Chica nueva en la bahia

Elyon no le prestó mucha atención al tipo que se marchó silbando después de su despida un tanto… extraña. Estaba más preocupado por si el otro era peligroso o corría peligro de que su amiga se lanzara sobre él. Aún no tenía claro que era lo mejor.

Pese al tono frío de su respuesta, al menos se había disculpado y había tratado de reparar la guitarra. Elyon suponía que, de no haber sido algo tan querido y valioso para su amiga, posiblemente eso la hubiera calmado, pero muy al contrario seguía enfadada, MUY enfadada. En cierto modo la entendía y el extraño actuara de modo tan frío y distante no ayudaba.

- Si no nos calmamos la cosa va a acabar muy mal para alguno y eso no es lo que queremos ¿no? - miró a Mayo a los ojos - ¿Por qué no aceptamos la invitación de este tipo y tratamos de llegar a un acuerdo para que te repare o te pague el estropicio? Al menos parece tener voluntad… además así podremos charlar también nosotros

La verdad es que tenía ganas de saber que había sido de su amiga durante este tiempo, que la había impulsado a marcharse del otro reino, que había ocurrido… y entonces recordó su marcha y deseó con todo su corazón que ella hubiera tenido más suerte.

[FDI: Lo siento lo siento lo siento ^^" entre examenes finales y el carnet de conducir y tal no he tenio apenas descanso :S]

Hyou se giró hacia Mayo, la cual cada vez hablaba más fuerte. ¿Qué si sabia cuánto le había costado? No, la verdad es que no tenía ni idea. Al tener unos oídos tan sensibles, nunca había mostrado interés por la música por lo que nunca se había parado a consultar precios, pero desde luego no sería una cantidad que él no pudiese pagar. La chica parecía estar tremendamente enfadada, aquel instrumento parecía haber sido algo realmente importante para ella, por lo que poco a poco, el arrepentimiento y el sentimiento de responsabilidad empezaban a sopesar en el joven dragón.

-Está bien, está bien. Lo siento mucho de verdad, supongo que por como lo dices, debió resultarte bastante caro, pero.... ¿te sería muy complicado encontrar un artesano para repararla o que te haga otra?

El dragón cogió su bolsa, la abrió un poco y metió la mano, como si buscase algo

-Lo siento, tengo los oídos demasiado sensibles, yo estaba durmiendo plácidamente y tu música me despertó de una manera un tanto brusca, pero no te preocupes, que el dinero no será un problema. – Sacó la mano de la bolsa con un puñadito de joyas y monedas de oro y se las tendió a la joven - ¿Con esto será suficiente?

Sus tripas volvieron a sonar, está vez mas sonoramente, y se echó la mano a la tripa. Su expresión parecía cansada, realmente estaba hambriento.

-Nuevamente, siento lo que ha pasado señorita, pero ¿Os importaría qué fuésemos a comer? Llevo dos o tres días sin probar bocado...

[Bueeeeno, pues sigamos.]


Cuando vio lo que le mostraba el chico, Mayo no supo si sentirse ofendida o aliviada. Probablemente, ambas cosas. Se mordió el labio para no soltarle otro grito.

-El problema no es el dinero. Sí, es un objeto muy caro. Pero lo difícil va a ser encontrar a quien sepa hacerme otra. En esta isla no lo voy a encontrar, eso está claro.

Y encima se ponía a hacer música con el estómago. Oídos selectivamente sensibles, sugirió su parte más oscura. El resto tuvo que admitir que el muchacho tenía necesidad auténtica de alimentarse ya mismo.

-Si de verdad lo sientes, ven y hablaremos delante de un plato. Puede que encontremos la manera de redimirte -gruñó-. Y la comida la pagas tú.

Se agarró del brazo de Elyon y se dispuso a dirigir a ambos jóvenes a la taberna de Kapasaw, que hacía una buena jambalaya.

Desde luego, para Elyon era más que suficiente el pago, el tampoco sabía cuánto le había costado el instrumento, pero realmente el tipo parecía dispuesto a colaborar y generosamente. De todos modos, permaneció cayado esperando la reacción de su amiga.

Parecía desde luego, algo más calmada y, aunque seguía molesta, al menos estaba dispuesta a dialogar, lo cual ya era un avance. Siguió en silencio, aunque estaba de mejor humor, acaba de llegar al lugar, y se encontraba con una buena amiga, incluso algo más que eso desde luego y se había evitado una pelea, no necesitaba ni una sola pelea más en su vida, había tenido más que suficiente con la guerra de su reino.

