del camino andado.
- No se preocupen, sé cazar muy bien – Dijo sonriendo de oreja a oreja para calmar sus ansias – Me sentiré honrada de poder serles útil en algo, por mas mínimo que sea – Dijo cumpliendo con los diálogos correspondientes.
No entendía bien las instrucciones sobre trampas que el guerrero le daba, nunca en su vida había cazado con sogas y cepos, tenía idea de la teoría por las que veía seguido en el bosque dejadas por los cazadores, pero Miyuki consideraba casi irrisorio el modo de cazar de los humanos, era poco efectivo. Pero así y todo fue amable y asintió ante cada uno de los comentarios, y esbozando gestos de entendimiento, tampoco era cuestión de ser descortés.
Luego se dio vuelta y caminando lenta pero confiadamente se sumergió en la espesura del bosque, camino varios metros con su forma humana, para asegurarse de que sus compañeros no la podrían ver, miro para todos lados, se sentía observada, pero no veía nada, y con la cantidad de olores que había en el bosque no lograba encontrar nada que resaltara. Finalmente se rindió, debía estar aun algo alerta por el ataque que habían sufrido, paranoia creía que le llamaban los humanos.
Una vez mas volvió a su forma real, sacudiéndose un poco se quito la sensación de cosquilleo que le había producido la transformación, inmediatamente se puso a olfatear el suelo en busca de un rastro. Caminaba despacio, sin despegar el hocico de la tierra, pero la noche se acercaba y los animales más pequeños y fáciles de atrapar se escondían en sus madrigueras, por suerte la kitsune no se rendía fácilmente.
Luego de unos cuarenta minutos de búsqueda por fin había encontrado un rastro firme, lo siguió de cerca con la experiencia que algunos cientos de años le daba. Llego al final del olor, un agujero en un árbol, y dentro se percibía la presencia de dos hermosos conejos, una parejita probablemente. El problema era hacerlos salir, si no se apuraba estaría toda la noche esperando, y esa no era una opción.
- Kitsune tonta, no eres un zorro ordinario – Se dijo en un susurrado reproche, luego se concentro un poco y tomo forma de algo que espantara en verdad a los conejos, un hurón.
No le gustaba nada tomar forma de esa clase de animales, eran feos y poco estéticos para sus cánones, pero en fin, era lo más fácil. Ya escuchaba a los conejos temblar, temían a los hurones ya que eran enemigos naturales, al igual que con el zorro, solo que el hurón si entraba en sus agujeros.
Entró a la madriguera no pensando en lastimarlos, sino solo en asustarlos para que salieran, por suerte para ella funciono de maravilla, los conejos salieron como alma que la corre el diablo, rápidamente Miyuki salió también de la madriguera volviendo a su forma de zorro para perseguir a sus víctimas.
Al final, luego de una hora de cacería solo había conseguido dos conejos, no era mucho, la kitsune se sentía algo decepcionada de sus habilidades. Pero no había tiempo para lamentaciones, ya se había tardado demasiado, los demás podían inquietarse. Tomo forma humana y agarro un conejo con cada mano por el pellejo del cuello.
- Conseguí unas pocas cosas, sepan disculpar que no pudiera cazar nada mas en tanto tiempo – Dijo apenada mientras entraba en el claro donde estaban acampando.
- No se preocupen, sé cazar muy bien – Dijo sonriendo de oreja a oreja para calmar sus ansias – Me sentiré honrada de poder serles útil en algo, por mas mínimo que sea – Dijo cumpliendo con los diálogos correspondientes.
No entendía bien las instrucciones sobre trampas que el guerrero le daba, nunca en su vida había cazado con sogas y cepos, tenía idea de la teoría por las que veía seguido en el bosque dejadas por los cazadores, pero Miyuki consideraba casi irrisorio el modo de cazar de los humanos, era poco efectivo. Pero así y todo fue amable y asintió ante cada uno de los comentarios, y esbozando gestos de entendimiento, tampoco era cuestión de ser descortés.
Luego se dio vuelta y caminando lenta pero confiadamente se sumergió en la espesura del bosque, camino varios metros con su forma humana, para asegurarse de que sus compañeros no la podrían ver, miro para todos lados, se sentía observada, pero no veía nada, y con la cantidad de olores que había en el bosque no lograba encontrar nada que resaltara. Finalmente se rindió, debía estar aun algo alerta por el ataque que habían sufrido, paranoia creía que le llamaban los humanos.
Una vez mas volvió a su forma real, sacudiéndose un poco se quito la sensación de cosquilleo que le había producido la transformación, inmediatamente se puso a olfatear el suelo en busca de un rastro. Caminaba despacio, sin despegar el hocico de la tierra, pero la noche se acercaba y los animales más pequeños y fáciles de atrapar se escondían en sus madrigueras, por suerte la kitsune no se rendía fácilmente.
Luego de unos cuarenta minutos de búsqueda por fin había encontrado un rastro firme, lo siguió de cerca con la experiencia que algunos cientos de años le daba. Llego al final del olor, un agujero en un árbol, y dentro se percibía la presencia de dos hermosos conejos, una parejita probablemente. El problema era hacerlos salir, si no se apuraba estaría toda la noche esperando, y esa no era una opción.
- Kitsune tonta, no eres un zorro ordinario – Se dijo en un susurrado reproche, luego se concentro un poco y tomo forma de algo que espantara en verdad a los conejos, un hurón.
No le gustaba nada tomar forma de esa clase de animales, eran feos y poco estéticos para sus cánones, pero en fin, era lo más fácil. Ya escuchaba a los conejos temblar, temían a los hurones ya que eran enemigos naturales, al igual que con el zorro, solo que el hurón si entraba en sus agujeros.
Entró a la madriguera no pensando en lastimarlos, sino solo en asustarlos para que salieran, por suerte para ella funciono de maravilla, los conejos salieron como alma que la corre el diablo, rápidamente Miyuki salió también de la madriguera volviendo a su forma de zorro para perseguir a sus víctimas.
Al final, luego de una hora de cacería solo había conseguido dos conejos, no era mucho, la kitsune se sentía algo decepcionada de sus habilidades. Pero no había tiempo para lamentaciones, ya se había tardado demasiado, los demás podían inquietarse. Tomo forma humana y agarro un conejo con cada mano por el pellejo del cuello.
- Conseguí unas pocas cosas, sepan disculpar que no pudiera cazar nada mas en tanto tiempo – Dijo apenada mientras entraba en el claro donde estaban acampando.
Miyuki- Cantidad de envíos : 156
Re: A paso de tortuga (aveces de caracol)
Alistar el fuego fue una labor, sencilla para la niña. Acostumbrada como estaba a pasar parte del tiempo a la intemperie, acampar donde fuera que la encontrara la no che, era de las cosas que sabía hacer.
