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Asunto: Confidencial
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Re: Asunto: Confidencial
La situación se complicaba a una velocidad de vértigo, Sophitia se levanto de un salto de la cama y se puso a mirar por la ventana, con una especie de miedo animal, temía que vinieran a buscarlas, temía que le pasara algo a Florangel. La muchacha había mostrado de sobra que tenía las capacidades para poder manejarse en ese mundo, pero la pirata tenía muchas dudas aun. ¿Qué haría en una pelea mano a mano? ¿Qué pasaría si la capturaban? ¿Y si la torturaban? No quería ni pensar a su amiga en esa clase de situaciones, antes de que algo así pasara prefería dejarse capturar y darle tiempo a la maga para escapar.
Escucho la historia mientras su cabeza divagaba por estas ideas, así que el sujeto de las cicatrices, el guardaespaldas y la mecerá eran los involucrados, o por lo menos la cara visible.
- Estos tres son solo los que llevaron acabo el acto, pero estoy segura que alguien atrás puso los planes y el dinero – Dijo Sophitia apoyando la espalda en el marco de la ventana, con la luz del sol recortando su figura – Sin duda, tenemos que entrar en esa casa para sacar algunas pistas más.
Empezó a caminar por el cuarto pensando.
- Bien, diría que lo mejor es que nos vayamos de aquí, de todos modos ya casi no nos queda dinero, así que íbamos a tener que dejar el cuarto – Se paro frente a su amiga - ¿Te molestaría mucho pasar a una posada de menor calidad?
No quería tampoco andar empujando a su amiga a una vida considerada por la mayoría como pobre y sospechoso, por el mal camino como decía la gente bien. Que la pirata adorara este estilo de vida no significaba que perdiera de vista lo que era considerado por las mayorías como bueno o malo.
- Sabes... Esto se pone cada vez más peligroso, por momentos pienso si hice bien en arrastrarte a semejante aventura – Se dio vuelta por que aunque había querido evitarlo, su cara estaba intensamente roja – Aunque no lo parezca, me preocupo por tu bien estar, mucho más de lo que imaginas.
No estaba segura de porque Florangel la ponía tan nerviosa, tanta inocencia y cariño era algo que no podía controlar.
Escucho la historia mientras su cabeza divagaba por estas ideas, así que el sujeto de las cicatrices, el guardaespaldas y la mecerá eran los involucrados, o por lo menos la cara visible.
- Estos tres son solo los que llevaron acabo el acto, pero estoy segura que alguien atrás puso los planes y el dinero – Dijo Sophitia apoyando la espalda en el marco de la ventana, con la luz del sol recortando su figura – Sin duda, tenemos que entrar en esa casa para sacar algunas pistas más.
Empezó a caminar por el cuarto pensando.
- Bien, diría que lo mejor es que nos vayamos de aquí, de todos modos ya casi no nos queda dinero, así que íbamos a tener que dejar el cuarto – Se paro frente a su amiga - ¿Te molestaría mucho pasar a una posada de menor calidad?
No quería tampoco andar empujando a su amiga a una vida considerada por la mayoría como pobre y sospechoso, por el mal camino como decía la gente bien. Que la pirata adorara este estilo de vida no significaba que perdiera de vista lo que era considerado por las mayorías como bueno o malo.
- Sabes... Esto se pone cada vez más peligroso, por momentos pienso si hice bien en arrastrarte a semejante aventura – Se dio vuelta por que aunque había querido evitarlo, su cara estaba intensamente roja – Aunque no lo parezca, me preocupo por tu bien estar, mucho más de lo que imaginas.
No estaba segura de porque Florangel la ponía tan nerviosa, tanta inocencia y cariño era algo que no podía controlar.
Sophitia- Cantidad de envíos : 955
Re: Asunto: Confidencial
- No, ¡qué va! – respondió ante la pregunta de su amiga – Una vez pasé la noche en una casa en ruinas, no creo que vayamos a un lugar así, ¿no?
Había sido divertido estar en una posada tan buena como esa, que era todo un lujo comparada con los lugares en que había pernoctado luego de salir de su tierra natal, pero no le preocupaba irse a un lugar más sencillo; le bastaba con tener sobre su cabeza un techo que no se lloviera, con no tener que dormir en el suelo y que la comida fuera comible. Lo que sí le preocupaba era que la pirata la viera como una niñita que necesitaba toda clase de mimos, casi como si fuera una muñequita de porcelana que pudiera romperse. Había notado que Sophitia tenía cierta tendencia a enfocar las cosas de esa manera y eso la incomodaba mucho.
- ¡Ufa! – el tono de su voz denotó su impaciencia – Tú no me arrastraste a nada, yo vine porque quise, soy bastante mayor para tomar mis propias decisiones, ¿no?
Se había cruzado de brazos y fruncido el ceño, realmente estaba molesta; el exceso de preocupación de su amiga la descolocaba tanto que la incomodidad se convertía en irritación. Pero su enojo se esfumó tan pronto como terminó de hablar y fue sustituido por cierto sentimiento de preocupación de haber lastimado a la pirata, que se había dado vuelta y ya no la miraba.
- No seas tonta, yo sé que te preocupas por mí – agregó en un tono más conciliador – pero me pone nerviosa que te preocupes tanto. ¿Nos vamos ahora mismo?
El cambio de tema había sido más bien brusco, pero de alguna manera intuía el nerviosismo de la pirata y no quería dar lugar a una escena sensiblera. No tenía reparos en abrazar y besar a la gente que quería, pero llanterías, eso sí que no. El llanto sólo era para cosas graves.
Había sido divertido estar en una posada tan buena como esa, que era todo un lujo comparada con los lugares en que había pernoctado luego de salir de su tierra natal, pero no le preocupaba irse a un lugar más sencillo; le bastaba con tener sobre su cabeza un techo que no se lloviera, con no tener que dormir en el suelo y que la comida fuera comible. Lo que sí le preocupaba era que la pirata la viera como una niñita que necesitaba toda clase de mimos, casi como si fuera una muñequita de porcelana que pudiera romperse. Había notado que Sophitia tenía cierta tendencia a enfocar las cosas de esa manera y eso la incomodaba mucho.
- ¡Ufa! – el tono de su voz denotó su impaciencia – Tú no me arrastraste a nada, yo vine porque quise, soy bastante mayor para tomar mis propias decisiones, ¿no?
Se había cruzado de brazos y fruncido el ceño, realmente estaba molesta; el exceso de preocupación de su amiga la descolocaba tanto que la incomodidad se convertía en irritación. Pero su enojo se esfumó tan pronto como terminó de hablar y fue sustituido por cierto sentimiento de preocupación de haber lastimado a la pirata, que se había dado vuelta y ya no la miraba.
- No seas tonta, yo sé que te preocupas por mí – agregó en un tono más conciliador – pero me pone nerviosa que te preocupes tanto. ¿Nos vamos ahora mismo?
El cambio de tema había sido más bien brusco, pero de alguna manera intuía el nerviosismo de la pirata y no quería dar lugar a una escena sensiblera. No tenía reparos en abrazar y besar a la gente que quería, pero llanterías, eso sí que no. El llanto sólo era para cosas graves.
Florangél- Cantidad de envíos : 216
Re: Asunto: Confidencial
Como se lo había imaginado, Florangel no se tomo a bien su comentario, y entendía el porque. No estaba bien tratarla como una niña, era una mujer hecha y derecha, y lo había demostrado en varias oportunidades. Pero la intuición de la pirata le decía que aun le faltaba vivir algunas circunstancias extremas antes de poder dar el ultimo paso a la madures.
- Si, tiene razón, no te preocupes, dejare de hacerlo – Dijo sin darse vuelta aun – Será lo mejor, agarra tus cosas, busquemos un lugar antes de que sea tarde y ya estén ocupados todos los cuartos.
No se dio vuelta para decir ninguna de esas cosas, su esfuerzo estaba puesto en mantener un tono calmado, no podía a la vez controlar sus gestos. Prefirió distraerse de tan vergonzoso tema, miro ella también si se olvidaban de algo, fue a la mesa donde habían dejado el mensaje desecho de la mesera, lo agarro y lo guardo en un bolsillo. Tomo sus armas, y una vez ajustadas al cinturón se volteo para mirar a su amiga.
- Bien, vamos – Sus modos eran algo mas secos de lo normal, pero claramente no era de enojo, sino de alguien que se controlaba con todas sus fuerzas para no ser tan demostrativo.
Abrió la puerta dejando pasar primero a su amiga, y luego salió ella, bajando la escalera respiro profundo varias veces, no era momento para sentimentalismos, no recordaba bien cuando había sido la ultima vez que había llorado, tal vez con la muerte de su padre, no estaba segura. Pero hoy no rompería su récord, al menos podía mantener la mente así de fría.
Pasaron por el comedor, Sophitia no miro a nadie en particular, mucho menos a la dichosa mesera, no tenían que llamar la atención bajo ningún motivo. Una vez fuera la pirata miro a ambos lados, meditando a cual lugar era mejor ir.
- Tengo un par de sitios a buen precio, pero son sitios de piratas, y no se si nos conviene estar en un lugar así ¿Tu qué opinas? – Esperaba su participación en las decisiones, ya sonreía de nuevo, aunque no del todo feliz.
- Si, tiene razón, no te preocupes, dejare de hacerlo – Dijo sin darse vuelta aun – Será lo mejor, agarra tus cosas, busquemos un lugar antes de que sea tarde y ya estén ocupados todos los cuartos.
No se dio vuelta para decir ninguna de esas cosas, su esfuerzo estaba puesto en mantener un tono calmado, no podía a la vez controlar sus gestos. Prefirió distraerse de tan vergonzoso tema, miro ella también si se olvidaban de algo, fue a la mesa donde habían dejado el mensaje desecho de la mesera, lo agarro y lo guardo en un bolsillo. Tomo sus armas, y una vez ajustadas al cinturón se volteo para mirar a su amiga.
- Bien, vamos – Sus modos eran algo mas secos de lo normal, pero claramente no era de enojo, sino de alguien que se controlaba con todas sus fuerzas para no ser tan demostrativo.
Abrió la puerta dejando pasar primero a su amiga, y luego salió ella, bajando la escalera respiro profundo varias veces, no era momento para sentimentalismos, no recordaba bien cuando había sido la ultima vez que había llorado, tal vez con la muerte de su padre, no estaba segura. Pero hoy no rompería su récord, al menos podía mantener la mente así de fría.
Pasaron por el comedor, Sophitia no miro a nadie en particular, mucho menos a la dichosa mesera, no tenían que llamar la atención bajo ningún motivo. Una vez fuera la pirata miro a ambos lados, meditando a cual lugar era mejor ir.
- Tengo un par de sitios a buen precio, pero son sitios de piratas, y no se si nos conviene estar en un lugar así ¿Tu qué opinas? – Esperaba su participación en las decisiones, ya sonreía de nuevo, aunque no del todo feliz.
Sophitia- Cantidad de envíos : 955
Re: Asunto: Confidencial
Intuía que su amiga no se encontraba del todo bien y, aunque no era precisamente un modelo de tacto, no quería atosigarla así que ante la voz de “agarra tus cosas” se apresuró a ponerse en movimiento. Su equipaje era tan sucinto que en lo que tarda un pestañeo ya estaba lista y salió de la habitación de buena gana, mimetizándose con el entorno antes de hacerlo. Si alguien rondaba por ahí, sólo vería a Sophitia saliendo de la habitación.
Cuando llegaron a la calle sin llamar la atención de nadie, se dispuso a seguir la ruta que la pirata indicara, pero se llevo la grata sorpresa de que esta le preguntara su opinión; contenta, le dio un abrazo antes de decirle lo que pensaba.
- Yo creo que no nos conviene estar donde haya piratas. Alguien podría conocerte y saber que no eres una mercenaria.
Se quedó en silencio unos instantes luego de hablar. No conocía la isla ni sus lugares de alojamiento, pero había estado en más de un puerto en su corta existencia y sabía que allí no faltaban sitios para hospedarse de diversas categorías, ya fuera para los trabajadores del puerto o para los viajeros.
- Supongo que en el puerto podremos encontrar algo.
Que el dinero estuviera agotándose era un gran problema. No tenía ni idea de cuanto iban a tardar en averiguar quien y por qué había matado a Vincent y aunque el alojamiento fuera barato, pronto se quedarían sin blanca si no conseguían nuevos fondos.
- ¿No crees que…?
No alcanzó a completar la frase porque una serie de gritos y carreras, provenientes de un callejón cercano, la interrumpieron. Los cadáveres de Vincent y su acompañante acababan de ser descubiertos.
Cuando llegaron a la calle sin llamar la atención de nadie, se dispuso a seguir la ruta que la pirata indicara, pero se llevo la grata sorpresa de que esta le preguntara su opinión; contenta, le dio un abrazo antes de decirle lo que pensaba.
- Yo creo que no nos conviene estar donde haya piratas. Alguien podría conocerte y saber que no eres una mercenaria.
Se quedó en silencio unos instantes luego de hablar. No conocía la isla ni sus lugares de alojamiento, pero había estado en más de un puerto en su corta existencia y sabía que allí no faltaban sitios para hospedarse de diversas categorías, ya fuera para los trabajadores del puerto o para los viajeros.
- Supongo que en el puerto podremos encontrar algo.
