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¿Por dónde empezar?
2 participantes
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Re: ¿Por dónde empezar?
FDI: No, la feria era en Jaén (y siguen de feria, lo que pasa es que yo he tenido que volver a la vida real xD
DDI:
Iara contempló al joven con un asombro que no exteriorizó, ya que podía acabar resultando algo incómodo para Otto a la larga. Sabía que ese chico tenía las ideas muy claras, y que tenía una mente muy capacitada para llevar a cabo unas ideas innovadoras y modernas, que ella misma nunca hubiera imaginado que llegaría a conocer en vida. Sin embargo, estaba satisfecha por haber tenido la oportunidad que el mundo le había brindado, al conocer a Otto. Sin duda era algo que le estaba enseñando muchas cosas, a pesar de su avanzada edad y de todo lo que sus ojos habían visto a lo largo de los años.
- Bien, imagino que por mucho que me expliques los detalles de esas ideas tuyas, mi anciana mente no va a ser capaz de comprender apenas unas palabras... - rió. - Sin embargo, ya sé que no es un farol eso de que puedes ayudar al pobre Will, sino que parece ser que estas seguro de que esos... inventos tuyos van a funcionar.
Se mantuvo en silencio, recordando las palabras que Otto acababa de pronunciar sobre lo de que había dejado su hogar bien seguro en Moramaille, lo que hizo que Iara pensara que lo más probable es que el chico no fracasara en el intento de ayudar a Will. Y eso la alegraba, pues ese chico iba a ganarse un respeto en Trinacria, que a la larga podía serle de gran ayuda.
Fue en ese mometo, mientras se mantenían en silencio, cuando oyó rascar en la puerta de entrada a su hogar. Sonrió alegremente y se levantó de la silla, mientras con voz alegre, decía en voz alta: "hola, pequeño".
Se acercó a la puerta y la abrió. En ese mismo instante, algo negro se alzó hacia la anciana y está rió. Se trataba de un perro, de color negro azabache, y algo grande.
- Pasa, pequeño, quiero presentarte a un chico nuevo.- le dijo al perro mientras volvía a cerrar la puerta y se dirigía hacia Otto de nuevo. Vió como el animal se acercaba, de forma sigilosa aunque feliz, hacia el chico y lo olisqueaba con curiosidad. No tardó mucho en subirse sobre sus piernas felizmente y saludarlo con alegría. - Este es Colin, es un perro que casi puedo considerar mi mascota.
Iara volvió a sentarse y contempló como Colin saludaba a Otto. El perro había estado varios días sin aparecer por casa, pero se ve que empezaba a echarla de menos y había decidido hacerle una visita, aunque Iara nunca sabía cuanto tiempo iba a durar cada aparición del animal por casa.
- Está bien, pues cuando estés listo, podemos ir a ver a Will, aunque si no te apetece o quieres saber algo sobre Trinacria o necesitas cualquier cosa, solo tienes que decírmelo.
DDI:
Iara contempló al joven con un asombro que no exteriorizó, ya que podía acabar resultando algo incómodo para Otto a la larga. Sabía que ese chico tenía las ideas muy claras, y que tenía una mente muy capacitada para llevar a cabo unas ideas innovadoras y modernas, que ella misma nunca hubiera imaginado que llegaría a conocer en vida. Sin embargo, estaba satisfecha por haber tenido la oportunidad que el mundo le había brindado, al conocer a Otto. Sin duda era algo que le estaba enseñando muchas cosas, a pesar de su avanzada edad y de todo lo que sus ojos habían visto a lo largo de los años.
- Bien, imagino que por mucho que me expliques los detalles de esas ideas tuyas, mi anciana mente no va a ser capaz de comprender apenas unas palabras... - rió. - Sin embargo, ya sé que no es un farol eso de que puedes ayudar al pobre Will, sino que parece ser que estas seguro de que esos... inventos tuyos van a funcionar.
Se mantuvo en silencio, recordando las palabras que Otto acababa de pronunciar sobre lo de que había dejado su hogar bien seguro en Moramaille, lo que hizo que Iara pensara que lo más probable es que el chico no fracasara en el intento de ayudar a Will. Y eso la alegraba, pues ese chico iba a ganarse un respeto en Trinacria, que a la larga podía serle de gran ayuda.
Fue en ese mometo, mientras se mantenían en silencio, cuando oyó rascar en la puerta de entrada a su hogar. Sonrió alegremente y se levantó de la silla, mientras con voz alegre, decía en voz alta: "hola, pequeño".
Se acercó a la puerta y la abrió. En ese mismo instante, algo negro se alzó hacia la anciana y está rió. Se trataba de un perro, de color negro azabache, y algo grande.
- Pasa, pequeño, quiero presentarte a un chico nuevo.- le dijo al perro mientras volvía a cerrar la puerta y se dirigía hacia Otto de nuevo. Vió como el animal se acercaba, de forma sigilosa aunque feliz, hacia el chico y lo olisqueaba con curiosidad. No tardó mucho en subirse sobre sus piernas felizmente y saludarlo con alegría. - Este es Colin, es un perro que casi puedo considerar mi mascota.
Iara volvió a sentarse y contempló como Colin saludaba a Otto. El perro había estado varios días sin aparecer por casa, pero se ve que empezaba a echarla de menos y había decidido hacerle una visita, aunque Iara nunca sabía cuanto tiempo iba a durar cada aparición del animal por casa.
- Está bien, pues cuando estés listo, podemos ir a ver a Will, aunque si no te apetece o quieres saber algo sobre Trinacria o necesitas cualquier cosa, solo tienes que decírmelo.
Iara- Cantidad de envíos : 30
Re: ¿Por dónde empezar?
FDI: Hmm, pues en alguna parte de Málaga también andaban de feria...
DDI:
El muchacho miraba las llamas sin fijarse realmente en ellas, mientras seguía pensando en posibles problemas y posibles soluciones a las situaciones que pudiera encontrarse en la taberna de Will; mientras más posibilidades tuviera contempladas de antemano, menos tiempo tendría que emplear en solucionar cualquiera en la que no hubiera pensado.
- En realidad es más simple de lo que parece o de lo que sonaría la explicación, cuando me ponga a trabajar en ello lo entenderá fácilmente. Si yo lo comprendí, no puede ser tan difícil. - comentó sonriendo a Iara.- Y sí, en teoría puedo conseguir repetir los resultados.
Otto se desperezó un poco tras un rato en silencio, y se sobresaltó marcadamente cuando escuchó los rasguños en la puerta de la mujer, pero la rápida y alegre reacción de ella hizo que se calmara de nuevo. No hacía falta demasiado para darle un susto al chico por lo que parecía. Enarcó sus cejas al ver aparecer al gran perro, grande sin duda pero amigable por lo que parecía; al cabo de un momento estaba con la cabeza de Colin en su regazo y rascándole la cabeza cariñosamente, que le daban como resultado gruñiditos alegres del cánido. - Es un perro muy bonito y cariñoso. Seguro que le hace mucha compañía, pero no entiendo, ¿casi mascota? - le preguntó curioso.
