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Encuentro de negocios.
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Re: Encuentro de negocios.
**El golpe había sido considerable. Le dolía una costilla y todas las partes del cuerpo que habían chocado con el mundo. Pero aquello que estaba esperando, el impulso eléctrico del hechizo recorriendo su cuerpo no se dio.
Por la razón que fuera.
Tosió en el suelo duro de la posada y en cuanto se percató rodó sobre sí para buscar refugio de aquella hermosa criatura, pero para ese momento ella ya estaba a unos pasos suyos.
Que ojos, eléctricos como su poder, podría perderse en ellos, someterse a ellos si así su dueña lo quería, que labios, lo que daría por besarles. Ella tenía que ser la madre de sus hijos, de algunos de sus hijos, aunque se le fuera la vida en intentarlo, aunque su sola presencia implicara un peligro y una amenaza como una mantis con su macho.
A Rogelio no le importaría ser su macho.
- Si hermosa Dama - era más fuerte que él, decirlo, solo esperaba que eso no atrajera aun más su ira. Se sentó en el suelo y con esfuerzo, mientras ella se movía por el lugar se levantó sujetándose la costilla.
La bella hechicera tenía razón, habían destrozado el lugar, pero no lo habían hecho solos, de acuerdo, habían empezado pero el caos se armó con ayuda de muchos mas que, estaban inconscientes en el suelo.
- Tengo elección mi señora? - la pregunta se respondió sola cuando selló la posada con ¿eso eran diamantes? Perfecto, ahora si había robado del todo su corazón!!! Corrección, si le hacía eso a la hermosa Coral, qué le haría a él?
Como fuera, no podía apartar los ojos de ella y seguir letra a letra sus palabras, sabía que no estaba hechizado, aunque tal vez sí, pero ejercía en él cierto embrujo que le hacía difícil resistirse a sus gestos, sus palabras. Solo algo lo mantenía aun con la cabeza fría: Sophitia y su situación.
No era la primera vez que se deshacía de los cuerpos, pero eran mucho y al dirigirle una mirada a la bellisima pirata, esperaba que esta se ofreciera a ayudarlo con tal tarea.
- Alto!! - exigió mas que pedir al ver que, fuera lo que fuera que hacía, se veía peligroso. A él no le afectaba porque, al menos inicialmente, no era parte de la tripulación de la mujer. Pero cualquier cosa con un halo de luz roja no podía ser buena. - Alto!! - repitió y se acercó hacia la hechicera rápidamente, haciendo algo que solo había hecho un par de veces en su vida, desenfundando su arma contra una mujer**
Off Topic: cómo son los turnos finalmente?
Por la razón que fuera.
Tosió en el suelo duro de la posada y en cuanto se percató rodó sobre sí para buscar refugio de aquella hermosa criatura, pero para ese momento ella ya estaba a unos pasos suyos.
Que ojos, eléctricos como su poder, podría perderse en ellos, someterse a ellos si así su dueña lo quería, que labios, lo que daría por besarles. Ella tenía que ser la madre de sus hijos, de algunos de sus hijos, aunque se le fuera la vida en intentarlo, aunque su sola presencia implicara un peligro y una amenaza como una mantis con su macho.
A Rogelio no le importaría ser su macho.
- Si hermosa Dama - era más fuerte que él, decirlo, solo esperaba que eso no atrajera aun más su ira. Se sentó en el suelo y con esfuerzo, mientras ella se movía por el lugar se levantó sujetándose la costilla.
La bella hechicera tenía razón, habían destrozado el lugar, pero no lo habían hecho solos, de acuerdo, habían empezado pero el caos se armó con ayuda de muchos mas que, estaban inconscientes en el suelo.
- Tengo elección mi señora? - la pregunta se respondió sola cuando selló la posada con ¿eso eran diamantes? Perfecto, ahora si había robado del todo su corazón!!! Corrección, si le hacía eso a la hermosa Coral, qué le haría a él?
Como fuera, no podía apartar los ojos de ella y seguir letra a letra sus palabras, sabía que no estaba hechizado, aunque tal vez sí, pero ejercía en él cierto embrujo que le hacía difícil resistirse a sus gestos, sus palabras. Solo algo lo mantenía aun con la cabeza fría: Sophitia y su situación.
No era la primera vez que se deshacía de los cuerpos, pero eran mucho y al dirigirle una mirada a la bellisima pirata, esperaba que esta se ofreciera a ayudarlo con tal tarea.
- Alto!! - exigió mas que pedir al ver que, fuera lo que fuera que hacía, se veía peligroso. A él no le afectaba porque, al menos inicialmente, no era parte de la tripulación de la mujer. Pero cualquier cosa con un halo de luz roja no podía ser buena. - Alto!! - repitió y se acercó hacia la hechicera rápidamente, haciendo algo que solo había hecho un par de veces en su vida, desenfundando su arma contra una mujer**
Off Topic: cómo son los turnos finalmente?
Rogelio Bonifante- Cantidad de envíos : 45
Re: Encuentro de negocios.
Primero pensó que le gritaría, luego que la golpearía o incluso que le tiraría uno de esos rayos que había visto antes pero concentrado solo en ella.... Todo lo contrario, la observo con esos fríos ojos que ponía siempre y la invito a pasar. Ya sin mucho más para hacer, entró tras la hechicera, sin saber muy bien qué le esperaba.
Dentro el espectáculo era por demás desagradable, Sophitia estaba ya acostumbrada a ver cadáveres, pero eso no evitaba que fuera en cierto modo impactante el ver a muchos de los hombres con lo que había estado peleando mano a mano hace unos segundos, tirados sin vida, electrocutados hasta morir o quizás algo peor.
Para su sorpresa, el hombre que la había ayudado en varias oportunidades aun estaba con vida, se encontraba en el piso cuando ella entró, pero se levanto con algo de esfuerzo, era increíble que lograra salvarse de semejante hechizo.
Ahora entendía bien el porque Ethel estaba enojada, al parecer este era su territorio, y al igual que cualquier buen mafioso, si quería conseguir favores debía ofrecer algo a cambio, protección por ejemplo. La pelea de la pirata la había dejado en una posición bastante incomoda, como si no pudiera defender a sus socios.
Miró como golpeaba a Coral mientras pensaba internamente que nada de eso le gustaba, ellos no tenían la culpa, en realidad, si alguien tenía la culpa era en todo caso Sophitia. Pero, ¿Qué iba a hacer si la querían golpear? ¿Dejarse y ya? Ella solo había devuelto lo que le habían querido hacer.... Pero no pensaba decir ni una palabra, ella no era una heroína ni nada de eso, si la asesina se había buscado semejante jefa, pues que se las arreglara, no era su problema.
Estaba a punto de ayudar al pobre sujeto a mover los cuerpos cuando comenzó a sentirlo... Se quedo completamente quieta, sin saber qué le sucedía, obviamente no podía ver su frente, pero si podía verlo en los demás, y aparte, podía sentirlo, un calor, un calor terrible que parecía querer derretirla por dentro.
La acción la agarro por sorpresa, y su primer instinto fue ir directo hacia la bruja con la plena intención de asesinarla, pero ni eso era capas de hacer. Solo pudo caer al piso agarrándose el cuerpo con ambos brazos, intentando aplacar un dolor que era imposible apagar, al igual que sus ojos, que ardían con la fuerza de la rabia.
Dentro el espectáculo era por demás desagradable, Sophitia estaba ya acostumbrada a ver cadáveres, pero eso no evitaba que fuera en cierto modo impactante el ver a muchos de los hombres con lo que había estado peleando mano a mano hace unos segundos, tirados sin vida, electrocutados hasta morir o quizás algo peor.
Para su sorpresa, el hombre que la había ayudado en varias oportunidades aun estaba con vida, se encontraba en el piso cuando ella entró, pero se levanto con algo de esfuerzo, era increíble que lograra salvarse de semejante hechizo.
Ahora entendía bien el porque Ethel estaba enojada, al parecer este era su territorio, y al igual que cualquier buen mafioso, si quería conseguir favores debía ofrecer algo a cambio, protección por ejemplo. La pelea de la pirata la había dejado en una posición bastante incomoda, como si no pudiera defender a sus socios.
Miró como golpeaba a Coral mientras pensaba internamente que nada de eso le gustaba, ellos no tenían la culpa, en realidad, si alguien tenía la culpa era en todo caso Sophitia. Pero, ¿Qué iba a hacer si la querían golpear? ¿Dejarse y ya? Ella solo había devuelto lo que le habían querido hacer.... Pero no pensaba decir ni una palabra, ella no era una heroína ni nada de eso, si la asesina se había buscado semejante jefa, pues que se las arreglara, no era su problema.
Estaba a punto de ayudar al pobre sujeto a mover los cuerpos cuando comenzó a sentirlo... Se quedo completamente quieta, sin saber qué le sucedía, obviamente no podía ver su frente, pero si podía verlo en los demás, y aparte, podía sentirlo, un calor, un calor terrible que parecía querer derretirla por dentro.
La acción la agarro por sorpresa, y su primer instinto fue ir directo hacia la bruja con la plena intención de asesinarla, pero ni eso era capas de hacer. Solo pudo caer al piso agarrándose el cuerpo con ambos brazos, intentando aplacar un dolor que era imposible apagar, al igual que sus ojos, que ardían con la fuerza de la rabia.
Sophitia- Cantidad de envíos : 955
Re: Encuentro de negocios.
El metal besando la vaina al salir de su estado inerte fue lo unico que indicó que la asesina, que un segundo antes se había estado sujetando la mejilla golpeada, se había puesto en movimiento.
Fue como dar pasos de baile, con giro incluido. La agilidad de Coral desmetía el que fuera una figura decorativa, la facilidad con la que se movía pasando comoun fantasma al costado de Ethel, ers su propio recordatorio de por qué había llegado a donde lo hizo entre las filas de Ethel.
El filo de su espada, un arma fina que daba la impresión de ser capaz de ingresar por entre las argollas de una cota, se detuvo contra el cuello del pirata con presición quirurgica, sin llegar a cortarlo todavía, solo como una advertencia. Para él era poco frecuente levantar su arma contra una mujer, para Coral era la primera vez que detenía sin matar a alguien al apuntar al cuello.
- No... - le pidió en un susurro.
Esperaba que eso bastara para detenerlo, porque si se movía, lo más minimo, acabaría con el cuello rebanado.
La que si se detuvo fue Ethel al escuchar y ver la reacción de Rogelio, con una expresión de sorpresa, de agradable sopresa.
- Mi pequeña pirata, no pensé que tuvieras un novio tan deboto a ti - sonrió con picara complicidad, que viniendo de ella, era casi escalofriante. El efecto del hechizo fuepasando levemente, hacerlo de forma abruta como había llegado sería mas perjudicial que mantenerlo activo.
La marca en la frente aun debía arder, pero con el tiempo desaparecería, era solo eso, una marca para que rogelio pudiera diferenciar los que estaban vivos de los que no y la tripulación de los que no eran.
Caminó con sensualidad hacía el pirata, deleitandose aun de la fueria que había en los ojos de Sophitia. Eso le gustó, mucho mas que las promesas de algun día obtener algo de ella. Ese fuego le gustaba, le empezaba a encantar.
Sostuvo la barbilla de Rogelio entre sus dedos y sin dejar de acarciarlo se ubicó a la espalda de él, para mirar a la pirata que era quien le interesaba más en ese momento.
- no te importará compartirlo, cierto? - preguntó con voz seductora y sonrió sombríamente - no, no es tu novio ni nada por estilo -deslizó las manos por los brazos de él - solo es el heroe de turno, al rescate de la damisela en peligro - se paró en puntillas para alcanzar su oído - aquí no hay damas que defender, si ella necesitara de tu ayuda no sería mi favorita para ir en el barco - lo olfateó un poco, en el cuello, en la espalda -y aquí no heroes de turno, hay piratas y asesinos -
Se alejó de él y ubicó junto a Sophitia, con una mano sobre su cabeza, una caricia casi maternal, en efecto maternal con sus consecuencias, alivio al efecto del hechizo, un balsamo efectivo para que se sintiera mejor más pronto.
- Coral te tiene afecto, no eres celosa, cierto? Muchacho, tienes algun trabajo pendiente en el mar o podría contar contigo para un trabajillo donde iran estos y mi pirata estrella? - señaló con la vista el lugar, que tendría que dejar como una uva antes de irse, yse alejó un par de pasos de Sophitia, no se le diera por hacer algo imprudente.
Fue como dar pasos de baile, con giro incluido. La agilidad de Coral desmetía el que fuera una figura decorativa, la facilidad con la que se movía pasando comoun fantasma al costado de Ethel, ers su propio recordatorio de por qué había llegado a donde lo hizo entre las filas de Ethel.
El filo de su espada, un arma fina que daba la impresión de ser capaz de ingresar por entre las argollas de una cota, se detuvo contra el cuello del pirata con presición quirurgica, sin llegar a cortarlo todavía, solo como una advertencia. Para él era poco frecuente levantar su arma contra una mujer, para Coral era la primera vez que detenía sin matar a alguien al apuntar al cuello.
- No... - le pidió en un susurro.
Esperaba que eso bastara para detenerlo, porque si se movía, lo más minimo, acabaría con el cuello rebanado.
La que si se detuvo fue Ethel al escuchar y ver la reacción de Rogelio, con una expresión de sorpresa, de agradable sopresa.
- Mi pequeña pirata, no pensé que tuvieras un novio tan deboto a ti - sonrió con picara complicidad, que viniendo de ella, era casi escalofriante. El efecto del hechizo fuepasando levemente, hacerlo de forma abruta como había llegado sería mas perjudicial que mantenerlo activo.
La marca en la frente aun debía arder, pero con el tiempo desaparecería, era solo eso, una marca para que rogelio pudiera diferenciar los que estaban vivos de los que no y la tripulación de los que no eran.
Caminó con sensualidad hacía el pirata, deleitandose aun de la fueria que había en los ojos de Sophitia. Eso le gustó, mucho mas que las promesas de algun día obtener algo de ella. Ese fuego le gustaba, le empezaba a encantar.
Sostuvo la barbilla de Rogelio entre sus dedos y sin dejar de acarciarlo se ubicó a la espalda de él, para mirar a la pirata que era quien le interesaba más en ese momento.
- no te importará compartirlo, cierto? - preguntó con voz seductora y sonrió sombríamente - no, no es tu novio ni nada por estilo -deslizó las manos por los brazos de él - solo es el heroe de turno, al rescate de la damisela en peligro - se paró en puntillas para alcanzar su oído - aquí no hay damas que defender, si ella necesitara de tu ayuda no sería mi favorita para ir en el barco - lo olfateó un poco, en el cuello, en la espalda -y aquí no heroes de turno, hay piratas y asesinos -
Se alejó de él y ubicó junto a Sophitia, con una mano sobre su cabeza, una caricia casi maternal, en efecto maternal con sus consecuencias, alivio al efecto del hechizo, un balsamo efectivo para que se sintiera mejor más pronto.
- Coral te tiene afecto, no eres celosa, cierto? Muchacho, tienes algun trabajo pendiente en el mar o podría contar contigo para un trabajillo donde iran estos y mi pirata estrella? - señaló con la vista el lugar, que tendría que dejar como una uva antes de irse, yse alejó un par de pasos de Sophitia, no se le diera por hacer algo imprudente.
