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Mensaje por Lohengrin 19/12/11, 08:43 pm

Lohengrin terminó de estrechar las manos de Breigal. Parecía un hombre capaz y decidido. "Jovenes de aspecto llamativo, en Kuzueth, decis?" Luego de interesarse por la descripción de ambos jóvenes, respondió. "Lo lamento, no he visto a nadie que responda a esa descripción en Daosh, y no se si el el resto de la isl..." Su respuesta se vio interrumpida por la pataleta de Dulfary, y no tuvo más remedio que intentar calmarla durante unos minutos. Al fin, de pie junto a ella, le puso la mano sobre el hombro. "Lo más importante de todo, más importante que cualquier Misión, es que tu te encuentres bien. Todo lo demás, aunque tambien sea importante, podía esperar un poco."

"Me temo, maese Lohengrin, que estamos en un buen lío... De hecho, uno de los más grandes en los que me he visto durante toda mi vida", dijo entonces Arzhel.

Por la Dama, pensó Lohengrin. Escrutó los alrededores, atento a cualquier posible sonido. "De acuerdo... Ahora cuentamelo todo despacio. Y después, señores, aporten ustedes todo lo que puedan", dijo mirando a Breigal y Arzhel. "Cual es ese lío tan grande en que os habeis metido, por que habeis tenido que huir? Poco a poco, si? Quien es el demonio, por qué Devan se encuentra en peligro, y qué tiene que ver Stregek en todo esto?" Escuchó con calma todas las explicaciones de Dulfary, sin importarle la presencia de Arzhel y el otro desconocido, Breigal. Suponía que este último, al haber acompañado a Dulfary y a Arzhel, era también un aliado. Ah, Arzhel... la verdad es que se alegraba de verlo. Precisamente esa misma mañana había comprado tres botellas de buen vino el el mercado de Daosh, por si cumplía su promesa de visitarlo alguna vez. Los caminos de la Dama... en fin... Se giró para sonreír a Arzhel, y luego volvió con Dulfary. "¿Como es eso de que te has delatado? Acaso está Devan en algún peligro?"
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Mensaje por Arzhel de Loïc 23/12/11, 01:58 pm

Nada más terminó de hablar Arzhel que Arale lo interrumpió tras perder los estribos de una manera realmente inesperada. Por un momento pensó en protestar, pero realmente la muchacha le estaba quitando una pesada carga de encima, así que no dijo nada. Se limitó a escuchar con atención lo que resultó ser mucho más que un breve resumen de los hechos. A medida que avanzaba en su relato, el rostro de Arzhel empezó a expresar seriedad, con el entrecejo fruncido en un inconsciente gesto de concentración en cada palabra de Arale. Nombres, nombres, nombres...

Cuando la chica terminó, buscó silenciosamente la mirada del caballero Lohengrin, muy serio. Esperaba una explicación al menos, no ahora, pero sí más tarde, a solas. La sonrisa del caballero, sin embargo, lo tranquilizó. Más tarde, delante de un buen plato de ciervo estofado y unas botellas... Aquello, el incidente de la taberna, la huida con el paladín aprisionado, no parecía ser sino la punta visible de algo mucho, mucho más grande.


-La muchacha parece saber mucho más de lo que podremos aportar nosotros, maese -respondió, sin ni una pizca de ironía en la voz. Lo decía sinceramente; sería de estúpidos pensar que cada cual no guarda ciertas cosas para sí, o para gente de muy estrecha confianza... Más si él mismo lo hacía-. Lo único que puedo deciros es que entré en una taberna, lo de antes es otra historia, y al rato entraron la señorita y el tal Stregek, buscando visados. No los teníamos, pintaron espadas y hubieron cuchilladas para todo el que no pudo evitarlas... -carraspeó ligeramente. El asunto de Breigal era espinoso, sobretodo con el pelirrojo delante-. El paladín acusó de "hereje" -era contar la verdad a medias, pensó, pero lo creyó adecuado, aunque miró con énfasis a Lohengrin al decirlo- al caballero aquí presente -señaló a Breigal-, y finalmente huimos... en un barco volador. Eso es todo.
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Mensaje por Dulfary 23/12/11, 06:45 pm

Dejándose llevar por la carga de todo, que sus emociones salieran a flote como tantas veces sus maestros trataron de inculcarle que no lo hiciera, se quedó en su lugar sin poder articular sonidos que fueran inteligibles así que guardó silencio y trataba en la medida de lo posible, que no era mucho, de calmar las lágrimas que se le escurrían solas, sin mirar a nadie, sin reparar en las reacciones de tal o cual.

Por fortuna, pues la falta de empatía de Breigal, aun cuando entendiera que su prioridad era otra, la habría terminado de sacar de sus casillas.


Aun así, las palabras de Lohengrin no le pasaban desapercibidas. Entendía su punto, cada cosa que le decía, le parecía lógico y coherente, pero se trataba de ella, de alguien a quien su propio bienestar le tenía sin cuidado al punto de dejarlo en un segundo plano, cuyo sentido de misión y de proteger la integridad de otros estaba por encima de su seguridad e integridad física. Pero no respondió, sólo lo escuchó y toda su concentración se mantuvo en no responder a eso, en su perspectiva de la vida no le hiciera decirle algo inapropiado para la estima que le tenía.


- Con la falange de Kuzueth estábamos haciendo una labor de rutina ya que la guerra no se pudo evitar… - levantó la vista a Lohengrin y le pidió disculpas también por esto, con la mirada, mientras se sacaba los grandes lagrimones que tanto le estorbaban – Están paranoicos, ven espías en todas partes, son en extremo recelosos con los barcos que van y vienen del Triskel y hoy estábamos mirando documentos y visas, ya que todo estaba mas tranquilo - hablaba con calma, buscando de ser lo más clara posible, ahora que ya había sacado todo lo que llevaba por dentro

Entonces, Arzhel aportó su parte, su versión de los hechos y ella mantuvo la vista entre el suelo y Breigal, mirando alternadamente. El asunto de Breigal era complicado de explicar. Lo había llamado demonio al no controlar su lengua y ahora estaba en una disyuntiva compleja. Si le decía a Lohengrin las cosas tal cual como las veía ella y sin tacto, correría sangre y no quería eso. No creía que Lohengrin fuera un fanático descerebrado como Stregek, pero sin duda no se quedaría solo mirando con una sonrisa serena cuando especificara que el demonio al que se refería era Breigal.

El aporte de Arzhel, ayudó en demasía, si iniciaba por la paranoia y el fanatismo de Stregek, sería mas sencillo hablar sobre él y sobre el asunto de herejía.

- Breigal, es… - lo miró fijamente, eligió sus palabras – es un forastero no solo en Kuzueth sino en Jaspia, como muchos otros, pero no se trata que haya llegado en un mal momento en que toca tener cuidado con lo que se dice sino que no que carece en lo absoluto de diplomacia, sentido común, tacto, prudencia, sentido del peligro, empatía ante extraños y sus emociones, flexibilidad, apertura y escucha, hasta ahí actúa exactamente como yo, pero si a eso le sumamos falta respeto por las costumbres ajenas, un paladín fanático y cretino como Stregek que no admite que se hable de ningún otro tipo de creencia, religión y mucho menos de dioses, todo terminó en una pelea que ciertamente era innecesaria. – suspiró y se acomodó un poco mejor.

- Arzhel trató de arreglar el pastel, yo traté de arreglar el pastel a las buenas, el señor acá es terco como una mula no escucha, no entiende, no quiso ayudar a que eso se arreglara o lo que es peor, no entiende de indirectas para salvar el culo y Stregek perdió la paciencia, intenté detenerlos, meterme por la mitad, no funcionó, no podía ponerme en evidencia así que apoyé a Stregek, mientras los demás guardias luch… jaja, gente tan inútil, intentaron enfrentarse a estos dos, - mientras hablaba, iba volviendo a ser ella misma, tomando velocidad en lo que decía y empezó a no mediar sus palabras - Strgek la agarró conmigo, me traté de hacer a un lado, este cretino se empecinó en que no quería llevarlos a la cárcel sino que iba a matarlos no solo por herejes y espías, sino porque el muchacho acá presente mostró dones de demonio y no estoy exagerando, tú sabes que yo percibo esas vainas –miró a Breigal para aclararle – y no lo digo por lo de la tierra, eh? Que eso bueno, son dones propios, sino por la esencia, no sé si me entiendas, no creo, no soy clara – volvió a mirar a Lohengrin - , pero es que tiene un corazón dual así que no supe y no sé la verdad, si lo es o no es, es como si fueran dos personas en una, pero sin estar loco o poseso, es raro, él es raro, es una persona de fuera que no sabe medir su lengua no era justo que le hicieran daño solo por ser diferente y pensar distinto y no era justo que Arzhel llevara del bulto solo por su amigo, claro que en ese momento no sabía que no estaban juntos y… - tomó aire de forma profunda para decir algo muy importante - metí la pata –

