Desembarco Inesperado y entrada a "El burro ebrio " (libre)

Un fuerte golpe me desperto. La cabeza de dolia como nunca, y no era por el golpe sino por unas cuantas botellas. Esa noche en el Bar debio haber sido brutal ya que no recordaba casi nada. Monti miro su cuerpo y vio los moretones sobre sus piernas y brazos, indicios de una buena pelea. ¿Donde estoy? Esta todo oscuro y lleno de bolsas, ademas todo se mueve. Luego de pensar unos minutos se percato de que estaba en un barco. La puerta se abrio y un marino entro

-arriba bella durmiente, ya llegamos- le dijo en tono ironico

-¿a donde llegamos, mi príncipe?- el marinero tenia unos brazos que impresionaban a cualquier mujer, segun su criterio

el marinero hizo una mueca de asco y saco la lengua

-Estamos en Tinacria, ciudad de Jasperia

-¿Como diablos llegue aqui, noble señor?

-unos enanos furiosos le dieron unas cuantas monedas al capitan para que te llevaran lejos del pueblo, dijeron que no intentaras volver porque te quemarian vivo

-bueno, no importa, un cambio de aire no me vendria mal, seguro que en esta ciudad aprecian mi arte

-¿Que arte puede hacer un semiorco?

-Ignorante! soy una excelente cantante y bailarina, sin contar mis dotes de seduccion- dijo esto guiñandole un ojo y poniendo la voz lo mas sensual posible, para un semiorco

El marinero solto una carcajada y salio corriendo de la bodega. Los marineros no pueden apreciar a una mujer, son todos maricas. solo un subnormal puede vivir en un barco por meses con solo hombres.

Luego de hacer sus cavilaciones sobre las tendencias sexuales de los marinos y arreglarse un poco salio del barco. al bajarse vio las miradas de los transeuntes, seguramente estos plebeyos nunca habian visto a una artista y debian estar asombrados.
la ciudad estaba muy ajetreada y era mas limpia que su pueblo, a pesar de ser los barrios bajos. El cambio de ambiente le vendria bien, seguramente podria codearse con la crema del lugar, gracias a su talento.
Monti comenzo a caminar por el puerto, pero la cantidad de personas le molestaba asi que empezo a caminar por las calles interiores, estas menos transitadas. Estas eran menos bonitas que las del puerto, pero las casas seguian siendo mejores que las de los enanos mineros, seres con falta de gusto estetico. cuanto mas caminaba mas ebrios encontraba asi que penso que cerca debia haber una taberna, algo que no le venia mal. Siguio el camino de ebrios hasta llegar a un lugar llamado "El burro ebrio" . Su garganta estaba seca y nada mejor que el licor para acabar con la resaca. Abrio la puerta y puso su mejor cara de dama misteriosa, algo que llevaba practicando años, este era su as bajo la manga.
La taberna era bastante grande y todas las mesas estaban llenas asi que se acomodo en la barra. Le pidio al cantinero, que era un fornido Orco, una jarra de licor de Miel. El cantinero la miro de arriba abajo, lanzo un gruñido y le puso la jarra enfrente de ella de un golpe. La Monti no se percato de la rudeza del Orco porque estaba demasiado entretenida mirando a la gente entrar y salir del lugar.
La monti bebia su Licor y buscaba posibles clientes animadamente, pero su buen humor fue opacado porque al lado suyo se le sento un elfo oscuro, criatura que detestaba. Giro la cabeza y por encima de su hombro le dedico unas miradas malignas. Cerro unos de sus puños con fuerza, lista para darle un golpe si el sujeto se pasaba de listo, a cualquier tipo de elfo habia que tenerlos a raya. No debian andar en la ciudad, deberian permanecer en sus bosques llenos de florcitas y ardillas felices. Unos cuantos gruñidos salieron de sus fauces, a las que el elfo intento ignorar, sabiendo de la rudeza de la raza del ser que estaba a su lado.

