Censo
Últimos temas
Noticias
Afiliados normales
Mar de Jaspia es un foro basado en un mundo original con líneas argumentales que pertenecen a sus administradores y participantes. Tanto los escritos como el diseño están protegidos por una licencia Creative Commons. Algunos códigos fueron desarrollados por el equipo web de Protorol. La mayoría de nuestras imágenes son sacadas de DeviantArt y retocadas, si quieres créditos propios o te interesa alguna imagen en concreto, haznoslo saber.
KirillAdmin ♒ MP!
ChelsieAdmin ♒ MP!
LisandotMod ♒ MP!
DelinMod ♒ MP!
SophitiaColab ♒ MP!
CyrianColab ♒ MP!
Años Activos
A donde nos lleve el viento
3 participantes
Página 3 de 4.
Página 3 de 4. • 1, 2, 3, 4
Re: A donde nos lleve el viento
Se a pretaba con fuerza el hombro, para soltar la presión de inmediato debido al dolor. Sentía los ojos humedos, pero al tenerlos cerrados con tando fuerza las lágrimas no se escurrían.
Sabía que tenía que ponerse de pie, que tenía que seguir dando la lucha, que no debia permitir que Keli siguiera solo contra las piratas... si, solo como si los marinos no contaran. Pero dolía tanto... no se sentía con fuerza para sujetar un arma con la mano del brazo herido, y hacer piruetas bajo esas condiciones sería bastante complicado. Como fuera, empezó a mover la mano para hacer circular la sangre, para que no se le entumesiera, pero hacía que saliera más sangre por el hueco con su efecto correspondiente, sentirse mareda.
~ solo levantate... vamos... yo puedo... aqui soy un blanco fácil.... y un problemas para los demás... muevete... ~ las palabras del marino que la salvó daban vueltas en su cabeza. Si no era de utilidad que no estorbara. Por lo general, de alguna forma, era de utilidad. Debía levantarse.
Abrió los ojos de pronto y al ver las botas delante de ella, dio un respingo de asombro y como gato asustado la mano del hombro sano se abalanzó al kunai en el suelo para defenderse, pero se detuvo al hacer encajar la imagen de las botas en la figura de Kelisay. Alzó la vista, los ojos estaban vidriosos y sintió vergüenza, por tonto que pareciera, que la viera en ese estado.
Su mirada descendió junto con él y fue su orgullo la que la hizo sonreír. Movía la mano herida rápidamente, hasta que sintió que podría tomar con ella un arma, aunque era conciente que no podría ejercer fuerza.
No, no era orgullo lo que la hacía sonreir y no era vergüenza, aunque no parecía reconcerlo. Era una cierta felicidad extraña porque corriera hacia ella, porque se preocupara por su bienestar, era la desason de saber que lo estaba preocpando a él por no ser cuidadosa ella, poniendolo en riesgo por tener que fijarse en otroas cosas desviando su atención de aquellas que lo podrían herir. Ella no quería que nada malo le pasara a él.
- Estoy bien - mintió olimpicamente - no podemos quedarnos quietos, hay que ... - lo que fuera a decir quedó cortado, la mano sana lanzó el kunai por encima del hombro de él, pasando junto a su cuello y entre el espacio que generaba el ala y luego agarró del brazo al kamael y tiró de él hacia ella con fuerza, haciendose torpemente al lado.
Lo curioso fue como la brisa sopló suavemente alrededor de ellos para luego tornarse en un viento violento.
Sabía que tenía que ponerse de pie, que tenía que seguir dando la lucha, que no debia permitir que Keli siguiera solo contra las piratas... si, solo como si los marinos no contaran. Pero dolía tanto... no se sentía con fuerza para sujetar un arma con la mano del brazo herido, y hacer piruetas bajo esas condiciones sería bastante complicado. Como fuera, empezó a mover la mano para hacer circular la sangre, para que no se le entumesiera, pero hacía que saliera más sangre por el hueco con su efecto correspondiente, sentirse mareda.
~ solo levantate... vamos... yo puedo... aqui soy un blanco fácil.... y un problemas para los demás... muevete... ~ las palabras del marino que la salvó daban vueltas en su cabeza. Si no era de utilidad que no estorbara. Por lo general, de alguna forma, era de utilidad. Debía levantarse.
Abrió los ojos de pronto y al ver las botas delante de ella, dio un respingo de asombro y como gato asustado la mano del hombro sano se abalanzó al kunai en el suelo para defenderse, pero se detuvo al hacer encajar la imagen de las botas en la figura de Kelisay. Alzó la vista, los ojos estaban vidriosos y sintió vergüenza, por tonto que pareciera, que la viera en ese estado.
Su mirada descendió junto con él y fue su orgullo la que la hizo sonreír. Movía la mano herida rápidamente, hasta que sintió que podría tomar con ella un arma, aunque era conciente que no podría ejercer fuerza.
No, no era orgullo lo que la hacía sonreir y no era vergüenza, aunque no parecía reconcerlo. Era una cierta felicidad extraña porque corriera hacia ella, porque se preocupara por su bienestar, era la desason de saber que lo estaba preocpando a él por no ser cuidadosa ella, poniendolo en riesgo por tener que fijarse en otroas cosas desviando su atención de aquellas que lo podrían herir. Ella no quería que nada malo le pasara a él.
- Estoy bien - mintió olimpicamente - no podemos quedarnos quietos, hay que ... - lo que fuera a decir quedó cortado, la mano sana lanzó el kunai por encima del hombro de él, pasando junto a su cuello y entre el espacio que generaba el ala y luego agarró del brazo al kamael y tiró de él hacia ella con fuerza, haciendose torpemente al lado.
Lo curioso fue como la brisa sopló suavemente alrededor de ellos para luego tornarse en un viento violento.
Dulfary- Cantidad de envíos : 1481
Re: A donde nos lleve el viento
Claro que la rubia estaba bien. Los ojos húmedos y la sangre que manchaba el suelo, su ropa y su mano no significaban nada. Seguramente era sangre de un pájaro que había volado directo a uno de sus kunai, o era "ese" momento del mes, o quizá fuera sólo un poco de salsa del almuerzo. Seguro, y a él le sangraba el ala porque se le había caído una pluma.
-Mejor que nunca, ¿no? -preguntó con una mezcla de preocupación, sarcasmo e ira contenida mientas la tomaba con toda la suavidad posible del codo sano para ayudarla a levantarse.
Encontraría al pirata responsable, o mataría a todos los que quedaran con vida en el barco. Por fortuna para su ya bastante confundida mente, no se le ocurrió cuestionarse el motivo de su ira. Eso lo hubiera llevado a darse cuenta de que Arale le importaba mucho más de lo que creía, y en esa situación lo que menos necesitaba era complicarse. Más.
Por eso se limitó a tirar de ella y a... rodar hacia un lado. Había bajado la guardia, de nuevo. Se había distraído. De nuevo. Y todo gracias a la rubia. No, no, por culpa de la rubia. Ya, daba igual, el pensamiento que quedó a flote fue el de sacar a Arale de peligro... y como todo el barco era peligroso, la lógica dictaba que había que matar a todos los condenados piratas.
Y ese contra el cual la rubia había arrojado el kunai y que ahora se acercaba sin siquiera desenfundar las armas era tan buen comienzo como cualquiera de los otros. ¿Tan arrogante era, que se creía que no necesitaba desenfundar?
-Intenta vendarte, yo te daré tiempo. -Su ala también sangraba, cierto, pero no tenía pensado usarla y eso reducía la pérdida de sangre.
Se levantó para encarar al sujeto arrogante, interponiéndose entre él y Arale. En segundo plano notó que el resto de los piratas que había cerca se habían detenido, y que ahora los rodeaban manteniendo una distancia... ¿respetuosa? No importaba, apenas se dio cuenta. En el resto del barco la pelea seguía, que justo ahí estuviera en pausa no debía de significar nada.
Ahora que le prestaba atención, este pirata apenas parecía capaz de sostener un arma. Se lo notaba delgado y enjuto por debajo de la armadura de cuero tachonado que cubría su túnica, pálido a niveles casi enfermizos por debajo del bronceado que cualquiera obtiene viviendo en el mar. En realidad, su cinturón parecía estar más para las múltiples bolsas de extraños armas que llevaba, que para colgar un sable o una espada, sus manos más apropiadas para trabajos delicados que para manipular sogas y amarres...
En definitiva, las distintas piezas de información no tomaron el sentido que cualquier otro espectador podría haberles dado hasta que el kamael estuvo a mitad de su carga, cuando su espada impía chocó contra el aire a medio metro de su blanco, correspondiendo a un relajado y confiado movimiento de su oponente, acompañado de una sonrisa segura y despectiva.
Mientras retrocedía un paso para recuperar el equilibrio y ponerse en guardia, la palabra "mago" por fin resonó en su mente.
-Mejor que nunca, ¿no? -preguntó con una mezcla de preocupación, sarcasmo e ira contenida mientas la tomaba con toda la suavidad posible del codo sano para ayudarla a levantarse.
Encontraría al pirata responsable, o mataría a todos los que quedaran con vida en el barco. Por fortuna para su ya bastante confundida mente, no se le ocurrió cuestionarse el motivo de su ira. Eso lo hubiera llevado a darse cuenta de que Arale le importaba mucho más de lo que creía, y en esa situación lo que menos necesitaba era complicarse. Más.
Por eso se limitó a tirar de ella y a... rodar hacia un lado. Había bajado la guardia, de nuevo. Se había distraído. De nuevo. Y todo gracias a la rubia. No, no, por culpa de la rubia. Ya, daba igual, el pensamiento que quedó a flote fue el de sacar a Arale de peligro... y como todo el barco era peligroso, la lógica dictaba que había que matar a todos los condenados piratas.
Y ese contra el cual la rubia había arrojado el kunai y que ahora se acercaba sin siquiera desenfundar las armas era tan buen comienzo como cualquiera de los otros. ¿Tan arrogante era, que se creía que no necesitaba desenfundar?
-Intenta vendarte, yo te daré tiempo. -Su ala también sangraba, cierto, pero no tenía pensado usarla y eso reducía la pérdida de sangre.
Se levantó para encarar al sujeto arrogante, interponiéndose entre él y Arale. En segundo plano notó que el resto de los piratas que había cerca se habían detenido, y que ahora los rodeaban manteniendo una distancia... ¿respetuosa? No importaba, apenas se dio cuenta. En el resto del barco la pelea seguía, que justo ahí estuviera en pausa no debía de significar nada.
Ahora que le prestaba atención, este pirata apenas parecía capaz de sostener un arma. Se lo notaba delgado y enjuto por debajo de la armadura de cuero tachonado que cubría su túnica, pálido a niveles casi enfermizos por debajo del bronceado que cualquiera obtiene viviendo en el mar. En realidad, su cinturón parecía estar más para las múltiples bolsas de extraños armas que llevaba, que para colgar un sable o una espada, sus manos más apropiadas para trabajos delicados que para manipular sogas y amarres...
En definitiva, las distintas piezas de información no tomaron el sentido que cualquier otro espectador podría haberles dado hasta que el kamael estuvo a mitad de su carga, cuando su espada impía chocó contra el aire a medio metro de su blanco, correspondiendo a un relajado y confiado movimiento de su oponente, acompañado de una sonrisa segura y despectiva.
Mientras retrocedía un paso para recuperar el equilibrio y ponerse en guardia, la palabra "mago" por fin resonó en su mente.
Kelisay- Cantidad de envíos : 65
Re: A donde nos lleve el viento
- si, si - dijo tan de buena gana como pudo, sin la correspondiente sonrisa que corroborara su mentira. Por supuesto, que no tenía porque ser mentira segun con qué momento comparara la situación actual; respecto a varios, si, efectivamente estaba de maravilla. En otras palabras, dado su alto grado de descuido, bien podría estar mucho peor.
Desde su pesima posición en el piso vio como el kunai fallaba su blanco, algo de verdad muy raro, en especial porque había fallado por mucho. Por que?? La pregunta quedó latente en lo que se daba espacio, tratando de ignorar el dolor. Qué era lo que estaba mal.
Su rango de visión le permitía ver lo que hacía Kelisay sin tener que apartar la vista de ese nuevo pirata, que a diferencia de los demas se veía fresco para estar en combate, demasiado confiado. Frunció el ceño y sacó otro kunai, alejandose otro poco, aun en el suelo, pero al menos ya en cuclillas. Se empezóa a concentrar en las runas de consagración de su arma. Ella no había fallado, el pirata sabía de magia.
Por supuesto, su expresión de concentración se perdió del todo cuando enercó la ceja. Vendarse?? Le estaba hablando en serio?
- Qué?? - le preguntó extrañada, tanto por su orden como por la forma en que le pareció tierna su preocupación. Oh si, por supuesto, había olvidado ese tercer brazo que tenía para poderse vendar una zona tan complicada como el hombro cuando solo quedaba una mano para hacerlo. Por supuesto. - Que sean por favor cuatro giros de reloj - dijo aguantando la risa. Estaba... conmovida. Que lindo. El kamael, no el clavel. Sonrió con burla hacia ella misma, no era el lugar ni el momento para pensar en asociaciones tan absurdas.
