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Viejas historias, lugares nuevos.
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Re: Viejas historias, lugares nuevos.
La mirada del demonio se clavó en ella durante largo rato, y Alma pudo casi sentir la turbación que había tras ellos. La tensión a la que estaba sometido el demonio era casi palpable para ella, y se unía a su propia presión ante lo que debía hacer a continuación. El hecho de que le hubiese deicho que podía irse o quedarse la alarmaba al mismo tiempo que le abría una puerta. PEro no estaba segura de querer cruzarla.
La última vez que había abandonado al demonio había muerto en vida, si es que esa expresión era aplicable a un espectro. No quería volver a pasar por aquello. Ademas, se arriesgaba a perderle, para siempre. A perderle ahora que empezaba a encontrarle de verdad.
PEnsaba todo esto mientras sus ojos y llos del demonio se sostenían mutuamente, sintiendo como sus ardientes brasas relucian tras su máscara humana. La fantasma casi sentía como si sus alas de oscuridad se cerraran en torno a él, aprisionándole y aplastándole. Alma casi quería que aquel momento no acabase nunca, porque no sabía qué ocurriría después.
PEro el momento pasó, igual que sus dedos habían acabado traspasando los de Luthys cuando la maldición se rompió, y lo que vino a continuación fueron unas palabras más afiladas que cualquier cuchillo.
- Ojalá nunca nos hubiéramos conocido.-
Una expresión de dolor y sorpresa se formó en los rasgos etéreos de Alma. Las palabras, así como el dolor que encerraba el grito que les siguió, hicieron que todo se tambaleara a su alrededor.
Estoy siendo una egoísta. Nada importa, ni siquiera lo que ha pasado hoy. Es inútil aferrarse a una esperanza que nos está matando a los dos. Está sufriendo y es mi culpa, mi obsesión por mantenerme a su lado y haber dejado que todo esto pasase.
ALma sólo podía sentirse culpale de todo el dolor que sentía en el demonio. SE maldijo a sí misma varias veces antes de tomar la decisión que tenía que haber tomado nada más volver en sí.
SE quedó mirando al demonio, que mantenía la cara encerrada entre sus manos. Luego, con lo que habría sido un suspiro si hubiese podido respirar, cerró los ojos y se lanzó hacia delante, pasando muy cerca del demonio, aferrándose al recuerdo de única caricia que recordaba haber sentido desde que estaba muerta. Y se marchó sin mirar atrás, pero sintiendo con su percepción la presencia de un Luthys desolado.
Cuando se encontraba ya muy lejos, paró y miró a su alrededor con sus ojos de fantasma. Y luego gritó. Gritó de dolor, de pena y de impotencia. Gritó de frustración, gritó por cada lágrima que no podía derramar y por cada error que no podía reparar. Gritó, y su grito se perdió sin que nadie pudiese oírlo.
Después de no supo cuánto tiempo, la fantasma siguió flotando, inerte. Un sentimiento de vacío la inundaba por completo y no podía dejar de pensar en esa última conversación con el demonio. Y en esa caricia...
POr fin, un rayo de luz atravesó la oscuridad que poblaba su interior. Tenía que encontrar la manera de conseguir un cuerpo. SI lo hacía, podría buscar a Luthys, podría abrazarle y podría disculparse, podría hacerle feliz si él aún la necesitaba.
Antes de que una oleada de pensamientos negativos la arrastrasen al abismo de nuevo, Alma sacudió la cabeza y decidió empezar a buscar. En algún lugar de Jaspia, alguien tendría que saber algo de aquel barco maldito, y de la maldición que le afectaba.
Agarrándose a esa esperanza, Alma inició su búsqueda.
La última vez que había abandonado al demonio había muerto en vida, si es que esa expresión era aplicable a un espectro. No quería volver a pasar por aquello. Ademas, se arriesgaba a perderle, para siempre. A perderle ahora que empezaba a encontrarle de verdad.
PEnsaba todo esto mientras sus ojos y llos del demonio se sostenían mutuamente, sintiendo como sus ardientes brasas relucian tras su máscara humana. La fantasma casi sentía como si sus alas de oscuridad se cerraran en torno a él, aprisionándole y aplastándole. Alma casi quería que aquel momento no acabase nunca, porque no sabía qué ocurriría después.
PEro el momento pasó, igual que sus dedos habían acabado traspasando los de Luthys cuando la maldición se rompió, y lo que vino a continuación fueron unas palabras más afiladas que cualquier cuchillo.
