Se busca "Héroe"

-Negocios- se limitó a decir Mayo. No tenía ninguna intención de contarle su vida a un extraño por muchas ganas que éste tuviera de charlar. Si le apetecía un poco de cháchara, que aprovechase para hablar de la suya si quería.

-La cerveza invita a filosofar, pero seguro que no es esa tu ocupación principal. ¿Qué haces tú por aquí, Alzur? ¿Eres del vecindario?

No se dio cuenta de la breve lucha interna de Mila. Ciertamente tenía suficiente capacidad empática como para notar cuándo alguien se encontraba a disgusto; como muchas otras personas. Pero desde luego entre sus habilidades no se contaba la de leer el pensamiento. Así que cuando se giró a mirarla brevemente, nada le indicó en qué estaría pensando la muchacha en aquellos momentos. Simplemente, le parecía una jovencita agradable y tranquila. A lo mejor hacía migas con Dul y se dedicaban ambas a cosas más típicas de su edad que filosofar sobre la importancia de la vida. Claro que, pensándolo bien, aquella era una edad en la que muchos se ponían a meditar seriamente sobre el mundo. Mayo había abandonado la práctica hacía tiempo. Cuando se descubría pensando en qué pintaba ella en el tejido de la existencia, se deprimía. Así que se ponía a pensar en otra cosa.

-Hay una posada junto al ayuntamiento, es sencilla y no muy cara –dijo.

No se había equivocado al suponer que los males de aquel espectro venían de la magia negra; su expresión lo revelaba con una facilidad impropia a un ser humano, como si aquella mujer fuera incapaz de ocultar o restringir sus emociones y estas salieran a la luz directamente...
De no haber estado acostumbrada a los fantasmas de su reino, aquella expresividad habría asustado a Vera, pero la chica ya había conocido a muchos otros espectros que, frustrados por la pérdida de su cuerpo, se volcaban en la exageración de sus gestos o emociones... aunque aquel caso era algo diferente, según pudo apreciar Vera. No pensó que estuviera exagerando sus emociones, sólo transmitiéndolas con una fidelidad que la incomodaba levemente. Tuvo que hacer un pequeño esfuerzo mental para no asustarse ante los súbitos cambios de aquel rostro fantasmal.

La chica ensayó lo que quiso ser una sonrisa tranquilizadora pero a penas llegó a un fruncimiento de los labios. "La magia negra es causante de muchos males" pensó cuando escuchó la pregunta que se le hizo. Aquel fantasma, más que ninguna otra cosa, le infundía piedad y un cierto compañerismo nostálgico, un deseo de ayudar causado quizás por lo lejos que quedaba en aquel momento su reino y sus fantasmas... y por el hecho de que ella también necesitaba ayuda, y habría querido que alguien la ayudara.

- La magia negra... - comenzó.

Pero el rostro de Lita volvió a cambiar súbitamente, pasando al terror. Vera abrió los ojos desmesuradamente, sin comprender lo que le decía e inmovilizada por lo inesperado de la reacción. El espectro retrocedía; fue lo único que tuvo claro. Quiso acercarse de nuevo a ella, y por cada paso que echó hacia atrás, Vera avanzó otro.

- No... Espera, ¡no me ha enviado nadie! - dijo, estirando la mano inconscientemente como para cogerla -. ¡Espera! No tengo nada que ver con quien te hiciera esto...

Porque, con aquellas últimas palabras del espectro, había comprendido sin pensar en ello que el mal de Lita era algo que otra persona le había provocado, una maldición, y no algo que por un mal uso de la magia negra se hubiera causado ella a sí misma.

A Dulfary le faltó muy poco para sonreía con sorna cuando le dijo que era mas joven que él. Si supiera que tan joven era en realidad seguramente le habría dado un coscorrón por irrespetuosa con los mayores.

- Si, mejor, porque yo no tengo problema en tutear la gente mayor - la forma en que entonó mayor hacia referencia a ancianidad más que a adultez. Por supuesto, su tono de reproche si iba mas acorde a su edad real que a la aparante y clavando la vista en Alzur, en la mesa y en plato en orden indistinto escuchó todo lo que dijo a continuación.

