Altair

Ficha de personaje

. De cómo recibió el encargo que la llevó al Mar de Jaspia
- La petición
- La historia
- La despedida

. De cómo llegó y realizó su encargo allí
- Fallo de cálculo
- La hora del té
- Un lugar tétrico donde ocultarse
- La leyenda de los dragones
- (Ceniza) *Tema parado

Altair...
La estrella abrió los ojos y se encontró con una figura. Su voz sonaba sólo en su cabeza.

- ¿Hermana? ¿Qué pasa?

Altair... Despierta, necesito tu ayuda.

La estrella no entendía. Brilló intermitentemente un par de veces, desperezándose, y se incorporó. Aquella figura no era ninguna de sus hermanas, su fulgor era distinto: más claro y menos brillante. Sabía que allí dentro había una figura, pero era incapaz de verla, sus contornos estaban casi unidos a la luz... como si sólo fuera luz.

- ¿Quién eres? ¿Qué quieres? ¿Cómo has llegado hasta aquí?

Tranquila, pequeña estrella, estoy aquí porque ellos me han permitido venir. Porque me dijeron que eligiera y te elegí a tí. Sólo tú puedes ayudarme.

La estrella miró a la figura fijamente, sin decir nada. Le pareció que la figura sonreía, pero fue más una intuición que algo que verdaderamente pudiera ver.

Necesito a alguien que vaya a la Tierra, Altair. Un mensajero que lleve un mensaje a alguien muy importante para mí.

- ¿Un mensaje? ¿Para eso me necesitas? ¿Por qué no lo llevas tú mismo? ¿Por qué hacer que una estrella baje a la tierra, habiendo tantas maneras de hacerlo llegar? - Las preguntas de la estrella no eran impertinentes, sino curiosas. Le gustaba entender las cosas. Miraba a la tierra para entender la vida, para entender la muerte, para entender la naturaleza y los sentimientos. Le gustaba saber el por qué. Y esto era algo mucho más sencillo, pero no era capaz de entenderlo. La idea de tener quebajar a la Tierra a realizarlo había agudizado su curiosidad. Siempre había querido ver todo aquello más de cerca, sentirlo en sus propias carnes. Conocía a otras estrellas que alguna vez habían bajado, pero eran pocoas y por lo general a todas les gustaba más estar en el cielo, tranquilas. Y ahora se le presentaba una oportundad con la que había soñado muchísimo tiempo. Pero era un poco extraño, y por eso necesitaba saber.

Porque este mensaje - dijo con tranquilidad aquella voz en su cabeza. Sonaba como una madre explicándole algo a su hija pequeña. - no es un mensaje corriente, pequeña. Este mensaje no es un simple mensaje que se pueda transmitir oralmente o por escrito. Vas a llevar un regalo, un regalo valiosísimo a una persona que se lo merece.

La estrella le miró de forma interrogativa. Había demasiadas preguntas por hacer aún. Escuchó algo así como una risa que sonaba como campanillas en un día de verano.

Está bien, si de verdad necesitas más información, te lo contaré...

Tú ya sabes de ellos. Los conoces y más de una vez han pasado por los cielos y han hablado con vosotras, las estrellas, de camino al lugar del que yo he venido o para pediros cosas, igual que lo que te estoy pidiendo yo ahora.

La estrella sintió que la figura sonreía, aunque de nuevo no podía ver nungún detalle de su rostro. A pesar de todo la mraba fijamente, mientras ataba cabos en su cabeza.

Supongo que dicho esto ya habrás averigüado qué soy. Y te preguntarás cómo he podido venir hasta aquí. Verás, cuando dejé la Tierra, ellos me hicieron una oferta. Según dijeron, había hecho algo muy bueno por su causa. Dijeron que había demostrado tener un gran corazón y por ello me iban a premiar.

La estrella, ahora más pensativa y menos recelosa que antes, escuchaba atentamente, preguntándose qué había podido ser aquello por lo que le habían decidido premiar. Ellos no podían recompensar cualquier acto de bondad, no podían haberlo hecho aunque quisieran. Tenía que haber sido algo más grande, pero no se le ocurría qué.

Lo sé - continuó la figura - Yo tampoco lo entendí, al principio. Pero ellos me lo explicaron... Me dijeron que me merecía ese premio. Sabían que no lo usaría en beneficio propio sin siquiera preguntarlo o comentarlo. Y no lo hice. No había nada que quisiera para mí, ni tan siquiera alargar mi tiempo en la Tierra. El que había tenido lo había aprovechado, y no me hacía falta más. Pero sí había algo que quería pedirles. Había una persona allí, en la Tierra, que lo necesitaba, una persona a la que ese regalo podía hacerle mucho bien. A pesar de todo mi petición tenía que ser algo concreto, así que les pedí tiempo. Tiempo para saber, y poder dar el regalo apropiado. Ahora, por fin, lo sé. Por eso te elegí

La estrella abrió mucho los ojos, seguía sin decir nada, pero había caído en aquello a lo que se refería la figura. Pero no, no podía ser. Sólo las errantes podían usar ese poder cuando quisieran, una estrella normal no debía...