Ethel- Cantidad de envíos : 308
Re: Encuentro de negocios.
**La condenada (y fascinante) asesina era demasiado ágil. Y a su parecer, muy tonta. Eso, o trataba de enmendarse por su falla anterior ante su señora. Se repuso muy rápido del golpe que le dio Ethel y cuando Rogelio aun estaba en camino a agredirla, aunque en el fondo esperaba que su advertencia bastara para detenerla, ella prácticamente había podido cortarle el cuello y quedarse sin recoge-cadáveres.
Se quedó, como era de esperarse, muy quieto, con su espada firmemente sujeta, esperando la oportunidad de quitársela de encima. Solo que esa oportunidad no se dio. Lo que inició como una calumnia (que a él habría encantado cumplir y llenar ese joven corazón de alegría siendo su novio) se convirtió de pronto en un juego de seducción.
La iba siguiendo con la mirada, manteniéndola desafiante cuando lo tomó por la barbilla. Hermosa sí, pero demasiado bruja. Qué ocurriría si efectivamente era novio de Sophitia? Iba a seducirlo hasta que lograra sucumbir a sus encantos solo por lastimarla? Que infantil! O iba a torturarlo para torturarla a ella?
Pero tal vez era por eso que la mayoría de sus compañeros no tenían piedad ni sentimientos mas allá de la avaricia del oro y el sentido de compañerismo mientras compartían el barco y el botín antes de amotinarse. El corazón puede ser un punto muy débil… por eso él lo tenía repartido en tantos puertos.
- No soy el héroe de turno, pero no creo, señora, que usted entienda el concepto de caballero - si la mujer ya estaba molesta, un poco mas de carbón al fuego no haría mucho daño. Claro que, la cercanía de la mujer, la forma en que lo acariciaba, como lo olía, lo ponía nervioso, mucho más que su magia. No, no se dejaría dominar por ella.
Aunque lo delatara como pirata. Que olfato. Él le diría a donde podía llevar su nariz.
- Aléjate de ella - le advirtió, cosa muy valiente siendo él quien tenía la espada al cuello. Aunque no por mucho. Mientras ella hablaba de celos y afecto, se aventó hacía Coral golpeándola en el pecho, aunque haciéndose un corteen el cuello con su espada en el intento, le tomó la muñeca y la usó como escudo humano.
- No lo creo mi señora. Yo con gusto le ayudo con los cadáveres, no sea que rompa una uña, pero ya tengo capitán y no creo que Arakh esté complacido de que lo abandone. Así que si la señorita no quiere quedarse, no iremos al terminar la tarea que pidió o antes, si se puede - su voz sonaba llena de cortesía y caballerosidad, como si el tema a tratar no fueran sus vidas**
Se quedó, como era de esperarse, muy quieto, con su espada firmemente sujeta, esperando la oportunidad de quitársela de encima. Solo que esa oportunidad no se dio. Lo que inició como una calumnia (que a él habría encantado cumplir y llenar ese joven corazón de alegría siendo su novio) se convirtió de pronto en un juego de seducción.
La iba siguiendo con la mirada, manteniéndola desafiante cuando lo tomó por la barbilla. Hermosa sí, pero demasiado bruja. Qué ocurriría si efectivamente era novio de Sophitia? Iba a seducirlo hasta que lograra sucumbir a sus encantos solo por lastimarla? Que infantil! O iba a torturarlo para torturarla a ella?
Pero tal vez era por eso que la mayoría de sus compañeros no tenían piedad ni sentimientos mas allá de la avaricia del oro y el sentido de compañerismo mientras compartían el barco y el botín antes de amotinarse. El corazón puede ser un punto muy débil… por eso él lo tenía repartido en tantos puertos.
- No soy el héroe de turno, pero no creo, señora, que usted entienda el concepto de caballero - si la mujer ya estaba molesta, un poco mas de carbón al fuego no haría mucho daño. Claro que, la cercanía de la mujer, la forma en que lo acariciaba, como lo olía, lo ponía nervioso, mucho más que su magia. No, no se dejaría dominar por ella.
Aunque lo delatara como pirata. Que olfato. Él le diría a donde podía llevar su nariz.
- Aléjate de ella - le advirtió, cosa muy valiente siendo él quien tenía la espada al cuello. Aunque no por mucho. Mientras ella hablaba de celos y afecto, se aventó hacía Coral golpeándola en el pecho, aunque haciéndose un corteen el cuello con su espada en el intento, le tomó la muñeca y la usó como escudo humano.
- No lo creo mi señora. Yo con gusto le ayudo con los cadáveres, no sea que rompa una uña, pero ya tengo capitán y no creo que Arakh esté complacido de que lo abandone. Así que si la señorita no quiere quedarse, no iremos al terminar la tarea que pidió o antes, si se puede - su voz sonaba llena de cortesía y caballerosidad, como si el tema a tratar no fueran sus vidas**
Rogelio Bonifante- Cantidad de envíos : 45
Re: Encuentro de negocios.
Muy de a poco fue sintiendo que el efecto del hechizo se difuminaba, pero era muy lentamente. Recién entonces pudo captar lo que sucedía al rededor, vio al sujeto con su arma levantada en dirección a Ethel y a la asesina amenazándolo. En un comienzo le costaba entender la escena, supuso que la bruja había querido matarlo también y este se había resistido o algo similar. Pero todo quedo más claro cuando escucho el burlón comentario de la mujer.
La pirata no dijo nada, era una ridiculez la idea de que ella tuviera una pareja, por mas que este fuera pirata. En realidad, por ese preciso motivo no podía serlo, conocía perfectamente a los piratas, y sus costumbres para con las mujeres, por mas que hubiese bebido todo el alcohol de Jaspia no estaría con uno de su misma profesión. Pero no hacia falta aclararlo, había cosas más importantes en la mente de Sophitia, como por ejemplo, buscar el modo de arrancarle los ojos a Ethel, freírlos y hacérselos comer.
- Quedatelo, todo tuyo - Dijo no tanto porque así lo pensara, sino porque estaba terriblemente enojada. En cuanto intentaba levantarse un poco volvía a sentir ese extraño calor, la llenaba de rabia el no poder hacer nada - Y yo no iré en tu embarcación ... - Dijo con los ojos encendidos - Yo seré la Capitana de tu estúpido barco.
No sería menos que eso, sabía perfectamente que era mejor en el mar que cualquiera de los que estaban en esa sala, y de los que estaban en la isla entera. No se dejaría capitanear ni por una hechicera loca, ni por una asesina que actuaba como un perrito faldero, y no había nada que cambiara ese punto.
Observo apretando la mandíbula como se acercaba Ethel, cerro los puños, no sabía que pretendía portándose bien ahora, su enojo no se iría hasta que no lograra clavar su daga dos o tres veces como mínimo. Pero al menos el dolor se fue, y la hechicera hizo muy bien en alejarse ya que el primer pensamiento que tuvo la pirata fue sin duda el cumplir con su venganza.
Fue entonces que el otro sujeto logró soltarse del agarre de Coral, mientras Sophitia intentaba levantarse. La chica no conocía mucho a Ethel, pero de lo que estaba segura por el momento, es que no estaba en manos de personas comunes el matarla, miro al hombre y le hizo pequeñas señas para que bajara su arma.
No entendía bien porque se desvivía tanto por defender a una extraña, pero no valía la pena, ella misma se vengaría en el futuro. Fue por esto que cuando logro levantarse, agarrándose aun el abdomen por miedo a que el dolor volviera, se acerco de a poco al muchacho y le puso una mano en el hombro.
- Ya déjalo, no importa - Estaba agradecida con él por comportarse como un caballero, y no pensaba ser mal educada, pero no necesitaba a nadie - Yo tengo un trato con esta bruja, y la ley es así, un trato es un trato - Hizo una sonrisa de oreja a oreja, ambos piratas sabían de la leyes del mar - Y por cierto ¿cual es tu nombre?
Esperaba que con eso los ánimos se calmaran un poco, no para evitar muertes, ni conflictos en si, sino porque no resultaría beneficioso para ella perder ese negocio. Aun así, necesitaba desquitarse, no podría trabajar tranquila sino.
Así como estaba sonriendole a Rogelio, en un segundo dio vuelta sobre si misma y lanzó su cuchillo a la altura de la cabeza de Ethel, paso a centímetros de su hermoso rostro, casi se podría decir que corto unos pocos cabellos, pero al final, solo se clavo en el marco de la puerta que estaba detrás.
- No me olvidare de esto, bruja - Dijo riendo - Pero creo que nuestra relación siempre será de amor y odio - ¡Ya que! no había nada que perder.
La pirata no dijo nada, era una ridiculez la idea de que ella tuviera una pareja, por mas que este fuera pirata. En realidad, por ese preciso motivo no podía serlo, conocía perfectamente a los piratas, y sus costumbres para con las mujeres, por mas que hubiese bebido todo el alcohol de Jaspia no estaría con uno de su misma profesión. Pero no hacia falta aclararlo, había cosas más importantes en la mente de Sophitia, como por ejemplo, buscar el modo de arrancarle los ojos a Ethel, freírlos y hacérselos comer.
- Quedatelo, todo tuyo - Dijo no tanto porque así lo pensara, sino porque estaba terriblemente enojada. En cuanto intentaba levantarse un poco volvía a sentir ese extraño calor, la llenaba de rabia el no poder hacer nada - Y yo no iré en tu embarcación ... - Dijo con los ojos encendidos - Yo seré la Capitana de tu estúpido barco.
No sería menos que eso, sabía perfectamente que era mejor en el mar que cualquiera de los que estaban en esa sala, y de los que estaban en la isla entera. No se dejaría capitanear ni por una hechicera loca, ni por una asesina que actuaba como un perrito faldero, y no había nada que cambiara ese punto.
Observo apretando la mandíbula como se acercaba Ethel, cerro los puños, no sabía que pretendía portándose bien ahora, su enojo no se iría hasta que no lograra clavar su daga dos o tres veces como mínimo. Pero al menos el dolor se fue, y la hechicera hizo muy bien en alejarse ya que el primer pensamiento que tuvo la pirata fue sin duda el cumplir con su venganza.
Fue entonces que el otro sujeto logró soltarse del agarre de Coral, mientras Sophitia intentaba levantarse. La chica no conocía mucho a Ethel, pero de lo que estaba segura por el momento, es que no estaba en manos de personas comunes el matarla, miro al hombre y le hizo pequeñas señas para que bajara su arma.
No entendía bien porque se desvivía tanto por defender a una extraña, pero no valía la pena, ella misma se vengaría en el futuro. Fue por esto que cuando logro levantarse, agarrándose aun el abdomen por miedo a que el dolor volviera, se acerco de a poco al muchacho y le puso una mano en el hombro.
- Ya déjalo, no importa - Estaba agradecida con él por comportarse como un caballero, y no pensaba ser mal educada, pero no necesitaba a nadie - Yo tengo un trato con esta bruja, y la ley es así, un trato es un trato - Hizo una sonrisa de oreja a oreja, ambos piratas sabían de la leyes del mar - Y por cierto ¿cual es tu nombre?
Esperaba que con eso los ánimos se calmaran un poco, no para evitar muertes, ni conflictos en si, sino porque no resultaría beneficioso para ella perder ese negocio. Aun así, necesitaba desquitarse, no podría trabajar tranquila sino.
Así como estaba sonriendole a Rogelio, en un segundo dio vuelta sobre si misma y lanzó su cuchillo a la altura de la cabeza de Ethel, paso a centímetros de su hermoso rostro, casi se podría decir que corto unos pocos cabellos, pero al final, solo se clavo en el marco de la puerta que estaba detrás.
- No me olvidare de esto, bruja - Dijo riendo - Pero creo que nuestra relación siempre será de amor y odio - ¡Ya que! no había nada que perder.
Sophitia- Cantidad de envíos : 955
Re: Encuentro de negocios.
Sin embargo, en algo se equivocaba Sophitia. Con Ethel, siempre y en cada ocasión había algo que perder, así ella no ganara nada. Y así mismo, contrario a lo que creía Rogelio, un poco mas de carbón al fuego también traía consecuencias siempre, solo que a veces, imprevisibles.
Los dejó hablar, los dejó hacer, que Coral fuera tomada prisionera y analizó cada palabra y tono empleado en lo que decían. Bendita ignorancia, bendita. Si en realidad quisiera a Rogelio para ella, modestia a parte, no podría evitar que lo tuviera, con su voluntad o sin ella lo tendría y si era sin su voluntad tanto que mejor. Y en cuanto a lo del barco...
Coral se mantenía impasible, esperando su hora, así como ellas no estaban acostumbradas a tomar prisioneros, no esperaba ningún tipo de contemplación hacia ella, así que ninguno de los sucesos subsiguientes le sorprendieron.
- Adelante, mátala - sentenció con una frialdad que contrarrestaba con la devoción de la ex Flor. El tono de la bruja no hablaba de un reto, sino de casi una orden, sus ojos clavados con determinación en Rogelio, pedían que se resolviera. Sin embargo, de forma casi inmediata, la atención dejó de estar sobre el pirata.
Sophitia se había movido, se había ubicado junto a Rogelio, había empezado a hablar, preguntó su nombre y en Ethel se dibujó una sonrisita cruel a la espera que diera su nombre y que fuera tan incauto de darle el verdadero para que ella tuviera poder sobre él, la sonrisita fue desapareciendo según él hablaba y todo el foco se ubicó en Sophitia.
Ambas, asesina y hechicera, miraban desde la posición de cada una, en cámara lenta, como la pirata sacaba la daga; a continuación todo se dio muy rápido.
Para cuando los dedos de Sophitia se cerraron en su arma, Coral ya había sacado la propia en un movimiento tan sigiloso como fluido y mortal, y sino la clavó en su corazón, el de Sophitia, fue por un pequeño mandala que se formó entre ambas a modo de escudo que protegió, de momento, la vida de la pirata. Luego de esto la daga de la pirata viajaba en dirección a Ethel.
Como si un conjuro de lentitud se hubiese lanzado sobre el arma, la mirada de la bruja siguió sin dificultad la trayectoria de esta, sin moverse un ápice, girando la cabeza solo después que cortara su cabello. Hasta ahí sus ojos siguieron a la daga, pues lo cerró, despacio: un parpadeo. El cabello cortado descendía flotando en el aire, sin embargo, según lo hacía, los rizos que caían al suelo, se iban pulverizando y desapareciendo como diminutos fantasmas que regresaban a su lugar de origen, ensortijándose desde el punto en que fueron cortados.
Era demasiado predecible y aun así, una parte de sí se negaba a creerlo, esa parte orgullosa que le decía que esa persona tan predecible (no había mas palabra) haría parte de su tripulación solo por un capricho propio.
- Y luego de matarme cual era el plan? Saciarse con los cadáveres de aquí, matar a los otros para no morir de inanición y luego... matarse entre ustedes? No, el plan no es matarme, eso no demostraría tu... - miró a Sophitia, no con desprecio como habría de esperarse, sino peor: con lastima - bien, digamos que Punto - cerró los ojos y la daga clavada en la pared se desvaneció para aparecer a medio camino entre ellas dos, en dirección a la garganta de Sophitia, con la misma potencia y velocidad que tendría de haber sido lanzada por el más hábil maestro en el manejo de cuchillos, ubicado en la pared.