Que el dinero estuviera agotándose era un gran problema. No tenía ni idea de cuanto iban a tardar en averiguar quien y por qué había matado a Vincent y aunque el alojamiento fuera barato, pronto se quedarían sin blanca si no conseguían nuevos fondos.
- ¿No crees que…?
No alcanzó a completar la frase porque una serie de gritos y carreras, provenientes de un callejón cercano, la interrumpieron. Los cadáveres de Vincent y su acompañante acababan de ser descubiertos.
Florangél- Cantidad de envíos : 216
Re: Asunto: Confidencial
Recibió el abrazo con algo de sorpresa, no se esperaba esa reacción, nunca esperaba esa clase de reacciones de parte de los demás hacia ella. El que fuera una muchacha invisible tampoco ayudaba a que se sorprendiera menos, no podía verla, mucho menos atajarla, así que solo se quedo quieta, recibiendo el mimo no pedido.
Era seguro que alguien la reconocería en los lugares a donde solía ir, sus constantes peleas, la suerte que tenía con los dados y un gran numero de entrepiernas pateadas a los que se pasaban de listos, aseguraban que la recordarían.
- Vamos al puerto entonces – Dijo mientras se rascaba la nariz para que no se notara que estaba hablando – Confío en que me seguirás de cerca, por que si nos separamos no existe modo de que te encuentre – Agrego con una sonrisa torcida.
Escucho el grito e inmediatamente supo de que se trataba, sin duda era el hallazgo de los cuerpos. La gente comenzaba a amontonarse, toda la chusma quería ver el espectaculo antes de que viniera la seguridad a llevárselos.
- Ven, me acercare a mirar, sería raro que sea la única que se va sin mirar que pasa – Prefería hacer lo que hacían todos para ser menos llamativa.
Se acerco empujando un poco, y si bien no recurrió a blasfemias piratas para quitar a las personas, si un par de miradas alcanzaron para que mas de uno se moviera. Al final estuvo una vez mas frente a la escena antes vista, la sangre era abundante, los cuerpos sin vida yacían mirando con ojos vidriosos el cielo.
- Vamonos... – Susurro luego de que pasaran unos minutos, cuando la gente comenzaba a irse – Ya vi suficiente de esto... – Que estuviera acostumbrada a ver gente muerta de modos especialmente horribles no significaba que le gustara.
Se puso las manos en los bolsillos y comenzó a caminar hacia el puerto sin decir ni una palabra, habían demasiados imprevistos, e incertidumbres, le molestaba un poco el tener que pensar tanto. Había sido un día terrible, de esos que es mejor que terminen pronto, antes de que traiga mas malas noticias.
Paso rápidamente por frente a los bares portuarios en los que ya había estado, hasta que encontró uno que, por ser nuevo, nunca había visitado. Hecho en piedra, pintado con cal blanca para ayudar a mantenerlo, era un edificio perfectamente cuadrado, de ventanas pequeñas pero en grandes cantidades.
- Aquí esta bien... – Susurro antes de entrar.
Era seguro que alguien la reconocería en los lugares a donde solía ir, sus constantes peleas, la suerte que tenía con los dados y un gran numero de entrepiernas pateadas a los que se pasaban de listos, aseguraban que la recordarían.
- Vamos al puerto entonces – Dijo mientras se rascaba la nariz para que no se notara que estaba hablando – Confío en que me seguirás de cerca, por que si nos separamos no existe modo de que te encuentre – Agrego con una sonrisa torcida.
Escucho el grito e inmediatamente supo de que se trataba, sin duda era el hallazgo de los cuerpos. La gente comenzaba a amontonarse, toda la chusma quería ver el espectaculo antes de que viniera la seguridad a llevárselos.
- Ven, me acercare a mirar, sería raro que sea la única que se va sin mirar que pasa – Prefería hacer lo que hacían todos para ser menos llamativa.
Se acerco empujando un poco, y si bien no recurrió a blasfemias piratas para quitar a las personas, si un par de miradas alcanzaron para que mas de uno se moviera. Al final estuvo una vez mas frente a la escena antes vista, la sangre era abundante, los cuerpos sin vida yacían mirando con ojos vidriosos el cielo.
- Vamonos... – Susurro luego de que pasaran unos minutos, cuando la gente comenzaba a irse – Ya vi suficiente de esto... – Que estuviera acostumbrada a ver gente muerta de modos especialmente horribles no significaba que le gustara.
Se puso las manos en los bolsillos y comenzó a caminar hacia el puerto sin decir ni una palabra, habían demasiados imprevistos, e incertidumbres, le molestaba un poco el tener que pensar tanto. Había sido un día terrible, de esos que es mejor que terminen pronto, antes de que traiga mas malas noticias.
Paso rápidamente por frente a los bares portuarios en los que ya había estado, hasta que encontró uno que, por ser nuevo, nunca había visitado. Hecho en piedra, pintado con cal blanca para ayudar a mantenerlo, era un edificio perfectamente cuadrado, de ventanas pequeñas pero en grandes cantidades.
- Aquí esta bien... – Susurro antes de entrar.
Sophitia- Cantidad de envíos : 955
Re: Asunto: Confidencial
Siguió a Sophitia en su recorrido hacia el callejón, sin siquiera reflexionar en lo que iban a ver. Toda su atención estuvo centrada en seguir muy de cerca de la pirata, aprovechando el surco que ésta abría a su paso, así que no estaba ni remotamente preparada para lo que vio cuando llegaron a su objetivo.
Vincent y su acompañante yacían con los abiertos y vidriosos y un rictus de sorpresa y horror en sus rostros, en medio de un mar sangre. No era la primera vez que Florángel veía cadáveres, pero siempre las señas de la muerte violenta la afectaban hasta físicamente. Si Sophitia hubiese podido verla, hubiera notado que su tez habitualmente morena había tomado un tono blanquecino, incluyendo los labios y que temblaba como si estuviera muriéndose de frío. Luego del primer vistazo, cerró los ojos y se quedó así hasta que la pirata dio la señal de partida.
Espontáneamente, se tomó del brazo de su amiga para no perderla – las calles no estaban tan transitadas como para que fuera problema caminar junto a ella y la acompañó sin emitir siquiera un susurro. No era la prudencia la que la hacía guardar silencio, si no el impacto de la visión de los cadáveres. Se daba cuenta que reaccionar así no era lo más apropiado para una aventurera, pero eso no era lo que más la perturbaba.
Por primera vez, desde que iniciaran la misión encomendada por Valeska, tomaba conciencia real de los peligros a los que su amiga y ella estaban expuestas. Para ella había sido un juego, una apasionante aventura y ni siquiera la noticia de los asesinatos había logrado modificar esa idea. Pero cuando vio los cadáveres… Un velo se descorrió y le mostró la real dimensión del problema en que se habían involucrado. Quien había matado a Vincent y compañía, podía matarlas también a ellas si seguían metiendo su nariz en esos asuntos.
Embebida en sus pensamientos y todavía conmocionada, siguió automáticamente a Sophitia cuando entró al bar, sin fijarse en la apariencia del lugar.
- ¿Podemos tomar un trago? – preguntó en un susurro cuando estuvieron adentro. No acostumbraba beber pero, en ese preciso momento, necesitaba algo fuerte.
Vincent y su acompañante yacían con los abiertos y vidriosos y un rictus de sorpresa y horror en sus rostros, en medio de un mar sangre. No era la primera vez que Florángel veía cadáveres, pero siempre las señas de la muerte violenta la afectaban hasta físicamente. Si Sophitia hubiese podido verla, hubiera notado que su tez habitualmente morena había tomado un tono blanquecino, incluyendo los labios y que temblaba como si estuviera muriéndose de frío. Luego del primer vistazo, cerró los ojos y se quedó así hasta que la pirata dio la señal de partida.
Espontáneamente, se tomó del brazo de su amiga para no perderla – las calles no estaban tan transitadas como para que fuera problema caminar junto a ella y la acompañó sin emitir siquiera un susurro. No era la prudencia la que la hacía guardar silencio, si no el impacto de la visión de los cadáveres. Se daba cuenta que reaccionar así no era lo más apropiado para una aventurera, pero eso no era lo que más la perturbaba.
Por primera vez, desde que iniciaran la misión encomendada por Valeska, tomaba conciencia real de los peligros a los que su amiga y ella estaban expuestas. Para ella había sido un juego, una apasionante aventura y ni siquiera la noticia de los asesinatos había logrado modificar esa idea. Pero cuando vio los cadáveres… Un velo se descorrió y le mostró la real dimensión del problema en que se habían involucrado. Quien había matado a Vincent y compañía, podía matarlas también a ellas si seguían metiendo su nariz en esos asuntos.
Embebida en sus pensamientos y todavía conmocionada, siguió automáticamente a Sophitia cuando entró al bar, sin fijarse en la apariencia del lugar.
- ¿Podemos tomar un trago? – preguntó en un susurro cuando estuvieron adentro. No acostumbraba beber pero, en ese preciso momento, necesitaba algo fuerte.
Florangél- Cantidad de envíos : 216
Re: Asunto: Confidencial
Si Sophitia noto el contacto excesivo de su amiga no hizo señal alguna, tal vez pensando que era una precaución para no perderse, no se hubiese imaginado quizás que la vista de los cuerpos podía ser tan impactante para Florangel, y menos en ese momento en que intentaba mostrarse mas confiada hacia sus capacidades.
Pero hubo algo que le llamo la atención, algo que su amiga comúnmente no hacia ¿Pedir algo de beber? Si la pirata hubiese podido darse vuelta para mirarla sorprendida sin duda hubiese sido en ese momento, pero en lugar de eso levanto una ceja en señal de desconcierto. No le respondió en vos alta, pero apretó su mano para que supiera que la había escuchado.
Dentro de la taberna habían unas pocas personas dispersas, seguramente porque aun no era el horario de mayor transito de gente, la fachada del lugar era tal y como esperaba, piso de tierra, mesas de madera oscura, paredes pintadas de blanco al igual que el exterior, a su derecha estaba la barra, y en una punta podía verse una estrecha escalera que de seguro llevaría a unos pocos cuartos. Sophitia busco una mesa apartada, para poder hablar tranquila con su amiga.
Una vez acomodadas, le hizo una seña a la mesera para que trajera una jarra de cerveza, de seguro no sería tan rica como la que servía en el otro sitio, pero estaría bien para sacarse la sed. A esta altura su intuición ya le había advertido claramente que algo raro sucedía a Florangel, algo la había... ¿Asustado? ¿Sería eso?
- ¿Qué es lo que sucede? – Fue la simple pregunta, se entendían lo suficiente como no tener que agregar mas.
Si era lo que pensaba, si su amiga confirmaba sus sospechas, entonces lo que había dicho en el cuarto anterior no había resultado tan desacertado, pero el tener razón no le resultaba satisfactorio, no en ese momento en que necesitaba que fuera fuerte. La mesera pronto trajo una buena jarra de cerveza recién servida, la pirata sirvió dando tiempo a la muchacha para que eligiera las palabras con cuidado.
- Debes estar tranquila, pase lo que pase, yo te protegeré... – Dijo mientras terminaba de servir, no estaba segura de porque, pero era algo que necesitaba decirle, algo que necesitaba que supiera.
Pero hubo algo que le llamo la atención, algo que su amiga comúnmente no hacia ¿Pedir algo de beber? Si la pirata hubiese podido darse vuelta para mirarla sorprendida sin duda hubiese sido en ese momento, pero en lugar de eso levanto una ceja en señal de desconcierto. No le respondió en vos alta, pero apretó su mano para que supiera que la había escuchado.
Dentro de la taberna habían unas pocas personas dispersas, seguramente porque aun no era el horario de mayor transito de gente, la fachada del lugar era tal y como esperaba, piso de tierra, mesas de madera oscura, paredes pintadas de blanco al igual que el exterior, a su derecha estaba la barra, y en una punta podía verse una estrecha escalera que de seguro llevaría a unos pocos cuartos. Sophitia busco una mesa apartada, para poder hablar tranquila con su amiga.
Una vez acomodadas, le hizo una seña a la mesera para que trajera una jarra de cerveza, de seguro no sería tan rica como la que servía en el otro sitio, pero estaría bien para sacarse la sed. A esta altura su intuición ya le había advertido claramente que algo raro sucedía a Florangel, algo la había... ¿Asustado? ¿Sería eso?
- ¿Qué es lo que sucede? – Fue la simple pregunta, se entendían lo suficiente como no tener que agregar mas.
Si era lo que pensaba, si su amiga confirmaba sus sospechas, entonces lo que había dicho en el cuarto anterior no había resultado tan desacertado, pero el tener razón no le resultaba satisfactorio, no en ese momento en que necesitaba que fuera fuerte. La mesera pronto trajo una buena jarra de cerveza recién servida, la pirata sirvió dando tiempo a la muchacha para que eligiera las palabras con cuidado.
- Debes estar tranquila, pase lo que pase, yo te protegeré... – Dijo mientras terminaba de servir, no estaba segura de porque, pero era algo que necesitaba decirle, algo que necesitaba que supiera.
Sophitia- Cantidad de envíos : 955
Re: Asunto: Confidencial
Se sentó a la mesa que Sophitia había escogido agradecida de la tranquilidad del lugar; no estaba de humor para el bullicio, necesitaba asimilar lo que había visto en el callejón y sus implicancias. Que el lugar estuviera poco concurrido y la mesa elegida por la pirata estuviera apartada resultó muy conveniente para ambas muchachas en otro sentido, ya que Florangél había olvidado hacerse visible y si alguien llegaba a observarlas con cierta atención sin duda se mostraría sorprendido por lo que veía… o por lo que no.
