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Asunto: Confidencial
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Asunto: Confidencial
“Mejor disfruta del viaje”
Esas habían sido las palabras de su amiga. Parecía algo simple, pero para ella se convirtió en un imposible en las primeras horas de travesía ya que el mareo había vuelto a atacarla. Tumbada en el camarote, bebiendo infusión de jengibre y envuelta en una burbuja protectora para aminorar el bamboleo de la nave, avizoraba un panorama muy oscuro para los días que duraría el viaje.
Afortunadamente para ella, ya fuera por los efectos benéficos de la infusión de jengibre, porque el mar permaneció siempre relativamente calmo o porque su organismo se había acostumbrado al movimiento de la embarcación, el mareo remitió después del primer día de viaje. A partir de ahí, lo pasó en grande: incluso se permitió salir a volar en alguna que otra ocasión transformada en ave marina.
El itinerario del viaje comprendía paradas en Kuzueth, Rhylia y Tinaraith y todas y cada una de las islas despertaron fuertemente su curiosidad. Lamentó profundamente que lo breve de las escalas sólo permitiera dar un recorrido por los muelles y sus alrededores y sólo la conciencia de la importancia y la urgencia de su misión la contuvo de incordiar a Sophitia para que se quedaran a explorarlas más a fondo.
Aunque se había divertido muchísimo, experimentó una fuerte emoción cuando por fin la nave llegó a su destino, a media mañana de un día caluroso y despejado, ¡la aventura iba a comenzar! Parada en la proa, con los ojos brillantes de entusiasmo, se llevó una gran sorpresa al reconocer el muelle desde el que habían zarpado días atrás. ¡Habían vuelto al punto de partida! Entonces, ¿Trinacria quedaba en Moramaile? Una lección de geografía express la puso rápidamente al corriente de las particularidades de las islas Triskel y de la ciudad capital de Trinacria. Prometiéndose a sí misma conocer aquella increíble Plataforma a la brevedad, desembarcó junto a la pirata.
Apenas pisaron los muelles, que bullían de actividad, comenzó a buscar un lugar donde ocultarse momentáneamente para mimetizarse sin que nadie se diera cuenta de lo que estaba haciendo. Un estrecho espacio entre dos grandes montones de bultos frente a los que pasaban, ya casi saliendo de la zona de muelles, se le presentó como una gran oportunidad.
- Ya vuelvo- le dijo a su amiga en voz baja y se metió en el angosto pasadizo.
El espacio era tan estrecho que tuvo que meterse en el de costado para poder esconderse de la vista de los transeúntes. En sólo un instante adoptó su mimetismo natural y abandonó el lugar. Si alguien aparte de Sophitia la había visto meterse en ese hueco, nadie la vio salir, ni siquiera ella. Caminando con cuidado para no tropezar con alguno de los atareados peatones, regresó junto a la pirata.
- Ya estoy lista, todo el mundo pensará que andas sola – susurró cuando estuvo a su lado - ¿Buscaremos un alojamiento mientras buscamos al hombre misterioso? Pagarás habitación para una, ¿verdad? Hija, te voy a salir muy económica, aunque tendrás que pedir comida como si comieras por dos…
Hablaba con la naturalidad de una conversación cualquiera, en voz lo suficientemente baja como para que sólo llegara a los oídos de la pirata, pero sin detenerse a pensar que su camuflaje no serviría de nada si a ésta se le ocurría contestarle.
Esas habían sido las palabras de su amiga. Parecía algo simple, pero para ella se convirtió en un imposible en las primeras horas de travesía ya que el mareo había vuelto a atacarla. Tumbada en el camarote, bebiendo infusión de jengibre y envuelta en una burbuja protectora para aminorar el bamboleo de la nave, avizoraba un panorama muy oscuro para los días que duraría el viaje.
Afortunadamente para ella, ya fuera por los efectos benéficos de la infusión de jengibre, porque el mar permaneció siempre relativamente calmo o porque su organismo se había acostumbrado al movimiento de la embarcación, el mareo remitió después del primer día de viaje. A partir de ahí, lo pasó en grande: incluso se permitió salir a volar en alguna que otra ocasión transformada en ave marina.
El itinerario del viaje comprendía paradas en Kuzueth, Rhylia y Tinaraith y todas y cada una de las islas despertaron fuertemente su curiosidad. Lamentó profundamente que lo breve de las escalas sólo permitiera dar un recorrido por los muelles y sus alrededores y sólo la conciencia de la importancia y la urgencia de su misión la contuvo de incordiar a Sophitia para que se quedaran a explorarlas más a fondo.
Aunque se había divertido muchísimo, experimentó una fuerte emoción cuando por fin la nave llegó a su destino, a media mañana de un día caluroso y despejado, ¡la aventura iba a comenzar! Parada en la proa, con los ojos brillantes de entusiasmo, se llevó una gran sorpresa al reconocer el muelle desde el que habían zarpado días atrás. ¡Habían vuelto al punto de partida! Entonces, ¿Trinacria quedaba en Moramaile? Una lección de geografía express la puso rápidamente al corriente de las particularidades de las islas Triskel y de la ciudad capital de Trinacria. Prometiéndose a sí misma conocer aquella increíble Plataforma a la brevedad, desembarcó junto a la pirata.
Apenas pisaron los muelles, que bullían de actividad, comenzó a buscar un lugar donde ocultarse momentáneamente para mimetizarse sin que nadie se diera cuenta de lo que estaba haciendo. Un estrecho espacio entre dos grandes montones de bultos frente a los que pasaban, ya casi saliendo de la zona de muelles, se le presentó como una gran oportunidad.
- Ya vuelvo- le dijo a su amiga en voz baja y se metió en el angosto pasadizo.
El espacio era tan estrecho que tuvo que meterse en el de costado para poder esconderse de la vista de los transeúntes. En sólo un instante adoptó su mimetismo natural y abandonó el lugar. Si alguien aparte de Sophitia la había visto meterse en ese hueco, nadie la vio salir, ni siquiera ella. Caminando con cuidado para no tropezar con alguno de los atareados peatones, regresó junto a la pirata.
- Ya estoy lista, todo el mundo pensará que andas sola – susurró cuando estuvo a su lado - ¿Buscaremos un alojamiento mientras buscamos al hombre misterioso? Pagarás habitación para una, ¿verdad? Hija, te voy a salir muy económica, aunque tendrás que pedir comida como si comieras por dos…
Hablaba con la naturalidad de una conversación cualquiera, en voz lo suficientemente baja como para que sólo llegara a los oídos de la pirata, pero sin detenerse a pensar que su camuflaje no serviría de nada si a ésta se le ocurría contestarle.
Última edición por Florangél el 05/08/10, 04:13 pm, editado 1 vez
Florangél- Cantidad de envíos : 216
Re: Asunto: Confidencial
El principio del viaje fue algo complicado para Sophitia, su compañera de viaje la tenia preocupada con sus mareos que no se calmaban, no tenia mucho modo de ayudarla mas que estar con ella, distraerla con algún cuento o anécdota, quizás hacerla reír y ya, al menos la dejaba tranquila que tomara el asqueroso ungüento para el mareo, sabia que tarde o temprano iba a causarle algún efecto.
Por suerte para ambas la infusión hizo efecto bastante rápido, lo cual las libero a ambas para ir de paseo por el barco, Florangel andaba por todos lados llena de alegría nuevamente, y la pirata no podía evitar el meterse de vez en vez en charlas con marineros, aunque siempre lograba parar antes de que fuera demasiado evidente su ascendencia marinera.
Pasaron por Kuzueth, Rhylia y Tinaraith, la muchacha ya las conocía de viajes anteriores, así que su curiosidad no era tanta, pero entendía como se sentía la hechicera, así que al menos paseaban por los muelles para darse una idea general del lugar, siempre con promesa de volver mas adelante, cuando el tiempo no las apremiara tanto.
Por las noches muchas veces Sophitia no podía conciliar el sueño, se quedaba tendida en la cama mirando el suave bamboleo del techo, la lampara de aceite terminaba por apagarse, y ella seguía pensando, ideando como iba a actuar, qué iba a decir en tal o cual situación, qué haría si las descubrían, o como saldría con vida una vez terminada la misión sin crear sospechas. Tantas cavilaciones la iban agotando de a poco, y finalmente los párpados le pesaban tanto que no podía evitar dormirse.
Llegaron por fin al puerto, bullía de gente como no habían visto en ningún otro, la capital se hacia notar con todas sus pompas, llegaban y se iban barcos todo el tiempo, la mercadería bajaba de algunos, subía a otros, era un completo manicomio para el que no estaba acostumbrado, era normal que a uno lo empujaran varias veces si se quedaba parado, y lo mejor era no esperar una disculpa porque lo mas probable era recibir un par de palabrotas en el proceso.
- De acuerdo - Fue todo lo que contesto Sophitia, mirando a ambos lados para asegurarse de que nadie las viera.
No miro donde se metía Florangel, era momento de comenzar a aparentar que estaba sola, entre tanto alboroto obviamente no escucho a su amiga volver, dio un pequeño respingo cuando la escucho susurrar tan cerca de su oído. Se aguanto las ganas de reír ante los comentarios de la muchacha, es que iba a parecer algo loca si se reía sola.
- Sígueme, no podré contestarte mucho – Dijo en un susurro mientras hacia como que se rascaba la nariz para taparse la boca, hablar sola tampoco era buena idea.
Tomo por la avenida principal, por donde iba la mayor parte de la gente e intento ser una recién llegada mas, vio varias de las tabernas a las que solía ir, seguramente si entraba algunos la reconocerían, eso podía complicar las cosas. Siguió de largo hasta entrar mas en el centro de la ciudad, había algunas buenas posadas, eligió la que le parecía más limpia y entró sin fijarse mucho mas, confiando en que Florangel la seguía de cerca.
Por suerte para ambas la infusión hizo efecto bastante rápido, lo cual las libero a ambas para ir de paseo por el barco, Florangel andaba por todos lados llena de alegría nuevamente, y la pirata no podía evitar el meterse de vez en vez en charlas con marineros, aunque siempre lograba parar antes de que fuera demasiado evidente su ascendencia marinera.
Pasaron por Kuzueth, Rhylia y Tinaraith, la muchacha ya las conocía de viajes anteriores, así que su curiosidad no era tanta, pero entendía como se sentía la hechicera, así que al menos paseaban por los muelles para darse una idea general del lugar, siempre con promesa de volver mas adelante, cuando el tiempo no las apremiara tanto.
Por las noches muchas veces Sophitia no podía conciliar el sueño, se quedaba tendida en la cama mirando el suave bamboleo del techo, la lampara de aceite terminaba por apagarse, y ella seguía pensando, ideando como iba a actuar, qué iba a decir en tal o cual situación, qué haría si las descubrían, o como saldría con vida una vez terminada la misión sin crear sospechas. Tantas cavilaciones la iban agotando de a poco, y finalmente los párpados le pesaban tanto que no podía evitar dormirse.
Llegaron por fin al puerto, bullía de gente como no habían visto en ningún otro, la capital se hacia notar con todas sus pompas, llegaban y se iban barcos todo el tiempo, la mercadería bajaba de algunos, subía a otros, era un completo manicomio para el que no estaba acostumbrado, era normal que a uno lo empujaran varias veces si se quedaba parado, y lo mejor era no esperar una disculpa porque lo mas probable era recibir un par de palabrotas en el proceso.
- De acuerdo - Fue todo lo que contesto Sophitia, mirando a ambos lados para asegurarse de que nadie las viera.
No miro donde se metía Florangel, era momento de comenzar a aparentar que estaba sola, entre tanto alboroto obviamente no escucho a su amiga volver, dio un pequeño respingo cuando la escucho susurrar tan cerca de su oído. Se aguanto las ganas de reír ante los comentarios de la muchacha, es que iba a parecer algo loca si se reía sola.
- Sígueme, no podré contestarte mucho – Dijo en un susurro mientras hacia como que se rascaba la nariz para taparse la boca, hablar sola tampoco era buena idea.
Tomo por la avenida principal, por donde iba la mayor parte de la gente e intento ser una recién llegada mas, vio varias de las tabernas a las que solía ir, seguramente si entraba algunos la reconocerían, eso podía complicar las cosas. Siguió de largo hasta entrar mas en el centro de la ciudad, había algunas buenas posadas, eligió la que le parecía más limpia y entró sin fijarse mucho mas, confiando en que Florangel la seguía de cerca.
Sophitia- Cantidad de envíos : 955
Re: Asunto: Confidencial
De Trinacria sólo había conocido el callejón oscuro en el que había aparecido, la posada en que se habían albergado y el camino desde esta hasta los muelles, que había hecho arrastrada por Sophitia. O sea no conocía nada. Así que la decisión de la pirata de ir por la avenida principal le encantó… y la enfrentó a dificultades imprevistas.
En su ciudad natal, donde todos compartían la misma característica, solía estar en su estado natural mimetizado, pero fuera de ella se mantenía en estado visible, camuflándose sólo en determinadas ocasiones y por razones muy puntuales. No estaba acostumbrada, pues, a estar invisible en lugares donde hubiera mucha gente y por la avenida principal de Trinacria discurría un verdadero mar humano.
Al comienzo la única dificultad consistió en contener las ganas de comentarle a Sophitia todo lo que iba viendo y sintiendo, pero muy pronto el problema fue mantenerse junto a ella... y evitar que la gente la pisara… la empujara… la golpeara…
Lo que le había parecido un estupendo paseo admirando las tiendas y edificios que flanqueaban la avenida se transformó, en menos de lo que canta un gallo, en una auténtica pesadilla. Tuvo que poner sus cinco sentidos en esquivar a la gente que circulaba de prisa y, naturalmente, sin verla, porque un solo segundo de distracción en admirar algo que le pareciera interesante le costaba un pisotón, un empujón, un codazo en las costillas, ser alejada de su amiga.
Varias veces la perdió entre la multitud y la volvió a encontrar, abriéndose paso a codazos, empujones y patadas, dejando tras suyo una huella de gente atónita, hasta que ya no pudo hallarla más. Fue un momento de angustia e impotencia que la dejó parada en plena vía, empujada de acá para allá como un monigote por personas que no alcanzaba a darse cuenta de contra qué estaban chocando.
Pero fue sólo un momento. Lo suyo era la acción y no carecía de recursos. Se abrió paso de la manera más sigilosa que pudo y se coló en el portal de una tienda de muebles. Metiéndose entre una mesa y una cómoda, se transformó en un vistoso perico y emprendió el vuelo ante el asombro de una pareja que ingresaba al lugar.
Volando en la misma dirección en la que había visto ir a Sophitia la última vez. alcanzó a llegar a tiempo para observar como entraba a una posada. Batiendo las alas con fuerza logró alcanzarla y se posó en su hombro.
- Yo, Flor – emitió con voz estridente.
En su ciudad natal, donde todos compartían la misma característica, solía estar en su estado natural mimetizado, pero fuera de ella se mantenía en estado visible, camuflándose sólo en determinadas ocasiones y por razones muy puntuales. No estaba acostumbrada, pues, a estar invisible en lugares donde hubiera mucha gente y por la avenida principal de Trinacria discurría un verdadero mar humano.
