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Rumbo a Moselec (Trama 3)
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Sophitia
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Rumbo a Moselec (Trama 3)
Viene de aquí
La primera tarde en alta mar transcurrió sin mayores incidentes, si no contamos con la salida del puerto y el retraso, todo iba como la seda, quizá debido a la resaca de los festejos, quizá por la emoción de la aventura o por el botín prometido. Por la noche las aguas tranquilas dejaron que los barcos fueran despacio y ordenadamente.
Los problemas llegaron al amanecer. Todo parecía indicar que sería una travesía tranquila pero casi como por arte de magia empezaron a divisarse negros nubarrones en el horizonte. Cuando se hizo evidente que amenazaba tormenta y de las gordas y que Tabs no daba ninguna orden empezaron los murmullos y las preocupaciones.
En El Ejecutor Fina puso orden y paro las preocupaciones poniéndose firme y enviando a un hombre con un mensaje para Tabs. Mientras este iba y venía asigno a Sophitia encaramarse al mástil mayor y hacer de vigía, quería tener información sobre la tormenta que se avecinaba y, ante cualquier cambio quería información inmediata.
En La Peregrina, Salem se sentía satisfecho con su sistema anti-tormentas instalado hacía unos meses y deseaba probarlo, por lo que consideró que sería una buena oportunidad, asi pues asignó a tres hombres, entre los que se encontraba John, la tarea de poner a punto el invento. Comprobar que las tuberías instaladas a lo largo de los mástiles estaban libres de obstrucciones, asegurarse que el sistema antivuelcos funcionaba correctamente y que el corta olas realmente era cortante. Quería todo para ayer e información de cualquier problema o cambio inmediata.
En el Titán, Morgan lanzó algunos hechizos para proteger el barco y a los tripulantes, que Tabs no mostrara ninguna actividad ni cambio ni tan siquiera diera unas palabras de calma la enfurecía enormemente, por lo que llevó consigo al kender para que la distrajera de cometer una locura que llevaba tiempo pensando, como subir a su barco y acabar con él en ese preciso instante. El incesante parloteo de este hacía que se distrajera y pudiera concentrarse mejor en los hechizos al tiempo que calmaba sus animos.
En El Espectro Harris daba órdenes sin cesar, mandando amarrar cualquier objeto peligroso, cerciorarse nuevamente de que no había grietas o tablas en mal estado o carcomidas. Todo debía estar perfecto y sin margen de error por si llegaban a toparse con la tormenta.
Enfurecido con Tabs por no tener agallas ni para decir a sus aliados cualquier cosa, mando a Bhorgüim con un mensaje oficial para Tabs, quería el mensaje y una respuesta, no podía volver sin ella pasara lo que pasase, y mejor deprisa por que sobrevivir a una tormenta en una barca de remos no creía que fuera posible, incluso aunque el enano tuviera una flor en el culo como creía el mismo.
La primera tarde en alta mar transcurrió sin mayores incidentes, si no contamos con la salida del puerto y el retraso, todo iba como la seda, quizá debido a la resaca de los festejos, quizá por la emoción de la aventura o por el botín prometido. Por la noche las aguas tranquilas dejaron que los barcos fueran despacio y ordenadamente.
Los problemas llegaron al amanecer. Todo parecía indicar que sería una travesía tranquila pero casi como por arte de magia empezaron a divisarse negros nubarrones en el horizonte. Cuando se hizo evidente que amenazaba tormenta y de las gordas y que Tabs no daba ninguna orden empezaron los murmullos y las preocupaciones.
En El Ejecutor Fina puso orden y paro las preocupaciones poniéndose firme y enviando a un hombre con un mensaje para Tabs. Mientras este iba y venía asigno a Sophitia encaramarse al mástil mayor y hacer de vigía, quería tener información sobre la tormenta que se avecinaba y, ante cualquier cambio quería información inmediata.
En La Peregrina, Salem se sentía satisfecho con su sistema anti-tormentas instalado hacía unos meses y deseaba probarlo, por lo que consideró que sería una buena oportunidad, asi pues asignó a tres hombres, entre los que se encontraba John, la tarea de poner a punto el invento. Comprobar que las tuberías instaladas a lo largo de los mástiles estaban libres de obstrucciones, asegurarse que el sistema antivuelcos funcionaba correctamente y que el corta olas realmente era cortante. Quería todo para ayer e información de cualquier problema o cambio inmediata.
En el Titán, Morgan lanzó algunos hechizos para proteger el barco y a los tripulantes, que Tabs no mostrara ninguna actividad ni cambio ni tan siquiera diera unas palabras de calma la enfurecía enormemente, por lo que llevó consigo al kender para que la distrajera de cometer una locura que llevaba tiempo pensando, como subir a su barco y acabar con él en ese preciso instante. El incesante parloteo de este hacía que se distrajera y pudiera concentrarse mejor en los hechizos al tiempo que calmaba sus animos.
En El Espectro Harris daba órdenes sin cesar, mandando amarrar cualquier objeto peligroso, cerciorarse nuevamente de que no había grietas o tablas en mal estado o carcomidas. Todo debía estar perfecto y sin margen de error por si llegaban a toparse con la tormenta.
Enfurecido con Tabs por no tener agallas ni para decir a sus aliados cualquier cosa, mando a Bhorgüim con un mensaje oficial para Tabs, quería el mensaje y una respuesta, no podía volver sin ella pasara lo que pasase, y mejor deprisa por que sobrevivir a una tormenta en una barca de remos no creía que fuera posible, incluso aunque el enano tuviera una flor en el culo como creía el mismo.
Narrador- Cantidad de envíos : 157
Re: Rumbo a Moselec (Trama 3)
Las salidas del puerto siempre son problemáticas, y con lo poco organizado que es Nehmen para casi todo no era de extrañar que los piratas no pudieran ponerse de acuerdo. Luego de varias horas decidieron salir por antigüedad, tamaño de la embarcación, número de piratas y capacidad para imponerse... ¿Qué pasaba si alguien tenía varios de estos atributos? Bueno, por eso es que recién por la tarde lograron estar todas las embarcaciones en mar abierto.
Una vez pasado el alboroto inicial pudieron relajarse, se acomodo todo el aparatejo para mantener un rumbo fijo y se estableció el orden de las guardias ya que no era necesario que todos estuvieran al mismo tiempo en la cubierta. A Sophitia le tocó el segundo turno, por lo que se dispuso a descansar a sabiendas de que en los días venideros no tendría muchas oportunidades como esa.
La hamaca en la que dormitaba se mecía al ritmo de las olas, podía escuchar de forma entrecortada los ronquidos de otros compañeros, las charlas, los pasos y un grupo que jugaba a las cartas usando como apuesta los futuros tesoros que ganarían al llegar a Moselec. Cuando su sueño se hizo más profundo sintió dos manos en los hombros y una brusca sacudida, casi por instinto le dió un puñetazo a quien sea que la estuviera tocando.
-¡Auch! - Escuchó mientras se levantaba aún algo atontada - ¡Oye! ¿Qué te pasa? ¿Estás chiflada o que?
-¿A quien se le ocurre venir a despertarme a las sacudidas? Eres un maldito imbécil - La mujer bostezo y se rascó la cabeza, no parecía tener intención alguna de hacer de ese mal entendido una pelea - ¿Para que me despiertas? ¿Ya es mi turno?
-La capitana dice que subas al palo mayor, parece que se acerca una tormenta...- Le dijo el muchacho, pues ahora Sophitia podía ver que era solo un muchacho, mientras se masajeaba la mejilla adolorida.
-¡Oh! La cosa se esta poniendo interesante - Saltó del catre y salió corriendo hacia la cubierta, pudo ver a Fina dando órdenes desde el timón, pero no se acercó a ella porque entendía que la situación era urgente, solo le hizo un gesto para darle a entender que había recibido el mensaje y comenzó a trepar luego hacia el carajo.
No necesitaba tener una vista excepcional para poder ver las enormes nubes negras que se acercaban. Con cada rayo se iluminaban de forma casi sobrenatural, anunciando así el posible desastre que se avecinaba.
Una vez pasado el alboroto inicial pudieron relajarse, se acomodo todo el aparatejo para mantener un rumbo fijo y se estableció el orden de las guardias ya que no era necesario que todos estuvieran al mismo tiempo en la cubierta. A Sophitia le tocó el segundo turno, por lo que se dispuso a descansar a sabiendas de que en los días venideros no tendría muchas oportunidades como esa.
La hamaca en la que dormitaba se mecía al ritmo de las olas, podía escuchar de forma entrecortada los ronquidos de otros compañeros, las charlas, los pasos y un grupo que jugaba a las cartas usando como apuesta los futuros tesoros que ganarían al llegar a Moselec. Cuando su sueño se hizo más profundo sintió dos manos en los hombros y una brusca sacudida, casi por instinto le dió un puñetazo a quien sea que la estuviera tocando.
-¡Auch! - Escuchó mientras se levantaba aún algo atontada - ¡Oye! ¿Qué te pasa? ¿Estás chiflada o que?
-¿A quien se le ocurre venir a despertarme a las sacudidas? Eres un maldito imbécil - La mujer bostezo y se rascó la cabeza, no parecía tener intención alguna de hacer de ese mal entendido una pelea - ¿Para que me despiertas? ¿Ya es mi turno?
-La capitana dice que subas al palo mayor, parece que se acerca una tormenta...- Le dijo el muchacho, pues ahora Sophitia podía ver que era solo un muchacho, mientras se masajeaba la mejilla adolorida.
-¡Oh! La cosa se esta poniendo interesante - Saltó del catre y salió corriendo hacia la cubierta, pudo ver a Fina dando órdenes desde el timón, pero no se acercó a ella porque entendía que la situación era urgente, solo le hizo un gesto para darle a entender que había recibido el mensaje y comenzó a trepar luego hacia el carajo.
No necesitaba tener una vista excepcional para poder ver las enormes nubes negras que se acercaban. Con cada rayo se iluminaban de forma casi sobrenatural, anunciando así el posible desastre que se avecinaba.
Sophitia- Cantidad de envíos : 955
Re: Rumbo a Moselec (Trama 3)
Salir del puerto para La Peregrina fue sencillo, Salem utilizó algunos de sus artilugios para facilitar el trabajo, John no podía creer cuanto facilitaban el trabajo dichos aparatos, todo estaba pensado en la nave , hasta el mas mínimo detalle. Una vez en el mar sólo había que estar atento a que nada en las maquinarias fallará.
John se preparaba para su segundo turno dentro de la nave cuando todos fueron llamados a cubierta, se avecinaba una tormenta y el capitán quería que todo fuera revisado, uno de los oficiales se acercó a John y le dijo - Muchacho ves las cañerías entre los mástiles? bien debes asegurarte que ninguna esté obstruida, es sencillo darse cuenta, tantealas con las manos y si están frías ahí es donde está tapado, marca una cruz con esta tiza y luego baja y avísame cuantos tramos están fríos - le tendió la tiza a John y este la tomó y se apresuró a subir por uno de los mástiles a cumplir su tarea, desde ahí vio la inmensidad de la tormenta y como todas las naves alrededor se preparaban para embestirla - Por La Dama, espero que estos cacharros funcionen y si no habrá que apañárselas a la antigua y confiar en el timonel - luego de su comentario que solo el viento escucho se puso a trabajar en su tarea.
John se preparaba para su segundo turno dentro de la nave cuando todos fueron llamados a cubierta, se avecinaba una tormenta y el capitán quería que todo fuera revisado, uno de los oficiales se acercó a John y le dijo - Muchacho ves las cañerías entre los mástiles? bien debes asegurarte que ninguna esté obstruida, es sencillo darse cuenta, tantealas con las manos y si están frías ahí es donde está tapado, marca una cruz con esta tiza y luego baja y avísame cuantos tramos están fríos - le tendió la tiza a John y este la tomó y se apresuró a subir por uno de los mástiles a cumplir su tarea, desde ahí vio la inmensidad de la tormenta y como todas las naves alrededor se preparaban para embestirla - Por La Dama, espero que estos cacharros funcionen y si no habrá que apañárselas a la antigua y confiar en el timonel - luego de su comentario que solo el viento escucho se puso a trabajar en su tarea.
Re: Rumbo a Moselec (Trama 3)
- Los ojos de tritón gigante no se utilizaban para hacer pócimas. El señor Tarascadilo recetaba chuparlos tres veces por semanas para curar el dolor de muelas. ¡Y funcionaba! Corrías el peligro de que te zamparan o te lamieran ellos, que era peor, pero mi madre hacía bollos rellenos de saltamontes dulces que les encantaban, así que la granja funcionaba a las mil maravillas…-.
No, el kender no paraba de contar historias. ¿Por qué iba a hacerlo? La capitana era increíble. Increíble, asombrosa, maravillosa, fantástica y 1001 adjetivos más que ni de lejos llegaban a describir la admiración que en pocas horas Rangashellof profesaba hacia ella. ¡Era bruja! Bruja como la de los cuentos que su abuela le contaba de niño. Bruja buena, obvio, porque de no ser así ya le habría convertido en una lamprea o cualquier gusano con mil patas como el resto de la tripulación parecía desear.
Fascinado por los hechizos que pronunciaba, el kender no quitaba ojo a sus movimientos e intentaba reproducirlos. Claro que de él no salía ninguna lluvía de colores, ni rayos ni nada por el estilo, aunque esperaba que en algún momento la capitana le diera algún objeto mágico que pudiera utilizar para hacer magia, así que no desistía y seguía practicando sin cesar de hablar con ella.
La tormenta se acercaba y parecía una tormenta muy dura, cruel y peligrosa, pero el kender estaba en su salsa. ¡La de historias que podría contar a la vuelta! Y si no volvía… Qué estupendo sería morir a manos de un mar bravío quizás provocado por el enfado de un gran leviatán de las profundidades que seguramente odiara a Tabs tanto como ellos lo hacían.
No, el kender no paraba de contar historias. ¿Por qué iba a hacerlo? La capitana era increíble. Increíble, asombrosa, maravillosa, fantástica y 1001 adjetivos más que ni de lejos llegaban a describir la admiración que en pocas horas Rangashellof profesaba hacia ella. ¡Era bruja! Bruja como la de los cuentos que su abuela le contaba de niño. Bruja buena, obvio, porque de no ser así ya le habría convertido en una lamprea o cualquier gusano con mil patas como el resto de la tripulación parecía desear.
Fascinado por los hechizos que pronunciaba, el kender no quitaba ojo a sus movimientos e intentaba reproducirlos. Claro que de él no salía ninguna lluvía de colores, ni rayos ni nada por el estilo, aunque esperaba que en algún momento la capitana le diera algún objeto mágico que pudiera utilizar para hacer magia, así que no desistía y seguía practicando sin cesar de hablar con ella.
La tormenta se acercaba y parecía una tormenta muy dura, cruel y peligrosa, pero el kender estaba en su salsa. ¡La de historias que podría contar a la vuelta! Y si no volvía… Qué estupendo sería morir a manos de un mar bravío quizás provocado por el enfado de un gran leviatán de las profundidades que seguramente odiara a Tabs tanto como ellos lo hacían.
Rangashellof- Cantidad de envíos : 47
Re: Rumbo a Moselec (Trama 3)
Mientras cantaba, limpiaba la cubierta de vomitos. Él para despejar de los peores de trabajo, tenía que cantar. Aunque su voz bozarro es de las peores que ni las propias sirenas desearian escuchar. Veía como los grumetes iban de arriba a abajo, de arriba a abajo, colgandose en cuerdas, bajando por ellas y algunos que vomitaban al mar. Se acercó a uno de esos grumetes y le reprocho.
- Eh, huevos sin pelos, si potas que sea fuera del barco. Que luego me toca a mi limpiarlo. - Pasaba la fregona encima del vomito y la escurria en la mar. Olfateo la fregona.- Anda, dejame adivinarlo. Bebistes anís casero de la Tía Germana, es famoso en la alta aristocracia de Cessele. Dicen que el Anís esta hecho de cebada producido en las selvas de Nehmen. - Siguio limpiando con habilidad la cubierta, mientras hablaba.-
Aquella persona se trataba de un semielfo. Se veía a leguas, unas orejas un poco más altas y puntiagudas, imberbe y seco. Cabellera larga y rubiales cogido con goma, estilo coleta. Parecía ser su primera vez encima de un barco, es de aquellas personas que si sobrevive al Gran Saqueo, iba a conocer la vida del pirata: Saqueo, Bebedor y Libertad. Tenia una Rosa de los Vientos en el antebrazo, parecía ser hijo de algun marinero o contrabandista, por el tatuaje.
- Pe...Perdon... Yo quería ser pirata como mi padre. Me sentó fatal. -Miraba en la mar y le entro una arcada casi potando. El enano le agarro de la coleta y sonrío. - Pota, pero fuera del barco muchachito. Expulsa el demonio de tu interior hacia fuera. -Se podía oír las arcadas y el vomito hacia fuera del mar. Alimento para las bestias del Mar.- Eeeeaaaa. Listo, has aliviado tú estomago, ya puedes seguir bebiendo muchacho ¡ja ja ja! - Reía de una manera sonora y grave. Le palmeo varias veces la espalda tranquilizando.- Conoces las Leyes de los Piratas, culofino? -Decía mientras le miraba frunciendo los dos ojos al ver en la lejanía.- No, no lo conozco. Nunca me enseñaron eso. Solo me dijeron que para ser pirata, habia que beber mucho ron -Decía con inocencia y en bajo.- Si quieres ser un Pirata, tienes que saber las Leyes de los Piratas... A ver... ¡Apunta en tu cabeza!. -Se para de fregar la cubierta y se apoya en la fregona mientras mesea su barba trenzada.-
- Discrepo en la Octava Lección. -Decia alzando la voz y mirando al enano.- Nuestra Reina es buena gobernante, ha cuidado bien de nosotros y... -El enano le palmeo la espalda y sonrío.- Nuestra Reina esta maldita, si no hubiera venido encima de la Quimera y no lo hubiera dejado a un borracho como Tabs como Capitán. La leyenda cuenta que no puede salir de la isla por una maldición por parte del Leviathan, el Dios del Mar de Jaspia. Nuestra Reina la conozco poco más bien nada pero te digo que toda mujer encima de un barco es un peligro a los hombres. Te darás cuenta cuando hayas pasado mucho tiempo en la mar sin meterla en caliente, culofino. Si no, escucha lo que dicen los piratas de Fina, Morgan y de la Ninfa lunatica. Escucharás: "Que buena está" y guarradas. Cuando los hombres no han probado carne, van a por las mujeres o beben en las noches. Violaciones, peleas y en peores casos motin. Ya te darás cuenta, jovencito. -Sonríe mientras agarra la fregona y limpia la cubierta.- Dale tiempo.
De pronto salia del Camarote uno de los oficiales del Espectro, iba a paso lento y se acercaba al enano y al semielfo. Su mirada penetraba nuestros sentidos, bajo la mirada al suelo y después alzó la vista hacia arriba.
- Tú. -Señala al Semielfo- Ve a trabajar o te envio de vuelta a Nehmen. -Decía con seriedad y en seco.- Sí, voy! - Se marcho aprisa sin apartar la mirada en el enano y en el oficial.-
- El Capitán Harris os manda a ser su mensajero, quiere una respuesta y no saldrás de la Quimera sin esa respuesta. Te estan preparando la barca, date prisa o la Tormenta no te salvara. -Sonríe con malicia. El enano soltó la fregona al oir eso y miro a la lejanía la Tormenta.- Pero... No me dará tiempo a llegar, llegara antes la Tormenta que yo... -Alzó la voz el Oficial y le empujo hacia la barca.- ¡SON ORDENES DE NUESTRO CAPITÁN, OBEDECE GRUMETE! Coge el mensaje y llevalo ¡APRISA GRUMETE!
Rebufo, mientras es empujado. Se acerco a la barca y se subio encima. Bajaron con las poleas hasta el mar, el Oficial se reía y alzaba la mano despidiendose. El resto de los Piratas de la cubierta de El Espectro miraban con expectación y preocupación a la Tormenta, de vez en cuando miraban a Bhorgüim suspirando de no haber sido ellos los que tenia que ser los mensajeros. Incluso el semielfo se asomo en el barco y gritó.
- ¡Buena Suerte Bhorgüim! Ten cuidado! Que el Leviathan te proteja! - Alzó la mano despidiendose. El oficial le cogio de la oreja y le dio una patada en el culo.- ¡A trabajar!.
El enano preocupado solo pudo sonreir y alzar su petate de ron volátil. Alzó la voz.
- La vida de un pirata es la mejor! - Guiño el ojo al semielfo y cantaba mientras remaba, su voz se podía oir cerca del Espectro hasta que poco a poco se oía cada vez menos hasta no oirlo.-
_____________________________________________________________________________
Remaba como un bárbaro endemoniado. Veía a la lejania la Tormenta con preocupación pero seguía cantando. Paso por al lado del Barco de Morgan, el enano noto un escalofrío pero veían al enano cantando y remando hacia el barco de Tabs. Algunos miraban con preocupación a la Tormenta y otros al enano.
- Apuesto a que no vuelve. Cinco monedas.
- Yo apuesto. ¡Venga enano, que no llegas gordo cabrón! -Reía a carcajada.-
El enano seguía remando e intercambio varios insultos a aquellos piratas de la Tripulación de Morgan. Siguio remando mientras seguía cantando su tipica canción. Veía con más preocupación la Tormenta. Suspiraba, cogia aire y seguía cantando. Esta vez se topo con el barco de Salem, La Peregrina, algunos podían verle como remaba como un endemoniado. Algunos de ellos se asomaron para ver al enano, negaban para sí mismo y decian lo mismo.
- Este enano no va a volver. -Niega para sí mismo- Si tuviera un artilugio de Salem para ir más rapido, quizá podría volver a tiempo.
Alzó el petate a los piratas y dio un trago de ron. Volvio a remar para llegar al barco de la Quimera pero se topo con el barco de Fina, el Ejecutor. La vigia podría ver al enano como remaba para llegar hasta el barco de la Quimera. El pobre enano le habia tocado la peor de las tareas en este momento. Sus canciones se podía oir en el Ejecutor.
Algunos piratas le pidian que se callara pero el enano no hacia caso. Vio a la Vigia y le guiño el ojo. Siguio su rumbo a la Quimera con preocupación. Su cántico burdo y malo era lo que le animaba a no bajar su moral, seguir hacia la Quimera y dar el mensaje a Tabs de parte del Capitán Harris. Vio como se acercaban las nubes negras y los rayos iluminadores. Se alejaba del barco de El Ejecutor. Notaba como las olas aumentaban y el bote se balanceaba de un lado a otro. Insulto a la Tormenta y a los rayos, luego rezo al Dios del Mar y alzó la voz siendo grosero.
- Maldita Tormenta de tres al cuartos! Me va a matar. -Decía gritando mientras remaba hacia el barco de Tabs que le quedaba un cacho.- Que el Dios del Mar me proteja!.