- Por mí, estoy listo para salir a ayudar a Will, todo lo que necesitaré está en mi equipaje y mis cosas. - sonriendo con amabilidad.- También hay muchas cosas que querría saber sobre Trinacria, como por ejemplo lugares a evitar y personas con mala reputación que no me convenga encontrar nunca. - comentó, sin poder evitar su sonrisa nerviosa. - Y además, conseguir unas cuantas monedas no me vendría mal, sobre todo si eso me ayuda a acercarme a gente que pueda ayudarme. ¿No conocerá a alguien que pueda ponerme en contacto con alguno de los Gremios?
Indudablemente, Otto era un muchacho inocente, como le delataba su sonrisa. En su cabeza, si conseguía trabajo y un poco de atención de las personas adecuadas, podría conseguir ayuda para sí mismo y, sobretodo, para Wolfgang. Aún jamás se había encontrado en una situación en la que, aunque se mereciera la ayuda por sus méritos, había que además aceptar un precio.
DDI:
El muchacho miraba las llamas sin fijarse realmente en ellas, mientras seguía pensando en posibles problemas y posibles soluciones a las situaciones que pudiera encontrarse en la taberna de Will; mientras más posibilidades tuviera contempladas de antemano, menos tiempo tendría que emplear en solucionar cualquiera en la que no hubiera pensado.
- En realidad es más simple de lo que parece o de lo que sonaría la explicación, cuando me ponga a trabajar en ello lo entenderá fácilmente. Si yo lo comprendí, no puede ser tan difícil. - comentó sonriendo a Iara.- Y sí, en teoría puedo conseguir repetir los resultados.
Otto se desperezó un poco tras un rato en silencio, y se sobresaltó marcadamente cuando escuchó los rasguños en la puerta de la mujer, pero la rápida y alegre reacción de ella hizo que se calmara de nuevo. No hacía falta demasiado para darle un susto al chico por lo que parecía. Enarcó sus cejas al ver aparecer al gran perro, grande sin duda pero amigable por lo que parecía; al cabo de un momento estaba con la cabeza de Colin en su regazo y rascándole la cabeza cariñosamente, que le daban como resultado gruñiditos alegres del cánido. - Es un perro muy bonito y cariñoso. Seguro que le hace mucha compañía, pero no entiendo, ¿casi mascota? - le preguntó curioso.
- Por mí, estoy listo para salir a ayudar a Will, todo lo que necesitaré está en mi equipaje y mis cosas. - sonriendo con amabilidad.- También hay muchas cosas que querría saber sobre Trinacria, como por ejemplo lugares a evitar y personas con mala reputación que no me convenga encontrar nunca. - comentó, sin poder evitar su sonrisa nerviosa. - Y además, conseguir unas cuantas monedas no me vendría mal, sobre todo si eso me ayuda a acercarme a gente que pueda ayudarme. ¿No conocerá a alguien que pueda ponerme en contacto con alguno de los Gremios?
Indudablemente, Otto era un muchacho inocente, como le delataba su sonrisa. En su cabeza, si conseguía trabajo y un poco de atención de las personas adecuadas, podría conseguir ayuda para sí mismo y, sobretodo, para Wolfgang. Aún jamás se había encontrado en una situación en la que, aunque se mereciera la ayuda por sus méritos, había que además aceptar un precio.
Otto Hoenheim- Cantidad de envíos : 193
Re: ¿Por dónde empezar?
Colin se mostraba feliz de volver a estar en casa. Tras el cálido saludo que le brindó a Otto, se colocó junto a la anciana para que esta le acariciara. Tenía el aspecto de un perro fuerte y sano, al que le encantaba dar largos paseos por el campo.
- Sí, bueno, le dejo al perro total libertad para estar o no en casa. No quiero obligarlo a estar siempre entre mis faldas, considero que los animales, al igual que las personas, deben elegir cómo vivir cuando tienen la edad suficiente para hacerlo. - Miró al perro y le sonrió.- Con Colin no he tenido ningun problema hasta el momento, es un perro cariñoso y obediente, aunque le encanta perderse durante días por ahí...
- Oh, quizá te sorprenda si te digo que no sé de quién aconsejarte que puedes fiarte y de quién no. Sé que hay grupos de chicos, sobre todo jóvenes, que no se dedican a nada bueno, pero no son asesinos ni nada por el estilo, simplemente algo gamberros. Quizá alguno de esos grupos sean los responsables de lo ocurrido en la taberna de Will... - La anciana se mantuvo pensativa unos instantes. - Aquí cualquiera que sea trabajador estará gustoso de ayudarte en tu problema, aunque eso sí, aquí nadie hace nada gratis. Por eso te recomiendo que, cuando acabes lo de Will, camines solo, es decir sin mí alrededor, y no pidas nada. Es preferible que te ofrezcas a ayudar pidiéndo algo a cambio: ya sean monedas, información, hospedaje... Como ya he dicho, aquí nada es gratis, hijo.
Esa cuestión era algo que a Iara nunca le pareció correcto. A ella le gustaba ayuar a la gente, pero no para recibir algo a cambio, sino por el mero hecho de ayudar. Pero nunca había conocido a nadie en ese reino que fuera como ella, que pensara como ella. Y eso le parecía muy triste y solía pensar en que los seres no avanzarían positivamente en el tiempo si tenían esas ideas en la cabeza...
- Sí, bueno, le dejo al perro total libertad para estar o no en casa. No quiero obligarlo a estar siempre entre mis faldas, considero que los animales, al igual que las personas, deben elegir cómo vivir cuando tienen la edad suficiente para hacerlo. - Miró al perro y le sonrió.- Con Colin no he tenido ningun problema hasta el momento, es un perro cariñoso y obediente, aunque le encanta perderse durante días por ahí...
- Oh, quizá te sorprenda si te digo que no sé de quién aconsejarte que puedes fiarte y de quién no. Sé que hay grupos de chicos, sobre todo jóvenes, que no se dedican a nada bueno, pero no son asesinos ni nada por el estilo, simplemente algo gamberros. Quizá alguno de esos grupos sean los responsables de lo ocurrido en la taberna de Will... - La anciana se mantuvo pensativa unos instantes. - Aquí cualquiera que sea trabajador estará gustoso de ayudarte en tu problema, aunque eso sí, aquí nadie hace nada gratis. Por eso te recomiendo que, cuando acabes lo de Will, camines solo, es decir sin mí alrededor, y no pidas nada. Es preferible que te ofrezcas a ayudar pidiéndo algo a cambio: ya sean monedas, información, hospedaje... Como ya he dicho, aquí nada es gratis, hijo.