Tal como su amiga esperaba, entendió de inmediato su pregunta: No le sorprendió que hubiera notado que le pasaba algo, pero sintió cierto disgusto consigo misma por haber sido tan evidente; quizás Sophitia volviera a considerarla como una chiquilla. La afirmación de ésta de la protegería pasara lo que pasara confirmó esa aprehensión.
- No estoy asustada – se apresuró a señalar luego de darle un sorbo a la cerveza – es sólo que…
¿Si no era miedo qué le pasaba? Estaba preocupada e impresionada, eso era. Los del callejón no eran los primeros cadáveres que veía, pero siempre la impactaban y esta misión no era el único peligro al que se viera enfrentada, pero… Normalmente, se veía envuelta en situaciones peligrosas - o se lanzaba de cabeza a ellas - sin mayor noción del lío en que se estaba metiendo y luego reaccionaba ante las eventualidades de la mejor manera posible para salir con vida y sin daño; sólo al final de la aventura podía dimensionar el real riesgo que había corrido y a veces ni eso. Esta era la primera vez que tomaba conciencia de la posibilidad del riesgo antes de que éste se hiciera real y eso rompía sus esquemas.
- Me pone mal ver cadáveres – explicó – es como si me enfermera, no es miedo realmente… pero no sé que es… supongo que es falta de costumbre…
Bebió otro largo sorbo de la cerveza antes de continuar su explicación. No sabía lo suficiente de cervezas como para saber si la que bebía era mala o buena, pero le proporcionaba un agradable calorcillo y la hacía sentir reconfortada, eso era todo lo que le importaba.
- ¿Sabes? No me había dado cuenta que este asunto era tan peligroso, creo que tengo que aprender a manejar un arma.
Tal como su amiga esperaba, entendió de inmediato su pregunta: No le sorprendió que hubiera notado que le pasaba algo, pero sintió cierto disgusto consigo misma por haber sido tan evidente; quizás Sophitia volviera a considerarla como una chiquilla. La afirmación de ésta de la protegería pasara lo que pasara confirmó esa aprehensión.
- No estoy asustada – se apresuró a señalar luego de darle un sorbo a la cerveza – es sólo que…
¿Si no era miedo qué le pasaba? Estaba preocupada e impresionada, eso era. Los del callejón no eran los primeros cadáveres que veía, pero siempre la impactaban y esta misión no era el único peligro al que se viera enfrentada, pero… Normalmente, se veía envuelta en situaciones peligrosas - o se lanzaba de cabeza a ellas - sin mayor noción del lío en que se estaba metiendo y luego reaccionaba ante las eventualidades de la mejor manera posible para salir con vida y sin daño; sólo al final de la aventura podía dimensionar el real riesgo que había corrido y a veces ni eso. Esta era la primera vez que tomaba conciencia de la posibilidad del riesgo antes de que éste se hiciera real y eso rompía sus esquemas.
- Me pone mal ver cadáveres – explicó – es como si me enfermera, no es miedo realmente… pero no sé que es… supongo que es falta de costumbre…
Bebió otro largo sorbo de la cerveza antes de continuar su explicación. No sabía lo suficiente de cervezas como para saber si la que bebía era mala o buena, pero le proporcionaba un agradable calorcillo y la hacía sentir reconfortada, eso era todo lo que le importaba.
- ¿Sabes? No me había dado cuenta que este asunto era tan peligroso, creo que tengo que aprender a manejar un arma.
Florangél- Cantidad de envíos : 216
Re: Asunto: Confidencial
La mesera había traído solo un tarro para beber, por el obvio motivo de que para todos los que estaban alrededor ella estaba sola. Así que, cosa rara en la pirata, después de servir el vaso se lo paso a su amiga y espero a que llegara su turno mientras escuchaba lo que tenía para decirle. Su apuro en confirmarle que no se trataba de miedo, Sophitia no podía evitar pensar que se había equivocado nuevamente en su elección de palabras.
- No, no era mi intención... Quiero decir... Yo sé bien que no tienes miedo, lo que quería decir era que.... – Se trababa con sus propias palabras, vio que el jarro de cerveza era apoyado nuevamente en la mesa, aprovecho para agarrarlo y cerrar la boca dándole un buen trago y sirviendo un poco mas.
Mientras, Florangel daba su versión sobre lo sucedido, le causaban impresión los cadáveres, era algo mas que lógico ¿Qué sabía de su amiga? Parecía una buena chica, que había crecido con una familia amable, en la cual seguramente no se acostumbraba matar gente a diario, como le había pasado a Sophitia.
- Nadie tiene por que estar acostumbrado a ver cadáveres, tendría que haberlo pensado antes de llevarte allí – Aprovecho para sacarle el jarro una vez mas – Pero... Si eso ayudo a que pudieras ver en lo que nos estamos involucrando, entonces no me arrepiento – Dejo la cerveza a un lado y si bien le resultaba imposible mirar a los ojos a su amiga, si se apoyo sobre la mesa y con gesto serio siguió hablando – Es esto a lo que me refería antes, no desconfío de tus habilidades, ni creo que seas una niña, tan solo me tenía preocupada que aceptaras el contrato sin leer la letra chica. - Abrio los ojos en gesto de sorpresa ante la idea de que manejara un arma - Te enseñare entonces, sera un buen complemento con tu magia.
La comparación con la "letra chica" era correcta a su entender, y por sobre todo, quitarle la idea de que sus palabras eran producto de subestimarla. Se recostó sobre la silla, algo mas tranquila de haber podido explicarse correctamente. Miro alrededor, preocupada de que la gente notara la jarra voladora, o que la mercenaria hablaba sola, pero todos parecía metidos en sus propios asuntos, los que aun estaban mínimamente lucidos, otros ya dormían sobre la mesa, producto del alcohol.
Mientras continuaban con la charla la pirata movía la mano por la mesa, quería saber donde estaba exactamente Florangel, rozó una de sus manos, apoyada sobre la mesa, la agarro con fuerza, no tanto por la maga, sino porque quería tomar coraje para decir palabras que normalmente no decía.
- Escucha atentamente... – Uno de los borrachos paso cerca de ellas golpeando la silla de la pirata ya que no podía caminar derecho, Sophitia dejo la oración a medio terminar, y suspiro, el destino no quería que fuera sincera – Llevemos las cervezas al cuarto, así podremos hablar tranquilas de una buena vez.
Dicho esto soltó la mano de su amiga y se puso en pie, en verdad necesitaba sacarse esa extraña sensación del pecho, se acerco a la barra donde se encontraba el dueño con un gran libro de anotaciones, sacando las cuentas de día. Sophitia pidió un cuarto y otras dos jarras de cerveza, usando así el ultimo dinero que tenían. Luego subió sin mas, contando con que la muchacha invisible estuviera en todo momento tras ella.
- No, no era mi intención... Quiero decir... Yo sé bien que no tienes miedo, lo que quería decir era que.... – Se trababa con sus propias palabras, vio que el jarro de cerveza era apoyado nuevamente en la mesa, aprovecho para agarrarlo y cerrar la boca dándole un buen trago y sirviendo un poco mas.
Mientras, Florangel daba su versión sobre lo sucedido, le causaban impresión los cadáveres, era algo mas que lógico ¿Qué sabía de su amiga? Parecía una buena chica, que había crecido con una familia amable, en la cual seguramente no se acostumbraba matar gente a diario, como le había pasado a Sophitia.
- Nadie tiene por que estar acostumbrado a ver cadáveres, tendría que haberlo pensado antes de llevarte allí – Aprovecho para sacarle el jarro una vez mas – Pero... Si eso ayudo a que pudieras ver en lo que nos estamos involucrando, entonces no me arrepiento – Dejo la cerveza a un lado y si bien le resultaba imposible mirar a los ojos a su amiga, si se apoyo sobre la mesa y con gesto serio siguió hablando – Es esto a lo que me refería antes, no desconfío de tus habilidades, ni creo que seas una niña, tan solo me tenía preocupada que aceptaras el contrato sin leer la letra chica. - Abrio los ojos en gesto de sorpresa ante la idea de que manejara un arma - Te enseñare entonces, sera un buen complemento con tu magia.
La comparación con la "letra chica" era correcta a su entender, y por sobre todo, quitarle la idea de que sus palabras eran producto de subestimarla. Se recostó sobre la silla, algo mas tranquila de haber podido explicarse correctamente. Miro alrededor, preocupada de que la gente notara la jarra voladora, o que la mercenaria hablaba sola, pero todos parecía metidos en sus propios asuntos, los que aun estaban mínimamente lucidos, otros ya dormían sobre la mesa, producto del alcohol.
Mientras continuaban con la charla la pirata movía la mano por la mesa, quería saber donde estaba exactamente Florangel, rozó una de sus manos, apoyada sobre la mesa, la agarro con fuerza, no tanto por la maga, sino porque quería tomar coraje para decir palabras que normalmente no decía.
- Escucha atentamente... – Uno de los borrachos paso cerca de ellas golpeando la silla de la pirata ya que no podía caminar derecho, Sophitia dejo la oración a medio terminar, y suspiro, el destino no quería que fuera sincera – Llevemos las cervezas al cuarto, así podremos hablar tranquilas de una buena vez.
Dicho esto soltó la mano de su amiga y se puso en pie, en verdad necesitaba sacarse esa extraña sensación del pecho, se acerco a la barra donde se encontraba el dueño con un gran libro de anotaciones, sacando las cuentas de día. Sophitia pidió un cuarto y otras dos jarras de cerveza, usando así el ultimo dinero que tenían. Luego subió sin mas, contando con que la muchacha invisible estuviera en todo momento tras ella.
Sophitia- Cantidad de envíos : 955
Re: Asunto: Confidencial
- Pero tú no me llevaste, yo fui porque quise – alegó.
No le gustaba que la pirata se hiciera responsable por los errores que ella cometía, pero no discutió más al respecto. Su amiga tenía razón al pensar que había aceptado el contrato sin leer la “letra chica”. Había acompañado muchas veces a su padre en sus viajes en representación de los comerciantes de su pueblo y sabía que casi todos los contratos la incluían y que la mayoría de la gente no le prestaba atención. Su padre le había enseñado a buscarla y leerla, pero en esta misión no había tenido en cuenta sus recomendaciones y sólo había abierto los ojos al ver los cadáveres en el callejón. Sin embargo, no se arrepentía de la decisión tomada y estaba más decidida que nunca a seguir adelante.
- ¡Qué bien!
La idea de que Sophitia fuera su maestra de armas le encantaba. Estaba convencida de que la muchacha era muy ducha en esas artes, mucho más que ella en la magia. Era una lástima que no pudiera enseñarle magia para corresponderle, pero quizás pudiera enseñarle alguna otra cosa, ¿le interesaría a la pirata aprender a cocinar?
Divagaba feliz, bebiendo otra jarra de cerveza cuando su amiga le agarró una mano con fuerza y comenzó a hablarle con semblante serio, como si estuviera por decirle algo muy importante. Intrigada, dejó la jarra en la mesa y se dispuso a escuchar con atención lo que la pirata le iba a decir, pero un borracho torpe que golpeó su silla la interrumpió.
- De acuerdo – susurró mientras se levantaba a su vez.
Poco acostumbrada a beber como estaba, los tragos de cerveza que había bebido – que habían dejado impávida a Sophitia – empezaban a obrar su efecto en ella, provocándole ciertas dificultades para mantener el equilibrio mientras seguía a su compañera hasta la barra. Para cuando llegaron a las escaleras, consideró que subirlas sin tropiezos era una tarea superior a sus fuerzas y. para evitarse problemas como una probable caída, tomó la forma de un perico – como cuando habían llegado a la primera posada – y con un breve vuelo se posó en el hombro de la pirata.
No le gustaba que la pirata se hiciera responsable por los errores que ella cometía, pero no discutió más al respecto. Su amiga tenía razón al pensar que había aceptado el contrato sin leer la “letra chica”. Había acompañado muchas veces a su padre en sus viajes en representación de los comerciantes de su pueblo y sabía que casi todos los contratos la incluían y que la mayoría de la gente no le prestaba atención. Su padre le había enseñado a buscarla y leerla, pero en esta misión no había tenido en cuenta sus recomendaciones y sólo había abierto los ojos al ver los cadáveres en el callejón. Sin embargo, no se arrepentía de la decisión tomada y estaba más decidida que nunca a seguir adelante.
- ¡Qué bien!
La idea de que Sophitia fuera su maestra de armas le encantaba. Estaba convencida de que la muchacha era muy ducha en esas artes, mucho más que ella en la magia. Era una lástima que no pudiera enseñarle magia para corresponderle, pero quizás pudiera enseñarle alguna otra cosa, ¿le interesaría a la pirata aprender a cocinar?
Divagaba feliz, bebiendo otra jarra de cerveza cuando su amiga le agarró una mano con fuerza y comenzó a hablarle con semblante serio, como si estuviera por decirle algo muy importante. Intrigada, dejó la jarra en la mesa y se dispuso a escuchar con atención lo que la pirata le iba a decir, pero un borracho torpe que golpeó su silla la interrumpió.
- De acuerdo – susurró mientras se levantaba a su vez.