Al comienzo la única dificultad consistió en contener las ganas de comentarle a Sophitia todo lo que iba viendo y sintiendo, pero muy pronto el problema fue mantenerse junto a ella... y evitar que la gente la pisara… la empujara… la golpeara…
Lo que le había parecido un estupendo paseo admirando las tiendas y edificios que flanqueaban la avenida se transformó, en menos de lo que canta un gallo, en una auténtica pesadilla. Tuvo que poner sus cinco sentidos en esquivar a la gente que circulaba de prisa y, naturalmente, sin verla, porque un solo segundo de distracción en admirar algo que le pareciera interesante le costaba un pisotón, un empujón, un codazo en las costillas, ser alejada de su amiga.
Varias veces la perdió entre la multitud y la volvió a encontrar, abriéndose paso a codazos, empujones y patadas, dejando tras suyo una huella de gente atónita, hasta que ya no pudo hallarla más. Fue un momento de angustia e impotencia que la dejó parada en plena vía, empujada de acá para allá como un monigote por personas que no alcanzaba a darse cuenta de contra qué estaban chocando.
Pero fue sólo un momento. Lo suyo era la acción y no carecía de recursos. Se abrió paso de la manera más sigilosa que pudo y se coló en el portal de una tienda de muebles. Metiéndose entre una mesa y una cómoda, se transformó en un vistoso perico y emprendió el vuelo ante el asombro de una pareja que ingresaba al lugar.
Volando en la misma dirección en la que había visto ir a Sophitia la última vez. alcanzó a llegar a tiempo para observar como entraba a una posada. Batiendo las alas con fuerza logró alcanzarla y se posó en su hombro.
- Yo, Flor – emitió con voz estridente.
Florangél- Cantidad de envíos : 216
Re: Asunto: Confidencial
Miro el sitio con ojo critico, había unas ocho personas sentadas por el lugar, una pareja aquí, dos viejos amigos tomando algo liviano antes de irse a trabajar, algunos otros viajeros recién llegados a la ciudad. A su criterio no había nada de que preocuparse, así que por fin se decidió a terminar de entrar, cerro la puerta del lugar justo cuando un hermoso perico entraba y se posaba sobre su hombro.
Entendió en seguida lo que pasaba, por suerte, cambió rápido la cara de sorpresa por una sonrisa cariñosa. Sin duda la hechicera tenía muchos recursos a su disposición, Sophitia sintió que podía relajarse y confiar plenamente en las habilidades de Florangel, sabría salir de los apuros sin su ayuda.
Ignorando las miradas curiosas de las personas del lugar encaro hacia una mesa que estaba junto a la ventana, le gustaba poder mirar pasar a las personas cuando necesitaba pensar.
- Baja a la mesa, querida Flor - Dijo intentando parecer que le hablaba a su mascota y no a su mejor amiga.
La mesera se acerco pronta a atenderla, miro al pájaro como meditando si le diría algo con respecto a la entrada de animales al lugar, pero al parecer no lo considero oportuno ya que sonrió le pidió su orden a la pirata de modo encantador. "Por fin un buen servicio, se nota que estamos en la capital", pensó Sophitia.
- Quiero cerveza, jugo, y algo de fruta - La muchacha memorizo y salió hacia la cocina.
Mientras esperaba Sophitia se entretuvo jugando con Florangel, mas bien no pudo evitarlo, se veía adorable en esa forma, la molestaba poniéndole el dedo en el pico para que la mordiera. La otra mano la usaba para apoyar la cabeza y miraba hacia el lado de la ventana para que no la vieran hablando.
- Supongo que el mejor modo de hacer esto es entrar en el circulo, empezar a proteger a hombres con mucho dinero hasta captar su atención y que me contrate - Susurro mientras seguía jugando.
- Ejem-ejem - Hizo ruido la mesera tras ella para hacer notar su presencia, a los ojos de la mujer, era una mercenaria loca que hablaba con su mascota, dejo las cosas en la mesa y se alejo como si le demencia fuera contagiosa.
Sophitia se encogió de hombros y agarro un de las manzanas, saco el cuchillo y comenzó a sacarle la cascara y cortarla en trozos con gran facilidad. Puso a un costado el jugo para que la "perico" pudiera tomarlo si quería, mientras ella tomaba despacio algún que otro trago de cerveza.
Entendió en seguida lo que pasaba, por suerte, cambió rápido la cara de sorpresa por una sonrisa cariñosa. Sin duda la hechicera tenía muchos recursos a su disposición, Sophitia sintió que podía relajarse y confiar plenamente en las habilidades de Florangel, sabría salir de los apuros sin su ayuda.
Ignorando las miradas curiosas de las personas del lugar encaro hacia una mesa que estaba junto a la ventana, le gustaba poder mirar pasar a las personas cuando necesitaba pensar.
- Baja a la mesa, querida Flor - Dijo intentando parecer que le hablaba a su mascota y no a su mejor amiga.
La mesera se acerco pronta a atenderla, miro al pájaro como meditando si le diría algo con respecto a la entrada de animales al lugar, pero al parecer no lo considero oportuno ya que sonrió le pidió su orden a la pirata de modo encantador. "Por fin un buen servicio, se nota que estamos en la capital", pensó Sophitia.
- Quiero cerveza, jugo, y algo de fruta - La muchacha memorizo y salió hacia la cocina.
Mientras esperaba Sophitia se entretuvo jugando con Florangel, mas bien no pudo evitarlo, se veía adorable en esa forma, la molestaba poniéndole el dedo en el pico para que la mordiera. La otra mano la usaba para apoyar la cabeza y miraba hacia el lado de la ventana para que no la vieran hablando.
- Supongo que el mejor modo de hacer esto es entrar en el circulo, empezar a proteger a hombres con mucho dinero hasta captar su atención y que me contrate - Susurro mientras seguía jugando.
- Ejem-ejem - Hizo ruido la mesera tras ella para hacer notar su presencia, a los ojos de la mujer, era una mercenaria loca que hablaba con su mascota, dejo las cosas en la mesa y se alejo como si le demencia fuera contagiosa.
Sophitia se encogió de hombros y agarro un de las manzanas, saco el cuchillo y comenzó a sacarle la cascara y cortarla en trozos con gran facilidad. Puso a un costado el jugo para que la "perico" pudiera tomarlo si quería, mientras ella tomaba despacio algún que otro trago de cerveza.
Sophitia- Cantidad de envíos : 955
Re: Asunto: Confidencial
La taberna que Sophitia había elegido era una de las más famosas de la isla, tanto por su buen servicio como por los clientes que solían acudir al lugar. No es que fuera una taberna exclusiva, pero si era frecuente ver por allí algunos dirigentes, miembros de la cofradía y demás nobles que querían pasar un rato lejos de sus obligaciones. La gente de la peor calaña era admitida siempre y cuando pagaran bien y no olieran como si acabaran de salir de un basurero, allí, por extraño que pareciera, todo el que iba bien vestido y algo arreglado y siempre que se tuviera dinero, era bien recibido y los clientes parecían todos satisfechos.
Poco después de que la camarera abandonara la mesa de la pirata con alma que lleva el diablo, la puerta volvió a abrirse, para dar paso a una pareja. La mujer, de una belleza deslumbrante, era de mediana estatura, morena de piel, con el pelo negro como la noche que caía suelto y algo rizado sobre sus hombros y su espada, tenía un cuerpo con generosas curvas y su vestido se notaba que no era nada barato aunque si ciertamente provocativo. Sonreía al hombre que la acompañaba, algo más bajo que ella, de piel morena y cabellos también morenos y cortos peinados de forma tan impecable que casi parecía mágico. Sus ojos de color claro destacaban con el resto del hombre, incluidas sus ropas. Iba vestido con un uniforme de color azul, que parecía recién salido del sastre, debajo del uniforme se adivinaba las curvas de algunos de los músculos del tipo. En el lado izquierdo de la chaqueta, a la altura de pecho, había bordado un pequeño escudo:
Entraron al local y se sentaron en una mesa algo apartada del resto, la camarera que había atendido la mesa de Sophitia, se acercó a ellos enseguida, tomo nota del pedido y se dirigió a la cocina. Justo detrás de la pareja entró un discreto y fornido hombre que se sentó en una mesa cercaba y no les quitaba el ojo de encima tanto a la pareja como al resto de los allí presente.
Las risas de la mujer se oían por el local, parecía realmente entretenida en compañía del hombre, no así este que parecía excepcionalmente serio y algo nervioso. La camarera sirvió a la pajera y, a pesar de no haber pedido nada, le sirvió también algo al tipo de la mesa de detrás. Para alguien excepcionalmente observador, sería posible ver que no solo le había dejado una jarra en la mesa, también una nota, además, miraba con ojos algo tiernos al tipo de la mesa. Desapareció para atender y recoger la mesa sin mediar una sola palabra entre ellos.
La pareja, ajena el resto de los presentes, seguía su propia conversación, pero sus palabras, casi susurros, solo podían oírse para los que estuvieran cerca de su mesa
- Oh Vincent, te echaba de menos, espero que esta vez te quedes en la isla unos días más, la vida es aburrida sin tu compañía
- Son los negocios querida, solo estoy de paso una semana, luego debo volver a marcharme
Vincent parecía algo nervioso, no paraba de mirar a todos lados y no se estaba quieto, además de no prestar demasiada atención a su acompañante. La mujer sabía que esto no solía ser así, normalmente separaba siempre negocios de diversión, y era un atento, divertido y apasionado caballero.
- Te noto tenso, ¿ha ocurrido algo? Te vendría bien un masaje, ¿quieres que nos marchemos?
El hombre la fulminó con la mirada, lo que hizo que la muchacha perdiera la sonrisa, pero acto seguido se relajó, saco varias monedas de su bolsillo las depositó en la mesa y se levantó para marcharse. El dinero era más que de sobra para pagar la consumición que ni siquiera habían terminado, desaparecieron por la puerta seguidos del tipo que se había sentado en la mesa contigua. Antes de salir depositó, discretamente, la nota que ya había leído, en el interior de la jarra. La camarera no tardó en recoger y limpiar las mesas.
Poco después de que la camarera abandonara la mesa de la pirata con alma que lleva el diablo, la puerta volvió a abrirse, para dar paso a una pareja. La mujer, de una belleza deslumbrante, era de mediana estatura, morena de piel, con el pelo negro como la noche que caía suelto y algo rizado sobre sus hombros y su espada, tenía un cuerpo con generosas curvas y su vestido se notaba que no era nada barato aunque si ciertamente provocativo. Sonreía al hombre que la acompañaba, algo más bajo que ella, de piel morena y cabellos también morenos y cortos peinados de forma tan impecable que casi parecía mágico. Sus ojos de color claro destacaban con el resto del hombre, incluidas sus ropas. Iba vestido con un uniforme de color azul, que parecía recién salido del sastre, debajo del uniforme se adivinaba las curvas de algunos de los músculos del tipo. En el lado izquierdo de la chaqueta, a la altura de pecho, había bordado un pequeño escudo:
- Spoiler:
Entraron al local y se sentaron en una mesa algo apartada del resto, la camarera que había atendido la mesa de Sophitia, se acercó a ellos enseguida, tomo nota del pedido y se dirigió a la cocina. Justo detrás de la pareja entró un discreto y fornido hombre que se sentó en una mesa cercaba y no les quitaba el ojo de encima tanto a la pareja como al resto de los allí presente.
Las risas de la mujer se oían por el local, parecía realmente entretenida en compañía del hombre, no así este que parecía excepcionalmente serio y algo nervioso. La camarera sirvió a la pajera y, a pesar de no haber pedido nada, le sirvió también algo al tipo de la mesa de detrás. Para alguien excepcionalmente observador, sería posible ver que no solo le había dejado una jarra en la mesa, también una nota, además, miraba con ojos algo tiernos al tipo de la mesa. Desapareció para atender y recoger la mesa sin mediar una sola palabra entre ellos.
La pareja, ajena el resto de los presentes, seguía su propia conversación, pero sus palabras, casi susurros, solo podían oírse para los que estuvieran cerca de su mesa
- Oh Vincent, te echaba de menos, espero que esta vez te quedes en la isla unos días más, la vida es aburrida sin tu compañía
- Son los negocios querida, solo estoy de paso una semana, luego debo volver a marcharme
Vincent parecía algo nervioso, no paraba de mirar a todos lados y no se estaba quieto, además de no prestar demasiada atención a su acompañante. La mujer sabía que esto no solía ser así, normalmente separaba siempre negocios de diversión, y era un atento, divertido y apasionado caballero.
- Te noto tenso, ¿ha ocurrido algo? Te vendría bien un masaje, ¿quieres que nos marchemos?
El hombre la fulminó con la mirada, lo que hizo que la muchacha perdiera la sonrisa, pero acto seguido se relajó, saco varias monedas de su bolsillo las depositó en la mesa y se levantó para marcharse. El dinero era más que de sobra para pagar la consumición que ni siquiera habían terminado, desaparecieron por la puerta seguidos del tipo que se había sentado en la mesa contigua. Antes de salir depositó, discretamente, la nota que ya había leído, en el interior de la jarra. La camarera no tardó en recoger y limpiar las mesas.
Narrador- Cantidad de envíos : 157
Re: Asunto: Confidencial
Se estaba divirtiendo muchísimo. Bajó a la mesa con un vuelo corto en cuanto Sophitia se hubo sentado a ella y se prestó alegremente a su juego, mordiéndole el dedo con suavidad, trepándose de nuevo a su hombro para tirarle el cabello y volviendo luego a la mesa, para seguir mordisqueando el dedo. El plan que entre susurros le exponía su amiga le parecía el único posible por el momento, así que movió la cabeza en señal de asentimiento, gesto que fue disimulado por el picoteo en la mano de la pirata.
Emitió un chillido, que bien podía haber sido interpretado como una risa, cuando vio que la camarera dejaba el pedido sobre la mesa y se retiraba a toda velocidad al ver que Sophitia hablaba con su “mascota” y luego se abalanzó al vaso de jugo y comenzó a beber con estrépito, tenía muchísima sed.
Acababa ya de beber cuando la pareja entró a la taberna. Lo primero que llamó la atención fue la deslumbrante y provocativa mujer, pero no tardó en fijarse en el varón. Mientras lo miraba, la descripción que hiciera Valeska de él resonaba en sus oídos. Calzaba a la perfección, el hombre misterioso había venido a ellas; quizás fuera la ocasión de averiguar algo más.
Mientras la pareja se acomodaba en su mesa y la camarera les tomaba el pedido, la periquito saltó al regazo de su ama y se escondió bajo el mantel, aleteando. Ya a cubierto de miradas indiscretas, saltó al piso y volvió a asumir su forma natural. Mimetizada, salió a gatas de debajo de la mesa y se acercó, con el mayor sigilo posible, a la mesa en que estaban el señor misterioso y su acompañante.
No alcanzó a apreciar el intercambio entre el hombre fornido y la camarera, pero sí pudo escuchar el diálogo de la pareja. Para cuando ésta se hubo retirado, ya tenía un nombre y otros datos interesantes. Reprimiendo el impulso de ir corriendo a la mesa de la pirata para contarle lo que había averiguado, regresó a la mesa con la misma cautela con la que había salido y, al cabo de unos instantes, el periquito volaba desde el regazo de Sophitia a la mesa y empezaba a picotear con entusiasmo una manzana.