El barco estaba balanceandose y algo de agua se subía encima de la barca, llegando a mojarse las botas y pantalones. La travesía hasta llegar al barco de Tabs iba a ser más dificil de lo que él se imaginaba. Quizá si no se hubiera parado alguna que otra vez a beber ron volátil, podría haber llegado antes. Paró de cantar al ver que se subia alguna pequeña ola y bajaba, paraba de remar cuando eso ocurria y al bajar, volvia a remar. Parecía un enfrentamiento de él solo contra el mar. Solo se podía oir sus rezos al Dios del Mar de Jaspia. Seguía remando hasta la Quimera, los augurios no eran buenos para él. La vigia del Ejecutor podría ver perfectamente como tenia el enano mensajero dificultades para alcanzar la Quimera.
- Eh, huevos sin pelos, si potas que sea fuera del barco. Que luego me toca a mi limpiarlo. - Pasaba la fregona encima del vomito y la escurria en la mar. Olfateo la fregona.- Anda, dejame adivinarlo. Bebistes anís casero de la Tía Germana, es famoso en la alta aristocracia de Cessele. Dicen que el Anís esta hecho de cebada producido en las selvas de Nehmen. - Siguio limpiando con habilidad la cubierta, mientras hablaba.-
Aquella persona se trataba de un semielfo. Se veía a leguas, unas orejas un poco más altas y puntiagudas, imberbe y seco. Cabellera larga y rubiales cogido con goma, estilo coleta. Parecía ser su primera vez encima de un barco, es de aquellas personas que si sobrevive al Gran Saqueo, iba a conocer la vida del pirata: Saqueo, Bebedor y Libertad. Tenia una Rosa de los Vientos en el antebrazo, parecía ser hijo de algun marinero o contrabandista, por el tatuaje.
- Pe...Perdon... Yo quería ser pirata como mi padre. Me sentó fatal. -Miraba en la mar y le entro una arcada casi potando. El enano le agarro de la coleta y sonrío. - Pota, pero fuera del barco muchachito. Expulsa el demonio de tu interior hacia fuera. -Se podía oír las arcadas y el vomito hacia fuera del mar. Alimento para las bestias del Mar.- Eeeeaaaa. Listo, has aliviado tú estomago, ya puedes seguir bebiendo muchacho ¡ja ja ja! - Reía de una manera sonora y grave. Le palmeo varias veces la espalda tranquilizando.- Conoces las Leyes de los Piratas, culofino? -Decía mientras le miraba frunciendo los dos ojos al ver en la lejanía.- No, no lo conozco. Nunca me enseñaron eso. Solo me dijeron que para ser pirata, habia que beber mucho ron -Decía con inocencia y en bajo.- Si quieres ser un Pirata, tienes que saber las Leyes de los Piratas... A ver... ¡Apunta en tu cabeza!. -Se para de fregar la cubierta y se apoya en la fregona mientras mesea su barba trenzada.-
- Lecciones de Piratas por Bhorgüim:
- Primera lección: Un pirata se divierte bebiendo fuera del barco. Nunca se emborracha en cubierta, pues puede caer en desgracía y caer por la borda.
Segunda lección: Para demostrar que eres un pirata. Demuestra que lo eres, Impon respeto o te tomaran el pelo o te harán tras tras por detrás, como le paso a aquel elfo. Ja ja ja, pobre Elthalas -Ríe sonoramente mientras dictaba el resto de lecciones.- Ah, lo olvidaba. No pelees contra ellos en cubierta aunque si lo haces, dale un gancho en la mandíbula. No se levantara si le has dado bien.
Tercera lección: No mientas a un mentiroso. Sabrás que has mentido. Quien nace en mentiras, conoce el engaño.
Cuarta lección: No robes a un pirata. Entre camaradería, se respeta los bolsillos. Si robas, que sea saqueando.
Quinta lección: El Barco es nuestro país. El Capitán nuestro gobernador. Los grumetes y piratas de cubierta, los civiles y nuestros camaradas. El Mar nuestra tierra y libertad. No olvides esta lección.
Sexta lección: El barco es tu hogar. Respetalo como a tú mujer, no como una fulana de tres al cuartos.
Séptima lección: Utiliza todos tus trucos, habilidades y tramas para sobrevivir. El Pirata se rige por el honor del saqueo y de la libertad. El honor de los Caballeros es de imbeciles. Dale una patada en los huevos y te ahorraras de ser tu el apaleado.
Octava lección: Esta lección es si llegas a ser Capitán de algun barco. No dejes subir a ninguna mujer a bordo, no dejes a ninguna mujer gobernar ni tampoco dejes que los magos suban en esta cubierta. Mi experiencia ha hecho que los magos hagan un hechizo mal sonante y acabe ardiendo el propio barco. Sobre las mujeres... Cuando los hombres pasamos mucho tiempo en la mar, cualquier agujero es buena trinchera culofino. Las mujeres solo despista las mentes de nuestros camaradas y no se centran con dos par de toneles. Aunque tengan mala hostia y tengan tonterias.
- Discrepo en la Octava Lección. -Decia alzando la voz y mirando al enano.- Nuestra Reina es buena gobernante, ha cuidado bien de nosotros y... -El enano le palmeo la espalda y sonrío.- Nuestra Reina esta maldita, si no hubiera venido encima de la Quimera y no lo hubiera dejado a un borracho como Tabs como Capitán. La leyenda cuenta que no puede salir de la isla por una maldición por parte del Leviathan, el Dios del Mar de Jaspia. Nuestra Reina la conozco poco más bien nada pero te digo que toda mujer encima de un barco es un peligro a los hombres. Te darás cuenta cuando hayas pasado mucho tiempo en la mar sin meterla en caliente, culofino. Si no, escucha lo que dicen los piratas de Fina, Morgan y de la Ninfa lunatica. Escucharás: "Que buena está" y guarradas. Cuando los hombres no han probado carne, van a por las mujeres o beben en las noches. Violaciones, peleas y en peores casos motin. Ya te darás cuenta, jovencito. -Sonríe mientras agarra la fregona y limpia la cubierta.- Dale tiempo.
De pronto salia del Camarote uno de los oficiales del Espectro, iba a paso lento y se acercaba al enano y al semielfo. Su mirada penetraba nuestros sentidos, bajo la mirada al suelo y después alzó la vista hacia arriba.
- Tú. -Señala al Semielfo- Ve a trabajar o te envio de vuelta a Nehmen. -Decía con seriedad y en seco.- Sí, voy! - Se marcho aprisa sin apartar la mirada en el enano y en el oficial.-
- El Capitán Harris os manda a ser su mensajero, quiere una respuesta y no saldrás de la Quimera sin esa respuesta. Te estan preparando la barca, date prisa o la Tormenta no te salvara. -Sonríe con malicia. El enano soltó la fregona al oir eso y miro a la lejanía la Tormenta.- Pero... No me dará tiempo a llegar, llegara antes la Tormenta que yo... -Alzó la voz el Oficial y le empujo hacia la barca.- ¡SON ORDENES DE NUESTRO CAPITÁN, OBEDECE GRUMETE! Coge el mensaje y llevalo ¡APRISA GRUMETE!
Rebufo, mientras es empujado. Se acerco a la barca y se subio encima. Bajaron con las poleas hasta el mar, el Oficial se reía y alzaba la mano despidiendose. El resto de los Piratas de la cubierta de El Espectro miraban con expectación y preocupación a la Tormenta, de vez en cuando miraban a Bhorgüim suspirando de no haber sido ellos los que tenia que ser los mensajeros. Incluso el semielfo se asomo en el barco y gritó.
- ¡Buena Suerte Bhorgüim! Ten cuidado! Que el Leviathan te proteja! - Alzó la mano despidiendose. El oficial le cogio de la oreja y le dio una patada en el culo.- ¡A trabajar!.
El enano preocupado solo pudo sonreir y alzar su petate de ron volátil. Alzó la voz.
- La vida de un pirata es la mejor! - Guiño el ojo al semielfo y cantaba mientras remaba, su voz se podía oir cerca del Espectro hasta que poco a poco se oía cada vez menos hasta no oirlo.-
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Remaba como un bárbaro endemoniado. Veía a la lejania la Tormenta con preocupación pero seguía cantando. Paso por al lado del Barco de Morgan, el enano noto un escalofrío pero veían al enano cantando y remando hacia el barco de Tabs. Algunos miraban con preocupación a la Tormenta y otros al enano.
- Apuesto a que no vuelve. Cinco monedas.
- Yo apuesto. ¡Venga enano, que no llegas gordo cabrón! -Reía a carcajada.-
El enano seguía remando e intercambio varios insultos a aquellos piratas de la Tripulación de Morgan. Siguio remando mientras seguía cantando su tipica canción. Veía con más preocupación la Tormenta. Suspiraba, cogia aire y seguía cantando. Esta vez se topo con el barco de Salem, La Peregrina, algunos podían verle como remaba como un endemoniado. Algunos de ellos se asomaron para ver al enano, negaban para sí mismo y decian lo mismo.
- Este enano no va a volver. -Niega para sí mismo- Si tuviera un artilugio de Salem para ir más rapido, quizá podría volver a tiempo.
Alzó el petate a los piratas y dio un trago de ron. Volvio a remar para llegar al barco de la Quimera pero se topo con el barco de Fina, el Ejecutor. La vigia podría ver al enano como remaba para llegar hasta el barco de la Quimera. El pobre enano le habia tocado la peor de las tareas en este momento. Sus canciones se podía oir en el Ejecutor.
La vida de un pirata es la mejor!
Saqueamos, bebemos y somos lo mejor!
Ja ja ja!
Jinetes de la Mar, canallas del mar,
Brindad compañeros!
Saqueamos, bebemos y somos lo mejor!
Ja ja ja!
Jinetes de la Mar, canallas del mar,
Brindad compañeros!
Algunos piratas le pidian que se callara pero el enano no hacia caso. Vio a la Vigia y le guiño el ojo. Siguio su rumbo a la Quimera con preocupación. Su cántico burdo y malo era lo que le animaba a no bajar su moral, seguir hacia la Quimera y dar el mensaje a Tabs de parte del Capitán Harris. Vio como se acercaban las nubes negras y los rayos iluminadores. Se alejaba del barco de El Ejecutor. Notaba como las olas aumentaban y el bote se balanceaba de un lado a otro. Insulto a la Tormenta y a los rayos, luego rezo al Dios del Mar y alzó la voz siendo grosero.
- Maldita Tormenta de tres al cuartos! Me va a matar. -Decía gritando mientras remaba hacia el barco de Tabs que le quedaba un cacho.- Que el Dios del Mar me proteja!.
El barco estaba balanceandose y algo de agua se subía encima de la barca, llegando a mojarse las botas y pantalones. La travesía hasta llegar al barco de Tabs iba a ser más dificil de lo que él se imaginaba. Quizá si no se hubiera parado alguna que otra vez a beber ron volátil, podría haber llegado antes. Paró de cantar al ver que se subia alguna pequeña ola y bajaba, paraba de remar cuando eso ocurria y al bajar, volvia a remar. Parecía un enfrentamiento de él solo contra el mar. Solo se podía oir sus rezos al Dios del Mar de Jaspia. Seguía remando hasta la Quimera, los augurios no eran buenos para él. La vigia del Ejecutor podría ver perfectamente como tenia el enano mensajero dificultades para alcanzar la Quimera.
Bhorgüim- Cantidad de envíos : 16
Re: Rumbo a Moselec (Trama 3)
Aquella tormenta parecía querer tragarse toda la flota de Nehmen, se acercaba más rápido de lo que en un principio pudiera parecer posible, los cielos se volvían negros como la noche, los rayos caían por todas partes y los truenos sonaban cada vez más cerca.
Tabs, en un alarde de altanería, había decidido seguir adelante sin detenerse, no quería más rodeos y más pérdidas de tiempo. Y orgulloso como era, creía que no tenía que dar explicaciones ni enviar ningún mensaje a nadie. Sin embargo el resto de capitanes empezaron a moverse, incluso algunos desafiando la autoridad del segundo al mando de Valeska, habían virado en un intento de evitar la tormenta y los daños que esta pudiera causar.
Para cuando Tabs empezó a dar órdenes se hizo evidente que no podrían evitar la tormenta y que ninguna barca llegaría a su destino, por lo que mando un mensaje con banderas dando orden de admitir tripulantes de otros barcos en cualquier otro dadas las circunstancias y de prepararse para la tormenta.
De todos modos, aunque Tabs hubiera iniciado maniobras nada más divisar la tormenta no hubieran podido escapar de ella, se movía a una velocidad antinatural y en pocos minutos estaría sobre ellos.
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Fina tenía todo preparado para recibir la tormenta, no le gustaba dejar nada al azar y había empezado los preparativos en cuanto lo vio venir. No podían hacer mucho más. En cuanto recibió las órdenes de Tabs, mandó bajar a todos los vigías y marineros a cubierta y dejó solo a los más imprescindibles sobre ella mandando a los demás al interior del barco. Una vez que comprobaron que ninguna barca estaba cerca de El Ejecutor, indicó a todos los piratas sobre cubierta que se ataran bien al barco, puesto que caer al mar en aquellas circunstancias era muerte segura. La capitana se encaramó al timón se ató al mismo y se preparó para recibir la tempestad.
Solo 5 personas se encontraban en la cubierta y todas eran de su plena confianza, que ya habían vivido alguna tormenta y que sabían bien su cometido. Sophitia no se encontraba entre ellas, la había mandado barco cubierta, no por la falta de confianza, pero aun no llevaba el suficiente tiempo a bordo y no “formaba equipo” con los otros sobre cubierta. Le encargó la tarea de evitar motines o que alguien saliera a la cubierta. Podía hacerlo como quisiera menos matar a nadie.
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Salem se encontraba entusiasmado, iba a poder probar su nuevo invento y, muchas veces, cuando se encontraba en ese estado no se daba cuenta del peligro. Su segundo al mando, acostumbrado como estaba al carácter del capitán, es el que se encontraba poniendo algo de sentido y orden. Tárabas, un elfo alto como un pino, era la contrapartida de Salem. No parecían tener absolutamente nada en común y sin embargo encajaban a la perfección. Ambos se tenían respeto y aunque Tárabas no confiaba en los inventos del gnomo, respetaba sus decisiones y jamás le paraba. Salem siempre estaba dispuesto a demostrar lo equivocado que estaba el elfo al desconfiar de sus artilugios y, esperaba que algún día reconociera abiertamente la utilidad de alguno de ellos. Aunque el contramaestre nunca lo reconocería y siempre criticaba abiertamente al capitán, sabía que un par de aquellos aparatos les habían salvado, aunque siempre se preguntaba si el peligro no lo había provocado primero su testarudo amigo al querer comprobar su utilidad.
Sea como fuere, fue Tárabas quien se puso al mando y ordenó preparar el barco, atar todo lo que estuviera suelto, recoger las velas y demás cosas necesarias. Los únicos que no colaboraban en la tarea de preparar el barco, fueron los tres hombres asignados por Salem para comprobar el estado de su maldito artilugio.
Cuando estuvo todo listo, mando a todo el mundo bajo cubierta y solo quedaron sobre ella los encargados de recoger las barcas, que cuando terminaran se irían bajo cubierta y los 3 hombres que Salem había cogido para preparar su invento.
------------------------
Morgan pasaba de la rabia a la risa incontenible, se encontraba tan de mal humor y furiosa con Tabs que, haciendo gala de su fama de voluble, cambiaba de la risa al llanto, y luego la rabia, después la calma, que casi parecía que fuera un volcán a punto de entrar en erupción. El único que se atrevía a acercarse a ella era el pequeño Kender, ni siquiera su contramaestre se atrevía a molestarla.
Cuando la capitana terminó con los hechizos y las órdenes para preparar el barco(cumplidas al instante y sin levantar la mirada del suelo, nadie se atrevía a contradecirla o hacerla esperar en aquellos momentos), empezó a mandar a todos bajo cubierta.
Algunos tripulantes empezaron a darse cuenta de que el único que se atrevía a seguir a su lado y que no parecía molestarla era “el nuevo que les hacía la vida algo más difícil”. Por lo que, cuando tenían algo importante o urgente que decirle a esta, se empezaron a dirigir al Rangashelloff para ver si funcionaba el intermediario y se evitaban el genio de Morgan.
En El Titán recogieron un par de barcas que se encontraban cerca y, tras amarrarlas fuertemente, enviaron a los dos hombres bajo cubierta. Solo quedaban sobre ella Morgan, su contramaestre Kaya y el Kender. En aquellos momentos la bruja no quería que Rangashelloff irritara más de lo que ya estaba a la tripulación y confiaba en sus habilidades para mantenerlo a salvo sobre la cubierta.
Lanzó un último hechizo para encadenar a los tres al barco y, agarrando fuertemente el timón, se preparó para recibir la tormenta.
-----------------------------
Cuando Tabs lanzó la orden de recoger a los mensajeros en barca, el barco que se encontraba más cerca del enano mandado por Harris, era El Darken, así pues el enano fue recogido y llevado a la cubierta del barco de Lota.
Lota se encontraba en plena actividad y todos en el barco trabajaban sin descanso, lo quería todo listo y preparado para recibir a la tormenta y lo quería ya, sin discusiones. Todos los tripulantes del barco sabían que Lota era de las que pegaban primero y preguntaban después, por lo que trabajaban sin parar si quiera a saludar o contestar una simple pregunta. En poco tiempo el Darken estuvo listo y todos fueron enviados bajo cubierta.
La gran mayoría, por no decir toda, la tripulación de Lota, eran criaturas recias y duras, curtidos en mil batallas y que normalmente ardían con la misma facilidad que ella. La diferencia es que nadie en su barco había conseguido vencerla en un combate, incluso cuando cinco de ellos la retaban al mismo tiempo. Por lo que era temida y respetada a partes iguales.
Bhorgüim fue enviado con los demás, solo Lota quedó sobre el barco y, agarrando fuertemente el timón se preparó para recibir a la tormenta.
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En pocos minutos se les echó encima, una tormenta como no se recordaba otra en todo Jaspia en mucho tiempo. El cielo se volvió más negro que la noche y era casi imposible distinguir donde terminaba un barco y empezaba el siguiente. Los relámpagos, rayos y truenos caían sin descanso apenas iluminando la cerrada tormenta, no era suficiente para ver mejor en aquella densa oscuridad. El mar estaba embravecido, las olas sobrepasaban el altura a todos los barcos, agitándolos de acá para allá sin descanso. Una fuerte lluvia empezó a caer haciendo aun más imposible distinguir el propio barco. Aquello no era natural, se podía casi palpar un aura mágica en cada gota de agua, en cada rayo, en aquella oscuridad que casi se podía cortar con un cuchillo…
Tabs, en un alarde de altanería, había decidido seguir adelante sin detenerse, no quería más rodeos y más pérdidas de tiempo. Y orgulloso como era, creía que no tenía que dar explicaciones ni enviar ningún mensaje a nadie. Sin embargo el resto de capitanes empezaron a moverse, incluso algunos desafiando la autoridad del segundo al mando de Valeska, habían virado en un intento de evitar la tormenta y los daños que esta pudiera causar.
Para cuando Tabs empezó a dar órdenes se hizo evidente que no podrían evitar la tormenta y que ninguna barca llegaría a su destino, por lo que mando un mensaje con banderas dando orden de admitir tripulantes de otros barcos en cualquier otro dadas las circunstancias y de prepararse para la tormenta.
De todos modos, aunque Tabs hubiera iniciado maniobras nada más divisar la tormenta no hubieran podido escapar de ella, se movía a una velocidad antinatural y en pocos minutos estaría sobre ellos.
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Fina tenía todo preparado para recibir la tormenta, no le gustaba dejar nada al azar y había empezado los preparativos en cuanto lo vio venir. No podían hacer mucho más. En cuanto recibió las órdenes de Tabs, mandó bajar a todos los vigías y marineros a cubierta y dejó solo a los más imprescindibles sobre ella mandando a los demás al interior del barco. Una vez que comprobaron que ninguna barca estaba cerca de El Ejecutor, indicó a todos los piratas sobre cubierta que se ataran bien al barco, puesto que caer al mar en aquellas circunstancias era muerte segura. La capitana se encaramó al timón se ató al mismo y se preparó para recibir la tempestad.
Solo 5 personas se encontraban en la cubierta y todas eran de su plena confianza, que ya habían vivido alguna tormenta y que sabían bien su cometido. Sophitia no se encontraba entre ellas, la había mandado barco cubierta, no por la falta de confianza, pero aun no llevaba el suficiente tiempo a bordo y no “formaba equipo” con los otros sobre cubierta. Le encargó la tarea de evitar motines o que alguien saliera a la cubierta. Podía hacerlo como quisiera menos matar a nadie.
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Salem se encontraba entusiasmado, iba a poder probar su nuevo invento y, muchas veces, cuando se encontraba en ese estado no se daba cuenta del peligro. Su segundo al mando, acostumbrado como estaba al carácter del capitán, es el que se encontraba poniendo algo de sentido y orden. Tárabas, un elfo alto como un pino, era la contrapartida de Salem. No parecían tener absolutamente nada en común y sin embargo encajaban a la perfección. Ambos se tenían respeto y aunque Tárabas no confiaba en los inventos del gnomo, respetaba sus decisiones y jamás le paraba. Salem siempre estaba dispuesto a demostrar lo equivocado que estaba el elfo al desconfiar de sus artilugios y, esperaba que algún día reconociera abiertamente la utilidad de alguno de ellos. Aunque el contramaestre nunca lo reconocería y siempre criticaba abiertamente al capitán, sabía que un par de aquellos aparatos les habían salvado, aunque siempre se preguntaba si el peligro no lo había provocado primero su testarudo amigo al querer comprobar su utilidad.
Sea como fuere, fue Tárabas quien se puso al mando y ordenó preparar el barco, atar todo lo que estuviera suelto, recoger las velas y demás cosas necesarias. Los únicos que no colaboraban en la tarea de preparar el barco, fueron los tres hombres asignados por Salem para comprobar el estado de su maldito artilugio.
Cuando estuvo todo listo, mando a todo el mundo bajo cubierta y solo quedaron sobre ella los encargados de recoger las barcas, que cuando terminaran se irían bajo cubierta y los 3 hombres que Salem había cogido para preparar su invento.
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Morgan pasaba de la rabia a la risa incontenible, se encontraba tan de mal humor y furiosa con Tabs que, haciendo gala de su fama de voluble, cambiaba de la risa al llanto, y luego la rabia, después la calma, que casi parecía que fuera un volcán a punto de entrar en erupción. El único que se atrevía a acercarse a ella era el pequeño Kender, ni siquiera su contramaestre se atrevía a molestarla.
Cuando la capitana terminó con los hechizos y las órdenes para preparar el barco(cumplidas al instante y sin levantar la mirada del suelo, nadie se atrevía a contradecirla o hacerla esperar en aquellos momentos), empezó a mandar a todos bajo cubierta.
