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Trama #2: Rumbo a Shamataw
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Trama #2: Rumbo a Shamataw
En cuanto llegaron las primeras nuevas de la guerra en Shamataw, la inquietud se expandió por Trinacria como el fuego. “¡Guerra! ¡La guerra ha comenzado!”. Hasta aquel momento habría parecido que la amenaza de Ashper no era más que un lejano desafío de prepotencia que pronto se ahogaría en sus propias pretensiones, pero esta era la demostración definitiva de que Darg pretendía alzarse en armas contra la monarquía e imponer el culto de la Dama en el Archipiélago. No había vuelta atrás para el destino del Reino.
La noticia de la invasión de Shamataw – terreno neutro, con sus habitantes ocupados en su celebración anual de invierno cuando sus pocas defensas estaban bajas – ofendió a muchos y exaltó patriotismos. Comenzaron a escucharse comentarios airados: Aquel hombre de un fanatismo ciego mataría a cuantos civiles fuera necesario en nombre de su diosa, decían unos; Darg sólo ansiaba recluir a todos los habitantes del mar de Jaspia bajo su férreo puño, sustituyendo así la figura del Rey, afirmaban otros. La llamada de auxilio de Cessele fue respondida al momento por el gobierno de Trinacria, y pronto comenzaron a mandarse pregoneros con ofertas de reclutamiento para las manos hábiles de la isla. Los gritos se escuchaban por las calles, y el bullicio ocupó los puertos de la noche a la mañana mientras se cargaban los barcos y se reunían milicias y mercenarios.
Adysium envió tres barcos, pero lo más importante de su aportación fueron casi medio centenar de magos de la Torre de Marfil, buena parte de los cuales se repartieron por toda la flota. A la mañana siguiente habían llegado a puerto, donde la acumulación de barcos hacía parecer que había surgido del puerto un bosque de árboles esqueléticos.
Dos docenas y media de barcos se acumulaban a la espera, una docena de fragatas amarradas en puerto junto a media de bergantines, media de galeones y otra media de carabelas. Además, cuando se hiciera la flota a la mar, otra media docena de barcos del resto del Triskel se uniría a ella, casi la mitad del poderío naval de Trinacria, sin contar el resto de naves de Adysium, determinada a socorrer a Cessele y conseguir su apoyo, determinada a golpear a la prepotente Ashper duramente por su osada ofensiva.
Determinada a acabar con aquella guerra a la mayor brevedad posible.
Y la población era optimista, dentro de lo que parecía razonable. Sobre el mástil mayor del galeón que era la nave capitana, el Orgullo de Trinacria, se veía ondear el estandarte de Sasken de Séare, el Dux, ampliamente considerado el mejor estratega del archipiélago.
La noticia de la invasión de Shamataw – terreno neutro, con sus habitantes ocupados en su celebración anual de invierno cuando sus pocas defensas estaban bajas – ofendió a muchos y exaltó patriotismos. Comenzaron a escucharse comentarios airados: Aquel hombre de un fanatismo ciego mataría a cuantos civiles fuera necesario en nombre de su diosa, decían unos; Darg sólo ansiaba recluir a todos los habitantes del mar de Jaspia bajo su férreo puño, sustituyendo así la figura del Rey, afirmaban otros. La llamada de auxilio de Cessele fue respondida al momento por el gobierno de Trinacria, y pronto comenzaron a mandarse pregoneros con ofertas de reclutamiento para las manos hábiles de la isla. Los gritos se escuchaban por las calles, y el bullicio ocupó los puertos de la noche a la mañana mientras se cargaban los barcos y se reunían milicias y mercenarios.
Adysium envió tres barcos, pero lo más importante de su aportación fueron casi medio centenar de magos de la Torre de Marfil, buena parte de los cuales se repartieron por toda la flota. A la mañana siguiente habían llegado a puerto, donde la acumulación de barcos hacía parecer que había surgido del puerto un bosque de árboles esqueléticos.