Pero todo se borró, iniciando por su sonrisa al ver el manchón rojo en el ala "blanca". Se puso de pie con la adrenalina corriendo lo suficiente para ignorar el dolor. De nuevo movía la mano del hombro herido, abriendo, cerrando, abriendo cerrando para hacer ciruclar la sangre y que el brazo no se entumesiera y por supuesto, la sangre manara mejor hacia su ropa.
El arma giró varias veces, con nerviosismo, en su mano, haciendo un barrido con la vista a todos los que los rodeaban, algunos de los cuales, por no estar prestando atención a su entorno, resultaron heridos por los guardias del barco que aun no cesaban en su intento por no perder el control del navío
Ahi estaba. El mismo efecto que habá repleido su kunai. Su turno. Kalisay daba un paso de equilibrio hacia atrás, ella corrió la poca distancia que los separaba y blandió el kunai que al igual que el primero y la espadota de Keli chocó contra la barrera que hacía el mago con un sencillo movimiento. La diferencia fue que ella no retrocedió y que el filo de arma chisporroteó contra la energía magica, los simbolos grabados en el kunai brillaron tenuemente, apenas perceptibles bajo la luz del sol y la barrera se desquebrajo al imprimirle un poco mas de fuerza a su ataque.
El mago abrió los ojos con asombro, ella sonrió con satisfacción y dio un paso al frente, él un paso atrás y los papeles cambiaron, siendo ahora él quien sonreía mientras ella terminaba de acercase.
Desde su pesima posición en el piso vio como el kunai fallaba su blanco, algo de verdad muy raro, en especial porque había fallado por mucho. Por que?? La pregunta quedó latente en lo que se daba espacio, tratando de ignorar el dolor. Qué era lo que estaba mal.
Su rango de visión le permitía ver lo que hacía Kelisay sin tener que apartar la vista de ese nuevo pirata, que a diferencia de los demas se veía fresco para estar en combate, demasiado confiado. Frunció el ceño y sacó otro kunai, alejandose otro poco, aun en el suelo, pero al menos ya en cuclillas. Se empezóa a concentrar en las runas de consagración de su arma. Ella no había fallado, el pirata sabía de magia.
Por supuesto, su expresión de concentración se perdió del todo cuando enercó la ceja. Vendarse?? Le estaba hablando en serio?
- Qué?? - le preguntó extrañada, tanto por su orden como por la forma en que le pareció tierna su preocupación. Oh si, por supuesto, había olvidado ese tercer brazo que tenía para poderse vendar una zona tan complicada como el hombro cuando solo quedaba una mano para hacerlo. Por supuesto. - Que sean por favor cuatro giros de reloj - dijo aguantando la risa. Estaba... conmovida. Que lindo. El kamael, no el clavel. Sonrió con burla hacia ella misma, no era el lugar ni el momento para pensar en asociaciones tan absurdas.
Pero todo se borró, iniciando por su sonrisa al ver el manchón rojo en el ala "blanca". Se puso de pie con la adrenalina corriendo lo suficiente para ignorar el dolor. De nuevo movía la mano del hombro herido, abriendo, cerrando, abriendo cerrando para hacer ciruclar la sangre y que el brazo no se entumesiera y por supuesto, la sangre manara mejor hacia su ropa.
El arma giró varias veces, con nerviosismo, en su mano, haciendo un barrido con la vista a todos los que los rodeaban, algunos de los cuales, por no estar prestando atención a su entorno, resultaron heridos por los guardias del barco que aun no cesaban en su intento por no perder el control del navío
Ahi estaba. El mismo efecto que habá repleido su kunai. Su turno. Kalisay daba un paso de equilibrio hacia atrás, ella corrió la poca distancia que los separaba y blandió el kunai que al igual que el primero y la espadota de Keli chocó contra la barrera que hacía el mago con un sencillo movimiento. La diferencia fue que ella no retrocedió y que el filo de arma chisporroteó contra la energía magica, los simbolos grabados en el kunai brillaron tenuemente, apenas perceptibles bajo la luz del sol y la barrera se desquebrajo al imprimirle un poco mas de fuerza a su ataque.
El mago abrió los ojos con asombro, ella sonrió con satisfacción y dio un paso al frente, él un paso atrás y los papeles cambiaron, siendo ahora él quien sonreía mientras ella terminaba de acercase.
Dulfary- Cantidad de envíos : 1481
Re: A donde nos lleve el viento
Un mago. Si, tenía sentido, las cosas venían demasiado fáciles hasta ahora, sólo con piratas rasos armados hasta los dientes que parecían salir hasta de los barriles de alquitrán. ¿Que ambos estaban gravemente heridos y bien podrían estar muertos de no ser por pura suerte? Detalles...
La rubia se lanzó al ataque sin siquiera intentar vendarse. La idea de que fuera complicado hacerlo sólo con una mano no se le había pasado por la cabeza, "vendarse" para él significaba "apretar un pedazo de tela contra la herida hasta que pare de sangrar" o, en el peor de los casos, "suturar con fuego".
Ahí quedaba su galante heroicidad... comprarle tiempo a la damisela en peligro, sonaba poético. Más poético era que ella hubiera podido cruzar la barrera mágica al primer intento y él, con su espada impía y su magia negra, no.
Tendría que usar la magia de su espada. Fuera cual fuera. Aunque había algo en esa idea no acababa de cerrarle... nunca había estado seguro de cómo hacía uso de su magia, algo que ya había hablado con Arale durante su paseo por los tejados. Sólo sabía que cuando tenía que hacerlo, lo hacía. Y lo mismo se aplicaba a su espada, si se concentraba en usar el lado "impío" de su arma, lo hacía y ya. No sabía cómo. Ni qué, ya en eso.
Pero eso no era nuevo, nunca lo había meditado demasiado... las marcas en la hoja de su espada se tornaron negras, un negro opaco y sin brillo. Era su turno de atacar y le importaba muy poco que el mago pirata sonriera, pues pronto se encargaría de que no tuviera motivos para hacerlo.
Dedicó un instante a mirar a su alrededor para comprobar que el resto de los piratas siguieran sin participar de la pelea, y cargó de nuevo, esta vez con la espada para atrás y el filo hacia abajo. Que la rubia hubiera roto la barrera no impedía, en teoría, que el mago levantara otra, por lo que iba tan preparado como para romper una segunda barrera como para atacar al mago.
Esta vez, ninguna protección mágica apareció entre él y su oponente, pero Keli descubrió el motivo de aquella sonrisa. A cada paso, el aire se volvía más espeso. A medida que se acercaba, el kamael notó una creciente pesadez alrededor del mago... vio un cierto brillo en su mano, el brillo de la sangre y del cristal roto, probablemente los restos de una redoma con algo necesario para lo que había invocado: una maldición.
Nada que fuera a afectarlo demasiado... a él. Su sangre hervía al rechazar la magia oscura y sus piernas y brazos se sentían algo pesadas al no poder rechazarla toda, pero podía seguir peleando. No tenía idea de si la rubia tenía algún medio para protegerse de la magia, pero eso no sería importante si rompía la concentración del mago. Eso debía de cancelar su conjuro, ¿no?
Alcanzó a su oponente y atacó, moviendo su espada en un arco ascendente que resultó ser apenas un poco más lento que lo justo y necesario. Muy oportuno. El pirata atinó a saltar hacia atrás, pero la punta de la espada impía alcanzó parte de su túnica y el cinturón, desparramando algo del extraño contenido de las bolsas del pirata por el aire y el suelo...
...donde inevitablemente se mezclaron.
La rubia se lanzó al ataque sin siquiera intentar vendarse. La idea de que fuera complicado hacerlo sólo con una mano no se le había pasado por la cabeza, "vendarse" para él significaba "apretar un pedazo de tela contra la herida hasta que pare de sangrar" o, en el peor de los casos, "suturar con fuego".
Ahí quedaba su galante heroicidad... comprarle tiempo a la damisela en peligro, sonaba poético. Más poético era que ella hubiera podido cruzar la barrera mágica al primer intento y él, con su espada impía y su magia negra, no.
Tendría que usar la magia de su espada. Fuera cual fuera. Aunque había algo en esa idea no acababa de cerrarle... nunca había estado seguro de cómo hacía uso de su magia, algo que ya había hablado con Arale durante su paseo por los tejados. Sólo sabía que cuando tenía que hacerlo, lo hacía. Y lo mismo se aplicaba a su espada, si se concentraba en usar el lado "impío" de su arma, lo hacía y ya. No sabía cómo. Ni qué, ya en eso.
Pero eso no era nuevo, nunca lo había meditado demasiado... las marcas en la hoja de su espada se tornaron negras, un negro opaco y sin brillo. Era su turno de atacar y le importaba muy poco que el mago pirata sonriera, pues pronto se encargaría de que no tuviera motivos para hacerlo.
Dedicó un instante a mirar a su alrededor para comprobar que el resto de los piratas siguieran sin participar de la pelea, y cargó de nuevo, esta vez con la espada para atrás y el filo hacia abajo. Que la rubia hubiera roto la barrera no impedía, en teoría, que el mago levantara otra, por lo que iba tan preparado como para romper una segunda barrera como para atacar al mago.
Esta vez, ninguna protección mágica apareció entre él y su oponente, pero Keli descubrió el motivo de aquella sonrisa. A cada paso, el aire se volvía más espeso. A medida que se acercaba, el kamael notó una creciente pesadez alrededor del mago... vio un cierto brillo en su mano, el brillo de la sangre y del cristal roto, probablemente los restos de una redoma con algo necesario para lo que había invocado: una maldición.
Nada que fuera a afectarlo demasiado... a él. Su sangre hervía al rechazar la magia oscura y sus piernas y brazos se sentían algo pesadas al no poder rechazarla toda, pero podía seguir peleando. No tenía idea de si la rubia tenía algún medio para protegerse de la magia, pero eso no sería importante si rompía la concentración del mago. Eso debía de cancelar su conjuro, ¿no?
Alcanzó a su oponente y atacó, moviendo su espada en un arco ascendente que resultó ser apenas un poco más lento que lo justo y necesario. Muy oportuno. El pirata atinó a saltar hacia atrás, pero la punta de la espada impía alcanzó parte de su túnica y el cinturón, desparramando algo del extraño contenido de las bolsas del pirata por el aire y el suelo...
...donde inevitablemente se mezclaron.
Kelisay- Cantidad de envíos : 65
Re: A donde nos lleve el viento
El kunai, de forma mas especifica los símbolos consagrados tallados en él, brilló de una forma en que no lo había hecho antes, al menos no que se diera cuenta (porque si lo hizo pero ella no lo vio en aquella oportunidad), las runas de índole "sagrado" se iluminaron en un tono azul bastante llamativo, que desconcertaron a la niña por un momento mientras seguía corriendo.
Claro que lo que se llevó mayor merito par quitarle la sonrisa de efímero triunfo fue la sonrisa que recibió en contraprestación del mago, y fue entonces que el arma soltó chispas sin chocar contra nada. Fuera lo que fuera que acabara de hacer el mago, acabó de hacer reaccionar esa parte del arma que reaccionaba tan violentamente contra lo "maligno". El brillo inicial, cosa que no sabía Dul, se lo dio la espada impía del kamael al activarse.
Con gran destreza, su pie se apoyó con firmeza en el suelo usándolo como pivote para girar la pierna y con la inercia el resto del cuerpo, de modo que no se le fue de frente al mago y mas bien fue Keli quien quedó delante de él cuando fue su momento de llegar, en lo que por dentro esperaba que tuviera alguna idea de como contrarrestar un efecto mágico al lanzarse así.
A medio giro, soltó un suspiro de cansancio, llegado de la nada, las ganas de sentarse para no caer por su propio peso, se dio cuenta que si no sostenía con mas fuerza, extraída de su voluntad mas que de su cuerpo, el arma, esta se caería pupes no podría mantenerla . Los 360 grados del giro se dieron por la inercia inicial, por el impulso que llevaba, de otra forma no habría sido posible y lo que quedaba de su fuerza se utilizó par no caer, no para atacar el flanco del mago pirata como era su intención inicial.
Se sentía mal, se sentía débil, como si hubiera perdido mucha sangre o como si por alguna razón se le hubiera olvidado el detalle de comer durante varios días. ~ Es por todo lo que he vomitado... ~ se dijo ~ no, me hizo algo ~ su vista se fue por un instante hacía Kelisay. No era la única. Eso explicaba la distancia de los demás piratas.
Dio un traspiés hacia atrás, en lo que debió ser más bien un salto, dándose espacio, huyendo del área de influencia del hechizo que lanzara. Al ver como las cosas del mago se mezclaban, se cubrió la boca con la mascara de tela y casi de inmediato tuvo que usar su arma para que se interpusiera entre ella y el filo de un sable de otro pirata que por fin se acercaba a atacarla. Al contrario de otras veces, su arma no desvió el ataque, sino que se desprendió de su mano y fue a dar varios metros mas allá. El golpe no la hirió, pero si la dejó muy mal ubicada.
