Censo
Últimos temas
Noticias
Afiliados normales
Mar de Jaspia es un foro basado en un mundo original con líneas argumentales que pertenecen a sus administradores y participantes. Tanto los escritos como el diseño están protegidos por una licencia Creative Commons. Algunos códigos fueron desarrollados por el equipo web de Protorol. La mayoría de nuestras imágenes son sacadas de DeviantArt y retocadas, si quieres créditos propios o te interesa alguna imagen en concreto, haznoslo saber.
KirillAdmin ♒ MP!
ChelsieAdmin ♒ MP!
LisandotMod ♒ MP!
DelinMod ♒ MP!
SophitiaColab ♒ MP!
CyrianColab ♒ MP!
Años Activos
Explorando sin permiso [libre]
3 participantes
Mar de Jaspia :: DUCADO DE CESSELE :: Shamataw :: Shakemaw
Página 1 de 1.
Explorando sin permiso [libre]
Tras un par de días acampando con Zweich, Nimué había accedido a viajar con él. La joven no conocía nada del lugar donde el mar la había traído y se encontraba perdida y sola tras la pérdida de su madre. Sin embargo, a pesar de las recomendaciones de su acompañante, decidió explorar un poco los alrededores de la isla.
Se despertó aproximadamente una hora antes del alba y se escabulló del pequeño campamente y decidió internarse un poco en la isla. No tardó demasiado en notar al pinchazo de la sed en la garganta y comenzó a buscar una fuente de agua.
Nimué avanzaba en un silencia absoluto cuidando de no emitir sonido alguno con sus pasos. Sus ojos se habían transformado para tomar el aspecto de los de un felino para lograr mantener la visión a la escasa luz de las estrellas. Agudizó todo lo que pudo su olfato y oído para encontrar una fuente de agua.
Tras un largo rato de exploración, el sonido del agua y el aroma de las flores inundaron sus sentidos. No tardó en encontrar un numeroso grupo de estanques naturales. Algunos emitían un leve vapor en la tibia noche. La joven obsevó en derredor. Le llamó la atención los intrincados diseños de las flores. No parecían estar dispuestas de forma natura sino que algún ser se hubiera dedicado a controlar su crecimiento.
Olvidando casi todas sus precauciones, movida más por su escasa edad y su inexperiencia, saltó entre risas a una de las pozas de agua caliente. Se percató entonces que aún seguía vestida. Con presteza, se retiró la ropa y la dejó en la orilla. Tras esto, comenzó a chapotear despreocupada tratando de olvidar los sucesos de los anteriores días.
Se despertó aproximadamente una hora antes del alba y se escabulló del pequeño campamente y decidió internarse un poco en la isla. No tardó demasiado en notar al pinchazo de la sed en la garganta y comenzó a buscar una fuente de agua.
Nimué avanzaba en un silencia absoluto cuidando de no emitir sonido alguno con sus pasos. Sus ojos se habían transformado para tomar el aspecto de los de un felino para lograr mantener la visión a la escasa luz de las estrellas. Agudizó todo lo que pudo su olfato y oído para encontrar una fuente de agua.
Tras un largo rato de exploración, el sonido del agua y el aroma de las flores inundaron sus sentidos. No tardó en encontrar un numeroso grupo de estanques naturales. Algunos emitían un leve vapor en la tibia noche. La joven obsevó en derredor. Le llamó la atención los intrincados diseños de las flores. No parecían estar dispuestas de forma natura sino que algún ser se hubiera dedicado a controlar su crecimiento.
Olvidando casi todas sus precauciones, movida más por su escasa edad y su inexperiencia, saltó entre risas a una de las pozas de agua caliente. Se percató entonces que aún seguía vestida. Con presteza, se retiró la ropa y la dejó en la orilla. Tras esto, comenzó a chapotear despreocupada tratando de olvidar los sucesos de los anteriores días.
Nimué- Cantidad de envíos : 18
Re: Explorando sin permiso [libre]
Nada había vuelto a ser igual luego de que Shamataw fuera atacada, claro que pasados algunos meses una tensa calma se había instalado en el lugar, de a poco las personas habían empezado a rehacer sus rutinas, el escarmiento había funcionado por el momento a la perfección, la gente aun caminaba con miedo por las zonas que habían sido más afectadas. Nuevos comerciantes, previamente autorizados, se habían instalado, y es que el ser humano se termina por acostumbrar a todo, en realidad no importaba mucho quien era el amo que empuñaba el látigo.
Poco le importaba todo esto a la pirata que había desembarcado hacia ya algunos días, su bando en todo ese bullicio era el del beneficio. Aunque en realidad, por esa vez, no era el robo, ni el engaño, ni la mentira lo que la traía a Shamataw, sino algo mucho más personal y grato. Su querida hermana Florangel, la persona que Sophitia mas adoraba en todo Jaspia, iba a cumplir años en esa semana y como regalo especial había organizado pasar unos días en las termas de Shakemaw.
Como era una ocasión especial, la pirata se había prometido el portarse bien, ir vestida como una ciudadana promedio para no llamar la atención, y pagar por todos los gastos para que pudieran pasar en paz la semana. Llevaba puestos unos pantalones de cuero negro con botas y una camisa ligera blanca que no le servía de mucho en la humedad del lugar. Se había negado a realizar la mayoría de las actividades que involucraran el quitarse la ropa, ya que las múltiples cicatrices que tenía en el cuerpo probablemente llamarían la atención, así que los días habían pasado mayoritariamente siguiendo a su hermana, contenta de verla disfrutando.
Luego de dejar a Florangel en una especie de baño de barro que decían que servía para tener la piel más suave y montones de cosas más que a Sophitia le parecían muy tontas, se alejo un poco del complejo principal de aguas para intentar encontrar alguna que no estuviera llena de gente. Unos caminos más estrechos y algo intrincados la llevaron a un estanque solitario, sonrió al pensar que por fin podría disfrutar de un poco de calma, relajarse de tener que andar fingiendo durante un rato, y estaba a punto de quitarse la camisa cuando vio saltar a una chica.
Rápidamente se puso la prenda de nuevo ¿Sería una turista? No, no tenía la actitud de una ¿Por qué iba a tirarse al agua con ropa? Tenía que ser alguien que se había metido sin permiso, una joven ladrona tal vez. Se la veía muy divertida jugando en el agua, la pirata pensó por un momento en dar la vuelta y dejarla estar tranquila, pero por otro lado, no encontraría otro sitio más deshabitado, y si sus sospechas eran correctas, por más que la joven adivinara el origen de Sophitia, no podría delatarla con nadie.
-Mmmm, ¿Permiso? – Su actitud era algo altanera, pero no tenía armas y no se mostró amenazante ante la chica – Espero no interrumpirte, pero ya somos dos las que queremos tener un baño privado – Siempre intentando no parecer intimidante se fue acercando hasta sentarse a un costado, se saco las botas y puso los pies en el agua– Tu sigue con tus asuntos, no te interrumpiré.
Si la chica quería salir corriendo, dar un grito, ignorarla o quedarse charlando tranquila ya no era decisión suya, y tampoco le importaba mucho. Se agacho levemente sobre las aguas para mojar las manos también, se sentía muy bien el poder mojarse un poco luego de tantos días de calor y humedad.