- ¡Flor, sueño! – chilló alegremente luego de dar cuenta de la fruta.
Emitió un chillido, que bien podía haber sido interpretado como una risa, cuando vio que la camarera dejaba el pedido sobre la mesa y se retiraba a toda velocidad al ver que Sophitia hablaba con su “mascota” y luego se abalanzó al vaso de jugo y comenzó a beber con estrépito, tenía muchísima sed.
Acababa ya de beber cuando la pareja entró a la taberna. Lo primero que llamó la atención fue la deslumbrante y provocativa mujer, pero no tardó en fijarse en el varón. Mientras lo miraba, la descripción que hiciera Valeska de él resonaba en sus oídos. Calzaba a la perfección, el hombre misterioso había venido a ellas; quizás fuera la ocasión de averiguar algo más.
Mientras la pareja se acomodaba en su mesa y la camarera les tomaba el pedido, la periquito saltó al regazo de su ama y se escondió bajo el mantel, aleteando. Ya a cubierto de miradas indiscretas, saltó al piso y volvió a asumir su forma natural. Mimetizada, salió a gatas de debajo de la mesa y se acercó, con el mayor sigilo posible, a la mesa en que estaban el señor misterioso y su acompañante.
No alcanzó a apreciar el intercambio entre el hombre fornido y la camarera, pero sí pudo escuchar el diálogo de la pareja. Para cuando ésta se hubo retirado, ya tenía un nombre y otros datos interesantes. Reprimiendo el impulso de ir corriendo a la mesa de la pirata para contarle lo que había averiguado, regresó a la mesa con la misma cautela con la que había salido y, al cabo de unos instantes, el periquito volaba desde el regazo de Sophitia a la mesa y empezaba a picotear con entusiasmo una manzana.
- ¡Flor, sueño! – chilló alegremente luego de dar cuenta de la fruta.
Florangél- Cantidad de envíos : 216
Re: Asunto: Confidencial
Estaba hablando con Florangel cuando el sujeto con la dama entró a la taberna, recién entonces se dio cuenta, mirando con algo mas de detalle, que habían varias personas que demostraban tener un poder adquisitivo importante, la suerte estaba de su lado. El sujeto llamaba la atención por su aseado aspecto, mirada firme, pelo perfecto, ropa elegante, compañera dudosa.
Sophitia fijo sus ojos en él desde que entró, dándose cuenta de su error luego de unos minutos, volvió la mirada a la mesa con algo de nerviosismo, no podía ser que tuviera tanta suerte, aunque la descripción encajaba perfectamente. Se distrajo pensando en eso y para cuando miro hacia abajo para decirle algo a su compañera, esta ya no estaba. No hizo movimiento alguno, si conocía bien a la hechicera, seguramente llegaría a la misma conclusión que ella e iría en busca de información.
Mientras esperaba, miraba de reojo de vez en vez, intentando siempre no llamar la atención, cortaba otro gajo de manzana y se lo llevaba a la boca pensando el siguiente movimiento. Si se paraba en ese momento y se acercaba a hablarle probablemente recibiría una lección de parte del que creía era su guardia personal, el sujeto que se sentaba detrás. Pero si lo dejaba ir no estaba segura de poder volver a encontrarlo...
Sintió a Flor subir de nuevo por su pierna a sus brazos, pero algo capto la atención de Sophitia, un papel que pasaba de manos, así que por eso había ido a ese lugar, esperaba cierta noticia. Tenía que averiguar qué decía, pero... ¿Cómo?
- Creo que es algo temprano pequeña Flor, hay que trabajar un poco antes – Dijo sonriéndole – Pero si deberíamos asegurarnos de tener un cuarto.
La pirata se acerco a la barra mientras veía como el sujeto y su pareja se marchaban, cruzándose en el proceso, si la veían era mejor, que la recordaran para mas adelante, estaba decidida, tenían que contratarla. Pregunto por un cuarto que por suerte tenían, intercambio monedas por un juego de llaves y ya estaba listo el asunto.
Subió rápido al cuarto con Florangel en su hombro, confiando en que ésta se las arreglaría para no caerse, abrió, entró y cerró tras de ella.
- ¿Estas bien, Flor? – Pregunto primero para estar segura - ¿Pudiste oír algo?
Se acerco a la ventana y miro fuera, el cuarto era mucho mas lindo que todos los que habían estado antes, incluso tenia una habitación aparte con una tina y algo de agua caliente por si quería bañarse, por el precio que le habían cobrado era lo mínimo que le podían dar, pensó Sophitia. La cama era para uno, pero para que se acostara muy cómodamente, así que no tendrían problemas para dormir, una mesa ratona, un escritorio y un mueble para guardar la ropa, el piso era de madera, muy limpio
- Se pasaban un papel mientras bebían, debo intentar recuperarlo, quizás aun este en alguna de las jarras que usaron – Pensó en voz alta.
Sophitia fijo sus ojos en él desde que entró, dándose cuenta de su error luego de unos minutos, volvió la mirada a la mesa con algo de nerviosismo, no podía ser que tuviera tanta suerte, aunque la descripción encajaba perfectamente. Se distrajo pensando en eso y para cuando miro hacia abajo para decirle algo a su compañera, esta ya no estaba. No hizo movimiento alguno, si conocía bien a la hechicera, seguramente llegaría a la misma conclusión que ella e iría en busca de información.
Mientras esperaba, miraba de reojo de vez en vez, intentando siempre no llamar la atención, cortaba otro gajo de manzana y se lo llevaba a la boca pensando el siguiente movimiento. Si se paraba en ese momento y se acercaba a hablarle probablemente recibiría una lección de parte del que creía era su guardia personal, el sujeto que se sentaba detrás. Pero si lo dejaba ir no estaba segura de poder volver a encontrarlo...
Sintió a Flor subir de nuevo por su pierna a sus brazos, pero algo capto la atención de Sophitia, un papel que pasaba de manos, así que por eso había ido a ese lugar, esperaba cierta noticia. Tenía que averiguar qué decía, pero... ¿Cómo?
- Creo que es algo temprano pequeña Flor, hay que trabajar un poco antes – Dijo sonriéndole – Pero si deberíamos asegurarnos de tener un cuarto.
La pirata se acerco a la barra mientras veía como el sujeto y su pareja se marchaban, cruzándose en el proceso, si la veían era mejor, que la recordaran para mas adelante, estaba decidida, tenían que contratarla. Pregunto por un cuarto que por suerte tenían, intercambio monedas por un juego de llaves y ya estaba listo el asunto.
Subió rápido al cuarto con Florangel en su hombro, confiando en que ésta se las arreglaría para no caerse, abrió, entró y cerró tras de ella.
- ¿Estas bien, Flor? – Pregunto primero para estar segura - ¿Pudiste oír algo?
Se acerco a la ventana y miro fuera, el cuarto era mucho mas lindo que todos los que habían estado antes, incluso tenia una habitación aparte con una tina y algo de agua caliente por si quería bañarse, por el precio que le habían cobrado era lo mínimo que le podían dar, pensó Sophitia. La cama era para uno, pero para que se acostara muy cómodamente, así que no tendrían problemas para dormir, una mesa ratona, un escritorio y un mueble para guardar la ropa, el piso era de madera, muy limpio
- Se pasaban un papel mientras bebían, debo intentar recuperarlo, quizás aun este en alguna de las jarras que usaron – Pensó en voz alta.
Sophitia- Cantidad de envíos : 955
Re: Asunto: Confidencial
Se agarró firme del hombro de Sophitia y se entretuve tirándole un poco el pelo mientras subía veloz por las escaleras. La habitación era por lejos mucho mejor que las que habían ocupado hasta el momento, si hasta tenía un cuarto de baño ¡qué lujo! Satisfecha con lo que veía, voló hasta el piso y adoptó su forma humana, acordándose de hacerse visible para la pirata.
- Estoy perfectamente – contestó alegremente, sentándose en la cama – Y oí cosas muy interesantes – añadió, haciéndose la misteriosa.
No podía resistir el impulso de jugar un poco, lo estaba pasando estupendamente. No era tonta y no se le escapaba que el asunto en que estaban metidas podía llegar a ser muy peligroso, pero eso era algo lejano para ella. Era algo que podía, o no, pasar mañana y lo que a ella le interesaba era el ahora, vivir el momento presente lo más plenamente posible. De modo que se pavoneó un rato antes de contarle a su amiga lo que había escuchado.
- El señor misterioso se llama Vincent – comenzó – y está aquí por una semana, luego se irá otra vez, por negocios; parece que ha estado viajando mucho. La mujer que lo acompañaba, ¿será su novia?, lo encontró muy tenso y de veras que lo estaba, miraba para todos lados. Ah, tenía un escudo pequeño bordado en la chaqueta… ¿habrá papel y lápiz en ese escritorio?...
No se le daban muy bien las descripciones y siempre que podía hacía un dibujo. No es que fuera una artista, pero lo hacía en forma pasable. Una rápida búsqueda por los cajones de escritorio le proporcionó un par de hojas de papel amarillento y un lápiz bastante gastado, con el que se dio a la tarea de reproducir el escudo que había visto.
- Es algo así. El águila es café sobre fondo azul y esos adornos de aquí también son color café – señaló.
Esperaba que la información pudiera serle útil a Sophitia. Para ella en cambio, carecía absolutamente de significado. Recién llegada a esas tierras, no sabía nada sobre las Cofradías, sus manejos y sus símbolos.
El pensamiento en voz alta de Sophitia no escapó a sus oídos atentos y la idea de recuperar un objeto perdido la cautivó inmediatamente.
- Yo puedo ir a buscarlo, nadie me verá - ofreció solícita.
- Estoy perfectamente – contestó alegremente, sentándose en la cama – Y oí cosas muy interesantes – añadió, haciéndose la misteriosa.
No podía resistir el impulso de jugar un poco, lo estaba pasando estupendamente. No era tonta y no se le escapaba que el asunto en que estaban metidas podía llegar a ser muy peligroso, pero eso era algo lejano para ella. Era algo que podía, o no, pasar mañana y lo que a ella le interesaba era el ahora, vivir el momento presente lo más plenamente posible. De modo que se pavoneó un rato antes de contarle a su amiga lo que había escuchado.
- El señor misterioso se llama Vincent – comenzó – y está aquí por una semana, luego se irá otra vez, por negocios; parece que ha estado viajando mucho. La mujer que lo acompañaba, ¿será su novia?, lo encontró muy tenso y de veras que lo estaba, miraba para todos lados. Ah, tenía un escudo pequeño bordado en la chaqueta… ¿habrá papel y lápiz en ese escritorio?...
No se le daban muy bien las descripciones y siempre que podía hacía un dibujo. No es que fuera una artista, pero lo hacía en forma pasable. Una rápida búsqueda por los cajones de escritorio le proporcionó un par de hojas de papel amarillento y un lápiz bastante gastado, con el que se dio a la tarea de reproducir el escudo que había visto.
- Es algo así. El águila es café sobre fondo azul y esos adornos de aquí también son color café – señaló.
Esperaba que la información pudiera serle útil a Sophitia. Para ella en cambio, carecía absolutamente de significado. Recién llegada a esas tierras, no sabía nada sobre las Cofradías, sus manejos y sus símbolos.
El pensamiento en voz alta de Sophitia no escapó a sus oídos atentos y la idea de recuperar un objeto perdido la cautivó inmediatamente.
- Yo puedo ir a buscarlo, nadie me verá - ofreció solícita.
Florangél- Cantidad de envíos : 216
Re: Asunto: Confidencial
Podía notar con claridad que Florangel estaba bien, eso tranquilizo su ya de por si nerviosa mente. No solo estaba bien, estaba... ¿contenta? Sophitia envidiaba el buen animo de su amiga, le sorprendía a sobremanera lo tranquila que podía estar, se anoto mentalmente que debía intentarlo, si seguía así de estresada le iba a explotar la cabeza o algo similar.
Escucho atentamente la información que la hechicera había recolectado, con que su objetivo se llamaba Vincent, conocía a hombres de negocios aquí o allá, pero a este en especial no lo había oído nombrar, debía ser de otra categoría, de esas ramas más altas de negocios que solo conocen los que están dentro, bien pues, pronto ellas estarían dentro.
- Con que una semana... – Eso podía ser un problema, si no lo encontraban ahora quién sabe a donde iría y sería complicado volverlo a encontrar – Entonces solo tenemos una semana para llamar su atención.... Emmm, no, no creo que sea la novia – Ninguna mujer bien llevaba esa clase de vestidos, pensaba la pirata.
Lo importante era que la notara, que supiera que existía, si lograba que notara sus habilidades al menos una vez la semilla ya estaría plantada, luego sería cuestión de confiar en que él mismo fuera a contratarla. Pensaba en estas cosas mientras Florangel buscaba papel y dibujaba el símbolo que había visto, lamentablemente Sophitia no lo había notado cuando estaba abajo, por eso estaba algo impaciente por echarle un ojo al dibujo.
- Veamos... – Dijo tomando la amarillenta hoja, le fue imposible evitar un gesto de sorpresa – ¡Este es el escudo de la Casa Eidallah! – En seguida se le ocurrió que tal vez Florangel no supiera quienes eran – Mmmm... Es una de las familias mas importantes de Jaspia – Flor siempre se mostraba solicita, era maravillosa – No, no te preocupes, no quiero que corras riesgos por un papel que quizás ya ni siquiera este ahí.
En realidad eran bastante mas que solo una familia importante, la pirata se dejo caer sobre la cama para lograr asimilar mejor la nueva información. ¿Cómo se le ocurría a Valeska que dos chicas inexpertas podrían espiar a una de las familias con mas poder de Trinacria? Contaban con la ventaja de ser desconocidas, pero ¿Por cuanto tiempo eso les sería útil? Solo hasta que las cosas estuvieran calientes de verdad. Tenia que explicárselo a Florangel para que se entendiera bien.
- La familia Eidallah es de las familias mas ricas, mas antiguas y con mas influencia de Trinacria, lo suyo son los negocios y no escatiman en medios para poder lograr los resultados que buscan. En fin, todo un asunto político entre cofradías del cual yo tampoco entiendo mucho... – Se acostó cuan larga era en la cama y se quedo pensando mirando el techo, al final su ya conocida sonrisa torcida se hizo presente – Bueno, nadie puede negar que esto se pone mas interesante a cada momento.
Escucho atentamente la información que la hechicera había recolectado, con que su objetivo se llamaba Vincent, conocía a hombres de negocios aquí o allá, pero a este en especial no lo había oído nombrar, debía ser de otra categoría, de esas ramas más altas de negocios que solo conocen los que están dentro, bien pues, pronto ellas estarían dentro.
- Con que una semana... – Eso podía ser un problema, si no lo encontraban ahora quién sabe a donde iría y sería complicado volverlo a encontrar – Entonces solo tenemos una semana para llamar su atención.... Emmm, no, no creo que sea la novia – Ninguna mujer bien llevaba esa clase de vestidos, pensaba la pirata.