De vuelta en Trinacria. Un lugar bastante interesante y que me había quedado con ganas de conocer más a fondo. Recorría sus calles tranquilamente, con Iby acompañándome (como siempre, buscando cualquier comparación para intentar hacerme sentir miserable, cosa que había dejado de lograr hacía un año, debido a que me acostumbré trágicamente a escucharlo), cuando pasé cerca del puerto y vi una persona inmensa descender de un barco.

-Mira, es casi tan horrible como tú -comentó Iby, pero procurando que esa persona no lo oyera. No se trataba de algún tipo de discriminación, pero desde la distancia realmente me costaba saber si se trataba de un hombre o de una mujer. Las prendas que usaba eran femeninas, pero su cuerpo me parecía demasiado enorme, parecía un cuerpo masculino. Entonces, una idea esperanzadora surgió en mi cabeza.

-¿Será una mujer que conoce la manera de hacerse más fuerte? -pregunté a Ibagia con inocencia. Me acerqué a esa persona y la seguí, esperaría a que se detuviese en alguna parte y le preguntaría sobre su vida, ya que esa pregunta que le hice a Iby podría ser demasiado despectiva, y no quería que se interpretara mal.

Fue mucho el tramo recorrido, y nos íbamos encontrando con cada vez más y más borrachos. Finalmente, ingresó a una taberna llamada "El burro ebrio". Reí tímidamente al leer ese nombre, pues me parecía realmente gracioso, y entré. Las últimas tabernas visitadas habían significado jornadas interesantes, así que supuse que bien podría suceder de nuevo.

Busqué con la mirada a la persona que seguí, y la descubrí en la barra, mirando muy feo a un hombre de tez grisácea que estaba sentado a su lado. Eso era un elfo, conocía esa especie por lo que mi maestro me había enseñado. Me senté también en la barra, y el tabernero, que parecía guardar cierto parecido físico con aquella persona que estaba amenazando al elfo con un gruñido, me preguntó qué deseaba.

-Un vaso de agua, por favor -pedí.

-Aquí no hay agua, niña. Sólo alcohol.

-Entonces... un poco de cerveza.

Un fuerte ruido en la mesa me indicó que la jarra con la bebida estaba allí, y la tomé con una mano, mientras observaba la situación que se producía a 2 metros de distancia. Iby estaba observando alrededor, diría que cuidándome, pero mi compañero no era de esos.

Una jovencita con el pelo de un color muy extraño entro a la taberna, no parecia un lugar que frecuentase demasiado ya que pidio un vaso de agua aunque luego un cerveza.
Mi observacion de la joven intentaba descifrar que era ella: No era alguien que las frecuentara y tampoco parecia ser una miembro de mi rubro, la prostitucion, no tenia apariencia de guerrera. Lo que me llevaba a las dos conclusiones posibles: era un payaso o un mago. Su apariencia de payaso no era muy grande pero no tenia la seria mirada de sabiduria que tienen los magos asi que debe ser un payaso aprendiendo el oficio.
Los payasos le parecian simpaticos y ademas no era competencia a su jugoso cuerpo, por ende decidio que no le caia mal.
Sus pensamientos sobre su cuerpo femenino fueron interrumpidos porque el elfo de al lado le habia dado un codazo haciendo que se le derramara un poco la suya.

-Bueno ya estas Elfito-dije con ira- ya me hiciste volcar mi bebida en mis ropajes, es que acaso en el bosque mugriento de donde vienes no te enseñan respeto por las damas.

el elfo parecia mas pequeño e balbuceaba una especie de disculpa, este no se veia muy fuerte y lo unico que llevaba como defensa era un baston de madera.

-Yo te voy a enseñar a tratar a una señorita- diciendo esto me levante, lo agarre del cuello de su camisa color verde afeminado y lo puse de pie. Adopte una posicion de combate y el elfo tomo su baston.

-señorita es esa chica de pelo azul, no un semiorco travestido- el elfo estaba enojado y ya tenia un pie en el otro lado. tomo su vara, que seguramente se la habia regalado un sapo feliz de un bosque mugriento y adopto una posicion extraña.

-AHORA SI QUE VAS A COBRAR VERDECITO- dicho levante un de mis puños y descargue un golpe contra el elfo, que se cubrio con su raquitica vara, la cual se puso de color verde.