Poco le importaba todo esto a la pirata que había desembarcado hacia ya algunos días, su bando en todo ese bullicio era el del beneficio. Aunque en realidad, por esa vez, no era el robo, ni el engaño, ni la mentira lo que la traía a Shamataw, sino algo mucho más personal y grato. Su querida hermana Florangel, la persona que Sophitia mas adoraba en todo Jaspia, iba a cumplir años en esa semana y como regalo especial había organizado pasar unos días en las termas de Shakemaw.
Como era una ocasión especial, la pirata se había prometido el portarse bien, ir vestida como una ciudadana promedio para no llamar la atención, y pagar por todos los gastos para que pudieran pasar en paz la semana. Llevaba puestos unos pantalones de cuero negro con botas y una camisa ligera blanca que no le servía de mucho en la humedad del lugar. Se había negado a realizar la mayoría de las actividades que involucraran el quitarse la ropa, ya que las múltiples cicatrices que tenía en el cuerpo probablemente llamarían la atención, así que los días habían pasado mayoritariamente siguiendo a su hermana, contenta de verla disfrutando.
Luego de dejar a Florangel en una especie de baño de barro que decían que servía para tener la piel más suave y montones de cosas más que a Sophitia le parecían muy tontas, se alejo un poco del complejo principal de aguas para intentar encontrar alguna que no estuviera llena de gente. Unos caminos más estrechos y algo intrincados la llevaron a un estanque solitario, sonrió al pensar que por fin podría disfrutar de un poco de calma, relajarse de tener que andar fingiendo durante un rato, y estaba a punto de quitarse la camisa cuando vio saltar a una chica.
Rápidamente se puso la prenda de nuevo ¿Sería una turista? No, no tenía la actitud de una ¿Por qué iba a tirarse al agua con ropa? Tenía que ser alguien que se había metido sin permiso, una joven ladrona tal vez. Se la veía muy divertida jugando en el agua, la pirata pensó por un momento en dar la vuelta y dejarla estar tranquila, pero por otro lado, no encontraría otro sitio más deshabitado, y si sus sospechas eran correctas, por más que la joven adivinara el origen de Sophitia, no podría delatarla con nadie.
-Mmmm, ¿Permiso? – Su actitud era algo altanera, pero no tenía armas y no se mostró amenazante ante la chica – Espero no interrumpirte, pero ya somos dos las que queremos tener un baño privado – Siempre intentando no parecer intimidante se fue acercando hasta sentarse a un costado, se saco las botas y puso los pies en el agua– Tu sigue con tus asuntos, no te interrumpiré.
Si la chica quería salir corriendo, dar un grito, ignorarla o quedarse charlando tranquila ya no era decisión suya, y tampoco le importaba mucho. Se agacho levemente sobre las aguas para mojar las manos también, se sentía muy bien el poder mojarse un poco luego de tantos días de calor y humedad.
Sophitia- Cantidad de envíos : 955
Re: Explorando sin permiso [libre]
La entrada de la extraña pasó casi desapercibida a Nimué hasta que ya estaba casi en el borde del agua. Había estado tan distraida disfrutando de su primer baño en agua dulce en dos semanas que no se había percatado de su presencia.
Sobresaltada, Nimué ahogó un grito de sorpresa y pugnó internamente por no cambiar su aspecto añadiendo unas garras. Aquello hubiera desvelado su naturaleza al instante.
La chica suspiró aliviada al ver que se trataba de una mujer que tendría pocos años más que el equivalente humano de su propia edad. Mada, su madre adoptiva, había insistido innumerables veces en que las "señoritas decentes" no muestran sus "encantos" a los hombres. Ella nunca había entendido nada de aquellos hasta que los tratantes de esclavos le habían echado el ojo.
Algo intimidada por la presencia de su acompañante, se deslizó al borde de la poza, cerca de su propia ropa y trató de parecer tranquila. Sin embargo, notó como sus mejillas comenzaban a ponerse rojas a causa de la vergüenza. No tenía claro la causa de aquello pero era difícil de disimular.
- Bu... Buenas noches. - saludó tratando de mantener la compostura y disimulando que era la segunda mujer que veía desde que tenía uso de razón. - Puedes meterte en el agua. Está perfecta.
La joven se acercó lentamente a su interlocutora pero sin sacar ni un centímetro de su cuerpo del agua y manteniendo algo las distancias; movida sobre todo por la curiosidad que la caracterizaba. Alzó la vista intrigada hacia su inesperada acompañante, tratando de disimular en vano su curiosidad.
Sobresaltada, Nimué ahogó un grito de sorpresa y pugnó internamente por no cambiar su aspecto añadiendo unas garras. Aquello hubiera desvelado su naturaleza al instante.
La chica suspiró aliviada al ver que se trataba de una mujer que tendría pocos años más que el equivalente humano de su propia edad. Mada, su madre adoptiva, había insistido innumerables veces en que las "señoritas decentes" no muestran sus "encantos" a los hombres. Ella nunca había entendido nada de aquellos hasta que los tratantes de esclavos le habían echado el ojo.
Algo intimidada por la presencia de su acompañante, se deslizó al borde de la poza, cerca de su propia ropa y trató de parecer tranquila. Sin embargo, notó como sus mejillas comenzaban a ponerse rojas a causa de la vergüenza. No tenía claro la causa de aquello pero era difícil de disimular.
- Bu... Buenas noches. - saludó tratando de mantener la compostura y disimulando que era la segunda mujer que veía desde que tenía uso de razón. - Puedes meterte en el agua. Está perfecta.
La joven se acercó lentamente a su interlocutora pero sin sacar ni un centímetro de su cuerpo del agua y manteniendo algo las distancias; movida sobre todo por la curiosidad que la caracterizaba. Alzó la vista intrigada hacia su inesperada acompañante, tratando de disimular en vano su curiosidad.
Nimué- Cantidad de envíos : 18
Re: Explorando sin permiso [libre]
Lo bueno era que la chica no se había puesto a gritar, eso ya era algo, aun así era evidente que tenía miedo a su presencia, y no creía poder hacer mucho al respecto más que comportarse de modo natural y no hacer nada para asustarla. Mirando cómo se acercaba a sus cosas la primera comparación que se le vino a la mente fue con un pequeño ciervo, el color castaño del cabello sumado a esa mirada desconfiada ayudaban mucho a la semejanza.
Sophitia no estaba acostumbrada a tratar con jovencitas tímidas y recatadas, durante la mayor parte de su vida había estado rodeada de los más rudos hombres de mar, piratas sin escrúpulos, mal hablados y ebrios. En cuanto al tipo de mujeres que conocía, la mayoría de ellas eran bastante desinhibidas y hasta descaradas, lo que necesitaban para ejercer su oficio, vamos. La única excepción a todo ese mundo era su querida hermana, pero Florangel era del tipo de chica que se desenvolvía en cualquier ambiente con total soltura, ese estilo sincero era algo que la pirata adoraba de ella.
-Sí, es cierto que se siente muy bien – Pensaba en qué sería adecuado decir, y su torpeza resultaba muy evidente, “No tienes que complicarte tanto, haz lo de siempre, deja de pensar”- Bien, entonces, si no te molesta… - Se quito la camisa primero, debajo tenía una gruesa capa de vendas que apretaban sus pechos, comenzó a sacarla de a poco mientras hablaba - ¿Siempre entras sin que te vean al complejo?- Cuando termino de sacar las tiras las enrolló y las dejo a un lado, su torso estaba cubierto por múltiples cicatrices, algunas viejas, otras no tanto – Puedes decirme tranquila, no le diré a los dueños que te encontré aquí.