Aun así, le tomó su tiempo. Estaba nerviosa... esa sensación parecida a las corazonadas que se instala en la nuca y note deja tranquilo. El viento callaba, era eso.
Pedernal en mano, trataba de generar la chispa que diera luz y calor,
- señor Lohengrin... - dijo con respeto, un respeto poco común en ella - usted no parece un guarda bosques o un guía... yo ya he visto en otras personas la forma en que usa su arma - no se refería a Caballeros de la Dama, solo a personas con formación militar, con experiencia en batalla, que era diferente al estilo de los mercenarios, de los que se forjan en la vida - yo... yo no quiero meterme en vida pero sí me gustaría saber... aggyy!!!! auch, bueno, saber... - se había asustado cuando la chispa hizo lo suyo y se quemó un poco con el fuego, no era grave, más era el susto y el movimiento brusco que había hecho para alejarse, con el que se había golpeado con algo más; pero fue eso lo que impidió que preguntara de forma abierta por la daga, lo que le dio el tiempo para pensar bien y no ser tan imprudente de hacer notar que ella había visto algo que quizá, el señor Lohengrin no quería que otros supieran - saber cómo llegó a esta isla -
* * *
Los ojos anaranjados jamás se apartaron de Miyuki. La seguían, vieron como se volvía un zorro y luego un hurón; vieron cómo corría tras los conejos, como su cazaría dio por resultado dos presas. Y se relamieron. No, no estaba el cambuche. No, no estaban sus nuevos compañeros.
El camino de regreso había sido mas corto, Sí, alguien con capacidad para hacer ilusiones era sencillo verlo: estaba ingresando en una ilusión, estaba entrando en la zona de caza de un depredador más grande.
Al otro lado de las ruinas se dejó ver, un gato, grande, muy grande. Naranja, atigrado, con una capa larga que le pendía del cuello. Estaba a cuatro patas, movía la cola y la miraba fijamente, tal vez a la espera que hiciera algo, tal vez a la espera de poder jugar con su presa.
Aun así, le tomó su tiempo. Estaba nerviosa... esa sensación parecida a las corazonadas que se instala en la nuca y note deja tranquilo. El viento callaba, era eso.
Pedernal en mano, trataba de generar la chispa que diera luz y calor,
- señor Lohengrin... - dijo con respeto, un respeto poco común en ella - usted no parece un guarda bosques o un guía... yo ya he visto en otras personas la forma en que usa su arma - no se refería a Caballeros de la Dama, solo a personas con formación militar, con experiencia en batalla, que era diferente al estilo de los mercenarios, de los que se forjan en la vida - yo... yo no quiero meterme en vida pero sí me gustaría saber... aggyy!!!! auch, bueno, saber... - se había asustado cuando la chispa hizo lo suyo y se quemó un poco con el fuego, no era grave, más era el susto y el movimiento brusco que había hecho para alejarse, con el que se había golpeado con algo más; pero fue eso lo que impidió que preguntara de forma abierta por la daga, lo que le dio el tiempo para pensar bien y no ser tan imprudente de hacer notar que ella había visto algo que quizá, el señor Lohengrin no quería que otros supieran - saber cómo llegó a esta isla -
* * *
Los ojos anaranjados jamás se apartaron de Miyuki. La seguían, vieron como se volvía un zorro y luego un hurón; vieron cómo corría tras los conejos, como su cazaría dio por resultado dos presas. Y se relamieron. No, no estaba el cambuche. No, no estaban sus nuevos compañeros.
El camino de regreso había sido mas corto, Sí, alguien con capacidad para hacer ilusiones era sencillo verlo: estaba ingresando en una ilusión, estaba entrando en la zona de caza de un depredador más grande.
Al otro lado de las ruinas se dejó ver, un gato, grande, muy grande. Naranja, atigrado, con una capa larga que le pendía del cuello. Estaba a cuatro patas, movía la cola y la miraba fijamente, tal vez a la espera que hiciera algo, tal vez a la espera de poder jugar con su presa.
Dulfary- Cantidad de envíos : 1481
Re: A paso de tortuga (aveces de caracol)
- "Señor Lohengrin..." , dijo con respeto, un respeto poco común en ella, "usted no parece un guarda bosques o un guía... yo ya he visto en otras personas la forma en que usa su arma" , no se refería a Caballeros de la Dama, solo a personas con formación militar, con experiencia en batalla, que era diferente al estilo de los mercenarios, de los que se forjan en la vida. "Yo... yo no quiero meterme en vida pero sí me gustaría saber... aggyy!!!! auch, bueno, saber..." se había asustado cuando la chispa hizo lo suyo y se quemó un poco con el fuego, no era grave, más era el susto y el movimiento brusco que había hecho para alejarse, con el que se había golpeado con algo más; pero fue eso lo que impidió que preguntara de forma abierta por la daga, lo que le dio el tiempo para pensar bien y no ser tan imprudente de hacer notar que ella había visto algo que quizá, el señor Lohengrin no quería que otros supieran... "Saber cómo llegó a esta isla"
Lohengrin miró inquisitivamente a Dulfary. "Sé a lo que te refieres", dijo. "Y para ser sincero del todo, yo también tengo preguntas sobe ti. Hay algo en tu manera de caminar, de vigilar los alrededores... Tu tampoco eres del todo lo que pareces. Y tampoco nuestra compañera...". Había un deje de severidad en su voz, pero luego se relajó. Ahora parecía preocupado, o resignado tal vez. "El alcalde de Daosh, el pueblo vecino, me pagó para que protegiera a sus hombres de los peligros de esta selva. Y para que no dijera nada sobre lo que encontrasemos aquí. Yo no soy un guardabosques ni un guía, pero puedo serlo durante unas horas si la paga es buena. También puedo ser un guardaespaldas, un cazador, un escolta... "
El caballero dispuso en el suelo las provisiones que había traído consigo. Carne seca, varias rebanadas de pan algo duro, un poco de fruta y una cantimplora llena de agua. Dispuso además un rudimentario asador en previsión que que Miyuki lograra atrapar algo.
Respondiendo a Dul, dijo: "Supongo que soy un poco de todas esas cosas, pero me gusta considerarme un soldado. Solo que ahora no sirvo a nadie más que a mí mismo." Respiró hondo, pues estaba seguro de que sobrevendría un aluvión de preguntas.
Lohengrin- Cantidad de envíos : 1179
Re: A paso de tortuga (aveces de caracol)
Apenas había terminado de decir la oración, levanto la mirada y supo, en un arranque de locuacidad, que algo no andaba bien. Sentía ese cosquilleo, esa vibración en el aire que le resultaba tan familiar, todo el lugar tenía toques de ilusión ¿Cómo no se había dado cuenta antes? El camino había sido mas corto, la sensación tan clara de las ilusiones, esa constante impresión ser observada.