-este no es un baculo comun criatura fetida

La gente de alrededor se corrio y nos dejo espacio libre para la pelea. unos gnomos en una mesa ya realizaban apuestas.

Ver esa vara verde me sorprendio, pero era la clase de trucos que usaba la gente debil del mundo magico feliz. Impulse mis brazos hacia adelante como si fuera a golparlo, mi oponente puso la vara para defenderse pero yo la agarre con mis dos manos, El palo se puso de color de nuevo y empece a sentir que se me quemaban las manos. Haciendo caso omiso al dolor, que no debia ser peor que los dolores del periodo, tire fuerte hacia mi y le quite el baculo. Al elfo casi se le salian los ojos de la cara y tenia la boca mas abierta que una suripanta Kuarkeliana. Levante el baculo por encima de mi cabeza, solte un gruñido para demostrar mi victoria, pero esto no era suficiente. El elfito intento cubrirse con sus brazitos de niñita, pero mis poderosos y bonitos brazos cayeron con fuerza sobre su cabeza. Él cayo al suelo y yo sumida en mi ira le empece a dar patadas por todo su cuerpo. Los orcos que atendian el bar me detuvieron y pude ver que lo habia dejado desmayado, machucado y humillado. Los taberneros me soltaron cuando estaba ya calmada me soltaron y sacaron por la parte de Atras al elfo.
Me peiné, arregle mi ropa, solte una pequeña risita picarona y me sente en la barra. Los gnomos apostadores pidieron para mi una Botella de buen ron y me dieron algunas monedas, ya que los habia echo ganar mucho dinero.
Satisfecha y feliz por haberme echo respetar frente a un lila del bosque me puse a beber con animo.

La curiosa persona me observaba, y hubiese jurado que estaba analizándome. Miré sus ojos mientras acercaba la jarra de cerveza a mis labios, la sostenía por un momento y tragaba saliva, para después dejar la jarra en la barra, fingiendo que bebía. Algo extraño pasó, al parecer el elfo que estaba a su lado le hizo volcar su bebida, y eso generó una fuerte pelea en la que decidí no intervenir... hasta que vi que, ya habiendo derribado al elfo, el semiorco (así fue como la llamó) comenzó a patearlo con mucha furia.

-¡Basta! -grité mientras saltaba a su cuello para intentar detenerla... intentarlo en vano, pues su cuerpo era inmenso en comparación al mío, y estaba segura de que ni siquiera conseguí molestarle.

Unos seres aún más inmensos que esa chica (si se vestía como mujer, y hablaba de sí como si fuese una mujer, suponía que debía tratarla como una) finalmente se decidieron a terminar la pelea, separándola y llevándose al pobre elfo. La solté y retrocedí, mientras veía cómo unos gnomos (había crecido oyendo sobre ellos, y sabía que eran gnomos) la agasajaron con dinero y bebidas. Me acerqué tímidamente a mi cerveza y la tomé, para luego acercarla a la que acababa de dar tamaña y brutal golpiza. Parecía que ese sería un buen método para deshacerme de ese detestable alcohol. Parecía ser que, a ella, el alcohol no le debilitaba su poder, cosa que sí sucedía con los humanos, al menos con los que no eran hechiceros de fuego.

-Fue un gran combate -dije con voz tímida, al igual que mi sonrisa-. No es mucho, pero... creo que la merece más que yo -terminé ofreciéndole mi cerveza, mientras Iblagia pateaba mi pierna.

-¡No te muestres débil, idiota!

La gente en la taberna estaba impresionada, hasta el Posadero me miraba con respeto, pero no creo qeu fuera solo por la lucha. Mis encantos tambien salian a la luz

mientras bebia mi licor la joven de pelo azul se acerco una cerveza y hagando mis tecnicas de batalla. Alguien que me regalaba una cerveza debia ser una gran persona asi que le mostre mi hermosa sonrisa (Nota del editor:era una sonrisa bastante fea) y le hice una señas que bebia a su salud. Con unos tres tragos seguidos me tome la mitad de la jarra. Parecia que en Jaspia no estaban acostumbrados a beber y hacian las jarras bastantes pequeñas.