Se acomodó el pelo por detrás de su oreja antes de continuar y como no había dejado espacios entre cada una de las cosas que dijo, estaba segura que nadie había podido agregar a aclarar cosas y antes que lo hicieran levantó la voz de nuevo antes de hablar con normalidad

- No he terminado. Ataqué a Stregek. Me acusó de algo chistoso, dudando de mi más no de mi posición en la Orden y la fe, no recuerdo que me dijo, es un idiota cegato… bueno no tan cegato, porque cuando estos iban a huir, ains… no podía dejarlos, mi gente me lincharía por algo menor que eso, estaba determinada, dispuesta a dar el todo y… metí la pata otra vez, poniendo en peligro a Devan por ahí derecho – lo miró a los ojos con un poco de miedo y lo expresó esperando un regaño – mi Sombra se hizo presente y Stregek se dio cuenta que fui yo quien la convocó, el blanco de sus estupideces sobre demonios y profanos, ya no fue contra ellos, sino contra mí, me tildó de infernalista, ah?? A mí! Pero lo peor es que no tuve como convérselo, no quiso oír, tampoco habría podido convencerlo porque no tuve como ocultarlo y siendo la sobrina de mi tío, dudaran de él, sin importar la cantidad de tiempo que lleva con ellos, lo van a investigar, Amaraia no es tonta atará cabos, llegará a ti y no me quiero imaginar lo que le hará a Devan. -

Ese era un buen resumen de lo ocurrido, ahora venía explicarle que lo había secuestrado.

- Me agredió – bajó la vista – me atacó y el tonto sabe como hacerlo, así que ellos volvieron a intervenir – sonrió como solo una preadolescente ilusionada con una idea romántica es capaz de sonreír – Breigal se portó como el caballero que mis ojos vieron en esa dualidad y vino al rescate con muy malas consecuencias para Stregek y luego… - se encogió de hombros – lo secuestraron yo me negué a dejarlo porque… qué le puede hacer un demonio a un paladín? Cretino, fanático, cegato y todo lo demás, sigue siendo mi compañero, se supone que le estoy aprendiendo a él, y sigue siendo una persona, una vida, no podía permitirlo así que me rehusé a dejarlo, así como rehusé cuando ellos me ofrecieron escapar y… por qué fue que resolvimos venir acá? – le preguntó a los dos, extrañada al no recordar el porqué de esa decisión.
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Mensaje por Breigal 24/12/11, 11:59 am

Realmente me llamaba la atención la manera en que los humanos parecían complicarse las cosas, ni hablar de que no dejaba de sorprenderme que hablaran de los demonios como si fuesen algo malo. Evidentemente, su cultura era no sólo distinta, sino opuesta. No pude evitar una sonrisa cuando Arale se refirió al corazón dual que yo tenía. ¿Acaso era un costado bueno y amable, y el otro era un asesino cruel e implacable?

-¿Por qué debo ser yo el asesino? -Comentó Phab, mientras seguíamos escuchando el relato de Arale. -Vaya, ahora soy el caballero salvador... Por favor, dile que se ponga de acuerdo...

Sonreí levemente una vez que Arale se tomó una buena pausa, que me hizo pensar que había terminado con su relato. Miré a los presentes y comencé a caminar lentamente hacia un punto cercano, para luego regresar a mi ubicación original, repitiendo el proceso una y otra vez.

-¿Cómo les explico esto logrando que entiendan? He llegado a estas tierras buscando a dos personas, me detuve en esa taberna para comer algo y ver si podía conseguir algo de información. En el camino, pude ver una gran flota rodeando una bahía, y el caballero aquí presente dijo algo que llamó mi atención, por lo que me acerqué a él para ver si podía brindarme algún tipo de información. Creo que lo condené por eso... Realmente no fue mi intención. Luego llegaron a pedir visas, y se acercaron a nuestra mesa, hubiese sido inútil intentar pasar desapercibidos y colarme en alguna puerta trasera para evitar problemas, así que me levanté para explicarles el motivo de mi visita. Comenzó a comportarse de manera hostil, y no podía permitir que le faltara el respeto de esa manera a las diosas de mi hogar. Las cosas se complicaron más de la cuenta y hubo que huir.

-Olvidas hablarles de la dualidad...

-Lo sé, lo sé... Con respecto a lo que dijo Arale sobre mí, creo que ese sería un buen término. No soy alguien demasiado estable, tampoco me caracterizo por ser sociable y por tener una paciencia suprema para tolerar estupideces como las de ese tal Stregek. Probablemente se deba a que hasta hace algún tiempo, era el último miembro de mi linaje, y tuve que rendir un merecido adiós a cada uno de los caídos. Catorce años realizando funerales, uno detrás de otro, mientras lidiaba con unas quemaduras muy feas en los brazos, lo que complicaba llevar a los caídos a sus lugares de reposo. Intenta ser plenamente simpática luego de eso, jovencita. Parecen estar obsesionados con una naturaleza demoníaca que aparentemente tengo... -Si los demonios eran algo tan maligno para los seres humanos, imaginé que sería prudente hablar como si Phab no fuese uno.- Si todos están tan convencidos de que soy alguna especie de ser infernal, creo que todo será más sencillo de solucionar. Es decir... imaginen esto. Sin ánimos de ofender, Arzhel. Un demonio y su esbirro estaban en una taberna de esa isla de mala muerte, llegó un pequeño escuadrón y lo enfrentó. El demonio y su esclavo humano asesinaron a dos, el demonio provocó demencia en uno de los paladines, haciendo que ataque a su compañera. Secuestraron a ese paladín, su compañera quiso rescatarlo pero falló en su tarea. Cuento con un catálogo de dos paladines secuestrados, y tengo un humano que utilizo gracias a mi manipulación mental, esa misma que sufrió Stregek, un guerrero sagrado. Si tanta obsesión tienen con mi esencia demoníaca, hay que aprovecharla para algo... Arzhel puede ser expuesto a alguna energía divina para comprobarse que ya no está bajo mi control, tú puedes aparecer afligida porque fuiste incapaz de rescatar a tu compañero. -Me detuve en seco y decidí aclarar a Lohengrin, y también a Arzhel y Arale, lo que Phab era.- Y ese costado que tildan de demoníaco, no es lo que ustedes llaman "demonio". Es, más bien, una parte de mí que se asegura de que salga vivo de situaciones como las que hubo en esa taberna.
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Mensaje por Lohengrin 28/12/11, 08:47 am

Lohengrin escuchó pacientemente el relato de Dulfary, sin interrumpir en ningun momento. Tal y como decía Arzhel, se habían metido en un enorme lío, provocado al parecer por un paladín fanático, y por un extranjero con un lado demoníaco, incapaz de controlarse. Aquel desafortunado suceso había puesto en peligro la misión de Dulfary, pero cuando ella terminó su historia, no parecía todo tan negro. Al parecer no había nadie que pudiera dar fe de lo ocurrido, y eso era una ventaja. Mientras trataba de ordenar sus pensamientos, se dirigió a Arzhel: "Maese, no se os puede dejar solo... Un hombre de vuestra edad y posición, teniendo esta clase de tratos..." Aunque su tono era serio, aquello no dejaba de ser una broma, que le serviria para ganar tiempo mientras pensaba todo lo rápido que podía.

"Conozco a Stregek. Lo conozco bien, y sé de su temperamento. Pero no me parece aceptable la carnicería que habeis perpetrado en la ciudad, Breigal. Si yo fuera un extranjero en vuestra tierra, me guardaría bien de hacer y decir ciertas cosas." Utilizando sus dones, examinó con cuidado el interior de Breigal. Sí, había un demonio allí, pero no era un demonio al uso. Era totalmente diferente de todos los demonios con los que había tratado Lohengrin, y eso confundía al caballero.

"La encendida defensa que ha hecho Arale de vos me hará otorgaros un voto de confianza. Y casi tiene sentido aceptar la ayuda de un demonio cuando uno está buscando oscuridad dentro de la luz, como es mi caso ahora. Pero debemos encontrar una solución a todo este embrollo".

Entonces Lohengrin escuchó todas y cada una de las propuestas de Breigal, asintiendo de vez en cuando. Y no pudo evitar sonreírse cuando Breigal sugirió a Arzhel como esbirro de un demonio. "Maese", dijo con sorna, "vaya ejemplo estais dando..." La Orden no creería del todo la versión que daba Breigal, y como decía Dulfary, pronto atarían cabos. Pero esa versión sería de mucha utilidad a la Orden, y Amaraia trataría de aprovecharse de ella para seguir con su Cruzada. "Todo lo que decís parece correcto y apropiado. Solo hay un cabo suelto, maese Breigal... ¿Donde está Stregek? Si lo teneis en vuestra nave, y me lo entregais en custodia, podremos cerrar por completo este episodio. ¿Hay algo que querais a cambio de tal cosa?" El caballero sabía que Stregek no estaría feliz de verlo, sino todo lo contrario. "Arale, creo que podrás volver a la Orden, a fin de cuentas". El caballero suspiróm esperando la respuesta de todos...