Por supuesto no se clavó en la garganta, ni la cabeza, ni ninguna otra parte del cuerpo de su blanco, había variando de dirección a último momento, un truco menor de prestidigitación para Ethel, cortando el cabello de la pirata en el mismo punto en que cortara el de ella. Por supuesto, para ayudar al asunto, "casualmente" la coleta de Sophitia había reventado en el momento justo.
Y nuevamente la daga terminó empotrada en una pared.
- Resulta que no. Que las reglas aquí las pongo yo, las condiciones son las mías, no las tuyas, si te quieres olvidar o no, es tú problema, no el mío. No es mi estúpido barco sino será el que tú consigas si aun quieres un puesto en la tripulación y sobre ser Capitana - por fin esbozó una sonrisa. Hasta el momento, su tono había sido elegantemente neutral y lleno de cortesía, sin inflexiones de enfado pero si de énfasis en los puntos que parecían escapársele a Sophitia - eso es algo que también decido yo y hasta que no des muestras de todo ese valor que dices tener por encima de cualquiera de estos hombres y dejes de portarte como una niña malcriada, tendrás que ganártelo, inclúyelo en el precio del barco –
Puso los ojos sobre Rogelio, con la misma frialdad de un instante atrás, pero sin perder elegancia, es más tenía cierta dulzura.
- Cuando uses el nombre de tu Capitán para valerte de su palabra y posición, asegúrate primero que el otro no lo conozca. Además, Arakh no está en posición, en este momento, de negarme nada a mí y eso, te incluye - no conocía a Arakh, el nombre le sonaba, pero no lo conocía. Por supuesto, el tono en que lo dijo, con esa tranquilidad de quien tiene dominio absoluto no solo de la situación si no de la verdad, no daba razones para dudar de ello.
- Esperas ser Capitana en mi tripulación, veamos si es que puedes cumplir con las condiciones más básicas, a parte de conseguir el barco – su sonrisa se torció, siendo mas sombría, con un deje de crueldad.
Los dejó hablar, los dejó hacer, que Coral fuera tomada prisionera y analizó cada palabra y tono empleado en lo que decían. Bendita ignorancia, bendita. Si en realidad quisiera a Rogelio para ella, modestia a parte, no podría evitar que lo tuviera, con su voluntad o sin ella lo tendría y si era sin su voluntad tanto que mejor. Y en cuanto a lo del barco...
Coral se mantenía impasible, esperando su hora, así como ellas no estaban acostumbradas a tomar prisioneros, no esperaba ningún tipo de contemplación hacia ella, así que ninguno de los sucesos subsiguientes le sorprendieron.
- Adelante, mátala - sentenció con una frialdad que contrarrestaba con la devoción de la ex Flor. El tono de la bruja no hablaba de un reto, sino de casi una orden, sus ojos clavados con determinación en Rogelio, pedían que se resolviera. Sin embargo, de forma casi inmediata, la atención dejó de estar sobre el pirata.
Sophitia se había movido, se había ubicado junto a Rogelio, había empezado a hablar, preguntó su nombre y en Ethel se dibujó una sonrisita cruel a la espera que diera su nombre y que fuera tan incauto de darle el verdadero para que ella tuviera poder sobre él, la sonrisita fue desapareciendo según él hablaba y todo el foco se ubicó en Sophitia.
Ambas, asesina y hechicera, miraban desde la posición de cada una, en cámara lenta, como la pirata sacaba la daga; a continuación todo se dio muy rápido.
Para cuando los dedos de Sophitia se cerraron en su arma, Coral ya había sacado la propia en un movimiento tan sigiloso como fluido y mortal, y sino la clavó en su corazón, el de Sophitia, fue por un pequeño mandala que se formó entre ambas a modo de escudo que protegió, de momento, la vida de la pirata. Luego de esto la daga de la pirata viajaba en dirección a Ethel.
Como si un conjuro de lentitud se hubiese lanzado sobre el arma, la mirada de la bruja siguió sin dificultad la trayectoria de esta, sin moverse un ápice, girando la cabeza solo después que cortara su cabello. Hasta ahí sus ojos siguieron a la daga, pues lo cerró, despacio: un parpadeo. El cabello cortado descendía flotando en el aire, sin embargo, según lo hacía, los rizos que caían al suelo, se iban pulverizando y desapareciendo como diminutos fantasmas que regresaban a su lugar de origen, ensortijándose desde el punto en que fueron cortados.
Era demasiado predecible y aun así, una parte de sí se negaba a creerlo, esa parte orgullosa que le decía que esa persona tan predecible (no había mas palabra) haría parte de su tripulación solo por un capricho propio.
- Y luego de matarme cual era el plan? Saciarse con los cadáveres de aquí, matar a los otros para no morir de inanición y luego... matarse entre ustedes? No, el plan no es matarme, eso no demostraría tu... - miró a Sophitia, no con desprecio como habría de esperarse, sino peor: con lastima - bien, digamos que Punto - cerró los ojos y la daga clavada en la pared se desvaneció para aparecer a medio camino entre ellas dos, en dirección a la garganta de Sophitia, con la misma potencia y velocidad que tendría de haber sido lanzada por el más hábil maestro en el manejo de cuchillos, ubicado en la pared.
Por supuesto no se clavó en la garganta, ni la cabeza, ni ninguna otra parte del cuerpo de su blanco, había variando de dirección a último momento, un truco menor de prestidigitación para Ethel, cortando el cabello de la pirata en el mismo punto en que cortara el de ella. Por supuesto, para ayudar al asunto, "casualmente" la coleta de Sophitia había reventado en el momento justo.
Y nuevamente la daga terminó empotrada en una pared.
- Resulta que no. Que las reglas aquí las pongo yo, las condiciones son las mías, no las tuyas, si te quieres olvidar o no, es tú problema, no el mío. No es mi estúpido barco sino será el que tú consigas si aun quieres un puesto en la tripulación y sobre ser Capitana - por fin esbozó una sonrisa. Hasta el momento, su tono había sido elegantemente neutral y lleno de cortesía, sin inflexiones de enfado pero si de énfasis en los puntos que parecían escapársele a Sophitia - eso es algo que también decido yo y hasta que no des muestras de todo ese valor que dices tener por encima de cualquiera de estos hombres y dejes de portarte como una niña malcriada, tendrás que ganártelo, inclúyelo en el precio del barco –
Puso los ojos sobre Rogelio, con la misma frialdad de un instante atrás, pero sin perder elegancia, es más tenía cierta dulzura.
- Cuando uses el nombre de tu Capitán para valerte de su palabra y posición, asegúrate primero que el otro no lo conozca. Además, Arakh no está en posición, en este momento, de negarme nada a mí y eso, te incluye - no conocía a Arakh, el nombre le sonaba, pero no lo conocía. Por supuesto, el tono en que lo dijo, con esa tranquilidad de quien tiene dominio absoluto no solo de la situación si no de la verdad, no daba razones para dudar de ello.
- Esperas ser Capitana en mi tripulación, veamos si es que puedes cumplir con las condiciones más básicas, a parte de conseguir el barco – su sonrisa se torció, siendo mas sombría, con un deje de crueldad.
Ethel- Cantidad de envíos : 308
Re: Encuentro de negocios.
**Ninguna de las dos lo quería para ella. Eso era un golpe muy duro para su ego, sin mencionar que sentía que el corazón se le partía en mil pedazos. La situación era tensa, pero en ese intante, solo pensaba en que ninguna de las dos lo quería. Si tuviera poco amor propio hasta se habría ofrecido de objeto para ellas, pero no lo querían.
- Alto! yo elijo lo que - bien, habían seguido con lo suyo e incluso él al tomar a la señorita de negro dejó el tema quieto. En espacial con todas las palabras que vinieron después. La hermosa pirata se aquivocaba al pensar que la retenía de rehen solo por ella. Casi era también su seguro, sobre todo cuando tuvo la osadía de atacarla.
Estaba a punto de liberar a Coral, con todas las concecuencias que eso traería, hacía él, cuando todo se volvió aun más caótico. Estaba claro que esa mujer, Ethel, quería tener la postetad sobre la vida de Sophitia, para él solo eso podía explicar el comportamiento de la hechicera y el que salvara la vida de Sophitia de la puñalada de Coral.
Si en algun momento había tenido dudas, ahora estaba totalmente convencido que la mujer a la que sujetaba era una asesina, tal vez no era de esas despiadadas pero si de las que no falla en su objetivo, y un escalofrío recorrió su espalda, seguro de que lo peor que podía hacer en ese momento era soltarla. No solo era su agilidad y la velocidad con la que realizó su ataque fallido, si no la forma en que se le dijo que la matara y que el cuerpo que sostenía no se inmutara en lo mas mínimo.
Pasó saliva. El no era un valiente caballero, solo era un pirata, acostumbrado a ganarse a vida fácil, a correr del peligro, enarmorarse y enamorar a las mujeres, a doblar su palabra o no cumplirla en algunos casos. Lo que ocurría ahí no era la clase de historia que esperaba contarle a sus nietos.
No le daría su nombre a Sophitia, menos aun si esa señora conocía a su Capitán y si eso implicaba cambiar de barco cuando le insinuara que se pusiera a su servicio. Eso era todo, tiempo de irse de ahí.
Pero no pudo decir nada mas, Coral utilizó su daga cortar su mano, aquella con la retenía su espada y en un movimiento que no fue claro para él, se safó, giró sobre sí misma, lo encaró y colocó su filo bajo su mandibula. No tuvo que hablar, en sus ojos se leía perfectamente la orden de retroceder, cosa que hizo.
- Bien, este no es mi problema, no quiero ir en su barco y si me deja hacer mi trabajo podré irme -miró a la pirata, su pelo suelto la hacía ver tan salvaje que sintió enamorarse de nuevo de ella - así pueden resolver sus cosas - aunque se moría de ganas de oir la respuesta de Sophitia. **
- Alto! yo elijo lo que - bien, habían seguido con lo suyo e incluso él al tomar a la señorita de negro dejó el tema quieto. En espacial con todas las palabras que vinieron después. La hermosa pirata se aquivocaba al pensar que la retenía de rehen solo por ella. Casi era también su seguro, sobre todo cuando tuvo la osadía de atacarla.
Estaba a punto de liberar a Coral, con todas las concecuencias que eso traería, hacía él, cuando todo se volvió aun más caótico. Estaba claro que esa mujer, Ethel, quería tener la postetad sobre la vida de Sophitia, para él solo eso podía explicar el comportamiento de la hechicera y el que salvara la vida de Sophitia de la puñalada de Coral.
Si en algun momento había tenido dudas, ahora estaba totalmente convencido que la mujer a la que sujetaba era una asesina, tal vez no era de esas despiadadas pero si de las que no falla en su objetivo, y un escalofrío recorrió su espalda, seguro de que lo peor que podía hacer en ese momento era soltarla. No solo era su agilidad y la velocidad con la que realizó su ataque fallido, si no la forma en que se le dijo que la matara y que el cuerpo que sostenía no se inmutara en lo mas mínimo.
Pasó saliva. El no era un valiente caballero, solo era un pirata, acostumbrado a ganarse a vida fácil, a correr del peligro, enarmorarse y enamorar a las mujeres, a doblar su palabra o no cumplirla en algunos casos. Lo que ocurría ahí no era la clase de historia que esperaba contarle a sus nietos.
No le daría su nombre a Sophitia, menos aun si esa señora conocía a su Capitán y si eso implicaba cambiar de barco cuando le insinuara que se pusiera a su servicio. Eso era todo, tiempo de irse de ahí.
Pero no pudo decir nada mas, Coral utilizó su daga cortar su mano, aquella con la retenía su espada y en un movimiento que no fue claro para él, se safó, giró sobre sí misma, lo encaró y colocó su filo bajo su mandibula. No tuvo que hablar, en sus ojos se leía perfectamente la orden de retroceder, cosa que hizo.
- Bien, este no es mi problema, no quiero ir en su barco y si me deja hacer mi trabajo podré irme -miró a la pirata, su pelo suelto la hacía ver tan salvaje que sintió enamorarse de nuevo de ella - así pueden resolver sus cosas - aunque se moría de ganas de oir la respuesta de Sophitia. **
Rogelio Bonifante- Cantidad de envíos : 45
Re: Encuentro de negocios.
Tan solo había terminado de hablar cuando vio como la daga desaparecía y volvía a aparecer apuntándole a ella misma. Magos, odiaba tener que pelear con ellos, nunca jugaban justo, empezaban con sus "Abracadabra" y uno no podía hacer más que decirles a todo que si, o matarlos mientras dormían. Como odiaba pelear con hechiceros.
Sintió su pelo caer, se lo había dejado muy largo ya, por debajo de los hombros, y caía ahora cual largas ondas. La pirata no hizo nada para impedirlo, no quería moverse con un arma apuntándole al cuello. Cuando la vio avanzar por un segundo no pudo evitar pensar que la mataría, pero no, solo unos pocos rizos cayeron al piso, sin desaparecer.
Luego el ya esperado discurso sobre que debía comportarse que ella no decidía nada, etc, etc, etc. Por la mente de la pirata pasaron miles de insultos y respuestas irónicas, pero no era el momento "No aun, relájate, tranquilízate". Cuando la hechicera termino su discurso, Sophitia tan solo junto los pies en un solo movimiento al modo militar e hizo una reverencia como si de su superior en rango se tratara.
- Entendido, Señora - Dijo mientras se levantaba, ni un gramo de ironía ni doble sentido se percibía en su tono. Si quería que todo saliera bien, tenía que comportarse momentáneamente, y para eso debía creérselo. Eso no significaba que olvidara ni una sola de las palabras e insultos que le habían dicho, pero en cierto modo respetaba a una mujer tan fuerte.
Fue a tomar su daga con sumisión y la enfundo, prestando poca atención a la charla que Ethel tenia con el otro hombre. Al final no le había dado su nombre, hacia bien, mientras menos datos se supieran era mejor, ahora lo sabía. También hacia bien en marcharse, pensaba eso aunque ella misma prefería quedarse, pero tenía claro que las cosas que ella solía aceptar hacer no era lo que el común de la gente aceptaba.
Camino hasta ubicarse a la izquierda de la hechicera y la miro de reojo mientras la escuchaba. No pudo evitar pensar que ambas eran igual de caprichosas en cualquier caso, pero no valía la pena discutir con alguien así.
- Como digas, tu decides - Dijo frunciéndose de hombros - ¿Cómo hacemos con este lugar, jefa?- Señalo la taberna con gesto interrogante.
Sintió su pelo caer, se lo había dejado muy largo ya, por debajo de los hombros, y caía ahora cual largas ondas. La pirata no hizo nada para impedirlo, no quería moverse con un arma apuntándole al cuello. Cuando la vio avanzar por un segundo no pudo evitar pensar que la mataría, pero no, solo unos pocos rizos cayeron al piso, sin desaparecer.
Luego el ya esperado discurso sobre que debía comportarse que ella no decidía nada, etc, etc, etc. Por la mente de la pirata pasaron miles de insultos y respuestas irónicas, pero no era el momento "No aun, relájate, tranquilízate". Cuando la hechicera termino su discurso, Sophitia tan solo junto los pies en un solo movimiento al modo militar e hizo una reverencia como si de su superior en rango se tratara.