Finalmente se quito lo que le quedaba de ropa y se metió en el agua, respiro profundo mientras se iba sumergiendo, entendía por qué tanta gente venía a ese lugar, en verdad era muy relajante. Metió la cabeza bajo el agua para luego salir y apoyar la espalda contra uno de los bordes, sosteniéndose con los brazos.
Sentir vergüenza por la propia desnudes era una desventaja al momento de pelear, por eso Sophitia había aprendido hace muchos años a perder esas inhibiciones. No le causaba bochorno eso, ni sus cicatrices, se mostraba tranquila disfrutando del relajante baño mientras dejaba flotar su larga cabellera negra como el carbón.
-Soy Sophitia, un gusto conocerte – Eso era algo así como un intento de ser amable y seguir las buenas costumbres, esas que a ella no le habían enseñado pero que sabía que era un hábito normal en otros entornos – Estoy esperando a que mi hermana salga de un baño relajante en otra parte del complejo.
Le había avisado que estaría por esa zona, suponía que no tendría problemas en encontrarla, y tal vez si llegaba de manera sorpresiva terminara de asustar a la chica. Vinieron a su mente distintas entradas a lugares que había hecho Florangel, transformada en distintos animales feroces, se le escapo una risa la cual apago sumergiendo la cabeza de nuevo.
Sophitia no estaba acostumbrada a tratar con jovencitas tímidas y recatadas, durante la mayor parte de su vida había estado rodeada de los más rudos hombres de mar, piratas sin escrúpulos, mal hablados y ebrios. En cuanto al tipo de mujeres que conocía, la mayoría de ellas eran bastante desinhibidas y hasta descaradas, lo que necesitaban para ejercer su oficio, vamos. La única excepción a todo ese mundo era su querida hermana, pero Florangel era del tipo de chica que se desenvolvía en cualquier ambiente con total soltura, ese estilo sincero era algo que la pirata adoraba de ella.
-Sí, es cierto que se siente muy bien – Pensaba en qué sería adecuado decir, y su torpeza resultaba muy evidente, “No tienes que complicarte tanto, haz lo de siempre, deja de pensar”- Bien, entonces, si no te molesta… - Se quito la camisa primero, debajo tenía una gruesa capa de vendas que apretaban sus pechos, comenzó a sacarla de a poco mientras hablaba - ¿Siempre entras sin que te vean al complejo?- Cuando termino de sacar las tiras las enrolló y las dejo a un lado, su torso estaba cubierto por múltiples cicatrices, algunas viejas, otras no tanto – Puedes decirme tranquila, no le diré a los dueños que te encontré aquí.
Finalmente se quito lo que le quedaba de ropa y se metió en el agua, respiro profundo mientras se iba sumergiendo, entendía por qué tanta gente venía a ese lugar, en verdad era muy relajante. Metió la cabeza bajo el agua para luego salir y apoyar la espalda contra uno de los bordes, sosteniéndose con los brazos.
Sentir vergüenza por la propia desnudes era una desventaja al momento de pelear, por eso Sophitia había aprendido hace muchos años a perder esas inhibiciones. No le causaba bochorno eso, ni sus cicatrices, se mostraba tranquila disfrutando del relajante baño mientras dejaba flotar su larga cabellera negra como el carbón.
-Soy Sophitia, un gusto conocerte – Eso era algo así como un intento de ser amable y seguir las buenas costumbres, esas que a ella no le habían enseñado pero que sabía que era un hábito normal en otros entornos – Estoy esperando a que mi hermana salga de un baño relajante en otra parte del complejo.
Le había avisado que estaría por esa zona, suponía que no tendría problemas en encontrarla, y tal vez si llegaba de manera sorpresiva terminara de asustar a la chica. Vinieron a su mente distintas entradas a lugares que había hecho Florangel, transformada en distintos animales feroces, se le escapo una risa la cual apago sumergiendo la cabeza de nuevo.
Sophitia- Cantidad de envíos : 955
Re: Explorando sin permiso [libre]
Aceptando el ofrecimiento de la Cambiaformas, la desconocida comenzó lentamente a quitarse la ropa. Mientras realizaba aquella tarea, trató de mostrarse amable dando conversación a Nimué. Para sorpresa de la misma, aquel precioso lugar era propiedad de alguien.
Aunque Mada se lo había explicado un millar de veces, la chica no acaba de enterder aquel concepto. Para ella, no se podía ser dueño de la tierra, el agua o el viento. Aquellos eran entes libres que no obedecían los designios de nadie y, por tanto, no se podían poseer. Sin embargo, en un intento de entablar conversación se guardó tan excéntricos comentarios.
- La verdad es que no sabía que me estaba colando en ningún sitio... - dijo algo avergonzada - Es la primera vez que vengo a esta isla y no se casi nada sobre ella.
De hecho, prácticamente, Nimué solo conocía el nombre de la isla en la que se encontraba. Mientras, la joven sonreía tontamente algo desconcertada, su acompañante terminó de quitarse la ropa y comenzó a deslizarse dentro del agua.
Su cuerpo estaba cubierto de cicatrices y golpes pero no parecía tratar de disimularlos. Nimué, curiosa hasta límites insospechados, se preguntó por el origen de aquella cantidad de heridas. De nuevo, la voz de la pirata la sacó de sus ensoñaciones.
- Me llamo Nimué. Un placer. - recitó la formula casi sin pensar. Cualquier extraño que hubiera presenciado aquella presentación por ambas partes hubiera presenciado una de las más rígidas conversaciones de la historia, pues ambas partes no estaban acostumbradas al uso de ese tipo de discurso. - Yo... he venido sola. De hecho, podría decirse que me he escapado.
La chica soltó una risilla traviesa y se dirigió a un punto cercano del borde del agua para colocarse en una posición similar a la de su acompañante.
Aunque Mada se lo había explicado un millar de veces, la chica no acaba de enterder aquel concepto. Para ella, no se podía ser dueño de la tierra, el agua o el viento. Aquellos eran entes libres que no obedecían los designios de nadie y, por tanto, no se podían poseer. Sin embargo, en un intento de entablar conversación se guardó tan excéntricos comentarios.
- La verdad es que no sabía que me estaba colando en ningún sitio... - dijo algo avergonzada - Es la primera vez que vengo a esta isla y no se casi nada sobre ella.
De hecho, prácticamente, Nimué solo conocía el nombre de la isla en la que se encontraba. Mientras, la joven sonreía tontamente algo desconcertada, su acompañante terminó de quitarse la ropa y comenzó a deslizarse dentro del agua.
Su cuerpo estaba cubierto de cicatrices y golpes pero no parecía tratar de disimularlos. Nimué, curiosa hasta límites insospechados, se preguntó por el origen de aquella cantidad de heridas. De nuevo, la voz de la pirata la sacó de sus ensoñaciones.
- Me llamo Nimué. Un placer. - recitó la formula casi sin pensar. Cualquier extraño que hubiera presenciado aquella presentación por ambas partes hubiera presenciado una de las más rígidas conversaciones de la historia, pues ambas partes no estaban acostumbradas al uso de ese tipo de discurso. - Yo... he venido sola. De hecho, podría decirse que me he escapado.
La chica soltó una risilla traviesa y se dirigió a un punto cercano del borde del agua para colocarse en una posición similar a la de su acompañante.