Y allí estaba el que había estado mirándola durante todo el tiempo, a simple vista un tigre, pero, al menos por lo que Miyuki sabía, los tigres no usaban capa, seguramente les resultaría molesta para cazar, se les enredaría o engancharía en los árboles. Sin embargo allí estaba, completamente quieto, observándola con escalofriante fijeza, con una mirada inteligente, no animal.
El primer instinto de la kitsune era salir de allí, pero ¿Y sus compañeros? Tenían que estar por algún lado ¿Y si ella lograba escapar pero iba a por ellos? Retrocedió un paso, quizás menos, medio paso, aun tenía los conejos en las manos, los dejo caer sin mas, prefería tener las manos libres sucediera lo que sucediera. No era un tigre, era algo que hacia ilusiones, un ser inteligente, entonces, las reglas de educación eran validas, y estaba siendo muy descortés.
- Disculpe mi silencio – Dijo componiendo su imagen, levanto la frente, puso una sonrisa en su rostro y aliso la ropa – Es que me sorprendió con su presencia tan repentina – Hizo una reverencia no tan profunda – Mi nombre es Miyuki, debo haberme confundido de camino creo.
Iba a intentar salir del apuro con toda la elegancia de la que fuera capas, con calma, sin dejarse controlar por sentimientos humanos innecesarios. Lentamente, pero sin perder el estilo, dio un paso hacia atrás, esta vez completo, luego uno mas y un tercero.
- Volveré por donde vine, e intentare encontrar el camino correcto – Sonrió a modo de disculpa, como quien entra a la casa equivocada, se agacho y tomo ambos conejos antes de seguir retrocediendo – Fue un placer conocerlo – En verdad, en la mente de la kitsune una cosa así podía funcionar.
Y allí estaba el que había estado mirándola durante todo el tiempo, a simple vista un tigre, pero, al menos por lo que Miyuki sabía, los tigres no usaban capa, seguramente les resultaría molesta para cazar, se les enredaría o engancharía en los árboles. Sin embargo allí estaba, completamente quieto, observándola con escalofriante fijeza, con una mirada inteligente, no animal.
El primer instinto de la kitsune era salir de allí, pero ¿Y sus compañeros? Tenían que estar por algún lado ¿Y si ella lograba escapar pero iba a por ellos? Retrocedió un paso, quizás menos, medio paso, aun tenía los conejos en las manos, los dejo caer sin mas, prefería tener las manos libres sucediera lo que sucediera. No era un tigre, era algo que hacia ilusiones, un ser inteligente, entonces, las reglas de educación eran validas, y estaba siendo muy descortés.
- Disculpe mi silencio – Dijo componiendo su imagen, levanto la frente, puso una sonrisa en su rostro y aliso la ropa – Es que me sorprendió con su presencia tan repentina – Hizo una reverencia no tan profunda – Mi nombre es Miyuki, debo haberme confundido de camino creo.
Iba a intentar salir del apuro con toda la elegancia de la que fuera capas, con calma, sin dejarse controlar por sentimientos humanos innecesarios. Lentamente, pero sin perder el estilo, dio un paso hacia atrás, esta vez completo, luego uno mas y un tercero.
- Volveré por donde vine, e intentare encontrar el camino correcto – Sonrió a modo de disculpa, como quien entra a la casa equivocada, se agacho y tomo ambos conejos antes de seguir retrocediendo – Fue un placer conocerlo – En verdad, en la mente de la kitsune una cosa así podía funcionar.
Miyuki- Cantidad de envíos : 156
Re: A paso de tortuga (aveces de caracol)
La criatura observaba fijamente a Miyuki mientras esta hablaba. Entre cazadores se reconocen los gestos... la estudiaba, medía el momento perfecto para saltar, el menor error para convertirla en su presa.
El paso que había retrocedido, fue avanzado por el magnifico ejemplar, al asecho.
El tigre, en un momento estaba ahí, al siguiente estuvo a su espalda, íntimamente a su espalda .
- Es un placer conocerte - susurró a su oído. Su voz era melodiosa, envolvente como el ronroneo felino, pero su peligrosidad se tenía juzgar a titulo personal... no faltaría el peculiar personaje que lo encontrara interesante o llamativo - Quedas disculpada, Miyuki -.
La mano peluda del tigre, que se sostenía en dos patas como cualquier otro humanoide, se deslizó por la tela del kimono de Miyuki hasta su mano y tomó con delicadeza los conejos.
- Hueles a sangre... a dos tipos de sangre. Se me abre el apetito - dio un paso atrás, dándole espacio a la kitsune, quedándose con los conejos - Y cazaste en mi territorio, sin mi permiso , tks tks, eso está muy mal. Eso se paga muy caro - una sonrisa felina hizo mover de forma muy graciosa sus bigotes.
- Pero soy un ser comprensivo, no sabías que invadías un territorio. ¿Cómo podrías desagraviarme? - preguntó, seductor.
* * *
Mientras Miyuki tenía su encuentro con Don Tigre, los otros dos estaban terminando de construir el refugio. Lohengrin estaba terminando de colocar el tejado de la casa y construyendo una salida de humo, mientras Dul acomodaba el interior y encendía una pequeña llama (haciéndose daño en el proceso), lo justo para cocinar y calentarse, pero que no produjera demasiado humo; dándole los toques finales al pequeño refugio y, además, disponiendo sus provisiones para llevarse algo a la boca antes de descansar un rato, en lo que continuaban conversando.
Preguntas sobre ella. Pasó saliva. Podría responder a esas preguntas? No estaba segura; el señor Lohengrin parecía confiable*, pero no lo conocía, era un perfecto desconocido que en un primer momento la había hecho rabiar.
Sus palabras se lo confirmaron. Ella no era esa clase de dama que vaga en el bosque con vestido.... fino.
- Miyuki? Pero si ella se ve tan adorable...-dijo pecando de inocente en un primer momento, pero luego guardó silencio escuchado lo que tenía que decir. Se había quedado junto al fuego y se alistó para algo que le solía muchísimo: conversar.
El caballero no se equivocó, llegaron las preguntas y los contra comentarios
- Soldado, eh? En que ejercito estuviste? Espera!! encontraron algo? -las preguntas se atropellaron una detrás de la otra, sin medirse.
"Si encontramos algo? Errrr, que quieres decir?"
- Mm vinieron a buscar algo, el alcalde pidió que no se hablara de eso, pero, lo encontraron? - preguntó con curiosidad y desde ahí, sus muestras de tacto y diplomacia fueran algo escaso en sus preguntas y comentario.