A pesar de enojo, aceptaba que era una postura interesante. La relatividad de lo bueno y lo malo era algo con lo que ya se había topado, pero como viivencia y no como debate. Su expresión se fue suavizando y cada vez lo miraba con mayor interés y entendiendo su punto a pesar de aun tenerle cierto enojo.

- El concepto y la idea de equilibrio entre bien y mal por si misma en pro de la armonia y bienestar de otros, dista mucho de la que se menciona en los discursos fanatistas y guerreristas de las personas a las que te refieres. - Tenía lo que quería replicar en la punta de la lengua, pero no encontró las palabras para decirlo. - Expresado así, sin alterarse, entiendo tu punto, pero... te falta mucha educación - volvió a hacer su puchero tratando de no ahondar mas en el tema.

La pregunta que hizo fue perfecta para cambiar el curso de la conversación.

La repuesta de Mayo la hizo sonreir con orgullo ~ eso es!! ~ . La respuesta de Mila hizo que dejara del todo su actitud hostil, para empezar a buscar formas de ayudarla, no a hospedarse si no a tener algo que hacer, un por qué estaba ahí, aunque en el momento no se le ocurriera nada.

- Yo estoy buscando conocimientos y aventuras - aunque escueta, su respuesta llevaba la alegría normal de sus intervenciones, con sonrisa y todo, quedando a la expectativa de la respuesta que le daría a la pregunta de Mayo.

-Soy de por aquí, aunque he viajado mucho. Vivo de hacer recados y ayudar a los vecinos.

Tras esto, bebió un par de tragos de la jarra que tenía en la mano y se levantó de nuevo.

-Chicas, ha sido un verdadero placer hablar con vosotras. Dul, me disculpo una vez más por mi comportamiento de antes. Espero que podáis perdonarme. Es hora de que me marche. Mucha suerte en lo que hagáis de ahora en adelante.

Alzur dejó la jarra ya vacía en la barra, entregó a la tabernera un par de monedas de plata y salió de la taberna, no sin antes sonreir amigablemente a las chicas con las que acababa de mantener una corta conversación.


FDF: disculpad mi tardanza y la forma en la que termino. No tengo tiempo para seguir con la historia tal y como me gustaría, así que he decidido dejarlo ahora para no haceros esperar más de lo debido en próximas ocasiones. Os deseo mucha suerte y que la historia siga avanzando. De vez en cuando me pasaré para leerla y disfrutar con vuestros personajes. Un saludo y nos vemos.

(FDI: Perdón por lo corto del post, perdón por la tardanza y esas cosas. He tenido un par de semanas de curro que no he parado y llegaba a casa demasiado cansada.)
Lita se detuvo, pero aun no se fiaba de Vera, por lo que mantuvo la distancia, una distancia que a ella le parecía prudencial, como a un par de metros. Sentía miedo, pero no quería tampoco perder la oportunidad de saber si aquella muchacha podía ayudarla, parecía saber muy bien lo que se hacía.

- Está bien, me espero, pero mejor mantenemos las distancias

Hizo como si se sentara en el suelo, pero se quedó flotando a cierta distancia, dispuesta a escuchar, pero también a salir corriendo si veía u oía algo extraño. En aquellos momentos, desearía estar dentro del restaurante, con todas las demás, o que ellas estuvieran fuera… desde luego estar sola con una desconocida que tal vez sabía cómo hacerla daño (o justo todo lo contrario), no la entusiasmaba.

Mila se quedo perpleja, hacía menos de dos minutos que Alzur se les había unido y ya se estaba despidiendo...

- mmm... adios

Bueno, la conversación había sido interesante, aunque seguía sin entender completamente la "teoría" del equilibrio, ya que en parte, estaba de acuerdo con Alzur en que ésta era usada como pretexto para muchas malas acciones, aunque Dul dijera que iba mucho más allá de eso...

Al ver a Alzur alejarse de la mesa hacia la salida recordó que Lita seguía ahí fuera. Mila había acabado prácticamente de comer y se preguntó que sería lo que iba a hacer ahora.

-Vaya ... Al final Lita no ha vuelto a aparecer... - dijo Mila preguntándose si le habría ocurrido algo malo- ¿Qué vais a hacer vosotras ahora?