Le pilló algo por sorpresa el brazo de Mayo y con el ligero tirón tuvo un ligero tropiezo, pero enseguida se recompuso y se dejó guiar hacía algún sitio, suponía, como un restaurante o posada o similar donde sirvieran comida.

- Si, coincido en que con el estómago lleno se ve todo de otra manera, además yo también tengo algo de hambre

Mientras decía aquellas palabras, lo suficientemente alto para que ambos le oyeran, miró una vez para atrás para confirmar que el tipo les seguía y luego se dejó guiar hasta el lugar elegido por Mayo.

La cosa parecía estar ya solucionada en gran medida, y al fin podría probar bocado. Llevaba bastantes días sin comer y no aguantaba mucho más.

-Muchas gracias señorita Mayo, la verdad es que llevó unos cuantos días a la deriva y sin probar bocado, y os estoy agradecido por llevarme a llenar el estómago. Por el pago no os preocupéis, comed todo lo que queráis que como muestra de arrepentimiento, me haré cargo de la cuenta.

Dinero no le faltaba, pero no le caía muy en gracia el tener que invitar a aquella chica que le había intentando pegar y que le había provocado el dolor de cabeza que aún acarreaba. Caminaba siempre tras ellos para no perderles de vista en ningún momento, notaba que la chica estaba molesta aún y desde luego no quería sorpresas.

Al poco de caminar, veía un pequeño establecimiento frente a ellos y se paró en seco.

-¿Es ahí para comer? De verdad que no aguanto mucho mas ya.

Podía aguantar perfectamente, pero aun así estaba hambriento y su corta edad le hacía ser un tanto impaciente.

[PD. Mil perdones siento no haber avisado mi ausencia ^^" espero que no te enfades como tu PJ lo está con el dragoncito tan mono que conocereis )

[Vale. Pero me pido lo más caro del menú.]

-Ahí es. Vamos -respondió Mayo, y condujo a los dos jóvenes al interior del local, una especie de cruce entre cabaña y almacén que albergaba una cantidad de mesas apretujadas, ocupadas por miembros varios de la vecindad e inmersas en un olor de especias mezcladas que abría el apetito al más pintado. Mayo cruzó la sala y, sin detenerse, saludó con la mano al tabernero, que estaba friendo algo apetitoso tras la barra.

-Hola, Kapp. Nos vamos a sentar afuera. ¿Nos traes algo para picar antes de que aquí el turista se nos desmaye por inanición?

-Ahora os mando a Kepiraw con unos entremeses. Voy un poco justo de tiempo hoy, Lala se ha tomado el día libre.

“Afuera” era un jardincillo en la parte trasera donde había colocadas más mesas. Entre ellas se erguían algunos postes cubiertos de orquídeas en flor, y el espacio estaba resguardado del sol por un baldaquino de madera pintado en colores chillones y cubierto de enredaderas. Un muchacho feo y desgarbado pero con una sonrisa inefable les iba pisando los talones. Mayo señaló una mesa redonda en el rincón y, de repente, el muchacho los adelantó con destreza, limpió la mesa de una pasada con un trapo de un color indefinido y con la otra mano depositó en ella un plato rebosante de marisco variado, patatas fritas y rabanitos. Los rabanitos eran la marca del chef Kapasaw. Mayo se sentó e invitó a sus acompañantes a imitarla. Kepiraw desapareció en las profundidades de la taberna.

Elyon se quedó parado a la entrada del local, no recordaba lo que era una buena comilona desde hacía… una eternidad, desde que su reino había sido conquistado, su familia traicionada, y él había caído en garras de aquellos malnacidos… si bien era cierto que el tiempo como “esclavo”, no había sido malo, la comida empezaba a escasear por las constantes guerras y el extraño cambio en el reino. Y después, cuando por fin se vio libre, no había tenido dinero para comprar nada más que lo justo. Así que la perspectiva de una comilona, que además no le iba a costar dinero, en un lugar donde solo con el olor uno era capaz de alimentarse, hizo que sus tripas despertaran con un enorme rugido.

Siguió a Mayo cuando vio que esta se apartaba de la mesa y comenzaba a seguir a un camarero a lo que parecía la parte posterior del local, donde un pequeño jardín que parecía mucho más acogedor que el interior del local. Se sentó a la mesa y cogió un rabanito y se lo llevó a la boca, saboreándolo con gran placer, olvidándose por unos instantes que los otros dos comensales acababan de pelearse y la situación podía ser tensa.