Lo importante era que la notara, que supiera que existía, si lograba que notara sus habilidades al menos una vez la semilla ya estaría plantada, luego sería cuestión de confiar en que él mismo fuera a contratarla. Pensaba en estas cosas mientras Florangel buscaba papel y dibujaba el símbolo que había visto, lamentablemente Sophitia no lo había notado cuando estaba abajo, por eso estaba algo impaciente por echarle un ojo al dibujo.
- Veamos... – Dijo tomando la amarillenta hoja, le fue imposible evitar un gesto de sorpresa – ¡Este es el escudo de la Casa Eidallah! – En seguida se le ocurrió que tal vez Florangel no supiera quienes eran – Mmmm... Es una de las familias mas importantes de Jaspia – Flor siempre se mostraba solicita, era maravillosa – No, no te preocupes, no quiero que corras riesgos por un papel que quizás ya ni siquiera este ahí.
En realidad eran bastante mas que solo una familia importante, la pirata se dejo caer sobre la cama para lograr asimilar mejor la nueva información. ¿Cómo se le ocurría a Valeska que dos chicas inexpertas podrían espiar a una de las familias con mas poder de Trinacria? Contaban con la ventaja de ser desconocidas, pero ¿Por cuanto tiempo eso les sería útil? Solo hasta que las cosas estuvieran calientes de verdad. Tenia que explicárselo a Florangel para que se entendiera bien.
- La familia Eidallah es de las familias mas ricas, mas antiguas y con mas influencia de Trinacria, lo suyo son los negocios y no escatiman en medios para poder lograr los resultados que buscan. En fin, todo un asunto político entre cofradías del cual yo tampoco entiendo mucho... – Se acostó cuan larga era en la cama y se quedo pensando mirando el techo, al final su ya conocida sonrisa torcida se hizo presente – Bueno, nadie puede negar que esto se pone mas interesante a cada momento.
Sophitia- Cantidad de envíos : 955
Re: Asunto: Confidencial
Aunque podía ser una persona extremadamente amable y servicial si quería serlo, esta vez era más el espíritu de aventura que el de servicio el que la había animado a ofrecerse a ir a buscar aquella nota clandestina. Estaba segura de no correr riesgos y ardía de curiosidad por saber que decía. Así que la negativa de la pirata para que fuera a buscarla la frustró bastante.
- Pero… pero… si no corro ningún riesgo y no tardaré nada – protestó, aunque sabía que posiblemente su amiga tenía razón respecto a que quizás la nota ya no estaba ahí.
La explicación que Sophitia le dio sobre la casa Eidallah le interesó lo suficiente como para olvidar el asunto de la nota, al menos por el momento. Así que una familia rica, poderosa e influyente. Parecía tener sentido que una reina, aunque fuera la reina de los piratas, hiciera tratos con gente de esa clase.
- Sí que se pone cada vez más interesante – concordó con su amiga.
Quizás no fuera tan difícil ubicar donde vivía el tal Vincent después de todo. En su tierra natal las familias ricas y poderosas solían vivir juntas en enormes y lujosas mansiones, castillos o fincas; no creía que aquí las cosas fueran muy diferentes. Valeska había dicho algo de una hacienda. Seguramente todo el mundo en Moramaile sabía donde estaba la residencia de esa familia; ni siquiera tendrían que preguntar directamente por el tipo en cuestión.
- Oye, esta familia debe tener alguna casa o castillo o hacienda que todo el mundo conoce. No será difícil averiguar donde es, gente habladora hay en todas partes. Luego tendremos que ver como nos metemos ahí.
Eso era más difícil. Tenían que pensar en algo que hiciera que ese hombre se fijara en Sophitia, pero sin que sospechara de ella. En ese punto el asunto de la nota, que momentáneamente había pasado a un segundo plano de su mente, volvió a hacerse presente.
- ¡Quizás en esa nota que viste haya algo que pueda ayudarnos! - exclamó con ojos brillantes - ¡Voy a ver si la encuentro!
No era una propuesta ni una pregunta, era una decisión. Sin darle tiempo a la pirata para decir nada, se mimetizó mientras terminaba de hablar y salió rauda de la habitación.
- Pero… pero… si no corro ningún riesgo y no tardaré nada – protestó, aunque sabía que posiblemente su amiga tenía razón respecto a que quizás la nota ya no estaba ahí.
La explicación que Sophitia le dio sobre la casa Eidallah le interesó lo suficiente como para olvidar el asunto de la nota, al menos por el momento. Así que una familia rica, poderosa e influyente. Parecía tener sentido que una reina, aunque fuera la reina de los piratas, hiciera tratos con gente de esa clase.
- Sí que se pone cada vez más interesante – concordó con su amiga.
Quizás no fuera tan difícil ubicar donde vivía el tal Vincent después de todo. En su tierra natal las familias ricas y poderosas solían vivir juntas en enormes y lujosas mansiones, castillos o fincas; no creía que aquí las cosas fueran muy diferentes. Valeska había dicho algo de una hacienda. Seguramente todo el mundo en Moramaile sabía donde estaba la residencia de esa familia; ni siquiera tendrían que preguntar directamente por el tipo en cuestión.
- Oye, esta familia debe tener alguna casa o castillo o hacienda que todo el mundo conoce. No será difícil averiguar donde es, gente habladora hay en todas partes. Luego tendremos que ver como nos metemos ahí.
Eso era más difícil. Tenían que pensar en algo que hiciera que ese hombre se fijara en Sophitia, pero sin que sospechara de ella. En ese punto el asunto de la nota, que momentáneamente había pasado a un segundo plano de su mente, volvió a hacerse presente.
- ¡Quizás en esa nota que viste haya algo que pueda ayudarnos! - exclamó con ojos brillantes - ¡Voy a ver si la encuentro!
No era una propuesta ni una pregunta, era una decisión. Sin darle tiempo a la pirata para decir nada, se mimetizó mientras terminaba de hablar y salió rauda de la habitación.
Florangél- Cantidad de envíos : 216
Re: Asunto: Confidencial
Una protesta comenzaba a formarse en la boca de Florangel, y la pirata deseaba que por favor no lo hicieran, por varios motivos, entre ellos, que le costaba terriblemente decirle que no a la hechicera. Pero, y en parte por eso sonreía, las historias sobre familias poderosas que conseguían el poder a través de medios poco morales siempre eran interesantes, mas si se adornaban con varios otros detalles. Así, Sophitia se seguía acostada en la cama, con los brazos cruzados tras la cabeza.
- Me imagino por donde queda su casa – Al fin y al cabo no había nadie en todo Trinacria que no lo supiera – Sin embargo, el saber donde esta no me asegura que pueda entrar, siquiera acercarme en realidad – Y es que la vigilancia de seguro sería terrible, y si las atrapaban espiando no lo contarían.
Cuando escucho la última oración abrió la boca para protestar, pero su amiga no le había preguntado nada, y tan rápida como había hablado, ya estaba mimetizada. Sophitia se sentó en la cama para intentar adivinar donde estaba y atraparla, pero ya era tarde, vio como la puerta se abría y se cerraba sola, obvia muestra de que Florangel ya no estaba allí.
- Por todos los demonios del mar, esa chica es imparable – Dijo poniéndose una mano en la frente y dejándose caer nuevamente.
Si bajaba probablemente le causaría mas problemas que otra cosa, lo más inteligente era esperar, si en un tiempo considerable no llegaba bajaría a buscarla y mataría a cualquiera que estuviera siquiera cerca de hacerle daño. Golpeo un puño contra la palma abierta de la otra mano.
- Decidido, me daré un baño – Eso la ayudaría a relajarse un poco y a que el tiempo pasara más rápidamente.
Se puso en pie de un salto y fue al cuarto de baño. Ya no recordaba cuando había sido la última vez que se bañara, por propia voluntad, claro, no contaba todas las veces le habían tirado líquidos varios para sacarla de encima. Se quito la camisa, cinturón y pantalones, se soltó el cabello y suspiro por la agradable sensación de sentirlo libre y ya no tensamente agarrado por una cinta. Se metió en la tina y comenzó a echar agua de a poco, el cuerpo reacciono estupendamente, los músculos se relajaron por fin, la piel se puso suave.
Lo que solía olvidarse de Sophitia era que en verdad no era muy grande, incluso para cánones humanos, tener veinte años era apenas una pequeña parte de la vida. Su piel aun era tersa y suave, si bien cruzada por mas cicatrices de las recomendadas, su rostro cuando no estaba manteniendo su típica fachada resultaba encantador, y al soltarse el pelo parecía directamente otra persona. Se tiro agua en la cabeza y suspiro una vez mas por el placer de sentir el agua caliente, finalmente saco piernas y brazos, recostándose lo mas cómoda posible en la tina de madera.
- Me imagino por donde queda su casa – Al fin y al cabo no había nadie en todo Trinacria que no lo supiera – Sin embargo, el saber donde esta no me asegura que pueda entrar, siquiera acercarme en realidad – Y es que la vigilancia de seguro sería terrible, y si las atrapaban espiando no lo contarían.
Cuando escucho la última oración abrió la boca para protestar, pero su amiga no le había preguntado nada, y tan rápida como había hablado, ya estaba mimetizada. Sophitia se sentó en la cama para intentar adivinar donde estaba y atraparla, pero ya era tarde, vio como la puerta se abría y se cerraba sola, obvia muestra de que Florangel ya no estaba allí.
- Por todos los demonios del mar, esa chica es imparable – Dijo poniéndose una mano en la frente y dejándose caer nuevamente.
Si bajaba probablemente le causaría mas problemas que otra cosa, lo más inteligente era esperar, si en un tiempo considerable no llegaba bajaría a buscarla y mataría a cualquiera que estuviera siquiera cerca de hacerle daño. Golpeo un puño contra la palma abierta de la otra mano.
- Decidido, me daré un baño – Eso la ayudaría a relajarse un poco y a que el tiempo pasara más rápidamente.
Se puso en pie de un salto y fue al cuarto de baño. Ya no recordaba cuando había sido la última vez que se bañara, por propia voluntad, claro, no contaba todas las veces le habían tirado líquidos varios para sacarla de encima. Se quito la camisa, cinturón y pantalones, se soltó el cabello y suspiro por la agradable sensación de sentirlo libre y ya no tensamente agarrado por una cinta. Se metió en la tina y comenzó a echar agua de a poco, el cuerpo reacciono estupendamente, los músculos se relajaron por fin, la piel se puso suave.
Lo que solía olvidarse de Sophitia era que en verdad no era muy grande, incluso para cánones humanos, tener veinte años era apenas una pequeña parte de la vida. Su piel aun era tersa y suave, si bien cruzada por mas cicatrices de las recomendadas, su rostro cuando no estaba manteniendo su típica fachada resultaba encantador, y al soltarse el pelo parecía directamente otra persona. Se tiro agua en la cabeza y suspiro una vez mas por el placer de sentir el agua caliente, finalmente saco piernas y brazos, recostándose lo mas cómoda posible en la tina de madera.
Sophitia- Cantidad de envíos : 955
Re: Asunto: Confidencial
La jarra con la nota fue recogida más rápidamente de lo habitual, la jarra aun tenía algo de la cerveza que había servido, pero no era suficiente para emborronar la nota, por lo que la mima camarera que había entregado la nota, tiró el contenido en una pequeña tinaja llena de agua sucia con la nota incluida, dejó las jarras y se dispuso a atender al resto de mesas. La taberna empezaba a llenarse y no tenía tiempo de fregar las jarras.
Confiada, pensado que nadie metería la mano en la tinaja sucia y que la nota se borraría por acción del agua, se encaminó más tranquila y relajada que en muchos meses, a realizar sus tareas en la taberna.
Para cuando la joven bajara a buscar la jarra, si era capaz de localizar la nota en la tinaja, la nota estaría tan emborronada que solo se adivinarían unas cuantas palabras sueltas. Sin embargo nadie vigilaba ni prestaba atención a la tinaja, puesto que la camarera, estaba lo suficientemente ocupada con la cliente que no se molestó en volver a pensar en ella.
… veng_za… mu_to… E… acabará con él…
(FDI: He puesto … donde falta texto y _ donde faltan letras)
Confiada, pensado que nadie metería la mano en la tinaja sucia y que la nota se borraría por acción del agua, se encaminó más tranquila y relajada que en muchos meses, a realizar sus tareas en la taberna.
Para cuando la joven bajara a buscar la jarra, si era capaz de localizar la nota en la tinaja, la nota estaría tan emborronada que solo se adivinarían unas cuantas palabras sueltas. Sin embargo nadie vigilaba ni prestaba atención a la tinaja, puesto que la camarera, estaba lo suficientemente ocupada con la cliente que no se molestó en volver a pensar en ella.
… veng_za… mu_to… E… acabará con él…
(FDI: He puesto … donde falta texto y _ donde faltan letras)
Narrador- Cantidad de envíos : 157
Re: Asunto: Confidencial
Su misión estuvo a punto de fracasar apenas comenzada. Había salido con tanto ímpetu de la habitación que estuvo a punto de chocar con un pasajero que justo cruzaba ante su puerta. Logró evitar la colisión con un busco giro que la hizo perder el equilibrio y caer junto al individuo, quien se detuvo un momento al oír el sonido de su caída. Miró a su alrededor, extrañado, pero al no ver nada siguió su camino. Flor, que se había alejado velozmente a gatas para evitar que el desconocido llegara a pisarla, se incorporó con toda la dignidad posible – a lo que ayudó mucho que nadie hubiera visto el incidente – y se encaminó velozmente a la escalera.
Al llegar abajo, se movió con mucha más cautela. Había varios clientes – y seguían llegando más- y no era cuestión de delatarse embistiendo a alguien. No tuvo inconvenientes en colarse en la cocina, cuya puerta permanecía abierta. Tanto la camarera como la cocinera estaban muy atareadas con las demandas de los parroquianos y no vigilaban ni mucho ni poco en torno suyo. Después de todo, ¿cómo iban a imaginar que una chica camaleón, perfectamente mimetizada con el ambiente, tenía tanto interés en las jarras sucias?
Esforzándose por contener su impaciencia, fue mirando atentamente en el interior de cada una de las jarras. Como estaban boca arriba, ni siquiera tenía que moverlas sólo mirar cuidadosamente en su interior y permanecer atenta por si cocinera o camarera llegaban a acercase demasiado. Su minuciosa indagación fue infructuosa, no había rastros de papel en ninguna de las jarras.
¿Sería que Sophitia se había imaginado el asunto de la nota?, se preguntó frustrada, pero rechazó la idea en seguida. La pirata no parecía una persona con un exceso de imaginación, de aquellas que sueñan despiertas y creen que lo soñado es real. No, si ella decía que había visto que metían una nota en una jarra, esa nota debía existir. Y si no estaba en ninguna de las que había revisado, podía ser que la hubieran tirado a la basura.
Tocaba revisar la basura entonces. Hizo un gesto de repugnancia ante la idea, pero eso no afectó su decisión; una espía no podía ser melindrosa. Miraba alrededor buscando algún tacho de basura, cuando vio la tinaja de agua sucia. Sólo por no dejar lugar alguno sin revisar, decidió echar un vistazo. Total, lo único que perdería sería un poco de tiempo.
Entre los restos que flotaban en el agua marrón no tardó en divisar un papel. Con el corazón latiéndole aprisa, miró en torno suyo. La camarera acababa de salir con un pedido y la cocinera se afanaba en el fogón preparando otro. Rápidamente tomo el papel y lo examinó; estaba mojado, pero aún podían leerse fragmentos de palabras.