Nimué- Cantidad de envíos : 18
Re: Explorando sin permiso [libre]
La pirata no podía explicarse cómo se caía en Shamataw sin mas... Bueno, si conocía a alguien que había aparecido en las islas sin tener la menor idea de donde eran, pero el caso de Florangel no podía considerarse algo normal. Varias hipótesis se fueron formando en la mente de la mujer, parecía una joven delicada, tenia buenos modales, muy tímida por el momento, eso le hacía pensar en alguien poco acostumbrado a estar entre el populacho.
-Tuviste mucha suerte de que no te encontraran entonces, la gente suele tener que pagar para tomar uno de estos maravillosos baños - Levanto los brazos y los puso tras la cabeza a modo de almohada mientras se dejaba caer hasta que el agua le llegara al mentón - El dueño es un maldito avaro, puedes estar segura que no sentirá culpa alguna de quitarte hasta la última moneda que tengas
Su resentimiento hablaba por ella, y es que un pirata no paga por las cosas que quiere, simplemente las toma y escapa, no le molestaba el tener que gastar, era más una cuestión de orgullo bandido. Pero una promesa era una promesa, no iba a buscar problemas y se aseguraría de que todo saliera bien, aunque tenía que admitir que se había permitido pequeños actos de malicia solo por desquite, pero estaba segura que nadie echaría en falta la desaparición de una o dos cosas.
-Con que estas escapando, vaya... - Entonces tal vez fuera la esclava de algún adinerado señor, de esas que tienen encerradas en las grandes mansiones para cumplir caprichos excéntricos, era una muchacha muy bonita, así que no le hubiese extrañado que se tratara de algo así - ¿Escapas de tu Amo? ¿O de quien? Pareces un pequeño gorrión rojo al que le abrieron la puerta de la jaula jaja - Por mas grande que fuera un palacio no podía compararse con el sentimiento de autonomía que te ofrecía el tener un mundo entero a tu entera disposición.
Al menor para Sophitia no había nada más hermoso que la sensación de libertad que su profesión le ofrecía, por más maravilloso que fuera el lugar al que llegara, por más deslumbrante que fueran las ciudades, al final la pirata siempre terminaba escapando hacia el mar. Algunos decían que era una mala costumbres, otros que tenía miedo al compromiso, a todos ellos la muchacha les contestaba con una carcajada despectiva.
-Una vez que pruebas lo que es la libertad, ya no puedes dejarla, Nimué - ¿Estaría bien Flor? Cierto que no había pasado mucho tiempo, tal vez se había quedado dormida en el barro ese extraño -¿De qué isla vienes entonces? - Le pregunto mientras se masajeaba los hombros, las manos y los brazos, el agua le relajaba los músculos y eso la hacía darse cuenta de lo tensa que había estado en esos días.
-Tuviste mucha suerte de que no te encontraran entonces, la gente suele tener que pagar para tomar uno de estos maravillosos baños - Levanto los brazos y los puso tras la cabeza a modo de almohada mientras se dejaba caer hasta que el agua le llegara al mentón - El dueño es un maldito avaro, puedes estar segura que no sentirá culpa alguna de quitarte hasta la última moneda que tengas
Su resentimiento hablaba por ella, y es que un pirata no paga por las cosas que quiere, simplemente las toma y escapa, no le molestaba el tener que gastar, era más una cuestión de orgullo bandido. Pero una promesa era una promesa, no iba a buscar problemas y se aseguraría de que todo saliera bien, aunque tenía que admitir que se había permitido pequeños actos de malicia solo por desquite, pero estaba segura que nadie echaría en falta la desaparición de una o dos cosas.
-Con que estas escapando, vaya... - Entonces tal vez fuera la esclava de algún adinerado señor, de esas que tienen encerradas en las grandes mansiones para cumplir caprichos excéntricos, era una muchacha muy bonita, así que no le hubiese extrañado que se tratara de algo así - ¿Escapas de tu Amo? ¿O de quien? Pareces un pequeño gorrión rojo al que le abrieron la puerta de la jaula jaja - Por mas grande que fuera un palacio no podía compararse con el sentimiento de autonomía que te ofrecía el tener un mundo entero a tu entera disposición.
Al menor para Sophitia no había nada más hermoso que la sensación de libertad que su profesión le ofrecía, por más maravilloso que fuera el lugar al que llegara, por más deslumbrante que fueran las ciudades, al final la pirata siempre terminaba escapando hacia el mar. Algunos decían que era una mala costumbres, otros que tenía miedo al compromiso, a todos ellos la muchacha les contestaba con una carcajada despectiva.
-Una vez que pruebas lo que es la libertad, ya no puedes dejarla, Nimué - ¿Estaría bien Flor? Cierto que no había pasado mucho tiempo, tal vez se había quedado dormida en el barro ese extraño -¿De qué isla vienes entonces? - Le pregunto mientras se masajeaba los hombros, las manos y los brazos, el agua le relajaba los músculos y eso la hacía darse cuenta de lo tensa que había estado en esos días.
Sophitia- Cantidad de envíos : 955
Re: Explorando sin permiso [libre]
Una sonrisa pícara se esbozó en los labios de la joven tras la siguiente afirmación de su improvisada acompañante. La conversación estaba resultando muy estimulante y, además, estaba obteniendo información muy interesante sobre el lugar donde se encontraba.
- Pues conmigo, el dueño tendría un grave problema. - rió la chica, divertida sobre todo por el absurdo concepto de ser dueño del agua. - No tengo ni un mísero cobre que arrebatarme. Solo poseo la ropa que llevo conmigo.
Miró de reojo el top y la falda corta. Estaban mojadas y prácticamente hechas jirones. El grippli había demostrado de nuevo la infinidad de habilidades que poseía y las había arreglado. Ahora estaban remendadas, aspecto que a Nimué le parecía totalmente irrelevante mientras fueran prendas funcionales. De hecho, hasta su encuentro con los piratas y las palabras que le habían susurrado las largas noches en alta mar, no había entendido del todo su utilidad real.
Por el tono de la pirata, el dueño de aquel lugar no era especialmente de su agrado. Sin embargo, no pareció darle demasiada importancia y continuó relajandose en el agua. Nimué se hundió de nuevo para emerger con la cabeza alta y colocar su pelo hacia atrás. Lo recogió a un lado de su cuello mientras escuchaba de nuevo a Sophitia. La joven recibió el comentario con una sonrisa.
- Tal vez parezca extraño pero me he escapado de mi propio salvador. Aunque es simpático y amable, se empeña en mantenerme alejada del mundo como si fuera un jarrón que teme que se rompa. Ya había probado la libertad y necesitaba recuperarla.
La cara de la Cambiaformas se ensombreció notablemente por la pregunta. Los recuerdos de su "viaje" aún estaban demasiado frescos. Sin conocer realmente la identidad de su acompañante y con la ingenuidad de alguien que acaba de llega al mundo real, Nimué se dispuso a contar la verdad de su periplo. Al fin y al cabo, ¿por qué iba a ocultarlo?
En ese momento, se dio cuenta de que no conocía el nombre de su isla natar. De hecho, dado que permanecía deshabitada y por su escaso tamaño, seguramente no tendría nombre. Por ello, decidió que la bautizaría ella misma. Sonrió con tristeza cuando decidió nombrarla en honor de su madre adoptiva.