Claro que lo que se llevó mayor merito par quitarle la sonrisa de efímero triunfo fue la sonrisa que recibió en contraprestación del mago, y fue entonces que el arma soltó chispas sin chocar contra nada. Fuera lo que fuera que acabara de hacer el mago, acabó de hacer reaccionar esa parte del arma que reaccionaba tan violentamente contra lo "maligno". El brillo inicial, cosa que no sabía Dul, se lo dio la espada impía del kamael al activarse.
Con gran destreza, su pie se apoyó con firmeza en el suelo usándolo como pivote para girar la pierna y con la inercia el resto del cuerpo, de modo que no se le fue de frente al mago y mas bien fue Keli quien quedó delante de él cuando fue su momento de llegar, en lo que por dentro esperaba que tuviera alguna idea de como contrarrestar un efecto mágico al lanzarse así.
A medio giro, soltó un suspiro de cansancio, llegado de la nada, las ganas de sentarse para no caer por su propio peso, se dio cuenta que si no sostenía con mas fuerza, extraída de su voluntad mas que de su cuerpo, el arma, esta se caería pupes no podría mantenerla . Los 360 grados del giro se dieron por la inercia inicial, por el impulso que llevaba, de otra forma no habría sido posible y lo que quedaba de su fuerza se utilizó par no caer, no para atacar el flanco del mago pirata como era su intención inicial.
Se sentía mal, se sentía débil, como si hubiera perdido mucha sangre o como si por alguna razón se le hubiera olvidado el detalle de comer durante varios días. ~ Es por todo lo que he vomitado... ~ se dijo ~ no, me hizo algo ~ su vista se fue por un instante hacía Kelisay. No era la única. Eso explicaba la distancia de los demás piratas.
Dio un traspiés hacia atrás, en lo que debió ser más bien un salto, dándose espacio, huyendo del área de influencia del hechizo que lanzara. Al ver como las cosas del mago se mezclaban, se cubrió la boca con la mascara de tela y casi de inmediato tuvo que usar su arma para que se interpusiera entre ella y el filo de un sable de otro pirata que por fin se acercaba a atacarla. Al contrario de otras veces, su arma no desvió el ataque, sino que se desprendió de su mano y fue a dar varios metros mas allá. El golpe no la hirió, pero si la dejó muy mal ubicada.
Dulfary- Cantidad de envíos : 1481
Re: A donde nos lleve el viento
Se sentía cada vez más débil. Su resistencia a la magia oscura tenía límite, y eso sin contar que llevaba ya un buen rato peleando. Volvió la vista hacia la rubia, y el reflejo azulado en sus kunai captó su atención. ¿Acaso eran mágicos, como su espada? No, definitivamente no como su espada. De hecho, por lo poco que llegó a distinguir, era precisamente lo opuesto.
Eso, o había visto mal. Ya, basta de mirarla, luego le preguntaría. Lo que importaba en aquel momento era que, fuera lo que fuera aquel brillo, no estaba protegiendo a Arale de la maldición del mago...pero eso se solucionaba fácilmente.
Ignoró de momento el espeso humo gris, de aroma ácido y dulzón a la vez, que salía del lugar donde habían caído los ingredientes del mago. También pasó por alto el hecho de que buena parte de los piratas que habían estado rodeándolos desaparecieran del lugar.
Lo que no pudo dejar de notar fue la expresión de sorpresa del pirata mago... sorpresa un tanto desesperada, cuando levantó la mano para conjurar algo. Algo que Kelisay conocía bien. Bueno... al menos el hecho de invocar fuego había logrado lo que sus ataques no: romper su concentración sobre la maldición debilitadora.
¿Convendría que él también usara su fuego mágico? La mano del mago se rodeó de una sucia llamarada naranja y amarilla. Evidentemente el calor no era lo suyo. Algo lógico, considerando que debía de pelear siempre en un barco, rodeado de elementos inflamables y volátiles...
...
...un barco como en el que estaban ahora. Fuego, en un barco. Eso no llevaría a nada bueno. Intentó atacarlo, dudaba que se pudiera concentrar demasiado en algo si le arrancaba la cabeza, pero la humareda se había extendido muy rápidamente, así como su aroma... ácido y dulzón...
Lo que la maldición no había logrado, los componentes mezclados de forma aleatoria en el suelo lo hicieron de forma casi inmediata.
Kelisay, incapaz de mantenerse en pie, hincó una rodilla en el suelo. La vista se le nublaba de a momentos, y su cerebro parecía tan lleno del humo gris como el espacio entre el mago y él.
Que los kamael no pudieran dormir no significa que no puedan desmayarse...
Eso, o había visto mal. Ya, basta de mirarla, luego le preguntaría. Lo que importaba en aquel momento era que, fuera lo que fuera aquel brillo, no estaba protegiendo a Arale de la maldición del mago...pero eso se solucionaba fácilmente.
Ignoró de momento el espeso humo gris, de aroma ácido y dulzón a la vez, que salía del lugar donde habían caído los ingredientes del mago. También pasó por alto el hecho de que buena parte de los piratas que habían estado rodeándolos desaparecieran del lugar.
Lo que no pudo dejar de notar fue la expresión de sorpresa del pirata mago... sorpresa un tanto desesperada, cuando levantó la mano para conjurar algo. Algo que Kelisay conocía bien. Bueno... al menos el hecho de invocar fuego había logrado lo que sus ataques no: romper su concentración sobre la maldición debilitadora.
¿Convendría que él también usara su fuego mágico? La mano del mago se rodeó de una sucia llamarada naranja y amarilla. Evidentemente el calor no era lo suyo. Algo lógico, considerando que debía de pelear siempre en un barco, rodeado de elementos inflamables y volátiles...
...
...un barco como en el que estaban ahora. Fuego, en un barco. Eso no llevaría a nada bueno. Intentó atacarlo, dudaba que se pudiera concentrar demasiado en algo si le arrancaba la cabeza, pero la humareda se había extendido muy rápidamente, así como su aroma... ácido y dulzón...
Lo que la maldición no había logrado, los componentes mezclados de forma aleatoria en el suelo lo hicieron de forma casi inmediata.
Kelisay, incapaz de mantenerse en pie, hincó una rodilla en el suelo. La vista se le nublaba de a momentos, y su cerebro parecía tan lleno del humo gris como el espacio entre el mago y él.
Que los kamael no pudieran dormir no significa que no puedan desmayarse...
Kelisay- Cantidad de envíos : 65
Re: A donde nos lleve el viento
Su vista se fue en pos del kunai que se había alejado, volviendo rápidamente al frente, hacia su contrincante que le lanzaba un puño con el fin de dejarla fuera de combate sin mas complicaciones. Que se sintiera débil, no impedía que sus reflejos la hicieran moverse con la agilidad acostumbrada, evadiendo el puño, pero no tenía ninguna opción de devolver el golpe pues sabía que no le haría daño alguno y aun cuando atinara a algún punto de presión tal vez no obtendría el resultado deseado.
Se dedicó a esquivar golpe tras golpe, con movimientos fluidos pero poco enfáticos al carecer de la fuerza necesaria, regresando al punto en que estaba el kamael. Se sentía cansada, la fatiga de todo un día de lucha que en realidad sólo habían sido unos cuantos giros del reloj de arena, pero no podía detenerse. Sacar otro cuchillo implicaba volver a perderlo, pero tampoco se podía enfrentar a sus espadas con las manos limpias.
La situación se iba volviendo desesperante. Eludir, eludir, eludir.
Todo dentro de la “normalidad” hasta que vio con horror, como Kelisay ponia la rodilla en el suelo. Solo eso bastó para que se decidiera a sacar un nuevo kunai
- es que tienes una fábrica de esas cosas o qué? – preguntó molesto el pirata al verlo, retrocediendo lo suficiente para esquivar un corte claramente predecible al cuello, pero que le dio a ella el espacio para retroceder lo suficiente como para pasar por encima del kamel y con la fuerza del impulso, que no la suya, patear al pirata que iba a atacarlo por la espalda con una falcata y alejarlo de ellos.
- Keli, qué te pasa?? – le puso la mano en el hombro, acuclillándose junto a él. Se descubrió el rostro y de inmediato tosió por la mezcla de componentes y entendió. Puso la vista en el mago, con su mano llena de lalmas y se puso de pie despacio, cubriéndose de nuevo, con la cabeza erguida, digna e hizo un ademán muy parecido a un pase mágico con el que reflejó la postura del hechicero, con la diferencia que en su mano se hizo una esfera de viento que ayudaba a despejar, dicho sea de paso, el aire tan cargado de polvos.
La sonrisa despectiva del mago no se hizo esperar intensificando las llamas en su mano. La mano libre se movió nerviosa a su espalda, interponiéndose entre Kelisay y el mago, no por creerse heroína, si no para darle tiempo a reestablecerse. Ella no podía hacerle frente al mago, su dominio del viento no sería suficiente para eso. Fuego, en el barco. Pensó en su sueño.. en lo inútiles que habían sido el viento y las sombras de personas mucho mas diestras que ella en ambas artes contra los ataques mágicos de fuego. Pero su expresión seguía siendo de desafío, no le mostraría su sueño, aunque para Keli, que la tenía en frente, si sería notorio como movía la mano inquieta, buscando en su bolsita un algo.
Se dedicó a esquivar golpe tras golpe, con movimientos fluidos pero poco enfáticos al carecer de la fuerza necesaria, regresando al punto en que estaba el kamael. Se sentía cansada, la fatiga de todo un día de lucha que en realidad sólo habían sido unos cuantos giros del reloj de arena, pero no podía detenerse. Sacar otro cuchillo implicaba volver a perderlo, pero tampoco se podía enfrentar a sus espadas con las manos limpias.
La situación se iba volviendo desesperante. Eludir, eludir, eludir.
Todo dentro de la “normalidad” hasta que vio con horror, como Kelisay ponia la rodilla en el suelo. Solo eso bastó para que se decidiera a sacar un nuevo kunai
- es que tienes una fábrica de esas cosas o qué? – preguntó molesto el pirata al verlo, retrocediendo lo suficiente para esquivar un corte claramente predecible al cuello, pero que le dio a ella el espacio para retroceder lo suficiente como para pasar por encima del kamel y con la fuerza del impulso, que no la suya, patear al pirata que iba a atacarlo por la espalda con una falcata y alejarlo de ellos.
- Keli, qué te pasa?? – le puso la mano en el hombro, acuclillándose junto a él. Se descubrió el rostro y de inmediato tosió por la mezcla de componentes y entendió. Puso la vista en el mago, con su mano llena de lalmas y se puso de pie despacio, cubriéndose de nuevo, con la cabeza erguida, digna e hizo un ademán muy parecido a un pase mágico con el que reflejó la postura del hechicero, con la diferencia que en su mano se hizo una esfera de viento que ayudaba a despejar, dicho sea de paso, el aire tan cargado de polvos.
La sonrisa despectiva del mago no se hizo esperar intensificando las llamas en su mano. La mano libre se movió nerviosa a su espalda, interponiéndose entre Kelisay y el mago, no por creerse heroína, si no para darle tiempo a reestablecerse. Ella no podía hacerle frente al mago, su dominio del viento no sería suficiente para eso. Fuego, en el barco. Pensó en su sueño.. en lo inútiles que habían sido el viento y las sombras de personas mucho mas diestras que ella en ambas artes contra los ataques mágicos de fuego. Pero su expresión seguía siendo de desafío, no le mostraría su sueño, aunque para Keli, que la tenía en frente, si sería notorio como movía la mano inquieta, buscando en su bolsita un algo.
Dulfary- Cantidad de envíos : 1481
Re: A donde nos lleve el viento
¿Que qué le pasaba? Nada, estaba perfectamente. El humo había despejado su sinusitis, y se había arrodillado para limpiarse la nariz sin que lo vieran. Nada de qué preocuparse.
Parpadeó con fuerza, intentando quitarse el humo real e imaginario de los ojos, que le ardían con furia. Quiso limpiárselos con el dorso de la mano, pero para ello tenía que soltar la espada y su cerebro se negaba a coordinar dos acciones tan simples. Necesitaba la mano libre, pero no podía soltar la espada en una pelea. Esta contradicción se podría haber solucionado usando la otra mano, pero el concepto no logró pasar.
Sacudió la cabeza, un acto reflejo que nunca resultaba ser buena idea, y obligó a su mente a concentrarse. Pelea, vida, muerte, sangre, fuego, barco. Rubia. Suspiró… y sintió una nueva oleada de mareo.