… veng_za… mu_to… E… acabará con él…
¡Era la nota! Aunque no sabía si podrían descifrar lo que decía, un vibrante sentimiento de triunfo se apoderó de ella. Empuñando con fuerza el papel, salió de la cocina haciendo uso de todo su control para no hacerlo corriendo.
Aguantó hasta la escalera. La subió saltando los escalones de tres en tres y corrió hasta la habitación como si su vida dependiera de ello. Abrió y cerró la puerta sin miramientos y, acordándose apenas de hacerse visible, gritó con voz vibrante de entusiasmo.
- ¡La encontré! ¡La encontré!
Al llegar abajo, se movió con mucha más cautela. Había varios clientes – y seguían llegando más- y no era cuestión de delatarse embistiendo a alguien. No tuvo inconvenientes en colarse en la cocina, cuya puerta permanecía abierta. Tanto la camarera como la cocinera estaban muy atareadas con las demandas de los parroquianos y no vigilaban ni mucho ni poco en torno suyo. Después de todo, ¿cómo iban a imaginar que una chica camaleón, perfectamente mimetizada con el ambiente, tenía tanto interés en las jarras sucias?
Esforzándose por contener su impaciencia, fue mirando atentamente en el interior de cada una de las jarras. Como estaban boca arriba, ni siquiera tenía que moverlas sólo mirar cuidadosamente en su interior y permanecer atenta por si cocinera o camarera llegaban a acercase demasiado. Su minuciosa indagación fue infructuosa, no había rastros de papel en ninguna de las jarras.
¿Sería que Sophitia se había imaginado el asunto de la nota?, se preguntó frustrada, pero rechazó la idea en seguida. La pirata no parecía una persona con un exceso de imaginación, de aquellas que sueñan despiertas y creen que lo soñado es real. No, si ella decía que había visto que metían una nota en una jarra, esa nota debía existir. Y si no estaba en ninguna de las que había revisado, podía ser que la hubieran tirado a la basura.
Tocaba revisar la basura entonces. Hizo un gesto de repugnancia ante la idea, pero eso no afectó su decisión; una espía no podía ser melindrosa. Miraba alrededor buscando algún tacho de basura, cuando vio la tinaja de agua sucia. Sólo por no dejar lugar alguno sin revisar, decidió echar un vistazo. Total, lo único que perdería sería un poco de tiempo.
Entre los restos que flotaban en el agua marrón no tardó en divisar un papel. Con el corazón latiéndole aprisa, miró en torno suyo. La camarera acababa de salir con un pedido y la cocinera se afanaba en el fogón preparando otro. Rápidamente tomo el papel y lo examinó; estaba mojado, pero aún podían leerse fragmentos de palabras.
… veng_za… mu_to… E… acabará con él…
¡Era la nota! Aunque no sabía si podrían descifrar lo que decía, un vibrante sentimiento de triunfo se apoderó de ella. Empuñando con fuerza el papel, salió de la cocina haciendo uso de todo su control para no hacerlo corriendo.
Aguantó hasta la escalera. La subió saltando los escalones de tres en tres y corrió hasta la habitación como si su vida dependiera de ello. Abrió y cerró la puerta sin miramientos y, acordándose apenas de hacerse visible, gritó con voz vibrante de entusiasmo.
- ¡La encontré! ¡La encontré!
Florangél- Cantidad de envíos : 216
Re: Asunto: Confidencial
Tenía los ojos cerrados, su cuerpo se relajaba en el agua caliente, y una toalla mojada descansaba sobre su frente. Los minutos habían pasado, y de ningún modo se había olvidado de su amiga, solo se estaba tomando las cosas de modo civilizado, pero solo unos minutos mas y la calma se iría al demonio.
De pronto escucho unos pies ligeros subiendo la escalera a toda velocidad, ¿Sería ella? Su teoría se vio confirmada al escuchar la puerta abrirse y cerrarse de golpe, aunque desde la posición que estaba no lograba ver bien a Florangel.
Se quitó la toalla de la frente y se levanto de la tina, los gritos de "- ¡La encontré! ¡La encontré!" llegaban claramente, y la pirata no pudo evitar sonreír de oreja a oreja, era en verdad hermoso verla feliz, seguramente se encontraba muy satisfecha de haberlo hecho bien, y no era para menos.
- Bien hecho, preciosa - Dijo mientras tomaba una toalla seca y cubría su desnudez .
Salió por fin del cuarto de baño y se acerco a su amiga para darle un abrazo, estaba contenta y al mismo tiempo aliviada de que no hubiesen tenido mayores dificultades. Una vez más la valía de Florangel había quedado confirmada, y en realidad siquiera importaba tanto la nota en si, sino que lo había hecho sola y perfectamente bien.
- En verdad eres extraordinaria - Dijo soltándola - Veamos qué conseguiste - Alargo la mano para tomar el papel - ¿Quieres tomar un baño? El agua esta maravillosa...
De pronto escucho unos pies ligeros subiendo la escalera a toda velocidad, ¿Sería ella? Su teoría se vio confirmada al escuchar la puerta abrirse y cerrarse de golpe, aunque desde la posición que estaba no lograba ver bien a Florangel.
Se quitó la toalla de la frente y se levanto de la tina, los gritos de "- ¡La encontré! ¡La encontré!" llegaban claramente, y la pirata no pudo evitar sonreír de oreja a oreja, era en verdad hermoso verla feliz, seguramente se encontraba muy satisfecha de haberlo hecho bien, y no era para menos.
- Bien hecho, preciosa - Dijo mientras tomaba una toalla seca y cubría su desnudez .
Salió por fin del cuarto de baño y se acerco a su amiga para darle un abrazo, estaba contenta y al mismo tiempo aliviada de que no hubiesen tenido mayores dificultades. Una vez más la valía de Florangel había quedado confirmada, y en realidad siquiera importaba tanto la nota en si, sino que lo había hecho sola y perfectamente bien.
- En verdad eres extraordinaria - Dijo soltándola - Veamos qué conseguiste - Alargo la mano para tomar el papel - ¿Quieres tomar un baño? El agua esta maravillosa...
Sophitia- Cantidad de envíos : 955
Re: Asunto: Confidencial
Se quedó ligeramente desconcertada al no ver a Sophitia en la habitación, ¿dónde se habría metido?, pero la voz de su amiga viniendo desde el baño aclaró enseguida la situación.
- Soy una gran espía – respondió riendo al elogio de la pirata.
Los pocos instantes que ella tardó en salir del cuarto de baño se le hicieron eternos y apenas contenía el impulso de meterse ahí sin más para mostrarle la nota, se daba cuenta de lo inapropiado que sería hacerlo, pero sus pies parecían querer moverse solos y le estaba costando detenerlos.
Cuando Sophitia salió, envuelta en una toalla y la abrazó y volvió a elogiarla, sonrió con orgullo; sabía que tenía una ventaja adicional sobre el común de las personas para realizar ese tipo de tareas, pero aún así, se sentía muy ufana de su cometido.
- El papel estaba metido en el agua y se borró en parte, sólo tiene algunas palabras completas y trozos de otras – explicó entregándole la mojada nota a su compañera.
Iba a resultar muy entretenido tratar de descifrar el mensaje, ¿se trataría de una conspiración? Seguramente que sí, si fuera una nota entre enamorados no habría para que ocultarla tanto, aunque si uno de ellos era casado…
La propuesta de tomar un baño la arrancó de su breve divagación. Sus ojos brillaron ante la idea, no tomaba un verdadero baño, uno con todas las de la ley, desde hacía mucho tiempo.
- ¡Claro que quiero! – declaró con entusiasmo.
Y sin más trámites ni pérdida de tiempo, se encaminó hasta el cuarto de baño y desapareció en él, no sin antes dejarle un encargo a Sophitia.
- Mira si puedes descifrar la nota mientras me baño y, ¿qué tal si consigues algo para comer? Me dio hambre.
- Soy una gran espía – respondió riendo al elogio de la pirata.
Los pocos instantes que ella tardó en salir del cuarto de baño se le hicieron eternos y apenas contenía el impulso de meterse ahí sin más para mostrarle la nota, se daba cuenta de lo inapropiado que sería hacerlo, pero sus pies parecían querer moverse solos y le estaba costando detenerlos.
Cuando Sophitia salió, envuelta en una toalla y la abrazó y volvió a elogiarla, sonrió con orgullo; sabía que tenía una ventaja adicional sobre el común de las personas para realizar ese tipo de tareas, pero aún así, se sentía muy ufana de su cometido.
- El papel estaba metido en el agua y se borró en parte, sólo tiene algunas palabras completas y trozos de otras – explicó entregándole la mojada nota a su compañera.
Iba a resultar muy entretenido tratar de descifrar el mensaje, ¿se trataría de una conspiración? Seguramente que sí, si fuera una nota entre enamorados no habría para que ocultarla tanto, aunque si uno de ellos era casado…
La propuesta de tomar un baño la arrancó de su breve divagación. Sus ojos brillaron ante la idea, no tomaba un verdadero baño, uno con todas las de la ley, desde hacía mucho tiempo.
- ¡Claro que quiero! – declaró con entusiasmo.
Y sin más trámites ni pérdida de tiempo, se encaminó hasta el cuarto de baño y desapareció en él, no sin antes dejarle un encargo a Sophitia.
- Mira si puedes descifrar la nota mientras me baño y, ¿qué tal si consigues algo para comer? Me dio hambre.
Florangél- Cantidad de envíos : 216
Re: Asunto: Confidencial
La alegría de Florangel era un reflejo a su vez de la felicidad que sentía Sophitia, por el momento, las cosas estaban saliendo muy bien, mas que bien. Le desordeno los cabellos mientras le explicaba donde había encontrado la nota, sin duda tenia que contener algún dato interesante, sino no se explicaba tanto misterio. Tomo el papel con cuidado de no romperlo, era una hoja resistente, pero el haberse pasado un rato en el agua la había dejado muy delicada.
Agarrando el papel con tan solo dos dedos, desde las puntas, la pirata lo llevo con cuidado hasta la mesa y lo estiro lo más que pudo, escucho a su amiga hecha un mar de emoción con respecto al baño y no era para menos, ahora mismo sentía el cuerpo relajado, limpio y suave como hacia mucho que no lo sentía.
- Tu báñate tranquila, déjame hacer algo o te llevaras todo el crédito de la misión – Dijo guiñándole un ojo.
A continuación se quedo mirando el papel pensativa, había algunas palabras borradas, y otras tantas letras entre medio que se hacían imposibles de leer.
… veng_za… mu_to… E… acabará con él…
- venganza.... Mu....cato? Mu...lato? – Tenia la cabeza entre ambas manos mientras intentaba descifrar la extraña oración, pero con cada minuto que pasaba se daba cuenta de que los acertijos no eran lo suyo.
Finalmente se rindió, se alejo de la mesa con un ligero “Arrrggg!” a modo de enojo, entonces se dio cuenta que siquiera se había vestido, justo antes de abrir la puerta para ir a por la comida que Florangel le había pedido, se vistió rápidamente, se ato el pelo como pudo y con el ceño fruncido abrió la puerta.
- En seguida vuelvo, niña – Dijo para avisar que no iba a estar, luego cerro y bajo al comedor.
La mayoría de las personas ya se habían marchado, y es que por las noches lo único que se ve en las tabernas (y en cualquier lugar donde se venda bebida) es a la mala gente, y en esa clase de hospedajes la mala gente no entra. Había un hombre de unos treinta años limpiando los últimos vasos de la noche con gesto aburrido, Sophitia le pidió algunas cosas básicas como pan, carne y un poco de fruta, una cena ligera. Dejando una moneda sobre el mostrador se dirigió nuevamente al cuarto, las palabras seguían dando vuelta por su cabeza, por lo tanto, el ceño fruncido también seguía presente.
Entró al cuarto sin más, dejo las cosas en la mesa junto al papel y volvió a sentarse a pensar en lo que podía decir, pero sin mucho excito.
- ¡Aaarrrggg! – Dijo frustrada – Es que no entiendo qué puede decir, odio las adivinanzas! – Se cruzo de brazos y por solo un segundo, pareció una niña pequeña haciendo un berrinche.
Agarrando el papel con tan solo dos dedos, desde las puntas, la pirata lo llevo con cuidado hasta la mesa y lo estiro lo más que pudo, escucho a su amiga hecha un mar de emoción con respecto al baño y no era para menos, ahora mismo sentía el cuerpo relajado, limpio y suave como hacia mucho que no lo sentía.
- Tu báñate tranquila, déjame hacer algo o te llevaras todo el crédito de la misión – Dijo guiñándole un ojo.
A continuación se quedo mirando el papel pensativa, había algunas palabras borradas, y otras tantas letras entre medio que se hacían imposibles de leer.
… veng_za… mu_to… E… acabará con él…
- venganza.... Mu....cato? Mu...lato? – Tenia la cabeza entre ambas manos mientras intentaba descifrar la extraña oración, pero con cada minuto que pasaba se daba cuenta de que los acertijos no eran lo suyo.
Finalmente se rindió, se alejo de la mesa con un ligero “Arrrggg!” a modo de enojo, entonces se dio cuenta que siquiera se había vestido, justo antes de abrir la puerta para ir a por la comida que Florangel le había pedido, se vistió rápidamente, se ato el pelo como pudo y con el ceño fruncido abrió la puerta.
- En seguida vuelvo, niña – Dijo para avisar que no iba a estar, luego cerro y bajo al comedor.
La mayoría de las personas ya se habían marchado, y es que por las noches lo único que se ve en las tabernas (y en cualquier lugar donde se venda bebida) es a la mala gente, y en esa clase de hospedajes la mala gente no entra. Había un hombre de unos treinta años limpiando los últimos vasos de la noche con gesto aburrido, Sophitia le pidió algunas cosas básicas como pan, carne y un poco de fruta, una cena ligera. Dejando una moneda sobre el mostrador se dirigió nuevamente al cuarto, las palabras seguían dando vuelta por su cabeza, por lo tanto, el ceño fruncido también seguía presente.
Entró al cuarto sin más, dejo las cosas en la mesa junto al papel y volvió a sentarse a pensar en lo que podía decir, pero sin mucho excito.
- ¡Aaarrrggg! – Dijo frustrada – Es que no entiendo qué puede decir, odio las adivinanzas! – Se cruzo de brazos y por solo un segundo, pareció una niña pequeña haciendo un berrinche.
Sophitia- Cantidad de envíos : 955
Re: Asunto: Confidencial
La tina se llenaba demasiado lento para su impaciencia. Luego de desvestirse, examinó las toallas y los artículos de tocador – todo un lujo – disponibles en la habitación. El jabón y el champú olían muy bien y las toallas eran gruesas y suaves al tacto, ¡ese baño sería una auténtica delicia! Con un suspiro de gozo se metió en la bañera apenas estuvo llena y se sumergió dejando que el agua tibia la cubriera por completo. Luego de unos instantes conteniendo la respiración, volvió a emerger y comenzó a jabonarse con fruición mientras tarareaba una cancioncilla.