- Madacïa. - respondió en un tono más solemne que el que pretendía. - Hace un par de semanas, unos piratas fondearon en la isla y me secuestraron para venderme como esclava. Salté al agua durante la última tormenta y llegué aquí a la playa.
A pesar de la tristeza, la voz de Nimué tenía un deje de orgullo por su hazaña de haber logrado escapar de una banda de aguerridos piratas.
- Pues conmigo, el dueño tendría un grave problema. - rió la chica, divertida sobre todo por el absurdo concepto de ser dueño del agua. - No tengo ni un mísero cobre que arrebatarme. Solo poseo la ropa que llevo conmigo.
Miró de reojo el top y la falda corta. Estaban mojadas y prácticamente hechas jirones. El grippli había demostrado de nuevo la infinidad de habilidades que poseía y las había arreglado. Ahora estaban remendadas, aspecto que a Nimué le parecía totalmente irrelevante mientras fueran prendas funcionales. De hecho, hasta su encuentro con los piratas y las palabras que le habían susurrado las largas noches en alta mar, no había entendido del todo su utilidad real.
Por el tono de la pirata, el dueño de aquel lugar no era especialmente de su agrado. Sin embargo, no pareció darle demasiada importancia y continuó relajandose en el agua. Nimué se hundió de nuevo para emerger con la cabeza alta y colocar su pelo hacia atrás. Lo recogió a un lado de su cuello mientras escuchaba de nuevo a Sophitia. La joven recibió el comentario con una sonrisa.
- Tal vez parezca extraño pero me he escapado de mi propio salvador. Aunque es simpático y amable, se empeña en mantenerme alejada del mundo como si fuera un jarrón que teme que se rompa. Ya había probado la libertad y necesitaba recuperarla.
La cara de la Cambiaformas se ensombreció notablemente por la pregunta. Los recuerdos de su "viaje" aún estaban demasiado frescos. Sin conocer realmente la identidad de su acompañante y con la ingenuidad de alguien que acaba de llega al mundo real, Nimué se dispuso a contar la verdad de su periplo. Al fin y al cabo, ¿por qué iba a ocultarlo?
En ese momento, se dio cuenta de que no conocía el nombre de su isla natar. De hecho, dado que permanecía deshabitada y por su escaso tamaño, seguramente no tendría nombre. Por ello, decidió que la bautizaría ella misma. Sonrió con tristeza cuando decidió nombrarla en honor de su madre adoptiva.
- Madacïa. - respondió en un tono más solemne que el que pretendía. - Hace un par de semanas, unos piratas fondearon en la isla y me secuestraron para venderme como esclava. Salté al agua durante la última tormenta y llegué aquí a la playa.
A pesar de la tristeza, la voz de Nimué tenía un deje de orgullo por su hazaña de haber logrado escapar de una banda de aguerridos piratas.
Nimué- Cantidad de envíos : 18
Re: Explorando sin permiso [libre]
Parecía que Nimué comenzaba a tomar algo de confianza, aparentaba ser una buena muchacha, así que la pirata no tenía ningún motivo para estar con la guardia en alto o comportarse de manera agresiva. Pero mientras más hablaba más dudas le generaba ¿Por qué una muchacha que apenas y si tenía para vestirse era tan protegida por alguien? ¿O era una joven rica haciéndose pasar por pobre para no levantar sospechas? ¿La estarían llevando a algún lado en secreto? Tiempo al tiempo, la charla se encargaría de despejar sus dudas de manera gradual.
-Así que tienes un guardaespaldas muy pesado ¿Eh? Hay que aprovechar mientras no te encuentre entonces – Una persona responsable hubiese convencido a la chica de que si la protegían seguramente era por un buen motivo y que lo mejor era que regresara. Pero ser sensata no era una de las cualidades de Sophitia, por no decir que siquiera sabía lo que significaba eso- Es una pena que los tragos que sirven en este lugar sean una porquería – Las delicadas propuestas en bebidas que ofrecían en el lugar eran casi como tomar agua para el paladar de la habituada pirata, sin contar con que no servían ron.
Tal vez Sophitia no supiera leer ni escribir bien, o sobre modales, o sobre historia y literatura, pero había una cosa que si conocía a la perfección, y eso era la geografía de Jaspia. Había recorrido sus mares desde que tenía uso de razón, de lado a lado, podía decir con total seguridad que conocía todas las islas de la zona y también era capaz de afirmar que no había ningún lugar llamado “Madacïa”. Así que solo podían existir dos opciones, que le estuviera mintiendo o que viniera de mares desconocidos como había pasado con su hermana.
-Ah, los piratas no pierden la oportunidad cuando ven un buen negocio, tienes suerte de que quisieran venderte, sino créeme que hubieses tenido una experiencia mucho más horrible – La mujer lo dijo con tal naturalidad y soltura que parecía saber de primera mano de lo que hablaba - ¿Y luego apareció un guardián de la nada a ayudarte? Creo que llego un poco tarde.
Estaba acostumbrada a ese contraste en las acciones piratas, es decir, ella también había robado, maltratado, vendido y matado personas, pero nada de eso le causaba contradicción alguna. Según su lógica, a veces había que hacer lo que había que hacer, y cuando la necesidad llamaba a la puerta uno descubría hasta donde era capaz de llegar. Pero Nimué parecía ser una joven muy inocente, y seguramente odiaría a los piratas por el resto de su vida, no se la podía culpar por eso.
Pasaba las manos por la superficie del agua de manera distraída mientras hablaban, disfrutaba de ese cálido contacto. Luego se puso boca abajo y apoyando los brazos y el mentón en el borde del pozo comenzó a mover las piernas lentamente, pataleando sin moverse del lugar.
-¿Y qué vas a hacer? ¿Regresaras a Madacïa? Tal vez Jaspia te dio una mala impresión en estos días, pero te aseguro que tiene muchas tierras hermosas para ofrecer – Eso era ver el vaso medio lleno, la otra mitad era que estaban en medio de una guerra, que la gente estaba asustada y confundida, y que las capitales de la región vivían en un constante estado de paranoia. Pero todas esas cosas eran problemas a los que, según Sophitia, uno tenía que acostumbrarse, no se podía vivir por siempre en una burbuja de cristal - Claro que si te gusta Shamataw y encuentras algún trabajo lo mejor sería que evitaras moverte – Y prevenir así posibles cruces con gente de la Orden o los fanáticos del Rey.
-Así que tienes un guardaespaldas muy pesado ¿Eh? Hay que aprovechar mientras no te encuentre entonces – Una persona responsable hubiese convencido a la chica de que si la protegían seguramente era por un buen motivo y que lo mejor era que regresara. Pero ser sensata no era una de las cualidades de Sophitia, por no decir que siquiera sabía lo que significaba eso- Es una pena que los tragos que sirven en este lugar sean una porquería – Las delicadas propuestas en bebidas que ofrecían en el lugar eran casi como tomar agua para el paladar de la habituada pirata, sin contar con que no servían ron.
Tal vez Sophitia no supiera leer ni escribir bien, o sobre modales, o sobre historia y literatura, pero había una cosa que si conocía a la perfección, y eso era la geografía de Jaspia. Había recorrido sus mares desde que tenía uso de razón, de lado a lado, podía decir con total seguridad que conocía todas las islas de la zona y también era capaz de afirmar que no había ningún lugar llamado “Madacïa”. Así que solo podían existir dos opciones, que le estuviera mintiendo o que viniera de mares desconocidos como había pasado con su hermana.