Se levantó de un movimiento. No era la mejor manera de hacerlo, cierto, pero en su estado era la única. El humo se había despejado del aire, y lo que quedaba en su sistema lo llevaba a ver alucinaciones… pero al menos las reconocía como tales. Casi. No estaba del todo seguro de si el fuego del pirata mago era verde o si él lo veía así. O si la espada de su contrincante siempre había sido una serpiente que hacía las veces de látigo, o si sus cuernos siempre habían sido de un negro tan lustroso como el de sus pezuñas…
No, eso no tenía sentido. Parpadeó de nuevo, respiró profundo, y se limpió otra capa de humo alucinógeno de la mente. Bien, ahora el pirata sólo empuñaba fuego normal, y una daga que de hecho seguía enfundada… y había una rubia en medio de ellos. Una rubia con… ¿Alas? ¿Alas doradas? No, eso no podía estar bien, tendría que cortárselas si fuera cierto. Pero le sentaban demasiado bien, ¿de verdad tenía que hacerlo?
A ver, basta, tenía que volver a la realidad. Respiró profundo de nuevo, y esta vez le llegó aire limpio a los pulmones… obra de la rubia que, efectivamente, no tenía nada que se pareciera ni remotamente a alas.
Mucho menos doradas.
-Sí, ahora estoy bien. -Corto, conciso, le dio toda la información necesaria. -¿Y tú? -Eso no había sido precisamente necesario, la respuesta era bastante obvia. En fin.
El mago pirata no perdió tiempo. Sus aliados lo habían abandonado, y entre caer peleando y huir, la segunda opción era la que lo había llevado hasta donde estaba ahora. Masculló algo, estampó la mano envuelta en fuego contra el suelo, y corrió como alma que se lleva el diablo… dejando una llamarada en el suelo.
Llamarada que se extendió a una velocidad pasmosa, formando un círculo alrededor de ellos que… no llegó a cerrarse. O bueno, se hubiese cerrado, si las "puntas" de la irregular línea curva que intentaba formar un círculo hubiesen coincidido.
Pero fallaron por un par de metros, espacio más que suficiente para escapar… si se apuraban. Nada le impedía al fuego extenderse.
Parpadeó con fuerza, intentando quitarse el humo real e imaginario de los ojos, que le ardían con furia. Quiso limpiárselos con el dorso de la mano, pero para ello tenía que soltar la espada y su cerebro se negaba a coordinar dos acciones tan simples. Necesitaba la mano libre, pero no podía soltar la espada en una pelea. Esta contradicción se podría haber solucionado usando la otra mano, pero el concepto no logró pasar.
Sacudió la cabeza, un acto reflejo que nunca resultaba ser buena idea, y obligó a su mente a concentrarse. Pelea, vida, muerte, sangre, fuego, barco. Rubia. Suspiró… y sintió una nueva oleada de mareo.
Se levantó de un movimiento. No era la mejor manera de hacerlo, cierto, pero en su estado era la única. El humo se había despejado del aire, y lo que quedaba en su sistema lo llevaba a ver alucinaciones… pero al menos las reconocía como tales. Casi. No estaba del todo seguro de si el fuego del pirata mago era verde o si él lo veía así. O si la espada de su contrincante siempre había sido una serpiente que hacía las veces de látigo, o si sus cuernos siempre habían sido de un negro tan lustroso como el de sus pezuñas…
No, eso no tenía sentido. Parpadeó de nuevo, respiró profundo, y se limpió otra capa de humo alucinógeno de la mente. Bien, ahora el pirata sólo empuñaba fuego normal, y una daga que de hecho seguía enfundada… y había una rubia en medio de ellos. Una rubia con… ¿Alas? ¿Alas doradas? No, eso no podía estar bien, tendría que cortárselas si fuera cierto. Pero le sentaban demasiado bien, ¿de verdad tenía que hacerlo?
A ver, basta, tenía que volver a la realidad. Respiró profundo de nuevo, y esta vez le llegó aire limpio a los pulmones… obra de la rubia que, efectivamente, no tenía nada que se pareciera ni remotamente a alas.
Mucho menos doradas.
-Sí, ahora estoy bien. -Corto, conciso, le dio toda la información necesaria. -¿Y tú? -Eso no había sido precisamente necesario, la respuesta era bastante obvia. En fin.
El mago pirata no perdió tiempo. Sus aliados lo habían abandonado, y entre caer peleando y huir, la segunda opción era la que lo había llevado hasta donde estaba ahora. Masculló algo, estampó la mano envuelta en fuego contra el suelo, y corrió como alma que se lleva el diablo… dejando una llamarada en el suelo.
Llamarada que se extendió a una velocidad pasmosa, formando un círculo alrededor de ellos que… no llegó a cerrarse. O bueno, se hubiese cerrado, si las "puntas" de la irregular línea curva que intentaba formar un círculo hubiesen coincidido.
Pero fallaron por un par de metros, espacio más que suficiente para escapar… si se apuraban. Nada le impedía al fuego extenderse.
Kelisay- Cantidad de envíos : 65
Re: A donde nos lleve el viento
Por fortuna, cada uno de sus pensamientos fue eso: pensamientos. La kazekage se los habría tomado muy, pero muy mal, reaccionado como siempre de forma imprevista ante estos.
Pero por ahora, tenía cosas más complejas entre manos y casi que literalmente. Su mano, la que estaba dentro de la bolsita, estaba sobre algo mullido, mientras la punta de sus dedos se deslizaba sutilmente por el filo de uno de sus cuchillos, en tensión, aguardando a ver cual debía ser el movimiento más acertado según lo que hiciera el mago.
Al primer movimiento del pirata, ella dio un preventivo paso atrás y mientras veía como descendía el fuego sobre la inflamable cubierta del barco, sacó la mano cortándose el dedo en el proceso por lo brusco del movimiento, sus manos se unieron tomando el viento que envolvía una de ellas, como si de una gran tela se tratara y que se estuviera abriendo al compas que ella extendía los brazos con él para tratar de contra restar el hechizo de fuego.
No estaba segura de su funcionaría, de si estaba funcionando, en especial cuando su movimiento y voluntad formaron una burbuja de aire alrededor de ellos que también se nutría del calor de las llamas que pronto los rodearon dejándoles solo una salida para escapar de la tragedia.
- No! – exclamó casi en un grito caprichoso, liberando el viento. Lo que acababa de ocurrir era terrible, lo peor dentro del ataque del que eran victimas. Había que detenerlo. Se giró hacia Kelisay alarmada y en lugar de avanzar hacia donde se encontraba la salida retrocedió, dando un giro que iba acompañado de otra kata con la que el aire se empezó a condensar hacía ella y hacia el cielo con el fin de sofocar el fuego, quitarle oxigeno… que no necesitaba por tener ya entre sus fauces la madera del barco que empezó a quejarse al se consumida.
Pero por ahora, tenía cosas más complejas entre manos y casi que literalmente. Su mano, la que estaba dentro de la bolsita, estaba sobre algo mullido, mientras la punta de sus dedos se deslizaba sutilmente por el filo de uno de sus cuchillos, en tensión, aguardando a ver cual debía ser el movimiento más acertado según lo que hiciera el mago.
Al primer movimiento del pirata, ella dio un preventivo paso atrás y mientras veía como descendía el fuego sobre la inflamable cubierta del barco, sacó la mano cortándose el dedo en el proceso por lo brusco del movimiento, sus manos se unieron tomando el viento que envolvía una de ellas, como si de una gran tela se tratara y que se estuviera abriendo al compas que ella extendía los brazos con él para tratar de contra restar el hechizo de fuego.
No estaba segura de su funcionaría, de si estaba funcionando, en especial cuando su movimiento y voluntad formaron una burbuja de aire alrededor de ellos que también se nutría del calor de las llamas que pronto los rodearon dejándoles solo una salida para escapar de la tragedia.
- No! – exclamó casi en un grito caprichoso, liberando el viento. Lo que acababa de ocurrir era terrible, lo peor dentro del ataque del que eran victimas. Había que detenerlo. Se giró hacia Kelisay alarmada y en lugar de avanzar hacia donde se encontraba la salida retrocedió, dando un giro que iba acompañado de otra kata con la que el aire se empezó a condensar hacía ella y hacia el cielo con el fin de sofocar el fuego, quitarle oxigeno… que no necesitaba por tener ya entre sus fauces la madera del barco que empezó a quejarse al se consumida.
Dulfary- Cantidad de envíos : 1481
Re: A donde nos lleve el viento
Genial, al efecto del veneno o a las drogas o a lo que fuera que había mezclado el mago, ahora se le sumaba el calor infernal , el humo y… ¿el viento?
El pseudo-fuego mágico era intenso y relativamente concentrado. Se extendía, si, pero quemaba más hacia abajo que hacia afuera. Kelisay tuvo que admitir que hubiese sido un buen conjuro para cubrir una huida si el mago lo hubiera hecho bien. Pero entre el viento de la rubia que mermaba el fuego y lo torcido que estaba ese intento de círculo, no servía de gran…
Crack.
¿Eso había sido…? Si, obvio. El suelo.
El kamael tomó a la rubia por la muñeca (esta vez sí atinó a cambiar de mano su espada) pero sólo tuvo tiempo de suspirar con el escaso aire limpio que había logrado juntar antes de que las maderas cedieran allí donde ardían, de manera tan limpia y ordenada que casi parecía planeado.
¿Cómo fue que la pelea los llevó a estar encima de la bodega? Si habían salido de la sección destinada a las habitaciones… Bah, daba igual, el hecho era que el fuego ahora se extendía a dos niveles, y que de alguna forma se las había arreglado para caer de espaldas a lo que quedaba del suelo.
Con la rubia encima suyo.
¿Cómo había pasado eso? Tenía la vaga sensación de que él lo había hecho a propósito, pero la escena se había dado demasiado rápido como para saber si su instinto de proteger a la rubia había sido real, imaginado o inducido.
Igual, importaba bastante poco. La situación actual era que tenía a Arale sobre él, que estaban en una bodega a medio incendiar y llena de artículos inflamables, y que su ala estaba doblada en un ángulo bastante doloroso.
Y si, lo notó en ese orden.
El pseudo-fuego mágico era intenso y relativamente concentrado. Se extendía, si, pero quemaba más hacia abajo que hacia afuera. Kelisay tuvo que admitir que hubiese sido un buen conjuro para cubrir una huida si el mago lo hubiera hecho bien. Pero entre el viento de la rubia que mermaba el fuego y lo torcido que estaba ese intento de círculo, no servía de gran…
Crack.
¿Eso había sido…? Si, obvio. El suelo.
El kamael tomó a la rubia por la muñeca (esta vez sí atinó a cambiar de mano su espada) pero sólo tuvo tiempo de suspirar con el escaso aire limpio que había logrado juntar antes de que las maderas cedieran allí donde ardían, de manera tan limpia y ordenada que casi parecía planeado.
¿Cómo fue que la pelea los llevó a estar encima de la bodega? Si habían salido de la sección destinada a las habitaciones… Bah, daba igual, el hecho era que el fuego ahora se extendía a dos niveles, y que de alguna forma se las había arreglado para caer de espaldas a lo que quedaba del suelo.
Con la rubia encima suyo.
¿Cómo había pasado eso? Tenía la vaga sensación de que él lo había hecho a propósito, pero la escena se había dado demasiado rápido como para saber si su instinto de proteger a la rubia había sido real, imaginado o inducido.
Igual, importaba bastante poco. La situación actual era que tenía a Arale sobre él, que estaban en una bodega a medio incendiar y llena de artículos inflamables, y que su ala estaba doblada en un ángulo bastante doloroso.
Y si, lo notó en ese orden.
Kelisay- Cantidad de envíos : 65
Re: A donde nos lleve el viento
El siguiente movimiento para contrarrestar el fuego fue detenido por Kelisay que la tomó de la mano para salir del lugar. Ella misma no había sentido el crujido mayor de la madera, por eso la tomó por sorpresa la acción del kamael y trató de poner algo de resistencia.
No podían moverse así no mas con el fuego creciendo, eso era peligroso y si ellos podían actuar entonces algo debía poder hacerse, no solo correr. Pero entonces el suelo cedió bajo los pies de ambos; la mano libre de la rubia volvió a meterse en su bolsita y extrajo de esta un kunai con una cuerda atada a su extremo, el cual lanzó con fuerza y precisión y fue a enroscar y clavarse como ancha en el mástil en cuestión de segundos mientras empezaban a caer. Tironeó para asegurarse que estaba bien agarrado, en lo que enrollaba la cuerda en su ante brazo y le decía a Kelisay
- No te sueltes!! MIERDA!!!! – su ultima expresión no era para menos. No había terminado de asegurar el amarre cuando una daga se deslizó por el aire y cortó la cuerda enviándolos a los dos hasta el fondo de la bodega.
No tuvo tiempo ni de gritar. La sensación de vacío al ser arrastrada hacia abajo le generó un hueco en el estomago y supo que el golpe sería muy fuerte, por lo que cerró los ojos y se dejó ir, sintiendo apenas como Kelisay invertía papeles para quedar él por debajo.