Poco acostumbrada a beber como estaba, los tragos de cerveza que había bebido – que habían dejado impávida a Sophitia – empezaban a obrar su efecto en ella, provocándole ciertas dificultades para mantener el equilibrio mientras seguía a su compañera hasta la barra. Para cuando llegaron a las escaleras, consideró que subirlas sin tropiezos era una tarea superior a sus fuerzas y. para evitarse problemas como una probable caída, tomó la forma de un perico – como cuando habían llegado a la primera posada – y con un breve vuelo se posó en el hombro de la pirata.
Florangél- Cantidad de envíos : 216
Re: Asunto: Confidencial
La pirata no estaba pensando mucho en eso de enseñarle a Florangel técnicas de pelea, lo cierto es que su mente divagaba por cuestiones que en ese momento le resultaban mas urgentes. Así y todo se tomo unos minutos para meditarlo mientras iban hacia la habitación, y se dio cuenta que no tenia la mas mínima idea de cómo se le enseñaba a alguien a pelear, siquiera estaba segura de cómo había aprendido ella misma. La experiencia era su mejor maestro, en todo caso intentaría pensar en algún modo de instruirla en lo básico.
No se percato del estado algo mareado de su amiga, ni relaciono su transformación con eso, pero recibió con gusto de nuevo al lindo perico en su hombro, incluso sonriéndole a pensar de sus cavilaciones. Abrió la puerta de madera que llevaba al cuarto que habían alquilado por esa noche, como era de esperarse, no era tan bonito como el que venían disfrutando. Piso de madera sin limpiar, la tierra se había juntado sobre todo en las esquinas, había solo una cama pero parecía algo enclenque, quizás sería adecuado que una durmiera en el piso.
- Bien, peor es dormir en la calle - Dijo bromeando Sophitia mientras dejaba las pocas cosas que llevaba en un rincón – Mañana buscaremos trabajo, supongo que también nos ayudara a integrarnos a las personas de aquí sin llamar la atención.
El cuarto tenía una única pieza, y el baño estaba fuera en el pasillo ya que se compartía con todos los otros huéspedes, dejando eso de lado, no era tan malo. Miro por la ventana mas por costumbre que por que en verdad buscara algo, y luego se dejo caer sobre la cama, que hizo un ruido poco prometedor ante su peso.
- Por fin tranquilas, no puedo creer lo largo que fue el día – Estaba un poco nerviosa, antes se había dejado llevar por el impulso, pero ahora estaba con la mente de nuevo en su lugar, y la perspectiva de ser sincera con Florangel se le antojaba de lo mas vergonzoso – Bien... Te había prometido una charla – Dijo mirando para otro lado, ya se lo había dicho, sería muy sospechoso retractarse en ese momento.
Miro la luna a través de la ventana, era una noche hermosa y despejada, ajena a todo lo que sucedía en las calles de la ciudad ¿Y como se explicaba esa sensación extraña que reclamaba el ser libre? Del mismo modo en que había hecho todo en su vida, sin premeditarlo, y confiando en que las cosas salieran bien.
- Florangel, no soy muy buena con las palabras, mucho menos si son para expresar las cosas que siento – Ya había bajado la mirada al piso, y la charla recién comenzaba – Nunca nadie se mostró afectuoso, y atento conmigo, no es algo normal en el estilo de vida que elegí. Mi crianza fue maravillosa, pero muy dura, y tal vez con faltante de... Dulzura.
Trago saliva, dando una pausa por si su amiga quería agregar algo.
- Tu bondad y cariño me llenan de alegría, de mucha mas felicidad de la que estoy acostumbrada a soportar. Es por eso que a veces quiero sobre protegerte, es por eso que intento que no sufras daño alguno, en ningún sentido, tienes que entender... Yo.. No estoy segura de que haría si te perdiera, amiga mía – Era algo extraño escuchar a Sophitia decir cosas así, por primera vez podía verse la bella mujer que llevaba tan escondida dentro suyo – El problema es que te quiero demasiado, y no estoy acostumbrada a querer – Era una oración simple en su forma, pero que significaba mucho para ella.
No se percato del estado algo mareado de su amiga, ni relaciono su transformación con eso, pero recibió con gusto de nuevo al lindo perico en su hombro, incluso sonriéndole a pensar de sus cavilaciones. Abrió la puerta de madera que llevaba al cuarto que habían alquilado por esa noche, como era de esperarse, no era tan bonito como el que venían disfrutando. Piso de madera sin limpiar, la tierra se había juntado sobre todo en las esquinas, había solo una cama pero parecía algo enclenque, quizás sería adecuado que una durmiera en el piso.
- Bien, peor es dormir en la calle - Dijo bromeando Sophitia mientras dejaba las pocas cosas que llevaba en un rincón – Mañana buscaremos trabajo, supongo que también nos ayudara a integrarnos a las personas de aquí sin llamar la atención.
El cuarto tenía una única pieza, y el baño estaba fuera en el pasillo ya que se compartía con todos los otros huéspedes, dejando eso de lado, no era tan malo. Miro por la ventana mas por costumbre que por que en verdad buscara algo, y luego se dejo caer sobre la cama, que hizo un ruido poco prometedor ante su peso.
- Por fin tranquilas, no puedo creer lo largo que fue el día – Estaba un poco nerviosa, antes se había dejado llevar por el impulso, pero ahora estaba con la mente de nuevo en su lugar, y la perspectiva de ser sincera con Florangel se le antojaba de lo mas vergonzoso – Bien... Te había prometido una charla – Dijo mirando para otro lado, ya se lo había dicho, sería muy sospechoso retractarse en ese momento.
Miro la luna a través de la ventana, era una noche hermosa y despejada, ajena a todo lo que sucedía en las calles de la ciudad ¿Y como se explicaba esa sensación extraña que reclamaba el ser libre? Del mismo modo en que había hecho todo en su vida, sin premeditarlo, y confiando en que las cosas salieran bien.
- Florangel, no soy muy buena con las palabras, mucho menos si son para expresar las cosas que siento – Ya había bajado la mirada al piso, y la charla recién comenzaba – Nunca nadie se mostró afectuoso, y atento conmigo, no es algo normal en el estilo de vida que elegí. Mi crianza fue maravillosa, pero muy dura, y tal vez con faltante de... Dulzura.
Trago saliva, dando una pausa por si su amiga quería agregar algo.
- Tu bondad y cariño me llenan de alegría, de mucha mas felicidad de la que estoy acostumbrada a soportar. Es por eso que a veces quiero sobre protegerte, es por eso que intento que no sufras daño alguno, en ningún sentido, tienes que entender... Yo.. No estoy segura de que haría si te perdiera, amiga mía – Era algo extraño escuchar a Sophitia decir cosas así, por primera vez podía verse la bella mujer que llevaba tan escondida dentro suyo – El problema es que te quiero demasiado, y no estoy acostumbrada a querer – Era una oración simple en su forma, pero que significaba mucho para ella.
Sophitia- Cantidad de envíos : 955
Re: Asunto: Confidencial
La habitación a la que llegaron hacía un fuerte contraste con aquella que habían dejado hacía poco pero, ciertamente, no era el pero lugar en que ella había dormido. Al menos, las paredes y el techo parecían estar en buen estado, la ventana no estaba rota y no estaba tan sucia.
- Sí, peor- asintió con un chillido.
Con un breve planeo, abandonó el hombro de la pirata y se posó en la cama. La verdad es que aún se sentía mareada y prefería estarse quieta un rato para poder pensar mejor ¿Trabajar? Sí, claro, si no tenían dinero tendrían que trabajar. ¿Qué trabajos habría en ese lugar para una chica que podía hacerse invisible y adoptar la forma de diversos animales? En Cascadas, sus particulares habilidades le habían permitido desempeñarse como mensajera, pero ese reino vivía una situación muy tenebrosa, con un tirano y rebeldes. Aquí era distinto, todo estaba en paz, quizá nadie necesitara una mensajera tan particular.
El nerviosismo de Sophitia le llamó la atención. La había visto nerviosa antes, cuando se reunieron con Valeska, pero ahora parecía un nerviosismo distinto ¡Qué raro! ¿Qué querría decirle que la ponía así? ¿Pasaría algo malo, algo que aún ella no sabía? Inquieta, volvió a tomar su forma humana, y esta vez se acordó de hacerse visible, y esperó que la pirata hablara y lo hiciera ya.
Lo que dijo fue tan inesperado que se quedó muda, con la boca abierta. Para ella era tan normal expresar su afecto – había crecido en una familia que no tenía restricciones al respeto – que nunca había imaginado que las cosas que hacía, a su parecer tan sencillas y naturales, hubieran tenido ese impacto en su amiga.
Intentó imaginar como sería crecer sin manifestaciones de cariño y ternura y no pudo, aunque desde su involuntaria partida de su país natal, éstas habían escaseado en su vida. En realidad, se había sentido muy sola en muchas ocasiones desde entonces y hubiera seguido así si no se hubiera encontrado con la pirata en el callejón y si ella no la hubiera aceptado a su lado… Quería mucho a Sophitia y la hacía feliz saberse querida por ella
- ¡Qué linda eres! - exclamó, abrazando a la pirata - ¿Sabes que eres la hermana que siempre quise tener? – agregó, con voz que delataba su emoción, al igual que las lágrimas que asomaron a sus ojos – Te quiero mucho.
- Sí, peor- asintió con un chillido.
Con un breve planeo, abandonó el hombro de la pirata y se posó en la cama. La verdad es que aún se sentía mareada y prefería estarse quieta un rato para poder pensar mejor ¿Trabajar? Sí, claro, si no tenían dinero tendrían que trabajar. ¿Qué trabajos habría en ese lugar para una chica que podía hacerse invisible y adoptar la forma de diversos animales? En Cascadas, sus particulares habilidades le habían permitido desempeñarse como mensajera, pero ese reino vivía una situación muy tenebrosa, con un tirano y rebeldes. Aquí era distinto, todo estaba en paz, quizá nadie necesitara una mensajera tan particular.
El nerviosismo de Sophitia le llamó la atención. La había visto nerviosa antes, cuando se reunieron con Valeska, pero ahora parecía un nerviosismo distinto ¡Qué raro! ¿Qué querría decirle que la ponía así? ¿Pasaría algo malo, algo que aún ella no sabía? Inquieta, volvió a tomar su forma humana, y esta vez se acordó de hacerse visible, y esperó que la pirata hablara y lo hiciera ya.
Lo que dijo fue tan inesperado que se quedó muda, con la boca abierta. Para ella era tan normal expresar su afecto – había crecido en una familia que no tenía restricciones al respeto – que nunca había imaginado que las cosas que hacía, a su parecer tan sencillas y naturales, hubieran tenido ese impacto en su amiga.
Intentó imaginar como sería crecer sin manifestaciones de cariño y ternura y no pudo, aunque desde su involuntaria partida de su país natal, éstas habían escaseado en su vida. En realidad, se había sentido muy sola en muchas ocasiones desde entonces y hubiera seguido así si no se hubiera encontrado con la pirata en el callejón y si ella no la hubiera aceptado a su lado… Quería mucho a Sophitia y la hacía feliz saberse querida por ella
- ¡Qué linda eres! - exclamó, abrazando a la pirata - ¿Sabes que eres la hermana que siempre quise tener? – agregó, con voz que delataba su emoción, al igual que las lágrimas que asomaron a sus ojos – Te quiero mucho.
Florangél- Cantidad de envíos : 216
Re: Asunto: Confidencial
El abrazo la tomo por sorpresa , al concluir la ultima frase no había podido evitar sentir algo raro en los ojos, se llevo ambas manos para taparse y entonces sintió los brazos de su amiga alrededor del cuerpo. Paralizada al principio, observo con la boca abierta a Florangel, por fin, la abrazo a su vez, apretándola con fuerza contra su cuerpo, disfrutando del contacto humano por primera vez en su vida.
- Deseas hermanas muy extrañas – Dijo riendo y llorando a la vez – Y yo te quiero a ti, por eso hago puras tonterías cuando estas cerca – Una sensación de calor le recorría todo el cuerpo, y deseaba que no terminara nunca. Las lagrimas le caían por el rostro, hasta llegar a su sonrisa, no podía ni quería recordar la ultima vez que había llorado.
Como adoraba a esa muchacha, no solo era adorable, también inteligente, habilidosa, una buena persona en todos los sentidos, en realidad, todo lo que no era Sophitia. Eso también no lo tenía pendiente, ya en varias oportunidades había pensado como preguntarle, quería escucharlo, quería que Florangel le dijera con sinceridad que en verdad no importaba.
- ¿Estas segura de lo que dices? Te diré lo que dice la letra chica: “Sophitia es una pirata, tramposa, mentirosa, ladrona, que ha peleado y matado durante toda su vida y que no siente remordimiento alguno por eso” – Hasta entonces había mantenido a su amiga apretada contra ella, porque no quería observar su expresión mientras hablaba, pero si era importante el verle la mirada cuando contestara – Aun así, con todo eso ¿Aceptarías el estar conmigo? Piénsalo con cuidado por favor.
La había tomado por el mentón con dos dedos, y se aseguraba que no bajara la mirada por nada del mundo, sujetándola firmemente, pero sin hacerle daño. Es que la respuesta era muy importante para ella, sería la primera vez que alguien le decía que la quería por todo lo que era, y por todo lo que no también. Había conocido muchas personas, muchos que habían compartido su visión, que les había resultado conveniente el tenerla de compañera, que había alabado sus habilidades o cerrado tratos con ella. Pero no alguien que le dijera que la quería, aun teniendo plena conciencia de lo que era.