"Ah... El conde Einon, te suena ese nombre?" La niña negó despacio con la cabeza dejando ver la respuesta mental ~ nop, no me suena el nombre... pero lo anoto~ "Siempre esta buscando maneras de hacer dinero, pare que sus minas no van muy bien últimamente y está buscando maderas, animales que puedan cazarse, etc... Cualquier cosa que se pudiera convertir en monedas"
La niña asintió lentamente, entendiendo el punto
"Encontramos buenas maderas, si... Pero el bosque es peligroso, y el alcalde de Daosh no quería perder hombres inutilmente... Así que me encargó proteger a la expedición, y cerrar la boca sobre lo que pudieramos encontrar, fuera lo que fuera"
- Entiendo. Me cae bien el alcalde, piensa en su gente - su sonrisa fue genuina, de fé ciega en ese alcalde.
"A mi tb me dio esa impresión. Y el encargo parecía limpio, así que lo acepté... No puedo decir que la paga fuera buena, pero..."
- Pero? -
"En realidad, con estas pocas joyas que hemos recogido... Calculo que valen cuatro o cinco veces más lo que me ofreció el alcalde... Creo que no le voy a cobrar "
La sonrisa conmovida de Dulfary se borró cuando cayó en cuenta de algo tonto y banal.
- Nos cobraras a nosotras? - a lo que Lohengrin respondió riendo y como siempre que ocurría con las risas naturales y tranquilas, que sabían disfrutar de algo gracioso de forma sana, la aprendiz de kazekage se relajó a ese respecto y volvió al ataque - Porque dejaste de ser soldado al servicio de otros? -
La especie de bufido que lanzó el caballero, le indicó a la niña que había hecho mal al preguntar y que tal vez no le respondería
"Mi organización era... grande... Había muchas personas en ella, con ideas diferentes... Supongo q las mías dejaron de ser cómodas para algunos de los que mandaban" dijo después del bufido.
- Organización. Algo así como mi Clan o más grande y complejo? - quiso saber. Si le iba a dar pie... ella, como siempre, se tomaría el brazo.
Lohengrin suspiró
"Diablos"... "Pertenecía a la Orden de la Dama... Supongo que sí habrás oído hablar de ella"
- Ah... yo pensé que tu daga era un regalo de alguien mas. No te vez tan fanatico como otros que he visto, pero no he tratado - Si, vaya si conocía el nombre, si había escuchado hablar de ella... Esa era su misión en Jaspieria
Lohengrin desató las correas de cuero que tapan la empuñadura de su daga, dejando ver el símbolo de la Orden, y se la mostró a Dul...
"Si, esta daga. Muy observadora, apenas estuvo descubierta unos momentos"
- Es lo que se espera de mi. Es muy bonita, por qué la ocultas? - comentó tras encogerse hombros, restándole importancia a sus propias habilidades.
"Prefiero que no se sepa que he pertenecido a la Orden. Verás, es dificil esconderse en un archipiélago, aunque sea grande..."
- Mm... te saliste o te salieron? - inquirió sin ningún tipo de prudencia
"Errr, mi cabeza tiene... precio... si sabes a lo que me refiero"
- Qué hiciste? no te pueden poner precio solo por pensar diferente -
"Un precio muy alto" agregó Lohengrin, sonriendo en lo que la alarma se colaba en el tono y la urgencia con la Dul que hizo las preguntas "No es facil de explicar... Digamos que mi presencia era incómoda para algunos que quieren que la Orden tome un rumbo más... radica, quizás"
- Radical? o sea que la Orden aun no ha tomado el grado de perfección hacia la luz que se me dijo...o es que estan virando en otra dirección? -
"Contravine algunos dogmas de la Orden, además de eso... Y me acusaron falsamente de haber contravenido otros :\ Así que abandoné la Orden forzosamente, pero no contentos con eso, enviaron gente tras de mi para... silenciarme definitivamente"
La niña lo escuchaba atentamente, con bastante interés
- Te consideran un peligro? -
" De manera que cuatro caballeros de la Cábala de la Torre trataron de matarme :\
un peligro quiza no... pero sí una molestia :\" continuó diciendo pese a la pregunta, cuya respuesta era casi obvia.
- Qué dogma ahm, contraviniste? -
" Preferiría no hablar de ello... :\ " No le hablaría sobre su matrimonio, ni sobre los detalles relacionados con esto. Dulfary se mordió el labio, pero calló al respecto, lo supo aceptar, superficialmente.
- Creí que la cabala tenía otra función , por lo visto no fui correctamente infirmada - dijo en voz baja, más para ella que para él. Pero Lohengrin le escuchó y levantó una ceja.
"Otra función?" La niña, bajó la cabeza y se sonrojó "Correctamente informada? " y mientras, Lohengrin enfundó su daga con tooooda la tranquilidad del mundo, cosa que puso en alerta a Dulfary, había algo poco tranquilizante en la serenidad de sus gestos, pero no podía establecer el qué.
A Dulfary se le escapaba, pero no a su sombra, la cual se tensó. Su sombra si sintió cómo Lohengrin corrigió levemente su postura... aunque ninguna de las dos detectó la preocupación que despertó en él lo que se le había escapado. Fue la sensación de que podía tratar de saltar sobre ella en cualquier momento y el no estar segura de eso, lo que hizo que ella pasara a estar más alerta, casi en guardia, reculando preventiva y sutilmente, mientras se volvía a morder el labio.
Lo mejor que podía hacer era seguir hablando.
- Si, correctamente informada. No vengo detrás de ti, si es lo que te preocupa, de hecho no vengo detras de nadie, solo debo confirmar la información que ya poseemos y completarla... pero parece que la Orden de la Dama tiene algunas... mascaras? - de nuevo su diplomacia y tacto habían fallado al elegir sus palabras
"Mmmmmmm... Suena... interesante... Mientras estemos aqui, estamos más o menos (creo) en igualdad de condiciones... Te propongo un trato, información por información. Y yo ya he hablado bastante, de momento... :\ "
Lo miró a los ojos, luego miró por encima del hombro buscando otros oídos, y dejó ver, al mirarlo de nuevo, que no era tan adulta como parecía, cosa que sorprendió un poco a Lohengrin (O_o)
"euh..."
- De acuerdo... A mi no me han pedido la baja en mi organización, mi Clan se mueve entre las sombras y busca el equilibrio del mundo y llegó la noticia que la Orden de la Dama representaba un riesgo en el equilibrio por volcarse y volcar con ella a la mayoría de la población, hacía la luz, lo bueno o como lo quieras llamar - era la forma más simple en que lo podía explicar. - Se me envió a confirmar eso... y a conocer el archipiélago -
"No estoy seguro de haberlo entendido... Bien, perteneces a una organización que cuida del equilibrio... Y estais preocupados por la tendencia de la Orden hacia... la luz? "
- Fue lo que se me dijo a mi - su expresión facial de confusión fue un poco mas elocuente al respecto. Pero había algo más, estaba el recuerdo de su hermano, enfrentándose a ella en desigualdad de condiciones y dándole una tunda al momento de notificarle la misión - lo que proclama la Dama, de la bondad, de ser bueno y eso - cada vez sonaba más confundida.