-Gracias por la bebida, tengo licor pero nunca viene mal una cerveza, ¿te pinta un licor? es bastante bueno.

Hice una pausa para servirnos a las dos la bebida proveida por los Gnomos. Cuando baje mi mirada para servir vi una pequeña lagartija o algo parecido, un ser bastante extraño y poco epico, la verdad era un poco ridiculo.

-Esa pelea no fue nada, los elfos son debiles y no era un gran mago. Me enojan en exceso esas criaturitas de pacotilla, se creen muy inteligentes y superiores, bah, no aguantan ni unos pocos golpes. Me llamo Monti y acabo de llegar de unas tierras lejanas, tuve unos inconvenientes con unos enanos alcoholicos y me vine para estas tierras, Cual es tu nombre y cual es tu ocupacion?- bebi otros tragos que aniquilaron la cerveza- ¿ese bicho es tuyo?-pregunte señalando la pequeña criatura.

-¿Eh? No, gracias, señora... Yo no... yo no bebo...

Sonreí y retrodecí un poco ante la oferta de licor. Realmente prefería evitarlo a toda costa. La mujer siguió hablando, me contó su historia y quiso saber acerca de mí.

-Pues, mi nombre es Tsuki, y soy una hechicera -dije con una sonrisa que se desvaneció cuando Monti llamó "bicho" a Iby-. No lo llames así...

-¡¿Qué dijiste, criatura deforme?!

Demasiado tarde... ¿Por qué tenía que tener un problema en cada lugar que pisara? ¿Por qué no podía simplemente estar en paz?

-Discul... -Iby se lanzó sobre el rostro de Monti y alcancé a sujetarlo antes de que llegara. -No lo llames "bicho", por favor... Se llama Iblagia.

La pequeña criatura intento atacarme pero la chica lo agarro, yo tampoco me inmute porque no le temia a un bicho tan pequeño. El buen humor que proporcionaba el licor me hizo ignorar el ataque de la iguanita

-Lo lamento Iblagia, no volvera a pasar.... ¿hechicera? pense que eras un payaso o algo asi, no tenes la mirada de un hechicero. Es tu espiritu acompaninate este... Ibaglia? -Casi olvido el nombre y lo vuelvo a llamar bicho o cosa-

Segui bebiendo. Me parecia raro que esa jovencita fuera hechicera, pero en estas tierras todo parecia distinto. Las jarras de alcohol eran mas pequeñas, los taberneros mas grotescos, habia menos clientes ebrios para pasar la noche conmigo pero los elfos seguian sin tener cojones.

-¿Que te trae por aqui Tsuki?, ¿porque entraste a este bar si no bebes nada?

-Sí, soy una hechicera... Y me dijeron que de las buenas...

Mientras hablaba, forcejeaba con Iby para que no se soltara y fuese por Monti. No podía evitar sentirme una inútil cada vez que pasaba eso con mi compañero, que últimamente parecía suceder todos los días.

-No lo llamaría mi... Sí, es mi acompañante, pero no se caracteriza por ser una buena compañía.

-Nadie querría ser una compañía tuya, maldita pirómana de circo.

-¡Cierra la boca, lagartija, nadie pidió tu opinión!

-Más lagartija será tu maldita madre, pedazo de...

-¡No te metas con mamá!

Le di un cabezazo, Iblagia me pateó y comenzó un combate bastante bochornoso si se lo comparaba con el que acababa de tener lugar. Sobre todo teniendo en cuenta que ambos nos especializábamos en los combates con magia, nada más lejos de lo que ocurría en ese momento. Mis ojos emitieron una luz celeste y un sello apareció en la barra. Sujeté a Iby y lo lancé contra él, lo que provocó que lo atraviese, como si fuese un portal, y luego el sello desapareció.

-Porque últimamente las tabernas significan viajes interesantes para mí -le dije con una sonrisa de oreja a oreja, producto de haber derrotado a Iby.

La pequeña resulto ser hechicera y no parecia llevarse bine con su acompañante, una lagartija bastante prepotente y gruñona. Para ser su ama no lo controlaba para nada, pero los magos son extraños y tienen costumbres extravagantes asi que no debia ser muy importante. Mientras a la hora de combatir lo hiciera, no habia problema.