- Ojalá nunca nos hubiéramos conocido.-
Una expresión de dolor y sorpresa se formó en los rasgos etéreos de Alma. Las palabras, así como el dolor que encerraba el grito que les siguió, hicieron que todo se tambaleara a su alrededor.
Estoy siendo una egoísta. Nada importa, ni siquiera lo que ha pasado hoy. Es inútil aferrarse a una esperanza que nos está matando a los dos. Está sufriendo y es mi culpa, mi obsesión por mantenerme a su lado y haber dejado que todo esto pasase.
ALma sólo podía sentirse culpale de todo el dolor que sentía en el demonio. SE maldijo a sí misma varias veces antes de tomar la decisión que tenía que haber tomado nada más volver en sí.
SE quedó mirando al demonio, que mantenía la cara encerrada entre sus manos. Luego, con lo que habría sido un suspiro si hubiese podido respirar, cerró los ojos y se lanzó hacia delante, pasando muy cerca del demonio, aferrándose al recuerdo de única caricia que recordaba haber sentido desde que estaba muerta. Y se marchó sin mirar atrás, pero sintiendo con su percepción la presencia de un Luthys desolado.
Cuando se encontraba ya muy lejos, paró y miró a su alrededor con sus ojos de fantasma. Y luego gritó. Gritó de dolor, de pena y de impotencia. Gritó de frustración, gritó por cada lágrima que no podía derramar y por cada error que no podía reparar. Gritó, y su grito se perdió sin que nadie pudiese oírlo.
Después de no supo cuánto tiempo, la fantasma siguió flotando, inerte. Un sentimiento de vacío la inundaba por completo y no podía dejar de pensar en esa última conversación con el demonio. Y en esa caricia...
POr fin, un rayo de luz atravesó la oscuridad que poblaba su interior. Tenía que encontrar la manera de conseguir un cuerpo. SI lo hacía, podría buscar a Luthys, podría abrazarle y podría disculparse, podría hacerle feliz si él aún la necesitaba.
Antes de que una oleada de pensamientos negativos la arrastrasen al abismo de nuevo, Alma sacudió la cabeza y decidió empezar a buscar. En algún lugar de Jaspia, alguien tendría que saber algo de aquel barco maldito, y de la maldición que le afectaba.
Agarrándose a esa esperanza, Alma inició su búsqueda.
Alma Swann- Cantidad de envíos : 300
Re: Viejas historias, lugares nuevos.
Mientras su grito se hacía infinito, notaba a Alma moverse alrededor. Estaba desesperado, angustiado y cabreado. Y, por si eso no era suficiente, acaba de lanzar una frase más dañina que cien cuchillos atravesando el pecho de un hombre. Además, no era verdad. Conocer a Alma había cambiado su vida, lo había hecho vivir de nuevo, disfrutar de seguir en el mundo, reír, sentir, y, por encima de todo, había logrado difuminar el recuerdo de ella. El problema es que Alma era un espectro. Un jodido espectro con el que cual era imposible mantener una relación amorosa, a pesar de la ventaja de que podrían vivir esa relación eternamente. Con Alma nunca volvería a ver marcharse a la persona que amas, ninguna enfermedad ni el paso de los años podría arrebatársela jamás. Pero siendo un fantasma tampoco podría tocarla nunca, ni besarla, ni secarle alguna lágrima que cayera por su rostro, ni abrazarla. Y no podía sopotar eso.
De pronto, dejó de pensar y escuchó. Había dejado de notar la presencia del espectro y, cuando levantó la cabeza, Alma no estaba. Y Luthys comprendió que ella se sentía igual que él pero había sido lo suficientemente fuerte como para marcharse. Y él mismo había provocado esa decisión con aquello de "ojalá no nos hubiéramos conocido nunca".
Sin embargo, necesitaba respuestas, y sentado bajo ese árbol no iba a encontrarlas. Aunque ninguna respuesta iba a devolverle a Alma.
De pronto, dejó de pensar y escuchó. Había dejado de notar la presencia del espectro y, cuando levantó la cabeza, Alma no estaba. Y Luthys comprendió que ella se sentía igual que él pero había sido lo suficientemente fuerte como para marcharse. Y él mismo había provocado esa decisión con aquello de "ojalá no nos hubiéramos conocido nunca".
Sin embargo, necesitaba respuestas, y sentado bajo ese árbol no iba a encontrarlas. Aunque ninguna respuesta iba a devolverle a Alma.
Luthys- Cantidad de envíos : 890
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