Esa cuestión era algo que a Iara nunca le pareció correcto. A ella le gustaba ayuar a la gente, pero no para recibir algo a cambio, sino por el mero hecho de ayudar. Pero nunca había conocido a nadie en ese reino que fuera como ella, que pensara como ella. Y eso le parecía muy triste y solía pensar en que los seres no avanzarían positivamente en el tiempo si tenían esas ideas en la cabeza...
Iara- Cantidad de envíos : 30
Re: ¿Por dónde empezar?
Otto sonrió y asintió tranquilo. - Sí, desde luego parece que es un perro muy inteligente, y diría que la adora. Y no me extraña que con lo hospitalaria que es, haya decidido no alejarse demasiado. - terminó afablemente.
Escuchó atentamente los consejos de Iara y asintió para mostrar que había comprendido. Suspiró cuando entendió que aquello iba a resultar mucho más difícil de lo que había pensado. Tenía algo de dinero, por lo que no tenía que empezar de tábula rasa en aquel asunto, pero tenía la impresión de que los precios no iban a consistir exclusivamente en monedas. Iba a tener que emplear su ingenio para construir una cadena de favores que le fuera ayudando a escalar en dirección a su meta.
Esperaba de todo corazón que Wolfgang estuviera bien y dispusiese del tiempo suficiente como para que él llegara en su ayuda.
- Gracias por sus consejos, Iara, de veras. Ya antes de emprender viaje, sabía que éste no iba a ser uno fácil, así que estoy preparado. No es como si, simplemente, pudiera darme la vuelta y abandonar a Wolfgang, ¿no cree? En cualquier caso, tengo que intentarlo. Y de todos modos, lo primero que tenemos pendiente es ayudar al buen Will - dijo recuperando su sonrisa e incorporándose de la silla en dirección a la pila de sus cosas.
- Voy a organizar lo que necesitaré, no me llevará más de diez minutos.
Escuchó atentamente los consejos de Iara y asintió para mostrar que había comprendido. Suspiró cuando entendió que aquello iba a resultar mucho más difícil de lo que había pensado. Tenía algo de dinero, por lo que no tenía que empezar de tábula rasa en aquel asunto, pero tenía la impresión de que los precios no iban a consistir exclusivamente en monedas. Iba a tener que emplear su ingenio para construir una cadena de favores que le fuera ayudando a escalar en dirección a su meta.
Esperaba de todo corazón que Wolfgang estuviera bien y dispusiese del tiempo suficiente como para que él llegara en su ayuda.
- Gracias por sus consejos, Iara, de veras. Ya antes de emprender viaje, sabía que éste no iba a ser uno fácil, así que estoy preparado. No es como si, simplemente, pudiera darme la vuelta y abandonar a Wolfgang, ¿no cree? En cualquier caso, tengo que intentarlo. Y de todos modos, lo primero que tenemos pendiente es ayudar al buen Will - dijo recuperando su sonrisa e incorporándose de la silla en dirección a la pila de sus cosas.
- Voy a organizar lo que necesitaré, no me llevará más de diez minutos.
Otto Hoenheim- Cantidad de envíos : 193
Re: ¿Por dónde empezar?
La anciana asintió con un movimiento de cabeza y sonrió ante las palabras de Otto. Le gustaba ese chico, cada vez más, estaba segura de que esta vez había acertado de pleno. Y eso le gustaba.
- Está bien, yo pasaré ese poco tiempo esperandote tranquilamente. No quiero meterte ninguna prisa.
Colin, sin embargo, no pensaba igual. Cuando vió levantarse al chico, él también se levantó para seguirle. Era un perro muy curioso y Otto le despertaba aún más su curiosidad, por el simple hecho de ser alguien nuevo para él. Se pegó como una lapa al chico y olisqueó tanto las ropas de Otto, como las cosas de éste.
Iara, mientras tanto, permanecia ajena al curioseo del perro. Estaba acostumbrada a oír al perro por casa, no era nada nuevo que el animal vagara de un sitio a otro de la casa, ya fuera buscando comida o simplemente algún que otro lugar donde tumbarse más cómodamente.
La anciana, que seguía sentada en la silla, decidió terminar una de sus labores. Cogió una caja de mimbre que tenía justo a un lado de la mesa en el suelo, y se la colocó en el regazo. Se trataba de una camisa que uno de los panaderos cercanos le había dejado por si podía arreglarla. Iara, entre otras cosas, era buena costurera, y eran muchos los que le llevaban algunos trapos para que ella hiciera algo por salvarlos. La gente era muy humilde y bastante pobre por allí, por lo que Iara se mostraba gustosa de ayudarles de manera gratuita. Aunque, ciertamente, nunca resultaba haber trabajado de gratis, ya que cualquiera al que le hiciera algun apaño, acababa invitándola a un pan, un estofado, algún regalo que a ella le resultara útil... Pero nunca era ese el objetivo de la anciana al ofrecerse a cualquier cosa para ayudar a algun vecino.
Cosió pacientemente unos minutos, esperando tranquilamente a que Otto hubiera terminado de preparar sus cosas.
- Está bien, yo pasaré ese poco tiempo esperandote tranquilamente. No quiero meterte ninguna prisa.
Colin, sin embargo, no pensaba igual. Cuando vió levantarse al chico, él también se levantó para seguirle. Era un perro muy curioso y Otto le despertaba aún más su curiosidad, por el simple hecho de ser alguien nuevo para él. Se pegó como una lapa al chico y olisqueó tanto las ropas de Otto, como las cosas de éste.
Iara, mientras tanto, permanecia ajena al curioseo del perro. Estaba acostumbrada a oír al perro por casa, no era nada nuevo que el animal vagara de un sitio a otro de la casa, ya fuera buscando comida o simplemente algún que otro lugar donde tumbarse más cómodamente.
La anciana, que seguía sentada en la silla, decidió terminar una de sus labores. Cogió una caja de mimbre que tenía justo a un lado de la mesa en el suelo, y se la colocó en el regazo. Se trataba de una camisa que uno de los panaderos cercanos le había dejado por si podía arreglarla. Iara, entre otras cosas, era buena costurera, y eran muchos los que le llevaban algunos trapos para que ella hiciera algo por salvarlos. La gente era muy humilde y bastante pobre por allí, por lo que Iara se mostraba gustosa de ayudarles de manera gratuita. Aunque, ciertamente, nunca resultaba haber trabajado de gratis, ya que cualquiera al que le hiciera algun apaño, acababa invitándola a un pan, un estofado, algún regalo que a ella le resultara útil... Pero nunca era ese el objetivo de la anciana al ofrecerse a cualquier cosa para ayudar a algun vecino.
Cosió pacientemente unos minutos, esperando tranquilamente a que Otto hubiera terminado de preparar sus cosas.
Última edición por Iara el 09/11/10, 11:10 am, editado 1 vez
Iara- Cantidad de envíos : 30
Re: ¿Por dónde empezar?
El muchacho se inclinó sobre sus cosas antes de darse cuenta de que el perro había decidido seguirle; de nuevo, le sobresaltó el animal cuando de repente asomó el hocico por un lado sobre su equipaje.