"Ah, Breigal... Una cosa más... Sobre los compañeros que buscais, creo queacabo de recordar algo... Un joven con el pelo de un color azul muy vivo?"



No estoy seguro de si se me ha olvidado algo en la Respuesta... Tienen uds alguna idea?


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Mensaje por Arzhel de Loïc 05/01/12, 01:24 pm

Arzhel, sabedor de que ahora era el turno de la muchacha, guardó silencio y escuchó con atención el detallado relato que hizo. Seguía teniendo la curiosidad de antes respecto a mucho de lo que ella decía, desde luego, pero era consciente de que lo más aconsejable era ser cauteloso y andarse con pies de plomo; por lo que la chica decía, se podía deducir que no eran las vidas de Arale, Breigal y él mismo las únicas en juego.

Soltó una sincera carcajada ante las palabras del caballero; estaba realmente alegre de volverlo a encontrar, y no se podía negar que había sido del todo oportuno.

-No, maese, no se puede... Suerte que sigo siendo duro de pelar, como antaño... Por vida del Rey, que lo que me habéis visto aquí en el brazo no es nada... Peor suerte tuvieron los guardias que intentaron en vano prenderme -exclamó, para a continuación volverse a Dulfary-. Sólo me gustaría añadir que puedo dar fe perfectamente de la desconfianza del Ducado de Ashper respecto a las naves trinacrianas... -sonrió amargamente-. La nave en la que viajaba yo mismo en dirección a Rhylia fue abordada por un sospechoso navío sin bandera frente a las costas de Thialir... Un bajel muy bien equipado y con una tripulación muy bien armada como para ser simples piratas por cuenta propia...

Dejó aquello en el aire, y que cada cual sacara sus propias conclusiones sobre el asunto; no sería irracional pensar que Ashper podría estar utilizando corsarios o contratando piratas para eliminar, sin mancharse las manos, las visitas indeseadas por mar.

A continuación habló Breigal; habían conversado durante la pasada noche -por vida de, sólo hace unas horas de éso, pensó Arzhel-, y ya sabía algo de su historia, pero tras sus nuevas palabras creyó poder comprenderlo mejor. Llegó a sentir cierta compasión por él cuando describía el penoso proceso que tuvo que llevar a cabo en su tierra. Compasión que, dicho sea de paso, se desvaneció de un plumazo cuando oyó el ejemplo que ponía. Aquél hombre -o de la raza que fuera- conseguía irritarlo con sorprendente facilidad. Ni siquiera la evidente ironía y complicidad en las palabras de Lohengrin logró menguar su naciente cólera fría.

-Maese Breigal -dijo con voz zalamera, sorprendentemente cargada de cortesía-. Toda mi vida he luchado por mantener algo abstracto, que tal vez suene estúpido, pero es mejor bandera que muchas otras. He matado por mi honor y por el de mi familia, y llegado el caso, moriría. Sin dudarlo ni un momento. Vos sabéis perfectamente, y el caballero aquí presente también lo sabe -prosiguió, mirando brevemente a Lohengrin, mientras su voz se iba endureciendo progresivamente, aunque sin llegar a resultar del todo agresiva o amenazante-, que no vacilo en desenvainar para defender mi honra, y que no dudo en poner mi vida en peligro para salvaguardar aquello que es valioso para mi. Y entre ello está mi linaje, maese, y os aseguro que antes de escapar abyectamente del peligro mediante vuestro vil embuste, mancillando así mi nombre y el de mis ancestros, me presentaría ante Amaraia Sóleith, o incluso el mismísimo Merich de Krachia y atravesaría su corazón con la espada de mi familia, costara lo que costara, y sucediese lo que sucediese -dicho ésto, hizo una brevísima pausa en la que apoyó su diestra en la empuñadura de la espada, como para dar fe de sus palabras-. No sé vos, pero yo antes moriría por una verdad que viviría con una mentira a mis espaldas. La muerte nos alcanza a todos, maese... El legado que queramos dejar, éso es lo que cambia la honra.
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Mensaje por Dulfary 08/01/12, 12:49 pm

Nadie respondió a su pregunta. Ni ella misma. Pero a cambio cada cual dio su impresión de los acontecimientos y la propuesta de solución. Claro que de eso se dio cuenta después, mucho después.

Lo primero, fue el caminar de Breigal de un lado a otro, caminos cortos, de meditación. Curioso. Para alguien que vivía en un barco que volaba… eso era mas curioso, Lohengrin no dijo nada de un barco volador. Era posible que fueran comunes en esta parte del mundo en algún otro momento y por eso no le sorprendía? Eso o no puso atención. Pero ella no era quien para llamarle la atención sobre ese punto.

Como fuera, el caminar de Breigal atraía su atención e impedía que se dispersara. El saberse libre de cargas, ayudó también a ser receptiva y no reactiva a sus palabras, en un primer momento al menos. Sobre todo que las palabras de Lohengrin sobre buscar oscuridad en la luz, le dejaron pensando profundamente.

Su historia era conmovedora. No podía negarlo, de nuevo le ablandaba el corazón y hacia que su expresión de determinación y testarudez desapareciera para dar paso a una más comprensiva y empática de lo que debió y debía ser su existencia, dadas las circunstancias. Claro que no solo él tenía una historia triste, insistía en que casi todos aquellos que se había cruzado, de una forma u otro la tenía, pero escuchó, sin desviar la mirada, imaginando en su mente infantil el cómo debió ser eso y, esta vez, no surgió la duda de las razones por las cuales se llegó a tal masacre. Era triste, duro de llevar y conmovedor, punto.

Su curiosidad de infante la llevaba a hacer miles de preguntas, todas ellas a cual mas de imprudente e hiriente, por lo intima y personal, que la anterior. Pero su fachada de Iniciada le hacía mantener la lengua en su lugar, dejando espacio por ahora solo a las superficiales, por ejemplo, qué fue lo que dijo Arzhel para captar su atención.

Eso sí, la sonrisa mordaz y asombrada cuando dijo que “hubiera sido inútil pasar desapercibidos” sus ojos rojos se clavaron en él con algo de indignación y faltó realmente muy poco para decir cualquier cosa. Ella trató de sacarlos por la puerta trasera, casi literalmente, de forma que pasaran desapercibidos y él le echó más leña al fuego!!!! Pero no dijo nada, solo lo miró, incrédula y al borde de una risa sarcástica

No, no diría más nada, no haría de toda la situación algo mas complejo, además, su animo no le daba para indignarse más, solo le daba para empezar a buscar los aspectos positivos de todo aquello, y aun así, recordado todo lo ocurrido el día anterior, no pudo evitar sonreír con burla, bajando la mirada y la cabeza para no reír, al acordarse de Breigal diciendo “su damita”. Había sido un circo y no lo pudo disfrutar como quisiera.

Pensaba en que habían tenido suerte de escapar, en que ambos la habrían pasado muy mal en los calabozos de Rhylia o de cualquier otra isla porque cada uno tenía cosas que ocultar. Sin mas lejos, Arzhel aun conservaba modismos que lo habrían puesto en problemas de un segundo a otro. El Rey… en guerra. Que complicado era todo. Cuanto detestaba las guerras.

- Breigal, por qué caminas como si estuvieras ebrio? - le pregunto de frente y sin prudencia, justo antes que Arzhel protestara por la propuesta que ella no entendió, así que no opinó. Si Lohengrin la aceptaba, ella acataría lo propuesto, ya no aportaría más errores a su misión. Estaba cansada, le dolía el brazo, las heridas hechas, no lograba poner las ideas juntas, ahora que pensaba en propuestas se daba cuenta que tampoco había podido sacar sus propias conclusiones sobre lo dicho por Arzhel respecto al ataque de un barco sin bandera que no era pirata. El mundo de los adultos eran tan difícil de asimilar.

Así que hizo algo insólito en ella. Guardó silencio, sin sonrisa de aprobación, si gestos de incomodidad más allá del dolor de sus heridas mientras Arzhel hablaba y dejaba en claro el asunto del honor y la honra y descubrió para su sorpresa, cuanto había por admirarle a Arzhel, un simple humano sin dones particulares con una templanza que esperaba, al día, ella pudiera imitar.