"En principio la Dama se ocupa de proteger a la población de ciertas amenazas oscuras... No creo que tu organizacion este de acuerdo en que los muertos que se levantan de las tumbas, los engendros del caos, y los adoradores de otras religiones malvadas campen a sus anchas por el mundo... Creo que eso alteraría el... equilibrio, no?"
- Mucho... lo normal es que sea eso lo que se combata -
"Hace muchos años que esa amenazas han sido casi erradicadas por la Orden, pero nunca se sabe cuando pueden volver... Te imaginas a esos hombres-araña que vimos, tomando el control de esta isla, arrasando Daosh?"
- Noo, que horrible - la sola idea la espantó.
"Por cierto, la Orden no sabe nada sobre ellos... :\ "
- No? Estarían aquí si lo supieran? -
"Quizá en cierto modo, la Orden ayuda a conservar el equilibrio. Quizá... Los caballeros combaten el mal allá donde se encuentre... " No respondió a la obviedad de sus preguntas, pero lo mas grave fue que, durante un primer momento, Dulfary no captó la profundidad de lo que le acaba de revelar.
- Pero a mi se me dijo, que estaba llevando las cosas al otro extremo, que tampoco es sano -
"Al otro extremo...?" preguntó sin entender (O_o)
- Pero si combaten el mal ahí donde lo encuentren... porque matarte a ti sólo por pensar diferente? -
El suspiro de Lohengrin atajó su apreciación sobre la bondad que percibía en él.
"Algo raro pasa en la Orden" :\ acotó
- Raro? -
fdi: *tienes cara de pc
Como Miyuki se nos adelantó una hora en el tiempo, acelero la conversación para quedar en algun momento a la par
El paso que había retrocedido, fue avanzado por el magnifico ejemplar, al asecho.
El tigre, en un momento estaba ahí, al siguiente estuvo a su espalda, íntimamente a su espalda .
- Es un placer conocerte - susurró a su oído. Su voz era melodiosa, envolvente como el ronroneo felino, pero su peligrosidad se tenía juzgar a titulo personal... no faltaría el peculiar personaje que lo encontrara interesante o llamativo - Quedas disculpada, Miyuki -.
La mano peluda del tigre, que se sostenía en dos patas como cualquier otro humanoide, se deslizó por la tela del kimono de Miyuki hasta su mano y tomó con delicadeza los conejos.
- Hueles a sangre... a dos tipos de sangre. Se me abre el apetito - dio un paso atrás, dándole espacio a la kitsune, quedándose con los conejos - Y cazaste en mi territorio, sin mi permiso , tks tks, eso está muy mal. Eso se paga muy caro - una sonrisa felina hizo mover de forma muy graciosa sus bigotes.
- Pero soy un ser comprensivo, no sabías que invadías un territorio. ¿Cómo podrías desagraviarme? - preguntó, seductor.
* * *
Mientras Miyuki tenía su encuentro con Don Tigre, los otros dos estaban terminando de construir el refugio. Lohengrin estaba terminando de colocar el tejado de la casa y construyendo una salida de humo, mientras Dul acomodaba el interior y encendía una pequeña llama (haciéndose daño en el proceso), lo justo para cocinar y calentarse, pero que no produjera demasiado humo; dándole los toques finales al pequeño refugio y, además, disponiendo sus provisiones para llevarse algo a la boca antes de descansar un rato, en lo que continuaban conversando.
Preguntas sobre ella. Pasó saliva. Podría responder a esas preguntas? No estaba segura; el señor Lohengrin parecía confiable*, pero no lo conocía, era un perfecto desconocido que en un primer momento la había hecho rabiar.
Sus palabras se lo confirmaron. Ella no era esa clase de dama que vaga en el bosque con vestido.... fino.
- Miyuki? Pero si ella se ve tan adorable...-dijo pecando de inocente en un primer momento, pero luego guardó silencio escuchado lo que tenía que decir. Se había quedado junto al fuego y se alistó para algo que le solía muchísimo: conversar.
El caballero no se equivocó, llegaron las preguntas y los contra comentarios
- Soldado, eh? En que ejercito estuviste? Espera!! encontraron algo? -las preguntas se atropellaron una detrás de la otra, sin medirse.
"Si encontramos algo? Errrr, que quieres decir?"
- Mm vinieron a buscar algo, el alcalde pidió que no se hablara de eso, pero, lo encontraron? - preguntó con curiosidad y desde ahí, sus muestras de tacto y diplomacia fueran algo escaso en sus preguntas y comentario.
"Ah... El conde Einon, te suena ese nombre?" La niña negó despacio con la cabeza dejando ver la respuesta mental ~ nop, no me suena el nombre... pero lo anoto~ "Siempre esta buscando maneras de hacer dinero, pare que sus minas no van muy bien últimamente y está buscando maderas, animales que puedan cazarse, etc... Cualquier cosa que se pudiera convertir en monedas"
La niña asintió lentamente, entendiendo el punto
"Encontramos buenas maderas, si... Pero el bosque es peligroso, y el alcalde de Daosh no quería perder hombres inutilmente... Así que me encargó proteger a la expedición, y cerrar la boca sobre lo que pudieramos encontrar, fuera lo que fuera"
- Entiendo. Me cae bien el alcalde, piensa en su gente - su sonrisa fue genuina, de fé ciega en ese alcalde.
"A mi tb me dio esa impresión. Y el encargo parecía limpio, así que lo acepté... No puedo decir que la paga fuera buena, pero..."
- Pero? -
"En realidad, con estas pocas joyas que hemos recogido... Calculo que valen cuatro o cinco veces más lo que me ofreció el alcalde... Creo que no le voy a cobrar "
La sonrisa conmovida de Dulfary se borró cuando cayó en cuenta de algo tonto y banal.
- Nos cobraras a nosotras? - a lo que Lohengrin respondió riendo y como siempre que ocurría con las risas naturales y tranquilas, que sabían disfrutar de algo gracioso de forma sana, la aprendiz de kazekage se relajó a ese respecto y volvió al ataque - Porque dejaste de ser soldado al servicio de otros? -
La especie de bufido que lanzó el caballero, le indicó a la niña que había hecho mal al preguntar y que tal vez no le respondería
"Mi organización era... grande... Había muchas personas en ella, con ideas diferentes... Supongo q las mías dejaron de ser cómodas para algunos de los que mandaban" dijo después del bufido.