Algunos tripulantes empezaron a darse cuenta de que el único que se atrevía a seguir a su lado y que no parecía molestarla era “el nuevo que les hacía la vida algo más difícil”. Por lo que, cuando tenían algo importante o urgente que decirle a esta, se empezaron a dirigir al Rangashelloff para ver si funcionaba el intermediario y se evitaban el genio de Morgan.
En El Titán recogieron un par de barcas que se encontraban cerca y, tras amarrarlas fuertemente, enviaron a los dos hombres bajo cubierta. Solo quedaban sobre ella Morgan, su contramaestre Kaya y el Kender. En aquellos momentos la bruja no quería que Rangashelloff irritara más de lo que ya estaba a la tripulación y confiaba en sus habilidades para mantenerlo a salvo sobre la cubierta.
Lanzó un último hechizo para encadenar a los tres al barco y, agarrando fuertemente el timón, se preparó para recibir la tormenta.
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Cuando Tabs lanzó la orden de recoger a los mensajeros en barca, el barco que se encontraba más cerca del enano mandado por Harris, era El Darken, así pues el enano fue recogido y llevado a la cubierta del barco de Lota.
Lota se encontraba en plena actividad y todos en el barco trabajaban sin descanso, lo quería todo listo y preparado para recibir a la tormenta y lo quería ya, sin discusiones. Todos los tripulantes del barco sabían que Lota era de las que pegaban primero y preguntaban después, por lo que trabajaban sin parar si quiera a saludar o contestar una simple pregunta. En poco tiempo el Darken estuvo listo y todos fueron enviados bajo cubierta.
La gran mayoría, por no decir toda, la tripulación de Lota, eran criaturas recias y duras, curtidos en mil batallas y que normalmente ardían con la misma facilidad que ella. La diferencia es que nadie en su barco había conseguido vencerla en un combate, incluso cuando cinco de ellos la retaban al mismo tiempo. Por lo que era temida y respetada a partes iguales.
Bhorgüim fue enviado con los demás, solo Lota quedó sobre el barco y, agarrando fuertemente el timón se preparó para recibir a la tormenta.
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En pocos minutos se les echó encima, una tormenta como no se recordaba otra en todo Jaspia en mucho tiempo. El cielo se volvió más negro que la noche y era casi imposible distinguir donde terminaba un barco y empezaba el siguiente. Los relámpagos, rayos y truenos caían sin descanso apenas iluminando la cerrada tormenta, no era suficiente para ver mejor en aquella densa oscuridad. El mar estaba embravecido, las olas sobrepasaban el altura a todos los barcos, agitándolos de acá para allá sin descanso. Una fuerte lluvia empezó a caer haciendo aun más imposible distinguir el propio barco. Aquello no era natural, se podía casi palpar un aura mágica en cada gota de agua, en cada rayo, en aquella oscuridad que casi se podía cortar con un cuchillo…
Narrador- Cantidad de envíos : 157
Re: Rumbo a Moselec (Trama 3)
El palo mayor oscilaba de forma vertiginosa, los vientos que anunciaban la llegada de la madre de las tormentas no tenía clemencia alguna y Sophitia tuvo que agarrarse con fuerza para no salir volando. Podía ver el resto de los barcos, en todos ellos veía a los piratas correr de un lado a otro como si fueran hormigas llenas de trabajo, algunas embarcaciones parecían querer cambiar el curso, otros estaban cerrando todo, preparándose solo para soportar a como diera lugar.
Pero desde una posición tan ventajosa la pirata veía bien clara la respuesta: No había manera de esquivarla, era demasiado grande. Con señas le explico eso mismo a su Capitana Fina, no había oportunidad alguna, había que prepararse para el choque directo, y sería una colisión de la que en verdad no estaba segura que pudieran salir indemne. Su tarea estaba cumplida, era momento de bajar, pero se quedó allí un momento más, ese enorme monstruo al que estaban por hacerle frente tenía un efecto hipnótico.
A pesar de la urgencia Sophitia se quedó con la cabeza apoyada en las manos contemplando los preparativos, vió pasar un pequeño bote de un barco a otro, solo llevaba un marinero con el que cruzó miradas, y aunque no escuchó ni una sola palabra de lo que decía sí reconoció el gesto de entusiasmo, al cual solo respondió sonriendo ampliamente. Cierto, no había tiempo de estar desanimado, bajó del puesto de vigía lo más rápido que pudo y se encamino junto con los demás a las bodegas.
-Esto es algún tipo de maldición, se los digo - Escuchó que decía uno de los piratas ni bien bajo - Esa tormenta no es normal, tiene que ser producto de algún mago - Escupió al piso, maldiciendo por lo bajo - Deberíamos haber regresado.
-¡Idiota! Eso sería desobedecer a Valeska ¿Quién se atrevería a ir a darle la noticia cuando estuviéramos de nuevo en Nehmen? - Respondió otro de los hombres en tono desafiante.
-Eso sí es que en verdad esta es idea de ella... - Dijo un tercero, puso en palabras lo que varios de los presentes pensaban desde el mismo instante en que Tabs había hecho la propuesta en el puerto.
-¿Y eso que importa ahora? - Sophitia se metió en la charla, no era buen momento para ese tipo de discusiones, tenía que intentar apaciguar los ánimos - Lo haya dicho Valeska o no todos estamos aquí porque queremos, y ahora lo único que tiene que preocuparnos es el lograr sobrevivir a esta endemoniada tormenta ¡Dejen de pensar idioteces!
Un pesado silencio se adueñó de la sala, lo único que se escuchaba era el crujido de las maderas siendo exigidas al máximo de su capacidad, el balanceo del barco era muy brusco y había que agarrarse para no terminar rodando por el lugar.
-El destino es una mierda, no permitiremos que nos diga lo que tenemos que ser ¡Vamos a salir vivos de esta y luego seremos condenadamente ricos! ¡A la mierda con los designios divinos y la magia! La suerte nos dio la espalda, así que le tocaremos el culo, jajajaja - De a poco algunas risas tímidas comenzaron a sonar, luego se sumaron varias más y el ambiente parecía haberse calmada, al menos por el momento.
Pero desde una posición tan ventajosa la pirata veía bien clara la respuesta: No había manera de esquivarla, era demasiado grande. Con señas le explico eso mismo a su Capitana Fina, no había oportunidad alguna, había que prepararse para el choque directo, y sería una colisión de la que en verdad no estaba segura que pudieran salir indemne. Su tarea estaba cumplida, era momento de bajar, pero se quedó allí un momento más, ese enorme monstruo al que estaban por hacerle frente tenía un efecto hipnótico.
A pesar de la urgencia Sophitia se quedó con la cabeza apoyada en las manos contemplando los preparativos, vió pasar un pequeño bote de un barco a otro, solo llevaba un marinero con el que cruzó miradas, y aunque no escuchó ni una sola palabra de lo que decía sí reconoció el gesto de entusiasmo, al cual solo respondió sonriendo ampliamente. Cierto, no había tiempo de estar desanimado, bajó del puesto de vigía lo más rápido que pudo y se encamino junto con los demás a las bodegas.
-Esto es algún tipo de maldición, se los digo - Escuchó que decía uno de los piratas ni bien bajo - Esa tormenta no es normal, tiene que ser producto de algún mago - Escupió al piso, maldiciendo por lo bajo - Deberíamos haber regresado.
-¡Idiota! Eso sería desobedecer a Valeska ¿Quién se atrevería a ir a darle la noticia cuando estuviéramos de nuevo en Nehmen? - Respondió otro de los hombres en tono desafiante.
-Eso sí es que en verdad esta es idea de ella... - Dijo un tercero, puso en palabras lo que varios de los presentes pensaban desde el mismo instante en que Tabs había hecho la propuesta en el puerto.
-¿Y eso que importa ahora? - Sophitia se metió en la charla, no era buen momento para ese tipo de discusiones, tenía que intentar apaciguar los ánimos - Lo haya dicho Valeska o no todos estamos aquí porque queremos, y ahora lo único que tiene que preocuparnos es el lograr sobrevivir a esta endemoniada tormenta ¡Dejen de pensar idioteces!
Un pesado silencio se adueñó de la sala, lo único que se escuchaba era el crujido de las maderas siendo exigidas al máximo de su capacidad, el balanceo del barco era muy brusco y había que agarrarse para no terminar rodando por el lugar.
-El destino es una mierda, no permitiremos que nos diga lo que tenemos que ser ¡Vamos a salir vivos de esta y luego seremos condenadamente ricos! ¡A la mierda con los designios divinos y la magia! La suerte nos dio la espalda, así que le tocaremos el culo, jajajaja - De a poco algunas risas tímidas comenzaron a sonar, luego se sumaron varias más y el ambiente parecía haberse calmada, al menos por el momento.
Sophitia- Cantidad de envíos : 955
Re: Rumbo a Moselec (Trama 3)
John no entendía como con ese viento endemoniado podría ver si alguna cañería estaba fría pero al tocarla lo noto, lo que sea que pasara por dentro de la misma estaba hirviendo, para su suerte ninguna parte estaba fría, El joven veía desde arriba como todos estaban enfocados en atar todo y prepararse para la tormenta, el capitán sonreía como si de veras quisiera que esa tormenta estallara sobre ellos ya.
Cuando bajó se dirigió al oficial que lo había enviado - Esta todo bien en las cañerías, no hay nada frió supongo que no habrá problemas John no sabía qué mas decir, no entendía cómo funcionaba esa cosa y tampoco estaba seguro de que su trabajo hubiera servido de algo, el oficial miró alrededor y dijo - Creo que hay ciertos problemas con el antivuelcos, ayuda a aquel muchacho a engrasar los pistones - termino la frase y se dio la vuelta a seguir con las tareas de atar todo lo que estuviera suelto.
Se acercó al joven grumete el cual estaba al lado de un barril de grasa tomando un poco, John vio el pánico del muchacho, no tendría mas de 15 años y quizá fuera su primer viaje a bordo de un barco, recordó su primera tormenta pero no era mas que una llovizna comparada con esta - Saldrá todo bien, el capitán está muy seguro de sus inventos - le mintió al chico, ni siquiera él creía que estos cacharros pudieran servir ante tremenda tormenta, tomó un poco de grasa y se puso a colocarla sobre los pistones - eso espero no quiero morir en mi primer viaje - le comento el chico mientras trabajaban a la par.
John vio que a los demás les daban la orden de bajar, al parecer solo quedaban ellos dos y el muchacho que estaba con el sistema del corta olas, el pirata miro al cielo, no sentía miedo sino una emoción única, la tormenta caería sobre ellos y ellos se enfrentarían a ella, esto era parte de la vida que había elegido.
Cuando bajó se dirigió al oficial que lo había enviado - Esta todo bien en las cañerías, no hay nada frió supongo que no habrá problemas John no sabía qué mas decir, no entendía cómo funcionaba esa cosa y tampoco estaba seguro de que su trabajo hubiera servido de algo, el oficial miró alrededor y dijo - Creo que hay ciertos problemas con el antivuelcos, ayuda a aquel muchacho a engrasar los pistones - termino la frase y se dio la vuelta a seguir con las tareas de atar todo lo que estuviera suelto.
Se acercó al joven grumete el cual estaba al lado de un barril de grasa tomando un poco, John vio el pánico del muchacho, no tendría mas de 15 años y quizá fuera su primer viaje a bordo de un barco, recordó su primera tormenta pero no era mas que una llovizna comparada con esta - Saldrá todo bien, el capitán está muy seguro de sus inventos - le mintió al chico, ni siquiera él creía que estos cacharros pudieran servir ante tremenda tormenta, tomó un poco de grasa y se puso a colocarla sobre los pistones - eso espero no quiero morir en mi primer viaje - le comento el chico mientras trabajaban a la par.
John vio que a los demás les daban la orden de bajar, al parecer solo quedaban ellos dos y el muchacho que estaba con el sistema del corta olas, el pirata miro al cielo, no sentía miedo sino una emoción única, la tormenta caería sobre ellos y ellos se enfrentarían a ella, esto era parte de la vida que había elegido.
Re: Rumbo a Moselec (Trama 3)
Arriba y abajo, arriba y abajo, el kender tomó el puesto oficial del recadero del barco y lo cumplió a la perfección. ¡Por fin le habían tomado por un amigo y la tripulación no era irritante! Dio las órdenes que la capitana le decía y comunicaba las replicas del resto de los tripulantes a ésta palabra por palabra aunque con una gran teatralidad. Hasta que por fin la orden fue quedarse abajo y no rechistar más. Él, sin embargo, recibió la orden de quedarse en cubierta y cuando vislumbró atentamente la tormenta que se les venía encima casi llora de la emoción ¡qué puesto de honor acababa de recibir junto a la capitana y la contramaestre!
Anclado como ya estaba al barco escrutó mejor aquella masa de nubes, rayos y relámpagos. Una cortina nacía de ellas y se hundía en las aguas del mar, un espeso velo de lluvia que impedía ver más allá de lo que había tras ella. La única forma de saber qué encontrarían dentro era introducirse en la tormenta y parecía que, aunque no quisieran, aquella era la única opción. Sin embargo, tenía algo extraño, una especie de electricidad estática que parecía crispar los nervios de la mayoría de los presentes. Incluso el kender percibió que algo no era normal y, curioso como era, no dudó en comunicárselo a la capitana a la espera de una explicación, pues era posible que en aquellas tierras las tempestades fueran de otra manera, con suerte mucho más espectaculares que las ya vividas y, a poder ser, llenas de colores y leviatanes y monstruos marinos.
Anclado como ya estaba al barco escrutó mejor aquella masa de nubes, rayos y relámpagos. Una cortina nacía de ellas y se hundía en las aguas del mar, un espeso velo de lluvia que impedía ver más allá de lo que había tras ella. La única forma de saber qué encontrarían dentro era introducirse en la tormenta y parecía que, aunque no quisieran, aquella era la única opción. Sin embargo, tenía algo extraño, una especie de electricidad estática que parecía crispar los nervios de la mayoría de los presentes. Incluso el kender percibió que algo no era normal y, curioso como era, no dudó en comunicárselo a la capitana a la espera de una explicación, pues era posible que en aquellas tierras las tempestades fueran de otra manera, con suerte mucho más espectaculares que las ya vividas y, a poder ser, llenas de colores y leviatanes y monstruos marinos.
Rangashellof- Cantidad de envíos : 47
Re: Rumbo a Moselec (Trama 3)
La barca habia sido recogido por el Darken. Subí a la cubierta y habia tripulantes bárbaros, de diferentes razas: Trols, Orcos, semihumanos. Una tripulación pintoresca, además de estar algunos cachas y de llevar buenas armas. Veía a lo lejos la Tormenta, no era de aquellas Tormentas normales esta parecía venir de lo divino, era... Especial. La Capitana Lota, una mujer orca, nos mando a todos a bajo mientras ella se agarraba en el timón. Obedecian sus ordenes, sus aspectos brutos y mal cuidada hacia hincapíe de que eran de la tripulación de Lota. Llegué abajo del barco y hablé con los tripulantes.
- Así que esta es la Tripulación de la Capitana Lota ¿cómo os trata chicos? ¿Todo bien? ¿Dónde esta el ron? -Decía con amabilidad. Su voz era grave y esputo a un lado.- Sí. -Decía uno de los tripulantes de Lota con total sequedad y gravedad.- ... Es buena capitana? -Volvía a preguntar el enano.-
...
Ningun tripulante contesto a la pregunta. Se ataban con las cuerdas en donde podian bajo el barco para soportar la Tormenta. La mayoria tenian aspectos horripilantes, curtidos en mil batallas y de aspecto feroz. Pocas palabras podía sacar de ellos, no eran habladores ni tampoco parecian tener gran conversación.
- Veo que aqui no sacaré conversación alguna. - Decía el enano por lo bajo. Bostezó.- Silencio enano. -Decía un tripulante al fondo.-
Se oyó aquella voz al fondo del barco, es un trol tuerto musculoso que solo estaba sentado y atado aun farol de madera de sujección. No parecía dar ninguna palabra más, solamente le lanzo unas cuerdas y le indico el barrote del fondo, en soledad.
- Atate y aguanta. -Decia el trol con la misma brevedad que el resto.-
El enano al ver que no iba a sacar más conversación se ató en el barco como algunos tripulantes, aunque se extraño por tal acto. Parecía algo fuera de lo normal, no entendía. Como se iba a escapar si el barco se hundiera o se resquebrejara o ... ¿qué?. Se preguntó a sí mismo hasta que la curiosidad le mato y formulo la pregunta.
- Porque os atais en el barco? -Decía el curioso enano.- Moriremos con el Darken. -Decía el trol tuerto del fondo. El resto de tripulantes miró al trol y asintieron. Seguidamente golpearon al pecho con firmeza.-
- Estan locos... -Decía por lo bajo. Cogio la cuerda y se ato pero con un nudo que al estirar la cuerda, se desataria todo. Simple pero seguro.-
El barco empezó a balancearse de un lado a otro. Se oía los relámpagos como estacas caídos del cielo. Las nubes negras tapaba el cielo, acercandonos la oscuridad encima del barco. Las goteras de bajo del barco, era notorio, caía alguna gota en los tripulantes. Ningun tripulante se resquebrejaba, ni gritaba, mantenian la compostura y la calma. Cuando escucharon los relámpagos cerco de ellos, algunos sonreian con felicidad y otros seguian centrandose afilando sus armas entreteniendo.
- Un duelo de Titanes. -Decía el trol tuerto del fondo. El resto de tripulantes sonrieron.-
Estaba acojonado de los relámpagos, no había oído algo tan igual. Se oía como los rayos golpeaban al mar, como si estuvieramos presentes a un duelo entre dioses. Era inusual esto. Palpee mis armas bajo la camisa y todavía las tenia, no las perdí al subirme al Darken. Me cayo algunas gotas de la gotera del techo y me daba escalofrio esas pequeñas gotas. Era todo inusual. ¿Qué pensaba Tabs? ¿Qué pensaba la Maldita de Valeska? En que nos han metido?. El arma punzante de este Dios, nos va a hundir algunos barcos y no vamos a llegar a nuestro destino. Dios de Jaspia a donde vamos a parar. Solo rezaba al Dios del Mar de Jaspia en sobrevivir de estra travesia y salir a flote.
- Que el Leviathan no me ahogue -Decía el enano en voz baja a modo de rezo. Santiguandose como él sabía.-
- Así que esta es la Tripulación de la Capitana Lota ¿cómo os trata chicos? ¿Todo bien? ¿Dónde esta el ron? -Decía con amabilidad. Su voz era grave y esputo a un lado.- Sí. -Decía uno de los tripulantes de Lota con total sequedad y gravedad.- ... Es buena capitana? -Volvía a preguntar el enano.-
...
Ningun tripulante contesto a la pregunta. Se ataban con las cuerdas en donde podian bajo el barco para soportar la Tormenta. La mayoria tenian aspectos horripilantes, curtidos en mil batallas y de aspecto feroz. Pocas palabras podía sacar de ellos, no eran habladores ni tampoco parecian tener gran conversación.
- Veo que aqui no sacaré conversación alguna. - Decía el enano por lo bajo. Bostezó.- Silencio enano. -Decía un tripulante al fondo.-
Se oyó aquella voz al fondo del barco, es un trol tuerto musculoso que solo estaba sentado y atado aun farol de madera de sujección. No parecía dar ninguna palabra más, solamente le lanzo unas cuerdas y le indico el barrote del fondo, en soledad.
- Atate y aguanta. -Decia el trol con la misma brevedad que el resto.-
El enano al ver que no iba a sacar más conversación se ató en el barco como algunos tripulantes, aunque se extraño por tal acto. Parecía algo fuera de lo normal, no entendía. Como se iba a escapar si el barco se hundiera o se resquebrejara o ... ¿qué?. Se preguntó a sí mismo hasta que la curiosidad le mato y formulo la pregunta.
- Porque os atais en el barco? -Decía el curioso enano.- Moriremos con el Darken. -Decía el trol tuerto del fondo. El resto de tripulantes miró al trol y asintieron. Seguidamente golpearon al pecho con firmeza.-
- Estan locos... -Decía por lo bajo. Cogio la cuerda y se ato pero con un nudo que al estirar la cuerda, se desataria todo. Simple pero seguro.-
El barco empezó a balancearse de un lado a otro. Se oía los relámpagos como estacas caídos del cielo. Las nubes negras tapaba el cielo, acercandonos la oscuridad encima del barco. Las goteras de bajo del barco, era notorio, caía alguna gota en los tripulantes. Ningun tripulante se resquebrejaba, ni gritaba, mantenian la compostura y la calma. Cuando escucharon los relámpagos cerco de ellos, algunos sonreian con felicidad y otros seguian centrandose afilando sus armas entreteniendo.
- Un duelo de Titanes. -Decía el trol tuerto del fondo. El resto de tripulantes sonrieron.-
Estaba acojonado de los relámpagos, no había oído algo tan igual. Se oía como los rayos golpeaban al mar, como si estuvieramos presentes a un duelo entre dioses. Era inusual esto. Palpee mis armas bajo la camisa y todavía las tenia, no las perdí al subirme al Darken. Me cayo algunas gotas de la gotera del techo y me daba escalofrio esas pequeñas gotas. Era todo inusual. ¿Qué pensaba Tabs? ¿Qué pensaba la Maldita de Valeska? En que nos han metido?. El arma punzante de este Dios, nos va a hundir algunos barcos y no vamos a llegar a nuestro destino. Dios de Jaspia a donde vamos a parar. Solo rezaba al Dios del Mar de Jaspia en sobrevivir de estra travesia y salir a flote.
- Que el Leviathan no me ahogue -Decía el enano en voz baja a modo de rezo. Santiguandose como él sabía.-
Bhorgüim- Cantidad de envíos : 16
Re: Rumbo a Moselec (Trama 3)
En mitad de la tormenta, por encima del sonido de los truenos, por encima del sonido del mar agitado, empezaron a oírse lamentos y gritos que parecían proceder de la misma tormenta. Parecía una voz femenina que a más de uno le resultaría familiar. Era un sonido que penetraba en los oídos y helaba la sangre hasta del más recio y valiente de todos. Duró apenas unos instantes, en lo que los barcos atravesaban el centro de la tormenta.
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En La Quimera había verdaderos problemas, Tabs había dejado para el último momento la preparación del barco, ni creía que la tormenta fuera tan fuerte, ni que llegaría tan rápido, los hombres no habían podido atar los cañones y casi todos trabajaban aun sobre la cubierta. Tarea bastante complicada teniendo en cuenta que el barco no paraba de balancearse con fuerza haciendo que todo lo que no estaba atado se moviera libremente por la cubierta, además las olas rompían sobre el barco haciendo que la cubierta estuviera siempre llena de agua.