Dos docenas y media de barcos se acumulaban a la espera, una docena de fragatas amarradas en puerto junto a media de bergantines, media de galeones y otra media de carabelas. Además, cuando se hiciera la flota a la mar, otra media docena de barcos del resto del Triskel se uniría a ella, casi la mitad del poderío naval de Trinacria, sin contar el resto de naves de Adysium, determinada a socorrer a Cessele y conseguir su apoyo, determinada a golpear a la prepotente Ashper duramente por su osada ofensiva.
Determinada a acabar con aquella guerra a la mayor brevedad posible.
Y la población era optimista, dentro de lo que parecía razonable. Sobre el mástil mayor del galeón que era la nave capitana, el Orgullo de Trinacria, se veía ondear el estandarte de Sasken de Séare, el Dux, ampliamente considerado el mejor estratega del archipiélago.
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Re: Trama #2: Rumbo a Shamataw
Con la llegada de la marea alta, entre vítores de los ciudadanos de la capital que habían acudido a despedir a hijos, maridos, familiares o simplemente amigos, saludados desde el magnífico palacio del Rey con el despliegue del pabellón de Jaspia, los barcos uno tras otro fueron haciéndose a la mar, reuniéndose finalmente la flota frente a la bahía antes de partir rumbo a Shamataw, rumbo a la guerra contra el rebelde Ashper.
Tan pronto como dejaron la relativa seguridad de las islas centrales del Triskel y se agrupó el resto de naves a la flota, Sasken hizo desplegar las naves en formación de combate, ya que no habían sido capaces de determinar la posición de la flota de Darg dado el poco tiempo que los magos de Adyssium habían sido capaces de dedicar a ello, atareados con los preparativos del combate. Por tanto, el Dux no iba a arriesgar una sola nave innecesariamente frente a una posible escaramuza sorpresa.
La flota adoptó la clásica formación de águila o de cruz durante la travesía. De las treinta y seis naves que componían el total de la flota, veinticuatro que incluían la mayor parte de los galeones, entre ellos el "Orgullo de Trinacria", y fragatas formaban la línea central. Delante suya, media docena de barcos más rápidos, en su mayoría las carabelas y bergantines que tenía la flota acompañados de una sola fragata, la "Dríade de Pulau", tan veloz como aquellos barcos, ejercían como vanguardia y exploradores para el resto de la flota. La presencia de la Dríade había sido insistencia personal de Sasken, para que la vanguardia estuviera respaldada por un barco de mayor potencia de fuego, para minimizar los daños si eran asaltados hasta que llegara la línea principal. En retaguardia, iba el galeón "Puño de Gigante" escoltado por cinco de las fragatas mejor armadas de la flota. Eran la fuerza de reserva, lista para, a una señal del Dux, reforzar la línea donde fuera necesario, o envolver el flanco.
Dos días de viaje transcurrieron sin novedad, mientras los soldados y los marinos veteranos se encargaban de supervisar cada detalle. Sin embargo, al atardecer del segundo día, cuando el azul del mar empezaba a teñirse rojo sangre por los colores del atardecer, los vigías del Orgullo dieron la voz de alerta cuando vieron a la vanguardia comenzar a arriar velas para reducir su velocidad y a la Dríade alzar el pabellón del Rey sobre el del Triskel y el de su Valenderiel natal bajo ambos. Toda la flota conocía el significado de esa señal.
Se había avistado al enemigo
Tan pronto como dejaron la relativa seguridad de las islas centrales del Triskel y se agrupó el resto de naves a la flota, Sasken hizo desplegar las naves en formación de combate, ya que no habían sido capaces de determinar la posición de la flota de Darg dado el poco tiempo que los magos de Adyssium habían sido capaces de dedicar a ello, atareados con los preparativos del combate. Por tanto, el Dux no iba a arriesgar una sola nave innecesariamente frente a una posible escaramuza sorpresa.