-Yo que vos le enseñaria unos cuantos modales a tu mascota, no parece tener elegancia ni respeto por las damas. No das una imagen de alguien poderosa si tu espiritu te desobedece, la primera impresion es la mas importante. Por ejemplo, yo cuando voy a trabajar de leñadora lanzo un gruñido y comienzo a destrozar con mi hacha todo lo que hay; que sea una damita no impide que te demuestres fuerte y eso a los machos les encanta, les daun gran calor por todo su cuerpo y te ven como una criatura que chorrea feromonas- la conversacion ya me ponia picantona asi que decidi cambiar de tema-

Acabo de llegar y no me vendria mal un poco de ayuda para establecerme y ganar unas cuantas monedas, si quieres acompañarme no tengo ningun inconveniente, ademas conmigo de tu lado no hay quien se te interponga.


Estar sola en una ciudad desconocida no me parecia algo que una damisela debiera hacer y la chica me parecia de fiar, al menos no era una amenaza. Me levante de mi asiento y me dirji a la puerta, haciendole una seña a la joven para que se me uniera.

Finalmente alguien me decía de frente lo que siempre supe que pensaron de mí. Ella tenía razón, y lo sabía. Sabía que no controlar a Iblagia provocaba que nunca me tomaran en serio, pero también sabía que era realmente buena. Quizás era por eso que muchos se mostraban sorprendidos. Probablemente pensaban que sería muy sencillo vencerme, al ver cómo Iby me desobedecía y me humillaba siempre que tuviese oportunidad, quizás pensaban que era débil, y luego se encontraban con muros imposibles de derribar.

-No te preocupes. Por suerte, sé que puedo defenderme sola, y no es mi mascota. Mi maestro me enseñó a invocarlo, y me acompaña por obligación. En realidad me detesta.

Dudaba muchisimo que gruñir y destrozar árboles con un hacha les resultara atractivo a los hombres, pero realmente lo desconocía, además de que sinceramente no me interesaba saberlo. Lo único que quería en ese momento era perfeccionar mis hechizos. Papá tenía razón. Ya habría tiempo para una pareja cuando terminara. Aunque recordar a Ed... Era lindo pensar en él. Me había ensimismado tanto en mis propios pensamientos que Monti ya estaba en la puerta de la taberna cuando levanté la vista, y me apresuré a llegar con ella.

-Yo también acabo de llegar, Monti, pero no creo que me quede por mucho tiempo. Suelo deambular por todo el archipiélago desde hace años. Pero siempre se encuentran cosas nuevas en las islas -dije sonriendo, mientras caminaba a su lado-. No sé si alguien por aquí estará interesado en contratar una leñadora. Deberíamos buscar algún aserradero, ¿cierto?

La jovencita me explico que su bicho la seguia por obligacion, esto explicaba su comportamiento. Esta no me parecia excusa para dejarse sobrepasar por un lagarto parlante pero era cosa suya, alla ella.

No importa el trabajo en este momento, Leñadora, Obrera, capataz o guardaespaldas me da lo mismo ahora, necesito unas monedas para comer dormir y beber.

Empezamos a caminar por la ciudad dirijiendonos al centro, seguramente donde habia mas comercios y mayor actividad. La ciudad se notaba muy bulliciosa y agitada, las diferentes criaturas transitaban a gran velocidad y paracian todas apuradas por hacer algo. En cambio yo caminaba tranquilamente entonando una vieja cancion montañesa de mi tierra que me recordaba a mi pueblo, una lagrima rodo por mi mejilla. Me seque la cara y me dije que debia ser mas dura y olvidarme de ese lugar, al fin y al cabo me habian echado. No eran los suficientemente buenos para una mujer con todas las letras.
Ya habiamos caminado por media. Doblamos en una esquina y llegamos a una calle en la cual no habia nadie. empece a caminar mas lento y me puse alerta, algo no andaba bien. ya faltaban veinte metros para salir cuando aparecieron doblando en la esquina y cortandonos el paso tres hombres lagarto. Los tres tenian capas largas y sucias. Uno de ellos tenia una masa en la mano, el otro una espada de esgrima y el ultimo tenia una pequeña hacha oculta bajo la capa. Claramente no buscaban amigos ni compañia. mire hacia atras y vi a otros dos hombres lagartos, uno de ellos tenia una ballesta pequeña y el otro no me permitia ver que tenia oculto bajo las telas. Eran varios pero yo estaba de animos para pelear. No tenia nada contra los lagartos pero que me cerraran el paso y no saludaran a una hermosa dama, muy sensual por cierto, no me gustaba nada.
Cerre mis puños y me prepare para la pelea, ojala mi compañera estuviera a la altura.