Tabs se había atado al timón y daba órdenes a voz en grito a todos sus hombres. Varios de ellos fueron arrastrados al mar, otros tantos heridos por los cañones rodando por todas partes. Algunos de los hombres que aun trataban de sujetar las velas, resbalaron y cayeron, quedando colgados de las cuerdas y haciendo que volver a subir a los palos se convirtiera en un imposible.
Cuando los gritos empezaron a escucharse por todas partes, Tabs soltó el timón y se arrodilló escondiéndose tras el mismo, tapándose los oídos y balanceándose sobre sí mismo, mientras repetía una y otra vez la misma frase.
- Ha venido a por mi! Ha venido a por mí! Ha venido a por mí!
Cuando por fin pasaron los lamentos, el barco estaba sin control y chocó contra El Hurakan que poco pudo hacer por esquivarlo. Por suerte los daños no fueron excesivamente graves y ambos barcos continuaron a flote.
---------------------------------
Sobre la cubierta de El Ejecutor Fina formaba un perfecto equipo con sus hombres, la tarea de impedir que nada se soltara y el barco siguiera a flote sin perder ningún hombre parecía fácil viéndoles trabajar. Bastaba unas miradas o un par de movimientos de los brazos y cada uno sabía que tenía que hacer. El momento de más tensión fue cuando una ola embistió la embarcación por un lateral con más fuerza de la prevista y Fina necesito ayuda de sus compañeros para volver a enderezar el barco, fueron momentos tensos en los que Fina pensó que no iban a contarlo.
Bajo cubierta, durante el momento que el barco estuvo a punto de hundirse, los ánimos se tornaron mucho más oscuros, los hombres empezaron a agitarse y algunos, en concreto Mike el tuerto, Kasidra la elfa y Henry el mudo (no porque fuera mudo de verdad pero apenas hablaba con nadie), se levantaron con decisión en dirección a la puerta. No trataban de huir, pero si había que morir querían que fuera junto a su capitana, en cubierta, trabajando todos juntos. Mantenerse en pie era un arduo trabajo en aquellas circunstancias, pero aun así no cejaron en su empeño.
Cuando por fin el barco volvió a estabilizarse, empezaron los lamentos. Fina miró al cielo desconcertada, sacudió la cabeza aturdida y algo confusa, tratando de centrar su atención de nuevo en el timón. El resto de su selecto equipo también se quedó parado durante unos instantes, hasta que todos reaccionaron.
Bajo cubierta, aquellos que intentaban subir pararon en su empeño de hacerlo al oír los gritos provenientes del cielo, algunos de los marineros allí reunidos empezaron a rezar, otros empezaron a lamentarse y encomendarse al dios del mar en el que creían, aquella tormenta les iba a traer la ruina, ese iba a ser el fin de todo.
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Sobre la cubierta de La Peregrina Salem daba saltos de alegría mientras bailaba bajo la lluvia. Por increíble que pareciera, su invento funcionaba, el pararrayos paró más de uno que hubiera destrozado el palo mayor, los desagües recogía el agua del barco y parte del agua de llovía y la llevaba fuera del barco, lo único a mejorar eran los estabilizadores, pero aquella tormenta tan endemoniada hacía milagroso (o mágico), que el barco no se balanceara.
Tárabas trataba de mantener el barco a flote sobre el timón mientras gritaba órdenes a los hombres sobre cubierta y mandaba bajo la misma a los tres encargados de la revisión del invento del capitán y los que ya no eran necesarios; una vez acabado el trabajo no tenía sentido que siguieran allí arriesgándose a caer al mar y perder la vida. Aún así llegar hasta la puerta para bajar era tarea altamente difícil, el barco no paraba de moverse y había que ir con sumo cuidado de no soltar las dos manos del barco porque en cualquier momento podías tener un mal paso, una sacudida o una ola y eras hombre muerto.
Justo cuando el joven marinero que antes había hablado con John atravesaba la puerta, empezaron a escucharse los gritos y lamentos del cielo. El joven asustado soltó las dos manos asustado y confuso, por suerte para él, cayó hacia dentro de la puerta y no hacia fuera (aunque no estaba seguro de si había sido una embestida del barco o una patada en el culo de algún compañero), Salem volvió a la realidad de la tormenta al escuchar la voz, olvidándose de su entusiasmo por los inventos miró al cielo confuso y luego a su alrededor. Una vez más tenía que agradecer a Tárabas el trabajo bien hecho. Pasada la confusión inicial por fin se puso manos a la obra y se acercó al contramaestre para ayudarlo con el timón. En su cabeza no paraba de repetirse que había tenido que ser una alucinación, no podía haber escuchado lo que creía haber escuchado.
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Sobre El Titán, Morgan le entrego el timón a Kaya, necesitaba concentrarse y hacer algo, de lo contrario el barco acabaría en el fondo del mar. Por desgracia, su magia parecía haber atraía los rayos sobre la cubierta y las protecciones mágicas no eran suficientes, ya se veían algunas manchas ennegrecidas sobre la cubierta donde algunos relámpagos habían caído. Desesperada, y tras haber reforzado la cubierta con más hechizos y ver el resultado nefasto, decidió disipar toda la magia y, por una vez, confiar en el mundo simple de la no-magia.
Cuando solo quedaron las cadenas que ataban a cubierta a los tres personajes, Morgan fue en busca de una gruesa bajo cubierta. Le pidió a Rangashellof que ayudara a Kaya sin molestarla, la contramaestre necesitaba toda su atención sobre el timón.
Bajo cubierta la presencia de Morgan fue recibida con extrañeza, pero sus hombres estaban contentos de tener a la poderosa hechicera junto a ellos. Al saber que la magia no les estaba ayudando esta vez, los ánimos cayeron bastante y conseguir que su tripulación no desesperara fue ardua tarea. Tardó más de lo esperado en regresar con la cuerda y para entonces, los rayos cada vez caían mas cerca de los restos de magia. Se apresuró a atar a los tres con la cuerda y hacer desaparecer los últimos restos de la magia.
Fue entonces cuando el cielo comenzó a hablar con gritos. Morgan estaba segura de haber oído esa voz antes, un escalofrío recorrió su cuerpo, helada y mojada, con aquellos ánimos tan funestos su aspecto se tornó el de una bestia peluda, una mujer lobo dos veces el tamaño de un hombre y con unos músculos grandes y entrenados. Fue entonces cuando se dio cuenta de que su magia más esencial, la que activaba casi con el inconsciente, aun seguía en marcha y podía atraer la tormenta, casi como si la hubieran leído el pensamiento, un rayo estuvo a punto de atravesarla, solo su agilidad la salvó de convertirse en una masa de músculos ennegrecida.
Cuando las voces pasaron su aspecto se transformó en el de una mujer entrada en años pero atractiva, con el pelo rubio ceniza y una melena larga que ondeaba al viento libremente. Kaya la miró sorprendida y confusa para después seguir en su tarea.
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Sobre la cubierta de El Darken, Lota manejaba el timón con presteza. Su rostro mostraba que estaba totalmente centrada en el manejo del barco, tratando de esquivar las olas, sin toparse con ningún otro barco, lo cual era complicado debido a la densa oscuridad.
Bajo cubierta los hombres empezaron a entonar una canción que ellos mismos habían inventado, sonaba funesta y triste, pero, aceptado su destino de morir con el amado barco y su capitana, ninguno se encontraba con ánimos de entonar ninguna melodía alegre (que ya era casi un milagro oír algo así sobre El Darken), ni ninguna de las cancioncillas que solían entonar mientras se preparaban para un asalto o una batalla. Cualquiera que les pudiera observar, hubiera pensado que aquellos hombres se dirigían por propia voluntad a una muerte segura.
Cuando empezaron a oírse los gritos, Lota frunció el ceño sin apartarse de su tarea ni soltar el timón, a pesar de lo cual sus pelos se encontraban erizados como escarpias.
Bajo cubierta los hombres dejaron de cantar, ninguno de ellos dio muestras claras de sentir miedo, pero más de uno se encontraba con el corazón encogido y rezaba interiormente a los dioses del mar. Aquello no era normal, incluso para un mundo lleno de magia y criaturas de todo tipo, aquella tormenta no era normal y les iba a conducir a la muerte.
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En La Quimera había verdaderos problemas, Tabs había dejado para el último momento la preparación del barco, ni creía que la tormenta fuera tan fuerte, ni que llegaría tan rápido, los hombres no habían podido atar los cañones y casi todos trabajaban aun sobre la cubierta. Tarea bastante complicada teniendo en cuenta que el barco no paraba de balancearse con fuerza haciendo que todo lo que no estaba atado se moviera libremente por la cubierta, además las olas rompían sobre el barco haciendo que la cubierta estuviera siempre llena de agua.
Tabs se había atado al timón y daba órdenes a voz en grito a todos sus hombres. Varios de ellos fueron arrastrados al mar, otros tantos heridos por los cañones rodando por todas partes. Algunos de los hombres que aun trataban de sujetar las velas, resbalaron y cayeron, quedando colgados de las cuerdas y haciendo que volver a subir a los palos se convirtiera en un imposible.
Cuando los gritos empezaron a escucharse por todas partes, Tabs soltó el timón y se arrodilló escondiéndose tras el mismo, tapándose los oídos y balanceándose sobre sí mismo, mientras repetía una y otra vez la misma frase.
- Ha venido a por mi! Ha venido a por mí! Ha venido a por mí!
Cuando por fin pasaron los lamentos, el barco estaba sin control y chocó contra El Hurakan que poco pudo hacer por esquivarlo. Por suerte los daños no fueron excesivamente graves y ambos barcos continuaron a flote.
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Sobre la cubierta de El Ejecutor Fina formaba un perfecto equipo con sus hombres, la tarea de impedir que nada se soltara y el barco siguiera a flote sin perder ningún hombre parecía fácil viéndoles trabajar. Bastaba unas miradas o un par de movimientos de los brazos y cada uno sabía que tenía que hacer. El momento de más tensión fue cuando una ola embistió la embarcación por un lateral con más fuerza de la prevista y Fina necesito ayuda de sus compañeros para volver a enderezar el barco, fueron momentos tensos en los que Fina pensó que no iban a contarlo.
Bajo cubierta, durante el momento que el barco estuvo a punto de hundirse, los ánimos se tornaron mucho más oscuros, los hombres empezaron a agitarse y algunos, en concreto Mike el tuerto, Kasidra la elfa y Henry el mudo (no porque fuera mudo de verdad pero apenas hablaba con nadie), se levantaron con decisión en dirección a la puerta. No trataban de huir, pero si había que morir querían que fuera junto a su capitana, en cubierta, trabajando todos juntos. Mantenerse en pie era un arduo trabajo en aquellas circunstancias, pero aun así no cejaron en su empeño.
Cuando por fin el barco volvió a estabilizarse, empezaron los lamentos. Fina miró al cielo desconcertada, sacudió la cabeza aturdida y algo confusa, tratando de centrar su atención de nuevo en el timón. El resto de su selecto equipo también se quedó parado durante unos instantes, hasta que todos reaccionaron.
Bajo cubierta, aquellos que intentaban subir pararon en su empeño de hacerlo al oír los gritos provenientes del cielo, algunos de los marineros allí reunidos empezaron a rezar, otros empezaron a lamentarse y encomendarse al dios del mar en el que creían, aquella tormenta les iba a traer la ruina, ese iba a ser el fin de todo.
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Sobre la cubierta de La Peregrina Salem daba saltos de alegría mientras bailaba bajo la lluvia. Por increíble que pareciera, su invento funcionaba, el pararrayos paró más de uno que hubiera destrozado el palo mayor, los desagües recogía el agua del barco y parte del agua de llovía y la llevaba fuera del barco, lo único a mejorar eran los estabilizadores, pero aquella tormenta tan endemoniada hacía milagroso (o mágico), que el barco no se balanceara.
Tárabas trataba de mantener el barco a flote sobre el timón mientras gritaba órdenes a los hombres sobre cubierta y mandaba bajo la misma a los tres encargados de la revisión del invento del capitán y los que ya no eran necesarios; una vez acabado el trabajo no tenía sentido que siguieran allí arriesgándose a caer al mar y perder la vida. Aún así llegar hasta la puerta para bajar era tarea altamente difícil, el barco no paraba de moverse y había que ir con sumo cuidado de no soltar las dos manos del barco porque en cualquier momento podías tener un mal paso, una sacudida o una ola y eras hombre muerto.
Justo cuando el joven marinero que antes había hablado con John atravesaba la puerta, empezaron a escucharse los gritos y lamentos del cielo. El joven asustado soltó las dos manos asustado y confuso, por suerte para él, cayó hacia dentro de la puerta y no hacia fuera (aunque no estaba seguro de si había sido una embestida del barco o una patada en el culo de algún compañero), Salem volvió a la realidad de la tormenta al escuchar la voz, olvidándose de su entusiasmo por los inventos miró al cielo confuso y luego a su alrededor. Una vez más tenía que agradecer a Tárabas el trabajo bien hecho. Pasada la confusión inicial por fin se puso manos a la obra y se acercó al contramaestre para ayudarlo con el timón. En su cabeza no paraba de repetirse que había tenido que ser una alucinación, no podía haber escuchado lo que creía haber escuchado.
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Sobre El Titán, Morgan le entrego el timón a Kaya, necesitaba concentrarse y hacer algo, de lo contrario el barco acabaría en el fondo del mar. Por desgracia, su magia parecía haber atraía los rayos sobre la cubierta y las protecciones mágicas no eran suficientes, ya se veían algunas manchas ennegrecidas sobre la cubierta donde algunos relámpagos habían caído. Desesperada, y tras haber reforzado la cubierta con más hechizos y ver el resultado nefasto, decidió disipar toda la magia y, por una vez, confiar en el mundo simple de la no-magia.
Cuando solo quedaron las cadenas que ataban a cubierta a los tres personajes, Morgan fue en busca de una gruesa bajo cubierta. Le pidió a Rangashellof que ayudara a Kaya sin molestarla, la contramaestre necesitaba toda su atención sobre el timón.
Bajo cubierta la presencia de Morgan fue recibida con extrañeza, pero sus hombres estaban contentos de tener a la poderosa hechicera junto a ellos. Al saber que la magia no les estaba ayudando esta vez, los ánimos cayeron bastante y conseguir que su tripulación no desesperara fue ardua tarea. Tardó más de lo esperado en regresar con la cuerda y para entonces, los rayos cada vez caían mas cerca de los restos de magia. Se apresuró a atar a los tres con la cuerda y hacer desaparecer los últimos restos de la magia.
Fue entonces cuando el cielo comenzó a hablar con gritos. Morgan estaba segura de haber oído esa voz antes, un escalofrío recorrió su cuerpo, helada y mojada, con aquellos ánimos tan funestos su aspecto se tornó el de una bestia peluda, una mujer lobo dos veces el tamaño de un hombre y con unos músculos grandes y entrenados. Fue entonces cuando se dio cuenta de que su magia más esencial, la que activaba casi con el inconsciente, aun seguía en marcha y podía atraer la tormenta, casi como si la hubieran leído el pensamiento, un rayo estuvo a punto de atravesarla, solo su agilidad la salvó de convertirse en una masa de músculos ennegrecida.
Cuando las voces pasaron su aspecto se transformó en el de una mujer entrada en años pero atractiva, con el pelo rubio ceniza y una melena larga que ondeaba al viento libremente. Kaya la miró sorprendida y confusa para después seguir en su tarea.
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Sobre la cubierta de El Darken, Lota manejaba el timón con presteza. Su rostro mostraba que estaba totalmente centrada en el manejo del barco, tratando de esquivar las olas, sin toparse con ningún otro barco, lo cual era complicado debido a la densa oscuridad.
Bajo cubierta los hombres empezaron a entonar una canción que ellos mismos habían inventado, sonaba funesta y triste, pero, aceptado su destino de morir con el amado barco y su capitana, ninguno se encontraba con ánimos de entonar ninguna melodía alegre (que ya era casi un milagro oír algo así sobre El Darken), ni ninguna de las cancioncillas que solían entonar mientras se preparaban para un asalto o una batalla. Cualquiera que les pudiera observar, hubiera pensado que aquellos hombres se dirigían por propia voluntad a una muerte segura.
Cuando empezaron a oírse los gritos, Lota frunció el ceño sin apartarse de su tarea ni soltar el timón, a pesar de lo cual sus pelos se encontraban erizados como escarpias.
Bajo cubierta los hombres dejaron de cantar, ninguno de ellos dio muestras claras de sentir miedo, pero más de uno se encontraba con el corazón encogido y rezaba interiormente a los dioses del mar. Aquello no era normal, incluso para un mundo lleno de magia y criaturas de todo tipo, aquella tormenta no era normal y les iba a conducir a la muerte.
Narrador- Cantidad de envíos : 157
Re: Rumbo a Moselec (Trama 3)
- FDI:
- Como algunos sabéis, me adelanto en el turno de posteo esta vez y como excepción porque me quedo sin pc unos pocos días. Ya he hablado con la Srta. Master y está de acuerdo en darme permiso por esta vez ^^
Rangashellof miraba sin ver o, mejor dicho, veía mirándolo todo. En realidad… Bueno, en realidad ¡no lo sé! No tengo ni idea de qué hacía exactamente el kender sobre la cubierta de aquel barco; giraba la cabeza de un lado a otro, como si olfateara el aire pero sin mover su naricilla, los ojos parecían estar a puntito de salírsele de las órbitas y casi no parpadeaba, daba grititos que en un principio podrían parecer de pavor… pero es un kender y no le temen a nada, así que seguramente fueran de máxima excitación y entusiasmo. Sea como fuere, el kender era feliz.
-¡Se ha cumplido mi deseo!- Gritó, por lo que la contramaestre le dirigió una encolerizada mirada que bastó para anclarle a la cubierta mejor que cualquier magia que podría haber utilizado la capitana.
Magia que, por cierto, ya prácticamente estaba desaparecida. No entendía demasiado bien porque Morgan (creía tener apego suficiente con ella como para llamarla por su nombre de pila, al menos en su mente) había decidido poner fin a los hechizos. Después de todo atraían a los rayos y el kender, aunque pálido y casi translúcido, con los pelos de punta por la electricidad estática y un ligero temblor en las manos, no podía dejar la oportunidad de ver aquellos maravillosos haces de luz tan de cerca. Eran preciosos, fuertes, temibles incluso (hasta el kender sabía eso), y producidos por una tormenta que parecía hablar…
¿Parecía hablar? No prestó ni tan si quiera atención a la capitana mientras lo envolvía con la cuerda. No, no parecía hablar. ¡Hablaba! ¿Hablaba? Pero, ¿cómo era posible? ¿desde cuando los monstruos marinos hablaban? Claro que el kender tampoco tenía excesivamente todas consigo para asegurar que no podían hacerlo. ¡Después de todo aquello sería fantástico! ¡Tenía tantas cosas que preguntarle!
- ¡¡Hola, Sra. Tormenta!!- Gritó a pleno pulmón.
Pero no pudo continuar su perorata porque, de buenas a primeras, sobre cubierta sólo estaban Kaya, él y una mujer lobo. Como veis es un poco complicado que, con tantísimas emociones y cosas que ver y explorar, el kender no parezca que se ha vuelto completamente loco. Y es que, descubrir que tu capitana es en realidad una mujer lupina de más de dos metros de altura cuyas manos podrían envolver prácticamente toda tu cabeza (copete y coleta, incluidos, obvio) y parte de tu cuerpo sin ninguna clase de estiramiento previo debió suponer para el pequeño un shock de exaltación tal que todavía pienso cómo no cayó redondo al suelo presa de un síncope. Fijaos si estaba emocionado que, de no ser por un culetazo de Kaya, otro rayo le hubiera atravesado a él de parte a parte casi al segundo siguiente de que casi lo hiciera con la capitana.
El viento, los gritos, las voces, el agua, aquella tormenta que hablaba (aunque en principio no parecía haber entendido nada de lo que había dicho), una capitana loba… ¡posiblemente aquel fuera el mejor viaje de toda su vida! ¡Ya imaginaba la de historias que iba a contar cuando regresara! Como peleó por un puesto en el barco (o se quedó inconsciente con mucho arte), como conoció a una poderosa bruja que resultó ser capitana de un barco que acabó adentrándose en una tormenta parlanchina donde casi le atraviesa un rayo y…
¿Y esa señora mayor? ¿de dónde…? ¿¡La capitana?! Y Rangashellof, presa de un entusiasmo atroz, más feliz que cualquier otro en aquellos barcos (y esto casi 100% seguro) sufrió un ataque de risa nerviosa que lo dejó rodando por toda la cubierta sin poder contenerse.
Rangashellof- Cantidad de envíos : 47
Re: Rumbo a Moselec (Trama 3)
Por más ánimo que pudieran tener, todo se fue por el caño cuando la tormenta incrementó su intensidad. Llegado un momento no había manera de mantenerse en pie, incluso los piratas más experimentados cayeron al piso y se veían arrojados contra todos los muebles y objetos que tuvieran cerca. Sophitia se tomó con todas sus fuerzas a una de las vigas pero aún así su cuerpo se sacudía para todos lados y en una de las sacudidas se golpeó la espalda contra una de las paredes.
Parecía el fin, y la pirata no podía evitar pensar como sus compañeros “Sí voy a morir, al menos que sea sintiendo el viento y el agua de mar golpeando mi rostro”, pero ¿Cómo llegar a la puerta? Uno de los hombres que lo intentó cayó y se golpeó la cabeza contra un banco, quedando inconsciente al instante, nadie atinó siquiera a poder agarrarlo, su cuerpo desfallecido siguió dando vueltas por la cámara hasta que la tormenta se detuvo.
Para Sophitia la voz que escuchó salir de la tormenta, o de los cielos, era claramente la de Valeska, no podía estar confundida, aunque solo había visto a su reina en un par de oportunidades, la presencia de esa mujer era algo que quedaba marcado a fuego en la conciencia de las personas. Todas las sospechas que había dejado de lado volvieron a hacerse patentes, y ahora con mucha más fuerza.
Cuando lograron salir la mayoría de los filibusteros se mostraba entre asustados y confundidos, pero en el rostro de Sophitia solo había resolución. Era nueva en el barco, no creía tener la suficiente influencia como para que le hicieran caso, pero no se quedaría con la conciencia tranquila sí al menos no lo intentaba. Se dirigió hacia la Capitana Fina y esperó pacientemente hasta que tuviera un segundo libre para poder hablarle.
-Capitana, sé que estoy siendo insolente al venir a decirle esto, pero tenemos que regresar ¡Esto no está bien! - Intentaba no llamar la atención del resto de la tripulación, conocía lo endeble que podía ser la paz cuando se estaba en alta mar, y lo último que necesitaban en ese momento era un motín - Señorita Fina estoy segura que usted también lo escuchó - Agregó casi en un susurro - Esta tormenta no fue natural, era un mensaje, un mensaje de nuestra reina ¡Tabs nos mintió a todos! Tenemos que volver a Nehmen... - La agarró de la muñeca, sin hacer fuerza, para darle más énfasis a su pedido, porque era eso, un ruego para que le hiciera caso antes de que fuera demasiado tarde.