- Entendido, Señora - Dijo mientras se levantaba, ni un gramo de ironía ni doble sentido se percibía en su tono. Si quería que todo saliera bien, tenía que comportarse momentáneamente, y para eso debía creérselo. Eso no significaba que olvidara ni una sola de las palabras e insultos que le habían dicho, pero en cierto modo respetaba a una mujer tan fuerte.
Fue a tomar su daga con sumisión y la enfundo, prestando poca atención a la charla que Ethel tenia con el otro hombre. Al final no le había dado su nombre, hacia bien, mientras menos datos se supieran era mejor, ahora lo sabía. También hacia bien en marcharse, pensaba eso aunque ella misma prefería quedarse, pero tenía claro que las cosas que ella solía aceptar hacer no era lo que el común de la gente aceptaba.
Camino hasta ubicarse a la izquierda de la hechicera y la miro de reojo mientras la escuchaba. No pudo evitar pensar que ambas eran igual de caprichosas en cualquier caso, pero no valía la pena discutir con alguien así.
- Como digas, tu decides - Dijo frunciéndose de hombros - ¿Cómo hacemos con este lugar, jefa?- Señalo la taberna con gesto interrogante.
Sophitia- Cantidad de envíos : 955
Re: Encuentro de negocios.
Si la respuesta y reacciones de Sophitia o Rogelio tuvieron algún efecto en Ethel, esto no se vio. Sus facciones permanecían imperturbables, con una expresión de dureza que no disminuía la belleza de su rostro. No había señas de si la colaboración de Sophitia la satisfacía o no.
Lo que decía cada uno le importaba en lo mas mínimo, lo que pensaran o no de ella le tenía sin total cuidado siempre que se hiciera lo que a ella le convenía. Coral de nuevo fallaba en una acción tan simple como clavarle el puñal en la garganta. Pero la mirada de ella nunca se posó sobre la asesina.
- Recojan los cadáveres, organicen el lugar como estaba antes de su pequeña pelea, despierten a la tripulación - puso la vista sobre Rogelio - ya sabes cuales son. Que se vayan a descansar al segundo piso. Piensen en cómo se desharán de los muertos -
Empezó a caminar entre el desorden del lugar y, haciéndole una seña, le indicó a Coral que se acercara. Junto a una mesa, le empezó a susurrar cosas, de espalda a los otros dos y esta de inmediato barrió el lugar con la mirada hasta dar con lo que buscaba, una mesa larga.
Entre las dos, despejaron el centro de la estancia, para ubicar esa mesa, la cual quitaron de ahí y la bruja empezó a trazar, con carbón, cosas en el suelo.
Lo que decía cada uno le importaba en lo mas mínimo, lo que pensaran o no de ella le tenía sin total cuidado siempre que se hiciera lo que a ella le convenía. Coral de nuevo fallaba en una acción tan simple como clavarle el puñal en la garganta. Pero la mirada de ella nunca se posó sobre la asesina.
- Recojan los cadáveres, organicen el lugar como estaba antes de su pequeña pelea, despierten a la tripulación - puso la vista sobre Rogelio - ya sabes cuales son. Que se vayan a descansar al segundo piso. Piensen en cómo se desharán de los muertos -
Empezó a caminar entre el desorden del lugar y, haciéndole una seña, le indicó a Coral que se acercara. Junto a una mesa, le empezó a susurrar cosas, de espalda a los otros dos y esta de inmediato barrió el lugar con la mirada hasta dar con lo que buscaba, una mesa larga.
Entre las dos, despejaron el centro de la estancia, para ubicar esa mesa, la cual quitaron de ahí y la bruja empezó a trazar, con carbón, cosas en el suelo.
Ethel- Cantidad de envíos : 308
Re: Encuentro de negocios.
**Al final, les había salido más bien económica la reprimenda. Había esperado hechizos, destrucción mutilación, dolor y no. Nada de eso, solo una reprimenda verbal y las indicaciones de lo que quería.
Por supuesto, que con esa reprimenda no sería capaz de ir encontrar de sus “condiciones” y decisiones”, porque algo, en su interior, le decía que intentarlo acarrearía esa colección de efectos que se imaginó inicialmente o quizá algo peor y más prolongado en el tiempo.
Y la actitud con la que ahora se mantenía, le decía que no contemplara la muerte como una opción. Tal vez era por eso que Coral no lo había matado en todas las oportunidades que había tenido, ni a él ni a ella, aunque sería muy bella una muerte junto a la persona amada.
Se acercó a Sophitia y girando sobre sí mismo, miró en la misma dirección que ella, antes de suspirar.
- Son los que tienen las marcas en la frente – dijo en voz baja y, a riesgo de ganarse un golpe, puso su mano en la frente de la pirata, justo sobre la marca.
Solo entonces giró la cabeza a mirarla a los ojos, tan profundos, tan cautivantes.
– No me mire así señorita, o hará que me enamore más de usted –bajó la mano y agregó – Rogelio Bonifante de las Tres Cruces – y dio un paso al frente para organizarse mentalmente sobre lo que haría con los cadáveres.
- Hazte cargo de los vivos, yo me encargo de los muertos y luego los despertamos – propuso y dicho y hecho. Empezó a apilar un cadáver sobre otro. **
Por supuesto, que con esa reprimenda no sería capaz de ir encontrar de sus “condiciones” y decisiones”, porque algo, en su interior, le decía que intentarlo acarrearía esa colección de efectos que se imaginó inicialmente o quizá algo peor y más prolongado en el tiempo.
Y la actitud con la que ahora se mantenía, le decía que no contemplara la muerte como una opción. Tal vez era por eso que Coral no lo había matado en todas las oportunidades que había tenido, ni a él ni a ella, aunque sería muy bella una muerte junto a la persona amada.
Se acercó a Sophitia y girando sobre sí mismo, miró en la misma dirección que ella, antes de suspirar.
- Son los que tienen las marcas en la frente – dijo en voz baja y, a riesgo de ganarse un golpe, puso su mano en la frente de la pirata, justo sobre la marca.
Solo entonces giró la cabeza a mirarla a los ojos, tan profundos, tan cautivantes.
– No me mire así señorita, o hará que me enamore más de usted –bajó la mano y agregó – Rogelio Bonifante de las Tres Cruces – y dio un paso al frente para organizarse mentalmente sobre lo que haría con los cadáveres.
- Hazte cargo de los vivos, yo me encargo de los muertos y luego los despertamos – propuso y dicho y hecho. Empezó a apilar un cadáver sobre otro. **
Rogelio Bonifante- Cantidad de envíos : 45
Re: Encuentro de negocios.
Se guardo un gesto de disgusto al saber que iba a tener que limpiar el lugar, le resultaba un verdadero fastidio, pero no había mucho remedio. Al menos la ayudarían en la labor, el pobre pirata se había visto envuelto en todo el problema y ahora encima le hacían levantar cadáveres, pero si él mismo no ponía objeciones, ella aun menos.
Estaba a punto de agacharse a agarrar el primer cadáver cuando cuando sintió una mano en su frente. Que la tocaran de la nada la agarro por sorpresa, tenia que admitir que su primer instinto fue golpear, pero estando la situación tan tensa como estaba, mejor era mirar primero. Era el levanta cadáveres de turno, Sophitia no hizo más que mirarlo con gesto entre interrogante y extrañada, no lograba entender qué le pasaba a este sujeto.
Había conocido a mucho piratas en su vida, la mayoría no lograba articular nada más complejo que un "¿Vamos a pasar el rato a los establos?", como algo muy elaborado. Que le dijeran semejante lisonja le resultaba perturbador....
- Ah... Si... Pues... Mucho gusto Rogelio - Dijo ella al mismo tiempo, no agrego nada mas, si le seguía la corriente seria peor.
Miro el lugar destrozado una vez mas, había una buena cantidad de personas tiradas por el piso, miro la marca que había en sus frentes, imagino que también estaba en la suya. Maldijo por lo bajo y asintió a la propuesta de Rogelio, al menos la ayudarían.
Mientras se acercaba al primero de los pobres infelices observo lo que hacia Ethel, estaba tramando algo, pero obviamente no tenia idea de qué. Luego la vio escribiendo algo con carbón, eso ya no le gusto nada, había tenido suficiente magia por un buen tiempo, pero al parecer iban a ver más fuegos artificiales.
Sophitia se fue acercando uno por uno a los sujetos inconscientes, en un principio había pensado en ir pateándolos, pero entonces seria una versión de Ethel con menos magia nada mas. Si iba a tener que trabajar con esos hombres quería que la respeten, no que la temieran u odiaran. Así que se decidió por lo menos violento, les daba unas palmadas leves y si así no se despertaban los sacudía un poco y los ayudaba a sentarse a los que podían. En eso estaba mientras la bruja terminaba sus extraños trazos.
Estaba a punto de agacharse a agarrar el primer cadáver cuando cuando sintió una mano en su frente. Que la tocaran de la nada la agarro por sorpresa, tenia que admitir que su primer instinto fue golpear, pero estando la situación tan tensa como estaba, mejor era mirar primero. Era el levanta cadáveres de turno, Sophitia no hizo más que mirarlo con gesto entre interrogante y extrañada, no lograba entender qué le pasaba a este sujeto.
Había conocido a mucho piratas en su vida, la mayoría no lograba articular nada más complejo que un "¿Vamos a pasar el rato a los establos?", como algo muy elaborado. Que le dijeran semejante lisonja le resultaba perturbador....
- Ah... Si... Pues... Mucho gusto Rogelio - Dijo ella al mismo tiempo, no agrego nada mas, si le seguía la corriente seria peor.
Miro el lugar destrozado una vez mas, había una buena cantidad de personas tiradas por el piso, miro la marca que había en sus frentes, imagino que también estaba en la suya. Maldijo por lo bajo y asintió a la propuesta de Rogelio, al menos la ayudarían.
Mientras se acercaba al primero de los pobres infelices observo lo que hacia Ethel, estaba tramando algo, pero obviamente no tenia idea de qué. Luego la vio escribiendo algo con carbón, eso ya no le gusto nada, había tenido suficiente magia por un buen tiempo, pero al parecer iban a ver más fuegos artificiales.
Sophitia se fue acercando uno por uno a los sujetos inconscientes, en un principio había pensado en ir pateándolos, pero entonces seria una versión de Ethel con menos magia nada mas. Si iba a tener que trabajar con esos hombres quería que la respeten, no que la temieran u odiaran. Así que se decidió por lo menos violento, les daba unas palmadas leves y si así no se despertaban los sacudía un poco y los ayudaba a sentarse a los que podían. En eso estaba mientras la bruja terminaba sus extraños trazos.
Sophitia- Cantidad de envíos : 955
Re: Encuentro de negocios.
Según los hombres iban despertando, las marcas en sus frentes iban desapareciendo sin dejar el menor rastro. Estaban un poco aturdidos, y más de uno le dirigió una mirada de desconfianza a la pirata. Cuando a mitad de los hombres estuvo consciente, Ethel, con la gracia de una pantera, se subió a la mesa más cercana y adquiriendo la postura y tono dignos de un capitán les empezó a hablar, una vez que todos estuvieron despiertos.
- Señores, de nuevo les pido disculpas por hacerlos dormir de esa formar y por el dolor que esto les pudo haber causado, ya les expliqué mis razones - no había prepotencia o una dominancia altiva, solo una la autoridad natural de un líder. Había la firmeza y seguridad necesaria para mantener la atención hasta cierto punto el respeto del grupo al que se dirigía - Espero que todas las dudas que me formularon hace un momento sobe nuestro pequeño negocio hayan sido resultas satisfactoriamente y comprendan por qué la Gota Escarlata no puede ser nuestro navío -
Los hombres, marinos toscos y curtidos en su labor todos ellos, parecían estar conformes, como si hubiesen sostenido una larga junta en la que cualquier inconformidad y renegociación hubiese sido tratada y conciliada; aunque algunos se miraban las manos u otras partes del cuerpo con extrañeza, de la misma forma en que se hace cuando se regresa de un sueño demasiado vivido, o mejor dicho, de una ilusión.
- No los volveré a hacer dormir para esa clase de junta, la próxima será dentro de lo normal por nuestro acuerdo de ser civilizados - dijo con ironía y ellos rieron.
A continuación, cerró los ojos con aire meditativo, rotando sobre ella, se le estaba escapando algo y lo ubicaba en su cabeza, lo que dio pie a un instante de silencio.
- Ahhhmmm.. sí!! Rupert!! - señaló con el dedo en dirección al susodicho, un hombre entrado en años, o al menos eso revelaban sus canas, su barba irregular pero totalmente blanca, de ojos pequeños y penetrantes y expresión áspera, cuyo cuerpo fibroso y la energía con la que se giró hacia la bruja desmentía la edad que hacia presuponer sus arrugas - No puedo responder aun a tu inquietud, necesito consultarlo antes con el capitán. Yo entiendo tu preocupación y hasta la comparto, así que no le pongas cuidado a los demás - el gruñido gutural que emitió el tal Rupert dejaba ver cuan poco le importaba la opinión de sus compañeros sobre la que fuera su inquietud y por supuesto las protestas de los demás hombres se elevaron para ser acalladas por Ethel al sacarles la lengua de forma graciosa - dame por favor un día para conseguir a la persona que pueda hacer esa labor, para que estés más tranquilo - los hombres volvieron a protestar, incluso aquellos que estaban interesados en Rogelio, en Sophitia y en los cadáveres - Muchachos!!! entiéndanlo, caramba!!! - puso los brazos en jarra al reprenderlos con bastante camaradería y luego volvió a su actitud seria - Pueden hacer lo que quieran, si se quedan aquí fantástico, sino, nos vemos en un día -
Saltó de la mesa restándole importancia a lo que hiciera cada quien, pero se acercó a Sophitia.
- No pude hacer mucho por ayudarte, solo tienes un día para conseguir el barco - le dijo en voz baja, aunque no parecía estar diciéndoselo en secreto - ah, por cierto, quien vaya a ser capitán necesita cumplir con tres condiciones a parte de las obvias, estar a mi disposición, hacerme gozar y... ser del agrado de Rupert, el Segundo, como ves es un viejo lobo de mar, a la antigua usanza o sea: llevar mujeres en el barco es de mala suerte - sonrió divertida y siguió caminando para ayudar a Coral a mover nuevamente la mesa grande sobre el arreglo que había dibujado, ya que ninguno de los hombres que al parecer irían en la tripulación las ayudó.
La pirata había dicho que podía hacer las cosas igual o mejor que cualquiera de esos truhanes, a ver como se las arreglaba para cumplir eso respecto a las dos primeras condiciones, que sin duda y por el exceso de testosterona, cualquiera de ellos estaría dispuesto a cumplir.
- Señores, de nuevo les pido disculpas por hacerlos dormir de esa formar y por el dolor que esto les pudo haber causado, ya les expliqué mis razones - no había prepotencia o una dominancia altiva, solo una la autoridad natural de un líder. Había la firmeza y seguridad necesaria para mantener la atención hasta cierto punto el respeto del grupo al que se dirigía - Espero que todas las dudas que me formularon hace un momento sobe nuestro pequeño negocio hayan sido resultas satisfactoriamente y comprendan por qué la Gota Escarlata no puede ser nuestro navío -
Los hombres, marinos toscos y curtidos en su labor todos ellos, parecían estar conformes, como si hubiesen sostenido una larga junta en la que cualquier inconformidad y renegociación hubiese sido tratada y conciliada; aunque algunos se miraban las manos u otras partes del cuerpo con extrañeza, de la misma forma en que se hace cuando se regresa de un sueño demasiado vivido, o mejor dicho, de una ilusión.