Monti y yo salimos de la taberna y caminamos por la ciudad, rumbo al centro para así encontrar algo para obtener trabajo y dinero para permanecer, al menos, algunos días en la ciudad. Las calles estaban muy agitadas, me recordaron al puente de Denke cuando estaba a punto de caer la noche. Parecía que el ambiente en la ciudad nunca cambiaría, hasta que doblamos en una esquina y encontramos una calle desierta. Realmente me llamaba la atención que nadie pasara por ahí. Entonces, tres hombres lagarto salieron de la esquina frente a nosotras, y otros dos salieron por detrás.

-¿Ves a lo que me refería? Siempre suceden cosas interesantes cuando piso una taberna -murmuré mientras materializaba mi bastón. Consideré que Monti debería saber algo sobre mí-. Tú destrózalos, yo me encargaré de que no te lastimen.

La chica se suponia que iba a defender, aunque yo podia sola generalmente. los tres hombres que estaba adelante mio vinieron hacia mi a paso ligero, dandome tiempo para sacar mi hacha de guerra.


-vengan lagartijas inmundas, a ver si pueden conmigo y este par- dije agitando mi pecho para distraerlos con mi erotismo

Las caras de mis enemigos se enturbiaron, el espadachin me lanzo una estocada pero yo la bloque con el hacha, le lance una patada para alejarlo, levante mi arma y descargue un potente golpe sobre su hombro. El espadachin puso su espada pero era demasiado tarde, Esta se doblo toda y cayo al piso agarrandose la profunda herida y gimiendo de agonia. Los otros dos vinieron al mismo tiempo y tuve que defenderme todo el tiempo, no me daban ni un respiro para contraatacar. Los hombres de atras debian quedar a cargo de la chica.

Parecía ser que aquella suerte de estrategia que había creado no sirvió de mucho. Monti cargó contra nuestros oponentes sin más, aunque no supe bien a qué se refirió cuando dijo "a ver si pueden conmigo y este par"... Sólo estábamos ella y yo, aunque casi instintivamente miré hacia nuestro alrededor, con la esperanza de encontrar la tercera persona, a la que Monti podría estar haciendo referencia, pero no vi a nadie excepto a los hombres lagarto.

Mi compañera comenzó a luchar casi de inmediato, y me vi en la necesidad de cubrirle la espalda, no era esa mi idea en un principio. No era capaz de dañar a nadie con mi magia, y eso era incluso más grave de lo que parecía. Nuestros agresores se percatarían de que yo solamente me defendía, y emplearían sus energías en atacar a Monti...

-Un momento... -susurré sonriente, mientras miraba a mis oponentes de turno y creaba un muro de hielo, como aquel que me protegió del proyectil de papá el día que cumplí 13 años. -¡Son lagartos! Mitad hombres, pero lagartos...

Poco después de aquellas palabras, parte de ese muro se dirigió a mis adversarios, con el fin de atraparlos. Obviamente, intentaron eludirlo, pero quien conoce bien el agua sabe que para la mayoría de la gente es imposible no sólo tenerla en tus manos, sino también huir de ella. Comencé por capturar sus pies, y luego inmovilicé sus brazos, sus colas y sus piernas. Y para finalizar, los encerré en pequeñas cúpulas, de manera que, reemplazándolos, quedaron dos grandes montículos de hielo en la calle. Todos subestimaban mi pequeño adorno de hielo, era una cantidad mucho mayor a la aparente la que se condensaba en él. La suficiente como para sacarme de encima a mis dos rivales y luego brindar asistencia a Monti, haciendo lo mismo con los demás. Eso hice: di media vuelta, y envié el resto del muro, en forma de agua, a capturar los pies y las manos de los rivales que quedaban.