Desde la habitación le llegaba la voz de Sophitia intentando descifrar el mensaje, pero no le prestó mayor atención. La tibia caricia del agua sobre su piel y el grato aroma del jabón en su nariz captaban toda su atención, provocándole un goce casi sensual.
- De acuerdo – contestó apenas al aviso de la pirata de que salía.
Habiendo lavado ya su cabello y su cuerpo, se quedó quieta en la bañera, disfrutando de una incomparable sensación de relajo. Se había adormecido y soñaba ser una sirena que nadaba en un cálido mar entre cardúmenes de peces rojos y dorados cuando el agua, al enfriarse, la hizo despertar. Algo decepcionada de que un sueño tan bueno hubiera terminado, se secó y volvió a vestirse con pereza y regresó a la habitación con una toalla envolviendo su mojada cabellera, a guisa de turbante.
- ¡Comida! ¡Qué bien! – exclamó con ojos brillantes al ver las provisiones que su amiga había dejado en la mesa y que capturaron toda su atención.
Sólo cuando se hubo preparado un suculento sándwich de pan y carne, se volvió a mirar a su amiga y reparó en que parecía algo amurrada. ¿Qué le habría sucedido? Llevando su emparedado se sentó frente a ella.
- ¿Qué pasa? – preguntó intrigada y algo preocupada - ¿Tuviste algún problema cuando fuiste por la comida?
Esperando la respuesta le dio un mordisco al sándwich, la preocupación no menoscababa su apetito y el emparedado estaba sabrosísimo; lo masticaba con entusiasmo cuando se dio cuenta que la pirata no estaba comiendo nada,
- ¿Te preparo uno? – preguntó, señalando el emparedado. No le gustaba comer sola.
Desde la habitación le llegaba la voz de Sophitia intentando descifrar el mensaje, pero no le prestó mayor atención. La tibia caricia del agua sobre su piel y el grato aroma del jabón en su nariz captaban toda su atención, provocándole un goce casi sensual.
- De acuerdo – contestó apenas al aviso de la pirata de que salía.
Habiendo lavado ya su cabello y su cuerpo, se quedó quieta en la bañera, disfrutando de una incomparable sensación de relajo. Se había adormecido y soñaba ser una sirena que nadaba en un cálido mar entre cardúmenes de peces rojos y dorados cuando el agua, al enfriarse, la hizo despertar. Algo decepcionada de que un sueño tan bueno hubiera terminado, se secó y volvió a vestirse con pereza y regresó a la habitación con una toalla envolviendo su mojada cabellera, a guisa de turbante.
- ¡Comida! ¡Qué bien! – exclamó con ojos brillantes al ver las provisiones que su amiga había dejado en la mesa y que capturaron toda su atención.
Sólo cuando se hubo preparado un suculento sándwich de pan y carne, se volvió a mirar a su amiga y reparó en que parecía algo amurrada. ¿Qué le habría sucedido? Llevando su emparedado se sentó frente a ella.
- ¿Qué pasa? – preguntó intrigada y algo preocupada - ¿Tuviste algún problema cuando fuiste por la comida?
Esperando la respuesta le dio un mordisco al sándwich, la preocupación no menoscababa su apetito y el emparedado estaba sabrosísimo; lo masticaba con entusiasmo cuando se dio cuenta que la pirata no estaba comiendo nada,
- ¿Te preparo uno? – preguntó, señalando el emparedado. No le gustaba comer sola.
Florangél- Cantidad de envíos : 216
Re: Asunto: Confidencial
Sophitia saco la cabeza de entre la manos al escuchar que su amiga salía del baño, seguramente pensaría que era una tonta cuando supiera que no había logrado descifrarlo. No sería raro, los piratas no tenían fama de ser muy brillantes, todo lo contrario en realidad, se suponía que lo único que sabían hacer era beber, comer y robar, o ese era el estereotipo al menos. La pirata había aprovechado esta fama en más de una oportunidad, para hacerse la tonta y esperar el momento oportuno, pero si había alguien ante quien no quería parecer tonta, era ante Florangel.
- Si, traje un poco de cada cosa – Dijo ante la exclamación de la muchacha, pero le fue imposible disimular el tono de desanimo.
Mientras la hechicera disfrutaba del sándwich Sophitia seguía mirando el papel, en busca de alguna idea de último momento que la salvara de la vergüenza. Pero por mas que lo miraba de un lado, y del otro, no se le ocurría como completar la oración correctamente, “Si no hubiese tenido la estúpida idea de ir a por el papel no estaría teniendo estos problemas” pensaba ya cuando estaba llegando a su limite. Las preguntas de Florangel la quitaron de su ensimismamiento.
- Eh? No, no paso nada abajo... – Dijo algo dubitativa – No pasa nada... – Apoyo la cabeza sobre la mano derecha fijando la mirada en la mesa y haciendo círculos con el dedo índice sobre la madera de la mesa.
Y una vez más se preguntaba por que su amiga lograba sacarle esa veta sensible con tanta facilidad, normalmente patearía la mesa, diría algunos insultos y se terminaría el problema. Pero no podía, miraba a muchacha, decía unas pocas palabras, y Sophitia se calmaba, era como un aliciente para su mal humor constante. Y lo más raro era que Florangel no parecía darse cuenta en lo absoluto de esa habilidad que poseía, debía ser porque no sabía tampoco como era la pirata normalmente, más sorprendidos estarían los que la conocían de más años, qué dirían por ejemplo personas como Yshara, Coral o Ethel, que la habían visto en pleno apogeo de su caos interno. Sacudió la cabeza para sacar esos pensamientos raros de su cabeza.
- Si, prepárame uno – Dijo sonriéndole aun con la cabeza apoyada sobre una de las manos.
Era una tontería preocuparse tanto por ese asunto, la hechicera no se burlaría de ella por no poder descifrar un tonto papel, estaba segura de eso, confiaba en ella.
- Sucede que... Bueno... – Dijo bajando la mirada un ínstate para que no se notara tanto la vergüenza que tenia – Sabes... es que no puedo descifrar la cosa esta – dijo señalando el papel mojado casi de modo acusador, como si fuera culpa de este que ella no pudiera - ¿Me ayudas?
Ahora si la miraba fijo, como intentando captar un mínimo de burla, o alguna sonrisa despectiva que confirmara que se había equivocado al confiar en alguien que no fuera ella misma.
- Si, traje un poco de cada cosa – Dijo ante la exclamación de la muchacha, pero le fue imposible disimular el tono de desanimo.
Mientras la hechicera disfrutaba del sándwich Sophitia seguía mirando el papel, en busca de alguna idea de último momento que la salvara de la vergüenza. Pero por mas que lo miraba de un lado, y del otro, no se le ocurría como completar la oración correctamente, “Si no hubiese tenido la estúpida idea de ir a por el papel no estaría teniendo estos problemas” pensaba ya cuando estaba llegando a su limite. Las preguntas de Florangel la quitaron de su ensimismamiento.
- Eh? No, no paso nada abajo... – Dijo algo dubitativa – No pasa nada... – Apoyo la cabeza sobre la mano derecha fijando la mirada en la mesa y haciendo círculos con el dedo índice sobre la madera de la mesa.
Y una vez más se preguntaba por que su amiga lograba sacarle esa veta sensible con tanta facilidad, normalmente patearía la mesa, diría algunos insultos y se terminaría el problema. Pero no podía, miraba a muchacha, decía unas pocas palabras, y Sophitia se calmaba, era como un aliciente para su mal humor constante. Y lo más raro era que Florangel no parecía darse cuenta en lo absoluto de esa habilidad que poseía, debía ser porque no sabía tampoco como era la pirata normalmente, más sorprendidos estarían los que la conocían de más años, qué dirían por ejemplo personas como Yshara, Coral o Ethel, que la habían visto en pleno apogeo de su caos interno. Sacudió la cabeza para sacar esos pensamientos raros de su cabeza.
- Si, prepárame uno – Dijo sonriéndole aun con la cabeza apoyada sobre una de las manos.
Era una tontería preocuparse tanto por ese asunto, la hechicera no se burlaría de ella por no poder descifrar un tonto papel, estaba segura de eso, confiaba en ella.
- Sucede que... Bueno... – Dijo bajando la mirada un ínstate para que no se notara tanto la vergüenza que tenia – Sabes... es que no puedo descifrar la cosa esta – dijo señalando el papel mojado casi de modo acusador, como si fuera culpa de este que ella no pudiera - ¿Me ayudas?
Ahora si la miraba fijo, como intentando captar un mínimo de burla, o alguna sonrisa despectiva que confirmara que se había equivocado al confiar en alguien que no fuera ella misma.
Sophitia- Cantidad de envíos : 955
Re: Asunto: Confidencial
Ese “no pasa nada” no la convenció en absoluto, era evidente que sí había pasado algo y ella quería saber qué; no era habitual que la pirata estuviera tan desanimada y no le gustaba verla así. Preparó el sándwich ofrecido en un santiamén y volvió con él junto a su amiga, dispuesta a presionar todo lo que fuera necesario para que le dijera que rayos le sucedía. Pero Sophitia le ahorró la molestia al decidirse a contarle que era lo que le molestaba.
Por un momento, se quedó mirándola sorprendida ¿Eso era todo? Ella había pensado que había pasado algo realmente grave. Ni siquiera se imaginaba por qué un asunto así afectaba tanto a la pirata, pero como se daba cuenta que sí le importaba, lo tomó perfectamente en serio.
Pese a que le gustaba reírse, gastar bromas y hacer travesuras, no acostumbraba a burlarse de las personas ni a ridiculizarlas, básicamente porque no le gustaba que se le hicieran a ella. Bueno, sí se burlaba de su hermano menor, pero él era la excepción que confirmaba la regla y, de todos modos, en eso iban a la par.
- Pero claro, no faltaba más. Dos cabezas piensan mejor que una y si están alimentadas, mucho mejor aún – declaró alegremente – Anda, come mientras yo le doy un vistazo a esto. El sándwich me quedó rico.
Entregándole el emparedado a la muchacha, tomó con cuidado el papel y se puso a examinarlo con mucha más atención que la primera vez que lo había visto.
- Um… son pocas palabras y la mitad está incompleta – eso era evidente sólo con mirar el papel, pero comentarlo en voz alta le ayudaba a pensar – a ver si podemos rellenarlas. ¿Qué palabras que empiecen con veng se te ocurren? Vengo, muy corta… venga, también… ¿vengaza? ¿venganza? ¡venganza!
La última palabra fue un grito. Emocionada con su descubrimiento, miró a lo pirata con ojos brillantes.
- ¿Crees que hayamos descubierto una conspiración de venganza, Sophi?
Por un momento, se quedó mirándola sorprendida ¿Eso era todo? Ella había pensado que había pasado algo realmente grave. Ni siquiera se imaginaba por qué un asunto así afectaba tanto a la pirata, pero como se daba cuenta que sí le importaba, lo tomó perfectamente en serio.
Pese a que le gustaba reírse, gastar bromas y hacer travesuras, no acostumbraba a burlarse de las personas ni a ridiculizarlas, básicamente porque no le gustaba que se le hicieran a ella. Bueno, sí se burlaba de su hermano menor, pero él era la excepción que confirmaba la regla y, de todos modos, en eso iban a la par.
- Pero claro, no faltaba más. Dos cabezas piensan mejor que una y si están alimentadas, mucho mejor aún – declaró alegremente – Anda, come mientras yo le doy un vistazo a esto. El sándwich me quedó rico.
Entregándole el emparedado a la muchacha, tomó con cuidado el papel y se puso a examinarlo con mucha más atención que la primera vez que lo había visto.
- Um… son pocas palabras y la mitad está incompleta – eso era evidente sólo con mirar el papel, pero comentarlo en voz alta le ayudaba a pensar – a ver si podemos rellenarlas. ¿Qué palabras que empiecen con veng se te ocurren? Vengo, muy corta… venga, también… ¿vengaza? ¿venganza? ¡venganza!
La última palabra fue un grito. Emocionada con su descubrimiento, miró a lo pirata con ojos brillantes.
- ¿Crees que hayamos descubierto una conspiración de venganza, Sophi?
Florangél- Cantidad de envíos : 216
Re: Asunto: Confidencial
Como esperaba, su amiga lo tomo a la perfección y se mostró solicita y dispuesta a ayudarla “Lo sabia” se dijo a si misma, no se había equivocado al confiar en ella, ni en haberla elegido como compañera en esta peligrosa aventura. A lo largo de su vida Sophitia había conocido muchas clases de personas, la mayoría no muy confiables, ni mucho menos honorables, pero ese había sido el ámbito que había elegido para crecer, y no se arrepentía. Pero el contraste entre toda esta gente y Florangel era demasiado notorio, quizás era por eso que la pirata se veía desarmada cuando esta hablaba, nadie le había enseñado como tenia que comportarse con la gente buena.
Comió con animo mientras Florangel pensaba en vos alta, la primer palabra fue la misma que había descifrado ella, no era tan raro tener problemas con ese papel después de todo. En el preciso momento en que su amiga le hablo estaba intentando tragar un gran trozo del sándwich que le había preparado, se dio un par de golpes en el pecho para que el pedazo bajara casi ahogándose en el intento.
- ¡Si! ¡Eso mismo pensaba yo! – Dijo emocionada – Pero no entiendo bien el resto, aunque bastante logramos en la primer noche.
Si se ponía a pensar había llegado recién ese mismo día, ya se había cruzado una vez con su objetivo y habían averiguado que había un plan de venganza de por medio. ¡Todo en unas pocas horas! Eran muy capaces en verdad. El problema sería si la investigación se trababa en ese punto, tenían que pensar un modo de seguir con todo esto.
- ¿Qué haremos mañana? – Pregunto mientras terminaba el sándwich – Yo pensaba ir a hablar con unos amigos que me deben algunos favores, a ver si pueden conseguirme trabajo entre los de la clase alta.
Se le venían varios nombres a la cabeza mientras decía esto, pero unos tantos los tuvo que descartar ya que se trataban de piratas, y había quedado expresamente aclarado que no podían descubrir que eran piratas. Miro por la ventana unos segundos mientras pensaba en esto último, ya era entrada la noche, el movimiento nocturno comenzaba, quizás fuera el momento idóneo para manejar ese asunto.
- Creo que iré a hablar con esos amigos ahora mismo – Dijo poniéndose en pie – Quizás ellos puedan recomendarme o darme una mano para entrar en esto de ser mercenaria, o incluso podría contratarme alguien cercano a nuestro objetivo.
Tenía que ser muy precavida, si se equivocaba sería muy fácil seguirle el rastro, con que le preguntaran a su contacto ya sabrían de donde era, qué hacia y porqué. Lo mejor era hablar con un amigo, que le recomendara a otro, y así varias veces para que fuera algo más confuso, pero eso ya era hilar muy fino, tenía que ver si encontraba a alguien primero.
- Quédate aquí, en seguida regresaré – dijo mientras iba hacia la puerta.
Comió con animo mientras Florangel pensaba en vos alta, la primer palabra fue la misma que había descifrado ella, no era tan raro tener problemas con ese papel después de todo. En el preciso momento en que su amiga le hablo estaba intentando tragar un gran trozo del sándwich que le había preparado, se dio un par de golpes en el pecho para que el pedazo bajara casi ahogándose en el intento.