- Lohengrin – susurró ante la inminente respuesta de Breigal – en el camino… encontramos un paladín, otro paladín, solo, extraño – se encogió de hombros - muerto… - aferró la vaina de su espada, la del paladín fallecido. No miraba a nadie, solo lo comentaba, en voz tan baja que dejaba claro que no quería interrumpir a sus mayores.
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Mensaje por Breigal 08/01/12, 03:23 pm

Para estar en una selva tan peligrosa, probablemente con una horda de fanáticos religiosos persiguiéndonos, la charla era bastante tranquila. Sonreí por dentro cuando noté la reacción que tuvo Arzhel a mis palabras. Parecía enojado, y las palabras acerca del honor familiar y todo eso, me hacían pensar que nunca estuvo ni cerca de un demonio capaz de tomar posesión de su cuerpo. Si alguien más controlaba su cuerpo, podría tirar la defensa de su linaje al diablo.

-Sí, Stregek está esperándonos en algún lugar del universo, puedo traerlo aquí ahora mismo, si quiere. Pero creo que llamaremos la atención si lo hago. La otra opción, y la más recomendable, es alejarnos bastante de la ciudad y recuperarlo allí.

Fue realmente curioso. Como para no perder la costumbre, Arale hizo una pregunta que realmente me llamó la atención, al punto de sonreír de pura incredulidad.

-Es un don que tengo desde siempre, Arale. Equilibrio perfecto, lo llaman algunos.

Cientos de veces pareció que caería, nunca lo hice. Incluso, si Arale no hubiese saltado sobre mí, hubiese salido bien parado (nunca mejor aplicado) luego de vencer al oso gigante. Pero entonces, las palabras de Lohengrin me llamaron poderosamente la atención. ¿Cabello azul? Creía saber perfectamente de quién se trataba.

-Sí, ese es uno de los dos amigos que estoy buscando. Le propongo un trato... Yo le traigo a Stregek, si usted me da toda la información necesaria para poder encontrarlo. Todo lo que sepa.

Ni siquiera presté atención a las palabras finales de Arale o a lo que pudiera decir Arzhel. Efectivamente, ellos me habían guiado hacia un lugar donde podría obtener información, y se encontraron con alguien que les daba gusto ver. Parecía que, después de todo, los tres salimos ganando en esa expedición... A pesar de las heridas, la persecución, el escándalo... Podría haber valido la pena después de todo...
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Mensaje por Lohengrin 14/01/12, 03:15 pm

Lohengrin aprobó todas y cada una de las palabras de Arzhel, y cuando éste terminó de hablar y con una muy digna pose apoyó la mano en el puño de su espada, el caballero no puso evitar sonreír. Aunque su concepto de la honra era algo diferente y mucho más práctico que el de su amigo, y no veía con malos ojos la idea de Breigal, comprendía perfectamente a Arzhel, y no quiso ahondar en la cuestión. De cualquier manera la situación estaba clara. Un mal desliz en aquella taberna había traido todos esos problemas, y aquel extraño hombre, Breigal, con su barco volador había resuelto el entuerto que él mismo había provocado.

"Tal como habeis contado la historia, no parece que maese Arzhel vaya a ver su nombre comprometido. Nadie podrá relacionar la casa de Loïc con todo este asunto, y desde luego lo que más preocupará a la Orden será el hecho de que un demonio haya secuestrado a dos paladines."
Miró a Dulfary. "Esto es lo que diremos. Stregek se liberó de su cautiverio y te lanzó por la borda del barco volador para protegerte mientras luchaba contra ese demonio, y eso es todo lo que sabes. Caíste al mar y llegaste a duras penas a las costas de Kuzueth. Tus heridas corroborarán esa versión. Y si os parece bien, maese Arzhel, diremos que nadie supo nada del humano. El único cabo suelto es Stregek, pero si me lo entregáis, encontraremos una manera de solucionar eso, conozco a alguien que quizá pueda ayudarnos. A cambio, os diré todo lo que sé, que tampoco es mucho, sobre el hombre de pelo azul. Os doy mi palabra."

Antes de que Breigal respondiera, Lohengrin miró a Dulfary y a Arzhel, para asegurarse de que ambos aprobaban la idea. Y fue entonces cuando reparó en el arma que le tendía Dulfary. La tomó con cuidado. Era una buena espada de la Orden, y sin ninguna dida pertenecía a un paladín. "Ruther... Llevaba unos días desaparecido, creí que había vuelto a Rhylia. Es mejor que no digamos nada de esto para no atraer la atención de la Orden sobre Kuzueth. Nos llevaremos el arma, y honraremos juntos su memoria, Dul." Lohengrin no atinó a decir Arale, tan concentrado como estaba. Y entonces, de una manera algo impropia, la abrazó. "Eres valiente. Ojalá hubiera más corazones como el tuyo dentro de la Orden."

Después, centró de nuevo su atención en Breigal. "Este es un buen lugar, ya que no estamos del todo cerca de Daosh. Traed vuestro barco, dejad al paladín bajo nuestra custodia, y os diré hacia donde se dirigía el hombre de cabellos azules. Sin embargo, no puedo prometeros que aún siga ahí" .

Por suerte para todos, Breigal accedió, y Lohen contempló impresionado como la nave voladora se colocaba sobre ellos y dejaba caer una escala. "Había oído hablar de ellas, pero no creí que vería una."

En ese momento, varios temblores en el suelo y el ruido de ramas y árboles partidos alertó a todos. "Tengo un mal presentimiento"*. Al poco rato, vieron una gran bestia cuadrúpeda tan alta como un hombre, y el doble de larga, sin contar la cola. Con pasos lentos y pesados entró en el claro, al principio sin prestar atención al extraño grupo. Luego el enorme animal clavó sus ojos en los aventureros y bajó la cabeza, mostrando amenazadoramente un afilado cuerno. Resopló inquieta un par de veces. "Es un Correacantilados. Y está midiendo la distancia para cargar contra nosotros. Esa cosa puede destrozarnos a todos. Breigal, subamos todos a vuestro barco ahora!"


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* Qué gran frase... Siempre quise decir eso Very Happy
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Mensaje por Arzhel de Loïc 10/02/12, 01:04 pm

Arzhel estudió un momento la propuesta de Lohengrin, con el entrecejo fruncido. Realmente era lo mejor. Oficialmente nadie sabía que había embarcado en dirección a Rhylia, ni por ende que había naufragado cerca de Thialir; su casa era conocida, pero oficialmente, Arzhel había desaparecido del panorama público mucho, mucho tiempo atrás, cuando huyó a Moramailë. No iban a encontrarlo ahora. Asintió finalmente a las palabras del caballero.

-No tengo ninguna objeción al respecto, maese... Comenzando por el hecho que la casa de Loïc tiene fama en Trinacria, mas no tanta fuera de ella, y que actualmente su heredero está en "paradero desconocido" desde hace años -dijo irónicamente-, dudo que alguien sospeche que el humano fuera alguien principal. Aunque sea insual ver a un anciano batiéndose y haciendo cecina a dos guardias, por experiencia digo que hay muchos espadachines capaces de crear escuela, y de los cuáles no se conoce ni el nombre, ni la casta, y a menudo carecen de ellas. Dejemos que el viejo soldado que se batió en la taberna junto a maese Breigal sea uno de ellos.

Dicho esto, volvió a guardar silencio: era mucho más provechoso escuchar que hablar, pues veía ciertos detalles que tendría ganas de discutir con el caballero ante unas jarras de buen vino -desde que llamara "Dul" a Arale, a la confirmación total y absoluta de que se trataba de un paladín-, y en cambio ya había él aportado todo lo que podía para ayudar a deshacer el tremendo lío en que se habían metido. Y del que podrían salir con algo más que la honra destrozada...

"Tengo un mal presentimiento", había dicho el caballero. Como si se tratara de una señal convenida, apareció en el claro una bestia monstruosa, uno de aquellos engendros de la naturaleza que Arzhel supiera sólo se daban en las salvajes junglas de Kuzueth. El barco había llegado y estaba ya flotando encima de ellos, mientras el animal gruñía, preparándose para cazar a sus presas. El animal no parecía gozar de una buena vista, pero por desgracia el poco viento que hacía iba en su dirección y le llevaba el olor de los desafortunados aventureros a la bestia, que gozaba sin duda de un magnífico olfato.

-Puede destrozarnos a nosotros y a media compañía, si me permite la apostilla, maese... ¡Suban, deprisa! -ordenó en voz queda, empujando a Arale hacia la escala-. Las muchachas primero...

Había que aprovechar el poco tiempo que les concedía la bestia, pues era demasiado grande y fuerte como para plantarle cara.
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Mensaje por Dulfary 17/02/12, 03:58 pm

- Equilibrio? - enarcó la ceja y le faltó mas bien poco para soltar la risa. Pero en algo tenía razón el reoraf, el equilibrio siempre se tambaleaba así, entre otros, eran ellos, su Clan, quienes procuraban que no se viniera a pique aun cuando pareciera que faltaba muy poco, como en el caso de Breigal.

Le alegraba que las cosas fueran saliendo todo lo bien que podían, con la propuesta de Lohen, la entrega de Stregek era inminente y con esta... el tener que afrontar la verdad y las consecuencias de sus actos. No suspiró siquiera. Al menos podía cumplir con su palabra de ayudar en la búsqueda de sus amigos al chico con demonio.