- Organización. Algo así como mi Clan o más grande y complejo? - quiso saber. Si le iba a dar pie... ella, como siempre, se tomaría el brazo.
Lohengrin suspiró
"Diablos"... "Pertenecía a la Orden de la Dama... Supongo que sí habrás oído hablar de ella"
- Ah... yo pensé que tu daga era un regalo de alguien mas. No te vez tan fanatico como otros que he visto, pero no he tratado - Si, vaya si conocía el nombre, si había escuchado hablar de ella... Esa era su misión en Jaspieria
Lohengrin desató las correas de cuero que tapan la empuñadura de su daga, dejando ver el símbolo de la Orden, y se la mostró a Dul...
"Si, esta daga. Muy observadora, apenas estuvo descubierta unos momentos"
- Es lo que se espera de mi. Es muy bonita, por qué la ocultas? - comentó tras encogerse hombros, restándole importancia a sus propias habilidades.
"Prefiero que no se sepa que he pertenecido a la Orden. Verás, es dificil esconderse en un archipiélago, aunque sea grande..."
- Mm... te saliste o te salieron? - inquirió sin ningún tipo de prudencia
"Errr, mi cabeza tiene... precio... si sabes a lo que me refiero"
- Qué hiciste? no te pueden poner precio solo por pensar diferente -
"Un precio muy alto" agregó Lohengrin, sonriendo en lo que la alarma se colaba en el tono y la urgencia con la Dul que hizo las preguntas "No es facil de explicar... Digamos que mi presencia era incómoda para algunos que quieren que la Orden tome un rumbo más... radica, quizás"
- Radical? o sea que la Orden aun no ha tomado el grado de perfección hacia la luz que se me dijo...o es que estan virando en otra dirección? -
"Contravine algunos dogmas de la Orden, además de eso... Y me acusaron falsamente de haber contravenido otros :\ Así que abandoné la Orden forzosamente, pero no contentos con eso, enviaron gente tras de mi para... silenciarme definitivamente"
La niña lo escuchaba atentamente, con bastante interés
- Te consideran un peligro? -
" De manera que cuatro caballeros de la Cábala de la Torre trataron de matarme :\
un peligro quiza no... pero sí una molestia :\" continuó diciendo pese a la pregunta, cuya respuesta era casi obvia.
- Qué dogma ahm, contraviniste? -
" Preferiría no hablar de ello... :\ " No le hablaría sobre su matrimonio, ni sobre los detalles relacionados con esto. Dulfary se mordió el labio, pero calló al respecto, lo supo aceptar, superficialmente.
- Creí que la cabala tenía otra función , por lo visto no fui correctamente infirmada - dijo en voz baja, más para ella que para él. Pero Lohengrin le escuchó y levantó una ceja.
"Otra función?" La niña, bajó la cabeza y se sonrojó "Correctamente informada? " y mientras, Lohengrin enfundó su daga con tooooda la tranquilidad del mundo, cosa que puso en alerta a Dulfary, había algo poco tranquilizante en la serenidad de sus gestos, pero no podía establecer el qué.
A Dulfary se le escapaba, pero no a su sombra, la cual se tensó. Su sombra si sintió cómo Lohengrin corrigió levemente su postura... aunque ninguna de las dos detectó la preocupación que despertó en él lo que se le había escapado. Fue la sensación de que podía tratar de saltar sobre ella en cualquier momento y el no estar segura de eso, lo que hizo que ella pasara a estar más alerta, casi en guardia, reculando preventiva y sutilmente, mientras se volvía a morder el labio.
Lo mejor que podía hacer era seguir hablando.
- Si, correctamente informada. No vengo detrás de ti, si es lo que te preocupa, de hecho no vengo detras de nadie, solo debo confirmar la información que ya poseemos y completarla... pero parece que la Orden de la Dama tiene algunas... mascaras? - de nuevo su diplomacia y tacto habían fallado al elegir sus palabras
"Mmmmmmm... Suena... interesante... Mientras estemos aqui, estamos más o menos (creo) en igualdad de condiciones... Te propongo un trato, información por información. Y yo ya he hablado bastante, de momento... :\ "
Lo miró a los ojos, luego miró por encima del hombro buscando otros oídos, y dejó ver, al mirarlo de nuevo, que no era tan adulta como parecía, cosa que sorprendió un poco a Lohengrin (O_o)
"euh..."
- De acuerdo... A mi no me han pedido la baja en mi organización, mi Clan se mueve entre las sombras y busca el equilibrio del mundo y llegó la noticia que la Orden de la Dama representaba un riesgo en el equilibrio por volcarse y volcar con ella a la mayoría de la población, hacía la luz, lo bueno o como lo quieras llamar - era la forma más simple en que lo podía explicar. - Se me envió a confirmar eso... y a conocer el archipiélago -
"No estoy seguro de haberlo entendido... Bien, perteneces a una organización que cuida del equilibrio... Y estais preocupados por la tendencia de la Orden hacia... la luz? "
- Fue lo que se me dijo a mi - su expresión facial de confusión fue un poco mas elocuente al respecto. Pero había algo más, estaba el recuerdo de su hermano, enfrentándose a ella en desigualdad de condiciones y dándole una tunda al momento de notificarle la misión - lo que proclama la Dama, de la bondad, de ser bueno y eso - cada vez sonaba más confundida.
"En principio la Dama se ocupa de proteger a la población de ciertas amenazas oscuras... No creo que tu organizacion este de acuerdo en que los muertos que se levantan de las tumbas, los engendros del caos, y los adoradores de otras religiones malvadas campen a sus anchas por el mundo... Creo que eso alteraría el... equilibrio, no?"
- Mucho... lo normal es que sea eso lo que se combata -
"Hace muchos años que esa amenazas han sido casi erradicadas por la Orden, pero nunca se sabe cuando pueden volver... Te imaginas a esos hombres-araña que vimos, tomando el control de esta isla, arrasando Daosh?"
- Noo, que horrible - la sola idea la espantó.
"Por cierto, la Orden no sabe nada sobre ellos... :\ "
- No? Estarían aquí si lo supieran? -
"Quizá en cierto modo, la Orden ayuda a conservar el equilibrio. Quizá... Los caballeros combaten el mal allá donde se encuentre... " No respondió a la obviedad de sus preguntas, pero lo mas grave fue que, durante un primer momento, Dulfary no captó la profundidad de lo que le acaba de revelar.
- Pero a mi se me dijo, que estaba llevando las cosas al otro extremo, que tampoco es sano -
"Al otro extremo...?" preguntó sin entender (O_o)
- Pero si combaten el mal ahí donde lo encuentren... porque matarte a ti sólo por pensar diferente? -
El suspiro de Lohengrin atajó su apreciación sobre la bondad que percibía en él.