- No los volveré a hacer dormir para esa clase de junta, la próxima será dentro de lo normal por nuestro acuerdo de ser civilizados - dijo con ironía y ellos rieron.
A continuación, cerró los ojos con aire meditativo, rotando sobre ella, se le estaba escapando algo y lo ubicaba en su cabeza, lo que dio pie a un instante de silencio.
- Ahhhmmm.. sí!! Rupert!! - señaló con el dedo en dirección al susodicho, un hombre entrado en años, o al menos eso revelaban sus canas, su barba irregular pero totalmente blanca, de ojos pequeños y penetrantes y expresión áspera, cuyo cuerpo fibroso y la energía con la que se giró hacia la bruja desmentía la edad que hacia presuponer sus arrugas - No puedo responder aun a tu inquietud, necesito consultarlo antes con el capitán. Yo entiendo tu preocupación y hasta la comparto, así que no le pongas cuidado a los demás - el gruñido gutural que emitió el tal Rupert dejaba ver cuan poco le importaba la opinión de sus compañeros sobre la que fuera su inquietud y por supuesto las protestas de los demás hombres se elevaron para ser acalladas por Ethel al sacarles la lengua de forma graciosa - dame por favor un día para conseguir a la persona que pueda hacer esa labor, para que estés más tranquilo - los hombres volvieron a protestar, incluso aquellos que estaban interesados en Rogelio, en Sophitia y en los cadáveres - Muchachos!!! entiéndanlo, caramba!!! - puso los brazos en jarra al reprenderlos con bastante camaradería y luego volvió a su actitud seria - Pueden hacer lo que quieran, si se quedan aquí fantástico, sino, nos vemos en un día -
Saltó de la mesa restándole importancia a lo que hiciera cada quien, pero se acercó a Sophitia.
- No pude hacer mucho por ayudarte, solo tienes un día para conseguir el barco - le dijo en voz baja, aunque no parecía estar diciéndoselo en secreto - ah, por cierto, quien vaya a ser capitán necesita cumplir con tres condiciones a parte de las obvias, estar a mi disposición, hacerme gozar y... ser del agrado de Rupert, el Segundo, como ves es un viejo lobo de mar, a la antigua usanza o sea: llevar mujeres en el barco es de mala suerte - sonrió divertida y siguió caminando para ayudar a Coral a mover nuevamente la mesa grande sobre el arreglo que había dibujado, ya que ninguno de los hombres que al parecer irían en la tripulación las ayudó.
La pirata había dicho que podía hacer las cosas igual o mejor que cualquiera de esos truhanes, a ver como se las arreglaba para cumplir eso respecto a las dos primeras condiciones, que sin duda y por el exceso de testosterona, cualquiera de ellos estaría dispuesto a cumplir.
Ethel- Cantidad de envíos : 308
Re: Encuentro de negocios.
**Preciosa, había dudado en su frase, parecía… no, no podía estar nerviosa eso era imposible en alguien como ella, pero lo que habría dado por callarla con un beso. Su sonrisa encantadora selló el momento, antes de ponerse en la tarea de arrastrar a los muertos hasta un punto donde pudiera disponer de ellos más fácilmente.
Apilar cadáveres no era un trabajo agradable, pero no requería de cuidado al alzarlos y tirarlos en una pila ordenada y, registrarlos rápidamente para obtener sus riquezas, compensaba el mal rato.
Entonces, Ethel se alzó sobre la nueva audiencia y empezó a hablar.
Eso no lo esperaba. Esa era la típica bruja de los cuentos de hadas: se portaba como una princesa, líder carismática, con sus hombres, cuando en realidad era… Tal vez si era un buen líder, camarada y hasta amiga, si la sabías llevar.
Ellos parecían no temerle, ni odiarla y él… después de escucharla hablar como lo hacía, aunque no entendía lo que decía, dudaba si debía pedir permiso o no a su actual capitán para ir con ella.
No, no iría.
Mentira, a esa mujer, en su faceta de princesa, la seguiría hasta el fin del mundo. Pero en su faceta de bruja, no.
Por otro lado, e dedicaba miradas furtivas a Sophitía, en especial cuando Ethel se le acercó. Con bastante disimulo, sin querer queriendo, él también se acercó para escuchar lo que le decía.
- Ya lo tienes hecho!! – dijoen voz baja y con animo cuando Ethel se alejó de ellos – todo marino tiene su lado flaco por muy supersticioso que sea y las otras dos las puedes doblar fácilmente, sobre todo que complacerla es algo que se puede abordar de muchas formas sin que tengas que – iba a decir prostituirte, pero fue mas elegante – encargarte personalmente – aunque la imagen de ellas dos juntas era sin duda bien llamativa para él **
Apilar cadáveres no era un trabajo agradable, pero no requería de cuidado al alzarlos y tirarlos en una pila ordenada y, registrarlos rápidamente para obtener sus riquezas, compensaba el mal rato.
Entonces, Ethel se alzó sobre la nueva audiencia y empezó a hablar.
Eso no lo esperaba. Esa era la típica bruja de los cuentos de hadas: se portaba como una princesa, líder carismática, con sus hombres, cuando en realidad era… Tal vez si era un buen líder, camarada y hasta amiga, si la sabías llevar.
Ellos parecían no temerle, ni odiarla y él… después de escucharla hablar como lo hacía, aunque no entendía lo que decía, dudaba si debía pedir permiso o no a su actual capitán para ir con ella.
No, no iría.
Mentira, a esa mujer, en su faceta de princesa, la seguiría hasta el fin del mundo. Pero en su faceta de bruja, no.
Por otro lado, e dedicaba miradas furtivas a Sophitía, en especial cuando Ethel se le acercó. Con bastante disimulo, sin querer queriendo, él también se acercó para escuchar lo que le decía.
- Ya lo tienes hecho!! – dijoen voz baja y con animo cuando Ethel se alejó de ellos – todo marino tiene su lado flaco por muy supersticioso que sea y las otras dos las puedes doblar fácilmente, sobre todo que complacerla es algo que se puede abordar de muchas formas sin que tengas que – iba a decir prostituirte, pero fue mas elegante – encargarte personalmente – aunque la imagen de ellas dos juntas era sin duda bien llamativa para él **
Rogelio Bonifante- Cantidad de envíos : 45
Re: Encuentro de negocios.
Una vez terminada la tarea que le habían encomendado, Sophitia se quedo entre medio del grupo escuchando el discurso. A medida que iba avanzando, cada vez entendía menos, se cruzo de brazos y ladeo un poco la cabeza, intentando comprender de que se había perdido.
Pero en vano pensaba, por lo que decía Ethel, había tenido una larga e interesantisima charla con todos los ahí presentes en donde se habían aclarado todas las dudas. Tramposa, era una tramposa de primera mano, la pirata sentía que le hervía la sangre, pero nada demostró, no se había aguantado todo lo anterior para arruinarlo en ese momento.
Con absoluta calma vio como Ethel representaba el papel de buena jefa, entre comprensiva y al mismo tiempo estricta. Sophitia no le creía, no le creía ni el nombre, no sabía bien como, pero sabía que eso terminaría de algún modo en algo que le jugaría en contra.
Miro al famoso Rupert, era un marinero de muchos años sin duda, conocía a los de su tipo, había que convencerlo y no creía que con sus dotes femeninos, sino mas bien demostrando lo que valía. La pirata lo miro fijamente, él le sostuvo la mirada y al final la aparto primero, ya tendrían tiempo para discutir.
Miro tranquila como se acercaba la bruja, una sonrisa torcida ilumino su rostro, ya sabía ella que todo esto terminaría en alguna clase de estorbo para que lograra sus objetivos.
- Me doy cuenta, muchas gracias de todos modos, jefa - Aceptaba el reto, y doblaba la apuesta - Arreglaremos nuestras diferencias con el Señor Rupert - Dijo con una leve reverencia.
Escucho las condiciones, y algo dentro suyo hizo una mueca, las dos primeras opciones le resultaban terriblemente difíciles. Ella había aceptado el trabajo para demostrar sus habilidades como pirata, no como lame botas o amante. Esta mujer era una tramposa, una enorme tramposa, pero estaba bien, jugarían con sus reglas y aun así ganaría, y cuando lo hiciera entonces podría pararse firmemente frente a Ethel.
- Ojala todo fuera tan simple, Rogelio - No conocía ni un tercio a la astuta bruja, pero lo poco que había aprendido, era que no dejaba nada al azar, que era una caprichosa, y que no le daría nada servido en bandeja - Te recomiendo, que te vayas de aquí lo más rápido que puedas, o encontrara el modo de aprovecharse de ti también - Dijo esto ultimo en un susurro al pasar, mientras le ponía una mano en el hombro y seguía de largo hacia donde estaba Ethel.
Ayudo a las mujeres a volver a la mesa a su lugar, no por congraciarse con ella sino por el simple hecho de terminar rápido con la tarea para poder preguntarle algo.
- ¿Hay algún otro tramite mas que terminar? ¿Alguna otra cosa que quiera decir? ¿O parto ya a buscar el barco? - Mientras decía eso se había sentado en la misma mesa que acababan de mover, cruzando las piernas en gesto interrogante.
Pero en vano pensaba, por lo que decía Ethel, había tenido una larga e interesantisima charla con todos los ahí presentes en donde se habían aclarado todas las dudas. Tramposa, era una tramposa de primera mano, la pirata sentía que le hervía la sangre, pero nada demostró, no se había aguantado todo lo anterior para arruinarlo en ese momento.
Con absoluta calma vio como Ethel representaba el papel de buena jefa, entre comprensiva y al mismo tiempo estricta. Sophitia no le creía, no le creía ni el nombre, no sabía bien como, pero sabía que eso terminaría de algún modo en algo que le jugaría en contra.
Miro al famoso Rupert, era un marinero de muchos años sin duda, conocía a los de su tipo, había que convencerlo y no creía que con sus dotes femeninos, sino mas bien demostrando lo que valía. La pirata lo miro fijamente, él le sostuvo la mirada y al final la aparto primero, ya tendrían tiempo para discutir.
Miro tranquila como se acercaba la bruja, una sonrisa torcida ilumino su rostro, ya sabía ella que todo esto terminaría en alguna clase de estorbo para que lograra sus objetivos.
- Me doy cuenta, muchas gracias de todos modos, jefa - Aceptaba el reto, y doblaba la apuesta - Arreglaremos nuestras diferencias con el Señor Rupert - Dijo con una leve reverencia.
Escucho las condiciones, y algo dentro suyo hizo una mueca, las dos primeras opciones le resultaban terriblemente difíciles. Ella había aceptado el trabajo para demostrar sus habilidades como pirata, no como lame botas o amante. Esta mujer era una tramposa, una enorme tramposa, pero estaba bien, jugarían con sus reglas y aun así ganaría, y cuando lo hiciera entonces podría pararse firmemente frente a Ethel.
- Ojala todo fuera tan simple, Rogelio - No conocía ni un tercio a la astuta bruja, pero lo poco que había aprendido, era que no dejaba nada al azar, que era una caprichosa, y que no le daría nada servido en bandeja - Te recomiendo, que te vayas de aquí lo más rápido que puedas, o encontrara el modo de aprovecharse de ti también - Dijo esto ultimo en un susurro al pasar, mientras le ponía una mano en el hombro y seguía de largo hacia donde estaba Ethel.
Ayudo a las mujeres a volver a la mesa a su lugar, no por congraciarse con ella sino por el simple hecho de terminar rápido con la tarea para poder preguntarle algo.
- ¿Hay algún otro tramite mas que terminar? ¿Alguna otra cosa que quiera decir? ¿O parto ya a buscar el barco? - Mientras decía eso se había sentado en la misma mesa que acababan de mover, cruzando las piernas en gesto interrogante.
Sophitia- Cantidad de envíos : 955
Re: Encuentro de negocios.
En efecto, Ethel si necesitaba que arreglara las cosas con Rupert. No era tan complicado, pero siendo sinceros, estaba algo cansada, la charla con los hombres había sido un poco agotadora y sobre todo, le daba pereza ponerse a discutir sobre supersticiones con el viejo lobo de mar.
Ya bastante había tenido con su comentario de "las mujeres que viajan en un barco son putas o brujas" Ella era bruja y en el momento en que se lo decía el hosco hombre, le estaba demostrando que de puta tenía muy poco y de bruja... demasiado. El problema es que se apegaba a su frase porque siendo bruja o no, no quería llevar mujeres en el barco, y eso, en ultimas, era mas un problema para Sophitia que para ella misma.
Se alejó de la pareja, no se puede decir que mas tranquila, después de todo la palabra de la pirata, con cada acción de ella perdía más y más valor, pero había dicho lo que le interesaba y Sophitia había respondido algo en favor de eso.
Eso sí, la mirada que le dirigió a Rogelio dejaba claro lo que pensaba en ese momento: "Chismoso!!". Aunque no lo miró despectivamente, si no al contrario, divertida. Para no querer nada con ella y su tripulación y sus negocios, se inmiscuía demasiado. Tal vez solo necesitaba un empujoncito para convencerlo.
Colocar a mesa en su lugar fue mas sencillo con la ayuda de Sophitia, cosa por la que no mostró sorpresa la hechicera, incluso se sentó junto a la pirata y le indicó a Coral que terminara de acercase.
- Hay que solucionar lo de Rupert, sería muy bueno para ambas que lograras convencerlo del error de su terquedad. Coral, busca a Josephine por si acaso, que encuentre un mago que sirva para esto y que tenga experiencia en el mar. Sí, hay algo mas - aunque su tono ahora era lo mas de tranquilo, totalmente amistoso y de confianza hacía lo que tendría que hacer Sophitia, hizo un gesto de fastidio - me encanta que seas tan impulsiva y obstinada, pero ahora por eso me toca repetir un hechizo y no me gusta hacer eso - no había reproche alguno en sus palabras - para el barco era más fácil que vieras en que consistía la labor en el mar para hacerte una idea de lo que se necesita, podría hablar con los muchachos, pero como no estabas en la reunión no sé si te tendrán confianza - desvió la vista hacia el lugar.
Los hombres, tal como le dijo ella, hicieron lo que quisieron, algunos salieron del lugar como si el tapón de diamante no estuviera ahí y otros subieron a la segunda planta a descansar... bebiendo. Aun quedaban algunos que estaban decidiendo qué hacer, a uno de estos le hizo una seña para que se acercara.
- Fred, puedo pedirte algo - el sujeto, con expresión de pocos amigos, hizo una mueca que Ethel interpretó como una sonrisa o al menos su equivalente - No pude explicarle a ella lo que necesito de barco, tu podrías... -
- ¿Trabajar? ¿Con... una mujer? Espera, con... ¿ESA mujer? Que me lleven a la quilla. Debes pensar que somos idiotas - dijo con despreció, escupiendo al suelo, a lo que Ethel, ahora si sorprendida enarcó la ceja.