Otto sonrió acariciando el hocico del perro - Hola chico, no sabía que ibas a ayudarme. - dijo mientras daba pequeñas palmaditas en su cabeza. A continuación, dirigió su atención hacia la tarea en ciernes.
En primer lugar, preparó su toga, para empezar, por el frío de la noche y protección. Era de tela basta y de material aislante por varias razones. La principal era evitar las quemaduras por el vapor que circulaba por las tuberías en caso de que su recubrimiento se desgastara, pero también era útil para evitar quemaduras al hacer pequeñas soldaduras, que estaba convencido de que iba a hacer. La mayoría de las ideas que tenía en mente lo requerían. La depositó sobre la silla, en un lado, para acceder a su mochila.
Al abrirla, Colin asomó su hocio al interior, quizás pensando que podía encontrar algo rico para comer dentro.- Ten cuidado, pequeño, hay cosas peligrosas ahí dentro... - dijo apartando la bolsa del perro, rascándole las orejas mientras lo decía. Sacó un par de sus AturdeBrutos y otro de sus CazaRatas, pensando en que quizás iba a necesitar desmontarlas cuando llegaran allí. Las puso sobre la mesa, para evitar que el perro las golpeara accidentalmente y se hiciera daño. No iba a ser un daño grave, pero seguro que iba a asustarle y provocar algún destrozo en la casa si recibía las pequeñas descargas eléctricas, y no quería confundir al perro con que pensara que era alguna fruta eótica o algún juguete.
Un poco más al fondo, sacó un cinturón con bandolera, ambos llenos de pequeñas bolsas. Sus componentes de conjuros y herramientas, de todo tipo, además de materiales de uso recurrente, como piezas para reparar sus inventos o hacer más esferas de las suyas, las llenaban, era un modo cómodo y seguro de tenerlas encima.
Por último, extrajo un libro de uno de los bolsillos laterales de la mochila. Se trataba de un libro de lomo ancho y relativamente grande, con una tapa gruesa de cuero, sin embargo, su interior era decepcionante. La mayor parte de las hojas seguían en blanco, y las que no lo estaban, estaban llenos de diagramas y anotaciones en los márgenes, sobre un texto escrito de su puño y letra. El libro de un aprendiz de mago.
En su bolsa, dejó algunos materiales y piezas de metal que no pensaba que fuera a necesitar, junto al resto de sus mudas y un libro envuelto en lino, la única pista que le unía con Wolfgang. Además, una pequeña bolsa en un bolsillo oculto, donde guardaba una reserva de monedas adicional, por si acaso.
Se puso el cinturón sobre sus sencillas ropas, y colgó su libro de un lazo en el costado preparado para tal fin. A continuación se puso la toga y guardó las esferas metálicas en unos bolsillos cercanos a sus manos y tomó el bastón que siempre llevaba consigo.
Sonrió, su aspecto era menos frágil de este modo y regresó a acariciar el lomo del animal.- Estoy listo, Iara. ¿Tú lo estás, Colin? ¿O nos ayudarás a guardar la casa? - concluyó hablando con el animal.
Otto sonrió acariciando el hocico del perro - Hola chico, no sabía que ibas a ayudarme. - dijo mientras daba pequeñas palmaditas en su cabeza. A continuación, dirigió su atención hacia la tarea en ciernes.
En primer lugar, preparó su toga, para empezar, por el frío de la noche y protección. Era de tela basta y de material aislante por varias razones. La principal era evitar las quemaduras por el vapor que circulaba por las tuberías en caso de que su recubrimiento se desgastara, pero también era útil para evitar quemaduras al hacer pequeñas soldaduras, que estaba convencido de que iba a hacer. La mayoría de las ideas que tenía en mente lo requerían. La depositó sobre la silla, en un lado, para acceder a su mochila.
Al abrirla, Colin asomó su hocio al interior, quizás pensando que podía encontrar algo rico para comer dentro.- Ten cuidado, pequeño, hay cosas peligrosas ahí dentro... - dijo apartando la bolsa del perro, rascándole las orejas mientras lo decía. Sacó un par de sus AturdeBrutos y otro de sus CazaRatas, pensando en que quizás iba a necesitar desmontarlas cuando llegaran allí. Las puso sobre la mesa, para evitar que el perro las golpeara accidentalmente y se hiciera daño. No iba a ser un daño grave, pero seguro que iba a asustarle y provocar algún destrozo en la casa si recibía las pequeñas descargas eléctricas, y no quería confundir al perro con que pensara que era alguna fruta eótica o algún juguete.
Un poco más al fondo, sacó un cinturón con bandolera, ambos llenos de pequeñas bolsas. Sus componentes de conjuros y herramientas, de todo tipo, además de materiales de uso recurrente, como piezas para reparar sus inventos o hacer más esferas de las suyas, las llenaban, era un modo cómodo y seguro de tenerlas encima.
Por último, extrajo un libro de uno de los bolsillos laterales de la mochila. Se trataba de un libro de lomo ancho y relativamente grande, con una tapa gruesa de cuero, sin embargo, su interior era decepcionante. La mayor parte de las hojas seguían en blanco, y las que no lo estaban, estaban llenos de diagramas y anotaciones en los márgenes, sobre un texto escrito de su puño y letra. El libro de un aprendiz de mago.
En su bolsa, dejó algunos materiales y piezas de metal que no pensaba que fuera a necesitar, junto al resto de sus mudas y un libro envuelto en lino, la única pista que le unía con Wolfgang. Además, una pequeña bolsa en un bolsillo oculto, donde guardaba una reserva de monedas adicional, por si acaso.
Se puso el cinturón sobre sus sencillas ropas, y colgó su libro de un lazo en el costado preparado para tal fin. A continuación se puso la toga y guardó las esferas metálicas en unos bolsillos cercanos a sus manos y tomó el bastón que siempre llevaba consigo.
Sonrió, su aspecto era menos frágil de este modo y regresó a acariciar el lomo del animal.- Estoy listo, Iara. ¿Tú lo estás, Colin? ¿O nos ayudarás a guardar la casa? - concluyó hablando con el animal.
Otto Hoenheim- Cantidad de envíos : 193
Re: ¿Por dónde empezar?
La anciana dejó la camisa sobre su regazo y giró la cabeza buscando a Otto. El chico estaba justo detrás de ella y sonreía mientras acariciaba y hablaba a Colin. Iara también sonrió.
- Sí, estoy lista, claro.- se levantó con esfuerzo, pues su agilidad no era la de hacía años, y dejó la camisa junto con las agujas y demás dentro de la caja de mimbre, y colocó la caja en el lugar de donde la había cogido un rato antes. - No sé si Colin vendrá con nosotros, aunque si viene no va a poder entrar a la taberna- miró al perro y luego a Otto mientras añadía en voz baja - Will y los animales no se llevan nada bien, aunque mucho me temo que es por culpa del mal genio de ese hombre...