- Deseas hermanas muy extrañas – Dijo riendo y llorando a la vez – Y yo te quiero a ti, por eso hago puras tonterías cuando estas cerca – Una sensación de calor le recorría todo el cuerpo, y deseaba que no terminara nunca. Las lagrimas le caían por el rostro, hasta llegar a su sonrisa, no podía ni quería recordar la ultima vez que había llorado.
Como adoraba a esa muchacha, no solo era adorable, también inteligente, habilidosa, una buena persona en todos los sentidos, en realidad, todo lo que no era Sophitia. Eso también no lo tenía pendiente, ya en varias oportunidades había pensado como preguntarle, quería escucharlo, quería que Florangel le dijera con sinceridad que en verdad no importaba.
- ¿Estas segura de lo que dices? Te diré lo que dice la letra chica: “Sophitia es una pirata, tramposa, mentirosa, ladrona, que ha peleado y matado durante toda su vida y que no siente remordimiento alguno por eso” – Hasta entonces había mantenido a su amiga apretada contra ella, porque no quería observar su expresión mientras hablaba, pero si era importante el verle la mirada cuando contestara – Aun así, con todo eso ¿Aceptarías el estar conmigo? Piénsalo con cuidado por favor.
La había tomado por el mentón con dos dedos, y se aseguraba que no bajara la mirada por nada del mundo, sujetándola firmemente, pero sin hacerle daño. Es que la respuesta era muy importante para ella, sería la primera vez que alguien le decía que la quería por todo lo que era, y por todo lo que no también. Había conocido muchas personas, muchos que habían compartido su visión, que les había resultado conveniente el tenerla de compañera, que había alabado sus habilidades o cerrado tratos con ella. Pero no alguien que le dijera que la quería, aun teniendo plena conciencia de lo que era.
Sophitia- Cantidad de envíos : 955
Re: Asunto: Confidencial
Florángel había crecido en una familia que le había entregado cariño, especialmente su padre, pero no había tenido amigas desde que cumpliera 9 años. Antes de esa edad había sido una niña más de su pueblo, algo voluntariosa, y tenía compañeros de juegos como el que más, pero luego… le habían sido concedidas sus habilidades especiales y se había convertido en un auténtico bicho raro entre los suyos. Y los suyos eran, a su vez, considerados bichos raros en su país. ¿Resultado?: un aislamiento cada vez mayor que su orgullo y su carácter obstinado la habían hecho enfrentar con la frente en alto y la decisión de su padre de llevarla en sus viajes para que no resintiera la soledad. En opinión de Flor, había salido ganando, pero en el fondo de su corazón siempre había extrañado la cercanía, la complicidad y la calidez de una amiga, de una hermana. Casi casi la había conseguido en Cascadas, pero en ese país hundido en la oscuridad todo se malograba.
Cuando Sophitia empezó a hablar de la “letra chica” - ¿por qué tantas dudas, tanta inseguridad? ¿porqué no podía aceptar que la quería y ya? - tuvo que hacer un gran esfuerzo para refrenar un movimiento de impaciencia y protesta, pero lo logró porque se daba cuenta que para su amiga el tema era importante y, en honor de ella, se dio un tiempo para pensarlo.
El mareo que le había provocado la cerveza ya había desaparecido, quizás a causa de la emoción, y su mente estaba clara. Desde luego, sabía que Sophitia era una pirata y sabía las cosas que los piratas hacían y que eso no era bueno pero, pese a todo, no podía considerar a la muchacha como mala. Era así porque era la vida que había conocido y lo que le habían enseñado, pero eso no quitaba que ella fuera mucho mejor que muchas personas que había conocido.
Sophitia no tenía necesidad de sujetarle la cara para que no desviara la mirada al contestar. Sin importar lo que tuviera que decir, siempre lo hacía de frente, pero no intentó soltarse. Sus ojos color miel expresaban tranquilidad y absoluto convencimiento cuando habló.
- Claro que acepto estar contigo, no faltaba más. Tú no eres sólo esas cosas que dijiste, eres más que eso. Nunca se me había ocurrido pensar en una hermana pirata, pero sí en una hermana como tú: libre, valiente, generosa y leal y que me aceptara como soy y no pensara que estoy loca o soy un bicho raro.
Cuando Sophitia empezó a hablar de la “letra chica” - ¿por qué tantas dudas, tanta inseguridad? ¿porqué no podía aceptar que la quería y ya? - tuvo que hacer un gran esfuerzo para refrenar un movimiento de impaciencia y protesta, pero lo logró porque se daba cuenta que para su amiga el tema era importante y, en honor de ella, se dio un tiempo para pensarlo.
El mareo que le había provocado la cerveza ya había desaparecido, quizás a causa de la emoción, y su mente estaba clara. Desde luego, sabía que Sophitia era una pirata y sabía las cosas que los piratas hacían y que eso no era bueno pero, pese a todo, no podía considerar a la muchacha como mala. Era así porque era la vida que había conocido y lo que le habían enseñado, pero eso no quitaba que ella fuera mucho mejor que muchas personas que había conocido.
Sophitia no tenía necesidad de sujetarle la cara para que no desviara la mirada al contestar. Sin importar lo que tuviera que decir, siempre lo hacía de frente, pero no intentó soltarse. Sus ojos color miel expresaban tranquilidad y absoluto convencimiento cuando habló.
- Claro que acepto estar contigo, no faltaba más. Tú no eres sólo esas cosas que dijiste, eres más que eso. Nunca se me había ocurrido pensar en una hermana pirata, pero sí en una hermana como tú: libre, valiente, generosa y leal y que me aceptara como soy y no pensara que estoy loca o soy un bicho raro.
Florangél- Cantidad de envíos : 216
Re: Asunto: Confidencial
Había algo importante con lo que Sophitia no había contado, y era el hecho de que tal vez para su amiga la vida tampoco había sido perfecta, como una niña mimada tan solo se había fijado en su propio mal estar, envolviéndose en su propio auto sufrimiento. La miro fijo a los ojos mientras escuchaba su respuesta, y entendió mas cosas de las que decía, un sentir punzante que Florangel nunca había dejado que la dominara.
La pirata sonreía mientras la escuchaba, y no podía evitar que le cayeran algunas lagrimas, aunque se secaba con la manga de la camisa por que no le parecía bien dar esa imagen tan sensiblera. Nunca nadie había usado tantos adjetivos positivos para describirla ¿Era esa la visión que tenía de ella? ¿Cómo lograba poder ver siempre su lado bueno? Sophitia sentía que toda la suerte que podría haber tenido durante toda la vida se la había gastado en el encuentro fortuito con esta muchacha, y había valido la pena.
- En la vida me habían dicho cosas tan... Bellas.. Gracias – Dijo mientras volvía a abrazarla – Sin duda que eres un bicho raro, pero eres mi perfecta hermana rara! – Agrego riéndose a carcajadas y secándose nuevamente las lagrimas y la nariz.
No la quería soltar, pero la iba a terminar matando si la seguía apretando, así que la soltó y comenzó a usar las dos mangas para sacarse las lagrimas que no paraban de salir. Dejo caer de nuevo en la cama que se quejaba peligrosamente y por fin se calmo un poco.
- Que vergüenza, estar llorando como una niña pequeña – Su vos estaba volviendo a ser el de siempre, pero aun se le escapaba algún que otro tono chillón de vez en vez – No le vayas a decir a nadie que me viste así, jajaja! – Era un chiste, pero no pudo evitar imaginarse lo que dirían sus compañeros de barco si la veían en ese estado – Ven aquí – Agregó extendiendo los brazos, invitándola a que se acueste al lado tuyo – Quiero olvidarme por un momento la situación en la que nos encontramos.
No quería pensar en el peligro, no quería pensar en todo lo que iban a pasar, en lo duro que tendrían que trabajar, y en la cantidad de cosas que podían salir mal. Tan solo quería estar recostada con su hermana adoptiva durante un rato, como si fueran una familia feliz y apacible disfrutando de una tranquila velada.
- Cuéntame de tu hogar... ¿Como era tu vida allá? -
La pirata sonreía mientras la escuchaba, y no podía evitar que le cayeran algunas lagrimas, aunque se secaba con la manga de la camisa por que no le parecía bien dar esa imagen tan sensiblera. Nunca nadie había usado tantos adjetivos positivos para describirla ¿Era esa la visión que tenía de ella? ¿Cómo lograba poder ver siempre su lado bueno? Sophitia sentía que toda la suerte que podría haber tenido durante toda la vida se la había gastado en el encuentro fortuito con esta muchacha, y había valido la pena.
- En la vida me habían dicho cosas tan... Bellas.. Gracias – Dijo mientras volvía a abrazarla – Sin duda que eres un bicho raro, pero eres mi perfecta hermana rara! – Agrego riéndose a carcajadas y secándose nuevamente las lagrimas y la nariz.
No la quería soltar, pero la iba a terminar matando si la seguía apretando, así que la soltó y comenzó a usar las dos mangas para sacarse las lagrimas que no paraban de salir. Dejo caer de nuevo en la cama que se quejaba peligrosamente y por fin se calmo un poco.
- Que vergüenza, estar llorando como una niña pequeña – Su vos estaba volviendo a ser el de siempre, pero aun se le escapaba algún que otro tono chillón de vez en vez – No le vayas a decir a nadie que me viste así, jajaja! – Era un chiste, pero no pudo evitar imaginarse lo que dirían sus compañeros de barco si la veían en ese estado – Ven aquí – Agregó extendiendo los brazos, invitándola a que se acueste al lado tuyo – Quiero olvidarme por un momento la situación en la que nos encontramos.
No quería pensar en el peligro, no quería pensar en todo lo que iban a pasar, en lo duro que tendrían que trabajar, y en la cantidad de cosas que podían salir mal. Tan solo quería estar recostada con su hermana adoptiva durante un rato, como si fueran una familia feliz y apacible disfrutando de una tranquila velada.
- Cuéntame de tu hogar... ¿Como era tu vida allá? -
Sophitia- Cantidad de envíos : 955
Re: Asunto: Confidencial
Correspondió con cariño al abrazo de Sophitia – le emocionaba que unas simples y sinceras palabras la hicieran tan feliz – pero la fuerza del apretón de la pirata le estaba provocando serios problemas para respirar, así que inhaló profundamente cuando ésta por fin la soltó-
- Hija, ¡que entusiasmo! Casi sofocas a tu bicho raro – dijo riendo.
Realmente era muy raro ver a la pirata llorando y expresando tan abiertamente sus emociones, pero a ella eso le parecía estupendo. Claro que tenía que mostrar una fachada dura ante el mundo exterior, pero si no podía mostrar sus sentimientos ante su mejor amiga ¿entonces ante quien?
- ¿Y que vas a darme por mi silencio? Es un secreto valioso, tendrás que pagar el precio.
Al hablar, con una voz impostada y teatral, había tomado una expresión que quería ser fría y maquiavélica y que recordaba más bien a la de un niño tratando de hacer el papel de malo. Por supuesto, no diría que la pirata había llorado no bajo tormento, la imagen en su oficio era importante, pero era divertido jugar un poco a la chantajista y distender el ambiente con bromas.
No se hizo de rogar ante la invitación de su amiga, estaba realmente cansada, y un santiamén estuvo recostada a su lado, arrancándole nuevos quejidos a la desventurada cama. La pregunta acerca de su vida la pilló por sorpresa, pero le agradó poder hablar de su vida y de su hogar.
- Mi hogar… - su tono delató una involuntaria nostalgia – es una ciudad sobre un lago, entre un pantano y un desierto. Allá son todos como yo, tiene mimetismo, pero ellos siempre están mimetizados, no pueden hacerse visibles, sólo los pueden ver los que toman agua del lago; por eso, el resto de la gente del reino piensa que mi pueblo es extraño. Poca gente nos visita y a los míos les cuesta mucho visitar otros lugares, porque nadie los ve. Y cuando yo pude hacerme visible, ellos me consideraron rara a mí. Los otros niños me tenían miedo y se alejaban y entonces yo empecé a viajar con mi padre. Y eso que no sabían que yo podía transformarme, imagina si lo hubieran sabido. Si hasta mi mamá y mi hermano se ponían nerviosos con eso y ellos me querían…. Hace tanto tiempo que no los veo… ni puedo comunicarme con ellos – su voz se iba tornando más triste conforme hablaba - Pobrecitos, han de pensar que me he muerto… quizás hasta me hayan hecho una tumba…
Su garganta apretada le impidió seguir hablando. Guardó silencio mientras las lágrimas corrían sin restricciones por sus mejillas.
- Hija, ¡que entusiasmo! Casi sofocas a tu bicho raro – dijo riendo.
Realmente era muy raro ver a la pirata llorando y expresando tan abiertamente sus emociones, pero a ella eso le parecía estupendo. Claro que tenía que mostrar una fachada dura ante el mundo exterior, pero si no podía mostrar sus sentimientos ante su mejor amiga ¿entonces ante quien?
- ¿Y que vas a darme por mi silencio? Es un secreto valioso, tendrás que pagar el precio.