En el momento en que Lohengrin empezó a establecer la conclusión de las propuestas y protestas, la actitud de Dulfary volvió a ser mas que seria; era determinada y de absoluta concentración. El dolor estaba ahí, el cansancio, y parte del miedo, pero según el caballero iba hablando, sus sentidos se iban enfocando en los asuntos mas importantes que le decía. Para efecto de muchos, de Lohengrin, de su Clan, de si misma, e incluso en la charada de ser una iniciada, para la Orden, era un soldado, lo entendía y su mente inmadura era capaz de ver más allá de lo que eso significaba. No habría abrazos de consolación, ni tratos de damisela en peligro. Así había crecido y así sería siempre.

Es por esto que su expresión no cambió en lo mas mínimo cuando se le dijo que sus heridas serían de utilidad, sólo asintió con la misma confianza y disposición con la que lo haría un guerrero más curtido que ella.

Y, mientras se dirigía a Breigal, acomodó mejor su posición, se limpió lo que quedaba de lágrimas y cerró un instante los ojos para revalidar la armonía que siempre tenía con el viento.

Tras la aprobación de Arzhel, solo le surgían más dudas. Él era el heredero de su casa? Lo miró extrañada, casi sin creerlo, pero sin decir nada al respecto. Era curioso, una conversación con él también debería ser de lo mas interesante. Pero cada vez estaba más intrigada por lo que tenía cada miembro de aquella pequeña expedición.

- De acuerdo, la ausencia de detalles, como siempre, apoyara la mentira - dijo aprobando la propuesta final. Lo decía en serio. Ella, que estaba tan acostumbrada a mentir, entendía de sutilezas en los engaños, cuando debía forjarlos ella, solo en esos momentos, cuando los aplicaban en su persona...

No sabía quien era Ruther, pero la duda de lo que le había pasado y como había terminado solo y muerto en la selva no dejaría de darle vueltas por varias noches, en la cabeza. Pero de momento, el asunto de llamarla Dul le hizo sentir un frío por dentro, ya que estaba segura que los otros dos lo notaría, sin llegar a reaccionar sobre eso cuando Lohengrin la abrazó. No se lo esperaba, en lo absoluto, pero sus palabras le llenaron el corazón y le dieron parte del valor que necesitaría para plantar la cara en Rhyila cuando regresara.

Siguió lo que le decía su corazón y lo abrazó de vuelta, con afecto y fuerza, como la niña que era y no la adulta que se veía - gracias... - le susurró de vuelta y volvió a sonreír

- Impresionante, eh? - dijo con una sonrisa aun más amplia cuando la nave arribó - deberías ver lo que se siente estar entre las nubes en ella, es... guaaf, maravilloso - sus ojitos rojo brillaban de nuevo y el brillo se apagó con el "mal presentimiento" de Lohengrin y el temblor del suelo. Casi de forma inmediata se puso en pie, agarrando un poco de tierra en su mano. Un movimiento mas que fluido que la hizo ponerse en guardia ante la aparición semejante criatura.

- Lohengrin!! - exclamó exaltada - lo puedo llevar a casa??? - preguntó en el mismo tono en que preguntó si podía llevar a casa a Motas varias semanas atrás y se mordió el labio para no sonreír del todo

El viento en contra? No existía el viento en contra para Dulfary, el viento siempre estaba a su favor soplando en la dirección correcta.

Con la acotación de Arzhel, el viento dejó de llevar el olor de los presentes. Tarde de todas maneras pues ya tenía a medio localizar sus presas solo debía terminar de calcular su trayectoria. Eso no lo iba a permitir

- No!! - le refutó a Arzhel y se hizo al frente del grupo - Breigal! sácales de aquí, yo les doy tiempo - dijo ya mas aplomada, soltó la tierra en el aire y dejó que el viento la llevara con autentica furia hacia la enorme criatura, cegándolo un poco más y metiendo la tierra por su nariz y boca, arrastrando hojarasca y más polvo y tierra hacia este. Un remolino que lo distraería y lo fastidiaría pero que no daría resultado por mucho tiempo pues tenía clara su dirección de caza.
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Mensaje por Breigal 16/03/12, 02:45 pm

Algo bueno estaba sucediendo. Parecía que todo estaba cerrando de maravilla. Después de todo, parecía ser que Arale sí había exagerado con su reacción.

-¿Dul?

-Vaya apodo más extraño.

Apodo... Sí, bien podría tratarse de uno, o bien podría ser un segundo nombre. O bien podría tratarse de su nombre original. No había olvidado que Stregek la había atacado, quizás Arale era una espía o algo parecido, y Stregek logró identificarla y por ese motivo la atacó. Eso podría explicar por qué llevaba una espada si la utilizaba para arrojársela a la cara a sus oponentes, o por qué la armadura le resultaba tan incómoda. Como fuese, si era una espía, bienvenida sea. Esa Orden ya me caía bastante mal gracias al primer representante que conocí.

Phab mencionó rápidamente que debíamos irnos de allí, y casi al instante un temblor cada vez más fuerte envolvió el ambiente. Los malos presentimientos nunca quedaban sólo como un presentimiento: siempre sucedía algo peor, y ese caso no fue la excepción. Una bestia enorme con un cuerno imponente en su cabeza se detuvo ante nosotros, para luego darnos a entender que nos asesinaría con una brutal embestida. La retirada era la mejor opción, no había discusión al respecto. ¿Tiempo?

-No, no necesito que me des tiempo de nada.

Silbé hasta que había una soga por cada uno, y apresuré a todos a tomar la suya, incluso a Arale, Dul, o como fuese que se llamaba. Caminé rápidamente hacia ella y la sujeté con mi brazo derecho y tiré de ella hacia atrás para ponerla al alcance de la soga. Luego tomé la cuerda y la pasé sobre el hombro de Arale, para luego rodearla en diagonal y sujetarla con fuerza. Obviamente, eso no sería suficiente para que Arale no caiga, pero confiaba en que tendría la inteligencia suficiente como para sujetarse. Luego de eso, silbé nuevamente y corrí para sujetar la única cuerda que quedaba libre. Una vez que la sujeté, todas subieron para ponernos a salvo.

-Volveré cuando esté sano, maldito animal...

Una vez en cubierta, me dirigí a mi camarote para dejar la cabeza de la avispa, y luego cerré fuertemente la puerta, para descansar. Debía reponerme de una importantísima dosis de dolor, y no me inspiraba confianza que ellos estuviesen presentes. Una vez recuperado, ya habría tiempo de cumplir con el trato.
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Mensaje por Lohengrin 20/04/12, 08:20 am

El Correacantilados bajó la cabeza para embestir, y Lohengrin maldijo en silencio cuando Dulfary se adelantó varios pasos y comenzó a mover el viento para provocar a la criatura. Se dispuso a atraparla y a hacerla subir, cuando Breigal tomó la delantera, y la atrapó habilmente con una cuerda salida de... del barco? Varias cuerdas habían caído ante ellos, y viendo subir a Dulfary, agarró su propia cuerda, y esta tiró hacia arriba como si tuviera vida propia.

Ya en la cubierta del barco, comprobó que estaban todos a bordo, especialmente Arzhel, a quien había perdido la pista unos momentos antes. "Por vida de..." Atisbó a Breigal entrar en el diminuto castillo de popa, sin duda se dirigía a su camarote. Lohengrin se asomó por la borda del barco, y varios metros más abajo, la bestia daba vueltas, nerviosa, mientras miraba amenazante al barco, como si creyera que podía alcanzarlos desde abajo.

"De buena nos hemos librado... Creo que necesitamos dormir al menos unas horas, si bien me gustaría llegar a mi casa lo antes posible." Estaba a punto de anochecer, y ya se veían las primeras estrellas en el cielo. "Es una enorme casualidad, maese, que precisamente haya comprado esta mañana en el mercado dos botellas de buen vino, por si alguna vez volvíamos a encontrarnos... Supongo que los caminos de la Dama son inescrutables", le dijo al caballero Arzhel, mientras sonreía. "Parece que ha pasado una eternidad desde que nos vimos en aquella taberna. Supongo que aun no habeis encontrado al joven Mizik."

Luego, puso su mano en el hombro de Dulfary, durante un rato, sin decir nada, hasta que rompió el silencio. "Creo que pasaremos la noche aqui, y en la mañana haremos el intercambio, Stregek por la información que yo tengo sobre el hombre que busca. Luego, iremos a mi casa. Comida caliente y un par de días de descanso, si? Motas se alegrará de verte."

Pasados unos minutos en los que conversó con ambos camaradas, y viendo que Breigal no regresaba, resolvió acomodarse y descansar en uno de los camarotes del barco, no sin antes invitar a Arzhel y a Dulfary a acompañarlo.