Parecía el fin, y la pirata no podía evitar pensar como sus compañeros “Sí voy a morir, al menos que sea sintiendo el viento y el agua de mar golpeando mi rostro”, pero ¿Cómo llegar a la puerta? Uno de los hombres que lo intentó cayó y se golpeó la cabeza contra un banco, quedando inconsciente al instante, nadie atinó siquiera a poder agarrarlo, su cuerpo desfallecido siguió dando vueltas por la cámara hasta que la tormenta se detuvo.
Para Sophitia la voz que escuchó salir de la tormenta, o de los cielos, era claramente la de Valeska, no podía estar confundida, aunque solo había visto a su reina en un par de oportunidades, la presencia de esa mujer era algo que quedaba marcado a fuego en la conciencia de las personas. Todas las sospechas que había dejado de lado volvieron a hacerse patentes, y ahora con mucha más fuerza.
Cuando lograron salir la mayoría de los filibusteros se mostraba entre asustados y confundidos, pero en el rostro de Sophitia solo había resolución. Era nueva en el barco, no creía tener la suficiente influencia como para que le hicieran caso, pero no se quedaría con la conciencia tranquila sí al menos no lo intentaba. Se dirigió hacia la Capitana Fina y esperó pacientemente hasta que tuviera un segundo libre para poder hablarle.
-Capitana, sé que estoy siendo insolente al venir a decirle esto, pero tenemos que regresar ¡Esto no está bien! - Intentaba no llamar la atención del resto de la tripulación, conocía lo endeble que podía ser la paz cuando se estaba en alta mar, y lo último que necesitaban en ese momento era un motín - Señorita Fina estoy segura que usted también lo escuchó - Agregó casi en un susurro - Esta tormenta no fue natural, era un mensaje, un mensaje de nuestra reina ¡Tabs nos mintió a todos! Tenemos que volver a Nehmen... - La agarró de la muñeca, sin hacer fuerza, para darle más énfasis a su pedido, porque era eso, un ruego para que le hiciera caso antes de que fuera demasiado tarde.
Sophitia- Cantidad de envíos : 955
Re: Rumbo a Moselec (Trama 3)
El primer oficial gritaba órdenes como un poseso mientras el capitán parecía disfrutar de la tormenta, el viento aumentaba y la lluvia no dejaba ver mas allá de la palma de la mano, cuando Tarabas les dio la orden de ir bajo cubierta el joven que estaba con John respiró aliviado, una cosa era morir bajo cubierta y otra llevado por una ola estando sobre esta, empezaron a caminar con cuidado hacia la escotilla, una tarea difícil pero lo lograrían, John iba detrás del muchacho y le gritaba palabras de aliento, cuando llegaron a su destino sucedió lo de las voces, había visto cosas raras en el mar en todos los años que llevaba navegando, había visto seres que se catalogaban como seres místicos y de leyendas, en este momento su primer oficial era un elfo y su capitán un goblin, pero lo que sucedió no tenía lógica, el cielo se lamentaba, los gritos procedían de la tormenta, el joven que estaba delante de él se asustó y se soltó, John vio venir una ola sobre ellos, pateó al joven para meterlo bajo la cubierta, la ola lo arrastró hacia el otro lado de la nave, este se sostuvo de uno de los pasamanos, aquello no era una tormenta mala, aquello era una maldición sobre la flota, el pirata pensó en la gente que lo rodeaba, sabía que en alguna de esas naves los compinches que había conocido en Nehmen estaban en la misma situación que el, la lógica le decía que las voces no podían provenir del cielo, que simplemente sería alguna nave que se hundió y los gritos de sus tripulantes los había arrastrado el viento, pero no se convenció de su mentira.
John se levantó y se encaró hacia el mástil, ahí había uno de los inventos del capitán Salem, enroscó su brazo en una soga y pateó la palanca del mecanismo, la soga lo elevo hacia arriba, se subió a una de las tablas que usaban los vigías y escudriño el mar, el caos reinaba entre las naves piratas, habían perdido completamente la formación que llevaban, algunas habían chocado entre sí, y otras perdían el control ante las olas, los relámpagos le permitían ver las escenas que lo rodeaban, como pinturas congeladas que cada vez que se iluminaban cambiaban de posición, iba ser difícil salir de ahí pero había que intentarlo, se giró y miro como el capitán y el primer oficial estaban en el timón - ¡Todo a estribor capitán, esas olas nos hundirán si seguimos esta dirección! - gritó con todas sus fuerzas mientras se enroscaba mas a la soga trataría de ser los ojos de los dos que intentaban gobernar la nave, no serviría de nada estar bajo cubierta esperando la muerte sin actuar, no había dejado todo para terminar muerto por una tormenta, no, el seria reconocido, su apellido no sería el de un simple mercader sino el de un nombre temido al escucharse, la tormenta no detendría su destino.
John se levantó y se encaró hacia el mástil, ahí había uno de los inventos del capitán Salem, enroscó su brazo en una soga y pateó la palanca del mecanismo, la soga lo elevo hacia arriba, se subió a una de las tablas que usaban los vigías y escudriño el mar, el caos reinaba entre las naves piratas, habían perdido completamente la formación que llevaban, algunas habían chocado entre sí, y otras perdían el control ante las olas, los relámpagos le permitían ver las escenas que lo rodeaban, como pinturas congeladas que cada vez que se iluminaban cambiaban de posición, iba ser difícil salir de ahí pero había que intentarlo, se giró y miro como el capitán y el primer oficial estaban en el timón - ¡Todo a estribor capitán, esas olas nos hundirán si seguimos esta dirección! - gritó con todas sus fuerzas mientras se enroscaba mas a la soga trataría de ser los ojos de los dos que intentaban gobernar la nave, no serviría de nada estar bajo cubierta esperando la muerte sin actuar, no había dejado todo para terminar muerto por una tormenta, no, el seria reconocido, su apellido no sería el de un simple mercader sino el de un nombre temido al escucharse, la tormenta no detendría su destino.
Re: Rumbo a Moselec (Trama 3)
(BSO)
Bajo el techo escuchabamos aquella voz gutural del cielo. La Diosa del Mar nos negaba entrar al mar pero el Darken mantenía su compostura hacia adelante. La Capitana Lota seguía en el timón dirigiendo la nave hacia nuestro destino, mientras aqui, debajo de la cubierta, escuchabamos alguna canción de batalla y triste. El barco se balanceaba y seguía cayendo goteras a través del techo de la cubierta que lo notabamos como púas punzantes heladas. Yo rezaba a la Diosa para que impediera la Tormenta y nos dejara continuar. El caso es que esta tormenta cada vez era peor y nadie quiso salir, y yo no voy a ser el que menos.
- Traspasaremos la Tormenta, como si se tratara del muro de escudos de nuestros enemigos. Llegaremos a nuestro destino como invasores, plantaremos nuestra bandera como conquistadores. -Decía el trol tuerto del fondo con seriedad y aguantandose en las cuerdas.-
No quisé contestar al trol, solo me quedaba rezar. Todos los del Darken habian aceptado su destino y su muerte, como el honor del guerrero dicta. Estan locos, eso es lo que pensé pero después tras estar algunas horas con ellos, aprendí que no se diferencian demasiado de los piratas. Somos jinetes del mar, si tenemos que morir en el barco, lo haremos aceptando nuestro destino. Se escuchaba la canción inventada triste y funesta que decía lo siguiente:
"Bajo la tormenta hallamos,
aceptamos nuestro destino,
moriremos con honor,
Bajo el cielo oscuro y los relampagos.
Sembraremos el mar de rojo,
Con nuestra sangre o la de
los enemigos.
moriremos con honor,
Bajo el cielo oscuro y los relampagos.
Algunos cantaban la canción siguiendole, yo simplemente sacaba las pistolas de pedernal y las miraba. Nadie estaba moviendo un dedo, solo los labios para cantar. Yo no iba a salir a decirle lo que tenía que hacer la Capitana. Poco podía hacer en aquel momento, solo escuchar y rezar. Recuerdo que el Capitán Harris me dio el mensaje, no iba desobedecer sus ordenes así que no lo iba a abrir. Volví a guardar las pistolas y aguanté. Tras pensar un buen rato además de escuchar estruendos cerca de mi y algun choque de ola, llegue a aceptar igual que ellos mi destino.
- Me podría haber tocado en otro barco que seguramente regresarian a Nehmen. En cambio vosotros aceptais vuestro destino y muerte como si no perdierais nada. Nunca habia visto piratas como vosotros. -Trago saliva, relamio sus labios y lleno los pulmones de aire.- Así que... Si tenemos que morir, sonriamos a la muerte ¿no? -Metio la mano debajo de la camisa y saco un petate de ron volátil. Quito la tapa con la boca con una sonrisa de oreja a oreja y alzo el petate.- A vuestra salud, camaradas. Si nos vemos en el otro mundo, esperemos que sea rodeado de mujeres, oro y ron -Reía con nerviosismo y después dio un largo trago a su petate.- Ja ja ja ja ja ja ja...
Algunos me miraban y asentian. Los que estaban alrededor mio me cogieron del antebrazo, como guerreros. Yo aceptaba tales gestos pero estaba acojonado de lo que había hecho. Aceptar la muerte y el destino, quizá esta vez con tantos rezos no tuviera la misma suerte que las otras ocasiones y ningun Dios quiso poner su mano divina encima mia. Si fui pirata, es por la libertad y los saqueos, por el mar y el aire. Sobre todo el ron, el oro y las mujeres para que voy a engañarme a mi mismo. En este Archipielago queria convertirme en un Capitán Pirata que reconocieran mi labor del saqueo pero parece que si voy a morir, tendré que esperar hacerlo en la otra vida.
- Vaya mierda. -Decía para sí mismo, mientras dio otro trago a su petate de ron.- Sonriamos a la muerte, camaradas. Alegraros esas caras que así no vais a conseguir entusiasmar a la propia Muerte. Aceptamos nuestro destino, no podemos echarnos atrás. Ja ja ja ja ja ... -Volvía a reir con nerviosismo pero esta vez con más seriedad.-
Bhorgüim- Cantidad de envíos : 16
Re: Rumbo a Moselec (Trama 3)
La tormenta apenas duró unos minutos, no llegaría ni a 15, pero descargó con furia, removió todo el mar y a quién estaba dentro y dejó aquella sensación extraña con sus gritos y lamentos. Poco a poco, según la tormenta pasó, los barcos fueron parando, todos necesitaban poner orden, hacer un recuento de daños comprobar donde les había dejado la tormenta... en definitiva, parar y no seguir rumbo hasta saber el curso de acción.
La flota de Nehmen echó anclas en mitad del mar y se dispuso a lamerse la heridas causadas por la tormenta. Casi todos los barcos necesitaban reparaciones, pero los barcos que habían tratado de huir del temporal habían recibido los peores daños, al no haber recogido sus velas ni preparado nada para la tormenta, esta les había cogido desprevenidos. Esos barcos no podrían continuar hacia Moselec. Solo un barco de los que podrían haber seguido su rumbo, decidió que aquel botín no merecía la pena y habían emprendido la vuelta a la isla pirata sin esperar a nada ni nadie. Iban a paso lento, los daños eran graves y tardarían varios días en llegar, pero no iban a quedarse para el ataque.
Para cualquiera de los otros piratas podía ser una buena noticia: mismo botín menos gente para repartir.
---------------------
En La Quimera, Tabs había recuperado la compostura, estaba de un humor de perros y, tratando de poner orden en su barco y su tripulación. El que había designado como segundo al mando para aquella misión, puesto que Jack, su habitual contramaestre se encontraba en El Hurakan como capitán en funciones de su barco, le miraba con recelo después de haberle visto tirarse al suelo como un niño y gritar asustado. Tabs, furioso, estaba pensando en alguna forma de cambiar a su contramaestre, o mejor, deshacerse de él.
Su primera orden fue mandar que todos los mensajeros que habían salido de sus barcos acudieran a La Quimera, necesitaba mandar nuevas órdenes a los barcos y era una forma de ahorrarse subordinados, los necesitaba para reparar los destrozos de la tormenta.
Mientras sus órdenes eran cumplidas y los mensajeros acudían, mando a un par de hombres subirse a los palos y comprobar los alrededores y si se habían desviado mucho del rumbo. Luego empezó con el recuento de daños de su barco. Una de las velas había sufrido un buen desgarro y necesitaría todo el día para repararla, al menos iba preparado para ese tipo de contratiempos. Habían perdido varios cañones que sus hombres no habían podido sujetar a tiempo, 5 hombres habían caído por la borda y 12 había resultado heridos, 4 de ellos gravemente, no creía que pudieran sobrevivir al viaje de ida y vuelta. El resto eran cosas menores sin importancia.
Cuando todos los mensajeros estuvieron a bordo los reunió a todos en cubierta dirigiéndose a todos a la vez, con su contramaestre sustituto entre ellos:
- Debido a la tormenta nuestro viaje y, por tanto, nuestro gran momento ha sufrido un retraso, pero no podemos consentir que esto nos eche atrás. He oído rumores sobre que la tormenta estaba maldita que deberíamos volver... no creía que los piratas fueran unos cobardes o supersticiosos que en cuanto una tormenta es algo mas fuerte se van a esconder bajo las faldas de su mamá...
Puede que Tabs no fuera en aquellos momentos el más apreciado, puede que llevar años como segundo al mando le hubiera cambiado, pero no había llegado allí por nada y uno de los motivos era su poder de convicción, aun no lo había perdido y tras un largo discurso todos los mensajeros estuvieron convencidos de seguir adelante, llevarían sus palabras de vuelta.
- Necesito que de vuelta a vuestros respectivos barcos llevéis las nuevas órdenes por todos los barcos que paséis. Pasaremos 24 horas horas para reponernos de la tormenta y seguiremos camino. Mi segundo al mando partirá con vosotros para ir a los barcos más alejados de...
En ese momento llegaron nuevas noticias al capitán sobre su posición, la tormenta les había desviado bastante de su trayectoria y necesitarían un día más de lo previsto para llegar a Moselec, su lugar no era el mejor, se habían metido de lleno en un ruta que los soldados de Trinacria solían utilizar. Mandó de nuevo al hombre a su posición y se dirigió de nuevo a los mensajeros.
- Caballeros, me temo que hemos de acelerar las reparaciones, no quisiera que los soldados del Triskel nos encontraran aquí reunidos en pleno trabajo, la tormenta nos ha dejado en mala posición. Partiremos en 12 horas, no tenemos otra opción.
Despidió a todos los mensajeros menos a uno que llevó a parte, era un viejo conocido suyo que le debía algún que otro favor, después de mantener una conversación breve con él, enlazaron sus manos y se despidieron. Horas después, alguien le traería la noticia de que la barca de su segundo al mando había sufrido algún percance y se había hundido y, de algún modo, su hombre de confianza con ella. Tabs sonrió interiormente y se giró para buscar un nuevo contramaestre y seguir con las reparaciones.
En la ruta de vuelta a El Espectro, Bhorgüim tenía que parar en El Hurakan, El Cormorán, El Darken, El Samay, El Ejecutor, El Titán, La Peregrina y La Tormenta.
--------------------------------
En El Darken todo volvió a la rutina muy pronto, sus hombres eran como soldados bien entrenados para ocuparse cada uno de su tarea, pero con peor genio y mecha muy corta. Todos trabajan, peleaban, se insultaban y volvían al trabajo.
Lota se encontraba bajo cubierta, había sufrido un accidente con una tabla que había volado de algún otro barco y que se había clavado en uno de sus muslos. Así pues en cuanto todo terminó y ya no era necesaria en cubierta para dar ninguna orden o vigilar ningún trabajo, había bajado para coserse la herida y así la encontró el enano cuando volvió a subir a su barco para darle el mensaje de Tabs. Cualquiera se hubiera desmayado por la pérdida de sangre o el dolor pero Lota se encontraba allí con el rostro serio y concentrada en la tarea. Un sudor frio la caía por la frente, pero ninguna otra señal de que aquella fuera su pierna y la estuviera doliendo.
---------------------------------
Fina no había parado desde que la tormenta se terminara. Había pedido informes a todos sus hombres sobre su situación en el mar, sobre los desperfectos del barco, sobre lo que había ocurrido bajo cubierta... quería saber todo y tener todo bien atado. Mientras sus hombres la informaban ella no paraba de trabajar y de ir de un lugar a otro dando órdenes.
El Ejecutor había sobrevivido bastante bien a la tormenta, solo tenían que reparar algunos daños en el timón y reparar un pequeño desgarro en una vela menor. Todos los cañones y armas se encontraban en su sitio. Solo lamentaba la pérdida de 3 de sus hombres que habían fallecido intentando subir a cubierta. Que Fina fuera tan previsora había hecho que su barco acabara en las mejores condiciones.
Cuando por fin tomó un minuto de descanso Sophitia se acercó a ella; la miró con cierta dureza, la había encargado una tarea bajo cubierta y, por lo que había oído, cuando las cosas se pusieron feas en lugar de detener a los que querían subir se había unido a ellos. Aún así escuchó a la pirata, como siempre hacía con todos. Sus palabras la dejaron algo sorprendida, ella también había creído oír la voz de la reina pirata pero lo había desechado, no se consideraba una persona que se asustara con facilidad, Valeska había dado su visto bueno a la misión poniendo sus sellos en todos los documentos oficiales de la misión. Le tenía aprecio y era leal a la reina, no iba a dar marcha atrás.
- Me decepcionas querida, no te tenía por una cobarde y menos por una supersticiosa. Y es la segunda vez que lo haces. Creía haberte ordenado que impidieras que hubiera conflictos bajo cubierta y que nadie subiera y tres de nuestros hombres han muerto intentando subir a una muerte segura. ¿cómo explicas eso?
La joven pirata no tuvo tiempo de responder en ese momento la avisaron de la llegada del mensajero. Iba a pedir a sus hombres que le dieran 5 minutos cuando, desde varios barcos incluido el suyo, se escuchó el grito de ¡Barco a la vista! Miro a su vigía y este le indicó por señas que era a estribor, corrió en esa dirección, cogiendo un catalejo por el camino y observó el barco. Tras unos breves instantes maldijo por lo bajo. Era un barco del ejercito de Trinacria. Todos los capitanes se pusieron alerta.
----------------------
El barco de Salem, por increíble que pareciera, estaba intacto, una vez más sus inventos habían funcionado y les habían salvado. Ni un solo desperfecto, ni un hombre había caído por la borda y todo seguía en orden. En parte gracias a su última adquisición para el barco. Después de todo John había demostrado valentía (aunque también algo de locura, lo que en el fondo encantaba a Salem) y les había guiado para no chocar con ningún otro barco, ni meterse de lleno en las olas.
Cuando Salem por fin tuvo todos los informes y las órdenes dadas, se acercó a su contramaestre para darle las gracias. Ambos parecieron discutir durante unos instantes, sus reuniones solían ser así, primero se tiraban todo a la cara y después se arreglaban. Salem protestaba por no haberle hecho caso con sus inventos y desconfiar de él y por no haberle avisado antes para echar una mano. Tárabas se quejaba de los inventos y los maldecía, además de recriminar al capitán que estaba tan embelesado que ni 100 cañonazos le habrían despertado de su ensoñación. Después se rieron, se dieron un abrazo y empezaron las estrategias para las horas siguientes.
Finalizadas las conversaciones con su contramaestre, Salem buscó a John y se acercó a él jovial y decidido.
- Sabía que no me equivocaba al contratarte muchacho, no se que tendría Tabs en la cabeza para rechazarte pero a mi y mis hombres ya nos has ayudado, has arrimado el hombro, me ayudaste sin protestar a preparar mis artilugios, te quedaste sobre cubierta arriesgando tu vida para ayudar... vamos que eres una joya... gracias
Extendió la mano para darle un fuerte apretón. Aunque el gnomo fuera pequeño tenía una fuerza considerable y su apretón solía dejar algún que otro dedo chafado.
Fue entonces cuando se oyeron los gritos de ¡Barco a la vista! El capitán corrió a asomarse sacando un aparato que parecía un catalejo pero más pequeño y con varios engranajes. Salem maldijo por lo bajo y fue corriendo el mismo a subirse al palo mayor. Necesitaba comprobar que solo era un barco.
-----------------------------
El Titán necesitaba varias reparaciones, los rayos que habían caído sobre el barco antes de que Morgan (que había recuperado su aspecto de joven morena) consiguiera desactivar todos los hechizos había dejado varios tablones inservibles y algunos eran de vital importancia. Aun así la bruja daba gracias de que no hubieran perdido nada que les impidiera seguir su curso en unas horas. Necesitaría reponer algunos cañones y revisar el barco a fondo pero de momento tapando y reparando lo más vital podrían seguir a por el botín.
Después de dar órdenes para iniciar las reparaciones, se acercó a Kaya, quería mantener una conversación privada con ella. Mandó al Kender al palo mayor a vigilar su posición y luego se llevó a parte a la mujer.
Si alguien hubiera estado cerca podría haber escuchado solo retazos de la conversación, un hechizo impedía oír todo, pero alguien muy atento hubiera podido escuchar algo acerca de su aspecto, palabras como “real”, “no”, “a nadie”, “solo” “recordártelo” salían de la burbuja.
Al grito de ¡Barco a la vista!, Morgan sacó su catalejo y su escoba como si llevara un resorte, y voló varios metros por encima del barco para comprobar la situación.
-------------------------------------
Cuando el revuelo inicial pasó se comprobó que la situación era esta: por algún motivo un solo barco con la bandera del ejercito del Triskel se encontraba a la deriva cerca de donde se encontraba el Sable El Vendaval, por lo tanto la decisión de que hacer recaía en ellos. La cuestión era saber si ese barco era un señuelo para atraer algún incauto, si la tormenta también les había afectado, si era solo un barco o el resto de la flota se encontraba cerca... Nada parecía indicar que hubiera más barcos y los barcos del Triskel solían llevar buenos botines en oro, joyas y armas. Era una gran tentación para un pirata no asaltar un barco de aquellas características.
Finalmente se decidió que los 3 barcos mas cercanos serían los que decidieran que hacer. Las opciones eran destruir el barco a cañonazos, subir a bordo o ignorar el barco. La decisión estaba en manos de Fina, Morgan y Salem. Los tres capitanes decidieron hacer una votación en su barco, sería la mayoría los que decidieran. Fina incluyó en las votaciones al mensajero Bhorgüim ya que se encontraba a bordo. Todos tendría que elegir si llevarse un botín extra o no y que hacer en caso de no quererlo.