Al hablar, con una voz impostada y teatral, había tomado una expresión que quería ser fría y maquiavélica y que recordaba más bien a la de un niño tratando de hacer el papel de malo. Por supuesto, no diría que la pirata había llorado no bajo tormento, la imagen en su oficio era importante, pero era divertido jugar un poco a la chantajista y distender el ambiente con bromas.
No se hizo de rogar ante la invitación de su amiga, estaba realmente cansada, y un santiamén estuvo recostada a su lado, arrancándole nuevos quejidos a la desventurada cama. La pregunta acerca de su vida la pilló por sorpresa, pero le agradó poder hablar de su vida y de su hogar.
- Mi hogar… - su tono delató una involuntaria nostalgia – es una ciudad sobre un lago, entre un pantano y un desierto. Allá son todos como yo, tiene mimetismo, pero ellos siempre están mimetizados, no pueden hacerse visibles, sólo los pueden ver los que toman agua del lago; por eso, el resto de la gente del reino piensa que mi pueblo es extraño. Poca gente nos visita y a los míos les cuesta mucho visitar otros lugares, porque nadie los ve. Y cuando yo pude hacerme visible, ellos me consideraron rara a mí. Los otros niños me tenían miedo y se alejaban y entonces yo empecé a viajar con mi padre. Y eso que no sabían que yo podía transformarme, imagina si lo hubieran sabido. Si hasta mi mamá y mi hermano se ponían nerviosos con eso y ellos me querían…. Hace tanto tiempo que no los veo… ni puedo comunicarme con ellos – su voz se iba tornando más triste conforme hablaba - Pobrecitos, han de pensar que me he muerto… quizás hasta me hayan hecho una tumba…
Su garganta apretada le impidió seguir hablando. Guardó silencio mientras las lágrimas corrían sin restricciones por sus mejillas.
Florangél- Cantidad de envíos : 216
Re: Asunto: Confidencial
Rió contenta ante el intento de chantaje de Florangel, su supuesto gesto frío parecía mas el de una niña probándola, y mostraba la parte que a Sophitia mas le gustaba de su amiga, esa frescura y alegría que bordeaba la inocencia.
- Se olvida usted que soy una pirata – Respondió torciendo la boca en gesto burlón y levantando la frente orgullosa – Yo no pago los chantajes, los cobro, siéntase feliz de que no corto su lengua por atrevida – Al instante de terminar ya estaba riendo, jugar al estereotipo de pirata era divertido, y un recuerdo muy lejano de una noche en que había dicho eso mismo pero con intención vino a su mente.
Con un brazo alrededor de los hombros de su amiga, cerro los ojos y se dedico a imaginar a medida que esta lo iba narrando. Imagino un lago enorme, totalmente cristalino y brillante, se imagino parada sobre una pequeña loma, mirar hacia un costado y ver el interminable desierto, con el reflejo del sol sobre la arena cegando sus ojos. Y al otro lado el pantano, dominada por las aguas atascadas, los insectos y su extraña flora y fauna.
Vio también, o mas bien, intento imaginar como sería un pueblo entero de gente invisible, entendía perfectamente el porque no era un lugar muy visitado, serían personas de seguro encantadoras, pero con los que eran del pueblo, tal vez algo retraídos cuando se trataba de extranjeros. Entonces comenzó la parte triste de la historia, la de una niña con algunas características particulares que complicaban sus relaciones, le sonaba levemente conocida.
- No pienses eso, eres una chica de lo mas dulce – Acariciaba su cabeza mientras hablaba – Y si eres así es por que de seguro tus padres lo eran también, estoy segura de que nunca te darían por perdida, deben estar esperándote – Florangel era muy afortunada de tener una familia así, que la quisiera y aguardara a por su regreso – Seguramente tu madre es de esas mujeres amorosas que saben preparar ricos pasteles ¿No es así? Y tu padre un hombre trabajador, y honorable, dedicado a su familia... Es una hermosa imagen, personas así jamas dejarían de buscarte.
Que contenta la ponía el saber algo mas sobre Florangel, la ayudaba a entender mejor su personalidad, y crecía el sentimiento de que no era cualquier tipo de amistad, sino una de las que se dan solo una vez en la vida. Apoyo la cabeza contra la de su amiga, relajándose por fin luego de tantas emociones, el agotamiento del día estaba haciendo su efecto.
- ¿Crees que.... Crees que mi madre era una mala mujer? – Cerro los ojos, miles de veces había intentado imaginar como sería ella, era algo recurrente cuando era pequeña, con el tiempo había dejado de hacerlo – Tal vez... No tuvo otra opción mas que dejarme... Quizás sabía que no sería una buena madre, ni yo una buena hija. – No habían lagrimas en sus ojos, las había agotado hace ya mucho, para este tema al menos.
- Se olvida usted que soy una pirata – Respondió torciendo la boca en gesto burlón y levantando la frente orgullosa – Yo no pago los chantajes, los cobro, siéntase feliz de que no corto su lengua por atrevida – Al instante de terminar ya estaba riendo, jugar al estereotipo de pirata era divertido, y un recuerdo muy lejano de una noche en que había dicho eso mismo pero con intención vino a su mente.
Con un brazo alrededor de los hombros de su amiga, cerro los ojos y se dedico a imaginar a medida que esta lo iba narrando. Imagino un lago enorme, totalmente cristalino y brillante, se imagino parada sobre una pequeña loma, mirar hacia un costado y ver el interminable desierto, con el reflejo del sol sobre la arena cegando sus ojos. Y al otro lado el pantano, dominada por las aguas atascadas, los insectos y su extraña flora y fauna.
Vio también, o mas bien, intento imaginar como sería un pueblo entero de gente invisible, entendía perfectamente el porque no era un lugar muy visitado, serían personas de seguro encantadoras, pero con los que eran del pueblo, tal vez algo retraídos cuando se trataba de extranjeros. Entonces comenzó la parte triste de la historia, la de una niña con algunas características particulares que complicaban sus relaciones, le sonaba levemente conocida.
- No pienses eso, eres una chica de lo mas dulce – Acariciaba su cabeza mientras hablaba – Y si eres así es por que de seguro tus padres lo eran también, estoy segura de que nunca te darían por perdida, deben estar esperándote – Florangel era muy afortunada de tener una familia así, que la quisiera y aguardara a por su regreso – Seguramente tu madre es de esas mujeres amorosas que saben preparar ricos pasteles ¿No es así? Y tu padre un hombre trabajador, y honorable, dedicado a su familia... Es una hermosa imagen, personas así jamas dejarían de buscarte.
Que contenta la ponía el saber algo mas sobre Florangel, la ayudaba a entender mejor su personalidad, y crecía el sentimiento de que no era cualquier tipo de amistad, sino una de las que se dan solo una vez en la vida. Apoyo la cabeza contra la de su amiga, relajándose por fin luego de tantas emociones, el agotamiento del día estaba haciendo su efecto.
- ¿Crees que.... Crees que mi madre era una mala mujer? – Cerro los ojos, miles de veces había intentado imaginar como sería ella, era algo recurrente cuando era pequeña, con el tiempo había dejado de hacerlo – Tal vez... No tuvo otra opción mas que dejarme... Quizás sabía que no sería una buena madre, ni yo una buena hija. – No habían lagrimas en sus ojos, las había agotado hace ya mucho, para este tema al menos.
Sophitia- Cantidad de envíos : 955
Re: Asunto: Confidencial
Tal vez la pirata no se diera cuenta de ello y puede que incluso no lo aceptara si alguien se lo hacía notar, pero ella también podía ser una persona muy dulce; lo era en ese momento, consolando con gestos y palabras a Florangél.
- Todo lo que mi mamá cocina es rico, ella me enseñó a cocinar, ¿sabes? Quería que fuera toda una señorita, que supiera hacer todas las cosas de la casa y tuviera buenos modales y estuviera siempre bien arreglada; pensaba que así podría conseguir un marido pese a lo rara que era. Yo trataba de complacerla y aprendí todo, pero hacer lo mismo todos los días me aburría y entonces me rebelaba...
Y la desafiaba. Se había enojado con su madre tantas veces, pensando que no la comprendía, que sólo quería a su hermano y que todas las cosas que proyectaba eran aburridas... Sólo ahora empezaba a darse cuenta que su madre siempre había querido lo mejor para ella, desde su punto de vista y tenía que reconocer que todas aquellas cosas domésticas que se había esforzado en enseñarle le habían sido muy útiles desde que andaba por su cuenta.
Una sonrisa de orgullo se dibujó en su rostro cuando Sophitia mencionó a su padre. Había sido la niña de los ojos de Duncan, su consentida. Cuando la vio aislada entre los suyos, él comenzó a llevarla a sus viajes y abrió un mundo nuevo para ella. Su padre era su héroe, no había tenido tiempo de decepcionarse de él como suele suceder con los adolescentes.
- Era trabajador y honorable y valiente e inteligente. Él representaba a los comerciantes de nuestro pueblo en el resto del reino, era el único que se atrevía a hacerlo, era como un embajador. Me llevaba en sus viajes y yo le servía de enlace, porque podía hacer que me vieran sin haber bebido agua del lago. Era divertido...
El acceso de pena había pasado ya. Sabía que Sophitia tenía razón y que ellos siempre la esperarían, quizás incluso estuvieran buscándola y ella se esforzaría por volver junto a ellos o, por lo menos, para comunicarse con ellos y hacerles saber que se encontraba bien. Con un suspiro de contento, se acurrucó junto a la pirata.
¿Si la madre de Sophitia había sido una mala mujer? Alcanzó a morderse la lengua antes de replicar que cualquier madre que abandonaba a su hija era mala. Estaba convencida de eso, pero quizás había otras explicaciones, quizás el padre de Sophitia se la había quitado a su madre a la fuerza y la había amenazado para que no la buscara ¿y si la había matado? Claro que había otras posiblidades.
- No lo sé, quizás no lo era, tal vez era buena, tú lo eres. Quizás estaba muy enferma y murió y por eso tu padre tuvo que cuidarte. ¿Él nunca te habló de ella?
- Todo lo que mi mamá cocina es rico, ella me enseñó a cocinar, ¿sabes? Quería que fuera toda una señorita, que supiera hacer todas las cosas de la casa y tuviera buenos modales y estuviera siempre bien arreglada; pensaba que así podría conseguir un marido pese a lo rara que era. Yo trataba de complacerla y aprendí todo, pero hacer lo mismo todos los días me aburría y entonces me rebelaba...
Y la desafiaba. Se había enojado con su madre tantas veces, pensando que no la comprendía, que sólo quería a su hermano y que todas las cosas que proyectaba eran aburridas... Sólo ahora empezaba a darse cuenta que su madre siempre había querido lo mejor para ella, desde su punto de vista y tenía que reconocer que todas aquellas cosas domésticas que se había esforzado en enseñarle le habían sido muy útiles desde que andaba por su cuenta.
Una sonrisa de orgullo se dibujó en su rostro cuando Sophitia mencionó a su padre. Había sido la niña de los ojos de Duncan, su consentida. Cuando la vio aislada entre los suyos, él comenzó a llevarla a sus viajes y abrió un mundo nuevo para ella. Su padre era su héroe, no había tenido tiempo de decepcionarse de él como suele suceder con los adolescentes.
- Era trabajador y honorable y valiente e inteligente. Él representaba a los comerciantes de nuestro pueblo en el resto del reino, era el único que se atrevía a hacerlo, era como un embajador. Me llevaba en sus viajes y yo le servía de enlace, porque podía hacer que me vieran sin haber bebido agua del lago. Era divertido...
El acceso de pena había pasado ya. Sabía que Sophitia tenía razón y que ellos siempre la esperarían, quizás incluso estuvieran buscándola y ella se esforzaría por volver junto a ellos o, por lo menos, para comunicarse con ellos y hacerles saber que se encontraba bien. Con un suspiro de contento, se acurrucó junto a la pirata.
¿Si la madre de Sophitia había sido una mala mujer? Alcanzó a morderse la lengua antes de replicar que cualquier madre que abandonaba a su hija era mala. Estaba convencida de eso, pero quizás había otras explicaciones, quizás el padre de Sophitia se la había quitado a su madre a la fuerza y la había amenazado para que no la buscara ¿y si la había matado? Claro que había otras posiblidades.
- No lo sé, quizás no lo era, tal vez era buena, tú lo eres. Quizás estaba muy enferma y murió y por eso tu padre tuvo que cuidarte. ¿Él nunca te habló de ella?
Última edición por Florangél el 11/06/11, 08:47 pm, editado 1 vez
Florangél- Cantidad de envíos : 216
Re: Asunto: Confidencial
Una madre que le enseñara a cocinar, buenos modales y comportarse como una señorita, eso si que era completamente extraño, resultaba de lo mas ajeno en la mentalidad de la pirata. Con los ojos cerrados podía imaginarse un hogar, una madre sin rostro preparando la cena, un padre pescador, y ella ayudando a poner la mesa, pero abría los ojos y no había nada de eso. Miraba sus manos con callos y lastimaduras de tanto trabajar en barcos, sintió su cuerpo lleno de cicatrices, y por solo un segundo el cansancio de tantos años de pelea cayeron sobre sus hombros como el martillo de un herrero sobre el acero al rojo vivo. Pero fue solo un instante, y desapareció también....
- Suena hermoso, me encantaría conocer a tu familia cuando los encuentres, tal vez cuando lleguemos con el barco al puerto pueda verlos, claro, si te parece bien – Tenía curiosidad por ver a aquellos que habían formado a su amiga tal y como era, también de tener dos ejemplos de padres como corresponde.