Mayo levantó la cabeza y asintió un saludo de despido para Alzur, que a su entender no tenía pinta de chico de los recados precisamente. Consideró mejor no decir nada porque tenía la boca llena. Su apetito, con o sin discusiones filosóficas, no había disminuido gran cosa y estaba planteándose pedir algún postre.
Dirigió una mirada hacia la entrada, pero al parecer Lita aún tenía para un ratito. Ni ella ni la otra chica habían reaparecido aún. Una vez hubo tragado lo que estaba masticando, respondió a la pregunta de Mila.

-No creo que Lita se vaya sin más. Pediré otra cosilla y esperaré a que regrese. ¿Dul?

Fue un alivio que Lita abandonara su expresión de terror y aceptara retardar su precipitada retirada, aunque ahora guardara las distancias. Ante esta buena noticia Vera se permitió un suspiro de alivio y ensayó una sonrisita nerviosa y algo desorientada. Había conseguido que el fantasma no huyera, pero ahora no sabía qué más decirle, cómo ganarse su confianza... porque el espectro parecía en tensión, por mucho que pretendiera adoptar una pose relajada al sentarse en el aire.

- No tengo motivos para hacerte daño... ni podría hacértelo aunque quisiera... Por favor, no huyas de mí.

Se dio cuenta de lo ingenua que resultaba al pretender que simples palabras como aquellas la libraran de toda duda. No sabía cómo continuar. Tenía por un lado ganas de que Lita le contara su historia pero, ¿por qué iba a hacerlo? ¿Por qué desvelarle a una desconocida el secreto de su condición? Y, ante todo, Vera no conseguía reunir el valor para preguntarle directamente. Extendió las manos ante ella, como mostrándole que no iba armada.

- Sólo la magia podría dañarte... ¿Tienes dones para sentir el poder mágico? ¿Puedes sentir cómo enmudezco al mío propio? Para conjurarlo ahora necesitaría algo de tiempo, el suficiente como para que tu huyeras en cuanto sintieras que mi nivel de magia vuelve a subir.

Ante la respuesta de Alzur la sonrisa de Dul no se hizo esperar. Le gustaba esa profesión de él. Ayudar vecinos. Cada vez se convencía mas que se había equivocado al reaccionar de esa forma tan impulsiva contra él.

- No, no, no, nada de algún día perdonar, yo también le pido disculpas - dijo azorada por las disculpas del hombre interrumpiéndolo un poco, para que su expresión de no entender ni J de lo que ocurría se hiciera mas palpable cuando dijo, de buenas a primeras, que se iba.

- Eing?? - estaba hablando en serio? ya estaba cruzando la puerta del lugar si es que acaso no lo era. La "niña" permaneció con la vista fija en la entrada una vez que este se marchó, sintiendo un poco de culpa, casi convencida que se había marchado por ella y no porque tuviera cosas mas urgentes y importantes que atender que una charla de comedor.

La pregunta de Mila, no es que ayudara mucho a que retirara la mirada de donde la tenía y fue la pregunta de Mayo la que la trajo a la realidad, volviendo a comer, con la misma avidez, lo que aun tenía en el plato.

- Yo?.. esto... termino de comer y quedo libre - dijo con una sonrisa burlona, de sí misma y su falta de oficio - no tengo nada mas que hacer... y aun no se me ocurre en qué emplear mi exceso de tiempo libre - mira a Mila y su sonrisa se volvió pícara

- Somos un par de desocupadas, eh?-

Tal y como Vera había supuesto, las primeras palabras de la chica no habían hecho que Lita se tranquilizara. Aunque tampoco había surtido el efecto contrario. Simplemente la fantasma creía que aquello era una introducción a lo que tuviera que decir.

La siguientes palabras, sin embargo, despertaron su curiosidad ¿había una forma de sentir la magia? ¿Se podía aprender? ¿Cómo se hacía? Ciertamente si podía aprender aquello le sería muy útil.

- No se sentirlo pero ¿se puede aprender? ¿Me puedes enseñar? ¿Me enseñarás?