Caminó unos pasos detrás de Otto y se agachó a coger un bol, una cajita en la que echaba agua a Colin para que el animal tuviera qué beber. Cuando hubo llenado el bol, Iara cogió algo de detrás de la cortina que daba a su dormitorio y se giró de nuevo hacia el chico. Había cogido una rebeca oscura para abrigarse por si anochecía antes de volver a casa, y se la colocó sobre el brazo. Hizo un gesto con la mano a Otto para que abriera la puerta de salida y comenzó a andar hacia ella. Justo cuando se disponía a pasar el perro se colocó casi impiéndole el paso y mirándola meneando el rabo.
- Está bien, Colin, ven con nosotros si quieres, pero vas a tener que quedarte en la calle, ya sabes como es Will...- dijo la anciana en voz baja al perro mientras le daba unas palmaditas sobre la cabeza.
Colin salió el primero a la calle y la anciana lo siguió, cerciorándose de que el joven Otto cerraba bien la puerta de casa.
- Bien, ahora nos queda algo de caminata porque aunque Will vive aquí al lado, la taberna está algo más lejos, aunque no te asustes, es un trayecto corto.- dijo Iara sonriendo. El perro iba delante de ellos moviendo el rabo felizmente y olisqueando todo lo que veía por delante.- ¿Y tienes alguna idea clara de lo que vas a empezar haciendo?
- Sí, estoy lista, claro.- se levantó con esfuerzo, pues su agilidad no era la de hacía años, y dejó la camisa junto con las agujas y demás dentro de la caja de mimbre, y colocó la caja en el lugar de donde la había cogido un rato antes. - No sé si Colin vendrá con nosotros, aunque si viene no va a poder entrar a la taberna- miró al perro y luego a Otto mientras añadía en voz baja - Will y los animales no se llevan nada bien, aunque mucho me temo que es por culpa del mal genio de ese hombre...
Caminó unos pasos detrás de Otto y se agachó a coger un bol, una cajita en la que echaba agua a Colin para que el animal tuviera qué beber. Cuando hubo llenado el bol, Iara cogió algo de detrás de la cortina que daba a su dormitorio y se giró de nuevo hacia el chico. Había cogido una rebeca oscura para abrigarse por si anochecía antes de volver a casa, y se la colocó sobre el brazo. Hizo un gesto con la mano a Otto para que abriera la puerta de salida y comenzó a andar hacia ella. Justo cuando se disponía a pasar el perro se colocó casi impiéndole el paso y mirándola meneando el rabo.
- Está bien, Colin, ven con nosotros si quieres, pero vas a tener que quedarte en la calle, ya sabes como es Will...- dijo la anciana en voz baja al perro mientras le daba unas palmaditas sobre la cabeza.
Colin salió el primero a la calle y la anciana lo siguió, cerciorándose de que el joven Otto cerraba bien la puerta de casa.
- Bien, ahora nos queda algo de caminata porque aunque Will vive aquí al lado, la taberna está algo más lejos, aunque no te asustes, es un trayecto corto.- dijo Iara sonriendo. El perro iba delante de ellos moviendo el rabo felizmente y olisqueando todo lo que veía por delante.- ¿Y tienes alguna idea clara de lo que vas a empezar haciendo?
Iara- Cantidad de envíos : 30
Re: ¿Por dónde empezar?
Otto sonrió con tranquilidad, mientras miraba al perro caminar alegremente frente a ellos. - Sí, desde luego no creo que sea por el mal carácter de Colin. - dijo alegremente. Poner en práctica sus ideas siempre mejoraba su humor y era algo que nunca negaría.
- No se preocupe por la caminata, no me disgusta caminar por la noche, en mi pueblo natal solía dar paseos nocturnos. Es cuando más relajante resulta. - dijo "Y también cuando menos matones hay" añadió para sus adentros. No era difícil imaginar que el chico esquelético y alto llamaba la atención de los muchachos de complexión más musculosa y peor actitud con más frecuencia de la deseable.
- Oh bueno, en realidad, lo primero que creo que haré será reciclar alguna variante de mi idea de la cerradura. Si defendemos su entrada más obvia justo lo necesario, los problemas serán mucho menos notables. Si alguien defiende mucho su puerta principal, ¿qué probabilidades hay de que no tenga protegido todo lo demás?- comentó con una sonrisa. - Probablemente le de una llave sin dientes imantada. - dijo como si fuera algo sumamente obvio. Sonrió avergonzado y añadió. - Perdón, a veces voy delante de mis propios pensamientos. Se trata de una llave de aspecto corriente pero sin ninguna marca en ella. En su lugar, los dientes de la llave están dentro de la cerradura y cuando la llave apropiada entra... atrae los dientes y con la combinación correcta de imanes, se situan de forma correcta y abre. Es...mucho más difícil de forzar, casi tanto que es más fácil derrumbar la puerta que abrirla sin la llave. Como comienzo y primera línea me parece suficiente. El resto dependerá de qué nos cuente Will una vez allí.
- No se preocupe por la caminata, no me disgusta caminar por la noche, en mi pueblo natal solía dar paseos nocturnos. Es cuando más relajante resulta. - dijo "Y también cuando menos matones hay" añadió para sus adentros. No era difícil imaginar que el chico esquelético y alto llamaba la atención de los muchachos de complexión más musculosa y peor actitud con más frecuencia de la deseable.
- Oh bueno, en realidad, lo primero que creo que haré será reciclar alguna variante de mi idea de la cerradura. Si defendemos su entrada más obvia justo lo necesario, los problemas serán mucho menos notables. Si alguien defiende mucho su puerta principal, ¿qué probabilidades hay de que no tenga protegido todo lo demás?- comentó con una sonrisa. - Probablemente le de una llave sin dientes imantada. - dijo como si fuera algo sumamente obvio. Sonrió avergonzado y añadió. - Perdón, a veces voy delante de mis propios pensamientos. Se trata de una llave de aspecto corriente pero sin ninguna marca en ella. En su lugar, los dientes de la llave están dentro de la cerradura y cuando la llave apropiada entra... atrae los dientes y con la combinación correcta de imanes, se situan de forma correcta y abre. Es...mucho más difícil de forzar, casi tanto que es más fácil derrumbar la puerta que abrirla sin la llave. Como comienzo y primera línea me parece suficiente. El resto dependerá de qué nos cuente Will una vez allí.
Última edición por Otto Hoenheim el 15/01/11, 06:40 pm, editado 1 vez
Otto Hoenheim- Cantidad de envíos : 193
Re: ¿Por dónde empezar?
Notó que al joven le gustaba Colin, y eso siempre la alegraba. Para ella, el perro era una grata compañía, casi como si fuese una persona. Largas noches había pasado enferma con la sola compañía de ese perro, y eran muchas las noches que Colin la había acompañado hasta casa, protegiéndola de cualquier bandido que pudieran encontrar por el camino. Todas esas situaciones vividas con el animal, hacían que para Iara, fuese algo más que un simple perro.