La joven en un acto de osadia congela a sus oponentes y atrapa con hielo los pies de los mios, arruinando mi diversion. Demuestra que tiene agallas. me acerco a uno de mis oponentes y gopeo con mi hacha sus pies, estos se deshacen en mil pedazos. Su rosotr se altero y los ojos parecen salir de sus cuencas, un grito zurca el cielo de la ciudad.
El otro, ya temeroso arroja su arma y levanta sus brazos.

Levanto la cabeza y lanzo un gran gruñido victorioso, corro y abrazo a la joven, estoy muy feliz y el alcohol hace sus efectos por mi torneado y ardiente cuerpo.

-Lo hicimos pequeña! no te tenia fe, pero veo que tienes tu mistica!

mientras festejo escucho como se abre una puerta y de ella salen los dos gnomos del bar, estos sonrien. los dos se acercan a nosotros y lanzan su palabrerio

-Lamentamos los inconvenientes, pero debiamos probarlas hermosas mujeres. Me presento, mi nombre es Korrk y mi socio aqui al lado se llama Kodolt. Ambos nos dedicamos al mundo del entretenimiento, una actividad en constante expansion en esta bulliciosa ciudad. Nosotros tenemos un pequeño establecimiento con bebidas, mujeres, peleas y apuestas y estamos interesados en contratarlas para nuestro centro de actividades como pareja de lucha. Aqui en la calle hay muchos oidos indiscretos les rogamos mque nos acompañen al Ornitorrinco boxeador, nuestro domicilio y lugar de trabajo.

no lo pense ni un momento y comence a seguir a las pequeñas criaturas, necesitaba un trabajo y ademas habria bebida gratis. si eran capaces de contratar asesinos podian pagarse un buen licor.

No pasó mucho tiempo entre mi intervención en el combate de Monti y nuestra posterior victoria. Mi compañera de equipo se alegró muchísimo, seguramente en gran parte por el alcohol que tenía encima, y me abrazó con fuerza. Con mucha fuerza, cabe aclarar. Pensé que moriría exprimida allí mismo, pero de mí sólo salió un quejido hasta que Monti me soltó. Agradecí a Iavdresec el poder a respirar con libertad nuevamente, y me dirigí a ver a los pequeños gnomos que nos hablaban desde aquella puerta. Monti los siguió, y como yo también formaba parte del asunto, fui tras ella.

-Mi maestro estaría completamente defraudado si hubiese caído ante oponentes como esos. Puede que Iby me desprecie, pero eso no significa que el agua también lo haga. Hablando de eso... tengo que conseguir más...

Mi adorno ahora comprendía sólo la mitad de su tamaño, algo que realmente me complicaría las cosas si me veía en la necesidad de defenderme otra vez. Tan pronto como tuviese agua a mi alcance, restauraría por completo mi adorno, no fuese cosa de que lo olvidara y en un momento de necesidad lo descubriera por las malas.

-No creo que pudiese estar mucho tiempo participando en algo así. No me gustan demasiado las peleas...

Tenía cierta tristeza en mi voz y en mis ojos. Al que le gustaban esas cosas era a Iby, y realmente no creía prudente convocarlo.

A pesar del poco entusiasmo que ponia la niña la agarre por el brazo y la lleve conmigo a donde nos indicaban los Gnomos. Caminos hacia el lado contrario del centro hasta casi llegar a las afueras de la ciudad. Nos detuvimos enfrente de un lugar bastante feo por fuera con una puerta lo bastante grande para que pasen dos orcos grandes. Al entrar me di cuenta que habia prejuzgado al establecimiento, estaba lleno de muebles con hermosos detalles tallados, mesas metalicas y sillones con hermosos tapices. La iluminacion no era muy fuerte y se basaba en candelabros dorados. Lo primero que vi detenidamente fue una hermosa barra de bar con las bebidas de los colores mas hermosos del ebrio arcoiris.