-Ah, los piratas no pierden la oportunidad cuando ven un buen negocio, tienes suerte de que quisieran venderte, sino créeme que hubieses tenido una experiencia mucho más horrible – La mujer lo dijo con tal naturalidad y soltura que parecía saber de primera mano de lo que hablaba - ¿Y luego apareció un guardián de la nada a ayudarte? Creo que llego un poco tarde.
Estaba acostumbrada a ese contraste en las acciones piratas, es decir, ella también había robado, maltratado, vendido y matado personas, pero nada de eso le causaba contradicción alguna. Según su lógica, a veces había que hacer lo que había que hacer, y cuando la necesidad llamaba a la puerta uno descubría hasta donde era capaz de llegar. Pero Nimué parecía ser una joven muy inocente, y seguramente odiaría a los piratas por el resto de su vida, no se la podía culpar por eso.
Pasaba las manos por la superficie del agua de manera distraída mientras hablaban, disfrutaba de ese cálido contacto. Luego se puso boca abajo y apoyando los brazos y el mentón en el borde del pozo comenzó a mover las piernas lentamente, pataleando sin moverse del lugar.
-¿Y qué vas a hacer? ¿Regresaras a Madacïa? Tal vez Jaspia te dio una mala impresión en estos días, pero te aseguro que tiene muchas tierras hermosas para ofrecer – Eso era ver el vaso medio lleno, la otra mitad era que estaban en medio de una guerra, que la gente estaba asustada y confundida, y que las capitales de la región vivían en un constante estado de paranoia. Pero todas esas cosas eran problemas a los que, según Sophitia, uno tenía que acostumbrarse, no se podía vivir por siempre en una burbuja de cristal - Claro que si te gusta Shamataw y encuentras algún trabajo lo mejor sería que evitaras moverte – Y prevenir así posibles cruces con gente de la Orden o los fanáticos del Rey.
Sophitia- Cantidad de envíos : 955
Re: Explorando sin permiso [libre]
Florangél lo estaba pensando en grande. Luego de una temporada en que había estado lo más cerca de la depresión que una persona como ella podía estar, el regalo de su hermana había sido perfecto para restaurar su estado de ánimo a su nivel habitual.
Y es que sus frustrados intentos para volver a su hogar le habían propinado un golpe emocional considerable. Justamente la cercanía de su cumpleaños le había provocado una profunda nostalgia y un incontenible deseo de volver a casa. Adoraba a Sophitia, su hermana del alma, pero volver a ver a sus padres y su hermano se convirtió en una obsesión.
Sin dinero suficiente para pagar el pasaje y dejando en el olvido su propensión a marearse, la muchacha lo había intentado a su manera, colándose en el primer barco que se dirigía a su tierra natal. No había tenido problemas en abordar, su mimetismo la convertía en un polizón natural, pero el barco no había llegado a salir de Jaspia; un incendio en la cocina que no pudo ser controlado obligó al navío a regresar al puerto.
De vuelta en el punto de partida, amoscada pero no acobardada, Flor volvió a intentarlo... y volvió a intentarlo... y volvió a intentarlo.... Lo intentó una y otra vez, sin resultado alguno. Desde un motín a bordo a una epidemia de colitis al momento del zarpe, desde una tromba marina que había provocado un naufragio a una plaga de termitas que había acabado con los palos que sostenían el velamen, los barcos en los que se colaba no llegaron a salir de Jaspia.... Algunos ni siquiera salieron del puerto.
El ánimo de la chica cayó en picada cuando comprendió que, por alguna razón que no entendía, no podía salir de Jaspia para regresar a su hogar. No lograr lo que quería - y no saber el por qué - era algo totalmente ajeno a la experiencia de vida de Florangél y se lo tomó muy, pero que muy mal. Alternaba los períodos de profunda tristeza con repentinos estallidos de ira, cuando su hermana la había sorprendido con su inesperado regalo.
Las termas de Shakemaw eran preciosas y estaban llenas de actividades con las cuales los comerciantes intentaban levantar sus negocios, tan afectados por la guerra, y desde que Flor puso un pie en ellas se propuesto disfrutar de todos y cada una de los momentos que pasara allí. Había arrastrado a su hermana de un lado a otro, pero el baño de barro había sido demasiado para la pirata, quien la había dejado ahí y había escapado de la multitud durante algunos momentos.
La sensación del cálido barro en su piel era agradable, pero al cabo de poco rato la chica comenzó a aburrirse y buscó otros modos de divertirse. Primero fue aparecer y desaparecer ante el pasmo de los otros turistas, sobre todo cuando el barro quedaba modelando segmentos de miembros humanos en el aire. Luego, cansada del juego, Flor pensó que como chica no podía disfrutar del barro todo lo que quería y en un periquete, un regordete cerdo de piel sonrosada apareció en medio del pozo de barro.
Flor-cerdo se revolcó, gruñó y hozó y persiguió a los asombrados bañistas hasta que perdió interés y decidió partir en busca de su hermana. No sabía por donde se había ido, pero gruñendo alegremente fue siguiendo las huellas que el aroma de la pirata había dejado en el air
Y es que sus frustrados intentos para volver a su hogar le habían propinado un golpe emocional considerable. Justamente la cercanía de su cumpleaños le había provocado una profunda nostalgia y un incontenible deseo de volver a casa. Adoraba a Sophitia, su hermana del alma, pero volver a ver a sus padres y su hermano se convirtió en una obsesión.
Sin dinero suficiente para pagar el pasaje y dejando en el olvido su propensión a marearse, la muchacha lo había intentado a su manera, colándose en el primer barco que se dirigía a su tierra natal. No había tenido problemas en abordar, su mimetismo la convertía en un polizón natural, pero el barco no había llegado a salir de Jaspia; un incendio en la cocina que no pudo ser controlado obligó al navío a regresar al puerto.
De vuelta en el punto de partida, amoscada pero no acobardada, Flor volvió a intentarlo... y volvió a intentarlo... y volvió a intentarlo.... Lo intentó una y otra vez, sin resultado alguno. Desde un motín a bordo a una epidemia de colitis al momento del zarpe, desde una tromba marina que había provocado un naufragio a una plaga de termitas que había acabado con los palos que sostenían el velamen, los barcos en los que se colaba no llegaron a salir de Jaspia.... Algunos ni siquiera salieron del puerto.
El ánimo de la chica cayó en picada cuando comprendió que, por alguna razón que no entendía, no podía salir de Jaspia para regresar a su hogar. No lograr lo que quería - y no saber el por qué - era algo totalmente ajeno a la experiencia de vida de Florangél y se lo tomó muy, pero que muy mal. Alternaba los períodos de profunda tristeza con repentinos estallidos de ira, cuando su hermana la había sorprendido con su inesperado regalo.
Las termas de Shakemaw eran preciosas y estaban llenas de actividades con las cuales los comerciantes intentaban levantar sus negocios, tan afectados por la guerra, y desde que Flor puso un pie en ellas se propuesto disfrutar de todos y cada una de los momentos que pasara allí. Había arrastrado a su hermana de un lado a otro, pero el baño de barro había sido demasiado para la pirata, quien la había dejado ahí y había escapado de la multitud durante algunos momentos.