Ellos me han dado permiso - dijo la figura, leyendo en la expresión de la estrella. - No hay peligro. Sólo tienes que llevar esto, y abrirlo cuando sea el momento oportuno - le tendió un pequeño saquito de cuero. - Es mi regalo, así que tú no tendrás ninguna responsabilidad de ello. Te elegí a tí porque os he estado observando, Altair, y sé la ilsión qeu te haría viajar a la Tierra. Sé que eres una buena chica, y por eso te pido a tí este favor. Yo no puedo hacerlo, sabes que no puedo volver. No me está permitido.

Hizo una pausa. La estrella la miró. Era cierto que tenía ganas de ir, pero no esperaba... no se esperaba que fuese así. Respiró hondo y luego se giró para mirar el mundo.

¿Me ayudarás?

Altair no contestó. Se mantuvo mde espaldas, mirando a través del cielo. La figura esperó, pero ella no se volvió. Se mantuvo pensativa. Notó el abatimiento de su interlocutora, que se dispuso a marcharse.

- Tendrás que enseñarme a quién debo encontrar, o si no le daré tu regalo a alguien qeu no se lo merezca.
La estrella se volvió con una sonrisa, y notó la felicidad de la figura, que asintió. Juntas, se dispusieron a ultimarlos pormenores del viaje de Altair.

Bien, estás preparada. Ya te he enseñado todo lo que debes hsaber y recordar en tu viaje.

La estrella asintió y siguió mirando la tierra y el resto del cielo, pensativa. Sabía que la figura estaba junto a ella, podía notar su luz. Le sonrió.

A partir de ahora está en tu mano, pequeña...

Altair seguía sin comprender por qué la continuaba llamando pequeña a pesar de que sabía que era más vieja que el mundo. Pero le gustaba... sonrió y se volvió un momento. Asintió de nuevo.
Notó que la figura sonreía y se relajaba. Contemplaron la inmensidad juntos, en silencio durante un rato. Finalmente, la estrella habló.

- Has perdido muchas cosas. Demasiadas. Arriesgaste mucho ahí abajo - señaló la tierra - ¿Por qué no pides una cosa distinta? ¿Por qué no recuperar lo que dejaste atrás?

No. Ya te lo he dicho muchas veces, mi tiempo allí ha pasado, y lo que tenía sabía que tarde o temprano quedaría atrás. He perdido muchas cosas, es cierto. Pero eso quiere decir que una vez las tuve, y el recuerdo de ello es suficiente para mí. No voy a intentar cambiar sus leyes y el mundo para poder disfrutar un poco más lo que ya pude disfrutar. No... No voy a sacrificar a le gente implicada por un capricho. Mi regalo es lo mejor que puedo dejar para que me recuerden, y con él hay otras personas que tendrán una oportunidad que yo ya aproveché.

La estrella escuchaba, llena de admiración. En el fondo sentía pena, pero la figura parecía tan... satisfecha, tan dispuesta y tan llena de paz que aquel sentimiento parecía transmitirse a ella. Aquello era darlo todo, hacer bien las cosas.

- Eres asombrosa. EN todos los siglos que llevo observando, pocas veces supe de una historia como la tuya... y menos aún conocí a gente tan dispuesta a darse a los demás como tú. Lo que me has contado me parece tan increible...

De eso se trata. - Altair escuchó aquella risa de nuevo, tan cantarina y alegre... - Ellos no premian a cualquiera, ¿no? algo realmente bueno tenía que haber hecho...

La estrella asintió y rió con ella. Había captado el tono bromista que enmascaraba la humildad que la figura aún poseía, y eso la hacía dmirarla aún más. Hubo una pausa larga.

Lo mejor de todo es que ni siquiera me di cuenta de lo que estaba haciendo, ni siquiera al final. Sólo cuando ellos vinieron a por mí y me lo contaron lo supe.... No me parece algo tan excepcional, pero ya que tengo la oportunidad, voy a aprovecharla.

Asintió. No había necesidad de repetir lo que ya había dicho. Realmente era alguien excepcional y estaría orgullosa si conseguía llevar a cabo su misión. La figura se giró a ella.

Ha llegado el momento de que me vaya. PEro te estaré vigilando,así que espero que no te olvides de mí y de mi misión...

La estrella le rió la broma y la miró.

- Puedes irte con tranquilidad. No me olvidaré de tí ni de tu encargo. Te lo prometo.

La figura se despidió y desapareció en el cielo, en dirección al lugar del que porcedía. Altair se quedó mirando durante un rato en esa dirección, hasta que el anochecer llegó a la Tierra y se dispuso para partir.