Así como Florangel adoraba a su padre con tanto fervor, Sophitia amaba a su padre mas allá de cualquier cosa, había sido quien, con mano firme pero justa, la había guiado, quien le había enseñado todo lo que sabía, le había dado una moral, un control, carácter para que los otros piratas no le pasaran por encima, le había enseñado a ser pirata, y no le iba a alcanzar la vida entera para agradecerle todo eso. En realidad no tenía obligación alguna de hacerse cargo de ella, muchas prostitutas decían que los hijos que tenían eran de tal o cual hombre, no había modo de saberlo. Sin embargo....
- Si, de vez en vez, cuando estábamos solos en las pocas noches que no había que trabajar y podíamos pasar un rato juntos y tranquilos... – No pudo evitar que se le escapara un suspiro, añorando el tiempo pasado – Estábamos a la luz de la vela en su camarote, y me decía que.. Que era la mujer más hermosa del lugar, que mis ojos eran iguales, grandes e intensos, y su pelo negro como el carbón. Que no había podido ver a ninguna otra cuando llego al burdel – Era a su manera “romántico”, o todo lo que podía serlo entre una ramera y un pirata – Pero bueno, sus profesiones no resultaban muy compatibles, para decirlo de modo educado – No pudo evitar reír un poco, aunque no sonaba muy alegre – Y bueno... Meses después aparecí yo, recién nacida en el barco de mi padre, con una nota diciendo que no podía hacerse cargo de mi, que me cuidara bien...
Y eso era todo lo que sabía, su padre jamas la había querido llevar al burdel, tiempo después la pirata había hecho averiguaciones, y buscado, al final había encontrado el lugar, pero ella ya no estaba allí, y nadie sabía decirle si estaba viva, muerta, o a donde había ido, era lo mas normal, las prostitutas eran moneda de cambio en esos lugares, solían morir de enfermedades varias o por embarazos mal llevados.
- No me puedo quejar, mi padre se hizo responsable de mi crianza, y jamas me falto nada – Se quito las botas y arrimo las piernas – Por eso tampoco quería preguntarle mucho al respecto, no quería que sintiera que no lo quería o que no apreciaba todo lo que hizo por mi, no cualquiera aceptaría a la hija de una prostituta, sabes? La mayoría me habría entregado al dueño de burdel o puestero más cercano, para que me usaran de esclava o algo similar. Fue un buen hombre, valiente y honorable, el mejor de los piratas.
- Suena hermoso, me encantaría conocer a tu familia cuando los encuentres, tal vez cuando lleguemos con el barco al puerto pueda verlos, claro, si te parece bien – Tenía curiosidad por ver a aquellos que habían formado a su amiga tal y como era, también de tener dos ejemplos de padres como corresponde.
Así como Florangel adoraba a su padre con tanto fervor, Sophitia amaba a su padre mas allá de cualquier cosa, había sido quien, con mano firme pero justa, la había guiado, quien le había enseñado todo lo que sabía, le había dado una moral, un control, carácter para que los otros piratas no le pasaran por encima, le había enseñado a ser pirata, y no le iba a alcanzar la vida entera para agradecerle todo eso. En realidad no tenía obligación alguna de hacerse cargo de ella, muchas prostitutas decían que los hijos que tenían eran de tal o cual hombre, no había modo de saberlo. Sin embargo....
- Si, de vez en vez, cuando estábamos solos en las pocas noches que no había que trabajar y podíamos pasar un rato juntos y tranquilos... – No pudo evitar que se le escapara un suspiro, añorando el tiempo pasado – Estábamos a la luz de la vela en su camarote, y me decía que.. Que era la mujer más hermosa del lugar, que mis ojos eran iguales, grandes e intensos, y su pelo negro como el carbón. Que no había podido ver a ninguna otra cuando llego al burdel – Era a su manera “romántico”, o todo lo que podía serlo entre una ramera y un pirata – Pero bueno, sus profesiones no resultaban muy compatibles, para decirlo de modo educado – No pudo evitar reír un poco, aunque no sonaba muy alegre – Y bueno... Meses después aparecí yo, recién nacida en el barco de mi padre, con una nota diciendo que no podía hacerse cargo de mi, que me cuidara bien...
Y eso era todo lo que sabía, su padre jamas la había querido llevar al burdel, tiempo después la pirata había hecho averiguaciones, y buscado, al final había encontrado el lugar, pero ella ya no estaba allí, y nadie sabía decirle si estaba viva, muerta, o a donde había ido, era lo mas normal, las prostitutas eran moneda de cambio en esos lugares, solían morir de enfermedades varias o por embarazos mal llevados.
- No me puedo quejar, mi padre se hizo responsable de mi crianza, y jamas me falto nada – Se quito las botas y arrimo las piernas – Por eso tampoco quería preguntarle mucho al respecto, no quería que sintiera que no lo quería o que no apreciaba todo lo que hizo por mi, no cualquiera aceptaría a la hija de una prostituta, sabes? La mayoría me habría entregado al dueño de burdel o puestero más cercano, para que me usaran de esclava o algo similar. Fue un buen hombre, valiente y honorable, el mejor de los piratas.
Sophitia- Cantidad de envíos : 955
Re: Asunto: Confidencial
- ¡Claro que los verás! Y también vendrás a casa con nosotros, así podré mostrarte mi ciudad.
La ilusionaba pensar en ese momento, estar con su familia y poder mostrarle a su amiga su hogar. Estaba segurísima de que recibirían a la pirata muy bien; estaba segura de eso en cuanto a su padre y en lo que se relacionaba a su madre, pese a que ella era un poco estirada en opinión de Flor, siempre trataba de no dejarse guiar sólo por las apariencias. Lo pasarían muy bien las cuando por fin regresara a su casa.
Escuchó con atención el relato de Sophitia, que mostraba un mundo totalmente ajeno a su experiencia y que sólo había rozado en la superficie al conocer a algunas personas. Era capaz de percibir el lado romántico en la historia de un pirata que prefiere a una prostituta sobre todas las otras, pero le costaba mucho asimilar todo lo demás. La idea de una niña creciendo sola entre hombres, sin una madre que cuidara de ella y la protegiera, le resultaba muy difícil de concebir y le provocaba mucha pena.
Cuando la pirata habló del destino que hubiera podido esperarle como hija de prostituta, su corazón se estremeció de horror e ira y sus ojos relampaguearon. ¡Niñas pequeñas entregadas a dueños de burdel para ser tratadas como esclavas!¡Sólo porque sus madres eran prostitutas! ¿Qué culpa tenían ellas de eso?
- ¡Qué maldad! - se le escapó por lo bajo.
Qué suerte que el padre de Sophitia hubiera sido un hombre bueno y honorable y la hubiera salvado de todo eso, sin duda que había sido un hombre muy especial, como lo era su propio padre, Duncan ¿Quién sabe? Quizás ellos hubiesen llegado a ser amigos de haberse conocido.
- Me hubiera gustado conocer a tu padre ¿Crees que le hubiese agradado que yo fuera tu amiga?
La ilusionaba pensar en ese momento, estar con su familia y poder mostrarle a su amiga su hogar. Estaba segurísima de que recibirían a la pirata muy bien; estaba segura de eso en cuanto a su padre y en lo que se relacionaba a su madre, pese a que ella era un poco estirada en opinión de Flor, siempre trataba de no dejarse guiar sólo por las apariencias. Lo pasarían muy bien las cuando por fin regresara a su casa.
Escuchó con atención el relato de Sophitia, que mostraba un mundo totalmente ajeno a su experiencia y que sólo había rozado en la superficie al conocer a algunas personas. Era capaz de percibir el lado romántico en la historia de un pirata que prefiere a una prostituta sobre todas las otras, pero le costaba mucho asimilar todo lo demás. La idea de una niña creciendo sola entre hombres, sin una madre que cuidara de ella y la protegiera, le resultaba muy difícil de concebir y le provocaba mucha pena.
Cuando la pirata habló del destino que hubiera podido esperarle como hija de prostituta, su corazón se estremeció de horror e ira y sus ojos relampaguearon. ¡Niñas pequeñas entregadas a dueños de burdel para ser tratadas como esclavas!¡Sólo porque sus madres eran prostitutas! ¿Qué culpa tenían ellas de eso?
- ¡Qué maldad! - se le escapó por lo bajo.
Qué suerte que el padre de Sophitia hubiera sido un hombre bueno y honorable y la hubiera salvado de todo eso, sin duda que había sido un hombre muy especial, como lo era su propio padre, Duncan ¿Quién sabe? Quizás ellos hubiesen llegado a ser amigos de haberse conocido.
- Me hubiera gustado conocer a tu padre ¿Crees que le hubiese agradado que yo fuera tu amiga?
Florangél- Cantidad de envíos : 216
Re: Asunto: Confidencial
La indignación de Florangel era algo tierna, la pirata le desordeno el pelo, sonriéndole con ternura. No la culpaba por no saber de esas cosas, al contrario, consideraba que así debía ser, ella se había enterado por indirectas de los compañeros piratas de su padre, los que le aconsejaban que no se hiciera responsable, que podía conseguir unas buenas monedas por esa niña.
- Es una maldad, es verdad, pero son cosas que suceden... – Suspiro algo resignada – Así se mantiene el mercado, y la mayoría de las chicas no llegan ni a los veinticinco años entre enfermedades y palizas.
El tema se había tornado algo oscuro, no había sido su intención, pero hablar de su infancia siempre llevaba a esa clase de temas. Pero lo hermoso de pasar tiempo con Florangel era que le hacia imaginar que el futuro podía ser diferente, incluso aunque en ese mismo momento estuvieran involucradas en problemas tan complejos.
- Creo que le hubiese encantado – No le tomo mucho tiempo el pensar la respuesta, su padre podía ser el pirata mas reo, ladrón y astuto de todos, pero tenía principios inquebrantables, y si había algo que le gustaba de las personas es que tuvieran un ideal y firmeza de carácter a prueba de todo – Flor, tu tienes un espíritu indomable, una perseverancia, y una tenacidad como no he visto en nadie mas, creo que a mi padre le hubieses gustado mucho.
Seguramente también le hubiese gustado que tuviera alguna compañía femenina para variar, que le enseñara un mínimo de modales, delicadeza y no a escupir y arrojar cuchillos. Pero ese era otro cantar, no quería discutir del asunto, o podía darle la idea a Florangel, y terminaría aprendiendo como se usaban los quince tenedores y veinticuatro cuchillos diferentes de las cenas distinguidas.
Ya era bien entrada la noche, quería descansar, pero también quería seguir hablando con su amiga, la charla le resultaba muy interesante, con un nivel de profundidad que no solía abarcar, tal vez porque entrar en esa área le resultaba extraño, como el que pelea en un terreno que le resulta especialmente desventajoso.
- ¿Te das cuenta de todas las cosas que me hiciste decir? Me muero de vergüenza – Dijo la pirata tapándose la cara con la mano que tenia libre – Eres un peligro – Agrego riendo y dándole un beso en la frente.
- Es una maldad, es verdad, pero son cosas que suceden... – Suspiro algo resignada – Así se mantiene el mercado, y la mayoría de las chicas no llegan ni a los veinticinco años entre enfermedades y palizas.
El tema se había tornado algo oscuro, no había sido su intención, pero hablar de su infancia siempre llevaba a esa clase de temas. Pero lo hermoso de pasar tiempo con Florangel era que le hacia imaginar que el futuro podía ser diferente, incluso aunque en ese mismo momento estuvieran involucradas en problemas tan complejos.
- Creo que le hubiese encantado – No le tomo mucho tiempo el pensar la respuesta, su padre podía ser el pirata mas reo, ladrón y astuto de todos, pero tenía principios inquebrantables, y si había algo que le gustaba de las personas es que tuvieran un ideal y firmeza de carácter a prueba de todo – Flor, tu tienes un espíritu indomable, una perseverancia, y una tenacidad como no he visto en nadie mas, creo que a mi padre le hubieses gustado mucho.
Seguramente también le hubiese gustado que tuviera alguna compañía femenina para variar, que le enseñara un mínimo de modales, delicadeza y no a escupir y arrojar cuchillos. Pero ese era otro cantar, no quería discutir del asunto, o podía darle la idea a Florangel, y terminaría aprendiendo como se usaban los quince tenedores y veinticuatro cuchillos diferentes de las cenas distinguidas.
Ya era bien entrada la noche, quería descansar, pero también quería seguir hablando con su amiga, la charla le resultaba muy interesante, con un nivel de profundidad que no solía abarcar, tal vez porque entrar en esa área le resultaba extraño, como el que pelea en un terreno que le resulta especialmente desventajoso.
- ¿Te das cuenta de todas las cosas que me hiciste decir? Me muero de vergüenza – Dijo la pirata tapándose la cara con la mano que tenia libre – Eres un peligro – Agrego riendo y dándole un beso en la frente.
Sophitia- Cantidad de envíos : 955
Re: Asunto: Confidencial
Flor no conocía la falsa modestia y mantenía una relación distante con la humildad. Una sonrisa ufana apareció en sus labios cuando su amiga enumeró las cualidades que veía en ella, le encantaba que la gente reconociera y ponderara sus virtudes.
- Él también me hubiese gustado mucho a mí, creo que incluso me gusta sin haberlo conocido.