Ya bastante había tenido con su comentario de "las mujeres que viajan en un barco son putas o brujas" Ella era bruja y en el momento en que se lo decía el hosco hombre, le estaba demostrando que de puta tenía muy poco y de bruja... demasiado. El problema es que se apegaba a su frase porque siendo bruja o no, no quería llevar mujeres en el barco, y eso, en ultimas, era mas un problema para Sophitia que para ella misma.
Se alejó de la pareja, no se puede decir que mas tranquila, después de todo la palabra de la pirata, con cada acción de ella perdía más y más valor, pero había dicho lo que le interesaba y Sophitia había respondido algo en favor de eso.
Eso sí, la mirada que le dirigió a Rogelio dejaba claro lo que pensaba en ese momento: "Chismoso!!". Aunque no lo miró despectivamente, si no al contrario, divertida. Para no querer nada con ella y su tripulación y sus negocios, se inmiscuía demasiado. Tal vez solo necesitaba un empujoncito para convencerlo.
Colocar a mesa en su lugar fue mas sencillo con la ayuda de Sophitia, cosa por la que no mostró sorpresa la hechicera, incluso se sentó junto a la pirata y le indicó a Coral que terminara de acercase.
- Hay que solucionar lo de Rupert, sería muy bueno para ambas que lograras convencerlo del error de su terquedad. Coral, busca a Josephine por si acaso, que encuentre un mago que sirva para esto y que tenga experiencia en el mar. Sí, hay algo mas - aunque su tono ahora era lo mas de tranquilo, totalmente amistoso y de confianza hacía lo que tendría que hacer Sophitia, hizo un gesto de fastidio - me encanta que seas tan impulsiva y obstinada, pero ahora por eso me toca repetir un hechizo y no me gusta hacer eso - no había reproche alguno en sus palabras - para el barco era más fácil que vieras en que consistía la labor en el mar para hacerte una idea de lo que se necesita, podría hablar con los muchachos, pero como no estabas en la reunión no sé si te tendrán confianza - desvió la vista hacia el lugar.
Los hombres, tal como le dijo ella, hicieron lo que quisieron, algunos salieron del lugar como si el tapón de diamante no estuviera ahí y otros subieron a la segunda planta a descansar... bebiendo. Aun quedaban algunos que estaban decidiendo qué hacer, a uno de estos le hizo una seña para que se acercara.
- Fred, puedo pedirte algo - el sujeto, con expresión de pocos amigos, hizo una mueca que Ethel interpretó como una sonrisa o al menos su equivalente - No pude explicarle a ella lo que necesito de barco, tu podrías... -
- ¿Trabajar? ¿Con... una mujer? Espera, con... ¿ESA mujer? Que me lleven a la quilla. Debes pensar que somos idiotas - dijo con despreció, escupiendo al suelo, a lo que Ethel, ahora si sorprendida enarcó la ceja.
Ethel- Cantidad de envíos : 308
Re: Encuentro de negocios.
*La recomendación que le hacía su diosa del mar no sería desechada. Pero el asunto de los cuerpos auno había terminado, los marinos contactados por Ethel no parecían decidir muy rápido hacia donde irían.
Sin embargo no era en eso en lo que pensaba. Aparte de Sophitia, de sus ojos mirandolo bajo la luz de la estrellas en alta mar y de la imagen de ellas dos juntas, pensaba en la mirada de Ethel. No con la misma ensoñación con que lo hacía en la de la pirata, sino un poco asombrado. A ese mujer pocas cosas se le escapaban, tal vez, como capitan o como comandante debería ser... buena
Los marinos parecían conformes con ella, con las reservas típicas del mar, pero parecían aceptarla. El negocio que les proponía era así de interesante? Se preguntó si los estafaría y toda clase de sospechas se empezaron a desplegar en su mente.
Regresó a lo suyo. No podría seguir escuchado la conversación de ese par, pero no les quitaba, por mucho tiempo, el ojo de encima, por lo que la reacción de Fred fue percibida sin problemas por él. Ahí venían de nuevo los problemas.
Y por supiesto, seguramente ahí venía de nuevo la mirada fulminante de la asesina.*
Sin embargo no era en eso en lo que pensaba. Aparte de Sophitia, de sus ojos mirandolo bajo la luz de la estrellas en alta mar y de la imagen de ellas dos juntas, pensaba en la mirada de Ethel. No con la misma ensoñación con que lo hacía en la de la pirata, sino un poco asombrado. A ese mujer pocas cosas se le escapaban, tal vez, como capitan o como comandante debería ser... buena
Los marinos parecían conformes con ella, con las reservas típicas del mar, pero parecían aceptarla. El negocio que les proponía era así de interesante? Se preguntó si los estafaría y toda clase de sospechas se empezaron a desplegar en su mente.
Regresó a lo suyo. No podría seguir escuchado la conversación de ese par, pero no les quitaba, por mucho tiempo, el ojo de encima, por lo que la reacción de Fred fue percibida sin problemas por él. Ahí venían de nuevo los problemas.
Y por supiesto, seguramente ahí venía de nuevo la mirada fulminante de la asesina.*
Rogelio Bonifante- Cantidad de envíos : 45
Re: Encuentro de negocios.
El cansancio se estaba haciendo presente en el cuerpo y en la mente de la pirata, ya era bastante entrada la noche, una noche en la cual la habían humillado, golpeado, casi electrocutado, quemado por dentro y castigado mentalmente, y todo eso en tiempo récord. Pero no sería ni la primer ni la ultima vez que la pasara en vela, ni tampoco la única noche en la cual era castigada de múltiples maneras, y no era el momento aun de descansar, lo que si sentía era que cada vez le costaba más mantenerse de buen humor, y eso era terriblemente malo.
Miro como Ethel se sentaba junto a ella, incluso estando en ropas comunes y considerando que había peleado con ella, y se había movido bastante esa noche, aun así y todo tenía una fragancia embriagadora. No se explicaba como lo lograba, el poder ser tan encantadora y tan aborrecible de un momento a otro, y no lo comprendía precisamente porque era muy opuesto a su modo de ser, Sophitia no podía, no lograba ser así, ella era quien era, y si la querían bien, sino, que se fueran por donde vinieron.
- Mañana, mas descansados y calmados solucionaremos nuestras diferencias – Dijo mirando a Rupert para zanjar el asunto – Dime – Escucho las palabras de la bruja y se quedo confundida, ¿Por qué de pronto era tan amistosa con ella? No le importaba si se comportaba odiosa, malvada, simpática o alegre, lo único que deseaba era que se decidiera por una, ¿Qué importaba repetir un hechizo? ¿Acaso no era bruja? ¿Qué tanto le podía costar? Tal vez por no serlo, Sophitia no era consiente de qué tanto podía costar hacer esa clase de cosas, torció la boca sabiendo que lo que iba a hacer no le gustaba.
- Siento los inconvenientes, Ethel – Había sido aun más asqueroso de decir de lo que imaginaba, pero era la verdad – Me hago cargo y resolveré el asunto – Admitía que muchas cosas no habían salido como pensaba, no había tenido pensado destrozar el lugar, o pelearse con la bruja, eran simple resultado de su impertinencia. ¿Eso la haría cambiar? No, simplemente se hacia cargo de las cosas que habían salido mal y las resolvería, así como cuando salían bien era la primera en decir que había sido su idea.
En resumidas cuentas, estaba disculpándose por las cosas que se habían salido de lo planeado, no por su modo de ser. Dejando eso de lado, había llegado el momento de hablar de negocios al parecer, miro al sujeto que su jefa llamaba con interés momentáneo. Sophitia estaba contenta de que por fin la pondrían al tanto de lo sucedido en esa “reunión”, estaba cansada de que todos supieran algo que ella ignoraba por completo, grande fue su sorpresa al escuchar la respuesta del marinero. La sangre empezó a hervirle de nuevo, la mirada de odio rotundo no se hizo esperar, y es que una de las cosas que más detestaba era que la subestimaran por ser mujer o la etiquetaran sin probarla antes.
La vida entera la habían acusado de cosas que no era, en los barcos por ser mujer, como si eso la hiciera menos competente, en las ciudades por ser pirata, como si por serlo todos los males del mundo fueran su culpa. Quería mantenerse tranquila, no quería armar otro alboroto, para luego tener que disculparse por el nuevo cadáver en el cuarto. Chirrío los dientes con una fuerza que amenazaba con romperlos y contesto.
- Pues te tengo una mala noticia, soy mujer y soy pirata – Dijo sacando la daga y clavándola en la mesa, quemando con la mirada – Y tendrás que cooperar conmigo aunque no te guste para mantenerte en este trabajo, o sino por allí esta la puerta – Aclaro señalando la salida.
Apenas había lograda controlarse, pero solo un comentario más y su cuello luciría un hermoso corte nuevo.
Miro como Ethel se sentaba junto a ella, incluso estando en ropas comunes y considerando que había peleado con ella, y se había movido bastante esa noche, aun así y todo tenía una fragancia embriagadora. No se explicaba como lo lograba, el poder ser tan encantadora y tan aborrecible de un momento a otro, y no lo comprendía precisamente porque era muy opuesto a su modo de ser, Sophitia no podía, no lograba ser así, ella era quien era, y si la querían bien, sino, que se fueran por donde vinieron.
- Mañana, mas descansados y calmados solucionaremos nuestras diferencias – Dijo mirando a Rupert para zanjar el asunto – Dime – Escucho las palabras de la bruja y se quedo confundida, ¿Por qué de pronto era tan amistosa con ella? No le importaba si se comportaba odiosa, malvada, simpática o alegre, lo único que deseaba era que se decidiera por una, ¿Qué importaba repetir un hechizo? ¿Acaso no era bruja? ¿Qué tanto le podía costar? Tal vez por no serlo, Sophitia no era consiente de qué tanto podía costar hacer esa clase de cosas, torció la boca sabiendo que lo que iba a hacer no le gustaba.
- Siento los inconvenientes, Ethel – Había sido aun más asqueroso de decir de lo que imaginaba, pero era la verdad – Me hago cargo y resolveré el asunto – Admitía que muchas cosas no habían salido como pensaba, no había tenido pensado destrozar el lugar, o pelearse con la bruja, eran simple resultado de su impertinencia. ¿Eso la haría cambiar? No, simplemente se hacia cargo de las cosas que habían salido mal y las resolvería, así como cuando salían bien era la primera en decir que había sido su idea.
En resumidas cuentas, estaba disculpándose por las cosas que se habían salido de lo planeado, no por su modo de ser. Dejando eso de lado, había llegado el momento de hablar de negocios al parecer, miro al sujeto que su jefa llamaba con interés momentáneo. Sophitia estaba contenta de que por fin la pondrían al tanto de lo sucedido en esa “reunión”, estaba cansada de que todos supieran algo que ella ignoraba por completo, grande fue su sorpresa al escuchar la respuesta del marinero. La sangre empezó a hervirle de nuevo, la mirada de odio rotundo no se hizo esperar, y es que una de las cosas que más detestaba era que la subestimaran por ser mujer o la etiquetaran sin probarla antes.
La vida entera la habían acusado de cosas que no era, en los barcos por ser mujer, como si eso la hiciera menos competente, en las ciudades por ser pirata, como si por serlo todos los males del mundo fueran su culpa. Quería mantenerse tranquila, no quería armar otro alboroto, para luego tener que disculparse por el nuevo cadáver en el cuarto. Chirrío los dientes con una fuerza que amenazaba con romperlos y contesto.
- Pues te tengo una mala noticia, soy mujer y soy pirata – Dijo sacando la daga y clavándola en la mesa, quemando con la mirada – Y tendrás que cooperar conmigo aunque no te guste para mantenerte en este trabajo, o sino por allí esta la puerta – Aclaro señalando la salida.
Apenas había lograda controlarse, pero solo un comentario más y su cuello luciría un hermoso corte nuevo.
Sophitia- Cantidad de envíos : 955
Re: Encuentro de negocios.
Aceptó sus disculpas con una sonrisa, no de complaciencia o satisfacción, si no de esas amistosas para hacer, momentaneamente, las paces. Así como Sophitia se disculpaba por lo hecho y no por ser como era, Ethel esperaba que su disculpa fuera por lo ocurrido y no por como era, eso, le quitaría diversion al asunto.
- Bien - fue todo loque dijo, suavemente, antes que se desatara el asunto de lapelea entre piratas. Fred no podía estar hablando en serio, o si? Al parecer sí y ahora se venía otra pelea.
Le puso la mano con suavidad en el brazo a la pirata para que se controlara. Si no, tendría que buscar un marino sustituto a parte del barco, ella o él. Ethel entendía su furia y si no le causara cierta simpatía hasta la compartiría.
- No, no se irá por donde vino - dijo con serenidad justo cuando el marino también sacó su daga, con la intencion de clavarla, aunque no presisamente en la mesa - y a ella la elegí yo, te guste o no - miró al hombre directo a los ojos pero este no la miraba - es claro? - esta vez su tono fue un poco mas firme y por fin puso los ojos en ella.
- Yo me largo entonces - amenazó y dio la vuelta
- La puerta es ancha... - dijo bastante sombría, lo suficiente para que Fred se detuviera, sintiendo un escalofrío en su espalda que no supo explicar a que venía - no me sirven hombres influenciables, creí que solo Rupert tenía problemas con eso... - Fred se dio la vuelta con la daga en la mano - no eres capaz de compartir un poco de tu supuesto conocimiento del mar, con un compañero? - le hizo una seña a Coral para que no intervinera
- Haremos un... como lo dijo usted señora? un Intercambio Mercatil en alta mar. Sabes lo que es una corbeta? algo precido sirve - dijo a regañadientes con desprecio y se volvió a ir, guardando su daga solo en la puerta.
El dedo indice de Ethel se puso en su mentón con aire pensativo y por fin dijo.
- Ahhh se llama corbeta - sonrió con felicidad infantil. No tenía mucho conocimiento sobre los terminos del mar, y no le importaba dejarlo ver. Pero lo dicho por el hobre no era suficiente.
La sala por fin volvía a estar sola, Coral seguía sin partir en busca de su compañera, de nuevo solo estaban los cuatro.
- Bien, hablemos de nuestro negocio. Ya sabes, neesitamos una corbeta.. esas si resisten tormentas? - preguntó con curiosidad mientras sacaba la daga de donde se había clavado y la regresaba a su dueña - Habrá que repetir. Pero antes, arreglemos este chiquero - sonrió y con la mano con la que no sostenía la daga la tomó por el cuello y la empujó hacía le mesa de donde salieron grandes lianas, con pequeñas hojas, que sujetaron a Sophitia.
Coral por su lado, corió en dirección de Rogelio, conociendo su alma de pirata héroe, estaba casi segura que intentaría algo.
- Aunque quieras cooperar para ver, te va a doler, por eso hay que tomar medidas - dijo con tranquilidad - pido disculpas por anticipado -
- Bien - fue todo loque dijo, suavemente, antes que se desatara el asunto de lapelea entre piratas. Fred no podía estar hablando en serio, o si? Al parecer sí y ahora se venía otra pelea.
Le puso la mano con suavidad en el brazo a la pirata para que se controlara. Si no, tendría que buscar un marino sustituto a parte del barco, ella o él. Ethel entendía su furia y si no le causara cierta simpatía hasta la compartiría.
- No, no se irá por donde vino - dijo con serenidad justo cuando el marino también sacó su daga, con la intencion de clavarla, aunque no presisamente en la mesa - y a ella la elegí yo, te guste o no - miró al hombre directo a los ojos pero este no la miraba - es claro? - esta vez su tono fue un poco mas firme y por fin puso los ojos en ella.