Sin embargo, debido a su carácter, o más bien al de ambos, pasaban días sin verse, cada uno por su lado, en soledad, la cual Iara adoraba de vez en cuando. Aun así, la compañía de este chico le estaba resultando muy grata y, conociéndose, llegado el momento de partir de Otto, la anciana iba a sentirse triste. Aunque, a lo largo de los años, esa situación la había vivido no una, sino más de tres y cuatro veces. Sin embargo, no acababa de acostumbrarse a las despedidas.
Sonriendo, la anciana escuchaba a Otto, el joven le explicaba tal y cómo él lo entendía, y la pobre Iara apenas entendía tres palabras de cada frase. Aún con eso, ella no le interrumpió ni una sola vez. Sentía que era de mala educación y sabía que ese chico no lo hacía adrede.
Cuando Otto se dió cuenta y explicó con claridad a Iara lo que tenía en mente, ésta le palmeó el hombro diciendo:
- Will estará encantado de que alguien le solucione al menos una de las posibles entradas a su taberna con una buena pieza
A lo lejos, a unos setenta u ochenta pasos, se veía la taberna de Will.
Sin embargo, debido a su carácter, o más bien al de ambos, pasaban días sin verse, cada uno por su lado, en soledad, la cual Iara adoraba de vez en cuando. Aun así, la compañía de este chico le estaba resultando muy grata y, conociéndose, llegado el momento de partir de Otto, la anciana iba a sentirse triste. Aunque, a lo largo de los años, esa situación la había vivido no una, sino más de tres y cuatro veces. Sin embargo, no acababa de acostumbrarse a las despedidas.
Sonriendo, la anciana escuchaba a Otto, el joven le explicaba tal y cómo él lo entendía, y la pobre Iara apenas entendía tres palabras de cada frase. Aún con eso, ella no le interrumpió ni una sola vez. Sentía que era de mala educación y sabía que ese chico no lo hacía adrede.
Cuando Otto se dió cuenta y explicó con claridad a Iara lo que tenía en mente, ésta le palmeó el hombro diciendo:
- Will estará encantado de que alguien le solucione al menos una de las posibles entradas a su taberna con una buena pieza
A lo lejos, a unos setenta u ochenta pasos, se veía la taberna de Will.
Iara- Cantidad de envíos : 30
Re: ¿Por dónde empezar?
- Sospecho que Will preferirá tenerlas todas bien aseguradas, y espero conseguir ese resultado. - dijo alegremente. - Una solución a medias puede ser peor que no hacer nada, ¿cómo iba mi trabajo a hablar bien de mí, que fui quien ayudó a proteger la taberna, si ésta sigue siendo asaltada?
La mente del chico seguía dándole vueltas de tuerca a sus propias ideas, a mucha más velocidad que la que marcaban sus pasos. Para cuando quedaban cuarenta pasos para que llegaran a la taberna de Will, las ideas del joven habían superado la barrera de lo inusual a lo exótico, incluso acercándose peligrosamente al límite de lo excéntrico.
Para cuando quedaban treinta, por fortuna su razón había entrado en juego y muchas de esas mejoras habían regresado al reino de lo razonable, si bien en su mente había tomado buena nota de las otras, para llevar a cabo en su taller. Sin duda, aquel salero detonante era algo que pensaba intentar fabricar en algún momento.
Cuando no quedaban más de diez pasos, la sonrisa de Otto era confiada. Tenía pensado como proteger cualquiera de las entradas que podía esperarse en una taberna e incluso un par de soluciones más para defender el interior.
Sólo esperaba que Will tuviera cubertería metálica.
- Iara, - dijo cuando llegaron a la puerta.- si no le molesta, ¿podría hablar usted con Will y presentarme? Pienso que es más fácil que acepte mi ayuda de buena gana así.
La mente del chico seguía dándole vueltas de tuerca a sus propias ideas, a mucha más velocidad que la que marcaban sus pasos. Para cuando quedaban cuarenta pasos para que llegaran a la taberna de Will, las ideas del joven habían superado la barrera de lo inusual a lo exótico, incluso acercándose peligrosamente al límite de lo excéntrico.
Para cuando quedaban treinta, por fortuna su razón había entrado en juego y muchas de esas mejoras habían regresado al reino de lo razonable, si bien en su mente había tomado buena nota de las otras, para llevar a cabo en su taller. Sin duda, aquel salero detonante era algo que pensaba intentar fabricar en algún momento.
Cuando no quedaban más de diez pasos, la sonrisa de Otto era confiada. Tenía pensado como proteger cualquiera de las entradas que podía esperarse en una taberna e incluso un par de soluciones más para defender el interior.
Sólo esperaba que Will tuviera cubertería metálica.
- Iara, - dijo cuando llegaron a la puerta.- si no le molesta, ¿podría hablar usted con Will y presentarme? Pienso que es más fácil que acepte mi ayuda de buena gana así.
Otto Hoenheim- Cantidad de envíos : 193
Re: ¿Por dónde empezar?
FDI: Perdona el retraso, cuando no eres tú soy yo Es que estoy de exámenes ahora y el lunes tuve el primero y bien jodido. Sorry.
DDI:
Otto era inteligente, de eso no cabía duda. A la anciana le creaba cierta curiosidad conocer a su familia, debían de ser personas honradas y encantadoras. Aunque también le gustaría conocer a ese maestro del que Otto había hablado y al que andaba buscando. Era extraño no conocerle, ni siquiera haber oído hablar de él. Por norma general, los maestros solían ser gente mayor, con muchas tablas y conocidos. Sin embargo, esta vez no era así, y era algo que tenía a Iara bastante preocupada y extrañada al mismo tiempo.
Siguieron caminando los pocos pasos que faltaban, en silencio, la anciana sospechaba que el chico no dejaba de pensar en su trabajo. "Posiblemente esté nervioso". Sí, eso era muy problable teniendo en cuenta que era la primera vez que viaja fuera de su tierra, y no sólo iba a tener que saber emplear su arte y sabiduría lo mejor que pudiera crearse una buena imagen y dar una buena impresión, sino que además, tenía que hacerlo solo, y con la incertidumbre de no saber qué demonios había pasado con su maestro. "También puede estar asustado, parece cosa de mala gente, de corazones negros..."
Colin ya estaba junto a la puerta de entrada de la taberna de Will. Y ellos ya sólo se encontraban a cinco o sesis pasos de la misma puerta.
- Oh, hijo, por supuesto que hablaré con él, pero no tienes por qué estar nervioso ni nada de eso. Will es un hombre seco y áspero, pero tiene un buen corazón, aunque no suele enseñarlo en absoluto. Se mostrará desconfiado al principio, pero sabe que mi criterio siempre ha sido bueno.- la anciana soltó una risita y le guiñó un ojo al chico. Después se acercó a la puerta y antes de abrirla miró a Otto y le susurró: - Buena suerte.