"Algo raro pasa en la Orden" :\ acotó
- Raro? -
fdi: *tienes cara de pc
Como Miyuki se nos adelantó una hora en el tiempo, acelero la conversación para quedar en algun momento a la par
Dulfary- Cantidad de envíos : 1481
Re: A paso de tortuga (aveces de caracol)
"Algo raro pasa en la Orden"
"¿Raro?"
El caballero se revolvió, inquieto. "Como te dije, el objetivo de la Orden siempre ha sido combatir el mal allí donde se encuentre. Solo que hace ya muchos años que su presencia se ha hecho menos evidente. Ahora la Orden se ha acomodado, ha ganado en importancia y poder, y parece haber una facción más radical que de alguna manera, está buscando nuevas amenazas. No todos están de acuerdo con eso, de manera que están cayendo algunas cabezas dentro de la Orden. La mía fue una de las primeras, ya que estaba llamado a ocupar un puesto importante en la Orden. No, no tengo intención de volver, de momento tengo bastante con permanecer oculto, y esperar hasta que pueda hacer algo. Aún tengo contactos en la Orden..."
"No puede ser que se estén torciendo tanto... Una cosa es llamarlos a ser comedidos en su búsqueda del Equilibrio, pero... que actúen movidos por intereses propios, es... Crees que puede ocurrir algo malo? Como qué? espera, dijiste que aún tenías contactos?"
"Veamos... Pueden ocurrir muchas cosas... Quienes están tomando el control de la Orden creen que sólamente el culto a la Dama es, mmmm, aceptable. Creen que otras religiones, aunque no sean necesariamente malvadas, podrían ser una amenaza para el Bien, el Orden, y la Luz."
"Y tu, a que grupo perteneces?"
"Yo no pertenezco a ninguna facción. En realidad, solo soy un hombre de armas. Simplemente estoy atento a lo que ocurre, hasta que encuentre una ocasión para actuar. Confío que la Dama me señale el camino."
"Veo en ti mucho mas que un hombre de armas", dijo Dul, con gran seriedad. "¿Sabes una cosa? Yo también le pido al viento que me guíe a veces. Dime... Crees que esos contactos tuyos podrían ayudarme a entrar en la Orden, sin pasar por todas las pruebas de iniciación?"
Lohengrin pensó durante unos momentos. "En este momento, ese lugar es un avispero. Es peligroso. Pero creo que conozco al hombre idóneo, si quieres entrar en la Orden."
La exploradora parecía nerviosa. "Creo que necesitaré entrar en la Orden, para estar seguros de todo lo que pasa. ¿Crees que alguien se dará cuenta de que no encajo del todo allí? "
"Es posible. Necesitaremos una tapadera, y alguien que te proteja."
"Pero yo sé cuidar de mi misma!!! "
Lohengrin rió. "No lo dudo. Pero en la Orden se toman estas cosas muy en serio. Tuve que matar a cuatro caballeros para escapar de allí. No lo sé, creo que la Orden terminará estallando en pedazos, es inevitable... Debemos estar preparados para cuando eso ocurra... Temo que la GUERRA será inevitable."
"¿Guerra? Eso sería algo horrible. Debemos evitarlo a toda costa. Verás, hay más cosas que debo contarte sobre mí." Se separó del fuego, y continuó hablando, en un tono solemne. "Yo soy una kazekage. Una aprendiz, en realidad. Desde hace generaciones, velamos por la conservación del Equilibrio en el mundo... Nos llaman las Sombras del Viento, eso es lo que somos. Señores del Viento y de las Sombras, nos dejamos guiar por ellos, y en parte los controlamos." Varios remolinos de aire caracolearon junto a sus pies, arrastrando algunas hojas del suelo, y acariciando sus tobillos. "Si hay una guerra en ciernes, nuestro deber es detenerla. Entiendo y acepto todos los riesgos. Entraré en la Orden, para averiguar todo lo que pueda. "¿Qué debo hacer?"
"Verás. El hombre que puede ayudarte se llama Devan. Durante más de treinta años ha ostentado el cargo de Maestro de Armas de la Orden, y se encarga de enseñar a todos los jóvenes caballeros el manejo de las armas que se usan en la Orden. Por supuesto, ahora es un anciano. Sigue en ese puesto, pero delega la mayor parte de sus funciones en su discípulo, un sucesor que debía haber tomado su lugar en la hora de su retirada. Aunque Devan aún ocupa su lugar en el Consejo de la Orden, y sigue ejerciendo su derecho a voto dentro del mismo. "
"¿Debía? ¿Y por qué no lo hizo, qué pasó?", preguntó Dul, algo confundida.
Lohengrin se echó a reír. "Porque lo tienes delante." Y Dul se ruborizó, consciente de su descuido. Y durante un momento pasó por su cabeza la imagen de los cuatro caballeros que persiguieron a Lohengrin después de que éste abandonara la Orden.
"Piensas volver a la Orden cuando todo esto acabe?"
"No lo se. No he pensado en ello. Quizá cuando él tenga que dejar el puesto yo ya no esté vivo. Nos estamos metiendo en algo muy grande. En fin. Él te tomará bajo su mano. Quizá puedas pasar por su sobrina, o algo así. Te daré una carta para él."
"No fallaremos. Y no perderás tu vida."
"Bueno... mi vida, en último caso es prescindible. Sólo soy un soldado, una pieza en el juego, si lo prefieres. Lo verdaderamente importante es la causa por la que trabajamos, y al final, se cumplirá la voluntad de la Dama, sea cual sea."
"Pero...? Ninguna vida es prescindible... ¿Es que nadie te espera? ¿No sufrirán otros si tu faltas? Tu vida debe protegerse tanto como cualquier otra..."
"En último caso, lo verdaderamente importante es la causa por la que luchamos. Evitar la guerra, o tratar prevenir sus consecuencias. Si la Dama dispone que mi vida es un precio necesario, lo pagaré con gusto. Combatir el mal allí donde se encuentre, a cualquier precio, incluso en nuestra propia casa. Por eso somos caballeros. En el pasado éramos un Faro de esperanza para la población de las islas. Como te digo, la vida de un Caballero es un precio pequeño, si con eso conseguimos que la Oscuridad de un paso atrás."
Dul asintió.
"Creo que tu papel y el de tu clan serán determinantes en esta historia. Si hay alguna vida que deba ser protegida a cualquier precio, esa es la tuya. Cuenta con mi espada (TM)."