La sensación del cálido barro en su piel era agradable, pero al cabo de poco rato la chica comenzó a aburrirse y buscó otros modos de divertirse. Primero fue aparecer y desaparecer ante el pasmo de los otros turistas, sobre todo cuando el barro quedaba modelando segmentos de miembros humanos en el aire. Luego, cansada del juego, Flor pensó que como chica no podía disfrutar del barro todo lo que quería y en un periquete, un regordete cerdo de piel sonrosada apareció en medio del pozo de barro.
Flor-cerdo se revolcó, gruñó y hozó y persiguió a los asombrados bañistas hasta que perdió interés y decidió partir en busca de su hermana. No sabía por donde se había ido, pero gruñendo alegremente fue siguiendo las huellas que el aroma de la pirata había dejado en el air
Florangél- Cantidad de envíos : 216
Re: Explorando sin permiso [libre]
La chica no pudo evitar soltar una carcajada con el comentario de Sophitia. Seguramene, el término correcto hubiera sido un guardaespaldas "demasiado efusivo" y Nimué solo pudo imaginar el rostro de Zweich si escuchara aquella afirmación.
Aún tras reirse hacía tan solo unos instantes, el semblante de Nimué se mantuvo algo más serio que al principio. Era cierto que ella no había sufrido en gran parte los abusos de los piratas gracias a que pensaban venderla como esclava pero su madre no había tenido esa suerte. La habían obligado a presenciar cada una de las inhumanidades que le hacían a su madre adoptiva, atada al mástil del navío. Le abligaban a girar la cabeza hacia la aberrante escena con la débil escusa de que aquello la ayudaría a complacer a sus futuros amos.
- De hecho, tuve que escaparme yo sola. Él me ayudó a huír una vez alcancé la orilla. - contestó tratando de alejar los oscuros pensamientos de su mente. La chica prefirió no dar más detalles sobre su salvador y dejó que su interlocutora cambiara de tema.
Sin embargo, la siguiente pregunta volvió a adejarla totalmente desconcertada. No había meditado sobre su futuro. Apenas poseía las habilidades que se valoraban más en las mujeres. No sabía casi cocinar, no tenía idea de tejer o hilar y se negaba a encerrarse en una casa a limpiar mientras un marido de conveniencia traía la comida al hogar.
Nimué sólo sabía cazar, pescar, recolectar plantas y frutos... Tenía algunas ideas sobre plantas curativas. O tal vez, podría aprovechar su capacidad para comunicarse con los animales y dedicarse al pastoreo. Aunque en aquella isla parecía que no se trataba de una actividad mayoritaria.
Respiró profundamente tratando de ordenar sus opciones cuando lo notó. Desde que la pirata la había advertido sobre el dueño de las termas, Nimué había aumentado sus sentidos hasta límites sobrehumanos. Ahora, notó en el aire un aroma diferente. Alguien se acercaba.
- Viene alguien. - susurró a su acompañante. Olisqueó el aire como un sabueso - Es.. Es... Es... ¿un cerdo? ¿Hay cerdos en este complejo?
Aún tras reirse hacía tan solo unos instantes, el semblante de Nimué se mantuvo algo más serio que al principio. Era cierto que ella no había sufrido en gran parte los abusos de los piratas gracias a que pensaban venderla como esclava pero su madre no había tenido esa suerte. La habían obligado a presenciar cada una de las inhumanidades que le hacían a su madre adoptiva, atada al mástil del navío. Le abligaban a girar la cabeza hacia la aberrante escena con la débil escusa de que aquello la ayudaría a complacer a sus futuros amos.
- De hecho, tuve que escaparme yo sola. Él me ayudó a huír una vez alcancé la orilla. - contestó tratando de alejar los oscuros pensamientos de su mente. La chica prefirió no dar más detalles sobre su salvador y dejó que su interlocutora cambiara de tema.
Sin embargo, la siguiente pregunta volvió a adejarla totalmente desconcertada. No había meditado sobre su futuro. Apenas poseía las habilidades que se valoraban más en las mujeres. No sabía casi cocinar, no tenía idea de tejer o hilar y se negaba a encerrarse en una casa a limpiar mientras un marido de conveniencia traía la comida al hogar.
Nimué sólo sabía cazar, pescar, recolectar plantas y frutos... Tenía algunas ideas sobre plantas curativas. O tal vez, podría aprovechar su capacidad para comunicarse con los animales y dedicarse al pastoreo. Aunque en aquella isla parecía que no se trataba de una actividad mayoritaria.
Respiró profundamente tratando de ordenar sus opciones cuando lo notó. Desde que la pirata la había advertido sobre el dueño de las termas, Nimué había aumentado sus sentidos hasta límites sobrehumanos. Ahora, notó en el aire un aroma diferente. Alguien se acercaba.
- Viene alguien. - susurró a su acompañante. Olisqueó el aire como un sabueso - Es.. Es... Es... ¿un cerdo? ¿Hay cerdos en este complejo?
Nimué- Cantidad de envíos : 18
Re: Explorando sin permiso [libre]
Guardo silencio con respecto a lo del escape, Sophitia decidió que lo mejor era no decir nada sobre sus orígenes, tal vez en otro momento de su vida, cuando era más joven e insensata, le hubiese soltado sin más que ella era pirata de nacimiento y que si tenía algún problema con eso a ella le daba igual. Pero el paso del tiempo la había vuelto un poco más juiciosa, tampoco extremadamente razonable, pero lo suficiente como para entender que una niña que acababa de salir de una situación así no querría involucrarse con más piratas por un buen tiempo.
Nimué le hacía acordar en algunas cosas a su hermana, tal vez por eso la trataba con amabilidad, eran dos jóvenes perdidas en las islas, sin tener muy en claro hacia dónde ir, aunque si sabían dónde querían volver. Florangel lo había estado intentando mucho en ese último año, pero siempre sin éxito, hacer viajes tan largos no era sencillo y parecía que el destino no quería dejar ir a la muchacha por el momento.
Cuando Flor le comento lo de querer volver con su familia el primer pensamiento que cruzo la cabeza de Sophitia fue egoísta “No, no puedes irte, no puedes dejarme”. En su larga vida de aventuras había conocido a muchas personas, tenía contactos por todas las islas, pero solo eran eso, informantes que le servían por tal o cual propósito. En cambio, su hermana era una sola, se entendían, la hacía feliz… La quería tal y como era, renunciar a esa felicidad le resultaba demasiado difícil.
Cada vez que la veía regresar una parte suya se apenaba e intentaba consolarla, mientras que la otra parte celebraba el poder tenerla un tiempo más con ella. De cualquier manera, se aseguraba que por fuera nada de esto se percibiera, la pirata sentía que tenía que mantener la fachada de mujer fuerte para apoyarla.
-¿Cerdos? – Lo extraña de la pregunta la saco de sus pensamientos – No que yo… Ah, ya me imagino lo que está pasando, jaja – Una sonrisa amplia se dibujo en su rostro – Me parece que alguien no podía contentarse solo con estar recostada en el baño de barro ¿No pequeña cerdita? – Lo dijo en vos alta para que si su hermana estaba cerca la escuchara.
Le sonrió a Nimué para que no se preocupara, con las cosas que le había dicho sobre el dueño del lugar lo normal es que estuviera un poco tensa, así que lo mejor era quitarle la duda.
-Te dije que estaba esperando a mi hermana ¿No? - Se le escapo una carcajada, luego fijo la mirada en el camino que llevaba hacia el complejo.