- Yo me largo entonces - amenazó y dio la vuelta
- La puerta es ancha... - dijo bastante sombría, lo suficiente para que Fred se detuviera, sintiendo un escalofrío en su espalda que no supo explicar a que venía - no me sirven hombres influenciables, creí que solo Rupert tenía problemas con eso... - Fred se dio la vuelta con la daga en la mano - no eres capaz de compartir un poco de tu supuesto conocimiento del mar, con un compañero? - le hizo una seña a Coral para que no intervinera
- Haremos un... como lo dijo usted señora? un Intercambio Mercatil en alta mar. Sabes lo que es una corbeta? algo precido sirve - dijo a regañadientes con desprecio y se volvió a ir, guardando su daga solo en la puerta.
El dedo indice de Ethel se puso en su mentón con aire pensativo y por fin dijo.
- Ahhh se llama corbeta - sonrió con felicidad infantil. No tenía mucho conocimiento sobre los terminos del mar, y no le importaba dejarlo ver. Pero lo dicho por el hobre no era suficiente.
La sala por fin volvía a estar sola, Coral seguía sin partir en busca de su compañera, de nuevo solo estaban los cuatro.
- Bien, hablemos de nuestro negocio. Ya sabes, neesitamos una corbeta.. esas si resisten tormentas? - preguntó con curiosidad mientras sacaba la daga de donde se había clavado y la regresaba a su dueña - Habrá que repetir. Pero antes, arreglemos este chiquero - sonrió y con la mano con la que no sostenía la daga la tomó por el cuello y la empujó hacía le mesa de donde salieron grandes lianas, con pequeñas hojas, que sujetaron a Sophitia.
Coral por su lado, corió en dirección de Rogelio, conociendo su alma de pirata héroe, estaba casi segura que intentaría algo.
- Aunque quieras cooperar para ver, te va a doler, por eso hay que tomar medidas - dijo con tranquilidad - pido disculpas por anticipado -
Ethel- Cantidad de envíos : 308
Re: Encuentro de negocios.
* Sin embargo no intentó nada.
Todo el asunto de no querer mujeres en el barco, era algo con lo se topaba un día si y otro también. Pocos eran los compañeros que gustaba de eso, a no ser que susodicha fuera muy parecida a Valeska.
Rogelio no entendía por qué eran tan problematicos al respecto. Con mujeres o sin ellas abordo, si las desgracias iban a llegar, llegarían. Aunque sí era cierto que parte de las desgracias que traían eran los enfrentamientos entre marinos a bordo del barco y uno que otro herido solo por entender que cuando la señorita en cuestión dice no, es realmente no, en lugar de un si disimulado.
Él era muy feliz cuando las mujeres iban en el barco. Eran una excelente compañía y ademas traían un aire fresco entre tanto macho. Miró a Coral acercarse a toda prisa hacia él, pero lo hacía preguntadose sial final él tambien pensaba que las mujeres en el barco solo servian para una cosa.
No, no lo creía. Algunas, contadas, eran excelentes marinos, compañeros confiables (tanto como cualquier otrocompañero pirata) y... se llevó la mano al menton, acariciandolo... sabían luhar.
El filo del arma de Coral contra él fue lo que lo hizo reaccionar, volver al mundo. Entonces volvió la vista hacia el fondo, donde tentaculos verdes - según le parecieron a él - sujetaban a Sophitia, la bruja le ecía algo y supo que la cercanía de Coral tenía fundamento.
Pero sonrió, con una de esas sonrisas que buscaban desarmar a las mujeres.
- Sabía que no resistías mi encanto, vienes a hacerme compañía - le ofreció la mano pero la retiró de inmediato, no fuera a cortarlo - no voy a hacer nada tonto, tranquila. Ya me dejó ella muy claro que no quiere ni necesita mi ayuda - miró por encima del hombro de Coral - aunque a mi me parezca lo contrario - agregó preocupado.*
Todo el asunto de no querer mujeres en el barco, era algo con lo se topaba un día si y otro también. Pocos eran los compañeros que gustaba de eso, a no ser que susodicha fuera muy parecida a Valeska.
Rogelio no entendía por qué eran tan problematicos al respecto. Con mujeres o sin ellas abordo, si las desgracias iban a llegar, llegarían. Aunque sí era cierto que parte de las desgracias que traían eran los enfrentamientos entre marinos a bordo del barco y uno que otro herido solo por entender que cuando la señorita en cuestión dice no, es realmente no, en lugar de un si disimulado.
Él era muy feliz cuando las mujeres iban en el barco. Eran una excelente compañía y ademas traían un aire fresco entre tanto macho. Miró a Coral acercarse a toda prisa hacia él, pero lo hacía preguntadose sial final él tambien pensaba que las mujeres en el barco solo servian para una cosa.
No, no lo creía. Algunas, contadas, eran excelentes marinos, compañeros confiables (tanto como cualquier otrocompañero pirata) y... se llevó la mano al menton, acariciandolo... sabían luhar.
El filo del arma de Coral contra él fue lo que lo hizo reaccionar, volver al mundo. Entonces volvió la vista hacia el fondo, donde tentaculos verdes - según le parecieron a él - sujetaban a Sophitia, la bruja le ecía algo y supo que la cercanía de Coral tenía fundamento.
Pero sonrió, con una de esas sonrisas que buscaban desarmar a las mujeres.
- Sabía que no resistías mi encanto, vienes a hacerme compañía - le ofreció la mano pero la retiró de inmediato, no fuera a cortarlo - no voy a hacer nada tonto, tranquila. Ya me dejó ella muy claro que no quiere ni necesita mi ayuda - miró por encima del hombro de Coral - aunque a mi me parezca lo contrario - agregó preocupado.*
Rogelio Bonifante- Cantidad de envíos : 45
Re: Encuentro de negocios.
En cierto modo agradeció que Ethel interfiriera en la discusión, no estaba segura si por ser mujer también o por motivos personales, pero parecía estar de acuerdo con Sophitia. Sintió su mano en el brazo y eso la tranquilizo, como si de un sedante se tratara, el aura de la mujer era muy calmada, y eso era contagioso.
Aun así miro con cara de pocos amigos a Fred, pensando cientos de barbaridades para decirle, en varios idiomas incluso. Pero se mordió la lengua mientras escuchaba lo que decían, tampoco era la primera vez que lo oía, si era la primera vez que no le rompiera la mandíbula al emisor de la idea.
- Si, una corbeta servirá, son mas pequeñas y ligeras - Le sorprendió que Ethel no supiera algo tan simple, sobre todo porque era un dato fundamental para el negocio que quería llevar adelante.
Cuando escucho que era hora de limpiar el lugar, la pirata creyó que la mandaría a juntar y acomodar todo el desastre en lo que quedaba de la noche, considerando lo cansada que estaba no iba a ser una tarea agradable, pero se había propuesto hacerse cargo de sus actos, así que no había manera.
No se esperaba lo que venia, agarro la daga distraída y cuando se dio cuenta estaba acostada en la mesa, con Ethel sujetándola por el cuello. Sophitia intento levantarse, pero de pronto la hechicera poseía una fuerza descomunal, vio las enredaderas que la atrapaban y supo que no podría escapar.
- ¿Que...? - Logro balbucear mientras la mujer hablaba, en su mirada había desconcierto, como quien no entendía por qué las cosas estaban pasando así.
Lo siguiente que supo fue el dolor, un dolor terrible, lo sintió recorrer todo su cuerpo de modo tan brusco que siquiera pudo gritar, sus ojos se abrieron al máximo, apretó los dientes y soporto, las fuerzas se le escapaban, al final fue demasiado. Lo siguiente que recordaba era oscuridad total, se había desmayado.
Aun así miro con cara de pocos amigos a Fred, pensando cientos de barbaridades para decirle, en varios idiomas incluso. Pero se mordió la lengua mientras escuchaba lo que decían, tampoco era la primera vez que lo oía, si era la primera vez que no le rompiera la mandíbula al emisor de la idea.
- Si, una corbeta servirá, son mas pequeñas y ligeras - Le sorprendió que Ethel no supiera algo tan simple, sobre todo porque era un dato fundamental para el negocio que quería llevar adelante.
Cuando escucho que era hora de limpiar el lugar, la pirata creyó que la mandaría a juntar y acomodar todo el desastre en lo que quedaba de la noche, considerando lo cansada que estaba no iba a ser una tarea agradable, pero se había propuesto hacerse cargo de sus actos, así que no había manera.
No se esperaba lo que venia, agarro la daga distraída y cuando se dio cuenta estaba acostada en la mesa, con Ethel sujetándola por el cuello. Sophitia intento levantarse, pero de pronto la hechicera poseía una fuerza descomunal, vio las enredaderas que la atrapaban y supo que no podría escapar.
- ¿Que...? - Logro balbucear mientras la mujer hablaba, en su mirada había desconcierto, como quien no entendía por qué las cosas estaban pasando así.
Lo siguiente que supo fue el dolor, un dolor terrible, lo sintió recorrer todo su cuerpo de modo tan brusco que siquiera pudo gritar, sus ojos se abrieron al máximo, apretó los dientes y soporto, las fuerzas se le escapaban, al final fue demasiado. Lo siguiente que recordaba era oscuridad total, se había desmayado.
Sophitia- Cantidad de envíos : 955
Re: Encuentro de negocios.
Conforme el rostro de Sohpitia de crispaba por el dolor y su cuerpo reaccionaba estremeciendose, la sonrisa de Ethel se hacía cada vez más maligna, mas proninciada, mas escalofriante. La calse gesto que losniños imaginan de las brujas apostdas entre las sombras de sus cuartos mientras planean la receta con la cual serán mas apetitosos.
Así sonreía Ethel, con sadismo y crueldad, aun sujetando el cuello de la pirata, pese a que las lianas nacidas de la mesa hacían todo eltrabaoj al sujetarla. Y cuando su expresión no dio abasto con una sonrisa empezó a reis, cada vez con más ganas, una risa diabolica que proclamaba a los cuatro vientos cuan perversa era, liberando por fin el cuello de la muchacha para reir a sus anchas, atrayendo la atención de Coral, que tras un escalofrío de miedo viseral se giró a verla.
De repente, y sin motivo aparente, dejó de reír y suspiró con con una mezcla de hastío y cansancio.
- Bueno, ya, deja el show que todavía no te he hecho nada - le dijo a Sophitia, moviendole un poco el brazo, pero con una sonrisa de estarse divirtiendo con el pequño número que habían formado.
Hastío porque reirse así era.. ridiculo, pero acompañaba perfecto a todo aquello que había hecho Sophitia. Cansansio porque, a pesar de todo, había mas cosas que hacer.
- Aun... - siseó
Así sonreía Ethel, con sadismo y crueldad, aun sujetando el cuello de la pirata, pese a que las lianas nacidas de la mesa hacían todo eltrabaoj al sujetarla. Y cuando su expresión no dio abasto con una sonrisa empezó a reis, cada vez con más ganas, una risa diabolica que proclamaba a los cuatro vientos cuan perversa era, liberando por fin el cuello de la muchacha para reir a sus anchas, atrayendo la atención de Coral, que tras un escalofrío de miedo viseral se giró a verla.
De repente, y sin motivo aparente, dejó de reír y suspiró con con una mezcla de hastío y cansancio.
- Bueno, ya, deja el show que todavía no te he hecho nada - le dijo a Sophitia, moviendole un poco el brazo, pero con una sonrisa de estarse divirtiendo con el pequño número que habían formado.
Hastío porque reirse así era.. ridiculo, pero acompañaba perfecto a todo aquello que había hecho Sophitia. Cansansio porque, a pesar de todo, había mas cosas que hacer.
- Aun... - siseó
Ethel- Cantidad de envíos : 308
Re: Encuentro de negocios.
*Realmente le parecía lo contrario. Todo aquello se veía realmente peligroso. La dama era una hechicera y sin conocer los alcances de su poder cualquier conjuro o hechizo que hiciera se veía peligroso.
Veía a su amor convulsionarse en la mesa y cuando dio un paso al frente, Coral se puso en su camino, con una mirada dura y fría. No lo detendría con eso, pero la risa, que le trajo un horrible escalofrío, de Ethel si que lo hizo.
Se reía como si estuviera en su torre haciendo que clase de engendros y planeando quien sabe que cosas horribles. La típica villana, a dos pasos de lograr sus objetivos, por lo general, conquistar el mundo, acabar con el héroe. Quería irse, quería irse de inmediato.
Pero entonces, todo pasó, Tal como había iniciado, se detuvo, hablaba tranquila, esa mujer estaba loca o ¿que?
- Hermosa, te prometo amor y fidelidad eterna, no me verás en compañía de otras que no seas tú, si escapas conmigo en este instante - le prometió a toda prisa Coral, tomándola caballerosamente de la mano*
Veía a su amor convulsionarse en la mesa y cuando dio un paso al frente, Coral se puso en su camino, con una mirada dura y fría. No lo detendría con eso, pero la risa, que le trajo un horrible escalofrío, de Ethel si que lo hizo.
Se reía como si estuviera en su torre haciendo que clase de engendros y planeando quien sabe que cosas horribles. La típica villana, a dos pasos de lograr sus objetivos, por lo general, conquistar el mundo, acabar con el héroe. Quería irse, quería irse de inmediato.
Pero entonces, todo pasó, Tal como había iniciado, se detuvo, hablaba tranquila, esa mujer estaba loca o ¿que?
- Hermosa, te prometo amor y fidelidad eterna, no me verás en compañía de otras que no seas tú, si escapas conmigo en este instante - le prometió a toda prisa Coral, tomándola caballerosamente de la mano*
Rogelio Bonifante- Cantidad de envíos : 45
Re: Encuentro de negocios.
La pirata escucho la risa diabólica, las carcajadas mas bien, con los ojos cerrados, asegurándose de mantenerse bien quieta. Pero pronto la broma termino y no pudo evitar esbozar su ya conocida sonrisa torcida, abrió un ojo y sonrió ahora si abiertamente, mostrando sus perlados dientes.
- A que los sorprendimos ¿Verdad? - Dijo riendo fresca - No seas aguafiestas, es tu culpa por hacer tanto alboroto con estas cosas - Señalo las sogas mágicas que la ataban a la mesa.
No tenia muchas opciones en la situación en la que estaba, si se lo tomaba de mala manera como venia haciendo hasta el momento, probablemente Ethel le haría pasar mas dolor por el simple hecho de calmarla. Al menos si lo tomaba a bien podía intentar que no fuera un trago tan amargo.
Al escuchar el comentario que Rogelio le hacia a Coral casi se descostilla de risa una vez mas. Ese sujeto no dejaba de sorprenderla, una propuesta de compromiso en medio de semejante situación, que hombre tan... Particular.
- ¿Crees que nos inviten a la boda? - Bromeo la pirata en su extraña situación, acostada en la mesa.
Pero el asunto de todo esto era que algo feo iba a pasar, y tendría que aguantar como fuera. En su mirada había fuerza que quemaba como el fuego, seguridad y firmeza. No dijo nada mas, solo se quedo allí, mirando fijamente a la bruja, casi incitadora, no era su intención desafiarla, sino decirle que lo hiciera de una vez.