La flota adoptó la clásica formación de águila o de cruz durante la travesía. De las treinta y seis naves que componían el total de la flota, veinticuatro que incluían la mayor parte de los galeones, entre ellos el "Orgullo de Trinacria", y fragatas formaban la línea central. Delante suya, media docena de barcos más rápidos, en su mayoría las carabelas y bergantines que tenía la flota acompañados de una sola fragata, la "Dríade de Pulau", tan veloz como aquellos barcos, ejercían como vanguardia y exploradores para el resto de la flota. La presencia de la Dríade había sido insistencia personal de Sasken, para que la vanguardia estuviera respaldada por un barco de mayor potencia de fuego, para minimizar los daños si eran asaltados hasta que llegara la línea principal. En retaguardia, iba el galeón "Puño de Gigante" escoltado por cinco de las fragatas mejor armadas de la flota. Eran la fuerza de reserva, lista para, a una señal del Dux, reforzar la línea donde fuera necesario, o envolver el flanco.
Dos días de viaje transcurrieron sin novedad, mientras los soldados y los marinos veteranos se encargaban de supervisar cada detalle. Sin embargo, al atardecer del segundo día, cuando el azul del mar empezaba a teñirse rojo sangre por los colores del atardecer, los vigías del Orgullo dieron la voz de alerta cuando vieron a la vanguardia comenzar a arriar velas para reducir su velocidad y a la Dríade alzar el pabellón del Rey sobre el del Triskel y el de su Valenderiel natal bajo ambos. Toda la flota conocía el significado de esa señal.
Se había avistado al enemigo
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Re: Trama #2: Rumbo a Shamataw
La autoritaria voz del Dux se dejó sentir por toda su nave mientras hacía que sus mensajeros, fuera mediante banderas o mediante magia, ordenaba cambiar la formación. El orden de los pabellones era una señal convenida, que alertaba de la formación que traía la flota enemiga, aún antes de que pudiera ser avistada por la línea central
- Que las alas reduzcan un poco su velocidad, que dejen que el centro de nuestra línea se adelante y se preparen para incluir a la vanguardia. La Dríade se unirá al centro de la línea.– instruía el general, almirante además en aquella batalla.- Vienen en formación de ariete, así que el Puño refuerce el centro con dos de sus fragatas a su elección y -observó la disposición del terreno. Se acercaban a un estrecho entre islas, que obligaría a su formación a girar hacia la izquierda si avanzaban demasiado... pero que también reduciría la movilidad de Ashper en esa dirección.- Se desplace hacia el ala derecha para esperar mi señal.
Los minutos se sucedieron tensos mientras la flota del Rey se ajustaba a las órdenes del Dux, y los informes de vanguardia se extendían por la flota a la par que empezaban a verse frente a ellos los primeros velámenes del enemigo.
Enemigo que estaba dirigido por alguien competente, pensaba Sasken, ya que la formación de ariete era la opción que él hubiera elegido en un enfrentamiento a la inversa. Ashper contaba con menos naves, poco más de una veintena según había informado la Dríade al ocupar su lugar en la línea, por lo que su única posibilidad de victoria radicaba en ser capaces de atravesar las líneas de Trinacria, a fin de desorganizarles y reducir su fuerza lo suficiente antes de que se reagruparan.
La formación en ariete era perfecta para tal fin. Las naves irían en fila de a dos, con las más fuertes en primera línea, desplegándose en forma de cuña sólo un instante antes de chocar contra la flota enemiga, buscando arrollar u obligar a romper la formación al enemigo, e ir ensanchando esa grieta con la cuña. Pero el Dux no era considerado el mejor estratega del archipiélago de manera banal.
El viento pareció contener la respiración un instante, antes de seguir soplando en la espalda de los vasallos de Darg mientras ambas flotas se acercaban para chocar. Los gritos de capitanes y oficiales organizando a sus hombres en previsión del choque. Finalmente, el sonido elástico del fuego de balista y catapulta empezó a hender la incipiente noche; fue entonces cuando el Dux dio sus ultimas instrucciones.
- ¡Mago! Transmite mi orden a toda la flota. El centro va a retroceder despacio para contener la carga, quiero que las alas avancen para envolver al enemigo. Que el Puño les cierre el paso al estrecho por si intentaran retirarse. – No creía realmente que fueran a hacerlo, el viento de popa haría que esa maniobra fuera poco menos que suicida, pero no iba a dejarles siquiera esa opción.