Justo encima de la puerta un letrero en madera colgaba de un hierro, en letras hechas con tinta negra se leía: Taberna Gran Will. A Iara se le olvidó explicarle que esa taberna antes perteneció al padre de Will, y que éste le había puesto ese nombre al nacer su hijo, el propio Will ahora dueño del negocio. Aunque, cuando la taberna abrió por primera vez, no era ni una sombra de lo que era ahora, pues de eso hacían bastantes años.
Iara entró en la taberna con una amplia sonrisa, saludando a los clientes que allí se encontraban, viejos conocidos tanto como vecinos, como visitantes. La taberna era oscura y alargada, pero no muy grande, algo bastante sencillo, pequeño y humilde. Disponía de cuatro mesas con varias sillas cada una, pero ninguna de ellas seguia ningún orden, lo que daba un poco la impresión de desorden. La barra era ancha, y seguía el recorrido alargado de la taberna. Los clientes, que en ese momento sólo eran dos hombres, se encontraban en un extremo de la barra, junto a la puerta que Otto e Iara acababan de atravesar. Will se encontraba en el otro extremo, y aún no se había girado para saludar, sólo se le veía la espalda.
- Hola, Will, querido. Te traigo buenas noticias. - dijo Iara apoyándose en la barra, ahora más cerca de Will. Éste se giró despacio, aún sin pronunciar palabra o sonido alguno. Cuando estuvo cara a cara con Iara, antes de decir nada, miró a Otto. Y su mirada no era nada amistosa, sino todo lo contrario.
- ¿Quién eres tú y qué haces aquí?
DDI:
Otto era inteligente, de eso no cabía duda. A la anciana le creaba cierta curiosidad conocer a su familia, debían de ser personas honradas y encantadoras. Aunque también le gustaría conocer a ese maestro del que Otto había hablado y al que andaba buscando. Era extraño no conocerle, ni siquiera haber oído hablar de él. Por norma general, los maestros solían ser gente mayor, con muchas tablas y conocidos. Sin embargo, esta vez no era así, y era algo que tenía a Iara bastante preocupada y extrañada al mismo tiempo.
Siguieron caminando los pocos pasos que faltaban, en silencio, la anciana sospechaba que el chico no dejaba de pensar en su trabajo. "Posiblemente esté nervioso". Sí, eso era muy problable teniendo en cuenta que era la primera vez que viaja fuera de su tierra, y no sólo iba a tener que saber emplear su arte y sabiduría lo mejor que pudiera crearse una buena imagen y dar una buena impresión, sino que además, tenía que hacerlo solo, y con la incertidumbre de no saber qué demonios había pasado con su maestro. "También puede estar asustado, parece cosa de mala gente, de corazones negros..."
Colin ya estaba junto a la puerta de entrada de la taberna de Will. Y ellos ya sólo se encontraban a cinco o sesis pasos de la misma puerta.
- Oh, hijo, por supuesto que hablaré con él, pero no tienes por qué estar nervioso ni nada de eso. Will es un hombre seco y áspero, pero tiene un buen corazón, aunque no suele enseñarlo en absoluto. Se mostrará desconfiado al principio, pero sabe que mi criterio siempre ha sido bueno.- la anciana soltó una risita y le guiñó un ojo al chico. Después se acercó a la puerta y antes de abrirla miró a Otto y le susurró: - Buena suerte.
Justo encima de la puerta un letrero en madera colgaba de un hierro, en letras hechas con tinta negra se leía: Taberna Gran Will. A Iara se le olvidó explicarle que esa taberna antes perteneció al padre de Will, y que éste le había puesto ese nombre al nacer su hijo, el propio Will ahora dueño del negocio. Aunque, cuando la taberna abrió por primera vez, no era ni una sombra de lo que era ahora, pues de eso hacían bastantes años.
Iara entró en la taberna con una amplia sonrisa, saludando a los clientes que allí se encontraban, viejos conocidos tanto como vecinos, como visitantes. La taberna era oscura y alargada, pero no muy grande, algo bastante sencillo, pequeño y humilde. Disponía de cuatro mesas con varias sillas cada una, pero ninguna de ellas seguia ningún orden, lo que daba un poco la impresión de desorden. La barra era ancha, y seguía el recorrido alargado de la taberna. Los clientes, que en ese momento sólo eran dos hombres, se encontraban en un extremo de la barra, junto a la puerta que Otto e Iara acababan de atravesar. Will se encontraba en el otro extremo, y aún no se había girado para saludar, sólo se le veía la espalda.
- Hola, Will, querido. Te traigo buenas noticias. - dijo Iara apoyándose en la barra, ahora más cerca de Will. Éste se giró despacio, aún sin pronunciar palabra o sonido alguno. Cuando estuvo cara a cara con Iara, antes de decir nada, miró a Otto. Y su mirada no era nada amistosa, sino todo lo contrario.
- ¿Quién eres tú y qué haces aquí?
Iara- Cantidad de envíos : 30
Re: ¿Por dónde empezar?
FDI: No te preocupes, si estamos todos igual.... Dios, Cthulhu, Nyarlathotep, Odín, Thor y compañía maldigan Febrero.
DDI:
- Aunque sea así, pienso que lo mejor es ser presentado. Si no, podría pensar mal, ¿no cree? Un desconocido aparece en su puerta ofreciendo solucionar sus problemas... Suena sospechoso. - contestó con una sonrisa amable antes de entrar.
Su mirada de inmediato se puso a recorrer con ojo crítico el interior del edificio. En algunos aspectos se parecía a la casa de Wolfgang, en tanto a que la construcción era sencilla de vigas de madera y muros de sillería, por lo que la mayoría de las cosas que había hecho allí, y de las precauciones que había tomado para evitar destrozos, podía repetirlas de nuevo, sin apenas modificaciones.
Aquello no le llevó más que unos pocos segundos en los que su cuerpo, acostumbrado a que su cabeza vagabundeara por su cuenta, había seguido a Iara. Cuando la anciana llegó a la barra, sin embargo, mente y cuerpo se habían reunido de nuevo.
A tiempo de ver la intimidatoria expresión y voz de Will dirigirse a él en un tono poco amable. Otto tragó saliva y dio un paso atrás involuntariamente. Trató de sobreponerse y contestar, pero sólo consiguió tartamudear algo sin sentido.
.o0{ ¡Maldición! ¡No empieces a tartamudear Otto! Recuerda el truco que te explicó Wolfie para recuperar la compostura}
Se mordió un lado de la lengua con algo de fuerza y el estímulo negativo le ayudó a recuperar la compostura, aunque seguía estando un poco pálido por el nerviosismo, lo que acentuaba el sonrojo de la vergüenza que sentía.