- ¡Si! ¡Eso mismo pensaba yo! – Dijo emocionada – Pero no entiendo bien el resto, aunque bastante logramos en la primer noche.
Si se ponía a pensar había llegado recién ese mismo día, ya se había cruzado una vez con su objetivo y habían averiguado que había un plan de venganza de por medio. ¡Todo en unas pocas horas! Eran muy capaces en verdad. El problema sería si la investigación se trababa en ese punto, tenían que pensar un modo de seguir con todo esto.
- ¿Qué haremos mañana? – Pregunto mientras terminaba el sándwich – Yo pensaba ir a hablar con unos amigos que me deben algunos favores, a ver si pueden conseguirme trabajo entre los de la clase alta.
Se le venían varios nombres a la cabeza mientras decía esto, pero unos tantos los tuvo que descartar ya que se trataban de piratas, y había quedado expresamente aclarado que no podían descubrir que eran piratas. Miro por la ventana unos segundos mientras pensaba en esto último, ya era entrada la noche, el movimiento nocturno comenzaba, quizás fuera el momento idóneo para manejar ese asunto.
- Creo que iré a hablar con esos amigos ahora mismo – Dijo poniéndose en pie – Quizás ellos puedan recomendarme o darme una mano para entrar en esto de ser mercenaria, o incluso podría contratarme alguien cercano a nuestro objetivo.
Tenía que ser muy precavida, si se equivocaba sería muy fácil seguirle el rastro, con que le preguntaran a su contacto ya sabrían de donde era, qué hacia y porqué. Lo mejor era hablar con un amigo, que le recomendara a otro, y así varias veces para que fuera algo más confuso, pero eso ya era hilar muy fino, tenía que ver si encontraba a alguien primero.
- Quédate aquí, en seguida regresaré – dijo mientras iba hacia la puerta.
Sophitia- Cantidad de envíos : 955
Re: Asunto: Confidencial
A Florangél le hubiera sorprendido mucho saber todo lo que pasaba por el corazón y la mente de su amiga, ya que no se había hecho una idea clara del medio en que ésta había crecido. Y, aunque sabía perfectamente que no toda la gente se comportaba igual, la forma en que había actuado era para ella tan natural que no le parecía que revistiera mérito alguno, y mucho menos se hubiera imaginado que pudiera emocionar a alguien.
Estaba feliz de que la pirata pensara igual que ella acerca del complot pero, en su opinión, haber logrado descifrar una sola palabra no era bastante, así que mientras su amiga hablaba, seguía mirando el papel al mismo tiempo que mordisqueaba el sándwich.
- ¿Hacer? – se había distraído un poco mirando el papelito – Eh… no sé.
No quería ir pegada a las faldas de Sophitia como una chiquilina mientras ella visitaba a sus amigos, pero tampoco le atraía la idea de quedarse encerrada en la habitación. E ir simplemente a pasear no le parecía una actividad digna de una espía y derecha, no habían ido ahí para perder el tiempo. Pero, ¿qué podía hacer ella que ayudara a la misión?
- ¡Ya sé! – gritó con ojos brillantes - ¡Vigilaré a la camarera! ¡Tal vez reciba otro mensaje!
El plan le parecía excelente, nadie se daría cuenta de nada y quizás podría averiguar mucho, seguro que sí. Esperó la opinión de su amiga pero, la verdad, a menos que ella le propusiera algo más interesante, lo iba a hacer con su aprobación o sin ella.
El cambio de planes de Sophitia no la amilanó. Que ya fuera de noche no significaba que no pudiera vigilar a la camarera, ni que no fuera útil hacerlo. Después de todo, la noche es muy apropiada para conspiraciones, ¿no? Quizás pudiera ver u oír algo interesante, todo era muy emocionante.
Asintió con la cabeza cuando su amiga se despidió, recomendándole que se quedara en la habitación, pero menos de 5 minutos después, salió de la habitación, invisible al ojo del espectador casual, dirigiéndose a la planta baja.
Pese a la hora, aún había bastante gente en la taberna y alguna de ella eran mujeres vestidas de una manera muy parecida a la mujer que acompañaba al tal Vincent. La misma camarera de antes, con aspecto más cansado, atendía a los parroquianos. Flor se deslizó con cuidado hasta una mesa vacía en un rincón y se dispuso a vigilar a su presa.
Estaba feliz de que la pirata pensara igual que ella acerca del complot pero, en su opinión, haber logrado descifrar una sola palabra no era bastante, así que mientras su amiga hablaba, seguía mirando el papel al mismo tiempo que mordisqueaba el sándwich.
- ¿Hacer? – se había distraído un poco mirando el papelito – Eh… no sé.
No quería ir pegada a las faldas de Sophitia como una chiquilina mientras ella visitaba a sus amigos, pero tampoco le atraía la idea de quedarse encerrada en la habitación. E ir simplemente a pasear no le parecía una actividad digna de una espía y derecha, no habían ido ahí para perder el tiempo. Pero, ¿qué podía hacer ella que ayudara a la misión?
- ¡Ya sé! – gritó con ojos brillantes - ¡Vigilaré a la camarera! ¡Tal vez reciba otro mensaje!
El plan le parecía excelente, nadie se daría cuenta de nada y quizás podría averiguar mucho, seguro que sí. Esperó la opinión de su amiga pero, la verdad, a menos que ella le propusiera algo más interesante, lo iba a hacer con su aprobación o sin ella.
El cambio de planes de Sophitia no la amilanó. Que ya fuera de noche no significaba que no pudiera vigilar a la camarera, ni que no fuera útil hacerlo. Después de todo, la noche es muy apropiada para conspiraciones, ¿no? Quizás pudiera ver u oír algo interesante, todo era muy emocionante.
Asintió con la cabeza cuando su amiga se despidió, recomendándole que se quedara en la habitación, pero menos de 5 minutos después, salió de la habitación, invisible al ojo del espectador casual, dirigiéndose a la planta baja.
Pese a la hora, aún había bastante gente en la taberna y alguna de ella eran mujeres vestidas de una manera muy parecida a la mujer que acompañaba al tal Vincent. La misma camarera de antes, con aspecto más cansado, atendía a los parroquianos. Flor se deslizó con cuidado hasta una mesa vacía en un rincón y se dispuso a vigilar a su presa.
Florangél- Cantidad de envíos : 216
Re: Asunto: Confidencial
Vigilar a la camarera no era mala idea, también podría ver la actividad del bar en general, ver si había sido una casualidad que Vincent había ido ese día o si pasaba por allí frecuentemente. Aparte, tenía una ventaja extra, y era que sabía donde iba a estar Florangel, podía salir tranquila sabiendo que no estaría en peligro.
- Me parece bien, vigílala y en cuidado– Dijo dándole un golpesito sobre el hombro a modo de aprobación – Antes de que te des cuenta ya estaré aquí.
Sophitia bajo las escaleras a buen paso y salió del lugar, las calles la refrescaban, dejo que al aire corriera y le diera en el rostro, con una sonrisa torcida comenzó a caminar, a buscar alguno de sus contactos. Conocía perfectamente los tabernas del lugar, quizás se le escapara alguna si era muy nueva, pero las que eran típicamente piratas las sabía bien. Pero hoy no iba a esos lugares, hoy el objetivo era otro, conocía un pequeño bar en los callejones de la ciudad, allí seguramente encontraría a un sujeto que la ayudaría en ese apuro.
Dio algunas vueltas por las calles llenas de gente, intentaba no ser tan escandalosa como siempre, aunque algunas veces tuvo que detenerse a saludar a algunos conocidos que la reconocieron. Giro a la derecha en un callejón algo oscuro, salió por una calle alternativa y a las pocas cuadras encontró lo que buscaba. El lugar se llamaba “El vergel”, era una sala bastante amplia, piso de madera bien encerada, ventanas largas que dejaban entrar la luz de día, había un segundo piso con más mesas y sillas. La barra era de la misma madera que el piso, logrando que todo hiciera juego, el sitio no era demasiado caro, pero si más que el promedio, uno pagaba la comodidad.
Para entrar a un lugar tan selectivo como el mundo de los mercenarios había que empezar con el pie derecho, Sophitia sabía eso, necesitaba una recomendación de alguien con un buen curriculum. Entro al bar con confianza, la primer imagen lo era todo, miró mesa por mesa buscando a una persona en particular. Pronto la encontró y sonrió de oreja a oreja, sabía que estaría allí.
- Tu nunca cambias tus costumbres ¿Verdad? - Le dijo apoyándole una mano en el hombro ya que estaba de espaldas.
Una mujer rubia se dio vuelta algo sorprendida, y sonrió al ver de quien se trataba, tenia un rodete fuertemente apretado sujetándole el cabello, una nariz fina y delicada, ojos brillantes y verdes, a simple vista la mayoría no se imaginarían de qué trabajaba tan dulce mujer, Sophitia misma se había visto envuelta en el engaño cuando la había retado a pelear hace mucho tiempo, ganando por un pelo. Llevaba puesto una especie de vestido de tela gruesa marrón, abierta a los costados con unos pantalones abajo, y una camisa blanca arriba.
-Y tu siempre apareces cuando tienes que pedir algo, Sophitia- Levantó la mano para pedir otra cerveza para su invitada.
- Ya me conoces, siempre metiéndome en apuros – Dijo riendo mientras se sentaba.
- No cambias mas... ¿Qué quieres ahora?
La pirata había conocido a Sonya en una pelea, como era de esperarse, nada en especial, ambas habían bebido de más y había sido inevitable que se agarraran a los puños limpios en cuanto la mercenaria comenzó con los malos comentarios hacia los piratas. Al final gano Sophitia, pero por muy poco y las heridas le habían quedado durante largos días. No se podía decir que eran amigas, eran mas bien como compañeras.
- Necesito que me recomiendes para algún trabajo como mercenaria, necesito efectivo – Fue al grano mientras se recostaba levemente sobre la silla y agarraba la jarra de cerveza recién llegada – ¡Demonios! ¡Esta porquería esta buena! Bueno ¿Podrás hacerlo?
- Claro, algo se puede hacer, pero no esperas milagros – Contemplaba a la muchacha con una ceja levantada, había algo que no encajaba en el asunto – ¿Tu no eras pirata? No meteré a una pirata en este negocio... – Bebió otro sorbo de su bebida mientras la miraba con suspicacia.
- Lo era, pero necesitaba algo más de dinero, tu sabes, la piratería esta muy bien, pero hay que vivir – Tenía que resistir la tentación, no le gustaba hablar mal de los piratas.
- Te lo dije aquella vez, que tus ideas románticas no te llevarían a ningún lado. De acuerdo, te diré cuando consiga algo, si es que consigo... Ahora, si la señorita no esta ocupada ¿Jugamos algunas manos?- Sacó un maso de cartas tentadora.
Gustosa la pirata acepto, se acomodo bien en su silla mientras repartían las cartas, solo tardaría una o dos horas, luego volvería y le contaría las buenas nuevas a Florangel.
- Me parece bien, vigílala y en cuidado– Dijo dándole un golpesito sobre el hombro a modo de aprobación – Antes de que te des cuenta ya estaré aquí.
Sophitia bajo las escaleras a buen paso y salió del lugar, las calles la refrescaban, dejo que al aire corriera y le diera en el rostro, con una sonrisa torcida comenzó a caminar, a buscar alguno de sus contactos. Conocía perfectamente los tabernas del lugar, quizás se le escapara alguna si era muy nueva, pero las que eran típicamente piratas las sabía bien. Pero hoy no iba a esos lugares, hoy el objetivo era otro, conocía un pequeño bar en los callejones de la ciudad, allí seguramente encontraría a un sujeto que la ayudaría en ese apuro.
Dio algunas vueltas por las calles llenas de gente, intentaba no ser tan escandalosa como siempre, aunque algunas veces tuvo que detenerse a saludar a algunos conocidos que la reconocieron. Giro a la derecha en un callejón algo oscuro, salió por una calle alternativa y a las pocas cuadras encontró lo que buscaba. El lugar se llamaba “El vergel”, era una sala bastante amplia, piso de madera bien encerada, ventanas largas que dejaban entrar la luz de día, había un segundo piso con más mesas y sillas. La barra era de la misma madera que el piso, logrando que todo hiciera juego, el sitio no era demasiado caro, pero si más que el promedio, uno pagaba la comodidad.
Para entrar a un lugar tan selectivo como el mundo de los mercenarios había que empezar con el pie derecho, Sophitia sabía eso, necesitaba una recomendación de alguien con un buen curriculum. Entro al bar con confianza, la primer imagen lo era todo, miró mesa por mesa buscando a una persona en particular. Pronto la encontró y sonrió de oreja a oreja, sabía que estaría allí.
- Tu nunca cambias tus costumbres ¿Verdad? - Le dijo apoyándole una mano en el hombro ya que estaba de espaldas.
Una mujer rubia se dio vuelta algo sorprendida, y sonrió al ver de quien se trataba, tenia un rodete fuertemente apretado sujetándole el cabello, una nariz fina y delicada, ojos brillantes y verdes, a simple vista la mayoría no se imaginarían de qué trabajaba tan dulce mujer, Sophitia misma se había visto envuelta en el engaño cuando la había retado a pelear hace mucho tiempo, ganando por un pelo. Llevaba puesto una especie de vestido de tela gruesa marrón, abierta a los costados con unos pantalones abajo, y una camisa blanca arriba.
-Y tu siempre apareces cuando tienes que pedir algo, Sophitia- Levantó la mano para pedir otra cerveza para su invitada.
- Ya me conoces, siempre metiéndome en apuros – Dijo riendo mientras se sentaba.
- No cambias mas... ¿Qué quieres ahora?
La pirata había conocido a Sonya en una pelea, como era de esperarse, nada en especial, ambas habían bebido de más y había sido inevitable que se agarraran a los puños limpios en cuanto la mercenaria comenzó con los malos comentarios hacia los piratas. Al final gano Sophitia, pero por muy poco y las heridas le habían quedado durante largos días. No se podía decir que eran amigas, eran mas bien como compañeras.
- Necesito que me recomiendes para algún trabajo como mercenaria, necesito efectivo – Fue al grano mientras se recostaba levemente sobre la silla y agarraba la jarra de cerveza recién llegada – ¡Demonios! ¡Esta porquería esta buena! Bueno ¿Podrás hacerlo?
- Claro, algo se puede hacer, pero no esperas milagros – Contemplaba a la muchacha con una ceja levantada, había algo que no encajaba en el asunto – ¿Tu no eras pirata? No meteré a una pirata en este negocio... – Bebió otro sorbo de su bebida mientras la miraba con suspicacia.
- Lo era, pero necesitaba algo más de dinero, tu sabes, la piratería esta muy bien, pero hay que vivir – Tenía que resistir la tentación, no le gustaba hablar mal de los piratas.
- Te lo dije aquella vez, que tus ideas románticas no te llevarían a ningún lado. De acuerdo, te diré cuando consiga algo, si es que consigo... Ahora, si la señorita no esta ocupada ¿Jugamos algunas manos?- Sacó un maso de cartas tentadora.
Gustosa la pirata acepto, se acomodo bien en su silla mientras repartían las cartas, solo tardaría una o dos horas, luego volvería y le contaría las buenas nuevas a Florangel.