Lita volvía a estar emocionada y dejó atrás sus temores. Puede que en otra circunstancia aquello le hubiera costado caro, por suerte para ella, esta vez estaba a salvo. Miró un instante hacia la puerta del restaurante, acordándose de Mayo y las demás, viendo que no salían se dispuso a disfrutar de la compañía de Vera hasta que las demás terminaran de comer, no sentía muchas ganas de volver a ver la comida.

(FDI: A ver si para la siguiente ronda nos juntamos ya todas que hay ganas de empezar de verdad )

(FDI: En vista de que Mila no aparece por aqui, por favor continuad el tema que lleva siglos sin moversa joooo esto no avanza v.v Mayo te toca a ti, cuando salgais de la comilona, ya lita os cuenta el asunto)

Mayo devoró el resto de su refección con rapidez. Satisfecho su voraz apetito, se recostó en el respaldo de su asiento y, levantando los brazos, los estiró por encima de su cabeza, con las manos entrelazadas. Lo que había comido le parecía divino. Además, en Shama casi siempre comía marisco y pescado; por mucho que le gustasen, siempre estaba bien variar.

A juzgar por los platos de sus compañeras, ellas también habían terminado. Se levantó con parsimonia y empezó a recoger sus cosas.

-Quizás sea mejor que salgamos ya. Llevan un ratito ahí fuera, así que si Lita no viene a nosotras, nosotras iremos a Lita.

Estaba segura de que encontrarían a las chicas en la calle, al menos a Lita. Lo que no acababa de entender era por qué no había vuelto a entrar. A lo mejor estaba demasiado avergonzada por el incidente anterior.

FDI: Perdonad, no me habia dado cuenta de que me tocaba =S. Mensaje corto por mi parte, y estoy de acuerdo, hagamos avanzar esto ya... asi que dare por sentado que salia con el mensaje de Dul.

Sonrió al ver el cambio de actitud de Lita, ella misma más tranquila al desaparecer un poco la tensión del momento.

- Los fantasmas en general estáis más próximos a la magia al no poseer cuerpo material, así que es inherente a todos vosotros el poder sentirla. Si no lo consigues ahora es sólo cuestión de tiempo... o de aprender a buscarla.

Vera se alegró ante la posibilidad de conseguir un pequeño alumnado; en realidad era una profesora frustrada. A pesar de todo no se le escapó mientras hablaba la mirada que Lita le dirigió al restaurante, y se dio cuenta de que entre una cosa y la otra llevaban mucho tiempo allí fuera.

- ¡Lo siento! - se disculpó rápidamente - Te he separado de tus compañeros... ¿Quizás podríamos volver a entrar para que puedas reunirte con ellos?

Pero al dirigir otra mirada hacia la entrada del local se percató de que aquello no iba a ser necesario.

Se encogió de hombros. Como le había dicho, no tenía nada más que hacer, de momento. Cuando se aventurara a Rhylia tal vez sí, pero de momento... Lo mejor era conocer el entorno y todo eso.

Se levantó y caminó detrás de Mayo hacía la salida, pero de pronto se detuvo y volvió sobre sus pasos, metió la mano en su bolsita y sacó unas monedas de cobre para pagar por su comida.

- Tal vez le dio algo de vergüenza regresar, aunque no entiendo mucho de fantasmas - dijo secundando el pensamiento de Mayo - Claro que también pudo quedarse con... - dejó de hablar por un momento al abrirse la puerta y darles paso a la calle. Ahí estaba la muchacha que había hecho enojar a Lita. Le sonrió con amabilidad, de hecho con alegría de que aun estuviera ahí, junto a Lita - cómo no, con una nueva amiga - las cosas, al menos en apariencia, daban la impresión de estar en orden.

Las miró, una por una y agregó con animo y delatándose en su falta de oficio y compañía.

- Entonces, qué hay para hacer?? -

Lita iba a decir que no importaba, realmente no tenía intención de volver dentro del restaurante, lo pasaba mal dentro mirando como los demás podían comer mientras ella ni siquiera podía tocar la comida. Estaba mejor fuera, y lo había disfrutado más.

Justo cuando abrió la boca para hablar fue cuando las muchachas salieron del restaurante, sonriendo las saludó con la mano. La primera en tomar la palabra cuando estuvieron reunidas fue la rubia que había salido con Mayo del restaurante. Ansiosa por contarle a su amiga lo que pasaba, aprovechó la pregunta de la muchacha para contar su historia.