- Esto está muy bueno

Hyou se sentó en la mesa, junto a Mayo y Elyon, y se les quedó mirando mientras esperaba la comida. Una vez en la mesa, Hyou se quedó mirando la comida fijamente. La verdad es que eso no era lo que se esperaba que fuesen a comer. Llamó a un camarero y cuando se acercó cogió un trozo de marisco.

-¿Podría traernos algo de carne porfavor?

Dijo mientras se llevaba el marisco a la boca. Las patatas y lo otro, no eran mucho de su agrado, pero lo cierto es que tenía un hambre feroz, por lo que empezó con el marisco mientras traían la carne.

-Bueno, ¿Y de dónde venís o a qué os dedicáis?

No sabía mucho que decir, la situación parecía bastante tensa y no se le ocurría mejor manera de romper el hielo. No estaba muy cómodo así, con dos personas tan serias a su lado. Él era alegre y le gustaba el ambiente alegre y de cháchara.

-¿Sigues enfadada conmigo Mayo?

Cuando el camarero se detuvo a tomar nota de lo que deseaba el chico de la cara y resto de piel dura, Mayo aprovechó para hacer su pedido.

-Tráele una parrillada completa. Tiene cara de comer a dos carrillos. Para mí un gumbo de langostinos, y para el joven... -miró a Elyon- ¿parrillada? ¿O prefieres verduras especiadas? Yo te aconsejo la jambalaya, lleva arroz, pollo y tocino y está estupenda.

El camarero tomó nota y se marchó sonriente. Entonces Hyou decidió que era momento de entablar conversación. Bueno, era un momento tan bueno como cualquiera. Era sólo que Mayo aún estaba molesta con él. Ahora resulta que le importaba si ella estaba enfadada o no. Vaya chico raro. Cosas de la edad, supuso. Parecía bastante joven.

-Mpf. Vivo en esta isla y hago esto y lo otro. Y mi guitarra es muy importante para mí -dijo. Se sentía agobiada sólo de pensar en que no podría tocar durante un tiempo. Fue directa al grano.

-Mira, si de verdad quieres que deje de estar enfadada contigo, ayúdame a conseguir una guitarra nueva. Aquí no voy a conseguirla, y no puedo dejar la isla por el momento. Necesito contactar con un buen artesano de Trinacria. No sé dónde más podría encontrar a alguien que haga el trabajo que quiero.

Calló y mordió una patata frita como si de un enemigo mortal se tratase. ¿Dónde habría buenos constructores de instrumentos musicales en aquella zona? Quizás si preguntaba por el pueblo... Pero la gente de Shama no viajaba mucho. A lo mejor Matokaw podía informarla.

Elyon eligió la recomendación de Mayo y, mientras, siguió cogiendo algún que otro rabanito y demás manjares de la mesa. Permaneció en silencio todo el rato, se sentía un poco como un intruso, vale que la alada era su amiga, pero estar en medio de una “batalla” no le hacía especial ilusión.

Al menos parecía que el joven había recuperado la cordura y se mostraba algo más cordial, desde luego era un tipo un tanto raro-

- Yo vengo de muy lejos y acabo de llegar justo ahora al reino, asique aun no me dedico a… nada. ¿y tu?

Se quedó sorprendido de la franqueza de su amiga, eso era ir al grano, y estaba muy bien realmente, se giró mirando al joven esperando ver su reacción.

Hyou se quedó pensativo, la verdad es que para empezar, no sabía ni donde estaba. Solo conocía su isla y desde luego no parecía para nada, estar en ella. La chica, le dijo como podría ayudarla y la verdad es que a él le daba bastante igual lo que hubiese pasado con su guitarra, pero empezaba a tener ganas de regresar a casa y desde luego él solo no podría asi que lo único que le quedaba era aquella chica, ya que el muchacho a su lado, tampoco era de allí. Así pues esperando la comida ansioso, respondio:

-Está bien, dime lo que tengo que hacer y hecho estará. Aunque eso sí, tengo un pequeño favor que pediros.

El dragón se quedó pensativo nuevamente, como esperando encontrar una buena forma para expresar lo que necesitaba expresar.

-A ver, es que tengo un par de preguntas que me gustaría respondieseis vosotros. Para empezar, ¿dónde estamos? Porque desde luego esto no se parece en nada a Valanderiel, para empezar, porque no parece haber mucho bosque por aquí, y lo segundo, ¿Trinacria, eso dónde queda?

Esperaba no levantar muchas “sospechas”, porque desde luego no era muy común que apareciese alguien del agua, como el que camina por la playa, y ahora preguntase donde se encontraba. Sobre todo por la parte del agua…