La flota de Nehmen echó anclas en mitad del mar y se dispuso a lamerse la heridas causadas por la tormenta. Casi todos los barcos necesitaban reparaciones, pero los barcos que habían tratado de huir del temporal habían recibido los peores daños, al no haber recogido sus velas ni preparado nada para la tormenta, esta les había cogido desprevenidos. Esos barcos no podrían continuar hacia Moselec. Solo un barco de los que podrían haber seguido su rumbo, decidió que aquel botín no merecía la pena y habían emprendido la vuelta a la isla pirata sin esperar a nada ni nadie. Iban a paso lento, los daños eran graves y tardarían varios días en llegar, pero no iban a quedarse para el ataque.
Para cualquiera de los otros piratas podía ser una buena noticia: mismo botín menos gente para repartir.
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En La Quimera, Tabs había recuperado la compostura, estaba de un humor de perros y, tratando de poner orden en su barco y su tripulación. El que había designado como segundo al mando para aquella misión, puesto que Jack, su habitual contramaestre se encontraba en El Hurakan como capitán en funciones de su barco, le miraba con recelo después de haberle visto tirarse al suelo como un niño y gritar asustado. Tabs, furioso, estaba pensando en alguna forma de cambiar a su contramaestre, o mejor, deshacerse de él.
Su primera orden fue mandar que todos los mensajeros que habían salido de sus barcos acudieran a La Quimera, necesitaba mandar nuevas órdenes a los barcos y era una forma de ahorrarse subordinados, los necesitaba para reparar los destrozos de la tormenta.
Mientras sus órdenes eran cumplidas y los mensajeros acudían, mando a un par de hombres subirse a los palos y comprobar los alrededores y si se habían desviado mucho del rumbo. Luego empezó con el recuento de daños de su barco. Una de las velas había sufrido un buen desgarro y necesitaría todo el día para repararla, al menos iba preparado para ese tipo de contratiempos. Habían perdido varios cañones que sus hombres no habían podido sujetar a tiempo, 5 hombres habían caído por la borda y 12 había resultado heridos, 4 de ellos gravemente, no creía que pudieran sobrevivir al viaje de ida y vuelta. El resto eran cosas menores sin importancia.
Cuando todos los mensajeros estuvieron a bordo los reunió a todos en cubierta dirigiéndose a todos a la vez, con su contramaestre sustituto entre ellos:
- Debido a la tormenta nuestro viaje y, por tanto, nuestro gran momento ha sufrido un retraso, pero no podemos consentir que esto nos eche atrás. He oído rumores sobre que la tormenta estaba maldita que deberíamos volver... no creía que los piratas fueran unos cobardes o supersticiosos que en cuanto una tormenta es algo mas fuerte se van a esconder bajo las faldas de su mamá...
Puede que Tabs no fuera en aquellos momentos el más apreciado, puede que llevar años como segundo al mando le hubiera cambiado, pero no había llegado allí por nada y uno de los motivos era su poder de convicción, aun no lo había perdido y tras un largo discurso todos los mensajeros estuvieron convencidos de seguir adelante, llevarían sus palabras de vuelta.
- Necesito que de vuelta a vuestros respectivos barcos llevéis las nuevas órdenes por todos los barcos que paséis. Pasaremos 24 horas horas para reponernos de la tormenta y seguiremos camino. Mi segundo al mando partirá con vosotros para ir a los barcos más alejados de...
En ese momento llegaron nuevas noticias al capitán sobre su posición, la tormenta les había desviado bastante de su trayectoria y necesitarían un día más de lo previsto para llegar a Moselec, su lugar no era el mejor, se habían metido de lleno en un ruta que los soldados de Trinacria solían utilizar. Mandó de nuevo al hombre a su posición y se dirigió de nuevo a los mensajeros.
- Caballeros, me temo que hemos de acelerar las reparaciones, no quisiera que los soldados del Triskel nos encontraran aquí reunidos en pleno trabajo, la tormenta nos ha dejado en mala posición. Partiremos en 12 horas, no tenemos otra opción.
Despidió a todos los mensajeros menos a uno que llevó a parte, era un viejo conocido suyo que le debía algún que otro favor, después de mantener una conversación breve con él, enlazaron sus manos y se despidieron. Horas después, alguien le traería la noticia de que la barca de su segundo al mando había sufrido algún percance y se había hundido y, de algún modo, su hombre de confianza con ella. Tabs sonrió interiormente y se giró para buscar un nuevo contramaestre y seguir con las reparaciones.
En la ruta de vuelta a El Espectro, Bhorgüim tenía que parar en El Hurakan, El Cormorán, El Darken, El Samay, El Ejecutor, El Titán, La Peregrina y La Tormenta.
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En El Darken todo volvió a la rutina muy pronto, sus hombres eran como soldados bien entrenados para ocuparse cada uno de su tarea, pero con peor genio y mecha muy corta. Todos trabajan, peleaban, se insultaban y volvían al trabajo.
Lota se encontraba bajo cubierta, había sufrido un accidente con una tabla que había volado de algún otro barco y que se había clavado en uno de sus muslos. Así pues en cuanto todo terminó y ya no era necesaria en cubierta para dar ninguna orden o vigilar ningún trabajo, había bajado para coserse la herida y así la encontró el enano cuando volvió a subir a su barco para darle el mensaje de Tabs. Cualquiera se hubiera desmayado por la pérdida de sangre o el dolor pero Lota se encontraba allí con el rostro serio y concentrada en la tarea. Un sudor frio la caía por la frente, pero ninguna otra señal de que aquella fuera su pierna y la estuviera doliendo.
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Fina no había parado desde que la tormenta se terminara. Había pedido informes a todos sus hombres sobre su situación en el mar, sobre los desperfectos del barco, sobre lo que había ocurrido bajo cubierta... quería saber todo y tener todo bien atado. Mientras sus hombres la informaban ella no paraba de trabajar y de ir de un lugar a otro dando órdenes.
El Ejecutor había sobrevivido bastante bien a la tormenta, solo tenían que reparar algunos daños en el timón y reparar un pequeño desgarro en una vela menor. Todos los cañones y armas se encontraban en su sitio. Solo lamentaba la pérdida de 3 de sus hombres que habían fallecido intentando subir a cubierta. Que Fina fuera tan previsora había hecho que su barco acabara en las mejores condiciones.
Cuando por fin tomó un minuto de descanso Sophitia se acercó a ella; la miró con cierta dureza, la había encargado una tarea bajo cubierta y, por lo que había oído, cuando las cosas se pusieron feas en lugar de detener a los que querían subir se había unido a ellos. Aún así escuchó a la pirata, como siempre hacía con todos. Sus palabras la dejaron algo sorprendida, ella también había creído oír la voz de la reina pirata pero lo había desechado, no se consideraba una persona que se asustara con facilidad, Valeska había dado su visto bueno a la misión poniendo sus sellos en todos los documentos oficiales de la misión. Le tenía aprecio y era leal a la reina, no iba a dar marcha atrás.
- Me decepcionas querida, no te tenía por una cobarde y menos por una supersticiosa. Y es la segunda vez que lo haces. Creía haberte ordenado que impidieras que hubiera conflictos bajo cubierta y que nadie subiera y tres de nuestros hombres han muerto intentando subir a una muerte segura. ¿cómo explicas eso?
La joven pirata no tuvo tiempo de responder en ese momento la avisaron de la llegada del mensajero. Iba a pedir a sus hombres que le dieran 5 minutos cuando, desde varios barcos incluido el suyo, se escuchó el grito de ¡Barco a la vista! Miro a su vigía y este le indicó por señas que era a estribor, corrió en esa dirección, cogiendo un catalejo por el camino y observó el barco. Tras unos breves instantes maldijo por lo bajo. Era un barco del ejercito de Trinacria. Todos los capitanes se pusieron alerta.
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El barco de Salem, por increíble que pareciera, estaba intacto, una vez más sus inventos habían funcionado y les habían salvado. Ni un solo desperfecto, ni un hombre había caído por la borda y todo seguía en orden. En parte gracias a su última adquisición para el barco. Después de todo John había demostrado valentía (aunque también algo de locura, lo que en el fondo encantaba a Salem) y les había guiado para no chocar con ningún otro barco, ni meterse de lleno en las olas.
Cuando Salem por fin tuvo todos los informes y las órdenes dadas, se acercó a su contramaestre para darle las gracias. Ambos parecieron discutir durante unos instantes, sus reuniones solían ser así, primero se tiraban todo a la cara y después se arreglaban. Salem protestaba por no haberle hecho caso con sus inventos y desconfiar de él y por no haberle avisado antes para echar una mano. Tárabas se quejaba de los inventos y los maldecía, además de recriminar al capitán que estaba tan embelesado que ni 100 cañonazos le habrían despertado de su ensoñación. Después se rieron, se dieron un abrazo y empezaron las estrategias para las horas siguientes.
Finalizadas las conversaciones con su contramaestre, Salem buscó a John y se acercó a él jovial y decidido.
- Sabía que no me equivocaba al contratarte muchacho, no se que tendría Tabs en la cabeza para rechazarte pero a mi y mis hombres ya nos has ayudado, has arrimado el hombro, me ayudaste sin protestar a preparar mis artilugios, te quedaste sobre cubierta arriesgando tu vida para ayudar... vamos que eres una joya... gracias
Extendió la mano para darle un fuerte apretón. Aunque el gnomo fuera pequeño tenía una fuerza considerable y su apretón solía dejar algún que otro dedo chafado.
Fue entonces cuando se oyeron los gritos de ¡Barco a la vista! El capitán corrió a asomarse sacando un aparato que parecía un catalejo pero más pequeño y con varios engranajes. Salem maldijo por lo bajo y fue corriendo el mismo a subirse al palo mayor. Necesitaba comprobar que solo era un barco.
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El Titán necesitaba varias reparaciones, los rayos que habían caído sobre el barco antes de que Morgan (que había recuperado su aspecto de joven morena) consiguiera desactivar todos los hechizos había dejado varios tablones inservibles y algunos eran de vital importancia. Aun así la bruja daba gracias de que no hubieran perdido nada que les impidiera seguir su curso en unas horas. Necesitaría reponer algunos cañones y revisar el barco a fondo pero de momento tapando y reparando lo más vital podrían seguir a por el botín.
Después de dar órdenes para iniciar las reparaciones, se acercó a Kaya, quería mantener una conversación privada con ella. Mandó al Kender al palo mayor a vigilar su posición y luego se llevó a parte a la mujer.
Si alguien hubiera estado cerca podría haber escuchado solo retazos de la conversación, un hechizo impedía oír todo, pero alguien muy atento hubiera podido escuchar algo acerca de su aspecto, palabras como “real”, “no”, “a nadie”, “solo” “recordártelo” salían de la burbuja.
Al grito de ¡Barco a la vista!, Morgan sacó su catalejo y su escoba como si llevara un resorte, y voló varios metros por encima del barco para comprobar la situación.
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Cuando el revuelo inicial pasó se comprobó que la situación era esta: por algún motivo un solo barco con la bandera del ejercito del Triskel se encontraba a la deriva cerca de donde se encontraba el Sable El Vendaval, por lo tanto la decisión de que hacer recaía en ellos. La cuestión era saber si ese barco era un señuelo para atraer algún incauto, si la tormenta también les había afectado, si era solo un barco o el resto de la flota se encontraba cerca... Nada parecía indicar que hubiera más barcos y los barcos del Triskel solían llevar buenos botines en oro, joyas y armas. Era una gran tentación para un pirata no asaltar un barco de aquellas características.
Finalmente se decidió que los 3 barcos mas cercanos serían los que decidieran que hacer. Las opciones eran destruir el barco a cañonazos, subir a bordo o ignorar el barco. La decisión estaba en manos de Fina, Morgan y Salem. Los tres capitanes decidieron hacer una votación en su barco, sería la mayoría los que decidieran. Fina incluyó en las votaciones al mensajero Bhorgüim ya que se encontraba a bordo. Todos tendría que elegir si llevarse un botín extra o no y que hacer en caso de no quererlo.
- Mientras tanto...:
- en Nehmen
- FDI:
- Bhorgüim puedes elegir si cuando llegar a El Ejecutor ya has pasado por todos los demás barcos o solo por el Darken dando el mensaje, el caso es que hasta que no se arregle lo del barco no vas a poder dar el mensaje a Fina.
Narrador- Cantidad de envíos : 157
Re: Rumbo a Moselec (Trama 3)
Al fin la tormenta habia terminado y me habia dirigido al barco de la Quimera a recibir ordenes, no sin antes dar el mensaje del Capitán Harris a Tabs, de manera directa o indirecta pero tramiti su mensaje. Nos reunió a todos y recibimos las ordenes del Capitán Tabs. En aquel mismo instante pensé "vaya imbécil". Pero tras la travesía de vuelta, vi que habia peores que él.
__________________
Me dirigia al Darken pero tenía que entregar el mensaje al Capitán del Cormorán. Al ir hacia allí, vi mujeres y en un príncipio no me extraño hasta que me subieron a la cubierta. Vi que casi todas eran mujeres. Me sorprendí lo que habia encima de la cubierta y las dos mujeres me acompañaron a ver al Capitán Bruce. Al llegar a su camarote, golpee dos veces y me dejaron entrar. Al ver al Capitán pensé que se trataria de un desviado o de un idiota que se cree dios en su barco. Tan perfecto, pulido y con... ¿Alas?. Le entregué el mensaje y él fue borde, sacandome del camarote con malas palabras. Al salir solo pensé en diferentes insultos contra él, sin decirlo en voz alta. Al salir hacia la cubierta, vi a una mujer enana, le tiré piropos e intente cortejarla. Si tenía que irme aqui, habría que aprovechar. La enana se acercó a mi y me dio un bofetón que a parte de girarme la cara, la palma de la mano se marco en mi mejilla. Por suerte mi barba frondosa haría esconder parte de tal bofetón. Me fui del Cormoran remando con mi barco.
- Pues tan imbécil ya no me parece Tabs. Veo que hay peores. Maldito desviado -Decía por lo bajo mientras remaba a su siguiente parada. Hizo un corte de manga al barco del Cormorán.- Espero que se hunda ese barco bajo mil tormentas del Dios de Jaspia.
__________________
Llegué al Darken que todavía recuerdo estar con sus tripulantes un tiempo juntos con ellos bajo cubierta. Me subieron en un momento y me encontré al trol tuerto. Saque mi petate de ron volátil a ofrecerle pero me rechazó. Di un trago y la guarde. Me llevaron ante la Capitana Lota, se encontraba herida por lo que había oído a uno de los tripulantes al subirme. Pregunté sobre donde se encontraba y me habian indicado que se encontraba bajo la cubierta. Me dirigi allí, nadie me acompaño me imaginé que por miedo a su poca mecha que tenía. Mientras me dirigia en solitario hacia allí, me dije a mi mismo.
- Y si ahora que está herida, se aprovecharan para matarla? -Me dije a mi mismo en voz baja mientras golpeaba la puerta de la Capitana Lota.-
No me preocupe, pues me daba igual lo que ocurriese pues no estaria allí para verlo. En aquel momento solo recibi un gruñido, el cual no sabía si era "puedes pasar o no". Alcé la voz y es cuando ya recibi el permiso por la capitana. Entonces pase a dentro. Me sorprendio porque vi a la Capitana seria y cosiendo la herida por si misma. Aunque sea mujer, si que merecia mi respeto porque tenia todo lo varonil que necesita un barco pirata, al contrario del Cormorán. Al estar delante de ella solo mencioné el mensaje de Tabs y le dejé una botella de ron cogida prestada de algun grumete del barco de la Quimera. Me retiré de allí en silencio y cerré la puerta. Me fui del Darken, supongo que esta vez para siempre. Sabía que hasta que los barcos no estuvieran reparados no iban a seguir al Gran Saqueo pero tenía que seguir mi rumbo, mi misión. Remé con mi barca hasta la próxima parada.
__________________
Llegué a un barco normal, con una tripulación normal de toda clase. Al fin un barco con una tripulación normal y no con rarezas. Así que me subieron a la cubierta y habia una cria de quince inviernos que estaba rodeado de tripulantes. Me imagine que era la hija de la Capitana así que me acerque a ella y pregunté.
- Dónde esta tú mama? La Capitana Mara. -Decía con incredulidad a la cría de quince años.-
Los tripulantes sacaron sus armas y me apuntaron. Levanté las manos rendido. Miraba alrededor incredulo ¿Qué esta pasando? ¿Qué hice? No entendía nada.
- Ella es la Capitana Mara! -Decía uno de los tripulantes que estaba cerca de ella. Ella alzo la mano y todos los tripulantes de la cubierta bajaron las armas.-
En aquel momento solo transmití el mensaje de Tabs a la Capitana Mara, quería irme de allí antes de que me arrancaran la lengua y me hicieran un collar. Así que tras pedirle disculpas a esta criaja, me dirigi a mi barca y me bajaron de mala manera. Supongo que por "insultar" a la Capitana y sobrevivir tras ello pero no sabía. Cuando remé hacia la próxima parada, volvi a pensar en mis palabras iniciales.
- Esta es la hija adoptiva de Valeska. Porque si no, no entiendo como es Capitana. -Decía en voz baja mientras remaba con su barca a la próxima parada.-
__________________
Habia pasado por el resto de barcos siendo muy directos y concisos, sin perder el tiempo al resto, aunque pasé de largo el barco de la Capitana Fina, se me fue la olla. Aunque llegué a la Tormenta antes del Espectro. Me subieron unas criaturas extrañas y exóticas, habia unas elfas del bosque con poca ropa, la cual me enseñaban los dientes como salvajes. Fuera de lo normal. Era una tripulación extraña y exotica. Eso si, a las elfas las em...brbrbrbr... Como iba diciendo, me indicaron a la Capitana Lilith. Golpee, me dejo entrar a su camarote y le mandé el mensaje. Al acercarme a ella tenia a tres pequeñas criaturas pequeñas del tamaño del dedo índice. Empezaron a volar sobre mi, arrancandome algun pelo de la barba, a tocarme la piel, a tirarme polvo en la nariz y estornudar.
- Ashuuu! -Estornudó.- ¡No me gusta estas bromas!. -Decía el enano mientras se mosqueaba, lanzando manotazos al aire, como cual intenta golpear a una mosca.-
- Jijijiji .... Jijijiji... No le gusta... Jijijiji
La Capitana Lilith reía por la escena que veía. Parecía que hacia años que no se reía tanto como aquel momento. El enano mosqueado se marcho de allí antes de que aplastara a una de esas pixies adorables y bromistas. Se fue de allí con gruñidos por parte de las elfas salvajes. Subí cuanto antes al barco y remé hasta el Espectro. Hizo un corte de mangas también, mientras se dirigia al Espectro.
__________________
Al acercarme al Espectro, vi al semielfo aquel que grito con fuerza.
- ¡ESTA AQUI! ¡BHORGÜIM HA VUELTO! -Decía el semielfo a los tripulantes.-
- ¡Brindad compañeros, yoho! -Decía mientras alzaba su petate de ron y daba un sorbo. Guiño el ojo a su púpilo.-
Se acercaron los tripulantes y le hicieron subir por la polea. Llego a la cubierta y estaba en frente el Capitán Harris. Me acompaño solamente los dos dentro del Camarote a entregarle el mensaje. Tras eso, le dije claramente que todavía me faltaba dar el mensaje a la Capitana Fina, que creía que el barco que habia cruzado era el Nightmare pero se había equivocado. Así que tras entregarle el mensaje volvio a salir para hacer su misión. Sin antes de despedirse del semielfo.
- Como fue por aqui? -Decía el enano al semielfo.- Trabajando duramente, pocos daños hemos tenido, tenias razón un Galeón resiste bastante bien. -Decía el semielfo entusiasmado.- Claro que si, grumete, ya te lo dije. Bhorgüim no te va a mentir. Ahora me tengo que ir, que me falta ir al Ejecutor a entregar el mismo mensaje a la Capitana Fina. No te preocupes, volveré.
Me dirigi al bote de nuevo, volvi a remar y esta vez al lado contrario. Tenia que volver atrás hasta ir al Ejecutor, se me paso. Creía que era el Nightmare, no importa después de todo solo me faltaba a la Capitana Fina y ya estaria hecho mi misión. Volví a cantar mientras volvia a remar.
Somos Canallas de la Mar,
Brindad compañeros, yo ho!
__________________
Remé, remé y paré para dar un golpe de Ron Volátil. Me iba a caer bronca, posiblemente, por saltarme el barco de la Capitana Fina pero es igual. Mi astucia iba a ser suficiente para engatusarla y enamorarla, bueno a tanto no creo. Tras remar un par de minutos hasta llegar hasta ella, al cual parecia que conseguí habilidad en el remo de bote, me subieron hasta arriba de la polea. Se me acercaron los tripulantes y me indicaron donde esta la Capitana Fina aunque cuando llegue encima de la cubierta escuché un !Barco a la Vista!. Saque mi Catalejo ornamentado de cobre pero suficiente para ver, lo robé claro esto. Miré tras él y era cierto, un barco de Triskel, de los que tienen oro, armas, joyas y mujeres para explotarlas en algun burdel de Nehmen. Era buen saqueo de camino, aunque podría ser un señuelo, aunque miré por el resto del mar y no parecia que hubiera nada más. El caso es que decidi descansar, habia echo un largo viaje y... Que coño, quería saquear ese barco y llevarme mi parte, no iba a desaprovechar una oportunidad como esta. Quería ir a ver a la Capitana Fina pero se habia negado, parecia estar armando el barco a reparar cuanto antes el barco antes de atenderme y dar mi mensaje.
Tras un rato encima de la cubierta, vi a una muchacha guapetona de cabellos negros y de buenas curvas. Le guiñe el ojo y pase por delante de ella, tenia que ver a la Capitana Fina y transmitir mi mensaje. Al llegar golpee varias veces la puerta hasta que me dejaron entrar. Una vez entre la Capitana me estaba mirando y meneo la mano indicandome que hablara. Transmiti el mensaje y quiso saber que quería hacer con el barco a la deriva. Cogí aire y transmiti mi pensamiento como un Capitán Pirata.