Sonriendo de oreja a oreja, se plantó delante de la alada, haciendo el gesto como de cogerla por los hombros pero sin llegar a tocarla.

- ¡Lo encontré, lo encontré!

Se rió con una sonora carcajada y su rostro se volvió serio por momentos, estando como estaban en un callejón le pareció un sitio tan bueno como cualquier otro para contar su historia, aunque luego no sabía si sería capaz de pedir ayuda… a sus amigas… era ponerlas en peligro.

- Llegué aquí movida por un presentimiento, y tras muchos días de búsqueda, encontré mi cuerpo- Su rostro no denotaba ninguna alegría, más bien parecía totalmente deprimido, incluso más pálido de lo habitual – Está en una de las islas de este reino, pero yo no puedo acercarme a él, no sé porque, pero me hace daño, mucho daño, ni siquiera puedo tocarlo, pero está allí necesito sacarlo de esa cueva, necesito encontrar una forma de volver a ser yo!

Sus palabras se volvieron cada vez más agudas hasta convertirse casi en un chillido, las lágrimas fantasmales brotaban de sus ojos con exageración y poco a poco, sus hombros se fueron hundiendo hasta hacer que pareciera incluso más pequeña.

Lita no sabía mucho de la isla donde se encontraba su cuerpo, ni de los peligros que acechaban más allá de la cueva y el lago de lava que había visto y atravesado. Era peligroso, pero no se imaginaba cuanto, y aún así, no era capaz de pedirlas que la acompañaran.

Allí estaba Lita, y sonreía. Mayo se acercó exhalando un leve suspiro. Al parecer, Lita había hecho las paces con la otra joven. Sin embargo, no le dio tiempo a preguntar detalles... Lita se le plantó delante y empezó a contar la historia más asombrosa. Y, como era habitual en la fantasma, a medida que hablaba iba cambiando de humor. Pero eso no era tan desconcertante como lo que estaba oyendo.

-Tu... ¿cuerpo? ¿Lo has encontrado? -repitió innecesariamente, olvidando de momento al resto del mundo-. ¿Qué isla es esa? Vamos y lo recogeremos -añadió.

No conocía los detalles, pero era importante para Lita. Y total, ¿cuán complicado podría ser sacar un cuerpo de una cueva? Ella podía apañárselas perfectamente con semejante trabajito.

Abrió los ojos paulatinamente mientras escuchaba la historia de Lita, cada vez más y más sorprendida. Para cuando la fantasma acabó de hablar, se encontraban abiertos de forma desmesurada; tan metida había estado en sus palabras que ni siquiera se fijó en sus cambios de humor y en la forma en la que su voz iba subiendo de tono hasta convertirse en chillido - o quizás era sólo la costumbre de tratar con fantasmas y sus excentricismos.

- Pero... ¿por qué?

Lo dijo tan bajo que quizás nadie llegó a escucharlo. No se atrevía a levantar la voz ahora que habían llegado más desconocidas, pero... ¿qué razones impedían a Lita acercarse a su cuerpo? ¿Por qué sentía dolor...? ¿Y cómo sería ese dolor?

- ¿Un dolor similar al que se siente cuando desgarran tu alma y la apartan de tu cuerpo?

De nuevo fue posible que nadie llegara a oirla.

El clima había cambiado radicalmente desde que Lita había salido, no el atmosférico, sino el que había entre las personas. Afortunadamente, había sido para bien. Así que se dejó contagiar del buen animo de la fantasma, incluso dio un saltito y batió, sin hacer ruido alguno, las palmas mientras ella expresaba que lo había encontrado.

No tenía idea de qué había encontrado, pero lo había hecho y eso la hacía tan feliz que según hablaba iba casi chillando. Le tomó su tiempo darse cuenta cual era el asunto y la palabra clave “cuerpo” no adquirió sentido hasta que Mayo la volvió a decir.

- Cómo así? – preguntó confundida en voz alta. Un fantasma con cuerpo?... no debería buscarlo en el cementerio donde la sepultaron o... estaba viva? No entendía. Lo que había descrito de sus problemas para llegar a él ya no era tan emotivo como esperaba para entretenerse, parecía mucho mas serio y en sus cavilaciones no escuchó las dudas expresadas por Vera, aunque si se percató de que algo murmuraba.