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Mensaje por Arzhel de Loïc 23/05/12, 11:17 am

Evidentemente el gesto caballeresco de Arzhel cayó en saco roto: aquella muchacha era tan impredecible como el viento al que parecía saber controlar. Por suerte, sabía lo que hacía: el animal bramó y profirió algo parecido a un estornudo, dando así tiempo a Arzhel a sujetarse a la cuerda una vez hubo comprobado con el rabillo del ojo que todos estaban a salvo.

De nuevo en la cubierta del extraordinario bajel, una sonrisa zumbona afloró a los labios del caballero tras oír las vehementes palabras de Breigal.

-Cuidaos, amigo mío, de emprender venganza alguna contra un animal... Las bestias son a menudo más civilizadas que los hombres, y menos mezquinas: matan por hambre sólo y sólo cuando tienen sed beben, al contrario que los hombres -dijo en un tono que distaba mucho de la reprimenda o el aleccionamiento moral, más como quien comparte una reflexión en voz alta-. Además que esta no es ni de lejos la criatura más grande y terrible de las muchas que en estos bosques de Kuzueth podríais encontrar... Si bien maese Lohengrin sabrá más de esto que yo, sin duda.

Dicho esto se volvió al caballero y le sonrió, afectuoso. El fresco viento, cada vez más cargado de salitre a medida que con el crepúsculo arreciaba la brisa marina, les golpeaba en la cara y hacía ondular la media melena de Arzhel.

-De buena, sí... -comentó mirando distraídamente por la borda, una vez Breigal se hubo retirado a su camarote-. Esa bestia no debe tener mucho que envidiar de los más formidables artilugios de guerra enanos... -la mención del vino alegró el rostro del caballero-. Sin duda, aunque maese Breigalposee en la bodega unas botellas excelentes... Si bien mañana es un día para estar bien despejados -se apresuró a añadir, tras una segunda reflexión-. No, maese, aún no he dado con él... -respondió a la pregunta del caballero con semblante repentinamente sobrío, y luego lo siguió junto con Arale (¿o era Dul?, pensó) hacia el interior del barco.

-Habéis estado muy bien ahí abajo... -dijo quedamente, mientras caminaban hacia los camarotes sobre las crujientes maderas del navío-. Sois una muchacha valiente.
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Mensaje por Dulfary 27/05/12, 08:13 pm

Protestó, oh vaya si protestó. De nuevo se refirió a su madre, su abuela y un par de blasfemias adicionales poco propias de una señorita y más aun de alguien la Orden. La diferencia, esta vez no fue voz en cuelo, esta vez solo quedaron entre los dos Breigal y ella, y como no? El demonio que le acompañaba a Breigal, entre los tres, no lo vociferó pero aun siendo murmullos eran perfectamente audibles y inteligibles para los tres.

Pataleando fue atada a la soga y antes de poder alguna kata extra, estas empezaron a ascender. Suicida, temeraria, arriesgada y todo lo que quisiera, si no se sujetaba cuando la soga cediera el golpe que se daría habría quedar en ridículo la embestida del correacantilados o viceversa. Se sujetó a la cuerda y su ademán terminó de llenar de tierra los pequeños ojos de la bestia que cargaba contra ellos. En lo que ascendían contó a los presentes, estaban todos a salvo en las cuerdas, eso era lo que mas importaba, todo lo demás era secundaria, incluso sus pies colgando de esa forma tan graciosa como si fuera una muñequita mal acomodada.

Ya en la seguridad del barco, soltó con calma y resignación la soga que la sujetaba, tenía que hacerlo así, de otra manera se levantaría y le daría otro mal golpe a Breigal por… salvarla y no era justo. Mejor calmarse

Y mejor morderse la lengua respecto a sus palabras. Estando Lohengrin presente le daba un poco de vergüenza dar rienda suelta a su idiosincrasia…

- Por respeto aquí a los caballeros mejor no dejo que mi boga todo lo que habría que decir – lo mencionó en voz alta, aunque sin duda era más ella que para los presentes, las cosas no poder quedarse callada. Sin embargo Arzhel si no se quedó con su parecer guardado, obteniendo de Dulfary una sonrisa de fascinación por sus palabras. Era un caballero en todo el sentido de la palabra, lo que había dicho y como lo había dicho era la clase de proverbios que solían usar los Ancianos de Alto Consejo para aleccionar a mas de uno y no precisamente a los mas jóvenes; cada vez se convencía más que era un hombre admirable. Por lo demás los dejó conversar entre ellos.

La feliz coincidencia que se conocieran de antes ameritaba que tuvieran su espacio y ella, estaba agotada, le dolían las heridas pero ya tendría tiempo para hacerse una curación mejor. De momento le llamaba la atención que Arzhel también estaba buscando a alguien* desde el fondo de su corazón le deseaba suerte con la búsqueda y desde lo mas recóndito de su voluntad tuvo que amarrar la lengua para no ofrecerse a buscarlo por todo lado.

Debía centrarse en su misión primordial. Si veía al chico intervendría en su encuentro, pero mientras tanto… su labor era otra y le pesaba, no poder correr en ayuda de otro, por fin entendía lo que era el peso del deber y el saber llevar correctamente una responsabilidad. La mano de Lohengrin la sacó de su cavilaciones y alzó la mirada hacia él, su sonrisa inicial se volvió mucho mas amplia al mencionar a Motas… su Motas, su perrito lleno de agua de alguna forma que aun no podía explicarse.

- Sé que está en muy buenas manos, Lohen, pero como esta? Cómo se ha portado? Te ha dado problemas? – una pregunta de tras de otras y en sus ojos se veía que si no empezaba a responder vendrían muchas más, que de hecho empezaron casi de inmediato aun sin respuesta de las otras – y tú? Como estas? Las cosas por aquí siguen tranquilas? Has recibidos mis cartas? En qué andas? –

Siguiendo la invitación de ambos caballeros entró con ellos a por el vino de las cavas del barco como al camarote, sonrojándose por el reconocimiento de Arzhel

- Hay quienes dicen que soy demasiado… ehm… impulsiva! Sería el termino mas adecuado – sonrió alegremente respondiéndole al anciano – ayy me vas a hacer sonrojar!! No seas malo – su sonrisa decía que tan lejos estaba eso de ser un reproche, sobre todo porque ya estaba sonrojada – además que usted, para la cantidad de años que debe tener no se queda atrás, todo un ejemplo a seguir – su sonrisa se hizo mas ancha si cabe.


Fdi: *no me acuerdo si se lo mencionó antes a Dul, si lo hizo editaré.
Me encanta el barquito volador que puso Lohen
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Mensaje por Breigal 08/06/12, 01:54 pm

Sin duda, mis familiares hubiesen estado muy contentos de oír aquellas palabras de Arale. Principalmente, porque eso hubiese sido una señal de que seguían con vida, y llegado el caso sólo debería buscar a Daliny. Evité mencionárselo a la paladín o espía o lo que fuese, porque una parte de mí consideraba que se deleitaría al conocer esa información. No parecía querer demasiado aquello que tuviese algo que ver con mi raza, pero nadie podía culparla por ello. Después de todo, era una humana. Si algo aprendí fue que los humanos no se caracterizaban por tener buenas intenciones, y fue eso lo que me hizo sonreír ante las palabras de Arzhel.

-Conozco muy bien a los hombres, Arzhel. No tiene idea de cuánto.

Sin siquiera desearles una buena noche, me marché a mi camarote para descansar al fin. Quizás hubiese sido prudente recordarles un par de cosas, pero imaginé que querrían descansar. Había sido un día largo y bastante atareado. Ojalá el humano lo hubiese pasado bien y hubiese comido sus manos y bebido su sangre para no desfallecer. Tenía suerte de que hubiese encontrado a alguien que vio a Talinthraxus. Si no fuese por el caballero que encontramos en esa isla, Stregek podría poner a prueba la resistencia física de un seguidor de la luz humana, en relación a la resistencia de un reoraf seguidor de Husge.

Me recosté, suspiré plácidamente, y ahí se acaban todos mis recuerdos de ese momento. Un intenso dolor se presentó en mi entrepierna, en el pie, en el brazo, y en el estómago. Gran parte de ellos, producto de la misma persona... Persona que, como pequeño detalle, se suponía era mi aliada.
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Mensaje por Dulfary 02/08/12, 12:22 am

La conversación ente los tres se iba volviendo más y más amena. Los adultos empezaron a hablar sobre vinos, un evento en Moselec que para Dulfary no era claro en absoluto y las cadera de alguna camarera de yonosédonde.

No entendía la mitad de lo que decían, pero seguirles la conversación era fácil y hasta divertido. Lohengrin y Arzhel, en esta nueva faceta, la clase de faceta que más le gustaba de las personas, eran muy divertidos, confusos pero divertido.