Ashper iba a recibir un mazazo fatal si perdía tantas naves, prácticamente condenando su campaña.
- Que las alas reduzcan un poco su velocidad, que dejen que el centro de nuestra línea se adelante y se preparen para incluir a la vanguardia. La Dríade se unirá al centro de la línea.– instruía el general, almirante además en aquella batalla.- Vienen en formación de ariete, así que el Puño refuerce el centro con dos de sus fragatas a su elección y -observó la disposición del terreno. Se acercaban a un estrecho entre islas, que obligaría a su formación a girar hacia la izquierda si avanzaban demasiado... pero que también reduciría la movilidad de Ashper en esa dirección.- Se desplace hacia el ala derecha para esperar mi señal.
Los minutos se sucedieron tensos mientras la flota del Rey se ajustaba a las órdenes del Dux, y los informes de vanguardia se extendían por la flota a la par que empezaban a verse frente a ellos los primeros velámenes del enemigo.
Enemigo que estaba dirigido por alguien competente, pensaba Sasken, ya que la formación de ariete era la opción que él hubiera elegido en un enfrentamiento a la inversa. Ashper contaba con menos naves, poco más de una veintena según había informado la Dríade al ocupar su lugar en la línea, por lo que su única posibilidad de victoria radicaba en ser capaces de atravesar las líneas de Trinacria, a fin de desorganizarles y reducir su fuerza lo suficiente antes de que se reagruparan.
La formación en ariete era perfecta para tal fin. Las naves irían en fila de a dos, con las más fuertes en primera línea, desplegándose en forma de cuña sólo un instante antes de chocar contra la flota enemiga, buscando arrollar u obligar a romper la formación al enemigo, e ir ensanchando esa grieta con la cuña. Pero el Dux no era considerado el mejor estratega del archipiélago de manera banal.
El viento pareció contener la respiración un instante, antes de seguir soplando en la espalda de los vasallos de Darg mientras ambas flotas se acercaban para chocar. Los gritos de capitanes y oficiales organizando a sus hombres en previsión del choque. Finalmente, el sonido elástico del fuego de balista y catapulta empezó a hender la incipiente noche; fue entonces cuando el Dux dio sus ultimas instrucciones.
- ¡Mago! Transmite mi orden a toda la flota. El centro va a retroceder despacio para contener la carga, quiero que las alas avancen para envolver al enemigo. Que el Puño les cierre el paso al estrecho por si intentaran retirarse. – No creía realmente que fueran a hacerlo, el viento de popa haría que esa maniobra fuera poco menos que suicida, pero no iba a dejarles siquiera esa opción.
Ashper iba a recibir un mazazo fatal si perdía tantas naves, prácticamente condenando su campaña.
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Re: Trama #2: Rumbo a Shamataw
El sol escondió su rostro en el mar mientras las lunas asomaban sus rostros, cerca de su plenitud para contemplar el sangriento espectáculo marino, mientras el fuego de los magos y de las catapultas brillaba como diminutas estrellas alrededor de grandes antorchas que eran los barcos que empezaban a arder.
La batalla fue cruenta, quizás una de las más enormes que jamás conocieron los mares del archipiélago. La flota de Darg embistió con todo su velamen e incluso improvisados espolones contra el centro de la línea del Dux. Sin embargo, las naves de Trinacria estaban retrocediendo aún antes del choque, merced a las órdenes del almirante, y cuando las naves de Ashper desplegaron su cuña por completo, descubrieron que estaban atrapadas. El fuego de balista provenía de todas direcciones, según el águila de Trinacria les envolvía con las alas, estirando sus garras hacia su presa, que se defendía como un puercoespín, lanzando sus púas en todas direcciones...
Cuando el lucero del alba comenzó a romper por el horizonte, las últimas naves de Ashper que no habían encontrado su camino a la libertad, heridas e incluso moribundas por la batalla, alzaban la bandera blanca.