- Si las puedo ayudar en algo, cuenten conmigo para viajar – dijo, ahora con poco de timidez, no fuera a ser que le fueran a decir que no

Lita se sintió sumamente emocionada al oír a Mayo y ver que quería ayudarla, aunque tendría que decirle la verdad (no era una cueva de fácil acceso, ni estaba al borde de la isla, vamos que no era fácil llegar), y entonces puede que no quisiera acompañarla, pero al menos esperaba que supiera darle algún nombre de alguien dispuesto.

Lita, al contrario que las otras dos mujeres, si había escuchado las preguntas de Vera, estaba lo suficientemente cerca de ella como para poder oírlo, y, además, sin distracciones del cuerpo, su mente se centraba más en otros sentidos, como el oído. La miró con cierta desconfianza ¿cómo podía saberlo? Pero luego recordó que no estaba sola, que ella había tenido oportunidad de hacerla daño y que había estado dispuesta a ayudarla, quizá tuviera suficientes conocimientos como para saber eso y además saber cómo devolverla a su cuerpo.

Así que su cara paso en un momento de la emotiva felicidad por las palabras de Mayo, a la desconfianza por la pregunta de Vera, la aceptación y esperanza de alguien que la pudiera ayudar y de nuevo la emoción de sentir que tenía ayuda al escuchar a Dulfary. Con lágrimas en los ojos las miró a todas

- Sois estupendas, pero no puedo pediros que me acompañéis a un isla peligrosa, no parecía una isla habitada y la cueva no tiene fácil acceso y… pero ¿de verdad vendríais? ¿Conocéis al alguien que pueda ayudarme sino?

-Pues claro que sí, mujer -dijo Mayo, y simultáneamente registró la palabra “peligrosa”. Conociendo a Lita, estaba segura de que no exageraba. Pero lo mejor sería conocer los detalles para poder decidir un plan de acción. De lo que también estaba segura era de que no iba a dejar a su amiga en la estacada ahora que necesitaba ayuda. Y al parecer había más voluntarias.

-Para saber quién y cómo puede ayudarte, lo mejor es que nos cuentes los detalles, Lita. Vayamos a un sitio tranquilo donde podamos discutirlo. Y donde haya un mapa de Jaspia. Porque la isla esa está en Jaspia, ¿verdad?

Al menos, así lo esperaba ella. Lita no se habría alejado tanto del lugar al que deseaba volver pronto para recuperar su cuerpo. En cualquier caso, si la isla no estaba habitada, mejor. Menos problemas. O eso suponía.

Recuperar el cuerpo perdido... un sueño que casi ningún fantasma podía llegar a considerar. Algo que en cambio Lita parecía esperar poder obtener, con la ayuda de sus... amigos. Vera sentía una calidez reconfortante en su interior al comprobar que en aquel reino los fantasmas podían tener amigos que se preocuparan por ellos, que no eran ni menospreciados, ni considerados meros medios. Si era así con los entes inmateriales, ¿sería igual con los vivos? Así lo parecía. Esas mujeres al menos parecían valientes y, a falta de una expresión más acertada con la que supiera describirlo, de buen corazón.

¿Pero podrían hacer algo por Lita? Parecía que ninguna de ellas comprendía del todo la situación. Aunque recuperasen el cuerpo, quedaba reinsertar el alma en su interior. No se atrevió a decirlo en voz alta dado que habría puesto en duda la esperanza - la emoción del espectro la conmovió demasiado y no quiso empañarla -, pero dudaba que lo difícil fuera recuperar el cuerpo material tanto como unirlo.

- Permíteme que vaya yo también - se atrevió, aún conmovida -; estoy segura de que puedo ayudar. Quiero ayudar.

- Peligrosa? JA! yo me río del peligro - dijo sin llegar a meditar ante, y con prudencia, el alcance (y cliché) de sus palabras, pero Lita se veía tan preocupada por lo que pudiera significar ese viaje para quienes la acompañaran que no lo pudo evitar, de alguna forma había que tranquilizarla... o sacar detalles, aunque el método de Mayo parecía ser mucho, mil veces más efectivo.