-La fachada del lugar la mantenemos de esa forma para evitar inspectores y gentezuela no deseada- dijo Korrk al ver mi cara de asomobro por lo fino del lugar, era sublime.

un hombre muy hermoso y fornido nos acompaño hasta la mesa donde discutiriamos los negocios que nos incumbian. no pude contener mi mano y aprete una de sus nalgas, eran perfectas.

-Bueno señoritas, lo que queremos proponerles es que peleen las dos juntas en nuestras noches de batalla que se realizan miercoles y sabados. Sus cuartos y la comida correran por nuestra cuenta, ademas del pago por las peleas y bonos por peleas ganadas. Las batallas terminan cuando los dos miembros de un equipo quedan inmovilizados o se rinden. Cuanto mas peleen y cuanas mas peleas ganen, mas se les pagara. Les parece justo el trato hermosas damas?- Kodolt fumo de su pipa y espero nuestra respuesta.

-¿Que dices Tsuki? no se si vamos a encontrar una mejor oferta, ademas hacemos buen equipo y conmigo de tu lado no dejare que nadie te toque.

Seguí a los gnomos hacia su local, mitad por voluntad propia, mitad por la fuerza de Monti. Nos fuimos alejando cada vez más del centro, y finalmente llegamos a un edificio que me daba la impresión de haber sido abandonado hace años. Cuando vi a los gnomos entrar allí, sentí miedo. Estaba convencida de que se trataba de una trampa, y no tenía demasiada agua cerca. Al ingresar, descubrí que el interior del local estaba muy bien decorado, y daba la impresión de mover demasiado dinero.

Nos dirigimos a una mesa apartada, y vi que Monti apretó una nalga del hombre que nos acompañó. Era bastante atrevida, y por un momento pensé que estaba buscando una pareja. O eso, o necesitaba urgentemente de un cuerpo masculino compartiendo el lecho con ella. No se me ocurría otro motivo por el cual había hecho eso. Cierto que era bastante apuesto, pero de ahí a actuar así, creía que había un trecho considerable. ¿Pero quién era yo para juzgarla, después de todo? Apenas la conocía, y que yo no estuviese interesada en ningún hombre no significaba que estaba mal que ella actuase así.

La propuesta me parecía bastante decente, pero había algo (sobre mí) que no terminaba de convencerme de aceptar. Y por primera vez, no se trataba de mi nula capacidad ofensiva, sino de Iby. Por hacer daño no debía preocuparme, para eso estaba Monti en el equipo. Pero si el trato consistía en contratarnos a "nosotras", e Iby aparecía de imprevisto durante un combate, cosa que no me sorprendería, seguramente eso disgustaría a todos. Quizás en lugar de beneficiarnos, la presencia de mi compañero sólo lograría complicarnos las cosas, ya que me anularía por completo mi magia si se le antojaba fastidiarme.

-La propuesta me parece buena, pero hay algo que debo saber, y ustedes también, antes de decidir... ¿Cómo tomarían que un espíritu apareciese de pronto en un combate, y el bando para el que participe sea aleatorio? Podría ayudarnos, como podría dedicarse a fastidiarnos. Lo pregunto porque... es muy probable que suceda... Demasiado probable...

Los gnomos tomaron un tiempo para meditar su respuesta.

- Los espiritus estan permitidos en nuestros torneos, pero que aparezcan aleatoriamente tal vez le quite profesionalismo a nuestra liga. Si esto llegase a ocurrir les pagariamos la mitad.¿Les parece justo?


La jovencita no parecia muy habil en los negocios, ya que explico los problemas de su bicho molesto. El trato seguia siendo justo asi que decidi aceptar, solo faltaba la respuesta de la joven.

-si aceptan su primera pelea seria el sabado, osea en dos dias. El numero de habitacion seria la 17, estas se encuentran subiendo la escalera a la derecha, ademas pueden entrenar bajando las escaleras en un sotano. Este tiene paredes de piedra muy fuerte, asi que no se caera abajo y el sonido no se escapara hacia oidos indeseables.