El golpe no se hizo esperar y estuvo más amortiguado por el cuerpo del kamael , sin que esto le impidiera a ella soltar un quejido. No se quiso imaginar lo que le dolió a él y aunque sabía que debía moverse ya que tras ellos venían los escombros, se lo quedó mirando a los ojos, aturdida y sorprendida de que hubiera hecho eso.
Fue solo un segundo, pero le bastó para tomar aire, al menos el suficiente para agarrarlo a él por la camisa y tomar impulso con la pierna para obligarlos a girar, un poco lejos de donde cayeron ellos y en donde a continuación caían pesadamente pedazos de madera encendidos.
Cómo Kelisay, Dulfary tampoco había pensado en lo que estaba haciendo hasta que lo hizo, ni llegó a pensar que su acción terminaría en que ahora ella estuviera debajo de él por no alcanzar a dar el giro por completo en una posición bastante comprometedora aun en la situación en la que estaban.
- Dulfary – musitó – mi nombre es Dulfary -
No podían moverse así no mas con el fuego creciendo, eso era peligroso y si ellos podían actuar entonces algo debía poder hacerse, no solo correr. Pero entonces el suelo cedió bajo los pies de ambos; la mano libre de la rubia volvió a meterse en su bolsita y extrajo de esta un kunai con una cuerda atada a su extremo, el cual lanzó con fuerza y precisión y fue a enroscar y clavarse como ancha en el mástil en cuestión de segundos mientras empezaban a caer. Tironeó para asegurarse que estaba bien agarrado, en lo que enrollaba la cuerda en su ante brazo y le decía a Kelisay
- No te sueltes!! MIERDA!!!! – su ultima expresión no era para menos. No había terminado de asegurar el amarre cuando una daga se deslizó por el aire y cortó la cuerda enviándolos a los dos hasta el fondo de la bodega.
No tuvo tiempo ni de gritar. La sensación de vacío al ser arrastrada hacia abajo le generó un hueco en el estomago y supo que el golpe sería muy fuerte, por lo que cerró los ojos y se dejó ir, sintiendo apenas como Kelisay invertía papeles para quedar él por debajo.
El golpe no se hizo esperar y estuvo más amortiguado por el cuerpo del kamael , sin que esto le impidiera a ella soltar un quejido. No se quiso imaginar lo que le dolió a él y aunque sabía que debía moverse ya que tras ellos venían los escombros, se lo quedó mirando a los ojos, aturdida y sorprendida de que hubiera hecho eso.
Fue solo un segundo, pero le bastó para tomar aire, al menos el suficiente para agarrarlo a él por la camisa y tomar impulso con la pierna para obligarlos a girar, un poco lejos de donde cayeron ellos y en donde a continuación caían pesadamente pedazos de madera encendidos.
Cómo Kelisay, Dulfary tampoco había pensado en lo que estaba haciendo hasta que lo hizo, ni llegó a pensar que su acción terminaría en que ahora ella estuviera debajo de él por no alcanzar a dar el giro por completo en una posición bastante comprometedora aun en la situación en la que estaban.
- Dulfary – musitó – mi nombre es Dulfary -
Dulfary- Cantidad de envíos : 1481
Re: A donde nos lleve el viento
-Au… -Si, así de expresivo fue tras el medio giro que diera de la mano (o brazo, o cuerpo, o pierna…) de Arale.
La rubia era liviana, y la caída no había tenido mayor consecuencia que quitarle el poco aire que le quedaba en los pulmones. Su ala se había llevado la peor parte, primero al amortiguar la caída y luego al retorcerse por el giro. No había sido nada grave, pero molestaba.
Cerró los ojos de manera instintiva cuando cayeron las maderas y parte de las demás cosas que había en cubierta, ahí en donde estaban hacía unos momentos. Y al abrirlos, y se encontró con que tenía los brazos apoyados a los lados de la cabeza de la rubia. Y como no podía ser de otra manera, sus cuerpos estaban… bueno, él estaba sobre ella, no hay mucho que explicar.
El hecho de que la bodega estuviera incendiándose pasó a segundo plano, la situación era demasiado perfecta, al menos en apariencia… era una pena que el olor al alquitrán rompiera el ambiente.
Alquitrán… no era bueno estar cerca cuando se encontraba con el fuego. Este "detalle" hizo que se rompiera el hechizo al que la rubia lo sometía con su mirada justo cuando ella le hablaba.
-¿Dulfary? -¿Tenía dos nombres? ¿Por qué elegía ese preciso momento para decirle su segundo nombre? Mujeres… -Prefiero llamarte Arale, si no te importa. Ya me acostumbré.
Se levantó como pudo y le ofreció la mano para que hiciera lo mismo, sin que se le pasara por la cabeza que las palabras de la rubia tenían un significado mucho más profundo del que creía. Demasiadas cosas en su mente, muchas más de las que le gustaría tener en un momento como ese.
-Busquemos cómo subir, esto va a arder muy rápido.
La rubia era liviana, y la caída no había tenido mayor consecuencia que quitarle el poco aire que le quedaba en los pulmones. Su ala se había llevado la peor parte, primero al amortiguar la caída y luego al retorcerse por el giro. No había sido nada grave, pero molestaba.
Cerró los ojos de manera instintiva cuando cayeron las maderas y parte de las demás cosas que había en cubierta, ahí en donde estaban hacía unos momentos. Y al abrirlos, y se encontró con que tenía los brazos apoyados a los lados de la cabeza de la rubia. Y como no podía ser de otra manera, sus cuerpos estaban… bueno, él estaba sobre ella, no hay mucho que explicar.
El hecho de que la bodega estuviera incendiándose pasó a segundo plano, la situación era demasiado perfecta, al menos en apariencia… era una pena que el olor al alquitrán rompiera el ambiente.
Alquitrán… no era bueno estar cerca cuando se encontraba con el fuego. Este "detalle" hizo que se rompiera el hechizo al que la rubia lo sometía con su mirada justo cuando ella le hablaba.
-¿Dulfary? -¿Tenía dos nombres? ¿Por qué elegía ese preciso momento para decirle su segundo nombre? Mujeres… -Prefiero llamarte Arale, si no te importa. Ya me acostumbré.
Se levantó como pudo y le ofreció la mano para que hiciera lo mismo, sin que se le pasara por la cabeza que las palabras de la rubia tenían un significado mucho más profundo del que creía. Demasiadas cosas en su mente, muchas más de las que le gustaría tener en un momento como ese.
-Busquemos cómo subir, esto va a arder muy rápido.
Kelisay- Cantidad de envíos : 65
Re: A donde nos lleve el viento
- Pero!! – trató de protestar, pero ella ya había cumplido con el cometido de decirle la verdad sobre su nombre, allá él si no lo quería usar. No le molestaba que le dijera Arale, pero el nombre que había aprendido a decir bajo presión y “tortura” aunque aun nadie se lo había sacado así, propiamente dicho – como digas – le tomó la mano con firmeza, nada que ver con ninguna señorita de finos modales, mas casi como un muchachito, o como lo que era, alguien consciente de la situación tan peliaguda en la que estaban y lo tomaba con seriedad y determinación.
Se levantó con gran agilidad y pronto, casi en un movimiento entre estar en el piso y de pie, estuvo a su lado mirando en todas las direcciones.
- Estas bien? Te hiciste mucho daño? - Cajas y mas cajas en la bodega, telas, que se quemaban y que ella quería comparar para hacerse vestidos en algún momento, barriles con licores y paja, solo cosas que esperaban impacientemente para arder.
Allá al otro lado las escaleras, que comunicaban con el pasillo de las literas donde estaban los pasajeros. Por eso la bodega bajo sus pies hacía un momento. Entre las escalera y ellos, el fuego cada vez más grande y peligroso.
-Kelisay… - se agarró con fuerza y algo de nervios a su brazo – el barco se va a hundir… la gente!! Hay que avisarles cuanto antes – si, la gente, no ellos, ni ella, la gente. Eso estaba primero. Tenía que haber un segundo juego de escaleras, una forma de salir de ahí, pero ella no la veía y eso que su cabeza de movía de un lado a otro
Se levantó con gran agilidad y pronto, casi en un movimiento entre estar en el piso y de pie, estuvo a su lado mirando en todas las direcciones.
- Estas bien? Te hiciste mucho daño? - Cajas y mas cajas en la bodega, telas, que se quemaban y que ella quería comparar para hacerse vestidos en algún momento, barriles con licores y paja, solo cosas que esperaban impacientemente para arder.
Allá al otro lado las escaleras, que comunicaban con el pasillo de las literas donde estaban los pasajeros. Por eso la bodega bajo sus pies hacía un momento. Entre las escalera y ellos, el fuego cada vez más grande y peligroso.
-Kelisay… - se agarró con fuerza y algo de nervios a su brazo – el barco se va a hundir… la gente!! Hay que avisarles cuanto antes – si, la gente, no ellos, ni ella, la gente. Eso estaba primero. Tenía que haber un segundo juego de escaleras, una forma de salir de ahí, pero ella no la veía y eso que su cabeza de movía de un lado a otro
Dulfary- Cantidad de envíos : 1481
Re: A donde nos lleve el viento
No fue que ignorara su protesta, simplemente no la registró. Cualquier cosa urgente sería dicha en otro tono, y el nombre de la rubia seguiría siendo Arale con o sin entrenamiento anti tortura. Más o menos lo mismo que la manera en que se levantó… fue simple y efectiva, era lo que importaba en ese momento.
-Mi ala podría estar mejor, pero no es que planee usarla pronto. -Medio sonrió, echando de su mente el pensamiento de que era la primer persona con la que hablaba así de su ala. -Por suerte eres delgada y…
…Y se mordió la lengua. No era momento de alabar la figura de la rubia, y eso era lo que estaba a punto de hacer. Sacudió la cabeza, ya sin cortina de humo mágico o lo que fuera, y buscó con la mirada una forma de subir.
Medio ignoró el cargamento de la bodega, identificando todo aquello como "equipaje y cosas inflamables", y al igual que Arale se fijó en la escalera del otro lado. Si, debía de llevar a la zona de las habitaciones…
Ah, la gente. Los estúpidos pasajeros que habían obedecido a la excusa de guardia cuando habían ordenado que se encerraran bajo cubierta. Suspiró con frustración.
-Habrá que buscar al capitán. -En el estado de pánico que debían de estar los pasajeros (no, no les tenía mucha fe) dudaba que fueran a escuchar a alguien sin autoridad "real"…
Suspiró de nuevo, y sin más palabras avanzó hacia la escalera.
-Mi ala podría estar mejor, pero no es que planee usarla pronto. -Medio sonrió, echando de su mente el pensamiento de que era la primer persona con la que hablaba así de su ala. -Por suerte eres delgada y…
…Y se mordió la lengua. No era momento de alabar la figura de la rubia, y eso era lo que estaba a punto de hacer. Sacudió la cabeza, ya sin cortina de humo mágico o lo que fuera, y buscó con la mirada una forma de subir.
Medio ignoró el cargamento de la bodega, identificando todo aquello como "equipaje y cosas inflamables", y al igual que Arale se fijó en la escalera del otro lado. Si, debía de llevar a la zona de las habitaciones…
Ah, la gente. Los estúpidos pasajeros que habían obedecido a la excusa de guardia cuando habían ordenado que se encerraran bajo cubierta. Suspiró con frustración.
-Habrá que buscar al capitán. -En el estado de pánico que debían de estar los pasajeros (no, no les tenía mucha fe) dudaba que fueran a escuchar a alguien sin autoridad "real"…
Suspiró de nuevo, y sin más palabras avanzó hacia la escalera.
Kelisay- Cantidad de envíos : 65
Re: A donde nos lleve el viento
La situación no podía ser mas complicada, el tiempo en contra, todo lo factores actuando de forma desfavorable para ellos, incluso las palabras. Debían buscar al capitán, las escaleras estaban ahí y de pronto algo hizo click en la cabeza de ella.
- Y no pesas, dale!!!, dilo!!!!, con confianza, si tuvieras un problema de sobre peso caería yo sobre ti – reclamó, ofendida de un momento a otro, por algo que no debería ofenderse y menos en ese momento. Puso os brazos en jarra, molesta. Nunca le había importado eso, porque de un momento a otro reaccionaba de esa forma? Era por que se trataba de él?
Como fuera parecía dispuesta quedarse en el lugar en que estaba parada haciendo su berrinche. Al menos fue así hasta que la puerta de la escalera se abrió dejando caer a su interior el cuerpo herido de un hombre, que tras rodas hasta llegar a los pies de ellos, al final de la escalera, se reveló como un pirata.
Aun no se iba, aun perduraba la batalla.
En la puerta, estaba un marino, uno de los guardias que miró sorprendido que estos dos estuvieran en la bodega, que el fuego estuviera consumiéndolo todo en ella y de inmediato dirigió una mirada al techo, el cual era ya casi inexistente.