Sin embargo había una cosa que, a los ojos de la niña, no cambiaba: con un objetivo en mente, se dirigían a él sin mayores rodeos. Querían el vino de la bodega del barco y sus pasos allá los llevaron. No a la comodidad de una cama, ni a la satisfacción de la comida. No, querían vino, a por vino iban.

Dulfary no podía evitar reírse de eso.

Por supuesto, cada una de sus preguntas fue respondida y obviamente se le hizo partícipe a Arzhel sobre quién era Motas y el por qué de su preocupación. Como era de esperarse, el asunto de permanecer mojado salió a colación y el tema varió de nuevo.

Y de pronto ya no hubo más tema de conversación. Los tres detuvieron la charla y sus pasos frente a la puerta de la bodega. Estaba cerrada, si mal no recordaba Dulfary, tras el episodio de los fantasmas mentales del pasado de Arzhel, Breigal había puesto candado para que no volviera a por más vino. Pero no veía ningún candado, aunque también es cierto que estaba muy cansada como para ver las cosas con suficiente claridad.

- Creo que se quedaran sin vino, esta noche – su sonrisa no se hizo esperar, como la réplica al respecto del anciano caballero, que insistía en el vino y trató de abrir la bodega, bajo la premisa “así sea a la fuerza”. Sólo la intervención oportuna y enfática de Lohengrin impidió que la puerta respondiera a esto.

Al parecer tenía algún tipo de trampa o de mecanismo mágico para abrirse y no sería “bonito” lo que ocurriría en caso de abrirla así no más o forzarla.

Ante un nuevo anuncio, casi burlón, que no podrían tomar vino hasta la mañana siguiente, se resolvió que irían a despertar a Breigal para tener el vino, no sin antes discutirlo un poco por cuestión de etiqueta o real necesidad.

- Hagamos una cosa, ustedes esperen aquí y yo lo despierto. Prometo no agredirlo si se pone muy malhumorado – levantó la mano y todo, con una sonrisa que de no ser por lo cansada, habría sido mas que adorable.

Dicho y hecho, muy pronto estuvo dando dos suaves toques a la puerta del camarote del capitán y entrando aun sin tener respuesta. Sus pasos sigilosos se movieron por el lugar, aunque su voz delataba su presencia mientras se acercaba a la cama

- Breigal, oye, Breigal, despierta – su tono era suave, bastante amigable y se acercaba con cuidado y hasta con educación. Pero tuvo aun más cuidado, cuando lo tomó por el hombro y lo zarandeó para terminar de despertarlo, lista para retroceder y defenderse, en caso de un despertar hostil.

Pero entonces se le ocurrió algo mejor

- NOS ATACAN!!!! - gritó a todo pulmón en la habitación, con urgencia y todo - Nah, es mentira - sonrió y volvió a tratar de ser mas delicada al respecto de despertar a la gente

- Disculpa que te no deje dormir, pero es que los chicos no pueden abrir la bodega y… quieren vino. No te preocupes por Arzhel, Lohengrin cuidará muy bien de él – su sonrisa amable y encantadora no se hizo esperar.

Una vez cumplida su misión de enviarlo a lo bodega, se fue directamente a cubierta, necesitaba viento y un poco de paz.
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Mensaje por Breigal 08/08/12, 10:20 pm

Ese debía ser un descanso reparador, debía tratarse de un intervalo entre la adquisición del dolor y el nuevo día. Tenía por objetivo ayudarme a recuperarme por completo, para comenzar renovado el día siguiente. Pero claro... algo fallaba en esos perfectos planes, había alguien que a pesar de todo, no tenía siquiera el decoro de dejar descansar a alguien, en su propio barco...

-Déjame dormir... -rezongué cuando me tomó por el hombro para despertarme, y el posterior grito de ataque me hizo reaccionar desenvainando rápidamente mi espada, sin tomar reparos de no herir a alguien. ¿Para qué explicar la expresión que pudo verse en mi rostro al saber que ese ataque no era real? -Eres... una...

Guardé mi espada y apoyé mi rostro en mis manos para luego resoplar indignado. Al oír la verdadera razón por la que Arale me había despertado de esa manera, me limité a mirarla a los ojos, a esos ojos y esa sonrisa que vendían a una persona tan tranquila, y ya la conocía lo suficiente como para saber que eso era una mera ilusión.

-¿O sea... que quieren vino... y por eso yo no puedo dormir... en MI barco? ¡Esto es el colmo!

Me levanté de mi cama y fui tan rápido como pude a la bodega, con la vista nublándose cada tanto, producto de un descanso bastante malo. Una vez frente a la bodega, tomé las llaves que había colgadas a un lado y tomé 3 de ellas para abrir las cerraduras. Luego volví a colgarlas y empujé las puertas de la bodega, invitándolos a entrar con un gesto de la mano, y un rostro que decía claramente que si eso se repetía los tiraría en medio de la selva.

Subí las escaleras para dirigirme a mi camarote y poder descansar en paz... de una vez...
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Mensaje por Dulfary 11/08/12, 12:54 am

El aire fresco le sentaba muy bien; parecía llevarse todos sus dolores, todo su cansancio y cualquier problema de su mente. La acariciaba y ella devolvía el mimo.

Era grandioso.

Si no fuera por las misiones encomendadas y bajo su responsabilidad, podría quedarse a vivir en el barco y, lo catalogaría como su nuevo lugar favorito, de no ser por el pesado de Breigal.

La sonrisa que tenía, de inmediato se borró con un suspiro, al recordar la forma violenta con que había reaccionado a su falsa alarma. De no estar preparada para algo así, habría sido trágico. Pero nada había pasado, no había nada realmente grave que lamentar.

Sin miedo alguno, apoyó las manos en la baranda de estribor y perdió la vista en el horizonte, sintiendo el viento en su cara. Su sonrisa, cálida, inocente, rayando en lo infante, no demoró en volver a sus labios.

Era magnifico.

Con agilidad, y dolor por el movimiento debido a sus heridas, se subió a la baranda en la que estaba y se sentó en ella con los pies colgando hacia el vacío. El balancearlos sin preocupación alguna, fue solo cuestión de segundos.

Entonces, su sonrisa se volvió traviesa recordando lo divertida que había resultado la cara de Breigal al despertar. Sin poderlo evitar se rió por lo bajo, mientras sacaba de su bolsa de armas el atado de hierbas medicinales, llevándose una hoja en particular a la boca y empezando a mascarla.

- Es un tonto – pero lo decía en el buen sentido de la palabra, ese buen sentido que solo ella podía verle a tal cosa, desde su mente de niña.

Para variar, esperaba pasar una noche tranquila.
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Mensaje por Breigal 02/09/12, 01:41 pm

De haberse tratado de otro momento de mi vida, posiblemente me hubiese preocupado la posibilidad de que Arzhel destrozara toda la bodega enfrentando fantasmas, pero no era el momento para pensar en lo que haría o dejaría de hacer el viejo. Consideraba que algo debía hacer con Arale, o Dul, o como fuese su maldito nombre. Al subir y verla en la baranda, tuve una linda idea sobre lo que debía hacer. Di unos cuantos pasos hacia mi camarote y luego salté con violencia sobre el extremo opuesto del barco. Debido a que sólo estaba detenido, flotando, la embarcación se inclinó bruscamente hacia adelante para luego recuperar el balance poco a poco.

-Detesto que me despierten -dije luego con una sonrisa tan relajada como mi voz.

Haciendo gala del equilibrio que tan famoso me había hecho en mi hogar, me dirigí a mi camarote, sin detenerme para evitar caerme o algo parecido. Era bueno ver a otra persona, luego de tanto tiempo. Me estaba empezando a cansar la soledad.
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Mensaje por Dulfary 02/09/12, 02:53 pm

El siguiente paso era vendar sus heridas. Sin embargo, ese no era lugar ni el momento. El lugar y el momento era perfecto para descansar, pero su cuerpo y las heridas necesitarían otro tipo de descanso, uno más real.

Tomó otra hoja de su atado y lo guardó de vuelta en la bolsa de armas. Un movimiento casi mecánico, ya que su atención estaba en el cielo, en el claro horizonte que se abría ante sus ojos, los recuerdos y ensoñaciones que pudiera despertar en la niña... se evaporaron cuando el barco se tambaleó.

Su movimiento reflejo fue tratar de agarrarse de la baranda. Se sintió fuera de equilibrio y el vacío del brusco movimiento del barco le dio poco margen para sujetarse de forma adecuada y, en un abrir y cerrar de ojos, estuvo más afuera que adentro, sin una baranda que la sostuviera y un agarre a la madera que no garantizaba que permaneciera por mucho tiempo antes de caer a tierra.

- Ay mi madre... - alcanzó a decir, con el corazón en la garganta y tratando de no caer, de acomodarse mejor para sujetarse con la otra mano.