El balance era maravilloso. De las veintitrés naves de Ashper, habían conseguido capturar ocho, aunque en terribles condiciones y hundir otras tantas. Sólo siete habían escapado a la matanza, con el viento en popa escapando por entre las naves enemigas aprovechando el caos del fuego y el humo que enturbiaba la percepción de sus vigías. De las treinta y seis del Triskel, habían perdido cuatro, entre ellas, el heroico Puño de Gigante que, en su afán por evitar que la nave insignia de la flota de Ashper consiguiera huir, interpuso su flanco, sufriendo una vía de agua irreparable, aunque una docena presentaban daños graves que harían que su ritmo de marcha fuera mucho más lento.
Pese a ello, el sabor en la boca del Dux Sasken de Seare era agridulce. La victoria era dulce, habían mermado el poder naval de Ashper de un solo golpe, y eso en un archipiélago era una pérdida terrible. Más aún teniendo en cuenta que los convoys de suministros y refuerzos de los seguidores de Darg se empezarían a convertir en muy apetitosos para los secuaces de Valeska, dado lo valioso de su carga y la poca escolta disponible. Sin embargo, para la campaña de Shamataw, eran malas noticias. Siete naves y su tripulación habían sobrevivido casi indemnes y llegarían a la isla mucho antes que las fuerzas del rey Rothien.
Allí, junto a las fuerzas de ocupación ya establecidas, lucharían en defensa de un puerto y probablemente apoyados desde tierra. Desembarcar sería difícil, y recuperar la isla muy duro, pero el Dux sabía que aquella partida acababa de empezar.
Y Trinacria aún tenía la mano ganadora.
La batalla fue cruenta, quizás una de las más enormes que jamás conocieron los mares del archipiélago. La flota de Darg embistió con todo su velamen e incluso improvisados espolones contra el centro de la línea del Dux. Sin embargo, las naves de Trinacria estaban retrocediendo aún antes del choque, merced a las órdenes del almirante, y cuando las naves de Ashper desplegaron su cuña por completo, descubrieron que estaban atrapadas. El fuego de balista provenía de todas direcciones, según el águila de Trinacria les envolvía con las alas, estirando sus garras hacia su presa, que se defendía como un puercoespín, lanzando sus púas en todas direcciones...
Cuando el lucero del alba comenzó a romper por el horizonte, las últimas naves de Ashper que no habían encontrado su camino a la libertad, heridas e incluso moribundas por la batalla, alzaban la bandera blanca.
El balance era maravilloso. De las veintitrés naves de Ashper, habían conseguido capturar ocho, aunque en terribles condiciones y hundir otras tantas. Sólo siete habían escapado a la matanza, con el viento en popa escapando por entre las naves enemigas aprovechando el caos del fuego y el humo que enturbiaba la percepción de sus vigías. De las treinta y seis del Triskel, habían perdido cuatro, entre ellas, el heroico Puño de Gigante que, en su afán por evitar que la nave insignia de la flota de Ashper consiguiera huir, interpuso su flanco, sufriendo una vía de agua irreparable, aunque una docena presentaban daños graves que harían que su ritmo de marcha fuera mucho más lento.
Pese a ello, el sabor en la boca del Dux Sasken de Seare era agridulce. La victoria era dulce, habían mermado el poder naval de Ashper de un solo golpe, y eso en un archipiélago era una pérdida terrible. Más aún teniendo en cuenta que los convoys de suministros y refuerzos de los seguidores de Darg se empezarían a convertir en muy apetitosos para los secuaces de Valeska, dado lo valioso de su carga y la poca escolta disponible. Sin embargo, para la campaña de Shamataw, eran malas noticias. Siete naves y su tripulación habían sobrevivido casi indemnes y llegarían a la isla mucho antes que las fuerzas del rey Rothien.
Allí, junto a las fuerzas de ocupación ya establecidas, lucharían en defensa de un puerto y probablemente apoyados desde tierra. Desembarcar sería difícil, y recuperar la isla muy duro, pero el Dux sabía que aquella partida acababa de empezar.
Y Trinacria aún tenía la mano ganadora.