De momento le valía mas guardarse su entusiasmo y dejar que las preguntas y respuestas fueran y vinieran, antes de volver a intervenir.

Si la isla no estaba habitada, la cosas podría ser mas sencillas, llegar a la cueva podría ser un problema con las dificultades que pudiera representar la geografía del lugar y tal vez ahi era donde estaban los peligros a los que se refería Lita. Qué más podría haber.. magia de por medio? Tal vez, por lo que dijo la fantasma... de donde sacabanun mago de confianza? La cosa empezaba a ser mas compleja. Si la isla estaba cerca, Lita podería flotar, Mayo volar y... necesitaban un barco.


~ cuanto me quedará de dinero para viajar... ~ se preguntó a sí misma, mentalmente.

Lita sintió que las fantasmales lágrimas rodaban por sus mejillas de la emoción que sentía en aquel instante. En compañía de aquellas mujeres iba a poder recuperar su cuerpo y eso era algo extremadamente valioso para ella. Dio un fantasmal abrazo a las tres y luego respondió la pregunta de Mayo.

- Si, está en Jaspia, y no creo que muy lejos, además está en esa dirección todo recto, pero claro yo vine flotando…

Mientras hablaba comentado todo su viaje desde el principio, sin omitir detalles, empezó a flotar por las calles de Denke, no se fijaba si la seguían o no, ni siquiera trataba de hacer que caminaba, y la verdad estaba demasiado entusiasmada con la idea de que podría recuperar su cuerpo, que no escucha ni atendía, estaba totalmente concentrada en ella misma y su historia, ni siquiera había podido esperar a llegar a otro lugar para contarles todo. Finalmente y una vez hubo terminado, flotó unos metros más y se paró delante de un edificio.

- Se que aquí tienen un mapa, el otro día me “choque” con el edificio y al atravesarlo vi el mapa colgado en una pared.

El lugar que señalaba la fantasma era un pequeño edificio que parecía una especie de “punto de información”, pero que realmente era un pequeña biblioteca del lugar.

(FDI: quien no lo sepa y le apetezca, puede leer el diario de Lita https://mardejaspia.forosactivos.net/diarios-de-personajes-f7/pamela-pormel-lita-t125.htm )

Mayo llamó a Lita cuando comenzó a alejarse, pero ésta estaba tan ensimismada en sus ideas que al parecer no se enteraba de nada más. Mayo suspiró y la siguió con paso rápido para no perderla. Solamente esperaba que no se hubiera puesto directamente en camino al lugar al que aludía mientras contaba su historia. Para su descanso, la fantasma se detuvo finalmente dentro de los límites de la población, delante de lo que parecía un edificio público. Se detuvo también ella, tomando aliento, y se volvió para comprobar que las otras chicas seguían con ellas.

Lita podía atravesar paredes, pero ella no. Comprobó que la puerta principal estaba abierta y se asomó.

El abrazo, aunque incorpóreo, se sintió cálido por su intención. Vera sonrió entre agradecida y sorprendida por aquella fugaz muestra de afecto que, como vino, se fue.
Lita comenzó a flotar con decisión por delante de ellas y, aunque algo insegura al principio, Vera se dio prisa en seguir a las demás detrás de la fantasma. Flotando les relató todo el viaje que había llevado a que encontrara su cuerpo, comentando todos los detalles, incluido el espisodio en el que discutía airada con un barril en el barco que la había llevado a Jaspia. Vera no pudo evitar pensar que se trataría de una exageración o una broma, y lo tomó como otra muestra de confianza. Sonrió y se relajó un poco, aunque en el fondo estaba un poco incómoda porque, al haber olvidado Lita imitar al menos el movimiento de un viandante vivo, los transeúntes no dejaban de sobresaltarse y mirarles raro.

Escuchó con interés la segunda parte de la historia. Había oído poco de otras islas del archipiélago, de su posición exacta, su vegetación y relieve y sus historias, así que no supo identificar el lugar del que hablaba Lita. Siguió de nuevo al resto dentro de la biblioteca, manteniéndose un par de pasos por detrás sin decir nada.