En ese instante, poco o nada le importaba si Breigal se enojaba por ser despertado, porque los seres vivos respiran o porque el viento corre. Lo único que le importaba era poder agarrarse y le estaba costando, sumado al dolor del brazo por la herida y la posición....

- Me voy a caer, como una plasta!!! - cómo pudo, se dio la vuelta, estrellándose contra el barco, pero se sostuvo con la otra mano, pataleando en el vacío.
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Mensaje por Breigal 09/09/12, 02:57 pm

No sentía sorpresa, ni miedo, ni diversión. No. Mi reacción ante la situación en que Arale se encontraba no era ninguna de esas. Lo que sentía era decepción. Decepción pura, no terminaba de entender por qué estaba colgando por fuera del barco, aparentemente sostenida por una única mano, ya que se veía sólo un bulto de dedos.

Mostrar tal elegancia al realizar aquella extraña danza, poco antes, y luego pasar tal situación... Eso me hacía pensar que ese equilibrio que mostró cuando se desplazó tan llena de gracia por la cubierta del barco, era un equilibrio fingido. No era algo que realmente tuviese. No esperaba que permaneciese inmutable, pero tampoco esperé que se cayese por el lado de afuera.

-A lo sumo, te hubieses empujado hacia la cubierta -comenté mientras me dirigía a su posición, dispuesto a traerla de regreso.

No la soportaba, pero imaginaba que Lohengrin no aceptaría la realidad de las cosas: ella no reaccionó bien y se cayó del barco, partiéndose los huesos contra el suelo. Y ese era el problema, tenía la convicción de que, si ella estaba muerta, Lohengrin no aceptaría ayudarme. Parecían ser socios o compañeros de alguna especie de conspiración. Y si esa conspiración era contra esa tal "Orden", era algo que apoyaría. Mi primer contacto con esa organización me había resultado muy detestable, y nada parecía indicar que habría una relación distinta con el resto de sus integrantes.

Sin embargo, mientras avanzaba hacia Arale, pensé que bien podría tratarse de una trampa. Sería una estupidez asesinar a aquel cuya existencia significaba la existencia del barco, por ende de Stregek, por ende de ellos. Si yo moría, tendrían suerte si simplemente el barco desapareciera y ellos cayeran desde esa altura al suelo. Lo más probable era que el barco regresara a Werth y se los llevara con ellos. Las diosas sabrían la razón, y la poderosa Husge no era tan tolerante como yo, ni tan débil.

Aún a sabiendas de la estupidez que significaría que Arale me asesinara, tomé mis precauciones cuando llegué a verla y le ofrecí mi mano para que volviera al barco.

-Arriba, inútil. No me sirves si estás muerta.
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Mensaje por Dulfary 11/09/12, 12:16 am

Había dejado a su Clan y metido en una misión que la sobrepasaba, había naufragado de una forma en que los marinos con ella tendrían con que contar historias a sus nietos, había saltado al vacío contra una criatura voladora gigante sin dudarlo un momento, había mirado a los ojos a Amaraia cuando esta le hizo preguntas sobre su tío, se iba a plantar a un correacantilados sin que le temblara el pulso, pero ahora, en ese momento en que sentía la tierra tan lejos de ella como para que la caída fuera imposible que no doliera, tenía miedo.

Y el miedo estaba convertido en adrenalina, pero no podía hacer nada con ella, así que volvía a ser miedo y ni por eso logró que de su garganta saliera un algo, así fuera un susurro que le permitiera pedir auxilio. También podía deberse a que estaba completamente segura que Breigal la había visto y él vendría en su ayuda, pues estaba convencida que pese a tener ( ser) un demonio, algo de buen corazón tenía y no la dejaría caer, al menos si ella hacía su parte y se mantenía sujeta.

Por su mente jamás pasó algo con mayor sentido, como el común, para creer que a Breigal no le convenía que ella cayera o que la ayudara a irse al vacío en lugar de "rescatarla"

~ Hermano Viento... una manito para sostenerme un poco más ~ pidió en silencio y por eso le sorprendió tanto que, tras las alentadoras palabras de Breigal, el viento se detuviera por completo por un instante. Tan detenido estaba que no se sentía y de hecho, el simple acto de respirar podía ser dificultoso*.

Fue en ese momento que el miedo se fue de su sistema. Si acaso se hubiese podido ver en sus ojos, que en efecto habría sido así en algún momento, este se perdió y en su mirada solo quedó el impacto de las palabras del pelirrojo. Fue solo un segundo, ese segundo en que ambos se vieron a los ojos, que los rojos de Dulfary dejaron ver dolor. No por sus heridas, sino por lo que le dijo. Le había dolido.

Pero fue solo un instante. Frunció el ceño de inmediato y sonrió desafiante.

- Obvio que no!! sirve para algo ademas de dar brinquitos por el barco como si fueras un hadita y súbeme! - protestó y se mordió el labio, dando un ultimo vistazo a la tierra bajo sus pies antes de tomar con firmeza la mano que se le ofrecía y en cuanto hizo contacto, de inmediato se sintió a salvo, aun sin estar en el barco suspiró con alivio.


Fdi: * si es que la palabra existe Embarassed
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Mensaje por Breigal 18/09/12, 01:22 pm

¿Era en serio? ¿Realmente eso que me pareció ver en los ojos de la paladín fue dolor? Habría pensado que fue sólo mi imaginación, pero si algo aprendíamos los reoraf era a notar la tristeza. Al principio de nuestras vidas, eso se percibía al no ver al guardián acompañando a alguien, pero con el paso de los años aprendíamos a ver esa ínfima, casi inexistente, porción de tiempo que existía entre la tristeza y la intervención del guardián que cada reoraf tenía. Los ojos de los reoraf estaban entrenados, casi por naturaleza, para percibir ese pequeño instante de tristeza, principalmente en la mirada, ya que es aquella parte del cuerpo que no puede mentir.

Cuando tomó mi mano, tiré hacia arriba para subirla, y luego hacia atrás. No haría yo todo el trabajo. Ella sólo estaba colgando, no estaba fatalmente herida. Era perfectamente capaz de impulsarse a sí misma. Y si no lo era, convenía que empezara a serlo. Tenía los brazos aún algo cansados. Había pasado un tiempo, pero al no poder descansar bien, el molesto dolor que sentía les restaba fuerza. Aún así, de alguna forma, entre ambos, nos aseguramos de que la equilibrista frustrada estuviese a salvo.

-¿Siempre fuiste así de extraña? ¿Siempre sueles pasar este tipo de vergüenzas? Creí que eras alguien con equilibrio cuando te vi danzar. Veo que me equivoqué. -Luego de decirle eso, la miré a los ojos durante unos cuantos segundos, en silencio, hasta que finalmente volví a hablar.- Por un momento, me recordaste...

A ella...
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Mensaje por Dulfary 21/09/12, 01:24 pm

Con la fuerza (escasa o mucha) con la que tiró de ella, más su propio impulso por ponerse a salvo, pronto pudo apoyar correctamente los pies en el casco, agarrándose de Breigal para terminar de subir.

Así que sí. Era perfectamente capaz.

- No - respondió sin brusquedad a su pregunta retórica - siempre fui así de torpe. Y lo de la vergüenza es según con el cristal con el que se mire - ni siquiera frunció el ceño - a mi no me da pena, son cosas que le pueden pasar a cualquiera y yo no es que sea alguien particularmente excepcional - le sacó la lengua con gracia, hasta con una sonrisa de estarse divirtiendo, pero se forzó a borrar la sonrisa de inmediato y suspiró.

No iba a entrar a explicarle su relación con el viento, mucho menos que el asunto obedeció a estar desprevenida al momento del zarandeo del barco, o que para tener el equilibrio que tenía el colgar de un barco volador había sido fácilmente el mejor de los percances que había tenido en su vida.

No, para qué molestarse en decirle todo eso a una persona que veía en ella solo la utilidad de lograr un intercambio. Ganas no le faltaron de decirle que se podía quedar con el paladín y que convencería a Lohengrin de darle la información si no a él a ella para que, en una próxima vez no se tomara la molestia de ayudar a alguien que pende en el vacío solo por que aplastado contra el suelo no le sirve... Para qué molestarse? Con lo extremadamente positiva y entusiasta que era, esa era la pregunta que se veía en sus ojos cuando se miraron por esos segundos en los que Breigal guardó silencio: para qué molestarse en hablar?

- Ve a cama sin problemas, no te preocupes, yo no te voy a volver a desper... - se quedó callada con su frase, pero más que con su frase con lo que no dijo de la frase y hasta ahí llegó lo de no molestarse en hablar o dejarlo que durmiera hasta que le diera la gana.

Ladeó la cabeza mientras preguntaba con curiosidad, tratando de tener el mayor tacto posible, no fuera a decirle "nada, no importa" o "nada, eso no es de incumbencia, inútil"

- Qué cosa? -
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