- Yo lo que haría es saquearlo. Ir, abordarlo y saquearlo. Vi con mi catalejo que no hay barco a las cercanias, aunque puede ser una trampa mágica o alguna tonteria de estás pero quien no arriesga no gana. No solamente eso, se podría usar ese barco de Triskel para que Moselec pensara que el ataque viene de Triskel y crear una guerra de grandes dimensiones para aprovechar a saquear mientras los duques e imbeciles se matan entre ellos. -Sonreía mientras decía su plan e idea. Quería ser directo y conciso aprovechando la oportunidad que le daban.- Si no os gusta la idea, saquead el barco y coger el barco para añadirlo al Vendaval. Convertirlo en un barco pirata. Y que alguien sea Capitán de ese barco -Se señala a sí mismo.- Fiel a Velaska -Volvio a aseñalarse a sí mismo.- Y con grandes dotes de Piratería -Por ultima vez se señalo a sí mismo, mientras se marchaba a asentarse a ver que opinaba la Capitana.- Un barco más para el Vendaval. Un barco más para los Piratas. Un nuevo hogar para los Huerfanos del Mar. Ya me entendeis Capitana. -Sonreía mientras dejaba de hablar y aprovechaba para beber de la botella de ron que habia encima de la mesita, rellenando un vaso y bebiendo de ella.-
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Me dirigia al Darken pero tenía que entregar el mensaje al Capitán del Cormorán. Al ir hacia allí, vi mujeres y en un príncipio no me extraño hasta que me subieron a la cubierta. Vi que casi todas eran mujeres. Me sorprendí lo que habia encima de la cubierta y las dos mujeres me acompañaron a ver al Capitán Bruce. Al llegar a su camarote, golpee dos veces y me dejaron entrar. Al ver al Capitán pensé que se trataria de un desviado o de un idiota que se cree dios en su barco. Tan perfecto, pulido y con... ¿Alas?. Le entregué el mensaje y él fue borde, sacandome del camarote con malas palabras. Al salir solo pensé en diferentes insultos contra él, sin decirlo en voz alta. Al salir hacia la cubierta, vi a una mujer enana, le tiré piropos e intente cortejarla. Si tenía que irme aqui, habría que aprovechar. La enana se acercó a mi y me dio un bofetón que a parte de girarme la cara, la palma de la mano se marco en mi mejilla. Por suerte mi barba frondosa haría esconder parte de tal bofetón. Me fui del Cormoran remando con mi barco.
- Pues tan imbécil ya no me parece Tabs. Veo que hay peores. Maldito desviado -Decía por lo bajo mientras remaba a su siguiente parada. Hizo un corte de manga al barco del Cormorán.- Espero que se hunda ese barco bajo mil tormentas del Dios de Jaspia.
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Llegué al Darken que todavía recuerdo estar con sus tripulantes un tiempo juntos con ellos bajo cubierta. Me subieron en un momento y me encontré al trol tuerto. Saque mi petate de ron volátil a ofrecerle pero me rechazó. Di un trago y la guarde. Me llevaron ante la Capitana Lota, se encontraba herida por lo que había oído a uno de los tripulantes al subirme. Pregunté sobre donde se encontraba y me habian indicado que se encontraba bajo la cubierta. Me dirigi allí, nadie me acompaño me imaginé que por miedo a su poca mecha que tenía. Mientras me dirigia en solitario hacia allí, me dije a mi mismo.
- Y si ahora que está herida, se aprovecharan para matarla? -Me dije a mi mismo en voz baja mientras golpeaba la puerta de la Capitana Lota.-
No me preocupe, pues me daba igual lo que ocurriese pues no estaria allí para verlo. En aquel momento solo recibi un gruñido, el cual no sabía si era "puedes pasar o no". Alcé la voz y es cuando ya recibi el permiso por la capitana. Entonces pase a dentro. Me sorprendio porque vi a la Capitana seria y cosiendo la herida por si misma. Aunque sea mujer, si que merecia mi respeto porque tenia todo lo varonil que necesita un barco pirata, al contrario del Cormorán. Al estar delante de ella solo mencioné el mensaje de Tabs y le dejé una botella de ron cogida prestada de algun grumete del barco de la Quimera. Me retiré de allí en silencio y cerré la puerta. Me fui del Darken, supongo que esta vez para siempre. Sabía que hasta que los barcos no estuvieran reparados no iban a seguir al Gran Saqueo pero tenía que seguir mi rumbo, mi misión. Remé con mi barca hasta la próxima parada.
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Llegué a un barco normal, con una tripulación normal de toda clase. Al fin un barco con una tripulación normal y no con rarezas. Así que me subieron a la cubierta y habia una cria de quince inviernos que estaba rodeado de tripulantes. Me imagine que era la hija de la Capitana así que me acerque a ella y pregunté.
- Dónde esta tú mama? La Capitana Mara. -Decía con incredulidad a la cría de quince años.-
Los tripulantes sacaron sus armas y me apuntaron. Levanté las manos rendido. Miraba alrededor incredulo ¿Qué esta pasando? ¿Qué hice? No entendía nada.
- Ella es la Capitana Mara! -Decía uno de los tripulantes que estaba cerca de ella. Ella alzo la mano y todos los tripulantes de la cubierta bajaron las armas.-
En aquel momento solo transmití el mensaje de Tabs a la Capitana Mara, quería irme de allí antes de que me arrancaran la lengua y me hicieran un collar. Así que tras pedirle disculpas a esta criaja, me dirigi a mi barca y me bajaron de mala manera. Supongo que por "insultar" a la Capitana y sobrevivir tras ello pero no sabía. Cuando remé hacia la próxima parada, volvi a pensar en mis palabras iniciales.
- Esta es la hija adoptiva de Valeska. Porque si no, no entiendo como es Capitana. -Decía en voz baja mientras remaba con su barca a la próxima parada.-
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Habia pasado por el resto de barcos siendo muy directos y concisos, sin perder el tiempo al resto, aunque pasé de largo el barco de la Capitana Fina, se me fue la olla. Aunque llegué a la Tormenta antes del Espectro. Me subieron unas criaturas extrañas y exóticas, habia unas elfas del bosque con poca ropa, la cual me enseñaban los dientes como salvajes. Fuera de lo normal. Era una tripulación extraña y exotica. Eso si, a las elfas las em...brbrbrbr... Como iba diciendo, me indicaron a la Capitana Lilith. Golpee, me dejo entrar a su camarote y le mandé el mensaje. Al acercarme a ella tenia a tres pequeñas criaturas pequeñas del tamaño del dedo índice. Empezaron a volar sobre mi, arrancandome algun pelo de la barba, a tocarme la piel, a tirarme polvo en la nariz y estornudar.
- Ashuuu! -Estornudó.- ¡No me gusta estas bromas!. -Decía el enano mientras se mosqueaba, lanzando manotazos al aire, como cual intenta golpear a una mosca.-
- Jijijiji .... Jijijiji... No le gusta... Jijijiji
La Capitana Lilith reía por la escena que veía. Parecía que hacia años que no se reía tanto como aquel momento. El enano mosqueado se marcho de allí antes de que aplastara a una de esas pixies adorables y bromistas. Se fue de allí con gruñidos por parte de las elfas salvajes. Subí cuanto antes al barco y remé hasta el Espectro. Hizo un corte de mangas también, mientras se dirigia al Espectro.
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Al acercarme al Espectro, vi al semielfo aquel que grito con fuerza.
- ¡ESTA AQUI! ¡BHORGÜIM HA VUELTO! -Decía el semielfo a los tripulantes.-
- ¡Brindad compañeros, yoho! -Decía mientras alzaba su petate de ron y daba un sorbo. Guiño el ojo a su púpilo.-
Se acercaron los tripulantes y le hicieron subir por la polea. Llego a la cubierta y estaba en frente el Capitán Harris. Me acompaño solamente los dos dentro del Camarote a entregarle el mensaje. Tras eso, le dije claramente que todavía me faltaba dar el mensaje a la Capitana Fina, que creía que el barco que habia cruzado era el Nightmare pero se había equivocado. Así que tras entregarle el mensaje volvio a salir para hacer su misión. Sin antes de despedirse del semielfo.
- Como fue por aqui? -Decía el enano al semielfo.- Trabajando duramente, pocos daños hemos tenido, tenias razón un Galeón resiste bastante bien. -Decía el semielfo entusiasmado.- Claro que si, grumete, ya te lo dije. Bhorgüim no te va a mentir. Ahora me tengo que ir, que me falta ir al Ejecutor a entregar el mismo mensaje a la Capitana Fina. No te preocupes, volveré.
Me dirigi al bote de nuevo, volvi a remar y esta vez al lado contrario. Tenia que volver atrás hasta ir al Ejecutor, se me paso. Creía que era el Nightmare, no importa después de todo solo me faltaba a la Capitana Fina y ya estaria hecho mi misión. Volví a cantar mientras volvia a remar.
Somos Canallas de la Mar,
Brindad compañeros, yo ho!
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Remé, remé y paré para dar un golpe de Ron Volátil. Me iba a caer bronca, posiblemente, por saltarme el barco de la Capitana Fina pero es igual. Mi astucia iba a ser suficiente para engatusarla y enamorarla, bueno a tanto no creo. Tras remar un par de minutos hasta llegar hasta ella, al cual parecia que conseguí habilidad en el remo de bote, me subieron hasta arriba de la polea. Se me acercaron los tripulantes y me indicaron donde esta la Capitana Fina aunque cuando llegue encima de la cubierta escuché un !Barco a la Vista!. Saque mi Catalejo ornamentado de cobre pero suficiente para ver, lo robé claro esto. Miré tras él y era cierto, un barco de Triskel, de los que tienen oro, armas, joyas y mujeres para explotarlas en algun burdel de Nehmen. Era buen saqueo de camino, aunque podría ser un señuelo, aunque miré por el resto del mar y no parecia que hubiera nada más. El caso es que decidi descansar, habia echo un largo viaje y... Que coño, quería saquear ese barco y llevarme mi parte, no iba a desaprovechar una oportunidad como esta. Quería ir a ver a la Capitana Fina pero se habia negado, parecia estar armando el barco a reparar cuanto antes el barco antes de atenderme y dar mi mensaje.
Tras un rato encima de la cubierta, vi a una muchacha guapetona de cabellos negros y de buenas curvas. Le guiñe el ojo y pase por delante de ella, tenia que ver a la Capitana Fina y transmitir mi mensaje. Al llegar golpee varias veces la puerta hasta que me dejaron entrar. Una vez entre la Capitana me estaba mirando y meneo la mano indicandome que hablara. Transmiti el mensaje y quiso saber que quería hacer con el barco a la deriva. Cogí aire y transmiti mi pensamiento como un Capitán Pirata.
- Yo lo que haría es saquearlo. Ir, abordarlo y saquearlo. Vi con mi catalejo que no hay barco a las cercanias, aunque puede ser una trampa mágica o alguna tonteria de estás pero quien no arriesga no gana. No solamente eso, se podría usar ese barco de Triskel para que Moselec pensara que el ataque viene de Triskel y crear una guerra de grandes dimensiones para aprovechar a saquear mientras los duques e imbeciles se matan entre ellos. -Sonreía mientras decía su plan e idea. Quería ser directo y conciso aprovechando la oportunidad que le daban.- Si no os gusta la idea, saquead el barco y coger el barco para añadirlo al Vendaval. Convertirlo en un barco pirata. Y que alguien sea Capitán de ese barco -Se señala a sí mismo.- Fiel a Velaska -Volvio a aseñalarse a sí mismo.- Y con grandes dotes de Piratería -Por ultima vez se señalo a sí mismo, mientras se marchaba a asentarse a ver que opinaba la Capitana.- Un barco más para el Vendaval. Un barco más para los Piratas. Un nuevo hogar para los Huerfanos del Mar. Ya me entendeis Capitana. -Sonreía mientras dejaba de hablar y aprovechaba para beber de la botella de ron que habia encima de la mesita, rellenando un vaso y bebiendo de ella.-
Última edición por Bhorgüim el 23/08/16, 12:19 pm, editado 1 vez
Bhorgüim- Cantidad de envíos : 16
Re: Rumbo a Moselec (Trama 3)
Sophitia era capaz de soportar mucha clase de insultos, para poder vivir entre piratas lo mejor era acostumbrarse rápidamente a que te menospreciaran en todos los aspectos posibles y no mostrarse mosqueado por eso. Así que la joven era capaz de aguantar que la trataran de idiota, mujerzuela, chiquilla, impertinente, y demás.... Pero sí había algo que le molestaba es que pusieran en duda su capacidad como pirata.
Las palabras de la Capitana Fina fueron como una cachetada en pleno rostro, aunque lo único que dejó escapar Sophitia fue una inhalación profunda, seguido de un silencio serio. El aire entre ambas mujeres era tan denso que parecía que podría cortarse con un cuchillo, ambas tenían mucho carácter, ambas creían firmemente estar en lo cierto, pero una era capitana y la otra solo un marinero más.
¿Como explicaba lo que había pasado bajo cubierta durante la tormenta? Cualquier cosa que dijera en ese momento sonaría a excusa, así que no tenía sentido explicarlo. En cierto modo agradeció el que apareciera un barco, porque quedarse parada en silencio solo arruinaría más la ya de por sí mala imagen que tenía Fina de ella. Sophitia seguía convencida de que había algo extraño, que esa tormenta tenía que ser un mensaje de Valeska, pero sin posibilidad de que su Capitana le hiciera caso, solo le quedaba cumplir con su trabajo.
Se acercó a estribor junto con los demás, aunque para los que estaban abajo el barco era apenas visible a la distancia. Una sola embarcación andando por los mares, cerca de Nehmen, y por el momento sin una guardia importante... Sonaba como a algo demasiado bueno para ser verdad. La muchacha miró a Fina antes de que fuera a reunirse con los demás capitanes, estaba segura que decidirían atacar al barco y seguir con esa loca travesía aún cuando las embarcaciones no estaban en optimas condiciones. Pero ya no era su problema...
Se dió la vuelta y fue con el resto de sus compañeros, tenían que reparar todo lo que pudieran antes de que los mandaran al ataque, o que a Tabs se le ocurriera dar la orden de continuar con la travesía. Como era más liviana que la mayoría de los piratas se ofreció para que la subieran hasta la vela menor para poder así remendarla lo mejor posible.
Al parecer la decisión de atacar correría por cuenta de todos, cuando llegó el momento de votar Sophitia se sumó a la idea de "dejarlo pasar", tal vez eso solo agregaría más razones para que Fina pensara que era una cobarde, pero poco importaba. Su prioridad era clara, reparar los barcos y continuar con el ataque en las mejores condiciones y con todos los hombres que les quedaban, no valía la pena arriesgarse a perder más vidas.
Las palabras de la Capitana Fina fueron como una cachetada en pleno rostro, aunque lo único que dejó escapar Sophitia fue una inhalación profunda, seguido de un silencio serio. El aire entre ambas mujeres era tan denso que parecía que podría cortarse con un cuchillo, ambas tenían mucho carácter, ambas creían firmemente estar en lo cierto, pero una era capitana y la otra solo un marinero más.
¿Como explicaba lo que había pasado bajo cubierta durante la tormenta? Cualquier cosa que dijera en ese momento sonaría a excusa, así que no tenía sentido explicarlo. En cierto modo agradeció el que apareciera un barco, porque quedarse parada en silencio solo arruinaría más la ya de por sí mala imagen que tenía Fina de ella. Sophitia seguía convencida de que había algo extraño, que esa tormenta tenía que ser un mensaje de Valeska, pero sin posibilidad de que su Capitana le hiciera caso, solo le quedaba cumplir con su trabajo.
Se acercó a estribor junto con los demás, aunque para los que estaban abajo el barco era apenas visible a la distancia. Una sola embarcación andando por los mares, cerca de Nehmen, y por el momento sin una guardia importante... Sonaba como a algo demasiado bueno para ser verdad. La muchacha miró a Fina antes de que fuera a reunirse con los demás capitanes, estaba segura que decidirían atacar al barco y seguir con esa loca travesía aún cuando las embarcaciones no estaban en optimas condiciones. Pero ya no era su problema...
Se dió la vuelta y fue con el resto de sus compañeros, tenían que reparar todo lo que pudieran antes de que los mandaran al ataque, o que a Tabs se le ocurriera dar la orden de continuar con la travesía. Como era más liviana que la mayoría de los piratas se ofreció para que la subieran hasta la vela menor para poder así remendarla lo mejor posible.
Al parecer la decisión de atacar correría por cuenta de todos, cuando llegó el momento de votar Sophitia se sumó a la idea de "dejarlo pasar", tal vez eso solo agregaría más razones para que Fina pensara que era una cobarde, pero poco importaba. Su prioridad era clara, reparar los barcos y continuar con el ataque en las mejores condiciones y con todos los hombres que les quedaban, no valía la pena arriesgarse a perder más vidas.
Sophitia- Cantidad de envíos : 955
Re: Rumbo a Moselec (Trama 3)
John daba indicaciones lo mejor que podía, gritando a toda voz para que el capitán y el primer oficial pudieran escucharlas, en mas de una ocasión casi le dan de lleno a las olas pero viraban justo a tiempo, la tormenta duró poco, se fue tan rápido como llegó, pero fue dura contra la flota pirata, muchos barcos resultaron dañados pero La Peregrina había salido bien del aprieto, al bajar del puesto del vigía un oficial envió al joven pirata a revisar que no faltara ningún diente de los engranajes de un mecanismo del capitán, John no tenía ni idea de lo que hacia la máquina pero obedeció sin chistar.
Luego de un rato se acercó el mismo Salem a darle un cumplido por el trabajo realizado, este le estrechó la mano y fue un agarre fuerte - Gracias capitán hacia lo que debía dijo con una sonrisa algo forzada por el dolor.
En ese momento se escuchó la alerta del vigía, Salem salió disparado hacia la barandilla y luego hacia el palo mayor, John se acercó a mirar y en efecto una nave del ejército de trinacria se veía a la distancia, John las conocía muy bien pues él era oriundo de la isla, mas allá de la bandera, conocía la forma en la que construían esas embarcaciones, no había duda, pero el dilema aquí era que venia sola y eso era muy sospechoso.
Tarabas comenzó a dar órdenes, los quería a todos en sus posiciones y a La Peregrina lista para combatir o huir dependiendo de la decisión del capitán, John salió de sus pensamientos y puso manos a la obra, no le daría razón al primer oficial para que lo castigara.
Al cabo de un rato estaba todo listo, los mensajeros iban y venían todas las naves eran un hervidero de actividad, Salen pidió a sus tripulantes que voten para ver que hacian, cuando llego el turno de John aclaro su garganta y dijo - Señor conosco esas naves, no viajan solas, o son escoltadas por dos goletas o esta nave y otra mas escoltan un galeón - el pirata sintió como la atención de sus compañeros se fijaba en él pero continuo - Señor salimos de la tormenta, Moselec es el objetivo de la reina, no enfrascarnos en batalla con Triskel, sigamos el plan, luchar ahora por un barco cuando nuestra meta es una ciudad no nos llevaría a nada. John se quedo callado mirando a su capitán tratando de mostrarle con su mirada que hablaba con lógica y no con miedo, sabia que un barco contra una flota era fácil pero si no era solo un barco, en el mejor de los casos habría dos goletas pero una podría huir y dar aviso al ducato de Triskel que una gran flota de piratas se moviliza y eso seria llamar a mas problemas.
Luego de un rato se acercó el mismo Salem a darle un cumplido por el trabajo realizado, este le estrechó la mano y fue un agarre fuerte - Gracias capitán hacia lo que debía dijo con una sonrisa algo forzada por el dolor.
En ese momento se escuchó la alerta del vigía, Salem salió disparado hacia la barandilla y luego hacia el palo mayor, John se acercó a mirar y en efecto una nave del ejército de trinacria se veía a la distancia, John las conocía muy bien pues él era oriundo de la isla, mas allá de la bandera, conocía la forma en la que construían esas embarcaciones, no había duda, pero el dilema aquí era que venia sola y eso era muy sospechoso.
Tarabas comenzó a dar órdenes, los quería a todos en sus posiciones y a La Peregrina lista para combatir o huir dependiendo de la decisión del capitán, John salió de sus pensamientos y puso manos a la obra, no le daría razón al primer oficial para que lo castigara.
Al cabo de un rato estaba todo listo, los mensajeros iban y venían todas las naves eran un hervidero de actividad, Salen pidió a sus tripulantes que voten para ver que hacian, cuando llego el turno de John aclaro su garganta y dijo - Señor conosco esas naves, no viajan solas, o son escoltadas por dos goletas o esta nave y otra mas escoltan un galeón - el pirata sintió como la atención de sus compañeros se fijaba en él pero continuo - Señor salimos de la tormenta, Moselec es el objetivo de la reina, no enfrascarnos en batalla con Triskel, sigamos el plan, luchar ahora por un barco cuando nuestra meta es una ciudad no nos llevaría a nada. John se quedo callado mirando a su capitán tratando de mostrarle con su mirada que hablaba con lógica y no con miedo, sabia que un barco contra una flota era fácil pero si no era solo un barco, en el mejor de los casos habría dos goletas pero una podría huir y dar aviso al ducato de Triskel que una gran flota de piratas se moviliza y eso seria llamar a mas problemas.
Re: Rumbo a Moselec (Trama 3)
Tras las rápidas votaciones y tras la extraña tormenta, aun en vistas de reparar los daños parecía que las votaciones se inclinaban a favor de dejar al barco olvidado a la deriva. Salem no veía ningún interés en el barco a la deriva y optaba por compartir la opinión de la mayoría de su tripulación: ignorar el barco. Morgan prefería acercarse al barco y llevarse las armas que pudieran y, ya de paso, los tesoros, a cambio de lo que habían perdido en la tormenta, pero las opiniones en su barco se inclinaban más por destruirlo. En el barco de Fina había mucha disparidad de opiniones, estaban los más prudentes que optaban por destruirlo, los que como Borghüim pensaban que sería una buena adquisición y los que preferían no dejar rastro del barco por si venían más en su ayuda, Fina se encontraba indecisa, por lo que finalmente optó por una breve reunión con Salem y Morgan en su barco.
Junto a Morgan venía el pequeño Kender y 2 tripulantes más en la barca. Salem había pedido a John y el joven muchacho que había hablando con este último para acompañarles y remar de camino al barco de Fina.
Una vez en El Ejecutor, se metieron en el camarote de la Capitana a discutir sobre el asunto mientras las reparaciones continuaban. Apenas media hora después volvían a salir satisfechos con la decisión tomada. Mandarían un pequeño grupo al barco (que estaría compuesto por miembros de las tres naves), para que exploraran y valoraran la situación, los cañones estarían dispuestos para cualquier trampa o imprevisto y, si el pequeño grupo volvía con noticias de algo que mereciera la pena, asaltarían el barco, en caso contrario lo destruirían.
Del barco de Salem solo podía ir John, el otro joven marinero no inspiraba mucha confianza al gnomo, aun le faltaba curtirse un poco más para una misión tan importante. Morgan mandó al kender y otro de sus hombres para mantenerlo un poco a raya. Fina decidió mandar a Bhorgüim en representación del barco de Harris al que tenía en alta estima, y a Sophitia para ofrecerle una nueva oportunidad de demostrar su valor y que era capaz de seguir las órdenes de un capitán.
Una vez estuvo todo decidido y organizado, prepararon una barca para los 5 inmediatamente y partieron rumbo al barco del Triskel, No había opción a protestas ni quejas, ninguno de los capitanes dio pie a ello, ni había tiempo ni humor, las reparaciones debían continuar a toda velocidad para partir cuanto antes rumbo a Moselec de nuevo.
20 minutos a remo y llegarían a su destino. Por el camino nada parecía indicar que el barco tuviera intenciones de defenderse, ni tampoco había ningún otro barco a la vista ni acercándose, el barco estaba a la deriva sin rumbo fijo.