Nimué le hacía acordar en algunas cosas a su hermana, tal vez por eso la trataba con amabilidad, eran dos jóvenes perdidas en las islas, sin tener muy en claro hacia dónde ir, aunque si sabían dónde querían volver. Florangel lo había estado intentando mucho en ese último año, pero siempre sin éxito, hacer viajes tan largos no era sencillo y parecía que el destino no quería dejar ir a la muchacha por el momento.
Cuando Flor le comento lo de querer volver con su familia el primer pensamiento que cruzo la cabeza de Sophitia fue egoísta “No, no puedes irte, no puedes dejarme”. En su larga vida de aventuras había conocido a muchas personas, tenía contactos por todas las islas, pero solo eran eso, informantes que le servían por tal o cual propósito. En cambio, su hermana era una sola, se entendían, la hacía feliz… La quería tal y como era, renunciar a esa felicidad le resultaba demasiado difícil.
Cada vez que la veía regresar una parte suya se apenaba e intentaba consolarla, mientras que la otra parte celebraba el poder tenerla un tiempo más con ella. De cualquier manera, se aseguraba que por fuera nada de esto se percibiera, la pirata sentía que tenía que mantener la fachada de mujer fuerte para apoyarla.
-¿Cerdos? – Lo extraña de la pregunta la saco de sus pensamientos – No que yo… Ah, ya me imagino lo que está pasando, jaja – Una sonrisa amplia se dibujo en su rostro – Me parece que alguien no podía contentarse solo con estar recostada en el baño de barro ¿No pequeña cerdita? – Lo dijo en vos alta para que si su hermana estaba cerca la escuchara.
Le sonrió a Nimué para que no se preocupara, con las cosas que le había dicho sobre el dueño del lugar lo normal es que estuviera un poco tensa, así que lo mejor era quitarle la duda.
-Te dije que estaba esperando a mi hermana ¿No? - Se le escapo una carcajada, luego fijo la mirada en el camino que llevaba hacia el complejo.
Sophitia- Cantidad de envíos : 955
Re: Explorando sin permiso [libre]
Las diversiones que había encontrado en Shamataw habían sido un reconstituyente para el espíritu de Florangél, alicaído tras la paliza emocional que había significado no poder cumplir su deseo de volver a su hogar, pero no la había hecho olvidar su propósito, en lo absoluto. Regresaría a casa, fuera como fuera y costara lo que costara.
Impulsiva como era, si alguien hubiera aparecido ofreciéndole llevarla de inmediato a su tierra natal, la muchacha hubiera aceptado sin dudar y partido enseguida, dándose apenas el tiempo necesario para despedirse de su hermana. Pero príncipes en alfombras voladoras y apuestos caballeros en mágicos corceles dispuestos a socorrer indefensas damiselas – en el supuesto caso de que alguien pudiera tomar a Flor por una chica indefensa – abundaban en los cuentos, pero más que escaseaban en la vida real, así que tendría que arreglárselas solita.
Flor tenía que averiguar porque no podía dejar Jaspia y de qué manera – extraordinaria, si las ordinarias no resultaban – volver a casa, con Sophi al lado, si la convencía. Y para eso, la jovencita tenía que elaborar un plan, algo a lo que no era muy aficionada. Pero eso sería en algunos días más, ahora la estaba pasando la mar de bien en las termas y no quería pensar en nada más.
La chica soltó un alegre “oinc” “oinc” cuando escuchó la voz de su hermana y trotó en esa dirección a todo lo que le daban sus rollizas patas, rozando indiferente árboles y arbustos cuando el sendero se hacía demasiado estrecho para contener su actual corpulencia.
Flor-cerdo entró rauda en el claro en que se encontraba el estanque, sin considerar siquiera retomar su forma humana – adoraba cambiar de forma y aprovechaba al máximo el tiempo que podía mantenerla cada vez- y se metió de golpe en el agua, salpicando todo a su alrededor, para “embestir” cariñosamente a la pirata. Sólo cuando la hubo hundido traviesamente en el agua reparó que en el lugar había alguien más.
Dejando en paz a su hermana por un momento, pero renuente a tomar su forma humana todavía, pataleó en el agua para acercarse a la desconocida y la saludó con un sonoro gruñido.
Impulsiva como era, si alguien hubiera aparecido ofreciéndole llevarla de inmediato a su tierra natal, la muchacha hubiera aceptado sin dudar y partido enseguida, dándose apenas el tiempo necesario para despedirse de su hermana. Pero príncipes en alfombras voladoras y apuestos caballeros en mágicos corceles dispuestos a socorrer indefensas damiselas – en el supuesto caso de que alguien pudiera tomar a Flor por una chica indefensa – abundaban en los cuentos, pero más que escaseaban en la vida real, así que tendría que arreglárselas solita.
Flor tenía que averiguar porque no podía dejar Jaspia y de qué manera – extraordinaria, si las ordinarias no resultaban – volver a casa, con Sophi al lado, si la convencía. Y para eso, la jovencita tenía que elaborar un plan, algo a lo que no era muy aficionada. Pero eso sería en algunos días más, ahora la estaba pasando la mar de bien en las termas y no quería pensar en nada más.
La chica soltó un alegre “oinc” “oinc” cuando escuchó la voz de su hermana y trotó en esa dirección a todo lo que le daban sus rollizas patas, rozando indiferente árboles y arbustos cuando el sendero se hacía demasiado estrecho para contener su actual corpulencia.
Flor-cerdo entró rauda en el claro en que se encontraba el estanque, sin considerar siquiera retomar su forma humana – adoraba cambiar de forma y aprovechaba al máximo el tiempo que podía mantenerla cada vez- y se metió de golpe en el agua, salpicando todo a su alrededor, para “embestir” cariñosamente a la pirata. Sólo cuando la hubo hundido traviesamente en el agua reparó que en el lugar había alguien más.
Dejando en paz a su hermana por un momento, pero renuente a tomar su forma humana todavía, pataleó en el agua para acercarse a la desconocida y la saludó con un sonoro gruñido.
Florangél- Cantidad de envíos : 216
Temas similares
» ¿Para crear una trama es necesario permiso previo?
» Guardián de la Fe [Libre]
» El tesoro minero (libre)
» El Heraldo de las Dunas (libre)
» Un camino de tierra ( Libre ).
» Guardián de la Fe [Libre]
» El tesoro minero (libre)
» El Heraldo de las Dunas (libre)
» Un camino de tierra ( Libre ).
Mar de Jaspia :: DUCADO DE CESSELE :: Shamataw :: Shakemaw
Página 1 de 1.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
14/11/24, 09:56 pm por Alma Swann
» El Vals de los Enmascarados
11/11/24, 09:24 am por Luthys
» Adonde me lleven los sueños
04/04/18, 08:55 pm por Lisandot
» Sentimientos encontrados
22/02/18, 10:03 pm por Songèrie
» El fin de un viaje y el comienzo de otro.
04/02/18, 03:16 pm por Florangél
» Vini, saquei, marchi
30/01/18, 06:23 pm por Narrador
» Rumbo a Moselec (Trama 3)
30/01/18, 06:01 pm por Narrador
» Trama 3 . Se reclutan piratas y maleantes varios
30/01/18, 05:58 pm por Narrador
» Vestigios del pasado
30/08/17, 06:51 pm por Auria