- De prisa, hay que abandonar el barco! – dejó la puerta abierta y corrió. La niña corrió hacia la escalera y dando brinquitos de dos en dos escalones empezó a ascender.
- Y no pesas, dale!!!, dilo!!!!, con confianza, si tuvieras un problema de sobre peso caería yo sobre ti – reclamó, ofendida de un momento a otro, por algo que no debería ofenderse y menos en ese momento. Puso os brazos en jarra, molesta. Nunca le había importado eso, porque de un momento a otro reaccionaba de esa forma? Era por que se trataba de él?
Como fuera parecía dispuesta quedarse en el lugar en que estaba parada haciendo su berrinche. Al menos fue así hasta que la puerta de la escalera se abrió dejando caer a su interior el cuerpo herido de un hombre, que tras rodas hasta llegar a los pies de ellos, al final de la escalera, se reveló como un pirata.
Aun no se iba, aun perduraba la batalla.
En la puerta, estaba un marino, uno de los guardias que miró sorprendido que estos dos estuvieran en la bodega, que el fuego estuviera consumiéndolo todo en ella y de inmediato dirigió una mirada al techo, el cual era ya casi inexistente.
- De prisa, hay que abandonar el barco! – dejó la puerta abierta y corrió. La niña corrió hacia la escalera y dando brinquitos de dos en dos escalones empezó a ascender.
Dulfary- Cantidad de envíos : 1481
Re: A donde nos lleve el viento
Ehh… ¿la rubia se acababa de ofender? No, si para locas tenía un radar incorporado. Probablemente en su ala. Quizá la Perfección se tratara de que, al tener ambas, uno atinaba a alejarse de las locas en lugar de sólo encontrarlas atractivas.
Sí, él podía bromear acerca de su única ala. Era suya al fin y al cabo.
-Iba a decir "y esbelta", pero no me pareció ni el momento ni el lugar -¿Pero de qué iba aquello? Bah, si Arale encontraba tiempo para esas cosas, bien por ella… él prefería concentrarse en sobrevivir y en sacar a cuanto idiota "inocente" se encontrara en el camino.
Observó al pirata caer con desdén. Ojalá intentara pelear, le vendría bien desahogar un poco de frustración. Pero no, estaba más muerto que vivo… un verdadero desperdicio.
¿Había que abandonar el barco? ¿En serio? No, si ese tipo se merecía un puto premio… joder, lo que la desigual batalla no había logrado desde que saliera del cuarto, lo había hecho la rubia en una frase. ¿Por qué lo afectaba tanto? ¿Por qué se dejaba afectar tanto?
Suspiró con frustración y siguió los pasos de la rubia. Ya habría tiempo para esa idiotez… si es que salían vivos y relativamente enteros, claro.
Sí, él podía bromear acerca de su única ala. Era suya al fin y al cabo.
-Iba a decir "y esbelta", pero no me pareció ni el momento ni el lugar -¿Pero de qué iba aquello? Bah, si Arale encontraba tiempo para esas cosas, bien por ella… él prefería concentrarse en sobrevivir y en sacar a cuanto idiota "inocente" se encontrara en el camino.
Observó al pirata caer con desdén. Ojalá intentara pelear, le vendría bien desahogar un poco de frustración. Pero no, estaba más muerto que vivo… un verdadero desperdicio.
¿Había que abandonar el barco? ¿En serio? No, si ese tipo se merecía un puto premio… joder, lo que la desigual batalla no había logrado desde que saliera del cuarto, lo había hecho la rubia en una frase. ¿Por qué lo afectaba tanto? ¿Por qué se dejaba afectar tanto?
Suspiró con frustración y siguió los pasos de la rubia. Ya habría tiempo para esa idiotez… si es que salían vivos y relativamente enteros, claro.
Kelisay- Cantidad de envíos : 65
Re: A donde nos lleve el viento
Mientras el brillante marino corría por los pasillos buscando a su capitán para notificar la situación, de la que sin dude, ya era consciente, mientras los pasajeros gritaban y pedían auxilio o se daban cuenta por si mismos de lo grave de la situación, mientras los guardias restantes se enfrentaban a la huida de los piratas con las pocas riquezas que había podido saquear, mientras el barco ardía en llamas y el momento de encontrarse las lenguas de fuego con los barriles de alquitrán se acercaba, Dul estaba tenia entorpecido su sentido común.
Por supuesto que había escuchado lo que le decía, el tono en que lo dijo, la forma en que lo dijo, pero fue solo cuando estuvo arriba que respondió. Se giró bruscamente en el borde de la escalera y lo encaró con el ceño fruncido, sin dar un paso en ninguna dirección.
- Claaaro!! Arregla el pastel!! – apretó los dientes – y si, no es el lugar jum!!-
No era que estuviera loca, solo era que la madurez no le daba para ir mas lejos que eso, a pesar de su edad, incluso la real, que implicaría un poco mas de seriedad y lógica y coherencia al asociar las ideas y los contextos. Para empezar, no debería inventarse cosas donde no existían, y menos aun enfadarse como lo había hecho, con alguien a quien consideraba especial para ella.
Por supuesto que había escuchado lo que le decía, el tono en que lo dijo, la forma en que lo dijo, pero fue solo cuando estuvo arriba que respondió. Se giró bruscamente en el borde de la escalera y lo encaró con el ceño fruncido, sin dar un paso en ninguna dirección.
- Claaaro!! Arregla el pastel!! – apretó los dientes – y si, no es el lugar jum!!-
No era que estuviera loca, solo era que la madurez no le daba para ir mas lejos que eso, a pesar de su edad, incluso la real, que implicaría un poco mas de seriedad y lógica y coherencia al asociar las ideas y los contextos. Para empezar, no debería inventarse cosas donde no existían, y menos aun enfadarse como lo había hecho, con alguien a quien consideraba especial para ella.
Dulfary- Cantidad de envíos : 1481
Re: A donde nos lleve el viento
¿De quién había sido la idea de guardar los barriles de aceite para lámpara junto con los de alquitrán? Otro que merecía un premio. El fuego había encontrado su camino hasta el aceite, quizá por ser medianamente mágico "sabía" de qué alimentarse, y ahora ardía sin piedad ni posibilidad de ser detenido.
El calor de la bodega se iba tornando peligrosamente insoportable… y el fuego no ayudaba.
-¿Arreglar…? -No, basta. Hacía tiempo que había aprendido las dos palabras mágicas para lidiar con situaciones como esa. Dos sabias palabras pasadas de padres a hijos, de "zorro plateado" a cachorro. Dos palabras que tenían la cualidad de alejar a las locas de remate y de mantener cerca a las que no lo estaban tanto… -Si, querida.
Que se enojara, ya luego se le pasaría y se daría cuenta de que estaba jodidamente loca. Bien, eso no tenía sentido… suspiró con hastío, aspirando una gruesa bocanada de aire caliente y humo.
Siguió a la rubia escalera arriba, irónicamente sintiéndose pasar de la sartén al fuego por no dejarla ir sola.
El calor de la bodega se iba tornando peligrosamente insoportable… y el fuego no ayudaba.
-¿Arreglar…? -No, basta. Hacía tiempo que había aprendido las dos palabras mágicas para lidiar con situaciones como esa. Dos sabias palabras pasadas de padres a hijos, de "zorro plateado" a cachorro. Dos palabras que tenían la cualidad de alejar a las locas de remate y de mantener cerca a las que no lo estaban tanto… -Si, querida.
Que se enojara, ya luego se le pasaría y se daría cuenta de que estaba jodidamente loca. Bien, eso no tenía sentido… suspiró con hastío, aspirando una gruesa bocanada de aire caliente y humo.
Siguió a la rubia escalera arriba, irónicamente sintiéndose pasar de la sartén al fuego por no dejarla ir sola.
Kelisay- Cantidad de envíos : 65
Re: A donde nos lleve el viento
- Querida... – levantó el dedo índice a la altura del rostro de ambos en la diferencia que daba estar los dos en la escalera, lo señaló amenazantemente con este y en sus ojos rojos, que reflejaban el fuego que se comía la bodega, también se reflejaba la protesta que haría a esa expresión, que empezaba por “Querida” y terminaba en alusión de cualquier miembro femenino de sus antepasados, desde su señora madre hasta su bisabuela (querida tu madre!!!). Pero no lo hizo, al menos no lo dijo, solo respiró agitadamente dos veces y se dio la vuelta airada y empezó a correr por el mismo pasaje por le que había corrido el marino.
Querida, cómo se había atrevido a decirle querida? En que estaba pensando? Se fue poniendo roja entre la ira y el pudor y a cada paso, con la inminencia de un nuevo enfrentamiento con piratas, los motivos de su enojo pasaban al olvido quedando solo la sensación y pronto esta también fue pasando quedando en nada cuando estuvo al pie de entrada a cubierta.
De nuevo se detuvo en seco y dio un paso atrás, nerviosa, más bien impactada, por lo que veía y su mano se movió indicándole a Kelisay que se quedara quieto o al menos, que no saliera aun. En cubierta el panorama era, para la niña, desmoralizador. Cuerpos por varias partes, piratas asesinando pasajeros por quitarles sus pertenecías, uno de ellos sujetando del cabello a una de las mujeres del barco que estaba de rodillas echa un mar de lágrimas, fuego, destrucción. Por un instante, ese que la hizo dar el paso atrás, los vio como engendros monstruosos bañados en sangre, aunque no estaba muy lejos de la verdad.
Apartó la vista, clavándola en el piso, donde encontró los pies de Kelisay, desde donde subió la vista hasta la de él. Lo miraba como la niña desconcertada que era en ese momento. El barco no estaba muy bien y no se veía la situación muy bien que digamos para poder continuar el viaje. El corazón le latía con mucha fuerza y ya no era por estar molesta.
Volvió a mirar hacia la cubierta y en su mano un kunai dio varios giros antes de lanzarlo contra el pirata que agredía a la mujer. No lo atacaba a él, ni le acortaba lo que sería el sufrimiento de ella, sino que cortó de forma limpia, y hasta peligrosa, el cabello de la mujer liberándola del agarre, pero dudó de intervenir directivamente, dando dos claros pasos en falso antes de lanzarse al ataque.
Querida, cómo se había atrevido a decirle querida? En que estaba pensando? Se fue poniendo roja entre la ira y el pudor y a cada paso, con la inminencia de un nuevo enfrentamiento con piratas, los motivos de su enojo pasaban al olvido quedando solo la sensación y pronto esta también fue pasando quedando en nada cuando estuvo al pie de entrada a cubierta.
De nuevo se detuvo en seco y dio un paso atrás, nerviosa, más bien impactada, por lo que veía y su mano se movió indicándole a Kelisay que se quedara quieto o al menos, que no saliera aun. En cubierta el panorama era, para la niña, desmoralizador. Cuerpos por varias partes, piratas asesinando pasajeros por quitarles sus pertenecías, uno de ellos sujetando del cabello a una de las mujeres del barco que estaba de rodillas echa un mar de lágrimas, fuego, destrucción. Por un instante, ese que la hizo dar el paso atrás, los vio como engendros monstruosos bañados en sangre, aunque no estaba muy lejos de la verdad.
Apartó la vista, clavándola en el piso, donde encontró los pies de Kelisay, desde donde subió la vista hasta la de él. Lo miraba como la niña desconcertada que era en ese momento. El barco no estaba muy bien y no se veía la situación muy bien que digamos para poder continuar el viaje. El corazón le latía con mucha fuerza y ya no era por estar molesta.
Volvió a mirar hacia la cubierta y en su mano un kunai dio varios giros antes de lanzarlo contra el pirata que agredía a la mujer. No lo atacaba a él, ni le acortaba lo que sería el sufrimiento de ella, sino que cortó de forma limpia, y hasta peligrosa, el cabello de la mujer liberándola del agarre, pero dudó de intervenir directivamente, dando dos claros pasos en falso antes de lanzarse al ataque.
Dulfary- Cantidad de envíos : 1481
Re: A donde nos lleve el viento
La ignoró olímpicamente. Que se enojara, que se pusiera contenta, que se desnudara o que se bebiera la sangre de algún cadáver. Hasta que no se le pasara el berrinche, esas dos palabras serían las únicas que le dedicaría al asunto.
Ni que hubiera hecho algo malo, después de todo. Ni valía la pena pensar en eso. Tan sólo la había llamado "delgada", ¿cuál era el problema? ¿Quería estar gorda? ¿Prefería los insultos? No importaba. No le importaba. Para nada. No estaba pensando en eso. No, no, no.
Atendió a la señal que le hizo la rubia al llegar a cubierta, diferenciando la ridícula discusión que ella parecía querer iniciar de las cosas que podían costarles la vida, y se detuvo en la puerta. La joven era pequeña (no se lo diría ni bajo tortura, con llamarla "delgada" ya había tenido suficiente) y no le costó ver por encima de ella.
Y suspiró, resignado.