Sophitia- Cantidad de envíos : 955
Re: Asunto: Confidencial
Contra lo que ella esperaba, que los parroquianos se fueran retirando paulatinamente, más gente fue llegando al lugar y, muy pronto, Florangél tuvo el sobresalto de que su mesa fuera ocupada por una pareja. Distraída observando algunos preparativos que se estaban haciendo – al parecer se iba a realizar alguna clase de espectáculo – no había advertido la presencia de la pareja hasta que ya estaban tomando asiento, afortunadamente no en la silla que ella estaba ocupando.
Como ya no podía retirarse sin ser notada por el ruido que hiciera no tuvo más opción que quedarse tan quieta y silenciosa como fuera posible. Para su fortuna ni el hombre, un anciano a los ojos de Flor, ni la mujer, una hermosa joven rubia de provocativo aspecto, prestaban mayor atención a nada que no fueran ellos mismos. Él apenas logró quitarle los ojos – y las manos – de encima a su acompañante el tiempo suficiente como para hacerle el pedido a la camarera, mientras que ella parecía íntegramente dedicada a adular al varón con mimos, risitas y zalamerías varias.
No estaba acostumbrada a ver parejas actuando de una manera tan… íntima en sitios públicos y menos desde tan corta distancia y la situación le resultaba tan incómoda que apenas lograba concentrarse en su tarea de vigilancia. Claro que no había mucho que ver, al menos en lo que a su misión se refería. Las camareras, una muchacha regordeta se había unido a la mesera de la mañana, iban de un lado a otro atendiendo a los exigentes parroquianos y el objeto de interés de Flor no parecía hacer nada fuera de lo normal; iba donde se le llamaba y traía lo que se le pedía.
Aburrida e incómoda, sintiendo que estaba perdiendo el tiempo, aprovechó que el inicio del espectáculo – un hombre tocaba la flauta y otro un violín mientras una muchacha vestida de rojo danzaba al son de la música – atraía la atención general para buscar un nuevo punto de observación.
Esta vez se decidió por la cocina. Así podría echarle un vistazo a las bandejas y jarras retirados por la sospechosa en previsión de que hubiera nuevas notas. En el lugar había suficiente actividad como para que su presencia y sus maniobras no fueran advertidas; así, incluso pudo obsequiarse con un vaso de jugo y unos bocadillos y jugar un poco cambiando algunos objetos de lugar – ¡ser un fantasma era muy divertido! – mientras vigilaba.
La jornada de trabajo en la taberna de la posada llegó a su fin, ya pasada la medianoche, sin que su labor de vigilancia tuviera frutos. Masticaba lo que le parecía un fracaso cuando vio que su camarera, luego de quitarse el delantal y arreglarse un poco, se despedía de la cocinera y la otra mesera y se encaminaba hacia la salida.
Inmediatamente, y sin pensar en nada más, fue tras sus pasos.
Como ya no podía retirarse sin ser notada por el ruido que hiciera no tuvo más opción que quedarse tan quieta y silenciosa como fuera posible. Para su fortuna ni el hombre, un anciano a los ojos de Flor, ni la mujer, una hermosa joven rubia de provocativo aspecto, prestaban mayor atención a nada que no fueran ellos mismos. Él apenas logró quitarle los ojos – y las manos – de encima a su acompañante el tiempo suficiente como para hacerle el pedido a la camarera, mientras que ella parecía íntegramente dedicada a adular al varón con mimos, risitas y zalamerías varias.
No estaba acostumbrada a ver parejas actuando de una manera tan… íntima en sitios públicos y menos desde tan corta distancia y la situación le resultaba tan incómoda que apenas lograba concentrarse en su tarea de vigilancia. Claro que no había mucho que ver, al menos en lo que a su misión se refería. Las camareras, una muchacha regordeta se había unido a la mesera de la mañana, iban de un lado a otro atendiendo a los exigentes parroquianos y el objeto de interés de Flor no parecía hacer nada fuera de lo normal; iba donde se le llamaba y traía lo que se le pedía.
Aburrida e incómoda, sintiendo que estaba perdiendo el tiempo, aprovechó que el inicio del espectáculo – un hombre tocaba la flauta y otro un violín mientras una muchacha vestida de rojo danzaba al son de la música – atraía la atención general para buscar un nuevo punto de observación.
Esta vez se decidió por la cocina. Así podría echarle un vistazo a las bandejas y jarras retirados por la sospechosa en previsión de que hubiera nuevas notas. En el lugar había suficiente actividad como para que su presencia y sus maniobras no fueran advertidas; así, incluso pudo obsequiarse con un vaso de jugo y unos bocadillos y jugar un poco cambiando algunos objetos de lugar – ¡ser un fantasma era muy divertido! – mientras vigilaba.
La jornada de trabajo en la taberna de la posada llegó a su fin, ya pasada la medianoche, sin que su labor de vigilancia tuviera frutos. Masticaba lo que le parecía un fracaso cuando vio que su camarera, luego de quitarse el delantal y arreglarse un poco, se despedía de la cocinera y la otra mesera y se encaminaba hacia la salida.
Inmediatamente, y sin pensar en nada más, fue tras sus pasos.
Florangél- Cantidad de envíos : 216
Re: Asunto: Confidencial
El alcohol pasaba por la mesa como si de agua se tratara, ambas mujeres eran de beber bastante, aunque la pirata aguantaba un poco más que su compañera de juego, que ya estaba algo mareada. Habían estado jugando durante unas dos o tres horas, mientras reían y comentaban historias, tenían mucho material hasta que se pusieran al día. Obviamente, ninguna hablaba de su trabajo, o de cosas demasiado importantes, Sonya era profesional, no revelaba información de sus clientes, y Sophitia no quería delatarse demasiado.
- Jajaja, golpee al sujeto en donde más le dolía, tendrías que haberle visto el rostro, estuvo tirado en el suelo llorando como un niño durante horas – Reía la pirata y hacia largar carcajadas a su compañera de mesa mientras contaba viejas anécdotas.
- ¿Y como te saliste de esa? – Pregunto Sonya con algo de dificultad por el exceso de alcohol.
- Al rato se levanto y me arrojo por una ventana, jajaja! Ya estaba fuera así que solo fue cuestión de correr – Contesto guiñándole un ojo a modo cómplice.
- Jajajaja! Eres terrible! Y me has hecho perder varias de mis monedas – Comento mientras miraba su bolsa – Te aprovechas de que el licor se me ha subido a la cabeza.
- Ni tan siquiera, no me aprovecharía así de una dama – Ambas hicieron un silencio mirnadose fijamente, y luego comenzaron a reír al unísono.
- Ayúdame a ir a mi cuarto al menos antes de irte – Dijo ofreciéndole una mano.
Sophitia se levanto despacio de la silla, sabía bien lo que podía pasar si se ponía en pie de un solo paso, el mundo comenzaría a girar a su alrededor y no sería nada agradable. Rodeo la mesa y tomo la mano de Sonya, ayudándola a levantarse, paso el brazo de esta por encima de su hombro y caminaron paso a paso hasta el cuarto de la mercenaria. Fue un trayecto largo y lento, sin contar con que la mujer se confundió un par de veces de calle, tuvieron que volver sobre sus pasos y tomar por otro lado. El aire frío no parecía hacerle efecto, incluso pareció empeorarlo.
- Sabes, Sophitia, siempre pensé que... – la oración se quedo en el aire unos segundos hasta que la retomo – Siempre pensé que si fueras hombre, me casaría contigo... Si, sin duda.... – Al terminar de decir esto dejo caer la cabeza, como si el esfuerzo de hablar hubiese sido mucho.
- Jajaja, ya empezamos con la charla de borracha, si que no cambias, mujer – No era la primera vez que acompañaba a un borracho, como es de imaginarse.
- ¡Lo digo en serio! – Dijo ofendida de que la trataran de borracha.
- Si, si, lo se – Lo único que faltaba era que se enojara – Ya llegamos creo...
El lugar era el que Sonya había señalado, una posada bastante buena que tenía en general mercenarios, por eso estaba abierto de tan tarde. La pirata llevo como pudo a la mujer a su cama, la dejo allí y con la satisfacción del trabajo cumplido se dirigió a buen paso hacia su propio cuarto, ya quería contarle todo a Florangel.
Llegó rápido a la posada donde se hospedaban, paso como un rayo por el comedor principal y subió las escaleras saltando de a dos los escalones, abrió de un golpe y apenas de aguanto hasta cerrar para hablar.
- Florangel, no sabes lo que... – Se detuvo en seco, su amiga no estaba por ningún lado – ¿Estas invisible? – Pregunto por las dudas, pero no hubo respuesta alguna - ¿Dónde se metió esta muchacha?
No quería preocuparse tan pronto, ella le había dicho que estaría vigilando abajo, quizás aun no había regresado, si la había visto pasar, pronto subiría, sino, tarde o temprano tendría sueño. Al final, era cuestión de esperar, se acostó en la cama, puso los brazos bajo la cabeza y espero.
- Jajaja, golpee al sujeto en donde más le dolía, tendrías que haberle visto el rostro, estuvo tirado en el suelo llorando como un niño durante horas – Reía la pirata y hacia largar carcajadas a su compañera de mesa mientras contaba viejas anécdotas.
- ¿Y como te saliste de esa? – Pregunto Sonya con algo de dificultad por el exceso de alcohol.
- Al rato se levanto y me arrojo por una ventana, jajaja! Ya estaba fuera así que solo fue cuestión de correr – Contesto guiñándole un ojo a modo cómplice.
- Jajajaja! Eres terrible! Y me has hecho perder varias de mis monedas – Comento mientras miraba su bolsa – Te aprovechas de que el licor se me ha subido a la cabeza.
- Ni tan siquiera, no me aprovecharía así de una dama – Ambas hicieron un silencio mirnadose fijamente, y luego comenzaron a reír al unísono.
- Ayúdame a ir a mi cuarto al menos antes de irte – Dijo ofreciéndole una mano.
Sophitia se levanto despacio de la silla, sabía bien lo que podía pasar si se ponía en pie de un solo paso, el mundo comenzaría a girar a su alrededor y no sería nada agradable. Rodeo la mesa y tomo la mano de Sonya, ayudándola a levantarse, paso el brazo de esta por encima de su hombro y caminaron paso a paso hasta el cuarto de la mercenaria. Fue un trayecto largo y lento, sin contar con que la mujer se confundió un par de veces de calle, tuvieron que volver sobre sus pasos y tomar por otro lado. El aire frío no parecía hacerle efecto, incluso pareció empeorarlo.
- Sabes, Sophitia, siempre pensé que... – la oración se quedo en el aire unos segundos hasta que la retomo – Siempre pensé que si fueras hombre, me casaría contigo... Si, sin duda.... – Al terminar de decir esto dejo caer la cabeza, como si el esfuerzo de hablar hubiese sido mucho.
- Jajaja, ya empezamos con la charla de borracha, si que no cambias, mujer – No era la primera vez que acompañaba a un borracho, como es de imaginarse.
- ¡Lo digo en serio! – Dijo ofendida de que la trataran de borracha.
- Si, si, lo se – Lo único que faltaba era que se enojara – Ya llegamos creo...
El lugar era el que Sonya había señalado, una posada bastante buena que tenía en general mercenarios, por eso estaba abierto de tan tarde. La pirata llevo como pudo a la mujer a su cama, la dejo allí y con la satisfacción del trabajo cumplido se dirigió a buen paso hacia su propio cuarto, ya quería contarle todo a Florangel.
Llegó rápido a la posada donde se hospedaban, paso como un rayo por el comedor principal y subió las escaleras saltando de a dos los escalones, abrió de un golpe y apenas de aguanto hasta cerrar para hablar.
- Florangel, no sabes lo que... – Se detuvo en seco, su amiga no estaba por ningún lado – ¿Estas invisible? – Pregunto por las dudas, pero no hubo respuesta alguna - ¿Dónde se metió esta muchacha?
No quería preocuparse tan pronto, ella le había dicho que estaría vigilando abajo, quizás aun no había regresado, si la había visto pasar, pronto subiría, sino, tarde o temprano tendría sueño. Al final, era cuestión de esperar, se acostó en la cama, puso los brazos bajo la cabeza y espero.
Sophitia- Cantidad de envíos : 955
Re: Asunto: Confidencial
La camarera salió apresuradamente del local y se metió entre las casas, cada vez en zonas más oscuras y menos transitadas, siempre vigilando sus espaldas, con cuidado de no llamar la atención, dando algunos rodeos… finalmente cuando se creyó segura, varias horas después, se encaminó por fin al punto concreto donde en un principio deseaba ir, un lugar mucho más cercano a la posada de lo que parecía después de tantas vueltas.
La última esquina que la camarera torció daba a un callejón especialmente oscuro, que no tenía salida. Llamó a una puerta, de manera un tanto peculiar y, cuando la puerta se abrió, se coló rápidamente por la rendija en su interior, cerrando la puerta tras de sí tan rápido que parecería que no se hubiera abierto, y sin dejar ver nada de lo que había en su interior.
Si alguien se acercaba a la puerta (cerrada ahora con llave), no se distinguiría absolutamente nada extraño, era una puerta como cualquier otra y ningún sonido salía de su interior. Simplemente era una casa más.
Una media hora después la camarera volvió a salir a la calle, no sin antes asegurarse de que no había nadie en el callejón, con un pequeño paquete bajo el brazo. De nuevo recorrió las calles, esta vez algo más descuidadamente, hasta finalmente entrar en la zona donde se encontraban las grandes casas de la gente más rica de Moramaile. Al llegar junto a una de ellas, empezó a caminar hasta la puerta por donde entraban las criadas, y esperó unos minutos.
Poco después la puerta abrió y un hombre envuelto en una capa, salió a su encuentro, recogió el paquete que ella llevaba y, tras un profundo y apasionado beso, volvió a entrar en la casa.
Visiblemente más relajada, la camarera volvió a la posada y se metió en su habitación a dormir.
La última esquina que la camarera torció daba a un callejón especialmente oscuro, que no tenía salida. Llamó a una puerta, de manera un tanto peculiar y, cuando la puerta se abrió, se coló rápidamente por la rendija en su interior, cerrando la puerta tras de sí tan rápido que parecería que no se hubiera abierto, y sin dejar ver nada de lo que había en su interior.
Si alguien se acercaba a la puerta (cerrada ahora con llave), no se distinguiría absolutamente nada extraño, era una puerta como cualquier otra y ningún sonido salía de su interior. Simplemente era una casa más.
Una media hora después la camarera volvió a salir a la calle, no sin antes asegurarse de que no había nadie en el callejón, con un pequeño paquete bajo el brazo. De nuevo recorrió las calles, esta vez algo más descuidadamente, hasta finalmente entrar en la zona donde se encontraban las grandes casas de la gente más rica de Moramaile. Al llegar junto a una de ellas, empezó a caminar hasta la puerta por donde entraban las criadas, y esperó unos minutos.
Poco después la puerta abrió y un hombre envuelto en una capa, salió a su encuentro, recogió el paquete que ella llevaba y, tras un profundo y apasionado beso, volvió a entrar en la casa.
Visiblemente más relajada, la camarera volvió a la posada y se metió en su habitación a dormir.
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