Estaba segura de que el padre de la pirata era un gran hombre, el mejor hombre del mundo después de su propio padre, claro; ella aún no había conocido a ningún hombre mejor que su padre y no creía que fuera a conocerlo.
Era realmente feliz, como no lo había sido desde que abandonara involuntariamente su tierra natal. Su involuntario autoexilio no la había sumido en un pozo de amargura y tristeza – el temperamento de Florángel era muy lejano a la melancolía y la depresión- y había tenido momentos muy alegres y en varias ocasiones se había sentido contenta, pero feliz, lo que se dice feliz… no, hasta ahora, hasta este momento en que compartía recuerdos y confidencias con la mejor amiga que había tenido nunca, su hermana del alma.
Rió de buena gana ante la muestra de vergüenza de la pirata; le gustaba verla bromear y reír, olvidada de las peleas y los problemas. Admiraba realmente a Sophitia; su capacidad para vivir en un mundo tan duro y para salir con bien de todo tipo de problemas, sin que su esencia se contaminara, le parecía realmente increíble, pero le encantaba sentirla tan cercana, charlando y riendo como cualquier muchacha de su edad.
- Nah, confiesa que te morías por hablar, no te hagas la pudorosa ahora.
Estirándose un poco para combatir la modorra que la invadía, recordó con una sonrisa el día en que había aparecido en Trinacria ¡Qué mal se había sentido al darse cuenta de que había llegado al lugar equivocazo! ¡Tanta angustia, tanta frustración! Y ahora pensaba que, después de todo, no había sido un error o, cuando menos, se trataba d eun error muy afortunado.
- ¿Sabes, Sophi? – comentó con voz soñolienta – Creo que tuve mucha suerte cuando me volví a equivocar en el hechizo de transporte. Si no te encuentro en ese callejón de Trinacria, ahora no tendría a mi hermana.
- Él también me hubiese gustado mucho a mí, creo que incluso me gusta sin haberlo conocido.
Estaba segura de que el padre de la pirata era un gran hombre, el mejor hombre del mundo después de su propio padre, claro; ella aún no había conocido a ningún hombre mejor que su padre y no creía que fuera a conocerlo.
Era realmente feliz, como no lo había sido desde que abandonara involuntariamente su tierra natal. Su involuntario autoexilio no la había sumido en un pozo de amargura y tristeza – el temperamento de Florángel era muy lejano a la melancolía y la depresión- y había tenido momentos muy alegres y en varias ocasiones se había sentido contenta, pero feliz, lo que se dice feliz… no, hasta ahora, hasta este momento en que compartía recuerdos y confidencias con la mejor amiga que había tenido nunca, su hermana del alma.
Rió de buena gana ante la muestra de vergüenza de la pirata; le gustaba verla bromear y reír, olvidada de las peleas y los problemas. Admiraba realmente a Sophitia; su capacidad para vivir en un mundo tan duro y para salir con bien de todo tipo de problemas, sin que su esencia se contaminara, le parecía realmente increíble, pero le encantaba sentirla tan cercana, charlando y riendo como cualquier muchacha de su edad.
- Nah, confiesa que te morías por hablar, no te hagas la pudorosa ahora.
Estirándose un poco para combatir la modorra que la invadía, recordó con una sonrisa el día en que había aparecido en Trinacria ¡Qué mal se había sentido al darse cuenta de que había llegado al lugar equivocazo! ¡Tanta angustia, tanta frustración! Y ahora pensaba que, después de todo, no había sido un error o, cuando menos, se trataba d eun error muy afortunado.
- ¿Sabes, Sophi? – comentó con voz soñolienta – Creo que tuve mucha suerte cuando me volví a equivocar en el hechizo de transporte. Si no te encuentro en ese callejón de Trinacria, ahora no tendría a mi hermana.
Florangél- Cantidad de envíos : 216
Re: Asunto: Confidencial
La sonrisa de satisfacción de Florangel era todo lo que necesitaba para sentirse contenta, se podría haber pasado el resto de la noche enumerando lo que para ella eran las cualidades de su amiga, pero prefería entregarlas en cuotas que gastarlas todas en una sola charla. Por su lado, a la pirata le gustaba la aprobación que su padre había obtenido, estaba orgullosa de él y nunca lo había negado, siempre espero que a la vez él hubiese estado orgulloso de ella.
- ¡Jajajajaja! Esta bien, esta bien, admito que me siento muy cómoda hablando estas cosas contigo, no podía ser de otra manera – Resalto el “contigo”, ya que no pensaba hablar de esa forma con nadie mas, antes muerta.
A Sophitia se le formo un nudo en la garganta cuando escucho lo siguiente, y tuvo que hacer un esfuerzo enorme para no ponerse a llorar de nuevo como una niña pequeña. Es que toda una catarata de recuerdos cayo de repente sobre ella, el callejón, el encuentro con una invisible Florangel, como la había ayudado sin tener obligación alguna, todo lo que habían vivido después de eso. Resultaba avasallador para el actual sensible corazón de la pirata.
- Sin duda fue la mejor pelea en la que me pude meter, si resultó en conocerte – La soñolencia resultaba obvia en su amiga, y poco a poco iba atrapando también a la pirata, que seguía abrazando a su amiga como si de un oso de peluche se tratara.
El sueño termino por atraparla, en una carrera que ya estaba perdida antes de comenzar, había sido un día muy largo, lleno de sobresaltos, y ambas mujeres disfrutarían de un merecido descanso antes de tener que afrontar todos los problemas que sin duda llegarían de ahí en mas.
Por que la tarea de la que se habían hecho responsables era de seguro mucho mas grande y peligrosa de lo que imaginaban, habían entrado en el juego de ajedrez de jugadores mucho mas grandes que ellas, tanto así que resultaban tan solo dos peones en el tablero.
- ¡Jajajajaja! Esta bien, esta bien, admito que me siento muy cómoda hablando estas cosas contigo, no podía ser de otra manera – Resalto el “contigo”, ya que no pensaba hablar de esa forma con nadie mas, antes muerta.
A Sophitia se le formo un nudo en la garganta cuando escucho lo siguiente, y tuvo que hacer un esfuerzo enorme para no ponerse a llorar de nuevo como una niña pequeña. Es que toda una catarata de recuerdos cayo de repente sobre ella, el callejón, el encuentro con una invisible Florangel, como la había ayudado sin tener obligación alguna, todo lo que habían vivido después de eso. Resultaba avasallador para el actual sensible corazón de la pirata.
- Sin duda fue la mejor pelea en la que me pude meter, si resultó en conocerte – La soñolencia resultaba obvia en su amiga, y poco a poco iba atrapando también a la pirata, que seguía abrazando a su amiga como si de un oso de peluche se tratara.
El sueño termino por atraparla, en una carrera que ya estaba perdida antes de comenzar, había sido un día muy largo, lleno de sobresaltos, y ambas mujeres disfrutarían de un merecido descanso antes de tener que afrontar todos los problemas que sin duda llegarían de ahí en mas.
Por que la tarea de la que se habían hecho responsables era de seguro mucho mas grande y peligrosa de lo que imaginaban, habían entrado en el juego de ajedrez de jugadores mucho mas grandes que ellas, tanto así que resultaban tan solo dos peones en el tablero.
Sophitia- Cantidad de envíos : 955
Re: Asunto: Confidencial
Feliz de saber que Sophitia sentía lo mismo que ella respecto a su encuentro en ese callejón, se quedó dormida, fundiéndose con la cama de forma tal que, para un observador casual, parecería que la pirata estuviera abrazando al aire.
Solía dormir profundamente y rara vez las pesadillas perturbaban su sueño, pero esta fue una de aquellas ocasiones; la impresión de ver aquellos cadáveres en el callejón habitaba aún en algún lugar de su mente. En su mente dormida se fundían las imágenes de Vincent y su compañera muertos y la de Sophitia herida, como cuando se habían conocido. Veía a la pirata no herida sino muerta, ora tomando el lugar de Vincent, ora el de su acompañante y se veía a sí misma corriendo infructuosamente para salvar a su amiga del ataque, llegando siempre tarde, intentando desesperada contener la sangre que escapaba del cuerpo de su amiga, llevándose su vida y manchándola a ella de pies a cabeza. Se agitó y habló en sueños, hasta que con un grito terminó despertando, sentada en la cama, cubierta de sudor, con el corazón latiéndole desbocadamente.
Fue un alivio descubrir que todo había sido un sueño y que la pirata estaba junto a ella, sana y salva. Burlándose de sí misma en su interior, por haber tenido una actitud tan timorata, volvió a dormirse, esta vez tranquilamente. Despertó al amanecer con las energías renovadas, dispuesta a enfrentar lo que viniera junto a su hermana.
- Buenos días – saludó alegremente luego de desperezarse – Oye, Sophi – añadió a continuación – ahora que no tenemos a quien espiar, ya no necesito estar oculta. Será más fácil conseguir trabajo si la gente me ve.
Solía dormir profundamente y rara vez las pesadillas perturbaban su sueño, pero esta fue una de aquellas ocasiones; la impresión de ver aquellos cadáveres en el callejón habitaba aún en algún lugar de su mente. En su mente dormida se fundían las imágenes de Vincent y su compañera muertos y la de Sophitia herida, como cuando se habían conocido. Veía a la pirata no herida sino muerta, ora tomando el lugar de Vincent, ora el de su acompañante y se veía a sí misma corriendo infructuosamente para salvar a su amiga del ataque, llegando siempre tarde, intentando desesperada contener la sangre que escapaba del cuerpo de su amiga, llevándose su vida y manchándola a ella de pies a cabeza. Se agitó y habló en sueños, hasta que con un grito terminó despertando, sentada en la cama, cubierta de sudor, con el corazón latiéndole desbocadamente.
Fue un alivio descubrir que todo había sido un sueño y que la pirata estaba junto a ella, sana y salva. Burlándose de sí misma en su interior, por haber tenido una actitud tan timorata, volvió a dormirse, esta vez tranquilamente. Despertó al amanecer con las energías renovadas, dispuesta a enfrentar lo que viniera junto a su hermana.
- Buenos días – saludó alegremente luego de desperezarse – Oye, Sophi – añadió a continuación – ahora que no tenemos a quien espiar, ya no necesito estar oculta. Será más fácil conseguir trabajo si la gente me ve.
Florangél- Cantidad de envíos : 216
Re: Asunto: Confidencial
Al contrario que su amiga, la pirata no sufrió de pesadillas, por el contrario, disfruto de un largo y bien merecido descanso, y si entre medio hubo algún ensueño o similar, de seguro por la mañana la muchacha no lo recordaría.
Lo que sí iba a descubrir Florangel es que el dormir con Sophitia a veces podía ser complicado, tenía tendencia a moverse mucho, tirar encima piernas, brazos, y ponerse a girar hasta desarmar todas las mantas.
Así que por la mañana se sentía totalmente renovada, como si hubiese dormido durante un siglo entero. Se desperezo con una sonrisa de oreja a oreja, y no ya con la típica mueca burlona que solía esbozar.
- Buenos días hermosa – Dijo adivinando donde estaba por el sonido de su voz y por el tacto, en algún momento, aunque no sabia cuando exactamente, se había vuelto de lo mas normal el hablar con la nada – Es cierto, ya eres libre de mostrarte – Afirmo y luego re pensándolo agrego – Pero ten cuidado, no te metas en líos, e intenta ser una mas del montón, tampoco necesitamos la atención sobre nosotras.
Se levanto y se acomodo la ropa que no se había quitado la noche anterior, por lo tanto estaba llena de arrugas y desordenada producto de su modo de dormir. Su pelo largo y negro también era un caos, aunque nunca había sido algo que a la pirata le importara mucho, se lo desato agacho la cabeza tirándolo hacia delante y peinándolo apenas con los dedos lo volvió a atar y se enderezo.
- Un buen día comienza con un desayuno como corresponde ¿Bajamos a comer algo? – Pregunto Sophitia ofreciéndole el brazo para salir.
Lo que sí iba a descubrir Florangel es que el dormir con Sophitia a veces podía ser complicado, tenía tendencia a moverse mucho, tirar encima piernas, brazos, y ponerse a girar hasta desarmar todas las mantas.
Así que por la mañana se sentía totalmente renovada, como si hubiese dormido durante un siglo entero. Se desperezo con una sonrisa de oreja a oreja, y no ya con la típica mueca burlona que solía esbozar.
- Buenos días hermosa – Dijo adivinando donde estaba por el sonido de su voz y por el tacto, en algún momento, aunque no sabia cuando exactamente, se había vuelto de lo mas normal el hablar con la nada – Es cierto, ya eres libre de mostrarte – Afirmo y luego re pensándolo agrego – Pero ten cuidado, no te metas en líos, e intenta ser una mas del montón, tampoco necesitamos la atención sobre nosotras.
Se levanto y se acomodo la ropa que no se había quitado la noche anterior, por lo tanto estaba llena de arrugas y desordenada producto de su modo de dormir. Su pelo largo y negro también era un caos, aunque nunca había sido algo que a la pirata le importara mucho, se lo desato agacho la cabeza tirándolo hacia delante y peinándolo apenas con los dedos lo volvió a atar y se enderezo.
- Un buen día comienza con un desayuno como corresponde ¿Bajamos a comer algo? – Pregunto Sophitia ofreciéndole el brazo para salir.
Sophitia- Cantidad de envíos : 955
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