La mayoría de los pasajeros que estaban siendo atacados ya estaban muertos, sólo que no lo sabían aun. El kamael no era de piedra, la escena era deprimente… pero sin guardias que los apoyaran, heridos, cansados y magullados en un barco a minutos de ser inhabitable, no había mucho para hacer.
Sonrió con sorna. Tampoco era que tuviesen muchas opciones. Dada la situación actual, era caer o caer peleando. Eso o ser tomados prisioneros por los piratas… pero no parecían interesados en ellos, y él prefería la muerte al cautiverio. Ni hablar de lo que le harían a una chica como Arale de tenerla "a su disposición".
La sorna desapareció al cruzar su mirada con la de la rubia. Si tal cosa se aplicaba a alguien como él, se podría decir que se había convertido en una sonrisa de aliento.
Las correntadas de aire caliente que llegaban por el pasillo indicaban que el fuego había encontrado los barriles de alquitrán o los de aceite. O ambos, con la suerte que llevaban. El barco no tardaría en hundirse… y Kelisay, con toda la calma del mundo, descargó su ballesta en el cráneo de un saqueador que se encontraba bastante cerca del camino que había tomado la rubia.
Que se hundiera, total ya estaban en cubierta. Colgó la ballesta de su cinturón y cargó contra el pirata más cercano.
Ni que hubiera hecho algo malo, después de todo. Ni valía la pena pensar en eso. Tan sólo la había llamado "delgada", ¿cuál era el problema? ¿Quería estar gorda? ¿Prefería los insultos? No importaba. No le importaba. Para nada. No estaba pensando en eso. No, no, no.
Atendió a la señal que le hizo la rubia al llegar a cubierta, diferenciando la ridícula discusión que ella parecía querer iniciar de las cosas que podían costarles la vida, y se detuvo en la puerta. La joven era pequeña (no se lo diría ni bajo tortura, con llamarla "delgada" ya había tenido suficiente) y no le costó ver por encima de ella.
Y suspiró, resignado.
La mayoría de los pasajeros que estaban siendo atacados ya estaban muertos, sólo que no lo sabían aun. El kamael no era de piedra, la escena era deprimente… pero sin guardias que los apoyaran, heridos, cansados y magullados en un barco a minutos de ser inhabitable, no había mucho para hacer.
Sonrió con sorna. Tampoco era que tuviesen muchas opciones. Dada la situación actual, era caer o caer peleando. Eso o ser tomados prisioneros por los piratas… pero no parecían interesados en ellos, y él prefería la muerte al cautiverio. Ni hablar de lo que le harían a una chica como Arale de tenerla "a su disposición".
La sorna desapareció al cruzar su mirada con la de la rubia. Si tal cosa se aplicaba a alguien como él, se podría decir que se había convertido en una sonrisa de aliento.
Las correntadas de aire caliente que llegaban por el pasillo indicaban que el fuego había encontrado los barriles de alquitrán o los de aceite. O ambos, con la suerte que llevaban. El barco no tardaría en hundirse… y Kelisay, con toda la calma del mundo, descargó su ballesta en el cráneo de un saqueador que se encontraba bastante cerca del camino que había tomado la rubia.
Que se hundiera, total ya estaban en cubierta. Colgó la ballesta de su cinturón y cargó contra el pirata más cercano.
Kelisay- Cantidad de envíos : 65
Re: A donde nos lleve el viento
Ese segundo paso en falso, lleno de duda, se convirtió en un respingo cuando el virote paso tan cerca de ella en dirección a... cualquier pirata. Se giró verlo aun con esa expresión de niña angustiada por lo que ocurría y eso que por su cabeza no había pasado aun el pequeño detalle de lo que sería de ella si los atrapaban.
Asumía que tendría todo el tiempo del mundo, una vez repelieran a los piratas, para hablar, discutir y hasta seguir dándose besos, que después de todo podría volver a enojarse con él y hasta pensar en porque estaba molesta. Y asumía otras cosas más que no percibía que seguramente no se dieran dada las condiciones del barco y de la tripulación en general.
Se tomó un momento mas antes de correr donde la mujer aun se arrastraba por huir del pirata, con el impulso que llevaba saltó y lo pateó en la cabeza con tal fuerza que faltó poco para que saliera por la borda del barco. Cayó con agilidad felina al suelo y miró preocupada ala mujer, Sandra. Qué podía decirle, corre? todo estará bien? no llores? no te preocupes? Todo eso eran tonterías o mentiras.
- Has algo útil y busca como sacar a los demás de aquí - le pidió, pero no sonó tan hostil como le habría gustado que sonara. Sandra estaba en shock y no se movió, la niña tampoco lo hizo. Era una situación sin salida. Caminó despacio hasta la mujer y le ofreció la mano - hay que salir de aquí, por favor ayúdame - volvió a pedir y entonces sus ojos vieron algo que la dejó fría. El capitán se batía a duelo contra un grupo de piratas mientras sus hombres trataban de ayudarlo. Sin el capitán estaban del todo perdidos.
Sacó dos armas y al apretar ambas en sus manos, dejó caer una de estas. El dolor que nació desde el hombro, ahí donde la habían herido, se extendió por toda la extremidad como un calambre que le impidió mantener el kunai consigo. Con el sonido del metal contra la madera, vino el gritico de miedo de Sandra que la obligó a girar. A pocos pasos de ellas mataban a otro guardia y por una vez, Dul no hizo nada, solo se lo quedó mirando.
La situación la superaba y estaba en shock.
Asumía que tendría todo el tiempo del mundo, una vez repelieran a los piratas, para hablar, discutir y hasta seguir dándose besos, que después de todo podría volver a enojarse con él y hasta pensar en porque estaba molesta. Y asumía otras cosas más que no percibía que seguramente no se dieran dada las condiciones del barco y de la tripulación en general.
Se tomó un momento mas antes de correr donde la mujer aun se arrastraba por huir del pirata, con el impulso que llevaba saltó y lo pateó en la cabeza con tal fuerza que faltó poco para que saliera por la borda del barco. Cayó con agilidad felina al suelo y miró preocupada ala mujer, Sandra. Qué podía decirle, corre? todo estará bien? no llores? no te preocupes? Todo eso eran tonterías o mentiras.
- Has algo útil y busca como sacar a los demás de aquí - le pidió, pero no sonó tan hostil como le habría gustado que sonara. Sandra estaba en shock y no se movió, la niña tampoco lo hizo. Era una situación sin salida. Caminó despacio hasta la mujer y le ofreció la mano - hay que salir de aquí, por favor ayúdame - volvió a pedir y entonces sus ojos vieron algo que la dejó fría. El capitán se batía a duelo contra un grupo de piratas mientras sus hombres trataban de ayudarlo. Sin el capitán estaban del todo perdidos.
Sacó dos armas y al apretar ambas en sus manos, dejó caer una de estas. El dolor que nació desde el hombro, ahí donde la habían herido, se extendió por toda la extremidad como un calambre que le impidió mantener el kunai consigo. Con el sonido del metal contra la madera, vino el gritico de miedo de Sandra que la obligó a girar. A pocos pasos de ellas mataban a otro guardia y por una vez, Dul no hizo nada, solo se lo quedó mirando.
La situación la superaba y estaba en shock.
Dulfary- Cantidad de envíos : 1481
Re: A donde nos lleve el viento
Ni registró a Sandra como a algo más que "ser vivo al cual mantener así", así como el pirata contra el que había cargado pasó rápidamente a ser "cosa con la cual no tropezarse". Ahí quedaba el no derramar sangre frente a la rubia, pero había que admitir que la situación se había vuelto demasiado desesperada como para seguir llevando las reglas de una cita normal.
Al menos, el panorama cercano era tranquilo. La mayoría de los piratas se habían concentrado cerca de uno de los mástiles, donde un grupo de guardias defendía… al… capitán. Genial.
Por pura costumbre, miró de reojo hacia donde Arale intentaba ayudar a la chica con el nuevo corte de pelo. Estaba seguro de que ella había visto lo mismo que él, y que se tiraría de cabeza a pelear como había hecho antes, y que él tendría que apresurarse no porque la rubia necesitara protección, sino porque él necesitaba protegerla. Vamos, lo usual hasta ahora.
Pero la rubia no se movía, su brazo herido no podía sostener el arma y el ser vivo no estaba haciendo absolutamente nada por cambiar la situación de nadie. Suspiró con frustración mientras miraba de nuevo a su alrededor. No, ningún pirata entre ellos y el grueso de la pelea.
Bah, mejor así, estaba herida, cansada y enojada. Se merecía un descanso.
Intentó preparar un conjuro en su mano libre mientras se acercaba a la pelea, pero un fuerte mareo le hizo saber que no era recomendable en su estado. Magia inútil. Aceleró el paso y tajeó la espalda del primer pirata que puso a su alcance sin el más mínimo remordimiento por lo desleal del ataque. ¿Acaso era su culpa que hubiera bajado la guardia?
Si el capitán caía, lo que quedaba de la moral de lo que quedaba de tripulación caería con él. Habría que evitarlo, en lo posible…
Al menos, el panorama cercano era tranquilo. La mayoría de los piratas se habían concentrado cerca de uno de los mástiles, donde un grupo de guardias defendía… al… capitán. Genial.
Por pura costumbre, miró de reojo hacia donde Arale intentaba ayudar a la chica con el nuevo corte de pelo. Estaba seguro de que ella había visto lo mismo que él, y que se tiraría de cabeza a pelear como había hecho antes, y que él tendría que apresurarse no porque la rubia necesitara protección, sino porque él necesitaba protegerla. Vamos, lo usual hasta ahora.
Pero la rubia no se movía, su brazo herido no podía sostener el arma y el ser vivo no estaba haciendo absolutamente nada por cambiar la situación de nadie. Suspiró con frustración mientras miraba de nuevo a su alrededor. No, ningún pirata entre ellos y el grueso de la pelea.
Bah, mejor así, estaba herida, cansada y enojada. Se merecía un descanso.
Intentó preparar un conjuro en su mano libre mientras se acercaba a la pelea, pero un fuerte mareo le hizo saber que no era recomendable en su estado. Magia inútil. Aceleró el paso y tajeó la espalda del primer pirata que puso a su alcance sin el más mínimo remordimiento por lo desleal del ataque. ¿Acaso era su culpa que hubiera bajado la guardia?
Si el capitán caía, lo que quedaba de la moral de lo que quedaba de tripulación caería con él. Habría que evitarlo, en lo posible…
Kelisay- Cantidad de envíos : 65
Re: A donde nos lleve el viento
Le estaba costando discriminar estímulos. Mientras la adrenalina de estar enojada y discutiendo estuvo en ella, el dolor y la molestia general de su herida no existían y se podía mover con mas facilidad y mejor. Pero ahora, el panorama desolador, bajaba mucho su animo y su espíritu.
Solo distinguió algo y ese algo, con un solo ala a su espalda, estaba matando a "traición" a un pirata. Se empezaba a marear con el vaivén del barco, con el calor del incendio, con el humo que ya se filtraba desde la parte baja del barco y que le irritaba los ojos.
~ no... no vayas allá, es peligroso... no quiero te que te... ~ rogó en silencio, le rogó a él en silencio, pero no la escuchó. Supuso que ni aun con las mejores habilidades telepáticas le habría escuchado. Y hacía el grueso de la pelea iba y ella... ella reaccionó cuando Sandra, aka ser vivo, le pasó, desde el suelo donde estaba, su cuchillo. La miró perpleja y encontró una reflejo exacto a su mirada en los ojos de ella. No le dijo nada, no se dijeron nada más, pero su sencilla acción hablaba por sí misma.
Tomó el arma e hizo una mueca de dolor al cerrar el puño y corrió a defender al capitán.
El primer pirata que tuvo la suerte de cruzarse con ella y no con otro marino o con Kelisay, recibió seis golpes antes de subir su espada en contra de ella, al siguiente le fue mucho mejor, le hizo una llave y lo doblegó arrodillándolo en el piso, tomando su cuello con fuerza con su brazo y trató de razonar con él, gran error.
- Basta!! dejen de pelear, el barco arde, no tienen nada de valor que llevarse, no tiene... -
- Que tal a ti? - la golpeó con el codo en el vientre, ese punto tan delicado donde todos, todos tenían un imán para golpearla y que siempre la dejaba fuera de combate. Lo soltó y retrocedió adolorida, cosa que le ayudó a ver la sonrisa que acompañaba la pregunta que acaban de formularle.
Frunció el ceño
- Dije de valor, ... - se lanzó al ataque cortándolo en diferentes partes del brazo que lo hicieron soltar, finalmente, la espada y luego lo pateo en el pecho arrojándolo al piso en donde volvió a patearlo justo donde él le pegó con el codo - ... idiota -
Hora de intervenir en las peleas de los demás marinos de la misma forma en que lo había hecho Kelisay, a traición, pero sin matar.
Solo distinguió algo y ese algo, con un solo ala a su espalda, estaba matando a "traición" a un pirata. Se empezaba a marear con el vaivén del barco, con el calor del incendio, con el humo que ya se filtraba desde la parte baja del barco y que le irritaba los ojos.