- M.. Me llamo Otto Hoenheim, señor. He llegado esta mañana a la ciudad y, por casualidad, la señora Iara ha mencionado que tenía un problema... -
DDI:
- Aunque sea así, pienso que lo mejor es ser presentado. Si no, podría pensar mal, ¿no cree? Un desconocido aparece en su puerta ofreciendo solucionar sus problemas... Suena sospechoso. - contestó con una sonrisa amable antes de entrar.
Su mirada de inmediato se puso a recorrer con ojo crítico el interior del edificio. En algunos aspectos se parecía a la casa de Wolfgang, en tanto a que la construcción era sencilla de vigas de madera y muros de sillería, por lo que la mayoría de las cosas que había hecho allí, y de las precauciones que había tomado para evitar destrozos, podía repetirlas de nuevo, sin apenas modificaciones.
Aquello no le llevó más que unos pocos segundos en los que su cuerpo, acostumbrado a que su cabeza vagabundeara por su cuenta, había seguido a Iara. Cuando la anciana llegó a la barra, sin embargo, mente y cuerpo se habían reunido de nuevo.
A tiempo de ver la intimidatoria expresión y voz de Will dirigirse a él en un tono poco amable. Otto tragó saliva y dio un paso atrás involuntariamente. Trató de sobreponerse y contestar, pero sólo consiguió tartamudear algo sin sentido.
.o0{ ¡Maldición! ¡No empieces a tartamudear Otto! Recuerda el truco que te explicó Wolfie para recuperar la compostura}
Se mordió un lado de la lengua con algo de fuerza y el estímulo negativo le ayudó a recuperar la compostura, aunque seguía estando un poco pálido por el nerviosismo, lo que acentuaba el sonrojo de la vergüenza que sentía.
- M.. Me llamo Otto Hoenheim, señor. He llegado esta mañana a la ciudad y, por casualidad, la señora Iara ha mencionado que tenía un problema... -
Otto Hoenheim- Cantidad de envíos : 193
Re: ¿Por dónde empezar?
FDI: Puf, lo siento de nuevo. Joder, es que no puedo con todo en serio... arg!! Intentaré ser más rápida la próxima vez, prometido!
DDI:
La anciana se quedó a cuadros con la reacción de Will ante el joven. Y eso le molestó. ¿Cómo podía ser tan mal educado ese viejo cascarrabias? ¿Es que a lo largo de los años en lugar de mejorar su carácter lo empeoraba?...
Pero, antes de que se le ocurriera algo que decir con buenas palabras, Otto consiguió decir algo más coherente que sus primeras palabras sin sentido. Lo cual hizo que Iara sonriera, le guiñara un ojo al chico y mirara a Will con un leve gesto de superioridad.
- Y ahora, Will, si te parece bien, procedo a presentaros yo misma, ya que por lo que veo tú carácter sigue tan agrio como siempre... - La anciana se sacudió las faldas, aunque no había nada que sacudir de ellas, era como un acto involuntario. Después se acercó algo más a Otto, le puso su mano en la espalda y dijo a Will: - Bien, como él mismo bien se ha presentado, este es Otto, un joven que no viene a hacerte nada malo, sino todo lo contrario. Se trata de un joven inventor, un genio, que quizá pueda arreglar tu problema con los robos... Aunque no estoy segura de que quiera hacerlo sin más después de tu recibimiento tan cariñoso y amable... - le dirigió a Otto una mirada cómplice.- No puedo creer que hayas sido tan descortés.
Iara se mostraba verdaderamente molesta con el comportamiento tan descortés del viejo Will, y no tenía reparo alguno en mostrarlo abiertamente ante los presentes en la taberna. Todo el mundo conocía el carácter de Iara, y si tenía algo que objetar o algo por lo que reñirte iba a hacerlo fuera cual fuese el momento en el que ocurriera. Para ella, ser buenas personas era lo primordial en la vida, más allá de aparentar y de cualquier otra cosa.
- Bueno, yo me llamo Will.- por fin el viejo habló de nuevo, aunque no volvió a mirar a la anciana, mostraba un leve gesto de bochorno, y no era para menos. - Yo...- carraspeó – Lo siento, joven, pero pensé que venías por otros motivos...
- Así me gusta, no cuesta trabajo alguno ser cortés con el prójimo, y mucho menos cuando viene a hacerte un favor...- concluyó Iara. - Y bien, cuéntale Otto, cuál es tu plan.- mostró una gran sonrisa.
- Un momento – interrumpió Will – quizá sea mejor que paséis dentro, ahí podremos sentarnos tranquilamente. E igual te apetece una cerveza, ¿no, chico?
DDI:
La anciana se quedó a cuadros con la reacción de Will ante el joven. Y eso le molestó. ¿Cómo podía ser tan mal educado ese viejo cascarrabias? ¿Es que a lo largo de los años en lugar de mejorar su carácter lo empeoraba?...
Pero, antes de que se le ocurriera algo que decir con buenas palabras, Otto consiguió decir algo más coherente que sus primeras palabras sin sentido. Lo cual hizo que Iara sonriera, le guiñara un ojo al chico y mirara a Will con un leve gesto de superioridad.
- Y ahora, Will, si te parece bien, procedo a presentaros yo misma, ya que por lo que veo tú carácter sigue tan agrio como siempre... - La anciana se sacudió las faldas, aunque no había nada que sacudir de ellas, era como un acto involuntario. Después se acercó algo más a Otto, le puso su mano en la espalda y dijo a Will: - Bien, como él mismo bien se ha presentado, este es Otto, un joven que no viene a hacerte nada malo, sino todo lo contrario. Se trata de un joven inventor, un genio, que quizá pueda arreglar tu problema con los robos... Aunque no estoy segura de que quiera hacerlo sin más después de tu recibimiento tan cariñoso y amable... - le dirigió a Otto una mirada cómplice.- No puedo creer que hayas sido tan descortés.
Iara se mostraba verdaderamente molesta con el comportamiento tan descortés del viejo Will, y no tenía reparo alguno en mostrarlo abiertamente ante los presentes en la taberna. Todo el mundo conocía el carácter de Iara, y si tenía algo que objetar o algo por lo que reñirte iba a hacerlo fuera cual fuese el momento en el que ocurriera. Para ella, ser buenas personas era lo primordial en la vida, más allá de aparentar y de cualquier otra cosa.
- Bueno, yo me llamo Will.- por fin el viejo habló de nuevo, aunque no volvió a mirar a la anciana, mostraba un leve gesto de bochorno, y no era para menos. - Yo...- carraspeó – Lo siento, joven, pero pensé que venías por otros motivos...
- Así me gusta, no cuesta trabajo alguno ser cortés con el prójimo, y mucho menos cuando viene a hacerte un favor...- concluyó Iara. - Y bien, cuéntale Otto, cuál es tu plan.- mostró una gran sonrisa.
- Un momento – interrumpió Will – quizá sea mejor que paséis dentro, ahí podremos sentarnos tranquilamente. E igual te apetece una cerveza, ¿no, chico?
Iara- Cantidad de envíos : 30
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