Dulfary se quedó callada. Y al principio no supo qué decir. En ese momento, el Viento volvió a rotorcerse a los pies de la kazekage, y a agitar las llamas de la hoguera del improvisado campamento. Y las sombras de ambos, bailando junto a las llamas, parecieron juntarse durante unos breves momentos.
"Que el Viento y la Sombra te protejan siempre, Lohengrin."
"¿Raro?"
El caballero se revolvió, inquieto. "Como te dije, el objetivo de la Orden siempre ha sido combatir el mal allí donde se encuentre. Solo que hace ya muchos años que su presencia se ha hecho menos evidente. Ahora la Orden se ha acomodado, ha ganado en importancia y poder, y parece haber una facción más radical que de alguna manera, está buscando nuevas amenazas. No todos están de acuerdo con eso, de manera que están cayendo algunas cabezas dentro de la Orden. La mía fue una de las primeras, ya que estaba llamado a ocupar un puesto importante en la Orden. No, no tengo intención de volver, de momento tengo bastante con permanecer oculto, y esperar hasta que pueda hacer algo. Aún tengo contactos en la Orden..."
"No puede ser que se estén torciendo tanto... Una cosa es llamarlos a ser comedidos en su búsqueda del Equilibrio, pero... que actúen movidos por intereses propios, es... Crees que puede ocurrir algo malo? Como qué? espera, dijiste que aún tenías contactos?"
"Veamos... Pueden ocurrir muchas cosas... Quienes están tomando el control de la Orden creen que sólamente el culto a la Dama es, mmmm, aceptable. Creen que otras religiones, aunque no sean necesariamente malvadas, podrían ser una amenaza para el Bien, el Orden, y la Luz."
"Y tu, a que grupo perteneces?"
"Yo no pertenezco a ninguna facción. En realidad, solo soy un hombre de armas. Simplemente estoy atento a lo que ocurre, hasta que encuentre una ocasión para actuar. Confío que la Dama me señale el camino."
"Veo en ti mucho mas que un hombre de armas", dijo Dul, con gran seriedad. "¿Sabes una cosa? Yo también le pido al viento que me guíe a veces. Dime... Crees que esos contactos tuyos podrían ayudarme a entrar en la Orden, sin pasar por todas las pruebas de iniciación?"
Lohengrin pensó durante unos momentos. "En este momento, ese lugar es un avispero. Es peligroso. Pero creo que conozco al hombre idóneo, si quieres entrar en la Orden."
La exploradora parecía nerviosa. "Creo que necesitaré entrar en la Orden, para estar seguros de todo lo que pasa. ¿Crees que alguien se dará cuenta de que no encajo del todo allí? "
"Es posible. Necesitaremos una tapadera, y alguien que te proteja."
"Pero yo sé cuidar de mi misma!!! "
Lohengrin rió. "No lo dudo. Pero en la Orden se toman estas cosas muy en serio. Tuve que matar a cuatro caballeros para escapar de allí. No lo sé, creo que la Orden terminará estallando en pedazos, es inevitable... Debemos estar preparados para cuando eso ocurra... Temo que la GUERRA será inevitable."
"¿Guerra? Eso sería algo horrible. Debemos evitarlo a toda costa. Verás, hay más cosas que debo contarte sobre mí." Se separó del fuego, y continuó hablando, en un tono solemne. "Yo soy una kazekage. Una aprendiz, en realidad. Desde hace generaciones, velamos por la conservación del Equilibrio en el mundo... Nos llaman las Sombras del Viento, eso es lo que somos. Señores del Viento y de las Sombras, nos dejamos guiar por ellos, y en parte los controlamos." Varios remolinos de aire caracolearon junto a sus pies, arrastrando algunas hojas del suelo, y acariciando sus tobillos. "Si hay una guerra en ciernes, nuestro deber es detenerla. Entiendo y acepto todos los riesgos. Entraré en la Orden, para averiguar todo lo que pueda. "¿Qué debo hacer?"
"Verás. El hombre que puede ayudarte se llama Devan. Durante más de treinta años ha ostentado el cargo de Maestro de Armas de la Orden, y se encarga de enseñar a todos los jóvenes caballeros el manejo de las armas que se usan en la Orden. Por supuesto, ahora es un anciano. Sigue en ese puesto, pero delega la mayor parte de sus funciones en su discípulo, un sucesor que debía haber tomado su lugar en la hora de su retirada. Aunque Devan aún ocupa su lugar en el Consejo de la Orden, y sigue ejerciendo su derecho a voto dentro del mismo. "
"¿Debía? ¿Y por qué no lo hizo, qué pasó?", preguntó Dul, algo confundida.
Lohengrin se echó a reír. "Porque lo tienes delante." Y Dul se ruborizó, consciente de su descuido. Y durante un momento pasó por su cabeza la imagen de los cuatro caballeros que persiguieron a Lohengrin después de que éste abandonara la Orden.
"Piensas volver a la Orden cuando todo esto acabe?"
"No lo se. No he pensado en ello. Quizá cuando él tenga que dejar el puesto yo ya no esté vivo. Nos estamos metiendo en algo muy grande. En fin. Él te tomará bajo su mano. Quizá puedas pasar por su sobrina, o algo así. Te daré una carta para él."
"No fallaremos. Y no perderás tu vida."
"Bueno... mi vida, en último caso es prescindible. Sólo soy un soldado, una pieza en el juego, si lo prefieres. Lo verdaderamente importante es la causa por la que trabajamos, y al final, se cumplirá la voluntad de la Dama, sea cual sea."
"Pero...? Ninguna vida es prescindible... ¿Es que nadie te espera? ¿No sufrirán otros si tu faltas? Tu vida debe protegerse tanto como cualquier otra..."
"En último caso, lo verdaderamente importante es la causa por la que luchamos. Evitar la guerra, o tratar prevenir sus consecuencias. Si la Dama dispone que mi vida es un precio necesario, lo pagaré con gusto. Combatir el mal allí donde se encuentre, a cualquier precio, incluso en nuestra propia casa. Por eso somos caballeros. En el pasado éramos un Faro de esperanza para la población de las islas. Como te digo, la vida de un Caballero es un precio pequeño, si con eso conseguimos que la Oscuridad de un paso atrás."
Dul asintió.
"Creo que tu papel y el de tu clan serán determinantes en esta historia. Si hay alguna vida que deba ser protegida a cualquier precio, esa es la tuya. Cuenta con mi espada (TM)."
Dulfary se quedó callada. Y al principio no supo qué decir. En ese momento, el Viento volvió a rotorcerse a los pies de la kazekage, y a agitar las llamas de la hoguera del improvisado campamento. Y las sombras de ambos, bailando junto a las llamas, parecieron juntarse durante unos breves momentos.
"Que el Viento y la Sombra te protejan siempre, Lohengrin."
Lohengrin- Cantidad de envíos : 1179
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