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Re: Trama #2: Rumbo a Shamataw
Darg había recibido un duro golpe en la batalla naval, sabía que si se quedaban en la isla sería cuestión de tiempo su derrota a manos del Dux, por lo que nada más llegar al puerto dio orden de saquear y partir, solo tenían media hora para cargar con todo lo que pudieran y marcharse lo más rápido posible. A pesar de todo Darg confiaba en la Dama y creía que aquello solo era una prueba más, no se dejaría vencer tan fácilmente solo necesitaban un cambio de estrategia.
Para cuando partían de la isla las 7 naves que aún conservaba el Darg ya tenía decidido su plan de acción, iniciaría una guerra de desgaste, atacar y partir, tal y como habían hecho en Shamataw pero a menor escala, pequeñas incursiones que mermaran los ánimos, los víveres y los suministros del Rey y su armada.
En el momento en que las naves del Dux llegaron a la costa de Shamataw, lo único que se veía eran altas columnas humo y a los habitantes supervivientes intentando sofocar los últimos focos de los incendios provocados por las tropas de Aspher. No quedaban casas en pie, las cosechas había desaparecido por completo, ni tan siquiera se sentía esra riqueza de fauna por los alrededores, hasta los peces había decidido abandonar el lugar. Toda la riqueza de la isla parecía haber quedado reducida a la nada, hasta el ambiente de relax y alegría que solían invadirte nada más desembarcar había desaparecido.. Shamataw tardaría mucho tiempo en recuperarse de aquel terrible golpe de Darg.
El sabor agridulce del Dux al salir vencedor en la batalla nava, se convirtió en un sabor totalmente amargo, puede que el golpe asestado a Aspher fuera grande pero la guerra no había hecho más que comenzar. Con su experiencia el Dux analizó las posibles estrategias de su enemigo. Estaba casi seguro que optaría por una guerra de guerrillas. Quizá sería la mejor opción también para ellos, provocar la vanidad y el orgullo de Darg para que lanzara otro ataque a gran escala que acabara con esta guerra de una vez por todas.
Tras dejar algunas tropas y 4 de sus navíos en mejor estado en Shamataw para ayudar con la reconstrucción y defensa de la isla, partió rumbo a Trinacria para informar al Rey. Mando uno de sus navíos más veloces por delante con un balance del resultado al rey y el resto de barcos navegarían lo más rápido posible teniendo en cuenta que los barcos más dañados sería muy lentos.
Para cuando partían de la isla las 7 naves que aún conservaba el Darg ya tenía decidido su plan de acción, iniciaría una guerra de desgaste, atacar y partir, tal y como habían hecho en Shamataw pero a menor escala, pequeñas incursiones que mermaran los ánimos, los víveres y los suministros del Rey y su armada.
En el momento en que las naves del Dux llegaron a la costa de Shamataw, lo único que se veía eran altas columnas humo y a los habitantes supervivientes intentando sofocar los últimos focos de los incendios provocados por las tropas de Aspher. No quedaban casas en pie, las cosechas había desaparecido por completo, ni tan siquiera se sentía esra riqueza de fauna por los alrededores, hasta los peces había decidido abandonar el lugar. Toda la riqueza de la isla parecía haber quedado reducida a la nada, hasta el ambiente de relax y alegría que solían invadirte nada más desembarcar había desaparecido.. Shamataw tardaría mucho tiempo en recuperarse de aquel terrible golpe de Darg.
El sabor agridulce del Dux al salir vencedor en la batalla nava, se convirtió en un sabor totalmente amargo, puede que el golpe asestado a Aspher fuera grande pero la guerra no había hecho más que comenzar. Con su experiencia el Dux analizó las posibles estrategias de su enemigo. Estaba casi seguro que optaría por una guerra de guerrillas. Quizá sería la mejor opción también para ellos, provocar la vanidad y el orgullo de Darg para que lanzara otro ataque a gran escala que acabara con esta guerra de una vez por todas.
Tras dejar algunas tropas y 4 de sus navíos en mejor estado en Shamataw para ayudar con la reconstrucción y defensa de la isla, partió rumbo a Trinacria para informar al Rey. Mando uno de sus navíos más veloces por delante con un balance del resultado al rey y el resto de barcos navegarían lo más rápido posible teniendo en cuenta que los barcos más dañados sería muy lentos.
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