- A que los sorprendimos ¿Verdad? - Dijo riendo fresca - No seas aguafiestas, es tu culpa por hacer tanto alboroto con estas cosas - Señalo las sogas mágicas que la ataban a la mesa.
No tenia muchas opciones en la situación en la que estaba, si se lo tomaba de mala manera como venia haciendo hasta el momento, probablemente Ethel le haría pasar mas dolor por el simple hecho de calmarla. Al menos si lo tomaba a bien podía intentar que no fuera un trago tan amargo.
Al escuchar el comentario que Rogelio le hacia a Coral casi se descostilla de risa una vez mas. Ese sujeto no dejaba de sorprenderla, una propuesta de compromiso en medio de semejante situación, que hombre tan... Particular.
- ¿Crees que nos inviten a la boda? - Bromeo la pirata en su extraña situación, acostada en la mesa.
Pero el asunto de todo esto era que algo feo iba a pasar, y tendría que aguantar como fuera. En su mirada había fuerza que quemaba como el fuego, seguridad y firmeza. No dijo nada mas, solo se quedo allí, mirando fijamente a la bruja, casi incitadora, no era su intención desafiarla, sino decirle que lo hiciera de una vez.
Sophitia- Cantidad de envíos : 955
Re: Encuentro de negocios.
Ethel sonreía con cierto grado de complicidad. El númerito había sido de lo mas divertido y hsta relajante. Por otro lado, entendía que estuviera prevenida ante lo que le iba a hacer, más aun después de haberle advertido.
- Alboroto? - se echó a reír de buena gana - Pero si eres tú quien va por ahí quejandose - su voz era amistosa, tal vez la muestra más cercana que tendría Sophitia, de momento, del por qué Coral era tan devota a Ethel y buscaba no hacerla enfadar. La hechicera, a las buenas era una gran camarada. El asunto era, cómo agarrarla a las buenas, que no se trataba siemplemente de ser un perro faldero falta de personalidad que le dijera a todo sí sin un criterio propio.
Del otro lado de la moneda, la pirata estaba en lo cierto, si ella quería hacerselo pasar mal a alguien... se iba a divertir horrores haciendolo, dejando fluir su retorcido sadismo. Sin embargo, lo que le esperaba a Sophia no tenía que ver con producir dolor para su placer, sino que no conocía otra forma de evocar el efecto del conjuro. Si lo conocía, pero... dah, detalles, detalles...
Cuando la pirata le habló de boda, no comprendió en un primer momento a que se refería, por estar haciendo su actuación de villana típica no se había fijado en lo que acontecía a sus espaldas. Al mirar por encima del hombro, vio a Rogelio con la mano de Coral y la expresión de perplejidad de esta la hizo sonreír.
- Asustado? - preguntó la asesina con burla quitandole bruscamente la mano - vas a necesitar más que promesas para que yo me vaya contigo - al decirlo, no fue burlona, ni hostil, parecía hablar con la verdad, lo miraba a los ojos, no como asesina, si no como mujer con un mínimo de sensatez.
- No lo creo - dijo Ethel volviendo a mirar a Sophitia - Coral es muy tímida para las situaciones sociales - sonrió confiada. No, no era tímida para las situaciones sociales, pero sabía que no se iría con alguien que había mirado con amor a cada una de las presentes.
Coral, como algunas de las chicas que merodeaba por la ciudad en diferentes tareas, en el pasado había sido parte de la Orden de la Hermandad del Imperio, una Flor, su rango no era muy alto pero hábil. Ethel, tenía por tradición, dejar ir a sus Flores si en algun momento conocían el amor o alguna razón por la cual retirarse, pero debían estar muy seguras de lo que hacían, ya que si las sorprendía trabajando nuevamente, se convertía en blanco de la Orden; ella, las personas cercanas y quien fuera que quedara de su familia. Cuando se iban siguiendo la ilusión del amor... les hacía un hechizo que le permitía saber que tan felices eran con sus parejas: para ser infelices, sufrir o estresarse, mejor se quedaban con ella y entonces, él (o ella), pasaba a la historia. Por eso sabía que las promesas de Rogelio no encontrarían eco en Coral, sin que el hecho de haberle perdonado la vida en tantas oportunidades dejara de ser algo a tener en cuenta, muy en cuenta.
- Bien, salgamos de esto, estoy cansada y ha sido un día lrago - dijo, efectivamente, cansada. Sacó la daga de su bota y con un gracil movimiento se subió sobre la mesa, quedando a horcajadas sobre la cadera de Sophitia; la miró detenidamente de arriba a abajo y el cuchillo giró en su mano.
El cuchillo, ceremonial dichosea de paso, un arma que parecía una serpiente por lo curvilineo de la hoja de doble filo de dos tonos distintos entre su cuerpo y su filo, descendió sin prisa alguna y ubicó su punta en la garganta de la pirata, de la misma forma en que la hechicera se incilnaba sobre ella hasta que sus rostros estuvieron a milimetros. Desvió la cara, sin alejarse mucho, hacia oído donde susurró con suavidad
- Ojala no seas tú también tímida - se irguió de nuevo, sin tocarla con sus manos, haciendo descender la punta del arma por sobre su ropa hasta el vientre, lugar en el que se coló hasta introducirse entre las vendas de la pirata y su piel haciendo un poco de presión sobre esta al girarse.
- Si de verdad te quieres este es el momento - susurró Coral a Rogelio, tras darle un vistazo a la mesa y acto seguido, se interpuso en todo el frente del pirata - no intentes ninguna estupidez, no me hagas lastimarte - seguía susurrando, con un tono implicito de disculpa, pero con una fría resolución en sus ojos.
Con una precisión casi mortal y de un solo corte, vendas y camisa se rasgaron con el filo del arma que con una lentitud desesperante fue haciendo el camino contrario al anterior, rompiendo las prendas en el camino, bajo una mirada, que podría ser de cirujano, de no ser por ese brillo de morbo mal sano que había en los ojos de Ethel. Y en ningun momento le hizo rasguño alguno en su piel.
Al terminar de romperla, usando la punta del puñal, que se deslizaba sobre la piel de la clavicula, apartó la tela hacia ambos lados, deleitandose al hacerlo y con el resultado obvio, el torso desnudo de la pirata, el cual observó milimetro a milimetro de abajo hacia arriba, el camino contrario que llevaba elcuchillo ceremonial, esta vez directamente contra su piel, dejandose sentir frío y de nuevo, sin lastimarla.
Al llegar a sus ojos y encontrar su mirada, sonrió con lascivia.
- Alboroto? - se echó a reír de buena gana - Pero si eres tú quien va por ahí quejandose - su voz era amistosa, tal vez la muestra más cercana que tendría Sophitia, de momento, del por qué Coral era tan devota a Ethel y buscaba no hacerla enfadar. La hechicera, a las buenas era una gran camarada. El asunto era, cómo agarrarla a las buenas, que no se trataba siemplemente de ser un perro faldero falta de personalidad que le dijera a todo sí sin un criterio propio.
Del otro lado de la moneda, la pirata estaba en lo cierto, si ella quería hacerselo pasar mal a alguien... se iba a divertir horrores haciendolo, dejando fluir su retorcido sadismo. Sin embargo, lo que le esperaba a Sophia no tenía que ver con producir dolor para su placer, sino que no conocía otra forma de evocar el efecto del conjuro. Si lo conocía, pero... dah, detalles, detalles...
Cuando la pirata le habló de boda, no comprendió en un primer momento a que se refería, por estar haciendo su actuación de villana típica no se había fijado en lo que acontecía a sus espaldas. Al mirar por encima del hombro, vio a Rogelio con la mano de Coral y la expresión de perplejidad de esta la hizo sonreír.
- Asustado? - preguntó la asesina con burla quitandole bruscamente la mano - vas a necesitar más que promesas para que yo me vaya contigo - al decirlo, no fue burlona, ni hostil, parecía hablar con la verdad, lo miraba a los ojos, no como asesina, si no como mujer con un mínimo de sensatez.
- No lo creo - dijo Ethel volviendo a mirar a Sophitia - Coral es muy tímida para las situaciones sociales - sonrió confiada. No, no era tímida para las situaciones sociales, pero sabía que no se iría con alguien que había mirado con amor a cada una de las presentes.
Coral, como algunas de las chicas que merodeaba por la ciudad en diferentes tareas, en el pasado había sido parte de la Orden de la Hermandad del Imperio, una Flor, su rango no era muy alto pero hábil. Ethel, tenía por tradición, dejar ir a sus Flores si en algun momento conocían el amor o alguna razón por la cual retirarse, pero debían estar muy seguras de lo que hacían, ya que si las sorprendía trabajando nuevamente, se convertía en blanco de la Orden; ella, las personas cercanas y quien fuera que quedara de su familia. Cuando se iban siguiendo la ilusión del amor... les hacía un hechizo que le permitía saber que tan felices eran con sus parejas: para ser infelices, sufrir o estresarse, mejor se quedaban con ella y entonces, él (o ella), pasaba a la historia. Por eso sabía que las promesas de Rogelio no encontrarían eco en Coral, sin que el hecho de haberle perdonado la vida en tantas oportunidades dejara de ser algo a tener en cuenta, muy en cuenta.
- Bien, salgamos de esto, estoy cansada y ha sido un día lrago - dijo, efectivamente, cansada. Sacó la daga de su bota y con un gracil movimiento se subió sobre la mesa, quedando a horcajadas sobre la cadera de Sophitia; la miró detenidamente de arriba a abajo y el cuchillo giró en su mano.
El cuchillo, ceremonial dichosea de paso, un arma que parecía una serpiente por lo curvilineo de la hoja de doble filo de dos tonos distintos entre su cuerpo y su filo, descendió sin prisa alguna y ubicó su punta en la garganta de la pirata, de la misma forma en que la hechicera se incilnaba sobre ella hasta que sus rostros estuvieron a milimetros. Desvió la cara, sin alejarse mucho, hacia oído donde susurró con suavidad
- Ojala no seas tú también tímida - se irguió de nuevo, sin tocarla con sus manos, haciendo descender la punta del arma por sobre su ropa hasta el vientre, lugar en el que se coló hasta introducirse entre las vendas de la pirata y su piel haciendo un poco de presión sobre esta al girarse.
- Si de verdad te quieres este es el momento - susurró Coral a Rogelio, tras darle un vistazo a la mesa y acto seguido, se interpuso en todo el frente del pirata - no intentes ninguna estupidez, no me hagas lastimarte - seguía susurrando, con un tono implicito de disculpa, pero con una fría resolución en sus ojos.
Con una precisión casi mortal y de un solo corte, vendas y camisa se rasgaron con el filo del arma que con una lentitud desesperante fue haciendo el camino contrario al anterior, rompiendo las prendas en el camino, bajo una mirada, que podría ser de cirujano, de no ser por ese brillo de morbo mal sano que había en los ojos de Ethel. Y en ningun momento le hizo rasguño alguno en su piel.
Al terminar de romperla, usando la punta del puñal, que se deslizaba sobre la piel de la clavicula, apartó la tela hacia ambos lados, deleitandose al hacerlo y con el resultado obvio, el torso desnudo de la pirata, el cual observó milimetro a milimetro de abajo hacia arriba, el camino contrario que llevaba elcuchillo ceremonial, esta vez directamente contra su piel, dejandose sentir frío y de nuevo, sin lastimarla.
Al llegar a sus ojos y encontrar su mirada, sonrió con lascivia.
Última edición por Ethel el 15/08/10, 03:54 am, editado 1 vez
Ethel- Cantidad de envíos : 308
Re: Encuentro de negocios.
** Su corazón se rompió cuando Coral, como muchas otras chicas, le retiró la mano de esa forma. Por qué no veía en el alguien con quien compartir su vida, la cual duraría mas si salín rápidamente del lugar?
Era triste, pero no se rendiría, algún día, cuando ella viera en él el hombre por el cual tener tres hijos, se reiría de todo aquello. Pero para llegar a ese momento, debía salir del lugar.
Mas doloroso que su aparente negativa, era el hecho que insiuara que era un cobarde.
- Mi mayor temor es que no quieras venir conmigo y a tí pueda ocurrirte algo en mi ausencia. Es mejor que digan: aquí corrió que auí murió, no crees? Además, no me iré sin tí, no podría vivir con la idea que te perdí por estar bajo las ordenes de esta mujer - se llevó la mano al corazón y la miró como un cachorro perdido en medio de una tormenta.
Sin embargo, sus ojos pronto dejaron ese hermoso mar que eran los de Coral para fijarse en Ethel que los miraba. La pirata parecía estar bien. Estaba desconcertado. Es que entre las tres mujeres le estaban jugando una pesada broma? No, el asunto volvía a ser serio.
Al sacar Ethel su daga, Rogelio dio instintivamente un paso adelante, pero Coral se interpuso en su camino y le abrió la posibilidad de irse del lugar. Nuevamente miró en dirección de la pirata y ahora Ethel estaba sobre ella. Sus ojos se fueron abriendo por la sorpresa de lo que acontecía y cuando fue a clavarle el cuchillo su mirada regresó a Coral.
No podía quedarse ahí. Aunque no quisiera su ayuda, se movió pero lo que vio a continuación fue aun mas inverosimil: le había cortado la ropa.
- Yo sabía que te mueres por mi de la misma forma en que mi corazón late para tí. Coral, preciosa, dejame ayudarla, no intefieras... no podría vivr con el recuerdo de ser duro contigo - dio un nuevo paso al frente pero esta vez blandió su espada contra Coral por si cumplía su palabra. **
Era triste, pero no se rendiría, algún día, cuando ella viera en él el hombre por el cual tener tres hijos, se reiría de todo aquello. Pero para llegar a ese momento, debía salir del lugar.
Mas doloroso que su aparente negativa, era el hecho que insiuara que era un cobarde.
- Mi mayor temor es que no quieras venir conmigo y a tí pueda ocurrirte algo en mi ausencia. Es mejor que digan: aquí corrió que auí murió, no crees? Además, no me iré sin tí, no podría vivir con la idea que te perdí por estar bajo las ordenes de esta mujer - se llevó la mano al corazón y la miró como un cachorro perdido en medio de una tormenta.
Sin embargo, sus ojos pronto dejaron ese hermoso mar que eran los de Coral para fijarse en Ethel que los miraba. La pirata parecía estar bien. Estaba desconcertado. Es que entre las tres mujeres le estaban jugando una pesada broma? No, el asunto volvía a ser serio.
Al sacar Ethel su daga, Rogelio dio instintivamente un paso adelante, pero Coral se interpuso en su camino y le abrió la posibilidad de irse del lugar. Nuevamente miró en dirección de la pirata y ahora Ethel estaba sobre ella. Sus ojos se fueron abriendo por la sorpresa de lo que acontecía y cuando fue a clavarle el cuchillo su mirada regresó a Coral.
No podía quedarse ahí. Aunque no quisiera su ayuda, se movió pero lo que vio a continuación fue aun mas inverosimil: le había cortado la ropa.
- Yo sabía que te mueres por mi de la misma forma en que mi corazón late para tí. Coral, preciosa, dejame ayudarla, no intefieras... no podría vivr con el recuerdo de ser duro contigo - dio un nuevo paso al frente pero esta vez blandió su espada contra Coral por si cumplía su palabra. **
Rogelio Bonifante- Cantidad de envíos : 45
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