Al llegar a destino, se podía observar que era uno de los barcos más antiguos de la flota del Triskel y que también había sufrido a manos de la tormenta, no se hundirían pero aquel barco tampoco llegaría muy lejos sin ser remolcado. Sobre la cubierta no se veía nada fuera de lo normal, salvo que estaba desierta y desordenada. Solo el ruido de la puerta de entrada a los camarotes golpeando una y otra vez sobre la pared rompía el denso silencio que se respiraba allí
Junto a Morgan venía el pequeño Kender y 2 tripulantes más en la barca. Salem había pedido a John y el joven muchacho que había hablando con este último para acompañarles y remar de camino al barco de Fina.
Una vez en El Ejecutor, se metieron en el camarote de la Capitana a discutir sobre el asunto mientras las reparaciones continuaban. Apenas media hora después volvían a salir satisfechos con la decisión tomada. Mandarían un pequeño grupo al barco (que estaría compuesto por miembros de las tres naves), para que exploraran y valoraran la situación, los cañones estarían dispuestos para cualquier trampa o imprevisto y, si el pequeño grupo volvía con noticias de algo que mereciera la pena, asaltarían el barco, en caso contrario lo destruirían.
Del barco de Salem solo podía ir John, el otro joven marinero no inspiraba mucha confianza al gnomo, aun le faltaba curtirse un poco más para una misión tan importante. Morgan mandó al kender y otro de sus hombres para mantenerlo un poco a raya. Fina decidió mandar a Bhorgüim en representación del barco de Harris al que tenía en alta estima, y a Sophitia para ofrecerle una nueva oportunidad de demostrar su valor y que era capaz de seguir las órdenes de un capitán.
Una vez estuvo todo decidido y organizado, prepararon una barca para los 5 inmediatamente y partieron rumbo al barco del Triskel, No había opción a protestas ni quejas, ninguno de los capitanes dio pie a ello, ni había tiempo ni humor, las reparaciones debían continuar a toda velocidad para partir cuanto antes rumbo a Moselec de nuevo.
20 minutos a remo y llegarían a su destino. Por el camino nada parecía indicar que el barco tuviera intenciones de defenderse, ni tampoco había ningún otro barco a la vista ni acercándose, el barco estaba a la deriva sin rumbo fijo.
Al llegar a destino, se podía observar que era uno de los barcos más antiguos de la flota del Triskel y que también había sufrido a manos de la tormenta, no se hundirían pero aquel barco tampoco llegaría muy lejos sin ser remolcado. Sobre la cubierta no se veía nada fuera de lo normal, salvo que estaba desierta y desordenada. Solo el ruido de la puerta de entrada a los camarotes golpeando una y otra vez sobre la pared rompía el denso silencio que se respiraba allí
- fdi:
- Rangashellof no puede participar este turno y por eso nos la saltamos, el siguiente seguirá su orden normal, Sophitia, John, Ras y Borgüim.
Por favor no os adelantéis a lo que encontráis en el barco
Narrador- Cantidad de envíos : 157
Re: Rumbo a Moselec (Trama 3)
Luego de la discusión lo que menos se esperaba Sophitia es ser una de las elegidas para ir en el grupo de exploración, estaba realmente sorprendida, pero al instante un segundo pensamiento fue tomando fuerza hasta volverse una certeza: Era un modo de domarla. Estaba poniéndola a prueba, la orden iba acompañada de un “Y esta vez hazlo bien”, podría haberse ofendido, pero no estaba en posición de enojarse, aceptó la orden sin rechistar y se subió junto a los demás en el bote.
El reencuentro con John fue recibido con una sonrisa y una fuerte palmada en el hombro, entre piratas eso solo ya era suficiente muestra de cariño.
-Así que te las arreglaste para que te trajeran ¿eh? - Le dijo al hombre mientras le daba una nueva palmada - Y ahora aunque quieran ya es tarde para que te devuelvan a tierra, jajaja.
Lo que la pirata no llegaba a entender es como el kender había llegado allí, la última vez que lo había visto estaba desmayado en el cuarto que alquilaba en nehmen, y se suponía que ahí es donde debería seguir. Pero... de alguna manera.... Había embarcado y al parecer ganado cierta confianza de uno de los capitanes... La vida estaba llena de sorpresas.
De cualquier manera, la muchacha habló poco hasta que llegaron al barco, estaba algo inquieta y cuando llegaron su turbación solo aumento. Podía haber una explicación racional para todo eso, quizás todos habían sido arrojados al mar por la tormenta, tal vez el barco estaba amarrado en una de las costas y se había soltado, o quizás habían abandonado la nave por propia voluntad al ver que estaba próxima a hundirse.
Sea como fuere, a Sophitia no le gustaba nada el ambiente que se sentía en ese lugar.
-Revisemos rápido a ver si tiene algo en el cargamento que valga la pena y larguémonos de aquí - Intentaba no transmitir nerviosismo en su tono de voz. El silencio sepulcral era casi palpable, y cada paso que daban era acompañado de un rechinar de tablas, nunca se había percatado de lo ruidoso que podía ser un barco - Que mierda de sitio...
Se sentía como estar saqueando una tumba, todo el mundo sabía que era de mala suerte hacer eso, solo la clase más baja de bandido le quitaba sus cosas a los muertos.... Al menos a los muertos y enterrados.
El reencuentro con John fue recibido con una sonrisa y una fuerte palmada en el hombro, entre piratas eso solo ya era suficiente muestra de cariño.
-Así que te las arreglaste para que te trajeran ¿eh? - Le dijo al hombre mientras le daba una nueva palmada - Y ahora aunque quieran ya es tarde para que te devuelvan a tierra, jajaja.
Lo que la pirata no llegaba a entender es como el kender había llegado allí, la última vez que lo había visto estaba desmayado en el cuarto que alquilaba en nehmen, y se suponía que ahí es donde debería seguir. Pero... de alguna manera.... Había embarcado y al parecer ganado cierta confianza de uno de los capitanes... La vida estaba llena de sorpresas.
De cualquier manera, la muchacha habló poco hasta que llegaron al barco, estaba algo inquieta y cuando llegaron su turbación solo aumento. Podía haber una explicación racional para todo eso, quizás todos habían sido arrojados al mar por la tormenta, tal vez el barco estaba amarrado en una de las costas y se había soltado, o quizás habían abandonado la nave por propia voluntad al ver que estaba próxima a hundirse.
Sea como fuere, a Sophitia no le gustaba nada el ambiente que se sentía en ese lugar.
-Revisemos rápido a ver si tiene algo en el cargamento que valga la pena y larguémonos de aquí - Intentaba no transmitir nerviosismo en su tono de voz. El silencio sepulcral era casi palpable, y cada paso que daban era acompañado de un rechinar de tablas, nunca se había percatado de lo ruidoso que podía ser un barco - Que mierda de sitio...
Se sentía como estar saqueando una tumba, todo el mundo sabía que era de mala suerte hacer eso, solo la clase más baja de bandido le quitaba sus cosas a los muertos.... Al menos a los muertos y enterrados.
Sophitia- Cantidad de envíos : 955
Re: Rumbo a Moselec (Trama 3)
Luego de la pequeña reunión de capitanes Salem le informo a John que iría en el grupo de exploración, la idea no lo entusiasmaba demasiado pero las ordenes del capitán había que cumplirlas, si algo salia mal aun podía confiar en sus sables para tratar de salir bien parado de la situación.
Encontrarse con Sophitia había sido agradable, y mas aun que la enviaran también en el grupo, ya la conocía y sabia que podría confiar en ella en caso de una pelea.
-A Tabs no le dará gracia saber que logre venir, espero volver a verlo y terminar la pequeña pelea que tuvimos - le comento el pirata con una sonrisa
Miro a los que lo acompañaban en la pequeña barca y cuando vio al Kender se sorprendió, como demonios había llegado ese ser hasta aquí
En el viaje John fue en silencio con todos sus sentidos puestos en la nave, si era una trampa y fingían ser un barco vació la disciplina en esa nave era muy buena por que no se escuchaba ningún sonido, y el pirata no creía que toda la tripulación de militares entrenados se haya caído por la borda en la tormenta, algo extraño había en todo esto.
- Hay algo raro con todo esto, conozco a la milicia de Triskel no actúan así John caminaba con cuidado y ya tenia sus sables en mano, no dejaría que nada lo sorprendiera desprevenido.
Encontrarse con Sophitia había sido agradable, y mas aun que la enviaran también en el grupo, ya la conocía y sabia que podría confiar en ella en caso de una pelea.
-A Tabs no le dará gracia saber que logre venir, espero volver a verlo y terminar la pequeña pelea que tuvimos - le comento el pirata con una sonrisa
Miro a los que lo acompañaban en la pequeña barca y cuando vio al Kender se sorprendió, como demonios había llegado ese ser hasta aquí
En el viaje John fue en silencio con todos sus sentidos puestos en la nave, si era una trampa y fingían ser un barco vació la disciplina en esa nave era muy buena por que no se escuchaba ningún sonido, y el pirata no creía que toda la tripulación de militares entrenados se haya caído por la borda en la tormenta, algo extraño había en todo esto.
- Hay algo raro con todo esto, conozco a la milicia de Triskel no actúan así John caminaba con cuidado y ya tenia sus sables en mano, no dejaría que nada lo sorprendiera desprevenido.
Re: Rumbo a Moselec (Trama 3)
Cuando me dijeron que tenia que ir en barca a ese barco de Triskel, mi cabeza se descoloco. Como haya joyas, oro y fulanas esclavizadas, creo que va a haber pelea. Aún así, parece ser que estaré en el grupo de exploración con varios piratas y una mujer. Ah y se me olvidaba, un Kender que parece la máscota de Morgan que otra cosa, al menos eso me demostro en la reunión. Nos embarcamos en aquella barca y solo escuchaba los comentarios de la mujer y del otro tipo. Parecia que se conocian, así que si hubiera problemas con el botin, tendria que salvarmelas por mi mismo. Por suerte, un pirata como yo tiene un as bajo la manga. Habría que tener cuidado.
Remaron y yo me estaba tocando los huevos, bebia de mi petate y escuchaba lo que comentaban. Realmente el tipo, tenia razón, es raro que un barco este tan desolado, conociando a los militares de Triskel y de los otros ducados, no actuan así o quizá sea una nueva táctica de algun joven militar que quiere alcanzar la gloria y la fama para el Rey de Triskel. En ese caso tendremos que ir al barco y ver que hay, aunque sería una buena adquisicion para el Sable de Vendaval, cuantos más barcos, más saqueo habrá. Si la Reina Velaska estuviera aqui, me daría la razón. Me tome la libertad de tomar las riendas de un plan, no iba a salir de aqui sin nada, al menos que sea mi vida.
- A ver compañeros del mar cerrado, no me conoceis de nada, ni yo tampoco a vosotros pero me importa un bledo. Estamos en la misma barca y tenemos que formar un plan. Mi plan es el siguiente: Subimos a la cubierta, miramos que hay, si hay botin enviamos a ti -Señalando a Sophitia.- y a ti -Señalando a John.- para que volvais a informar del botin y de lo que hay aqui. El resto nos quedaremos aqui vigilando. Si no hay botin y es una trampa, volvemos todos y salvese quien pueda. La clara supervivencia. Yo veo buen plan, la verdad. Si estamos en el barco y hay una tormenta, pues entonces nos vamos a quedar bajo cubierta, porque volver en barca es la muerte al ochenta por ciento. Si es obra de alguna bestia mistica o magia... Estamos perdidos, bueno más bien salvese quien pueda. Si nos acercamos y hay alguien, ya nos habrá visto y sabrán que estamos ahi.
Yo les contaba el plan pero ya estabamos cerca del barco. Solo quedaba subir y ver que hay. No sé ellos pero yo voy a ir directo a la bodega del barco y como haya joyas, me voy a llevar oro por un tubo incluso si hace falta ponerme monedas en la raja del culo, yo no voy a morir sin nada a cambio. De momento, vamos a emborrachar al Kender para que así nos haga de escudo humano en la huida.
- Por cierto pequeño Kender, si sois un pirata debeis de beber ron, así que no seas maleducado y bebe. -Le extendia el petate de ron al Kender.- No rechaces una oferta tan ejemplar, compañero. Brinda conmigo, ja ja ja.
Remaron y yo me estaba tocando los huevos, bebia de mi petate y escuchaba lo que comentaban. Realmente el tipo, tenia razón, es raro que un barco este tan desolado, conociando a los militares de Triskel y de los otros ducados, no actuan así o quizá sea una nueva táctica de algun joven militar que quiere alcanzar la gloria y la fama para el Rey de Triskel. En ese caso tendremos que ir al barco y ver que hay, aunque sería una buena adquisicion para el Sable de Vendaval, cuantos más barcos, más saqueo habrá. Si la Reina Velaska estuviera aqui, me daría la razón. Me tome la libertad de tomar las riendas de un plan, no iba a salir de aqui sin nada, al menos que sea mi vida.
- A ver compañeros del mar cerrado, no me conoceis de nada, ni yo tampoco a vosotros pero me importa un bledo. Estamos en la misma barca y tenemos que formar un plan. Mi plan es el siguiente: Subimos a la cubierta, miramos que hay, si hay botin enviamos a ti -Señalando a Sophitia.- y a ti -Señalando a John.- para que volvais a informar del botin y de lo que hay aqui. El resto nos quedaremos aqui vigilando. Si no hay botin y es una trampa, volvemos todos y salvese quien pueda. La clara supervivencia. Yo veo buen plan, la verdad. Si estamos en el barco y hay una tormenta, pues entonces nos vamos a quedar bajo cubierta, porque volver en barca es la muerte al ochenta por ciento. Si es obra de alguna bestia mistica o magia... Estamos perdidos, bueno más bien salvese quien pueda. Si nos acercamos y hay alguien, ya nos habrá visto y sabrán que estamos ahi.
Yo les contaba el plan pero ya estabamos cerca del barco. Solo quedaba subir y ver que hay. No sé ellos pero yo voy a ir directo a la bodega del barco y como haya joyas, me voy a llevar oro por un tubo incluso si hace falta ponerme monedas en la raja del culo, yo no voy a morir sin nada a cambio. De momento, vamos a emborrachar al Kender para que así nos haga de escudo humano en la huida.
- Por cierto pequeño Kender, si sois un pirata debeis de beber ron, así que no seas maleducado y bebe. -Le extendia el petate de ron al Kender.- No rechaces una oferta tan ejemplar, compañero. Brinda conmigo, ja ja ja.
- FDI:
- Si el kender rechaza la bebida de ron de Bhorgüim, este seguiria insistiendo hasta llegar en el barco, ahi ya no te insistiria más xDD.
Bhorgüim- Cantidad de envíos : 16
Re: Rumbo a Moselec (Trama 3)
La puerta de los camarotes seguía golpeando al ritmo del aire y el balanceo de las olas, parecía casi un barco fantasma, pero incluso los barcos fantasmas eran más ruidosos, se podía oír el crujir de las tablas o respiraciones o sonidos extraños provenientes no se sabe de dónde. Pero en aquella embarcación, El Shinigami, era tan silenciosa que parecía antinatural.
Observando con más detalle la cubierta se podía descubrir que hacía demasiado tiempo que nadie la limpiaba; no era solo el desorden que podía haber ocasionado la tormenta, se veía pisadas por todas partes, vómitos y hasta orines que las olas y la tormenta no había conseguido llevarse con ella.
El viento cambió su sentido y una bofetada de olor a vómitos, orines, suciedad y enfermedad llegó hasta los recién llegados. Era un olor vomitivo, casi costaba imaginar que alguien pudiera vivir de aquella manera. Desde luego los soldados de Trinacria no se caracterizaban por ser tan desordenados y guarros. Más bien tenían fama de ser los más pulcros de todos los de la zona.
Había dos puertas sobre cubierta, una llevaba a los camarotes de la tripulación, la bodega y el resto del barco, y la otra daba directamente al camarote del capitán y su despacho. Al contrario que la otra puerta esta estaba completamente cerrada, no solo con llave parecía tener algo pesado bloqueando la entrada. Entrar para descubrir que escondía en su interior requeriría habilidad para forzar cerraduras y fuerza bruta, mucha fuerza. No sería imposible pero si complicado.
Entrando por la otra puerta se llegaba a los camarotes. Desde la entrada se podía observar que no estaba completamente vacía, muchos hombres descansaban en sus hamacas. Sin embargo no se oía ni un ronquido, ni tan siquiera el ruido de una respiración. Acercándote a las hamacas podías descubrir el motivo por el que no se podía escuchar nada: Todos estaban muertos, algunos tenían caras de terror, otros parecían haber muerto de hambre, algunos parecían enfermos… pero todos estaban muertos.
Si alguien era capaz de seguir explorando el barco ignorando a los muertos y las ratas que empezaban a devorar algunos cadáveres, llegarían a las bodegas, donde descubrirían que había muchos barriles, una mesa a un lado de los barriles donde descansaban muchas herramientas y una cortina al fondo de la bodega tapando algo grande.
Observando con más detalle la cubierta se podía descubrir que hacía demasiado tiempo que nadie la limpiaba; no era solo el desorden que podía haber ocasionado la tormenta, se veía pisadas por todas partes, vómitos y hasta orines que las olas y la tormenta no había conseguido llevarse con ella.
El viento cambió su sentido y una bofetada de olor a vómitos, orines, suciedad y enfermedad llegó hasta los recién llegados. Era un olor vomitivo, casi costaba imaginar que alguien pudiera vivir de aquella manera. Desde luego los soldados de Trinacria no se caracterizaban por ser tan desordenados y guarros. Más bien tenían fama de ser los más pulcros de todos los de la zona.
Había dos puertas sobre cubierta, una llevaba a los camarotes de la tripulación, la bodega y el resto del barco, y la otra daba directamente al camarote del capitán y su despacho. Al contrario que la otra puerta esta estaba completamente cerrada, no solo con llave parecía tener algo pesado bloqueando la entrada. Entrar para descubrir que escondía en su interior requeriría habilidad para forzar cerraduras y fuerza bruta, mucha fuerza. No sería imposible pero si complicado.
Entrando por la otra puerta se llegaba a los camarotes. Desde la entrada se podía observar que no estaba completamente vacía, muchos hombres descansaban en sus hamacas. Sin embargo no se oía ni un ronquido, ni tan siquiera el ruido de una respiración. Acercándote a las hamacas podías descubrir el motivo por el que no se podía escuchar nada: Todos estaban muertos, algunos tenían caras de terror, otros parecían haber muerto de hambre, algunos parecían enfermos… pero todos estaban muertos.
Si alguien era capaz de seguir explorando el barco ignorando a los muertos y las ratas que empezaban a devorar algunos cadáveres, llegarían a las bodegas, donde descubrirían que había muchos barriles, una mesa a un lado de los barriles donde descansaban muchas herramientas y una cortina al fondo de la bodega tapando algo grande.
Narrador- Cantidad de envíos : 157
Re: Rumbo a Moselec (Trama 3)
Sophitia miró seria al enano y no le dijo nada, eso podía ser interpretado como que le haría caso... O como que seguiría su propio plan pero que no tenía ganas de discutir.
Un terrible olor invadió sus fosas nasales cuando el viento cambio de curso, y la pirata tuvo que hacer un esfuerzo importante para no empezar a sentir arcadas, se tapó rápidamente nariz y boca con el brazo, en un intento por evitar el nauseabundo aroma. Los barcos piratas no eran exactamente un ejemplo de limpieza y pulcritud, pero tenían un límite, ningún marinero viajaría con semejante inmundicia a bordo.
La muchacha se dirigió primero hacia la recámara del capitán, giró la manija y empujó, pero la puerta ni se inmuto, la golpeó varias veces con el hombro y el resultado fue el mismo. Extrañada, apoyó la oreja para intentar oír sí quizás había alguien atrincherado dentro, algún sobreviviente tal vez. Tendrían que forzarla, pero eso podía esperar hasta que hubiesen revisado si la mercancía que llevaban era valiosa o no.
Pasó entonces junto con los demás a las cámaras donde se suponía que los marineros pasaran su tiempo libre, incluso antes de llegar probablemente todo el grupo se imaginaba lo que encontrarian, el olor a cadáver era algo imposible de confundir. Lo que Sophitia no se esperaba es que estuvieran acumulados en tales cantidades, apartó la vista de los cuerpos, sacó un pañuelo de su bolsillo y se lo ató alrededor de la boca y nariz.
-Algunos de estos parecen enfermos, cúbranse con algo y no los toquen...- Parecían haber muerto en su lugar de descanso, quizás habían sufrido de algún tipo de epidemia, pero no conocía ninguna enfermedad que dejara los rostros contorsionados de esa manera - Veamos rápido la bodega.
No encontraron gran cosa, Sophitia se puso a revisar los barriles, pero sí contenían comida o agua debería tirarla por el riesgo a que este infectada con alguna enfermedad. Mientras estaba en eso dejó que sus amigos se fijaran en qué había detrás de la misteriosa cortina, en parte deseando que no fuera nada valioso para que pudieran irse rápido de allí.
Un terrible olor invadió sus fosas nasales cuando el viento cambio de curso, y la pirata tuvo que hacer un esfuerzo importante para no empezar a sentir arcadas, se tapó rápidamente nariz y boca con el brazo, en un intento por evitar el nauseabundo aroma. Los barcos piratas no eran exactamente un ejemplo de limpieza y pulcritud, pero tenían un límite, ningún marinero viajaría con semejante inmundicia a bordo.
La muchacha se dirigió primero hacia la recámara del capitán, giró la manija y empujó, pero la puerta ni se inmuto, la golpeó varias veces con el hombro y el resultado fue el mismo. Extrañada, apoyó la oreja para intentar oír sí quizás había alguien atrincherado dentro, algún sobreviviente tal vez. Tendrían que forzarla, pero eso podía esperar hasta que hubiesen revisado si la mercancía que llevaban era valiosa o no.
Pasó entonces junto con los demás a las cámaras donde se suponía que los marineros pasaran su tiempo libre, incluso antes de llegar probablemente todo el grupo se imaginaba lo que encontrarian, el olor a cadáver era algo imposible de confundir. Lo que Sophitia no se esperaba es que estuvieran acumulados en tales cantidades, apartó la vista de los cuerpos, sacó un pañuelo de su bolsillo y se lo ató alrededor de la boca y nariz.
-Algunos de estos parecen enfermos, cúbranse con algo y no los toquen...- Parecían haber muerto en su lugar de descanso, quizás habían sufrido de algún tipo de epidemia, pero no conocía ninguna enfermedad que dejara los rostros contorsionados de esa manera - Veamos rápido la bodega.
No encontraron gran cosa, Sophitia se puso a revisar los barriles, pero sí contenían comida o agua debería tirarla por el riesgo a que este infectada con alguna enfermedad. Mientras estaba en eso dejó que sus amigos se fijaran en qué había detrás de la misteriosa cortina, en parte deseando que no fuera nada valioso para que pudieran irse rápido de allí.
Sophitia- Cantidad de envíos : 955
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