Empecemos la noche con buen pie (puesto en buena taberna)

Los chistes que antes hubiesen irritado terriblemente a Sophitia ahora solo la hacían reír, y eso era porque Sam había logrado pasar, a golpes limpios, a través de la barrera de mal humor que la pirata solía poner entre ella y las demás personas.

- Menos mal que no soy una pirata cualquiera, sino la mejor de las piratas – Respondió con su típica sonrisa algo torcida – Lo que no entiendo es desde cuando los simples muchachitos de reparto saben distinguir una buena cerveza de orín de gato – Dijo riéndose mientras brindaba.

Era cierto que esa cerveza estaba jodidamente buena, Sam sabia de lo que hablaba, tenía que ser una buena bebedora al igual que la pirata. Bebió gran parte de la jarra, se contuvo a duras penas para no terminarla en un solo trago, quería saborearla un poco mas aun, acompañada de una excelente charla.

- Cuantos trabajos! Tan rápido te despiden de todos? Jajaja! – Tenía que intentar molestarla un poco, sino no sería justo – Conozco también esta ciudad, bah, en realidad esta y muchas mas, me he pasado mucho tiempo viajando.

Lo único que Sophitia sabía hacer era trabajar en barcos, podía estar en cualquier cargo, desde el mas bajo hasta capitán, y eso era algo muy útil, al final, había pasado mas tiempo de su vida sobre un barco que en la tierra.

- Pues, creí que sabías de lo que me había pasado, y... que te estabas burlando de eso – Sonaba bastante tonto dicho así – Ahora que lo pienso no tiene mucho sentido, jajaja – Apuro un trago de cerveza y continuo – Mi padre era capitán pirata, fue el que me enseño todo lo que sé, y al morir él su barco por derecho me pertenecía – Sus puños habían comenzado a apretarse a medida que la historia avanzaba – Pero para los piratas esa clase de cosas son puras tonterías al parecer, se me amotinaron, y se quedaron con mi barco....

La tensión se aflojo de a poco, no servía de nada seguir enojándose por cosas del pasado, lo sabia bien, pero era algo inevitable, hasta que las cabezas de todos esos desgraciados estuvieran descansando en picas, no podía dejarlo atrás.

- Son cosas que pasan – Agrego mientras se recostaba en la silla y se encogía de hombros, intentando sacarle importancia.