~ no... no vayas allá, es peligroso... no quiero te que te... ~ rogó en silencio, le rogó a él en silencio, pero no la escuchó. Supuso que ni aun con las mejores habilidades telepáticas le habría escuchado. Y hacía el grueso de la pelea iba y ella... ella reaccionó cuando Sandra, aka ser vivo, le pasó, desde el suelo donde estaba, su cuchillo. La miró perpleja y encontró una reflejo exacto a su mirada en los ojos de ella. No le dijo nada, no se dijeron nada más, pero su sencilla acción hablaba por sí misma.
Tomó el arma e hizo una mueca de dolor al cerrar el puño y corrió a defender al capitán.
El primer pirata que tuvo la suerte de cruzarse con ella y no con otro marino o con Kelisay, recibió seis golpes antes de subir su espada en contra de ella, al siguiente le fue mucho mejor, le hizo una llave y lo doblegó arrodillándolo en el piso, tomando su cuello con fuerza con su brazo y trató de razonar con él, gran error.
- Basta!! dejen de pelear, el barco arde, no tienen nada de valor que llevarse, no tiene... -
- Que tal a ti? - la golpeó con el codo en el vientre, ese punto tan delicado donde todos, todos tenían un imán para golpearla y que siempre la dejaba fuera de combate. Lo soltó y retrocedió adolorida, cosa que le ayudó a ver la sonrisa que acompañaba la pregunta que acaban de formularle.
Frunció el ceño
- Dije de valor, ... - se lanzó al ataque cortándolo en diferentes partes del brazo que lo hicieron soltar, finalmente, la espada y luego lo pateo en el pecho arrojándolo al piso en donde volvió a patearlo justo donde él le pegó con el codo - ... idiota -
Hora de intervenir en las peleas de los demás marinos de la misma forma en que lo había hecho Kelisay, a traición, pero sin matar.
Dulfary- Cantidad de envíos : 1481
Re: A donde nos lleve el viento
Si no los mataba él, lo harían los guardias. O el incendio. O la acción de naufragar. O el escorbuto, la vejez, un mal paso al salir de la bañera… No, no le hacía falta calmar su conciencia con ese tipo de cosas, su conciencia era más lista que eso. Simplemente le hacía gracia pensarlo.
Una espada tan grande y pesada es complicada de usar en espacios cerrados, o en espacios abiertos repletos de gente. Pero para eso estaba su (adolorida) ala, para hacer lugar a base de empujones inesperados, viento subestimado y factor sorpresa.
En dos muertes y media llegó al centro de la pelea, quedando codo a codo con los cuatro o cinco guardias que aun luchaban para proteger a un capitán. Un tipo enano (de contextura, no de raza) panzón y con una de esas caras que parecen estar siempre alegres por la copita matutina de jerez. Su costosa ropa estaba rota, desgarrada y manchada en sangre al punto de que pareciera poco más que harapos… pero lo sorprendente era que la mayoría de esa sangre no era suya.
El condenado empuñaba una maza casi tan grande como él mismo, probablemente igual de pesada también, y peleaba con una fiereza y habilidad pasmosas.
-¡¿Qué?! ¡Si tan sólo serán una veintena! ¡Cuarenta como mucho! -el capitán gritaba a todo pulmón con una voz que no le sentaba en absoluto, pero que debía de helar la sangre de los piratas con un mínimo de sentido común. -¡Corten, golpeen, griten y pateen, mis hombres! ¡Estos piratas no son peores que yo!
A eso último, los guardias respondieron con un ahogado pero motivado grito de batalla. Ninguno parecía dispuesto a discutirle.
Kelisay buscó con la vista a Arale, con una expresión en el rostro que debía de ser una cómica mezcla entre sarcasmo y sorpresa ante el Capitanito y su inesperada actitud. La vio abrirse paso muy a su manera, pero no tuvo tiempo de comprobar si ella lo había visto a él.
El medio muerto que había dejado de camino al centro de la pelea atacaba con su único brazo bueno, y sin mucho más que perder podía ser peligroso.
Una espada tan grande y pesada es complicada de usar en espacios cerrados, o en espacios abiertos repletos de gente. Pero para eso estaba su (adolorida) ala, para hacer lugar a base de empujones inesperados, viento subestimado y factor sorpresa.
En dos muertes y media llegó al centro de la pelea, quedando codo a codo con los cuatro o cinco guardias que aun luchaban para proteger a un capitán. Un tipo enano (de contextura, no de raza) panzón y con una de esas caras que parecen estar siempre alegres por la copita matutina de jerez. Su costosa ropa estaba rota, desgarrada y manchada en sangre al punto de que pareciera poco más que harapos… pero lo sorprendente era que la mayoría de esa sangre no era suya.
El condenado empuñaba una maza casi tan grande como él mismo, probablemente igual de pesada también, y peleaba con una fiereza y habilidad pasmosas.
-¡¿Qué?! ¡Si tan sólo serán una veintena! ¡Cuarenta como mucho! -el capitán gritaba a todo pulmón con una voz que no le sentaba en absoluto, pero que debía de helar la sangre de los piratas con un mínimo de sentido común. -¡Corten, golpeen, griten y pateen, mis hombres! ¡Estos piratas no son peores que yo!
A eso último, los guardias respondieron con un ahogado pero motivado grito de batalla. Ninguno parecía dispuesto a discutirle.
Kelisay buscó con la vista a Arale, con una expresión en el rostro que debía de ser una cómica mezcla entre sarcasmo y sorpresa ante el Capitanito y su inesperada actitud. La vio abrirse paso muy a su manera, pero no tuvo tiempo de comprobar si ella lo había visto a él.
El medio muerto que había dejado de camino al centro de la pelea atacaba con su único brazo bueno, y sin mucho más que perder podía ser peligroso.
Kelisay- Cantidad de envíos : 65
Re: A donde nos lleve el viento
Sintió un escalofrío recorrerle la espalda, erizándole toda la piel. No provenía de algo malo, sino todo lo contrario. Provenía de la fuerza en el Capitán, de sus palabras, del ánimo que infundía en sus hombres que supo llegarle a lo más hondo a la kazekage. Era esa voz, ahora externa, que decía que no todo estaba perdido, que aun quedaba mucho porque luchar, que no se dejarían de los piratas y sus actos de pillaje, que la sangre de los caídos y compañeros no era solo por diversión.
Sintió los ojos vidriosos por la emoción, por el brío del hombresito y se detuvo un instante aun sin atacar a nadie. Necesitaba pensar, organizarse, para no volverse un problema en lugar de parte de la solución (algo muy extraño en ella, todo sea dicho) y ese tiempo le bastó para darse cuenta de Kelisay y su espada, de nuevo, saliendo de la forma más contundente de los piratas. Sí, moverse. No fue su mente quien se lo recordó, sino un pirata que se alejaba en dirección a ella y que como único obstáculo era susceptible de salir lastimada. Reaccionó tarde, pero también fue conveniente el hacerlo, de otra forma las cosas habrían sucedido un poco diferentes. El pirata corría hacía ella, y ella… solo levantó el pie y lo pateó en la cara haciendo caer al piso, en donde volvió a pegarse en la cabeza perdiendo conocimiento, con la nariz rota por el golpe de la niña.
Fue entonces que los ojos de ambos se encontraron, en medio del caótico campo de lucha que se consumía en el fuego y el acero de las armas. Fue solo un minúsculo instante, en que no ella tampoco estuvo segura de si en verdad se habían visto. La expresión de él era, en efecto, graciosa, pero no era para menos. Lo que para ella era estimulante y motivador, podía sonar cómico en quienes si tenía acceso visual al capitán.
Trató de darle alcance, justo cuando el que estaba medio muerto intentaba aportar su grano de arena a la causa. No cruzó por su mente el movimiento, presionó los puntos que inhabilitarían su brazo en uso y se alistaba a darle el golpe de gracia, cuando este se giró. Eso la tomó por sorpresa. Con el brazo colgando, tomó el arma con la otra mano y la atacó sin medirla, con odio en sus ojos y una ira ciega que lo instaba a matar lo que fuera. La pequeña hacha rompió el aire y tras esto también rompió tela y piel. Había saltado hacia atrás, pero no tan aprisa como para evitar el golpe. No era una herida grave, en lo absoluto, pero el filo del arma había cortado la ropa de forma diagonal desde la cintura, pasando por la cadera hasta la pierna y bajo la rasgadura de la ropa, había una línea exactamente igual, pero sin ser profunda, en la piel.
Pero no se dejó caer al piso. No podía hacerlo. Eso era representaba atraer la atención sobre ella, desconcentrar a otros, que otros cometieran errores y no podía permitir eso, no tras las palabras del capitán, ellos no eran peores que los presentes, fuera lo que fuera que eso significara. Luego se preocuparía por el asunto de la ropa rota, ahora... ahora necesitaba que ese pirata, fuera de sí, se fuera a por otra persona, así que atrajo su atención, la poca que tenía, para que…
- Abandonen el barco!!!- gritó alguien y la alarma se regó tan rápido como las llamas.
Sintió los ojos vidriosos por la emoción, por el brío del hombresito y se detuvo un instante aun sin atacar a nadie. Necesitaba pensar, organizarse, para no volverse un problema en lugar de parte de la solución (algo muy extraño en ella, todo sea dicho) y ese tiempo le bastó para darse cuenta de Kelisay y su espada, de nuevo, saliendo de la forma más contundente de los piratas. Sí, moverse. No fue su mente quien se lo recordó, sino un pirata que se alejaba en dirección a ella y que como único obstáculo era susceptible de salir lastimada. Reaccionó tarde, pero también fue conveniente el hacerlo, de otra forma las cosas habrían sucedido un poco diferentes. El pirata corría hacía ella, y ella… solo levantó el pie y lo pateó en la cara haciendo caer al piso, en donde volvió a pegarse en la cabeza perdiendo conocimiento, con la nariz rota por el golpe de la niña.
Fue entonces que los ojos de ambos se encontraron, en medio del caótico campo de lucha que se consumía en el fuego y el acero de las armas. Fue solo un minúsculo instante, en que no ella tampoco estuvo segura de si en verdad se habían visto. La expresión de él era, en efecto, graciosa, pero no era para menos. Lo que para ella era estimulante y motivador, podía sonar cómico en quienes si tenía acceso visual al capitán.
Trató de darle alcance, justo cuando el que estaba medio muerto intentaba aportar su grano de arena a la causa. No cruzó por su mente el movimiento, presionó los puntos que inhabilitarían su brazo en uso y se alistaba a darle el golpe de gracia, cuando este se giró. Eso la tomó por sorpresa. Con el brazo colgando, tomó el arma con la otra mano y la atacó sin medirla, con odio en sus ojos y una ira ciega que lo instaba a matar lo que fuera. La pequeña hacha rompió el aire y tras esto también rompió tela y piel. Había saltado hacia atrás, pero no tan aprisa como para evitar el golpe. No era una herida grave, en lo absoluto, pero el filo del arma había cortado la ropa de forma diagonal desde la cintura, pasando por la cadera hasta la pierna y bajo la rasgadura de la ropa, había una línea exactamente igual, pero sin ser profunda, en la piel.
Pero no se dejó caer al piso. No podía hacerlo. Eso era representaba atraer la atención sobre ella, desconcentrar a otros, que otros cometieran errores y no podía permitir eso, no tras las palabras del capitán, ellos no eran peores que los presentes, fuera lo que fuera que eso significara. Luego se preocuparía por el asunto de la ropa rota, ahora... ahora necesitaba que ese pirata, fuera de sí, se fuera a por otra persona, así que atrajo su atención, la poca que tenía, para que…
- Abandonen el barco!!!- gritó alguien y la alarma se regó tan rápido como las llamas.
Dulfary- Cantidad de envíos : 1481
Página 3 de 4. • 1, 2, 3, 4
Temas similares
» La que el viento trajo
» Wilhelm Beck
» Sé donde viven D:
» ¿Por dónde empezar?
» Allí donde me he propuesto
» Wilhelm Beck
» Sé donde viven D:
» ¿Por dónde empezar?
» Allí donde me he propuesto
Página 3 de 4.
Permisos de este foro:
No puedes responder a temas en este foro.
14/11/24, 09:56 pm por Alma Swann
» El Vals de los Enmascarados
11/11/24, 09:24 am por Luthys
» Adonde me lleven los sueños
04/04/18, 08:55 pm por Lisandot
» Sentimientos encontrados
22/02/18, 10:03 pm por Songèrie
» El fin de un viaje y el comienzo de otro.
04/02/18, 03:16 pm por Florangél
» Vini, saquei, marchi
30/01/18, 06:23 pm por Narrador
» Rumbo a Moselec (Trama 3)
30/01/18, 06:01 pm por Narrador
» Trama 3 . Se reclutan piratas y maleantes varios
30/01/18, 05:58 pm por Narrador
» Vestigios del pasado
30/08/17, 06:51 pm por Auria