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otra noche trabajando.
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otra noche trabajando.
- Hoy te toca a ti. No tengo chicas en la calle y siendo tú la que mayores beneficios me da no vas a quedarte más tiempo tumbada en la cama- Revolvió entre las sábanas, abrió cajones, miró bajo la cama. Por fin encontró lo que buscaba-. Y esto me lo llevo. Esta noche no te vas a drogar- Vio como salía airada bolso en mano-. ¡Y no vuelvas hasta que tengas el suficiente dinero como para que te de de comer!-. Un portazo en el piso de abajo fue la única respuesta que obtuvo.
Una bocanada de aire revolvió su larga melena. Frío, no iba a haber nadie por las calles. Se quitó uno de sus tacones y rebuscó en su interior; ¡Premio!. Pronto sintió como el Somnus invadía todo su cuerpo. Tiró el envoltorio al suelo, vacío.
En unos minutos su cuerpo se relajó, el frío se hizo menos intenso y la noche parecía más agradable. Sonrió. Echó a andar calle abajo, abrazándose con el abrigo por costumbre. No se cruzó con nadie, ni si quiera con las sombras de Madame Adèle. Nadie quería trabajar una noche así. Anne Marie debía ir casa por casa con la esperanza de que solicitaran sus servicios. Estaba segura de que en un par de casas no sería mal recibida.
Un trueno rompió el espeso silencio de la ciudad. El Somnus hizo que no se inmutara, pero algo en su subconsciente hizo que tuviera un escalofrío. Siguió caminando, llamó a dos casas y nadie contestó. Llevaba más de dos horas en la calle, la noche cerrada y se puso a llover.
Resguardada en un soportal descubrió como el efecto del Somnus comenzaba a desaparecer poco a poco. No le había dado uso. No tenía más. Rebuscó en el bolso; nada. Descosió un dobladillo del abrigo; no tenía suficiente dinero para comprar más. Necesitaba clientes.
Ciñiéndose más el abrigo cruzó la calle en busca de alguien necesitado, no importaba que fuera hombre o mujer. Un relámpago alumbró las paredes, el eco del trueno rebotó en las calles desiertas. No había nadie. No quería salir de su barrio, de la zona protegida de Madame Adèle, no quería volver a encontrarse con aquel repugnante ser que quiso raptarla... pero necesitaba Somnus. El Somnus barato de los arrabales, lejos de la seguridad. En un barrio donde las ratas eran las dueñas de la calle.
Llegó sin percances hasta la esperada puerta media hora más tarde, calada hasta los huesos y más frágil que nunca. Llamó dos veces, una portezuela se abrió y un par de ojos la escrutaron con lascivia.
- Necesito Somnus- La puerta se abrió.
Media hora después, poniéndose de nuevo el abrigo y arreglándose el vestido, salió por la misma puerta. Corriendo para alejarse de aquel lugar con la esperanza de que tardaran en darse cuenta de la falta de dinero.
Aquel barrio no parecía tan aterrador con aquel Somnus adulterado dentro de su cuerpo. Todavía llovía, seguía sin dinero. Escuchó como le perseguían. Tropezó y calló al suelo. En su cara se reflejaba el efecto de la droga, sus ojos miraban a su alrededor sin ver nada y allí se quedó, en un oscuro callejón a la espera de que sus piernas volvieran a responderle. Rezando porque no llegaran hasta ella.
Una bocanada de aire revolvió su larga melena. Frío, no iba a haber nadie por las calles. Se quitó uno de sus tacones y rebuscó en su interior; ¡Premio!. Pronto sintió como el Somnus invadía todo su cuerpo. Tiró el envoltorio al suelo, vacío.
En unos minutos su cuerpo se relajó, el frío se hizo menos intenso y la noche parecía más agradable. Sonrió. Echó a andar calle abajo, abrazándose con el abrigo por costumbre. No se cruzó con nadie, ni si quiera con las sombras de Madame Adèle. Nadie quería trabajar una noche así. Anne Marie debía ir casa por casa con la esperanza de que solicitaran sus servicios. Estaba segura de que en un par de casas no sería mal recibida.
Un trueno rompió el espeso silencio de la ciudad. El Somnus hizo que no se inmutara, pero algo en su subconsciente hizo que tuviera un escalofrío. Siguió caminando, llamó a dos casas y nadie contestó. Llevaba más de dos horas en la calle, la noche cerrada y se puso a llover.
Resguardada en un soportal descubrió como el efecto del Somnus comenzaba a desaparecer poco a poco. No le había dado uso. No tenía más. Rebuscó en el bolso; nada. Descosió un dobladillo del abrigo; no tenía suficiente dinero para comprar más. Necesitaba clientes.
Ciñiéndose más el abrigo cruzó la calle en busca de alguien necesitado, no importaba que fuera hombre o mujer. Un relámpago alumbró las paredes, el eco del trueno rebotó en las calles desiertas. No había nadie. No quería salir de su barrio, de la zona protegida de Madame Adèle, no quería volver a encontrarse con aquel repugnante ser que quiso raptarla... pero necesitaba Somnus. El Somnus barato de los arrabales, lejos de la seguridad. En un barrio donde las ratas eran las dueñas de la calle.
Llegó sin percances hasta la esperada puerta media hora más tarde, calada hasta los huesos y más frágil que nunca. Llamó dos veces, una portezuela se abrió y un par de ojos la escrutaron con lascivia.
- Necesito Somnus- La puerta se abrió.
Media hora después, poniéndose de nuevo el abrigo y arreglándose el vestido, salió por la misma puerta. Corriendo para alejarse de aquel lugar con la esperanza de que tardaran en darse cuenta de la falta de dinero.
Aquel barrio no parecía tan aterrador con aquel Somnus adulterado dentro de su cuerpo. Todavía llovía, seguía sin dinero. Escuchó como le perseguían. Tropezó y calló al suelo. En su cara se reflejaba el efecto de la droga, sus ojos miraban a su alrededor sin ver nada y allí se quedó, en un oscuro callejón a la espera de que sus piernas volvieran a responderle. Rezando porque no llegaran hasta ella.
Rangashellof- Cantidad de envíos : 47
Re: otra noche trabajando.
MENSAJE DE LA MODERACIÓN:
Tema cerrado por inactividad. Se traslada al Limbo de Temas.
Para recuperarlo mandar un mp a un moderador, gracias.
Tema cerrado por inactividad. Se traslada al Limbo de Temas.
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Chelsie- Cantidad de envíos : 1022
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